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Táctica y ética.

Escritos tempranos
(1919-1929)
Táctica· y ética�
Escritos tempranos
(1919-1929) .
Gyorgy Lukács
Introducción de Antonino lnfranca y Miguel Vedda
Traducción y notas de Miguel Vedda

Herra

ediciones
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Táctica y ética. Escritos.tempranos .(1919-192�)·
Gyorgy Lukács Índice
Introducción de Antonino lnfrapca y Miguel V�dda.· 1
Traducción y notas de Miguel Vedda '.. · : :
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· Introducción ........................................................................................... . 9
.

Táctica y ética (1919) .............................................................................. 29


© 20 1 4 Ediciones Herramienta, Buenos Áites, Arge�1Una
... . .

Av. Rivadavia 3 772 - 1/ B - (C1 20 4AAP), Buenos Aires. Argentina


Táctica y ética 3t
.......................................................................................... . .

Tel. (+5411) 4982-4146. www herram icn t a.com: a r / revis ta@herram�ent


.
· a com .qr . .
El problema de la dirección intelectual y los "trabajadores intelectuales" . 39 ...

Dise1io de tapa e interiores: Ign acio Fernándcz· Casas� lQué es marxismo ortodoxo? . : .....................................................47
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Partido y clase .. . . .
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. ... .. . .. ... . .. . 57
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Escritos tempranos (1919·1922) .............................................................. 67


ISBN: 978-987-1505-45- 6
Discurso ante el congreso de jóvenes trabajadores .............................. 69 ....

Printed in A rge n t ina


Orden jurídico y violencia .. . . . .. .. .
.. . ....... ...
. . . . . . 71
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I mpreso en la Argentina, julio de 2014
Todos los derechos reservados. Hecho el de pósi to que marca la ley 11.723
El papel de la moral en la producción comunista .. . . .. .. 79
............ ............... ..

Sobre la cuestión del parlamentarismo . . . .. .. .. . 85


.. . ....... .............. . .............. ... .

La misión moral del Partido Comunista .................................................. 95


Lukács, G., Frii/1schrifte11 JJ [ We rka usga bc 2]. Ed. de Frank B ens c1 e r. 2a cd. Oportunismo y golpismo . . . . ... 103
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D armstadt y Ncuwicd : Luch terha� d , 1 977. La crisis del sindicalismo en Italia . . 113
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Sobre la cuestión del trabajo educativo . ... . . .... .


............... . .. 123
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La presente edición ha sido posible gracias a la colaboración del Prof. Dr. Frank Espontaneidad de las masas. actividad del partido . . . . . . 127 ..... .... ..... .... .... . ....

Bcnseler -responsable de la edición alemana de las Lukács-Werke, miembro del Cuestiones organizativas de la iniciativa revolucionaria . . . . 137 ....... .. ........ .... .

comité directivo de la lnternationale Georg-Lukács-Gesellschaft, y coed itor del Una vez más política de ilusión . . . 149
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Lukács-Jahrbuch-, quien gestionó l� autorización para traducir al ca stellano y


editar en Argentina los textos lukácsianos. Reseñas (1924-1925) .................................................... :.. ........... ..... ... . . 155
El triunfo de Bernstein .................................................... · . . : .... 157 ... ............ .

Primera edición: Ediciones El Cielo por Asalto, 2005. N. Bujarin: Teoría del materialismo histórico . . . ... ... . 165
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Buenos Aires, Argen tin a Karl August Wittfogel: La ciencia de la sociedad burguesa .. . .. . . . 175 . .. .. .... ....

La nueva edición de las cartas de Lassalle . . . ... 179


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ukács,Gyorgy
áctica y ética : escritos tempranos 19191929 / Gyergy Lukács : 1 a Moses Hess y los problemas de la dialéctica idealista .
...... . ..................
. 207
d. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Herramienta, 2014.
88 p.; 23x16 cm.
Reseñas (1928) ....................................................................................... 249
Othmar· Spann: Teoría de las categorías . . . ............. .. ............ . .
................. 251
raducido por:
Miguel Veddu Carl Schmitt: Romanticismo político .. . � . ... . ..'........ 257
·1
..... . . ...... ..... .................

SBN 978-987-1 jOS-45-6


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Tesis de .Blum ........................................................................................ 263


���4�;;)lótas. 11. Vedda , Miguel,
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1. Ensayos Filosóficos. l. Vedda_,
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Fecha de oetalogaci6n: 10/07/201 4


Introducción
Antonino lnfranca
Miguel Vedda

Las obras de Lukács que comprenden el presente volumen abarcan un arco


temporal particularmente importante en la vida del filósofo húngaro; se trata
de escritos políticos correspondientes al período que va desde los meses
inmediatamente posteriores al ingreso del filósofo al movimiento comunista -
producido en diciembre de 1918-, hasta la temporaria suspensión de la actividad
política que tuvo lugar en 1928 cuando, con las "Tesis de Blum", las posiciones
Antonino Infranca nació en Trapnni, Italia. Se doctoró en filosofía en la Acndemia Húngara
de Ciencias con una tesis sobre el concepto de trabajo en Lukács. Realizó investigaciones en el de Lukács fueron condenadas por el Comité Central del Partido Comunista
Archivo Lukács, de Budapest. En 1989, recibió el Premio Lukács. Es autor, entre otras obras, Húngaro. En primera instancia, integramos aquí el pequeño volumen Táctica
y ética, publicado en mayo de 1919 y que, además del ensayo que da título al
de Giovanni Gentile e la cultura siciliana (1990), Tecnécrates ( 1998: trad. al portugué�: 2003;
al castellano: 2004), El otro occidente (2000; trad. al francés: 2004), Trabajo, individuo, his·
toria. El concepto de trabajo en Lukács (2005), Los filósofos y las mujeres (2006) . Coeditor libro, integra otros tres estudios. El libro muestra las condiciones bajo las cuales
de G. Lukács Testamento político y otros escritos sobre política y filosofla (2003), G. Lukács, se produjo el pasaje de Lukács desde una Weltanschauung caracterizada por
Ontología del ser social: El trabajo (2004) y Gy0rgy Lukács: Ética, Estética y Ontología (2007).
Ha publicado numerosos artículos sobre Lukács, Bloch, Gramsci, Kerényi, Crece, Heideg·
un idealismo místico y por un rigorismo ético en los que se evidenciaban las
ger; ha traducido al italiano los ensayos de Dussel sobre Marx. Integra el Consejo Asesor de influencias de Meister Eckhart y Fichte, de Kierkegaard y Dostoievski, a un
Herramienta. marxismo cargado de rasgos voluntaristas y mesiánicos. Lukács había ingresado
Miguel Vcdda es Doctor en Letras por la Universidad de Buenos Aires. Es profesor titular en el Partido Comunista Húngaro (PCH), recientemente fundado, bajo la
de Literatura Alemana en la Facultad de Filosoría y Letras CUBA), investigador del Conicet y
influencia de Erno Seidler -el hermano de lrma Seidler-, quien había sido
coordinador de la cátedra libre "Teoría crítica y marxismo occidental" (FFyL, UBA) . Algunas
publicaciones recientes: la irrealidad de la desesperación. Estudios sobre Siegfried Kracauer
y Walter Benjamín (2011), Gyórgy Lukács: mios de peregrinaje filosófico (con M. Duayer,
2013), Walter Benjamín en la ex ESMA. Justicia, Historia y Verclad. Escrituras de la�memoria
(con A. Kaufman y E. Jozami, 2013), Placeres de la melancolfa. Reflel.io11es sobre literatura y
1 Lukács conoció a l rma Seidler (1882-1911) en 1907, cuando ella era estudiante de pin·
tura. Entre el 28 de mayo y el 11 de junio de 1908, viajaron juntos por Italia, en compañía de
tristeza (con M. Ciordia, 2014). Ha editado obras de Storm, Heine, Kracnucr y Lukács, entre Leo Popper. lrma mantuvo desde entonces una intensa correspondencia con Lukács. que rehu·
otros. Es coeditor del Anuario Argentino de German(stica y del /bero-amerikanisches /ahr· só unirse a ella. lrma se casó con Károly Réthy, un pintor con el que tuvo un matrimonio infe·
buch für Germanistik. Es miembro del Consejo Editor de Herramienta, de la lnternational� liz. Después de una relación corta e infeliz con Béla Balász, uno de los amigos de juventud de
Georg-Lukács-Gesellschaft y del NIEP-Marx (Núcleo lnterdisciplinar de Estudos e Pesquisas Lukács, lrma se suicidó arrojándose al Danubio, el l 8/5/ 1 911. La muerte de lrma está en la
sobre Marx e o Marxismo).
9
1 O • Antonino lnfranca y Miguel Vedda Introducción • 11

prisionero de guerra en Rusia junto con Béla Kun, el fu �d'acior deJ ambbs:f.éH; · contraban Balász, los .hermanos Polányi, Arnold Hauser y Karl Mannheitn- estaba
habían sido impresionados por los hechos y las experiencias de la Revolución de discutiéndose un artículo de Lukács, "El bolchevismo como problema moral". De
Octubre. A pesar de la simpatía general hacia esta, Lukács era reacio a cualquier
. pronto, Lukács anunció públicamente su adhesión y sostuvo la siguiente tesis:
clase de instauración de una dictadura del proletariado, y en un artículo en el
diario Szabadgondolat (Pensamiento libre)2 había expuesto sus ideas al respecto. [ ... ] he encontrado una causa que es justa. Su realidad, a diferencia de Ja nuestra,
es una realidad activa. Por primera vez, he encontrado algo que personifica el
Al regresar a Hungría, en el verano de 1918, Seidler pone a Lukács en contacto
espíritu hegeliano. Esto vive realmente en lo que hemos discutido. Esto me ha de·
con Kun; este se encuentra con el joven filósofo en el otoño de 1918, un año
mostrado que no he pensado jamás en todas las consecuencias de mis ideas [...]
después de la Revolución Rusa. Aun sin ser uno de los fundadores del PCH, Haré cualquier cosa por esto. Siempre sostuve que la metafísica es muy próxim a
Lukács se incorpora casi i nmediatamente al Comité Central.3 En su diario, Bela a la reaJidad empírica. Ahora comprendo que solo un hombre conscientemente
Balász -por entonces, un joven escritor y amigo íntimo de Lukács- ofrece una redimido puede crear el mundo empírico. He reevaluado todo mi pensamiento.
versión diferente del pasaje de Lukács al marxismo: afirma haber acompañado
a Lukács a escuchar una conferencia ofrecida por Seidler; a la salida, Lukács le Podemos dar crédito �I recuerdo de Lesznai porque el tono místico de
habría comunicado la decisión, que acababa de tomar, de adherirse al partido.4 estas palabras de Lukács reaparece en algunos de los estudios que integran esta
Las dos versiones (la de Balász suena, por cierto, un tanto extravagante) compilación. El moralismo místico del joven Lukács se advierte ya en el artículo
sugieren que la decisión de Lukács tuvo lugar de una manera comparativamente "Táctica y ética", publicado en 1919, pero compuesto entre enero y íebrcro de
repentina e imprevista, aunque de ello no debe inferirse que ella haya sido el re· ese año -en una nota introductoria del artículo, se señala que fue escrito antes
sultado de una reflexión superficial. En su autobiografía, Lukács admite que, en de la Revolución de los Consejos, proclamada el 21 de marzo de 1 9 1 9-. El autor
aquel período, los intelectuales te.nían una visión confusa del comunismo, y que él de este artículo no solo impugna cualquier clase de Realpolitik, sino también a
mismo no s'e encontraba sustraído a este clima de general confusión. 5 Como quiera aquellos que consideran la guerra como el genuino crisol de todas las condicio·
que fuese, su adhesión se hallaba sustentada en motivaciones éticas, estrechamente nes sociohistóricas, el momento en que se tornan finalmente claras las posicio·
vinculadas con la anterior fase de su pensamiento, cuando estética y ética se unían nes y visiones del mundo que la política acarrea en su desarrollo.7 No menos
en aquella peculiar síntesis teórica que lo había convertido ya en uno de los más tajante es la posición respecto de las ventajas que es posible extraer a través de
·atrayentes jóvenes filósofos de la época." Anna Lesznai, una amiga de aquellos la acción política. La acción revolucionaria tiene un fin último que se encuentra
años, �nsayista y poeta, recuerda la motivación que dio Lukács a su adhesión al por encima de cualquier ventaja individual o colectiva. Se trata de una posición
PCH. Durante una reunión que mantuvo en noviembre de 1 918 la "Sociedad de moral kantiano-fichteana, que remite al neokantismo juvenil de Lukács. Otra
los Domingos'' -un grupo de jóvenes Intelectuales que, siguiendo el modelo del posición de juventud que reaparece en "Táctica y ética" es la que sustentaba la
"Círculo Weber", se reunían bajo la dirección de °Lukács, y entre los cuales se en· afinidad juvenil con Bloch. Cabe recordar que el año anterior Ernst Bloch había
publicado Espíritu de la utopía, 8 y que en dicha obra había afirmado el carácter
no utópico del socialismo, su carácter necesario y realista más allá de cula·
base de una de las escasas obras expresamente literarias de Lukács, el ensayo "Von der Armut quier forma aparente de idealismo. Lukács retoma los argumentos blochianos
am Geiste" (Acerca de la pobreza de espíritu, 1912). Lukács dedicó póstumamente a lrma su que sostienen que todo cálculo o análisis posibles de la realidad que ha de ser
libro de ensayos El alma y las formas (1911).
2 Lukács, G., 'Gelebtes De11ken.'Ei11e Autobiogrctpliie im Dialog. Frankfurt/M: Suhrkamp,
1981, p. 91.
3 Ibíd., p. 92. 7 Un libro de S. Catucci (Per una filosofia pavera. La Grande Guerra, l'esperie11za, il se11so: a
4 Balász, B ., Napló. Budapest: MagvetO, 1982, 11, p. 372. partire di Lukács. Turín: Bollati Boringhieri, 2003) describe la gran confusión de los intclectua·
5 Lukács, Gelebtes Deuken, p. 89. les ante la Gran Guerra y, al mismo tiempo, de qué modo este acontecimiento histórico había
6 En uno de los estudios más agudos sobre el pasaje del joven Lukács desde el esteticismo obligado a una toma de posición frente a la historia -aun cuando esta toma de posición fuera
ético de las obras juveniles al bolchevismo moral de los primeros escritos marxistas, Lelio La irracionalista-, desencadenando contradicciones contenidas por la existencia prebélica. Lukács
Porta ha escrito: "También la ética pasa de un significado individualista, fruto de las influencias fue uno de los escasos intelectuales centroeuropeos que no se dejaron arrebatar positivamen·
kantiana y ftchteana, a un significado universalista, fruto de la gran influencia dostoievskiana te por el espíritu belicista, que condenó de manera decidida. Cf. el artículo "Die deutschen
filtrada a través del progresivo descubrimiento y de la lectura de Hegel y, particularmente, de l ntellektuellen und dcr Krieg" (Los intelectuales alemanes y la guerra). En: Text + Kritik 39/40
Marx: desde la diferencia y desde la visión trágica del mundo, se pasa a la dialéctica" (Etica e (1973), pp. 65-69.
ri110luzione ne/ giova11e Lukács. Roma: J.:ed, 1991, p. 89). Donde no S!= indica algo diverso, las 8 La primera edición es, en eíccto, de 1918; Bloch volvió a publicarla, con sustanciales mo­
traducciones son nuestras. dilicaciones, en 1923.
12 • .Antonino Jnfranca y Mfguel Vedda Introducción • 13
transformada por medio de la praxis revolucionar ia, pueden cond cio�ar esen· i y objeto. N o puede haber conciencia d e un sujeto sin objeto; antes bien, la
cialmente dicha praxis. Aun cuando se admite que el análisis es presupuesto de conciencia se forma a partir de la posici6n de un objeto, aun cuando este sea el
la acción, el verdadero criterio es la continua pregunta, que continuame nte debe propio sujeto considerado como objetividad. Si bien el ensayo fue escrito origi·
hacerse el revolucionario, sobre si su acción es capaz de acelerar Ja realización nariamente en húngaro, puede imaginarse que Lukács -para quien el alemán
del fin último: el paso del reino de la necesidad al de Ja libertad. Lukács consi· era prácticamente una lengua materna- está pensando aquí en expresiones que
dera que el fin de la praxis revolucionaria solo puede ser en última instancia -y han sido consagradas por la filosofía clásica alemana. En alemán, la palabra
esto es lo que no debería perder nunca de vista el revolucionario- la liberación
· objeto (Gegenstand) alude, l iteralmente, a aquello que está situado en contra
del hombre. de la subjetividad, a aquello que sitúa frente a esta.10 Es significativo el recurso
Dentro de este marco, Lukács ve la realización del espíritu hegeliano, e al término alemán Wirklichkeit (realidad); cabe indicar, por un lado, que dicho
incluso su consumación, en el marxis1no, en ll'! medida en que este se fundaría en término se encuentra emparentado con el verbo wirken ('obrar', 'generar efec.
una toma de posición moral y en una aceptación de las responsabilidades éticas tos') y con el sustantivo Wirkung ('efecto'); por otro, que, en la filosofía fichtea·
que se derivan de las consecuencias, o bien de la propia acción revolucionaria, o na, la Wirklichkeit es concebida, precisamente, como un efecto generado por
bien de la posible reacción burguesa -en el caso de que se elija como alternativa la acción (Tat) del pensamiento. Para Fichte -que ejerció honda influencia en
la inacción política-. "Táctica y ética" se cierra con una remisión al siempre Lukács durante el período del "proyecto Dostoievski" y en sus pri meros años
válido principio moral de matriz socrática que afirma la necesidad de fundar como marxista-, tener conciencia de la objetividad equivale a haberla produ·
en el conocimiento la praxis moral. El saber despierta la conciencia acerca de cido a través el propio pensamiento. Podrán entenderse las afin idades existen·
la posibilidad de la acción revolucionaria, y esta debe ser llevada a cabo aun a tes entre el subjetivismo extremo de Fichte y un activismo revolucionario que
riesgo de cometer una acción pecaminosa o criminal -lo que Bloch llamaba "el marcó a varias generaciones de intelectuales socialistas, y que encontró una
imperativo categórico con el revólver en la mano".9 La pregunta que se formula expresión característica en las variadas tendencias izquierdistas que florecieron
al final del artículo plantea una cuestión que ha marcado toda la evolución del durante las primeras décadas del siglo XX; baste con mencionar el modelo de
movimiento revolucionario: si la liberación del hombre se realiza pasando por el la action directe, que influyó sobre Lukács a través de las lecturas de Sorel y del
pecado, y entonces este se transforma en medio de liberación, len qué medida contacto personal con el intelectual húngaro -identificado con el anarco·sin·
puede afirmarse que dicho medio no afecta al fin mismo? La pregunta no puede dical ismo- Ervin Szabó.11 La expectativa utópica de una revolución mundial
ser resuelta sencillamente a través de una condena o de la formulación de una inminente es el trasfondo que permite explicar el entusiasmo "fichteano" que
norma, ya que podría caerse en aquella inacción de la que se hablaba inicial· manifiestan los artículos de Táctica y ética; el hecho de que, hacia mediados
mente. Nos encontramos, pues, ante una aporía siempre presente en Ja praxis de la década de 1 920 , Lukács pase a cuestionar las tendencias consciente o
política revolucionaria. inconscientemente fichteanas en el interior del movimiento revolucionario12 irá
A la conciencia que hace que el intelectual advierta la necesidad y las de la mano de la certeza respecto de un optimismo utópico por el cual él mismo
posibilidades de eludir la burocratización o la irresponsabilidad moral, se remi· se había sentido cautivado.
te Lukács en el artículo " El problema de la dirección intelectual y los 'trabaja· El ensayo "lQué es marxismo ortodoxo?" pertenece al período de la
dores intelectuales.... Importante para comprender el futuro desarrollo teórico Revolución de los Consejos. En una versión modificada, pasó luego a formar
del pensamiento de Lukács y, con ello, también buena parte del pensamiento
marxista occidental, es la única nota a pie de página que contiene el artículo,
1O Lukács emplea, para designar el objeto, la expresión húngara túrgy, que etimológicamente
en la que Lukács explica que conciencia significa homogeneidad entre sujeto evoca antes el contenido específico de una cosa, la situación en que esta se encuentra en con­
traposición con la subjetividad.
t t Ervin Szabó ( 1 877· 1 9 1 8): historiador y sociólogo húngaro, cofundador de la Sociedad
Sociológica de Budapest ("Társadalomtudományi Tássaság"). Desde 191 t, director de la
9 Cf.: "[. ] por regla general, el alma debe cargarse de culpa, a fin de aniquilar lo malo
..
Biblioteca Estatal en Budapest. Editor de una célebre edición de Marx en tres volúmenes, para
existente, a fin de hacerse aun más culpable a causa del repliegue idílico, una espuria toleran­ la que escribió una introducción. Como líder del ala izquierda de la socialdemocracia húngara,
cia de la injusticia. El dominio y el poder en sí son perversos, pero es necesario hacerles frente formó a toda una generación de intelectuales socialistas, y ejerció gran iníluencia en Lukács.
en términos de poder, como imperativo categórico con el revólver en la mano, siempre y en Ja Desde 1 904, se destacó, dentro del Partido Socialista húngaro, por rechazar el modelo del je­
medida en que el poder no puede ser aniquilado de otra manera" (Bloch, E., Geist der Utopie.
Reedición reclaborada de la 2ª versión de t 923. Frankfurt/M: Suhrkamp, 199 t, p. 302).
rárquicamente organizado partido alemán y por favorecer los métodos del anarco-sindicalismo
t 2 Cf. aquí los estudios sobre la edición de las cartas de Lassalle y sobre Moses Hess.
14 • Antonino lnfranca y Mlguer Vedda · Introducción • 15

parte de Historia y conciencia de clase. En este ensayo, Lukács sostiene apodíc­ Cierra la primera parte de la compilación el artículo "Partido y clase",
ticamente que el criterio de ortodoxia consiste, para el marxismo, en el método. que en la versión or igin al llevaba el título: "La sig ni fic ación teórica de la r e s­
De esto cabe inferir la preocupación de Lukács por esclarecer puntos nodales tauración de la unidad proletaria". Aquí, Lukács celebra la unidad dé acción
de un marxismo que, en el curso de la acción revolucionaria contemporánea, establecida por socialdemócratas y comunistas, quienes tomaron el poder en
·
promovía interpretaciones que ocasionaban confusiones entre las filas de la cla­ la Revolución de los Consejos. El artículo celebra el abandono, por parte de
se obrera, y concluían sumiendo a esta en la inacción y la indiferencia, lo cual los socialdemócratas, de aquella política de participación en las instituciones
contribuyó luego a la derrota de la Revolución y una honda crisis en la sociedad burguesas y parlamentarias que había sido impulsada por la indecisión y por el
civil húngara. La propuesta lukácsiana vuelve a revelar la índole idealista de la ingreso. al partido de pequeñoburgueses temerosos de romper la legalidad bur­
concepción que el filósofo húngaro poseía por entonces de la dialéctica revolu­ guesa. La política del Partido Comunista, en cambio, se caracterizaría por una
cionaria. Lukács continúa sosteniendo que el acto de pensar un objeto es ya un acción política que rebasa el límite de la organización partidaria. El proletariado
momento de la transformación de ese mismo objeto. El Lukács maduro retomará en lucha volvió inútiles las organizaciones partidarias, y obligó a los dos parti·
esta cuestión señalando que la consideración teórica del objeto es solo una etapa dos a unir fuerzas en la lucha .revolucionaria. Lukács se muestra aquí próximo
inicial, que antecede a la transformación real: sobre la base de la descripción a las posiciones espontaneístas, probablemente movido por las contingencias de
marxiana del proceso de trabajo, pero también del concepto de teleología desa­ la lucha revolucionaria.
rrollado por Hegel en la /enenser Realphilosophie, Lukács señalará que la praxis Un artículo escrito poco antes de la Revolución de los Consejos (febrero
acertada solo puede fundarse en una investigación de las posibilidades latentes de 1919), pero publicado en el curso de esta, es "Orden jurídico y violencia". En
en la realidad objetiva, a fin de determinar las condiciones reales para el desa­ él, Lukács prevé que la alianza entre socialistas y partidos burgueses conducirá a
rrollo de las intenciones del sujeto; de lo que se trata -en palabras de Brecht- es la eliminación de los primeros, una vez que los partidos hayan superado la situa­
de descubir la subjetividad de la objetividad posible. ción ulterior a la guerra y hayan tomado el control de la situación política en la
En "lQué es marxismo ortodoxo?" emerge también una nítida conde­ Hungría posterior al dominio de los habsburgos. Bajo el impacto generado por la
na del determinismo positivista dominante por aquellos años en el movimiento noticia del arresto de Béla Kun (20/2/ 1 9 1 9), Lukács sostiene que solo la violen­
obrero -ante todo, en los sectores afines a la socialdemocracia-. La confusión cia podrá quebrar la legalidad socialdemócrata y conducir a la instauración del
entre movimiento y objetivo final es condenada aquí tajantemente sobre Ja base nuevo orden comunista. Se trata de un escrito ocasional que no parece expresar
de la dialéctica marxiana. Se comienza a delinear ya la visión de una totali­ aquella convicción profunda . respecto del uso de la violencia que se mantendrá
dad que prevalece sobre las partes individuales; visión que será revisada luego como constante en el pensamiento de Lukács.
en la Ontología del ser social, donde la realidad social será caracterizada como A semejanza de estos, los demás artículos pertenecientes al período
un "complejo de complejos". Igualmente clara es Ja condena del sindicalismo de la Revolución de los Consejos (marzo-septiembre de 1 9 19) se hallan con­
revolucionario que en tiempos de la Revolución de los Consejos sostenía Ottó dicionados por la situación política y militar. En tales escritos, es conveniente
Korvin, líder de los socialistas revolucionarios húngaros y admirador tanto de
Georges Sorel y como de la sombra tutelar de este en el plano filosófico, Henri
Bergson.13 solo processi e che i 'fatti' non sono altro che parti, 'momenti' che l'intclletto ha separata e irri·
gidito, isolandoli artificialmente dalla continuita ininterrotta del 'divenire spirituale' [. . ] tutte
.

questo cose, ora, Lukács le ritrovava scomunicate e bandite dal senso stesso del 'materialismo
13 Esta condena sin término medio del bergsonismo y de su influencia en el movimiento dialettico'" (ibíd., p. 349) . Colletti olvida que ya Hegel y Marx habían sostenido que no existen
obrero debería poner en claro la inexactitud de las afirmaciones de Lucio Colletti acerca del
"bergonismo" de Historia y co11cie11cia de clase. Colletti afirma: "Lo spiritualismo bergsoniano
cosas fijas y distintas, sino procesos, con lo cual cabe decir que Bergson ha utilizados concep­
tos hegelianos y marxianos, y no que Lukács es un bergsoniano. Para creer en las afirmaciones
[ .] serra il nostro marxista da presso. E, poiché ogni posizionc ha la sua logica, Lukács , che
.. de Colletti, deberíamos creer que, entre 1 9 1 9 y 1 923, Lukács habría revisado su juicio acerca
sta entrando in fabbrica non con 11 Capitule ma con l'Essai sur les dcmnées immediates de la de Bergson: hecho sumamente improbable, en vista de que ya en una nota del artículo "lQué
cottscience, venuto al cospetto della catena di montaggio, trova che il supremo affronto che vi es marxismo ortodoxo?" -incluido en este volumen- se refiere a Bergson en términos negati­
si faccia all'uomo e qui che non c'c piia la durée" (Colletti, L., /l marxismo e Hegel. Roma·Bari: vos. La versión -muy modificada- de este artículo que se incluye en Historia y concienciu de
Laterza, 1 976, p. 342). La durée bergoniana mencionada por Collelli se asemeja a la noche en clase ya no incluye esta nota; pero Collctti, que publicó su libro en 1 969, podría haber leído la
la que todos los gatos son pardos: basta con que Lukács aluda a una dimensión continua del primera versión del artículo lukácsiano en la compilación, editada por Pcter Ludz, Schriften zur
tiempo para que se convierta en un bergoniano. Más adelante, insiste Colletti: "La conoscenza ldeologie und Politik, que fue publicada por primera vez en t 967, y que incluye las dos versio·
per concetti figés el dislincts, contra la quale Bergson aveva.obiettato che non esistono cose ma nes del artículo .

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16 • Antonino lnfranca y Miguel Vedda Introducción • 17

distinguir lo que pertenece a la contingencia histórico-política -por ejemplo, la extraparlamentaria, como l o habría demostrado l a victoria d e los comunistas en
celebración de la unidad entre comunistas y socialdemócratas- y aquello que, las elecciones italianas de 1919.14 La experiencia de la lucha en Italia, organizada
en cambio, se vincula con concepciones políticas de mayor profundidad y cons· en el marco de instituciones burguesas y fuera de ellas, le parecía provechosa a
tancia en el pensamiento lukácsiano. También el "Discurso ante el congreso Lukács, aunque este encontraba sospechoso el acomodamiento de los comunis­
de jóvenes trabajadores" expresa la convicción . de que la emancipación cultural tas italianos dentro el parlamento; acomódamiento que, por los demás, concluirá
es la inmediata consecuencia de la nueva situación económica -es decir, de la en 1924, con el caso Matteotti; aunque cabe destacar que aquí se trata de otro
economía socialista-, que ha liberado a los jóvenes del estancamiento al que parlamento y de otras condiciones políticas, lo cual no impide que la previsión
los había conµenado el capitalismo. Más largo aliento tiene el artículo "El papel lukácsiana haya sido esencialmente correcta.
de la moral en la producción comunista", en que Lukács expresa la concepción Para coordinar las acciones, es fundamental el control del grupo par­
-que habría de persistir a lo largo de toda su producción teórica- según la cual, lamentario por parte del partido, que de ese modo puede mantener el mando
en el socialismo, la moral sustituirá al derecho, y la solidaridad con los otros de la · Jucha de clases, indicando también los objetivos finales que han de ser
sucederá a esa solidaridad consigo mismo y con los más cercanos que es carac­ alcanzados por la acción revolucionaria. Lo que no ha de abandonarse es la
terística de la sociedad burguesa. También es cuestionado aquí el nacionalismo, función del consejo obrero, que debe constituir siempre la institución en la que
en el que veía Lukács una de las causas del fracaso de la revolución burguesa en puede des�rrollarse la auténtica acción política democrática. En las acciones del
Hungría en 1 84 8 , cuando los húngaros, una vez conquistada la independencia consejo, el proletario puede alcanzar la madurez política y superar el carácter
del imperio de los habsburgos, comenzaron a reprimir las nacionalidades veci­ representativo de las instituciones burguesas.
nas (rumanos, eslavos, eslovacos). Este artículo de Lukács fue condenado�·por Lenin,15 cuya lección fue
En 1919, los rumanos intervinieron militarmente en contra de la Re­ clara: toda línea política debe derivarse de un análisis de situaciones concretas, y
pública de los Consejos, reprimiendo una sublevación de la población húngara debe primar siempre el principio según el cual no hay que dejarle a la burguesía
de Transilvania -territorio que luego será anexado a Rumania por el tratado de ningún espacio libre para la maniobra política; aunque por otro lado es preciso
paz de Trianon, en 1920-. La clase obrera rumana no comprendió que su papel demostrar la capacidad del proletariado para sustituir a la burguesía en todos los
político tenía que consistir en adoptar una posición solidaria con la Revolución campos y actividades, ya que, de lo contrario, la hegemonía se transformará en
de los Consejos en Hungría. En su artículo, Lukács afirma que solo un ca�bio dominio, y se eliminará toda forma de confrontación crítica y política. La crítica
en la organización del trabajo y una diferente autodisciplina en la realización de de Lenin redimension6 el papel de Lukács durante la lucha que se desencadenó
este pueden promover el nacimiento de una solidaridad de clase; en 1919, pocos en el seno del Partido Comunista Húngaro entre la facción mayoritaria de Béla
meses después del inicio de la revolución, este cambio aún no se había instau­ Kun y la minoritaria de Landler -de la que formaba parte Lukács- una vez de­
rado. La nueva moral comunista se diferencia de la burguesa porque no se basa rrocada la Revolución de los Consejos. Lenin condenó a ambas facciones, ya que
en la certeza del derecho y en la irresponsabilidad moral, sino, antes bien, en la debilitaban la unidad del partido, y no tomó posición a favor de ninguna de ellas,
responsabilidad personal por cualquier gesto y acción que un individuo ponga en mientras Zinoviev, líder de la Internacional Comunista, favoreció a la de Kun.
práctica, ya que de la acción individual depende el futuro de la humanidad toda.
En "Sobre la cuestión del parlamentarismo" se considera una cuestión
de larga data en la historia del movimiento obrero. Lukács sostiene la tesis según 1 4 Aquí parecería habérsele deslizado un error a Lukács, e n l a medida en que e l partido
italiano fue fundado en enero de 1921, por lo que no podía existir en 1920, cuando fue pu­
la cual el parlamentarismo debería ser empleado teniendo en cuenta solo aque­
blicado este escrito. Probablemente, Lukács se refiere a la facción comunista, entonces intc·
llas situaciones concretas en que se presenta la posibilidad de tomar el poder por grada al Partido Socialista; la facción editaba entonces el diario L'Ordine Nuovo -dirigido por
vías democráticas, o en que es viable conducir la lucha de clases dentro de las Gramsci-.
i nstituciones burguesas. No se trata aquí de un rechazo a priori, sino antes bien
15 Cf. el comentario de Michael Lowy: "El artículo probablemente tuvo un cierto impacto
[. . ]. Y este impacto explica por qué el artículo de Lenin sobre Kommwrisnrus, que ante todo
.

de una reducción táctica con vistas a conducir adecuadamente la lucha de clases; ataca la teoría del 'boicot activo' al parlamento desarrollada por Béla Kun, también contiene
para el filósofo, la táctica es siempre elástica, en tanto los principios �orales que un parágrafo en el que se critican las perspectivas de Lukács. Al mismo tiempo, Lenin editó
su panfleto El izquierdismo, enfermedad i11fa1ttil del comunismo, en el que ataca las posiciones
guían la acción revolucionaria tienen que preservar su rigidez. Sin embargo, generales de las corrientes ultraizqulerdistas difundidas dentro del movimiento comunista eu­
la acción parlamentaria debería encontrarse siempre coordinada con la acción ropeo" (Georg Lukács - From Romanticism to Bolshevism. Trad. de Patrick Camiller. Londres:
NLB, 1979, p. 158).
18 • Antonino lnfranca y Miguel Vedda Introducción • 19

Acaso con este episodio pueda, en parte, relacionarse la condena de Historia y litti había asumido . l a dirección del gobierno. Giolitti inició las tratativas con los
conciencia de clcise realizada por Zinoviev durante el V Congreso de la I nterna­ sindicatos, y consiguió establecer un acuerdo con ellos (19/9). Este acuerdo, por
cional Comunista. su parte, quebró el frente sindical entre aquella facción que aceptó la propuesta,
El problema de la mora) en el interior del movimiento revolucionario y aquella que proponía continuar con la ocupación, con vistas a realizar una ac­
reaparece en ºLa misión moral del Partido Comunista". Aquí, Lukács retoma ción revolucionaria más radical. Al frente de esta segunda facción se encontraba
la concepción leniniana del partido para considerar a este como vanguardia, no el grupo del Ordine Nuovo, del que formaba parte Gramsci. Lukács condena la
de Ja totalidad del partido, sino del entero proletariado. Es verosímil que Lukács acción sindical que se limita a la lucha por el mejoramiento de las condiciones de
quisiera vincular sus propias categorías -ante todo, la de totalidad- con las ideas trabajo en la fábrica y que no advierte la importancia de una acción más amplia,
de Lenin, con vistas a legiti�arse ante los ojos de otros miembros del PCH.16 capaz de facilitar el colapso de las instituciones burguesas y la toma del poder
Esto no le impide caer en contradicciones; o sostener, por ejemplo, la necesidad por parte del proletariado. La traición de los sindicatos se complementaba bien
de realizar purgas en el inteÍior del partido, a fin de mantener Ja pureza moral con la acción oportunista del bloque parlamentario que promovió el acuerdo,
e ideológica. AJ Partido Comunista se le asigna Ja función de anticipar el desa­ ofreciendo a Giolitti la posibilidad de superar la crisis política. Lukács destaca
rrollo histórico, convertido en una suerte de encarnación del reino de la libertad la astucia de Giolitti, que engañando a Ja clase obrera italiana, pudo participar
hegeliano, del que se deriva la exigencia de una transformación moral ele Jos del ataque militar contra la URSS -ataque que mantuvo a Inglaterra, Francia,
comunistas. Italia, Japón y los EE.UU. ocupados, durante algunos meses, en una campaña
Esta regeneración moral y política se encuentra en el centro del artículo militar contra Rusia-. Lukács ve con buenos ojos las tentativas realizadas por
siguiente, "Oportunismo y golpismo", donde Lukács vuelve sobre la cuestión de Bordiga para politizar la acción sindical, aunque teme una reacción represiva
la conducta política y moral de los comunistas, y condena Jos dos extremos de por parte del Estado fascistizado. Cabe señalar que el quiebre en el movimiento
Ja política no ortodoxa: precisamente, la actitud oportunista y Ja golpista. Por obrero habría de conducir a la desintegración del Partido Socialista Italiano y al
golpismo (Putschismus) se entiende la lucha política ligada a una acción revolu­ nacimiento del PCI.
cionaria aislada, espectacular y eficaz; por oportunismo, el conjunto de acciones Con el paso del tiempo, los temas políticos se van desdibujando, y
políticas vinculadas con un compromiso con las instituciones burguesas o con Lukács retoma su ocupación con temas teóricos. Su posición dentro del PCH
Jos partidos socialistas. Lukács permanece próximo a la idea de que toda acción -como para toda la facción Landler- se torna cada vez más difícil. Apoyado
revoluciona1·ia debe ser juzgada sobre la·base de su conformidad con el fin esta­ por Zinoviev, Kun retoma paulatinamente el control de todo el partido, y pone
blecido de antemano -en este caso, la revolución proletaria-. La consideración en aprietos a sus opositores. Lukács pasa a colaborar con órganos de la Inter­
de la con/ormidad a fin (Zweckmiifligkeit) a la hora de juzgar la adecuación o nacional Comunista, como la revista Die lnternationale, donde publica algunos
inadecuación de una praxis humana, reaparecerá en los escrítios de madurez. artículos que integran el presente volumen. Uno de ellos es "Sobre . la cuestión del
Lukács analiza una situación histórica concreta siguiendo el método trabajo educativo", en el que Lukács retoma dos temas clásicos en el marxismo
leniniano en "La crisis del sindicalismo en Italia". En los meses anteriores a Ja re­ de aquellos tiempos: la relación entre materialismo e idealismo, y el papel de Ja
dacción de este artículo, los sindicatos italianos habían lanzado una campaña de ciencia en el marxismo. Explica que lo opuesto al materialismo no es el idealis­
ocupación de fábricas (3 1/8/ 1920) que había desencadenado una crisis política. mo, sino la posición formalista; explicación que será luego eliminada por el sta­
El gobierno de Nitti se había visto obligado a dimitir, y el viejo líder liberal Gio- linismo, y que le atraerá a Lukács críticas y persecuciones por parte de sectores
teóricamente retrógrados del movimiento revolucionario. Por otra parte, Lukács
reconoce que el desarrollo de las ciencias naturales revela un carácter progresi­
16 A pesar de la voluntad de apoyarse en la teoría leniniana, la concepción del partido ela­ vo, contrapuesto a la índole conservadora del historicismo burgués; la separación
borada por el joven Lukács no deja de oscilar entre leninismo y luxemburguismo. Apoyándose entre ciencias naturales y humanas solo es superable en el seno del marxismo,
en Toiviainen, Werner Jung señala que la teoría del joven Lukács puede ser entendida como
un intento "para fusionar a Lenin y a Luxemburg. Esto resulta justificado en la medida en que bajo la condición de que este emplee correctamente el método dialéctico. Aquí se
Lukács extrae de Lenin la idea de que el proletariado, a fin de tomar conciencia de sus intere­ retoman, pues, temas expuestos y discutidos en "lQué es marxismo ortodoxo?".
ses de clase, necesita de un impulso externo. Y con Rosa Luxemburg comparte la convicción
Sobre estos mismos temas gira "Espontaneidad de las masas, actividad
en vista de que asume la dirección la clase en su conjunto" (Jung, Werner, Georg Lukács.
de que, una vez establecida la dictadura proletaria, el partido se torna, en lo básico, supernuo,
del partido". La cuestión considerada aquí es el surgimiento de Ja acción emanci-
Stuttgart: Metzler, 1 989, p. 89).
.20 • Antonino lnfranca y Miguel Vedda Introducción • 21

patoria. Las crisis económica establecen las condiciones para una acción por par­ de reflexiones acerca de la relación entre Estado y clases sociales, I� ausencia
te del proletariado; pero este no siempre pasa a la acción; por ello el capitalismo, de un tratamiento de la relación entre dialéctica hegeliana y dialéctica marx ista
que por sí solo no está en condiciones de resolver sus propias crisis, puede hallar y, en términos más generales, la adhesión a un materialismo menos acorde con
las vías indicadas para resolverlas. Una mayor claridad acerca de los objetivos el pensamiento de Marx que con posiciones propias de la filosofía burguesa de
de la acción revolucionaria permitiría superar la inacción de los trabajadores. Se los siglos XVII y XVIII. Cabe recordar que esta reseña fue publicada después
presenta, ento�ces, el problema de la conciencia de clase, que será el núcleo de de la aparición de Historia y conciencia de clase y del inicio de la polémica con
la obra maestra lukácsiana publicada en 1923. Temas análogos se desarrollan la dirección de la Internacional Comunista, que había acusado al filósofo -y a
en "Cue$tiones organizativas de la iniciativa revolucionaria"; Lukács, que ahora otros.pensádores marxistas, como Karl Korsch- de ser un profesor (!) y un idea­
promueve una concepción partidiaria de la acción revolucionaria, al plantearse el lista. Lukács se había defendido enviando a la Internacional un escrito titulado
problema de Ja relación entre táctica y organización, se ocupa también de consi­ Chvostismus und Dialektik (Retaguardismo y dialéctica), que desapareció luego
derar la propaganda: de lo que se trata aquí es de estudiar las posibilidades para para ser reencontrado, finalmente, en los archivos de la Internacional, y publi­
despertar en los trabajadores una toma de conciencia capaz de crear las condicio­ cado recién en 1994. En este escrito, se defienden las posiciones expuestas en el
nes para una acción partidaria. En este punto, Lukács se pronuncia a favor de las libro y se acusa a dos detractores de este -Rudas y Deborin- de ser materialistas
tesis leninianas y en contra de las críticas que contra ellas había formulado Rosa burgueses. La reseña del libro de Bujarin retoma algunos de los temas expuestos
Luxemburg -recordemos que, pocos años antes de Ja guerra, esta había conde­ en esta obra.
nado el carácter sectario del Partido Socialdemócrata Ruso-. Lukács reconoce el La crítica del manual de Bujarin hizo que Lukács se volviera particu·
componente de verdad presente en las críticas luxemburguianas, pero las limita larmente conocido en el interior del movimiento comunista por su rigor teórico.
al análisis de los partidos europeos, y no al partido ruso, que habría mantenido la Gramsci, refiriéndose a la acusación de idealismo dirigida contra Lukács, escri·
pureza ideológica y el objetivo revolucionario. be: "Acaso Lukacz [sic!], por reacción ante la teoría barroca del Ensayo popular,
La lucha política en el interior del PCH emerge en el artículo Una vez
'1 ha caído en el error opuetso, en una forma de idealismo. Es cierto que en Engels
más política de ilusión". Lukács denuncia la política desarrollada por la direc· (Antidültring) se encuentran muchos elementos que pueden llevar a las desvia·
ción de Kun, que se halla centrada en la situación del grupo de emigrados a ciones del Ensayo".17 Gramsci profundiza la crítica, destacando los efectos que
Austria, y no en el proletariado húngaro, que permaneció en su país bajo el ré­ produjo el cientificismo de Engels, y desarrollando una crítica similar a la que
gimen militar del admirante Horthy. Lukács reprueba también la subordinación Lukács había desplegado en Historia y conciencia de clase y en Chvostismus und
del Comité Central de dicho partido a la� órdenes de Moscú, y su incapacidad Dialektik. No es improbable que Gramsci haya leído Historia y conciencia de
para una acción autónoma. Los rasgos denunciados delatan una burocratización clase y la reseña al manual de Bujarin, y que -conociendo la ac4sación de idea­
del partido: fenómeno que demuestra en qué medida la falta de contacto con las lismo que pesaba contra el filósofo húngaro- haya fácilmente comprendido que
masas tenía que conducir a los partidos comunistas a convertirse en estructuras Lukács. en Ja reseña, volvía a defender sus posiciones y a tomar distancia de las
burocráticas. Con este artículo concluye, de momento, la intervención lukácsia­ posiciones de los intelectuales soviéticos, quienes, en palabras de Ernst Bloch,
na en cuestiones políticas prácticas; durante algunos años, el filósofo se concen­ "piensan como perros incultos".'8
trará prioritariamente en la composición de estudios teóricos. Los cargos de simplificación imputados a Bujarin obedecen a que este
El primero de dichos estudios que presentamos aquí está consagrado a escamotea, según Lukács, las relaciones sociales. Bujarin considera a la eco·
Karl Kaustky ("El triunfo de Bernstein") y, en términos más amplios, a la polé­ nomía como una ciencia, y termina convirtiendo al marxismo en una ideología
mica contra el determinismo positivista difundido entre ciertos sectores del mar· determinista y positivista. Es cierto que vuelven a cuestionarse aquí los errores
.
xismo de entonces. Lukács pone sobre un mismo plano a Bernstein y a Kaustky, ya denunciados en el artículo sobre Kautsky, solo que estas falencias le resultan
y reconoce en ambos un mismo designio de despreciar la incidencia del factor a Lukács poco comprensibles en un pensador revolucionario que acompañó a
subjetivo en la teoría y la praxis revolucionarias. Más articuladas y amplias son
las concepciones expresadas en "N. Bujarin: Teoría del materialismo histórico",
donde se ataca la concepción materialista de Bujarin, y se acusa a este de rea­ 17 //materialismo storico e la filosofia di Benecletto Croce. Roma: Riuniti, 1979, p. 179.
lizar una ruda simplificación de la teoría marxiana. Lukács deplora la penuria 18 ·�tualitiit und Utopie. Zu Lukács' Geschichte u11d KlassenbewujJtsein". En: Türté11elem
és Osztálytudat u 20-as évek vitdiba11. Budapest: Lukács Archivum, 1981, 1, p. 4.
f:

22 • Antonino lnfranca y Miguel Vedda · Introducción • 23

Len in durante el exilio y la revolución. Igualmente difícil · de entender es el des­ Saulo en Pablo. Es cierto que en otros pasajes de la obra de Marx por entonces ya
conocimiento de los escritos económicos· de Rosa Luxemburg, que Lukács si­ publicadas podían encontrarse elementos que sugirieran la inversión marxiana
gue estimando como base ineludible para dar cuenta de las interrelaciones entre de la dialéctica de Hegel, pero no estaba aún disponible un análisis de la decons­
economía y sociedad. La concepción bujariniana de Ja técnica, que separa a esta trucción y reconstrucción de la dialéctica hegeliana y, sustancialmente, de Ja dis­
del desarrollo social y, sobre todo, de las relaciones de clase, aparece ante los tinción entre objetivación (Vergegenstiindlichung) y alienación (Entfremdung).
ojos de Lukács como un rasgo típico de una concepción materialista burguesa. En el prólogo de 1 967 a la reedición alemana de Historia y conciencia de clase,
Bujarin pierde ·el sentido de la totalidad social y entiende la realidad como un Lukács afirmará que la lectura de los Manuscritos deshizo de inmediato las con­
complejo adialéctico e inarticulado. La subjetividad concluye por asumir una fusiones idealistas entre esas categorías que. atravesaban sus prim�ros escritos
posición dominante frente al desarrollo histórico, y desaparece la objetividad marxistas.
de las relaciones humanas. No menos·crítico ante las tentativas toscamente me­ A diferencia de Marx. Lassalle se empeñó en preservar la mutua in­
canicistas de fundamentación del marxismo se muestra Lukács en la reseña de dependencia entre idea y realidad, ateniéndose a una perspectiva utópica, para
La ciencia de la sociedad burguesa de Wittfogel. Fiel a su convicción de que el la cual solo una "personificación" de las ideas podía permitir que el filósofo
pensamiento burgués inteligente es más digno de consideración que el marxismo "desGendiera" al plano de lo real, tal como ocurrió con el caso Hatzfeldt, anali­
vulgar, Lukács cuestiona la exaltación de la filosofía de Mach y Avenarius en que zado por Lukács. La reseña se cierra avanzando la hipótesis de la constitución
incurre Wittfogel, como también el reduc�ionismo con que este considera todo de un marxismo neohegeliano y haciendo, en tal sentido, una remisión explícita
el pensamiento burgués como un fenómeno unitario. Cabe destacar el hecho de a una concepción del marxismo totalmente contrapuesta con las versiones me·
que en este artículo se sigue sosteniendo la tesis (defendida en Historia y con­ canicistas dominantes entre dirigentes e intelectuales de la Tercera Internacio­
ciencia de clase) según la cual la naturaleza es una categoría social; a comienzos nal. Igualmente empeñado en la defensa de la ortodoxia del .método marxista
de la década de 1930, Lukács alterará profundamente estas posiciones. se encuentra Lukács en "Mases Hess y los problemas de la dialéctica idealista".
El esfuerzo lukácsiano para definir la ortodoxia del método marxista Aquí Lukács clarifica en diversos aspectos las posiciones de Marx y Engels. Ante
reaparece en la reseña sofüe ºLa nueva edición de las cartas de Lassalle". Aquí todo, refuta Ja tesis según la cual ta crítica realizada en el Manifiesto contra los
se señala que Lassalle representa el punto más elevado en el desarrollo político representantes de la izquierda hegeliana habría sido injusta; Lukács cree, por el
de Ja izquierda hegeliana. El análisis de Lukács se revela particularmente agudo contrario, que Jos fundadores del marxismo han asumido la posición correcta.
cuando descubre, en el pensamiento de Lassalle, la tentativa para hacer retro­ Puede verse aquí tanto un intento decisivo, por parte de Lukács, para superar el
ceder la dialéctica hegeliana hasta el idealismo subjetivo de Fichte. Lassalle re­ entusiasmo jacobino que mostraban los escritos correspondientes al período de
trocede respecto del punto alcanzado por Hegel en su análisis de las tendencias Táctica y ética, como una búsqueda de comprensión de la dialéctica histórica.
del desarrollo social, y cae en el error de hipostasiar momentos esenciales de Esta búsqueda no se explica solo a partir del descubrimiento de los Manuscritos
dicho desarrollo. En lo sustancial. Lassallc permanece en un nivel utópico en su marxianos, sino también de la toma de conciencia sobre Ja relativa estabilización
análisis de la sociedad alemana de su época, aplicando las categorías hegelianas de la ola revolucionaria a nivel mundial.
a la realidad histórica en lugar de intentar, como lo había hecho Marx, que las La filosofía lukácsiana irá mostrándose, desde ahora, cada vez más des­
categorías surjan a partir del desarrollo histórico. provista de rasgos voluntaristas. Indicios de este desplazamiento pueden verse
El aspecto más sorprendente de la reseña de las cartas de Lassalle es tanto en la reseña sobre Lassalle co1:t10 en el artículo sobre Meses Hess: en uno
que en 1 925, cuando fue publicado este artículo, Lukács no podía conocer aún y otro caso, el filósofo húngaro aprovecha la ocasión brindada por el tema res­
los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (publicados por primera vez en pectivo para arreglar cuentas con el utopismo dominante en su teoría y su praxis
1932), en los que se despliega en forma detallada la inversión materialista de la precedentes. Si, en el estudio sobre Lassalle, este era cuestionado por un pathos
dialéctica hegeliana, con vistas a conceder a esta un carácter objetivo. En 1930, ético y un activismo fichteano que lo llevaban a retroceder aun detrás de Hegel,
Lukács pudo leer el texto inédito de los Manuscritos en Moscú, mientras traba­ el artículo sobre Hess determina la posición histórica del "socialismo verdadero",
jaba en el Marx-Engcls-lnstitut bajo la dirección de Riasanov. A propósito de no sobre la base de la probidad ética o la voluntad individual de sus integrantes,
la impresión que en él produjo esa obra del joven Marx, Lukács hablará de una sino de acuerdo con la significación histórica de su teoría filosófica y de su
"iluminación en el camino hacia Damasco", tal como la que había convertido a praxis política. Lukács contrapone la dialéctica "puramente intelectual. pura-
24 • Antonino lnfranca y Miguel Vedda ln,troducción • 25

mente idealista" de Hess, en la que vuelve a identificar un "retorno a Fichte", al libro del filósofo conservador -y ulterior intelectual orgánico del nazismo- Car) ·

realismo hegeliano. Aun cuando, en la reconciliación· con lo real promovida por Schmitt muestra en qué medida Lukács era capaz de reconocer soli�ez intelec­
el autor de la Filosofía del Derecho,· puede verse un indicio de capitulación ante tual y originalidad en pensa�ores ideológicamcmte muy alejados de sus propias
el "malo" presente, posiciones: en tal sentido podría decirse que, al evaluar el libro de Schmitt, el
filósofo húngaro ha alcanzado un "triun�o del realismo". También en 1928, para
[...] desde un punto de vista metodológico, en ello se manifiesta su grandioso la prepar�ció� del informe político del Segundo Congreso del PCH, Lukács es­
realismo, su rechazo de toda utopía, su tentativa para concebir a la filosofía como boza, a pedido del partido, las "Tesis sobre la situación política y económicá en
expresión ittte/ectua/ de la historia misma, y no como una filosofía acerca de Ja
Hungría y sobre ias tareas del Partido Comunista Húngaro", mejor conocidas
historia. La tendencia de Hegel, tan a menudo atacada -y, en parte, con razón-,
la 'reconciliación' con Ja realidad, nace metodológicamente de ese i m pulsa a de· e.orno ·�Tesis de Blum" �este es nombre clandestino empleado en ·aquellos años
sarrollar las categorías a pa r ti r del proceso histórico mismo.19 por el. filósofo hángaro-. Aun cuando, como señala Frank Benseler, Lukács for­
mula sus sus reílexiones teóricas "como si apuntas�n y s e circunscribieran al es­
Hegel no ve en el presente -a la manera de Fichte- una "era de la pe­ cenario húngaro", cabe afirmar .que aquellas 11no pueden limitarse a Hungría", 2º
.
caminosidad perfecta" (Zeitalter der vollcmdelen Sündhaftigkeit), contrapuesta a rebasan sus intenciones originarias y ofrecen una caracterización general del
un futuro de plenitud cuyos rasgos se describen según un esquema apriorístico. estadio contemporáneo del capitalismo, y un esbozo de las tareas que deberían
De igual manera, en tanto el filósofo del derecho Fichte se empeña en imponer asumir los partidos comunistas en vista del ascenso de los diversos fascismos.
el derecho racional (Vernunftsreclzt), a contrapelo de la realidad empírica y de los Concebidas como una síntesis de los puntos de vista �ostenidcis por la fracción
dirigentes reales, Hegel busca en la evolución misma del presente las tendencias liderada por Jeno Landler (que, entretanto, había muerto), las "Tesis" rebaten
del desarrollo ulterior. las propuestas de Kun y sus seg1;1idores, para quienes la única forma adecuada
La inapacidad de Hess para superar el hegelianismo es inseparable de de instauración del socialismo en Hungría era organizar desde la emigración
su posición contemplativa, propia del Weltverselzer-el "observador del mundo"­ un levantamiento qu� estableciera .directamente la dictadura del proletariado.
kantiano más que de un intelectual revolucionario; Hess quiere situarse, como Una propuesta tal aparece, ante Jos ojos de Lukács, co�o un riesgoso utopismo,
intelectual, por encima de las clases, evitando mancharse las manos a través del derivado de un empeño típicamente izquierdista -y aquí nos vienen a la mente
contacto con las contradicciones de la realidad. Correcta es la posición de Hess . las críticas lukácsianas a Lassalle- en propulsar porfiadamente una teoría sin
en su enfrentamiento con Feuerbach, quien se muestra incapaz de comprender a.tender a las condiciones históricas objetivas. Ante la evidencia de que la ola re·
que la esencia humana no solo no es religiosa, sino que además es social. Pero, a volucionaria se ha estabilizado, y enfrentado con la evidencia de la expansión del
semejanza del autor de Esencia del cristianismo, Hess no percibe el modo en que fascismo en Europa, Lukács afirma que . la lucha por el establecimiento de una
es preciso desarrollar la dialéctica hegeliana en dirección al materialismo, como dictadura del proletariado solo puede suceder al establecimiento de una dictadu·
sí lo hicieron Marx y Engels. Estos entendieron la dialéctica de Hegel como un ra democrática21 de los obreros y los campesinos, afirmado en la convicción de
proceso de cotinuas mediaciones, mientras el propio Hegel y Feuerbach recaye­ que la democracia burguesa representa el campo de batalla más conveniente para
ron en la concepción de la realidad, o bien como pura inmediatez, o bien como
inmediatez sensible. En Feuerbach, como en el resto de la izquierda hegeliana,
la concepción de la inmediatez real se enlazaba con las posiciones de utopismo 20 Benseler, F., "Nachwort". En: Lukács, G., Demokrutische Diklatur (1925·1 929).
Politische Aufslitze V. Darmstadt y Neuwied: Luchterhand, 1 979, pp. 205-2 10; aquí, p. 209.
ético que dicha izquierda había asumido al enfrentarse con las contradicciones
21 El término procura establecer una síntesis entre elementos aparentemente antitéticos. A
históricas de su época. propósito de esta y de otras conjunciones de términos en apariencia antitéticos, ha escrito Petcr
Las reseñas de 1928 que integramos aquí constituyen dos Ludz: "A todos estos pares de conceptos que, en un sentido hegeliano, deben ser entendidos
como 'tesis y antítesis' en el plano de la historia universal, corresponde en Lukács una 'sínte·
ejemplos típicos del estilo de análisis y exposición lukácsiano. El comentario
sis', un 'tertium datur'. Esta síntesis debe ser interpretada siempre como 'totalidad', como su­
sobre el libro de Spann, sin perjuicio de la exactitud de las críticas, muestra un peración y conservación de las contraposiciones y antítesis dentro de un todo que se halla más
uso de la ironía que recuerda al Marx de La Sagrada Familia. La reseña del alió de toda alienación y cosiílcaci6n histórico-políticas. La síntesis, ·de acuerdo con la tesis y
la antítesis respectivas, ha sido redefinida una y otra vez por Lukács en las diversas situaciones
históricas" (Ludz, P., "Der Begriff der 'demokratischen Diktatur' in der politischen Philosophie
von Georg Lukács". En: Lukács, G., Scliriften zur ldeolugie und PoUtik. Selecc. e introd. de P.
t9 Cf. infra, pp. 2 t 5 -2 1 6. Ludz. Neuwied y Berlín: Luchterhand, 1 967, pp. XVII-LV; aquí, p. XIX).
í
1
26 • Antonino fnfranca y Miguel Vedda
1 Introducción • 27
¡
el proletariado. De lo que se trata es de garantizar los derechos de la democracia 1 centramos en obras tales como Wie ist die faschistische Philosophie in Deutschland
1
burguesa -derechos de asociación, reunión y buelga- a fin de establecer la base 1 entstanden? (lCómo se originó en Alemania la filosofía fascista?) o "Gran Hotel
1
para que, a través de la lucha revolucionaria, se geste el socialismo. La propuesta ! Abismo" (ambas de 1933). en las que toda Ja cultura burguesa es llanamente conde­
!
fue discutida por el Comité Central y rebatida duramente; Lukács fue expulsado nada, sin establecer distinciones precisas. La experiencia del frente popular antifas­
de la dirección del partido y -en parte a· raíz de las dificultades que suponía cista alterará hondamente las perspectivas del filósofo, que a partir de mediados de
su residencia en Viena, en parte con vistas a alejarlo del trabajo político- fue la década comenzará ya revisar sus posiciones y a eludir el sectarismo. Sin dejar de
enviado a Moscú, a fin de que se consagrara allí íntegramente a la investigación mantener las posiciones sostenidas en las "Tesis", Lukács pasará a reconocer que el
filosófica.22 Según se lee en el prólogo de 1967 a Historia y conciencia de clase, verdadero socialismo no podrá jamás dejar de reconocer. como propiedad suya, el
el pleno ·triunfo de la fracción de Kun obligó a Lukács a abandonar la disputa y a potencial emancipatorio presente en todas las tradiciones del pasado, incluyendo la
escribir una autocrítica, a fin de no compartir el destino de Karl Korsch y poder burguesa. De lo que se trata es, siguiendo a Marx, de llenar de contenidos aquellos
intervenir activamente en la lucha antifascista. ideales que el capitalismo convirtió en formas abstractas; tal como afirmará Lukács
Se ha· dicho que la retirada de la arena política significó para Lukács la en una conferencia en 1946:
posibilidad de consagrarse a la teoría estética.23 La afirmación no es del todo.exacta;
no solo porque en la década de 1930 escribe Lukács, durante el exilio moscovita:. el [. .] categorías como libertad e igualdad. como progreso y razón deben obtener un
.

nuevo brillo, un nuevo peso en su significado; y pueden obtenerlas si el contenido


gran libro sobre el joven Hegel,24 sino también porque, . con raras excepciones,25 los
social de la democracia. de acuerdo con las nctuales circunstancins cnmbiadas.
artículos de teoría y crítica literarias compuestos durante esa década son estudios de recupera la plenitud del contenido y Ja luminosidad de 1793 o de 1917.26
carácter preponderantemente polémicos, que a lo sumo merecen ser interpretados
como partes de una estética sistemática que, en verdad, el filósofo húngaro solo De la superación del sectarismo expresado en las "Tesis" se deriva que,
pudo comenzar a construir -y con grandes interrupciones- a partir de finales de la a partir de 1935, Lukács reivindique a aquellos autores que representan Jos pun­
década de 1940. Los escritos compuestos durante los treinta tienen como propósito tos más altos alcanzado por el pensamiento y la literatura burgueses: Goethe y
prioritario la lucha antifasCista, a la que Lukács se entrega, en sus propias palabras, Schiller, Balzac y Stendhal, Heine y Keller, Hegel y los economistas políticos
a corps perdu. Que esa lucha asumió en Lukács, inicialmente, un carácter sectario ingleses. El pensamiento ontológico asume el lugar que ocupaba anteriormente
es algo que se infiere ya de las propias "Tesis de Blum", donde la socialdemocracia la utopía.
aparece como aliada natural del fascismo. La adhesión lukácsiana a la doctrina del
"socialfascismo", y la consecuente reducción de la entera situación contemporánea
a una mera disyuntiva entre bolchevismo o fascismo, explica un sectarismo que en-

22 cr. Hermann, l., "[;itinerario intellettuale di Lukács dopo Storia e coscienza di classe".
En: Oldrini. G. (ed.), /l marxismo della maturita di Lukács. Nápoles: Prismi, 1 983, pp. 23-63;
sobre las "Tesis", pp 30-3 l .
.

