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Territorios, relaciones de Patrimonio Cultural y Natural

Herman E. Amaya Tellez1


herman.universidad@gmail.com

Resumen: El territorio debe ser visto más allá de lo tangible, reconocer la importancia
de las relaciones socioculturales que se suscitan dentro de él, donde muchas de ellas
tienen como epicentro el patrimonio cultural y patrimonio natural, como resultado de ello
se tienen las denominaciones de origen, herramienta de propiedad intelectual, que
protege tanto los oficios tradicionales artesanales como la gastronomía, los cuales se
dan en gran medida a la biota que hay en un territorio específico, junto con unos
factores ambientales particulares, lo que las hace únicas, teniendo como eje
dinamizador al ser humano y su interacción con lo natural desde lo cultural. Todo lo
anterior evidencia una profunda relación entre patrimonio cultural, patrimonio natural y
territorio.

Palabras claves: Patrimonio Cultural, Patrimonio Natural, Artesanía, Biodiversidad,


territorio, denominación de origen.

Para comprender mejor un territorio es fundamental identificar las relaciones, que se


suscitan dentro de él, las cuales dependen en gran medida de los diversos factores
geográficos, climáticos, telúricos, topográficos y de la biodiversidad presente la cual se
reconoce como el patrimonio natural del territorio al ser una muestra del pasado, un
momento del presente y brindar posibilidades de futuro para tal territorio. Estas
relaciones soportan la conformación de grupos sociales con identidades culturales
diversas, lo que constituye un patrimonio cultural para estas comunidades,

1
Es Diseñador Industrial de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Boyacá, Especialista en Desarrollo y
Marketing Territorial de la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de Columbia New York - The School
of International and Public Affairsy, además es Magister en Dirección de Marketing de la Universidad Viña del Mar
(Chile) y actualmente cursa un doctorado en Estudios Sociales en la Universidad Externado de Colombia. Profesor
catedrático de pregrado de la Universidad de Boyacá, Universidad Santo Tomas y de postgrado de la Universidad
Externado de Colombia, además es investigador en los temas de Desarrollo, Marketing territorial y Patrimonio
Cultural, con publicaciones en Revistas del Externado y de la Universidad del Bosque. Además ha sido conferencista
y tallerista invitado en las universidades de Pamplona y del Bosque. Ha presentado algunas ponencias en eventos
nacionales como el Simposio Internacional de Investigación en Turismo y el Congreso de Ciencias y Tecnologías
Ambientales y en eventos internacionales en la ciudad de Buenos Aires (Argentina) en el II Congreso
Latinoamericano de Enseñanza del Diseño, organizado por la Universidad de Palermo.

1
manifestaciones que se dan en diversos ámbitos como la gastronomía, creencias,
medicina tradicional, artesanías, entre otros.

Conocer y apreciar todo este patrimonio presente dentro de los territorios, debe
conllevar al camino de entender y valorar como las comunidades han construido
elementos de su identidad cultural resultado de la dinámica entre, los conocimientos y
saberes tradicionales, las relaciones (sociales, económicas, culturares) y destrezas y
habilidades desarrolladas a partir de la práctica, todo ello sustentado en las
características de un territorio, y ante todo su biodiversidad, algunos ejemplos de estas
relaciones son: el paisaje cultural y el patrimonio cultural inmaterial.

Tanto las artesanías como la gastronomía son el resultado de la sinergia generada


