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y la ayuda
española a la
Independencia
España. Ministerio de Cultura. Archivo Histórico Nacional.
Estado. MPD - 1018
de los Estados Unidos
Dibujo de la bandera de Estados Unidos fechado en 1803. Responde al
modelo de la primitiva bandera americana, confeccionada por la costurera
Betsy Ross en 1776, que fue la oficial entre el 14 de junio de 1777 y el
1 de mayo de 1795
Eric Beerman
E
L destacado papel de Francia y el mar-
qués de Lafayette al éxito de la Revolución
Americana es bien conocido en ambas ori-
llas del Atlántico. Pero menos sabida es la
ayuda prestada por España a la independencia de los
Estados Unidos, dirigida principalmente por el gen-
eral malagueño Bernardo de Gálvez. Militar que no ha
recibido la misma atención que su colega francés por
parte de muchos de los historiadores, y creo haber lle-
gado el momento de su reivindicación. Aunque en 1976
se le levantase en la ciudad de Washington una estatua
ecuestre, no se ha hecho mucho más aparte de orga-
nizar esporádicamente coloquios y conferencias. La
escultura fue el regalo de España en el bicentenario de
Foto Bonnie Lowry. Cortesía de Molly Fernández de Mesa
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debido a que aún no se había declarado la guerra entre ambas monar-
quías, la española y la británica. En dicho documento se especificaba
que la ayuda material española se llevaría a cabo por empresarios pri- Biblioteca Nacional. Madrid
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Simultáneamente durante todo ese tiempo,
la monarquía en Madrid mantenía una posición
contraria a la de su aliado británico, Portugal,
sobre la eterna cuestión de límites en las demar-
caciones de América Meridional. Enfrentamiento
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que desembocaría finalmente en una confronta-
ción bélica. Debido a este conflicto territorial de
límites en América, lamentablemente Carlos III
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no pudo poner toda su atención en la cuestión
de la Revolución Americana antes de entrar for-
malmente en el conflicto en 1779. Con la victoria
española en la campaña brasileña de Santa Cata-
lina a principios de 1777, España pudo dedicar
su energía a la causa norteamericana y proseguir
con su ayuda a las Trece Colonias de una forma
más abierta, respaldada por el gobernador Ber-
nardo de Gálvez.
fue cuando Benjamin Franklin, a la daron solucionados de acuerdo con el tratado entre Fran-
sazón emisario norteamericano en París, cia y España, y el monarca Carlos III declaró la guerra a
despachó a su ayudante Arthur Lee para Gran Bretaña, hecho clave en la política norteamericana.
cumplir una misión diplomática en 1777 Aunque recientes estudios históricos arrojan luz sobre las
ante la Corte española para conseguir operaciones militares españolas en la Luisiana, Alabama
su apoyo y su reconocimiento. Dicha y Florida al mando del general Bernardo de Gálvez, éstos
misión tuvo lugar en Burgos y Vitoria no han prestado la adecuada atención a las operaciones
debido a la clandestinidad de la misma. bélicas globales que tanto España como Gran Bretaña
La entrevista entre el enviado Lee y el sostenían.
antiguo ministro de Estado, el marqués
de Grimaldi, con Diego Gardoqui como Aparte de los conflictos bélicos en el golfo de México,
ayudante e intérprete, se produjo en el los británicos también estaban empeñados en proyecta-
mayor secreto y en ella se consiguió el das operaciones ofensivas o defensivas en diversos luga-
reconocimiento español a su lucha inde- res alrededor del mundo: India, Sierra Leona, Galápagos,
pendentista. islas de Juan Fernández, América Meridional, Honduras,
Guatemala, Nicaragua, las Bahamas, Jamaica, Michigan,
El momento llegó en junio de 1779 Arkansas, Illinois, bahía de Hudson, Gibraltar, Menorca,
cuando la mayoría de los asuntos que- además de tener que proteger su propio archipiélago, las
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España. Ministerio de Cultura. Archivo Histórico Nacional. Estado. MPD-1008
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naciones indias con las que St. Maxent deseaba comerciar una vez terminada
la contienda.
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nos St. Maxent –Antonio, Maximiliano y Celestino–
participaron en las campañas del golfo de México
como distinguidos oficiales españoles.
L
a Real Fábrica de Artillería de Sevilla se
Archivo General de Andalucía. Fábrica de Artillería de Sevilla. MPD – A-0-5-4
creó en la segunda mitad del siglo XVI.
El actual edificio data de 1720, aunque
sufrió una importante reforma en 1782. En el
Archivo General de Andalucía se conserva la
documentación de dicha industria militar.