23 Cf. Benseler, op. cit p . 2 1 O.


.•

24 Con razón ha podido subrayar Krist6í Nyiri la Importancia que el trabajo en Eljoven He­
gel ha tenido en Ja superación de los ideales anticapitalistas románticos heredados del período
premarxista. Refiriéndose a las notas para el libro sobre Dostoicvski, afirma Nyiri: "Lukács solo
pudo deshacerse muy paulatinamente de la posición básica de una crítica cultural metatlsica
que se refleja en los apuntes sobre Dostoievski. Aun la lucha contra la 'cosificación' en los estu­
dios de-Historia y conciencia de clase sigue siendo, desde varios puntos de vista, la vieja lucha
contra el poder de las formaciones culturales, de las instituciones sociales en general. Recién
los años treinta aportan el punto de viraje; recién en.la obra sobre El joven Hegel conseguirá
Lukács superar tanto la inclinación a lo metafísico como la tendencia a una crítica cultural

26 Lukács, G., "La visión del mundo aristocrática y la democrática" (Trad. de S. Nothstein).
ligada a la filosoffa romántica de Ja historia" ("Zur Kulturkritik dcr jungen Lukács". En: Berm­
bach, Udo / Trautmann, Günter (eds.). Georg Lukács. Kultur - Politik - Ontologie. Opladen:
Westdeutscher Verlag, 1 987, pp. 4 1 -48¡ aquí. p. 48) . En: , Testamento político y otros escritos sobre política y filosofía. Buenos Aires: Herramienta,
-

25 La más relevante es el artículo "Arte y verdad objetiva" ( 1 934). 2003, pp. 26-56; aquí, p. SO.
r
1
¡

Táctica y ética
1919

A la joven generación del Partido Comunista


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¡

Táctica y ética1

En la acción política, la posición y el signiftcado de la táctica son, en


todos los partidos y clases, muy disímiles, de acuerdo con la estructura y el papel
histórico,¡filosófico de esos partidos y clases: si definimos la táctica como un
medio para la realización de lbs objetivos escogidos por los grupos actuantes,
como un lazo de unión entre el fin último y la realidad, se producen diferencias
fundamentales según que el ·fin se encuentre categorizado . como un momento
que se halla dentro de la realidad social dada o más allá de ella. Esta inmanencia
o trascendencia del fin último contiene, ante todo, en su interior la siguiente
diferencia: en el primer caso, el orden legal existente se encuentra dado como
un principio ·que determina necesaria y normativamente el marco táctico de la
acción; por el contrario, en el caso de un objetivo social-trascendente, dicho
orden se presenta como realidad pura, como poder real, y el hecho de contar
con él puede tener, a lo sumo, un sentido utilitario. Subrayamos que se trata de
un sentido utilitario en el mejor de los casos, ya que un objetivo tal como el de,
por ejemplo, la restauración legitimista francesa -a saber: el reconocimiento, de
algún modo cualquiera, del orden legal de la revolución- ya se aproximaba a un
compromiso. Sin embargo, este ejemplo muestra también que los diversos obje-

1 Tanto este ensayo como los dos siguientes ("El problema de la dirección intelectual y los
'trabajadores intelectuales'" y "lQué es marxism.o ortodoxo?") íueron escritos antes de la
dictadura del proletariado. El cambio de íunción de la ética producido a través de la dictadura,
hace que el sentido actual de esos estudios se haya tornado documental, histórico. Es necesario
tener presente este punto de vista durante.la lectura de cada uno de los estudios, a cxcep·
ción del último sobre "Partido y clase". ["Táctica y ética", "lQué es marxismo ortodoxo?" y
"Partido y clase" fueron escritos en húngaro y publicados bajo el título de Taktika és athika
(Budapcst, 1 9 1 9) (n. del trad.)].

31
32 • Gyorgy Lukács Táctica y ética • 33

tivos trascendentes -en el marco de una sociología .t otalme.nte abstracta y des­ partido revolucionarios oscila sin orientación entre una Realpolitik desprovista
provista de valores cualesquiera- han de ser colocados al mismo nivei. Si, p�es, ele ideas y una ideología sin contenido real. Ese conocimiento estuvo ausente en
el orden social establecido como fin último existió ya en el pasado, si se trataba la lucha revolucionaria de la clase burguesa. También a11í existió, por cierto, una
de restaurar un estadio de desarrollo ya superado, entonces el desconocimiento ideología orientada hacia un fin último; pero dicha ideología no pudo insertarse
del orden legal vigente es solo una aparente superación del marco de Jos órdenes orgánicamente en la regulación de Ja acción concreta; antes bien, se desarrolló
legales dados, entonces un orden legal real se enfrenta con otro orden legal real. en gran parte en el sentido de lo actual; creó instituciones que pronto se convir·
La continuidad del desarrollo no es rígidamente impugnada; el fin más extremo tieron en fines en sí mismos, por lo cual desdibujaron el propio fin último y se
consiste, entonces, tan solo en anular un estadio intermedio. En cambio, todo rebajaron al nivel d� una ideología pura, pero inefectiva. El singular significado
objetivo esencialmente revolucionario niega Ja razón de ser moral y la actualidad del socialismo reside precisamente en haber encontrado una solución para ese
histórico-filosófica de los órdenes legales vigentes y pasados; para dicho objetivo, problema. Pues el fin último del socialismo es utópico en el mismo sentido en
se convierte en exclusivamente táctica la pregunta si habrá que tomar en consi­ que rebasa los marcos económicos, legales y sociales de Ja sociedad actual, y solo
deración esos órdenes legales y, en el caso de que Ja respuesta sea afirmativa, en puede ser realizado a través de Ja destrucción de esa sociedad; sin embargo, no
cuál medida habrá que hacerlo. es utópico en la medida en que el camino hacia. ese.fin · último implica una reali·
Pero en vista de que la táctica se libera, de esa manera, de las limita­ zación de ideas que . se ciernen, vacilantes, más aJlá de los Jímites de Ja sociedad
ciones normativas del orden legal, es preciso encontrar algún parámetro nuevo o por encima de esta. La teoría marxista de la lucha de clases, que a este res­
capaz de regular la toma de posición táctica. Puesto que el concepto de conve­ pecto sigue escrupulosamente la obra conceptual hegeliana, convierte el objeto
niencia es ambiguo, es preciso diferenciar, conforme a ello, si dicho concepto trascendente en inmanente; la lucha de clases del proletariado es el objeto y, al
comprende un objetivo actual, concreto, o un fin último aún más alejado del mismo tiempo, su realización. Ese proceso no es un medio cuyo sentido y valor
suelo de la realidad. habría que medir según el parámetro de un fin que Jo excede, sino que repre·
Para aquellas clases y partidos cuyo fin ultimo ya ha sido en realidad senta una nueva aclaración de la sociedad utópica, paso a paso, salto a salto, de
alcanzado, la táctica se rige, necesariamente, de acuerdo co n la factibilidad de acuerdo con la lógica de la historia. Esto significa una inmersión en Ja realidad
los objetivos actuales y concretos; para ellos, aquel abismo que separa el objetivo social actual. Este "medio" no es ajeno al fin (como ocurría con la realización de
actual del fin último, aquelJos conflictos' que surgen de esa dualidad, simple­ la ideología burguesa), sino una aproximación del fin a la autorrealización. Esto
mente no existen. Aquí se manifiesta la táctica bajo la forma de la Realpolitik significa que entre los medios tácticos y el fin último hay transiciones concep­
legal, y no es ninguna coincidencia que, en tales casos (excepcionales) en que se tualmente indeterminables; nunca es posible saber de antemano qué paso táctico
presenta un conflicto de estas características, como, por ejemplo, en el contexto habrá de hacer realidad ya el propio fin último.
de la guerra, aquellas clases y partidos persigan la más trivial y catastrófica Real­ Con ello tocamos el parámetro decisivo de Ja táctica socialista: la filo­
politik; no pueden proceder de otro modo, ya que el fin último actual solo admite sofía de la historia. El hecho de la lucha de clases no es más que una descripción
semejante Realpolitik. sociológica y una elevación del acontecer a la condición de una legalidad que
Esta contraposición es muy apropiada para ilustrar la táctica de las cla­ tiene lugar en la realidad social; la intención de la lucha de clases del proleta­
ses y de los partidos revolucionarios; para ellos, Ja táctica no está reglada de riado rebasa, sin embargo, ese hecho. Por cierto, dicha intención es, en esencia,
acuerdo con ventajas momentáneas, practicables en el presente; deben incluso inseparable del hecho, si bien tiene en vista el surgimiento de un orden social
rechazar algunas ventajas de esta índole, ya que estas podrían poner en peligro lo distinto de cualquiera que haya existido hasta el presente, y en el cual ya no se
verdaderamente importante, el fin ultimo. Sin eplbargo, puesto que el fin último reconocen opresores ni oprimidos; a fin de que cese la era de la dependencia de
no está categorizado como utopía, sino como realidad que debe ser alcanzada, lo económico, que humilla la dignidad humana, es preciso -como dice Marx­
la postulación del fin último no puede significar ninguna abstracción de la reali­ quebrar el poder ciego de las fuerzas económicas, y colocar en su lugar un poder
dad, ninguna tentativa para imponer sobre la realidad ciertos idealés, sino antes más elevado, adecuado y correspondiente a Ja dignidad del ser humano. 2 La
bien el conocimiento y la transformación práctica de aquellas fuerzas que actúan
dentro de la realidad social; de aquellas fuerzas, pues, que conducen hacia la
realización del fin último. Sin ese conocimiento, la táctica de cualquier clase o 2 Marx, Kapital, 111, p. 2355 [El capital. Crítica de la economía política. 3 vols. Trad. de
Wenceslao Roces. 3n ed., Iª reimpr. México: FCE, 2000, 111, p. 759].
34 • Gyorgy Lukács
Táctica y ética • 35
ponderación y el rec o reconocimiento de las actuales coyuntu ras económi
cas Pero hemos arribado al punto en el que se hacen visibles las facetas peligrosas del
y sociales, de las autenticas relaciones de fuerzas, son, pues, únicamente
el pre­ legádo hegeliano presente en el marxismo. El sistema de Hegel no tiene ética algu­
supuesto y no el criterio del proceder correcto, de la táctica correcta de acuerdo
na; en él, la ética es reemplazada por aquel sistema de lós bienes materiales, inte­
con los principio s <l:el socialism o. El verdadero parámetro solo puede ser
si el lectuales y sociales en los cuales culmina su filosofía social. Esta forma de la ética
cómo de la acción sir�e en un caso dado para la realización de ese fin, del
sen­ ha sido asumida, en lo esencial, por el marxismo (así, por ejemplo, en el libro de
tido del movimiento s bcialista; y, por cierto -puesto que para ese fin no
sirven
\
medios cualitativamen e diferentes, sino . que los medios en sí ya significa
n la
Kautsky),l solo que este estableci6 otros 11valores" en lugar de los hegelianos, sin

r.
aproximación al fin últ o-, han de ser buenos todos los medios por
los cuales
formular la pregunta por si la apetencia de los "valores'... socialmente importantes,
de los fines socialmente correctos -con indiferencia de las fuerzas impulsoras in­
este proceso en el planoide la filosofía de la historia es despertado a la concienc
ia ternas de la acción- es ya en sí ética, aun cuando es ostensible que un interrogante
y a la realidad ; por el contrario, han de ser malos todos los medios que
oscure­ ético solo puede tener su punto de partida en esos fines socialmente correctos.
cen esta concienc ia (como, por ejemplo, los que ofuscan la conciencia
del orden Quien niega el desdoblamiento que aquí se produce de Jos interrogantes éticos,
recto y de la continuidad de la evolución "histórica", o los intereses material
es niega también su posibilidad ética y entra en contradicción con los hechos aními­
momentáneos del proletariado. Si existe un movimiento histórico para el cual
la cos más primitivos y más generales: la certeza subjetiva y la conciencia de respon­
Realpolitik es funesta y siriiestra, ese movimiento es el socialismo.
sabilidad. Todas esas cosas no estudian, en primer lugar, lo que hizo o quiso hacer
Esto significa, concretamente, que toda solidaridad con el orden social
el ser humano (esto se encuentra reglado por las normas de la acción social y de
vigente encubre posibilidades de un peligro semejante. Si bien subrayam
os en la acción política), sino que indagan si era objetivamente correcto o incorrecto lo
vano, eón auténtica conviccion interior, que toda solidarid ad es solo
una comu­ que hizo o quiso hacer el ser humano, y por qué lo hizo o lo quiso hacer. Esa pre­
nidad de intereses momentánea, actual, que no es más que una alianza
proviso­ gunta por el porqué solo puede surgir a propósito de casos individuales; solo tiene
ria para la obtención de un fin concreto, es sin embargo inevitable el
peligro de sentido con relación al individuo, en aguda contraposici6n con la cuesti6n táctica
que el sentimiento de solidaridad se afinque en aquella conciencia cuya
necesa­ de la adecuaci6n objetiva, que solo puede encontrar una solución unívoca en la
riedad obscurece la conciencia universal, el despertar a la autoconciencia
de la acción colectiva de grupos humanos. La pregunta que se nos presenta es: lcómo
humanid ad. La lucha de clases del proletariado no es una mera lucha de clases
(si se comportan la certeza subjetiva y la conciencia de responsabilidad del individuo
se limitara a eso, solo se encontraría realmente regulada por la Realpolitik), sino
frente al problema de la acción colectiva tácticamente correcta?
que es un medio para la liberación de la humanid ad, un medio para el verdader
o Ante todo, habría que establecer aquí una dependencia mutua, justa­
cbmienzo de la historia humana. Todo compromiso oscurece precisamente
ese mente porque los dos tipos de accionar puestos en relación son, en lo esencial,
aspecto de la lucha, y por eso -a pesar de todas sus ventajas eventuales, momen­
independientes· entre sí. Por un lado, la pregunta por si una decisión táctica dada
táneas, pero por sobre todo problemáticas- resulta funesto, en consideración
de es correcta o incorrecta, es independiente de Ja pregunta por si Ja decisión de
ese auténtico fin último. Pues en tanto persista el orden social vigente, las
clases aquellos que actúan con ese ánimo ha sido determinada por motivos morales; por
dominantes se encuentran en situación de compensar abierta o encubiertamente
otro lado, un acto derivado de la fuente ética más pura puede ser totalmente des­
la ventaja económica o política obtenida de esa manera; y después de esa
"com­ acertado desde puntos de vista tácticos. Esa independencia mutua, sin embargo,
pensación", la lucha solo proseguirá bajo circunstancias desfavorables, ya
que, es solo aparente. Pues si la acción individual determinada -como habremos de ver
obviamente, el compromiso debilita el ánimo de lucha. Por eso, el significad
o de en lo que sigue- por motivos puramente éticos ingresa al ámbito de la política, su
los desvíos tácticos tiene en el socialismo un efecto más profundo que en
otros corrección o incorrección (histórico-filosófica) objetiva no puede ser indiferente
movimientos históricos; el sentido de la historia universal es aquí el parámetr
o
táctico; y aquel que, sobre la base de consideraciones de fines, se desvía
del
camino del recto proceder prescrito por la filosofía de la historia -un camino
que es estrecho y escarpado, pero que es el único que conduce a la meta-, 3 Lukács se refiere al libro de Karl Kautsky Ethik und materiaUstische Geschichtsauffassung
ha (Ética y concepción materialista de la historia). t• edición. Stuttgart, 1 906 (n. del trad.) .
asumido ante la historia una responsabilidad por todos sus actos. 4 Lukács s e refiere a l "contenido del nuevo ideal ético" descripto por Kautsky, que este in·
Pareciera como si con ello también se hubiera aportado una respuesta al tentó deducir "exclusivamente del conocimiento de la base material dada". Kautsky sintetizó en
la siguiente fórmula el cambio de "valores" conductores: "En el socialismo científico, el ideal
ético de la lucha de clases es transformado en un ideal económico". Cf. Kautsky, Ethik und
problema ético; como si la correcta táctica a seguir ya fuese en sí de carácter ético.
materialistische Geschichtsauffaszsw g, pp. 69ss. (n. del trad.)


1
: •
36 • Gyorgy Lukács Táctica y ética 37
1
ni siquiera en lo ético. Y en virtud de la orientación histórico·filos6fica de la tácti· reflexiones puramente subjetivas, según las cuales el ind· ·duo implicado actúa de
ca socialista, debe producirse en aquella voluntad individual -después de su aso· acuerdo con "su mejor saber y ·conciencia". En el primer. so, toda acción humana
ciación con otras voluntades- una acción colectiva, y la conciencia histórico·fi· sería· imposible de antemano; en el otro. se encontraría ierto el camino hacia la
losófica reguladora debe expresarse, ante todo porque sin esto sería imposibl� el mayor ligereza y .friVolidad, y todo parámetro moral se tor4 aría ilusorio. Puesto que,
necesario rechazo de Ja ventaja presente en función del fin último. El problema sin embargo. la seriedad y el sentido de la responsabilidad del individuo configuran
.
puede ser formulado ahora de la siguiente forma: lqué consideraciones éticas un parámetro moral para cada acción .-de acuerdo con el cual el individuo en cues:
producen en el individuo la decisión para que la conciencia histórico-filosófica tión habría podido saber la consecuencia de . sus actos- surge la pregunta sobre s1
necesaria se convierta en él en la acción política correcta -es decir, en elemento él, en la medida en que conoce esa consecuencia, habría podido responder por ella
de una voluntad colectiva-, se despierte y pueda también decidir esa acción? arite su conciencia. Esta posibilidad objetiva varía, ciertamente, de acuerdo con el
Volvemos a subrayarlo: la ética se orienta hacia lo subjetivo, y, como ne· individuo y de caso en caso, pero, en lo esencial, siempre puede ser determinada
cesaria consecuencia de esa actitud. se presenta ante la conciencia y el sentido de para cada individuo y de caso en caso. Ahora, para cada socialista, el contenido de la
la responsabilidad el postulado según el cual debe actuar como si de su acción o pósibilidad objetiva de que se realjce el ideal del socialismo y el hacerse posible de los
de su inacción dependiera el cambio del destino del mundo, cuya realización debe criterios de posibilidad, están determinados por la actualidad histórico-filosófica de
propiciar u obstaculizar la táctica presente. (Pues en la ética no hay neutralidad ni ese ideal. La acción moralmente correcta se encuentra estrechamente relacionada,
imparcialidad: el que no quiere actuar, debe poder responder también ante su con­ para todo socialista, con el conocimiento correcto de la situación histórico-filosófica
ciencia por su inacción.) Todo el que se d'ecide actualmente por el comunismo está, dada; y la vía para la obtención de ese conocimient� solo ha de alcanzarse cuando
pues, comprometido a cargar con la misma responsabilidad individual por cada cada individuo se empeña en hacer consciente par.! sí solo esta autoconciencia. El
vida humana que muere por su causa en la lucha, que la que le cabría si él mismo presupuesto primero e ineludible para ello es el desarrollo de la conciencia de clase.
la hubiera matado. Pero todos los que se adhieren al otro lado -la defensa del capi· Para que la acción correcta se convierta en un regulador verdadero y correcto, la
talisrilo- deben cargar con la misma responsabilidad individual por la destrucción conciencia de clase debe elevarse por encima de su existencia meramente dada y
que se produzca en las nuevas guerras imperialistas que seguramente habrán de ajustarse a su misión histórico-universal y a su sentido de la responsabilidad. Pues
�enerarse en represalia, como también por la opresión futura de naciones y . cJases. el interés de clase. cuya consecución es el contenido de la acción realizada con con·
Eticamente, nadie puede eludir la responsabilidad alegando ser meramente un indi· ciencia de clase, no coincide ni con la totalidad de los intereses personales de los
viduo, del cual no depende el destino del mundo. Esto no solo no podemos saberlo individuos que pertenecen a la clase, ni con los ir1tereses actuales, momentáneos de
objetivamente con seguridad -puesto que siempre es posible que dicho destino la clase como unidad colectiva. Los intereses de clase que hacen realidad el socia·
dependa precisamente del individuo-, sino que incluso la esencia más íntima de lismo y la conciencia de clase que concede expresión a dichos intereses, significan
la ética, la conciencia y el sentido de la responsabilidad, torna imposible un pensa­ una misión histórico-universal; y. con ello, la posibilidad objetiva arriba mencionada
miento semejante; quien no toma una decisión sobre la base de estas consideracio­ signifiea también aquella pregunta por si ya ha llegado el momento histórico que
nes -aunque en lo demás se muestre como un ser muy evolucionado- se encuentra, ha de conducir -por vía de salto- dd estadio de la aproximación continua al de la
desde el punto de vista de la ética, al nivel de un instinto primitivo, inconsciente. auténtica realización.
·

Esta determinación puramente · ético-formal de la acción individual no Cada individuo debe saber, sin embargo, que aquí, de acuerdo con la esen·
basta, sin embargo, para esclarecer la relación entre táctica y ética. Por el hecho de cia de la cosa, solo puede existir una posibilidad. No puede pensarse ninguna ciencia
seguir o desdeñar una táctica cualquiera, el individuo que toma una decisión ética humana que con la misma exactitud y seguridad con que la, astronomía establece la
dentro de sí se desplaza hacia un nivel de acción especial -a saber, el de la políti­ aparición de un cometa, pueda decir para la sociedad que ha llegado hoy la hora en
ca-, y esa particularidad de su acción acarrea, desde el punto de vista de la ética que han de realizarse los principios del socialismo. Tampoco puede darse una cien·
pura, la consecuencia de que debe saber cómo actúa y bajo qué circunstancias. cia que pueda decir que ha de llegar mañana, o recién dentro de dos años. La cien·
El concepto de "saber" que se introduce con ello requiere, sin embargo, de cia, el conocimiento, solo puede mostrar posibilidades; y una acción moral, cargada
una explicación más detallada. Por un lado, el "saber" no implica de ninguna mane­ de responsabilidad, una verdadera acción humana se encuentra solo en el campo de
.
ra un conocimiento perfecto de la situación política actual y de todas las consecuen­ lo posible. Pero para aquel que capta esa posibilidad, no existe, si es un socialista,
cias posibles; por otro, dicho "saber" no puede ser considerado como el resultado de ninguna opción ni vacilación.

1
38 • Gyorgy Lukács
Esto, sin embargo, no puede querer decir que la acción así constituida debe El pro ble ma de la dir ecc ión
intele ctual y los "trabajad ores
ser ya en forma necesaria moralmente incorrupta e intachable. Ningtina ética puede
tener por fin encontrar recetas para Ja acción correcta, suavizar y negar los conflic­
1
inte lectUaleS" ·
tos insuperables, trágicos del destino humano. AJ contrario: el autoconocimiento
ético señala, precisamente, que hay situaciones -situaciones trágicas- en las cuales
es imposible actuar sin cargarse de culpa; al mismo tiempo, también nos enseña
que, aun en el caso de que tuviéramos que elegir entre dos formas de culpabilidad,
existiría un parámetro para la acción correcta y la incorrecta. Ese parámetro es el sa­
crificio. Y así como el individuo que elige entre dos clases de culpa encuentra, al fin,
la elección correcta cuando sacrifica a su yo inferior en el altar de las ideas más ele­
vadas, así también hay cierta fuerza en afirmar este sacrificio en función de la acción
colectiva; aquí, sin embargo, se encarna la idea como un mandato de la situación his­
tórico-mundial, como una misión histórico-filosófica. Ropschin (Boris Savinkov),s
el líder del grupo terroristh durante la revolución rusa de 1904-1906, formuló en
los siguientes términos, enruna de sus novelas,6 el problema del terror individual: el
asesinato no está permitidd,:es una culpa absoluta e imperdonable; ciertamente, no
por los círculos de
"puede", pero "debe" ser ejeeutado. En otro pasaje del mismo libro encuentra, no la Una de las más habituales acusaciones formuladas
inclus por parte de inte­
o
fundamentación -ya que eJJa es imposible-, pero sí Ja raíz mora] última del accionar intelectuales burgueses -con demasiada frecuencia,
histórica y social del so­
del terrorista, en que este no solo sacrifica su vida por sus hermanos, sino también su lectuales bien intencionados- contra la concepción
en él, no hay lugar algun o
pureza, su moral, su alma. En otras palabras: solo el crimen realizado por el hombre cialism o, consiste en Ja afirm ación según la cual,
ismo subestima el papel de esas
que sabe firmemente y fuera de toda duda que el asesinato no puede ser aprobado para las facultades "intelectuales"; que el social
y valora la sociedad exagerada
bajo ninguna circunstancia, puede ser -trágicamente- de naturaleza moral. Para facultades en la evolución social; que considera
material, del trabajo corpqreo.
expresar ese pensamiento de la más honda tragedia humana en las inimitablemente y exclusivamente desde la perspectiva del ser
del socialismo, esos acusado·
bellas palabras de Ja /udith de Hebbel: "Y si Dios hubiera colocado el pecado entre Incluso cuando reconocen en detalle la verdad
los "trabajadores intelectuales"
mí y la misión que me ha sido asignada, lquién soy yo para poder sustraerme a él?"7. res recom ienda n,· pues, la facultad intelectual de
dan por supuesto que dichos
como complemento de la evolución. Claro que
e les corresponde, no en
trabajadores reciben el papel rector que legítimament
� oris Savin ov ( J 8 �9- J 925) . Cf. especialmente las siguientes obras, importantes para
� los bien intencionados- en
benef icio de sí mismo s, sino -tal como sostie nen
5
.
Lukacs: Como si no hubiera ocumdo. No'llf!la de la revolución rusa; Recuerdos de u11 lerrorista
(n. del trad.) . funci ón del interés de la sociedad.
nuestro problema -a
6 Se trata del libro Como si no hubiera ocurrido. Savinkov trata, en ese libro, el distancia­
. Antes de que tratemos la verdadera esencia de
miento del mundo propio de los revolucionarios rusos. Lukács ya se había ocupado del pro­ de aquellos que han for·
blema de la ética revolucionaria a propósito de Savinkov. En una carta del 4/5/ 1 9 1 5, escribe saber, la dirección intelectual-, debemos ocuparnos
un grupo de individuos o de
a Paul Ernst: "Es por eso que no he visto en Ropschin -considerándolo como documento, no mutado el problema de la dirección. lSe trata de

c?mo obra artís!ica- ingún síntoma enfermizo, sino una nueva manifestación del antiguo con·

problema de la dirección intelectual Y los


Oleto entre la ética primera (el deber frente a las instituciones sociales) y la segunda (los impe·
.
ratlvos del alma). El orden de prioridades siempre contiene complicaciones dialécticas cuando
1 Tanto este ensayo como los dos siguientes ("El ?
� �
1
el alma no se didge hacia sí misma, sino hacia Ja humanidad, tal como ocurre con el hombre ortod xo?") .fueron escrit s antes de la
político, con el revolucionario. Aquí el alma debe ser sacrificada a fin de salvar el alma. Uno
'trabajadores intelectuales'" y "lQué es marx smo �
de la ética deravado producido a tra és d.e la
?
debe transf rmarse, a partir de una ética mística, en un cruel Realpolitiker, y ricne que violar dictadura del proletariado. El camibo de función
sentido actual de esos estudio �
s se haya tornado documental, h1stór1 0.
dictadura, hace que el

1
el mandamiento absoluto "no matarás", que no es una obligación para con las estructuras• de vista durant e la lectura de cada uno de los estudios,
Es necesario tener presente este punto
ca y ética", "lQué es marxismo orto·
a excepción del último sobre
(Lukács, G., Selected Correspondence 1 902· /920. Selccc., ed., trad. y notas de Judith Marcus "Partido y clase". ["Tácti
y Zoltán Tar. Nueva York y Guilford, Surrey: Columbia U.P., 1 986, p. 248; n. del trad.) . y publicados bajo el título de Taktika és
¡ "Partid o y clase" fueron escrito s en húngar o
7 Las palabras de Judith son, en verdad, en Ja obra de Hebbel: "Si Tú [Dios] colocas un doxo?" y
ethika (Budapest, 1 9 1 9) (n. del trad.)] .
pecado entre mí y el aclo que debo hacer, iquién soy yo para discutir contigo sobre ello' y para
escapar de ti!" (fudith, 111) (n. del trad.) .
r
1
39

1
.Táctica y ética • 41
40 • Gyorgy Lukács
, materiales e ideológicos de
una clase? Si ha t �atárs·e de una clase, lde · qué base se compone, y cuál es ·su
. este se coloque al servicio de los intereses de poder
arias de estas {escritores, aboga-
ubicación dentro del proceso de produ�ción? (Pues de ese modo se d�termina, dichas clases, o satisfaga las necesidades suntu
·1¡¡·
en última ins.tancia, diferencia entre Ías clases) . De la ciase de Jos asr ilarhados dos, médicos, etc.).
es" como de una clase
trabajadores intelectuales es excluido el grupo más numei:oso: el de aquellos qu� Hablar acerca de )os "trabajadores intelectual
.una consi deración superficial,
-como ocurre con los trabajadores manuales- pueden participar de. Ja.-produc­ unitariamente estructurada, revela , por un lado,
una divisi entre opresores Y
ón
ción solo mediante su fuerza de trabajo (oficinistasJ ingenieros, etc.). Este grupo ya que también entre ellos es posible establecer
otro, �s imposible descubrir po�
se diferencia nítidamente de aquellos cuyo trabajo intelectual constituye solo un opriqiidos, entre explotadores y explotados¡ por .
o de los practicantes. del derecho
complemento de su carácter burgués (gran accionista, director de fábrica). La qué razón el grupo de Jos escritores a sueldo
intelectual de los miembros de la
separación de clase entre ambos grupos es tan clara para el observador objetivo habda de estar llamado a asumir la dirección
que caracteriza la situación de
que es imposible reunir a ambos en un grupo, en la clase de los "trabajadores propia clase, ante todo en vista de que lo único
de clase.
intelectuales". El hecho de que la contraposición económica no ha encontrado esta es el enmascaramiento de la propia conciencia
una expresión ideológica adecuada durante mucho tiempo y en múltiples ámbi­ Pero, lqué podem os enten der por direc cion "intelectual" de la socie-
embaucadoras? La tarea de la
tos, ha de explicarse, en primera línea, porqueJ en el caso de todos los miembros dad si abandonamos el plano de las consignas
del inadecuado conocimiento
de estos grupos oprimidos, la posibilidad de un ascenso personal no puede ser viej� ideología conservadora era sencilla (a causa
ideología invocaba a los grandes
negada de antemano y con la misma certeza que en el" caso de los trabajadores de todas las conexiones lógicas), ya que dicha
vidad la evolución h�mana .
manuales. Esta situación desdibuja, por un lado, Ja claridad de las transiciones; hombres que, con su "genio"J conducían con creati
al menos dentr o de los c1rculos
por otro, les oculta a los individuos su verdadera pertenencia de clase. Esto, sin Hoy ya no es posible hablar seriamente de esto,
e�bargo, no se encuentra condicionado únicamente por la pertenencia de clase dotados de alguna formación sociológica . Pero, lqué implica, entonces, la cues­
,, uiera sabe y reconoce que hay
de los individuos; antes de Ja extinción de los gremios de artesanos, dominaba, tión acerca de la "dirección ideológica ? Cualq
idad de esta para poner fines
asimismoJ una relación similar entre el maestro y ei oficial -relación que ocul­ fuerzas independientes de la conciencia y de la capac
mant ienen en movimiento ta evolución
taba las contraposiciones claras-. Solo implica algo especial Ja posibilidad de y para realizar valoraciones; fuerzas que .
comp rende n esto sean incapaces de
recibir educación, que para los hijos del "trabajador intelectual" preserva la po­ de la sociedad humana, aun cuando quienes
la lucha de clases Y la transfor­
sibilidad de ascender a la clase dominante, en e) caso de que no consiga él mismo reconocer la verdadera esencia de dichas fuerzas:
dicho ascenso. Los "trabajadores intelectuales" que participan de la producción punto s de vista ideológicos so­
mación-de las relaciones de producción. Aquellos
de mane ra velada, ese automa­
pertenecen, pues (a lo sumo, con una conciencia de clase poco clara), a la misma bre los cuales hablamos ahora conciben, aunque
de la conci encia) de la evolución
clase que los trabajadores manuales. tismo (es decir, la plena independencia respecto
ir a dicho aut�m �tismo un
. Una porción considerable de los "trabajadores intelectuales", sin em­ social; pero achacan al marxismo el hecho de atribu
proveer a un mov1m 1ento que,
bargo, no participa inmediatamente de la producción: lqué es, entonces, lo que Garácter exclusivo; además, se sienten llamados a
fin y una orient ación para la
decide su pertenencia de clase? De acuerdo con una consideración superficial, en sí carece de dirección, algo que suministra un
ica acerca de la direcc ión
pareciera como si pudi�ra hallarse la clave para la ideología "situada por e11ci­ evol�ción. Aquí se revela aquella pregunta epistemológ ­
el marxismo está en condi
ma de las clases" de los intelectuales pequeñoburgueses: como estos no se en­ de ta sociedad a la que, seg6n nuestro parecer, solo
pudieron alcanzar siquie ra una
cuentran inmediatamente interesados en la lucha entre capital y trabajo, pueden ciones de dar respuesta. Otras teorías sociales no
pregu nu1. La pregu nta misma es dobl�, a�n cua �do
convertirse en críticos y conductores inigualables de la evolución social. Pero formulación inequívoca· cie la
lado, es preciso preguntar: t.de
esta teoría se desploma si, en primer lugar, pensamos que estos "trabajadores esta di�isión apunta a un dirección única. Por un
ad y las leyes que las rigen,
intelectuales", aun cuando aparentemente carecen de interés por la subsistencia qué índole pueden ser las fuerzas motrices de la socied
y de que la vc::>luntad humana y la
o la descomposición del orden social, se encuentran interesados profundamente a fin de que la conciencia humana las conciba,
gan ponerlas en práctica en
y con las raíces de su ser en el destino de la superestructura ideológica del orden capacidad de los hombres para postular fines consi
y composició� debe tener la
social (funcionarios del Estado, jueces, abogados, etc.); en segundo lugar, el ca­ forma razonable? Por otro lado: lqué orientación
ser puest a en prácticá de modo razonable
mino que conduce desde las condiciones de existencia semiproletarias hasta las conc.iencia humana, a fin de que pueda
t uc1on
, socia . .
)?
y ejercer una influencia rectora en 1 a evo
.
clases dominantes del capitalismo está abierto para todo individuo, siempre que

1
Táctica y ética • 43
42 • Gyorgy Lukács

Una formulación epistemológica tan clara ele Ja pregunta presupone al­ tancia verdaderamente epocal de la teoría social marxiana es ·que el devenir cons­
.
gunos 1m�ortantes principios que no pueden ser demostrados ni necesitan serlo, y ciente de la sociedad solo se ha realizado de ese modo dentro de la sociedad y úni­
que �onstrtuyen fundamentos de Ja existencia y cognoscibilidad de la sociedad -a camente dentro de ella. . En la teoría social marxista cesó la separación insalvable,
seme1an �a de lo que o�urre con lo� axiomas geométricos en la ciencia del espacio-. el dualismo de realidad social y posición de fines humana, que había tornado tan
Tales tesis son, por ejemplo: la evolución social está deierminada exclusivamente deseperadamente irrealizables las teorías de los grandes utopistas que precedieron
por fuerzas inherentes a la sociedad (de acuerdo con la concepción marxista, Ja al marxismo (Fourier, Owen). Pues toda utopía, aun cuando haya ofrecido una
luc�a �e �Jases Y la t;ansforma�ión de las relaciones de producción). La segunda crítica muy perspicaz de la situación social dada, aun cuando se haya manifestado
.
tesis dice. la evoluc1on . como algo deseable en cuanto ideal por alcanzar, ha sido, sin embargo, incapaz de
social tiene una dirección que puede ser determinada de
�odo .inequívoco, aunque aún no sea plenamente comprendida. Una tesis más: esa determinar el modo y los medios de realización dentro de su sistema y, por ende,
d1recc16n �ebe ser puesta en una cierta relación -aunque aún no sea plenamente de realizar su ideal. La utopía siguió siendo siempre un piadoso deseo; seguirla o
comprend1d�- con la posición de fines por parte de la humanidad; esa relación pue­ rechazarla debía quedar como una voluntaria resolución por parte de cada hom·
de s:r conoc�da y 1 l:vada a Ja conciencia y el proceso de toma de conciencia ejerce bre. Pero Marx -y aquí se encuentra este en la más clara contraposición con los
. grandes utopistas que lo precedieron� adoptó sin alterarlo el gran legado de la fi­
una 1 nfluenc1a positiva sobre la propia evolución. Finalmente, una cuarta tesis: esta
. losofía hegeliana: la idea de evolución, en el sentido de que el espíritu se desarrolla
relación -ya hemos hablado de esto- es posible porque las fuerzas motrices de Ja
sociedad son independientes de toda conciencia humana .individual, de Ja voluntad unitariamente desde la plena inconciencia hasta el claro devenir autoconsciente
Y los fines �e dicha conciencia, aunque la existencia de la relación so)o pueda ser [Sich-Bewujjtwerden]. Solo la trivialidad y la falta de formación filosófica de sus
pensada ba10 I� forma de la conciencia humana, de la voluntad y Ja posición de fines sucesores han velado esta gran idea. Como no compr�ndían la concepción históri­
hum�nas. Obviamente, las leyes que han de realizarse a través de esta relación se ca de Hegel, han convertido la evolución en un proceso totalmente automático, no
r:fle1a� en la conciencia de los individuos de un modo generalmente encubierto 0 solo independiente de la conciencia, sino también cualitativamente diverso de ella.
,. Colocar la evolución en una relación razonable con la conciencia y con la acción

d1stors1onado.
Una tal f�rmu ción -una formulación marxista- contie�e ya la única consciente sería, pues, imposible. Marx no solo ha adoptado la teoría hegeliana
.
respuesta posible, mequ1voca y razonable. La ·"dirección intelectual" no puede ser sobre la evolución, sino que también ha modificado esencialmente dicha teoría a
ot�a cosa que la toma de conciencia acerca de la evolución social, no puede ser través de su crítica. Esa modificación, sin embargo, no solo aparece allí donde los
mas que el claro reconocimiento de lo esencial en contraposición con las fórmulas marxistas vulgares suponen que se encuentra -es decir, en la mera sustitución del
encubiertas y distorsionadas. Es decir, aquel "conocimiento" de que las "leyes" que uidealismo" por el "materialismo" (esto es pura palabrería)-, sino, por el contrario,
.,
r�.gen 1a evo1 uc1on en la esencial profundizaci6n de la idea hegeliana. El poderoso sistema universal
social, la plena independencia de tales leyes respecto de la con-
. de Hegel consistía, esencialmente, en que el filósofo consideraba a Ja naturaleza y a
c1enc1a humana y su semejanza con el juego de las fuerzas ciegas de la naturaleza
son una mera apariencia que solo puede persistir en tanto esas fuerzas no sea� la historia como un gran proceso unitario, cuya esencia sería el cada vez más claro
llevadas a la conciencia2 a través de ese conocimiento. Así, pues: la prime�a impor- devenir consciente de su subjetividad -Hegel lo llama espíritu-. De acuerdo con
la filosofía hegeliana, el espíritu en la naturaleza es aún plenamente inconsciente.
El hombre, en su así llamada vida anímica, se torna cada vez más consciente,
2 El concepto de con�ien�ia �pa�eció por primera vez en la filosofía clásica alemana y fue hasta que, finalmente, a través de los sistemas institucionales, a través del arte y
.
ex �hcado po� ella. Con�1encaa �1gmfica aquel estadio particular del conocimiento en el cual el la religión, se reencuentra consigo mismo en la filosofía. Su sobria objetividad le
SUJeto Y el objeto conocido son homogéneos en su sustancia; en que, pues, el conocimiento tie­ impidió a Marx aplicar este·método en la investigación de la naturaleza. Además
ne lugar desde adenlro y no desde afuera. (El ejemplo más sencillo de eslo es: la autoconcien­
.

cia mora del hombre -!' ej , el senti mie? lo de responsabilidad, la certeza-, en conlraposición -y esto es de importancia decisiva- no disociq_ entre sí instituciones abstractas e
: .
con el me!odo cognosc1t1vo de las ciencias
. naturales, en que el objeto reconocido a pesar de s interdependientes tales como el derecho, el arte, la religión, etc., a fin de encontrar

ser-conoc!do, permanec? ;terna�entc ajeno al sujeto del conocimiento. El princi al significad �
n; � �
d� este elodo ongnoscit1 consiste en que el mero hecho del conocimiento produce una mo·
.
dificacwn e.senc1al en el ob¡eto reconocido: � través de la toma de concieizcia, aquella tendencia
qu� se encontraba ya antes presente en el ob¡eto, se torna más segura y vigorosa de ¡0 que era
sencia de prejuicio y verdad, se convierte en acción, en praxis. En tanto el conocimiento, como

t�"º"!"e?te, o·d� I� que hubiese podido serlo sin esa toma de candencia. Este método cognos - �7 la conciencia del objeto conocido, concede a la evolución según leyes del objeto un vigor y una
� �!'
t1vo s1gm ca, as1m1smo, que de esa manera desaparece Ja diferencia entre objeto y sujeto y or
. entre teoría y praxis. La teoría, sin sacrificar nada en cuanto a pureza,
certeza mayores de Jo que hubiera sido posible sin él, ya se ha insertado de la forma más inme­
diata en Ja acción inmediata, práctica, en la transformación de la vida a través de la actividad.
ende, la diferencia a
Táctica y ética • 45
44 • Gyorgy Lukács
ar la adecuación de los paso
s inmediatos. Pe�o existen
� �
en ella esta ios evolutivos; por el · contrario, .busc6 y encontró en el proceso de la parámetro para la determin se reabzan esos
. situaciones históricas -los
momentos de crisis mundial- en que
evolucú5n unitaria de la sociedad la concien�iá que se busca y que, finalmente, se
intereses inm ediatos incluso

a �iegas (la po ici6n de
pasos demandados por los . . �
encuentrl\ a· sí misma. . .

idos socialdemóc ratas dur ante la guerra): en que 1�


propia conc1enc1a e
. .
Aquellos que están alejados del ·marxismo·y que no lo comprenden, se los part de la mconcienc1a;
dible, tan solo el punto de vista
. ·

clase adopta, frente a lo inelu � �


han preguntado por qué precisamente esta teoría dispone de ·Una. fuerza capaz e actúan orno fuerz s
das por la conciencia de clas
en que aun las acciones dicta
de transformar el mundo; La respuesta, .que resulta obvia para todos Jos auténti­ he denominado devemr
s instantes se necesita lo que
cos conocedores de Marx, se encuentra ya contenida en lo dicho hasta aquí. . La ciegas de Ja naturaleza. En esto
clase proletaria: la conciencia
de la misión histórica
fuerza transformadora del marxismo está dada porque consciente de Ja conciencia de x crear
Marx ha reconocido · en a. Esta conciencia le permitió a Mar
la lucha. de cla�es la fuerza motriz de la evolución social; y en las leyes que rigen universal de la lucl1a de clases proletari truirlo. Esta con- ·

na el mundo para volver a cons


esa lucha ha. visto las leyes de la evolución social en general. Con ello, levantó al la nueva filosofia, que revolucio Esta conciencia
de la revoluci6n del proletariado.
ciencia convierte a Lenin en líder
· plano de la conciencia la fuerza real y motriz de la historia un.iversal, que hasta nir autoconsciente de la
la .filosofía hegeliana: el deve
-expresada en el lenguaje de
entonces había actuado. ciegamente, sin concjencia, es decir: la lucha de clases. a a sí mismo a través
mism o del espíritu que se busc
� sociedad, el encuentro consigo
La co ciencia del proletariado, desarrollada por la teoría marxiana, muestra, por rica universal, es la
ia que reconoce su misión histó
vez .primera en Ja historia de la humanidad, que los verdaderos factores motores de la evolución-, la concienc
la sociedad.
ertirse en líder intelectual de
de la histo i � � �º. �ctúan s�n conciencfa .(o de acuerdo con motivos imaginarios, única que está llamada a conv ución de la
solo creemos, pues que la evol
,
Nosotros, los marxistas, no
lo que aqui s1gin1fica lo mismo), como si fueran piezas de una máquina, sino que ritu; tam bién sabemos
tan a menµdo devaluado espí
han tomado conciencia de que representan las verdaderas fuerzas motorices de sociedad es conducida por el ienc ia y recibió
en conc
teoría de Marx se convirtió
la historia. El espíritu, e incluso el sentido de la evolución social de la humanidad que este espíritu solo en la de una "clase
ilegi o
. Pero esta misión no es priv
emergió del estado de inconciencia a través de la conciencia de clase configurad � la misión de convertirse en líder susp endi do por
entr a
un pens amiento que "se encu
ª través del marxismo. De esa manera, las leyes de la evolución social dejaron intelectual" o el producto de cons iste el pape l
misi ón de salvar a la sociedad
.
de ser fuerzas ciegas, catastróficas y fatales: se despertaron ·al autoconocimien­ encima de las clases". En esta ia de clas e pro­
iado, y solo a través de la conc
ienc
to, a la conciencia. · Si .-tal como afirman correctamente los historiadores de la histórico universal del proletar camino de Ja
ento y la comprensión de este
filosofía- el producto esencial de la filosofía clásica alemana es el conocimiento letaria es posible alcanzar el conocimi
ección intelectual".
de una t al conciencia del espíritu, entonces pudo decir con razón EngeJs que el humanidad y, con ello, la "dir
.
proletariado es el único heredero legítimo de esa filosofía; su verdadero consu­
mador, añadimos nosotros.

Pero la concie cia de clase del proletariado no es, en sí, más que un paso
. .
en d1recc1ón a esa conciencia. Pues la conciencia de clase, en su mera existencia
�e he.cho, establece solo las .relaciones entre los intereses inmediatos del proleta­
� �
r1ad Y l s leyes de la evolución social. Los fines de Ja evolución, incluso para Ja
conc1enc1a de clase del proletariado, solo se encuentran, como ideales abstractos
en una -nueva- lejanía utópica. Para el verdadero devenir autoconscieiite de la so �
ciedad se necesita todavía un paso más: el devenir consciente de la autoconciencia
del proletariado. Este paso neces.ario significa reconocer, más allá de la conciencia

de clase directa, más ali de las coRtraposiciones inmediatas entre. los intereses de
clase, aquel proceso universal que conduce, a través de esos intereses de clase y
� �
lucha d clases, a la meta: la sociedad sin clases, la liberación de toda dependencia
economica. Pero, en lo que atañe a ese conocimiento, la mera conciencia de clase

(el e clusivo reconocimiento de los intereses económicos imhed�atos que cobra ex­
presión en la así llamada Realpolitik socialdemócrata) solo puede proporcionar un
1
í

l
¿Qué es marxismo ortodoxo?'
Los fil6sofos han interpretado de diversa formas el
1
mundo; lo que importa es tramformarlo.
Marx, XI Tesis sobre Feuerbach
¡
¡' 1

Si s� considera el núcleo de la cuestión, se advierte que esta pregunta


extraordinariamente simple ha sido discutida ya pro)Qngada y apasionadamente
en la literatura burguesa, como también en la socialista. Por un lado, fueron
.atacados ardorosamente los marxistas dogmáticos que, como los escolásticos
de la Edad Media, no partían de los hechos mismos, sino que se empeñaban en
aproximarse a la verdad a través de una continua justificación de su Biblia. Por
otro lado, los propios marxistas han iniciado una disputa entre ellos, pero no
consiguieron ponerse de acuerdo precisamente acerca de aquellas tesis que u�o
no puede poner en duda sin dejar de ser un marxista ortodoxo. La evolución de
la ciencia supera muchas tesis de Marx¡ pero esos críticos de Marx se preguntan
si la crítica debe rehusarse a cuestionar alguna tesis en particular. Por cierto que
no debe hacerlo; nosotros, que nos declaramos marxistas ortodoxos, afirmamos
esto de la misma manera; pero, según nuestro parecer, la pregunta sobre si al·
guien es o no marxista, no se responde a partir de la convicción de esa persona
sobre la verdad de tesis individuales, sino a partir de algo totalmente diverso.
Ese algo es el método. Suponiendo -aunque no admitiendo- que la evolución de
la ciencia probara que todas las afirmaciones son erróneas, podríamos aceptar
sin oposición esa crítica de la ciencia, y, sin embargo, continuaríamos siendo
marxistas, en la medida en que somos adeptos del método marxiano. Pero tene­
mos que explicar la esencia de ese método, � fin de comprender correctamente
el marxismo ortodoxo. Al mismo tiempo, entendemos que cualquier tentativa
¡.

Esta es la primera versión del artículo, que luego fue publicado, en forma muy diferente y
ampliada, en Historia y conciencia de clase (n. del trad.).

1
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48 • Gyorgy Lukács
Táctica y ética • 49
que se haya apartado del �m ino de I�
ortodoxia :y haya pretendido· "mejora
"amplia r" el método de Marx, ha simp . r"' método científico "sin.�prejuicios". Pero la agudeza y la fuerza revolucionarias
lificado eJ marxismo.
El método de Marx es la dialéctica de la teoría marxiana quedan arruinadas a través de la exclusión "dialéctica" del
revolucionaria. Antes de que poda­
mos ocuparnos de el cidar el cencepto método. Pues ninguna mera investigaci6n de hechos -es decir, la mera acumula­
� de dialéctica, se presenta aquí la sigu
te pregunta: lc6mo puede una teoría,
un método teórico, ser revolucionario?
ien­ ci6n de hechos- sería_capaz de volver inteligible o admisible el carácter inevitabl�
estudio precedente dio una respuest El de la revolución, la necesidad de la acción revolucionaria, más allá de la cuali­
a a esta pregunta. La teoría solo pued
revolucionaria en la medida en que supe e ser dad transitoria de un momento dado.
ra la oposición entre teoría y praxis.
la medida en que el mero hecho del En Solo la dialéctica es capaz de hacer esto. Pues · solo con ayuda de ella
pensamiento correcto produce una mod
cación esencial en aquel objeto al que
se dirige el pensamiento; Ja consecu
ifi­ podemos comprender de qué manera cada co�cepto d�be �ransformarse en su
reali�a�i6n del pensamiento correcto
tiene como resultado la transformación
ente opuesto; de qué manera todo orden de producción y social tiene que hab�r crea­
Ja realidad. de do a partir de sí los elementos de su descomposición y caída. Sin la dialéctica nos
Marx tom6 el método dialéctico de encontraríamos perplejos dentro de un laberinto de hechos desordenados Y que
la filos ofía clásica alem ana ; con ·
cret ame nte, de Heg el. La esencia
de ese mét odo que revoluciona la es imposible ordenar, y en vano buscaríamos los hech?s que ha� rfan de guiar
con siste en que los con cept os no son cien cia nuestra acción. Pues Jos hechos jamás pueden conducir una ac�16n dotada de
esqu ema s rígid os que, una vez dete
minados, ya no vuelven a cambiar r­ sentido. Siempre es posible valorar y ponderar los hechos de cien modos disin­
su sentido; con siste en que los concept
no son configuraciones intelectuale os tos, y aquel que aguarde exclusivamente de ellos una orien�ación para el �r�pio
s aisladas entre sí y que han de ser
pren dida s abstractatnente; son , en com­ camino oscilará desamparado entre posibilidades contrarias. Se converttra en
cambio, realidades vivas, que generan
proceso de transición con tinu a, de un ecléctic� y oportunista. Así le sticedió a Bernstein y, con él, a Ja Socialdemocra­
de
salto . Estos conceptos, concebidos
man era, han creado un proceso en tal cia alemana (incluso, la de casi toda Europa).
el que los conceptos aislados se con
nec esar iam ente en la antítesis de su vierten Pero también los adversarios de · Bernstein, los guardianes de la
formulación originaria, en la neg ació
sí � ismo s, para unificarse allí, tal com n de presunta ortodoxia del marxismo -Kaustky y los marxistas : ulga res- han
o en la negación de la negación, en una . del so­
un�dad más elevada, y así sucesivamen simplificado el método dialéctico y, con él, el impulso r�vol �c1onar10
te hasta el infin ito. Así es que Mar
:..p ar� cita r un ejemplo con ocid o- con x cialismo. Pues no basta con afirmar meramente que es mevitable la descom­
struye la evolución hacia el capi talis mo,
o ·hac a :1 orden de producción orga posición del capitalismo y que este no · ha de ser liquidado a través de una
nizado, de tal man era que el cap itali

constituido a part ir de la explotación
de los productores inmediatos, ha avan
smo , �
evolución lenta, sino á través de la revolución; esta afirmación debe proce � r,
zado tanto, a través de la necesidad ­ antes bien, de la esencia del método. Solo en ese caso no es la revolu�1on·
de su evolución, que debe ser aniquila
es dec ir que los expropiadores deb do; mera palabrería {como en Kautsky), sino una idea·rectora de todos los pensa­
. � en ser expropiados.2 Aquí, pues, el
tahs � o represent� la negación de la propiedad pers ona l, basada en
·capi­ mientos y las acciones; una unidad necesaria y viva de teoría y p�axis. �auts �y
.
propio. Y este cap1tahsmo engendra,
con la necesidad de un proceso natu
el trab ajo y sus adeptos han abandonado, aunque no abiertamente, �I metodo d � aléctt­
su propia neg ació n: Ja neg ació n de ral, co. En tanto Bernstein declaraba abiertamente que, para el, la meta fmal no
la neg ació n; es decir, una unidad
más elevada. nueva, es nada y el movimiento, en cambio, lo es todo, Kautsky y sus adeptos han
Los simplificadores del marxismo y, asignado al fin último el papel de una divinidad trascendente, lo han resguar­
a Ja cabeza de estos, Bernstein,
bajo la máscara de la ciencia, han que
rido expulsar la dialéctica del pensam dado en una esfera sublime ajena a toda realidad inmediata: De ahí que, en
marxista. La fundamentación por ello iento sus acciones seart tan oportunistas como los segtfidores de Bernstein. Su con­
s provista era que la dialéctica es una
ticuada herencia de la filosofía hegeliana an­ cepción del fl n último era solo un bello tei:i a para proveer un cierre efectivo a
, y que no es apta para ocupar un luga
dentro de la ciencia moderna, que solo r apropiadas conferencias, artículos y libros; a menudo, para redactar un folle-
ha de ser construida a partir de los "he­
chos" de la "realidad". Le reprochan,
incluso, al propio Marx el hecho de to conmovedor, pero no efectivo. Sin embargo, el fin último era plenamente .
violentado Jos hechos y realidades para haber inapropiado para guiar sus acciones en forma revolucionaria. Pues Ja esencia
adaptarlos a su método, y demandan .
un del método dialéctico, revolucionario, consiste precisamente en que n o existe
ninguna diferencia es�ncial entre movimiento yfin último. En el lenguaje de la
2 '. Cf. Kapita/, l, pp. 726-729 [El capital, l, pp. 647-649]. dialéctica hegeliana, esta tesis, que aquí ha sido adoptada por Marx Y Engels

• 1
50 • Gyorgy Lukács Táctica y ética • 51

casi sin modificación alguna, reza así: el continuo crecimiento de las diferen­ con los marxistas vulgares.y con la mayor parte de los líderes del movimiento
cias cuantitativas se transforma, en un punto determinado , en una diferencia obrero europeo; por el contrario, aparece como un cumplimiento anhelado,
cualitativa. En este Jugar, no puede ser tarea nuestra demostrar la veracidad para el cual el movimiento se encontraba interna y externamente preparado,
de esta tesis, ni indicar cuál ha sido su · aplicación en las obras de Marx y como para la posibilidad de una transformación dialéctica en cada momento
Engels. Aquí solo hay que señalar que la revolución, en Marx, no es ni una aislado de la acción.
"lenta y pacífica evolución", como pretenden los oportunistas , · ni una serie A partir de esto . resulta comprensible el siguiente principio fundamen­
de ofensivas, como afirman los "malos intérpretes", sino una transformac ión tal del método dialéctico, la teoría hegeliana del concepto concreto. En pocas
de la evolución normal y continuamen te orgánica del movimiento obrero con palabras, dicha teoría significa que el todo tiene la prioridad frente a las partes,
vistas a la· subversión del orden capitalista: una transformación de Ja canti­ que hay que interpretar las partes a partir del todo, y no el todo a partir de las
dad progresiva en cualidad. Cada momento del movimiento obrero normal, partes. Marx da una considerable importancia a esta cuestión en su lucha con­
cada aumento del salario de los trabajadores, cada· reducción de la jornada tra la economía política burguesa. Subraya que la economía política burguesa,
de trabajo, etc., es, pues, una acción revolucionar ia, porque a partir de ellas que considera aisladamente los elementos individuales del proceso económico,
se compone aquel proceso que, en un punto, se transforma en algo cualita­ y que luego construye a partir de la "interacción" de esos elementos el sistema
tivamente nuevo: este riuevo factor torna, pues, imposible la producción ca­ de la economía, explica, ciertamente, cómo se desarrolla la producción bajo de­
pitalista. Pero esos momentos individuales solo pueden convertirse en acción terminadas circunstancias, pero es incapaz de explicar cómo se producen estas
revolucionaria dentro de la unidad del método dialéctico. Para aquel que solo últimas; es decir, cómo se genera aquel proceso histórico que en primer lugar
ve los momentos aislados, el movimiento obrero se simplifica hasta convertir­ engendra dichas circunstancias. J De ahí que tanto la economía política como la
se en un movimiento reformista por la mejora de los salarios. En el momento sociología sean también en el plano intelectual incapaces de rebasar el marco de
de la transformac ión, en el momento de Ja revolución, tal sujeto se aterroriza las condiciones de producción correspondientes a la sociedad burguesa. Con­
y permanece inmóvil, .sin saber qué hacer: lo asustan los "resultados alcanza­ sideran esas condiciones de producción como leyes eternas, como ingredientes
dos", aun cuando esos resultados, si los consideramos en forma aislada, solo necesarios de la existencia humana, cuando en realidad poseen una naturaleza
sirven, en el mejor d_e los casos, para asegurar el bienestar pequeñoburgués exclusivamente histórica: han sido generadas en relación con el orden capitalis­
de los trabajadores, solo sirven para volver pequeñoburgueses a los trabajado­ ta, y han de desaparecer junto con él (p. ej., la propiedad privada capitalista, la
res. Pero también queda sin saber qué hacer frente al hecho de la revolución familia burguesa, el Estado constitucional, etc.).
aquel que es incapaz de reconocer la esencia revolucionaria de los momentos . Pero esta misma falla teórica cometen los sindicalistas, y se extravían,
individuales, y tomar conciencia de- estos en forma revolucionaria. Pues la con ello, en el laberinto de las reaccionarias acciones pequeñoburguesas. De
posibilidad de la revolución, la "madurez" de las circunstancia s no es, para la la abstracción de los conceptos económicos interpretados en forma aislada,
revolución, más que el instante de esa transformac ión dialéctica. Ese factor deducen la abstracción del entero orden social; es decir, una alienació n de la
se halla, sin duda, contenido en cada i nstante como posibilidad, pero no es
posible preverlo con la misma seguridad con que es posible calcular, en astro­
nomía, la aparición de un cometa. Ese momento, en su condición dialéctica, l Marx, Elend der Philosophie, p. 86. Marx desarrolla, en ese libro, una aguda crítico contra
solo puede pasar de la posibilidad a la realidad cuando el movimiento. obrero aquellos "malos intérpre�es" del método dialéctico que, como Proudhon, hacen consistir la
es consciente de que, para él, teoría y praxis, como también movimiento y fin oposición dialéctica en un detalle de los lados buenos y malos de un concepto considerado en
forma aislada, o de una institución; y que buscan la unidad más elevada, la negación de la ne­
último, constituyen una unidad. Cuando, pues, todos los momentos indivi- · gación, en la omisión de las fallas. Esa crítica es, asimismo, aplicable a muchos de Jos marxistas
duales del movimiento son considerados conscientemente desde el punto de vulgares actuales [Cí.: ·Para él, para el señor Proudhon, cada categoría económica tiene dos
lados, uno bueno y otro malo. Considera las categorías como el pequeño burgués considera a
vista de la totalidad, cuando todos los momentos individuales son realizados las grandes figuras históricas: Napoleón es un gran hombre, ha hecho mucho bien, pero tam­
conscientemente como una acción revolucionar ia; entonces, y solo entonces, bién ha hecho mucho mal.
el movimiento deja de enfrentarse al hecho de la revolución sin saber qué El lado bueno y el lado malo, la ventaja y el incon11e11ienle, tomados en conjunto, forman según
Proudhon la contradicción inherente a cada categoría económica.
hacer. Porque entonces el hecho de la revolución ya no le sobreviene al mo­ Problema a resolver: Conservar el lado bueno, eliminando el malo" (Miseria de la filosofía.
vimiento obrero a la manera de una catástrofe inesperada, tal como ocurre Respuesta a la 'Filosofía de la miseria ' del señor Proudho11. Moscú: Progreso, 1 98 1 , pp. 89-90)
(n. del trad.)].