entre conocimiento tradicional, territorio y biodiversidad, al depender directamente de
las materias primas para desarrollarse, las que pueden llegar a ser únicas (endémicas),
ello ha permitido que surjan productos cuya calidad, reputación u otras características
se deban exclusiva o esencialmente al medio geográfico en el que se produce, junto
con los factores naturales y humanos. Para lo cual se constituyo una herramienta de
propiedad industrial en el “Arreglo de Lisboa relativo a la Protección de las
Denominaciones de Origen y su Registro Internacional” (1958), donde se estableció los
instrumentos de protección llamados “Indicaciones geográficas” y “Denominaciones de
Origen” (DO), las cuales protegen los nombres geográficos de países, regiones y
localidades, que son otorgados a productos resultado de todo lo mencionado
anteriormente, aquellas dependen directamente del territorio, el patrimonio natural y el
patrimonio cultural, esta relación de dependencia no permite una desterritorialización de
las comunidades que han sabido amasar y convivir con un saber hacer. Por lo tanto en
ese trabajo se busca determinar cómo las DO, son una clara muestra de la relación
entre patrimonio natural y cultural dentro de un territorio especifico, y cobijan tanto a los
oficios artesanales (Cestería de Guacamayas, Cerámica de Ráquira, Tejeduría Wayuú,
Sombrero Aguadeño, Tejeduría de San Jacinto, Mopa Mopa – Barniz de Pasto,
Tejeduría Zenú, Cerámica Carmen de Viboral, Tejeduría de Sandona), y también la
gastronomía (Queso Paipa, Achiras del Huila, Café de Colombia, Café de Nariño),
2
todas ellas para el caso de Colombia, pero a nivel internacional hay diversas de alto
reconocimiento como el Champagne, Cava, Vodka, Mezcal, quesos (Parmesano, Feta,
Camembert, Chedar, Comte, Emental, Munster, Pecorino, Gruyere), entre otros
productos.

Las denominaciones están totalmente ancladas al territorio dependen de él, de sus


características y del nombre, por ejemplo: Pisco (Municipio Peruano), Queso Manchego
(Comarca Española), Tequila (Municipio Mexicano) y Café de Colombia (País
Latinoamericano). Esta relación tan fuerte, lleva a abordar con tal detalle y precisión el
concepto de territorio, el cual ha tomado otra dimensión. Diversos autores han
presentado una serie de reflexiones donde, a partir de otras miradas se le otorga al
territorio un mayor nivel de preponderancia en el progreso de las diversas sociedades,
siendo este un factor determinante, donde hace presencia tanto un patrimonio cultural,
como natural, los que ponen en marcha una serie de relaciones y sinergias, otorgándole
a los territorios características y bondades únicas, susceptibles de ser aprovechadas de
una manera sostenible, pero ante todo con una completa apropiación de las
comunidades que habitan tales territorios. “El concepto de territorio y sus derivados,
territorialidad y desterritorialidad tienen un uso antiguo...para las ciencias naturales el
territorio sería el área de influencia y dominación de una especie animal, la cual lo
domina de manera más intensa en el centro y va reduciendo esta intensidad en la
medida en que se aproxima a la periferia, donde compite con dominios de otras
especies, Las ciencias sociales incorporan el concepto de territorio para la especie
humana como el espacio de dominación, propiedad y/o pertenencia, de los individuos o
las colectividades, sean éstas naciones, estados o pueblos, es decir, como espacio
sometido a unas relaciones de poder específicas...” Correia (1996). Gustavo Montañez
y Ovidio Delgado (1998) presentan las siguientes consideraciones2 relevantes sobre el

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“1. Toda relación social tiene ocurrencia en el territorio y se expresa como territorialidad. El territorio es el
escenario de las relaciones sociales y no solamente el marco espacial que delimita el dominio soberano de un
Estado. 2. El territorio es un espacio de poder, de gestión y de dominio del Estado, de individuos, de grupos
y organizaciones y de empresas locales, nacionales y multinacionales. 3. El territorio es una construcción social
y nuestro conocimiento del mismo implica el conocimiento del proceso de su producción. 4. La actividad
espacial de los actores es diferencial y por lo tanto su capacidad real y potencial de crear, recrear y apropiar
3
análisis del territorio, lo cual nos lleva a comprender la importancia de las relaciones
sociales que se generan y como es imposible concebir un territorio sin estas.

En ese orden de ideas los territorios se han sabido constituir a través de los años y de
las generaciones que han hecho tránsito por ellos y han determinado la existencia de
estos, proceso que se debe ver desde la perspectiva de Fernand Braudel quien
propone ver los hechos históricos bajo el concepto de "duraciones", como primera
medida un análisis de tiempo de corto plazo, para identificar todos aquellos
acontecimientos particulares que permita conocer detalles; luego de mediano plazo
para conocer las coyunturas y relaciones de cada uno de esos acontecimientos y por
último el largo plazo para las estructuras, aquellas articulaciones que permiten
comprender las diferentes estructuras de poder y determinar comportamientos
colectivos, patrones civilizacionales, métodos de producción y demás de orden global.
Esta mirada de territorio va más allá de lo tangible, lo geográfico, lo natural (montañas,
ríos, valles, asentamientos humanos, puentes, caminos, cultivos, paisajes), busca
reconocer lo intangible, las relaciones socioculturales, la historia, los conocimientos
tradicionales, las practicas ancestrales, todo aquello que ha coexistido con lo tangible,
por lo tanto el reconocer un territorio será el resultado de leerlo en detalle e interpretar
las marcas que le han sabido dejar.

