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¿Sabe
Usted Física?
¿Sabe
Usted Física?
8 Librería Cientfficn
2004
8 LlBRERí.A CIENTiFICA, 2004
Elcmtor
Capítulo Primero
MECÁNICA
5
~0. l.a catcnariu
3 1 . U n coche atoscudo
.32 . El ro.wmicnto y la lubricación
33 . ¿VolmH.Jo por el aire o dcslizundo ¡)('Ir e l hielo?
34 . Dados tru~1dns
J5 . La coído de un cuerpo
~6. ¿Cómo hay que lan7..ar una lx1tclla?
:.n. Un objeto <IITOJado ucsdc un \'ligón
33. Tres proycctllcs
39. La trnycctoriu de un cuerpo lnn7..ado
40. Ln velocidad mininm del obús
4 1. Sollos al ngua
~2 . Al bord~ de Ju mcsn
43 En un pluno inclinudo
4<1. Dos bol:ls
45 . Dos cilinJrQS
46. Un rc l ~j de arena col ocado en unn bal am~n
47 . Lc~·cs de m cc6nic<t cxplicudns mediante LUHl
caricatura
48. Dos pesas sos!c nid:1s mediante una pole-a
-'19. El centro de grnvcdnd del com.)
50. Umt cnhinn que cae
51 . Trocitos de l1<.~jas de tó en el uguu
52. En un coh.unpio
53 . Lu ntmcción entre l os objetos tctTcstres y
los cuerpos celestes
54 La dirección de la plomada
6
l. La medida de longitud más pequcñn
7
megnparscc, de 1.000.000 pe, que hoy en día es la unidad de
medida más grande. Los megnparsec se utilizan parn medir las
distancias hasta las nebulosas espirales.
U tío
Befllio El
Magllesiú
0, 53
Gir:l. : ___L
Prismas de peso igual fabricados de metales lígeros.
8
Pura compar<lr, en ln figura se ofrecen prismas de musns
iguales, h echos de diferentes metales ligeros. A continuación
los citatnos especificando su densidad (g/cm3):
Aluminio 2,7
Berilio 1, <)
Mngnesi<J L7
Sod io 0,97
Potns io OJ~6
Litio 0,5J
9
La densidad del osmio, iridio y platino (elementos
considerados como los más densos) nada vale en comparación
con la de algunos nstros. Por ejemplo, un centímetro cúbico uc
materia de la estrella de Van 'Maanen, perteneciente n la
constelación zodiacal de P iscis, contiene 400 kg. de masa por
tém1ino medio; e.c;ta muteria es 400.000 Ycccs más densa que
el agun, y unns 20.000 veces más densa que el platino. U n
diminuto perdigón hecho de semejante materia, de unos 1,25
mm. de diámetro, pcsnda 400 g .
1 1 (30 x 5) = 0,007 m .
10
es decir, de 7 mm. Por consiguiente, se tenía en cuenrn una
pared delgada de 7 uun. de grosor. Paro tumbar semejante
obstáculo (siempre que no esté muy hundido en el terreno) seria
su(ícientc empLtiurlo con las manos o el bmnbro. Calculemos
la fuerza que se necc.sita para ello.
A
X
:t '\,5
"'.b
D
A1om. X = 1,5.\'
ll
el equilibrio. El momento creado por el peso respecto del eje D
es iguala
1,5X= 105
ele donde
X= 70N
12
veces se suelen comparar las masas de cuerpos geométricamente
semejantes. Se requiere dct<..'llllinar la razón de masas de dos
cuerpos semejantes, además, las dimensiones lineales de uno
de ellos son l 000 veces menores que las del otro. Seria un error
craso creer que un modelo de la torre Eilfel, disminuido tantas
veces, tenga una masa de 9 t. en vez de 9000 t, es decir, que
sea mil veces menor que su prototipo. En realidad, Jos
volúmenes y, por tanto, las masas de los cuerpos
geométricamente semejantes se relacionan como su s
dimensiones lineales a la tercera potencia. Luego tal modelo
debería tener tma musa J 0003 veces menor que la obra real, es
decir, sería 1.000 .000.000 \'Cces menor:
9.000.000.000/1 .000.000.000 = 9 g.
,r-"' "'"''io
. ~-
~ .:.. ..
3 10,0003 = 10.000 N .
0,01:0,000001 = 10.000N/cm 2
15
ln avispo. Su puntu C$ lan nlilncla que ni el microscopio más
p<>lcntc puede descubrir uno "mcsetu•· en clln.
16
A 1pnreccr, e l dardo de In avispa es el "instrumento" nnturnl
más agudo: su radio de redondeo no supern 0,00001 mm., en
tanto que el filo de una navaja de ufeitnr muy bien uguzadu es
no menos de 0,0001 mm. y alcnn7..n 0 ,00 1 mm. Calculemos el
úrea afectada por la fuerza de In presión de 0 ,000 1 N elk'i.ndo In
uvispn clava su oguijón, o sea, un {!rca ·de 0,0 0000 l mm. de
:md:io. Adoptando, pa:¡:a sin.pli:fical:t n. = 3, obtendremos el
siguiente resultudo:
3 x 0,00000 12 cm 1 = 0.000000000003 cm 1
9. El t-cmct'll en cJ río
17
u lconzar un punto que se desplll7.n con la misma velocidad, por
ejemplo, la mencionada astilla, la sitlUtción se torna distinta.
Hay que tener en cuenta el hecho de que la lancha que flota a
favor de !u corriente se encuentra en reposo respecto del agua
que lo lleva. De modo que el remero mnncjo los remos del
mismo modo que en el aguo de un estanque. En éste da igual
bogar en cualquier dirección ; lo mismo ocurre en nuestro C<lSO,
en contrándose en medio de agua corriente. De manera que el
remero tendrá que invertir igual cantidac.l de trabajo, sin que
importe qué es lo que pretende, aventajar a la astilla llevada
por la corriente o rezagarse d e ello a la misma distancin.
18
Si usted no encuentra la m anera udccuadu de abordar este
problema quedará despistado y sacarfl ln conclusión equivocada
de que, en el agua comente. las ondas deben alargarse en fonna
de el ipso o de Ó\'alo, y estar nchotudas e n In parte que enfrenta
a Jo corrie nte. Sin embargo, observando atentamente las ondns
que "; njan en torno nl punlo de Ctlkln de u no. picdm en un rlo,
nos daremos cuenta de que tienen fonnn cimular, por nmy -rápida
que sea la COITicntt.;}.
19
de dicho movimiento, siempre que sea prO,b>Jcsivo. ¿Qué pasurá
con las ondas circulnres? Se trasladarán parnlclamente una
respecto a otra. sin sufrir defonnación alguna, es dcci.r, seguirán
siendo c irculares.
20
Semejante emmciado de In .ley de inercia no pennite dudar
de que ella afecta a todos los seres vivos.
Por lo que atañe a la facultad de moverse sin la participación
de fuerws extetnas, razonamientos relativos a esta cuestión
upnreccn en los ejercicios siguientes.
21
L
acción ejercida sobre un cuerpo a fin di! modificar su <..~stado de
reposo o de mmitmento rectilíneo y unifom1c".
El ro:.>..amicnto modifica el movimtcnto rectilíneo de los
cuerpos, convirtiéndolo en uno vnrindo (rclnn.lndo). Por
consiguiente. el ro1..nmiento es tmn fuerzn. Paro diferenciar tules
fuerzas no motrices, como el rozamiento, de otras, capaces de
pro,·o..:m· movimiento, lns primeras se d ice que son pasiva.'>, y
las scg.wKlas. ucm·as. El ro7.amicnto es una J\terza posi\'a.
16. S in nnamiento
23
En semejante situación se ve un cosmonnntn que salú al
espacio cxtravchiculnr. Pemumeciendo fuera de la nave, seguu·á
su trayecto por inercia. Para acercarse a ella o alejarse a cierta
distancia, podrú utili7..ar uno pistola: In repercusión que S<:!
produce durante el disparo le obiigorá a desplazarse en sentido
opuesto ~ In mismu anna te ayudará n detenerse.
24
Es muy íacil incurrir en un nuevo error al delenninnr la
magnitud de tensión de la cuerdo. Cortémosla sujetando los
extremos libres a una balama de resotte, uno ul nnillo y el. otro,
al gancho. ¿Qué inc.licnrá este utensilio?
No s~e debe creer que en el primer caso el fiel mnrcnrá
200 N, y en el scgtmuo, 400 N . .Es que dos fucr.ws contrarios,
de 100 N cadn una. que solicitan sendos ex-tremos de· la soga;
crem1 tm esfuerzo de 100 N en vez de 200 N . Un p{tr de fuet7...ns,
c.lc 100 N cnda una, que halan la soga en sentidos diferentes, no
son si n.o lo que debería llamarse ·'fucr¡,a de 100 N". No e:-:istcn
olrns fuerzus de 100 N: toda fuct7ll tiene dos "extremos".
Aunque a Yecos se cree que se trntn de 1ma sola fi.ter7..<1, y no c.lc
un par de fucrzns, esto se debe n que su otro " e::-.trcmo·' se
locali7..a muy J~jos y por eso "no se ve". Al caer, todo cuerpo
experimenta la acción de la fuerza de atmcción len·cslrc: ésta
es uno de Jos " extremos" de la fueu;.1 que inlerYicnc en este
caso, mientras que el olro, es decir, la atrucción ue la Tierra por
d cuerpo que ene, pennanec.e l.!ll el centro ucl G lob0 .
Conque, una cuerda estirada p-or dos l'uer7..os contrarias, de
100 N ct1du una, surrc un esCuerzo de 100 N ; mas, cuun<.lo se
aplica una fuer;w de 200 N (en el sentido opuesto se crea el
mismo esfuco:o de rcncción), el csfucno tensor es igual a
200N.
25
¿Se podría crear 1111 esfuerzo mayor en e!>te caso?
.l!l~
26
que ponerlos a tirar en e l mismo sentido que los demás . (No se
debe creer que en este caso la fuerza de tracción numentnria ni
doble: como Jos esfuerzos no coordinan del lodo, la doble
cuntidad de en ballos no provoca tmn doble tracción, sino menos,
aunque su fuco..u es mayor que la ordinario .)
27
dL• gases para impulsar ur1.a lan cha, que se muestran
esquemáticanu.mle en la figura. ¿C11al de el/os es más eficaz?
-·---
--{~~
~ct~:--
- . ..,_ -__
.·- - ._:;:-- - - ---- - --· .~~···------·-
--~ - .
""":":..-~- --~-·
·-·----
.... -: ...
--=--- -- ~------=-· ---
¿Cuál de estos dos procedímienlos e.~ más eficaz?
28
Un proc edimiento anecdótico para hnpulsor vd eros.
21. E l ncróstato
29
constituyen w1 s i ~t.<::mo nislado cuyo centro de masos no puede
ser dcsplnzmlo por ln acción de lns fuel7.as m ternas. Su )X>SICI<'m
n,> cambinrú rnienlrns la persona sube por la cscalern sólo o
condición ele que d globo dcscicndn: en otro cwm el centro de
masas se elcnm1.
30
una mosca. ¿Qué pasará con la balanza si el insecto abandona
su puesto y empieza a vol.ar por el interior del recipiente?
3L
<.h:ntro, se c ncuenlm sitwtdo en algún punlo del Universo. ¿ Qu~
pa:o;aril entonces con el recipicntt! si el diptero empiez.ll u ,·oiHr?
1,o mismo que en el problema 2 1, donde se trata de un
g lnho ncrostúlico. tenemos un ::;istemn oislndo. Sí unn f"LtCt'l..n
intcmu eleva Jn moscu, el centro de musas de dicho sistcmn
segUl ró en In misma pnsicióntnieniTns el recipiente se <.lespla:t.a
un poco haciu obnjo. Al contrnrio, ><i el insecto baja aleteando.
e l lnn·o deberá subir pnru que el ct:nlro de llHISits del sistema
lan·o-mosca pennune:r..cu en el mismo punto.
/\hora volvamm: a las condiciones rt:nles, de lns cunlcs
h em os hecho In nhstmcción. El rccrpicntc con la mosctt no se
encuentra en un punto l~jano del Universo, sino que cslil<.·n e l
plutn de tmn balauzn. Está cluro qm; si clln sube, e l plato
ocsccndcrú. y si baJu, se elevará.
H ay que agregar que el YUclo de In mosc<l hacin ~tn·ib:r o
haci<t abnjo debe ser ucclcrndo. Un movirmcnto uniforme, es
decir. por inercia y por tanto sin In intervención de una rucr:r..a,
será incopnz. dc ultornr In presión que d recipiente ejerce snbr c
el p lato de la halani'..a .
32
rnnumda cae desenrollando dos hilos cnrollatlos en ella y
ncunmla unn energía de ro1ación tan considerable que, nnn vez
e'\ tendido todo el hilo, sigue girando y en.rollimdolo de nuevo y
ascendiendo de esa manero. Durante e l ascenso, el nrtefocto
ominara el giro como resultodo de la transfonnnción ele In
cnergin cinétie<t en potencial, se detiene y acto seguido vuelve
o caer girnndo. El ascenso y el descenso de este péndulo se
repiten muchas veces hasta que se disipa la reserva inicial J c
energía convc11ida en culor a consecuencia del W7.tunicnto.
33
abajo con eln'lismo cs!i..lel7..o que antes; mas, cuando sube con
deceleración, tiende e l hilo que se enrolla en ella, y ambos
arrastran el gancho hacia abajo. En suma, el gancho y la rueda
sujetada a él se moverán uno nl enc uentro de otro.
M ~~-- - N
H-.., O
,'>r(:0'"";~B
~ - .... H
1
1
'
1
1
Q - p
a
Desviac1ÓJ1 de la burbuj'n de 11n ni,•el
en 1111 vagón en nlarcha.
35
rc7.,agarsc del utensilio, sobre el cual empieza a act1.uu- la fuc1-z.a
R 'empujándolo hacia adelante; si no existiera rozamiento, esta
fuerza lo obligarla a deslizarse hacia la pared delantera del
coche. En este c aso la resultante Q 'de las fuerzas P y R 'esta ni
dirigida ho oia adelante ; el plano horizontal ocupnrá
provisionalmente la posición H 'Ji', y la burbuja se despla:?..'lrá
hacia el extrem o A , aunque e l tren mnrehe por un trumo
horizontnl.
En definitiva, cuando el movimim1.to es acelerado, la burbuja
obandom1 In posición centro!. El nivel indicará "ascenso"
mientras el tren marche con acclcmción p or tu1 tramo hori7..onta l.
e indicará " descenso" cuando marche con deceleración por el
mismo trruno. Las indicaciones del nivd son normales mientras
no haya aceleración (positiva o negativa). Tampoco podemos
fiarnos d e l nivel de burbuja para determinar el gr ado de
inclinación tronsversal de In vla viajnndo en un tren: el efecto
centrífugo sumado a la fucr7..n de la gravedad en los truruos
curvos podró motiyru· indicaciones falsas
36
encendida y se dará cuenta de que se desvía hacia adelnnte,
y no hacia atrás, al moverla protegiendo con la mano contra
el flujo de aire. La llama se desvia porque es menos densa
que el ambiente. Una misma fuerza imprime mayor
aceleración a un cuerpo de masa menor que a otro de masa
mayor. Por esta ra7..ón, como la llruna que se traslada dentro
del farol se desplaz.a más de prisa q u e e l aire, se deS'.rfa
hacia adelante.
b) La misma causa, o sea, lu densidad menor de la llama en
comparación con el ambiente, explica su comportruniento
incspcrndo al mover el farol circulom1en1e: ello se desvla
hacia dentro, y no hacia fuero como se podría suponer. Todo
queda claro si recordamos quó posiciones ocuparán el
mercurio y el agua contenidos en un recipiente esférico que
gira en una centrifugadora: e l mercurio se sitúa más lejos
del eje de rotación que el agua~ esta última parece emerger
a flor de mercurio, si considerrunos que "abajo" es el sentido
contrnrio al eje de rotación (es decir, la dirección en que se
proyectan los cuerpos bajo la acciÓn del efecto cc;,:ntrífugo).
AJ mover circulam1ente el farol, In llama, por ser mñs ligera
que el ambiente, ·'emerge" hacia " arriba'·, o sen, se dir ige
hacia el eje de rotación.
37
¿Cuál d e s11s mirndes bq;ará si el hrazo derecho se dobla?
b
1 ,· ..
38
.-
vQrilla recta eran igunles, pues el peso de cada milod estaba
aplicado u su punto medio; por ello, los pesos iguales estaban
en equi.Iibrio. Pero nl doblar Jo parte dert'-'Cha de la varilla, el
respectivo brazo de la palanca se redujo a ln mitad en
comparación con el otro. Esto se debe precisamente a que los
pesos de las mitadt.:s de la varilla son iguales; ahora éstos no
están en equilibrio: la parle izquierd a tiende hacia abajo, debido
a que su peso está aplicado a un punto que dista del de npoyo
dos veces más que el de la pnrte derecha. De este modo el brozo
largo hace c levursc al doblado.
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1_
5Kg.
39
mclinación de la varilla no ollero lo igualdnd de cstns dos
fuerzas.
~ B
S~~
"~a
R
p
28. U na palanca
Uno palanca ingrávida tiene Sil punto di'. apo_vo en l3. ,')'(r
pide dl!var (1/ peso A con C!lmenor q (uerzv posible. ¿En qu(}
sentido ho.v que cmptljar el extremo e de la palanca'!
40
La fue~ F(fig. de abajo) debe ser perpendicular respecto
de la línea BC; en este caso su brozo será máximo y, por
consiguiente, para obtener el momento estático requerido seró
suticicnte una fuena mínima.
-.._ _ .._
.... e
~====:::::::=:~ -
29. E n u n a p latnfu r mu
41
La plotafonna cudga de dos cuerdas . b y d . (La cuerda n no
cslá fijoda n ellu, por lo cual no la sostiene.)
x=300N
30. Ln catenaria
42
Por muy lcn!:a que cslé lu cuerda, se combnrá
inevitablemente. Lo fucr?..a de la gravednd que p rovoca lo
combodura, eslá dirigida n plomo, en tanto que el esfuerzo tensor
no lo estl1. Estas dos [L1Cf7..!\S no podrán cquilibrotse mutuamente,
o sen, su result~mte no se anulará. l'recisnmentc esta úJlimo
provoca la combodurn de In cuerda.
43
Conque, toda soga que no eslé lemlida verticalmente y toda
correa de transmisión deberá fonnar combn.
3 1. U n coch e otascnd u
44
~A p.- d ,,, __ __ :-:-J__
F
__--:..~---{!¿]
------- ~ Q
45
rozamiento conlm el hielo. Pero esta <:onelusión es cnl>nca,
pues no considem el hecho de que la fue¡·z.n de la gravedad
lk-svía hacia la tierra la trayectoria del cuerpo an·ojado, en"~ sta
t.le lo cual su alcance no puede ser muy considerable.
46
gra\l~Ad), el peso del proyectil. En el trayecto L' la fuerza de
.rozamiento realiza un trabajo ¡..tmgL '. I·L'lcicndo uso de la
ecuación
,2
nn
-=¡mtgL'
2
"5\•z
L'= -- - -
g
47
Los jugadores que inyt~etan plomo en los dndos, por 1<, ' islo,
suponen que si un lado de. la p iezn se hnee mós pesndo, siempre.
qucdarf1 abajo. Andan equivoc.;'ldos. .Al caer un Judo desde un(t
nlturn no muy considernblc, la res istencia del aire no intluye
notablemente en su velocitbd de caída; en un medio que no
opone resistencia a la cuídn, los cuerpos cae n con uccleruciún
ig ual. J>nr ello, la pieza no se volleorú en el aire. Así p1.H.:S, esta
mtinwñ<l de lns jugadores poco escrupuloso.<; n o sirve parn nocla
S e preguntar{!, cnlom~es, ¿,por quú un cuerpo que g ira sobre
un eje horizonlal queda C\)0. su purlc más pesada abajo'' En
cslc caso n o se lraln de la caída libre de un cuerpo, sino <k
otras condiciones de acc ión de las l'ucrzas, por Jo cuul e l
rcsullndocs d i.stinto.--
EI equívoco de los j ugadores que trucnn los dados es tul
cnor bns lante frecuente y est<i rno tivaun por nociones muy
rudimcnturins de mccánicn . En esta relació n viene a la mente
la teorla soslcnidu por un " descubridor" que atribuía la rütución
dd gl\)ho terrestre al hecho de que toda la humedad evaporada
en s u parle " diurnn" se acumula en In parte "nocltll11a "~ a
cnnsccuencin de esto, según afinnnba, el h emisferio osc uro se
vuelve nuís pesad<> y el Sol lo alrnc con m ás l'tJci·z.a que a l
hcmistcrio alumhmdo, provocundr> d<..~ este mo d o la ro taci(m
del planetu.
48
que el cuerpo recurre en este intervalo de 11cmpo cayendo
libremente, equivulc u
9.8x0.42 =0.784m.
2
49
37. Un objeto arrojado desde un v:1g6 n
50
El díbujo no está bien hecho. E l a lcance de los pn.l:v·ectiles
Junzad~J"s bajo ángulos de 30° y 60° debe ser igual (como para
todos Jos óngulos complementarios). En lu figum siguiente esta
circunstancia no se nprccin.
·p or lo que auu1c ni proyectil lanzado bajo un fmgulo d e
45°, su ulcancc será el máximo; en ln figura c~te hec h O está
rcpresentndo correctamente. El alcance m liximo debe supcmr
cuatro veces la a ltura del punto mós ele·vado Je lo IJ·ay(..'Ctoria.
lo cual tambi6n se muestra en l<1 figura (en forma npmximnJu).
51
l!.'l c11erpo lanzado bajo 1111 ángulo respecto al lw,·izollte,
debr.wá sr.?guir <111 e/. vacío deberá seguir :m arco de. elipse,
cuyo .foco F st• locali::ará en el centro del planeta.
52
Mas, la presión de los gases no cesa al salir ese proyectil
por In boca del cafión: e llos siguen impulsándolo con cierta
fuerL.á; en los primeros instantes esta última supera la resistencia
del aire. Por consiguiente, la velocidad del obús deberá crecer
durante algún tiempo. Cuando la presión de los gases de la
pólvora en e l espacio, fuern del cn.f ión, Se<\ inferior a la
resistencia del aire (n consecuencia de·lª exp~sión), esta última
.magnitud empezará a superar e l empuje que los gases ejercen
sobre el obús por la parle posterior, a consecuencia de lo cual
éste irá decelerúndose.
De modo que su vclocidnd no será máxima dcn1r<> del
cañón, sino fuera de é l y o cierta distancia de su bocu, es dccit~
poco rato después de salir por ella.
53
1\ prt>pósilo. de este hcdto S<.\ m riere que las consecuenci a~
del sallo al ngun dc~de gnm altura no son tan graves si d hombre
!>e z ambulle a ma ~or prorundidad . lu vcl o~Jdad acumulado
durante la cuída ·' se disipu ·· en un trec ho más lnrgo, por lo cual
la dccclcwe•ón :;e mninora .
C 11<1 hoto ·'<' hnllo o l horde ele 11110 mesa cr~vo pla no t.!S
fl<'r¡wndiculnr o/ hilo d<' plomada.
;,.'/egniri<'l en r<'¡>qso esl<! cucrrpo s i no htrhitJra rozamJL'I'Ito?
54
suspensión (ni resistencia por purte del aire), el peso podrín
oscilar eternamente'. No obstante, tales dispositivos :;crian
incopaces d e realizar algún tmbajo.
55
('no de los pro,vecto.~ d<' ''mo• innento continuo ".
-1 3. En un plano incli11<1do
56
No se c•·ca qt•c en In posic.ión A el bloque qut~ ~jcrcc um1
presión específica mayor sobre el plano de npoyo , también
c:xperimcnta un roznmicnlo mayor. Lumngnitud de rozamiento
no d epende de lal:l dimensiones de las superficies en íi·icción.
Por lo tunto . si el bloque desciende superando el rozamiento en
la posic1ón !J, también lo lwrú en A .
57
La cnergia potencial de la bola, debida a su posición en la
parte olla del plano inclinado, se convierte totl.llmcnte en energía
de traslación al caer ln bola vt:rticalmente ~ la ecuación
mx v 2
mxgxh= - - -
2
2
n1v Jw·2
mg ·¡ = -1- + - -
' 2 2
58
Consta qut.: clmometo de incrcin J de.: unu bola homogéncn
(de mnsa m y rallio R ) respecto ni eje que pusa por su centro. es
ig.uol a 2/5 m!F. F.~ tDcil comprcmlcr que In velocidad angulnr
w oc scmcjm1lc.: bolu que dc:::cicndc poa· t'l plano inclinmlo con
una vc.:locidud c.lc nvanec v, . es 1'/1<. P<>r lo l<mt{). la energía de
tmwimicnl<' g.intl('rio !Scril
59
parto (0.84) de lu uc su gemelo que ene, con respecto a este
mismo nivel. El camcter de In dependencia entre el camino
reconioo y tlltiempo es el mismo que en el caso del cuerpo que
cae libremente.
Por ello, Galileo logró detemlinnr corrcctumente las leyes
de I.'Hida de los cuetvos renlizondo sus experiencias con el
conducto inclinado.
"D~j EU1do rodar la bolu por un trayecto igual a un cuarto de
la longitud del conducto -apostill:.~ Gulileo- me di cuenta que
el tiempo de recorrido eru exactamente igual n Ja mitad del
neccsnrio pnrn rodur de un cxtrcmü dd conducto a otro... R¡;¡lJicé
esta cxpcticncin un centennr de veces y me lijé en que los tr::nnos
recorridos siempre se.relaciouon entre si como los respectivos
intervalos de tiempo a ln segundo potencia.•·
60
nfinna In mecámco . el momento de inercia .T del cilindro
homogéneo respecto a su eje longítudinnl es
de donde
,.~ = o. 77R..!
1\ continuación nos hun't f~•Ha prccisnmcnte el valor de x2 •
por eso no cxtruemos ln rni~. Ln mosn del núcleo uc corcho Jcl
s<llido compuesle> es
61
su envoltura de plomo tiene una moso iguul a
62
o bien la t."Ctmción
~ ~
gh=l
4
c.lc<.lonc.lc
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i4gh :-
V = • ""1 1..\-._: ft
1 ···-
:, 3
1
0 .86mR 2 v~
2
Afv,
m~h = --- .:.. + ----·- -
~ 2 21?.'-
o bien
r---
v1 = 0 .8-.¡ 2gh
64
l1Q presiona sobre el l.ondo de la cunpolle. micnll·a:; cstú cayendo?
Bn primer h.1gar, sei1alemos que<altla s~:gundo por el cuello del
reloj pasa Umla nrena como alcanzn SL' fondo . (Si 1:uponcmos
que al fondo cae mnyor cant•dadl de un~na q\JC In que pasu por
la cstrntJgulación. (,de dónde se hnbrtl lomado la do nuís? Y si
admitimos lo contrario, también tendn:mos que cootestm· a la
pregunta: ¿dóm.le ~e hnbn\ meticJo la a:renn que fnlta?) Luego
cada segundo se vuelven " ingrá·.idos'' tantos granos de arenn
cuantos cuen ni fondo del vaS('. 1\ cadn partícula que se VL1ch·c
''ingnlvídn'' mkmlrns c.<;l{• cuycndn, le oon-ct;pomlc ·el golve de
olru conlra el fondo.
/\horn vmnos a hacer el cillcudo. Supongamos que un gmno
cae desde una nlturu h . F.ntonc·es In c.ocuaci(~n donde g 1;s In
ncelcración de caída y 1, el tiempo de caída, propordona
r -·
1= ¡.lh
"J g
E n este espacio de tiempo <:1 grano no prcs ionn sohre el
plato. La disminución del peso c~c esle úllinw en el peso de un
grano durante.: t segundo;; qu1erc dccit que sobre él ejerce su
occión, lmubtén dunmtc 1 scgunc)os, lllltl fucr'l.U equivalente al
peso p del grano, dirigida v~rticnhncntc hnciaurribu. Su ncción
se mide con el impuls1) '
65
.f1 =m ..J2gh
J-le oqul tuln versión <.lcl famoso " problema del mon0'' de
Lewís Carroll (profesor de matemáticns de Oxford, autor del
libro Alicia en el pa{s de las marovillos) .