En el año 1783 la Real Fábrica fundió 52
cañones de a 24, 10 de a 16, y 13 de a 4, deno-
minados así por el peso en libras del proyec-
til. Además se fundieron también 7 morteros
de 12” y 5 de 9”. Cada cañón era personali-
zado con un nombre, y de entre los fabricados
en dicho año 1783 señalamos los muy curiosos
de Abanzador, Agraviado, Alicaido, Agraciado,
Abisado, Alacran, Araña, Ausente, o Andaluz, lo
que parece indicar que las piezas de a 24 fabri-
cadas en dicho año recibieron un nombre que
empezaba por A, aunque había excepciones,
porque aparecen cañones bautizados con los
de Echicero, Escusado, Exento o Echizo.
Trazado de Artillería. Tomás de Morla
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En fecha que no hemos podido determinar se
encargó la fabricación de un mortero aplacado de
12”, y aunque no era usual “bautizar” a los morte-
ros, en este caso recibió el nombre de VVashington
(sic). Todo indica que la Corona, por indicación de
Don José o Don Bernardo de Gálvez, quisieron obse-
quiar con dicha pieza a quien mandaba los ejércitos
norteamericanos en la guerra que con la ayuda de
España y Francia, mantenían los Estados Unidos por
su independencia.
Posiblemente la orden de fabricación se dio antes
de que, el 20 de enero de 1783, cesasen las hostili-
dades. Pero aunque la guerra ya había terminado, el
expediente siguió su curso y la pieza fue fundida el
día 4 de abril de 1783, con el número 1.199 de los
morteros de 12”, según consta al folio 34 del libro nº
837 del Archivo de la Real Fábrica de Sevilla.
En el citado expediente, que se conserva en la
Caja 166 del Archivo General de Andalucía, consta
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que el mortero fue probado el día 9 Aunque al parecer no existe el plano que sirvió de modelo
de mayo de 1785, junto con su com- para fundir dicha pieza, en el Archivo General de Andalucía
pañero el nº 1.151, que había sido se conserva el de un mortero muy similar, aunque de 14”. Di-
fundido el 11 de octubre de 1782, y cho plano fue delineado por Francisco Javier Rovira el 14 de
que recibió el nombre de “Gazola”, noviembre de 1783 en la Isla de León, tiene otra línea manus-
en honor del un ilustre militar, el crita en la que se lee Barcelona, 19 de mayo de 1784, firmada
conde Félix Gazola, que fundó el 16 por Laci (sic) y una nota igualmente manuscrita, firmada por
de mayo de 1764 el Real Colegio de Ydalgo (sic), cuyo texto dice Es copia del original que para en
Artillería en el Alcázar de Segovia. la oficina del contralor de la enunciada Fundición. En el margen
En el mortero VVashington figu- inferior del plano se definen pormenorizadamente las cotas
ra una inscripción relativa al material del alzado-sección del dibujo del mortero.
que se utilizó para su fabricación: co- La prueba de ambas piezas se realizó según la Instruc-
bres de Perú y México. Dicho metal ción de 1º de marzo de 1778, siendo director de la Real Fá-
también llegaba de Riotinto, de paí- brica el teniente coronel de Infantería y capitán de Artillería
ses centroeuropeos y de Inglaterra, D. Santiago Ydalgo (sic), antes citado.
de donde procedía el estaño con el El expediente de prueba es muy prolijo. En primer lugar
que se aleaba el cobre para obtener se señalan las diferencias entre las medidas de la pieza, una
bronce, en proporción aproximada vez fundida y pulida, con las cotas del correspondiente plano.
10% estaño-20% cobre. Seguidamente se describe la prueba de fuego, que consistió
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en realizar 4 disparos, 2 de ellos con 18 libras y otros 2 con Queremos expresar nuestro
20 libras de pólvora de Holanda, que con diferentes grados agradecimiento a los Delegados de
de inclinación lanzaron los proyectiles esféricos, de 163 libras Defensa de Sevilla y Málaga, coro-
de peso cada uno, a una distancia máxima de 1600 toesas, es neles don Miguel Costa y don Mi-
decir casi 3 kilómetros. guel Ángel Gálvez, por la valiosa
A las piezas se les practicó igualmente la prueba del colaboración que hemos recibido
agua, que consistía en llenar la pieza para comprobar que no para poder reproducir este históri-
hubiera cualquier fisura que pudiese provocar un acciden- co mortero, así como la no menos
te. Ambas piezas superaron las pruebas, y fueron aprobadas valiosa ayuda que nos han prestado
para el Real Servicio. Dª. Pilar Vilela y D. Francisco Tru-
El mortero aplacado VVashington se encuentra hoy, jun- jillo, Asesores Técnicos del Archivo
to a otra pieza similar, flanqueando la entrada de la Delega- General de Andalucía.
ción de Defensa de Sevilla, que ocupa actualmente el edificio
de la antigua Real Fábrica de Artillería.