52 • Gyorgy Lukács Táctlca y ética 53

vida. Los sindicalistas deducen la plenta alienación del orden de producción vida social o económica- partiendo solo de ese todo, del exa.men del todo.
burgués a partir de aquellos hechos que son decisivos para el mevimiento La tarea principal del pensamiento, . que, . librado a .sf mismo, siempre está
'.¡!"
,, obrero, pero se estancan en la mera negación, en el rechazo abstracto, y ·no ven dispuesto a considerar aislad�mente fenómenos y momentos aislados, es:
camino alguno que conduzca al futuro, a la nueva sociedad del proletariado. en cada caso, remontarse a ese punto de partida, elevarse hasta esa u nidad
Critican agudamente instituciones de la sociedad burguesa (p.ej., el parlamen­ del todo, a fin de considerar, desde allí, los fenómenos y momentos de una
tarismo) que han re�onocido en forma individual, aislada y abstracta; pero no manera no abstracta. Una tal prioridad incondicionada de la toJalidad, de la
pueden contraponerles otra coaa que el i mpulso abstractamente revoluciona­ unidad del todo, por sobre el aislamiento abstracto de las partes es lo esencial
rio de los trabajadores;. un impulso desprovisto de fines concretos. El movi­ de la concepción social marxiana, es el método dialéctico. La adopción de
miento obrero, la huelga general, se convierten, pues, a sus ojos, en un fin en sí dicho método (y no rumiar palabras individuales) es marxismo ortodoxo. El
mismo, en un componente de la mitología y, con ello, son eliminados del gran propio Marx fue el primero que reconoció la determi nación histórica, y no
proceso de la historia, concebido. como necesario; de la misma manera en que eterna, de Jos conceptos económicos; el primero, · pues, que ha observado,
es excluido el orden de producción burgués, que los sindicalistas critican tan no solo · los fenómenos de . la v-ida social desde el .p unto .de -vista de la trans­
agudamente, si se lo concibe en términos burgueses:' formación de ta producción, sino también la alteración revolucionaria de la
El genio metódico de Marx se muestra, justamente, en que supo evi­ producción desde el punto de vista de la historia universal. Marx, como Ja
tar esos dos extremos abstractos. Siempre ve el todo desde el punto de vista filosofía alemana y. en particular, Hegel ha entendido la historia universal
de la totalidad aún más abarcativa de un gran proceso histórico-social. Aún como un proceso u nitario, como un proceso ininterrumpido, revolucionario
no ha aparecido un pensador que considere la sociedad .de manera tan poco de l iberación. Precisamente por haber entendido las verdaderas fuerzas mo­
abstracta, que en tal medida la estudie desde el punto de vista de la acción trices de ese proceso, la lucha de clases y la transformación de las relaciones
y de la vida . Pero. la contraposición entre lo concreto y lo abstracto nunca de producción, por haber sido capaz de i nsertarlas orgánicamente dentro
significó para él una detención en un mero sentimiento, en la acción mera­ de la totalidad concreta del pro·c eso histórico u niversal, en el proceso de
mente i nstintiva. Pues lo concreto no es, para Marx, como para el verdadero liberación, ha superado a Ja · filosofía clásica alemana y a Hegel . Desde ese
discípulo de Hegel, una antítesis de lo intelectualmente comprendido, si no, punto de vista, podemos comprender que fue él-quien pudo concebir el orden
.
por el contrario, algo que solo puede comprender el espíritu . Lo concreto de producción y el orden so.cial capitalistas, simultáneamente, como algo
es concreto -dice- por ser la síntesis de ·muchas determinaciones; es de­ necesario y como algo condenado ya necesariamente a morir. Ú nica y exclu­
cir, la unidad de . lo múltiple. En el pensamiento, la síntesis aparece como sivamente el método dialéctico de Marx ha hecho posible que los fenómenos
un proceso, como un resultado, y no como punto de partida, aun cuando sociales fueran considerados de ese modo; reconocer su necesidad y, a la
es el verdadero punto de partida.5 EJ verdadero punto de partida es, pues, vez. junto con esa necesidad, entenderlos .como hechos transitorios, conde­
el todo consumado, la totalidad concreta, y hay que comprender todas sus nados a la decadencia. EJ punto de vida mencionado en primer término nos
partes -ya se trate de un momento de) movimiento, algún fenómeno de la resguarda de las utopías abstractas a las que tienden todos los reformado ­
res sociales pequeñoburgueses. El segundo - punto de vista nos preserva de
sobrevalorar el poder y Ja necesidad de los órdenes institucionales dados, a
4 Querríamos llamar la atención de aquellos que se interesan en cuestiones filosóficas, fin de que no nos suceda como a los marxistas vulgares, quienes permiten
sobre el. hecho de que el sindicalismo se relaciona con el marxismo verdadero como Hegel que su accionar sea sido dictado por los hechos, . en lugar de ejercer, a través
:
-correctamente entendido- con el filósofo del sin�icalismo, con Bergson.
s cr. Beitriige Zllr Kritik der Nutiona/Okonomie [Contribuciones para la crítica de la eco­ de su propia acción, un efecto transformador sobre la realidad misma.
nomía política], edición alemana, p. XXXVI . La traducción al húngaro, lamentablemente, Únicamente sobre la . base de la unidad combinada de ambos puntos
º?tite esta introducción, tan indispensable para comprender el método de Marx [En Marx, de vista; es decir, sobre la base de la dialéctica, es posible la acción revolucio·
.
dice, literalmente: "Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinacio­
nes, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, naria. El marxismo vulgar ha simplificado también en este punto el concepto
como resultado, no como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida, y, en de realidad tomado de Ja filosofía clásica, y mediante esa simplificación tam­
consecuencia, el punto de partida también de la intuición y de Ja representación" (Marx, K,
Elemeritos fundamentales para la crítica de la eco11omía política (Grundrisse) 1857· 1858.
bién perdió la intensidad de todo ímpetu. revolucionario. El concepto marxia­
Trad. de José Aricó, Miguel Murmis, Pedro Scaron et al. 3 vols. México: Siglo XXI, 1 989, J, no de realidad no coincide con el concepto general de realidad empíricamente
p. 21 (n. del trad.)}.
Táctica y ética • 55
54 • Gyürgy Lukács

dado, saturado de contingencia y eventualidad. Para Marx, la realidad era un ces hacia la iz quierda, y se necesita el conocimiento dialéctico para encontrar el
ser necesario, un elemento dado necesariamente a partir del proceso h istóri­ camino dentro del laberinto de los hechos.
co unita rio y total. Este elemento constituye el fundamento del ser en general, También hoy- se encuentra el proletariado ante decisiones semejantes.
que puede ser extraído de dicho ser en su realidad verdadera, en su unidad Sus líderes, aturdidos por el marxismo vulgar, también hoy aguardan una orien­
perfecta, a través del espíritu. El hecho de que Marx, a l criticar a los revolu­ tación a partir de esos "hechos". lHa llegado realmente el tiempo de la rev�lu­
cionarios pequeñoburgueses, haya defendido siempre la realidad frente a las ción; se encuentra maduro el orden de producción como para que el proletariado
construcciones intelectuales vacías y meramente abstractas, ha extraviado a Jo tome en sus propias manos? Podríamos decir ya mismo: aguardan en vano
los marxistas vulgares. Con ello, estos han confundido el concepto de realidad una decisión que emane de los "hechos". Nunca se producirá una situación en
marxiano con el concepto de ser en general. Esa Cl'n .1 sión intelectual · tuvo la que los "hechos" apunten indudable e inequívocamente a la revolución. En
y tiene fatídicas consecuencias prácticas. El marxismo vulgar había tomado vano verifican "concienzudamente" todas las "informaciones". Una parte de es­
en cuenta, por ejemplo, la Guerra Mundial, la mera existencia de esta guerra tas producirá siempre temor y lquién podría constatar cuándo estará permitido
considerada al margen del proceso histórico universal, como realidad ver­ a los hombres "concienzudos'" emprender una revolución, por así decirlo, sin
dadera, en lugar de ver en ella la unidad del proceso de descomposición del riesgos? Pero la realidad, la realidad marxiana, la unidad del proceso histó�ico,
capitalismo imperialista; en lugar de orientar, consecuentemente, Ja acción habla un lenguaje claro. Dice: la revolución está aquí. Cuando los marxistas
el proletariado, como hecho decisivo, en dirección a la revolución mundial vulgares se dispongan a enumerar los "hechos" que contradicen ese proceso,
que debía derivarse necesariamente de dicha guerra. Por ello, el marxismo todo marxista ortodoxo que haya comprendido que ha llegado el instante en que
vulgar se volvió oportunista: a través de �us acciones, que se avenían con Ja �
el capital es solo un obstáculo para la producción; que haya comp�endi o que ha
.
guerra, y a través de la táctica adoptada frente a esta; en lugar de reconocer, Uegado el instante indicado para expropiar a los explotadores, dara un umca res­
detrás de la guerra, la revolución mundial, la verdadera realidad marxia na de puesta, empleando palabras de Fichte1 uno de los más grandes exponentes de la
la guerra, Ja única realidad que habría podido funcionar, en cuanto acción, filosofía clásica alemana. Responderá, con Fichte: "Tanto peor para los hechos".
como parámetro de 1� .táctica. A partir de la simplificación del concepto de
realidad solo podía derivarse una política oportunista, de coy untura; y si no
h_ubiera ninguna otra prueba de que los antiguos rivales -Kautsky y Berns­
tein- se sitúan en un mismo plano en cuanto a la simplificación del marxis­
mo, bastaría con esa fraternal colaboración a la que los condujo Ja guerra.
Lenin y T rotski , como marxistas verdaderamente ortodoxos, dialécticos, se
preocuparon poco de los así llamados "hechos ... Vano fue eJ hecho de que los
alemanes triunfaran, de que estos se encontraran ante la posibilidad militar
de marchar en cualquier momento hacia Petrogrado, de ocupar Ucra nia, etc.
Leni n y T rotski han reconocido la verdadera realidad, la revolución mundial
que se aproximaba en forma necesaria, y orientaron sus acciones en dirección
a esta, y no a los "hechos". La realidad confirmó la perspectiva de estos, y no
la de los partidarios de la Realpolitik, que, ondeando como un junco al viento,
midiendo su acción según los hechos, modificaron su táctica después de cada
victoria o cada derrota y mostraron su perplejidad a la hora de tomar cada
decisión.
Pues la decisión precede al hecho. Quien ha reconocido la realidad -en­
tendida en el sentido marxiano- es amo y no esclavo de los hechos venideros. El
marxista vulgar mira desamparado a izquierda y a derecha, porque los hechos
aislados, que se suceden unos tras otros, señalan a veces hacia la derecha, a ve-
1

Partido y clase

El 21 de marzo de 1 9 192 es un día de importancia histórica, no solo en


la vida del proletariado húngaro, sino también en el desarrollo de la revolución
mundial. Resumido en pocas palabras: en ese día se produjo un acontecimiento
que antecedió a la propia revolución y que en primer lugar la hizo posible; un
acontecimiento que; en Rusia, solo fue posible después de un· año y medio de
duras luchas, después de la fraternal lucha del proletariado: el Partido Socialde­
mócrata aceptó incondicionalmente el programa comunista, bolchevique, como
fundamento de sus acciones.

1 Publicado por primera vez en húngaro bajo el título de "La significación teórica de la res·
tauraci6n de la unidad proletaria" en un panOeto titulado Documentos sobre la unidad ( 1 9 1 9)
(n. del trad.).
2 El gobierno soviético en Hungria comenzó el 21 de marzo de 1 9 1 9, después de que el régi·
men precedente, liderado por el conde Michael Károlyi, colapsara bajo la presión de las renovadas
demandas territoriales sostenidas en Hungría por los Aliados. (El ultimátum Vyx del día anterior
había exigido la secesión de Debrecen, la segunda ciudad más importante, y una amplia seccion
del territorio circundante.) Károlyi dijo, en su renuncia, que él "estaba dejando el poder en manos
del proletariado húngaro". El poder estaba dividido entre el Partido Socialdemócrata y el Partido
Comunista, que había sido fundado por Béla Kun en 1 9 1 8 y otros prisioneros de guerra que
había regresado de Rusia. El acuerdo entre ambos partidos estableció, entre otras cosas, que "en
nombre del proletariado, el partido toma inmediatamente en sus manos la suma del poder. La
dictadura será ejercida a través de consejos de trabajadores, soldados y campesinos. El plan de
convocar una asamblea nacional se torna, pues, obsoleto. [ ...) Para asegurar el poder del proleta­
riado y presentar resistencia al imperialismo de los Aliados, se establecerá una alianza completa y,
en especial, militar con la República Socialista Soviética". En una carta a los trabajadores húnga·
ros del 27/3/ 1 9 1 9, Lenin escribió: "Ustedes han dado al mundo un ejemplo aún más consumado
que el de la Rusia Soviética,' en la medida en que han sido capaces de unir a lodos los socialislas
sobre la base de la plataforma de una auténtica dictadura proletaria" (n. del trad.) .

57
58 • Gyorgy Lukács
Táctica y ética • 59
Creo que la importancia práctica de este acontecim iento no r�quie re de: cultades constructivas; del mismo modo, Ja crisis de los últimos años y décadas
un análisis prolongado. Pues es indudable que la fuerza del proletariado reside ha sido la verdadera encargada de preparar la revolución del proletariado. Si
en su unidad y organización. Los acontecimientos del 2 1 de marzo han propor­
quisiéramos sintentizar en una oración la manifestación ostensible de esta crisis,
cionado una enseñanza manifiesta a todo aquel que hubiera dudado de esto y al
deberíamos decir que Jos fines y las posibilidades genuinas de las acciones de la
que hubiese esperado que el proletariado triunfara a través de un golpe. Solo que
clase proletaria entraron en una contradicción dialéctica con aquella con aquella
el hecho de que se hayan unido los partidos del proletariado; de que la unidad de
organización partidaria que era Ja única dentro de la cual esa acción era posi�le.3
clase del proletariado haya cobrado, asimismo, expresión en la unidad del parti­
Muchos se han referido ya a las contradicciones insolubles entre clase y partido;
do, permitió que el poder pasara, sin violencia ni derramamiento de sangre, a las
entre nosotros, con particular agudeza, Ervin Szab6. 4 Pero los críticos de la or·
manos del proletariado. Los acontecimientos de los últimos días han demostrado
ganización partidaria que atacaron esa posibilidad de acción por parte del prole·
claramente que el proletariado también puede ejercer ese poder, y aprovechar­
tariado, en medio del ardor de Ja lucha, no han visto con la claridad suficiente la
lo para construir la sociedad que se corresponda con sus fines. Esos sucesos
necesidad de esa forma de partido como una formación transicional. No vieron
muestran, al mismo tiempo, que esta unidad ha conseguido que el proletariado
que esa contradicción en la que se encuentran el accionar de la clase Y el accionar
húngaro fuera capaz de realizar una acción aún más rápida y decidida de lo que
del partido no reside en absoluto en que una forma sea simplemente corre�ta Y
fue posible para la clase obrera rusa, que se hallaba entregada a una lucha entre
en que la otra sea con la misma simplicidad incorrecta, tal como los oportunistas
hermanos, en el curso de su revolución.
y los sindicalistas se han reprochado recíprocamente; reside, en cambio, en que
Esa unidad se basa, como toda acción del proletariado, en la unidad
existe una conlradicci6n dialéctica; es decir, una contradicción tal que las dos
teórica. El movimiento entero del proletariado se diferenció de los movimientos
formas de acción mutuamente excluyentes y enfrentadas entre sí son en la misma
de otras clases por el hecho de que sus raíces y su punto de partida se halla­
medida necesarias.
ban siempre en la teoría. En tanto la acción de otras clases estaba determinada
Ambas formas no solo son en la misma medida correctas o incorrectas,
por agrupaciones de intereses momentáneas; en tanto ellas, desprovistas de una sino que la existencia de la una exige la existencia de la otra; y así como luchan
unidad que todo lo ah.arcara (unidad que única y exclusivamente puede propor­ entre s(, no pueden existir la una sin Ja otra. Esta crisis de la lucha de clases pro­
cionar la teoría), deambulaban de un lado a otro por el laberinto de los aconteci­ letaria consiste en que, por un lado, las relaciones de fuerzas exigían la organi­
mientos externos, las acciones del proletariado recorrían siempre un camino que zación de un partido; por otro, sin embargo, las mismas relaciones de fuerza han
conducía precisa y directamente a la meta; pues esas acciones se encontraban hecho de esa organización partidaria un elemento real, que impedía la acción
siempre guiadas por fundamentos teóricos clarificados de antemano; los aconte­
del proletariado. La superación de la crisis no podía, pues, consistir en que cada
cimientos externos influían en esas acciones, a lo sumo, en el plano de la táctica
una de las dos retuviera la razón frente a la otra, sino única y exclusivamente
momentánea, pero nunca las dirigían en su totalidad.
en que ambos puntos de vista, que parecían excluirse, se unieran en una unidad
Si, pues, contemplamos desde Ja perspectiva de Ja acción proletaria es­
más elevada; ambos han perdido, con ello, su esencia independiente y aislada,
tos acontecimientos, cuyos documentos históricos detallamos aquí, advertimos
mutuamente contrapuesta.
lo siguiente: el fin de la revolución social es la conclusión de la última crisis en
Esa unidad más elevada es el proletariado unificado, como una clase
el movimiento del proletariado; de aquella c'tisis que depende de la posición del dominante en la sociedad. Todo comunismo puro, cuyo fundamento teórico se
proletariado bajo la hegemonía del capital financiero. A los ojos de pensadores
encuentra ya contenido en las obras tempranas de Marx y Engels, y cuyo marco se
miopes y pequeñoburgueses, parece haber aquí una contradicción: como si Ja
crisis de la sociedad comenzara, en realidad, recién ahora, en el contexto de
3 Cf. las Werke [obras] de Marx y Engels, JI, p. 405.
la acción sistemática, transformadora del proletariado. Pero, en verdad, cons­
.
trucción y destrucción se encuentran tan orgánicamente imbricados y son tan 4 Ervin Szabó ( 1 877 - 1 9 1 8) : historiador y sociólogo húngaro, cofundador �e la Sociedad
inseparables entre sí como vida y muerte; como todas las contradicciones que el Sociológica de Budapest ("Társadalomtudomá�yi Tássas�f >· Desde 1 9 1 1 , d1rec!or de la
.
Biblioteca Estatal en Budapest. Editor de una celebre ed1c1on de Marx en tres volumenes, para
pensamiento burgués procura en vano armonizar. Ahora, en tocias las acciones Ja que escribió una introducción. Como líder del ala izquierda de la socialdemocracia húngara,
destructoras con las que el proletariado aniquila los órganos de opresión físicos formó a toda una generación de intelectuales socialistas, y ejerció gran influencia en Lukác� .
e intelectuales del Estado burgués, se manifiestan ]as más elevadas y puras fa. Desde 1 904, se destacó, dentro del Partido Socialista húngaro, l!°r rechazar el mo�el? d�I Je·
rárquicamentc organizado partido alemán y por favorecer los metodos del anarcosind1cahsmo
(n. del trad.).
60 • Gyorgy. Lukács Táctica y ética • 61

debe a la interacción entre· ambos pensadores, fue la acción de un pequeño grupo Reconoció de hecho la sociedad capitalista. Así, "Se abrió aquel profundo abismo
revolucionario. El carácter de las relaciones de fuerzas ha exigido una táctica re­ entre palabras y hechos que caracteriza los movimientos de los últimos años.
volucionaria de carácter inequívocamente · puro, que no podía quedar oscurecida Además, colaboró con ello la circunstancia de que, como consecuencia necesaria
ni por la colaboración pasajera con otras.clases (tal como ocurrió, por ejemplo, en de la forma de organización, innumerables elementos no proletarios se hayan
1848), ni a través de intentos aislados, independientes. Esa táctica fue perturbada incorporado a todos los 11partidos del proletariado". En la medida en que grandes
por el movimiento de clase proletario, que cobraba fuerza creciente. El proleta­ masas de pequeñoburgueses se incorporaron al partido, fortaleciendo, con ello,
riado se ha vuelto demasiado fuerte como para retraerse de la acción política que, los intereses del gran capital, cada elemento no proletario solo podía debilitar los
por el momento, se relacionaba tan estrechamente con sus múltiples intereses. órganos del proletariado.
Por otro lado, el proletariado no era aún lo bastante fuerte para imponerle a la Y, sin embargo, la forma de organización del partido fue una transición
sociedad su voluntad y sus intereses.· la expresión organizativa externa de esa necesaria en el movimiento del proletariado. En sus contradicciones interna� no
contradicción interna, de esa situación dicotómica, es el partido. deben verse tanto las consecuencias de las desviaciones como las contradiccio­
El moderno concepto de partido nació en la sociedad capitalista. El nes internas, dialécticas. La vocación histórica del proletariado es aniquilar Ja
fundamento de su· existencia, junto con la complejidad de. las contradicciones de ·sociedad clasista. En la realización de esa tarea reside la única posibilidad de que
intereses dentro de la clase dominante (cuya unidad solo puede volvérsele mani­ el proletariado, como la clase que se encuentra en lo más bajo de la escala so­
fiesta al proletariado), es el hecho de que amplias capas de la sociedad capitalista cial, se convierta, transitoriamente, en clase dominante. Digo "transitoriamente"
(pequeñoburgueses, intelectuales, campesinos) no poseían una pertenencia de porque la conversión del proletariado · en clase dominante conlleva necesaria­
clase unívoca, ni una conciencia clara acorde con dicha pertenencia. Si tales mente la aniquilación de la organización clasista de la sociedad. 5 Esa transición
grupos influían sobre una acción política o se encontraban implicados en ella, les consiste en· que el proletariado, en cuanto clase dominante, organizará toda la
estaba vedada una organización de clase pura tal como la que había producido sociedad de acuerdo con sus propias representaciones. Así pues, la contradicción
la fuerza creadora del proletariado. La esencia de la organización en un partido dialéctica de la organización partidaria se basa en que, por cierto, en ella cobra
consiste, pues, en la nebulosidad de la conciencia de clase. En términos ideoló­ expresión esa necesidad; pero cobra una expresión tal que vuelve a oscurecerse
gicos, esto puede expresarse del siguiente modo: el partido representa, aparente­ la esencia de la vocación proletaria. La forma de organización del proletariado
mente, los intereses de la "totalidad", y no solo los de la clase individual. El hecho es, en efecto, la primera enérgica superación, por parte del movimiento del pro­
de que los partidos, en tanto que eran positivamente eficaces en el plano político, letariado, de la mera oposición; de la plena negación que habían padecido dicho
se encontraran siempre, abierta o encubiertamente, al servicio de los intereses de movimiento durante sus fases iniciales. Es la primera tentativa para configurar
una clase que poseía una conciencia clara (gran capital, grandes terratenientes), la totalidad de la sociedad según la .propia imagen. Pero ese punto de vista po­
demuestra en qué medida esto es solo ideología. El recubrimiento ideológico sitivamente creador solo podía encontrar una forma de expresión distorsionada
solo tenía el fin de conseguir que grupos sociales despojados de conciencia clara en el marco del Estado burgués. En la medida en que el proletariado no estaba
se pusieran al servicio de ciertos intereses. En cuanto un partido ha tomado en en condiciones de derribar el edificio de la sociedad burguesa y construir el
serio su "ubicación-por-encima-de-las-clases", se ha condenado de antemano a suyo propio, sus energías constructoras y destructoras no podían unirse en una
la inactividad (Partido de los Radicales). acción conjunta; las energías constructoras y destructoras debían encontrarse en
Consideremos ahora qué ha significado para el proletariado la siste­ una contradicción recíproca interna e insalvable. Esa contradicción no ha de en­
matización de la acción en el marco de organización del partido. Significa, ante tenderse, naturalmente, en los términos en que lo h�ce el pensamiento burgués:
todo, que el escenario, el modo y el marco de la acción se han degri}dado al como si la organización partidaria encarnara las · fuerzas que impacientemente
nivel de las luchas partidarias; a un nivel cuya esencia implica el compromiso, anhelan la acción, y la orientación ·contraria representara las fuerzas destructo­
la inseguridad y el oportunismo. Significa, además, que -como consecuencia ras. Por el contrario, esas dos contradicciones se encuentran unidas en ambas
necesaria de la acción dentro del marco de organización part idario- el partido
del proletariado se vio obligado a reconocer las formas de la sociedad capitalis­
5 Cf. Marx, Elend der Plzilosop/iie, p. 1 63 ["La condición de la emancipación de la clase
ta. Dicho partido criticó en vano esas formas con las palabras y con los hechos obrera es la abolición de todas las clases, del mismo modo que la condición de la emancipación
en la medida en que participó de las elecciones, de la vida parlamentaria, etc. del tercer estado, del orden burgués, fue la abolición de todos los estados y de todos los órde�
nes" (Marx, Miseria de la filosofía, p. 142) J.
62 • Gyorgy Lukács Táctica y ética. • 63

energías, tal como ocu r¡re en todas las acciones proletarias. Pero en ningún lugar aceptación del programa comunista; ante todo, la profunda diferencia teórica
preservan sus formas verdaderamente claras; no las -preservan en el partido, ya se agudizó, y se manifestó en ello que las relaciones estaban maduras para su
que e) proletariado no puede construirse dentro del marco del Estado burgués, y realización. Los comunistas ya habían dado su "sí" anteriormente; y, para ellos,
� �
�u tra �jo estructor sÓ�o se había manifestado bajo formas inadecuadas: como
, dentro o fu,era del parlamento. Pero esa unidad de los opuestos no
no podía pensarse en ceder. La única posibilidad de unión era que el Partido
opos1c1on Socialdemócrata se convenciera de que efectivamente se había producido una
había recibido una form'� clara ni siquiera en las organizaciones partidarias y en tal maduración de las relaciones. Una vez que hubo comprendido esto -y eso
las orientaciones que impugnaban el parlamento (sindicalismo). Aquí, la unidad fue lo que ocurrió el 21 de marzo-, pudo adoptar la plataforma comunista sin
del trabajo constructor y el destructor fracasó porque el ámbito de juego de ·las sacrificar ninguna convicción profunda; y ajustar cuentas con aquellas. formas
acciones había sido establecido a través del Estado burgués; aquí, también, la de acción (organización partidaria, cooperación de clase, etc.) que le habían sido
negación había significado también "oposición", aunque ilegal; y la construcción impuestas por la consideración errónea de la evolución histórica.
significaba cualquier organización "dentro de la sociedad". Nuestra pregunta es, evidentemente, una pregunta teórica. La res­
El fundamento de esta crisis fue la capacidad de conservación del Es­ puesta no la procura ninguna di.scusión teórica, es decir, las armas de Ja ''per­
tado burgués; o la creencia del proletariado en esa capacidad. En cuanto dicha suasión". Las discusiones no pueden aportar una solución. Desde ambos lados
capacidad comenzó a vacilar; o en cuanto el proletariado se resolvió a querer se han escrito ya volúmenes llenos de argumentos- orientados a analizar la si­
la destrucción del Estado burgu�s. a tener que quererla seriamente, ese Estado tuación. Una persuasión era aquí imposible de antemano, ya que no podía ser
se encontró en ruinas. La gran acci6n del bolchevismo ruso fue que, en él, vol­ comprendida con � ingún argumento la más profunda fuente de la persuasión:
vieron a encarnarse por primera vez desde la Comuna de París esta conciencia la voluntad unitaria y decidida, por parte del proletariado, de tomar el poder.
del proletariado y la autoconciencia histórica universal de 'dicha clase. De ahí Pues todas las otras señales que pueden aducirse como prueba de la madurez
que el Partido Comunista ya no fuera un partido en el sentido en que Jo eran o inmadurez de las relaciones, se movían sobre la superficie. Única y exclusi­
los partidos socialistas que se Je oponían. La esencia de los partidos comunistas vamente la voluntad unitaria· del proletariado puede destruir la vieja sociedad
consiste en una honda separación respecto de las acciones realizadas en el marco y construir la nueva. Las relaciones se encontraban, entonces, maduras para la
de una organización partidaria. Si sus enemigos culparon al Partido Comunista destrucci6n del capitalismo, en cuanto despertó a la conci�ncia, en el proletaria­
de representar, para el movimiento socialista, un retroceso a las primeras fases do, esa voluntad resuelta. .
del movimiento, se equivocaron enormemente. El error obedece a que se dejaron La unidad del proletariado y, junto con ella, .la posibilidad de una dicta­
confundir por la semejanza en los rasgos superficiales, externos; y no recono­ dura del proletariado, fueron creadas exclusivamente por el propio proletariado.
cieron la contradicción dialéctica entre la primera fase y la última dentro de la Esa unidad no se produjo porque los l íderes de dos partidos "se unieron" y
lucha de clases del proletariado combativo y en ascenso; una contradicción que "superaron" las contradicciones existentes. Por el contrario, el proletariado se
se manifiesta, precisamente, bajo una cierta semejanza externa. Se manifiesta puso en movimiento con fuerza unitaria. Reflexionó acerca de sus posibilidades
en que ambas fases, tanto la primera como la última, son una pura acción del y, con la clara luminosidad de su autoconciencia, creó su unidad, su fuerza y su
proletariado, una plena ruptura con toda acci6n circunscripta dentro de una or­ forma. Los "líderes" fueron solo los ejecutores de esta voluntad unitaria, orien­
ganizaci6n partidaria. En tanto puede decirse que esa acción, en Ja primera fase, tada en dirección a la unidad. Solo concedieron forma teórica a esa voluntad,
significa una negación de la organización partidaria, esa manifestación implica, que se manifestó luego en la acción del proletariado (en la unidad inmediata de
en la fase final, que el movimiento proletario ya ha rebasado el marco organiza­ teoría y praxis).
tivo del partido; esa manifestación significa que Ja evolución de las relaciones de Cada proletario es, de acuerdo con su pertenencia de clase, un marxista
producción permite al proletariado adueñarse de todo poder. ortodoxo. El punto que los teóricos pueden alcanzar a través de un duro trabajo
La diferencia teórica entre los partidos socialdemócratas y Jos comunis­ intelectual, está siempre al alcance del proletario, de acuerdo con su pertenencia
tas se manifestó, pues, principalmente en la valoración de las relaciones de poder al proletariado; siempre que el proletario tenga presente su verdadera perenencia
del capital financiero imperialista, por un lado, y, por otro, del proletariado en de clase y todas las consecuencias que de ella se deducen. Lo que ha anunciado
su conocimiento correcto o incorrecto de Ja última fase de Ja lucha por su libera­ la teoría comunista -a saber, que el proletariado ahora tiene que tomar el poder-
ción. Allí reside Ja certeza que una unión solo podía derivarse de la incondicional
Táctica y ética • 65
64 • Gyiirgy Lukács
que se expresó a través
permaneció como una teoría hasta que el propio proletariado Jo incorporó en su zas, en ta nueva sociedad. Aquella crisis del socialismo
ientos partid arios, ha encontrado
propia conciencia. Y esto ocurrió el 21 de marzo. de las contradicciones dialécticas de los movim
ha ingres ado, finalmente,
Pero con ello dejó de existir tanto la razón de ser del Partido Socialdemó­ finalmente su término. El movimiento del proletariado
El poder oso logro de la revo­
crata como la del Comunista. Por un lado, porque Ja dictadura del proletariado en una nueva fase: en Ja fase del poder proletario.
nte Ja revolu ción mund ial
ya no reconoce partidos en el sentido tradicional. sino que, antes bien, aniquila lución húngara consiste en haber elevado definitivame
prolet ariado puede tomar
sin piedad, junto con las organizaciones de clase de Ja burguesía, también las . hasta esta fase. La revolución rusa ha mostrado que el
organizaciones partidarias burguesas; por otro lado, y primordialmente, porque el poder y organizar una nueva sociedad. La re�olución
húnga ra ha m ostrad?
.
de los prolet arios. As1,
ha desaparecido la · razón de ser de todo partido. EJ Partido Socialdemócrata que esa revolución es posible sin la lucha entre hermanos
ial fue alcanz ando un estadio cada vez más avanzado. Es una
se edificó a partir de la hipótesis de que e) proletariado solo no se halla aún en la revolución mund
conseguido extraer de sí
situación de tomar el poder y de imponer su voluntad a toda ta sociedad. Es por gloria que corresponde al proletariado húnga ro haber
rles el camin o a sus
eso que el Partido Socia1dem6crata se convirtió en un partido. . Desde que Ja mismo la fueria para asumi r ese papel de líder: para marca
dictadura del proletariado es un hecho, quedó destruido todo aquel mundo en líderes y a los proletarios de todos los pafses.
que el Partido Socialdemócrata actuaba como uno de Jos muchos partidos. Pero
si, sobre esa base, también para ta socialdemocracia representaba un perjuicio
tener que. actuar como un partido, esto era válido en una medida mayor para el
Partido Comunista. En una medida mayor porque Jos comunistas se habían or­
ganizado en el marco de un partido solo para poder destruir toda organización
partidaria; querían actuar como partido solo hasta el momento en que Ja situa­
ción que habían· reconocido con claridad también se hubiera hecho consciente
para todo el . proletariado. Para ellos no signific6 ningún sacrificio renunciar a
su organización partidiaria; ante todo, su entera existencia estaba fundada en
la negación de las antiguas formas partidarias. AJ rechazar su propia forma de
organización, produjeron aquella nueva unidad en búsqueda de la cual se habían
unido.en un partido: a saber, la dictadura organizada del proletariado unificado.
Es una eterna gloria para el proletariado húngaro el hecho de haber alcanzado
esa unidad por la propia fuerz�. Mientras que, para las masas proletarias· en Ru­
sia, fue necesario, para alcanzar semejante unidad, que el marco de la sociedad
proletaria fuera creada por la vanguardia del proletariado a través de una lucha
entre hermanos, en nuestro caso, el proletariado mismo, con resolución directa,
colocó la piedra fundamental de su dictadura. Todos los líderes del proletaria­
do -dondequiera que hayan estado antes de ta unificación- no fueron más que
ejecutores de esta voluntad.
Los partidos dejaron de existir; existe, ahora, un proletariado unificado:
esta es la decisiva significación teórica de esta unión. Si esta nueva unión se de­
signa como partido, la palabra "partido" expresa, ahora, un sentido totalmente
distinto del que antes tenía. No es una formación mixta constituida a partir de
clases diversas que, a través de toda clase de medios violentos o conciJiatorios,
procura realizar una parte de su fin dentro de la sociedad de clases. Hoy, el
partido es Ja expresión de la voluntad unitaria del proletariado unificado: es el
órgano ejecutivo de la voluntad que se construye, sobre la base de nuevas fuer-
Escritos tempranos
1919-1922
Discurso . ante. el .'co ng reso
1
de jóvenes trabajadores

La realización de la dictadura dºel proletariado ha conducido a un cam­


bio de función en todas las organizaciones del proletariado, también dentro del
movimiento de los jóvenes trabajadores. Más allá de las luchas contra el mili­
tarismo y las discusiones económicas y políticas, la lucha por la formación y la
cultura era, antes de la revolución, tan solo un fin entre muchos.
· Esa lucha era también antes de la dictadura del proletariado uno . de los
más importantes fines del movimiento de los jóvenes trabajadores. A través de
grandes luchas y renuncias, se procuraba obtener por la fuerza las más mínimas
concesiones de aquellos que no querían conceder nada en absoluto a los jóvenes
trabajadores, el grupo más excJuido del saber y la formación. Con el cambio de
función, debe colocarse en el centro de la actividad de los jóvenes trabajadores la
lucha por la cultura, la formación de sí y el aprendizaje.
Pareciera, a· primera vista, como si el fin, desde la .perspectiva del mo­
vimiento, se hubiera vuelto algo inás modesto� Pero se trata de una constatación
muy superficial. La esencia de la sociedad capitalista consiste en que las fuerzas
económicas dominan ilimitadamente la sociedad,- con plena arbitrariedad, como
si fuesen fuerzas naturales ciegas; en que todo lo detnás: ciencia belleza, moral,
es solo una consecuencia· y un producto de estas fuerzas abandonadas a sí mis­
mas, liberadas, ciegas, desprovistas de· finalidad. Este estado se ha modificado a
partir de la victoria ·del proletariado. La sociedad toma en sus .propias manos la
conducción de los factores económicos.

Publicado por primera vez en húngaro en Véiros Vjság, el 2 t de junio de 19 1 9 (n. del trad.).

69
70 • Gyürgy Lukács
. 1
·
/ · �
EJ fin último es qu sea et f� inad� Ja auio��� ía peca� inosa y� ilefa�ta
de la vida económica; que .la .vida ecqq6mic¡i, I� produéción, se�m puestos al s�r.­
Orden jurídico y violencia
vicio de Ja humanidad, d� l�s ideas humanitarias, dé la\cultlira.'·:sr �st�des: van,
pues, más allá de Ja lucha económica, y se entregan a Ja cultura, se entregan a
aquella parte de la conducción de la sociedad que configurará la idea dominante
de una sociedad futura. Si el aprendizaje es la tarea más importante, se plantea
la siguiente pregunta: lqué es Jo que deberían aprender; y cómo? Allí se revela
el sustancia) pape) de Jos jóvenes trabajadores. Todos nosotros, los que luchamos
por la victoria del proletariado, somos -sin excepción- seres contaminados y
víctimas del capitalismo. Si de lo que ahora se trata es de que puedan desarro­
llarse eJ espíritu y la moral de la juventud, entonces necesitamos, para ese traba­
jo, de la ayuda de ustedes.
Es, también, en beneficio de ustedes mismos que deben comprometerse
en la lucha por la cultura, de modo que podamos hacerla realidad, y que tam­
bién podamos establecer cuáles de las creaciones de los siglos precedentes puede
persistir, cuáles de ellas podemos aprovechar y cuáles son inútiles. Por eso les Nuestros enemigos, los socialistas del gobierno y los P,olíticos hurgue•
pedimos que aprendan. EJ fin principal de sus vidas debe ser Ja formación; con­ ses, afirman, de igual modo y con eJ mismo volumen de voz, que ellos son los
cédanle a la nueva cultura un sentido y un fin. Todo Jo que contiene esta nueva representantes de un orden j1:1rídico, la verdad y .la persuasión a través de argu­
cultura nacerá del alma· de ustedes; todo depende de cómo aprendan y de cómo mentos. A esto solo podríamos enfrentarle, tal como señaló tranquilamente un
se desarrollen. De esto 41timo depende cómo puede ser construida esa socie­ conocido socialista del gobierno, Ja ruda violencia y apelación a los "instintos
dad -la sociedad de) socialismo- por Ja que ahora luchamos y por Ja que hemos de animal salvaje". Los últimos días han revelado claramente, aun a los obser­
luchado. vadores más cargados de prejuicios, la mentira de esta contraposición. Aquí, en
Aun cuando no haya más conflictos económicos, no olviden aquella Jas columnas de la lnternationale, con BéJa Kun a la cabeza, no hacemos otra
lucha ·que ustedes han · llevado adelante en contra del militarismo. Aun cuando cosa que despertar "instintos de anima) salvaje" en hombres inmaduros,. lno
el conflicto económico haya cesado parcialmente, el proletariado, sin embargo, es verdad? Y mientras nosotros, los "así llamados comunist¡is", que hemos sido
sigue en lucha. Y si no necesitan participar inmediatamente en ella, tomen parte expulsados del Partido Socialdemócrata por "incapacidad y falta de carácter",
a través de aquella participación interior, a través de aquelJa tarea que implica desarroJlamos una ta) conducta terrorista, nuestros "camaradas policías" han
e) aprendizaje. En beneficio del gran fin, nos vemos constantemente obligados
a incurrir en compromisos. Nó debemos mostrarnos demasiado exigentes con
relación a los medios. Tenemos que hacerlo todo de acuerdo con Jos intereses de
l El artícúlo rue publicado por primera vez en húngaro ("logrend és eroszak") duran-
clase de) proletariado. El papel de ustedes es Hevar adelante una lucha de política te la Republicn Húngara de los Consejos, como un suplemento a la revista quincenal Die
libre de compromiso, totalmente pura, intachable. Este espacio se encuentra en Jntema!ionale 3/4 ( 1 9 1 9). Pero rue escrito un poco antes, inmediatamente después del 20
el alma de la juventud. Y créanme, en cada lucha y en cada discusión, Jo más de íebrero de 1 9 1 9, cuando una huelga en Budnpest condujo al arresto de 68 comunistas
bajo los cargos de conspirar contra el orden público y de incitar a fa rebelión: Entre los que
importante es que exista un espacio libre de compromiso, en que la · lucha del íueron arrestados se encontraban Béla Kun y la mayoría de los líderes del Partido Comunista
proletariado se desarrolla en forma totalmente pura, sin compromiso alguno. Húngaro. El gobierno de Károlyi, que rue responsable de los arrestos, era una coalición que
Cualquiera sea el cambio de función que haya experimentado el movi­ incluía una serie de ministros socialdemócratas. El articulo fue publicado junto con la siguien�
te nota aclaratoria: "Estas líneas íueron escritas bajo .el impacto inmediato de los arrestos. El
miento de los jóvenes trabajadores, siempre que ustedes permanezcan puros, su terror llevado adelante en nuestra contra por los líderes del Partido [Socialdemócrata] y el go·
pape) consistirá, hoy y en e) futuro, en representar una vanguardia de Ja revolu­ bierno popular, que no nos permitió imprimir el nú1nero ya listo de Die lnternationale, impidió
la publicación de este artículo. Pero no creemos que el tiempo .transcurrido desde entonces
ción. (Aplauso prolongado, repetido, ·y gritos de "Vivan).
haya modificado en algo la verdad de la esencia de este enfoque; de ahí que lo imprimamos sin
modificaciones" (n. del trad.) .

71
72 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos '(.1 91 9911 922) • 73

convencido a Béla Kun. con- 1� ·rue�za�de !fos argu �e'�t�s fuás s61iaÓs. · d� :qÜ� ''. Puede entenderse .fácilmente la posición de los partidos burgueses. Es­
..
el sistema del gobierno popular es un orden jurídico. de que se apoya exclusi­ tos defienden auténticamente los "logr9s de la revolución de octubre. Es, de
vamente en dicho orden. y de que recela de cualquier arma que no sea la de la hecho, para ellos un interés vital decir que la revolución está "terminada", que ha
verdad y la persuasión. Ha llegado. finalmente, el tiempo de que el gobierno · "alcanzado" sus fines; sería, pues, tiempo de que todos se unan en pos del orden,
popular deje caer su máscara y se muestre tal como es realmente: como defen­ solo en. pos del reestablecimiento del orden. Por cierto, tampoco les cerrarán las
sor de los intereses de clase de la burguesía; un defensor decidido y capaz de cuentas. Ante todo, la contrarrevolución, a la que, de esa manera, Je permiten
cualquier cosa. Ha llegado, finalmente, el tiempo de que dicho gobierno diga: sí, prosperar tranquilamente, no establecerá distinción alguna entre revolucionarios
este sistema considera que su tarea principal es defender por todos los medios moderados y radicales. aun en el caso de que pueda establecerla. :Si el sistema
un capitalismo imperialista que ha sido destrozado definitivamente por la gue­ del capital financiero aliado con el feudalismo agrario, que -aparentemente- se
rra, que se encuentra en bancarrota en toda Europa, y que lleva a toda Europa desplomó en la revolución de octubre, recobra sus fuerzas. este sistema elimi·
a la bancarrota. Debería decirlo con franqueza; y en ese caso lo valoraríamos nará a los radicales pequeñoburgueses tanto como a aquellos líderes socialde­
como un enemigo honesto y digno de ser tomado en serio. Pero tiene que admi­ mócratas convertidos en pequeñoburgueses que creen resguardar· algunos "lo­
tirlo abiertamente, sin ocultar sus acciones contrarrevolucionarias como si solo gros" al guiar al movimiento revolucionario del proletariado a través de canales
quisiera servir a los intereses de la clase obrera y a los trabajadores. Tiene que pequeñoburgueses.
decirlo abiertamente, y entonces se verá si los obreros húngaros, la clase de los Digo: esta táctica resulta comprensible desde la perspectiva de la bur·
trabajadores, está dispuesta a derramar sangre de hermanos con �se fin; si, en guesía "revolucionaria"; por trágicamente desesperadas que resulte. . Pero, lqué
beneficio-de ese .fin, y sin dejarse engañar por consignas falaces y equivocadas, deberíamos pensar acerca de la política "revolucionaria" de los líderes social­
aniquilará a aquellos que sacrifican su vida en la lucha por la clase trabajadora. demócratas? iEstos pobres hombres no saben, o no quieren ver que ninguna
Pero nadie se atreve a expresar esto abiertamente. Hay, sin duda, "leyes revolución se ha quedado detenida a mitad de camino; que una "colaboración"
populares" para salvaguardar Jos "logros�· de Ja revolución; pero tampoco aquí se entre clases de intereses contrapuestos es peligrosa incluso cuando se la realiza
atreve nadie· a decir abiertamente·que esas leyes han sido promulgadas en contra en forma transitoria, porque le proporciona, a aquella clase que tiene en sus
de aquellos que tomari en serio la esencia revolucionaria de la revolución. Se dice: manos el aparato del poder, la posibilidad de recuperarse y -una .vez que se ha
nos amenaza una contrarrevolución.. Es verdad. Pero lcómo clefenderse de los recuperado- de dar cuenta de la revolución! Las clásicas investigaciones de Marx
verdaderos' contrarrevolucionarios a través de una contrarrevolución? Se reali­ sobre las revoluciones de 1 848 han mostrado adónde condujo entonces el "creti­
zaron -por mera formalidad- algunos registros domiciliarios; fueron arrestados nismo parlamentario" de los ·políticos pequeñoburgueses qu� daban el tono. Pero
algunos contrarrevolucionarios conocidos, que ya· habían aparecido en escena de el lastimoso apresuramiento de los partidos pequeñoburgeses de aquella época
un modo excesivamente manifiesto. Pero fueron liberados después de algunos para conseguir una forma parlamentaria era incluso comprensible: se debía al
días, con certificados morales excelentes. Y precisamente los más incorregibles temor ante una revolución del proletariado. Y lqué es: lo que temen los líderes
vasallos del antiguo orden, han elogiado de viva voz al gobierno por esa acción del Partido Socialdemócrata? Todos los signos indican que también estos temen
"orientada a salvar a Ja patria". Pues de esa manera -escribieron estas publica­ una revolución del proletariado.
ciones- se ha aclarado del modo más nítido que, entre los políticos burgueses, No es el momento ni el lugar de ocuparse de las causas de esa situa­
no hay ningún contrarrevolucionario. Sin una tal investigación, los esfuerzos ción. Pero fue preciso indicar esto porque el contexto de hechos también señala
con qu·e preparan Ja organización de la contrarrevolución habrían sido juzgados categóricamente, en todo caso, eso mismo; porque, incluso, a partir de esa si­
incorrectamente de antemano. Ahora. el gobierno popular mismo ha presentado tuación -y solo a partir de esa situación- puede entenderse aquel odio salvaje,
una certificación:· por ende, ellos son los verdaderos partidarios de la revolución. desinhibido, que los líderes del Partido Socialdemócrata abrigan hacia nosotros,
Con ello, la cuestión se ha cerrado; los señores pueden continuar tranquilos·con los "así llamados comunistas". Ese odio Jos aparta de su verdadero enemigo, la
su actividad. Ahora -una vez que han aportado al Partido Socialdemócrata este contrarrevolución · que está organizándose. Ese odio les arrebata. la claridad en
"sacrificio" a través de semejante investigación "imparcial"-. la serie sigue con la visión y la pureza del sentido moral. Ese odio se basa, pues, en que nosotros,
nosotros, los "verdaderos contrarrevolucionarios". los ·"así llamados comunistas", concedemos expresión a lo que deberían pensar
todos Jos socialistas; a lo que, por cierto, piensan (en casa, dentro de las cuatro
74 • Gyorgy Lukács · Escritos tempranos (1919·19i�) � 75 .

paredes del propio hogar), a lo que dicen (confidencialmente, en voz baja, solo No pasa un día sin que &e culpe a los comunistas por caci.a manifes­
en conversación con amigos íntimos), pero no se atreven a asumir abiertamente tación masiva :-surgida espontáneamente por inmadurez . o por CQµtprensible
como su propia convicción. La segregación del comunismo fue el despertar de Ja amargura-. Aigunas publicaciones burguesas desmienten, de,vez en �uando, Ja
conciencia del verdadero socialismo. Y aquel odio con que los líderes socialde­ información falsa. que, en primera instancia, difundieron a este respecto; pero �I
mócratas se enfrentaban con lo que ellos mismos ·reconocían como correcto en NÉPSZAVA� nunca lo hace. No se dejará pasar ninguna �portunidad �e pr�cticar
Jo profundo de su alma, fue una defensa desesperada frente a la voz de su propia tales tentativas de .provocación. en los actos comunistas (por ejempl9, la semana
conciencia. ! pasada en. Újpest, cuando la pa�iencia y la �isciplina de los camarad�s presentes
Grandes poetas, los auténticos conocedores del alma humana, han des­ impidi�ro1,1 que el gobierno popular cosechara los laureles �e esa situ�ción, como
crito a menudo de qué son capaces los hombres cuando anhelan liberarse de los sí lq hizo ahora). .
tormentos de su · mala conciencia; cómo pueden enredarse los hombres en un Lo mismo ocurrió durante una manifestación ante el NÉPSUVA.· Todos
laberinto de mentiras, ante sí mismos y ante los demás; cómo pueden hundirse los signos indjcan que el enfrentamientp que tuv� . Jugar . allí fue genera:do p9r
en el pantano de los más terribles pecados, solo para acallar, en su interior, Ja la provocaci6� contrarrevolucio�ariá. Es segu.ro que . el Partido Comunista no
voz amonestadora de la mala conciencia. La forma más sencilla es la falsificación tiene· en absoJ1:1to nada que ver con Jo que sucedió allf. Pero �adie se plant.eó. la
'
de la realidad. Si el hombre puede convencerse de que aquel al que odia, en la pregunta. La verdac;l ... sí, · la verdad no tenía importancia para los, dueñds. de. l!:}
medida en que ve personificada en él su propia mala conciencia, no representa verdad� · .Se pr�sentó � pa oportunidad para elimii:iar a. los líderes �omunistas, .

el fundamento que se personifica en él mismo; si puede convencerse de que aquí y aprovecharan esa oportunidad llenos de alegría. Pues su pensamientº �e h¡¡
se trata de álgo muy distinto, de que su traición y su cobardía solo representan vuelto tan pequeñoburgués, que ya creery que los movimi�ntos de !llasas son "f�· .
una justa defensa frente a la perversidad del otro, entonces se ha alcanzado, apa­ bricados� por ·hombres individuales, por "instigadores inescrupuloso.s" y. no por
rentemente, el fin. Pero solo aparentemente, solo por instantes. Pues la verdad las nec�sidadis forzosas �e las revoluciones económicas� Sig�en los métodos,�él
no puede ser expulsada �·del mundo. Inútil es insultar al que la proclama, inútil zari�mo, que también creía poder c;scapar a su de�ti no u�a ve� que fueran erivja.
eliminar a este: la verdad permanece en el mundo, y triunfará frente a todo au- dos a Siberia o a la horca todos aquellos . que habían reconQcldo y propagado la
toengaño, difamación y violencia. condena del tri�unal de la historia unive�sal sobre el régimen zarista� ·
Esta mala conciencia determinó la táctica de la conducción partidaria Se engañan a sf mismos. Tal com.o se ha�ían engañado sus predece�o­
.
socialdemócrata frente a los comunistas. Querían convencerse a sí mismos y a res, los. zares y los que ,:ode�ban a Ludendorff y Tisza.> Pu�s lo que l� Cl\pacidad.
los demás, a cualquier precio y por todos los medios, de que nuestra posición no humana es capaz de realizar. en la �istoria, no es otra cqsa que �mi concienti­
es la única lógica posible y Ja única correcta para todos los corolarios del socia­ z �ción acerca del cará�ter neces�rio de Ja histori� universal. Hemos ��conocido
lismo. Tenían que presentarse la cuestión ante sí mismos y ante los otros como si esa necesidad y, difu�4iendo el texto, procuramos cons�guir que toinar�n co�­
se hubiesen visto uobligados" a defenderse de nuestra . ruda violencia, y -como no ciencia cJe . ella los proletarios, que han sido elegidos como ej�cuto�e� de esa ne.­
podían enfrentase con nosotros a través de Ja argumentación (por culpa nues­ cesidad. PueS".Sabí�mos que una vez que existe esa conciencia, un co.hocJmient.o
tra)-, tuvieron que tomar "forzosamente" las armas de la violencia. Pero los adecuado de los verdaderos intereses.del proletariado, ya nada puede impedir el
comunistas no estaban dispuestos a ofrecer oportunidades suficientes para que surgimiento de un nuevo orden mundial. Por cierto que hen1os · sabid� y .anun­
se aplicaran medios violentos con vistas a una "justa autodefensa". Tales opor­ ciado que ese nuevo orden mundial -e.orno todo orden socia.1- . soló puede ser
tunidades primero · debían ser producidas; debían ser provocadas. Tan pronto producido a través de la violencia. Comprendemos que el �apitalisn)o .coi:idenado
como continuamos nuestra actividad orientada a educar y despertar la concien­ a muerte lucha por su conservación con todos los medios de que di ¿pqne. Péro
cia de los hombres· (actividad cuyo fin último era, naturalmente, una dictadura no entendemos por qué aquellos cuya v�cación debía ser despertar Ja . conciencia
del proletariado despertado a Ja autoconciencia, Ja construcción de un nuevo
orden social sobre las ruinas del viejo), se empeñaban continuamente, con todas
��
. .
sus fuerzas, en provocar a la violeneia, de modo· que tuvieran la razón y la opor­ 2 N��SZA.VA (Voz dei pueblo): diario socialista. La revuelta que derivó el a�resto masivo de
los comunistas, tuvo lugar ante sus oficinas; durante los disturbios, cúatré)policí� rúeron fusi-
tunidad de ahogar en sangre nuestra actividad educadora y concientizadora. lados por soldados anarquistas (n. del trad.):
·

J · El conde Kálmán Ttsza fue primer ministro de Hungría durante la Primera Gu�rra
·
Mundial; íue asesinado en 1 9 1 8 (n. del trad.).
1.6 • Gyfirgy Lukács
Escritos tempranos (1 919·1922) • 77

revolucionaria del proletariado, se enfrentaron con medios violentos a una tal ac­ tribuiremos al despertar de Ja conciencia del proletariado, a que este descubra su
ci6n concientizadora. ·No· entendemos por qué, en el instante en que podrían rea­ misión hist6rica universal, a pesar de toda la violencia "legal". Y si el proletariado
lizarse las ideas prolonga'damente anunciadas, se colocan al servicio del antiguo todo llega a Ja autoconciencia, su veredicto caerá sobre aquellos que han querido
orden y éon los medios de este se empeñan en impedir que el proletariado tome la guerra entre hermanos, sobre aquellos cuyas manos están manchadas de san­
·conciencia. "Pobres hombres equivocados"; les ·dijo Béla Kun a los policías que gre, sobre aquellos que bloquearon el proceso de salvación del mundo. Llenos de
lo arrestaban; pobres hombres equivocados llamamos a los trabajadores que aún confianza y de fe inconmovible, esperamos esa condena. Y sabemos que tendre­
son incapaces· de reconocer sus verdaderos intereses y a sus sinceros portavoces. mos que dar cuenta de nuestros actos. Esperamos confiados. Y no solo nosotros
Pero se engañan todos los que creen que es posible detener.el curso sabemos cuál será el veredicto; también lo saben nuestros actuales enemigos, los
de la historia universal con los medios del "orden jurídico" socialdemócrata. asesinos y verdugos de los honrados líderes del proletariado.
Nosotros continuaremos el trabajo educador de nuestros líderes' ahora encarce­
lados. Y cuando también nosotros seamos eliminados, otros ocuparán nuestros
lugares. En vano· se intenta quitarles a los mejores de nosotros, bajo pretextos
provocadores, fa posibilidad de enseñar. Inútilmente es librado Béla Kun a la ira
bestial de hombres equivocados. Es vano insisten en negar: querían que Béla
Kun fuera asesinado por "camaradas policías". Si· a Jos contrarrevolucionarios
de· Székesfehérvár no se les toc6 un solo cabello, aun cuando se demostraron a
través de documentos sus hechos contrarrevolucionarios -durante la revolución
de octubre, protegieron al verdugo militar, el general Lukasich, "con el · propio
cuerpo"-, se hubiese podido encontrar, asimismo, una vía para proceder en el
caso Béla · Kun "de acuerdo con las leyes". En tanto que, en aquella oportunidad,
retrocedían aterrorizados ante los medios "legales", en esta se aterraban ante la
mera idea de que Béla Kun recuperara, acaso, la libertad después de un cierto
tiempo. Parecía más sencillo eliminarlo, así como Sthéidemann y sus partidarios
han eliminado a Liebknecht y a Rosa Luxemburg. Pero después, cuando el plan
bien calculado, sin embargo, fracasó, intenta'ron presentar todo el asunto como
un caso sin importancia, tal como los líderes actuales habían tenido que oír que
les dijeran, a menudo, bajo el antiguo · sistema. Y N�PSZAVA no está indignada
siquiera en contra de 'Jos policías, cuya indignaci6n considera comprensible y
excusable, sino en contra del EsT, cuyo informe -por cierto, malicioso- había
revelado lo que se quiso hacer y fracasó. Esto, no obstante, es verdad: maltra­
taron a Béla Kun los mismos policías que anteriormente habían encarcelado a
los actuales lfderes. Pero en aquella oportunidad no eran aún "camaradas"; en
aquella oportunidad su brutalidad no estaba cubierta por el peso moral del Par­
tido Socialdemócrata; en aquella oportunidad Jos jefes de policía todavía no se
atrevían a arrojar abiertamente a sus víctimas como·pasto a las bestias policiales,
que aún no eran tratados como camaradas. Todo es en vano: la verdad se revela,
y las persecuciones de quienes la proclaman solo acelerarán su cumplimiento..
. .No �eguimos a Ja conducción .del Partido Sócialdemócrata por este ca­
mino de ley y orden jurídico, de persuasión y · verdad. Seguin)os por nuestro
camino, que entendemos que es el único correcto: ta.:nbién de ahora en más con-
El papel de .l a moral en la
producción comunista�

El fin último del comunismo es la construcción de una sociedad en la


que la libertad de la moral ocupe el lugar del carácter coactivo del derecho en la
regulación de toda actividad. Es una condición ineludible para una sociedad tal,
como todo marxista sabe, el cese de la división en clases. Pues, como nosotros
también reflexionamos sobre si es posible o no que la naturaleza humana admita,
en general, una sociedad fundada en la moral (según nuestro parecer, bajo esta
forma la pregunta está mal planteada), aun en el caso de que la respuesta sea
afirmativa, el poder de Ja moral no puede hacerse efectivo en tanto en la sociedad
existan clases. En la sociedad, solo una regulación es posible: la presencia de dos
reglas contradictorias entre sí, o de una regla que simplemente se desvía de la
otra, significaría únicamente la absoluta anarquía. Pero, cuando una sociedad
se divide en varias clases; dicho de otro modo: cuando los intereses de los gru­
pos humanos que conforman la sociedad no son idénticos, es inevitable que esa
regulación de la actividad humana contradiga los intereses de aquella parte que
es, seguramente, Ja determinante, si no incluso los de la mayoría de los hombres.
Estos, sin embárgo, no pueden ser inducidos, sino solo forzados a actuar volun­
tariamente en contra de sus propios intereses, ya sea esta coacción de naturaleza
física o intelectual. Así, pues, en tanto existan díversas clases, es inevitable que
la fun�ión de regular la actividad social sea asumida por el derecho, y no por la
moral.