66
L. C:arroll propuo;o el chbujo reproducido en lu figurn e hizo
la pregllnta siguiente : " ¿En qué sentido se <lt:splazarú el peso
suspendido si el mono comienza n trepar por In cuerda'l"
La respuesta no fue unánime. Unos nfirmaban qu e
ut~splnzúndose por Ju cuerdé't el mono no Cjercetia ningHna acción
sobre el peso ~.. éste úhimo perrnancC(:rfa en su lugRr. Otros
declan que, al empezar a :mbir el mono, el peso empezada a
descender. Y sólo la minoríu de los individuos que resoh•ían
este.: problema, ascvcrabnn que el peso comenzaría a ascender
ul encuentro del aninwl~.
1~\stn ultima es In llmca rcBpucsl 1 correcta : si nlguicn
cmpit'zu a subir por la cuc1 da. el pe:;GIIW dcsccnderú, sino que
II!)CCndct'l'6. Cuanu() ::e ~u be trepando por una o;ucrdn sostenidn
mediante wm poJcu, la Clt•;rda deber.í dcspln?..nrse •:n senltdo
contrmio, es d.ccir, haciu abajo (el ascenso de una persona por
ltt cscnlcra de cu~:rda sujctnda al aeróstato, ej . 21 ). Pero .:;i In
misma cuerda se despla~n de izqui~:rda u derecha. amtstrorft el
p•::so hocio arriba, o sen , c~.te último se clcv:mí.
-~
·1
67
48. Dos pesas sostenid as mediante una polc:l
F = ma = !!!}1_= p
3 3
68
¿Qu<i indica el.fiel ele la balanza?
69
~11. Una ~.:abin ;t qm· cae
70
gue sus r espectivos apoyos, mientras que .los objetos
.suspendidos caen n In desarrolladn por sus puntos de
suspensión; por esta razón, los primeros no presionan sobre
sus apoyos ni los segundos cargan sus puntos de suspensión;
es decir, todos e llos semejan cuerpos ingrávidos.
También se v uelven ingrávidos los cuerpos que se
encuentran en suspenso en este espacio: u n objeto que se deja
caer no caerá al suelo, sino que pcnnaneccrá en el lugar donde
fue soltado. Dicho objeto no se acercará hacia el piso do lo
cnbina porque ésta está descendiendo junto con él. además,
con In m isma aceleración. En suma. en el interior de la enbina
en calda se creo un medio peculiar, sin pcsantc7.., que \'icnc a
ser un excelente laboratorio de experimentos 11sicos cuyo
resultado se altera notablemente por la fuc17.n de la gravedad .
Esta expl icueión permi le contestar a las preguntas
fomlUladas al plantear el problema.
a) El fiel de la balanza indicará cero, pues el cuerpo del
pasajero no influirá en nbl'loluto en los resortes de este
aparato.
h) El aguo no se vcrtcrú de la gruTafa puesta boca a boj o . Los
fenómenos descritos deberán tener lugor no sólo en una
cabina que ene, sino también en una arrojada libremente
hacia arriba , o sea, en toda cabina que se mueva por inercia
en el campo grnvit.acional. Como todos los cuerpos caen
con igunl ocelcrnción, In fuerza de la gravedad deberá
animar de idéntica aceleración la cabina y los cuerpos
situados dtmtro de ella; la posición de talOS respecto a otros
no cambia, lo cual equivale o decir que e n su interior los
objetos estarán a salvo de lu gravitación.
Semejantes condiciones se crearán en ID cabina de vehlculos
con propulsión de cohote durante vuelos espaciales e
interplanetarios que se reali7..urán en e l fi.lturo: en ellas los
pnsajeros y los o bjetos se volverán ingrávidos.
71
:" l . Trocitos de hojas de té l' l l el ngua
72
~~=t:J ... ,;-•=-=-
q........___
•, __ _.,. ,..;
1
-'"' .
,,.- ',
.......... .,_
'(
,.,~·, ...
...
/
'
52. En un columpio
¿/:'s ('il'l'h) (fll<' l/1"1(1 fiCI'SOI'UA, J.?OIIiéndOS<' (./(' f'Í<' C!.'l t'/
<:•ilumpio, podrá mo/11'11/a r l<l (tlllplitud de o <cilncioncs
nu wit•ndv el Cllt'I'}JO clt! Cll'l'fo morwrtt :•
73
2) Al pasar por este último, debe crguir~c y mantener c~la
postura hnsto alcanzar el punto superior.
Es decir, debe descender flexionand o un poco las piemas y
ascender poniéndose derecha, realizluldo estos movimientos en
una oscilación del artefacto.
La con veniencia m~cnnica de estu maniobra derivn del
hecho de que el columpio es un péndulo tlsíco cuya longitud
vale la distancia del punto de suspensión ni centro en masas de
Jo cnrga que se mece. Cunndo n os ponemos de cuclillas, boja
el centro de masns de !u carga en movimiento; cuando nos
cndcrczmnos, su po~ ición se eleva. Por ello la longitud del
pl.!ndulo aumento y c.lisminuye altcmntivamcnte variando d os
veces en una oscilación. Veamos, có mo debería mo\'erse
~cmejante péndulo de longitud variable.
.·H3 (/ co •· a) . /(_' ( 1 c os hJ
' J ntll~f'OilTI<lrt d u la!> c-.;pt CSI• >llC:S J COS o/ y } ( '08 h •.>h lcll CJn<>.S
lu e' presión s i gu i~..·n tt'
AJJ
-
.·H:.. = .!..:~~s o = _ _]._
1-cos b
Sl'n-
a
( cos -b
J'
2
SC:/1-
a < SC'n-
b
2 2
75
a ·- b
c>b >a
76
trc<.:uencin d os veces n'Ul~'l>f que In de oscilaciones del péndulo,
eligiendo ndecundamentc la fuse ele desplazamiento se puede
lograr que el <.1 isposili,·o se bnlancoo con la amplitud requcridn''.
H
B , _
-- .... . . G' ------ ~
111
??
53. La atr:,cciún en tre los oL•jct os terrestres
y los cuerpos celcslcs
78
lo h acen con una fuerza de 3 . 1o·" N. y dos navíos de línea que
distan 1 km. uno de o tro, con una fuerza de 0,04 N.
--F'~..-
~~.---
r~;,.,
-
- ·-
79
Cl'nfro . le/ Globo, snw /wcio el ccn/ri) comiÍn de maso.-.: del
p laneta y su satélilc>. Dichu centro común de masas no coincide
can el centro geomt;frico del globo tm r<Íqueo, sino qu11 d1sto
d<' él a .J800 /;m.
h'n f!../ecto la maso de /o Luna <!S SO l'c>,·e.\ mcmor que la de
lo Ti<>rra; por consigui<>nl!', el C<,Jllra común de ma"YIS e.~·tó 80
I'<'Cct.v más prU.~:imo al cc·ntro dtJ !a Tlei1'Cl qll(' al de su sa1álite
nalural. [..a distmlcla c•ntre lo:: centros de ambos Clft•rpos
equil•a/<J o 60 radio.r tern">lres, por ende , Sil centro cmmin de
mmws disw del cctllrv riel Globo tres cuartos de?/ /'<)dio
lerresiJ'C!. Si esto e.~ derto, la dirección d<! las plomadas en el
g lobo l<'rróqti<!O del.•c1 desvim·sct de lo din?cción hacia CJl centro
de la Tierra. ¿Porq11é, p!lt!S, eu i"ealidad nosq observan 1ales
de.n·inciones?
80
descubre fácilmente.; si Jo dtcbo aceren de In T1erra y la Luna se
r<:fiere <Ll Sol y la Tü:nn. En ta l c.Jso se rn:r..on urla de In mnncra
~igtti ente.
Los cu~.:rpos lern.::~lrc..-; son atra illo~: no ~ó l o por lo Ticm1.
sino también por el Sol, y dcbcrítm caer hac ía el centro común
de masas de t:slos dos cw;rpCls. Dicho punto estú IClcnli7.udo
dentro del Astro Rey (pues la masa de este úllüno tmLltiplicn
P'·:>r 300.000 lll ele nuestro pluncta, mi•.mlms que lt• distuncia
entre sus centros es unns d o:;c.;ientns veces mayor (]IK' e l rauio
solar). Por lo tanto, ¡resulta qne t'xlns lns plomndns <.JUC' huy en
el globo terráqueo tk:lx:rínn cstnr dirigjdus hacin .. d Sol!
La ubsurdidad mMilicstll de semejante cnnclusión facilita
lf1 búsqueda dd error que se clt;slizó en los mz.onamicrttos.
Consta que el Sol r..trac todos l!Js cuerpos ll;rrcstJ·•~s y, cl:tro
C!;lá, también ni me tndo el Globo Las acclcrnc;íoncs que el Sol
c•lll\WlÍ•::n a cac.ht grnrn o de suslrulcia tlcl pktncl~ y o cada gr:11no
do:: materia de todo cuerpo SJtuad0 en la supcrfici~ de este últ1mo.
son igu;:~les. Ln Tíctr a y lo:~ ol~jctos qu~! se en•::uentron e n ·~l l n.
h;::tjo Ja atracc16n ~ol ar, deben dcsplnz::~rse de nu1n<.·rn iclémica
hacia el Astw Rey~ en olrtts ¡xtlnbras, Jcbcn pcnnanccer en
r<'poso rclali' c.). De este hecho se deduce t¡ue la atraceión
eJCrcidR por e l Sol no puede infl•.ür en la caítln de los cucq>Os
h.' rrestres: ellos dclx,rán precipitursc a lu Tk·rru como si el Sol
0 { ) tos atrajertl.
81
cuc1pos situados en clln se utn•cn mutlwmcntc como si la l .unn
no cxi~ licra. (Cabe sena lar que el error que se comet.ió ni rn.wnur,
es uno <.le Jos más frecuentes y llev a aparqjnda toda una serie
uo conclusiones equivocadas.)
82
Capítulo ,')·eguntlo
lB
5:i. El agua y l'l aire
Así pues, toda el aguo que huy en el Globo pesa unas 300
veces mt; ~ que todo el oirc (más c:-.:octamente, 270 veces mús).
84
56. E l Jiquiúo m ás ligero
5 7. El problema de Arquímedes
85
r•.1bosanta de cdt!g;·ia y en Clle•··os, y corrió hasta s11 caso
e.w:lomando (' 17 ollcl voz: " ¡Eure!wl, 1 eureko.1 ' ' (hoilé).
C11ondo llegó cr su casa, A rquím(;·des /('!110 dos pedazos
del mismo pe.~o qft•? la corona, uno d<' oro y otro de ¡h'ala.
llenó cun agua un l'<'dpienfe hasta los bordes ;v colocó <m él <'1
/inJ?ofe de plata.
Acto segutdo lo sacó y echó en el recipiente la nusmn
cr.m l;dad "" aglfa que se desbordó, rmdiéndola previcmwnle,
hasta llenarlo. De esta manera t!e.rerminó el peso del 1rozo de
plato q11e coiTeS¡londla cz c ierto ·,.-o /umen d e agua . .rl
continuociún realizá lo misma oper(lciÚn con el /l'o'JZO de oro
y volviendo a (//1adir la cantidad de ag•.w desbordada,
conclu_vá que esia WJZ SI?. derramó meno.~ liquido en una
c-~rl!idml equivah•nie a /.a difiwenc ia de los volúnwm!S de los
trozos de oro y plata de fh!SOS i¡;•u(t/es.
Oe:>pués volvió a iknar e l recipiente, colocó en <:¡ la
corond y se dio C!ter•fa de que se derramó uno mayor cantidad
de agu,:¡ que a l colocar el lingote de oro: p(lrtiendo d<' este
e.v.ceso d e líquido Arquímedes ca/,;u/ó e l comenido de
impure;ws de plata, descubriendo de <' st1 manera el engai'ío. ··
¿,s·e podrw d<'terminnr la cantidad de m·o sustituido por
plaw en fn corona, lllilizando elmútodo de ,·lrt¡11i.medes?
86
es menor que la suma de volúmenes de los componentes. En
otras palabras, la densidad de semejante liga supera la que se
obtiene por cMculo ateniéndose a lns reglas de adición simple.
Es fáci l ver qucul calcular la cantidad de oro h urtadocn·bDse a
su experimento, Arquímedes debería obtener un resultado
menor: a su modo de ver, la densidad mils elevada de-In aleación
probubn que en ella ero mayor In cantidad de oro. Por este motivo
no pudo detemunar exoctmnente la cnnt idad de oro con la cual
se había quedado el ostofndor.
¿Cómo se deberla resolver el problema planteado ?
"Actunhncntc señalo el Pmf. Mensh utkin en su Curso de
Quimicn Genera l, pn,ccd~:riumos del modo siguiente :
Dclcmtinmimnos no sólo lo densidad del oro y plata puros,
smo también ln de toda una serie de aleaciones de oro y plata
cuya composición se conoce con cxoclitud. A continuación
trozaríamos un diagrmnn a base de los datos obtenidos: 6stc
nos proporcionarla lt1. curva de variación de la densidad de las
aleaciones de oro y plata dependiendo del contenido de
componentes. En el caso dado se obtcndrln una recta, pues la
densidad varía linealmente en base a la composición de la liga.
Al dctenninar In densidad de la corona, scf'lalarlamos el
rcsulhtdo obtenido en la curva de densidod del sistemn oro-
pinta y definiríamos a qué composición de la ulcación
concspontle este dato, averiguando nslla composición delmctnl
de lo corona."
87
58. La C<lln pt·csibilid ad d el aguu
59. Dispar;mdo al ag u a
88
ancho, conliene aguo hasta un nivel de JO cm. respecto a su
jando. Si se disparn contra la coja, se hacr añicos, mitm tras
<¡ 1/C! al ag ua se disp-trsa cm forme¡ de polvoji11fsimo.
;,Cómo S(! expfí.carío esta acción del im¡,acto de bala?
89
60. U n a bombilla c léctricn rcsjs licndo el peso
de un vch icu lo
90
Esto problema t.icnc importnncin pn\ctica en los tmbojos
que se llevan a cnho bajo agua. Una bombilla con-iente, que
r·~siste w1a presión de 2,7 al. . puede ser utiliz.!ldn a una
profundidad de hn::ta 27 m . (a profundídudes mayores se
e mplean bombillas ·~peciales).
91
Arquímedes; mas, como tienen diámetros iguul~s. la longitud
de sus partes sumergidas también debe ser igual, pues en otro
ec1so no desalojarían la misma cnnlidnd de líquido.
Seria interesm1tc saber, cuántns veces mnyor será la parte
del cilindro de a lumini o que sobresale del azogue t~n
comparución con In correspondiente del de plomo. Es ú'cU
C:.llcular que este úllimo deberá sobrcSlllir en o, 17 ue su longitud,
en tanto que el otro, en 0,8. Como e l cilindro de aluminio es
4 ,2 vcc~s m~s Jnrg.o, las 0 ,8 uc su longitud scrún
O.H2 4.2:::,
20
0.17
92
62. Inmcrsi6n en In arcnu rmwcdi:l:a
93
Se pur..>de pn::dccir <:)1 comportamiento de uno bol<1 dispuesta
sobre l a superficie de aren ~• inmóvil recordando los
razonamiento;; que en su tiempo permitieron n S. Stcvin a
deducir el principio de Arquímedes.
94
El nivel máximo al que se hundirá Ja bola en la ar ena no
deberá ser mayor que la profundidad en que su peso equivalga
ni <le In arena "contenida" en su parte hundida. Mas, e sto no
quiere decir en absoluto que 1Icgnrá prccisnmcnte hasta ese
nivel: sólo indic cunos In profundidad limite de hundimiento e n
el árido bajo In acción de su peso. Esto tnmpoco quiere decir
que In bola presa en el montón de arena por dcb~jo del nivel
Jlmite, aparecerá por si misma en la superficie: se lo i'm pedirá
el rozamiento.
.1\sl pues, el principi<> de 1\rquimcdcs es aplicnblc a los
mnteriales óridos. pero con rigurosus rcscrvns q ue no tcndrlm
vnlidcz. cuando dichos cuc1pos suf'run sacudidas o vibrucJón;
t.•n d cuso que estnmos nnnliznndo los ¡\ridos que sufren
socudicl.1s, sc~11cja.n lfquiuos. En lo que se refiere u los que están
en reposo, el principio de .1\rquímedc.-; lan sólo nlin no que un
sólido de peso específico e<msiderablt:, s ituado en la su¡x.--rfícic
de u n árido, puede hundirse por s u propio peso o unn
profundidad no mayor u aquella en que su peso seda igual al
95
d<~ la cantidad corrc:;pondicnlc dd árido que se contcnd rla en
1<• parte humlidn del objeto en cuc:;lión
Por cierto, esto pcnnitc sucar la con,;lusión de que. c.omo el
p·~ ;;n cspcd rico medio del cuerpo hwnano es menor que d c.k
Ir: arcnü seca, una pcrsonn no puede s•~r tragada por lu urcna
movcdi:?.a. En scmcjnnle c.:Jso, mtcntra:>menos se mueva dla,
menor ~cní In profundidad u que se hundi.rft: la ogitación sólo
precipito el hundimiento.
La posibilidad d e aplicar el principio dn Arquímedes ni
ca~o de In m·,,nu se aprovo;cha en La té cnica pnra ~:cpnra r las
iJnpmc:;•.ns contenidas en la hullú. La hulla húmedo, que dchc
ser pun.licndtl.. se echa sobre lll.l <l capa de areno c u:.ro peso
c:;pecílico supera el de este combustiblo::, pcm es menor c¡uc el
d·~ In ganga a separar Para agitar bs granos du .!trena, se bombea
nire ~~ trnvés de cllu, de abajo atTibn e inintc:m.unpid<unente,
que pasa por nn 11\miz sobre el cual cstú la arena. Su presión,
C3 ueci:r, 1~1 vclocidud del flujo ue aire, determina el peso
especíl.ico del itrido.
Al lomar c.ontacto con In supcrlic it: de arena.• los ti-agmcJllos
d·~ hulla y lns impure>zas se supanm: el c~rbón se acumtlla e n la
supcrJic ic, mientras que la ganga se hunde (;n la arena, pasa
por el tamiz y se acumulu en un recipiente. .La ligura muestru
l<1 estnu;tura d.c sem0jante equipo.
96
disoluc;.ón hidroalcohólicu. de la misma dcnsidml, se agrupa
eo fom¡a de hola. Pero es imposible avcriguor si •o;stn fomw
c~ férica es gcomélncnmenle exacta o no. Por ello. e l
~:.;pcrimento de Platcuu compnu!bn gmsso modo Jo tesis qué
n·:)S interesa. Este hecho s·e demucstru mediante el l~númcno
dd iris.
La leoria del arco iris atinna que una dc~wioción, por muy
iustgnificunte que se;:¡, cle In Ion no clc las gotns ele Ilu\'ia respecto
J;: la ~lcrica goom~l ricamcn tc c:;tricto debe üc rctkjarsc l' n la
forma del iris, si In dilcrcncia e~ consitlcrnhlc, éste· puede uo
apurcccr en absoluto Como un:l goln t..•s impondcwhlc mic11lrus
cuc h bremcnle (\'el' ~f . 511), este lwdw no1: prop•.>rciona lu
ú-~mostmción que n<:~csJtmnns.
64. La ¡~ota d e ag ua
t:E11 qué cnso lo.t ,f(ota.v de agua que cnel'l del grifo d·t un
swnow:rr son mós pl'sarlns. cuant.io ei"'ag11a está.fNa o cali<IJ1/e?
2m·a ~ mg
2m·a
m =---
g
97
Cuanto mayor es la tensión superlicial, tanto mnyor es el
peso de la goto. Pero ~onsta que al elevarse In temperaturo, se
reduce la tensión super'ficial: en el caso del ogun disminuye en
el 0,23 %por Cilda grndo centig.rad~) . A los 100" e la tensión
superticial del agua se reduce en el 23 % en comparación con
la mngnitud correspondiente a 0° C, mientras que n los 20° C
es menor en un 4,6% que a oo C. Por consiguitmte, al bajar la
temperatura del ogua contenido en el samovar de 100° e hast<~
la temperatura ambiente (20° C), el peso de las gotas de agua
deberá elcvnrsc en
98
b) ¿Qué líquido se elevaría a la maym· a lhwa en senw¡imte
111bo?
e) ¿Qué c1gua -caliente o.fNa- se elev" a la mayoraltur~~ por
W7ltlbo copilarí'
99
66. En un tubo in clinado
lOO
gota de mercurio, y en el segundo, junto al punto B, una de
agua.
Además, fas gotas no están en reposo, .~in o que se mueven
por sus respectivos wbos. ¿Por quá sncede esto?
¿En qué sentido se mueven las gotas, hacia· el ex/rumo
ancho o hacia el estrc>cho?
101
La ..::Hpacidad u•;! agua de pas:u - por si JU LSIIla - JXIf los
c;m nlcs Citp ila n:s d e; l\lbos anchos a •;sln..·chos tiene m ucha
Í111JX1r lancia parn la conscn1ilCJÓn d e le h Lmk dnd en el suelo.
···,::¡ la c~1 pa s u peri <w del suelo cstn compnc t:1, es decir, ti e ne
canulitos estrechos. míl!ntws que la:- mfcrior·~s están p orc•sns,
,, sea. t ienen muc h l!;imos canahto s m:\~ anc.hos, <:<nl(mc·~s -
111inna c:l agrónomo /\. Dud insk1- el U;?UU pasa fflcJ.lme ntr.: J c
le capn in fcriror a In supc r i·or. Pero s 1, por el contrario. la c <•pn
in lcrior cstú compncla, en llmto que la superior cstú poroso,
c:;ta úl\1tna, ul sccan e. yn no podr::1 nb~iorbcJ agua j)Tocctkntc
d·~ la cupa inlcrior <puesto que -e! ugtw no paso de: cuna:.itos
c:;trcchos a nnchos. sino gul~ sólo lo h.:\Ce u la invcrsu) y, por
(~ Jl lO. :;c;g_uid Siendo SCCH."
11)2
hay que esponjar, con la mayor frecuencia posible, su capa
superior, hastu unos <.los centímetros de profundidad e incluso
menos; en este caso los canalitos estrechos fonnados en olla se
destruyen y sustituyen por otros, más anchos, que no pueden
succionar agua de lo capa subyacente. La capa superior porosa
se vuelve seca, pero yo no puede absorber agua de los cannlitos
más estrechos de la capa infelior del st.Jelo ni la puede cOnducir
hasta la superficie, protegiendo dt: esa mw1crn el resto del suelo
contra la desecación por la noción del viento y los rayos soll.\J'cs."
Éste es uno de los ejemplos a leccionadores de la
imporlnncin que tiene este fenómeno f1sico que a primera vista
parece ser Lnn insignilicante.
. .--~j
~~=-:::~
- --
_ --=- - --::gJ-"
--:_--= -
- -·- -·.. -
-:
~ñ.ñruii=-=-
~Wzz·
,.._
- . -
1:!'1 ag"'' ,.e Cllela por debajo de la lámin(l
nplic'''la al .fondo del rN: ipH' II/ c .
104
69. Aw;cnci:t de tensión uupcl"ficial
71. :EJ¡~rifo
105
Parecerla que los grifos de compuerta instalur.los en los
caí'!críns de agua serían más manejablc.>s que Jus llaves Jc rosca
que se enlplcan generalmente. Sin cmbnrgo, no se utilizan
porque eausarfan nvcrfas de la red de aguas comentes. Al ccrru.r
bruscamente el grifo, es decir, ol cortar repentinamente In
corriente, se provocaría una fuerte sacudida de toda la red de
luberlas, el llamado golpe hidráulico, o golpe de ariete, muy
peligroso paru este tipo de obras. El Pro f. A. Deisha, autor de
u u libro de texto de hjdniulica, compara el golpe de ariete con
el choque de un lrcn e mpujado por la locomotora, contra un
tope terminal:
'·En este caso los topes ucl primer vngón que chocan con el
terminal, se comprimirán por In fuerza de inercia de los vagones
siguientes, hasta que todos se detengan . Acto seguido los
resortes amortiguadores del delantero tenderán a extenderse
empujando los demás vogones hacia alrás. Ln ondn creada por
los topes comprimidos recorrerá todo el tren, del primer vogón
hosta el último. Si ol final del tren está engancha da una
locomotora pesada , la onda de presión reflejada por ella
recorrerá todo e l treo en sentido inverso, hasla el tope tenninal.
De modo que las oscilaciones, amortiguándose gradualmente
a causa de la resistencia, se transmitirán de un extremo o o lro
106
dd lren. y a la ·i.nvcrsu. La primeru onda de presión scrb pel igrosu
p.lra lo~: mue! ius de topes de todos Los vagones, y no sólo del
delantero. Como el. agua es elústica, aunque ·en gr<~do ínfimo,
c•.umdo se cierra el gti fo instalado en el extremo de tmn tubería
lmga, los partículas traseras empiezan o empujar las delanteras
(que ya se hun detenido), creando de esa manern una presión
elevada~ esto, lo mimno que una ola ordinaria, viujará a gran
vdocidud ( un poco rnenor que la de propagaci.ón del sonido en
el ugun) por toda lu lub..:ría de cabo a rabo.
Al ulcan:wr el otro uxtrcmo (.el tanque de J)l'"..:sión, por
CJCmplo), la <•nda s•~ rcll~jnrlt hacia el grifo. de tal modo se
producir{! una serie de oscilaciones, cHio son, elevaciones de
presión que írún anwrtíguándos•J pnulatinmnente d.ebi<.lo a la
n:sistencia a la ondu. N() obstante, la primera de ellas será muy
peligr<.>~;a no sólo en el extremo •lomlc estú instalado el grifo,
sino también ~n el e~:tremo opuesto de la conducción, próximo
nl tanque, puesto qw~ podrú destruir fáci lmente ctwlquier pie-za
o J'Linta de menor re!;istcncia . 1. ~1 presión de nriete que se crea
en este easo, sohre todo la reflejada, podrá superar de 60 a 100
v•;ces la presión hidro~tóti·;a non.nal existentt: en In tuberLl."
El golpe será tnnto mfw fuertt: y m¡h; destructor cu¡mto más
larga sea la tubería: estrope.a el :listcma de almstecimicnto de
¡)gua, a veces hace rcvcntur tubcrius de hiciTO colndo, ensancha
las de rlomo, arranca codos, etc. Para c\'itar csle efr.~cto
perjudicial, hny que estrangular gradualmente la cmTicnte de
agua, es decir, cortnrl.a con .lentitud utilizando pum ello vúlvulas
de rosca. Cuanto m<b largues la tuberia, tan lo :nuis deberá clurnr
el cien:e.
La fuerza del golpe ele nriete es di reclamen te pmporci•)nal
o la longitud del conducto y al tiempo dmnnt<: el cual se cierra
!11 llave cuanto menos dura el cien·c, tanto mtts fuerte serí1 el
golpe. Se ha dednc1do lt~ siguiente f(rrmula paw c~1lcular su
107
intensidad : lo presión del golpe equivale (en metros) n la uJtura
c.le la columnn de agua
vi
h=0.15-(m)
t
1
h = 0. 15 1x OOO =150m.
1
o sea, has tu 15 a t.
E l fenómeno de golpe de ariete se pucdc observar rcnlizundo
un experimento mediante el dispositivo mostrado en la figura .
El agua contenida en un recipiente, sale de éste por w1 tubo
de sifón, hecho de vidrio, corriendo verticalmente hacia abajo
y luego horizontalmente. En el otro extremo del conducto está
instalado un grifo de compuerta H, y n ciertu distancio del
extremo, un tubo corto S con un oriticio pequeño que da hacia
arriba.
Mientras el grifo pennancce cerrado, el agua brota del
conducto corto sin superar el njvel de liquido contenido en el
recipiente. Mns, si la llave se abre y acto seguido se cierra
hmscmnente, en un primer instante el agua brotará por encima
de la altura del nivel de llquido del recipiente, probando
evidentemente que la presión creadu en el tubo supera la
hidrostática.
108
No se d~be creer que en este cuso se viola la ley de
conservación de la energía: aquí, menor cantidad de agua se
eleva a .mayor altura merced al descenso de ésta desde cierto
nivel, lo mismo que una carga ligera, suspendida en el extremo .
de una palanca, se eleva a mayor altura que otra, más pesada,
colocada en el extremo opuesto.