El regalo de Carlos III al general
Washington, y la ayuda de España a la
Independencia de los Estados Unidos
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Lucas Fieldin Jr. 1823. David Rumsey Map Collection
E
L profesor Eric Beerman, en las páginas 183 a 185 de En aquellos momentos el general Cagigal
su magnífica obra titulada España y la Independencia estaba ultimando los preparativos para la con-
de los Estados Unidos, dio a conocer una curiosa anéc- quista de las Bahamas, en poder de los britá-
dota que merece la pena ser recuperada. La reproducimos nicos, pero como la flota hispano-francesa se
ahora con algunas leves modificaciones y comentarios, con preparaba para invadir Jamaica, no disponía
la intención de que contribuyan a comprender mejor las cir- de las fuerzas navales que debían transportar
cunstancias de tan singular episodio. su contingente y apoyar la operación con su
En el mes de enero de 1782 llegaba a La Habana una artillería.
escuadra norteamericana al mando del comodoro Alexan- Cagigal, ante esta situación, aprovechó el
der Guillon que había partido dos años antes del puerto de feliz arribo de los norteamericanos y alquiló
Charleston, en el estado de Carolina del Sur. Su buque insig- sus servicios al precio de 10 pesos y 4 rea-
nia era la South Carolina, una fragata con casco de navío, les por tonelada de arqueo de dichos buques,
poderosamente armada con 24 piezas de a 36 y 12 de a 12. según consigna Tom Chávez en su ya citada
Otros 8 buques de guerra y 12 mercantes componían esta obra sobre la ayuda española a los Estados
escuadra, que había realizado un amplio periplo en corso Unidos.
contra los británicos, tocando en La Coruña y en Tenerife, Ello permitió que el 22 de abril se iniciase la
en donde había sido abastecida por los españoles. operación contra las Bahamas, al zarpar de La
una compensación de España por los servicios prestados por
la flotilla de dicho estado de Carolina del Sur durante la con-
quista de las Bahamas. No sabemos en qué cantidad se pactó
con Cajigal el coste de dichos servicios y si se tuvo en cuenta el
préstamo que anteriormente había recibido Guillon.
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Cinco meses después de la citada petición, el represen-
tante diplomático de Estados Unidos en Madrid, William
Carmichael, la presentó a la consideración del ministro de
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que había formulado Carmichael quiso obsequiar con algo apro- bao en el buque Ranger, cuyo capitán era
piado a George Washington, que se encontraba en su granja de John Knight, y que con ellos iba también
Mount Vernon en Virginia. Advertido el Rey de la importancia otro regalo de Diego María de Gardoqui
de las mulas españolas en las haciendas sureñas de los Estados a Washington: una edición del Quijote en
Unidos, de lo cual dan fe las memorias de Saavedra, el monarca 4 tomos.
pensó que dos burros zamoranos que sirvieran de sementales Washington estaba muy agradecido
sería un regalo idóneo, puesto que tenía conocimiento de lo feliz por la ayuda española en general y a la casa
que se encontraba el general Washington al haber vuelto tras la “Gardoqui e hijos” en particular, que había
guerra a dirigir nuevamente el cultivo de sus tierras. realizado el transporte de gran parte de la
Tom Chávez cita sin embargo que fueWashington el que encargó citada ayuda a los americanos.
a Carmichael que adquiriera en España un “burro garañón”, es decir
un semental, sin relacionarlo con el episodio de las Bahamas.
Sea una u otra la razón del asunto, el caso es que Florida-
blanca dio las órdenes oportunas, y se enviaron a Washington dos
burros, encargándose del transporte la firma comercial “Gardo-
qui e hijos” de Bilbao, desde donde se enviaron por barco a Bos-
ton y luego por tierra a Virginia.
Washington, contentísimo con la noticia de que iba a recibir
este real regalo, escribió a Floridablanca el 19 de diciembre de 1785
rogándole que expresase al rey Carlos III su agradecimiento por
los burros. La carta del futuro presidente de los Estados Unidos
se conserva en el Archivo Histórico Nacional, y su traducción, que
debemos a nuestro amigo don Juan García Parrado dice así:
Señor:
Estoy en deuda con su Católica Majestad que me ha honrado con su
regalo. El valor del mismo es en si muy grande, pero por la mano y el
modo en que se me entregan resulta inestimable. Por tanto permita que
le ruegue, Señor, que le dé de mi parte al Rey las gracias por los burros
con los que graciosamente ha tenido a bien obsequiarme y comunique a
Su Majestad mi ilimitada gratitud por un gesto tan condescendiente de
su real atención y favor.