1 Publicado originariamente en húngaro eriSzocialis Termelés 1/11 (19 19), pp. 3ss. (n. del
trad.).

1 79
. Escritos tempranas (1919·1922) •·
80 • Gyürgy Lukács 81
. ·

Sin embarg� esa funci6� del de;ech� 'no se · agot� en obii ar a ias
• . proletaria, si es que quiere ·cobrar auténtica validez, puede liquidar económica y
clases oprimidas a realizar una · ac�ivtdad en beneficio de . los opresores. Los socialmente las diferencias entre las clases solo forzando -en última instancia­
· democracia del proletariado que es
intereses clasistas de las clases do� in'anfes deben c'ob �ar valid�z inciuso ante ª todos los hombres a participa r en aquella

los ojos de la clase dominante. Esta segunda fuente para la necesidad del dere­ solo una forma interna en que se manifiest a la dictadura del proletariado en el
cho, la contradicción entre los intereses individuales y los intereses de clase, es, marco de esta clase. La realizació n consecue nte de la dictadura del proletariado
por cierto, no solo una consecuencia exclusiva de la división de la sociedad en solo puede concluir en q�e la democra cia del proletaria do asimile dentro de sí a
clases. Es verdad, sin duda, que esta contradicción nunca fue tan aguda como la dictadura y la torne superflua . Una vez que ya no existen clases, la dictadura
bajo el capitalismo. Las condiciones de existencia de la sociedad capitalista -Ja ya no puede ser ejercida en contra de nadie.
anarquía productiva, la ininterrumpida revolución en la producción, la pro­ Con ello, cesa de existir el Estado, la principal causa del ejercicio de la
�ucción basada en el beneficio económico, etc.- han excluido de antemano la compulsión jurídica; aquella causa cuya abolición tenía en mente 'Engels cuando
posibilidad de que los intereses individuales y clasistas se unan armónicamente decía que "el Estado [ . ] se extingue".2 La pregunta es, sin embargo: lcómo tiene
. .

dentro de una clase. Así como de un modo obvio se superponían siempre el in­ lugar esta evolución dentro de la clase proletaria? Aquí surge el problema de la
terés individual y el de la clase cuando los capitalistas se enfrentaban con otras función socialmente efectiva de la moral; una pregunta tal desempeñó, sin duda,
clases (ya sea con los oprimidos o con otros opresores; por ejemplo, con las un papel importante en las ideologías de la vieja sociedad, pero nunca ha con­
clases feudales agrarias o con los capitalistas de otros países); cuando, pues, la tribuido. esencialmente a la propia constituci. ón de la realidad social. No podía
clase tiene que tomar posición a favor de la posibilidad y la orientación gene­ hacerlo porque los presupuestos sociales de la constitución de la moral de clase
rales de la opresión, así también ha sido constantemente imposible unir ambos y de su valor dentro de una clase -es decir, la igual orientación de los intereses
intereses en cuanto la puesta en práctica de la opresión se volvió concreta, en individuales y de clase- solo están presentes en el proletariado. La solidaridad,
cuanto se plantearon las siguientes preguntas: lquién ha de ser el opresor?, la la supeditación de los interéses personales a los colectivos, solo en el caso del
quién ha de oprimir?, la cuántos?, lhasta qué punto? En las clases capitalistas, proletariado coincide con el interés individual adecuadament� concebido� Aquí,
solo puede existir una solidaridad de clase hacia fuera, pero no hacia adentro. pues, está dada la posibilidad social de que todos los individuos pertenecientes
Por eso, la fuerza del derecho nunca habría podido ser reemplazada por la mo­ al proletariado se subordinen a los intereses de su clase sin perjuicio de sus inte­
ral en el interior de esa clase. reses personaies. Una tal actitud libre de coacción era imposible en la burguesía.
La situación de clase del proletariado, tanto en la sociedad capitalista Allí, una regulación solo podía ser impuesta a través del derecho. La burguesía
como después de la victoria proletaria, es precisamente la contraria. El interés solo podía conocer la moral -en el caso de que esta verdaderamente reglara la
del proletario individual, si se lo concibe adecuadamente, no puede cobrar va­ actividad- como un principio que conduce más allá de la división en clases y de
lidez en su posibilidad abstracta, sino solo en la realidad misma, a través de la la existencia de una clase, como una moral individual. Semejante moral presu­
victoria de los intereses de clase. Aquella solidaridad que ha sido propagada por pone, sin embargo, un nivel de desarrollo de la cultura humana que solo en una
los más grandes pensadores de la burguesía como un ideal social inalcanzable, época muy posterior puede convertirse en un factor universal, eficaz pará la
se encuentra vivamente presente, como realidad, en la conciencia de clase, en sociedad en su conjunto.
los intereses de clase del proletariado. La vocación histórica universal del prole­ , Los abismos entre la acción basada en intereses meramente egoístas y
tariado se manifiesta en que la realización de sus intereses de clase conlleva la aquella que se funda en la moral pura son salvados por la moral de Clase. Esta
salvación social de la humanidad. conducirá a la humanidad a una época nueva en lo anímico; la conducirá, como
Esa salvación, sin embargo, no puede ser solo el resultado de un proce­ dice Engels, al "reino de la libertad'•. 3 Esa evolución -repito- no puede ser el
so meramente automático, acorde con las leyes naturales. En la esencia de la dic­ resultado de las leyes puramente automáticas por las que se rigen fuerzas socia­
tadura del proletariado, que ha de dominar a las clases, se encuentra, sin duda, el les ciegas, sino tan solo una consecuencia de la libre decisión de la clase obrera.
tirunfo de la idea por sobre las voluntades egoístas de los hombres individuales;
es posible que el proletariado quiera también, en lo inmediato, solo una hegemo­
nía de clase. Pero la realización consecuente de esa hegemonía aniquila la dife­ Engels, Anti-Dühring. En: Allli·Dühring - Dialéctica de la naturale:a. Trad. de Wcnccslao
Roces. México: FCE, 1986, p. 24 7.
2
rencia entre las clases; produce la sociedad sin clases. Pues la hegemonía de clase
3 Íd.
82 • Gy6rgy Lukács Escritos tempranos (1 91 9·1 922) • 83
Pues, desde Ja victoria de1 proletariado, la coerción so)o es necesaria, dentro de se extingue. Entonces, esa liquidación de la división en clases crea, a partir de
la clase obrera� cuando· los individuos son incapaces, o no están preparados, para sí misma, el comienzo de la verdadera historia humana, tal como Marx la había
actuar de acuerdo con sus intereses. Si la coerción; la organización de Ja violen­ presagiado y esperado. Si, en cambio, e) proletariado sigue Ún camino diferente,
cia física e intelectual, en la sociedad capitalista también prevaleció dentro de la tiene que crear para sí un orden jurídico que no puede ser eliminado automáti·
clase dominante, esa coerción era necesaria, porque Jos individuos que confür­ camente por la evolución histórica. La evolución tendería, pues, hacia una direc­
maban una clase habían sido conducidos, a través de las ilimitadas demandas ción que podría en peligro la manifestación y la realización del fin último. Pues
de sus intereses individuales (avidez de ganancia). ·a Ja disolución de la soCiedad aquel orden jurídico que el proletariado se ve obligado a crear de esa maQera,
capitalista. En cambio, cada proletario individual fortalecerá la sociedad a través debe ser abolido; y lquién sabe qué conmociones y padecimientos ocasionará
· de su interés individual, dejar siempre que pondere este en forma correcta. Solo
aquella transición que a través de semejante rodeo conduce desde el reino de la
es preciso comprender correctamente estos intereses, es preciso conseguir aquel necesidad al de la libertad?
nivel moral que le permite a uno su�ordinar bajo el propio interés las inclinacio­ La pregunta por la discip1ina laboral no es, pues, para el proletariado
nes, las emociones y· los estados de ánimo. únicamente una cuestión existencial de orden económico, sino también de orden
Ese punto en e) cual confluyen el interés individual y el de clase es, moral. A través de esto se vuelve evidente hasta cuál punto es correcta Ja tesis
pues, e) incremento en Ja producción, e) aumento en Ja productividad laboral y, de Marx y Engels según la cual con la toma del poder por parte del proletariado
con ella, de la disciplina de los trabajadores. Sin estos factores, el proletariado comienza Ja época de Ja libertad. La evolución ya no es desarrollada a través de
no puede existir; sin ellos, Ja hegemonía de clase del proletariado se desvanece; las leyes por las que se rigen fuerzas sociales ciegas, sino por medio de la deci­
sin ellos, también e) individuo (al margen de las consecuencias irremediables sión voluntaria del proletariado. Depende de la autoconciencia, de la sustancia
que puede tener, para todos Jos proletarios, un desplazamiento de clase seme­ intelectual y moral, de la facultad de juzgar y de la disposición para el sacrificio
jante) no puede desarrollarse plenamente, ni siquiera en cuanto individuo. Pues por parte del proletariado qué dirección toma la evolución de la sociedad.
es claro que las ma�ifestaciones más abrumadoras del poder del proletariado -a La pregunta por la producción se convierte, pues, en una pregunta mo­
saber, Ja escasez de mercancías y Ja elevación e los precios, cuyas consecuencias ral. Depende del proletariado el hecho de que, ahora, se extingan "la prehistoria
inmediatas experimenta cada proletario en carne propia- son consecuencias di­ de la humanidad", el dominio de la economía sobre los hombres, la potestad de
rectas del relajamiento de la disciplina laboral y del descenso en el rendimiento las instituciones y de la coerción sobre la moral. Depende del proletariado que
de) trabajo. Solo es · posible remediar esto y elevar, de ese modo, e) nivel de los comience la verdadera historia de la humanidad, es decir: el poder de la moral
individuos, una vez que se eliminan las causas de estas manifestaciones. sobre las instituciones y la economía. Es cierto que la posibilidad de este inicio
Ese remedio se consigue de dos maneras. O bien los individuos que fue producida por la evolución social. Pero ahora se encuentran, de hecho, en
conforman el proletariado comprenden que solo pueden ayudarse a sí mismos manos del proletariado tanto el propio destino como el de Ja humanidad. Con
proponiéndose voluntariamente la intensificación de la disciplina laboral y, con ello, está dado ya el parámetro para decidir cuándo se encuentra maduro el pro­
ello, la elevación del rendimiento del trabajo; o bien, si son incapaces de esto, letariado para tomar en sus manos la hegemonía y la conducción de la sociedad.
crean por sí mismos instituciones que estén en condiciones de realizar esta ne· Hasta este momento, )as leyes de la evolución social han conducido al proleta­
cesidad. En última instancia, se procuran un orden jurídico a través del cual el riado: ahora, este es el que tiene Ja misión de ser él mismo el conductor. Su deci­
proletariado obliga a sus individuos, a los pro1etarios, a actuar de acuerdo con sión será determinante para la evolución de la sociedad. Ahora, cada individuo,
sus intereses de clase: el proletariado aplica Ja dictadura sobre sí mismo. Esta dentro del proletariado, debe ser consciente de esa responsabilidad. Debe sentir
prescripción es necesaria para la preservación de la vida del proletariado si no que de él, de su cotidiano desempeño laboral, dependerá el comienzo de la época
están dados el conocimi·ento apropiado y la afiliación voluntaria a los intereses verdaderamente feliz y libre para Ja humanidad. Es imposible que el proletaria­
de clase. Pero no hay que ocultar que este camino encierra grandes peligros para do, que hasta ahora, bajo condiciones mucho más duras, se ha manteni�o fiel a
el futuro. Si el proletariado mismo crea una disciplina laboral, si la organización su vocación histórica universal, abandone esta vocación en el momento en que,
del trabajo por parte del Estado proletario se edifica sobre la base de un fun­ finalmente, está en condiciones de realizarla a través de acciones.
damento moral, entonces cesa automáticamente, junto con la eliminación de la
división en clases, también la coecci6n externa del derecho; es decir, el Estado
Sobre .1 a cuestión del
,
·p arlamentarismo

Se afirma ahora universalmente que la cuestión del parlamentarismo no


es una cuesti6ri de principios, sino meramente táctica. A pesar de su indudable
veracidad, ésta tesis padece, sin embargo, de falta de claridad en varios aspectos.
Dejando de lado· que dicha te�is es sostenida casi exclusivamente por aquellos
que ..:.prácticamente- respaldan el parlamentarismo, y que, por ende, la formu-

1 Este artículo, que apareció en Kommunismüs 1/6 (1 920), pp. 1 6 1 · l 72, représc:nta el
aporte de Lukács a una cuestión que ocupó profundamente a todos los miembros de· la Tercera
Internacional. En vista de que Lukács se refiere con (recuencia a los acontecimientos dentro
del Partido Comunista Alemán (KPD). es importante tener en cuenta que dicho partido fue
fundado entre diciembre de 1 9 t 8 y enero de 1 9 1 9, cuando la Liga Espartaqúista rompió con
· el Partido Socialdemócrata Independiente (USPD) a raíz de la decisión que estos adoptaron
· de participar en las elecciones para el. primer Reichstag posterior a la guerra. Después de 10$

asesinatos de Rosa Luxemburg y Karf Liebknecht (enero de 1 9 1 9), la dirección recayó en Paul
LeYi, que en el Segundo Congreso del KPD (Partido Comunista Alemán), que tuvo lugar en
Heidelbe"rg en octubre de 1 9 1 9, impuso sus "Tesis sobre el parlamentárismo", en las que impul­
saba la participación en las elecciones. Es�o produjo una escisión en el Partido, y aquellos que
se opusieron a Levi fundaron el Partido Comunista de los Trabajadores (KAPD). Enfrentado
con el desaíío de este Partido y con el creciente fortalecimiento de la reacción derechista en
todo el país (tal como lo demuestra el golpe Kapp en 1 920), el Cuarto Congreso del KPO, que
se desarrolló en Berlín en abril de 1 920. decidió participar en Jns elecciones de junio. En ellas,
�I KPD obtuvo el 2 96 de los votos, y obtuvierón bancas en el Reichstag tanto Levi como Clara
zetkin. En diciembre de ese año, el Partido se unió ·con el ala izquierda del USPD, adoptando el
nombre de Partido Comunista Unido de Alemania (VKPD). Desde entonces, el KPD se mantu·
vo comprometido con la acción parlamentaria. El art.ículo de Lukács apareció tres meses antes
del que Lenin dedicó a esta cuestión, Izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo. Lenin
consideraba que la perspectiva de Lukács era un síntoma de enfermedad izquierdista, y la fac·
ción de Kun atacó reiteradamente a Lukács por las posiciones aquí adoptadas (n. del trad.).

85
86 • Gyürgy Lukács Escritos tempranos (1919·1922) · • 87
!ación significa casi siempre una t6ma de"ppsic�?':' a ·favor del parla!llentarismp, 2
con la mera constatación de que una cuestión no es de prinéipios, sino de· na­
.
turaleza táctica, se ha dicho ciertamente n\uy · poco. En,esp�Cial, porque' .::.c�mo A fin de determinar con mayor precisión el parlamentarismo como cues­
.
consecuencia de la falta de una verdadera episternología socialista- la relació� tión táctica del comunismo, siempre hay que partir, por un lado, del princ�pio de Ja
enti·e una cuestión táctica y los principios no ha sido aclarada aún en absoluto. lucha de clases; por otro, del análisis concreto de la situación actual, concreta de las
Sin abordar este problema ni siquiera a modo de alusión, es preciso relaciones materiales e ideológicas entre las clases mutuamente enfrentad.as. De aquí
subrayar, sin embargo, lo siguiente. La táctica significa la aplicación práctica de se derivan las dos preguntas decisivas. Primero: lcuándo entra en consideración el
los principios determinados en forma teórica. La táctica es, en consecuencia, el parlamentarismo en cuanto arma, en cuanto medio táctico del proletariado? Segun­
nexo de unión entre la postulación de un fin y la realidad inmediatamente dada. do: lcómo ha de emplearse esta arma en beneficio de la lucha de clases proletaria?
Se encuentra determinada, pues, desde dos perspectivas. Por un lado, a través La lucha de clases del proletariado niega, de acuerdo con su esencia, la so­
de los principios y las postulaciones de fines inapelablemente determinadas por ciedad burguesa. Esto no significa de ningún modo el indiferentismo frente al Es­
• el comunismo. Por otro, a través de la realidad histórica en continuo cambio. tado tan justificadamente ridiculizado por Marx, sino, por el contrario, un tipo de
Aun cuando se ha hablado repetidas veces sobre la gran ductilidad de la táctica lucha en la que el proletariado no se deja atar en absoluto por las formas y medios
comunista (al menos, respecto de cómo debería ser dicha táctica), no hay que que ha construido para sus propios fines la sociedad burguesa -un tipo de lucha en
olvidar, para una comprensión adecuada de esa tesis, que la falta de rigidez de que la iniciativa no se encuentra para nada del lado del proletariado-. Ahora bien,
la táctica comunista es la consecuencia directa de la rigidez de los principios del no debe olvidarse que esta forma totalmente pura de la lucha de c,lases proletaria
comunismo. Solo por el hecho de que los inal�erables principios del comunismo solo rara vez puede desarrollarse con pureza. Ante todo, porque el proletariado, a
están llamados a transformar la realidad histórica incesantemente cambiante de pesar de estar, de acuerdo con su misión histórico-filosófica, en lucha continua con
un modo vivo y provechoso, pueden .dichos principios conservar esa maleabili� el ser de la sociedad burguesa, en las situaciones históricas dadas se encuentra, muy
dad. Toda ªRealpolitik", toda acci6n desprovista de principios, se torria rígida frecuentemente, a la defensiva ante la burguesía. La idea de la lucha de clases pro­
y esquemática; tanto más rígida y esquemática cuanto más obstinadamente es letaria es una gran ofensiva contra el capitalismo; la historia hace que esta ofensiva
subrayado su carácter libre de princip'ios (por· ejemplo, la política imperialis'fa aparezca como si le hubiera sido impuesta al proletariado. La situación táctica en
alemana). Pues lo permanente eñ' el cambio, lo decisivo dentro de Ja abundancia que se encuentra el proletariado en cada caso puede ser descripta de la manera más
no puede ser eliminado por "Realpolitik" alguna. Si esa función no es asumid� simple, en consecuencia, de acuerdo con su carácter ofensivo o defensivo. De lo ya
por una teoría que esté en condiciones de influir provechosamente en los hechos, dicho se deduce espontáneamente que, en las situaciones defensivas, debe emplear­
Y de ·volverse prove�hosa gracias a estos, deben aparecer, en lugar de esa teoría, se medios tácticos que contradicen, en su más profunda esencia, la idea de Ja lucha
la costumbre, el esquema, la rutina, y la teoría es, entonces, incapaz de adaptarse de clases proletaria. La aplicación ciertamente necesaria de tales medios siempre
a las exigencias del instante. Precisamente por este anclaje en la teoría, en los está ligada, por ello, al peligro de que tales medios puedan poner en riesgo el fin en
principios, se diferencia la táctica · com1,mista de toda táctica basada en la "Real­ función del cual son empleados -es decir, la lucha de clases del proletariado-.
politik", ya sea de orientación burguesa o socialdemócrata-pcqueñoburgu�sa. El parlamento, el instrumento más característico de la burguesía, solo
Si � pues, p�ra el Partido Comunista; uria cuestión se encuentra determinada puede ser, pues, un arma defensiva del proletariado. La pregunta por el "cuándo"
como cuestión táctica, cabe preguntar: primero, · lde qué principios depende la de su aplicación se resuelve, pues, de modo espontáneo: una fase de Ja lucha de
cuestión táctica correspondiente?; segundo, la qué situación histórica puede clases en que no le resulta posible al proletariado -ya sea como consecuencia de
aplicarse esa táctica, de acuerdo con esá de�endencia?; · tercero, lde qué índole las relaciones de fuerza externas, ya sea a causa de la propia inmadurez ideo­
ha de ser Ja táctica, también de acuerdo ·con esa dependencia?; cuarto, lcómo lógica- combatir a Ja burguesía empleando sus propios medios de ataque. La
ha de concebirse la vinculación de la cuestión táctica individual con· las otras participación en la actividad parlamentaria significa, pues, para todo partido
'cues�iones t�cticas individuales -nuevamente, dé acuerdo con la' vinculación
. de comunista, la conciencia y el reconocimiento de que la revolución es impensable
tales cuestiones tácticas �on las cu�stiones de principio-? en un corto plazo. El proletariado desplazac;lo a Ja defensiva puede, entonces,
aprovechar Ja tribuna parlamentaria con fines de agitación y propaganda; puede

1
aplicar las posibilidades que asegura la "libertad" de la burguesía a los miembros

1
88 • Gyorgy LÚ�ács
·
Escritos tempranos (1 91 9.".'1 922) • 89
del parlamento, como sucedáneo de las formas de expresión que le están vedadas Ja defensiva·de tal.forma que la. iniciativa táctica quede, sin embargo, en manos del
de otra manera; puede usar las luchas parlamentarias en contra de la burguesía proletariado y que los a.taques de la burgµesfa resulten fatales para é.s ta misma.3
para concentrar sus fue'rzas, a fin de preparar la lucha real, auténtica en contra Esperamos que esta exposición desarrollada muy brevemente y a gran­
de la burguesía. Se entiende por sí mismo que una fase tal puede durar, eventual­ des rasgos muestre ya con la claridad suficiente las grandes dificultades de esa
mente, un lapso de tiempo bastante grande; pero no modifica en nada el hecho táctica. La pdmera dificultad a la que.están expuestos . los grupos .parlamentarios
de que la actividad parlamentaria, para un partido comunista, nunca puede ser casi sin excepción· es la de trascender verdaderamente el parla�entaris�o dentro
más que la preparación para ·la lucha auténtica. del propio ·parlam.ento. Pues aun la más aguda crítica .de una acción de la· clase
dominante sigue silndo mera palabra, n1era· palabrerla tevolucionaria, si . no su­
pera el mar�o del parlamento; si no tiene como consecuencia que la 1.ucha d� cla· ..
3 ses se encienda·precisamente en ese momento; que se manifiesten de modo más
evidente Jos antagonismos de.�lase y que, por ende,.Ja ideología del proleta�iado
se muestre en forma acelerada . . El oportunismo -el gran peligro de Ja táctica
Aún más difícil que determinar el momento en que puede aplicarse la parlamentaria- tiene sus fundamentos últimos precisamente aquí: toda activid�d
tá<?tica parlamentaria, es indicar cómo tiene que conducirse una fracción comu­ parlamentaria que, en su .esencia Y· en sus efectos,,. no rebasa el parlamento, no
nista en el parlamento. (Las dos cuestiones se interrelacionan, por lo demás, muy tiene siquiera Ja tendencia a hacer saltar el marco parla�e�tario; es oportunista.
estrechamente). Se alude casi siempre a) ejemplo de Karl Liebknecht2 y al de Ja Al mismo tiempo, la más aguda crítica que se despliega dentro de ese marco no
fracción bolchevique en el Duma. Ambos ejemplos muestran, no obstante, cuán puede producir e] menor cambio. AJ contrario. Precisamente por el hecho de que
difícil les resulta a los comunistas encontrar la conducta parlamentaria correcta; una crítica aguda de la sociedad burguesa parece posible en ·�1 marco del parla·
qué extraordinarias capacidades demanda de Jos legisladores comunistas. La di­ mento, ella contribuirá a la turbación de la conciencia de clase proletaria deseada
ficultad puede ser sintetizada brevemente de este modo: el legislador comunfsta por Ja burguesía. La ficción de la democracia parlamentaria burguesa .consiste
debe luchar contra el parlamento desde el interior dél parlamento; y, por cierto, a precisamente en que el parlamento no aparezca como un órgano de la . opresión
través de una táctica que'ni por un instante se coloca en el terreno de la burguesía, de clase, sino como órgano de "todo el pueblo". En la medida en que todo radi·
del parlamentarismo. No nos referimos aquí ni a la "protesta" contrá el parlamen­ calismo verbal -por el hecho de que es. posible dentro del · parlamento- refuerza
tarismo ni a Ja "lucha" contra este en los "debates" (todo esto es parlamentarista las ilusiones de las capas todavía no despiertas, es oportunista y despreciable.
y legali.sta, es una vacía fraseología revolucionaria), sino a combatir el parlamen­ . El parlamento debe, pues, ser saboteado en cuanto parlamento; la activi­
tarismo, Ja hege�1onía burguesa en el propio parlamento a través de la acción. dad parlamentaria debe ser llevada más allá del parlamentarismo. Pero en cuanto
Esa acción revolµcionaria no puede hacer otra cosa que preparar ideológi­ Ja representación parlamentaria de los comunistas se propone una tarea seme­
camente el pasaje del proletariado de la defensiva a la ofensiva; es decir que a través jante, se revela otra dificultad táctica que· es capaz de poner en gran peligro ese
de esa acción la burguesía y, junto con esta, sus cómplices socialdemócratas se ven trabajo, incluso cuando parece haber sido superado el peligro del oportunismo.
obligados a revelar su dictadura de clase de un modo que puede hacerse peligroso El peligro es que, a pesar de todos los esfuerzos que realice la fracción parlamen·
para la persistencia de esa dictadura. En la táctica comunista orientada a desen­ taria comunista, Ja iniciativa y, por ende, la preponderancia táctica sigan estando,
mascarar a la burguesía e.n el parlamento, no se trata de una crítica a través de pala­ sin embargo, en manos de.la burguesía. Pues lo que determina la preponderancia
bras (esto puede ser, en n'1uchos casos, una mera palabrería revolucionaria tolerada táctica es cuál de los rivales en pugna consigue imponerle al otro las condiciones
por la burguesía), sino de provocar a la burguesía para que esta se desenmascare a de lucha que le resultan más favorables. Ahora bien, ya se ha destacado que toda
través de acciones que, en el instante dado, pueden resultarle desfavorables. Como circunscripción al parlamentarismo representa un triunfo táctico de Ja burgu�sía;
el parlamentarismo es una táctica defensiva del proletariado, es preciso organizar

3 Esas tácticas son, seguramente, las que Engels tiene en mente en su pref�cio, con frecuen·
2 Muy recientemente, por Karl Radek en Die Entwicklung der Wcltre11olu1ion und die Taktik
der kommu11istiscl1e11 Parteie11 im Kampfe ttm die Diktatur des Proletarials [La evolución de la
cia mal entendido -en buena medida, intencionalmente- a Las luchas de clases en Francia,
cuando dice que los partidos del orden fueron destrozados por el estado de �legalidad" que
revolución mundial y la táctica de los partidos comunistas en la lucha por Ja dictadura del pro­ ellos mismos habían creado. No puede haber dudo de que Engels está describiendo �na situa·

letariado]. Berlín, 1 920, p. 2?. ción defensiva.
so • Gyorgy Lt1kács Escritos tempranos (191 9"'.19U) •. 91

el proletariado se encuentra puesto, en muchos casos, ante la siguiente opción: el proletariado italiano aún no posee; en cuanto a la ideología y la organización,
o se sustrae a la lucha decisiva (se circunscribe al parlamentarismo: peligro de la. madurez necesaria para la lucha decisiva. La contradicción entr� la victoria
oportunismo), o va más allá del parlamentarismo apelando a las masas en un electoral y la· falta de preparación ilumina claramente la i�validez de aquel argu·
instante en que tal maniobra le resulta favorable a la burguesía. El más claro mento a favor. del parlamentarismo que ve en este una. especie de "desfiJe militar"
ejemplo del carácter insoluble de esta cuestión lo ofrece la situación actual del del proletariado.· Si los ••votos" .obtenidos significara� verdaderos comunistas,
proletariado italiano.4 Las elecciones -que fueron impulsadas abiertamente bajo serían inválidos esos escrúpulos y la madurez ideo16gica ya existiría.
la bandera comunista, como generosa "agitación"- han proporcionado al Partido A través de esto se revela, también, que la agitación electoral misma no
un gran número de mandatos. ¿y ahora qué? Ó bien participar. en el ''.trabajo se encuentra desprovista de riesgos, incluso como mero medio propagandístico.
positivo" del parlamento, tal como lo que desean Turati y sus iguales, lo que tiene La propaganda del Partido Comunista debe servir para despertar la conciencia
como consecuencia el triunfo del oportunismo, el debilitamiento del movimiento de clase de las masas proletarias, para incitar a estas a la lucha de clases. Conse·
revolucionario. O sabotear abiertamente el parlamento, lo que llevará, tarde o cuentemente, debe orientarse en el sentido de ac.elerar, en la medida de Jo posible,
temprano, a un enfrentamiento directo· con la burguesía, sin que esté el proleta· el proceso de diferenciación d�ntro del proletariado. Solo de ese modo ha de
riado en condiciones de elegir el instante en que tendrá lugar el enfrentamiento. conseguirse que,· por un lado, el núcleo consciente y firme del proletariado revo·
Que no se me entienda mal: no partimos de Ja ridícula presuposición de que es lucionario (el Partido Comunista) se desarrolle cuantitativa y cualitativamente;
posible "elegir el instante" en que tendrá . lugar. la revolución; po� el contrario, por otro, que el partido arrastre las capas semiconscientes a través del ejemplo
creemos que los estallidos revolucionarios son acciones espontáneas de las ma· de la acción revolucionaria y las lleve a tomar conciencia revolucionaria de su
sas, en las que corresponde al partido la función de despertar la conciencia del situación. Pues la captura de votos no solo no es ninguna acción, sino que es algo
fin e indicar la dirección. Pero como el punto de partida del enfrentamiento está peor: una acción aparente, la ilusión de una acción; de ahí que no actúe desper­
en el parlamento, esa espontaneidad está puesta el peligro. La acción parlamen· tando la conciencia, sino, por el contrario, turbándola. Se constituye un ejército
taria se convierte en manifestación vacía (cuya consecuencia, a la larga, extenúa y aparentemente grande que, en el instante en que se hace necesario resistir seria·
adormece a las masas) o suscita exitosas provocaciones por parte de la burguesía. mente, falla por completo (Socialdemocracia alemana en agosto de 1 914).
La fracción italiana -por temor ante esa posibilidad última- oscila, inestable, La situación se deriva necesariamente de la forma típicamente burguesa
entre las manifestaciones vacías y el ligero oportunismo de Ja fraseología revo­ de Jos partidos parlamentarios. Como ocurre en toda Ja organización de la so·
lucionaria. (Por cierto que, junto con estos errores tácticos de método, se han ciedad burguesa, el fin último, aunque rara vez consciente de los partidos parla·
cometido también, por así decirlo, errores tácticos de contenido; por ejemplo, la mentarios burgueses es oscurecer la conciencia de clase. En cuanto minoría de la
manifestación pequeñoburguesa a favor de la república). población condenada a desaparecer, la burguesía solo puede asegurar su dominio
alineando en sus filas todos los sectores ideológicamente vacilantes y confusos.
El partido ·parlamentario burgués es, en consecuencia, una resultante de los más
diversos intereses de clase (por cierto que, desde el punto de vista del capitalismo,
4
el compromiso �s siempre mayor que el real). Pero al proletariado esta estructura
partidaria se le impone casi siempre que él toma parte en la lucha electoral. La
En ese ejemplo se manifiesta con total claridad la enseñanza de cuán vida· autónoma de todo mecanismo electoral, que necesariamente trabaja para ob·
peligrosa puede ser para el proletariado una "victoria electoral". Pues el mnyor tener la mayor "victoria" posible, hace que las consignas se orienten en el sentido
peligro reside, para el partido italiano, en que su actividad antiparlamentaria de atraer a "simpatizantes". E incluso cuando esto no ocurrió o, por lo menos, no
puede conducir muy fácilmente a la destrucción del parlamento... ; aun cuando tuvo lugar en forma consciente, toda la técnica de la elección implica la captación
.de "aficionados"; esto encierra el fatal peligro de establecer una separación entre
convicción y acción y de producir, de ese modo, una tendencia al aburguesa·
4 A excepción de la pequeña fración "abstencionista" de Bordiga, los Socialistas Italianos miento, al oportunismo. La obra. educativa de los partidos comunistas, el efec·
(PSI) participaron en Ja elección de noviembre de 1 9 1 9, y obtuvieron 1 50 bancas, con Jo cual
se convirtieron en el mayor partido parlamentario. Filippo Turati era el lí�er del ala derecha del
to sobre los grupos del proletariado que se muestran confundidos y vacilantes,
Partido. El Segundo Congreso de Ja Tercera Internacional exigió su expulsión (junto con Ja de solo puede tornarse verdaderamente fructífera cuando fija en ellos la persuasión
los otros líderes de derecha) en el verano de 1 920 (n. del trad.) .

1
92 • Gyorgy Lu�ács Escritos tempranos· (191 �1922) • 93
revolucionaria a través del ejemplo de la acción revolucionaria. Toda campaña luz clara sobre Já índole problemática del parlamentarismo en la luéha de cla·
electoral muestra -en concordancia con su naturaleza burguesa- una dirección ses del proletariado: Los consejds obreros. -en cuanto organizaciones de todo el
totalmente contrapuesta, que solo puede ser realmente superada en los casos más proletariado (tanto del consciente como del inconsciente), apuntan, a través de
infrecuentes. También el partido italiano ha caído en ese peligro. El ala derecha su simple existencia� más allá de la sociedad burguesa. Son, de acuerdo con su
contemplaba la afiliación a la Tercera Internacional. la demanda de una república esencia, org�nizaciones revolucionarias de la expansión, la capacidad de acción
de los consejos, como ·mera consigna electoral. El proceso de diferenciación, la y el poder del ·proletariado; como tales, son verdaderos termómetros del pro­
auténtica conquista de las masas para la acción comunista, solo puede comen· greso de la revolución. Pues todo lo que se desarrolla y alcanza en los consejos
zar, pues; más tarde (verosímilmente, bajo circunstancias más propicias). Por el obreros es algo que se ha arrebatado a la ·resistencia de la burguesía y, por ello,
hecho de no hallarse en ninguna relación inmediata con la acción, las consignas no es valioso solo como resultado, sino ante todo como instrumento educativo
electorales muestran una prodigiosa tendencia a borrar las · contradicciones, a para la acción dotada de conciencia de clase. Tentativas (como la del USPD)
negar las orientaciones divergentes; atributos que resultan más que riesgosos pre­ para "anclar" los consejos obreros "en la ci>nstitución", para asegurarles legal·
cisamente en el estado actual de la lucha de clases, cuando lo que se busca es la mente un campo de acción det�rminado, revelan, pues, un punto culminante
unión real, activa del proletariado, no Ja unidad aparente entre los viejos partidos. del "cretinismo parlamentario". la legalidad mata al consejo obrero. En cuanto
.
organización de ofensiva del proletariado revolucionario, el consejo obrero existe
solo en la medida en que pone en riesgo la existencia de la sociedad burguesa, en
la medida en que luchá y prepara, paso a paso, la destrucción de dicha sociedad
5
y, con ello, la construcción de la sociedad proletaria. Toda legalidad -es decir,
Ja adaptación a la sociedad burguesa con determinados límites de competencia­
Entre las dificultades casi insuperables para una acción comunista en transforma la existencia de los consejos en una existencia aparente: el consejo
el parlamento, se encuentra la enorme independencia, e incluso la lógica autó­ obrero se convierte en una combinación de club de debates, comité y caricatura
noma que suele poseer el grupo parlamentario dentro · de Ja vida partidaria. Es del parlamento.
notorio -aunque no pueda anal i zarse aquí más detalladamente- que esto repre· lPueden. entonces. coexistir el consejo obrero y la fracción parlamen­
senta una ventaja para los partidos burgueses5• Pero lo que es provechoso para taria como lirmas tácticas del proletariado? Sería sencillo dedueir, a partir de la
la burguesía, es, casi sin excepción, riesgoso para el proletariado. Así también en índole ofensiva del primero y la defensiva de la segunda, una refación de ·comple­
este caso, en que, como consecuencia de los peligros de la táctica parlamentaria mentariedad.7 Tales tentativas conciliatorias olvidan, sin ·embargo, que ofensiva
antes expuestos, estos solo pueden ·ser evitados con alguna perspectiva de éxito y defensiva son, en la lucha de clases, conceptos dialécticos, cada uno de los
cuando la actividad parlamentaria se e1Zcuentra sometida, en toda su dimensión cuales comprende un mundo entero de acción (es decir, en ambos casos: ma­
e incondicionalmente, · a la cot:iducción ce1Ztral extraparlameritaria. "Esto parece niobras ofensivas y defensivas individuales), y solo puede aplicarse en una fase
evidente en el plano teórico, pero la experiencia nos muestra que la relación determinada de la lucha de clases, después de la cual hay que aplicar el otro.
entre partido y fracción parlamentaria se invierte c·a si sin excepciones, y el par· La diferencia entre ambas (ases puede ser· determinada del modo más breve
tido es arrastrado por la fracción parlamentaria. Así, por ejemplo, en el caso y, al mismo tiempo, más claro, en relación con la cuestión que tratamos, de la
�iebknecht, durante la guerra, cuando aque l aludió (naturalmente que en vano) siguiente forma: el proletariado Se encuentra a la defensiva en tanto no ha CO·
al carácter vinculante del programa partidario frente la fracción del Reichstag. 6 menzado el proceso de disolución del capitalismo. Una vez que ha comenzado
Aún más difícil que la relación entre la fracción parlamentaria y el par­ esta fase de la evolución económica -al margen de que esa transformación se
tido es la que existe entre la primera y d consejo obrero. La dificultad para haya vuelto o no consciente; y de qué _ parezca o no posible constatarla y de­
formul �r la pregunta de un modo teóricamente correcto vuelve a árrojar una mostrarla científicamente-, el proletariado se ve forzado a pasar a la ofensiva�
Pero, como el proceso evolutivo de la ideología no concide simplemente con el
de la economía, y ni siquiera corre en forma totalmente paralela, la posibilidad
s. . Esto se vincula GOn las ventajas obtenidas por la burguesía gracias a la así llamada separa·
c1on de los poderes de gobierno.
6 Karl Liebknecht, Klassenkampfgegeu den Krieg [Lucha de clases contra la guerra]. Berlín,
1 9 1 5, p. 53. 7 Propuesta, realizada por Max Adler, del consejo de trabajadores como segunda cámara.
94 • Gyorgy Lukács
1
objetiva. como también la necesidad de la fase ofensiva de la lucha de clases. rara La misión moral del.
Partido Comunista1
vez· encuentran al proletariado suficientemente preparado en el plano ideológi­
co. Como consecuencia de la situación econ�mica� la acción espontánea de las
masas asume una orientación revolucionaria; pero es conducida continuamente
por caminos errados, o es completamente saboteada, por la conducción opor­
tunista. que no quiere ni puede desprenderse de los hábitos correspondientes al
· estadi� defensivo. En la fase ofensiva de la luch� de clases. por lo tanto. ya no
se enfrentan solo hostilmente con el proletariado la burguesía ·y los sectores que
esta conduce, sino también la propia conducci6n precedente del proletariado. El
objeto al que tiene que dirigirse la crítica no es ya� pues, en primera fiJa la bur­
guesía (que ha sido ya sentenciada por la historia), sino el ala derecha y el centro
del movimiento obrero, la socialdemocriácia, sin cuya ayuda el capitalismo no
habría tenido en ningún. país la menor posibilidad de superar, aunque más no sea
temporariamente. su crisis actual.
Pero la crítica del proletariado es, igualmente, una crítica de la acción,
una labor educativa a través de'la acción revolucionaria, una enseñanza a través
del ejemplo. Los consejos obreros son el instrumento más propicio que· pueda
imaginarse para alcanzar ese fin. Pues su función educativa es más importante
que todos los logros que Jos consejos puedan procurarle al proletariado. El con­
sejo obrero es.la muerte de la socialdemocracia. Mientras que, en él parlamento, Como todo escrito de Lenin. este nuevo folleto2 merece el más minucioso
es posible encubrir el oportunismo concreto a través de la fraseología revolu­ estudio por parte de todos los comunistas. Aquí vuelve a mostrarse la extraordina­
cionaria, el consejo obrero está forzado a actuar... o deja de existir. Esa acción. ria capacidad de Lenin para captar lo decisivamente nuevo de un nuevo fenómeno
cuyo líder consciente tiene que ser el Partido Comunista, provoca la disolución en la evolución del proletariado; su capacidad para comprender y hacer compren­
del oportunismo, genera la crítica que es necesaria actualmente. No debe sor­ sible de modo esencial el núcleo de ese fenómeno. En tanto los escritos anteriores
prender que la socialdemocracia tema la autocrítica que aquí se le impone. La se consagraban más a la polémica, intentaban en una medida mayor examinar las
evolución de los consejos obreros en Rusia, desde la primera revolución a la organizaciones combativas del proletariado (en primera línea, el Estado), este se
segunda, muestra claramente hacia dónde debe conducir esa evolución. encuentra dedicado a los ahora pujantes gérme.nes de �a nueva sociedad. Así como
Con esto, quedaría teórica y tácticamente definida la posición del con­ el modo de producción capitalista; con su disciplina laboral determinada por la
sejo obrero y del parlamento: cuando es posible un consejo obrero (aun dentro coacción económica (hambre), era superior a la mera violencia del vasallaje. así
del marco más modesto), el parlamentarismo · resulta superfluo. Este es incluso también el libre trabajo en común de hombres libres superará ampliamente, en la
peligroso, ya que la crítica factible dentro de su ámbito es solo la crítica de la nueva sociedad -incluso en lo que atañe a la productividad-, al capitalismo. y es
burguesía, no la autocrítica del proletariado. Este, sin embargo. antes de pisar precisamente en este punto donde se muestran más escépticos los socialdemó­
la tierra santa de la liberación, debe pasar por el purgatorio de esta autocrítica. cratas, que asumen frente a la revolución mundial una perspectiva derrot.ista. Se
Por medio de esta autocrítica. el proletariado disuelve, descarta y, de esa manera, refieren al relajamiento de la disciplina laboral, al descenso de la productividad;
purifica su propia apariencia dentro de la era capitalista; apariencia que se mani­ en una palabra. a hechos que son fenómenos concomitantes necesarios del or­
fiesta del modo más preciso en la socialdemocracia. den económico capitalista en curso de disolución. Y con �na impaciencia y una
intolerancia que, en cuanto a la intensidad, solo pueden ser comparados con su

1 Publicado por primera vez en Kommunismus 1/ 1 6- 1 7 ( 1 920), pp. 238·250 (n. del trad.) .
2 Die gro/Je lnitiati11e [La gran iniciativa]. Berna: Unionverlag, 1 920.

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Escritos tempran ós (191 0�1 922) • 97
96 • Gyorgy Lukács

paciencia y tolerancia frente al capitalisa'.no, señ.alaffque',esos .hec�ós· tl9 se han '. precisamente ese aspecto decisivo y determinante de la realidad del Partido Co­
·
modificado de inmediato en la Rusia ·soviética. A sus ojos, falta de materia p'ri­ munista Ruso es el menos a preciado por sus partidos hermanos; la . tan necesaria
ma, luchas internas, dificultades organizatiy,as; �aten .como .excusas $oto para lcJs. lección no es extraíd� prácticame nte jamás; casi nunca es i � itado este ejemplo.
" ·
Estados capitalistas; un orden social proletari�, según eÚos: debería ifuplichr, en ·

el momento de su nacimiento, la transformación tanto interna como externa de


todas las relaciones, un progreso en la situación en todos los ámbitos. Los revolu­ 2
cionarios puros, ante todo Lenin, se distingen, frente al carácter pequeñoburgués
de este utopismo, por su falta de ilusión. Saben qué puede esperarse de la econo­
mía que se ha arruinado durante la Guerra Mundial y, ante todo, de los hombres Todos sabemos y subrayamos una y otra vez: el Partido Comunista es. la ex­
espiritualmente corrompidos y degradados por el capitalismo; de Jos hombres presión organizativa de la voluntad revolucionaria del proletariado. No se encuentra
educados en el egoísmo. Pero Ja falta de ilusión nunca significa, para el verdadero obligada, pues, de ningún modo a abarcar de antemano a la totalidad del proletaria­
revolucionario, desesperación y falta de confianza, sino una fe, confirmada por el do; en cuanto líder consciente de la rev!Jlución, en cuanto personificación de la idea
.
conocimiento, en Ja misión histórica universal del proletariado; una fe que nunca de la revolución, ha de reunir, � ntes bÍen� � los más conscientes propulsores de esta,
puede ser conmovida ni por la lentitud de su realización, ni por las circunstancias a los trabaj�dores realmente conscientes y dqtados de conciencia de clase. La revolu�
a menudo rr.. á s que adversas a las que debe enfrentarse; el verdadero revoluciona­ ción misma es producida necesariamente por las leyes naturales de las fuerza� eco­
rio asume todo esto, y nunca permite que todas estas perturbaciones y obstáculos nómicas. La tarea y Ja misión de los partidos comunistas es, por un lado, proporcio­
Je hagan perder de vista su meta y Jos indicios de su aproximación. nar orientación yfin al movimiento revolucionario, el cual, al menos en gran medida,
Los sábados comunistas, Ja movilización para el trabajo que el Parti­ ha surgido independientemente de ellos; por otro, hacer que Jos estalJidos surgidos
do Comunista de Rusia se ha impuesto, fueron consideradas frecuentemente y básicamente a raíz del 'colapso de orden económico capitalista tomen consciente­
desde distintos puntos de vista. En forma comprensible, aquí el énfasis siempre mente el único camino transitable hacia la salvación, Ja dictadura del proletariado.
fue puesto en las consecuencias económicas concretamente ocasionadas y en En tanto, pues, los viejos partidos eran agrupaciones basadas en com­
las posibles. Pero por importantes que sean tales consecuencias, los sábados promisos, masas heterogéneas que, por ende, se burocratizaban muy rápidamente
comunistas, la posibilidad y el modo de su surgimiento, implican algo distinto, y permitían, con igual rapidez, que se constituyera una aristocracia de oficiales y
que conduce mucho más allá de sus consecuencias económicas inmediatas. "Los suboficiales partidarios separada de las masas, los nuevos partidos comunistas han
sábados comunistas", dice Lenin, "tienen, por ende, una enorme importancia de representar la pura expresión de la lucha de clases, de la revolución, de la supe­
histórica, ya que nos muestran una iniciativa voluntaria y consciente de su fin ración de la sociedad burguesa. La transición de la sociedad vieja a la nueva no sig­
por parte de los trabajadores: en el despliegue de la productividad laboral, en el nifica, sin embargo, una transfonnación puramente económica e institucional, sino
pasaje a la nueva disciplina laboral, en la creación de condiciones económicas y también una transformación moral. Que no se malinterprete lo que digo: nada está
de vida de carácter socialista". más lejos de nosotr�s que e) utopismo pequeñoburgués de aquellos que solo pueden
A menudo se les reprocha, a los partidos comunistas distintos del ruso, imaginarse un cambio en Ja sociedad como consecuencia de una transformación
e) hecho de imitar demasiado servilmente, en sus acciones y demandas, el mo­ interior de Jos hombres. (El carácter pequeñoburgués de esa concepción consiste,
delo ruso. Me parece que en muchos puntos (para nada accesorios) ocurre no en último término, en que sus representantes -consciente o inconscientemente­
exactamente lo contrario: los partidos comunistas europeos no pueden o no desplazan Ja transformación de la sociedad hacia la insondable lejanía de Ja atempo­
quieren analizar las verdaderas fuentes del poder del movimiento ruso; e incluso ralidad). Subrayamos, antes bien, que el pasaje de la vieja sociedad a la nueva es una
cuando toman conciencia de algún elemento, no reúnen la fuerza para traspo­ necesaria consecuencia de fuerzas y leyes económicas objetivas. Pero este pasajes
ner esas lecciones a la acción. es -a pesar de su carácter objetivamente necesario- precisamente el pasaje desde
Los sábados comunistas, como primeros gérmenes de la transición desde la sujeción y la cosificación a la libertad y humanidad. Y por ello, la libertad no
la disciplina laboral del orden económico capitalista a) socialista; como indicio de puede ser meramente un fruto, un resultado de la evolución, sino que debe iniciarse
un "salto desde el reino de la necesidad al de la libertad", no son en absoluto actos un momento evolutivo en que ella se convierta en una de las fuerzas impulsoras. Su
institucionales del gobier�o soviético, sino actos morales del Partido Comunista. Y 1 importancia como fuerza impulsora debe crecer constantemente, hasta que llegue

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98 • Gyorgy Lukács

el momento en que asuma en forma plena la conducción de la sociedad que, desde Escritos tempranos (1919·1922) • 99
entonces, se ha vuelto una sociedad humana; en que la "prehistoria de la humani­ Ruso es -en contraposición con los viejos partidos socialdemócratas y con la
dad" ce�e y pueda comenzar la verdadera historia de la humanidad. mayoría de los partidos comunistas diferentes del ruso- un partido cerrado, y no
El comienzo de esa fase parece coincidir, en nuestra opinión, con el na­ abierto. No solo porque no se empeña en atraer a cualquiera como miembro (una
cimiento de la conciencia revolucionaria, con la fundación de los partidos comu­ de ]as causas principales de la corrupción y el compromiso), sino que ni siquiera
nistas. Pues todo partido comunista -así como no se encuentra en oposición con todo aquel que quiera ser miembro de dicho partido puede alcanzar su cometido.
la sociedad burguesa, sino que personifica su negación convertida en acción- no Funciona como tamiz la capa de los así llamados simpatizantes ("amigos de los
repr�senta una mera oposición a los viejos partidos socialdemócratas, sino que comunistas"); son incorporados al partido mismo aquellos simpatizantes que
es, antes bien, el comienzo de la destrucción, de la desaparición de estos. La más satisfacen las exigencias morales que se le presentan a un comunista ruso. Pero
profunda tragedia del movimiento obrero fue que este no pudiera desprenderse el partido no dirige en absoluto su atención al mero incremento en el número
nunca -ideológicamente- en forma plena del terreno del capitalismo. Los vie­ de sus integrantes; antes bien, atiende a la calidad de aqueUos que permanecen
jos partidos socialdemócratas ni siquiera han intentado seriamente realizar esa en sus filas. Para ello, el partido aprovecha cada oportunidad que le ofrecen los
separación: de acuerdo con su esencia, han seguido siendo partidos puramente grandes esfuerzos de la revolución para depurar el partido. "La movilización
burgueses; el compromiso, la caza de votos, la demagogia barata, la intriga, el béJica de los comunistas" dice Lenin, "nos ayudó a este respecto: los cobardes y
arribismo y el burocratismo son algunos de sus atributos, como también los de los los lúmpenes Je dieron la espalda al partido. Una disminución tal en el número
partidos burgueses. Las coaliciones con los partidos burgueses son, pues, no solo de Jos miembros del partido significa un incremento significativo en la fuerza y el
consecuencias de necesidades políticas objetivas, sino también de la estructura prestigio de este. Deberíamos continuar la depuración, aprovechando la iniciati·
interna, de la verdadera esencia de los partidos socialdemócratas. Es, pues, más va de los 'sábados comunistas"'. Esa depuración del partido se basa, pues, en "un
que comprensible que, en las corrientes verdaderamente revolucionarias, pero no ininterrumpido aumento de las exigencias en lo que respecta a los rendimientos
claramente conscientes, del movimiento obrero cobrara expresión una tendencia auténticamente comunistas".
que no solo se dirigía en cpntra de la esencia pequeñoburguesa, corrupta y con· Esa estructuración interna del Partido Comunista Ruso remite al segun·
trarrevolucionaria de los viejos partidos, sino también en contra del concepto de do aspecto de nuestras consideraciones. El Partido Comunista, como vanguardia
partido en general. Una de las razones que justifican el nacimiento y el poder de de la revolución, debe encontrarse siempre al menos un paso por delante de la
seducción del sindicalismo es, sin duda, el rechazo ético de los viejos partidos. evolución de las masas. Como la necesidad de la revolución, en el Partido Comu­
El Partido Comunista Ruso nunca ha sucumbido al peligro que en esto nista, era ya consciente en un tiempo en que las grandes masas experimentaban,
reside. A los dilemas de los viejos partidos y el sindicalismo, de la organización a lo sumo, un vago descontento con su situación, así también la conciencia del
burocrática y la destrucción del partido, contrapuso un claro tertium datur (es reino de la libertad debe estar ya viva en los partidos comunistas, y debe deter­
· decir, una tercera posibilidad). Hasta ahora, hemos sido demasiado cobardes minar acciones de estos cuando las masas que los siguen no están todavía en
y ociosos como para percibir paulatinamente las consecuencias de esa tercera condiciones de desprenderse de] corrupto suelo del capitalismo. Ese papel del
posibilidad en la Revolución Rusa; también para reconocer e incorporar en nues­ Partido Comunista· será, por cierto, actual, en toda su dimensión, solo a partir de
tros movimientos, como fuerzas impulsoras, las causas de ese tertium datur. Ja fundación del gobierno de consejos. Es decir que, una vez que el proletariado
ha establecido su poder institucionalmente, todo depende de que el espíritu que
vive en los consejos sea efectivamente el espíritu del comunismo, de Ja nueva hu­
3 manidad en gestación, o un nuevo producto de la vieja sóciedad. Solo el Partido
Comunista puede ser el principio clarificador, purificador, progresista. Puesto
que la transformación de las formas de gobierno no puede producir al mismo
Las causas de ese poder del Partido Comunista Ruso residen, en primer tiempo una transformación interna en el hombre, todos los fenómenos nocivos
término, en su organización interna; . en segundo término, en la manera en que de Ja sociedad capitaJista (burocracia, corrupción, etc.) tienen que incorporarse
concibe su tarea y su misión; en tercer término (como consecuencia de los dos a las instituciones soviéticas; existe el enorme peJigro de que estas, antes de po­
primeros), en el modo en que iníluye sobre sus miembros. El Partido Comunista der constituirsé realmente, se echen a perder o se anquilosen. Aquí, el Partido
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1 oo • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919-1922) • 101

Comunista debe aparecer como crítico, como modelo, como muralla, como or­ de todos los residuos de la vida partidaria capitalista y socialdemócrata, de la
denador y reparador. y solo él está en condiciones de h·acer esto. 3
.. burocracia, la intriga, el arribismo, etc., tanto más representará su afiliación
· Así, el Partido Comunista, después de haber educado al proletariado al partido una verdadera camaradería y una solidaridad intelectual; tanto más
para la revolución, debe educar a la humanidad para Ja libertad y la autodisci­ estarán en condiciones de cumplir con su misión: reunir las fuerzas revolucio­
plina. Solo podrá cumplir esa misión si desde el comienzo practica sobre. sus narias, reforzar a los indecisos, despertar la conciencia en los que no la poseen;
miembros esta tarea educativa. Pero incurriríamos en un modo de pensar total­ pero también expulsar y destruir definitivamente a los lúmpenes y oportunistas.
mente antimarxista, antidialéctico, si quisiéramos separar bruscamente entre sí La época de la revolución, rica en tediosas y duras luchas, que se encuentra ante
las dos fases evolutivas anteriormente indicadas. Por el contrario, esas fases se nosotros, ofrece innumerables oportunidades para esta autoeducación. Los ca­
interrelacionan continuamente, y nadie puede determinar cuándo comienza una maradas rusos nos muestran, tanto organizativa como humanamente, el ejemplo
y cuándo cesa Ja otra. Por ello, en los partidos comunistas, el ideal humano del más instructivo que cabe desear. Es tiempo de que comencemos también en esto
reino de la libertad actúa desde el momento de su nacimiento como principio a emular el ejemplo .ruso.
consciente de acción, como motor vital de dichos partidos. Establecer formas de
organización, despertar las conciencias a través de la educación y la propagan­
da: estos son medios decisivos y esenciales. Sin embargo, no son para nada los
únicos. Muchas cosas -e incluso, en última instancia, l�s decisivas- tienen que
realizarlas los propios comunistas en cuanto hombres.
El Partido Comunista debe ser la pri_mera personificación del reino de
Ja libertad; en él ha de dominar en primer lugar el espíritu de hermandad, de
solidaridad verdadera, de voluntad y capacidad para el sacrificio. Si no con­
sigue realizar esto, o si no hace, al menos, serios esfuerzos para ponerlo en
práctica, el Partido Comunista solo se diferencia de los demás partidos por su
programa. Existe, incluso, el peligro de que el abismo insuperable que lo separa
programáticamente de Jos oportunistas e indecisos se borre paulatinamente, y
los comunistas representen solo la "extrema izquierda" de los "partidos de Jos
trabajadores". Se avecina, entonces, otro peligro, que se agrava enormemente
a raíz del afectado reconocimiento de la Tercera Internacional por parte de los
partidos de centro: que la separación cualitativa entre los comunistas y Jos otros
se convierta en meramente cuantitativa, y que incluso se nivele en forma pau­
latina. Cuanto menos realice su ideal un partido comunista en lo organizativo
y en lo intelectual, tanto menos capaz será, por un lado, de oponerse enérgica­
mente a ese universal espíritu de compromiso; por otro, de educar los elementos
inconscientes, pero auténticamente revolucionarios (sindicalistas, anarquistas)
para que se conviertan en verdaderos comunistas.
Compromiso y decadencia proceden de la misma fuente: de la defi­
ciente transformación interna de los propios comunistas. Cuanto más consigan
depurarse Jos comunistas (y, con ellos y a través de elJos, el Partido Comunista)

3 Cf. el artículo del camarada Vladimir Sorin, "Die kommunistischc Partei und
Sowjctinstitutionen" [El Partido Comunista y las instituciones soviéticas). En: Kommunism11s.
t er. año, 8-9 ( 1 920}, pp. 283 ss
.
Oportunismo y golpismo 1

.1
1

Ningún comunista inteligente y honesto consigo mis'!1o querrá ni po·


drá ocultar que los partidos comunistas (con la excepción de Rusia) tienen que
atravesar una dura crisis. Esta crisis, cuyos gérmenes estaban presentes desde la
fundación de los partidos comunistas, y que de cuando en cuando se ha agudi·
zado, se manifestó inicialmente en la preponderancia de inclinaciones golpistas;
el blanquismo, que Bernstein, e incluso ya Marx y los bolcheviques rechazaron
justificadamente, rondó, de hecho, por la cabeza y las acción de muchos cama·
radas por lo demás honestos y convencidos: la creencia supersticiosa en que la
revolución proletaria puede realizarse en forma repentina gracias a la resolución
y el sacrificio de un pequeño grupo de luchadores de vanguardia bien organi·
zados. Pareciera que los partidos comunistas estuvieran a punto de superar las
confusiones presentes en esta doctrina, que debía manifestarse especialmente
mediante la descomposición del aparato estatal en Europa central inmediata·
mente después de la derrota bélica.
Tanto más cuanto que la otl'a causa interna y, por ello, más importante
para las tendencias golpistas muestra asimismo, en los partidos comunistas, una
tendencia decreciente. Se funda en la esencia de la cuestión el hecho de que los
movimientos revolucionarios capten en primer lugar a los sectores instintiva­
mente revolucionarios, que anteriormente no se encontraban organizados y que
carecían, por ello, de experiencia acerca de la lucha de clases; también el hecho
de que, en cambio, precisamente en la élite de los trabajadores sindicalmente or­
ganizados se presenten inclinaciones fuertemente oportunistas y conservadoras.