Una perspectiva más aplicada sobre la concepción de territorio es la presentada por


Escobar (2005), al hacer referencia en como el Proceso de Comunidades Negras
reconoce el territorio como “un espacio fundamental y multidimensional para la creación
y recreación de las prácticas ecológicas, económicas y culturales de las comunidades.

territorio es desigual. 5. En el espacio concurren y se sobreponen distintas territorialidades locales, regionales,


nacionales y mundiales, con intereses distintos, con percepciones, valoraciones y actitudes territoriales
diferentes, que generan relaciones de complementación, de cooperación y de conflicto. 6. El territorio no es
fijo, sino móvil, mutable y desequilibrado. La realidad geosocial es cambiante y requiere permanentemente
nuevas formas de organización territorial. 7. El sentido de pertenencia e identidad, el de conciencia regional, al
igual que el ejercicio de la ciudadanía y de acción ciudadana, solo adquieren existencia real a partir de su expresión
de territorialidad. En un mismo espacio se sobreponen múltiples territorialidades y múltiples lealtades”. Gustavo
Montañez y Ovidio Delgado (1998 )

4
El territorio se considera en términos de articulaciones entre patrones de poblamiento,
usos del espacio y los recursos y prácticas simbólicas”, donde las comunidades han
conformado un modelo local de desarrollo el cual ha estado soportado en lo biofísico, lo
humano y lo sobrenatural. Donde se contempla el término de “territorio-región” como
corredores de vida que relacionan a las comunidades, sus actividades y el entorno
natural, por estas razones el territorio se ha sabido constituir como el proyecto de vida
de las comunidades que lo residen, pero más que eso que coexisten. Es imposible
concebir un territorio, sin sus relaciones, algunos activistas de movimientos sociales y
ecologistas políticos reconocen el territorio desde una dependencia entre el lugar, la
cultura y la naturaleza.

Algunas manifestaciones de patrimonio cultural tienen una simbiosis con el patrimonio


natural, al depender de la biodiversidad particular de un territorio, donde surge o se
desarrolla la manifestación cultural, esta relación es profunda y determinante para la
coexistencia del patrimonio, razón por la que al pensar en un plan especial de
salvaguardia (UNESCO, 2003) para lo inmaterial se debe contemplar un plan
estratégico de sostenibilidad para el patrimonio natural. Para lograr comprender la
relación patrimonio natural e inmaterial, se deben conocer en primera medida las dos
definiciones, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco), en la Convención sobre protección del patrimonio
mundial, cultural y natural (1972), el artículo dos define el patrimonio natural como
(Unesco, 1972): “Los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y
biológicas o por grupos de esas formaciones...; Las formaciones geológicas y
fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyan el hábitat de
especies, animal y vegetal, amenazadas…; Los lugares naturales o las zonas naturales
estrictamente delimitadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de
vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural”.

Entonces la biodiversidad de un territorio ha de constituir el patrimonio natural del


mismo, y su nivel de relevancia estará determinado por la incidencia en el desarrollo de
5
las comunidades que hacen parte del territorio y por como aporta a la preservación de
ecosistemas. Antes de ahondar en el concepto de biodiversidad y comprender sus
implicaciones en el territorio colombiano, es importante saber que el término
“Biodiversidad” que según DIÉGUEZ (n.d) es un neologismo empleado por primera vez
por E. O. Wilson, al referirse a la diversidad biológica en el primer foro sobre diversidad
biológica (1986)3”. En términos conceptuales Gaston (1996), considera que la
“Biodiversidad es la variedad de todos los tipos y formas de vida, desde los genes a las
especies a través de una amplia escala de ecosistemas”, este autor presenta distintas
definiciones, pero afirma que la anterior es sobre la que se sustentan todas las demás.
Para querer estudiar y por ende comprender mejor la biodiversidad, se debe considerar
que esta tiene, (DIÉGUEZ, n.d) 3 niveles4 de análisis que por supuesto están
entrelazados.