109
l:.~tque)na dC'.funciollamienfo del nrielt• hidrá¡•/icu .
1 10
rcc1piente. Según vemos, en la tOnnula no ínteniene la densidad
dclliqu1do.
Este principio paraclój ico de salida del líquido se comprende
lttciimente si se considera que la fuerza que impele el liquido,
es creada por la paJ'te de éste, situada n un nivel más alto que el
orif'ic.io de salida. Si el liqujdo es pesado, esta fuerza es mayor
que en el caso del liqujdo ligero; pero la masa. que se pone en
movimiento en el primer caso es moyor, por cierto, en la mismo
proporción. No es ele extwf'ior, pues, que la nceleración y, por
consigujente, la velocidad, son idénticns en ambos cnsos.
11 1
di Nesuélvase idéntico pn1blcmo. pero llenándo.<w a lo.; 30
111111 . y vociándose en 5 min.
e) Lo pila se FOCÍa en un lapso más corto que el de llenado
m edia me' el gr(/G.·. ¿1/al>rú agua en/o batiera. si ¡!mpc•zamos
a echar agua dejándola sa/it· alm1smo liempo?
H2
úc cw\ntos minutos e l !lgua empezará a dcsbord.:rrsc. Cuda
minuto se llena l/8 pnrte del volumen de la pil ~-t, mie11lms
que sale 1/12; JX•r consiguiente, el aforo por minuto e:>
-81 --:::-
1
12 24
113
supostcJón equivocada de que el agua sale del recipiente
en chorro unifonne mientras su nivel desciende.
D icha suposición contradice In ley fisica que afmna
que la velocidad de salida del líquido disminuye mientras
desciende su nivel. Por consiguiente, es erróneo cJcer, como
suelen hacer los cscolru-es en lns clases de mntcmáticas,
que si la pila se vuc{n en 12 min.. cada minuto sale una
doznva pru1e de su contenido inicial. En realidad, el líquido
Si\ le de la mru1cro siguiente: inicialtncnle, mientras su nivel
es bastante alto, cada minuto sale mf1s de una dozava parte
de la pilo llena : esta cantidad va dismintJycndo
pmgrcsivmnente por .instnntes, y cuando su nivel es muy
bajo, cada mim•lo sale menos de una clozava parte del
contenido Ílúcial. Por esta razón. el volumen de agua que
sale durante este lapso equivnle, sólo por término mcdto, n
una doz.avn parte del de la pila llena, mientrus que de hecho
el gusto no será exactamente igual a una doznva pm1e, sino
que un poco mayor o menor.
En general, el vaciu<.lo de 1n bnfleru se asemeja mucho
n la marcha del reloj de bolsillo descriln por Mark Twnin
en tono de broma: el reloj marchaba bien "por ténnino
medio", al dar el número correspondiente de vueltas dtu·rutlC
las \'cinticuatro horas. Mas, en la primera mitad de este
tiempo adelantaba demasindo retrasándose
extremadamente cluronte el resto de la jornada. Resolver el
problema da ln pila pnrtiendo de la veloci(jad medio de
salida del ugua serlo lo mismo que consultar el reloj descdto
por el famoso escritor estadounidense.
Según vemos, la versión simplificada de este problema.
que se resuelve tan fácilmente en la escuela, hay que
sustituirla por la variante real ~justémdoh1 a las leyes de la
naturaleza. Obrando de esa manera obtendremos un
resultado dislinto. A l comenzar a llenar la bailcra mientras
114
el nivel dt: agua no e~ alto, sale menos de 1.111a dc.zuva pmic
de su capacidnd total; en ca.m bio, <:u.nndo e l nivel es nito,
sale- más de uno. do7..ava parw. Por dlo, el gosto puede ser
unu octav.~ pmt~, de su volumen, y podró iguulursc con la.
cant idad d e ugun qu~ ingreso , unte~: de que se lll:nc toda la
pila. A partir de este insútnlc~ el nivel dejará ele ascender,
puesto que el agua ofluente ~nldrá por el desngüc.
El nivel se mante-ndrá •!onstunlc por dcln~jo de los
bordes de la bañera. Claro estf.t que en Ntanejantcs
condiciones nun ca se llenará completamente. Según
veremos nuís H<klanlc, el cálculo malcmfllico c o:>nlinna lo
que;; ucabumos ~!..:deducir.
h) En <lste ap:uiado la coJTo:::cción de nut;stra solución e:> mucho
máf: evidc:ntc. El tiempo de llenudo y de: vacindo e¡; uno
mismo, 8 min. tv1icnlras el nivel es bajo, o sea, cLwndo se
empieza a. m1ad:tr agua, cada mümlo se .llena una octava
parle de ln capw;idad de la pila, y !;ale. sc~gún cxplicmnos
mil~: arriba. menos el(: una ocluvn partt:. Ep :resum idas
cuen tas, el nivd deberú c levnrse hnst-n que d caudal anuente
se iguale con el gasto. :Por consiguiente, en la pila siempre
habrá ngLw . Se puede dcmostmr-.-J.nuy pwnto lo haremos-
que siendo ígmlles el tiempo ele llenado y de vacimlo, In
ullurn tlcl n ivel real ucbcrú e•.1uíval-::r n un cuari\) <.lel de la
piln llcntl.
e), d) )' e) D•.!spué~: de k• que ucabmnos de~ expc:.ncr tl l) se
n:quicnm mudws w~Juru c iom:s para desvanc¡,:cr lm: duda .~ en
torno u nucstrns rcsp ucslas a las tres prcguntHs rcst!mtcs En
cUa s, el licmpo ele vaciaJ o es 111enor que el <k llcnmlo. 1~s
imposible llenar complcltllncnt~· la pilo ulcniéntlosc o ~.~stns
condiciones, mus, ~e pLKxlc asegurar cierto cupn de agua. aunque
el flujo tmtnmtc :-;ea exiguCI.
ll S
Hay que recordar que las primerns porciones de aguo que
se a naden, n(l podrán salir con la misma rapidez, pue..o;:; mientras
el nivel es bajo, la velocidad de salida será muy pequeña; nl
J.cscenderel nivel de líqtúdo, esta magnitud se vuelve cadn vez
menor que cualquier velocidad constante de llenado. Por enJe,
en la bañera deberá haber una c<:~pa de agua, aunque sea muy
pequci'l.n. En otras palabras, contrariamente al ''sentido común",
en todo tonel-por más rajado que cstó- siempre habrá un poco
de agua a condición de que se agregue uniforme e
ininterrumpidamente la cantidad de ngun correspondiente.
Ahora pnsemos al exornen matemático de los mismos
problemas . Nos daremos cuenta de que los ejercicios
clemcntnles que se ofrecen a los escolares desde hace dos
milenios, requieren conocimientos y hábitos que rebasan el
marco de la aútmética elemental.
Para un recipiente de fonna cilíndlica (en general, para uno
de paredes verticales) vamos a establecer cierta dependencia
entre el tiempo T de llenado, ídem t de vaciado y la altura l del
nivel constante de liquido si el llenado se efectúa con el oriticio
de desagüe destapado. Para ello convengamos en utilizar las
designaciones siguientes:
116
vaciado eslá destapado. Está claro que si en Wl segWldo el
nivel desciende en w, en el mismo lapso por el desague
deberá salir unn cantidad Swde liquido, equivalente al
volumen de la columna cv del chon·o que sale:
Sw = cv,
de donde
"'' ""v xc/S
¡.¡ e ..,...--;-
- = - .,· ~gl
T S
H2Sl
l= - - -
2gT;c2
117
Sttllphficamos eslu fórmula duninundo lus vttrütbles.'l', e~
g. El descenso del nivel d(: liquido en <:1 recipiente de pnn:Jcs
, ·crttcules (m ientras el grifo penn~tnece ccrrudo) cs. un
ttl\)\'imicnlo uni fom1emcntc vn.riahlc que comien7..a con la
vdocicl.~d w y tennina con !u Ycl•.1cid~u nula. La ncderaci.:'>n a
de scnH~janlc movunicnto 3c detcrmitm a purlir de In ecun.;ión
~ ~ gu icnt o:
w2 --' 2ull
de do m!c :
,..
~
a=--
211
Adcmits, para el co:;o del m~wt mien '.O qtu: esta mos
rmnliz:mdo
clcdoml e
• 2HS'l
2 =--,-
gc·
·us
Realizando la sustitución en la fórmu la [ 1), obtendremos
el resultado siguiente:
HxHS 2 llt 2
= 2T 2 gc 1 = 4T=
1 122 9
H = x .2
4 8
=16 partes
E l nivel ue ng.un sólo nlcanzará 9/16 portes de la a ltura d e
la bañera. Por más que se aflnda ngua, su nivel n o se elevará
después.
119
(l 1
H = 4T;¡- 4
d) T =30 m in . y 1 == 5 m in.:
1 52
H = 4x30r=i44
J2l ni n~l d·~ liquid~' equivaldní a l/144 parle de ln altuw de
In bafkra
e) 1' T:
r~
J.{= 4T)
120
agua por s.cgundo es nulu, no ingresa liquido en la bm~,cra.
'En la práctica este cas<"• eq'tliv~llea que In lla\'e esté cerrada.
2
_t_ = 1 ~· t 2 = LIT 2 ::::> t = 27'
4T~
121
del nivel de agua en un instante dado). Por consiguiente, ln
velocidad de ascenso del nivel en el momento dado será
de donde
dx
dt = - ·- - - - - -·
H e ,-. -
- - - •. 12<>.\:
T S .,"'
S [ ..j2gh+-1n
<2>=-- · - HS ( 1--.--J2gh
cT - )]
gc· ' Te SH
122
dh e e --
\V= - = - V= -~J2gfl
dt S S'
Por consiguiente,
dt = S dh
~ x - => dt
f = S dh
x Hf ----¡;"
c-J 2gh -..fh 0 c-J2gh 0 -..,sh
ckdonde
2S
t = ' - .. ¡ -
/H
c '.¡2g
(h
e==-'-¡- t 2T
2
[ iH + -21' ln 1 -T.- \ ¡-
H
( fh)J
In cual no contemplo los casos de sección S y e <lul rccipjcnic y
del orificio de salida ni la ncclcrnción de la grnvednd g . E~{o
último señala que el tiempo de llcn<~do de la bnñcrn debe ser el
mismo que en cunlquie r otro planeta.
Si desemnos averiguar cuúnto tiempo se ncccsilarú para
alcanzar los niveles linutes en los rc.cipicntes, llegaremos a la
conclusión de que esta magnl!ud será indcfinidn, o sea, nunca
s.c Hemm\.n. Esta rcspucsln es bustante inespcrnda: se podría
pteverla, pues ¡¡ medida que el nivel se nproxima a la altura
lú1úte. dismim,lye progre!'>ivamcnte su velocidad de e levnción:
cuo.nto más cerea esté el nivel de liquido a su limite, tanto menos
123
tcndcrú a él. Queda claro que el aguu nuncn lo alcanzarú, por
mucho que :se le acerque.
No obstante, desde el punto de vista práctico, es posible
fo nnular el problema de un modo distinto. Pues, en este caso
no es obligatorio que el nivel de agua coincida exactamente
con elllmitc~ por ejemplo, pueden diferir en 0,01 de nlturn. El
tiempo que se ncccsitn para que el agua alcance este nivel
"nproxjmado" se determino mediante la fóm1Ula deducida
poniendo h = 0,991 , donde les la altura del nivellímile; de
modo que resulta que
,z
E>= - ~ (0.995-InO.OO S)= 2 15 -
'2
2T , T
Apliquemos la fónnula
,~
E> = 2.15
. -T
n) T= 8min. y t = 12 min. :
12l
e= 2,1 5 - := 38.7 min .
8
b) T=r=8min.:
8
6>=2,15 z =1 7.2 nún .
8
124
e) T= 8 mii1. y t=6 mio. :
_62 9 7 .
e = 2.1::>- =
. 8 . mm.
d) T = 30 min. y t = 5 min.:
51
e= 2,15-
30
=1.8 min.
De hecho, el liquido alcn:n7..arú el nivel limite en menos de
dos minutos.
125
t. En qué sen/ido gira .Jsl e, en e l de las n,t,~ujas del r<'loj o
en sl'ntido contrario? ¿Por qué?
126
unos casos el remolino se enrosca en sentido antihornrio, y en
otros, en sentido opuesto. La dirección de giro, lejos de ·ser
constante, no revela ninguna tendencia predominante, máxime
si las observaciones se llevan a cubo en diferentes recipientes,
y no en uno mismo.
127
Como In acelcmción de la gravC{)ad es de 9,8 mis. !,1 de
Coriolís vale u na cicmmlésima ele éstu.
13n otras palabr.:•s. e l esfucrz.o qm~ surge es igual n unn
cJenmilésinw pmte d e l pe*:o del .:~gua que !orma el torbellino.
Está cloro c¡Hc cu.'llc¡uier irwgularidad <-'n ln Ion na del rccjpi(:ntc,
JX>r ~jcmplo, su asimetrfo respecto del OJÍ lkio de vaciado, dcbcrli
intluir mucho mús en el sentido de rotación <l•~l chorr<\ de ngua
que e l giro del plnnc.-tn. El hecho ue que al observar el vociuuo
d~ un mismo recipiente n \'<.:ces se suele colegir que el sentido
de rotación del vúrticc siempre ~~s uno mismo. no compruebll ,
n i mucho menos, <In tan e:>pcrada rcgln de r<•lación, pues 1<\S
lilcl on.~s predominantes que inlervicncn t:n c:-;tc C<ISO son lo l(mnn
d e l t(,mlo de lu pila y sus irreguladdadcs, y no la rotnci(Hl de ln
·J icn11.
Por esta razón, ;, In prq,mntu planteado hay que responder
<h:lmodo siguiente: •.;s imposible prcdcc.ir en qué sen lid o girara
e l ,·órti·~ de agua .i •. tnlo ni orilkio s ituado en el f<>ndo de la
pilu, ya que é:>lc depende .Je toda una serie <l.e circ•.mstancias
dillcilc~: de coosider::~r. Adt~más, Jos torbcll inos que ~:e crean en
el !h1jo de liquido y que pudicmn otnhuirse a la rolt1ción del
Globo. deben de tcnc:r, segúJ1 compruchu el cákulo. un diámetro
much<) mayor q ue los pequeños remolinos qw~ surge;'n en tomo
ol orificio de vocindo de LUt recipiente. l >or ~jcmpl o, en la lnt itud
de Son Petersbw-go. pnrn la velocidad de corriente de 1 mis. e l
diámetro de smnejantc torbellino debería ser de 18m .~ para la
v'.elocidud de 0 ,5 mis, de 9 m ., etc .. es decir, varínrí u en rftzón
directa ::t la velocidad de cc>11·icnte.
Co1 no colofón "amos a acotar algo ml•s sobre 1~1 supuestu
iulluencía de la rotación del pl:u1eta en el fliJleionrunieoh.) de
lns tLu·h inas hidráuJk,as. To6rieamente, ~;e podrín demostra r que
lodn nuxln que gira. es incitada por la rotnció n de la Tierra n
ocupnr una posición tnl que su ej•;} sea pru·ulelo nl del planeta, y
q uc el ~r;:ntid<> de giro de ambos ctlCrpos sen igual. No obstante,
128
el efecto de semejante inOuencia es íntimo, al igual que en el
caso del embudo de agua fonnado en el n:cipicnte que se vucin:
en otras palabras, la acción del giro de. la Tíen·n constituye menos
de. una cienmilésimo parte de la fuer.1..a de la gravednd. Por
consiguiente, toda irregularidad de li:mna del cuerpo de la
turbina que gira, por mlls insignilicante que sen, de por si muy
nutuml e Íilcvitable, debe influir mucho más y cnmuflar la
inllucnc.in que el giro del Globo ejerce sobre dicho urtefncto.
Pm lo tanto, no se han de cifrar muchas csperunzus en que la
rotación de la T ie rra C(lntrihuyu ostensiblemente al
funcionamiento de los mccunismos.
129
francés J . Reclus en su obra Lu Terre, dcscription des
phénoméncs de la vi e du globe-la convexidad transversal que
se tünna durante la crecida es ele tm metro portémlino medio.. . ~
las maderns q\.le se transportan por flotamiento en esla época
" se deslizon·• de la parle central prominente del rio y quedan
en la orilla, mientras que en el estiaje siernpre flotan aguas
abajo por su parte centrnl y se acumulan en la depresión fonnada
en medio del río."
13.0
76. E l oleaje
131
este ft-'Tlómcno In línea de olas debe cmnbiar la dirección de su
movimiento hast.:'l que sea pamlela a la costa.
132
Capitulo J'ercero
GASES
133
106. El peso del ni re st.-co y húmedo
107 . El n1cio múximo
108. ¿,Qtlé es lo que so e n tiende por vacío?
109. ¿Por q uü cxisic lu nlmúsfuro?
1 1O. Un gél~ que n o lle n a looo el r~cipic.mlc
134
78. El tercer componente del nirc
13 5
L0s vap~)rcs oc diversos gases suelen pc..:~r más que el uirc.
los de bromo pesan 5 ,5 \'Cccs más que.: cstc úl timo: los d~.:
mercurio, 7 veces mús. (Por supuesto. el lector nx:uerda el msgo
más importante que s in·c para distinguir entre vupor y gas
es to último tiene LUlttlcmpcrutura supcnor fl la critica, mtentrns
que el pnmcro lu llene menor que la crítica .)
136
c.>;pueslo n una presión de 1O N/cm. Hastn aquí lo quu se podría
decir acerca de lu presión ejercida sobre nuestro cuerpo por la
atmósfera terrestre.
137
qué las paredes de las cólulas de los tejidos del organismo no
se destruyen por la presión bilateral.
Obtondrfamos valores impresionantes de la presión
fonnulundo esta pregwlta de un modo distinto, por ejemplo:
1) ¿Con qué fuerza la atmósfera terrestre oprime la parte
ue
superior nuestro cuerpo contra la inferior?
2) ¿,Con qué f·uerza la abnósfera aprieta la parte izquierda y In
derecha de nuestro cuerpo entre si?
138
se nwnifiesl<l cv:idc nte mcntc cun11do una persona sopla aire en
uu extremo del tubo d e n.Hmómetro de m.ercurio abie rto,
elevando e l nivel de líquido en la otra rruna: hay que h acer un
csfllcrzo consi<.lcroble con los músculos p ectorales para que In
difere ncia de·nívelcs sea <le 7 u 8 cm. <.Los sopladores de \riurio
experimentados son e<lpnccs ue elevar e l m e rcw·io hasta 30 cm.
o m ás.)
139
presión crenun por una fucr?...a de 1 N distribuida unifonucmcnte
por una superficie de 1 m. nomlal a ella. Para traducir el pascal
a otras unidades se emplean las relaciones siguientes:
141
un cstucr.w muy pequeño, superior u Ln fuerl.a de adhesión (o
se<~.n la tensión supcrGcial de la pcllcula de Líquido) puru
desprender el papel de los bordes del vaso.
La clci'onnación tic la ht~ja de 1K1pcl baJo el peso del ugllél
debe ser insignificante. Cuan<..! o el espacio de nírc aumento en
0,01 parte de su volumen, en la tnismn magnitud disminuirú la
presión del gas dcntr<) Jcl vaso. La ccntcsima p:n1e de lu presión
ntmosféricn que lilltu, se Cl)tnpcnsa con el peso de los 1O cm.
de la columna de ugua. Si Inicialmente el cs pucio de aire entre
el agua y la hoja do papel era de 0 .1 tnm., b<lsla que su espesor
muncntc en 0,01 x...,O.I, es decir, en 0,001 mm. (en 1 micra)
pum e~pl icllr pl)l' qué In htlja de pa pd qucJn udhcriJn a lu bocn
del vaso invertido. Por eso no vale In pcnn tratar de ndvcrtir 11
simple vista el pandeo de la hojn .
En los libros, donde se describe este c-.;:pcrimcnto, se exige
n , ·cccs que el vaso esté lleno haslo los bordes_ pues de otrn
manera será imposible obtener el efecto dcscndo, ya que habrf1
aire a ambos lados ue la h~ja, por k) cual la presión interno y
c.'\l'erno del aire se equilibrará y la hojn se desprenderá bajo la
ac...:ión del peso del agua. Después de rcali:wr este experimento
nos damos cuenta de que ésta e::: tUl U u<lv~::JLcnei<l gmtui lll: In
hojn sigue udheridél oomo si el \ 'USO eslu\icrn completamente
lleno. 1\.1 aparlt1rla un poco veremos burbujns que enlran por lu
abertura. Este hecho comprueba que el uírc contenido en el
recipiente está enrnrccido (en otro caso el aire ambiente no
penetrarla a truvés del ngua ).
Evidentemente, cuando el vnso se invierte, la capa de agua
que se despinza hncia abajo, dcsnlojt1 purlc del aire, en lllnto
que el gas que se quedu. se rurificu ocupando un \'olwnc.n nwyor.
El enrarecimiento del aire es nuís notable que en el cuso del
vaso completamente lleno: lo compruebnn fehacientemente lns
burbujas de aire que se cuelan en el vuso si la h~ja se aparta W1
poco. Cuanto muyor es el enrarecimiento, tanto mi1s e~tnrá
142
adherida la hoja al criswl. Para terminar de describir este
experimento, que no es tan sencillo como parecían primera
vistu, advhtamos que la boja de papel podrá seguir pegada al
vaso a pesar de que encima de e lla no haya liquido: pum ello
hace falta que el cristal esté mojado y In hoja no pese demasiado.
En semejrulte caso seguirá adherida debido a la fuerza de tensión
supcrficinl de la tina peJJcula de agua. Si la circunferencia del
borde del vaso mide 25 cm. de longitud, la película de ngun
tendrá una fuer7..a do tensión superticinl (el coeficiente de tensión
superficial d el aguo es do 74 · 1O N/cm) igual n
143
podemos nlinnar que t!l hnrac::ín más fuerte Uunc una presión
cientos de vece-s menor que e-1 vnpor que rculi?..a trabajo en e l
cilindro de una múquino <.le vnpor.
144
reduce uproximadnmcntc a la mitad; luego e l peso ele un metro
cúbico de aire interior será dos veces menor que e l del mismo
volumen de a ire exterior. Com<) la chimenea mide 40 m . de
a ltura, la di [crcncia tle peS<.\ de lns dos colwnnns de nirc. cal icnte
)' t"ri<,), equivale ni peso úc uno columna de aire exterior de
20 m . de altura. Consta que el uirc at.mosiCri<.lO es 10.000 veces
más lige ro que e l mercurio. por ello, la cohmu1a de aire de
20 11\. de nllura peson'l lo mistnt.) quc1.ma de mercurio de
20.000 : 10 .000 = 2 mm .
14 5
perjudiciales para la persona, los annnalcs y las phmtas'? f.:stos
deben ser disipados en la a tmósfera, lo más alto que se pueda.
146
Dcc~tdn litro de liqutdo se desprenden 2 cm . de a ire. Como
vnso contiene un cuurto de litro de ugua, en lns condiciones
lU"\
indicados del vaso lleno hasta los bordes se desprenden
500·mm . deuire. Dodo que el di{unctro medio de una burb\tja
es de L mm ., de esta cnnlidud de gas se fonnm·án mil lmrhqjtls.
147
que están cnyendo muy lentamente; bast~1 un flujo de aire
asc~ndcnte pnra que una nube deje de caer y ascienda.
Conque, de hecho las nubt:S Uendcn n Je~cender, pero su
descen~o es tan Jento que no se n<.hicrte a simple "ista o bien
es contrntTestndo por t1ujos de aire ascendentes.
Por esta misma rozón están Ontando en el aire las pnrtlcul.as
de pol\'O, aunque la masa de muchas de ellas (pOr ejemplo, de
las de diversos metales) supcm miles de \'cccs la del aJre.
9 0. La hala y el bnllln
14 9
estarían más de acuerdo <.~on In realidad que aquellos número:;
t~mtústicos que se obtienen cuando se menosprecia la resistencia
que el Hire ofrece a estos últimos.
150
cualquier alumno y puede dejarlo perplejo. No obstante, este
problema es muy fúcil de resolver.
Independientemente de la dirección que sigue una molécula
-hacia abajo, hocia arriba, hacia un lado o bajo un ángulo-, su
movimiento " ténnico'' se suma a la caídn a plomo provocada
por la fuerza de la gravedad. Sólo estas componentes
estrictamente verticales influyen en el peso de un gas; las demás
velocidades puramente "ténnicns" condicionan una presión
igual de las moléculas de gas sobre las paredes del recipiente y
no les comunican movimiento progresivo. Como dichas
velocidades en modo alguno influyen en el peso del gas, para
r~solver cst<! problema, con todn razón podemos nbslrucrnos
de ellas y darlas por int:x:istentes.
¿Qué fenómenos y magnitudes tendremos que analizar?
Tendremos 1.mn lluvia de moléculas que caen n p lomo rebotando
del fondo e intercambiando sus velocidades durnnle las
colisiones11 • El intercambio de velocidades equivale al hecho
tlc que una molécula atra'\-iesc a otra al chocar con ella. Por
ello, podemos considerar que tod<~s las mo16culas alcanzan el
fondo del rcci piente sin encontrar resistencia alguna. Este cuadro
simplif'ic..'ldo facilita mucho el nnálísis.
Así pues, observemos cómo se comporta una molécula. Al
chocnr contra el fondo, rebota con la misma velocidad y ascieude
a la altura desde la cual había caído. Desde esta misma altura
In molécula cae por segunda vez, por tercera, etc. Si el tiempo
de caída es r, durante \Ul segundo la molécula chocnrá con el
fondo
1
n = - veces
21
15 l
lll\ u-tiendo el mismo tiempo en ambos ~nsos) .1::1 \·a lor de r ~e
dctenmna utJliznnd<' la fórmula sigutcnlc:
gtl
h= -
{2h
=>1= ¡-.
1 1
n= - =- 1-
rg
2 \ g ' 21 2 '4 2h
p = 111 xv - m x( - 1·) -. 2 xm xv
l 1g r=--:-
p =np = 2nn•n = 2mx - ~ 1 ~ x ,¡ 2gh = mg
2 ~ 2h
152
contenidas en elrccipi.cntc alcanzan el fondo, este último recibirá
un impulso equivalente ni peso total de las moléculas de gas.
Recordemos que hemos sustituido el recipiente con
moléculas en movimiento Cilólico por otro, en el cuul las
moléculas siguen la Hnca de plomada Como dichos recipientes
son ignnles en lo q uc se refierq al peso ele Ia.s moléculas, la
cunclusión sacada para uno de ellos también será válida pnr{l
el otro.
Tal vez, el lector desee saber, de qué modo lm; moléculas
trnnslícren s u peso nJ fondo del recipiente. Las que síguen lo
lin<.·a de plomaJo, le comunican su i'ucrzn de choque
dü·eclamcnto o m~~diHntc otras motéculas chocando e
inlcrcmnhinndo velocidades con ellas (recordemos que sólo se
trata de lu transferencia ele In componente gcnemdn por la fuerza
de la gnwedad). Las moléculas que chocan oblicuamente con
las paredes laterales rebotando hncia abajo, transmiten su fuer1..a
ue choque a lruvés de ellas. .A su vez, las que dan con la lapa o
con las paredes laterales bqjo tm úngulo rebotando hacia an·íba.
le comunican tm impulso menor, puesto que su velocidad
disminuye a consecuencia de la ac~ión de la fuerza de la
gravednd; ndcmás, ln ntemu1ción del golpe dndo httcit\ arriba
aun1cnta el itnpulso que lns moléculus connmicun al f\m<.lo.
Nos qlleda cxumin<1r el e<t~o de las moléculas que choc:m con
las paredes del recipiente bnjo ángulo recto. Una molécula ~~j eta
a In iuen;a de la gravedad choca a escuadra con la pared del
recipiente, mümtras que si no lo estuvicrn, lo hu.r!a rebotando
haciu un·iba d.ismin.uycndo de csn mnncrtl lo presión sobre el
pinto de la bahmza CJtlC sostiene el recipiente. T.. a gravedad unula
esta disminución de presión, us decir, uumcntn el peso del
recipiente.