Publicado por primera vez en Kommunisnms 1132 ( 1 920), pp. 1 1 07- 1 1 S (n. del trad.).

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1 04 • Gyorgy Lukács '
1 Escritos tempranos (191 9-1922) • 1 05
En la medida en que el colapso del capitalismo también perjudica a esos sectores,
al expandirse sus efectos sobre la situación económica inmediata de esa élite; en de la organización por parte de los oportunistas y los golpistas, en contraposi­
la medida en que esta se ve revolucionada por tales fenómenos, el sentimiento ción con la que realizan los comunistas, no se refiere a la importancia de la orga·
revolucionario de las masas proletarias se llena con la conciencia revolucionaria nización en general, sino exclusivamente al papel y la función de la organización
de la verdadera lucha de clases, con el marxismo conscientemente dialéctico. dentro del movimiento revolucionario. Un partido comunista es inconcebible sin

(La importancia que poseen los sectores obreros antes mencionados en cuanto organización, incluso sin una organización severamente centralizada y discipli·
al destino de la revolución, sigue manteniéndose; solo la función experimenta un nada. El comunismo se diferencia de oportunistas y golpistas por el hecho de
cambio). que, para aquel, la organización no es condición de la acción, sino una continua
Otros peligros internos parecen estar aproximándose ahora. Con el interacción de condición y efecto en el curso de la acción; incluso, cuando uno
crecimiento de los partidos, especialmente allí donde el partido proletario de la de esos puntos de vista prevalece, la organización debe ser concebida antes como
Tercera Internacional no ha nacido a partir de la ruptura y la lucha con el viejo efecto que como condición. "La concepción rígida, mecánico-burocrática", dice
partido, sino que obtuvo la mayoría y el liderazgo en el seno del partido (como Rosa Luxemburg", "solo admite la lucha como producto de la organización a un
. cierto nivel de intensidad. La evolución dialéctica viva ,hace, inversamente, que
en Italia y quizás dentro de poco en Checoslovaquia), y con la aproximación
hacia la Internacional de grupos oportunistas o, cuando menos, vacilantes (los la organización surja como un producto de la lucha".1 No se necesitan ejemplos
Socialistas Independientes, el grupo de Longuet), 2 el peligro se vuelve cada vez para ilustrar este dpo de pensamiento y acción propio de los oportunistas; la
más agudo, y se acumulan con claridad creciente los indicios de que, gracias a devoción de estos por las boletas electorales y los folletos partidarios, la espera
esos grupos, también en los partidos comunistas ingresará el espíritu oportunis· del "instante" en que un número suficiente de proletarios se encuentren suficien·
ta. Pareciera, pues, como si los comunistas verdaderos, marxistas, tuvieran que temente bien organizados son hechos conocidos para todos. Pero es llamativa la
llevar adelante una lucha en dos frentes, hacia la izquierda y hacia la derecha; semejanza que presenta el proceso de pensamiento de los golpistas. Que estos no
pareciera como si el marxismo se viera obligado a asumir una posición central cuentan boletas electorales, sino revólveres, ametralladoras, etc.; que 1.a "buena
dentro �el comunismo. En contra de esto, cabe subrayar y fundamentar teórica­ organización" ha de comprender menos hombres; que el patrimonio no consiste
mente, dentro del marco aquí disponible, que se trata, en ambos casos, del mismo en un aparato electoral o en un sindicato, sino en una organización militar ilegal,
peligro para el espíritu del comunismo; que oportunistas y golpistas comparten cambia muy poco en cuanto a los fundamentos teóricos. También los golpistas
la misma base en los fundamentos teóricamente decisivos de sus principios; que conciben la organización y la acción como dos estadios diferenciados entre sí: la
unos y otros, en consecuencia, también en la práctica IJegan -muy a menudo- a organización en cuanto preparación, y la revolución misma como movilización
resultados muy similares. y batalla. Esta división mecánica del proceso revolucionario tiene como conse·
Lo teóricamente decisivo parece consistir -expresado solo negativa­ cuencia necesaria, en los golpistas, que estos exageran en forma desmedida la
mente- en la incapacidad de ambos grupos para concebir la re110/ución como importancia de la mera toma del poder por parte del proletariado. Creen tener
proceso; en una formulación positiva, en la valoración errónea de la organiza­ que considerar la toma del poder como el cierre o, al menos, la coronación del
ción para el movimiento revolucionario. También se podría hablar muy bien de proceso revolucionario, aun cuando la toma del poder no es más que una etapa
una sobreestimación de la organización. Solo que esta expresión podría resultar muy importante, decisiva (pero, en todo caso, solo una· etapa) de la lucha de cla­
equívoca, por cuanto puede ser interpretada como un respaldo a las tendencias ses. Los golpistas tienen que pasar totalmente por alto que sus fuerzas, especia·
anarcosindicalistas al que debe sustraerse todo comunista. La valoración errónea g
mente las de su "organización", no solo son insuficientes para la lucha si uiente,
que es la auténticamente decisiva, sino que son absolutamente inapropiadas para
.
ella. También a los oportunistas se les muestra el momento de la toma del poder
de una manera distorsionada. Aun cuando intentan eliminar de la conciencia
2 Los esfuerzos de Jean Longuet y sus amigos para incorporarse al Partido Comunista
del proletariado la importancia de la toma del poder a través de expresiones
Francés en ocasión de la fundación de este en diciembre de 1 920, fueron frustrados por una
intervención insólita de Zinoviev, bajo la forma de un telegrama que decía que "la resolución vacías acerca de una .,evolución paulatina", de. una "transición", etc., pueden
firmada por Longuet y Paul Faure demuestra que Longuet y su grupo no desean apartarse del presentarse situaciones, como consecuencia de esta valoración errónea, en que la
campo reformista. Fueron y siguen siendo agentes determinados de la influencia burguesa en el
proletariado [ . .. ]. La Internacional Comunista no puede tener nada en común con los autores
de tales resoluciones" (n . del trad.).
3 Rosa Luxemburg, Masse11streik [Huelga de masas], nueva edición, p; 46.
T

Escritos tempranos (1 919·1 922) • 1 07


106 • Gyorgy Lukács Solo la totalidad del proceso revolucionario puede brindar un paráme­
importancia de la tom� del poder no solo es exagerada precisamente a la manera tro para la acción comunista. Lo que Marx ha destacado en la Crítica del pro­
golpista, sino que también es considerada incluso en la práctica de acuerdo con grama de Gotha, que "el derecho no puede jam�s estar a un nivel superior al de
r
ese espíritu. La proclam del gobierno de los ·consejos en Múnich es un ejem­ la forma económica de la sociedad y de su correspondiente desarrollo cultural",6
� � i
pi m y característico d ello. En tanto los auténticos comunistas se opusieron se refiere también a las formas de organización del proletariado durante la lucha
energ1camente a la declaración y se han rehusado a toda participación en ella, de clases. También estas formas son, por un lado, modos de expresión; por otro,
la primera y en aparienda auténtica República de los Consejos de Baviera fue armas de la lucha de clases, cuya evolución, fuerza, utilidad, perfeccionamiento,
engendrada por el golpismo organizado por los socialistas de la mayoría, por los etc., dependen de la evolución de la lucha de clases. Tan pronto como una forma
independientes y los anarquistas. Y mientras que, después de la constitución de de organización se autonomiza, el punto de vista de la totalidad queda encu­
dicha república, los comunistas se empeñaron con toda sus fuerzas en convertir bierto y, con esa desaparición, queda arruinado el verdadero parámetro para la
la aparente hegemonía proletaria, existente solo en los papeles, en una auténtica acción, y solo quedan como consecuencias y parámetros los resultados inmedia­
) tamente visibles de la lucha. Pero esos resultados -al margen de que sean con­
dictadura del proletariado, los propulsores del golpe golpista -a la derecha y a la
izquierda de Toller•- por un lado se empeñaron en conseguir logros meramente venios acerca de tarifas o alzamientos armados-, considerados aisladamente, no
aparentes; por otro, han saboteado abiertamente toda medida auténticamente pueden proporcionar un parámetro para la acción del proletariado, ni siquiera
para la valoraci6n correcta de la situaci6n actual. ·
revolucionaria en cuanto a la lucha de clases.
No es ninguna casualidad. No es casual que el Partido Socialista Inde­ Las raíces teóricas de esta fatal interpretación errónea del marxismo
pendiente sea el centro de esta fraterna·! mezcla de oportunismo y golpismo. No revolucionario se remetan a un pasado remoto. La primera expresión clara fue
es tampoco casual que, por un lado, para el llamado radicalismo de izquierda de la lucha entre Willich-Schapper y Marx; otra posterior -cuyas consecuencias
Laufenberg y Wolffheim,5 la toma del poder no se haya conseguido con la sufi­ pueden rastrearse aún en los debates actuales- es la antítesis estable.cida por
ciente rapidez y "energía"; y ' que, por otro, ese mismo ·radicalismo de izquierda Bernstein entre evolución y revolución. De nada sirve enfrentar la doctrina sobre
estuviera muy inclinado a·acordar la paz con Ja burguesía para "preservar" ese la evolución paulatina con el ardiente apasionamiento de la revolución, si no se
"dominio" del proletariado en la lucha contra la coalición capitalista. Pues la entiende que esta . antítesis -no importa de qué lado se coloca uno- significa un
exageración de la importancia de la organización, la concepción mecánica de abandono de la base marxista. Pues el marxismo concibe todo el proceso de la
esta, tiene como consecuencia necesaria que Ja totalidad del proceso revolu­ evolución capitalista y, dentro de esta, el proceso de desarrollo de las energías
cionario debe ser desdeñada, desplazada hacia un segundo plano para que se proletarias, como un gran proceso unitario. El largo lapso que comprende esta
atienda solo al resultado inmediatamente visible. evolución, las prolongadas pausas, las -aparentemente- prolongadas detencio­
nes, retrocesos, paralizaciones nunca pueden ni deben oscurecer, ante los ojos
del proletariado y, ante todo, de su vanguardia consciente, el carácter revolu­
4 Ernst Toller, el dramaturgo expresionista, fue uno de los líderes de la República Soviética cionario de la totalidad. La táctica de los comunistas debe adecuarse, pues, a
Bávara, que fue derrocada a través de las armas en mayo de 1 9 1 9, a menos de un mes de su
nacimiento. El Partido Comunista Bávaro, liderado por Eugen Leviné, en un comienzo desesti· este doble carácter del movimiento obrero revolucionario. Por un lado, no debe
mó la revolución considerándola "una come.dia", pero colcaboró en su defensa cuando era in· perder jamás de vista la unidad y totalidad del proceso revolucionario. Por otro,
mine�te el ataque de las tropas del gobierno. Después de la toma de Múnich, Leviné fue ejecu­ debe considerar continuamente esta misma totalidad desde el punto de vista
tado, Junto con centenares de personas, con o sin juicio. Toller escapó con una prisión de cinco
años. Una reseña de la revolución aparece en su autobiograffa Eine /ugend in Deulschland del instante dado, desde Ja perspectiva de la "exigencia del día": debe ser siem­
(Una juventud en Alemania) (n. del trad.). pre una Realpolitik revolucionaria, en la cual cada uno de Jos dos conceptos
5 W. Laufenberg y K. Wolffheim habían promovido una política de "bolchevismo nacional";
que constituyen la táctica comunista debe ser igualmente importante. Solo una
es d�cir: cooperación con los partidos nacionalistas de derecha sobre la base de una plataforma
hostil a Versalles. a los países occidentales y a la socialdemocracia. Estas ideas comunicadas vez que esa unidad y táctica del proceso han sido olvidadas, y el oportunismo

a Lenin a través de Radek, fueron rechazadas, y Laufenberg y Wotrfheim íuer n expulsados ha falseado el sentido del proceso; solo una vez que la evolución es concebida
del Partido Comunista Alemán. En una carta abierta, el Comité Ejecutivo de la Internacional
Comunista adoptó 18 siguiente posición: "El Partido Comunista Alemán de los Trabajadores se
s�paró del Partido Comunista Alemán porque consideró que la táctica de este ha sido oportu­
. . .
nista; al mismo tiempo, acepto. como miembros a Laufenberg y Wolffheim ... defensores de la 6 Crítica del programa de Gotha. Con un apéndice con textos de Marx, Engels y Lcnin.
paz civil con la burguesía, si esta reconocía los gobiernos de los consejos obreros antes de que Tercera edición. Buenos Aires: Anteo, t 973. p. 33.
la burguesía fuera y vencida por el proletariado... Así, su política llevó, de hecho, al estableci­
miento de una ignominiosa República Soviética" (n. del trad.).
1 oa • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919·1922) • 109
como nevoJución pacífica" y la Realpolitik como renuncia a la revolución, alcan­ de la actividad 'crítico-práctica"'.ª El marxism.o vulgar de Jos oportunistas ha
za el golpismo una justificación -aparentemente- revolucionaria. Solo entonces retrocedido hasta este estadio feuerbachiano de la ev�luci6n; y toda la actividad
puede revelarse, de hecho, como auténtica acción revolucionaria, el alzamiento (aparente) de) golpismo no puede colocarlos por encima de este mismo punto de
armado, la toma del poder "a cualquier precio". "Si, por el contrario, el proceso vista de la mera contemplación. Por eso, ambos conJiben la evolución h istórica
mismo es concebido como revolucionario de acuerdo con su esencia; si los alza­ de un modo totamente mecanicista; por eso, en ambas concepciones de la lucha
mientos armados aparecen como pasos necesarios en este camino, pasos que, en de clases se desvanece la idea de la actividad revolucionaria de las masas y, con
ciertas situaciones, son absolutamente necesarios, pero que, de acuerdo con su esta, la idea de la el�vación de la con�iencia re��lucipnari � de l �s masas que, al
esencia, no se diferencian, en principio, en absoluto de los restantes pasos; en­ �
mismo tiempo. es fruto y fundamento de la acc1on r voluc1onaria de aquellas.
tonces el golpismo pierde toda base, no solo en el plano de la teoría y la agitación, · Los oportunistas y los golpistas se parecen �n la medida en que ambos
sino también en Ja práctica, y e) carácter pequeñoburgués de su fundamento se subestiman la espontáneidad de las masas; en comparación con ]as acciones
evidencia espontáneamente ante todo trabajador Júcido. "preparadas", organizadas de antemano; se parecen en la medida en que no in·
Con· esto ha quedado ya caracterizada, al mismo tiempo, la táctica de tentan simplemente despertar la conciencia y conducir con un espíritu comunis· ·

los comunistas frente al golpismo: deben realizar toda ·acción con espíritu revolu­ ta el movimiento (al margen de 'que se trate de conseguir un aumento de salario
cionario, por más pequeña que sea, en apariencia, dicha acción, por mucho que o de organizar un alzamiento armado), sino simplemente "llevarlo a cabo". De
se encuentre orientada a las exigencias del día. Y espíritu revolucionario significa ahí que sus acciones, aun cuando deban ser designadas -desde ambos campos­
aquí, en este sentido práctico. de la palabra, ni más ni menos que la acción cons­ constantemente como "adecuadas a la Realpolitik", en contraposición con las
ciente de acuerdo con el espíritu del proceso revolucionario; el aprovechamiento consideraciones meramente "teóricas" de los verdaderos marxistas, siempre flo· ·
de toda oportunidad para agudizar las contradicciones de clase y para hacer que tan en el aire y carecen de todo fundamento real y perceptible. Pues este funda·
el proletariado tome conciencia de esa agudización. mento real de la acción solo puede ser la.conciencia de clase �el proletariado, que
Esto solo es posible cuando cada acción individual del proletariado ha se expresa a través de 1a "actividad crítico-práctica.,. Toda acción que no parte de
sido dirigida desde el punto de vista 'del movimiento global, y cuando el prole­ esa, de Ja espontaneidad de las masas; toda acción-cuyo objetivo no sea despertar
tariado toma conciencia a través de sus acciones de esta unidad con la totali­ la conciencia acerca de aquellas exigencias que han despertado esa espontanei·
dad del proceso revolucionario. Si esto no sucede, aquellos trabajadores que son dad; toda actividad que no conduzca esa espontaneidad en esa dirección, en
partidarios de la revolución, pero que no han madurado hasta alcanzar la plena dirección a Ja totalidad del proceso revolucionario, flota en un espacio sin aire,
conciencia de clase, verán necesariamente en la defensa de sus intereses con las por convincentes y "adecuadas a la Realpolitik" que sean, en lo demás, sus de­
armas en Ja mano Ja única acción revolucionaria. Así, pues, no solo en el plano claraciones. Cada trabajador es -aun cuando, al comienzo, sea inconsciente de
teórico son fenómenos afines el oportunismo y el golpismo. ello- un marxista ortodoxo: esta es la condición tácita de la acción comunista.
El golpismo solo puede prosperar sobre la base del oportunismo, de modo Lo es de acuerdo con su posición de clase, que lo inserta necesariamente dentro
que Ja presencia de inclinaciones golpistas entre los trabajadores debe conducir del proceso revolucionario. Pero es solo la educación ejemplificadora de Ja lucha
a todo comunista auténtico a una autocrítica: a investigar si en su táctica se en­ de clases y, dentro de ella, la actividad rectora del Partido Comunista la que
cuentran ocultos en algún sitio factores oportunistas. puede elevar al pfono .de la conciencia de Jos trabajadores la ineludible posición
"La falla fundamental de todo el materialismo precedente", dice Marx, de clase en la que se encuentran. con todas las consecuencias que dicha posición
es "que ... capta la cosa ... no como actividad humana sensorial, como práctica; no conlleva. Oportunistas y golpistas inhiben este proceso de la m isma manera,
de un modo subjetivo".7 De aí que el materialismo de Feuerbach, el materialismo aunque con medios diversos. Los primeros, al convertir en punto de partida de
contemplativo, "no comprenda la importancia de la actividad 'revolucionaria', su táctica la situación momentánea, aislada, extraída del contexto global. Los
últimos, en la medida en que tienen en vista un fin aún inmaduro, aún no postu·
lado en forma espontánea (aunque más no sea inconscientemente) por )a masa,
e intentan realizarlo sin relación directa con esta.
7 Feuerbach, 6 1 ["Tesis sobre Feuerbach". En: Marx, Karl / Engels, Friedrich, la ideo­
logía alemana. Crítica de la novísima filosofía alemana en las personas de sus representantes
Feuerbach, B. Bauer y Stirner, y del socialismo alemcín en las de sus diferentes profetas. Trad. de
Wenceslao Roces. Buenos Aires: Pueblos Unidos, 1 985, pp. 665-668; aquí, p. 665, tesis nº t ] . 8 Ibíd., p. 666.
1 1 o • Gyorgy Lukács
Escritos tempranos (1919·1922) • 1 1 1
La concepción mecanicista del marxismo vulgar acerca de la lucha de
. Su realización
clases separa, según vemos, la "preparación" para la revoluci6n de la "revolu­ es, e n efecto, el punto d e partida de las consideraciones tácticas
fin de la acción
ción" misma; en consecuencia, también separa la organización de la masa; aísla viva por parte del proletariado solo puede ser, sin embargo, el
los momentos individuales de la lucha respecto de su totalidad. En la medida en auténtic amente revoluc ionaria reduce la brecha, la
revolucionaria. Cada acción
y la concien cia activa del proletar iado. Una vez
que deja de lado la idea de todalidad del proceso revolucionario, se torna incapaz distanc ia entre el ser económ ico
o y examina do el ser, posee al mismo
de concebir el papel de la conciencia en la evolución revolucionaria, y de adecuar que esta conciencia ha alcanzado, penetrad
obstácu los a fin de consum ar el proceso
la acción revolucionaria a la conciencia de clase revolucionaria. Los oportunis­ tiempo la capacid ad de superar todos los
tas creen que es posible inculcarle paulatinamente al proletariado la "madurez" de la revolución.
,9
necesaria para la revolución a través de un igualmente pacífico "trabajo de ins­ Al justifica r su solicitud de separación de la fracción Willich- Schaper
ellos, en lugar de las circuns tan­
trucción". Los golpistas desdeñan totalmente esta cuestión, en la medida en que dice Marx, con incomp arable claridad: "Para
tanto nosotros
adscriben, simplemente, a las masas su propia "conciencia" revolucionaria. Am­ cias reales, es la mera voluntad el motor de la revolución". En
atravesa r 20, 50 años
bas concepciones son igualmente mecanicistas. Pues ambas ven en la evolución les decimos a los trabajadores: "Ustedes tienen que 15,
mar las circunst ancias, sino
de la conciencia de clase proletaria algo que solo podría ser concebido al margen de guerras civiles y populares, no solo para transfor
la soberan ía po­
de la propia lucha revoluci�nária. De ese modo, ceden el arma más importante, para transformarse ustedes mismos, 1° para prepararse a ejercer
r la soberan ía de
el arma absolutamente deci�iva desde el punto de vista revolucionario. Los co­ lítica", ustedes les dicen, por el contrario: "debemos alcanza
han convert ido la
munistas, siempre que apliq1:1en su táctica a esta unidad de lucha de clases y con­ inmediato, o echarnos a dormir. [.. ] Así como los demócratas
.

lo propio con
ciencia de clase, de la única :manera puramente marxista; siempre que carguen palabra pueblo en un ser sagrado, así también han hecho ustedes
la evolución
cada uno de sus actos con el espíritu revolucionario y, a través de ello, eduquen la palabra proletariado. Como los demócratas, ustedes reempla zan
al proletariado en la "actividad crítico-práctica", no tendrán que preocuparse revolucionaria por la palabrería acerca de la revoluci6n".11
especialmente por enfrent(!r al oportunismo y al golpismo.
Si se apartan de este camino, ninguna polémica, por diestramente que
se la desarrolle, podrá salvarlos de este doble riesgo. Pues la revolución es un
gran proceso educativo del proletariado; este solo puede triun far cuando se cons­
tituye como clase en la lucha, a través de la lucha. Pero solo puede convertirse en
clase cuando desarrolla dentro de sí la verdadera conciencia de clase; pero esta
conciencia solo puede nacer a través de la concientización generada por la acción
adecuada a la clase, por la acción revolucionaria. Cualquier otro discurso acerca
de la "madurez ideológica" del proletariado es un vacío palabrerío, al margen de
que se le niegue o se le reconozca al proletariado esta "madurez".
El proletariado existe en cuanto clase, en primera instancia, solo en
términos económicos, solo objetivamente; solo la lucha de clases misma es la que
torna subjetiva, consciente esta realidad objetiva, científica de la clase; la que in­
troduce esta realidad en la vida real, activa, dinámica. Oportunistas y golpistas,
9 August Willich ( 1 820- 1 87�) y Karl Schapper (aprox. 18 t � - 1 870)
fueron dirigent� de la
a raíz de su concepción mecanicista de la lucha de clases, tienen que entender
a de Londres después del colapso de las revoluc1on �s � e .t 848 en el c�ntm�� ­
Liga Comunist
el concepto de clase en forma estática, como algo dado irrevocablemente para la Liga estaba dividida a la hora de dec1d1r s1 ha�1a
, una s1tuac1on
te. En septiembre de 1 850,
pensaban que la hab1a, y demandaron
siempre, y no como algo dinámico, que nace, crece y se engendra a sí mismo revolucionaria objetiva. Willich, Schapper y la mayoría
a la mayoría del C�m�té
una acción inmediata. Marx, Engels y sus partidarios, que incluían
través de la lucha. Sin embargo, si conside.ramos la constitución del proletariado consumado y que s1gmficó
Central disintieron y propusieron una división en la Liga, que fue
en cuanto clase como fin y tendencia de la revolución y no como punto de par­ la disol�ci6n de la Liga. Willich emigró luego a Norteamé rica y fue ge?eral en la Guerra �ivil;
General de la Primera
tida de esta, podemos encontrar un fundamento firme para la táctica siempre Schapper se reconcilió con Marx y se convirtió en miembro del Consejo
Internacional (n. del trad.).
cambiante de la acción comunista. La realidad económico-científica de la clase
1 1 O Las cursivas son mías.
1 1 Marx, K., Enthüllungen über den Kommunisten-Prozefl zu KOln.
En: Marx/Engels, Werke,
1
8, pp. 405-4 1 7; aquí, pp. 4 1 2-4 1 3.
¡

· I
La crisis del sindicalismo en ltalia1

La última gran batalla de los trabajadores italianos ha terminado. Las


demandas concretas fueron satisfechas en gran parte. Las fábricas ocupadas
han sido abandonadas nuevamente, y devueltas a sus anteriores propietarios
"legítimos".2 Pero ha quedado flotando una atmósfera pecularmente confusa,
que puede ser caracterizada del modo más claro por el hecho de que todos los
partidos se consideran vencedores: Así, el Corriere della Sera habla de un "triunfo
de los elementos moderados" en el movimiento obrero italiano. "Fue un triunfo
del valor; se mostró que los elementos racionales triunfaron tan pronto como se
atrevieron a asumir una posición decidida" (21 de octubre) . Aún más claramente
se manifiesta la conciencia victoriosa de Giolitti. De acuerdo con un telegrama
de la Neue Freie Presse (4 de noviembre), Giolitti explica:

En el exterior, fueron difundidas noticias inexactas y falsas, incluso en lo que


respecta al control de las fábricas por parte de los trabajadores. Los equívocos
fueron producidos por la enorme diferencia de sentido que posee la pa l ab ra 'con­
trol' en la lengua inglesa y la italiana. En América e Inglaterra, 'control' significa
tanto comando como derecho a tomar determinaciones; en Italia, en cambio,

1 Publicado por primera vez en Kommunismus 1/40 ( 1 920), pp. 1 432- 1 440 (n. del trad.) .
2 Después de una malograda huelga general en abril de 1 920, volvió a encenderse la rebelión
en Italia en agosto de ese mismo año, cuando los propietarios de íábricas se negaron a discutir
los aumentos salariales con la unión industrial, lo cual llevó a una campaña de resistencia pa­
siva y obstruccionismo; es decir: los trabajadores se presentaban todos los días y permanecían
en las íábricas para evitar un cese forzoso, pero no trabajaban. La disputa pronto se intensificó
hasta convertirse en una acción revolucionaria en Turfn, cuando los empleadores declararon un
cese forzoso (3 1 de agosto) y los trabajadores ocuparon las fábricas en forma permanente, es­
tableciendo consejos industriales y desarrollando la producción bajo dirección propia. Pero no
hubo apoyo masivo íuera de Turín, y en octubre, los trabajadores fueron forzados a abandonar
las fábricas y a regresar al trabajo, sobre la base de un compromiso lijado por el primer minis·
tro, Giovanni Giolitti (n. del trad.).

113
. '

l
Escritos tempranos (191 9·1 922) • 115
1 1 4 • Gyorgy Lukács
los caminos para evitar e n la práctica sus peligros. Aquí, e l proletariado mundial
significa 'verificación'. )Estoy muy lejos de proponer la bolchevización de fa indus­ recibe una lección ejemplificadora acerca de los peligrosos límites de una acción
tria italiana, pero estoy convencido de que puedo beneficiar a nuestra industria puramente sindicalista. Las tesis de Moscú fueron tal vez recibidas por grandes
de la manera por mí intentada. Pues el trabajador que conoce las circunstancias grupos del proletariado italiano como dogmáticas o como pura teoría. La lección
reales, adaptará sus demandas a estas circunstancias concretas, y de ese modo
proporcionada por la toma de las fábricas solo puede ser, para ellos, que única y
desaparece Ja nociva desconfianza del trabajador hacia e) dueño de fábrica. Por
otro Indo, este perfeccionamiento moral del trabajador ejercerá una iníluencia exclusivamente la continuación de esta actividad puede indicar una salida revo­
favorable sobre la prodµcción, porque estimula el trabajo que -lo repito- es el lucionaria de la situación crítica en la que se encuentra el proletariado italiano.
único camino de salvación. La quinta tesis del congreso, que alude al papel del Partido Comunista
en la revolución proletaria, dice, en lo esencial, lo siguiente:
Y el caos se mues'tra aún mayor por el hecho de que en amplios secto­
res de la clase obrera domina un ánimo de victoria. No solo Avanti anuncia el La Internacional Comunista rechaza de la manera más decidida la creencia en
triunfo de los trabajadores, sino que también en los círculos de sindicalistas se que el proletariado puede consumar su revolución sin tener un partido político
independiente. Toda lucha de clases es una lucha polftica. El fin dé esa lucha,
ve en la unificación una victoria. Incluso los sindicalistas revolucionarios son
que se transforma inevitablemente en una guerra civil, es la conquista del poder
del parecer de que solo la conducta inconsecuente de los 'cabecillas' impidió político. Sin embargo, el poder polftico solo puede ser tomado, organizado y
que el movimiento alcanzara ' una victoria plena. El primer alzamiento de los conducido por un partido político. Solo en el caso de que el proletariado tenga
trabajadores italianos, el más grande y el más revolucionario, ha terminado en como líder un partido organizado y avezado, dotado de fines configurados ri­
un statu quo espiritual. gurosamente, y de un programa de medidas próximas convincentemente elabo­
rado -tanto en el campo de la política interna como en el de la exterior-, podrá
Aquí debe comenzar una consideración a fondo de la crisis en la que
la conquista del poder dejar de manifestarse como un episodio contingente, y
-según nuestra opinión- se encuentra el movimiento obrero italiano; es decir, servir como punto de partida para una construcción comunista y duradera de
debe iniciarse con un an�lisis de la táctica aplicada en esta lucha. Pues el tipo de la sociedad por parte del proletariado.
lucha brinda una lección.muy importante para todo el movimiento .obrero, tanto La misma lucha de clases exige, igualmente, la supervisión central y la conducción
más cuanto que la situación actual de Italia -sumamente complicada- no es de conjunta de las variadas formas del movimiento proletario (sindicatos, círculos de
ningún modo el producto de situaciones y circunstancias únicas, sino la con­ consumidores, consejos de fábrica, trabajo educativo, elecciones y otras agrupa­
ciones similares).
secuencia necesaria de la táctica puramente sindicalista perseguida durante la
Solo un partido político puede ser un centro supervisor y conductor de tales ca­
lucha. Una situación, pues, que se repetirá probablemente, aunque con múltiples racterísticas. La renuncia a crear y reforzar tal partido, como a subordinarse a él,
cambios, en todos los países de Europa occidental (y América) en que no existía significa una renuncia a la unidad en la conducción de los grupos de lucha indi­
ninguna tradición partidaria revolucionaria, pero sí una tradición sindicalista viduales del proletariado -grupos que están trabajando en los diferentes espacios
revolucionaria. De lo que se trata, pues, es de reconocer a tiempo lo fundamen­ de lucha-. la lucha de clases del proletariado exige una agitación concentrada,
tal en la problemática situación del proletariado italiano, de modo que podamos que ilumine las diversas et(lpas de la lucha desde un punto de vista unilario y que
en cada instante conduzca la atención del proletariado hacia tareas determinadas,
extraer de ella, tan rápidamente como sea posible, las conclusiones correctas.
comunes a toda la clase. Esto no puede realizarse sin un aparato político centra­
El Congreso de Moscú3 y el movimiento de los trabajadores metalúr­ ·
lizado, es decir, fuera de un partido político.
gicos italianos arrojan luz el uno sobre el otro en forma prodigiosa y se comple­ La propaganda desplegada por los sindicalistas revolucionarios y por los partida­
mentan, por ello, de la manera más ilustrativa. En el primer caso, la ideología rios de los Trabajadores Industriales del Mundo (lWW) en contra de la necesidad
sindicalista fue superada definitivamente en el plano teórico, y en las tesis adop­ de un partido independiente de los trabajadores, solo ha contribuido y contri·
buye, pues, objetivamente a secundar a la burguesía y a los 'socialdemócratas'
tadas (en cuya deliberación participaron, también, representantes de los sindi­
contrarrevolucionarios. En su propaganda contra un partido comunista, que ellos
calistas italianos, de la IWW" y el movimiento Shop-Steward) fue ron ind icados querrían sustituir por sindicatos o por cualquier clase de amorfas uniones 'gene·
rales' de los trabajadores, los sindicalistas y los industrialistas coinciden con los
ostensibles partidarios del oportunismo.
l Este fue el segundo congreso de la Internacional Comunista, que comenzó a sesionar el 19 Los sindicalistas revolucionarios y los industrialistas quieren luchar contra la
de julio de 1 920 en Petrogrado, y que luegro continuó en Moscú, donde las reuniones se cxten· dictadura de la burguesía, pero no saben c6mo. No advierten que la clase obrera
dieron de} 23 de julio al 7 de agosto. La� tesis mencionadas aquí fueron esbozadas por Zinoviev, es un tronco sin cabeza si no dispone éle un partido político.
Y se refenan al papel del Partido
. Comunista durante la revolución proletaria (n. del trad.).
4 Industrial Workers of the World (Trabajadores industriales del mundo) (n. del trad.).

· I
1 1 6 • Gyorgy Lukács EsctJtos tempranos (1 91 9·1922) • 1 1 7
'
El sindicalismo revolucionario y el industrialismo significan un paso hacia delante principio. Suponiendo que el movimiento hubiera captado a todos los trabajado­
solo en comparación con la vieja, confursamente contrarrevolucionaria ideología res, que la vida económica toda, el íntegro aparato económico de Italia, hubieran
de la Segunda Internacional. Pero, en comparación con el marxismo revolucio­
estado en manos de los trabajadores, estos se habrfan encontrado en la misma si­
nario -es decir, con el comunismo-, sindicalismo e industrialismo significan un
paso atrás.
tuación crítica, a raíz de que, y en la medida en que el poder del Estado capitalista
Solo a través de la huelga general, de la t6ctica de los brazos cruzados, puede al­ italiano permanecía intacto. Y no se ha dado, en el curso de todo el movimiento,
canzar la clase obrera la victoria sobre la burguesía. ningún paso para derribar este pbder, incluso para intentar derribarlo.
El proletariado debe recurrir al alzamiento armado. El que haya comprendido Esto se debía y se debe, en primera línea, a la ideología sindicalista de los
esto, debe comprender también que, para ello, hace falta un partido político trabajadores. La grande y fatídica falla de pensamiento del sindicalismo consiste
organizado, y que no basta con amorfas uniones de trabajadores.
en que localiza la antítesis entre trabajo y explotación en el ámbito inmediato de
Los sindicalistas revolucionarios hablan a menudo del gran papel que desempeña
una minoría revolucionaria decidida. Ahora bien, una minorfo realmente decidida la explotación, en la fábrica, y por ello contraponb a los trabajadores solo con los
de la clase obrera, una m inoría que es comunista, que quiere actuar, que dispo­ capitalistas, y no con el Estado capitalista. Así, et sindicalismo, a pesar de haber
ne de un programa y quiere organizar la lucha de las masas, es precisamente el nacido como oposición frente al oportunismo de los partidos socialdemócratas,
Partido Comunista. nunca pudo superar· en forma radical precisamente la esencia del oportunismo de
tales partidos. Pues debe resultar hoy evidente para todo marxista que piense con
Estas líneas directrices de la acción comunista revolucionaria se apli­ claridad que el punto principal que diferencia r�formismo y revolución consiste
can perfectamente a Ja situación actual en Italia. Los trabajadores italianos han precisamente en el reconocimiento y valoración del Estado capitalista. Solo la
actuado en forma revolucionaria. La resistencia pasiva, como respuesta a la exi­ falsa valoración del Estado, el olvido de la teoría marxista del Estado, hizo po­
gencia de los industriales, fue un paso correctamente concebido y osado que, sible que se:concibiera la actividad de los partidos de los trabajadores como una
tal como lo muestra Ja exposición del camarada G.Z.5 (en e) número 36/37 de oposición dentro del Estado, como lucha por etEstado y no como lucha contra
Kommunismus) ha ocasionado un gran perjuicio a los capitalistas. La ocupación el Estado. Pero como el sindicalismo, con su condena (en sí, correcta) del opor­
de las fábricas se derivó necesaria y lógicamente de esa situación. Pero la ideolo­ tunismo parlamentarista-oposicional, ha descartado toda táctica auténticamente
gía sindicalista que animaba a Jos trabajadores revolucionarios condujo el movi­ política, se ha situado -de acuerdo con la esenci& de la cuestión- sobre la misma
miento a un callej6n sin salida. Pues es cierto, sin duda, que los trabajadores han base que el oportunismo. Por eso, Jouhaux, Merheim & Co. debieron fracasar,
ocupado las fábricas, y es igualmente cierto que han mostrado, con disciplina y en la guerra, de la misma manera en que lo hicieron Scheidemann, Renaudel y
madurez admirables, que sin capitalistas no solo pueden producir, sino que están Henderson.6 Pero tampoco aquella parte de los sindicalistas que ha mantenido su
en condiciones incluso de aumentar la producción. La pregunta con la que se decisión de entregarse a la actividad revolucionaria puede encontrarse a la altura
enfrentó el proletariado italiano en el instante decisivo fue, sin embargo: ¿cómo de la fase actual, decisiva de la lucha de clases, en la medida en que se aferra a la
puede volver a salir de las fábricas ocupadas? ideología apolítica del sindicalismo.
No planteamos esta pregunta, obviamente, sobre Ja base de considera­ Y, en gran medida, este es el caso todavía hoy en Italia. Los sindicatos,
ciones oportunistas, sustentadas por una Realpolitik. No consideramos fundado con D 'Arragona a la cabeza, quieren proseguir la Jucha, por cierto que por ra­
el temor, que incluso fue expresado desde el comunismo (Rote Fahne [ Bandera zones oportunistas, solo en el plano sindical. No solo porque sus armas son solo
roja] , Nº 409), de que el movimiento fracase a raíz de su aislamiento; de que los sindicales, sino porque también su objetivo es un control sindical de las fábricas.
bancos, por ejemplo, retiren el crédito, etc. Primero, por razones prácticas. Pues Y la fuerte minoría revolucionario-sindicalista lleva adelante la lucha más aJlá
el proletariado italiano ha mostrado, en varias oportunidades, que sabe arreglár­
selas en este caso. Así, los trabajadores de los astilleros de Ancona han retirado
70.000 liras de un banco local, y con ello pagaron los salarios; así, la cámara
6 Leon Jouhaux ( 1 879- 1 954), miembro reformista <lel movimiento sindical francés y del
internacional. AJphonse Merrhc:im ( 1 88 1 - 1 925), líder sindical francés; en 1 905, se convirtió en
de los trabajadores de Verana emitió bonos sobre la base de las materias primas
presentes en las fábricas ocupadas, etc. Segundo Y. principal, por razones de uno de los líderes de la Federación de Trabajadores Metalúrgicos y de la CGT. Pierre Renautlel
( 1 87 1 - 1 935), uno de los líderes reformistas del Partido Socialista Francés. Philip Scheidemann
( 1 865- 1 939) , socialdemócrata alemán, líder del gobierno en tiempos de la supresión de la Liga
Espartaquista. Arthur Henderson ( 1 863- 1 93 5) , uno de los líderes del Partido Laborista y del
5 Siglas de Gregori Zinoviev (n. del trad.). movimiento sindical inglés (n. del trad.).
1 18 • Gyorgy Lukács
Escritos tempranos (1919·1922) • 1 19
de las demandas oportunistas solo dentro de este marco. Así, Umanita Nova (12
de octubre) escribe: "La prolongación de Ja ocupación es también hoy el mejor nes se muestran claramente, por ejemplo, en el Congreso Nacional del FIOM,7
camino; el camino que asegura Ja continuación del trabajo productivo y que donde el camarada Colombino, bajo un aplauso ensordecedor, pudo afirmar que
hace que el enemigo cargue con la responsabilidad por el inmoderado e inútil "en el día en que Kerenski entregó legalmente a los trabajadores el control de las
·'
derramamiento de sangre. Es la revolución sin caos y con la menor cantidad de fábricas, los trabajadores se convirtieron en señores de las fábricas" (Avanti, 23
víctimas". de octubre). Tales concepciones olvidan que sin la revolución de noviembre -li­
derada por los bolcheviques- los trabajadores rusos no solo no habrían seguido
Tampoco esta publicación está en condiciones de advertir el dilema de la situación siendo "dueños de las fábricas", sino que se habrían visto obligados a retornar a
en la que se hallan los trabajadores. Es decir, que estos o bien tienen que abando­
la esclavitud zarista gracias a un émulo de Kornilov o Koltschak. El control ita­
nar las fábricas, lo que, en todo caso, cualesquiera sean las condiciones, significa
una victoria de los capitalistas, o bien tienen que derribar el Estado capitalista liano puede significar un período Kerenski, si es que hay bolcheviques en Italia.
con las armas en la mano,. a fin de retener las fábricas conquistadas. La conquista Pero puede representar una analogía con la Alemania del año pasado, con Ja pre­
de las fábricas puede convertirse en un paso muy importante en dirección a la paración socialdemócrata e independiente del golpe Kapp, si se limita a ..anclar
conquista del poder, si ese paso es dado y valorado -conscientemente- como un los consejos de fábrica en la constitución". La eliminación de este peligro es una
paso tal. Pero coloca a los puestos de avanzada de la revolución en una situación
cuestión de la ideología, de la conciencia del proletariado: de la politización del
sumamente peligrosa cuando es concebida como una conquista real. Pues el pro­
letariado se enfrenta entonces -sin tener no1ión de ello- con el poder incólume
movimiento por parte del Partido Comunista. (El camarada Garino, de Turín,
del Estado, y debe emprender Ja lucha en contra de este bajo condiciones que, ha expresado esto claramente en la misma.sesión).
además de ser las más desfavorables, han sido escogidas por el propio Estado. Este riesgo se intensificará mucho a raíz de la conducta sumamente
sagaz de Jos hombres de Estado italianos. Se podría afirmar -ciertamente, con
Lo mismo ocurre con el control de la producción, con el logro funda­ una broma un tanto amarga- que Jos señores Nitti y Giolitti son los únicos po­
mental de la "victoria". Su y�lor para la lucha liberadora del proletariado depende líticos marxistas de Italia. En todo caso, comprenden de un inodo cierto que la
exclusivamente de la posici�n ideológica que frente a él asuman los trabajadores. ideología acerca del carácter no clasista del Estado es un arma muy útil para la
Hemos visto que Giolitti ve· en ese control un medio efectivo para insertar a los supervivencia del capitalismo. Con todas sus acciones, le hacen el juego a la con­
trabajadores en el sistema capitalista, para mitigar la lucha de clases y estable­ cepción errónea de los sindicalistas y los oportunistas políticos que, consciente o
cer la "producción" (es decir, la producción capitalista). Para los trabajadores, inconscientemente, han capitulado ante esa ideología de la burguesía. El "Esta­
puede significar -ante todo- una victoria moral, en cuanto capitulación de los do" se mantiene (aparentemente) "neutral" ante la lucha del capital y el trabajo.
capitales ante el poder de los obreros. · Pero cuando es invocado como un ,.logro "Media"; representa los intereses "comunes" de "todas" las clases, los intereses
real", pronto se revela como algo totalmente ilusorio. Entonces se trata de uti­ "elevados" "de la" sociedad. De esa manera, los políticos de la burguesía italiana
lizar Jo ya "logrado" como medio para a_gudizar la lucha de clases. En parte, en hacen que, de hecho, ocurra todo lo que se adecua al interés del capitalismo y Jos
la medida en que se intenta ejercer un auténtico control, que los capitalistas no trabajadores de orientación revolucionaria no ven aún a su enemigo mortal bajo
toleran jamás bajo ninguna circunstancia. En parte, proporcionando a los traba­ su verdadera orma. Que esto se basa en una política consciente lo muestra tam­
jadores una lección ejemplificadora acerca de que un control dentro del marco bién el comportamiento del gobierno italiano frente a la Rusia Soviética: aquel
del capitalismo no puede significar nada para ellos; de que tienen que tomar consiguió plenamente carta blanca para apoyar activamente a Ja contrarrevolu­
completamente el poder si quieren mejorar su situación, si quieren ejercer u.na ción, incluso para sumarse eventualmente a una política agresiva contra Rusia,
verdadera influencia sobre la producción. Pero si la "victoria" no es entendida meramente porque lleva adelante una "gran política" con el partido socialista, y
de este modo -y hay, lamentablemente, pocos indicios de que, en el proletariado contribuye a que el proletariado italiana no tome conciencia de que también la
. italiano, se encuentre difundido un entendimiento tal de la situación- , el control política externa es y debe ser una lucha de clases.
significa, antes bien, un peligro. Pues nada es más peligroso que las ilusiones La guarda regia está siempre preparada para atacar, para liquidar a los
para una revolución que se encuentran en el estadio preparatorio. Estas ilusi,o- trabajadores en el instante en que la supervivencia del capitalismo se ve realmen-

7 Federazionc Italiana Opcrai Mctallurgici (Federación Italiana de Obreros Metalúrgicos) (n.


del trad.).
1

.1
1
Escritos tempranos (191 9·1 922) • 121
1 20 • Gyorgy Lukács
puede marcar un camino hacia la ·acción revolucionaria cuando los sindicalistas
te amenazada. Pero los trabajadores aún no ven al enemigo más peligroso con la se encuentran en un callejón sin salida, podrá ser. verdaderamente superado el
suficiente claridad. Así, el Estado, con la conciencia de su superioridad táctica, sindicaJis·mo y podrá· Ja revolución ser conducida hacia la victoria. Solo el Par­
puede postergar el ataque y mediar, a fin de permitir, en el peor de los casos, que tido Comunista puede combatir con eficacia al Estado capitalista, pues solo él
la crisis del movimiento obrero concluya con una victoria aparente y con el ma­ puede ver, reconocer y desenmascarar a ese Estado como al verdadero enemigo
lestar y la confusión consecuentes; o en el mejor de los casos, a fin de ayudarles del proletariado. La ·situación en Italia es revolucionaria. Los trabajadores están
a los capitalistas a obtener una auténtica victoria "compensatoria", sin perder su animados por un espíritu auténticamente revolucfonario. El Congreso de Moscú
neutralidad. Aquellos espíritus acalorados de Ja clase capitalista que ven en este ha logrado aclarar esto en el plano teórico. La crisis del sindicalismo, si el partido
comportamiento de Giolitti y del ex sindicalista Labrio)a (que, en apariencia, interviene consciente y activamente, puede engendrar el esClarecimiento en e)
percibe bien las debilidades �e sus anteriores camaradas) una debilidad, y que plano práctico.
exigen una política de "mano dura", repre�entan, en verdad, un particular peli­
Lamentablemente, el proceso de clarificación revolucionario avanzó
gro para esta política sagazmente conducida. Si la política de tales capitalistas
demasiado poco dentro del propio partido como para que este se halle en con­
triunfar�. por cierto que el Estado tendría que desenmascararse y proporcionar
diciones de complir eficazmente con esa misión. No se trata tan solo de que .
• a los trabajadores la tan necesaria lección ejemplificadora.
-según se destacó- el partido no pueda apoderarse de la direcdón; también el
El órgano auténticamente competente para esto sería, ciertamente, el
análisis y la autocrítica realizados a posteriori han contribuido muy poco a la
partido. Solo este se encontraría en condiciones de producir un cambio de fren­
continuación del movimiento, a la superación de la crisis sindical. (Por Cierto
te en el movimiento, contraponer a este con el . Estado y darle una orientación que no disponemos, en el momento de redactar estas líneas, de las expresiones
del grupo Bordiga).8 Pues, en sí, se trata de derrotas. y falencias que han surgido
política, conscientemente revolucionaria. Esto no ha ocurrido hasta ahora. Por
cierto que la mayoría de los sindicalistas ha asumido continuamente una posi­
a raíz de una táctica equivocada y que son, por un lado inevitables; por otro,
ción de rechazo frente a la conducción del partido. Pero un partido que procede
si son desenmascaradas sin miramiento alguno y pensadas consecuentemente
de acuerdo con los principios del comunismo no puede ni debe dejarse confun­ hasta el final, contribuyen en gran medida al fortalecimiento y consolidación del
dir y maniatar por tales resoluciones. También la "organización superior" en el partido y, por ende, del movimiento. (Por ejemplo, los debates dentro del Parti­
movimiento alemán de boicot contra Polonia ha denegado la participación de los do Comunista Alemán después del golpe Kapp). Hay que admitir abiertamente
comunistas. Pero estos han aprovechado, precisamente, este rechazo para des­ que ese proceso de clarificación dentro del Partido italiano, al menos en lo que
enmascarar las tendencias equivocadas y la traición; han utilizado precisamente respecta a la conducción central, aún no ha siquiera comenzado. El debate sobre
la posición apolítica en la dirección de la causa para politizar a los trabajadores, Jos límites y el peligro de la táctica sindicalista, un punto central del Congreso
para agudizar la lucha de clases. Nuestros camaradas italianos, en cambio, pa­ de Moscú, aún no ha comenzado, si bien los delegados ya han retornado a su
recen haber aumido una posición demasiado pasiva durante todo el movimiento,
país. Cabe esperar, sin duda -y, en las organizaciones locales, muchos indicios
a raíz de la cual la conducción se les ha escapado totalmente de las manos. No
lo muestran- que la pregunta que ha planteado en forma práctica el movimiento
faltan tampoco, por cierto, signos propicios en la dirección contraria. Así, la sec­ del partido, se desplaza desde la periferia hacia el centro, a fin de encontrar allí
ción de Nápoles ha tomado una resolución en la cual se subraya enérgicamente
su solución teórica, organizativa y práctica.
el caráct�r político del movimiento, y se le exige al partido que arrebate a los
Pero tampoco habría que dejar de decir que las condiciones para su
sindicatos la conducción del movimiento. Así, en la cámara de trabajadores de
solución aún no se encuentran plenamente presentes. Pues el sindicalismo no es
Roma, esta tendencia a la politización ha alcanzado la hegemonía.
más que la reacción espontánea de las masas revolucionarias, pero que todavía
Aquí se encuentra la salida de la crisis que ha creado la ideología sin­
no son lo bastante revolucionarias de manera consciente, frente al oportunismo
dicalista en los trabajadores italianos; crisis que se convirtió en una crisis de la
político del partido. Et sindicalismo solo puede, entonces, ser superado por el
táctica sindicalista en general. El sindicalismo vive porque los trabajadores revo­
lucionarios son engañados por el oportunismo de los "políticos", y por ello aban­
donan completamente el ámbito de la política. Solo en la medida en que nace 8 Amadeo Bordiga y Umbcrto Tcrracini: líderes de la extrema izquierda del Partido Socialisla
Italiano; después del Congreso de Livorno, que ruvo lugar en enero de 1 92 1 y que terminó con
un partido político que es más revolucionariamente consciente y, por ello, más
una victoria de los centristas liderados por Serrati, aquellos participaron en la fundación del
revolucionario que los sindica1istas más extremistas; un partido que, por ende, Par!ido Comunista Italiano, en el que desempeñaron un importante papel (n. del trad.) .
1 22 • Gyorgy Lukács

partido, y este solo pued� convertirse en au�éntico líder del movimiento, cuando
el partido consigue eliminar de sus filas todo trazo de oportunismo. El congreso Sobre la cuestión del
trabajo educativo1
de Moscú se ha expresado inequívocamente sobre este punto, y ha comprome­
tido a cada una de sus secciones para que realicen esa depuración de sus filas.
Pero en tanto las condiciones de anexión de la Tercera Internacional han pro­
ducido el más vehemente fermento en el Partido Socialista Independiente, y han
generado -verosímilmente- una separación clara entre los revolucionarios y los
oportunistas, en el Partido italiano parece ser bastante fuerte la inclinación a
borrar las oposiciones. Sin duda que, en la sesión de la conducción partidaria,
el orden del día radical 1de Terracini ha triunfado (por cierto que solo con la
apretada minoría de siete a cinco), pero incluso ese orden del día posterga la
depuración concreta hasta que tenga lugar el congreso del partido, hasta fines
de diciembre. "
Así, faltan, hasta ahora, las condiciones para una verdadera clarifica­
ción de la situación. Los t'tabajadores pueden volver, sin duda, a abandonar -sin
catástrofe alguna- las · fábricas ocupadas; pero no ha sido superado en modo
alguno el peligro de que los movimientos espontáneos de las masas proletarias La pregunta por el método y el fundamento dominará, probablemente,
descontentas vuelvan a pasar por encima de sus líderes y que terminen chocando las futuras discusiones sobre la cuestión educativa. Las tesis de los camaradas
la cabeza contra la pared, o hundiéndose -a causa de los repetidos esfuerzos húngaros han aludido al problema de la prioridad de las ciencias sociales e his­
desprovistos de éxito- en Ja desmoralización y el letargo. Tampoco puede ser tóricas frente a las naturales; ha recibido el aplauso del camarada Robig (en el
superado dicho peligro por el hecho de que la única modificación esencial en la Nº 6 del segundo año de /ugend-Internationale), pero también es posible que en·
conciencia del proletariado italiano que resulte visible parezca ser un desplaza­ cuentren una gran resistencia. Quizás no sea del todo superfluo realizar algunas
miento hacia la izquierda dentro del propio sindicalismo. La posición del partido breves observaciones acerca de Ja parte metódica de la cuestión. 2
respecto del movimiento no se ha modificado, y tampoco puede alterarse sin la Cabe señalar, ante todo, que la discusión, si se la desarrolla razonablemen·
exclusión de los reformistas. Hasta que ese cambio se produzca, Italia seguirá te, solo puede girar en torno a Ja primacía del método, no de la prioridad de Ja mate·
encontrándose en situación de crisis. La salida de la crisis ha sido mostrada ya ria. No puede haber ningún hombre sensato que no tenga en claro que la dictadura
claramente por Moscú. Además de las tesis del congreso, Moscú se ha dirigido del proletariado, una vez que haya dejado atrás el período del peligro más inmediato,
también directamente al proletariado italiano. De lo que ahora se trata es de generará un nuevo y gran florecimiento de las ciencias naturales y de la técnica. Es
que este se apropie de esa lección, de que la co�vierta en principio rector de sus claro, incluso, que solo gracias a la supresión de la barrera de la ganancia recibirá
acciones. la técnica una vía libre para concretar posibilidades que hoy resultan casi inima·
ginables. Pero, una vez admitido todo esto, se interroga: el método de las ciencias
naturales, ldesarrollará, y debería desarrollar en la educación, en el pensamiento y
el sentimiento, en Ja ciencia y Ja filosofía, aquel papel determinante y decisivamente
influyente que ha desempeñado en la sociedad burguesa? Pues tengamos en claro

1 Publicado por primera vez en /ugend-lnlemalionale [Internacional juvenil) 1 1/7 ( 1 92 1 ),


pp. 1 8 1 - 1 82 (n. del trad.) .
2 Materialista no es la antítesis de idealista, como se expone erróneamente en las interpreta·
cienes corrientes del marxismo, sino el correlato de formalista, lo cual posee una honda signifi·
cación para la concepción histórica proletaria. Lamentablemente, no es posible desarrollar aquí
las derivaciones de esta tesis tan importante.

