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Cómo se hace un Alegato.

Procedimiento y argumentación.
18 ABRIL, 2014 / SUAREZ CARINA

“Dichoso el abogado a cuyo alegato debe seguir necesariamente el juez al momento


de sentenciar, pues su razonamiento exhaustivo no sólo lo ha convencido de su
razón sino que, además, le ha cerrado todas las puertas posibles de escape en busca
de otros argumentos para hacer ganar el pleito a la contraparte (1)”.

Llámase alegato de bien probado, el escrito en que las partes examinan la prueba
rendida con relación a los hechos afirmados en la demanda y contestación, para
demostrar su exactitud o inexactitud (2).

El alegato no tiene una forma determinada por la ley, se trata de un escrito en el que
cada parte hará una crítica y un análisis de la prueba producida en autos, tratando de
convencer al juez que la misma confirma la pretensión o la defensa esgrimida.

Alegar es evaluar y defender. El alegato de bien probado es el escrito que presenta


cada parte, seguidamente a la acumulación de toda la prueba y antes de la sentencia. Es
la última oportunidad dentro de la primera instancia, que tiene cada parte para expresar
en forma sintética las razones legales, jurídicas y doctrinarias que surgen de las pruebas
rendidas en el proceso.

Art. 406 del C.P.C.C de Sta.Fe: “Vencido el término de prueba, el actuario agregará a
los autos la que se hubiera producido, certificando esta diligencia. El juez decretará
traslado a cada litigante por quince días para alegar de bien probado, sin que ninguno de
ellos pueda imponerse del alegato del adversario”.
El plazo para alegar no es común, porque cada parte necesita retirar el expediente para
revisar los resultados de las pruebas.

A lo fines de que una parte no conozca los argumentos de la otra antes de presentar los
suyos, es que se reservan los escritos en Secretaría.

A estos efectos el escrito de alegato se acompaña en sobre cerrado, y se presenta en


mesa de entradas del juzgado conjuntamente con un escrito en el que se indica que se
acompañan el alegato de bien probado, tanto el sobre que lo contiene como el escrito
mencionado se les estampa el cargo.

Si bien dijimos que el alegato no tiene una forma procesal impuesta, a los fines de
cumplir su propósito de “alegato de bien probado”, es aconsejable que el escrito
contenga las siguientes previsiones:

1. exposición metódica y razonada de los hechos afirmados (ordenación del


discurso);
2. las pruebas aportadas para demostrarlos (confirmación);
3. el valor de esas pruebas (confirmación y valoración);
4. la impugnación de las pruebas aportadas por el contrario (refutación);
5. la negación de los hechos afirmados por la contraparte (refutación).
6. las razones que se extraen de los hechos probados (confirmación y
argumentación);
7. las razones legales y doctrinarias que se aducen a favor del derecho
invocado (confirmación y argumentación).

Por último suele ser costumbre forense, la reiteración al final del escrito de la petición al
juez de que falle a favor de la parte interesada.

En los discursos forenses del tipo del alegato civil aparece la necesidad de confirmar los
hechos que afirmamos con las pruebas producidas en el proceso, y es propicio que
podamos agregar otras pruebas del tipo argumentales. Los antiguos retóricos llamaban a
esta parte del discurso confirmación. En los alegatos también se refutan las pruebas del
contrario, y los retóricos llaman a esta operación refutación.

Entonces, para confirmar la posición que defendemos ante el juez, reuniremos todas las
pruebas del asunto y procederemos a ordenarlas y a elegir las más relevantes; es decir
las de mayor peso. Por lo tanto, realizamos una tarea de valoración de las pruebas.

Las pruebas siempre recaen sobre los hechos, y con mayor precisión sobre los hechos
controvertidos.

Tengamos presente que la mayor finalidad que tienen los alegatos y la confirmación que
contiene es convencer al juez de nuestras razones, que demostramos mediante pruebas.
Por ello este discurso es esencialmente retórico y se dirige a la voluntad, la del juez, lo
que buscamos es mover la voluntad del juez a nuestro favor.
Mientras que la refutación se dirige contra el adversario procesal y en los alegatos
funciona como una anticipación ya que se desconocen los argumentos del alegato del
contrario aunque se sabe los que utilizó en las etapas anteriores del proceso y deben
tenerse en cuenta aquí para dar una respuesta que objete los argumentos del contrario.
En general puede decirse que la refutación consiste en destruir los argumentos opuestos
a la cuestión que se defiende, y por ende destruir las pruebas y objeciones de la
contraparte.

De lo dicho se deduce que el acto de alegar no debe desdeñarse ni cumplirse a la


ligera, pues en primera instancia es la última oportunidad procesal que tiene el
abogado para invocar todas sus razones y refutar las del contrario. Y, sin lugar a
dudas, sus conclusiones tendrán influencia en la sentencia.

Notas:

(1) Alvarado Velloso, Adolfo, ob. cit.


(2) Alsina, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, t.
III.

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