Para comprender la relevancia del patrimonio natural y por ende el cultural, para el
territorio colombiano, es necesario saber que, los países de América Latina y el Caribe
son de los más ricos en biodiversidad y ecosistemas del mundo. Según el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD (2010) “Suramérica tiene más del 40%
de la biodiversidad de la tierra, más de un cuarto de sus bosques y constituye el área
de mayor diversidad biológica en el mundo. Esta biodiversidad y estos ecosistemas

3
“Varias personas del National Research Council of America (NCR) se lo sugirieron a Wilson porque pensaban que
la palabra Biodiversidad tendría mayor poder comunicativo que el de diversidad biológica. Así, Wilson lo utilizó
para referirse y alertar sobre la rápida extinción masiva de numerosas especies y ecosistemas, y no se podía
imaginar la repercusión que este término tendría en pocos años. Desde entones el uso de la palabra Biodiversidad
se ha extendido rápidamente entre profesionales relacionados con la materia (biólogos, naturalistas, técnicos,
administración), políticos y la opinión pública debido a la creciente preocupación sobre la extinción de especies en
las últimas dos décadas del siglo XX. Tal es así, que a menudo se relaciona erróneamente biodiversidad con
conservación, lo que añade aún más ambigüedad a este concepto.” - DIÉGUEZ, Javier Uribeondo. (n.d. p. 21)
4
“1. El genético (que estudia la diversidad de genes dentro de y entre las especies, ya que hay una variabilidad
genética entre especies e individuos de la misma especie); 2. El taxonómico (que trata sobre la diversidad de los
distintos taxones: especies, géneros, etc.); 3. El ecológico (que investiga la variedad a un nivel superior de
organización como son los ecosistemas)”. (DIÉGUEZ, n.d)

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proporcionan servicios ecosistémicos (SE)5 que entregan aportes directos a la
producción de sectores clave en las economías de región, particularmente agua,
fertilidad de la tierra cultivable, polinización, control de plagas, y cultivo y reproducción
de especies alimentarias, al igual que la mitigación, de tormentas, regulación del clima,
asimilación de desechos y muchas otras funciones”. Lo cual demuestra que la
biodiversidad además de ser un punto de partida para manifestaciones culturales,
también es un factor en el desarrollo de las economías nacionales, siendo un arma de
doble filo al poner en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas, por generar un amplio
crecimiento económico, que de ser así además de atentar contra el patrimonio natural y
la vida misma, el patrimonio cultural también se ha de ver perjudicado, por ejemplo una
explotación desmedida de una fibra natural endémica, para la producción de artesanías,
en busca de responder a mercados y canales de comercialización, puede llevar a la
extinción de una especie y desaparición del oficio tradicional artesanal. Por lo tanto la
biodiversidad es primordial para el funcionamiento de la mayoría de los servicios de los
ecosistemas, la existencia del patrimonio cultural y ante todo como soporte para la
“resiliencia de los ecosistemas”6 (Walker y Salt 2006), de cada territorio, lo que ha de
permitir a ecosistemas renovarse, seguidos del aprovechamiento del ser humano, para
así continuar su ciclo.

Para el caso de Colombia, según la Política Nacional de Biodiversidad (Ministerio de


Ambiente, n.d), “Colombia tiene una extensión continental de 114´174.800 hectárea,

5
“Servicios de los ecosistemas (SE): insumos para los procesos económicos proporcionados por los activos
naturales. Los SE son contribuciones tangibles de los ecosistemas y de la biodiversidad a la producción y creación
de valor. Se da por supuesto que la prestación de SE incluye el valor correspondiente de los ecosistemas y de la
biodiversidad y, por ende, en el informe el término se usa como sinónimo de estos servicios de la naturaleza. Los SE
se conciben como uno de los distintos insumos necesarios para la producción, junto con la mano de obra, la
tecnología y el capital. Ellos afectan y son afectados por las prácticas de producción. El valor relativo de los servicios
del ecosistema variará en función de su abundancia, los costos e impactos de otros insumos y el marco de
políticas”. PNUD (2010)
6
“ Resiliencia del ecosistema: capacidad de un ecosistema de volver a su estado original después de una
perturbación. Desde la perspectiva del uso humano, es la característica de un ecosistema de soportar un impacto y
seguir manteniendo su capacidad básica de proporcionar los servicios fundamentales para el bienestar humano”.
(Walker y Salt 2006)

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que representan aproximadamente 0,7% de la superficie continental mundial. En esta
área se encuentra el 10% de la biodiversidad mundial, haciendo de Colombia un país
«megadiverso»7”. Esta diversidad de vida, es el soporte para el desarrollo de la
cotidianidad de cada una de las comunidades de los territorios colombianos, y las
manifestaciones culturales resultantes de la relación entre los seres humanos y su
entorno, algunas importantes para la subsistencia, como la alimentación, medicina
tradicional, métodos de construcción, usos y costumbres, objetos cotidianos, etc.