123
124 • Gyfügy Lukács Escritos tempFfnos (1919-1922) • 125

que todas las manifestaciones vitales de la sociedad burguesa se encontraban do­ ciencia natural "pura", el kantismo, la escuela de Mach,4 etc. Y alcanzaron su fin:

minadas por dicho método. Ya el hecho de que -dejando de lado, según veremos, en las capas dirigentes y en amplias masas del proletariado nació la creencia en

algunas excepciones reaccionarias- el conocimiento de las ciencias naturales haya el carácter inconmovible del capitalismo, en su necesidad "conforme con las leyes
sido considerado como el conocimiento en general, o al menos como el tipo ideal del de la naturaleza". Una cosmovisión de fatalismo económico se difundió, y logró

conocimiento; el hecho de que, a este respecto, estuvieran de acuerdo las corrientes que la representación sobre la constitución de un orden social radicalmente nue­
vo, la representación de u n cambio revolucionario, apareciera como algo aventu­
principales de la filosofía burguesa (materialismo a la Büchner, 1 kantismo y empi­
riocriticismo), es una prueba de ello que, por falta de espacio, no queremos ni pode­ rado, "acientífico", incluso antimarxista. (No es posible exponer aquí, ni siquiera

mos completar aquí. Y no es casual. Las ciencias naturales no solo le han permitido escuetamente, con cuánta profundidad se arraiga ese enfoque metódico en la

a la sociedad burguesa la racionalización -capitalista- de la producción, etc., sino teoría del oportunismo. Aludo solo al hecho de que los oportunistas, en vista de

que el método de aquellas fue, para la burguesía, un arma ideológica excelente en la que pretendían analizar un capitalismo en general, una crisis en general, etc., y lo

lucha contra el feudalismo agonizante y contra el proletariado en ascenso. hacían "atemporalmente, a la manera de las ciencias naturales", en forma ahistó­
La primera función de la ley natural (para simplificar la cuestión, con­ rica, no se encontraban en absoluto en condiciones de emprender históricamente
centraremos la cuestión sobre este punto) es universalmente conocida, y puede nuevos fenómenos como, por ejemplo, el imperialismo en su forma innovadora).
ser comprendida fácilmente. Pues la opresión y la explotación personales del feu­ Frente a esto, cabe subrayar que el método del proletariado es histórico.
dalismo, que poseen un carácter personal, necesitaban la revelación y la autori­ Marx ha concebido la esencia del capitalismo como fenómeno histórico, a fin de
dad divinas como protección ideológica; y el capitalismo naciente no solo tuvo demostrar históricamente su necesaria caída. El proletariado, pues, si quiere que
que descartar las condiciones económicas y políticas a fin de encontrar, para sus su lucha de clases reciba el apoyo de una ciencia revolucionaria, debe continuar
fines, trabajadores "libres", sino que también debió sacudir el fundamento ideo­ las tradiciones del materialismo histórico, del método de Marx. Pero si, con esto,
lógico de la antigua sociedad. Tuvo, pues, que colocar, en el lugar del Dios perso­ tenemos que colocar en primer plano el método histórico social, debemos superar

nal, a la impersonal ley natural: debió destruir la vieja autoridad, pero colocar en prejuicios arduos y comprensibles. Pues, dentro del capitalismo, el método históri­
su lugar, en el trono, una nueva autoridad. Esa nueva autoridad es la ley natural. co-social era_, en efecto, progresivo y el histórico, reaccionario. En tanto el primero

Y la ley natural posee dos funciones. Por un lado, destruye la vieja autoridad, era la expresión ideológica de la clase burguesa en ascenso, el feudalismo, que se

sacude la fe en las masas, como si la forma de opresión y explotación feudal fuese defendía en forma desesperada, buscaba en la historia un arma ideológica para la
algo necesario desde toda la eternidad, el orden deseado por Dios. Por otro lado, tradición y la legitimidad. 5 Y en la época de la decadencia burguesa, volvió a cundir

sin embargo, despierta en las masas la creencia en que el orden de producción un historicismo en cuanto expresión ideológica del agotamiento interno, la indife­

capitalista, que actúa en forma impersonal, "de acuerdo con las leyes natura­ rencia, el afán de sensaciones y el fatalismo. Así como los romanos de la decaden­

les", funciona en concordancia con las "eternas" leyes de la razón humana, es cia arribaron a un eclecticismo religioso, así también, a fines del siglo XIX, surgió

independiente de la voluntad humana y no puede ser destruido por los esf�erzos un relativismo histórico, un historicismo indiscriminado. La burguesía abandonó

humanos; pareciera como si dicho orden fuera una segunda naturaleza (coinci­ en una medida creciente la defensa ideológica de la sociedad capitalista, la demos­

dencia entre la economía política burguesa y el método de las ciencias naturales). tración de su necesidad y racionalidad, a sus lacayos, los socialdemócratas, que

Demuestra la intensidad de esta coincidencia el hecho de que Ja adulteración del pronto se convirtieron en herederos de la "cientificidad" burguesa.
marxismo, a fines del siglo XIX coincida con esta penetración de la "cientifici­ Nuestra concepción histórica no tiene nada que ver con todo esto. Ante

dad" burguesa en el materialismo histórico. Bernstein comenzó la lucha contra el todo, se despoja totalmente de aquel fatalismo (tanto el histórico como el de las

método dialéctico "acientífico"; sucedieron a esta lucha la sociología, en cuanto

4 Ernst Mach ( 1 838- 1 9 1 6) : filósofo y fisico austríaco, representante del empiriocriticismo.


Se apoyaba en las .�octrlJias de Berkeley, Hume, Mill, Comte, Avenarius, Nietzsche. Algunas
de sus obras son Uber Umbildung und Anpassung im naturwissettschaftlichen Denken (Sobre
3 Ludwig Büchner ( 1 824-899): filósofo materialista alemán. Entre sus principales obras se transformación y adaptación en el pensamiento de las ciencias naturales) ( 1 883), Die Mechanlk
encuentran Kraft und Stoff (Fuerza y materia) ( 1 855), Natur u11cl Geist (Naturaleza y espíri­ in ihrer Entwicklu11g (La mecánica en su evolución) (6ª ed: 1 908) y Beilrilge zur A11alyse cler
Empfindungen (Contribuciones para un análisis de las emociones) ( 1 886) (n. del trad.).
S Por ejemplo: escuela histórica del derecho. Sobre esto, cf. Marx, Naclrlafl [Póstumos], 1, p.
tu) ( 1 85 7), Sechs Vorlesu11gen über clie Darwi11sche Theorie (Seis lecciones sobre la teoría de
Darwin) ( 1 868), Der Mensch und sei11e Stellung in der Natur (El hombre y su posición en la
naturaleza) ( 1 869) (n. del trad.) . 268.
1
, •

1 26 • Gyi:irgy Lukács Espontaneidad de las masas,


ciencias naturales). "Los hombres hacen su historia", dice Engels en Feuerbach,
y Marx formula este pensamiento con agudeza aún mayor en las "Tesis", cuando actividad del partido 1
f
subraya que no se trata de interpretar el mundo, sino de transfq marlo. 6 Pero si
se fijan de este modo el fin y el método de la ciencia proletaria, se deduce de ello
que el objeto esencial del conocimiento es la totalidad de la sociedad burguesa;
y que el fin de la ciencia es tomar conciencia de lo que significa para el proleta­
riado en cuanto tarea, en cuanto acción, la evolución de esa totalidad. Ese cono­
cimiento, el conocimiento del todo, y del todo como proceso -un conocimiento
que es solo un estadio previo de la acción- lo proporciona solo el marxismo, la
dialéctica revolucionaria, el materialismo histórico.
Por cierto que debemos tener en claro que una tal penetración de todos los
ámbitos del conocimiento por parte del espíritu del marxismo revolucionario hoy es
únicamente una demanda para la ciencia: una demanda que solo puede ser satisfe­
cha en la propia revolución y a través de ella. Por grandes que hayan sido Jos aportes
de Marx y Engels y de algunos de sus seguidores; por mucho que la evolución histó­ La discusión acerca de la adecuación o inadecuación de la táctica nueva,

rica ya dentro de la sociedad burguesa haya ocasionado algunos cambios o, al me­ abierta del VKPD, 2 puede distinguirse muy claramente del debate acerca de la

nos, haya emprendido el proceso que conduce hacia dichos cambios (por ejemplo, conducción adecuada o inadecuada de la acción de marzo. J La posibilidad de esa
la geografía como ciencia social, como antropo-geografía, en coincidencia con la diferenciación cobró expresión clara en la propuesta de enmienda realizada, en

teoría del hábitat), nos ene.entramos aquí, sin embargo, recién al comienzo del cami­
no. Y la unión de todas las ciencias desde el punto de vista del autoconocimiento del Publicado por primera vez en Die lnternationale 111/6 ( 1 92 1 ), pp. 208-21 S (n. del trad.)
.
hombre libre, que vive en una comunidad libre, es un objetivo que se encuentra en un 2 El VKPD (Partido Comunista Alemán Unificado) fue fundado a fines de 1 920. Estaba in­
futuro distante. Es posible que las ciencias individuales conserven durante un tiempo tegrado, por un lado, por lo que quedó del KPD después de la división de marzo de 1 920, y la
conformación del KAPD sectario que sucedión al golpe de Kapp: por el otro, por el ala izquier·
su aislamiento, especialización y descontextualización abstractas, ocasionados por da del USPD (Partido Socialdemócrata Independiente) (n. del trad.) .
la división del trabajo y la cosificación capitalistas, por el individualismo burgués. 3 El 1 6 de marzo de 1 92 1 , surgió un enfrentamiento cuando, en el districto minero de
Mansíeld -un arca predominantemente comunista-, el gobernador socialdemócrata de la pro­
La transformación de las ciencias en miembros de una totalidad abarcadora, que
vincia, Hoersing, ordenó que la policía ocupara las minas. El VKPD, incitado por Béla Kun y
también comprenderá, pues, a las ciencias naturales, es un proceso que recién está sus adeptos, pensó que las circunstancias estaban maduras para que se llevara a cabo una revo·
en sus comienzos. Per9 esa imposibilidad para ofrecerle al proletariado en lucha, en lución, y convocaron a una insurrección abierta ( 1 7 de marzo). La respuesta fue escasa; a esto
sucedió una convocatoria a una huelga general. La subsiguiente ocupación de las fábricas por
lo que respecta a los campos de conocimientos individuales, precisamente lo que an­
parte de los desempleados hizo que tanto estos como los comunistas entraran en conOicto con
hela aprender y lo que necesita, no puede impedir que pretendamos despertar ya hoy trabajadores leales a la socialdemocracia, así como con la policía y el ejército. Hubo numerosas
en el proletariado aquella exigencia. Precisamente por el hecho de que hoy somos víctimas y miles de arrestos. La acción fue cancelada, finalmente, para el 3 1 de marzo. El fraca·
so tuvo consecuencias desastrosas para el VKPD, que, de ser un partido de masas con más de
incapaces de trabajar, con nuestro método, el entero campo de contenidos de lo que
400.000 miembros, se redujo a unos 1 50.000. No menos importantes fueron los debates sobre
puede ser conocido, debemos colocar al menos el método mismo en el centro del tra­ el golpismo que rodearon al acontecimiento. Paul Levi, el presidente del VKPD, publicó un
bajo educativo. Pues solo de ese modo puede ser interrumpido el avance ideológico opúsculo titulado Unser Weg. Wider den Putscltismus (Nuestro camino. Contra el golpismo), en
el que condenó la acción, y fue expulsado del Partido. Las repercusiones se hicieron sentir tam­
de las representaciones y prejuicios burgueses en el proletariado, y abrir el espacio bién en la Internacional, donde Zinoviev, que había apoyado a Kun, se vio forzado a reprobarlo.
para una crítica fructífera, que lleve a la acci6n. Esa crítica de la sociedad burguesa En el debate sobre las tesis tácticas durante el Tercer Congreso, Lenin criticó severamente a
que única y exclusivamente puede realizar el materialismo dialéctico, es, al mismo Béla Kun, pero sostuvo que, pese a las deficiencias en la conducción y a la falta de preparación
para una ofensiva, la acción marcó un gran paso adelante, porque centenares de miles de tra­
tiempo, la palanca que estará en condiciones de poner en marcha el movimiento y bajadores habían luchado heroicamente contra la burguesía. Lukács defendió la acción, descri·
de 1 92 1 ,
conducirlo hacia el reino del futuro. biéndola, en su contribución a las discuciones de la sesión 1 3ª, que tuvo lugar en julio
o una
como "un gran movimiento de masas revolucionario", y no como una "acción parcial"

127
6 Cf. la undécima de las "Tesis sobre Feuerbach" (n. 4el trad.) .
1

.1
!
1 28 • Gyürgy Lukács Escritos tempranos (1 919-1922) • 1 29
la sesión deJ ;Comité Central del 7 al 8 de abril, por el camarada Pa·ul Franken, mente en el año 1904 en los artículos de Rosa Luxemburg acerca de las cuestiones
cuando este propuso que, en el parágrafo XII de los principios orieritadores4 de organizativas del Partido ruso.7
la Central, se eliminaran las palabras "y táctica" en la frase: "el Comité Central No queremos desarrollar un trabajo filológico en torno a Marx o a Lu­
aprueba, pues, la posición política y táctica de la Central". Si bien esta propuesta xemburg. Sería igualmente ocioso operar a favor o en contra del carácter golpis­
de cambio fue rechazada también por Ja gran mayoría del Comité Central, el pa­ ta de la acción de marzo mediante citas de Marx; así como sería indigno querer
rágrafo XI de los principios orientadores, como también el artículo 110fensiva", resguardar la memoria de Rosa Luxemburg de la acusación de una alianza con
publicado por el camarada Paul Frohlich en lnternationale, 5 muestran que la ac­ el oportunismo. De lo que se trata, antes bien, es de explicar claramente -en la
ción de marzo no fue en modo alguno un ejemplo clásico de Ja nueva táctica, sino medida de lo posible, sin recurrir a citas y consignas- la esencia de la contra­
una lucha defensiva que fue preciso asumir en medio de. la preparación para la posición teórica que ahora se ha hecho insuperable dentro del VKPD, y que las
transformación intelectual y organizativa del partido en función de la nueva tác­ tres explicaciones antes mencionadas eluden, en lugar de describir. Se trata de la
tica. Constatar esto no significa de ningún modo que las enseñanzas de Ja acción relaci6n organizativa, intelectual y táctica entre el partido y la masa, dentro del
de marzo no deban ser aprovechados plenamente para la construcción interna estadio agudo de la revoluci6n proletaria. Cuando la cuestión se formula de este
de la nueva táctica. Solo significa que el problema de la táctica de ofensiva -al modo, pierden validez todas las invocaciones a las teorías de Rosa Luxemburg
menos, parcialmente- puede ser discutido independientemente de los resultados acerca de las acciones de masas. Pues esas invocaciones se remiten a un estadio
concretos y de la crítica concreta de la acción de marzo. diferente y menos evolucionado de la revolución proletaria. Es preciso no olvi­
La oposición abierta o inconsciéntemente oportunista contra la nueva dar que Rosa Luxemburg, que nunca quiso expresar verdades "atemporales",
táctica dirige sus argumentos, en lo esencial, hacia tres puntos. Primero, intenta "eternamente válidas", sino que, por el contrario, intentó determinar la táctica
demostrar que la ofensiva revolucionaria, cuando es concebida "adecuadamente", actualmente necesaria a través del análisis concreto de las situaciones históricas
no significa de ningún modo algo nuevo para el VKPD; procura demostrar que concretas, había formulado sus consideraciones acerca de las acciones de masas
la táctica de la "Carta abierta"6 era ya una táctica de ofensiva. Segundo, quiere antes, durante y después de Ja primera Revolución Rusa. Sus const'ataciones
desenmascarar la acción de marzo como un golpe llevado a cabo de acuerdo con el no deberían ser aplicadas sin más, pues, en ningún caso a la situación actual.
espíritu de Bakunin o de Blanqui. Tercero, se empeña en aportar la prueba de que O -más correctamente- es p�eciso plantear antes la pregunta: la relaci6n entre
la contraposición teórica que ahora se ha agudizado en el VKPD, no es más que partido y masa, ise mantiene constante a través de todo el proceso revolucionario,
Ja vieja contraposición entre Rosa Luxemburg y Lenin que ya se manifestó clara- o esa relaci6n es, igualmente, un proceso que está constreñido a experimentar
activa y pasi11amente las transformaciones y cambios dialécticos del proceso com­
pleto? Esta es la cuestión central de la discusión, que fue respondida negativa­
mente por el ala derecha -al menos, en forma encubierta- y afirmativamente por
el ala izquierda -a menudo, de un modo insuficientemente claro-.
La resolución de la minoría del Comité Central, representada por la ca­
"aventura golpista". Más tarde, en "Mi camino hacia Marx" (1 933), consideró estas posiciones
como una expresión más de su "subjetivismo ultraizquierdista" (n. del trad.). marada Clara Zetkin, revela involuntariamente esta concepción teórica y táctica
4 Estos principios fueron publicados en Die role Fahne 4, 1 60 ( 1 O de abril de J 92 J ) ; y en del ala derecha. El pasaje central, en nuesrra opinión, es el siguiente:
Die lnlernalionale 111/4 ( 1 92 1 ) (n. del trad.).
5 Frohlich, P., "Offensive" (Ofeñsiva) . En: Die lnlernalionale 111/3 ( 1 92 1 ), pp. 65-7 1 (n. del
El Comité Central del VKPD desaprueba del modo más enérgico el hecho de que
la Central haya renunciado a convertir las exigencias de la "Carta abierta" y de la
trad.).
6 La "Carta abierta a las organizaciones de izquierda alemanas" apareció en Die role Fah11e
4, 1 1 (8 de enero de 1 92 1 ) ; fue enviada por el VKPD al S PD (Partido Socialdemócrata alianza con Rusia Soviética en objetos de lucha para una acción ofensiva enérgica
Alemán), al USPD y a los sindicatos, proponiendo una acción conjunta las cuestiones sala­ contra la burguesía y su Estado. Esa acción habría servido para movilizar amplias
riales, el control de los trabajadores, el comercio con Rusia, etc. Su autor fue Radek, cuyo
fin era reconciliar a aquellos trabajadores que estaban descontentos a raíz de la división del
Partido, mostrándoles que el VKPD estaba preparado para asociarse a los otros partidos en la
lucha práctica cotidiana; durante esa lucha, aprendieron que el reformismo no les daría Jo que
7 Die neue Zeil [La nueva época) XXI, 2, 42-43. [Lukács se refiere al estudio de Rosa
querían. Radek redactó la carta con el acuerdo de Paul Levi, aparentemente para responder al Luxemburg Organisationsfragen der russischen Sozialdemokralie (Cuestiones organizativas de
"golpismo" de una sección del Partido apoyada por Zinoviev. La tentativa contó con el aval de
la St1cialdemocracia Rusa), publicado en Die Neue Zeil, XXII, 2° vol., 42-4.3 ( 1 90.3- 1 904), pp.
Lenin, pero la propuesta fue rechazada (n. del trad.).
484-492 y 529-535 (n. del trad.) ).

i
· 11
130 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919·1922) • 1 31

trata aquí de leyes "atemporales" que se refieren al hombre socializado en ge­


masas proletarias, para atraer a la lucha a sectores de la pequeñoburguesía y de la
burguesía media, reforzando, de ese modo, doblemente la fuerza del proletariado neral, o solo a las leyes de la economía y la sociedad capitalistas. Marx y Engels
revolucionario, y conduciendo dicha fuerza forzosamente más allá de sus límites, solo han aludido en términos muy generales a esta cuestión. De todos modos,
en dirección a fines situados más lejos.1 cabe presumir que expresiones empleadas por ellos en pasajes importantes de
1

sus obras, como el célebre "salto desde el reino de la necesidad al de la libertad",


Creo que la palabra resaltada por mí (forzosamente) constituye el ver­ eran para ellos algo más que meras imágenes y giros lingüísticos. La afirmación,
dadero centro del d�bate; la cuestión es saber si las acciones de masas conservan, repetida por ellos a menudo, según la cual las declaraciones de la economía y
durante todo el proceso revolucionario, ese carácter "forzoso" que habían teni­ de la ciencia histórica solo pueden reclamar validez para determinados períodos
do, sin duda, en la época de las acciones de masas espontáneas y elementales; y no en forma suprahistórica; la afirmación según la cual dichas declaraciones
o si aquí, en el curso de la evolución revolucionaria, se ha producido un cambio representan un conocimiento de sí de determinadas circunstancias sociales y, en
decisivo. El . carácter fo'rzoso de las acciones de masas se remonta a la relación consecuencia, son declaraciones referentes a ellas no solo en el sentido objetivo,
clásica -adoptada también por Rosa Luxemburg- entre ideología y economía. sino también en el subjetivo, es, s�gún mi parecer, un componente esencial de su
La acción de masas no sería, para esta concepción, más que la expresión ideo­ teoría (materiaJismo histórico como "ideología" del proletariado).'º
lógica (intelectual y prá�tica) de la presentación y agudización de la crisis en el En vista, pues, de que no es válido admitir -como continúa haciéndolo
proceso económico objetivQ. En este caso, las acciones de masas se producen Gorter11- para la hegemonía del proletariado la misma estructura en la relación
"espontáneamente"; es decir, como consecuencias, en cierta medida, automá­ entre economía e ideología (de nuevo, en el sentido más amplio de la palabra)
ticas de la crisis económica objetiva: su "espontaneidad" solo representa el as­ que existe en la época del capitalismo; en vista de que este pasaje de la "necesi­
pecto subjetivo, ideológico del estado de cosas objetivo. Con esto, queda deter­ dad" a la "libertad" no puede ser, asimismo, bajo ninguna circunstancia un acto
minado al mismo tiempo el papel de la vanguardia revolucionaria consciente, es único, súbito y desprovisto de mediaciones, sino solo un proceso cuyo carácter
decir, del partido. La importancia de este reside en que la actividad de la táctica revolucionario, crítico, fue designado muy acertadamente por Engels con la pa­
partidaria "nunca se encuentra por debajo del nivel de las relaciones de fuerza labra "salto", se pregunta, simplemente: ¿cuándo, dónde, bajo qué condiciones
concretas, sino que, antes bien, anticipa esta relación".9 El partido es, pues, sin y en qué medida tiene lugar ese "salto al reino de la libertad"? La respuesta a
duda, una fuerza que acelera e impulsa hacia delante, pero solo en el interior de esta pregunta, que, como casi todas las preguntas de importancia sustancial,
un movimiento que se desarrolla -en última instancia- independientemente de teórica, lamentablemente nunca ha sido planteada, posee la mayor importancia
las decisiones del partido; este, por lo tanto, no puede tomar de ningún modo la práctica para la determinación de la táctica de los partidos comunistas. Pues,
iniciativa en ese movimiento. en caso de que el comienzo de este proceso tenga lugar durante el período de la
Detrás de tales concepciones se oculta, sin duda, la representación clá­ última crisis del capitalismo, debemos extraer, de esta toma de posición teórica,
sica sobre la necesidad "regida por leyes naturales" del proceso económico y, las conclusiones tácticas de más amplio alcance. Y nos vemos obligados a asumir
en consecuencia, del proceso ideológico y políticÓ. El "carácter forzoso" en el esta toma de posición, no solo a raíz de consideraciones meramente teóricas que
avance de una acción revolucionaria significa que las leyes que rigen ese avance hacen que parezca imposible concebir la libertad, la liberación respecto de la
tienen que ser reconocidas y aplicadas corcrctamente, tal como deben ser apli­ necesidad, como un regalo del destino, como una gratia irresistibilia12 que cae
cadas en la técnica las leyes naturales correctamente reconocidas por las cien· inmerecidamente en nuestro regazo, al final de las luchas conducidas en forma
cias naturales. Cabe subrayar que esta descripción de la relación entre ciencia e mecánica y automática. Lenin ha enfrentado con mucha razón aquellas concep-
ideología (en el sentido más amplio de la palabra) y, consecuentemente, entre el
acontecer social, el conocimiento científico de este y la acción partidaria, atañe
incondicionalmente a la sociedad capitalista. Ahora corresponde preguntar si se
10 Mar�. Elend der Philosophie, p. 1 09 [Mnrx señala aquí que, para el "socialismo lilantró­
pico", así "como Jos economistas son los representantes científicos de la clase burguesa, los
socialistas y Jos comunistas son Jos teóricos de la clase proletaria" (Miseria de la filosofía, p.
Las cursivas son mías. [Cf. "Die \'Om Ausschuss abgelehnte Rcsolution Clara Zetkins" (La
1 02) (n. del trad.}].
8
resolución de Clara Zetkin rechazada por el Comité). En: Die rote Fa/me 4, 1 93 (30 de abril de
1 1 Cf. Gor ter Der historische Materialismus (El materialismo histórico). Stuttgart, 1 9 1 9 (n.
,

del trad.).
1 92 1 ) (n. del trad.)].
9 Rosa Luxcmburg, MusscnsJreik. 2° cd., p. 38. 12 Gracia irresistible (n. dele trad.).

.1
.,
1

1 32 • Gyürgy Lukács Escritos tempranos (1919-1922) • 1 33

cienes que, en forma mecanicista y fatalista, presentan la crisis imperialista del ser convertido en problema, y las causas de esta -iseamos honestos!- sorpresiva
capitalismo -en la que el propio Lenin veía plenamente la última crisis de dicho crisis ideol6gica del proletariado deben ser investigadas.
sistema- como un hecho inevitable. El proletariado, la actuación del proletaria· Esta crisis misma ha sido, ciertamente, constatada, y fueron analizadas
do, impide que el capitalismo puede escapar a la crisis. Por cierto: el hecho de exhaustivamente sus causas. Lejos de mí está poner en duda la adecuación de
que el proletariado pueda estar en condiciones para hacer esto, el hecho de que tales análisis, que remiten a la estratificación económicamente diversa del pro­
la solución de la crisis dependa del proletariado, es consecuencia de necesidades letariado, a la posición económica privilegiada de la aristocracia obrera, al sesgo
económicas, de "leyes naturales". Pero las "leyes naturales" solo determinan la pequeñoburgués que asumieron el estilo de vida y la ideología de esa aristocra·
crisis, solo impiden que esta crisis (como las anteriores) se resuelva de acuerdo cia, etc. Dudo simplemente de que con estos análisis se alcance la totalidad y,
con el espíritu del capitalismo; el desarrollo sin obstáculos de esa crisis admite, con ello, el centro de nuestra cuestión. Pues, en primer término, esta posición
también, otra solución: "el hundimiento conjunto de las dos clases en lucha",13 la preferencial es -ya hoy- tan problemática, que ella sola no alcanza para expli- .
recaída en un estado de barbarie. car el menchevismo de las masas más amplias. En segundo término, no está en
Las "leyes naturales" de la evolución capitalista, entonces, solo pueden absoluto demostrado que la resolución revolucionaria de las capas proletarias
conducir la sociedad hacia la última crisis, pero no están en condiciones de indi­ individuales se encuentre en relación directa con su situación económica desven­
car el camino que permite salir de la crisis. Ningún observador sin prejuicios del tajosa, y viceversa. Aún más importante es, sin embargo, el hecho de que las ex­
período revolucionario desarrollado hasta el momento puede dejar de advertir periencias revolucionarias de los últimos años han revelado muy claramente los
que los obstáculos más importantes, pero también los menos previstos, tanto en límites de la espontaneidad revolucionaria. Es decir, las acciones revolucionarias
el plano teórico como en el táctico, que han inhibido la revolución y su victoria, de las masas -consideradas para sí- han mostrado, en lo básico, un modo de ser
no dependían tanto de la fuerza de la burguesía como de las inhibiciones ideo­ muy semejante al del período prerrevolucionario, aunque con una intensifica­
lógicas del propio proletariado. En este lugar no es posible desarrollar todo el ción cuantitativa extraordinaria: emergen espontáneamente, casi sin excepción,
problema del menchevismo. Baste con destacar que este problema no ha desem­ como una defensa frente a una ofensiva económica (o, menos frecuentemente,
peñado papel alguno en la teoría prerrevolucionaria; lo que tenía lugar era la lu­ política) de la burguesía; y cesan espontáneamente cuando sus fines inmediatos
cha común contra la burguesía, no la lucha de los partidos proletarios entre sí. El se revelan como realizados o como inalcanzables. Han conservado, pues, su
revisionismo apareció en la bibliografía no rusa como un problema que debe ser transcurso "natural".
resuelto en el interior del partido. La más temible crisis del capitalismo, la rauda Los comunistas ya no dudan hoy de que, frente a este estado de cosas, le
sucesión de situaciones revolucionarias, y una turbación ideológica tal dentro de corresponde al partido el papel decisivo, e incluso la función de aportar la deci­
la burguesía que el poder estatal se le escapa a esta de las manos, no pudieron sión. Solo se pregunta cómo ha de entenderse este papel del partido en términos
de ningún modo generar forzosamente una ideología revolucionaria en el prole· teóricos (y, en concordancia con ello: tácticos). Se pregunta si esta educación
tariado; y esto demuestra que nos enfrentamos con un problema de importancia meramente propagandística de las masas por parte del partido alcanza para pro­
mundial, quizás con el problema que determina el destino de la revolución. Pero, porcionarle a esta espontaneidad una conciencia siempre creciente, capaz de
a partir de este estado de cosas, no solo es preciso extraer conclusiones tácticas liberar alguna vez las acciones de las masas del punto muerto mencionado más
en contra de la ideología menchevique (la que, por lo demás, asumió Ja cómoda arriba. O si el partido tiene la obligación de tomar la iniciativa y conducir a todo
posición según la cual habría que deducir Ja inexistencia de una situación revo­ el proletariado a actuar de acuerdo con sus propios intereses, de un modo que
lucionaria objetiva a partir de la falta de una vasta voluntad revolucionaria). Más resulte apropiado para superar este punto muerto a través de la "forzosa" inten­
aún, deben ser revisados -ante todo, en el plano teórico- aquellos presupuestos sificación de la acción, gracias a una constante interacción entre las masas y el
del marxismo vulgar propio de los mencheviques de los que se deducen las con­ partido. Las anteriores discusiones entre el KPD y el USPD han girado, esencial­
clusiones mencionadas; es decir, el estado de cosas recién mencionado, que el mente, en torno a este punto, y la táctica del VKPD antes de la acción de marzo,
menchevismo caracteriza, sintomáticamente, como contrarrevolucionario, debe Ja táctica de la "Carta abierta" y de la alianza con la Rusia Soviética, se hallaba
basada en esa posición. El hecho de que resultara tan atrayente, de que pareciera
ser Ja única consecuente -desde el punto de vista teórico-, se debió a que podía
13 Marx, Karl / Engels, Friedrich, Manifiesto del Partido Comunista. Trad., indrod y notas apoyarse no solo en la teoría clásica, ya arraigada, acerca de la ideología, sino
de Miguel Vedda. Buenos Aires: Herramienta, 2008, p. 25.
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134 • Gyürgy Lukács Escritos tempranos (1919-1922) • 135
también en las experiencias de la Revolución Rusa. Pues, en 1 9 1 7, la consigna rez de la conciencia de clase proletaria; o si el fin directamente fijado representa
acerca de la paz (para aducir solo un ejemplo) era apropiada para poner en ac­ solo un medio para influir decisivamente sobre la conciencia de clase proletaria,
ción a las masas más amplias, prácticamente a la mayoría de la población traba­ y para conseguir a través de esa influencia la conquista del poder estatal.
jadora, bajo las banderas del bolchevismo; o, al menos, para inducirlas a asumir La necesidad lógica de esta táctica no se deduce solo de que la espera de
una benévola neutralidad frente a la acción. Pero cabe p1·eguntar si esa situación acciones espontáneas de las masas -tal como lo expresa la resolución del Con­
habrá de ser en todos los casos la situación del proletariado previa a la lucha greso de la Juventud15 sobre la situación política mundial- es una "creencia quie­
decisiva; si no se habrán dado, en la Revolución Rusa, circunstancias históricas tista en los milagros", sino de que no es posible contar con el "carácter forzoso"
particulares (y un hábil aprovechamiento de ellas por parte de los bolcheviques), de las acciones espontáneas de las masas en el estadio agudo de la revolución,
que le permitieron a aquella superar este punto muerto, y que no tienen por qué incluso cuando están presentes todas las condiciones "objetivas", ni en lo que
. repetirse de modo necesario. O es lícito, tal vez, preguntar si está en la esencia respecta a la irrupción de tales acciones, ni a la posibilidad de que ellas puedan
de la revoluci6n proletaria la capacidad de eliminar esas inhibiciones en forma intensificarse hasta el punto de alcanzar el fin necesario. Pues, en primer Jugar,
automática, con una necesidad 'propia de las leyes naturales'. es posible que una serie de acciones espontáneas de las masas "sin resultado"
Si la pregunta se plantea de esta manera, es preciso responderla en generen, por un lado, en la burguesía una gran disposición para actuar y un
forma negativa. Los oportunistas evitan, por cierto, enérgicamente formularla; espíritu de ofensiva; por otro, un cierto agotamiento y letargo en el proletariado,
de modo que todo el material estadístico, en el opúsculo de Paul Levi, 14 no tiene de modo que la existencia y la agudización de las condiciones objetivas no mues­
otro fin que el de excluir a priori cualquier discusión en torno a esa pregunta, tre una reacción correspondiente por parte del proletariado. (Esto parece haber
y el de denunciar, como si ·se tratara de una recaída en el golpismo, toda con­ ocurrido en Italia como consecuencia de la táctica adoptada por los seguidores
cepción acerca de la revolución que no parta de la respuesta afirmativa a dicha de Serrati).16 En segundo lugar, no existe la menor garantía -de acuerdo con la
pregunta. A fin de evitar nuevas confusiones, es preciso, sin embargo, rechazar experiencia y con la teoría- de que las masas que entran en acción a través de
la tentativa de desarrollar la discusión en el ámbito del golpismo. Pues la situa­ una ocasión externa 01 simplemente, bajo la influencia intelectual de las consig­
ción que resulta de la respuesta negativa a la pregunta formulada anteriormente, nas comunistas, sin haber roto, en lo organizativo, con los líderes mencheviques,
y de las consecuencias tácticas de tal respuesta, no tiene nada que ver en ab­ puedan, en la acción, ser conducidas a superar esencialmente los límites de las
soluto con el golpismo. No se trata, tal como lo ha destacado acertadamente la organizaciones mencheviques. Es, por ejemplo, más que dudoso que, en las lu­
Central del VKPD, de una medida organizativa por la cual el Partido Comunista chas contemporáneas y posteriores al golpe Kapp, la Liga Espartaquista -a pesar
(es decir, en términos de Blanqui, una "minoría bien organizada", aunque se de su mayor claridad en cuanto a los fines y de la mayor decisión- hubiera conse­
trate de una minoría bastante grande) estuviera en condiciones de conquistar guido enfrentar las consignas del SPD y del USPD, que proponían el repliegue,
el poder estatal, sino de cómo es posible superar la crisis ideológica, el letargo una vez que fuera alcanzado el "fin" de la acción conjunta, es decir: que fuera
menchevique del proletariado, el punto muerto en la evolución revolucionaria,
a través de acciones basadas en una iniciativa independiente del VKPD. Pues el
golpismo y la acción parcial marxista y comunista por parte del proletariado o 1 5 Posiblemente Lukács tuviera en mente la "Resolución sobre el punto 1 de la agenda:
la situación política mundial y las tareas con las que se enfrenta la Organización Juvenil
de su vanguardia, no solo se diferencian entre sí en cuanto el número de los que
Comunista". Esta fue presentada en el Segundo Congreso de la Internacional Juvenil
participan en uno y otra, si bien un determinado límite cuantitati\lo, la existencia Comunista (7- 1 1 de abril de 1 92 1 ) en Jena, que no fue reconocido por el comité ejecutivo de
de un partido de masas, alcanza aquí una decisiva importancia cualitativa. El Moscú (n. del trad.) .
1 6 Giacinto Menotti Serrati ( 1 972· 1 926) fue uno de los lideres del ala izquierda "maxima·
lista" del Partido Socialista lraliano. Desde 1 9 1 5, fue jefe de redacción de A:1a11ti y fue dele·
criterio de diferenciación más importante reside, antes bien, en saber si la acción
planeada busca realizar un fin concreto (conquista del poder estatal) a partir de gado de su partirlo en las conferencias de Zimmcrwald y Kienthal, que tuvieron lugar durante
una preparación organizada, sin tomar en consideración la situación y la madu- la guerra. Dcfcrdió de manera entusiasta la lcrcera Internacionol, y fue elegido miembro del
comité ejecutivo (julio·agosto de 1 920). Luego entró en conílicto con Lcnin y la Internacional
Comunista sobre la autonomía nacional del Partido Italiano, en tiempos de los debates sobre los
Veintiún Puntos de Lenin. Serrati argumentó que el ascenso del fascismo en Italia tornaba poco
oportunu la inmediata expulsión de todos los reformistas (Turali, Modigliani, ele.), y que era
1 4 Una referencia al opúsculo de Le\'i Unser Weg. Wider den Putschi3mus, publicado con un
apéndice, "La:; lecciones de una tentativa de golpe". editado por Karl Radek (Berlin, t 9 1 1 ) (n.
preferible una purga gradual. Este conílicto terminó con la expulsión de Serroti junto con todo
el Partido Italiano, a excepción de la frucción ultrdizquierdisla de Bordiga, que se convirtió en
del trad.). Partido Comunista en 1 '>2 1 (n. del trad.) .
1
136 • Gyorgy Lukács ¡
salvada la república. Aquí reside el gran peligro de la línea táctica de la "Carta
abierta", si se la concibe como la única táctica del VKPD. Sin duda, dicha línea 1 Cuestiones organizativas de 1
puede y tiene que ampliar su ámbito de influencia a través de estas consignas y
de otras similares; sin duda debe aspirar a aprovechar de acuerdo con sus fines
1 la iniciativa revolucionaria
11
cada acción que se produce en forma espontánea (o como consecuencia de tales
influjos). Pero no se trata de jugar el destino de la revolución proletaria en Ale­
mania exclusivamente sobre esta carta. Si la evolución revolucionaria no ha de
ser expuesta al peligro de un estancamiento, es preciso encontrar otra salida: la
acción del VKPD, la ofensiva. Y esta significa, ante todo, despertar de su letargo
a las masas a través de la acción independiente de partido, puesta en movimiento
en el momento apropiado, con las consignas apropiadas; apartarlas de los l íderes
mencheviques a través de la acción (es decir, en forma organizativa, y no tan solo
intelectual), cortar el nudo de la crisis ideológica del proletariado con la espada
de la ación. La postulación de este objetivo refuta el palabrería oportunista sobre
el carácter golpista de una tal acción llevada a cabo por una m inoría. La mayoría
y la minoría del proletariado no son, asimismo, conceptos estadísticos, sino histó­ Se ha señalado muchas veces, y es indudablemente cierto: la crisis del
ricos y dialécticos. No están ya listos y disponibles antes de la acción, sino que se VKPD, desde el conflicto de Serrati hasta la aguda crisis de Levi, después de
constituyen en y durante la acción, a través de esta. A pesar de todas las reservas
la acción de marzo,2 no es más que el verdadero efecto de las condiciones de
que se puedan tener frente a la acción de marzo, como genuino ejemplo para la afiliación establecidas por el Segundo Congreso. Tenía que evidenciarse que
nueva táctica planeada, a pesar de las críticas que puedan y deban formularse dichas condiciones -cuando se las considera con seriedad- no podían ser cum­
en contra de tal acción, en cuanto a las fallas tácticas cometidas, el efecto de la plidas de ningún modo mediante el acto singular de aceptarlas, tampoco por la
acción (al menos, en algunas partes de Alemania) es indiscutible. Y, con ello, ya determinación de aplicarlas organizativamente; tenía que evidenciarse que solo
se ha ingresado, finalmente, en el camino que conduce al proletariado alemán a través de ellas se pone en marcha el proceso al final del cual emergen los au­
hacia la actuación auténticamente revolucionaria. Lo que ahora importa es obte­ ténticos partidos comunistas. Todos los oportunistas de la Terc�ra I nternacional,
ner plena claridad respecto del camino mismo y del modo en que hay que reco­ desde Serrati a Levi, han mostrado un instinto acertado al rebelarse contra ellas,
rrerló. Las enseñanzas de la acción de marzo son, en primera línea, de acuerdo y al acompañar aprobatoriamente -aunque, al comienzo, de modo cauteloso y
con la esencia de la cuestión, organizativas. La clarificación táctica no aportará
pianissimo- el aullido iracundo en contra de aquellas condiciones emitido por
tantas cosas nuevas; consiste, antes bien, en hacer totalmente conscientes para
los partidarios del centro. Ese camino errado quedó definitivamente obstruido
el propio partido, y plenamente comprensibles para las masas, los motivos que
por las resoluciones del Segundo Congreso. Solo esas resoluciones pudieron co­
condujeron al partido a decidirse a pasar a la ofensiva. En lo organizativo, en
menzar a conducir el proceso �.n la dirección correcta. Las crisis partidarias que
cambio, habrá que extraer las consecuencias decisivas en todos los puntos.
surgieron por todas partes entre ambos congresos muestran que la clarificación
se encuentra ya muy avanzada, pero no está de ningún modo concluida. Será ta­
rea del Tercer Congreso reunir las experiencias de todas estas crisis y continuar
la evolución felizmente iniciada.
Entre esas experiencias, las que tuvieron lugar en la acción de marzo
asumen un lugar esencial; principalmente, porque partido y revolución se en-

.
Publicado por primera vez en Die lnternationale 1 1 1/8 ( 1 92 1 ) , pp. 298-307 (n. del t rad ) .
2 Es decir, el período que va de julio de 1 920 (Segundo Congreso de la I nternacional
Comunista) a abril mayo de 1 92 1 (n. del trad.).
-

1 37
138 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919-1922) • 139
cuentran, en Alemania.: en un estadio avanzado. Lo que aquí -incluso, para el tomada por los implicados con los mejores propósitos, con la mejor voluntad, sin
observador externo- tie he que llamar de inmediato la atención es, por un lado, el que el alcance y las consecuencias de dicha decisión hayan sido verdaderamente
fracaso de la centralización en la acción, el descubrimiento de que el partido solo comprendidos. Esto ha ocurrido casi siempre con las condiciones de afiliación.
se encontraba centralizado en los papeles; por el otro, que esta falta organizativa Por más que la decisión, asumida por el VKPD, de tomar la ofensiva haya sido
fue comprendida de inmediato por la masa de los miembros del partido, con recibida con beneplácito; por más razón que posean los iniciadores de dicha
acertado instinto revolucionario, y puesta en el centro de las discusiones sobre la ofensiva cuando dicen que solo de esa manera puede la vanguardia ejercer una
acción de marzo, de modo que en esta dirección se hallaban presentes, sin duda influencia decisivamente impulsora sobre la entera clase proletaria, es preciso,
alguna, expectativas fundadas sobre un proceso de recuperación. sin embargo, señalar, al mismo tiempo, que precisamente la propia vanguardia
Pero es, de todos modos, algo llamativo que esta falla en la organiza­ no ha estado, en lo organizativo, a la altura de ese papel. Lo cual ha demostrado,
ción, que, sin duda, existía ya antes, recién se haya manifestado en la acción a la vez, que tampoco en lo intelectual se encontraba la vanguardia suficiente­
misma de manera tan notoria. La razón reside, en mi opinión, en que la cen­ mente preparada para esa tarea.
tralización organizativa y la iniciativa táctica del partido son conceptos que se Una crítica semejante no puede ni debe ser interpretada como re­
condicionan recíprocamente. Esta interacción es, ante todo, de carácter técnico. probación de la táctica de ofensiva. En un ensayo anterior ('' Espontaneidad
Pues, por un lado, toda tentativa del partido para tomar la iniciativa de algún de las masas, actividad del partido". 3 I nternationale, fase. 6) he fundamen­
modo, debe quedar necesariamente en el plano de la mera intención, e incluso tado teóricamente mi acuerdo fundamental con esa táctica de un modo bas­
convertirse en palabrerío, a menos que haya una organización tan perfectamente tante claro. Pero cuando se trata de extraer pácticamente las enseñanzas
centralizada que todas las partes del partido, tanto hombres como instituciones, de la acción, nada debe ser callado desde ninguna perspectiva. Y, sin duda,
sean capaces de actuar al mismo tiempo como si fueran miembros de un cuerpo. no solo no hay que ocultar ninguna "falta" individual, sino que debe ser
Por otro lado, una centralización concretamente realizada, ya en virtud de su di­ expuesto a la discusión lo que hay de sintomático en cada falta. Sin poder
námica intrínseca, conduCirá (y tiene que conducir) al partido en dirección a la ocuparnos aquí de los detalles, tenemos que señalar que la crítica de la ac­
.
actividad y la iniciativa. Así como, en tiempos del golpe Kapp, el sentimiento y la ción de marzo está desarrollándose desde los dos frentes (excluyendo, por
conciencia de la debilidad organizativa han ejercido un efecto paralizador sobre cierto, a Paul Levi) con un instinto acertado. Cuando un ala de la Central
la Liga Espartaquista y son culpables, en gran medida, de la oscilación e irreso­ señala, como principal fuente de las faltas, la carencia de disciplina durante
lución tácticas de dicha Liga, así también una organización consumada -en un la Acción, y se quiere introducir un cambio a través de medidas draconia­
sentido revolucionario-, a través de su funcionamiento, debe impulsar también nas, tiene plena razón. Pero la otra ala indica, con no menos razón, que
tácticamente al partido. las declaraciones del Comité Central del partido han fracasado tanto en la
Pero este contexto apunta, al mismo tiempo, al punto de unión intelec­ preparación de la acción, como durante la acción misma. Ambos reproches
tual entre táctica y organización, entre iniciativa y centralización. La organiza­ conducen al mismo punto. Pues se puede y se tiene que exigir i ncondicional­
ción revolucionaria, la perspicacia para reconocer la importancia de la organi­ mente la disciplina, pero esta solo ha de ser efectiva -aun presuponiendo la
zación revolucionaria, presupone un muy alto grado de conciencia de clase. No mejor voluntad- cuando el órgano central que demanda la disciplina no solo
solo en cuanto a que la disposición simple, emotiva para la acción -instintiva­ es en sí mismo unitario y conoce claramente el fin que se ha de alcanzar, sino
mente- revolucionaria es insuficiente; tampoco basta con la comprensión clara que dispone, al m ismo tiempo, de las condiciones para conceder expresión
de que nos encontramos en la última crisis del capitalismo. Debe estar presente, nítida a este claro conocimiento del fin . No hay que ocultar que, respecto
de antemano, el saber inconmovible de que ha llegado el instante de actuar: de de este punto, se pusieron de manifiesto serias deficiencias. Nadie pondrá
que nos encontramos en medio de la decisión en la cual la entrega, el sacrificio, en duda que Ja conducción central ha tenido, durante la acción, propósitos
la plena subordinación de cada individuo se han convertido en cuestiones de las claros y conscientes; afirmar lo contrario implica no solo una tergiversación
que depende el destino de la revolución. Pues una organización revolucionaria maliciosa de los hechos, sino que desvía la atención de las cuestiones orga­
no puede ser producida en forma mecánica. Antes de que sus condiciones inte­ nizativas concretas -de las que tanto puede y debe aprenderse- y conduce a
lectuales estén presentes, la más bella decisión (aceptación de las condiciones
de afiliación) no deja de ser una mera decisión. Incluso, la decisión puede ser
3 Cf. supra, pp. 127-136 (n. del trad.).
1 40 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919-1922) • 1 41
infructuosas controversias en torno a las capacidades personales de los in­ madurez, etc.; tiene que aprovechar cada oportunidad para mostrarse Y des­
dividuos. Pero puede ponerse legítimamente en duda que el Comité Central enmascarar. Se ve forzada a aceptar, con amplitud, movimientos surgidos
haya dispuesto de aquellos medios organizativos que hubiera n hecho posible espontáneamente; de modo que, en este estadio, no resulta muy claro qué es
que sus propósitos fueran inequívocamente comunicados a todo el partido objetivo táctico y qué es debilidad organizativa, dada la índole muy amplia y
(lo cual constituye una condición previa de la d isciplina). difusa de esa fprma de trabajo. Particularmente en la propaganda, es posible
Ahora mucho se habla acerca de que el VKPD ha ido más allá del que órganos del partido estén en condiciones de actuar brillantemente de
período propagandístico y ha ingresado el'l e) de Ja acción. Pero esto, si es que un modo totalmente "autónomo": cuando siguen solo la línea táctica de des­
no ha de ser un mero palabrería, solo puede ser interpretado como una inten­ enmascarar la contrarrevolución, de promover levantamientos espontáneos,
sificación de la importancia de la propaganda, de una auténtica organización pueden fomentar extraordi nariamente el movimiento -por cierto que también
de esta . Pues, en tanto el partido se encuentre a Is defensiva, las circunstan­ aquí únicamente dentro de límites determinados-.
.
cias contribuirán para que los defectos organizativos de la propaganda per­ Esta clase de organización, en la que casi todo partido comun ista,
manezcan ocultos. La defensiva significa, incluso, en última i nstancia que las a excepción del ruso, se encontró en la fase de su constitución, no es, por
manifestaciones vitales del partido, aun cuando, en lo demás, se encuentren cierto, ideal, ni siquiera para ese momento. Pero se convierte en un peligro
impulsadas por un sentimiento y una conciencia revolucionarios muy fuertes, catastrófico en el momento en que el movimiento y el partido están afianza­
no encuentran su verdadero punto de partida en el propio partido, sino que dos, que una i niciativa partidaria acorde con la acción se ha vuelto posible,
están determinados por el comportamiento de la contrarrevolución burguesa en lo que respecta a la relación de fuerza, y necesaria en lo que atañe al
o socialdemócrata . Por cierto que este límite entre i niciativa y reacción forza­ interés de] ulterior desarrollo de la revolución. La propaganda se refiere, sin
da es fluctuante. El más poderoso partido de masas, dotado de la más resuelta duda, también en esa etapa a los mismos objetos que antes, pero su función
voluntad de pasar a la ofensiva, se encuentra parcialmente determinado, en se ha transformado en forma decisiva: debe responder a una planificación
sus acciones y decisiones, por el comportamiento de Jos grupos hostiles, etc. interna. Esto no significa que, a parti r de ahora, el Partido Comunista esté
Por otra parte, depende de la voluntad y decisión de un grupo muy pequeño y, en condiciones de prescribrile a la revolución la marcha y el ritmo. A través
por lo demás, muy débil la medida en que se proponga impulsar las acciones de su propaganda, debe crear las condiciones intelectua les para una actua­
que le han sido " impuestas". A pesar del carácter fluctuante de este límite, la ción apropiada, unitaria y solidaridad de la vanguardia del propio Partido
diferencia se expresa, precisamente, en lo organizativo. Pues, en Ja medida en Comunista; y, sin duda, no solo con vistas a reaccionar frente al comporta­
que comportamiento y acción del partido poseen un carácter defensivo -"de­ m iento de la contrarrevolución en un sentido revolucionario, sino también
terminado", según se dijo más arriba-, lo que importa, en cuanto a la propa­ a proceder táctica y organizativamente en forma solidaria en cada oportu­
ganda, es desenmascarar todo lo que hacen y dejan hacer, en forma abierta o nidad que el partido considere apropiada para el ataque. La preparación y
encubierta, los poderes contrarrevolucionarios, a fin de acelerar con ello, en la intensi ficación de la propaganda se convierten, a través de ello, en una
el proletariado, el proceso evolutivo de la conciencia de clase revolucionaria; tarea primordialmente organ izativa. El aparato debe encontrarse colocado
a fin de contribuir a la irrupción de las acciones espontáneas de las masas a tan firmemente en manos del partido, que toda la propaganda actúe como
través del aprovechamiento de la situación económica y política. Aun cuando un instrumento unitario. Y aquí yerran, en mi opinión, muchas críticas a la
se requiere aquí, forzosamente, de una unificación intelectual y táctica en el acción de marzo. Es i ncorrecto afirma r que la acción del VKPD fue un error
proceder del Partido Comunista, hay que decir que con eJlo no alcanza para porque no fue comprendida por la masa del proletariado, y porque arrojó al
desenmascarar las imperfecciones de su organización. Pues el carácter de­ partido, consecuentemente, a u na nueva situación de aislamiento. P ues, en
terminado desde "afuera" de la táctica defensiva (incluso si existe una buena primer lugar, esto no vale para todo el ámbito de Alemania y, en segundo lu­
organización), introduce una línea en cierta medida difusa, dispersa y poco gar, no i mplicaría de n i ngún modo u na objeción seria en contra de la acción.
concentrada en la propaganda y la acción del Partido Comunista. En tanto Es, en particular, posible que un procedimiento semejante del partido no sea
este se encuentre en el período de la mera reun ión de fuerzas, resultará difícil entendido en el momento del ataque y, por ende, se encuentre condenado al
superar este carácter difuso. El partido debe dirigirs � hacia los sectores más fracaso. Este fracaso puede, sin embargo, conducir a posteriori a un nuevo
variados. Tiene que atraer, asimismo, fuerzas de la má s variada intensidad, fortalecimiento del partido, si se introducen concretamente aquellas canse-
· _,
�, r.-,

Escritos tempranos (1919-1922) • 143


1 42 • Gyéirgy Lukács
como esa nueva organización no puede ser introducida simplemente a través
cuencias económicas del fracaso (reducciones del sa1ario e incrementos en
las horas de trabajo en el centro de Alemania) que el partido quería impedir a

de la apropiación del viejo aparato y de su transformación pa a los nuevos fi·
. .
. nes, sino únicamente a través de un proceso que, ante todo, disuelve las v1e1as
través de su ofensiva. Una preparación puramente propagandística del prole­
� �
organizaciones, e i nclusive, en parte, las destruye, y que lla111a a las as s a

1
tariado todo, en cuanto condición para la acción, es una utopía oportu nista.
una sublevación espontánea contra la vieja disciplina partidiaria, es mev1ta·
La clase entera solo puede ser llevada a comprender su situación y el modo
de actuar que necesariamente se deduce de esta, a través del ejemplo de
?
ble que todo partido comunista solo pueda conquistar su rganiza ión nueva,
.

más elevada, en agudas crisis. Tales crisis de recuperac1on han sido genera­
toda una serie de acciones -en parte, seguramente, malogradas-. La gran - 11 das frecuentemente por las condiciones de afiliación del Segundo Congreso.
debi lidad de la acción de marzo (no en cuanto a su "idea", pero sí en cuanto
No obstante estas crisis solo pueden conducir a una verdadera recuperación
a su realización) residía, antes bien, en que no ha sido comprendida con la
necesaria rapidez y de un modo suficientemente acertado por la vanguardia

cuando las ondiciones de afiliación no solo son aceptadas, sino también lle­
vadas realmente a cabo. Lo que significa, al mismo tiempo, que no solo son
revolucionaria. Una parte de las consignas apareció "súbitamente". No en
el sentido de que resultase imposible entenderlas en esa situación y, por lo
ejecutadas en cuanto exigencias de la I nternacional Y "concienzuda ente", �
. .
sino que el núcleo intelectual ·subyacente a tales cond1c1ones es concebido, al
tanto, no fueran objetivamente correctas. Pero el aparato de propaganda no
menos por la vanguardia revolucionaria, en todo su alcance. Este proceso h a
se encontraba adaptado ni familiarizado con ellas. Las consignas del Comité . .
comenzado sin duda, en el VKPD. De lo que ahora se trata es de no permitir
Central se encontraban como cuerpos extraños en los órganos partidarios,
que, en los artículos editoriales, en los com�ntarios de los sucesos diarios,

que se esta que, sino, antes bien, de ayudarle a alcanzar su plena efect vid d. � �
El rasgo que diferencia de modo decisivo la forma de orgamzac16n
etc., aún seguían funcionando al viejo estilo. Seguramente, se han realizado
menchevique de la bolchevique se manifestó ya claramente en la época de la
muchos actos de sabotaje. Pero, por un lado, ciertamente no hay que explicar
todo fracaso de esta clase por un acto de sabotaje; por otro, la posibilidad tan
primera escisión rusa: es la exigencia que se les presenta a los miembro de n� �
amplia de sabotaje revela la esencial falencia organizativa: que el aparato de
partido bolchevique. Ya entonces acuñó Lenin el concepto de revoluc1onar1 �

profesional; término que fue enormemente malinterpre ado por t d la op ­ �� �
propaganda del partido ha funcionado, en cierto modo, de manera automá­
tica, 'por sí mismo', y que no se encontraba, organizativamente, bajo el poder
nión pública ajena a Rusia. Hoy se puede afirmar tranquilamente, sm m mr ��
en la más m ínima falta de consideración hacia su memoria, que tamb1en la
de la Central. Y el hecho de que, aquí, no se trataba meramente de una falla
oposición de Rosa Luxemburg frente a Lenin en 1 90 4 se basó en la más com­
"técnica" (conexión deficiente o interrumpida con la provincia, etc.), sino
que ha fa llado el principio organizativo intelectual, muestra que el órgano
pleta incomprensión de las propuestas de este. Se puede afirmar ue ambién � �
Rosa Luxemburg tenía entonces en vista la vieja estructura partidaria, en la
central del partido ha fracasado en la acción casi tanto como los órganos de
provi ncia. ( Es obvio que todo lo que se ha expuesto aquí acerca del aparato
que, en gran parte -y justificadamente, en lo que respecta a Europa cent al Y �
occidental-, veía un elemento que inhibía la .revolución; y en contra de dicha
. de propaganda debe interpretarse como un síntoma, y que también vale, en
estructura apelaba, precisamente, a la espontaneidad de las masas, vie do en ?
u na medida aún mayor, para los demás órganos del partido).
ella el elemento capaz de impulsar la revolución. Desde esa perspectiva, ha
No se trata, pues, únicamente de crear una disciplina férrea, revolucio­
combatido la exigencia leniniana de centralización absoluta; pero, a la vez,
naria, sino al mismo tiempo de generar las condiciones intelectuales y organiza­
pasó por alto el aspecto decisivo de la nueva forma organizativa: el aumento
tivas para una disciplina tal en la construcci6n del partido. Dependerá de la rea­
de las exigencias a los miembros individuales del partido. No es casual que
lización concreta de esta proposición el hecho de que el VKPD salga fortalecido
todos los oportunistas -últimamente, Paul Levi, con inusual claridad- ape­
o debilitado de la acción de marzo. Si está en condiciones de concebir la idea de
len a Jos más bajos instintos, a las debilidades demasiado poderosas de los
la organización revolucionaria en todo su alcance, y de extraer de ella todas las
proletarios, a fin de encontrar, en el hecho de que aquellas ataduras terrena­
conclusiones, habrá salido triunfante de esta crisis. Si omite esto, el "pasaje a la
les ejercen aún un fuerte poder sobre los proletarios, un motivo más para la
· ofensiva" sera una mera intención, que, ante una nueva tentativa de realización,
� �
pasividad, para condenar y denunciar toda acción r voluc onaria. Por cierto
ha de ocasionar crisis aún más graves.
Todo partido comunista representa, según su esencia, una forma de
� �
que Ja revolución, en palabras de Lenin, debe ser rea 1zada JUStamente c n los '-·
.
hombres que están disponibles. Pero es algo muy diferente de esto defm1r a
organización más elevada que cualquier partido oportunista o centrista. Pero,


144 • Gyorgy Lukács
T
i
Escritos tempranos (1919-1922) • 145

qué personas se les perm ite el ingreso a la vanguardia revolucionaria, y, ante de modo que el oportunismo aquí subyacente rara vez fue reconocido, y aún
todo , determinar qué se les asignará, como servicio y sacrificio, a aquellos más raramente ha sido desenmascarado en cuanto tal.
que creen poder pertenecer a dicha vanguardia. Gorter4 y los suyos han visto El encubrim iento oportunista de la correcta formulación del pro·
acertadamente en este aspecto -en Ja cuestión de la exigencia ética- la idea blema -encubrimiento que va de Ja mano, en el plano táctico, del problema
organizativa de los bolcheviques. Pero de i nmediato han arruinado por com­ del golpismo- formula aquí, organizativamente, el falso dilema de partido de
pleto su acertada comprensión al pensar mecánicamente hasta el final y al masas o secta. El oportunismo organizativo utiliza aquí muy hábilmente la
aplicar de manera aún más mecán ica aquella idea. Pues la esperanza en que concepción del partido unilateralmente ética, ajena a la realidad y ahistórica,
se produzca un núcleo tan sólido que llegue a difundirse paulati namente -a de Gorter y sus seguidores, a fin de exponer la cuestión como si pudiera tra·
través del ejemplo- y que consiga educar para la revolución a un proletariado tarse solo de optar entre una organización como la del KAP5 y otra como la
que, según Gorter, aún no es revolucionario, es un utopismo no menor que del PSl.6 Este sería, indudablemente, el caso, si la cuestión se presentara, en
la fe oportunista en aquellos "partidos de masa" que han de unir organizati­ verdad, de tal suerte que solo fuesen posibles dos opciones: o bien una agru­
vamente, e n forma igualmente paulatina, a todo el proletariado, o al menos a pación organizativa de los comunistas ya claros y decid�dos, disgregada de las
la mayoría de este, y que de esa manera han de realizar la revolución . Pues la con fundidas masas, o bien una "evolución revolucionaria" de las masas mis­
evolución del Partido Comunista y de la revolución proletaria se condicionan, mas en dirección a l comunismo. Pero es claro que ni la realidad histórica ni
sin duda, recíprocamente; pero el crecimiento de ambos no es en absoluto un el método dialéctico conocen una disyuntiva semejante. La actual ización del
proceso unitario; ni siquiera revela un directo paralelismo. "reino de la libertad", la actuación históricamente decisiva de una vanguardia
La separación de esas dos líneas evolutivas es de la mayor impor· resuelta, que reconoce claramente la marcha de la historia y está dispuesta
tancia práctica porque el oportunismo, que está siempre en condiciones de a realizarla, se desarrolla antes bien en el seno de la realidad histórica, en
imaginarse una '1teoría evolutiva" adecuada a las circunstancias, se constru­ ininterrumpida interacción dialéctica con la crisis económica objetiva y con
ye aquí una línea de defensa organizativa. Así como parte, tácticamente, del las masas revolucionadas por dicha crisis. En el artículo antes mencionado, he
hecho de que la crisis económica creciente provoca, "según leyes naturales" indicado qué significa esto a nivel táctico. En el organizativo, se deduce de ello
y "de manera forzosa", una revolución de todo el proletariado, de modo que que el desarrollo del núcleo conscientemente revolucionario, del verdadero
lo que todo Partido Comun ista necesita es aprovechar dicha revolución en grupo de conductores, a partir de la masa del proletariado, es un proceso que,
forma propagandística y asumir la conducción de un movi miento que surge sin duda, se realiza en continua interacción con la evolución revolucionaria
de manera espontánea , así también parte, organizativamente, de que la cons­ subjetiva y objetiva de la clase, pero que, según su esencia, es, sin embargo,
titución y el crecimiento del Partido Comunista es una simple con firmación la acción consciente y libre de la propia vanguardia. El principio organizativo
de la situación revolucionaria de los países en cuestión . Este oportunismo de tales partidos, que se encuentra en curso de continua clari ficación des­
organizativo es mucho más peligroso aún que el oportunismo táctico, ya que de la fundación del partido bolchevique ruso, debe conducir, pues, por una
la interrelación entre organización y actuación revolucionaria ha merecido, parte, a la consolidación intelectual y organizativa de este núcleo consciente .
hasta ahora, un tratamiento teórico demasiado escaso y, por ende, su impor· En Rusia, la vanguardia pudo alcanzar una claridad y una conciencin plenas
tancia no ha penetrado todavía suficientemente en la conciencia de las masas, entre las dos revoluciones; en Hungría, solo el colapso de la dictadura de los
consejos pudo crear las condiciones intelectuales y organizativas para un
partido semejante. Para Alemania -y, posiblemente, para la mayoría de los
países de Europa occidental-, la cuestión se presenta de tal modo que ya las
4 Hermann Gorter fue el líder de un grupo disidente de comunistas holandeses que destaca· masas más amplias han sido impregnadas tan intensamente por el espíritu de
ron las diferencias entre las condiciones en Rusia -donde la naturaleza del partido estaba de· la revolución, que también en el plano organizativo se afiliaron a la lntcrnacio-
terminada por la preponderancia de los campesinos entre la población- y en Europa Occidental
y América, donde el proletariado era mayoritario. El partido proletario, en occidente, no debía
establecer ningún acuerdo con la pequeñoburgucsía, los parlamentos o las uniones refor·
mistas. Gorter desarrolló sus perspectivas en una carta abierta a Lenin, en la que discutía El
izquienlismu y exigía la separacion de la Internacional Comuni:;ta respecto de la polilica estatal 5 Partido Obrero Comunista de Alemania (KAPD) (n. del trad.) .
rusa. Abandonó el Partido Comunista en otoño de 1 92 J , y formó d Partido Comunista de los 6 Partido Socialista Italiano. Aquí, el KAPD aparece como ejemplo de un partido sectario,
Trabajadores de Holanda, siguiendo los lineamientos del KAP alemán (n. del trad.). mientras el PSI es presentado como gran partido de masas (n. del trad.) .
1 46 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1919-1 922) • 1 47
nal Comunista antes de que esas condiciones se encontraran presentes en la tual: los rem an� ntes ideo­
que supera r a este respect o son de carácte r intele� .
conciencia de Ja vanguardia coll' una claridad suficiente. No se trata, por ende,
1
iento y el sentim iento de l�s
lógicos de fa cosific ación capital ista en el pensam
de la opción estática, ahistórica y adialéctica: partido de masas o secta, sino de ualism o que reclam a "li­
comun istas mismo s: rutina burocr ática, un individ .
una pregunta di námica, que surge del proceso revolucionario y que madura en indign os, etc. El peligro
bertad ", que consid era los "peque ños trabajos" como
el curso de él:
¿cómo es posible transformar el partido de masas revolucionario ualism o se ha hecho hoy
de la ideología acerca de la libertad propia del individ
en un partido verdaderamente cpmunista? partida ria . Pero aún no
conscie nte en amplio s círculo s de la opinión publica
Supondría, a su vez, el más puro oportun ismo separar esta pregunta un individualism o aún
se ha recono cido tan univer salmen te que se ocultan
organizativa de la pregunta táctica, y detener, por ejemplo, la política activa,
más peligro so y una aún más anquilo sada cosific

ación en e despre cio fren e �
hasta que este trabajo organizativo esté concluido. Pero supondría una nueva
1
se r u1ere de un trabajo
al pequeñ o trabajo organi zativo. Precisa mente aquí . ��
forma de golpismo orientar unilateralmente la formulación (igualmente, a tra· zac1on .
i ntelect ual y práctic o sobre el problem a de la organa
vés de una falsa separación entre táctica y organización) en el sentido de una pues, evide nte �n
Si la pregun ta se plantea de ese modo, se torna, . .
concentración en la ofensiva revolucionaria. También aquí se trata de la. i ndi·
qué medida es el mismo problema el que se encue�

tra en la base del r1� c1p10 ·

soluble unión entre táctica y organización; se trata de que cada miembro del 1
táctico -revolu cionari o y de la organizacion central
.
izada: el cercan o remo e
.