Hemos p.lanteudo el problema de In transmisión del peso
refiriéndonos a los gns~s. Mas, de hecho, también podríamos
examinar el caso de los líquidos y Jos sólidos, puesto que todos
153
los cuerpos constan de moléculas que se mueven enótic.-uuente
(menos los cristales que se componen de átomos) sin asociarse
unos con otras. Según vemos, en principio, las condiciones son
la ~ mismas que en el cnso ele los gases. Las moléculas que
componen diversos cuerpos, siempre trcm:';Jniten su peso ni
soporte medinnte numerosos golpes nisllldos; al cambiar el
estado del cuerpo , sólo se modifica el mecanismo de
transmisión.
154
ademús se ol.lom grave mente la circu]ación s:mgwnca Lu snngre
se dcspla:w de aquellas partes del cuerpo donde la presión es
m.ús alta (las piemns y el abdomen) aJas zonas de pre..;;;ión men01~
o seu, al tórnx y a la cabeza . Como los , . .nsos de estas zonns
esltm repletos de sangre, se difieultu la circulación de la sangre
procedente del coru:lón y la aorta., por lo c ual estos u !timos se
dilatan desmcdidamente, a consecuencia de lo cual In persona
puede morir o cnfc nnar gravemente.
155
1 atm. 1 &tm
Aorl!' ~-~oraz6~n
t •·
•
, .... \,..oo,.:...c:- '"'" ••,,-· ·
. -·-~ --..- --;.-;: • L....
• o;)
" r- ,.. - •.-. -:--- - . ~:i... ... . . •-)
'· ·.-~- - ....... .,.,_..._, •.. . - ·- -·· .-,.,.- -~ -·"¡l"'íl
g~ ·. - ---· "1
i
'1
1 \ •\•
L56
Nos queda por contestar la pregunta siguiente: ¿por qué el
elefante no muere cuando se sumerge en el agua asomando su
trompa a la superficie? No muere porque es elefante: si nuestro
organismo fuera tan resistente como el de este animal, y
tuviéramos músculos tan fuertes, también podríamos
sumergimos a grun profundidad sin consecuencia alguna.
157
T:"l pro_(<•sor Piccard y .w compañero de viaje,
junto a la cápsula eh! aluminio.
159
barquilla, puesto que el mercurio cen-aba d conducto por el
cua l se despinzaba la cuerda.
16 1
96. El sifón en e l a ire
162
Tapándolo de esa muncra vam us u sumergir su extremo
nb1cr to en ol agun. Por supuesto, el agua no podn\ entrar e n el
tubo, mas, si se apnrtn e l dedo, entrari1 de inmedi{1to, y nos
doremos cucntn de q ue en un primer in~tantc su lli\'CI estar á
por enc ima del nh'Cl del liquido del n:cipicntc: acto seguido
los n i veles de liquido se igualarún.
Vmnos a exp licar. por q u6 en un primer instntlle el nivel de
líquido e n el tubo supera e l del recipiente. Cuando se aparta e l
dedo. !:a velocidad del líquido en el pun to inferior del tubo es
v= -J2gH (con arreglo u la fónnulu de Torricclli). donde g es
la ncekración de la gruv~..~dad y //, l:a profundidad n que csl~i
sumergido el extn::mo dcltuho respecto ulnivcl de liquid u del
recipiente.
163
descendente, unif01memente acelerado (provocudo por ln fuerza
de la gravedad). En nuestro tubo no tiene lugar ese segundo
movimiento, y-a que el agua que se eleva sigue siendo empujada
por o lrns porciones de líquido que están subiendo.
J
8 b
164
inicial, pues cuanto mayor es II, tonto mayor será v = .J'liH ).
Acto seguido hay que retiror rápidamente el dedo del tubo: el
agua S\:tbirá por éste superando el nivel de líquido de fuera,
posará por el punto más alto del codo y empezuní a desconder
por otra ramo~ de esa manern el sifón empezará a funcionar.
En lo práctica es muy cómodo aplicar el procedimiento
descrito si el sifón tiene fonnn adecuada. E~1 la 'f igura a se
apre.cin un sifón de este tipo que funciona por sí mismo. Las
cxplicacionc:; que ncobamos de exponer pcnniten comprender
cómo funciona. Para elevar el segundo codo, lu parte
correspondiente del lubo debe tener un diámetro algo menor,
porto cual el liquido que pasn del tubonncho ni estrecho, subir{t
a una nltura moyor.
165
por lo cu:ll nnastra d r~sto Jc líqwuo hacüt !.!l extremo largo:
unn cuerda sostenida mcdi~tnte una polen ilustra muy bien eslc
hecho.
Ahora \'lUnos a cxuminm el papel que la presión del aire
desempeña en el fenómeno descrito. l~sta sólo asegura que el
"hilo" de liquido sen continuo y no salga del sifon. Pero en
<kterminnda~ condiciones dicho " hilo" puede mantenerse
continuo úntcamenlc mcrcl..'<l n la adhesión entre sus moléculas,
sin que intcrvcngnn CucJ7.1ts externas.
J66
El Prof. R . Poi en su libro, citado mñs atTiba, le apoya de
una manera muy categórica diciendo lo s iguiente: "Durante la
ense~anzn de la fisicA elemental se suelo muy a menudo atribuir
el funcionamiento del si!Oti a la presión del aire. No obstnnte,
esta aftmlnción sólo es válida con muchns restricciones. De
hecho, el principio de funcio11amiento del s ifón no tiene n ada
que ver con la presión del aire". A continuación, este autor
pone el ejemplo de una cu erda sostenida mediante una polea,
mencionado más arriba, y prosigue: "Lo mismo· también es
válido para los líquidos, que se resisten o In "roturn", igual que
los sólidos 12• Por ello, ·e l fluido no debe contener burbujas"... A
conlinuución este autor describe una experiencia consistente
en el trasiego de lfquidos mediante un s i(ón, además, el p<1pel
de presión atmosfericn lo ·dcsempefian dos émholos con cnrgn,
o In presión de otro lfquido de densidad más baja: ésta no deja
que el "hilo" de 1iquido se rompa aunque c ontenga glóbulos de
aire 1·' .
1
-:-~-~-*!
•
•
o
o
•
, m¡•dionJ.,e /11'1 s¡f{Sn
: ,
o o o
S/1/IH' I'}(i d o 1'11 OC<'ile. 1Ál
' 4 c oJlfinuidad d e l ' 'In/o" ele
m er c m·iv <'11 el tubo se
a s egura <·on la pn•.l·ir)n dd
a c c>ile; es/a IÍifiiJJtl lloce las
veces dt! la ¡wc•sir)n
otmo.~fi¡rica 1' 1111pule la
fornwcián d e l•uvhu¡os de
'----·- ---·- 1111'<' en el a g u o .
167
mas de dos mi lenios y s e remonta n 1lcrón. mccontco y
matemático de Alejandría, siglo 1 o.C . Este snbio ni stc¡uicm
~os pcchub~t que el aire li~ne peso, por lo ~un l no tncutnó -u
d itcrcncia de 1<.\S lisiC(.)S de n uestra épo~.:n- en e l en·or que
ncabumos de ¿¡nali7..ar.
flc aquí lo que dice: « Si el orificio libre d~l s1fón se
cucttcntra a la misma altura que el nh·cl dl' liquidO dciJ-eclpie ntc.
no snldr á ngun d<.') sifón . mu1quc esté repleto... En este caso el
agun estará en equilibrio. P~ro si el orilkio libre se encucolru
por dchujo del ni,·el ele liquido, éste su ldrá del si ton, puesto
que la cantidad de nguu ucl tnuno K/3pcsnmits que In d e l trmnn
jiO y la nnastra hnc¡u abnjo.•·
rf . :'\
to J
\\ "J
;\
·.. ·¡ )
¡}, -
.•
168
98. El sifó n-p a r a los gases
169
un dedo para que en el tubo no entre aguo al introducirlo en la
probctu. Cl..l<lndo se destapa el orificio D. n través del sifón
cmpie7..ru\ a entrnr glóbulos de aire en !a probeta, lo cual signi ftca
que este npamlo comicnzn a llmcionar.
Pnm e:-.:plicar, por qué e l sjfón introduce aire exterior en la
probeta, fijémonos en que a nivel del punto e el líquido
experimenta la presión de 1 at., dirigida desde ab<Yo. micntros
c¡uc desde arriba presiona una atmósfera menos el peso de lo
columna de agua comprendida entre los niveles C y AJJ.
J>recisnmente este exceso de presión empuja el aire exterior
hacia dentro de ln prohctn.
171
que se pone en movimiento por ctecto de dicha presión, también
aumenta en la mismo proporción (ley de Mariolte). En otrns
palabrns, al elevar In presión, aumenta la masa del gas que se
impele, además, tantas veces como crece la fuerza unpul!';ora.
Se sabe que la ueelcrnción de un cuerpo es directamente
proporcional a la fuer7.-ll aplicada e inversamente proporcionnl
a la masa de dicho cuerpo. Por esta razón, la aceleración de
salida del gas (y lo ' 'elocidnd que ella condiciona) no debe
depender de su presión.
172
elasticidad del aíre desprendido del líquido y ncwnulado debajo
de dicho elemento; por Jo visto, la e lasticidad del gas equivale
a 3 m . de la colwnna de agua, puesto que la altura de 7 m. es
Umi te. Luego para elevar agua se necesita vencer la presión de
una coltunnn de agua de
l 0 - l - 3=6m.
173
prl!paradas císl<'rllas d e agua hirviendo para sofocar
incwulws?
174
debajo de la del ambiente. Poco rato después, cuando la
temperatura del gas ha vuelto a aumentar, también ha crecido
su presión (con arreglo a la ley de Gay-Lussae).
1?5
dcnsidud dd uirc sólo aumenta 584 Ycccs en eompurac•ón con
la nnnnal, o sea, alcan:f..c1 3/4 de la dcnstdad d~l agua 1•1•
t~~
"'·~
<
..
'- l
,. . )·"''"'h
t - •
~
-r; · ~~-- :~ .
...
¿Giral'ia la l'll<•do de Segner un u/ WJcío?
176
El Hsico norteamericano H. Goddard rcnli7.ó con é:-<1lo un
experimento similar. en el cual Ju fuena de retroceso de una
pistola que dispurn bnjo In campana de una hombn de vacío
pone a funcionar un diminuto tiovivo. Los cohclc...'S vuelan en el
cspocio cósmico empujados por la misma fueT7..<l de retroceso
([UC se cn~n durnnlc Ju salida de los gases.
177
E l peso total de un metro cúbico de mez.cln será igllal a
fr + (1-f) q
Es obvio que sir< q (de hecho lo es, puesto que el vnpor
de agua es más ligero que el aire), entonces
.fi· + (1 - /) q < q .
178
11)8. ¿Qué es Jo que Sl' e n tiende pot· "'•acío"?
27x 10:1
-----:-::--
11
= 27 x to~<• = 170.000.000.000 moléculas
10
179
109. ;,P or qué existe la a tmósfera '?
180
110. U n gas fue n o llena todo el recipiente
18 1
C(1pftulo Ctu1rto
FENÓMENOSTÉRMUCOS
183
1 ]9. E l mclnllm·ti; l.usihle
140 .El meto! más refractario
141. Cnlenlamiento del acero
142. Una bote Jiu de agua coloca~! a dentro de tmzos de hielo
1-13. El hielo en el ugua
144 . EJ agun congclnda en las tubc1 ins
145 . El hielo
146. Disminución del punto de t'usión del hielo
147. El -' hielo :>eco''
148. E l color del vapClr rk ngua
149. Ln ebullición del agua
150 . Cnknlamicnto mediante el vapor
151 . Una tetcrn hirviendo sobre la palma de la mano
152. ¿Prefiere usted comida J'rilu o cocida?
153. ¿,Por q ué no quema Jns manos un huevo recién
sacadü uel agua hirviendo?
154 . E l viento y el termómetro
155 . .r..;¡ principio de In pnrcd frin
156 . El poder calorífico de In 1efla
157. El poder c.alorílico de la pólvora y d e l queroseno
158. ¿,Qué potencia luminosa tiene unn cerilla?
159 . ¿Cómo se quitan lns nwnchus con unn plancha? .
160. Solubilidad de la sal común
184
111 . .El ori~cn de lu escala de Rcuumu r
185
Pnrn marcnr otro punto constante de su termómetro,
Fahrcnheit, siguicouo a sus antecesores (entre ellos Isaac
Newto n ), eligió la temperatura nonnal del cuerpo humano. En
aquel tiempo generalmente se creía que ln temperatura del
ambiente nunca supero ln de lo sangre hwnnna, y se suponía
que SI lnl cosn sucede, el hombre morirá (ésto es un criterio
obsolulruncntc erróneo).
En un principio, Fahrcnheit murcó e ste segundo punto
cons t.·mtc con el número 24, por la cantidad de horas del dfa
:;olor medio, pero postcrionncnle se dio cuenta de que
scmcjnnlc.c:; divisiones de la esenia termométrica enU1 demasiado
grnndcs. El inventor dividió cndn grncJo en cunlro pmtes, por Jo
cual la temperatura del cuerpo hunumo se designó con el número
24 X 4 = 96 .
De esta mauem estableció definitivamente el valor de Ju
di\isión equivalente a un grado. Graduando la escala de abnjo
arriba, dctern1inó que la temperatura de ebullición del aguo crn
igL•al a 21 2 grados.
¡,Por que Fahrcnheil no utilizó la tcmpcraturad'= ebullición
del ngua como el segundo punto constante de su termómetro?
No lo hizo porque snbla cuán variable es esta magnitud que
depende de la presión del aire. La temperatura del cuerpo
humw1o le parecía más seguro, pues es más constante. A
propósitQ, es interesante señalar (y es muy fácil comprobarlo
mediante el cálculo) que en aquel entonces se creía que la
temperatura nom1al del cuerpo humano ern igual a 35,5 grados
centígrados (un grado menos que ahora).
186
Por supuesto, la dimensión de las divisiones de la escala
termométrica está sujeta al vnlor del coeficiente de dilatación
ténn1ca del líquido contenido en él. Consta que a l clevnr In
tempcmtura aumenta e l coeficiente de dilatación tcnnica de
todos los líquidos ~ cuanto más !>""e aceren al punto de ebullición,
tanto más aumenta. Lo que ncabamos de enunciar, nos pennite
comprender fácllmcntc la diferencia entre las escttlns del
termómetro de mercurio y u~ alcohol en lo que se refiere a la
dünensión de sus divisiones. Por Jo genero!, los termómetros
de mercurio están destinados o medi r tempen1turas muy
di lcrcntcs del punto de ebullición de ese líquido 057ó C). En
el intf.:rvnlo de o il 100° e el coc1ieientc de dilntacióu del
mercurio no crece co nsidcmblemente y, dado que In c.1pacidad
del tubo de vidrio del tennómcu·o también aumenta al elevar In
lcmperutura, no se aclvicrlc la irregularidad di.} t.lilatución ücl
mercurio en dJc.:ho in!etvalo. Por ello, la cscaln del tcnnómetro
de mercurio es casi unitom1c.
A su ve7..., el alcohol se uli liza en los tcnnómetros destinados
a medir la temperatura próxima al punto de ebullición de ese
líquido (78° C), por lo cual es ostensible e l aumento de su
coeficiente de dilatación téi111 ica al muncntar la temperatura.
Si e l voh.unen del a lcohol noo e se tomo igual u 100, su vol Lamen
H J()ó C equivaldrá 103, y a 78° C SCr!Í 11 0.
Queda claro que las d ivi:>ioncs de ln escalu del tennómctro
de nlcobol deben uumcntm desde cero bacín ru'l'iha.
187
Como la tcmpcrntum de ebullición del mercurio es de 357°
C, y el \'idrio se abtnnda a 500 ó 600° c. es imposible construir
e l te n nómctro de mercurio parn medir temperaturas de hasta
750° c.
No obstunte, semejantes tem1ómctros se Ja brican. Pru·a ello
se utiliz.a el cristal <.le c u arz;o, muy refroctnrio (funde a 1625°
C), además, en los tubos debajo d el mercurio se encuentra
nitrógeno.
Cuundo aumenta la temperatura, la columna d e mercurio
cmpiczu a comprimirlo, n consecuen cia de lo cual este liquido
se calicntn a prcsióo c lcvudn (de 50 u 100 ot.). Por consiguiente,
se eleva el punto de ebullic ión, y el mercurio se mantiene liquido
n una temperatura de hasta 750° C . Los tennómetros de e ste
tipo son muy caros.
188
El autor del folleto (y también León Tolstói, quien compartla
su punto de vista) pretende refutar la siguiente tesis, sobre la
cu1\l está basado el disef'lo de la esenia termométrica:
" Igunles intervalos de tcmpernturn correspon den n
incrementos absolutamente iguales de volumen de lo sustancio
termométrica."
DI!Scartando esta tesis, el critico propone sustituirla con la
que sigue, que da como la única correcta:
.. Iguales intervalos de temperatura corresponden o
incrementos relativamente iguales de volumen de la sustancia
tcnnométrica."
No obstante, disculJI' cuál de estas dos afinnuciones es
verdadera, seria lo mismo que discutir cuál de las unidades de
longitud es más idónea para medir In distancia, el metro o el
pie. Ambas tesis son convencionnles, de modo que sólo se puede
hablar de cuál de ellas es más conveniente, es decir, cuál de las
dos hace más clara lo ciencia del calor.
Scm~jante planteamiento ya habla sido enunciado en su
tiempo por Da!ton, por lo cual se denomina "cscttht de Dalton".
Ésta , si hubiera sido aceptada, n o tendría puntos <h:: cero
absoluto: en generaL toda la cienci ~ del calor, quednrfa
rcfonuada considerablemente. Esta reforma, l~jos de simplificnr,
co mplicada extremadamente la enunciación de las leyes de la
naturnlC7..n. Por lo tonto, In escala daltoniana fue rechm-..adn.
189
El co~::l'ícicntc de dilatación térmica del hormigón
<0 ,0000 12) es igual nl dd hierro ~ cuando varía la tempcrutura,
umbos materiales se dilatan de igunl mancrn y por eso no se
separan uno de 1.1tro.
190
118. La expansión térmica mín ima
191
que e l ug.uo posee cslEI dilatabilidHd rmómola sólo e n cswdo
líquido. E l hielo. en cambio. no se uilatn ol ser enfriado, sin o
qnc se conlrac, lo miSlllt) que la moyorla Je los c ue rpos de In
mlluntlc7"'l. No ol~tn nlo . cx1s lcn otros ~ó lidos que se Jil<tllm
cuondo se en frian pnr debaj o d e cierta lempcralurn . E n primer
lug.nr, son e l düunanlc, el óxid o cupro~m y la csmcnt ldn
E l di a mante comien za a d il atarse a l ser c n friudo
con:::idcrablt.Jmc.ntc, tt suhcr, n 42° C bajo cero , mientras que e l
ó~ido cupro:><, y la c.c;memldn prcscnum lo m ismo purticuluridod
con un !'río mnc.lcrado, ele unos 4 ° C bnjo cero. Luego a 42 :v 4
grad os ccnlígnu.los lnün cero, respec tivamente, csl\)S c uervos
tien e n In densidu<l mú:-;imu, lo mis mo que el agua 11 +4° C .
.El yt)(luro d e piula cristalino (el mineral lla mado :roJiritn,
yodtlrgirita o yodorgirn) se d ilalll ni ser enliiado a tempcru ttu·a
ordinari:t. Unu vuri llu d e goma e:-.:tcndidntx>r una pcsu p re sen ta
la mis ma particularidnd : se ncort~t al ser ca lentada.
192
otro caso esta última 5e plegada o rompería; al C(mlrar.io. se
Sélbc que un cuerpo homogéneo que cxpcrimenln dilal<lción
t~nnico, no se pliega ni se rompe. Qucdn claro, pues. q ue la
plnncha con Hgujero se dilnludn como s i no lo tuviera : o sea.
durante el calentamiento e l oriftcio numentmia de la misma
numcru que cualquier parle de la plancho de áretJ igual. Por
consiguiente. la capncidnd de los recipientes y e l óreu de la
sección intc rí<.)r de las tubcrhls, nsí como las cavidades de los
c uerpos aumentan durante ol colcntru niento (y disminuyen
durante el enll;runiento): en es le caso el cocficicnledc dilatación
es el mismo que el de la sustancia que compone todo el cucq)().
As! pm'S, l'S impo:;iblc ccrror un nglticro cah.:nhmdo el ol~jcto
en e l cunl cslli practicado; por el contrario, su vol u m en
munentaró. ¿Sería posible obtener este resultado medinnte el
enl'l'iamiento? ¿ Seria p osible enfriar la plnncha ue lucrro de
modo q ue el oguJero dcsaparczcrt?
A consccucncin de que el codicien te de <.filmación del hicnu
es 0.000012. mientras que sólo es ¡x)siblc enlriarlo hasta 273°
e bnjo cero, qutxln clam, pues. que el diúmctro de l agujero))()
se podría disminuir JnLlS que en 0.0000 12 x 273. o sen.
uproximadamt:ntc en 0 ,003 .
Consiguientemente. p0r m íts que cumhic fa kmpcruturn,
seria imposibk~ ccnnr un ori(ícin pmcticudo en un sólido, ¡x)r
pcquc11o que Sl'a.
193
cxp<--rimcnto, en el cual una barra de hierro, al contraerse debido
al enfriami~nto, rompió una varilla de hierro del grosor de un
de.do. Por esta razón, muchos piensan que es imposible
coni.ran·estar la fuer.z.a de dilatación ténnica de una barra o un
líquido sometidos a calentrulüento.
Este criterio es erróneo: a pesar de que son enom1es las
fuerzas moleculares que condicionan la dilatación ténnica, se
trota de mngnitudes finitas. Por ello, es fácil calcular la fuerza
que se ha de aplicar a una varilla de hierro de 1 cmz de sección
transversal para impedir que se alargue al calentarla de O a
20° C. Sólo se necesita conocer el coeficiente de temperatura
de dilatación lineal del material (el del hierro es iguul a
0,000012° C· 1) y SU resistencia Al alargamiento m~cnnico
caracterizada por el llamado módulo de elastieidau, o módulo
de Young (el del hie.rro es de 20.000.000 N/cm·2 ; quiere decir
que al aplicar una fuerza de 1O N por centímetro cuadrado a
una varilla de hierro, su longitud aumentará en dos
millonésimas y disminuirá en la misma magnitud a l
comprimirla con lo misma fuerL.a).
He aqui el cálculo correspondiente. Supongamos que hay
que impedir que t.ma varilla de hierro de 1 cmz de sección
transversal se.alargue en
0,0000 J2 X 20 =0,00024
194
~l'itonces. al c.n lenlarla Je O a 20° C , su longituJ no aumentará.
En este caso la fuerza de dilatación de In varillu también vnlúrfl
50UN
De la misma manera se calcula la presión que impide:.: qu~
la, c.o lwnna du mercurio del tubo del tennómetro se alargue
dunmle el c¡,¡Jentmnien to. Tomemos e l mili.lllO intervalo· de
lC.mp<mttura, de O n 20° C. El coeficiente ele dilatación del
mercurio es 0,00018; bajo la presión de 1 nt. su volumen
disminuye en 0,000003 del iniciul. En nuestro caso tenemos
<J~le. impedir qu~.: el mercurios~: c.lilutc en
0.0001 X x 20 = 0,0036
195
que en tiempo de frío, pue..c;to que el gns contenido en ella. se
expande debido al calor. No obstante, se o lvida que en
semejantes condiciones el gas no puede dilatarse: se lo impide
el líquido encerrado en la ampolla. Se calientan todos los
clcmcn(os del utensilio, tanto el bastidor y el tubo de cristal
como el lfquido y el gas de la burbuja. El bastidor y el tubo se
dilatan muy poco; en cambio. el líquido se dilata mas que el
tubo y, por ende, deberá comprimir la burbuja.
Asi que, cuando hace calor. las dimensiones de la burbuja
del nivel son menores que cuando hace frio.
196
Este fragmento está redactado en la fonna en que se solfn
razonar hace más de trescientos ufios, cuando ni se :;ospechaba
la existencia de atmósfera. y los cuerpos de la naturaleza se
clasificaban en cuerpos pesados que se precipitan a la tierra·, y
ligeros, que siempre suben. No se debe creer que el ajre
templado sale por e l respiradero, mientras que el air~ fresco
entra desde afuera en el local para ocupar su espacio, ya qu_e el
aire templado no sube por sí mismo, sino que .es desplaZado·
hacia arribo por el aire frío que desciende. En el fragmento
citado están conf~mdidos la causa y el efecto. El mismísimo
Torricclli, cuya famosa experiencia pus~., final temor del vacío,
ridiculizó ingeniosamente In toorfa que sosten la que los cuerpos
ligeros tienden a emel'ger en e l ambiente.
En una de sus Lecturas Académicas dice Jo siguiente:
"Un día las nereidas decidieron crear su curso de fisicu. En
lo profundo del océu~1o in~tnlaron su academia y se pusieron a
explicar los fundamentos de la flsica, de la misma manera que
solemos hacer en nuestras escuelas los que hahitamos el océano
de aue. Las curiosas nereidas echaron de ver que entre todos
los objetos que ellas utilizaban bajo el,!!gua, unos bajaban, en
tanto que otros subitm. Entonces las ninfas, n i cortas ni
perezosas, sin pensar en c-ómo se comportarían esos mismos
objetos si se encontrasen en otros medios, dedujeron
tcnninanten1cntc que unos cuerpos, p or ejemplo, ln tienu, las
piedras y los metales son pesados, pues bajan al fondo~ otros,
como el nire, Ja cern y la mayoría de las plnntos, son ligeros, ya
que aparecen a flor de agua ... El equivoco de las jóvenes ninfas,
que clasificaron de ligeros los cuerpos que solemos catalogar
entre los pesados, es bien perdonable. Me imnginé que he nacido
y crecido en un anchuroso nuu· de mercurio. Enseguida se me
ocurrió redactar un tratado de cuerpos pesados y ligeros. Empecé
·a.disertar de la manera siguiente: como vivo en lo profundo de
·e_sre·mar, estoy acostumbrado a guardar todos los materiales,
J97
excepto el oro, bien amarradas para que no emerjan en la
superficie. Por tanto, todos los cuerpos en general son ligeros y
tienen la ~irtud natural de subir en el agua, menos el oro que se
precipita en el mercurio. Seria muy distmta la lisien ideada por
lus salamandros (si es cierto que éstas residen en el fuego)~
según ellas, todos los cuerpos, incluido el aire, serian pcsadog."
" Un libro de Aristóteles contiene la definición siguiente :
gc con:;idem pesado aquel objeto que tiende hacia abajo: y se
considera ligero aquel que tiende hacia arriba. ¿Habrá poca
diJC~rcncín entre estas detiníciones y las que se atribuyen a las
ncrcidns, que concuerdan con las observaciones. pero no han
l>ido rectificados por·iu razón'?"
Al cubo de tres siglos que transcurrieron desde entonces.
no hemos logrado superar las nociones prctorriccllianas, pues
nt'm se encuentran afinnuciones sobre el aire templado que
" tiende hacia arriba" y el frio que "ocupa su Jugar".
198
125. Ln sa t·tén de cobre y la snrtén de h ie 1-ro fu ndido
199
el menos 6io que se encuentra entre los cnstnles, se calentará y
scni desplazado a su vez por una nueva porción de aire fho
colado desde afuera. Como en este caso el aire que ingresu, se
~alienta entre los cristales a expensas del calor dellocr1l. debido
ul cnmbio de oirc en el ospocio entre los marcos disminuirá In
temperatura ambiente de la habitación. Cunnto mejor estén
cnmnsillndas las rend ijas , tanto mayor será e l efecto
tcmtoaislantc de tos marcos de ventano.
200
frio . Por eso tenernos calor estando en Wl cuarto con hucn<~
calefacción.
201
Muchos picnsm1 que en invierno Jos rios de corriente r;,'ipida
se dcmonm en congelarse porque las partículas de agua esttín
en constw1tc movimiento. En realidad, esto no es cierto. Las
moléculas de agua siguen moviénd o<>c aun cuando no hay
co•Tientc, con u nn velocidad de varios centenares de metros
por segundo, por eso un aumento de velocidad de 1 a 2 m/s no
inlluyc mucho. Adenuís - y esto es lo más imporlrmtc- e l
movinúento del agun del rio, tanto longitudinol como Yort icial,
entrcme:t.cla considerables masas de agua , sin alterar el
movimiento de w1as moléculas respecto a otras, es decir, no
ca mbia el estado ténnico d el cuerpo.