Gardoqui impulsó la construcción de la
iglesia de San Pedro en Nueva York, el pri-
mer templo católico que existió en Estados
Unidos, y que está situado en la calle Barclay,
muy cerca de donde estuvieron las Torres
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Gemelas. La primera piedra se colocó el 5 de
octubre de 1785, y la Corona contribuyó a su
construcción con 1.000 dólares, que es pro-
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se comprenderá fácilmente la importancia cuantitativa y cualitativa de
dicha ayuda, que en gran parte no fue devuelta, porque se concedió como
donativo.
Ello justificaría el porqué de las repetidas manifestaciones de agradecimiento
que contienen las cartas que el general Washington envió a Gardoqui, lo que con-
trasta con el hecho de que, en nuestra opinión, hoy en los Estados Unidos no se
tiene conciencia de la importancia que representó dicha ayuda.
Por ello es muy revelador el gesto que tuvo George Washington cuando fue ele-
gido primer presidente de los Estados Unidos: en el solemne acto de su investidura,
celebrado en Nueva York el 30 de abril de 1789, quiso que el embajador de España,
Gardoqui, se situara junto a él, a su izquierda.
Aquél glorioso día un único buque de gue-
rra extranjero se hallaba atracado en los muelles de
Nueva York: era el bergantín Galveztown. Bernardo
de Gálvez, que protagonizó el más heroico episodio
de su vida a bordo de dicho buque, había fallecido en
México 3 años antes. Quizá Washington quiso tener
ese honroso detalle hacia quien tanto hizo para ayu-
darle en su lucha contra los ingleses.
Quienes con esta publicación hemos intentado
recuperar la gloriosa memoria de Bernardo de Gál-
vez, gustosamente ofreceremos un retrato de tan
extraordinaria figura si algún día el Congreso de
los Estados Unidos decide atender la propuesta que
con toda justicia y merecimiento formuló en 1782
Oliver Pollock, testigo excepcional de la heroica y
decisiva intervención del joven general español: que
dicho retrato figurase junto a los de otros ilustres
personajes que, con méritos no mayores que los de
Bernardo de Gálvez, contribuyeron a que la joven
nación nacida el 4 de julio de 1776 lograra alcanzar
su Independencia.
El último homenaje de Estados Unidos
a España y a Bernardo de Gálvez
E
L pasado 25 de octubre tuvo lugar en
la Casa de América de Madrid un acto
para recordar y agradecer la ayuda que
España prestó a los Estados Unidos en la gue-
rra por su Independencia y para homenajear a
Bernardo de Gálvez.
El acto fue organizado por el capítulo espa-
ñol de las Hijas de la Revolución Americana,
D.A.R., Daughters of the American Revolu-
tion, organización fundada el 11 de octubre
de 1890 y que agrupa a unas 168.000 muje-
res norteamericanas descendientes de quienes
participaron en aquella guerra. Su Presidenta
General es la Sra. Presley Merritt Wagoner,
que se desplazó a Madrid desde Washington
para presidir este homenaje, acompañada de
unas 60 directivas de la citada organización,
que tiene 3.000 delegaciones repartidas por
todo el mundo.
El Capítulo español, que fue creado el 3 de
febrero del año 2001 por las Sras. Carol Rilling
y Ana Peavey, tiene como principal proyecto
cultural dar a conocer el relevante papel que
España tuvo en la ayuda a las 13 Colonias
americanas para que lograran su Independen-
cia, investigando y documentando el papel de
los españoles y de la Corona en tal proceso
histórico, para que pueda ser reconocido por
todos. La Presidenta del Capítulo español es
la Sra. Dª. Mary Ann Long de Fernández de
Mesa, en la que coincide la feliz circunstancia
de haber nacido en la ciudad de Pensacola.
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Esperanza Aguirre, y por el Embajador de los Estados Unidos en España, D. Eduardo Agui-
rre, y a él asistieron unas 130 personas, que se reunieron en el magnífico salón de Embajado-
res de la Casa de América.
Tras los discursos pronunciados los asistentes pasaron al jardín en donde se procedió a
descubrir una placa de bronce, cuyo texto se reproduce junto a estas líneas, y posteriormente
la Embajada ofreció un cóctel en una de sus sedes en la calle Serrano, en donde fueron ama-
blemente acogidos por el Ministro Consejero D. Hugo Llorens y por miembros de la legación
diplomática norteamericana en Madrid.
Debemos agradecer a la Sra. Fernández de Mesa, nuestra amiga Molly, la valiosa ayuda que
nos ha prestado para poder conseguir algunas de las fotografías que se incluyen en esta Revista.