En la conferencia UNESCO (1972), además de presentar el patrimonio natural, se


determinó el patrimonio cultural, como: “- Los monumentos: obras arquitectónicas, de
escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter
arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor
universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia. -
Los conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad
e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista
de la historia, del arte o de la ciencia. - Los lugares: obras del hombre u obras conjuntas

7
“De la extensión territorial colombiana, 53,2 millones de hectáreas están cubiertos por bosques naturales; 21.6
millones por otros tipos de vegetación en áreas de sabanas, zonas áridas y humedales; 1,10 millones por aguas
continentales, picos de nieve y asentamientos urbanos y por lo menos 38,4 millones se encuentran bajo uso
agrícola y procesos de colonización…Esta gran biodiversidad de ecosistemas se ha atribuido a factores como la
localización altitudinal del país entre los dos trópicos, la variedad en condiciones edafoclimáticas que han llevado a
una gran multiplicidad de espacios geográficos y la existencia de espacios aislados por levantamientos topográficos.
La diversidad ecosistémica colombiana es de tal magnitud, que no son muchos los ecosistemas que existen en el
mundo que no estén representados en Colombia. Los principales biomas colombianos, que son la categoría más
general de definición de ecosistemas, son los bosques húmedos tropicales (378.000 Km2), las sabanas llaneras
(105.000 Km2), y los bosques aluviales o vegas (95.000 Km2)… Otros biomas que ocupan extensiones considerables
son el bosque andino (45.000 Km2) y los bosques bajos y cantingales amazónicos (36.000 Km2)…La diversidad
ecosistémica está directamente relacionada con la diversidad de especies, que es el nivel más usual para referirse a
la biodiversidad y representa el número de especies en un espacio determinado. A escala mundial todavía no se
cuenta con una idea clara de cuantas especies existen…La gran biodiversidad biogeográfica y ecológica de
Colombia, así como la gran riqueza de especies de muchas comunidades bióticas, permiten suponer
razonablemente que este país pueda contener una diversidad de especies entre las más altas del planeta. Se ha
estimado que Colombia tiene entre 45.000 y 55.000 especies de plantas. Este número es muy alto para un país de
tamaño intermedio, si consideramos que toda África al sur del Sahara contiene cerca de 30.000 especies, y Brasil,
que cubre una superficie 6,5 veces mayor que la de Colombia posee 55.000.” (Ministerio de Ambiente, n.d)

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del hombre y la naturaleza así como las zonas, incluidos los lugares arqueológicos que
tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético,
etnológico o antropológico.”

La Unesco, replanteo el “patrimonio cultural” y como resultado de ello concluyo el año


2003 que “…el patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos,
sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros
antepasados y transmitidas a nuestros descendientes…” (UNESCO, 2003) y contemplo
que el Patrimonio Cultural Inmaterial (PCI) está compuesto por “…los usos,
representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas junto con los instrumentos,
objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes, que las
comunidades...” y que además se manifiesta en diferentes ámbitos como son lo
siguientes: “a) tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del
patrimonio cultural inmaterial; b) artes del espectáculo; c) usos sociales, rituales y actos
festivos; d) conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; e)
técnicas artesanales tradicionales”.