Por otra pnrte, elliecho de que Jos rios se demoran w1 poco
en helarse ol comcn7..1\r la época de frío, estú condicionado por
elmov:imiento del agua, pero de una mnnern algo distinta de lo
q ue se suele creer. E l ogua que corre J·áp idamcnte no se congela
porque se tnC7..cla, desde el fondo hasta la superficie, por lo que
tiene una temperatura más o menos igual. El agua cercana a la
superticie, cuya temperatura ha bajado basta cero grado,
cnseguido se me7..cl a con las capas mfcriores, que aún. no se
han en friado, a con secuencia de lo cu a l la temperatura de In
capa superficial vuelve a ser superior a cero. Los ríos comienzan
a hclnrse c u ando la temperatura de todn el ngun, desde la
superfici~ hasta el fondo del río, sen igua l n cero. Mas, para
ello se necesita algún tiempo, tan to mayor c uanto mós profundo
es el río.
Ln congelación de los rios rápidos depende del proceso de
mezclado del agua . Si el agua fluye lentamente, la COITicnte
tran sversal no a rrastra hacia el fondo los cristales de hielo
fonn ad os en la capa superficial ~ 6stos, pegándose unos a otros,
cubren la superficie del agua formando tma capa sólida. Pero
si la corriente es rauda, los mismos son arrastrados h acia abajo,
se pegan a Jos objetos que encuentran y se amonton an
estorbando la corriente y provocando inundaciones. En S iberia,
202
el Angara -ún.íC<.) rfo que nac1~ en cJ lngo Baikal-·, de corriente
rápida, no se hiela )argc• tiem¡:o a pe!;ar de que hn·.::e m.uchisinw
frío: en esta cpo(:.'l en el rio s1~ forman grandes nu1sas de hielo
que diliculton la corriente. P~-ro su afluente lrkul , de corriente
lenta, se congela a w1a lempcrntura de pocos grados baj(l cero:
A ve~cs, semejante fenómeno se observa cm diferentes tramos
de u n mismo Tio: si la pendiente es notable, la corriente c..~ rúpida
y no se hiela larg,o tiempo, además, se mnonton~m ff:agtncntos
de hielo que provocan inundm~iones . Si, en cnmbio, In corriente
es tranquila, e l a@ua se congela prontamente.
203
super iores tienen la misma tempernturD que las inferiores. Este
hecho se debe al mezclado del líquido calentado por abajo, u In
llamada convección. Si la atmósfera fuera líquida, entonces,
s iendo calentada desde abujo, tendría temperatura igual en coda
UJH) de s us puntos. En la abnósfera gaseosa también hay
corrientes provocadas por el calentamiento: e l aire frío de las
capas superiores desciende desplazando desde abajo el aire
templado. pero la temperatura no se igualu. ¿Por qué?
Uno de los libros de texto da la siguiente respuesta que
purccc bastlmte verosímil. El aire que su be desde la superficie
terrestre, reali7..n trnb.?jo merced a 1u cnergla de so reserva de
calo r~ por e llo, cada kilogramo d e nirc que nsciendc n 4 27 m .,
debe ceder una cantidad equivalente de calor, e n este caso,
1 kcal. S i consideramos qu e el calor especifico del aire es de
0,25 kcnl /(kg x grnd)aproximadamente, cada l OO m. denlturo
su temperatura debe variar en 1o C . De hecho se observa uno
vannción similar.
1\ pesar de que esta explicac ión concuerda con los datos
reales, es del todo CJTó neo, pues se basa e n tmu suposición
cquivocnda de que el aire renJiza trabajo mienb·ns asciende. En
n:aüdad, en este caso dicho Ouidoreali7.n tan pocotrabujocomo
un corcho que emerge en el agua. El corcho no se enfría m ientras
sube ala superficie desde el fondo d e un lago ni re aliza trabajo,
sino que, por el contrario, sobre éJ m ismo se realiza trabajo. Do
Ju mi sma manera el aire sube, siendo desplazado por la corriente
fri a que reetlizn trabajo parn elevarlo a expensas de In energía
d e Ja masa de aire frio que desciende. Además, ¿se en fria, acaso,
una bala dispurada hac ia arriba que realiza trnbojo para subir a
cicrtn a ltura? Ni mucho menos: mientras disminuye su encrgfa
cinética, aumenta In energía potencial, uc manera que se observa
el balance en ergético sin que la energ ía mec.'\nica se convierta
en térmica.
204
Ahora queda claro, por qué es errónea otra explicación del
hecho de que las capas superiores de la atmósfera tienen
temperatura tan baja: las moléculas del flujo de aire ascendente.
se desacelera11 mientras suben, en tanto que la disminución de
su ·velocidad equivale ala disnúnueión de su temperatum. Esta
conclusión también es errónea, pero equivocadamente la
hicieron suya incluso algunos experimentadores de gran talla,
aunque Maxwell en su Theory ofHeat prevenia de eUa.
"La gravedad decía éste, no influye de ninguna manera en
la distübución de tempcmturas en la columna de aire·•. No
debemos hacer caso omiso del hecho de que merced a la
gmvedad todas las moléculas del gas se desplazan de un modo
estrictamente iguaJ , sin alterar la posición de unas respecto a
otras: se trata pues, de su traslado paralelo. Por esta razón, el
movüniento de una molbcula respecto de otras no varia bajo el
efecto de la gravedad, lo mismo que al trasladar un recipiente
lleno de gas de un lugar a o tro. El movimiento témúco de las
moléculas no cambia, por ello, tampoco puede cambiar la
temperatura del gas. ._
En realidad, las corrientes ascendentes de aire se enfrían a
consecuencia de su expansión adiabática. A l mezclarse con las
capas superiores de La atmósfera, cada vez más enmrecidas, el
aire realiza trabajo de expansión a ex"J)ensas de su reserva de
calor. Cuando el gas cambia de estado variando también su
presió n sin r ecibir energía desde afuera (y sin cederla al medio
ex.i.erior), se dice que semejante cambio de estado es adiabático.
En ténninoscuantitativos, hay que cxruninareste fenómeno
de la manera siguiente. Si junto a la superficie terrestre la
t~mperatu.ra del aire es T o> y a la a ltura hes T h' mientras que la
presión barométrica es P 0 y P~a, respectivamente, el descenso
de la temperatura a la altura h vendrá dado por la expresión
~ siguiente:
205
Aquí. k es la nm'm Je la cupucidad colo rí ficü dol gns a
volumen constante con respecto n su cupa<;idad calorífiCu hajo
presión conslonte: pnra el t~irc k= 1,4, por ·~onsi guientc,
(k - 1)/ k=0.29.
Por cjc:mplo. vmnos a calculnr el dcscCJ JSO de la temperatura
del nin: 11 In mismn nllura ü c 5,.5 km .. donde In presi ó n
har0m~ ll Í(:a es dos n ;ccs tnenor q ue jun to a la supcrlicic
teJTCstrc. Paro simplilicar, vamos n ;;.xamin<~r el ascenso de uno
masa de ni re seco. 1cm:mos, pues, In expresión qu<o~ sig11<.::
dcdomlt·
206
aire que asciende, se enfrln a consecuencia de ln expansión
adiabática, mientras que el que desciende, se calienta debido a
la compresión adiablttica. Por esta razón, las capas superiores
de la atmósfera tienen umt temperatura menor q u e lns cercan os
o ltt superficie terrestre.
207
Estnmos propc.:nsos u ::;ubcstimar lu temperatura uc las
fucnt<.:S J¡; Juz lan ''tnodcstas'· COI110 }¿¡ !lmnu de UIIU \'el<!
ordinaria. Por eso, muchos se soqwendcrán al enlerm·se de que
la llama <le una vela tiene una temperatura de l600° C (según
cst~Jb\ cció O . Lwnmcr con l'IITcglo a la ley de desplaznmicnlo
de Wicn).
.
¡,l'or qr~t! los clavos 1w se ji.11ulen en la llamad<! zmn ¡·e/a?
208
De modo que el clavo no se li.tnde en la llama d e la vela
porq ue ést.!l no le• envud\'c enteramente, y no porque produce
pocn cnlor.
2(19
135. Calentamiento de l ag u:\ e n tres estados
210
b} ( Qué liquido nt!C<'.~ItO la mayor cantidad d q calorparr1 .m
calcmtamieiiTO?
e) t'Qué sustanc/Q necesita la mayor cantidnd de calor pal'a
ti/ calcntami<ln/0?
211
139. E l metal mús fusible
212
metales refractarios. Se conocen metales cuyas temperaturas
de fusión superan en 500 ó 1000 grados la e 1 platino. Entre
ellos figuran el iridio (2350° C), el osmio 1700° C), el tantalio
(2800° C) y el tungsteno (3400° C).
E lmngsteno es el metal m.ás di ficilme nte f·usible entre los
que se conocen (se emplea para los filamentos de lámparas de
incandescencia).
2 13
hJ ~ina bote/kr 1/ent r d<J agua se encllentra den/r() de rtt•o mos.a
de hielo a 0 ° C . y otra, dC'ntro d (! agua a la mísnr ~l
lempc•ratura. ¿fin cuál de los botella.\· C'l agua se con}!elará
•' 11'1/(' S ?
214
Pero durante el calentamiento disminuye el de esta ultima: por
ejemplo, a 100° C equivale a 0,96 g/cm3 , por lo cual en este
caso el hielo que se derrite, continuará flotando. Si seguimos
calentando el líquido (a presión elevada), a los 150° e su peso
.será de 0,917, de modo que el lúelo podrá permanecer por debajo
del rúvel de su superficie, sin bajar ni subir. A los 200° C el
agua tendrá una densidad de 0,86 glcUl3 , es decir, menor que
la del hielo, por lo cual éste se hundirá.
Cabe señalnr que en condiciones nom1nles el hielo es una
de las variedades del agua sólida: en otras condiciones (cuando
varía la presión) se fonnan otras vm·iedades de hielo cuyas
propiedades son distintas. Rc:lali7..ando experimen tos !>Obre las
propiedades de diversos cuetvos sometidos a una presión
bastante altn (de hasta 30.000 at.), el físico inglés Bridgman
clescub1ió seis variedades diferentes de hielo y las designó con.
números: hielo I, hielo Il. etc. El hielo 1 es más ligero que el
agua en un 1O ó en un J 4%. Las otras cinco variedades son
mtís densas que esta última: el hielo TI, en el 22 %; el hielo l.ll,
en e l 3 %; el hjclo IV, en e l1 2 %, e l hiel~ V, en e l 8% y el hielo
Vl, en el 12%.
Por consiguiente, entre las seis variedades de hielo sólo
una tlotn en el aguo, mientras que las demás se hunden.
215
~e congela fn:cuenlcnH:nle en époens Jc deshielo, y no cuun<lo
hac<: mucho frio. No c•bstante, este fenómeno tun extnuio ~·.e
debe a la conducti\'idad térmica insutieicntc del suelo.
La tierra cotlllucc tan mal el calor que la lcmpcmlur<~
mínima s•:; establece müs l<:1rdc en el suelo que, $Ohre lu
supcrlicie terrestre~ cuanto mayor eH la pmfundidad, tanto mits
se tarda. Por ello, euando In tcmpcraturu del ambiente ya ~.e
num ticnc bajo c<~ro. el li·io alin n.o tiene L1cmp<J pnrn z¡Jcon.T.ar
las tubcrias y Jos locales :mblctTáocos, por lo cual el ogun no ~:e
congela. Sólo después, cunndo en la superficie ya c~mlienza (~j
deshielo, penetra hn~;ta las tuberías. Bajo Licrn:t :;e establece l.a
tcmpcrutw:a minima cuandü en lu ~uperfícic terrestre el hielo
cmpie-.~.:u n dcm::tirse.
216
La Ji.fenmcia entre la •;;xplicnciún del fenómeno y ·~1
resultado del cálculo se debe a las dimem;iones exngemdns de
la superfi¡;je de contacto entre el patín y el hielo. No toJo la
superficie del patín está en conutcto con el hielo, sino nlgunos
de sus puntos, cuyn <'u-ea lotv.l no debe do superar O, t cm: ((:s
decir, J O nunl). Sn este en so la presión que e l patinnúor (de 60
kg. de pcs·o) ejerc-e sobre ~1 hielo, no será menor de 60: O, 1 =
600 kg(/cm~. es decir, no serú inft::rior o la magnitud que se.
requiere paru que, conforme u la tcoria, disminuya la
temperatura, a la cunl el hielo empieza a derretirse.
Si d íi'í<.1 es muy intcns•,). la r·rcsión de los patines sedt
insLJ:lcicnl.c para reduc.tr la tcmpt.·nnuru de fusión dd hido husla
el valor requerido; en este caso el patinaje se difío;ultnrá .. pucsl.o
que aumentuni notablemente la fricción por rull:~ del agua que
~i tY·~ de engrase
217
tollln más denso que de ordinario y. por consiguiente, ocupa
menos espacio: la presión ya no contribuye a su derretimiento.
218
proc.luclo, udcntú~. dil'utinuyc considcmtblcmt•ntc el peligro c.lc
incendios m\pidicnu<1 In propngnción del luego.
COJ gaseoso
CO¡ llqu~~ •. - _ \~~
~ ..
•.
~"::"":._-_
::-
...
J -=\. '" ' . - --j
. ..,,.._.,.~.. . .~
-·- - -
..;.. ¡' j
~
. .......
.....
.. ... -
,.
...
".:; ::::: .....
b:''-
• :__;:;:;.¿ • •.
- . ... --
-
et ttflhírh-ido c·arhánico
cougC'Iodoforn.as 111/ll
ma Wl parecida,·¡ lt1
fiÍ<'n' ; de.>¡mé~ de
pren sarlu s¡• uht iN 11'
"fue/o .~!'f'O " .
219
148. El color d el vnpor de ag u~
220
plana a la misma temperatura. La causa de este fenómeno
consiste en que la superficie cóncava de liquido vuelve a captar
fácilmente las mok."culas despr"ndidas de ella. Por consiguiente,
cuando hay relativamente poca~ moléculas liberadas, la
cantidad de moléculas que se liberan cada segundo dentro de
la burbuja debe equivaler a la de moléculas capturadas. Se trata,
pues, del estado de saturación, cuando un espacio dado contiene,
a una temperatura detenninada, la cántidad máxima de vapor,
y cuando la presión del vapor también es máx'ima. De modo
que queda claro que la presión máximu del vapor en el seno de
l.a burbuja es menor que encima de la superficie del agun plana,
donde equi\.•ule n In atmosférica. Cuanto mós cóncuva es In
superficie de agua, es decir, cuanto menor es el radio de la
burbuja, tanto menor será la presión máxima del vapor. Por
ejemplo, dentro de una b\.ltbuja de 0,0 1 pm. de radio, a los
100° C la presión del vapor saturante es de 750 mm. de mercurio
en vez de 760 mm. de mercurio.
H.esultn, pues, que el agua no debe empezar a bullir o los
100° C, como establece la tcorin, sino a una temperatura muyor,
es decir, cuando el vapor cree en el agun una presión más nltn,
igual a la atmosférica. Por esta razón, el agua hervida
previam.ente, que ya no contiene aire disuelto, tarda mús en
empezar a bullir. En cambio, la ebullición dura menos, se
desprende mayor cantidad de vapor, y el agua tarda poco tiempo
en calentarse hasta la temperatura nonnnl de cbull ición (1 00°
C) n consecuencia del consumo intenso de ca lor para la
evaporación. La ebullición del agua sin hervir que contiene
oirc disuelto transcurre de una manera distinta.
Como la solubilidad de Jos guscs disminuye al aumcntru· la
temperatura, el exceso de aire debe desprenderse del liquido
que se calienta. Precisamente este aire formn burbujas. Los
primeros glóbulos que aparecen en el agua sin he!V;r durante
el calentamiento, no contienen vnpor, sino ai.rc, y sólo poco
221
ruto dcspu ~s cmpic/.an o desprenderse de :;u sup<::rlicic interna
molc~culas de vnptlr de agua. Hay que tener en cuenta que a la ~
pnmcras burbujas de , ·npor. los m:h: pequ·~i'lns, les cue~ta nuis
trabajo formarse, puesto que ln presión del \'llpor de agua en
ellos es muy reducida. Cuando tcnn innn c·stas dificultades, ~ s
decir, cuundo oc una u otrn forma aparecen burbujas, se fncilitu
com:iderablcmcntc el pn.lCCS<• uc fomu•ción de Yapor <11 en:,::.
y su tamar.,o muncnln. Este h'~cho c:->plica , por que el ag'\HlllO
hcl'\ido con uire:: uisucllo no lnrda tanto cm empe:r..ar a hcl'\'11'
como !u hervido prc\'iUUK'Ill·~. tvfa.\.wdl logró sobrccalcnléll'
hasl:l !80c: C (U ¡m;~ión nonnuJ }' CICando CÍCt'lnS COndiciones
~ompkmcntarw s) ngun, ele lu cual )),Jh!n c~:lruiJo, t'nla mcdiJu
de k• p")siblc. uin:: di suel lo. Tul vez el.imin:mdo m1·1s ni re, logrnrín
culentarla hnsltt unn tcmpcwl.urn mnyor, sin que. <.l~i<ts'~ de se·r
liquJdU.
222
151. U na tetera con ngun hirviendo sobro la palma
d e la mano
223
f\sln explicw~ión es crrónen, pu~s nv aclara por qué las
paredes lalerak-s queman más que el fondo .. además, no
conmder<J d heehu de que u C-')nsc~.:uencin ue In c~·npomción d
fondo de lu tctcrn no puede tener una tcmp·~ratnm mcncr que <:1
agun ct">ntenid~ en ello ~ en este caso la tempcmtura del nguu es
ele unos l 00° C. o sea, es sullc1enlc pura quemar la numo.
.La cuusn rcnl de cslc ((;nómeno conSISte en lo) siguj~ote : la
humedad (d sudor) de lo palma de la mmw entra en contacto
con ·~1 fondo de In lctcm, pusnndo al llomudo " estado estcroidar·;
en un primer insrnnte después de rctir<tr 1<• vasiJa del hornillo,
el f(md (> tiene <:nlor ~.uricicnh.~ p:.r:t ell o. Mas, ctwndo su
tcmpcrulurn cstó por debajo de 150° C, vu no hay humedad
que se cncucntr~ en cstndo estcroidal , por lo cual el o; ulor se
siente más.
f~s tc c:q>crimento se llevan ..:.nb-;1 c.on ·~.\.ilo siempn: que el
fondo de la tctern sen liso y no esté cw;nciaclo. puL'S In rugosidn:l
c.lc- In sup¡;rliCIO mctúlicn r la S UCICOOO estorban qu~ huya
llluucclnu en estado esli~roídn l.
224
111 ~j oran su sabor. Por CE.<.> lo ca me lh1:a sabe m~jor que la cocid<1,
nsi como el huevo f:rito es má 5 sabroso qu·~ el duro, etc .
,r
---
,..
( ... '
225
Si el tennómetro csl{• ~-co, sus indicaciones no depcndt.m
de ninguna numera del viento, aunque n veces se cree lo
contrario, pues si el tiempo es ventoso, sentimos el rrio más
intensamente. No obstante, dicho elemento influye de di [oren te
monern en el organismo humano y este instrumento de medida.
El viento se lleva rápidnmcntc las capas <le aire templado y
híum:do que envueln.'n nuestro cuerpo, y las sustituye por capas
de aire frfo. intensificando de ese modo la pérdida de calor y
numentando la sensación de frio. A su vez., el tennómct.ro, en
cambio, indicará h1 mismn lempenuum, o pesar de que hugn
vh.:nloo no.
226
/.1 a B sin aumentar la tensión del vapor en este último. He aqui
el ptincipio formulado por primera vez pc·r J.Wal1::
·' Si se comunican dos recipict"\t()S que contienen un mismo
líquido a tempcralura d ifercnte, ten<.lrán igual tc11 sión de vapor,
equivalente a la múxima que se registra a lo temperatura más
baja de esl:as dos."
227
coso se condensa en In bola inferior eufi'iado: la ebullición es
tan enérgica y la pérdida de calor a consecuencia de In
evaporación es tan intensa que se oongela, el agua del recipiente
superior, aunque no estli en el seno del hielo. J. Watt aprovtJCh.ó
este principio pnrn construir su "refrigcrndor": el vnpor de
l\SCape contenido en el cilindro se dirige por sí mismo al
refrigerador y se condensa en él. Antes de J. Wntt, en In máquina
de Ncwcommen, pnra condensar el Y upor agotado se inyectaba
agua fria en el cilindro, enfriando de esta manera no sólo el
vapor, sino también las paredes del cilindro, sin lo cual el vnpor
no se condcnsnba; durnntc la carrera siguiente del émbolo, en
el ci lindro cnl"riado so iny~;.-ctabn vapor caliente, cuyas primeras
porciones se conden saban (:)U las paredes hasta que la
temperatura del cilindro se igualaba con la del vapor en lu
caldera. Queda claro, pues, que semejante procedimiento de
condensación del vapor no era muy económico, por cuanto se
consumían grandes cantidades de vapor y agua li'ía. para lo
cual se gastaba mucho carbón. Es por eso que las máquinas
anteriores a lo de Watt tenfru1 un rendimiento tan bajo, sólo del
0,3 %. Este inventor utilizó, entre otros adelantos, el
condensador cuyo funcionamiento se basaba en el "prillcipio
de la pnred fria", descubierto por él mismo: el vapor abandona
por sí mismo el cilindro dejando calientes sus par:edes y
enfriándo~e fuero de él, en el condensador.
Pox: cierto, al lector le uneresnrá saber de qué manero se
aplicaril en la astronomía este principio que, al parecer, sólo
tiene aplicaciones mecúnicas. No obstante, este principio es
fundamental al resolver problemas relacionados con lu
revolución de los planetas más cercanos al Sol, o sea, Mercurio
y Venus.
Orbitando al Sol, Mercurio siempre le presenta Ja misma
cara, por lo cual en ese planeta el ''día'· equivale al "nño". En
su cara siempre ilwninada por los rayos solares, hay un dfa
228
etemo y un intenso calor, mientras que en la caro opuesta,
siempre sumida en las tinieblas del Universo, reinan una noche
infin ita y un intenso frío de- 264 o C, casi lo mismo que en el
espacio. En la mitad fría de Mercurio la atmósfera debe
condensarse y C41ngelarse, aunque consista en hidrógeno. Pero,
según e l principio de Watt, n esta "pared fria" del planeta debe
afluir la atmósfera del hemisferio dit.m}o, donde se e.stablece la
presión reducida que se registra en la atmósfera licuada del
hemjsferio frio. Además, la parte de la atmósfera que se traslada
de esa manera, también se condensa a consecuencia de la
temperatura tnn bajo. Este proceso ha de continuar has1·a que
toda In ntmósfera del planctn se desplace a lu cara fria.
B
El criój{Jro: cuando se enfi·ía el recipiel'lte ir?ler·iot;
se congela el agua contenida en el superi01:
230
ql.\e la del álamo temblón, no nos debe sorprender el hecho de
q'J)e el poder calorífico de la leña de abedul es igual que el de la
orra especie de madera. En general, cuando se quema un
kilogramo de leña de cualquier especie de madera se obtiene
una misma cantidad de calor (siempre que sea igual el
poréentaje de humedad contenida en ellas).
As! pues, nos parece que la madera de abedul tiene mayor
poder co:lorifico que la de álamo temblón porque comparamos
masas desiguales de estos combustibles quemando mayor
cantidad de una de ellas.
Si las diferentes especies de madera, de igual mnsn,
producen iguales cnntidades de calor, no serón completamente
equivalentes como combustible. Cuando se utilizan calderos
de vapor, no sólo importa el poder calorífico del combustible,
sino también la velocidad con que se quema. En tiempos lejanos,
cuando en las fábricas de vidrio se empleaban tales calderos,
se prefería la leña de álamo temblón o de pino, que se quema
más rápidamente que la de las demás especies. En las chimeneas
y estufas que sirven para cnJcntnr las habitaciones, In leña de
especies más densas calienta mejor que la de otras, de menor
densidad, que tardan menos en q1.1cmn.rse.
231
CI'Jilt>:uacu)n cun 1.'1 ¡;udc1 ealoniÍI.:Q d<· muchos cJ , ,~s de
.;ombuslible 111dustriol, como son.
232
Por ello, nntumhm:utc surge lu pregunta si~uit.:ntc : si los
explosivos conticmcn cantidades n<• muy g rund es úc cnergíu,
¿cómo se podrín explicar el terrible efecto destructor que
producen? f!s tc se c~pli ca únicn,mcnlc por lu rapidez de
combustión, es decir, por d hecho de que una cantidad
relol ivamentc pcqucíiu de em:rgia ~ libcrn en un inter\'alo de
tiempo muy corto . Durnnte la qucn\o de los explo,ivos se fonno
gnm cantidad de gnscs que, cnc:crrados en w.uceinto de vo ltunen
reducido, cmpqjun e l proyf·elil con uno pre~.ión d~ 4000
llllll O S fcrnf:.
Si In coml'lu3lil'll1 de la pólvora lucm h.:ntu, ~:~n t:1 tiemp o
ncc~:sa ri o p<~rn
:.u lir e l proy•xti l por lu boca dd caí1ó n . se
c¡ucmarln unu prrrtc pequeña de In cargu y s<.: fo¡m¡¡rínn pocos
gases, por lo cuul su prc:sión )' la vckx~idml dd proy~.:dil serían
insulicientcs. .Pero de hecho Ja póh·om se qucmn en el eaftún
ensi ínstanláncnmcntc. En menos que tu1H c·~ntésima de segundo
la cnrgo se quema totalmente y los g.nscs proyectan la bulu con
una fi.tt·r~.:a enom1c.
.Yo .'i·e trata de mta hromn. sino d<' 1111 problama ba:~tonte
~·eric> de la ji.vica. D11rrmte In comhusli/m se libet·a ('/1<'/:{(ícr.
¿Cutíntos julios de erwrgw se obth'IH!/1 cnda s,·g 111tda
c¡ll<'lll(lndo wta Cl'rilla?
Hn o1ras paln hnJS, ;.cuál es la polencia de una cerilla w t
votios? Como ve, ustc problema na tiene nadcr de broma.
4,2 X 15 = 63 W
234
Por consiguiente, d mute• iol q~~t: uhsorbcr{l la grasu debe
aplicnrse u In cara opuc·stn n la plunchn.
235
Capitulo Q11into
S ONIDO Y LUZ
l 61 . E l trueno
162. E l sonido y el viento
163 . La presión del son ido
164. ¿Por qué la pucrtu debilita el son ido?
165. La lente acústic.a
166. La reflexión acústica
16 7. E l ruido del carneo!
J 68. m <..liapasón y el resonad or
169. ¿Adónde van las ondas acústicas?
170. La v isibilidad de los rayos luminosos
17 1. El orto dcJ Sol
172. La sombra del alambre
173. La sombr-d de una nube
174. Lectura a la luz de In luna
175. EL terciopelo negro y lo n ieve blanca
176. Una estrelln y unn vela
l 77. El color de la superficie lunar
178. ¿Por qué la nieve es blanco?
179. Sacando lustre al calzndo
180. El número de colores del cspectrl, y del arco ir is
181. El nrco iris
182. A través de vidlios de colores
183. E l oro cambia do color
184 . El percal visto a lu luz eléctrica
185. E l color del finnnmcnto
186. El eclipse arttficial del Sol
187. La luz roja
188. La refracción y la densidad
189. Dos Lentes
237
190. La Luna junto ni bori7.ontc
19 1 . Ln Lunu vi)i,lu <1 travt:~ dt~ un on ficto punzndo en
una hoja de cartulina
192 L n C\'nstnnt~ sc>lur
193. El nl:ljeto mús m:gro
19-1 Lu t cmpcrulura dd Sol
195 L::~ temperatura del Universo
238
161. El true no
239
posibk dclcnninnr h1 d 1stanc.ia lwst:.1 la dc!:cnrga partiunJo del
<.:spacio de tiempo trnnscllrrido entre la clm;pa y el trueno
( mulltpJicundo t!J numero dt:: segundos por la \'elt)CtJatl del
sonido). ya que la ondu de aire que tronsporla el sonido. viaja
con una ,·clocidod vuri:~blc, nx:()tricndo la pnrtc inicial de esta
distancia n una vclocidml supersónica y ul resto, con lu dd
sonido.