VKPD sienta en carne propia Ja indefectible importancia de la centralización ntemen te en la crisis
la libertad", la necesid ad históric a de intervenir conscie
revolucionaria; de que cada camarada que está resuelto a participar en la lucha situació n se encuen tra ob·
mundia l, en la evolución de Ja h istoria univers al. La
decisiva y a exponer en ella su vida, conciba claramente lo que está en juego en decisivos p� ra e) triunfo
jetivamente madura para la revoluc ión. Los obstáculos
.
la resolución de esta cuestión:
que la organización ya no es considerada -tal a revoluc 1onar1a de la
de la revolución son de índole ideológica. La iniciativ
como ocurría en el viejo Partido- como una cuestión técnica, sino como la viqu del prolet� riado.
vanguardia tiene la m isión de superar la crisis menche �
más importante cuestión intelectual de la revolución. Los debates posteriores Partido Comumsta no
La organización revoluc ionaria mente centralizada del
a la acción de marzo muestran que este proceso ya ha comenzado. EJ modo esa ofensiv a, � ino que al
está determ inada simplem ente para hacer posible

en que, por ejemplo, distritos individuales han reaccionado espontáneamente


m ismo tiempo , tiene la obligación de depurar a fond? ��

la v guar ta, el eq�1po
.

_
ante cualqueir ruptura de la disciplina; el modo en que -inicialmente- con icias propias de la cos1fica c1on cap1tah sta; tiene
de lucha, de todas las inmund
un instinto acertado, han castigado la indisciplina de funcionarios y hom­ sea digna y se encuentre a la
la obligación de conseguir que dicha vanguardia
bres de confianza más duramente que la de simples miembros del partido,
altura de su m isión históric a.
etc., son i ndicios de una creciente toma de conciencia en ese sentido. Pero lo
más importante es que no se trate aquí de una "puesta en orden" única, sino
de que este espíritu de disciplina revolucionaria deba seguir desarrollándose
permanentemente.
Aquí, es ante todo la conducción central Ja que debe proceder en
forma consciente y toma r la i niciativa. Por un lado, debe crear el aparato
que hace posible una discipl ina revolucionaria; por otro, debe empeñarse en
que el abordaje teórico de este problema avance continuamente y en que la
conciencia de su i mportancia se despierte en las masas. Pues, por importante
que sea en esto el papel de la Central, en cuanto responsable de la iniciativa,
la centralización de un partido revolucionario no puede ser realizada por vías
burocráticas y técnicas. La organización centralizada del partido es, sin duda,
condición para la disciplina revolucionaria de sus miembros. Pero la concien­
cia de los miembros del Partido, desarrollada en esa d i rección, es, a su vez,
condición para la factibilidad de una tal centralización. Así se demuestra que
la cuestión organ izativa es una cuestión intelectual. Las inhibiciones que hay
Una vez más política de ilusión'

La política de ilusión desarro11ada por la anterior oposición, que ahora


integra el Comité Central del PCH, 2 no puede ser caracterizada simplemente por
la incapacidad para tomar en cuenta las circunstancias y posibilidades reales.
Puede ocurrirles a los políticos más honestos y mejor intencionados (e incluso a
los más dotados) que de vez en cuando juzguen erróneamente la situación. Aquí
se trata de algo totalmente distinto; se trata de que esta gente se encuentran en
una perspectiva desde la cual resulta de antemano imposible un juicio correcto
sobre la situación. Pues su pensamiento, su análisis de la situación, no tiene su
punto de partida en la situación real, en la situación del proletariado húngaro.
Pues su objetivo no está orientado a fines que procedan de ese punto de partida,
y que apunten a la liberación del proletariado húngaro.
Es un lugar común, pero la política del actual Comité Central del PCH
nos obliga a exponer detalladamente este lugar común: el campo táctico del PCI-1
es Hungría; su fin es conducir la lucha de liberación del proletariado húngaro;
su organización y su táctica están determinados por la concreta situación econó­
mica y política en Hungría. Todo lo demás, tanto la emigración en su conjunto
como la posición que asumen camaradas individuales en el movimiento mun-

Publicado por primera vez en Rudas, Ladislaus, Abenteurer· und liquidatorenlllm. Die
Politik Béla Kuns und die Krise des KPU (Actividad aventurera y liquidacionista. La política de
Béla Kun y la crisis del PCH). Viena, 1 922, pp. 254-26 1 (n. del trad.) .
2 Partido Comunista Húngaro. Lukács se refiere aquí al Comité Central liderado por Béla
Kun, que fue abolido provisionalmente por el comité ejecutivo de la Internacional Comunista
en octubre de 1 92 1 (n. del trad.) .

149
Escritos tempranos (1919· 1 922) • 1 51
150 • Gyorgy Lukács
situación en el partido hasta un punto de ruptura, como también haber legitimado
dial (no importa si justificada o - injustificadamente), puede ser considerado solo
esa expresión -relativamente- inocente de una aventurera política de ilusión.
como un medio que se halla al ser1Jicio de ese único fin serio.
Más aún: en el número del Proletár del 10 de noviembre, se encuen­
Es una vergüenza que tales lugares comunes tengan que ser expuestos,
. tra, en primer lugar, un pronunciamiento del Comité Central que ocupa cinco
e incluso destacados especialmente. Pero aun cuando se trata de algo vergon­
columnas. Allí se lee, literalmente, lo siguiente: "El PCH, bajo la dirección de
zoso, no hay duda de que toda la política del Comité Central no está determi­
la Internacional Comunista, se convertirá, en un futuro próximo, en un fuerte
nada por la situación en Hungría, ni por aquello que puede hacerse allí. Está
partido de masas en Hungría".
determinada, en cambio, por cómo repercuten sus acciones sobre el ánimo de las
El que considere Ja situación en Hungría aunque más no sea con un poco
masas de emigrados, y qué efectos pueden tener sobre la posición internacional
de sobriedad, y oriente su política en dirección a resultados que puedan alcanzarse
de camaradcis aislados.
y que han de alcanzarse, sabe muy bien que el anuncio de un partido de masas que
Un típico ejemplo de esto fue el primer llamamiento del Comité Central
habrá de surgir en breve es, en cuanto representación, una ilusión fantástica; en
a los trabajadores de Baranya (afortunadamente, ha aparecido solo en Die Rote
cuanto objetivo, una política inconsciente y aventurera. Si nos preguntamos ahora
Fahne, de Berlín, y no llegó a los camaradas de Baranya). En este llamamiento,
cómo semejantes tomas de posición pueden dominar los pensamientos del Co­
se detalla cómo deberían conducir los camaradas de Baranya Ja política de una
mité Central, debemos llegar a la siguiente conclusión: cuando el Comité Central
� �
"op sición leal" f ente a la república burguesa: no deberían apoyarla, pero tampoco
redactó estas líneas, no pensó en lo más mínimo en Hungría, y nunca se le ocurrió
derribarla; deber1an promover la libertad de reunión y de prensa, todo lo bello y
realizar seriamente este objetivo. En cambio, el Comité Central pensó muy seria­
lo bueno, a excepción -de modo provisorio- justamente de los consejos de solda­
mente en aquellos camaradas que hoy figuran como grandes figuras internacio­
dos. En vano señaló la minoría3 del Comité Central (aun cuando también ella se
nales, y cuya posición, sin duda, estaría reforzada si no fueran representantes de
encontraba mal informada, ya que el llamamiento fue escrito antes de su llegada
un pequeño partido ilegal, en lugar de un poderoso partido de masas. El Comité
a Viena) que, según todos los indicios, la República de Baranya no era algo serio.
Central ha meditado también seriamente sobre el ánimo de Jos emigrados: aquella
Fue . en vano: el llamamiento era necesario. En vano se derrumbó, entretanto la
nerviosa impaciencia de los emigrados, que se percibe en pronunciamientos como
República de Baranya. Daba lo mismo: el llamamiento tenía que �parecer. l or P "lCuándo regresamos a la patria?", "iNo ocurre nada en casa!", y que es incapaz
'? s·1 e1 autor• hub'1era pensado, aunque más no fuera solo un momento en el
que.
de comprender las demandas del trabajo ilegal en Hungría, y de supeditar a tales
proletariado de Baranya, no habría forzado la aparición del llamamiento. ero lo P demandas los propios estados de ánimo y los propios deseos. Esa emigración no es
hizo, ya que escribió ese llamamiento, no para Baranya, sino para Moscú. Sentía
-desde muchas perspectivas- el sector auténticamente comunista de la emigración.
que era tan urgente lavar la sospecha que existía, en Moscú, de que él representaba
�� .
� �
un endencia i quierdista des e la época de la acción de marzo, que, en su ciego
O, cuando menos, no es su sector conscientemente comunista. Además de socialde­
mócratas y anarquistas, hay, entre ellos, muchos trabajadores que pueden ser edu­
amb1smo, olvido que en Moscu hay hombres inteligentes que, �in dud&, advertirán
cados en el comunismo a través de un prolongado trabajo formativo. Este sector, sin
que él quiere orientarse hacia la derecha, y que a la vez observarán que quiere llevar
embargo, tal como existe, no es de ningún modo un grupo cuyas opiniones deban
�del�nte una 'R�alpolitik de derecha' en una situación inexistente y con fuerzas convertirse, desde alguna perspectiva, en parámetros para la política del PCH.
mex1ste11tes. Lo importante no es aquí el hecho mismo, ni sus consecuencias in­
Hoy, sin embargo, el Comité Central es ya el esclavo de aquellas ilusiones
mediatas, sino la tendencia política que a través de esto se expresa. Y la minoría del
que ha promovido y explotado frívola e insensatamente desde los inicios del movi­
Comité Central ha cometido una seria falta al no desenmascarar ya entonces esa
miento orientado a Ja "construcción"5 del partido. Dicho movimiento extrajo sus
política cuya acción no se orienta hacia su campo de actividad específico, sino gue
consignas del impaciente ánimo de la emigración. Ahora que cayó en sus manos
usa a todo el movimiento obrero únicamente para destacarse personalmente. Fue
el aparato oficial del PCH, no puede hacer otra cosa que consagrar su actividad
una seria falta de la minoría del Comité Central no haber llevado ya entonces la
organizativa y su táctica a la realización de estas demandas promovidas por el movi­
miento, antes que a las posibilidades y demandas del auténtico trabajo en Hungría.
3 La minor!a incluía a �berr Király János Hirossik, Jeno Landler y al propio Lukács; origi­
. :
nalment� hab1an const1tu1�0 1� mayor1a, pero fueron depuestos por el Tercer Congreso de la
.
Intcrnac1onal Comunista ijumo de 1 92 1 ) . Rudas y Lengycl simpatizaban con este grupo (n. del 5 Término usado por la fracción de Kun a fin de describir su propia política, en oposición a
trad.) . la de los "liquidacionistas" rivales (n. del trad.).
4 Posiblemente, Béla Kun o uno de sus acJc:ptos (n. del trad.;.
1
1 52 • Gyorgy Lukács Escritos tempranos (1 91 9-1922) • 153

El burocratismo sin alma que se man ifiesta cada vez más crasamente de �
como partidarios. Aquí se encuentra, pues, de � n mano excluida la posibilidad
día en día, muestra cuán vacía es esta organización construida sobre la arena. En �
de que se produz� una colaboración sobre la bas de la confianza propia de ca­
la atmósfera creada por el Comité Central, es imposible colocar el acento sobre el maradas comunistas. Aquí se necesitan testigos para cada conversación, a fin de
trabajo auténtico. Hay que poder mostrar resultados, y sin duda de inmediato, si es que su resultado no sea desmentido posteriormente. Aquí hay que dar a conocer
que ha de evitarse que las expectativas de los emigrados, promovidos e impulsados públicamente por escrito cada ordenanza; y no s olo para que sea simplemente
1
por el Comité Central, se vuelvan contra este. Pero de inmediato solo es posible cumplida, sino -si se trata, como es habitualmente el caso, de una ordenanza
crear, en el mejor de los casos, solo el marco de las organizaciones. El Comité irrealizable- para que el escrito pueda servir, dado el caso, como material proba­
Central, que quiere proveer resultados inmediatos y considerables para Moscú y torio. El aparato burocrático, pues, en la medida en que produce alguna cosa, pro­
para los emigrados, consigue -superando el mEil .inevitable que esto implica- pre­ duce actas, material para acusaciones mutuas entre camaradas, que acaso puedan
� �
c pita se en el abismo a un ritmo vertiginoso. Ni siquiera crea el marco de o¡ga­ ser utilizados alguna vez en las luchas personales que forzosamente tienen Jugar.
mzac1ones que luego podría (iquizás!) ser rellenado con un contenido auténtico En tal atmósfera, cargada de desconfianza recíproca (repito: completa­
sino organizaciones que ya en su fundación están dispuestas de tal modo, que d ; mente justificada), la autoridad del Comité Central solo puede ser ejercida -aun
ellas jamás podrá resultar más que espejismos. 6 Esto se funda, ante todo, en que la superficialmente-: por medio de una subordinación ciega y servil. Tanto más cuanto
política consistente en despertar ilusiones, en vista de la comprensible impacien­ que el Comité Central fue formado sobre la base de recompensas por servicios en
cia de los emigrados, ha recurrido a la estimulación de todos los sentimientos de la lucha de fracciones, y la mayoría de sus miembros, en consecuencia, no dispo­
inferioridad individuales, de todas las bajas pasiones; y e�·as ambiciones personales nen, ni en cuanto teóricos ni en cuanto organizadores, de una posición dentro del
deben ser satisfechas ahora, esos servicios en la lucha entre fracciones deben ser movimiento obrero que les permita mantener su autoridad de otra manera. Es, por
recompensados; lo cual excluye de antemano la posibilidad de que las cuestiones ejemplo, significativo que un miembro del Com�té Central, que, por así decirlo, es
per�onales de la organización puedan ser resueltas sobre un fundamento objetivo. un teórico, haya debido convocar la protección disciplinaria del Comité Central a
A esto se suma que, por un lado, se crean aparatos gigantescos para tareas inexis­ raíz de que un miembro teóricamente formado del partido se ha atrevido a inscri­
tentes (el "partido de masas" en la emigración, con sus secretarías de distrito, birse en su seminario en la escuela del partido. Ese ejercicio artificial e injustificado
etc.). Por otro lado, ese aparato está dispuesto de tal forma, que con él es imposible de la autoridad solo es apropiado, sin duda, para hacer que la burocracia partidaria
realizar un trabajo verdadero, orientado a Hu11gría (la forma frívola, confusa de se torne aún más vacía y carente de alma; se convierte en una oficina, con jefes y
incorporar miembros , la destrucción del aparato ilegal, etc.). Así, nunca podrán empleados subalternos, pero no en una organización comunista, centralizada pero
formarse organizaciones serias a partir de esas organizaciones. La maquinaria basada en la colaboración entre camaradas.
que, de esa manera, funciona de manera vacía, solo puede mostrar resultados en Esta organización tuvo que romper, naturalmente, con todas las tradi­
la medida en que fabrica informes, encuestas, estadísticas, archivos de recortes ciones del trabajo organizativo precedente -modesto, pero concreto- del PCH.
periodísticos, etc.). De ese modo, no solo aparece su improductiva impotencia Lo hizo por odio y desprecio instintivos hacia todo trabajo sólido. Pero también
como una actividad febril, sino que se proporciona a sí misma razones "objetivas,, lo hizo porque solo de tal modo, destruyendo y declarando nulo todo lo que
para su propio crecimiento, lo cual -provisoriamente- es apropiado para calmar hasta ahora había producido el PCH, posee una excusa por el hecho de no haber
las ambiciones personales no satisfechas que ya hoy se manifiestan. realizado nada en Hungría. Y en vista de que el Comité Central sabe muy bien
Además de estas razones, despempeña, además, algún papel la razón por que nunca estará en condiciones de producir un trabajo concreto en Hungría,
la cual la forma de organización del Comité Central degenera en un vacío buro­ emprende su trabajo destructor de modo que, por un largo tiempo, pueda dis­
cratismo. Esta razón es la recíproca -y, agreguemos: bien fundada- desconfianza poner de un pretexto para no encontrarse en condiciones de hacer nada. Y el
entre los líde1·es y los miembros del partido. Una parte de los líderes sabe muy bien aparato burocrático, la poderosa burocracia central del "partido de masas" en
que su política está edificada sobre la arena. Pero al mismo tiempo sabe de qué la emigración, aun cuando obs'taculiza el trabajo concreto, puede producir, al
medios (engaño, promoción de ilusiones y puestos irrealizables, etc.) se ha servido menos, actas que parezcan justificar temporariamente la ociosidad.
para procurarse seguidores. Y sabe también qué clase de personas se ha procurado Pero solo por un tiempo. Y como las enormes expectativas no pueden
ser satisfechas eternamente a través de promesas y acusaciones, se necesitun
resultados aparentes. Y aquí reside el mayor peligro para los principios organiza-
6 Potemkinsc/ie Dürfer (n. del rrad.).

·!
154 • Gyorgy Lukács

tivos del Comité Central. Esta organizaci6n, en cuanto tal, está expuesta a la co­
rrupción. En la conducción de todo trabajo ilegal, la dificultad para controlar el
Reseñas
trabajo efectivamente realizado representa un gran peligro. Con gran frecuencia, 1924-1925
aun camaradas muy honrados, que trabajan en la ilegalidad, presentan -y no por
maldad, sino a raíz de las esperanzas excesivas, a raíz de la sobreestimación del
propio trabajo- informes que' no se adecuan plenamente a la situación real. Es
obligación del aparato central, no solo sacar a la luz la esencia verdadera de tales
informes, sino también educa� a Jos camaradas que trabajan ilegalmente, a fin de
que orienten su actividad hacia la mayor objetividad, y no en dirección a ilusio­
nes. Repito: incluso un Comité Central que está encaminado totalmente a reali­
zar un trabajo realista, y que se encuentra en la cúspide del _mejor partido, está
obligado a luchar contra tale� tendencias. Pero si el Comité Central mismo se
'
dirige en busca de resultados aparentes, si esas tendencias son apoyadas incluso
desde el Comité Central, ento'nces los camaradas que trabajan ilegalmente deben
(
tomar conocimiento de que e Comité Central no espera de ellos la consideración
objetiva de la realidad, sino que representen ilusiones como si fueran realidades.
Si añadimos el principio fundamental del Comité Central en la organización, la
falta de toda precaución a Ja hora de elegir miembros para el partido, entonces se
hace ahora visible el abismo al cual es conducido por fuerza el Comité Central, a
causa de su política basada en ilusiones, y no en la realidad.
Pues, en el camino de la mentira, no hay ningún punto de reposo. Una
vez que he prometido, ante Moscú y la emigración, que en un corto tiempo con­
seguiré producir esto o aquello, solo transitoriamente puedo convencerme de que
Ja impotencia del anterior Comité Central, el sabotaje de la minoría, etc., son los
culpables de todo. Tarde o temprano debo mostrar, no obstante, algún resultado.
Y si he juzgado la situación sobre Ja base de ilusiones, si mis organizaciones se
encuentran dispuestas, de antemano, de tal modo que no pueden efectuar ningún
trabajo real, entonces no queda nada más que proporcionar informes falsos: expo­
ner ilusiones como si fuesen la realidad. Y, a fin de reforzar la primera mentira , se
necesita una segunda, y así se avanza, forzosamente, hasta el colapso definitivo.
Ningún comunista honesto puede seguir al Comité Central por esta vía.
Gran parte de los elementos comunistas serios de la emigración ha reconocido
ya este estado de hecho. Pero es muy claro que los trabajadores húngaros no per­
mitirán que se los use como medios. Y si la pompa de jabón de la "construcción
del partido" finalmente estalla, todo trabajador comunista verá que hemos teni­
do razón. Solo nos reprochará el hecho de no haber emprendido antes la lm>ha
contra la uventurcra política de ilusión.
{
1

El triunfo de Bernstein1
Notas sobre los ensayos escritos en conmemoración del
\
septuagésimo cumpleaños de Karl Kaustky

•pero, ante todo, tal como te he escrito anteriormente,


1 hay que hacer algo, pero sin decirlon.
lgnatz Auer, carta a Bernstein

Aquel que hizo algo, pero sin decirlo; que no anunció la revisión del
marxismo, Ja transformación de la dialéctica re.vo1ucionaria en un pacífico evolu­
cionismo, sino que la llevó a cabo, fue Karl Kautsky. Y resulta razonable y conse­
cuente que el reformismo de todo el mundo se reúna festivamente en ocasión de
su septuagésimo cumpleaños. El Vorwiirts ha destacado también, en su informe
sobre el festejo londinense, el auténtico punto culminante:

Cuando, pues, el viejo Eduard Bernstein, que se sentaba a la derecha de Kaustky,


se levantó de la mesa; el hombre que, como Kautsky, había administrado fiel­
mente, durante toda su vida, la enorme herencia intelectual de Marx y Engels, el
festejo adquirió un sentido particularmente profundo.. . Fueron palabras de amis­
tad las que pronunció Bernstein. Cobró un significado especial, para Kaustky y
Bernstein, la sentencia que Adler citó en otro contexto, y que aludía a lo poco
que separa a ambos frente a lo descomunal que los une. Una vez que Bernstein
hubo concluido, y que los dos ancianos -cuyos nombres hace ya tiempo que
se han vuelto veperables para una generación joven, la tercera- se abrazaron ...
lquién habría podido sustraerse al espíritu de emoción, quién hubiese querido
sustraerse a él?

Los ensayos en honor a Kautsky aparecieron de la siguiente manera: Die Gesellsc/raft [La
sociedad), número especial con contribuciones de Max Adler, Boudin, Chernov, Bcrnstein,
Stampfer; Der Kampf [La lucha) XVII, 1 0- 1 1 , número especial con contribuciones de

1l
Ellenbogen, Helene Bauer, Friedrich Adler, Abramovich, Bracke, Hillquit; Der lebendige
Marxismus, edición conmemorativn del septuagésimo cumpleaños de Karl Kautsky (Jena); Die
Volkswirlschaftslehre der Gegenwarl in Selbstdarstcllungen [La teoría económica contempo·
ránea en autorretratos), I, artículos de Bernstein, Diehl, Herkner, Kautsky, Liefmann, Pesch,
Julius Wolf (Leipzig). [Esta reseña apareció en Die lntcmationale Vll/2 1 ·22 ( 1 924), pp. 66 J
-

663 (n. del trad.)].

1 1 57

1
158 • Gyorgy Lukács

Tampoco Kautsky cuestiona esta armonía con Bernstein. Escribe, acer­


ca de su toma de posición frente a la Guerra Mundial: "En aquella época, me
r Reseñas (1924·1925) • 159

sivo de la concepción histórica de Bernstein, el avance pacíficamente evolutivo


hacia el socialismo. L. Boudin resume muy claramente esta misión de Kautsky:
encontraba muy cerca de Berrstein. En la guerra, nos reencontramos. Cada uno
! �
de nos ?t �os manten ª su esp cificidad te.órica, pero, en nuestra actividad prácti­
"Solo cuando el humo de la batalla (se ttata del debate sobre Bernstein, G.L.)
se hubo disipado un poco y esta lucha hubo sido ganada en la práctica, pudo
ca, casi siempre estabamos d� acuerdo. Y así ha seguido ocurriendo hasta el día
el gran continuador de la obra de Marx -Karl Kautsky- escribir aquella serie
de h�y" (Selbstdarstel/ung [Autorretrato], p. 26). Bajo este signo se desarrolla
.
el Jubileo de � � ,
utsky. n el curso de las luchas por la "ortodoxia. marxista que
de obras maestras que por primera vez interpretó la teoría marxista como una
,
representación evolutiva de la revolución social venidera. (Die Gesellschaft, p.
ocu �aron el primer periodo de Kaustky, y que culminan en el debate sobre Ber­
44). Igualmente, en la formulación de Z. Ronais: " En la lucha de Kautsky con
nstem, se apagan cada vez más y se transforman en episodios insignificantes·
el reformismo, en que el teórico ejercía mejor la Realpolitik que los políticos del
crecen, en la obra de toda su vida, hasta convertirse en cuestión central aque �
momento -que eran meramente pragmáticos y ciegos para el futuro-, la historia

ll s l �chas que llevó adelante, después de la primera revolución rusa, en primer
decidió a favor de Kautsky" (Kampf, p. 423). En el libro programático, que fue
' termino contra Rosa Luxemburg, Pannekoek y otros; más tarde, contra Lenin
celebrado justificadamente por sus adoradores como la obra cumbre de su acti­
y Trotski.
vidad creadora, Kautsky expresa esta teoría tornasolada y ambigua con la mayor
De ahí que no sea azaroso que, en la valoración de Kautsky, desem-
_ claridad posible. Actuó como si no quisiera liquidar la revolución. Al contrario:
pene el papel más significativo su último gran escrito, en que se manifiestan
intentó concebir con toda claridad su esencia, la esencia de la revolución prole­
claramente todas sus tendencias reformistas como una nueva "teoría de la revo­
taria, como asimismo proteger la revolución proletaria de cualquier confusión
lución": el libroDie proletarische Revolution und ihr Programm [La revolución
proletaria Y su programa]. Karl Kautsky es celebrado por todos Jos
con la revolución burguesa. Pero precisamente esa "puraº revolución proletaria
reformistas
recibe, en sus exposiciones, una configuración cuya esencia objetiva la equipara
como el gran teórico de la revolución. Con razón. Pues el sabotaje a la revolución
objetivamente al pacífico avance hacia el socialis�o proclamado por Bernstein.
el temor ante la revolución, el convulsivo empeño en evitar la revolución -rasgo�
. Pues esa revolución se desarrolla dentro de la democracia. Y la im­
que caractcnzan a los reformistas- han recibido la más clara expresión teórica
portancia de la democracia reside, precisamente, en que ºrevela con claridad la
en Ja obra de toda Ja vida de Karl Kautsky.
enormidad de ese poder (del proletariado, G.L.), sin que para eso se requiera la
Aquí �eside el triunfo de Bernstein. Las "diferencias de opinión" indi-
. prueba de u n enfrentamiento entre fuerzas armadas" (Die proletarische Revolu­
viduales han sido hoy prácticamente olvidadas. Lo verdaderamente importante
tion und ihr Programm [La revolución proletaria y su programa], p. 82). Esa re­
era, entonces, la pregunta por si la socialdemocracia, en la época de preparación
volución se distingue de la burguesa precisamente porque no suele sucederle un
de las luchas decisivas entre burguesía y proletariado, habría de convertise en
contragolpe, una contrarrevolución (ibíd., p. 95), siempre, por cierto, que no se
co �ductora de la clase revolucionaria, o si se apresuraría a ayudar a la burguesía
aplique el principio consistente en "impulsar la revolución" (ibíd., p. 85-94), que
a fm de que esta salga airosa de la más dura crisis de su existencia. Bcrnstein ha
Rosa Luxemburg importó equivocadamente de la revolución burguesa. Es claro
expresado el deseo de esto último en una forma apresurada, demasiado abierta
que, bajo tales circunstancias, hablar de la democracia como de una "dictadura

no áctica. Una discusión auténtica de sus tesis, la disposición para pensar hast �
de Ja burguesía" equivale a emplear "una de fos consignas más ridículas que ha
!
e fmal s u � consecuencias, habría dividido inexorablemente a la socialdemocra­
cia Y habria �n frentado a la burguesía con un partido revolucionario del prole­
generado nuestra época" (ibíd., p. 112), cte.
. No pretendemos escribir aquí una críl'ica de esta teoría de la revolución
t � ri d� por cierto que numeramente in ferior, pero c1aro y decidido. La misión
� realizada por Kautsky, la que cn cuentrn su culminación en la desacreditada tesis
h1st��1ca de Kautsky fue frustrar la revelación de estos problemas, impedir una
tens10n tal, salvar a cualquier precio la unidad del S PD (y, con ella, la de Ja Se­
acerca del gobierno de coalición en cuanto forma de transición entre el c apit a ·
lismo y el socialismo. Lo que nos interesa, naturalmente, es mostrar el método
�un a l ? ernacional). Y ha cumplido fielmente esa misión. En lugar de la abierta
� � con el que Kautsky ''.superó" la tesis fundamental de Bernstein, la lucha contrn
liqu1dac1on de la teoría revolucionaria del marxismo que anunciaba Bernstein,
Ja dialéctica en la teoría y contra el ''blanquismo" en Ja praxis del movimiento
Kautsky representó una "ampliación", una "concretización" de la teoría marxia­
obrero. Por un lado, aparentó refutar dichas tesis; por otro, convirtió el conteni­
na de la revolución, en que, detrás de una aparente impugnación dd reformismo
do objetivo de estas en patrimonio inalienable de la teoría y la praxis dci S PD. La
de Bernstein, se fijaba Y fundamentaba en d plano teórico precisamente /o deci-
ingenuidad de Berstein consiste en haberse imaginado que era posible convertir
1 60 • Gyorgy Lukács Reseñas (1924-1925) • 1 61


tan abi rtamente a un partido obrero continental en aliado de la burguesía; que zfü¡ encuentren mezquinas estas reflexiones, pueden pensar que no tenemos que
era posible hacerles creer, a los trabajadores de todo el continente, que estamos llevar adelante la lucha solo contra nuestra inmadura burguesía, sino antes bien
en la era de la democracia pacífica. Kautsky supera a Bernstein en Ja medida con una clase obrera inmadura, que es más susceptible que 1a occidental a una
_
en que aparenta reconocer Jos factores revolucionarios de la situación mundial, demagogia que especula con los niás bajos instintos" (ibíd., p. 421).
pero no apo rta una interpretación teórica para ese reconocimiento, que condu­ Esta contraposic ión entre " Occidente" y "Oriente" no es mera­
.
ce -sorpres1vamente- a las conclusiones prácticas de Bernstein. Así, Kautsky mente geográfica (aun cuando Kautsky mismo lo ha expuesto también de
ve muy claramente que los medios democráticos solo son útiles dentro de la esta manera; véanse, e n s u escrito sobre Liebknecht -Luxemburg-)ogisch,
democracia; que la lucha por la democracia debe ser conducida con otros medios Jas explicacio nes sobre el tipo "inglés" y el "ruso" del movim iento obrero) .
(ibíd., p. 82). Pero, en la medida en que, por un lado, no especifica esos "otros" También en Occidente sucede que el proletariad o no esté suficientem ente
�? y
me i s y, or otro, adapta totalmente al proletariado para la revolución "proie­
,
"aleccionad o" como para realizar correctame nte el ideal de la revolución
tar1a pacifica, llega en lo prdctico a las mismas conclusiones que si se dispusiera proletaria pura, tal como Kautsky lo concibe; es decir, de una revolución
.

a apl car los medios democráticos universal y exclusivamente; solo que consigue cuyas batallas para conquistar- el poder político (isegún Kautsky!) son Ueva­
desviar al trabajador de sentimientos revolucionarios, pero de ideas confusas del das adelante "por grandes organizacio nes, que existen desde hace décadas,
verdadero problema: la lucha de poder entre burguesía y proletariado. La misión con grandes y ricas experiencia s, una amplia educación, programas bien
� �
históri a de Kar Kautsky en cuanto líder teórico del centro de la Segunda In­ meditados y líderes tan conocidos como probados" (Die proletarische Revo­
ternacional consiste en esta estrategia de desviación, en esta obstrucción de una lution und ihr Programm, p. 77) . En aquellos ca�os en que aquí se produce

escisi n auténtica entre revolucionarios y reformistas dentro del partido de los un conflicto, Kaustky aplica esta m isma cont-r.aposición táctica o históri­

traba1adores en el est blecimiento de una falta escisión -en el caso de que se
: .
camente. Tácticamen te, por ejemplo, en el debate con Rosa Luxemburg en
haya producido ya mev1tablemente una escisión-. El serbio Topalovitsch explica, torno a la huelga general, donde -en contraposici ón con los i ngenuame nte
en un artículo muy característico, la necesidad de que el reformismo desarroJle francos líderes sindicales- no se opuso directament e al movimiento que
una tal teoría de la desviación. Coincide con Kautsky en que, en Occidente, "solo promovía la huelga general, no descartó simplemente la huelga general, sino
[es] posible una hegemonía de clase moderada, pero no una dictadura" (Kampf. que tan solo propuso una "estrategia de apaciguamie nto", como alternativa
p. 4 1 9). Pero frente a la propagada "estrategia de derrocamien to" (Neue Zeit XXVIll,
2). H istóricamen te -y de l a manera más fatídica, en los tiempos decisivos
en Eur�pa oriental, en contraposición con lo que ocurre en Occidente, el poder de la guerra mundial-. en la teoría según la cual el imperialismo no es una
.
del cap1�ahsmo ha aumentado, mientras que el poder y la situación de clase del etapa necesaria en la evolución capitalista, sino un episodio más o menos
"casual" dentro de la evolución total, de modo que tanto la afirmación del
proletariado han permanecido idénticos. De ahí que el proletariado del Este no
comprenda el flamante ascenso al poder constructivo del rejuvenecido proleta­
riado de E�ropa occidental. Esta ceguera frente a la necesidad de la evolución y imperialismo (Cunov-Lens ch) como el enfrentamien to revolucionari o con­
de sus periodos hace que el proletariado busque en el anarquismo una salvación tra él (Luxembul'g - Lenin) suponen una confusión. Habría que luchar por
frente al socialismo revolucionario (ibíd.). la paz, por el establecimien to de las condiciones normales de la revolución
proletaria. Aun hoy, diez años después del comienzo de la guerra, anuncia
Y lanza vehementemente un grito, cargado de nostalgia, a favor de "Vie· Helene B auer -si n haber sido aleccionada por la historia- la misma sabidu­
,,
na , de la difunta "Internacional 2W'.2 " Los camaradas occidentales, que qui- ría kautskiana. " Lo que reside en las tendencias económicas inmanentes del
capital no es la guerra imperialista , en cuanto salvación frente al colapso,
sino antes b ien el dominio monopólico del mundo a manos de un 'ultraim-
2 �a Unión Internacional de Partidos Socialistas -designada habitualmente como "Uni ' n
d� Viena" o "Internacional 2 W'- fue fundada durante una conferencia que tuvo lugar e n °
V1e�a �ntre e 22 Y el 27 e febrero de t 92 1 . La iniciativa para su fundación partió del Partido
·
� �
S�c1ahsta Su1�0 Y el Par 1do Laborista Independiente de Inglaterra. Consiguió contar con diez
� S i n embargo, la conferencia d e La Haya d e diciembre d e 1 922, l a Segunda Internacional y
m1llo� es de m1e"!bros e incluyó, además de los partidos mencionados, a los Partidos Socialistas la Unión de Viena acordaron fusionarse. Las tesis tácticas del Tercer Congreso de Ja Tercera
austriaco y fra ? ces, al al � derecha d �I Partido Socialista Independiente de Alemania -ta izquier­ Internacional proclamaron que la Internacional 2Vz estaba "tratando de fluctuar entre Ja demo·
da se habta � mdo al Partido Comunista-, a los mencheviques rusos y a algunos grupos meno­ cracia y la dictadura proletaria. De hecho, está colaborando con la clase capitalista de todos los
res que hab1an abandonado la Segunda Internacional, pero eran reacios a unirse a fa Tercera. países al prom�vcr un espíritu de irresolución entre la clase obrera" (n. del trad.).
1 62 • Gyorgy Lukács Reseñas (1924-1925) • 1 63

perialismo', según Kautsky, o un 'cartel general', según l;li lferding. Pero, no hace más que reforzar esta idea: Kautsky ve la cuestión organizativa desde
c iertamente, esto puede �er conducido en dirección a la .e; uerra gracias al un punto de vista puramente técnico y mecánico. Así como concibe la revo­
1
. 'f
poder de los factores precapitalistas . . " (Kampf, p. 3 89). esta perspectiva lución burguesa en forma "puramente elemental", y a la revolución proletaria
tiene Ja forzosa consecuencia práctica de que aquelJos seGtores del proleta­ como "organizada" (a la manera de una rígida organización de funcionarios),
riado que están cargados de u n sentimiento'demasiado reJolucionario como así como no analiza seriamente la interrelación dialéctica entre lo elemental y
para seguir a Cunov y compañía, pero que no están en condiciones de per­ la organización (es decir, en última insta� cia: entre clase y partido), así con­
cibir adecuadamente la situación y de extraer las conclu� iones auténticas, sidera también el proceso histórico todo. El, el discípulo "ortodoxo" de Marx,
se convierten en "cola" de la democracia occidental. También el énfasis desecha precisamente el elemento decisivo del método marxiano: la interre­
u nilateral sobre la "culpa�· alemana y austríaca en la guerra está puesto al lación íntimamente. dialéctica entre todas las "esferas" o "campos" que, en la
servicio de este doble fin: desvío respecto de la auténtic f cuestión central cosificada ideología burguesa, tienen que manifestarse como ámbitos separa­
de la revolución (imperialismo y guerra civil) y ciega adhesión a la "demo­ dos, independientes entre sí. (Del modo más típico se revela esto en la rígida
cracia occidental" (véase el �nsayo de Friedrich Adler en Kampf). No es en •.
separación entre economía y política qúe se desarrolla en Die proletarische
verda�. casual que B ernstei n y Kautsky se hayan encontrado en la guerra Revolution und ihr Programm}. Pero precisamente este alejamiento de la dia­
mundial, que "casi siemp�e ,hayan estado de acuerdo". léctica (itambién aquí se trata de un triunfo de Bernstein!) le permite cumplir
En esto reside, segt1n c�eo, la importancia histórica de Kautsky. La su m isión histórica: atenerse en todas las palabras al método marxiano, y
grandeza de Lenin consiste en haber conformado conscientemente la unidad extraer de ellas conclusiones que objetivamente conducen a la eliminación
del movimiento revolucionario del proletariado, siempre desde e) punto de vista de la lucha de clases, a la colaboración entre burguesía y proletariado. Así,
revolucionario, en haber apa,rtado aquellos elementos que actuaban en contra de en la lucha entre Bernstein y Kautsky, el primero ha alcanzado objetivamente
la revolución y en haber buscado una alianza con todas las fuerzas que actúan la victoria. Pero el triunfo de Bernstein solo ha sido posible bajo la forma de
de un modo objetivamente revolucionario. Kautsky, en cambio, de la forma más una victoria de Kautsky. Pues solo la teoría de este estaba en condiciones de
consecuente, ha intentado siempre desdibujar teóricamente las cuestiones deci­ transformar el contenido esencial del reformismo de B ernstein en teoría de
sivas de la revolución; siempre ha procurado establecer, sin perder un minuto, una parte i mportante de la clase obrera.
la unidad organizativa con los reformistas; y siempre estuvo dispuesto a pagar Lo más meritorio, en los escritos de jubileo, es que en ellos se mani­
cualquier precio por esa unidad. Por ende, Kautsky tenía que estar del lado de fiesta con gran nitidez esta interrelación -por cierto que involuntariamente-.
Martov y en contra de Lenin en la época de la primera estisión partidaria en A partir de ellos, todo trabajador pensante puede comprender cuán correcto
Rusia. El número de jubileo de Kampf publica una carta muy característica de era el punto de vista de Lenin, que consistía en ver y combatir en el centro, y
Kautsky con relación a esta cuestión. Este escribe allí: en su teórico, Kautsky, al más peligroso enemigo del proletariado revolucio­
nario. Pues Jo que estos escritos contienen es, por lo demás -con muy escasas
l Es preciso obligar a todo miembro del Partido a ingresar en la organización se­ excepciones-, investigaciones más o menos esmeradas sobre cuestiones i ndi­
creta? O, dicho de otro modo, les preciso circunscribir al Partido dentro de los lí­
viduales, o artículos ocasionales sobre Gandhi, Freud, Spann y otros temas
mites de Ja organización secreta? Esta misma pregunta se le presentó, en tiempos
de la ley de emergencia, a la socialdemocracia, y la respuesta de esta íue negativa. "actuales".
No es el interés de nuestra causa incorporar a las organizaciones secretas a todos
aquellos que se suman ul Partido. Una organización secreta no ha de superar un
cierto límite mínimo, si es que quiere mantener la capacidad de actuar y no ser
descubierta. No tenemos ninguna razón para ampliarla más allá de ese límite (en
un lugar determinado); las consideraciones prácticas determinan ese límite. En
lo demás, no queremos imponer ningún límite a la expansión del Partido (47 1).

Aquí se pone con claridad de manifiesto la concepción de Kautsky.


Lo que declara precedentemente, es decir, · que no ha sido "un organizador en
lo práctico" y que, por ende, "no es muy competente" en esta cuestión" (ibíd.),
l
l

N. Bujarin: Teoría del ·


materialismo histórico

La nueva obra de Bujarin desarrolla una síntesis sistemática -que se


hacía desear desde hace tiempo- sobre el materialismo histórico desde u n punto
de vista marxista. En el ámbito marxista, desde el Anti-Dühring de Engels -con
excepción del opúsculo de Plejanov- no se ha emprendido ninguna tentativa de
este tipo, y la síntesis de la teoría qued6 en manos de los enemigos del marxis­
mo; en la mayoría de los casos, en manos de aquellos que lo conocían solo de
manera muy superficial. En vista de ello, habría que recibir, pues, de buen grado
la tentativa de Bujarin, aun cuando haya que formular, frente a su método y sus
resultados, muchas más objeciones de las que se desarrollarán en estas líneas.
Pues hay que reconocer que Bujarin ha conseguido exponer todas las cuestiones
importantes del marxismo en una estructura unitaria y sistemática que -grosso
modo- puede ser calificada de marxista; además, cabe admitir que la exposi­
ción es, en general, clara y fácilmente comprensible, de modo que el libro parece
apto para cumplir adecuadamente con su destino: ser una obra didáctica.
En vista del objetivo de Bujarin -escribir una obra didáctica, comprensible
para todos-, el crítico debe mostrarse indulgente frente a los resultados particulares
del autor, 'particularmente cuando esos resultados proceden de ámbitos un tanto
distantes. Este objetivo, así como la dificultad para obtener, en Rusia, la biblio-

Esta reseña de Theorie des hislorischen Materialismus. Gemeinverstandliches Lehrbuclt


der mar.ristischen Soziologie (Teoría del materialismo histórico. Manual de divulgación sobre
sociología marxista) (Hamburgo, 1 922) apareció publicada en Archivfw die Geschichte des
Sozialismus und der Arbeiterbewegung (Archivo para la historia del socialismo y del movimiento
obrero] XI ( 1 925) , pp. 2 1 6-224; las indicaciones de página remiten a la edición original (n. del
trad.) .

1 65
Reseñas·(1924-1925) • 1 67
1 66 • Gyorgy Lukács
exposición popular puede coincidir con la rigurosidad científica en el tratamiento
grafía necesaria, justifica el hecho de que Bujarin, en su .tratamiento del arte, la
del problema. Bujarin, que se ocupa de la muy actual e importante tarea de sinteti·
literatura y la filosofia, recurra casi sin ex�epción a fuentes de segunda mano, y no
. zar todos los problemas del marxismo, se encuentra, desde varias· perspectivas, por
tome prácticamente nunca en consideración los resultados de la investigación más
��
debajo del nivel alcanzado por las investigaciones de Plejanov y Mehring.
avanzada. El peli r que de esto se deriva se ve, sin embargo, intensificado por el
Pero no queremos detenernos en los detalles. Pues mucho más importan­
hecho de que BuJarm, en su empeño en escribir una obra didáctica comprensible
te que tales imprecisiones y deslices es el hecho de que Bujarin, en algunos puntos
para todos, se inclina a simplificar demasiado los problemas mismos. Por ende su
nada secundarios, se aparta de la auténtica tradición del materialismo histórico sin
exposición e�, de tal modo, muy clara y transparente; pero desdibuja y oculta, la � tener razón objetivamente; sin superar, o incluso sin llegar al nivel ya alcanzado
,
vez, de mult1plcs formas las interrelaciones, en lugar de esclarecerlas realmente.
por sus mejores predecesores. (Es obvio que también en lo ·que respecta a sus fa.
Una exposición simplificadora, sin embargo, que no se base en la simplificación de
llas cotejamos siempre el meritorio aporte de Bujarin con las mejores tradiciones
los plantees Y las soluciones obje�ivamente correctos, sino en la simplificación del
dentro del marxismo; los vulgarizadores corrientes no son tenidos en cuenta aquí
problema y el resultado mismos, no puede ser aceptada jamás; tanto menos cuanto
ni siquiera en cuanto términos d� comparación). Esta constatación se relaciona, en
que esa tendencia a la simplificación no se limita, en Bujarin, a las estructuras ideo­
primer lugar, con los capítulos filosóficos introductorios. La posición de Bujarin se
lógicas relativamente más alejadas, sino que también se introduce en las cuestiones
sitúa aquí en una muy riesgosa proximidad al materialismo burgués (según las pa­
comparativamente centrales. Así, por ejemplo, Bujarin explica de qué manera existe
labras de Marx: contemplativo). La crítica que -para no hablar de Marx y Engels­
un preciso paralelismo entre la jerarquía y las relaciones de poder dentro de la
han dirigido, por ejemplo, Mehring y Plejanov a esta· teoría, la clara delimitación
estructura económica de producción, por un lado, y, por otro, dentro del Estado
entre la incapacidad de dicho materialismo para concebir el proceso histórico, y
(pp. 1 68-170) Y co cluye con la siguiente observación: "Aquí vemos, pues, que la
� la especial adecuación a la historia del materialismo histórico y dialéctico, para
estructura del propio aparato estatal refleja la base económica, es decir, /as mismas
Bujarin, parecen no existir en absoluto. Es, incluso, comprensible que, una vez
clases ocupan las mismas posiciones". Esto es, indudablemente, cierto en cuanto a
. que, de Bernstein a Cunov, todos los "idealistas" han convertido el núcleo objetivo
� �
la tendencia de la e olució . También es cierto que una contradicción duradera y
del marxismo en su estricto contrario, haya surgido aquí una reacción -en última
aguda entre ambas Jerarqu1as suele conducir a un cambio revolucionario. Pero, en

lo que respecta a la i�toria concreta, la formulación de Bujarin es demasiado sim­
.
instancia, sana-. Pero Bujarin, en sus consideraciones filosóficas, elimina del mé­
todo marxista cantidad de elementos procedentes de la filosofia clásica alemana, y

phfic d ra, esquemahca. Pues es plenamente posible que el equilibrio de fuerzas
� lo hace tácitamente, sin concederlos dignos de una crítica. Por cierto que Hegel es
economice entre las clases en pugna permita, temporariamcnte, el surgimiento de
mencionado episódicamente aquí y allí; pero en ningún lugar se ocupa Bujarin de
un aparato estatal que no es domim¡do realmente por ninguna de las dos clases (aun
discutir esencialmente la diferencia entre la dialéctica hegeliana y la marxiana. Y,
cuando se vea obligado a establecer múltiples compromisos con ellas}, y que, por
. ... de un modo muy característico, sobre Feuerbach solo se dice que, gracias a él, . "la
c�de, de nmgun modo refleja simplemente la estructura económica. Esto vale, por
causa avanzó"; "ejerció un influjo sobre Marx y Engels, quienes desarro11aron la

eJe plo, para la monarquía absoluta a comienzos de la Modernidad. Es, además,
más consumada teoría del materialismo" (p. 56). El problema de la relación entre
posible que una clase alcance la hegemonía económica sin estar en condiciones de
el humanismo de Feuerbach y la dialéctica materialista no es siquiera planteado.
adaptar plenamente el aparato estatal a sus necesidades; es decir: de imponerle su
Hemos destacado especialmente este punto porque aquí es posible con­

marca e clase. Mchring ha demostrado convincentemente, en lo que respecta a
cebir del modo más sencillo las fallas más esenciales de la concepción bujarinia­
Alemania, que la burgues1a, , por miedo a acepta1· la colaboración proletaria durante
na del materialismo histórico. La teoría de Bujarin, muy próxima al materialismo
la revolución burguesa, e incluso durante la enérgica lucha en demanda de reformas
burgués -propio de las ciencias naturales-, adopta de ese modo el aspecto de
burguesas, precisamente en la época de su ascenso económico más intenso, dejó el
una "science"2 (de acuerdo con el sentido que posee en francés), y en su concreta
apar?to estatal en manos de los terratenientes y aceptó serenamente que subsistiera,
��
e 1 1c o aparato, el orden de dominio feudal-absolutista. Por cierto que una obra

aplicación a la sociedad y la historia se desdibuja, pues, de cuando en cuando, el
factor decisivo del método marxista: la determinaci6n de /Jacer remontar todos
d1dactica no puede tratar todas estas cuestiones en su concreta amplitud. Pero el
hecho de que no haya siquiera una alusión a la importancia de tales excepciones a lo
que propone el esquema, hace que la exposición de Bujarin no resulte del todo con­
fiable. Pl�janov Y Mchring han mostrado a menudo, en estudios particulares, que la

1
2 Ciencia (n. del trad.).

·¡
1 68 • Gyergy Lukács
Reseñas (1924-1925) • 1 69
l�s fenómenos de la economía y de la "sociología" a relaciones sociales entre los
hombres.1 La teoría asume el carácter de una falsa "objetividad": es fetichizada. igualmente, un falso "naturalismo" que es semejante al de la teoría de Cunov y que,

Ese resto de irresuel a coseidad, de falsa "objetividad", alcanza su expre- por cierto, en última instancia -aunque en una forma algo más refinada- retroce­
., , de a las teorías del milieu desarrolladas en los siglos XVIII y XIX? Por cierto que
s1on mas aguda en el tratamiento del papel de Ja técnica en Ja evolución social.
Bujarin Je atribuye a Ja técnica un papel que, por cierto, no le corresponde de modo Bujarin no comete el grosero error, propio de un tal "naturalismo", consistente en
objetivo; Y hace esto de una manera que no se corresponde en absoluto con el es­ querer explicar el cambio a partir de lo existente (p. 133); pues la técnica se trans­
píritu del materialismo dialéctico. (Es obvio que es posible encontrar citas de Marx forma en el transcurso de la evolución social. Explica, ·pues -de un modo apropiado
Y Engels que también podrían ser interpretadas en esta dirección). Bujarin dice: en el plano formal-lógico- el cambio a partir de un factor variable. Sin embargo, la
"Cada sistema dado de la técnica social determina4 también el sistema de relaciones técnica autonomizada, presentada como fundamento de la evolución, solo convier­
de trabajo entre los hombres" (p. 1 50). En la página 158, la debilidad del intercam­ te al naturalismo vulgar en un naturalismo refinado. Pues si no es concebida como
bio, la preponderancia de Ja economía natural en la Antigüedad, es explicada como factor de cada sistema de producción, si su evolución no es explicada a partir de
consecuencia de la debilidad de la técnica. En la página 1 64, se destaca Jo siguiente: Ja evolución de las fuerzas productivas sociales (en lugar de ser explicadas estas a
"Pues, cuando se modifica Ja técnica, también se modifica Ja división del trabajo partir de Ja técnica), la técnica se convierte en un principio fetichista contrapuesto
dentro de la sociedad". En Ja página 206, la dependencia "en última instancia" a los hombres de manera trascendente, como la "naturaleza", el clima, el milieu,
respecto de la evolución técnica de Ja sociedad, respecto del "nivel de las fuerzas las materias primas, etc. Nadie pondrá en duda, desde luego, que, en cada estadio
productivas", es presentada directamente como "legalidad fundamental", etc. Es de la evolución de las fuerzas productivas, la evolución de la técnica, determinada
esclarecedor que la recién mencionada identificación de Ja técnica con las relacio­ por tales fuerzas, ejerce, a su vez, efectos recíprocos sobre las fuerzas productivas.
nes productivas no sea ni correcta ni marxista. La técnica es una parte, ciertamente Bujarin s�braya esto en relación con todas las ideologías (aquí, siguiendo las im­
un factor muy importante de las fuerzas productivas de · la sociedad; pero ni es portantes sugerencias del viejo Engels); pero no se trata -porque es objetivamente
simplemente idéntica a estas, ni el factor decisivo en última o en toda instancia en incorrecto y antimarxista- de aislar la técnica de la serie de las formas ideológicas,
la transform�ción de esas fuerzas -tal como parece deducirse de las propocisiones y atribuirle una existencia independiente de la estructura económica de la sociedad.
de Bujarin antes mencionadas-. El propio Bujarin reconoce que cualquier tentativa Es objetivamente incorrecto, ya que de ese modo resultan inexplicables
para reconocer la determinación fundamental de la sociedad, junto con su evolu­ muy importantes cambios de orientación en la técnica -cambios que, aunque qui­
ción, en un principio que no sea la relación social de los hombres entre sí dentro del zás no inmediatamente, se han tornado, no obstante, decisivos para la evolución
proceso de producción (y, en consecuencia, en Ja distribución, el consumo, etc.), social-. Así, por ejemplo, la diferencia entre la técnica de la Antigüedad y la del
es decir, en la estructura adecuadamente comprendida de Ja sociedad, conduce a Medioevo. Pues por primitiva que haya sido la técnica de Ja Edad Media en cuanto
un fetichismo. Así, Bujarin critica, por ejemplo, Ja concepción de Cunov, según Ja a sus resultados, por más que, desde múltiples perspectivas, haya podido significar
� �
c al la técnica stá vinculada con las condiciones naturales, según Ja cual Ja apari­ un retroceso frente a ciertos aportes técnicos de la Antigüedad, el principio de la
, de determmadas materias primas decide acerca de la aparición de una ténica
C}On técnica medieval encierra, sin embargo, un progreso: la racionalización de la orga­
determinada (p. 1 32). La crítica es tan aguda como acertada, en la medida en que nización del trabajo, en contraposición con la antigüedad, cuando la racionalización
demuestra que Cunov, por un lado, confunde las materias primas con Jos objetos se orientaba exclusivamente al resultado del trabajo, y la realización misma era al­
del trabajo; por otro, olvida "que la técnica correspondiente es necesaria, a fin de canzada menos a través de la racionalidad técnica que '1por el camino de la violencia
que árboles, hierro, fibras, etc., puedan desempeñar el papel de materias primas. . . social".5 Solo de esta manera fueron establecidos los fundamentos para la posibili­
dad de una técnica moderna, tal como Jo ha demostrado, de manera esdarecedora,
1
La influencia de la naturaleza, en el sentido de abastecimiento de materias, etc., es
por sí misma un producto de la evolución técnica" (pp. 132-2). Pero esta actitud . 1 Gottl, a través de los ejemplos del molino de agua, las minas, las armas de fuego,
¡
etc. El fundamento de ese decisivo cambio de orientación en cuanto a Ja técnica

11
acertada y crítica, lno deber aplicarse también a la propia técnica? La creencia
en que la evolución social depende de la evolución de la técnica, lno representa, es, sin embargo, la transformación en Ja estructura económica de Ja socit:dad: la
transformación de las posibilidades de trabajo y de las condiciones de trabajo. La

1
3
4
Las cursivas son mías.
Las cursivas son mías 1 5 Cf. Gottl, Wirtscltaft und Tecltnik. GrundrijJ der Sozia/Oko11omie [Economía y técnica.
1 Esbozo general de economía social], JI, pp. 236-239.