Como resultado de esta convención se entendió la relevancia del PCI, para preservar la
diversidad cultural del mundo y por lo tanto sus identidades, partiendo de la premisa
que el conocimiento portado por las personas en una colectividad o individualidad es
uno de los mayores tesoros a proteger y salvaguardar, donde la responsabilidad recae
en las mismas comunidades o personas portadoras de este conocimiento, con el apoyo
de las instituciones. Tanto el patrimonio cultural material como inmaterial y el natural
hacen parte de las identidades de los pueblos, y en algunos casos es imposible que
estén separados. El PCI, contempla las expresiones y creencias de las comunidades
que a través de décadas, siglos y milenios se han mantenido, susceptibles a todos los
cambios que se dan desde lo endógeno y exógeno, soportando la identidad cultural.
Por lo tanto este PCI coexiste gracias a las personas portadoras de todos los
conocimientos de las tradiciones, saberes, técnicas, prácticas y costumbres, que viven
en la medida que se transmiten al resto de la comunidad, siempre buscando que esa
transmisión se presente de generación en generación.
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Tal patrimonio está sustentado en conocimientos tradicionales, que hoy crecen y con
esfuerzo buscan espacios para ser escuchados, en medio de la postmodernidad, luego
de haber guardado silencios y menguado, durante largo tiempo. Hay que reconocer una
nueva forma de ver la epistemología, Boaventura de Sousa Santos (2010), considera la
necesidad de reconocer la diversidad epistemológica del mundo y la multiplicidad de
prácticas y experiencias sociales, donde presenta la epistemología del Sur como “…el
reclamo de nuevos procesos de producción y valoración de conocimientos válidos,
científicos y no científicos, y de relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a
partir de las prácticas de las clases y grupos sociales que han sufrido de manera
sistemática las injustas desigualdades y las discriminaciones causadas por el
capitalismo y por el colonialismo”. Pero además un principio regente de la UNESCO,
deber ser que el considerar la diversidad cultural tan importante para el ser humano,
como lo vital que es la biodiversidad para los seres vivos.

Dentro de un territorio, a través de los años y de las experiencias mismas de las


comunidades, soportados en la biodiversidad, se han concebido con características
únicas, una serie de productos, aquellos que gracias al pasar del tiempo y su consumo,
poseen un reconocimiento que los ubica en una elevada posición, a partir de todo el
valor que le otorga tanto las comunidades que los producen, como otras, en el orden
nacional e internacional, resultado de los proceso de globalización comercial y cultural.
Los productos con DO, tienen un valor patrimonial tanto cultural, como natural, donde
es imposible concebir su separación y desterritorialización, por ejemplo el tequila
mexicano es una bebida espirituosa con denominación, pero además el paisaje agavero
es patrimonio cultural de la humanidad dentro de la clasificación de “Paisaje Cultural”, lo
mismo sucede con el café de Colombia, ostenta tanto una denominación como la
declaratoria de “paisaje cultural cafetero”. Estos patrimonios han de ser en la medida
que coexisten, sin ser uno más importante que otro, dependiendo siempre de las
comunidades que le otorgan niveles de valorización, que lo viven, lo portan, pero ante
todo lo comparten y lo transmiten a sus generaciones posteriores. Ello evidencia que
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los territorios constantemente por medio de las comunidades que los habitan, suscitan
relaciones entre el patrimonio cultural y natural, relaciones de diversos matices, que se
han de dar en varios momentos, con diferentes intensidades, generando una
manifestación cultural.

La relevancia de las D’s colombianas, se da en la medida que se logre empoderar a las


comunidades que portan el conocimiento tradicional, sobre la importancia del baluarte
que portan, su valor y el impacto positivo que puede llegar a causar, tanto para ellas
como para los otros territorios (municipio, departamento, país), pero además es un
largo trabajo el lograr poner en funcionamiento tal denominación, para lo cual se debe
contar con el concierto de entidades publicas, privadas y la sociedad civil. Las DO’s,
llevan el desarrollo a cada uno de los actores de la cadena de valor y los productores
asumen un rol preponderante dentro del funcionamiento, porque son solo ellos quienes
pueden emplearla, esto permite que se suscite un desarrollo sostenible de la economía
rural al comprender la relevancia de los productores de materias primas como uno de
los principales insumos, pero ante todo el diferenciador resultado del territorio y su
biodiversidad, lo cual ayuda a las comunidades que tiene procesos productivos de
bienes y servicios culturales a obtener mejores y mayores ingresos económicos, pero
además el desarrollo también llega al escenario urbano, lugar donde la mayor numero
de veces se termina la cadena de valor en el proceso comercial.