Lo qw.: Hcabnmos d·:: exponer S()brc el tn~eno, no tiene nada
que ver con el sonido del disparo: ni d1spmttr un <.:.añón, la onda
c:-:plosivn se con\·icrtc en una onda acústica ordinarin u d os
lllClros du la picza;.pordlo, CJ; posible tlcl(:nninar la vt.:locillud
del m re a hase del disp.Jro de cnñón.
240
siguiente. La velocidad del viento casi siempre awnenta e n
función de la altitud. Por consiguiente, las ondas acústicas que
se propagan a cierta altura y cuya superficie en el ambiente
tranquilo suele ser esférica (líneas de trazos en In figura),
cambian de fonnu con mayor velocidad en dirección del viento
(según indica la flecbn) que las que se despll\Zlln junto a la
superficie terrestre. Por ~sta razón tienen fonna parecidn a la
que viene representada por las lineas continuas en ln figuro .
Como en cada punto el sonido se propaga perpendiculannente
a la superficie de la onda, el que procede del punto A en dirección
AC no podrá llegar hnsta el puntoD, sino que pasará por cncimu
de él siguiendo lu llnea Aa, por lo cual el obscrvudor que se
encuentra en dicho punto, no lo oirá.
241
lnjlw!llcia del viemo favorable
en la propagación dal.~onirlo.
242
Así pues, el hecho de que el sonido se amplifica por el
viento no se debe a la variación de la velocidad de las ondas
sonorus, sino al cambio de su fonna (en reswnidas cuentas el
cambio de fonna depende de la variación de la velocidad).
243
transmite el sonido más rápidamente. Por lo t<mto, existe cierto
(mgulo límite de incidencia de los haces sonoros que pasan del
aire a Ju madera, el cual es bastante pequeño (debido al elevado
indice de rerrucción). O sea, tma pmtc considerable de las ondas
aéreas qucatra\·ie:wm el aire e inciden en la superficie de madera,
deberán re(lcjarse al aire sin penetrar en esta última. En suma,
lo madem dejará pasar un porccnhtie reducido de ondas sonoros
procedentes del aire., que inciden en la superficie de separación
de estos dos medios. Por cstn razón, la puerta disminuye !u
intcnsidnd del sonitlo.
244
de 1,5 m. aproximadamente, un embudo de vidrio, con lu parte
ancha dando hacia la esfera.
·--.. ··-, ~
i
f¡
ti
245
sonando como antes. Por lo tanto. la lente pcmlitc oír clarrunento
el tictac del reloj que no se oye " a simple oído", por decirlo
nsí ."
o
Agtta
246
Por esta misma razón, cuando el sonido pasa del aire al
agua, existe un ángulo límite que en este caso sólo es de 13°
(correspondientemente al valor elevado del índice de refracción,
equivalente a la razón de velocidades de propagación del sonido
enrunbos medios). La figura muestra cuán pequeño es el "cono"
AOB que incluye todos los ángulos, bajo los cuales el sonido
puede penetrar en el liquido. Los haces sonoros que no
pertenecen a dicho cono, se reflejarán de la superficie del agua
sin atravesarla (reflexión interna total del sonido).
247
que la cantidau de energía emitida por el diapasón vibrante y el
resonndor, es una misma. No se obtiene ningún exceso de
energía.
248
podido ocurrir por la sencilla rnzón de que los rayos luminosos
son invisibles. Cada vez que nos parece que vemos rayos de
luz, lo que notamos son cuerpos iluminados por ellos. Ln luz
que pennite verlo todo, es invisible. He aquí lo que dijo sobre
este tema John Herschel, hijo de un célebre nstrónomo y gran
astrónomo y físico él mismo:
"La luz, a pesar de que pennitevcr los objetos, de por si es
invisible. Hay quien dice que se puede ver tm royo luminoso
cuondo éste penetra en un curu-to oscuro por un orificio nbiorto
en una pared, o cuando conos o rayos luminosos irrumpen en
los espacios entre las nubes un día nublado. procedentes de
Wlll zona (invisible) del sol como del punto, en el ctull con\'crgcn
todas las líneas paralelas. Pero lo que vemos en este caso, no
es la luz, sino innumerables partículas de polvo o niebla que
n:Oejan cierta parte de la luz que incide en cllus.
Vemos lo Luna porque lo ilumina el Sol. Donde no hoy
Luna, no vemos nada. uunque estamos seguros de que la
vercnws cuando vuelva a ocupar la misma posición. y que
veríamos el Sol si estuviéramos en la Luna (dondequiera que
se encuentre, a menos que no esté tapado por la Tierra). Por
consigtúentc, en cado uno de estos puntos siempre hay !u%. solar,
aunque es unposiblc verla como un o~jcto cualquiera. Existe,
pues, en forero de proceso.
Lo que acnbumos de explicar respecto al Sol, también se
rctícre a las estrellas; por eso, cuando contemplamos el ciclo
noctumn no-..-emos sino un fondo oscuro, excepto las direcciones
en que vemos estrellas, aunque estamos seguros de que todo el
espacio (fuera de la sombro de la Tierra) es atravesado
constantemente por haces luminosos... "
Esta nfinnocíón parece rcf·utar el hecho de que percibimos
clnramcnte rayos de luz procedentes de las estrellas y, en general,
de todo punto lluninoso~ además, cuando enlomamos los ojos
distinguimos un haz luminoso que llega hasta noso1ros desde
249
lm asl.ro lejano. Tanto lo WlO como lo otro es unn equivocación.
Lo que entendemos por rayos procedentes de las estrellas, es
un efecto que surge como resultado de la disposición radwl de
lns fibras que componen el cristalino del ojo humano. Si
seguimos un consejo de Leonardo de Vinci y miramos las
cstrcllus a través de un orificio muy pequei\o prnct'icado
medinnte una aguja en una hQia de cartulina, no,teremos ningún
rayo ni estrella~ los astros nos parecerán partlculas de polvo
muy brillantes, puesto que en este caso Wl haz luminoso muy
fino penetra en el QjO a través de la parte central del cristalino,
de modo que la estructura radial de éste no lo puede defonnar.
Pl1r lo que atat1e al haz de luz que vemos al entornar Jos ojos,
éste se fornm n consecuencia de la difracción de la luz en las
pestañas.
250
172. Ln sombra del alambre
251
Este dato nos pemute detemünru- la longitud de la sombra
proyectada por el alambre : ésta es igual a su diámetro
multiplicndo por 2 x 57, pues es sabido que un objeto que se ve
bajo un ángulo de 1° se encuentra a una distancia equivalente
a 57 veces su diámetro. Si el alambre que sostiene el farol ,
mide 0,5 cm. de grosor, la longitud ele la sombra seró de
O, 5 x 114 = 57 cm.
o sea, esta magnitud es mucho menor que la altura a la que se
encuentra suspendido el farol. Por ello, la sombra (sin contar la
pcnw11bm) del alambre no llega hasta el pavimento.
252
173. Ln sombra d e una nube
253
comprendida entre la nube y el suelo es de 1000 x ~ ~ 1400
m. En semejante caso, la distuncia entre las semirrectas que
f(mmm un úngulo de 0,5°, será de 14001115, es decir, de unos
12m. Si la nube mide menos de 12m. de diámetro, su sombra
completa. no ulcanzorá la superficie de la tierra . En los
condiciones dadas y cuando ln nube es de grandes dimensiones,
ésto proyectará sombra completa sobre la tierra, 12 m . más
corta que el diámetro correspondiente de ln nube.
Si las nubes son de dimensiones considerables, semej<mte
diferencia no tiene mucha importancia, de modo que lns
sombras perfilados en el suelo no se distinguir{m mucho de sus
"prototipos". Por cot~siguientc, podemos considerar que sus
dimension es son iguales, aunque comúnmente se piensa que
la sombra es más grande que la nube que la proyecta. Este
hecho permite estimar fáci lmente la s dimensiones
longitudinales y transversales de los nubes .
254
llena produce la misma iluminación que una \lela encendida n
3 m de distanció.) Quedn clnro, pues, que la luz del satélite
natural, n o es suficiente para leer un libro sin hacer algún
esfuerzo. También estamos propensos a sobrestimar la
iluminación naturul en las noclws blancas. En esta época, a la
medianoche, la iluminación en la latitud de San Petersburgo es
de 0,5 lx aproximadamente. Por tanto, durante las noches
blancas se puede escribir o leer sin más luz que -la m•tural sólo
a las 10 de la "noche"' o a las 2 de la madn•gada, cuando la
ilmninnción es de 30 o. 40 h:.
255
un 80 % de la luz que incide sobre ella). Se sabe que la
iluminación que da el sol es 400.000 veces más intensa que la
de la luna. Por ello el 1 % de la luz solar rechazada por e l
terciopelo negro es mi les de veces más intensa que el 100% de
lu luz de la luna dispersada por la nieve.
En otras palabras, el terciopelo negro expuesto a la 1uz del
sol es mucho más claro que la nieve iluminada por la luna. Por
cierto, lo que acabamos ele exponer no sólo se refiere ala nieve,
sino también al mejor pigmento blanco (ellitopón, el más blanco
entre los pigmentos, dispersa el 91 %de la luz recibida).
No hay superficie, excepto laque esté caldeada al rojo, que
rechace mús luz que la que incide sobre ella (la luna refleja
400.000 veces menos luz que el sol), por ello, es imposible que
exista una pintura tan blanca que a la luz ele la luna sea
objetivamente más clara que la pintura más negra un dia de
sol.
256
177. .E l color de la supct11dc lunar
257
l..u nieve es d~ color blanco por Jo misma ruzón, por la cual
parece ser blnnco el vidrio tritt1rado y, en general, todas 1as
sustuncias transparentes tritw·adas. Si desmenuzamos tm tro~o
de hielo en un mortero o lo raspamos con un cuchillo,
obtendremos polvo de color blunco. Este color se debe a que
los wyos ltuninosos que penetran en los diminutos trocitos de
hielo transparente, no emergen de ellos, sino que se reflejan en
sLt interior por la superficie de separación del hielo y el aire
(reflexión intema tot<il). A su vez, la s uperficie del trozo de
hielo, que ret1ejn desordenadamente en todos los sentidos los
myos de luz recibidos, nos parece tener colorhlonco. De modo
que lo causa que;condic.iona el color blanc-o de .la nieve, es su
fraccionruniento. Si los espacios que hay entre las partículas de
nie\·e se llenan de agua, ésta pierde su color blanco y se vuelve
transparente.
258
Para descubrir el secreto hay que comprender en qué se
diferencia una superficie brillante de otra mate. Se suele creer
que la superficie pulida es lisa, mientras que la mate es rugosa.
Esto no es cierto: ambas superficies son rugosas. No existen
superficies perfectamente lisas. Un¡~. .pulimentada vista en un
microscopio parece cortada a pico, lo mismo qu.e el filo de una
navaja vista en un microscopio; a una persona disminuida diez
millones de veces, la s uperficie de una placa esmeradamente
pulido le parecería un terreno poblado de coljnas.
Cualquier superficie, sea mate o esté muy bien pulida, es
rugosa, tiene abolladuras y raspaduras. Todo depende de las
dimensiones de estas in'Cgularidades y defectos. Si son menores
que la longitud de onda de la luz que cae sobre ellos, los rayos
serán reflejados de fonna "regular", es decir. con.serYaudo todos
Jos ángulos de inclinación de unos respecto a otros que tenían
ames de ser rechazados por la superficie. Scm~jante superficie
produce imágenes especulnres, brilla y se dice que está pulida.
Pero si. en cambio. dichas irregularidades miden más de In
longitud de o.ndn de la luz incidente, los rayl1S luminosos scrftn
reflejados de forma desordenada, sin conservar los ángulos
iniciales de inclinación de unos respecto a otros. Semejante Juz
difusa no da reflejos especulares y se dice que es mate.
De aqui se deduce que una superficie puede estar pulida
para unos rayos y ser mate para otros. Para los rayos de luz
visible, cuya longitud de onda es de 0,5 micras (0,0005 nmt.)
por ténnino medio, unn superficie con irregularidades menores
que las que acabamos de indicar, será pulida; paru los royos
infrarrojos. de onda m {ls larga, también lo será; pero pnrn los
ultmvioletas, de onda más corta, será mate.
Mas, volvamos al prosaico tema de nuestro problema: ¿por
qué tiene brillo el calzado lustrado?
Si la superficie de cuero no está embettmada, presenta todo
tipo de irregularidades, de dimensiones considerablemente
259
mayores que la longitud de onda d e la luz v isib le. por
consiguiente , es mate. Una capa delgada de betún viscoso,
aplicada a tal superficie rugosa, camutln las irreg11laridad es y
alisa las fibras finas que hay en ella . Pasando muchas veces e l
cepillo, se quita el exceso de betún en Jos salientes y se llcnon
Jos entrantes, por lo cual las irregularidades se disminuyen y
sus dimensiones se vuelven menores que la longitud de onda
de Jos royos visibles: a ojos vistos la superficie deja d e ser mote
y se toma brillante .
260
color violeta. En el espacio comprendido e ntre estos colores
extremos se distinguen los colores amarillo, verde y nzul claro."
Posteriormente, tratando de nnnoni7..ar el n\unero de colores
del espectro y el de los tonos fundamentales de la gama musical,
Newton aí'iadió dos colores más a los cinco enwnerados. Esta
afición al número siete, que no está motivada de ninguna
manera, no es sino una reminiscencia de las creencias
1
astrológicas ~ y del tratado de la "música de las esferas" de los
antiguos.
Por lo que se refiere al arco iris, ni siquiera podemos tratar
de distinguir los siete colores: nunca se llega a distinguir c inco
matices. Gcnornlmcntc, en e l arco iris sólo se ven tres colores,
a saber, el rojo, el verde y el violeta; a veces apenas se aprecia
el amnrillo~ en otros CiiSos el iris ostento una fronjn blanca
bastante ancha.
No podemos menos que asombramos de cuán arraigada
est{• en la mente humnna la leyenda de los "siete" colores del
espectro, a pesar de que en nuestra época la flsicn se ensena
por métodos experimentales. A propósito, e-ste prejuicio aun
subsiste en algunos libros do texto de e~cuela. mientras que ya
estfl desterrado de los cursos universitarios_
Estrictnm.cntc h ablando, aun los cinco colores
fundamentales del espectro, a los cuales nos hemos referido,
son convencionales hasta cierto grado. Podemos dar por sentado
que lo banda espectntl sólo est{, dividida en tres zonas
principnles, a saber,
Ice zona roja,
lu zona verde amnrilln y
In zona nríil.
261
UH. EJ a re u i l'is
2ú2
no emiten rayos de otro color. Mirando una flor roja a través de
un trozo de vidrio verde, no percibimos de sus pétalos ningún
rayo. pues los únicos rayos que emiten, son detenidos por el
referido vidrio. Por ello. una flor roja vista a través de semejtmte
vidrio parecerá negra.
También parecerá tener color negro una flor azul vista a
través del vidrio venlc. He aqtú lo que dice en su libr.o La fisi~
enseflnda en las excursiones estivales el Prof. M Piotrovski,
flsico, artista y observodor muy sagaz de la naturaleza:
··s¡ observamos un mncizo de flores a través de un trozo de
vidrio rojo, advertiremos que las flores rojas, por ejemplo, e l
geranio, son tan intensos como las llores blancas; sus hojas
verdes nos parccenín absolutamente negras, con un brillo
metálico; las t1ores azules (el acónito, por ejemplo) se verán
tnn negras que apenas se distinguirán sobre el fondo negro de
Jns hojas; Las flores de color amarillo, rosa y v ioleta nos
parecerán más o menos opncas."
"Si miramos 1M mismas flores a través de un vidrio verde,
tWS impresionará el verdor brilla.nte de,sus hojas, cuyo fondo
realza la intensidad de las llores blancos; a lgo más pálidos se
verán las amarillas y las celestes: las rojas se convertirlm en
muy negras; las de color üla y rosa pálido se verán opacas y
hasta grises, de modo que los pétalos de color rosa claro del
escaramujo resultarán más oscuros que sus h~jos."
·<Las flores rojm; vistas a través de un vidrio azul también
«se Yolverám> negras; las bluncns «se tomarán» claras; las
amarillas, totalmente negras; las celestes, casi tan claras como
las blnnCDs. Es obvio que las t1ore.s rojas nos envüm mucho
más rayos rojos que todas las demás; las runarillas despiden
cantidades aproximadamente iguales de rayos rojos y verdes,
pero muy pocos azules; las de color rosa y púrpura, muchos
rayos azules y rojos, pero poco ·verdes, cte."
263
183. El oro cambia de color
264
El sol envia luz blanca a la atmósfera terrestre, pero nuestro
ojo sólo percibe los rayos dispersados por las moléculas del
aire y por las diminutas partículas de polvo que se encuentran
suspendidas en é l. Las moléculns de nire y las parHculas de
polvo recho:zan los royos de onda corta, es decir, sólo los de
color azul oscuro y claro~ las ondas más largas "contornean"
dichas partlcuJas y prosiguen su recorrido. Por consiguiente,
en la luz dispersa predominan rayos azules, mientras que la
que atrovésó la atmósfera, tiene un exceso de rayos rojos.
De dfa vemos el cielo azul oscuro o claro, puesto que sólo
rccíhimos myos dispersos. Pero por la mni'\nnn o por In tarde ,
en ccunbio. cuando e l sol snlc o se pone, nue~tro ojo percibe los
rnyos que atravesaron una g ruesa. capa de (liJ·e, de modo q ue
vemos roja la [rlUlja del cielo próxima ni horizonte. De la misma
manera, durante los eclipses lunares totales el satélite natural
de la Tierra se vuelve rojizo debido a los rayos que atrave~on
ln atmósfera terrestre.
Un meteorólogo norte<unericano explica la variednd de los
matices del ciclo vespertino de la manera siguiente:
·'El color del ciclo depende del bollo relativo de los rayos
de color que llegan al ojo del observador; u su \'ez, este brillo
depende de lu dispersión condicionada por el tmnnfio de las
partículas de polvo presentes en la atmósfera y de su n úmero...
Si dichas patticulas son relativamente pocas o pcc¡ueí'las, el
ciclo es azul claro. Cuando awncntan su cru1tidad o dimensiones
(p o r ejemplo, en los dias secos y ventosos) o só lo las
dimensiones (en vistll de la h.igroscopicidnd de los partfculas,
cuando se elevo la humcdod atmostcricu), los myos de o ndn
corta se debilitan mucho más, de modo que el cielo tiene un
color que corresponde a una longitud de onda mayor, torniUldosc
verde, amarillo e incluso rojo. Además, si lns partículas de poh·o
son tan grandes que rechazan los rayos de todos los colores, el
cielo se vuelve blanquecino. Esla descripción explica, por qué
265
el cielo suele cstnr matizndo ele diferentes colores JX)f la larde y
por la mañana: rojo junto al horizonte, anaranjado y amarillo
algo más arriba y verde o verde azulado a más altura aún. En
este caso inOuye la uJtltud y, por consiguiente, la disminución
de In cantidad de partículas y de su número en aquellas capas
de la otmósfera que reciben los rayos solares antes de que éstos
recorran el espacio desde el límite exterior de la atmósfera hasta
la zona del ciclo que estamos exominando, y desde estn úl!ima,
hasta los ojos del observador."
A propósito, el color del cielo vespertino es uno de los
presagios "locales" del tiempo que harú al dia siguiente. Si por
la tarde el ciclo se ti1'1c de rojo, ni día siguiente no llovcril. Si
jtmto a l horizonte en el poniente e l cielo tira a amarillo o verde,
es muy probuble que haga buen tiempo. Pero si por la tarde el
cielo se matiza de gris homogéneo, es posible que llueva.
266
en se-ntido vertical, regulando la posición del disco. La varilla
está sujetada en tres puntos ÚJ, q y x) a la armazón deltuho
para evitar las d esviaciones y la vibración.
.. , [ i"·
267
dt!sde elfondo de un pozo profundo se pueden ver las estrellas
ert el cielo de día y a la l11z del sol; desde lo superficie ten·estre
las estrellas sólo se ven después de la puesta del sol. /J.vte
fenómeno S<! observa porque en e l pozo no entran rayos
luminosos procedentes de la atmósforo iluminada por el asf!'O,
t¡lle de día no dty'an ver las estrellas desd(! la super:ficie
terreslre. "
''El mismo efecto se produce <'11 el tubo descrito, en cuyo
interior no ent1'a luz y en cuya cámara oscura CD no entran
rayos luminosos reflejados por la almósfi•r() ilrm1inada. En el
otro e:o,;tremo del artefacto está colocado 1111 disco que topa el
Sal. Precisamente-e¡? el espacio entre el disco y el borde del
tubo se observan losjimómenos que tienen lugar junto a la
llamada posición visible del astro. "
¿Qué opina usted sobre este invento?
268
más intensa que las estrellas verdnderas, de modo que la que
nos llega de los luceros es incapaz de penetrar a través de esa
cortina brillante y continua. ]~:sta es la causa por la cual de dfa
no vemos las estrellas.
Parn un observador que se encuentra en el I'Ondo de u n
pozo profundo, las condiciones son las mismas: entre su ~jo y
las estrellas media la misma capa de la atmósfera q lJe las hace
indistin guibles: los rayos luminosos procedentes de los astros
se confunden con haces más intensos dispersados por las
pnrúculas de rure.
Es muy extmi'lo, pues. que hoya surgido esta leyenda tan
poética de que desde el f(1ndo de los pozos profundos y a través
de las chimeneas de fábricas se ven estrellas. Ninguna de las
publicaciones contiene pntebas directas de que esto sea J'l.¡ctiblc:
todos los autores que habian escrito sobre esto A ristóteles hasta
John Herschel, hacen referencia n otras personas. Cuan do
Humboldt trató de averiguar entre los deshollinadores berli.neses
si a lguno de ellos de día había visto eslTellas desde el interior
de las chimeneas de una fábr ica, nadie le respondió
afinnativamentc 17•
Ahora volvamos a examinar el eclipse solar artificial.
Tapundo el sol con Wl círculo y pennanecieodo en el fondo del
enonnc océano de aire, protegemos e l ojo de los rayos solares
directos; no obstante.• el cielo que se ve encima de dicho circulo
sigue lleno de luz, y las partículas de aire continúan
dispersándola y " acortando el paso'' a ln procedente de las
estrellas y la corona solar. El caso se toma distinto si una pantalla
protectora se coloctJ fuera de la parte densu de In atmósfera,
como sucede cuando la luna tapa el sol: en este caso la pantalla
intercepta los rayos solares antes de que alcancen lo atmósfera
terrestre.
De modo que los rayos lwninosos no se dispersan en la
7..<ma sombreada de la atmósfern ; no obstante, en dicha zona
269
penetran rayos dispcrsndos por lns zonns más claras cercanas a
In sombra, llegando algunos de ellos hasta el observador. Por
ello, ni siquiera en los momentos de eclipse solar total el
l'irmmnento es tan negro como a la medianoche. Así pues, la
inconsistencia de la idea de este invento estila la vista.
187. Ln l uz roja
270
188. La refracción y la densidad
vuelo O
aire 1
agua 770
en el vacío
en d aire 1
en el agua 0.75
271
Como \'cmos, no se advierte la dependencia que se esperaba.
Más aún, existen sustancias de una misma densidad, en las
cuales la luz se propaga con velocidad diferente (es decir, los
índices de refracción de estas sustancias son distintos). Así
son d cloroformo y la caparrosa blanca d iluidos
convenientemente. También existen sustancias de indice de
refracción igua l, pero de densidad diferente: el vidrio es dos
veces más denso que el aceite de cedro, no obstante la velocidud
de la luz en ellos es igu~l (es imposible ver una ·varilla de vidrio
colocada en e.J seno del aceite de cedro).
La proporcionalidad inversa entre el índice de refracción y
la densidad tiene lugar en un solo caso, a saber, cuando se trata
de un mismo medío~ pero a diferente temperatura o presión . En
Los demús casos esta regla no sirve.
272
refracción 1,5; o sea, menor que el del líquido, actuará como
una lente poco divergente, y la de índice mayor, como u na poco
convergente.
273
observador cuando lo contempla próximo aJ horizonte; al
contrario, es fácil comprender que en este caso se encucntrn
aún más lejos del observador que cuando está en lo alto del
finnam<::nto.
Aunque no huy necesidad de exponer las causa~ del
aumento aparente de los astros junto a l horizonte, no estnrá de
!ll(ts indicar que dicho efecto no tiene nada que ver con la
refracción atmosférica, a la cuul se atribuye frecuentemente.
En re-alidad, la refracción, lejos de aume11tar el diámetro
\'Cttical dcl lu<X.·ro junto al hmizonte, lo disminuye, dando forma
cllptica a los limbos S<llnr y lunur. Aún no se ha logrnd(.)
dt~hmninar dcftrutivruncnte la causa verdadera del aumcnt(l del
diiunetro de los lucerosjw1to al horizonte; pero sea cual fuere.
este f'enórneno no tiene nada que ver con la refracción
atmosférica.
Voh·i endo a nuestro problema, hemos de subrayar que el
numento virtual del tamaño de los astros junto al horizonte es
cotJsecuencia de un efecto muy distinto del que tiene lugar
cuando se mira a través de un telescopio o un microscopio. Los
instrumentos ópticos cambian. el sentido de los rayos qtte entran
en e l qjo humano, de modo que awnento su imagen en la retina.
En esto reside la esencia del efe-clo que crean los instrumentos
ópticos que no agrandan los ohjelos ni los aproximan hacia e l
observador (éstas sólo son expresiones figuradas), sino que
aumentan las imágenes de los objetos proyectadas sobre la
retina, por lo cual CCJda una c ubre un mayor número de
tenninacioncs nerviosos. Si no se utili;w ning(m instnuncnto,
ciertos e lementos del objeto se proyectan sobre una misma
tcnninación nerviow y, por ello, se confunden en un punto~ en
cambio, cuando se mira a través del artificio correspondiente,
se proyectan sobre di fcrcn Les teru1inaciones y se perciben como
entes distintos.
274
Noda similar se observo cuundo aumenta aparentemente
el tumai'lo de los astros cerca del horizonte; la Luna no se
proyecto atunentada sobre la retina. por lo cual es imposible
divisar nuevos detalles en su disco.
275
Comprc>sión virtual da/ disco solar junto al horizonft!
por cfecw de la reji·acción atmosférica.
276
obstante, este aumento sólo es eficiente si el objeto esta muy
bien iluminado.
277
193. E l obj e to más ncgr·o
278
veces, O, 1 x O, 1, es decir, 0,01; el reflejado tres veces, O, 1 x
0,01, es decir, 0,00 1, etc.
Por ejemplo, es fácil calcular la intensidad de un rayo
reflejado por vigésima vez: será l x 1 0~ 0 veces menor que la
inicial, n saber, constituirá su
0,00000000000000000001 parte.
0,000000000000001 lx.
279
La temperatura de la superficu: solar se detcnnjnn con
arreglo a la ley do emisión del llamado cuerpo negro, es decir,
de un cuerpo imaginario que absorbe e l 100 % de la cn~rgín
rmliuntc que rccihc (lodos los cuerpo negros naturales, aun e l
n~gro de humo, no lo son ubsolu!im1cnte, pues rechnznn cieno
p<lrte de los rayos c¡ue inciden sobre ellos). Ln ley flsicu
establecida por Stcfan rezo: la energía radiada por un cuerpo
negro varía como Ju cum111 JXltcncia de su tcmpcraturn ubsoluta.
- ·----- ··-........, ,
.... ...
. '~
'{>·~--~}
/ '
Para el cálcrtlo de la temp~tratura del sol.
280
en el resultado del cúlculo ( lo mismo que el hecho de que In
Tierra no es un cuerpo negro).
Es posible calcular geométricamente que el limbo solar
ocupa lit 88.000 part"' de toda la esfera celeste18• Vam os a
suponer que In Tierra se encuentra en el centro de una esfera
hueca de 150.000.000 Ion. de radio (la distancio de la TieJTa al
Sol), y q1.1e cada unidad de superficie de esta última etnitc la
nusma cantida d de energln que el ostro. En ·otras palabras,
supongamos que todo el finnamcnto está cubierto de soles; scrlm
1813.000 soles. 'Esta csfcru resplandeciente cmiaria al Globo
1RR.OOO \'Ccc!' más cnergín que nhoro.
Por consiguiente. Ju lcmpcmttua do nuestro pltml!ta serio
igual o la del astro. ya que en el caso de cqwlibrio térmico
cslnhilizado se iguala la temp<.:ratura de todos los cuerpos.
También hay que considerar que en estos condiciones In Tierra
emitiría tanta encrgfa como recibiría (en otro cnso no estnrín en
equilibrio ténnico con la esfera rcsplnndccientc, sino que se
cah:ntaria o enfriaría).
Como la Tierra rccihiriu todn la energía em~aua por Jo esfern
cal iente.• lns cantidades de energía cinitidas por ellas sedan
iguales. Pero dicha supcrticie esférica emite la misma c:mtidad
de cnergfo que el So l~ por consiguienlc,ln supcrl1cie del plnncla
despedida Jo misma cantidad de encrgfa que este último, y, o.1
mismo tiempo, 188.000 veces mfls de Jo que está emitiendo
uhora. Lu temperatura (en grados Kclvín) es proporcional u lo
rafz cuarta de In emisión: si esta magnitud es 188.000 Ycces
muyor, resulto que lu tetnpcroturu será
281
Esta seria In temperatum del Globo. Como su temperatura
equivaldría a la del Sol, de esta manera queda detem1inada la
de este último: sería de unos 6000 K, es decir, de 5700° C.
Este ra?.onmniento que semeja la demostración de un
teorema de gcomctrla, pues requiere de construcciones
auxiliares bastante complicadas, muestra cómo se !M ingeninn
los flsicos parn examinar los hechos que no pueden ser
estudiados por vía expcrimentnl.
282
Tonto lo uno como lo otro s on c riterios equivocados.
Primero, hay que tener en cuenta que un espacio que no contiene
materiu, no puede tener temperatura alguna. El ténnino
" temperatura del Universo" tiene s ignificado convencional y
no literal. Segundo, si todos los cuerpos del Universo tuvieran
In temperatura de -273° C , el globo terráqueo, que también
pertenece al U niverso, con-erfa la mismo suerte; no obstante, la
temperatura de la superficie tem:lSl.re os 290° mayor que el cero
absoluto.
E n fin , ¿qué debemos entender por " tempcralurn del
Universo''?
Éstn es lu tcmperatw·n que tcndrfn el cuerpo negro (véase
lt1 r espuesta al pro blema 194), protegido de los rayos del Sol y
los planetas, es d ecir, sólo eillentado por el calor de las estrellas.
E n distintus épocas esta magnitud se dctennin aba de distintos
manerns, además, se obtcnian valo res diferentes. En opinión
del flsico fmncés C. Pouillel, su valor más probable serío de
-142 o C ~ utilizando criterios muy diversos, su colega inglés 1:-.L
Fri)hlichobtuvo tm valor de-129° C . El resultndo más continblc
lo proporciono el cálculo efcctuudo n base de Iu emisión de los
estrellas y la ley d Stetan. siguiendo el mismo procedimiento
que paro de lcnninar la temperatura del Sol.
283
l "n almnbr<'.f/no. colocado
perpt!lldtcrdarnwnfc o los
rayos snlarc.~ y Sl(jeto <1 las
misma.~ condi('innes.
~e calemm·m a 1 19° ( ·.
1 .'n a lámtll<l
meuil/ca N1 es/(Js
mismos
C'I'JNdt'Cti)II(1S,
(,•ndrin 11nn
J.:mperalura de
- n oe
284
Dado que la temperoturaabsoluta es proporcional n lo rnlz
cunrla de la radiación, la del Globo seria
\/470.000.000.000
285
e) Una lánúna metálica delgada, alej~1tiA del Sol a la misma
distanci<J que In Tierra y dispuesta J>Cipcndiculannentc a
los rayos solttres, se calentada en el cspncio interplanetario
hasta 77° C . Si su cara que du a la sombra es de.color el uro
y está pulida, mientras que !u otro es negra y t11atc, se
calen tarín hasta+ 147° C .
286
los c:xped icionarios- nuestro actinómetro ( instrumento
destinado a medir la energía de la radiación solar) a veces
indicaba unos 46° C sobre cero". Este fenómeno tiene
numerosas aplicaciones industriales. Por ejemplo, en Tash kent
(Asia Central) fue construido un d ispositivo que eleva la
temperatura hasta 200° C a expensas de la energía solar, sin
emplear lentes ni espejos. En Samnrcando se hizo hervir agua
calentada por rayos solures mediante e l mismo procedimiento,
a pesur de que la temperatura ambiente era de {4 grados boj o
cero.
Gn e l espacio c:-;trn tcn·c.-;trc scrín posible cf!lcn tnr hnslu una
l cmperulura tJXlraordinnriumenle allH un cucivo <.le absor~iún
sclecti\'a, es decir. que no absorbe todos los rayos que rccihc
(como hacen los cuerpos negros) . sino sólo losdedctcnninada
lo n gitud de onda. Por ejemplo, el astróno mo francés Ch. Fnbry
calculó que un cuerpo que sólo absorbH rayos azules de longitud
de o nda 0,004 mm. y que se encuentre en In órbita te JTestn.l en
e l espacio tcndrfl una temperatura de 2000° C
uproximadrut1entc: un trozo de platino cubierto de unn cupu de
semejante sustru1cin se fundirla por ia ncción de los rayos
solorcs. Es posible que n esas propiedades de la sust1mcia se
d eba la luminosidad de los cometas cuundo se accrcnn ni Sol.
287
CllpfilllO Se_"\.tO
VARIAS
289
224. El humo, el polvo y Ja niebla
225. Velocidad de las moléculas de agua
226 . .Movimiento ténnico de las moléculas
n. 273° e bajo cero
227. El cero absoluto
228. El vacío
229. Lo temperatura media de la materia
230. Una diezmillonésima de gnuno
231 . El número de Avogadro
232. Un litro de alcohol vc.rtído en el Océano Mundinl
2:n . Distancia entre las moléculos
234. Masas del Momo de hidrógeno y ele lH Tierra
23 5. El tamaño ue la molécula
236. El electrón y el Sol
2 3 7 . La masa de la e.ncrgíu
238 . La mecánica escolar y la te-oría de la relatividad
239. El litro y el decimetro cúbico
240. E l peso del hilo de telaraña
241 . Los botellas y los barcos
242 . En la platnfonna de una báscula
243 . Sallo retardado
244. Dos holas
245. Calda "superaceleradn"
246. En una escalera mecúnica
290
196. Atención m ugnéticn
291
Cado unu de ellas scrú un imán pequeño con sendos pares
de polos orientados como está ind icado en la figura. Si el im{m
o fuera más intenso que el b (lo cuHI sería muy natural), el¡x)}O
sur s cid a equilibraría con creces la acción del polo norte n del
b, y en general los polos $ttr de ~1dn uno de los imanes pequcftos
de la parte norte del imán originario anularían la de los polos
norte, por lo cual se ohservarío cierto exceso de acción del
magnetismo sur. En suma, este extremo de nuc.o;tro ünán
cmTcspondcría al polo sur, y no al polo norte. Así que no habrú
ningw1n contrndicoión si suponemos que la intcnsidud de cada
uno de Jos imanes pequcflos :>e incrementa n medida que se
npro:-:ima a la Unc::a neutra.
292
norte, repelido por el norte del mismo imán. Entre las dos
fuev..as, la atructora y la repulsora, predominará la primera,
puesto que la distancia entre los polos de signos contrarios será
menor que entre los del mismo signo. El polo sur del imán
también atrae y repele al mismo tiempo al referido trozo de
hierro, pero en este caso la atracción es más intensa que la
repulsión.
293
Conque, l¡1 masa del trozo de hieJTo equilibrado en la
balanza es la misma que la de las dos pesas. E l magnetismo
tCITeslrc es incapaz de afectar de modo alguno la exactitud de
las mediciones. Por esta misma ruzón una tira de hierro
mugnetiznda pegndu n un trozo de corcho qllC flota en el ngua,
no avanza en dirección del polo magnético de la Ticnn más
próximo, sino que sólo se pone " de cara·- a él en el plano de tm
meridiano magnético: dos fuer7..as paralelas iguales y de sentido
controtio no pue-den imprimir movimiento progresivo u un
cuerpo, sino que sólo son ca pacto\'> de hacerlo girar ~obre su eje.
294
200. Capacidad eléctrica del cuerpo humnn o
295
mechero, alg(m tiempo despw!s, cuando el vidrio se caliente
s uticient.emente, dejará pasar la corriente eléctrica . Una
bombilla eléctrica concctnda u este circuito se encenderá.
2 04 . .E l fil a me nto
296
aumentar en algún tanto por c iento, es decir, mucho menos de
lo que aparenta.
A e
297
suelen medi.r varios kilómetros de longitud . Unn vez se observó
un ruyo de 49 km. de Jargo.
298
207. Longitud de un segmento
(42, 27 + 42,29)- 42 28
- - - - , llU11.
2
299
El agua pum que cuc sobre la piedra no deja ni lo menor
huella en su supcrlicie, por más que vuelvo 1\ hacerlo. El valor
de un conjunto J c ceros no supera al cero, por lo tanto, lu
repetición infini.la de golpes de gotas de agua sobre la piedra
no produce mngún efecto. Si el ngun e n este caso f·uera
absolutamente purn, no " horadarla" la piedra. Pero el agua
natural siempre contiene partículas sólidas (por ejetnplo. de
arena, cunr.w, sal) co.pnccs de dejar huellos en la piedra. Por
muy pcquci.'lns que sean dichas huellas, sobreponiéndose unas
a otras durante lnrgo liempo eouson un perjuicio notable. Por
consiguiente, no es el ngun lo que horada tu piedrA, Sli"'O los
diminutus purti.culns .sólidas invisibk:; presentes en cl\n.
300
2 10. Una botella e n e l fon do d el océnno
30 1
ck:ntro de ellos, llcnandolos complelmncnlc, si lo expusiéromos
a Sl.)ntcjantc presión. •·
Hugomos un cálculo aproximado. Cuando uo cuerpo sufn.;
ltt compr~sión onmilalcrol bajo la acción de la presión p , s u
volumun cllsmi nuyc un
t.V _V) 1- 2k
- ---g-P
donuc k es el coefi ciente de extensión y Lt, el módulo uc
elasticidad . Para el vidrio k= 0,3 y E= 6 x JOH' (en unidndcs
del Sl). Por eso, bn.io lo presión ue la colunmn de agua de J 000
m ( 107 N/m 2 ) la capncidncl dc In h o tcllu dc viurio de 1 lit !'O ó
1Q·l m ). ue cnpacitlnd , dismim1iró e n
302
núcleo de la misma sustc-mcin que las paredes. Como la tensión
compresora es tmifom1e e11 todo el espesor de este sólido.• In
mag11itud de compresión de cada partícula será proporcional a
Ja. reíériia tl:n.s:On.f El núcleo llena todo el recipiente y, además,
sufre la misma fuerza que las paredes. Luego la defonnación
de estas últimas se debe únicamente a la acción de la tensiónf
(dirigida desde el exterior y el interior del recipiente, por el
lado del núcleo). A~i pues, la defonnación de las paredes no
dependo del "origen" de la presión que afecta su superficie
interior, sea creada por el núcleo o por el líquido contenido en
el recipiente, ¡x)r lo cual la disminución de su capacidad equivale
exactamente ola del volumen del núcleo.··
Tenemos que considerar el hecho recién analizndo cmmdo
efectuamos mediciones exactas, por ejemplo, cuando
detemlinumos el módulo de elasticidad V(.)lumélrica de un !luido
utilizando el instmmento de Reg11nult.
303
- •'""'=' ... --·
-· - ·- -~ - ·. ·· ·
304
y se apaga. Si usted trato de destapm· al rorro, podrá lograrlo
aplicando un e.';jilerzo bastante considerable.
l:!,'s.fácil comprenderla causa de este fenómeno. La llama
cons11me oxígeno, c11ya reserva está limitada en este tarro
herméticamente tapado. C uando al oxígeno se agota, la llama
se apaga. El resto de aire que ocupa un volumen may01; se
rarifica y ejerce una pre.fión menor. La tapa queda apretada
f uet1emente a los bordes del recipiente por el excesod1? presión
exterior. "
¿Es correcta esta explicación?
305
Naturnlmcntc, dentro del recipiente el aire se enrorcce
uurantc la combustión, pero no a conS~::cuencia del consumo de
oxigeno, sino debi(IO al calentamiento. Parte del gas dilatado
sale del tarro hasttl que se igualen lu presión del aire exterior
f'rfo y del caliente contenido en el recipiente. Cuand o In vela se
apaga por fattn de oxígeno, el aire dentro del recipiente se cnfrfn,
s u presión disminuye, y el exceso de presión atmosférica aprietn
In tapa a los bordes de In vasija.
Es harto conocida una mcxllticucion de este experimento:
un vaso en el cual previamente se coloc.'l un trozo de papel
ardiendo, se ponc..hoca abnjo en un pluto con aguo y esta ú ltimo
cnlru en el vaso. Muelws veces este fenómeno se alrihuyc al
consumo del aire: mcluso se llega a nftrmur n veces que el aguu
"siempre sube basta 1/S parte de la altura del vaso, con arreglo
a In proporción del oxígeno presente en el aire'', aunque nuneu
se hn observado sem~j<mle eonstnncio. Este equivoco se hn
general izado mucho. Por ejemplo, en su obra Ciencias natu rules
\'iSlas en su desatTollo e interrelación, aparecida a principios
del siglo XX, F. Dmu1emann decin lo s iguiente:
307
Como el termómetro tle Fahrenhcit está propngad<) en
lnglalcrru y Estados Unido:;, mientras que el de Celsius tiene
extensa aplicación en Francia, muchas personas consideran. que
Fahrcnheil era inglés y Celsius, francés . Pero de hecho
fahrenhcit era alemán y vi\>ia en la c.iudad de Oaotzig~ Cclsius
era un astrónomo sueco y Reaunnu·, un nnluralistn francés.
308
entre ellos. Si se sabe que la Tierra, cuyo centro dista de la
supcr(icie 6.400.000 km., atrae 1 kg. de masa con una fue17...a
de 9,8 N, y que la fuerzo de atracción es directamente
proporcional al producto de Las masas que se atraen una a otra,
y es iuvers.'Ulletltc proporcional al cuadrado do la distnncia entre
ellas, es posible calcular la masa del planeta sin valerse de su
densidad media.
El cálculo es bastante fácil. Un cuerpo de 1 kg. de masa es
atraldo por otro, de la misma musa, desde una distancia de 1
m. con tma fuei7.a dc6,7 x 10-11 N. Por consiguiente, si el centro
del Globo se cmpht7.flrfl n In distancia de 1 m. de dicho cuerpo
de 1 kg. de nwsn, su musa ,H utrucrfn este kilogramo con lU\él
fuev..a M. (6,7 · J0- 11) N .
Pero a la distancia equivalente al mdio terrestre (el globo
es atraldo como si todo su masa estuviera concentrada en su
centro), es dedr, a la d istancia de 6.400.000 km., In fucl7..a de
atracción disminuye 6 .400.000: veces y es
6.7/11 -
-6 •2 X lO-llN
.4
6.7M
6.41 X 10-lJ N = lO N
de donde
6.4:
.\1 -"' - - X ] Ql• kg.
6.7
309
Trus reali7..ar el cú.lculo, dctenninamos que la masa del globo
tcrrÍiqueo es de ccrcu de 6 x 1o:.~ kg.
310
217. Acerca del \·uelo u la Luna
311
dos ..:ucrvos de masas :\1 y m . Lo fucr.w de su atracción mutua
es
?lf X 111
F=G--··
r2
F M
r1 = - -= G - ,
1n r-
3 12
"Nuestro organismo es mt1y sensible a todo cambio
relacionado con la gravedad. A ve1; traten de permanecer
cabeza abajo algún mto. La circulación sanguínea podrá
a/lerarse gravemente. Si el cambio de sentido de la gravedad
influye de esa manera, ¿de qué manera influiría su ausencia?"
¿Qué diría usted sobre la lógica de semeJante conclusión?
313
2 t 9. Ln tcrccnt ley de Kcple 1·
aF1 + aF 2 = 2éi
bF, + bF1 = 2ii
cF1 + cF2 = 2éi
cte.
314
¿Cómo se determina la distancia media
de un planeta oJ Sol?
315
220. E l movimiento perpetu o
316
En opinión do algunas personas, el. hecho de que exista
corriente eléctrica sin solución de continuidad en los
superconductores (a temperah.~ras muy bajas) obviamente
infringe la ley de conservación de la energía. A-unque el
fenómeno de superconductividad no tiene .relación directa con
nuestro problemá; tenemos que acotar que el núsmo no viola la
ley de conservación de la. energía: I.a corriente cjrculará
indefinidamente en el superconductor a condicióQ de .que no
renlice ningún trabajo. La corriente cesará si se Jc huce realizar
algún trabajo.
Por tan lo. es in·eali7..nble el siguiente proyecto, descrito en
una obra publicada en su tiempo y dedicada a In astronáutica:
"Dw·ante los vuelos espaciales que se realizarán en el futuro
será posible utilizar un generador eléctrico Cl\."trnvehicular que
funcionará a la temperatura del cero absoluto (¿ ?). Unu vez
puesto en marcha, proporcionará corríente eléctrica
ininterrumpidamente ... Como la Tierra y la Lwtn¡ a si como otros
planeros ya realizan semejante(¿?) movimiento ... ¿Por qué el
hombre no puc<.le crear su perpetuum mobilc?"
Entre otras nociones equivocadas, en este proyecto se
confunden los conceptos de "movimiento perpetuo" y "móvil
perpetuo".
317
puramente superficinl cnlre ellos: ambos consumen c.ombustible
(alimentos) que produce calor cuando se combina con el
oxígeno. En base a estos argumentos se concluye
prccipitadwncnte que el calor "animal" se convierte en lo energía
mecánica del organismo, lo mismo que el calor producido por
la caldera sirve para impulsnr 11.1 mfiquinn.
Sin embargo, este criterio relativo al origen de la encrgla
mccimica del hombre y el animal contradicen la física, ndemós,
o su rnma más irrefi.ttable, a la lennodinómicn. Examinnndo
más detenidamente este nsunto, nos daremos cuento do que
entre el organismo 11pimal y el motor ténnico no hoy scmcjan7.a
de princ.ipio: elnrgonísmo vivo no es una mó.quinn ténnicu.
Vamos 11 demostrar, por qué es totalmente erróneo la
suposición de que la cnergíamccimica del orgru1ismovivo surge
como resultado de la trnnsfom1acíón del calor de "combustión··
de los alimentos en trabajo mecánico. O sea, vAmos n aclarar,
por qué es erróneo considerar que en el organismo primero se
obtiene calor n expensas de los alimentos, y sólo de.<;pués éste
se transforma en lrubnjo . 1,a tcnnodinátnica hn establecido que
el color puede convertirse en trabajo siempre que se transmita
de tma fuente con temperat.ura alta (por ejemplo, del
''calentador", es decir, del hogar de Jo caldera) a otra cnn
tcmpernturn baju (ni "refrigerador''). E n este caso la razón de
la cantidad de Clllor convertido en tm~jo mecánico a la cantidad
de calorreeibido del calentador (el rendimiento de ln máquina)
equivale a la de la diferencia de lcmperolurns del calentador y
el refrigerador con respecto n la del calentador:
T,-T~
t.: = ~
318
Vamos n utiliz.ar esla fónnula pnra trntar de examinar el
organismo humano como una móquina tértniC<l. Sabido es que
su temper-dtura nonnal es de 37° C aproximadamente. Por lo
visto, este dato corresponde a uno de los dos niveles de
tcmperaturn cuya existencia viene a ser tmn cond ición necesaria
de funcionamiento de toda máquina ténnica. De modo que los
37° e serán el nivel superior (la temperatura d el C<llentador) o
el inferior (la del refrigerador).
Examinemos ambos cosos partiendo de In fónuuln expuesta
más arriba y conociendo que el rendimiento del cuerpo humano
es de O, J nproximndatncntc, es llccir. de un 30 % .
Caso !
3l0-T2
O.J= 3 10 ..
319
Caso 11
de donde 1'1 == 443 te. o 170° C . ¡En nucslro cuCipo dcb·~ httbcr
una zona con unn temperatura de 170° C sobre cero! (Si
adoptamos k. = 50 % , parn T 1 obtendremos un vnlor de 620 K ,
ó +347° C .)
Como ningún unatomi~ln ha descubierto en el cuerpo
h umano una zona qt•c esté congelnda hnsta 56° C bajo cero, ni
culcntadu hosta + J 70° C, nos vemos obligados a renunciar a la
hipótesis de que nues tro organismo semeja unn móquina
lémtica.
'' El músculo no es unn máquinu térmica en el sentido de lu
tcnnodinámica -<lice e) }Jrol~ E . Lechcr en su obra Física para
los médicos y biólogos- no obstante. la energla potencial de
lm; reacciones qtúmicas (de asi.milnción de los alimentos) puede
ser convertida en trubajo directamente <> mediante In energía
eléctrica. El calor que hay en el músculo, es un residuo de trobnjo
mecánico o eléctrico."
320
Recordemos que antes de entrar en la atmósfera teiTcstre el
meteorito tiene ww temperatura muy baja y no se ilumina, y
sólo en la atmósfera se calienta y se vuélvc luminoso. Por cierto,
este cuerpo no a'.rde, ya que en aquella altitud (de 100 ó más
kilómetros sobre la superficie terrestre) existe un gran vacío y.
por lo visto, no hay oxígeno.
Entonces, ¿,por qué el meteorito se calienta tanto?
Comúnmente, a cstil prcgunt.:'l se suele responder de la siguic{lte
manera: porque roza con el aire. Pero, de hecho, este cuerpo no
roza con el medio ambiente, sino que arrastra las cupns de aire
inmediatas a él.
Podría purccc.r cicntllicnmcnte verosú1u 1 la cxplicnción que
sigue: el meteorito se calienta hasta lal grado porque la energía
de su movimiento, que pierde a consecuencia de la resistencia
dd aire, se convierte en cnlor. Pero semejante explicación
disc.repa con Jos hechos y la teoría. Si la energía c in6ticn que el
meteorito pierde se con\rjrtiera directamente en calor, o sea, si
se acelerase el movimicolo cuótico de sus moléculas, se
culentaría todn su masa. Mas, sólo se calienta la capa superl1cia 1
de este fragmento, en tanto que su interior sigue helado. Este
criterio trunpoco es consistente desde el punto de vista teórico.
No es preciso que el cuerpo se caliente cuando se decelere: su
energía cinética puede convertirse en otras fonnas de energía.
Un cuerpo lanzado hacia arriba se decclera, pero no se
calienta: lu energía cinética se tnmsfomu' en energlu potencio!
del cuerpo elevado n cicrtél altura. En el caso del meteorito,
pnrlc de In energía de movimiento que éste pierde, se invierte
en poner en movimiento vortic iallas capas do a ire üunediatas
a él. El resto de esta energía, de hecho, se trru1sfonna en calor,
pero, ¿de qué modo? ¿Cómo la deceleración de las moléculas
puede engendrar su movimiento caótico acelerado, es decir, lo
que suele llamarse calor? La explicación que acabamos de
exponer no responde u esta pregunto.
321
En rt:alidnd, e ltncteodto se calientude la siguien!'e manera.
Inicialmente no se calienta el meteorito propiamente dicho, süw
el uire que este cuerpo co.mprime de frente irnunpiendo
impetuosamente en la atmósfera: este aire entrega su CCilor a IH
capa superficial del fragmento . E l aire se calienta al s er
comprimido por la misma causa que cuando se utiliza un
eslabó n, es decir, a consecuencia de la compresión adiab{Jtica;
durante su m ovimiento el meteorito presiona el aire con tanta
rapidez que el calor generado no tiene tiempo pura disiparse en
el nmhientc.
Vamos u calcular, aunque sea aproximadamente::, la
temperatura que t~ndrá el aire comprimido por el udvencdiL.o
del cosmos. La fisica hu establecido la dependencia siguiente
entre los factores que intervienen en el proceso:
322
Sustituyendo estos valores en In tonnuln, obtenemos el siguiente
re~-ultado :
T1 - 200 = 200 (1 Os_j 0 •19 = 40.000 K
Este cálculo, bnsudo en datos hipotéticos, no puede ser
menos que aproximado, más bien es w1a estimación del orden
de lu incógnita.
Así pu es, hemos sacad o la conclusión de que el aire
comprimido frontalmente por semejnnte m óvil debe de
calentarse hasta varias decena s de mi les de grados .
E::; ti nmcioncs basadas en. In med íción del brillo de los meteoritos
proporciona un resultado similar : de 10.000 a 30.000 grndos.
Estrictamente hablundo, cuando observamos uno de ellos, no
lo vemos (pues suele tener tamaño de nuez o guisante), sino
q uc notamos el aire incnndescente cuyo volumen es varias mi les
de veces 1nayor.
Lo que acabamos de exponer. también se re fiere, en lo
esencial, al cnlcntruniento de los proyectiles de artillería que ni
comprimir el aire delante de sí, lo ca lientan y se calientan ellos
mismos. La única dife rencia consiste' en que Jn velocidad del
meteorito es 50 veces mayor que la de los proyectiles. Por Jo
que attlflc ala diferencia de Jus densidades del aire a gran ultitud
y jw1to a In superficie tenestre, hay que tener en cuenta que e l
grudo de calentamiento sólo d epende de la razón de las
densidades final e inicial, y no de sus mugnitudes absolutns.
Parn tem1inar, sólo nos queda explicar u na cosa : ·¿por qué.
pues, se calienta e l aire cuando es comprimido? Vomos a
cxmninar un c.kmpl o concreto cuundo lo comprime un
meteorito. Lus m oléculAs de nire que chocan con la piedra que
les viene al encuentro, rebotan a mayor velocidad que la irúcial.
Recuérdese, qué hace e l tenista pnra que In pelota rebote con la
may(.)r cclerid;;ld posible: no cspcr·a pusiYumente a que choque
con In raqueta, sino que la intercepta golpeando con fuenn con
323
tal de '<tnmsmilirle su peso propio'·, por decirlo osí. Cada
molécula rcboln del móvil como la pelota de la raqueta,
recibiendo parte de su energia. Precisamente Ja energía cinética
creciente de lus moléculas es Jo que entendemos por " awne::nto
de lo temperatura·' .
324
Es fácil comprender ln consecuencia q ue se deriva de
semejante " suceso": el vapor empezará a condensarse y a fonnar
gotas sólo a condición de que esté sobresaturaclo. En un espacio
normalmen te saturado de vapor de agua, sus moléculas no
forma r ían gotitas, puesto que las primeras de ellas -muy
diminutas, por supuesto- deberlnn evaporarse en seguida.
El caso es distinto si el ambiente saturado de vapor contiene
partículas de polvo o humo. Por muy pequei'\as que sean, su
lamaí\o es considerable en comparación con el de los moléculas
de agun, lus que nl precipiturse sobre ellas de inmediato fonnan
gota~ bastante g.rnndcs. Estas últimas, de radio considcrnblc,
no tienen una supcdicic c urva colUo puro que el agua pueda
evaporarse en seguida. Por ello, queda claro ¡x>r qué la presencia
de par tículas de hlHOO en el ambiente debe favorecer la
condensación de vapor y la fonnación de golas, es decir, de
mebla.
325
Otra diferencia entre el humo y el polvo. condicionada por
el ta10año desigual de sus partículas, consiste en que las de
polvo se precipitan con una velocidad creciente, en tanto que
lns de humo lo hacen coJnma velocidnd constunt·c (si m1den no
menos de 0,00001 cm. de diúmetr<>) o no se prccipitnn en
nbsoluto (si su di~ínte!ro es menor de 0,00001 cm.). En este
último caso ln velocidad del llamado mo\·imiento bro'vvnümo
de dichns particu\as supera a In de su precipitación.