Por lo tanto los procesos de desarrollo que tienen como punto de partida las DO’s en el
territorio colombiano, al no contar con una competencia directa, por producir algo único,
tienen ya implícita una ventaja comparativa, susceptible de potenciar con la
conformación de una ventaja comparativa, pero además, dentro de todo este proceso
se ha de logra el proteger y salvaguardar un patrimonio cultural, el conocimiento
tradicional, un origen, un territorio (desde la geografía humana), saberes y tradiciones
locales; revalorizar y potenciar un prestigio sustentado en las características de un bien
o servicio con esencia cultural, a partir de lo natural. Todo lo anterior no debe permitir
que se termine “escenificando” la cultura, deteriorando esa espontaneidad y naturaleza
que la hace única e irrepetible, generando simples “espectáculos”. El poner en marcha
11
la inversión tanto de recursos humanos, como económicos, para lograr una verdadera y
amplia valorización del patrimonio cultural y natural, por medio del funcionamiento de
una denominación de origen, debe comenzar en las comunidades y personas que lo
portan, es entonces una estrategia verdadera de desarrollo sustentable, pero ante todo
endógeno e incluyente.

Es acertado pensar al igual que Immanuel Wallerstein (1990), en torno al hecho que la
globalización8, no es una invención del siglo XX y XXI, sino un proceso de larga
duración (braudel)9, y no como lo plantean los defensores de la misma, al considerarla
un evento pleno del siglo XXI; ahora bien lo que ha cambiado en las últimas décadas
son los procesos de comunicación y con ello, la interacción y todo lo que trae consigo.
Hay algunas variables del momento actual que vive la humanidad, que son
determinantes en todos los procesos que experimenta la sociedad y ellas son, mayor
flujo de información por comunicaciones más rápidas, la alteración del tiempo y
achicamiento de los espacios y/o distancias por una cada vez mayor y más pronta
movilidad, pero ello no prueba que la globalización sea un fenómeno nuevo, sino uno
con matices diferentes en relación con las interrelaciones mundiales presentadas desde
la edad antigua, media, moderna y contemporánea. Todo ello ha permitido mayores y
más constantes diálogos culturales, pero ante todo comerciales, permitiendo la
conformación de un verdadero mercado mundial y actores de esta envergadura,
ampliando la competencia mundial, lo que ha reestructurado los fundamentos

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“Globalización. Este término fue inventado en los años ochenta. Se considera generalmente que hace referencia a
una reconfiguración de la economía-mundo que ha surgido recientemente, en la que la presión sobre todos los
gobiernos de abrir sus fronteras al libre intercambio de bienes y capital es desusadamente fuerte. Éste es el
resultado, se argumenta, de avances tecnológicos, especialmente en el campo de la informática. El término es
tanto prescriptivo como descriptivo. Para los analistas de sistema-mundo, lo que se describe como novedoso
(fronteras relativamente porosas) ha sido de hecho una ocurrencia cíclica a lo largo de la historia del sistema-
mundo moderno.” (WALLERSTEIN, 1990)
9
Fernand Braudel sugiere que el analista debe concentrarse en diferentes temporalidades que reflejan diferentes
realidades sociales. Braudel distinguía entre dos usos muy distintos de los tiempos sociales: el tiempo corto de los
"acontecimientos" usado por los académicos idiográficos y el "eterno" de los científicos sociales nomotéticos.
(WALLERSTEIN, 1990)

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económicos y socioculturales de la humanidad, pero ante todo revalorizando la gran
importancia de lo local y por ende del territorio y de las denominaciones de origen, en la
medida que es fundamental ser diferente cuando se corre el riesgo de alienarse en una
cultura global, propiciando una nueva etapa del desarrollo sustentado en los territorios.
A este proceso lo denomina Dirlik lo "glocal"10 (Escobar, 2005) lo cual es la forma de
encontrar el equilibrio de la localización de lo global y a la globalización de lo local, al
lograr que productos o servicios con un anclaje territorial y por ello una relación con lo
local, como las denominaciones de origen puedan acceder a mecanismos para ingresar
a nuevos mercados de orden tanto nacional, como internacional sin dejar su esencia,
sino al contrario convertir esta un diferenciador y por tanto una ventaja que le permita
combatir en términos comerciales. Para lo cual el uso de las NTCI, a potenciado la
posibilidades de que aquellas comunidades y sus productos locales, encuentren un
lugar en la sociedad global, reconocido y valorado gracias a sus diferenciadores
soportados en el territorio, el patrimonio natural y cultural.

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El término "glocal" fue acuñado a finales de los años ochenta en asociación a los procesos de reestructuración
capitalista (Erik Swyngedouw, comunicación personal en 1998).

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