326
·' La temperatura do -273° Ces la del cero absoluto. A esa
tcmperntura la velocidad progresiva de las moléculas es nula.
Por ello, a 273° e lntio cero las de hidrógeno, al igual que
cualesquiera otros, se encuentran en reposo.''
No obsta nte, lu respuesta es errónea, puesto que la
temperatura del cero absoluto es de -273, 15° e, y no de
-273°e.
¿Tendrán mucho importancia las 0,1 S de grado? Ya que,
de seguro, a tcmperoturas tan bajos las moléculas estarán muy
cohibidas. de modo que una diferencio de O, !5° e no debería
cmnbinr rndicalmcntc ln situación.
As{ puctle pHrcccr, poro el cólculo no justi!icu cstns
expectativa s: In velocidad de la s moléculas disminuye
proporcionalmente o IH raíz cuadrada de In tempcralurn (en
grndos Kclvin), por lo cual a tempcratums muy bujas la~
moléculas todavía se mueven con bastante ro pide?.. Hugamos
el cúlculo.
327
a -270° e (es decir, a 3, l K) se dctcnnina haciendo uso de la
proporción siguiente:
de donde
.\: :o:: l 96 m/s.
determinamos
Y"" 56 m/s
--=
'Z .JoTs
1843 -../273.5
de donde
z"" 43 m/s.
328
227. E l cero ubsoluto
329
228. E l v acío
¿Qué es el vacío?
\' 500.000
l = N = 5.000.000.000 = O.OOOl
330
(En realidad, se procede a la inversa: se detenninnn
experimentalmente v y l. mientras que N se halla mediante el
cálculo. Haciéndolo de otra manera sólo hemos querido
establecer la dependencia entre las variables /, v y iV.)
Si In presión del gas es n veces menor que la n om1nl, es
decir, si ésle es(á enrarecido rz veces, el número de moléculas
de gas contenidas en un centímetro cúbico se,-á n veces menor;
por consiguiente, tantas veces menor serA el número N de
colisiones. Como N = v l 1 , siendo invariable lo velocidad v
(ésta no depende de la presión). la longitud 1 será mayor• la
misma cantidnd de veces. Si el nire se ha enrarecido un millón
d~;: veces, a 0° C el recorrido libre medio de sus moll:culos será
igual a 0 ,0001 x 1.000 .000 = 100 mm. = JO cm.
En el espacio interior de una bombilla eléctrica de menos
de 1O cm. de longitud, con aire enrarecido hosta tal grado. el
recorrido libre medio de las moléculas supera las dimensiones
de la ampolla ~ quiere decir que, por regla general, se mueven
dentro de olla s in chocar una con otra. El gas que se encuentra
en scmojmltc estado posee una serie de propiedades distintos
de las que suelen tener Jos gases cuyas moléculas chocon entre
sí. Por ello, en fiskn csle estodo del gas tiene un nombre
cspecinl, a snber, "\'ncío'·.
El estado del airo conterúdo \..'11 liD recipiente de dimensiones
considerables (por ejemplo, en un tubo de 1 m. de longitud) y
enrarecido hasto. ese mismo grado y a esa mismn temperatura
ya no se podrítllamor vacío, puesto que sus moléculas chocarán
entre sí.
331
.El problema de que! temperatura media tendrá la mnterio
dd Universo suscita gran interés, y cuando sepamos responderlo
definitivamente, avc.::rigunremos en qué estado estudiamos la
materia en nuestros laboratorios, en cllipico o excepciQnul. La
kmperntura media de toda la materia del Universo ¡es de un
orden de varios millones de grados!
Esta estimación sorprendente dejará de ser paradójica si
recordamos que la masa de los planetas del Sistema Solnr
constituye 1noo (0,00 13) parte de la del Sol, y que una relación
del mismo orden tendrá lugar en el caso de otrns estrellas (si
tienen sus respectivos sistcmns planetarios). Por consiguicnlc,
cerca de 0,999 partes de toda la materia del Universo está
concentrada en el So.l y las estrellas, cuya temperaturtl media.
es de decenas de millones de grados. Nuestro Sol es uno estrella
típic.:1; SU superficie tiene una temperatura de 6000° C, llliCntms
que en su interior mantienen no menos de 40.000.000° C. Por
esta razón, hemos de considerar que la materia del Universo
tiene una temperatura de 20.000.000 de grados por témüno
medio.
La situación cambiaría poco si compartiéramos el punto
uc vista (muy defendido en su tiempo por A. Eddington) de
que e l espacio interestelar no está totalmente libre de una materia
ponderable, sino que está ocupado por una sustancia
extremadamente enrarecida, hasta una decena de moléculas por
1 cm3 {20·.ooo.ooo de veces menos que en la bombilla más
enrarecida).
Si esta suposición es cierta, la cantidad total de materia
que hay en el espacio interestelar seril unas tres veces mayor
que In que compone las estrellas. Como la tcmpcraturu de la
materia interestelar es de unos 200° C bajo cero, o mucho menor,
los 3/4 de toda In materia del Universo tendrán una temperatura
de -200° C, y el resto, una de 20.000.000 de grados. De modo
332
que la temperatura media de la materia del Universo sen\ de
unos 5.000.000 de grados.
Sea como sea, nos veremos obligados a sacar la conclusión
de que la temperatura media de la materia del Universo no es
menor de varios millones de grados, y que una parte de ella
tiene una de 20.000.000° e o más, y la otra, 200° e bajo cero o
1ncnos. Y sólo una parte de la materia que cuqntitativamente
se expresaría por una magnitud despreciable tendrá una
temperatura moderada que generalmente se rcgistrn en el medio
umbienle que habitamos.
.
'\
~
333
de la malcrío Sl~jcta a condiciones exccpcionnles, mientras que
los estados de la materia que solemos considerar excepcionales,
de hecho, son estados t1picos. Conocemos muy superficia hnenle
las caractcríst icas físicas del grueso de la materia que compone
el Universo; habrá que estudiarlas más detenidamente en el
futuro .
Poseemos datos muy exiguos acerca de las propiedades de
In materia a temperaturas próximas al cero absoluto, y no
tenemos ni la menor idea acerca de qué es la materia n la
temperatura de decenas de millones de grados.
En los EE.UU ., en un laborntorio fue generado uno
tcmpcrutura de 20.000° e mediante ]u dcscm-gu instnnlúncu de
un condensndor eléctrico efectuada con un n lnmbt·c fino y corto,
de. 0,0005 g. de peso. Dw·antc nquel experimento, en una
cienmilésima de segundo el tdambre recibía 30 calorfas. Según
Jos cúlculos efectuados por Jos experimentadores, éste se
calentnba hastn 20.000° C en unos casos (figuro) y hasta
27.000° e en otros, batiendo todas las marcas de temperatura
establecidas en los laboratorios hnsta aquel entonces. El alambre
calentado hasta esa temperatura emitía unu luz 200 veces más
brillnnte que la solar.
Cunndo el recipiente, tlonde se encontraba el alambre, se
llenaba de agua, explotaba y se volvía polvo al producirse la
descarga_, de modo que era imposible idcntit1cnr el vidrio entre
lo que quedaba de él. Si los cxpeti.mentadores se encontraban a
una distancia de medio metro del equipo y no estaban protegidos
adecuadamente, sentían una sacudida muy fut::rte producida por
la onda explosiva.
Esta última se propagaba con una rupidcz diez veces mayor
que el sonido. A tonta temperatura el movimiento molecular se
acelera.enonnemente: por ejemplo, las moléculas de hidrógeno
tienen w1a velocidad de 16 km/s.
334
1<mtpelnlwtr de la
s11petjicle de! las
estrella~ más
caliru11es
Tempert:thlltl de la
srtpe1j1cie del sol
Tcmp<'lr:tLU!t:l del
arco voltaico
Se pie1ticm las
propiedades
magnéticas
Hierro
al rojo
Ebullición
d~rl Clglfcl
Fwdón
dd ltie/o
335
La tcmpcruturn de 20.000 a 27 .000 grados supera lude la
superficie de las estrellas más calientes, pero está muy por
debajo de la que reina en su interior, donde asciende a decenas
de millones de grados. Ni la imaginación mns audaz podrla
·•crear'' sem~jante calor. Jcans en sn libro El Universo u nuestro
a lrededor dice lo siguiente:
·•J..as tempernturus de treinta a sescntn millones de grados
que suponemos que existen en el núcleo de Jos estrellas, están
tan fuera del nleancc de nuestrd e:--:peticnein que ni siquiera
podemos Hguramos de alguna manern más o menos precisa,
qué deben significar. Supongamos qtlc 1111millmetrocúhico de
mulcriu común se caldea hustu 50.000.000 de gn~<los, o sea,
aproximadamente~hnsla lu temperatura del centro del Sol. Por
mús fantástica que pnrczcu semejante suposición, paro
compensar la energía que emiten sus seis carns, se requeriría tu
cnergío total de una máquina de 3.000 .000.000.000.000 CV.
Esta "cabeza de nlliler" emitiría una cantidad de calor suficiente
para incinerar a.l que intente acercarse hacia ella a 1500
kilómetros."
Las 999 mil~Ssi.JlUlS (o no menos de tut cuarto, como minimo)
de todo la materia d~ la naturale7..<l pcn11anecenín en este estado.
inco nCllbible para nosotros. Scgím vemos, ln física tiene por
delante un extcnsisimo campo que investigar, nn.tes de que
llegue a dominar las leyes de la nmteria.
336
liemos visto hurtas veces una diezmillonésima de gramo
de sustancia. Usted ucaba de deslizar s u v is111 por una de
sem~juntes particulns.
J.n tinta de un punto impreso pesu cerco de uno
dic7.Jnillonésüna de gramo. Su peso hn sido detenuinudo de la
manera siguiente: mediante una balanza m u y sensible ha sido
pesado un trozo de papel en blanco, después en él se.ha puesto
con linta un punto y se ha vuelto a pesar. Ln diferencia de los
dos medidas correspondió al peso del punto. Esta mng1útud es
de 0,000000 13 g., o seo, es poco más de una diezmillonésima
de gramo.
23 t. El número de Avogndro
337
d cálculo parn comprobarla. El volumen d~.;: una cabw..a de alfiler
es igual a l mm 3 • Expresemos la magnitud 66 x 10 2 z mm' en
ki lómetros cúbicos:
338
232. Un litro de alcohol , ·crtid o en el Océuno Mundial
339
contendría unas 7000 moleculas de alcohol. En cada dedal de
aguu del océano habría 7 moléculas de esa sustancia.
También es ilustrativa la comparación siguiente: una gota
de agua contiene UmU•s moléculas como gotas pequeñas hay
en el Mar Negro. El lector puede comprobar estos datos
efectuando un clllculo similar al que ncobnmos de exponer.
...... _.., __ r
340
a presión de 760 nml. de mercurio la distancia media entre las
moléculas de hidrógeno es de 0,000003 cm. ( 3 x 10-6 cm.), en
tanto que el diámetro de la molécula de hidrógeno es de 2 x
1o..s cm. Si divitlímos el primer número entre el segundo,
oblcndremos 150.
Por consiguiente, las moléculas de nuestro gas estún
alejadas unas de otras a una distancia ciento cincuenta veces
mayor que sus diámetros.
341
Si lltunentascn 1.000.000 de veces las dimensiones linea le.<;
de todos los cuerpos que hny en lu Tierra, la cimn de la torre
Ei l'l:el cstaria muy cerca de la órbita de lu Lw1n;
Así pues, una bola que es tuntas veces menor que el Sol
como es mayor que el electrón, tiene el tamaño de w1 perdigón.
342
237. Ln -m asn d e la e n ergía
343
b1llones de julios y, por consiguiente, tiene unn masa equivalente
a una milésima de gramo, es decir, o 1 mg. mpeso del agua de
la piscina (216 t.) se acrecentó en 1 g., o sea, en unu cantidad
imposible de registrar.
·:·.;;
:~~l.t~
~ ~~~
-----~~
4- ~:i: . . ·~
4· --~~,~~· .. ·. ·.
344
de superficie dispuesta pt:rpendiculannentea los rayos solnres
en el limite superior de la atmósfera terrestre, recibe del Sol
1/ 3 kcal por segtmdo. Esta magnitud equivale a 4270 x 1/3-
1423 J. Para tomar en considcrnción la energla total emitida
por el Sol en todos los sentidos, supongamos que este astro se
<.mcucntrn dentro de unu csferaJi.uecn de radio igu.-tl a la distancia
de la Tierra al Sol (150.000.000.000 km.). El liTen de la
superficie de semejante esfera será de
4 X 1oz~ = 4 5 101~
9 X 1012 • • g.
345
<'.fnfluyc t!n la orbitación de los planel<ls'! JnduJablemente, estas
nltcraciones han de tener lugar. Pcr<> In masa ele nuestro sol es
increiblemenlc enonnc, de modo que esta pérdida no es notable.
Se ha calculado que a consecuencia de la disminución de la
masa solar._ la Tierra está olej{Uldosc pnululinamente del astro;
cada ai1o su órbita se ensancha en l cm. Tendrá que pasar un
millón de años para que el afio terrestre mmtentc en 4 segundos
como resultado de este fenómeno. Cnmovcmos, desde el punto
de vista práctico la mas<l solar s<.:: reduc-e en LUJO magnitud muy
insignificante.
'·::'>-.
¿; . .
/
.
' · -~
.
·'.~.
~ ·'··
1
1
500 111.
l1
346
En épocas remolas, cuando el Sol estaba más caliente y
emitía mayor canhdad de energía, la pérdida de masa solar era
más considerable, por lo cual se notaban más las consecuencias
derivadas de este ícmómeno. Recordemos que lu Tierra se fom16
hace 2.000.000. 000 de años aproxima damente. Por
consiguiente, considerando la pérdida de masa solar, en aquella
época lejana la ór bita de nuestro planeta era más es~chn, por
lo cual el año duraba menos. Si suponemos que en la época
temprana de existencia de la Tierra la intensidad de radiación
solar era 1000 veces mayor, resulta que en uquel entonces el
af'io era 40 dios mc.:nor q ue nhoro: clurnbn 325 dios.
l~:s tas son algunas de las consecuencias debidos o la
pondcra.biliúad de la energfn; no se advierten en In Yic..la
cotidiano, pero se vucl\'en notables si se examinan desde el
p1mto de 'ista de los procesos universales.
347
Las publicncíoncs sobre temas técnicos, dejaba pcrplcjHS a las
personas no muy enteradas de cómo e~ el estado de cosas en
ese terreno. Incluso u veces se llegaba a calificar de retrógrados
a los autores de at11culos y libros técnicos que se atenían en sus
cálculos a Ju " ley mclafisiea de indl:!pcndcncia de la acción de
tus fuerzas", establecida por Galileo, a la ley de invariabilidad
de lu masa, fonnulnda por Nc'A'ton, ele.
Para csclatecer el asunto, vamos a analizar una de las leyes
t1.mdamenta les de la mecánica clósico. a saber, la de adición de
velocidades. Confonne a esta ley, Ja regla de adición de las
velocidades v y v 1 cuyos suntidos coinciden, tiene In siguiente
ronna mntemütica :
11 = v + v1
.~..:!:..~
11 = 1+ vv,
e~
348
turbina de vapor. Al dar 30.000 revoluciones por mit1uto y tener
l S cm. de diámetro, su rotor desarrolla Wla velocidad lineul de
225 mis. Los obuses tienen una velocidad más el~.:vada, de 1
kJn/s. Adoptemos v = v 1 = 1 km/s y sustituyámosla en ambas
Có.-mulas, antiguo y nueva: e es In velocidad de la luz, igual n
300.000 km/s.
Según la fónnu la clásico 11 = v + v 1 , 11 = 2 km/s. La fónnula
nueva adopta la fonna
2
11= 1
1 + ---- - -
90.000.000.000
349
inexactitud de la regln ontigua tic adición de velocidades. No
obstante, por el momento la técnica no tiene que enfrentarse
con semejantes velocidudes que se examinan en la fisica lt.'Órica
y en la experimentación en el laboratorio, en cuyo caso se utiliz.a
lu fórmula nueva.
Ahora abordemos la. ley de constancia de la masa . La
mecánica ncwtoniann está basad u en In tesis de que la masa es
inherente n un cuerpo dado, independientemente del estado en
que éste se encuentra. La einsteiniana, en cambio, afinna lo
contrari.o: la mnsa de un Cl.Jerpo no es conslnntc, sino que
aumenta cuundo dicho cuerpo esta en movimiento. Si esto es
asl , ¿scrén erróneos todos los calculos técnicos conv~:-"t1cionales?
Examinando e l ejemplo de w1 obús disparado, vamos n ver
si podemos o no detcrminnr la diferencia esperada. ¿En qué
cantidad aumentará la masa del obús durante el movimiento?
La tcorla de la. relat.ividatl sostiene que el aumento de masa del
cuerpo en movimiento, cuya masa en estado de reposo (!rtl m.
es igual n
350
exacti l"ud de hasta 0,00000001 de su valor. Por cierto, sem~jante
utensilio sería incapaz de registrar unn diferencia núl veces
mayor que la que generalmente es despreciada por la mecánica
vieja . En el futuro , durante los vuelos de las naves
interplanetarias que se desplazttrán con velocidades de una
decena de kilómetros por segundo, la masa de todos los objetos
dispuestos en ellas aumentará en 0,0000000005 del valor de
su masa en reposo. Esta magnitud es mayor, pero tampoco será
posible medirla.
Por consiguiente, en lo que .se refiere a la ley de constnncia
de la masa. hemos uc repetir lo que Cl'plicamos respecto de la
ley de adición de velocidades: prácticamente, esta ley sigue en
'-igor, de modo que los ingenieros pueden aplicarla sin temor a
cometer un CtTor notable. Es distinto el caso de los flsicos que
efectúan cálculos o experimentos con electrones rápidos (su
velocidad puede ser del 95 % de la de la luz y aún más); óstos
tienen que atenerse a las leyes de la nueva mecánica.
Y ¿qué pasa constancia de la masa, o seo, con el gran
principio dcLavoisicr, en la quimicn? Estrktnmcnte hablando,
en la actualidad habría que darlo por inexacto.
Según Lavoisicr, cuando se combiñan quimicamcnte 2 g .
de hidrógeno y 16 g . de oxigeno, deberán proporcionar
exnetrunente 18 g. de ogua. Pero según Einstein, en vez de 18
g . se obtendrá menos, t1 snber, 17.9999999978 g.
Esta diferencia só lo se advierte sobre el papel: es imposible
detcctarln mediante una balan7..a . Así pues, podemos nfinnnr.
sin restdcción alguna, que las tesis de la mecánica de Einstein
no cambian nada en In téc-nica moderna. Ln industrin puede
seguir contnnuo con el apoyo seguro de las leyes de la mcC<ínica
nev.1oniana .
351
239. El litro y el decímetro cúhico
352
241. L a s b ot e llas y los b a rcos
353
las picn1ns. La fucr7.n que empuja e l cucqm h acia abajo cuando
uno flexiona las piernas, empuja sus pies hacia arribu, a
consecuencia de lo cual disminuye la presión sobre la plala{~)nnu
y ésto d e be s ubir.
354
donde ves la velocidad de calda en m/s. Según vemos, In
rcsi!'tcncin es proporcional nl cuadrado de la velocidad, y como
el pnracaidista desciende con rapidez creciente, en cierto instante
lo fuerza ele resistencia equivale ni peso de su cuerpo. A pnrtir
de ese instan K~ la vdocidad de caída yu no owncntu, y el proceso
se vuelve unifonnc.
Para el parocaidista ese instante llegará cuando su peso
(más el del paracafdns) valga 0,3 v'. Suponiendo que el del
paracaidista equipado e!: de 900 N, obtenemos
55 /4,9 = 11 S.
355
En este cuso la distancia S que el cuerpo recorre en 11 s.
desplazándose aceleradamente, es igu11l a
( 7900 - 300) 1 55 ~ J 38 m.
y el sallo retardado,
J 1 + 138 = 149 s.
lo cual difiere muy poco dt: la duración real (142 s).
Este cálculo sencillo viene a ser una prhnera aproximétCión
a Ja realidad, puesto que está basndo en una serie de
l'uposiciones que Jo simplifican. Para comparar, ofrecemos los
datos obtenidos experimentalmente: con su equipamiento que
pesa 8,2 N, el paracaidista alcanza la velocidad máxima en el
duodécimo segundo, mientras desciende 425 ó 460 m.
356
dispuestas paralelamente. La pendiente del plano y la altura
del punto de partida son iguales paro ambos cuerpos.
¿Cuál de las bola.~ sar á la primera en recorrer la
pendiente?
) /¡
mv¡
= - - + __
1
KaJ ~
/
2 2
mv~ 2
ph:--~ +Kc1>
-- 2
2 2
Sustituyendo
"r,
a.>1 = -'-
nrv l Kv 12 1nv
2
Kv';
- L- + --2
= -.!..+ - -·
2 2t¡ 2 2r.}
157
Después de efectuar In tnmsfonnación
v,~(m K ) =
- + --,
2 2r1•
\'~ K)
z(m-+--,
2 2rz·
obtenemos
m K
- - + -- ·
v~ 2 2r{
~r = -;¡-- ;::
~ - +-·- 1··
2 2r1
358
l) En el caso de la caída "superaceleradn" los puntos en que
están fijados los extremos de la cadena, descendeFán más
rápidamente que sus eslabones; estos últimos, a su vez,
tenderán u caer con una aceleración g < g r Los eslabones
medios quedarán rezagados de Jos extremos, de modo que
la cadena se nrqueará hacia ~uribn por la ncción del exceso
de aceleración g 1 - g, dirigido l!uubién hacia arriba. En
otras palabras, La cadena parecerá estar cayendo hacia arriba
con la aceleración g 1 - g .
2) Por esta misma cuusn el péndulo se volverá "pntns arriba"
y oscilan'l en tomo a la posición de aplomo con un período
¡¡--
' = 21t ,/ - - ·-
~ gl -g
359
En 1 s . lo:5 peldaños de la escnlcru mecánica se desplazun
en J /80 pnrlc de su altura lot..al. Cuando In escalera pennnnc.:ce
lijo, en este mismo lapso el pasajero sube a pie en 1/240 parle
de la altura totnl. Por consiguiente, caminn.ndo por la escalera
en movimiento ascendente, en 1 s. la personn ascc.:nderá en
1 1 l
--+--=-parte
80 240 60
~e de su alturu y tordnn\
1
-1 =
ÓÜ S .
60
360
APÉNDICE
U nidades de Ár·ca
Unidades de Volumen
Unidades de Mns~•
Unidades de Tiempo
36l
U nidades de Fuc r¿a
1 dinn I 0-5 N
1 kilogram o-tliCI"/.<1 (kgt) = l kilopondio (kp) <J.8 1 N
U nidades d e Velocidad
1 Wh 3.6x103 J
1 cn1orin (cal) 4. 19 J
1 kilognuno-l'uer/.u-metro (kgt":m) 9.81 J
1 ergio I0-7 J
U nldndcs d e Potencia
Unidades d e Presión
362
U nida d es <.le Á n g ulo Plano
363
NOTAS
1
El micrómetro también vícm: a ser unu mcclídn Jc longitud
dcnwsiado grande para In t0cnica moderna: la producción en
cadena de mnquinariu muy compleja, factible sólo a condición
de que lns pie?..as ulil izudns en cllns sean inlcrcnmbiablcs, obligó
a introducir en la prúctica a porotos e instrumentos de medida
que rcgisrnm décimas de micrómetro (vé.usc el ejercicio 211 ,
Cu las, o bloques de cnlihrado).
364
, .lean-Charles de Borda, matemático, astrónomo y marino
francés, realizó en el Obsetvatorio de Pruís una experienciá
con Wl pénd\.llo oscilante en el vacio reduciendo al mínimo el
rozamiento en el punto de suspensión; aquel dispositivo osciló
30 horas. Es muy interesante observar el runortiguamiento
gradual de las oscilaciones de su homólogo de 98 m. de longitud
suspendido en la Catedral de San Isaac en San Petersburgo,
cuya amplitud inicial de 12m. disminuye diez veces al cabo de
tres h oras. Seis h oras después del conúenzo de las obsetvaciones
esta magnitud se reduce hns ta 6 cm. , y al cabo de nueve horas,
hns lo 6 mm. Doce horn s después del comienzo ele los
observucioncs las oscilaciones se vuelven imperceptibles n
simple vista.
6
Siempre que se desprecie el ro7.runiento . S í éste es considerable,
la pesa no ascenderó.
7
Rey de Siracusa; según refiere una trndic ión, ern pariente d e
Arquímedes.
10
Este mismo criterio se expo n~;; en Pequcl'lo Lnrousse de
cicncios y técnicus, nrtkulo Vórtjce.- Nota d el T.
365
1
~ Los llquidos son muy resistentes a la rotura; por ejemplo, la
resislcnciu del nguu eqLJivnle a 10 .000 al. Luego, .en este
sentido, los liquiJos no son inferkwes u los sólidos: el nguu es
tan resistente a la roturo corno el alambre de acero. La facilidad
np:u-entceon que los Jíquitlos se <.livitlen en ptu\es, no eontntdica
en absoluto lo que acabamos de exponer. Durante su trasvase
sólo observamos los cmnbios externos, y no el debilitamiento
de In cohesión intemo de la sustancia.
366
16 E n la époco antigWl los sie te planetas ernn catalogados como
deidades (el Sol y la L una también se con sideraban planetas);
esto adoración de los cuerpos celestes perduró en toda la
nstrologfa medieval. La influencia que el Sol ejercía sobre las
cosechas y el tiempo, era muy evidente, por lo cual era natural
que se creyese que el destino y los hecllos hwnanos estaban
sujetos a la "voluntad'. de los p Lanetas ... LQs me.s es fueron
divididos en semanas en h onor a estos últimos. Y, por supuesto,
u los s iete planetas se atribuía el carácter mágico y sagrado del
número siete en la Biblia; en alquimia tiguraron siete piedras
L'undnmentales; J¡¡ octava tiene siete notu!> y e l espectro, s ie te
colores.
1
" Esto es cierto para todas las estrellas (ijas. p ero no lo es para
todos los planetas: en ciertos periodos olgunos de ellos, sobre
tod o, Venus, pueden brillar mucho mí1s q1..1e las estrellas. Uno
de los pastores del Cáucaso me dijo~n una carta que desde e l
fondo de un desfiladero muy proflUldo de dín solla ver dos
cstrcllns; ndemás recalcó que sólo ernn dos, por lo visto, siempre
lns mismos. No ten em os por qué dudar de lo que dice el pastor.
Lo más probable es que ha visto Venus y Júpiter en In época de
brillo múximo, cuondo Venus tiene magnitud estelar - 4,4,
mien tras· que Júpiter, - 2 , 5. Quiere decir que Venus brillaba
140 veces más que una estrella de primero mngnítud, y Júpiter,
25 veces más. Scm~untcs luceros pueden distinguirse e n el
fim1mncnlo incluso en pleno dfa (d e d fn Venus se observa a
s imph: vista uw1 en condiciones nom1ales).
367
1
~ He aquí el cálculo. El diámetro angular (medio) del Sol es de
0.53°; por ello, el disco solar ocupa en el cielo Y,. x p x 0.53 2
grndos cuadrados. ¿Cuúntos grados cuadrados mide toda la
superficie es.terica?-El rüélián es 57,3 veces mayor que el ángulo
Je 1° ; por tanto, el radián vale 57,3 ángulos de este tipo,
mientras que la superficjc esférica será de ciclo Y. x p x 57.32 =
41 .252 grados cuad rados. Dividiendo 41.252 por 0,2206
dctenninaremos cuántas veces la superficie de toda la esfera es
mayor que In supcrticie visible del Astro Rey.
19
1\dcmfls, se ft~brican colas con una exactitud m{ts clcvndii,
¡de 0 ,01 pm.!, puesto que en ulgunos mecwtismos hay que
nsegurnr una precisión muy alta. Por ejemplo, se necesita
constmir un árbol de trnctor con 'lUla cxuctitud no menor de
0 ,0 1 nun. (este árbol pesa mús de media tonelada); tigúresc..
cuán alta debe ser In precisión de fabricación de Jn..-; ptezns de
mecanismos más exactos.
368