1
.'
1 70 • Gyorgy Lukács Reseñas (1924� 1925) • 171

imposibilidad en que se hallaba la Antigüedad para asegurar la base social de su han sido creadas sus condiciones sociales, .cuando las formas pdmitivas del capita­
_ organización productiva -la explotación de un inagotable material de esclavos- fue, lismo manufacturero han entrado en una contradicción dialéctica; es decir, cuando
por cierto, una de las causas esenciales que determinaron el colapso económico, la �
Ja "propia base técnica, estrecha" de la manufactura se hace " [a]l alc nzar cierto
necesidad de una nueva organización económica de la sociedad, cuyos fundamentos �� }
grado de desarrollo [...] incompatible con las necesidad de ª producción que ella
.
fueron establecidos, precisamente, en la Edad Media. Max Weber6 ha demostrado misma había creado",9 Es obvio que entonces la evoluc1on tenica acelera en forma
convincentemente que, por ejemplo, la coexistencia de esclavos y trabajadores libres extraordinaria Ja evolución económica. Pero la interacción recíproca que surge de
en la Antigüedad ha impedido el desarrollo de los gremios y, con ello, de la ciudad este modo no supera de ningún modo la prioridad objetiva, histórica y metód ca de �
moderna -nuevamente, en contraposición con Oriente y la Antigüedad-. La Edad Ja economía por sobre la t�cnica. Así, Marx explica: "Pero toda esta economta que
Media comenzó su organización económica bajo condiciones sociales totalmente se obtiene con la concentración de los medios de producción y con su empleo en
1 ,
contrarias (falta de fuerzas de trabajo, etc.), que luego ha introducido, en lo esencial, masa presupone [...] la combinación socia) del trabajo. Obedece, por tanto, al carac­
los cambios de orientación en la técnica. Cuando, pues, Bujarin (p. 1 53) explica: ter social del trabajo, lo mismo que la plusvalía surge del trabajo sobrante de cada
"Bajo otra técnica, hubiera resultado imposible el trabajo de los esclavos: estos arrui­ obrero individual considerado de por sí".'º
nan máquinas complicadas, y el trabajo servil no da ganancias", invierte la relación En lo que respecta a esta cuestión, hemos descendido un tanto a los de-
causal. No es la evolución imperfecta de la técnica la que hace posible la esclavitud, talles. Esto tenía que suceder a causa de la importancia metódica de esta cuestión.
sino que, a la inversa, la esclavitud, como forma de trabajo dominante, torna impo· y su importancia no solo consiste en que aquí se trata de un problema central del
sible una racionalización del proceso de trabajo y -a través de ello- la constitución marxismo, sino también en que Bujarin se convirtió precisamente aquí en victi a �
de una técnica racional. No corresponde tratar aquí las modificaciones que surgen de su errónea posición metódica. Nos hemos referido anteriormente a su tentativa
cuando la esclavitud es considerada a escala mundial como factor -relativamente para convertir la dialéctica en una "science". Esta tendencia se expresa, en el pla­
aislado- dentro de un ámbito basado esencialmente en el trabajo asalariado.7 no de la teoría científica, en el hecho de que Bujarin desearía que se considere al
Aún más claramente se manifiesta la inversión de la causalidad si consi­ marxismo una "sociología general" (pp. 7-8). Aquí, su afinidad por las ciencias na­
derarnos la transición desde la producción medieval al capitalismo moderno. Marx turales entra en contradicción con su instinto dialéctico -a menudo acertado-. En-
subraya expresamente que la transición de la artesanía producida dentro de los gre­ gels ha reducido Ja dialéctica a Ja condición de "ciencia de las leyes universales del
.
mios a la manufactura no ha significado revolución alguna en la técnica: "Por lo que movimiento tanto el del mundo externo como el de1 pensamiento h umano11 11 E n ·

se refiere al modo de producción , vemos que la manufactura, por ejemplo, apenas i


concordanc a con ello se encuentra el aspecto general de la teoría de Bujarin acerca
se distingue en sus orígenes de la industria gremial del artesanado más que por el de Ja sociología en cuanto "método para Ja historia". Pero, en la medida en que, en
número de obreros empleados al mismo tiempo y por el mismo capital, número que él esa sociología no se limita a ser un puro método, sino que se desarrolla hasta
en la manufactura es mayor. No se ha hecho más que ampliar el taller del maestro �
c nvertirse en una ciencia autónoma, que busca una realización sustancial especial
artesano" Por tanto, en un principio, la diferencia es meramente cuantitativa ".ª El -hecho que se deriva necesariamente de su afinidad con las ciencias naturales-,
salto cualitativo se produce cuando son creadas la división capitalista del trabajo, entra en contradicción con la totalidad del proceso histórico, cuyos factores indivi­
las relaciones capitalistas de poder dentro de Ja fábrica, las condiciones sociales de duales, concretos, irrepetibles, revelan su rasgos esenciales dialécticos precisamente
un consumo masivo (disolución de la economía •natural), etc. Recién entonces es­ en su mutua diversidad cualitativa, precisamente en el ininterrumpido cambio de
tán dadas las condiciones sociales para la moderna técnica mecanizada; esta surge su estructura objetiva; de ese modo, tales factores se convierten, como totalidad,
como fruto de un secular proceso de transformación social; es la coronación y cul­ en campo de realización sustancial. Por el contario, una sociología general co ce­
.

minación de) �apitalismo, pero no la causa que lo ha generado. Surge una vez que bida como "science", debe presentar también una realización sustancial especial Y
� � �
propia, debe presentar leyes universales propias, si no q ie e sup rarse sí mism
.
� �
y convertirse en mera epistemología. Aparentemente, Bu1ann oscila aqu1, sm dect·

6 Wirtschaft und Gcsellsc/1aft. Grundrift der Sozialoko11omie, 111, pp. 584-585.


7 Cf., a propósito de esto, las observaciones de Marx (Elend der Pltilosopliie, pp. 93-94
9 Kapital 1, p. 533 [El capilal, I, p. 300) .
1 0 Kapital 111 p . 5 3 [El capital, 111, p . 93).
(Cf. Miseria de la filosofía, pp. 90-9 1 ]) sobre la esclavitud en el sur de los Estados Unidos,
1 1 Feuerbach .' p. 38 [Ludwig Feuerbach y elfin de la filosofía clásica alemana. En: Marx, K
en que el factor puramente técnico constituye, igualmente, solo un factor de todo el proceso

/ Engels, F.; Obras escogidas. 3 vols. Moscú: Progreso, 1 9 74, llJ, p. 3 8 1 ] .


soci occonóm ico .

8 Kapital, ed de 1 9 1 9, 1, p. 286 [El capital, 1, p. 259; la trad. ha sido levemente corregida] .


.

1
.
172 • Gyorgy Lukács f Reseñas (1924-1925) • 1 73
dirse, de un lado a otro. Por un lado, advierte claram
"en general" (p. 270); pero no puede extraer de este
ente que no existe una sociedad 1 de conocer las orientaciones o tendencias, no es la desemejanza subjetiva en cuanto
sarias, en vista de que la variación histórica representa
hecho las conclusiones nece­
1 al estadio evolutivo de nuestro conocimiento, sino la diferencia objetiva, cualtitativa
aplicaciones de su teoría son, a menudo, mucho mejore
para él, teóricamente (las
s que su propia teoría) solo
' de los propios objetos. Esto lo han reconocido ya claramente Marx y Engels. Quie­
ro mencionar solo de pasada las observaciones inteligentes y met6dicamenJe muy
una "envoltura'2 histórica determinada", un "uniforme"
(íd.). Por otro lado, intenta lúcidas que ha hecho Engels15 acerca de la_ imposibilidad metódica de entender el
(p. 8) separar entre sí "teoría" y "método", y tratarlos, sin
embargo, como una cien­ presente inmediato de manera exacta a través de estadísticas; y me limito a señalar
cia unitaria; tarea que, a causa del carácter confuso del
planteo, tiene que resultar a que Marx, en la teoría sobre la tasa de beneficio promedio -igualmente fundamen­
priori irrealizable. Y la totalmente errada teoría, analiza
da ya por nosotros, sobre la tal en cuanto a lo objetivo y metódico-, establece una línea precisa de separación
prioridad de Ja técnica, no es, precisamente, más que Ja
realización sustancial de la metódica entre los hechos individuales, determinados a través de estadísticas, Y las
sociología general exigida por Bujarin: no es un desliz
ocasional, sino la consecuen­ tendencias sociales del proceso global. Explica que "la cuota de interés vigente en el
cia necesaria de un punto de partida que no ha sido aclarad
o hasta el final. mercado, y que fluctúa constantemente, es en cada momento una magnitud dada,
Esa confusión se revela casi en todos los lugares en que
aparece en fun­ al igual que el precio comercial de las mercancías... En cambio, la cuota general de
ciones el concepto de ley utilizado por Bujarin . Por suerte, . .,
este olvida a menudo, ganancia solo existe constantemente como tendenc1a...". '6 Y esta concepc10n acerca
en sus análisis concretos, el punto de partida teórico. Así,
a partir del "equilibrio" y de las tendencias de evolución, cuyo carácter de tendencia, pues, no obedece mera­
de sus perturbaciones dentro de determinados sistemas,
pretende deducir tipos ge­ mente a la insuficiencia de nuestro conocimiento, sino que se encuentra basada en
nerales de ley tanto para Ja naturaleza inorgánica y orgáni
ca cuanto para la socie­ Ja esencia de la objetividad del acontecer social, sobre cuya estructura, a su vez, se
dad (pp. 73 -8 1). Aquí, Hegel es vinéulado con Marx
de una manera no lo bastante funda la posibilidad teórica de la acción social, de la "praxis transformadora" de la
orgánica. Bujarin admite, teóricamente, que tales vincul
aciones solo pueden ser realidad, es repetida y realzada continuamente nada menos que por Lenin. Así, por
aplicadas "de la mejor manera en el cason del sistema
humana"; sin embargo, felizmente olvida esta teoría al
más complicado, Ja sociedad ejemplo, en su crítica del Folleto /unius1 1, cuando, a propósito de la tesis según la
realizar el análisis concreto cual, en la época del imperialismo, son imposibles las guerras nacionales, destaca
de la sociedad, de modo que a menudo -a pesar de su
posición fundamental- llega el carácter antimarxista de semejante tesis. Subraya que esto es muy inverosímil;
a resultados muy interesantes. A eso se añade que las diversa
s teorías "orgánicas", pero un análisis de las tendencias evolutivas nunca puede demostrar una imposi­
etc., de Ja sociedad, despiertan en él una sana aversió
n, que se expresa a menudo bilidad absoluta. De ese modo, el problema de la cognoscibilidad del "momento"
en acertadas discusiones críticas {por ejemplo, pp. 31 y
ss.). está signado de antemano por la imposibilidad metódica. Aún más claramente se
Pero en la determinación del propósito cognoscitivo ·
de la sociología se destaca esta imposibilidad metódica en el discurso acerca de la situación interna­
manifi esta muy crasamente esa orientación de Bujarin
hacia las ciencias natu­ cional dado por Lenin en el Segundo Congreso de la Internacional Comunista:
rales . Explica :

Aquí deberíamos mencionar, ante todo, dos errores difundidos ... ; hay revolucio­
A partir de todo lo expuesto aquí se deduce que, en las ciencias sociales, igual ·
narios que intentan demostrar que no existe salida alguna de esta situación....
que en las ciencias naturales, 14 son posibles las predicciones. Por el momento, no Esto no es un error. No existen situaciones completamente desesperadas... La
podemos predecir el momento en que ha de manifestarse tal o cual fenómeno... tentativa de 'demostrar' a priori la situación 'completamente' desesperada revela
Esto obedece a que no disponemos aún de conocimientos sobre las leyes de la evo­ una vacía mezquindad, o un juego con conceptos y palabras".
lución social que puedan expresarse a través de números exactos. No conocemos Solo Ja experiencia, solo la praxis pueden proveer una prueba auténtica para tal
la velocidad de los procesos sociales, pero tenemos la posibilidad de reconocer su o cual cuestión.••
orientación (pp. 44-45).

. Pero, en su afinidad con la ciencias naturales, Bujarin olvida que la dife­


rencia entre la posibilidad de conocer los "innumerables" "hechos", y Ja posibiJidad
15 E n la introducci6n (de 1 895) a Las luchas de clases en Francia, de Marx. Berlín, 1 9 1 1 , p.
8.
16 Kapital, III, p . 35 1 . Las cursivas son mías [El capital, 111, p . 3 5 1 ) .
Gegen de11 Strom [A contrapelo] , pp. 4 1 9s .
12 Las cursivas son mías.'
17
Protokoll des 11. Kongresses der Kommunistischen lntemationale [Protocolo del 11
13 Las cursivas son mías.
14 Las cursivas son mías. 18
Congreso de la Internacional Comunista), Viena, 1 920.
� ciencia
17 4 • Gylirgy Lukács

No nos hemos remitido a Marx, Engels y Lenin como a "autoridades". Karl Au gu st W ittfo ge l:
de /a sociedad burguesa
Solo habría que mostrar que el fin científico de Bujarin se aparta del camino
señal�do por las grandes tradiciones provechosas del materialismo histórico, ca­
mino que parte de Marx y Engels, pasa por Mehring y Plejanov y llega a Lenin
y Rosa Luxemburg. (Es, dicho sea de paso, muy lamentable, aunque tota1mente
comprensible. desde la perspectiva metódica de Bujarin, que este no tome si­
quiera en cuenta las fundamentales teorías económicas de Rosa Luxemburg).
Pero una discusión objetiva, exhaustiva de este fin científico rebasaría el mar­
co de esta reseña. En el curso de una discusión tal habría que demostrar que
la entera fundamentación filosófica de la teoría de Bujarin se atiene a) punto
de vista del materialismo "contemplativo"; que Bujarin, en lugar de someter las
ciencias naturales y el método de estas a una crítica fundada en el materialismo
histórico -es decir: en lugar de comprenderlas como productos de la evolución
capitalista-, aplica el método de esas ciencias al conocimiento de la sociedad de
manera irreflexiva, acrítica, ahistórica y adialéctica. Una crítica tal, sin embargo,
para la cual existen ya buenos aportes preliminares en los trabajos de Plejanov
se encu entr an a tes en el plan � eo �
sobre Holbach, Helvetius y Hegel, no encuentra su lugar aquí. En esta reseña El valo r y el mér ito de este libro
es posi tiva s que prop or 1� ª· La t � �
enta t1va
solo debían ser expuestas aquellas consecuencias de la concepción de Bujarin de prob lem as que en las solucion , .ca m r­ �
que poseen la capacidad de confundir, o de guiar p'or direcciones erróneas, sus eter la acti vida d cien tífic a con tem porá nea a un ana hs1s y crat1
de som tent ativa
resultados concretos en el campo de las ciencias sociales. l men te imp orta nte y actu al es la
xista s es i mpo rtan te y actu al; igua , ecor rer � :�
Una crítica así re'stringida de este modo tampoco podía o cuparse de lisis , los cam inos que h.abra d
de mos trar, part iend o de ese aná '�ª !

t1f en e
todos los detalles. Debía contentarse con demostrar la fuente metódica de esos a y la orga niza ción de la v1da c1en
- resu mib leme nte- la jera rquí W1t foge l
etar ia. Hay que reco noc erle a
errores. Se ha destacado ya que el libro de Bujarin, a pesar de todas esas fa.
lencias, representa una meritoria tentativa de sintetizar, en forma sistemática y

t nscu rso de la revolución prol
solo el mér ito de hab er formula
por ?
que a su l ibro no le corr espo nde �
comprensible para todos, los resultados del marxismo. Pero habría que destacar tam bién el de haber dad con lo ?
ese c1al en
p rime ra vez el prob lem a, sino l. Asf por e1emplo,
esto una vez más y, por último, explicitar la esperanza de que, en ulteriores edi­
ciones, puedan ser corregidos, en la medida de lo posible, muchos de Jos errores
mu ehos deta lles a través de un
· •
aná lisis corr ecto y suti. .
inte ntos de d1vu lgac 16 n en l os

d •· teren tes
su a náli sis soci ológ ico sobr e los
de este escrito, de modo que toda la obra pueda alcanzar el nivel de sus -mu­
chas- partes logradas.

1 Die Wi�senschaft derAbrüergh.erliu·�:�?e ��:������ ! ���Id::�!�s :���e� ���¡��:e���Xl


d e s v

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cada por primera vez en 1v
( 1925 ), PP· 224- 22_7 n. el tr� ·
> ·
fía, historia � filo·
1 896 cerca d e Hannover. Estudió filoso
2 Karl August W1tt oge naci en
� � � f;::���:��� ;�bli�a¡ ��� la 1 925 y 1 933 traba j6 en et Instituto
logfa; en 1 92 de en i
F kfi t Entre
� o y tambié� �n
.
l lnstitu
e Fahne Die lntemationale Die kommumslische
del
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ar os en revista
.
. 16n ocia r
1
de lnvesttgac
f?1� � �
otras revistas de i�uierda, !ocluy endo
(� i�ternac1o�al com�1 ta)ro; 6 i'cos
án, entre
emb del Partido Comunista Alem
lntemalionale � � : ;cu � �
e t s sobr e litera tura y marx ismo para la revista
1 930 y 1932 escr1b1 una se�ie
Die U11kskurve · ;
(El giro a la izquie ª E 1 . 3 ·
emigró a los EE.U U. y fue naturalizad
o en

1 94 1 . Se convirtió en expertof ; �������;� ��


n s h bía do China por primera vez, en
rxistas de Berlín) .' A pa�tir de t 93 4, desa·
visita
. � 1· ,
ia iza�Jdo
e
1 932, estimulado por �cue a . � · en histor ia China en Columbia y en Nueva York
rrolló una carrera academ1cn, espec
(n. del trad .) .

1
175

1
176 • Gyorgy Lukács
Reseñas (1924-1925) • 1 77
campos cien tíficos es corr ecto . y corr
ecta men te se rem onta a los interese
de clase de la burguesía. Así. dest s el marxista, en cuanto dialéctico h istórico, la naturaleza, como todas las
aca. acer tada men te, que la fa lta de
quía , de estr uctu raci ón y coh eren jera r­ formas de su dominio teórico y práctico, son categorías sociales, Y no puede
cia orga niza tiva impide que la acti
cien tífica burg uesa -pa rticu larm vida d tratarse de que un marxista crea poder encontrar aquí algo suprahistórica,
ente , la de las cien cias soci ales-
al men os el n ivel que resu lta posi ble alca nce suprasocial.
y acce sible para Ja clas e burg uesa . . . .
Pero, pues to que se trata de Ja pri� etc. .
Por cierto que una concepción tal presupone un anál1S1s de la estruc­
era tent ativa de una crítica y
síntesis semejante, me parece más tura económica de la sociedad y de sus consecuencias ideológicas más pro­
esen cial indi car las falla s y amb igüe
metódicas del escrito de Wittfogel,
con vistas a iniciar una disc usió n
dad es fundo que el que realiza Wittfogel. Semejante análisis no debe circunscribir� e
tífer a Y una cont inua ción de la tare
a por éJ emp rend ida. La falta prin
fruc ­ a las analogías -relativament�- simples en �re la gran empr�sa Y la pequ� na
de su libro con siste , para mí, en que cipa l empresa, acumulación, etc., sino que, partiendo de Jos cap1tulos metód1c a­
el autor no pien sa ni Hev a hasta el ,
su pers pect iva críti ca fren te a la cien fina l mente fundamentales de la teoría marxista, del fetichismo de la mcrcanc1a,
cia y la acti vida d cien tífica burg uesa
Así. por ejem plo, destaca repe tida s. debe investigar las diferentes ciencias procurando hallar su estructura, a fin
s vece s que el pun to de vista met ódic
Ave nari us Y Mach es el más elevado o de de dar con Ja sociología -condicionada en términos de clase- de sus plantees,
dentro de la ciencia burg uesa . Esto
pare ce, ante todo , muy dudoso. Pero me sus métodos, etc. Solo entonces podrían ser aclarados los problemas típicos
inclu so si le diér amo s la razó n a Wit
foge l, este se enco ntra ría enfrenta t­ de la ciencia burguesa moderna -su "formalismo", el carácter específico de
do a la tare a de esta blec er Ja rela ción
ese pun to de vista Y el del mar xism entr e su "división del trabajo" (los problemas de las "ciencias individuales" tajan­
o en forma clara, con vinc ente e ineq
en lo que respecta a sus investigacion uívoca temente separadas y, a lo sumo, eclécticamente combinadas), etc., en cuanto
es. Wittfogel no se ocupa en lo más
nim o de hace r esto. Trabaja con un mí­ problemas concretos, sociológicos. Así, por ejemplo, el hecho llamativo de
concepto del mar xism o que no ana
absoluto. No es casu al que, acorde
con ello, sus contraposiciones pare
liza en que, en el análisis sobre las "ciencias sociales" individuales, falte enteramen �e
menudo, demasiado breves, e inclu zcan , a la jurisprudencia (solo al pasar se menciona el carácter clasista de la praxis
so distorsionadas; y que deb an hace
lencia a com plic acio nes muy importa r vio­ jurídica) muestra cuán poco se aproxima Wittfogel a este planteo. Aunque
ntes, que surgen a part ir de prob
ideo lógi cos sum ame nte com plica dos. lema s precisamente el análisis de la constitución del formalismo jurídico moderno,
Men cion o, como ejem plo cara cter
co, el trata m iento de Dar win , que ísti­ de las teorías del Estado, del derecho natural, etc., proporcionaría la mejor
solo es considerado un "socialdemó
en cua nto a las cien cias natu rale s", crata clave para una consideración sociológica del "formalismo" y de la "especiali­
sin que sean examinadas con may
talle sus rela cion es con la filosofía or de­ zación" en cuanto rasgos esenciales de la ciencia burguesa.
reac cion aria del cap itali smo desarrol
(del tipo Nietzsche), que de n ingú lado Este planteo demasiado simplista de Wittfogel ocasiona, además, que,
n modo son azarosas. Del mismo
Wittfogel -a part ir de las ·teorías modo, en su exposición, el íntegro aparato ideológico de la burguesía aparezca como
de Mach y Ave narius- parece tene
ideal una e�peci e de taylorizaci6n r como algo unitario. Y con ello no se tiene en cuenta, por un lado, que la constitución
intelect ual; con ello, se desatiende
diciona mie nto cap italista, clas ista, el con ­ unitaria -objetivamente determinada por· la clase- de las capas dominantes mo­
de toda esta pos ició n, como tam
su fund ame ntac ión epis tem ológ ica. bién de dernas muy a menudo produce una crítica profunda y acertada de la sociedad
Esta s observaciones me retrotraen
objeción cent ral contra e l libro de a mi burguesa. (Me remito meramente a la posición de Sismondi en la h istoria de
Witt foge l: este s e coloca en una posi
-so cioló gica men te- acrítica frente ción la economía política). Por otro lado, se olvida que el antagonismo del orden de
al método de las ciencias naturale
cier to que subraya que las operaciones s. Por producción capitalista, que, obviamente, se refleja en todas sus transformacio­
de las cien cias natu rales , los interese
de sus investigaciones, la manera de s nes ideológicas, obliga a menudo a la ciencia burguesa a presentar el estado de
divu lgar estas, etc. se encu entr an hon
damente influ idos por los inter eses ­ las cosas de manera clara (Ricardo), e incluso, a menudo, a ir más allá de los
del capi talis mo. Pero Witt fogeJ no toca
en lo i;nás ·mín imo el problema sociológ límites de Ja metodología burguesa (Hegel). Y, sin duda, no solo al comienzo de
ico de la inter rela ción entr e e) méto
de las c ienc ias natu rales -que es de do esta evolución. Podemos observar numerosas tendencias similares -obviamente,
carácter raci onal ista- y la evol ución
nóm ica de) capi talis mo, que ya ha sido eco­ inconscientes para sus creadores- en la crítica reaccionaria del derecho natural
agudamente form ulad a por inve stiga
dores burg uese s, com o Ton nies . De ­ '
(Bergbohm), en exposiciones históricas individuales (la historia de la guerra de


ahí que aparezcan elementos dud osos
inco nsec uen tes, desde un punto de e Delbrück, etc.).
vista mar xista , en todo su abordaje
. Para

\
1 78 • Gyorgy Lukács

Pero no queremos perdernos demasiado en los detalles. Lo esencial de La nueva ·edición de las 1
nuestras objeciones contra el libro de Wittfogel le resultará ya suficientemente
claro al lector: la falta de un anál isis auténticamente crítico (auténticamente
histórico) y, por ello, auténticamente concreto, del fenómeno que se ha de tra·
cartas de Lassalle
tar. En cuanto a este punto, su trabajo será corregido muchas veces, y deberá
serlo' Esto, d esde luego, no nos impide, sin embargo, saludar gratamente el
. .
trabajo de �1ttfogel, como una tentativa muy meritoria para plantear, al fin,
estas cuestiones como problemas; tampoco expresar, a la vez, nuestro cálido
reconocimiento a sus excelentes análisis y constataciones individuales.

Con la conclusión de esta obra monumental -ha sido planeada en cinco


o seis volúmenes- se dispondrá finalmente de todo el material relacionado con la
evolución de Lassalle. Por cierto que no de forma tal que su consulta se encuentre
también a disposición del lector no ejercitado en el trabajo científico. Pues las
condiciones editoriales, el estilo actual del trabajo científico, los costos, etc., im·
piden que el material publicado en otros lugares (epistolario con Heine, etc.) sea
incorporado en esta edición. De modo que aun después de la aparición de toda
la obra póstuma, el material sobre la evolución de Lassalle deberá ser rastreado
todavía en las fuentes más diversas (muy a menudo, dispersas en revistas y dia·
rios). Una excepción muy apreciable es el epistolario entre Marx y Lassalle. Aquí,
Gustav Mayer ha completado, a través de sus hallazgos, la edición de Mehring
(vol. IV de la edición de la obra póstuma);2 en algunos pasajes, ha corregido los

La edición de cartas que aquí reseñamos es: Lassalle, Ferdinand, Nac/1gclassene Briefe
und Schriften [Cartas y escritos póstumos], ed. de Gustav Mayer; vol. 1: cartas a Lassalle y de
Lassalle hasta 1 848, X y 3 5 7 pp.; vol. 11: correspondencia de Lassalle entre la Revolución de
1 848 y el comienzo de su agitación proletaria, VI I I y 302 pp.; vol . 111: correspondencia entre
Lassalle y Marx, XII y 4 1 1 pp.; vol. IV: correspondencia de Lassalle con la condesa Sophic von
Hatzfeldt, XII I y 408 pp. Stuugart, B erlín, 1 92 1 - 1 923. La edición aquí reseñada aparece citada
como Bf.;el epistolario Marx-Engels, como Bw. [Reseña publicada por primera vez en.Archiv
für die Geschichte des Sozialismus und der Arbeilerbewegung XI ( 1 925), pp. 40 1 -423 . Otros
dos volúmenes completaron la edición comentada aquí por Lukács: vol. V: correspondencia de
Lassalle a partir de su agitación proletaria, 1 862- 1 864; vol. VI: escritos póstumos y correspon­
Aus dem literarischen Nacldaft von Karl Marx, Friedrich Engels und
dencia con Karl Rodbertus. Stuttgart, B erlín, 1 925 (n. del trad.)] .
2 Edición d e Mehring,
Ferdinand lassalle, IV: Cartas de Ferdinand lassalle a Karl Marx y Friedrich Engels, 1 849-
1 862. Stuttgart, 1 902 (n. del trad.).

179

. i
180 • Gytirgy Lukács Reseñas (1924-1925) • 181
errores de dicha edición, y ha editado, pues, todo lo que se relaciona con el tema. la posterior Philosophie des Geistes [Filosofía del espíritu] (Bf. vol. 1, p. 161).4 Pero
Con ello, el epistolario editado por Mehring ha sido superado, aunque sus exce­ ya el primer volumen de la presente edición contiene, entre otras cosas, dos cartas
lentes comentarios aún siguen proporcionando muy buenas indicaciones para extensas y detalladas de Lassalle (a su padre, 9/9/1844, y a sus amigos, mediados de
entender las relaciones entre Marx y Lassalle, y quizás sean reeditados pronto en septiembre de 1 845) que muy bien podrían ser consideradas como tratados en los
una edición -muy apreciable- de los ensayos de Mehring. que ya ahora es posible estudiar Ja relación del joven Lassalle con Hegel.
La lamentación arriba expresada no contiene Ja menor sombra de re­ Y esto resulta tanto más importante cuanto que Lassalle -según nuestro
proche para el erudito y escrupuloso editor Gustav Mayer. Solo a sus incesantes parecer- nunca dejó de ser un hegeliano. La evolución juvenil de Marx esá marca­
. esfuerzos hay que agradecer que la obra póstuma de Lassalle haya podido sim·­ da por la discusión con Hegel, por la superación interna de Hegel; superación que
plemente tornarse accesible, en la medida en que no se ha perdido irremisible­ se realiza de un modo tan exhaustivo que Marx ya no vuelve a ocuparse detalla­
mente a raíz del vandalismo y el descuido de la familia y de Lothar Bucher. Pero damente de este tema, si bien, de cuando en cuando, vuelve a aparecer el plan de
este rescate del material manuscrito, que -según describe Mayer, de manera muy exponer brevemente el núcleo aprovechable de la lógica hegeliana, y aun cuando el
atrapante, en el prólogo al primer volumen- concluye, con un giro romántico, núcleo de Ja filosofía hegeliana "superado" en su pensamiento es también mayor y
con la definitiva apropiación furtiva de los manuscritos en el castillo Hatzfeldt, más importante de lo que suelen reconocer los marxistas vulgares. Por el contrario,
en Sommerberg, durante un corto intervalo de la ocupación francesa, no agota Lassalle -tal como Jo muestran su tratado posterior, excelente a su manera, sobre la
de ningún modo los servicios de Mayer. No solo es ejemplar su -a menudo, muy lógica de Rosenkranz y de Hegel, o la estructura del System der erworbenen Rechte
difícil- restitución del texto. También sus cortas, concisas y siempre apropiadas [Sistema de los derechos adquiridos]- ha seguido siendo un hegeliano ortodoxo
anotaciones nos ayudan a comprender a las personalidades con las que Lassalle durante toda su vida. Por cierto: no en un sentido escolar. Incluso es posible sos­
estuvo en contacto; y los prólogos a los diferentes volúmenes ilustran las cir­ tener casi la tesis -aparentemente- paradójica según la cual el joven Lassalle, en
cunstancias de tales relaciones tan clara como acertadamente. Mayer, que ha el detalle y en cuanto a los cotenidos, en muchos casos se relaciona con Hegel de
descubierto para nosotros, podemos decir, al joven Engels,J ha establecido aquí manera más libre que el joven Marx, antes de que este arreglara cuentas con Hegel.
las bases para una comprensión auténticamente científica de Lassalle. (Esta comparación, desde luego, no tiene nada que ver, objetivamente, con la que
En un comentario como este, no es posible, obviamente, intentar siquie­ estableció F.A. Lange entre el Lassalle maduro y el MaTx maduro.) Por otro lado,
ra una valoración científica de este aporte fundamental. Dejando de lado que Ja contracara de esto es que Lassalle nunca ha conseguido enfrentarse exhaustiva­
esto solo sería posible una vez concluida Ja edición, una valoración tal sería el mente con la dialéctica idealista. El joven Lassalle -hasta donde sabemos- concibe
cometido de una biografía -marxista- de Lassalle. Aquí debemos circunscribir­ inmediatamente al hegelianismo como revolucionario. Hegel no es, para él, la ex­
nos a algunas observaciones generales, sin aspirar en ningún momento aunque presión intelectual de la sociedad burguesa, que por ello encierra Jos elementos de
más no sea a delinear el ámbito de Jos problemas a tratar. su disolución, rebasamiento, superación sociales; en la cual, por ello, estos elemen­
Pero aun en este contexto resulta claro que también aquí-como en Engels­ tos que procuran ir más allá del si�tema dado, deben ser liberados y puestos en con­
la evolución juvenil se muestra bajo una luz más clara que hasta ahora. Quiero de­ tra de su creador. Por el contrario, Hegel aparece, en Lassalle, como el descubridor
jar completamente de lado los muy interesantes problemas pesonales (amistades y de el método de pensamiento, que, si ha de ser un pensamiento correcto, científico,
amoríos del joven Lassalle) y me remito solo al problema decisivo para su entera solo puede ser un pensamiento revolucionario. Lassalle no demuestra esto, sino que
evolución: la relación con Hegel. Por cierto que también hay que diferir un juicio lo da por supuesto, de una manera ingenua y natural.
definitivo sobre este punto hasta que esté disponible el manuscrito (mencionado en Lassalle no piensa, pues, en una reforma interna de Ja filosofía hegeliana.
Bf., 1, p. 3 7) "Grundzüge zu einer Charakteristik der Gegenwart mit besonderer Solo le importa eliminar tácita1f!ente de las categorías hegelianas aquel significado
Berücksichtigung der Hegelsc�en Philosophie" [Fundamentos para una caracteriza­ en el cual se funda la filosofía de la historia desarrollada por el propio maestro: la
ción del presente, con especial atención a la filosofía hegeliana], que también incluye reconciliación con la sociedad burguesa, la culminación del sistema en Ja sociedad
una discusión sobre Heine, junto con otros fragmentos filosóficos, particularmente burguesa idealizada. Por cierto, este último gesto se realiza sin que el propio Hegel
tenga conciencia de él. Y en vista de que Lassalle no cuestiona sus fu ndamentos,

3 Cf. Gustav Maycr, Friedrich Engels. Eiue Biographie. Berlín, 1 920, J ("El joven Friedrich
Engels", 1 820- 1 85 1 " ) (n. del trad.). 4 Ambos manuscritos fueron incluidos en el volumen VI de esta edición (n. del lrad.).

!
": ·
'

1 82 • Gyorgy Lukács Reseñas (1924·1925) • 1 83

pasa por alto tácitamentb; en aguda contraposición con Marx, que es el primero en Philosophen [L últimos�� filósofos] de Hess
190) ; también se refiere a Die letzt �
en percibir el condicionamiento histórico de la filosofía clásica alemana. Pero solo rovisto de importancia (en
. 1� �
c rta a La salle del
como a "un opúsculo nada desp � �
a partir de este reconodtn iento es posible superar fácticamente a Hegel. Cuando Bf., I, p. 245); el mismo Mendelssoh � �h bla en t �rmm os elo 1osos d l

Marx explica: "El Estado político se relaciona en forma tan espiritualista con la
t8/1 1/1845,
g in Fran kreic li und Belgien [Mov1m1ento soci
al en �
Fr nc1a Y Belg•:
,
Sozi ale Bew egun
ridiculizado por Marx en su resena
(Neue Zeit
sociedad burguesa como el cielo con la Tierra. Se contrapone con ella y la supera de ca], y cita el pasaje -particularmente
hegelianos de los franceses (29/ 10/1 845, B(-, l,
la misma manera en que lb hace la religión con la limitación del mundo profano; es XVIll/I, 8)- referente a los estudios � belte n·
a también la obra de Engels
de a
��r!
Lage �
decir: en la medida en que tiene que reconocerla, producirla y dejarse dominar por pp. 240·241 ); Mendelssohn mencion

ella",5 esto no es, en apari ncia, más que la aplicación a Ja sociedad de los principios den Klasse in England [Situació
n de la clase obre ra en Inglaterra ] como ,una
ada Fam lia �
men cion a a Engels como "padre de La Sagr
de la crítica que Feuerbach dirigió a Ja religión. Pero solo en apariencia. En verdad, meritori a, traba josa" , y
Pero , com o faltan las respuestas de Lassalle,
dafí:d
es
.
allí se oculta, a la vez, la superación del punto de vista ahistórico de Feuerbach: el (4/ 1 1 /184 5, Bf., l, p. 242) , etc.
�n el cu·
io de Grün indica, en todo caso. que,
estado social concreto aparece como fundamento de las categorías de nuestras di· hacer algo con estos indicios. El elog plieg os] no
a Stein publicada en los 21_ Bogen6
[21
ferentes concepciones de la realidad; se encuentra ya presente el germen de aquella culo de Lassalle, la crítica de Hess habl de los
ar
prendía cuál era su alcance; para no
teoría de las categorías que. en el prólogo a la Crítica de la economía política, define era conocida. 0 al menos no se com s las cartas
tsch·franzosische fahrbücher. Toda
a tas categorías como "formas del ser, determinaciones de la existencia". artículos de Marx y Engels en los Deu :
El joven Lassalle no advierte este problema. Para él -como para la mayoría juve niles revelan que Lassalle -tal
� �
como lo s ñala larame�te Arnold
M ndelssohn

de los neohege1ianos radicales de la época. que procuraban transformar la dialéctica (Bf., I, p. 241) - creía disponer
1
, gracias a su d1alect1ca hegeha ·. �� del medio absoluto
� �
r orden e e1 caos de est s d1ve.rsas
figuras de 1 �
en una filosofía de la revolución-, el activismo de Fichte es la palanca para la pro· gracias al cual es posible introduci _ concepto.
" nacimiento del senor, es decir, del

yectada transformación de la filosoffa hegeliana. Por cierto que las cartas de las que conc·1enc1· a que acosan "el lugar de �
exento de la necesidad de t ar pos1 �� · , frente
·c10
disponemos no contienen una documentación que demuestre que Ja filosofía fich· también revelan que se consideraba
ién de emprender una c 1t1c exha � � ustiva a las
teana ha desempeñado c:sta función. Pero esto tampoco es absolutamente necesario a 1a dialéctica y la historia, como tamb 1a y falta de pene·
En su mezcla de auto sufic 1enc
en este caso. Pues, en pdmer lugar, la evolución ulterior de Lassalle revela que, en su teorías revolucionarias individuales. mo que apar ece en
esbozo de historia del com unis
pensamiento. Fichte y Hegel pueden convivir siempre pacíficamente y reconciliados tración profunda en la materia, el s elem ento s:
ás, del modo más claro esto
entre sí. Y la evolución intrínseca de su pensamiento no da ocasión para pensar que una carta a su padre muestra, quiz
recién en sus años maduros haya reconocido la importancia de Fichte, y que solo a
. vulgar, inmediatamente des u ��
s
partir de ese momento sea posible atribuir una influencia determinante de ese filó· Él (el comunismo) aparece ya, en su forma más
ada, en ta Constitución de 1 9s,7 com o �
rmc1 ·
sofo sobre Lassalle. En segundo Jugar, hay que tener en cuenta la evolución análoga de que la propiedad fuera afirm . mas en la con1ura de
aun
· para la libertad del Estado·' en 1796 , se
tas de S ai nt• Simo n
desa rrolla
a forma en las teori,as s c1ar1s �
p10 ·
de sus contemporáneos; por cierto que solo como una prueba meramente indirecta,
pero de ningún modo accidental. Por todas parte vemos -Marx y Engels son las
Babe uf y sus cam arad as; cobr
co �
unist as seg � .
, n sus ideas fun•
y Fourier, que también deben
ser considerados
en auténtico comunismo y se .escin '.
de a �
su ve , en
únicas excepciones- que la revolución interna de la dialéctica hegeliana se realiza a damentales; luego se convierte
travailleurs égalitaire s [trab a1ado es � �
guah
.
tano s},
partir de la inclusión y puesta en acción de motivos intelectuales fichteanos. En qué diversas sectas, como las de los
te su form a prov �
1soriame te más
medida se trata aquí de una tendencia general de la época, hasta cuál punto en estos los réformistes [reformistas], y
asum e final men
fundado y representado P?r Cab
� �
t (pero m luso
alta, la del comunismo icario7, rtanc1a, es
pensadores (por ejemplo, Meses Hess, o Bruno Bauer) es posible demostrar, me· auténtica que sea su man ifiest a 1mpo
bajo esta figura, por honda y
diante documentos, un influjo directo de Fichte, es una cuestión más filológica. La· ) (8/., 1, p. 1 32).
todavía abstracto y unilateral
mentablemente, el epistolario ofrece menos testimonios al respecto de lo que cabría
esperar. Bauer no es mencionado nunca; tampoco Marx. No nos enteramos de nada
nuevo acerca de Ja relación con Feuerbach y Ruge. En cambio, el más íntimo amigo
.
om�n ismo) : En: 2 � Bogeu
. Zunch/Wmtcrthur, l 843
juvenil de Lassalle, Arnold Mendelssohn. menciona las Garantien der flarmonie und Kommunismus" (Socialismo y c
Moscs Hess, "Sozialismus und
Freiheit [Garantías de armonía y libertad] de Weitling ( 1 3/8/1845, Bf.,
1, pp. 189· aus der Scliweiz (2 l pliegos desde
6
Suiza), ed. por Georg Herw egh, l

� · �! .
d ta
d )Cabct ( 1 788- 1 856) fue uno
comunismo utóp i·
rollada en el Voyuge
de los principales exponentes del
·1ernne · o icario" se refiere a la utopí a desar
unism
co en Franci. a. La exprcsº1o' n "com
5 Zur fude11/rag<! [Acerca de la cuestión judía] . NaclilajJ, I, p. 408. en [carie (Viaje a Icaria) ( 1 840) (n.
del trad. ) .

·\
Reseñas (1924-1925) • 1 85
184 • Gyorgy Lukács
individuos -ante todo, en Bru o Bauer y Stirn� ;
er-, a un subjetivismo filosófico
,
Pero la importancia de tales problemas filológicos decae cuando se con­ que, por cierto, tam�ién está influido por
: �
el joven H gel, p r la Fenomenolo�ia
sidera que este retorno a Fichte era la única posibiüdad filosófica objetiva para del espíritu. El propio Lassalle se apoya, aun en
su primera 1uventud, en el O J ­ ��
mantener la estructura interna de la dialéctica hegeliana, y para proporcionar a la evitar de riingú n modo que la relac1on
tivismo del Hegel maduro. Pero no puede
se debilite. Pues aun él puede sol�
filosofía de la historia un acento revolucionario, orientado a la acción. No es este entre categoría e historia también en su caso

-lógica y atem oralment con lu ­ � � �
el lugar ni esta la posibilidad de esbozar siquiera esta ct,1esti6n en toda su ampli­ aplicar a la historia un sistema de categorías _
-metodo16g1ca Y suces1on h1sto­
tud. Solo queremos aludir a algunos motivos. El ya mencionado carácter activista do- en el cual la relación entre progresión lógico
aún en la conferencia desarrollad�
de la filosofía de la historia hegeliana se relaciona del modo más estrecho con la rica es y tiene que ser casual. El hecho de que
Hegel y la de Rosenkranz se atenga
circunstancia de que la posición metódica del presente, del eje de toda filosofía de en 1861 sobre la diferencia entre la lógica de
samente esa ind�pendencia de las
la historia, no es, en Fichte, el cierre, el fin alcanzado del proceso histórico, como a esa dualidad, e i �cluso quiera subrayar expre
en Hegel, sino. el centro. También Fichte pretende concebir y explicar el presente categorías respecto de la historia -a difere
ncia �
de otros hege tanos (como, �or
a través de su filosofía de la historia, pero ese presente no es para él, como para ejemplo, Cieszkow�ki) que busc�n resolv er el probl ?
ema a traves de u mecánico
Hegel, la consumada realización de la idea, sino todo lo contrario: la época de la paralelismo entre tipos categori�les y épo� as histór �
icas- mu� tra cuan fuerte es
rronfa , en la evoluc1on de Lassalte, que
pecaminosidad más perfecta. Este presente debe ser valorado, pues, en términos esa tendencia en L.assalte. Es una trágica
negativos. La importancia y función del presente consiste en ser un punto de tran­ este, en el mism o pasaje en que revela aguda
mente el retroceso de Ros:nkran z
se remo nte, pasan do por Ficht e, al
sición necesario para la realización de la idea, para un futuro utópicamente atis­
al dualismo kantiano de pensa mient o y ser,
bado. (Esto se encuentra desarrollado del modo más claro en los Grundzüge des probl ema de la Crítica de la facultad de juzg
� r: la aplic� ��
bi i ad concreta de las
gegenwiirtigen Zeitalters [Características de Ja época actual]). Ahora aparece aquí, categorías, la posibilidad de subsumir lo part1c
ular (lo h1stor icamente concreto)
a primera vista, un motivo filosófico que va más allá de Hegel -y que, de hecho, bajo la universalidad (la categoría lógica).
ese retroceso. Por un lado,
también fue, en cuanto a su influencia, más allá de Hegel, por más que la historia Pero el propio Lassalle no era consciente de
hegeliana, se siente autorizado
de tal influencia no haya sido aún investigada-. Sin embargo, no hay que olvidar porqu e, a causa de su firme adhes ión a la lógica
resuelto el problem� de pe a­ ��
que la "reconciliación" hegeliana -políticamente reaccionaria y encaminada, en para considerar que ya ha sido definitivamente
los planos filosófico y metódico, a la pura contemplación-, que la culminación de la riqueza de material mpmco �
mient o y ser. Por otro lado, porque, a través

a a través de las cate orias he ­ ��
de la filosofía de Ja historia en el presente concebido, precisamente, como "recon­ que trabaja en sus obras maduras, y que orden
haber superado el hiato tamb 1en
ciliación" supone un enlace más íntimo entre las categorías lógicas y las formas lianas -mantenidas de manera ortodoxa-, cree
estructurales de la sociedad burguesa y, en consecuencia, una proximidad mayor a desde el punto de vista empí rico. Ahora bien,
?
no habría que su estim ar, desd �
la realidad (aunque el propio Hegel, en buena medida, ignorara este hecho y, por stancia. Creemos, mcluso, q e, si �
luego, la impor tancia de esta últim a circun .
ende, no lo haya aprovechado) que la que le hubiese resultado posible a Fichte. Así, de los neohegehanos revoluciona­
Lassalle se ha librado del callejón sin salida
pues, por más que el ánimo de F�chte sea más revolucionario que el de Hegel, no ida ocupación con un material
rios ello no se debe tan solo a esta ininterrump
deja de ser un ánimo meramente utópico, mientras que Hegel está en condiciones �
em írico y social. El hiato metódico, sin emba
rgo, solo ha sid� disimulado psico ­

lógicamente, pero no superado filosóficamente por
de incorporar en su sistema de categoríás la estructura social interna del presente estos med1 s. Marx y Engels
(incluidas las tendencias que conducen más allá de este). Es decir: las categorías débil del pensamiento de Lassalle.
siempre han visto muy claramente este punto
hegelianas, en su progresión lógico-metodol6gica, son m ucho más dependientes de Así, por ejemplo, en su carta a Engels del 1/2/
1 858, Marx señala, a propós to del �
tipo formular pensa m1ent os
la sucesión histórica de Ja evolución real que las categorías de Fichte. Heraklit [Heráclito]: "Aún menos se le ocurre a este
Por cierto que este problema tampoco ha sido resuelto por Hegel . Pero, Apren derá, para su desgracia, qu� no es lo
críticos sobre la propia dialéctica ...
en la medida en que los Neohegelianos radicales y revolucionarios -por ende, crítica , al punto en el que es posible expo­
mism o llevar la ciencia, a través de la .
a de la lógica abstracto, condu1do,
también Lassalle- se remontaron a Fichte a fin de superar los elementos intelec­ nerla dialécticamente, que aplicar un sistem
a".ª
tuamente conservadores de la escuela, se colocaron necesariamente por debajo sobre vislumbres de, precisamente, ese sistem
de Hegel. Y esto se debe a que debilitaron la interrelación metódica entre catego­
ría e historia, en lugar de anclar las categorías en la historia, en lugar de permitir
que aquellas crecieran a partir de la rea1idad histórica. Esto conduce, en los 8 Bf., Il, p. 243 (n. del trad.).
1 86 • Gyürgy Lukács
Reseñas (1924-1925) • 187
Es obvio que la "idea" adquiere, de esa manera, una existencia indepen·
diente de la historia, pero esto es solo la consecuencia lógica necesaria de este mismo, y pueden ser, pues, convertidas en objeto de la cicncia. Esta, al ser �l:an ·
. .
punto de partida. Este ·autodesarrollo del concepto metódicamente no inhibido zada· de tal modo, puede conducir la praxis en cuanto ciencia: una Realpol1t1k en
por la materia histórica :(aunque tan ricamente ilustrado a través del material em· un sentido histórico universal se ha hecho metódicamente posible a través de ese
pírico) debe reflejarse c'omo una progresión rectilínea en la cual la idea se torna medio. Pero a partir de su dialéctica y filosofía de la historia, Lassalle no puede
consciente y permea la realidad. Así fue construida también la filosofía de la his­ encontrar ningún parámetro para la acción correcta, y tiene que convertirse en
toria fichteana (con lo c\ial tenía que surgi�, ciertamente, la pregunta, que aquí propulsor de una Realpolitik, en el sentido habitual del término. Lassalle a ex· �
no podemos siquiera esbozar, sobre si esto no es meramente una sistematización presado repetidas veces los límites de su concepción histó�ica -sin ser co� sc1e� e, �
y esquematización del progreso infinito postulado por la filosofía kantiana de por cierto, del alcance de su declaración-. Del modo mas claro en la d1scus1on
la historia). Y la filosofía Cfe la historia desarrollada por Lassalle en su madurez con Marx y Engels sobre el Sickingen (17/5/1 859, Bf., 1 11, p. 1 88):9
-en el System der erworbenen Rechte (Werke, IX, pp. 390-400)- avanza, en lo
Si parte de Ja concepción histórica hegeliana, que es de carácter constr�ctivo, Y
esencial, por esta vía. Pues su crítica a la relación entre la historia y el atemporal
con la que yo mismo me en�uentro tan esencialmente en deuda, uno tiene que
en sí en Ja filosofía hegeliana del derecho, culmina meramente en la demanda � �
responder, por cierto, como ustedes que, en última insta�cia, la caf a abr ía te·
de una construcción '1cori1o la que el propio Hegel ha realizado al escribir su nido lugar, y hubiese debido tener lugar, de modo necesario, y� que S1ckmg� n, tal
.
Filosofía de la religión". PÓr detrás del cambio en el proceso histórico permane· como ustedes dicen, representaba un interés au fond1º reacc1onar10, y tema que
ce, 11en la esencia universaÍhlente formal de la filosofía del derecho (propiedad, representarlo necesariamente, ya que el espíritu de la época y la clase tornaban
imposible Ja adopción consecuente de otra postura.
contrato, etc.)", algo idéntico "que, sin embargo, hay que concebir como mero
Pero esta concepción histórica _crítico-filosófica, en la que una férr�a nece·
en sí". La relación entre ese en sí y la realidad histórica solo puede ser alclarada sidad se encadena con otra y que, justamente a causa de esto, se extiende en
en un System der Philosophie des Geisles [Sistema de la filosofía del espíritu] forma destructora sobre la eficacia de las decisiones y acciones individuales,
(ibíd., pp. 140- 141). Si este sistema �ategorial, el propio en sí, no es igualmente no es, precisamente por ello, un suelo adecuado para la acci6n revolucio11aria
un producto de la historia, o -en el caso de que se responda negativamente a práctica ni para la acci6n dramática imaginaria".
esta pregunta- cómo ha de ser simplemente entendida una historia, en términos
metódicos, son cuestiones que Lassalle nunca ha formulado como problemas. Esta concepción acerca de la necesidad no solo muestra una insa�vable
Es muy sugestivo el comentario, publicado por Bernstein, que Lassalle Je hizo a distancia respecto de la concepción histórica de Marx (Oncken la cita también
Marx cuando este lo visitó en 1 8 6 1 : 11Si no crees en Ja eternidad de las categorías, entusiasmado, en su biografía de Lassalle, 11 como refutación del materialismo
debes creer en Dios" (cit. en Werke, VI, p. 9). Así, su superación de Hegel -con· histórico), sino que significa, al mismo tiempo, un profundo retroceso desde la
siderada desde el punto de vista metódico- es solo aparente. Pues no puede mo·
dificar de manera decisiva la situación global el hecho de que Lassalle, a través 9 El drama histórico de Lassalle Frunz von Sicki11ge11 fue escrito entre 1 858 Y 1 859. Lassalle
de sus contenidos revolucionarios, y de la formulación más clara del problema adaptó e hizo imprimir anónimamente el drama en la primavera de 1 858 .•Después de qu�
fuera denegado el estreno de la obra por el l<Onigliche Hofth�ter d� Berhn, Lassalle publicó,
-que se deriva inconscientemente de tales contenidos-, se haya encontrado ante
en la primavera de 1 859, el Franz von Sickingen como drama literario. La obra t�at� acer·
el umbral del problema, ya que no pudo cruzar ese umbral. Al contrario. Hegel, ca de la rebelión de los caballeros suavos y renanos en tiempos de la Reforma. S1ckmgen,
a pesar de su inconciencia, decubrió, sin quererlo, interrelaciones categoriales junto con Ulrich von Hutten, fue el principal líder de los caballeros alzados en contra de lo:s
.
príncipes -ante todo, el arzobispo de Tréveris-. Abandonado por sus abados, cayó d�rante
mucho más importantes, en cuanto formas de constitución de épocas históricas el sitio a su castillo, Landstuhl. Lassalle envió una copia de la obra a Marx y Engels, Junto
concretas, que Lassallc, que hace remontar su "claridad" en dirección a Fichte. con un tratado acerca de la obra trágica. El debate de Marx y Engels con 1:8ssa}lc a que d �o
.

Cuanto más altamente se valora la "idea", cuanto más atemporal y autó­ ocasión el Sickingen representa uno de los capítulos fundamentales en la �1stor1a de la este·
tica marxista. Una traducción íntegra a) castellano de esta cor� po�denc1a s� encuen�ra en
nomamente se In instala sobre el proceso histórico concreto, tanto menos orien· Karl Marx y Friedrich Engels, Escritos sobre literatura. Selecc16n e mtroduccaon . de Miguel
Vedda. Traducción y notas de Fernanda Aren, Silvina Rotemberg y Miguel Vedda. Bue�os
.
tadora puede ser en el plano de lo concreto. Si, com� en Marx y Engels, el proce­
A1res.. eol'h
.
so histórico concreto es entendido como lo originariamente dialéctico, como un 1 ue• 2003 • pp . 1 89-228. Lukács se ocupa intensamente del debate en el articulo
"Die S ickingen· Debattc zwischen Marx-Engels und Lassalle.. (E1 deb ?te sob r� e1 s·"kinge11 •
proceso que, en nuestros pensamientos, no hace más que elevarse a la conciencia, . .
de Marx-Engels y Lassalle). En: Karl Marx und Friedricli Engels als Literaturhistoflker. Berhn .
entonces las tendencias decisivas del acontecer social pueden ser extraídas de él Aufbau, 1 948, pp. 5-62 (n. del trad.) .
1 O En el fondo (n. del trad.) .
1 1 Herman Oncken, Lassalle. 2• edición. Stuttgart/Berlín, 1 9 1 2 (n. del trad.).
188 • Gyorgy Lukács
r Reseñas (1 924·1 925) • 189

unidad dialéctica de libertad y necesidad en la historia, tal como la sostuvo Hegel, tamento, etc. Pero precisamente frente a un admirador de Fichte como Lassalle,
al dualismo fichteano de "ser absoluto" y "libertad absoluta". (Aquí no es posible es simplemente justificado ver en su método de pensamiento la expresión más
desarrollar cómo se insertan Spinoza y Kant en este planteo). No solo la teoría clara de esa personalidad, a fin de concebir a partir de este modo de pensamien­
hegeliana de la tragedia se basa en una unidad de libertad y necesidad -para rozar to, que determina su cqmportamiento frente a .la realidad, sus acciones en su
el tema concreto que dio ocasión al debate, pero que aquí no es decisivo-, sino concidencia con el núcleo más íntimo de su esencia. (Lo que, obviamente, de
que dicha unidad constituye el núcleo de toda la filosofía hegeliana de la historia. ningún modo excluye la consideración de que todo este método y su �elización
La teoría de Ja pasión a través de la cual está mediado el papel -para Hegel, muy concreta en la visión del mundo de Lassalle son, por su parte, formas ideológicas
importante- de los grandes individuos en la historia, muestra esto de la manera de evolución del proletariado alemán, representan una etapa en la constitución
más clara. Idea y pasión constituyen "los hilos en el tapiz de Ja historia universal". de su conciencia de clase). Del modo más claro se muestran estas interrelaciones
Son "los extremos; el centro que los une, y en el cual aquellos confluyen, es la en la mayor y �ás significativa vivencia de Lassalle, en su relación con la conde­
libertad ética".12 En Lassalle, que era un conocedor profundo y sólido de Hegel, sa Hatzfeldt;14 en Ja manera en que adoptó la causa de esta, en cómo lucho por
hay que excluir de antemano que haya pasado por alto alguna vez un punto esen­ dicha causa y -ante todo- en su interpretación respecto de lo que constituía el
cial del sistema hegeliano. Ha citado incluso detalladamente esta teoría de Hegel núcleo del asunto. No es este el · lugar de hablar acerca de los factores concretos
en diferentes discursos ante la corte de justicia, y sostuvo que la teoría hegeliana del caso Hatzfeldt. No solo porque la correspondencia no aporta aquí mucho
sobre la pasión era la suya propia. Aquí ha ido, pues, conscientemente más allá de material para un nuevo jucio de los detalles (el asunto del estuche robado, etc.),
Hegel; ha corregido a Hegel a través de Fichte, porque la necesidad hegeliana no sino, ante todo, porque consideramos que el análisis -por corto que sea- de la
era suficiente para su activismo. Y, de hecho, la concepción histórica hegeliana, en posición interna de Lassalle frente al caso Hatzfeldt es más instructivo en cuanto
toda su grandeza, es demasiado abstracta y demasiado contemplativa como para a la esencia del pensador que los momentos individuales del propio caso. La co­
poder señalar una dirección en cuanto al acto individual. Esto solo puede hacerlo r.respondencia con la condesa Hatzfeldt aporta muchos elementos interesantes al
la dialéctica h istórica en su forma marxiana. Pero en vista de que Lassalle -grosso respecto. Ante todo, una extensa carta a manera de artículo (Bf., IV, pp. 1 2-48),
modo- se mantiene dentro del hegelianismo ortodoxo, solo puede encontrar el en que Lassalle discute detalladamente su punto de vista, desde la persp�ctiva de
camino hacia la actividad en dirección a Fichte, en la irracionalidad de la decisión la filosofía de la historia, frente al proceso y, en Íntima relación con ello, frente a
puramente individual y -dicho en términos políticos- en la Realpolitik. la persona de la condesa: esta es, para él, la personificación de un principio. La
Es cuestión de su genialidad personal el hecho de que· Lassalle, en cues­ conducta reservada del entorno de la princesa es explicada a partir de la percep­
tiones individuales, haya mostrado una agudeza política prodigiosa. Su método, ción de este estado de cosas: "Lo que conmueve a las mujeres ante su presencia
su filosofía de la historia, no podía darle ningún parámetro para ello. Con lo y proximidad es aquel sentimiento indeterminado de temor y odio; aquel temblor
cual, por cierto, no debe ser negada su general importancia para su agitación. vago, lleno de presentimientos, ocasionado por el hecho de encontrarse cerca del
Su método y su filosofía de la historia, por el contrario, en muchos casos le han principio que le ha de asestar a uno la estocada mortal. En la naturaleza, como
bloqueado la posibilidad de ver correctamente las cosas; por ejemplo, en la posi­ en la historia, e incluso en la vida individual, hay abundancia de tales ejemplos,
ción frente a los sindicatos, el problema del Estado, etc. Se acostumbra a atribuir en que una existencia, colocada en la cercanía del principio que está destinado
algunos groseros errores de la política lassalleana -como, por ejemplo, su com­ a aniquilarla, experimenta inconscientemente un siniestro temor y -por ello- un
portamiento frente a Bismarck13- meramente a su "personalidad", a su tempe- odio tanto más vivo" (ibíd., p. 14)� Es indiferente que Ja condesa Hatzfcldt haya
sido alguna vez consciente de esto. " Usted pasa por alto a veces que, en aquello

12 Die Vemunft in der Geschichte. Einleitung in die Philosoplrie der Weltgeschichte [La razón
en la historia. Introducción a la filosofía de la historia universal]. Ed. de G. Lasson. Leipzig, 1 4 Lassalle conoció a la condesa Hatzfeldt ( 1 805- 1 88 1 ) en 1 845, cuando tenía veinte años.
1 9 1 7, p. 6 1 . Ella hacía ya tiempo que se había separado de su marido, y se encontraba en medio de una ba­
1 3 Poco antes d e su muerte, Lassalle entró en algunas negociaciones fallidas con Bismarck talla legal con él por sus derechos de propiedad y por la tenencia de los hijos. Lassalle defendió
(entre octubre de 1 863 y enero de 1 864), en las que intentó conseguir el apoyo del canciller la causa de la condesa, lo cual lo llevó a una lucha de diez años ante treinta y seis cortes de
para sus proyectos, como el del sufragio universal. A cambio, ofreció conseguir que el prole­ justicia. El caso terminó con la victoria de la condesa, que recompensó a su dcíensor con una
tariado nacionalista apoyara a Bismarck en los esfuerzos de este para colocar a Alemania bajo generosa asignación anual y que, desde entonces, lo apoyó políticamente. El estuche de marras
la hegemonía prusiana. Por razones tácticas, Bismarck expresó su interés, pero en verdad no fue robado a la amante del conde a raíz de que contenía un elemento requerido para avalar los
albergaba intenciones de hacer ninguna concesión (n. del trad.). reclamos de la condesa (n. del trad.).
1 90 _• Gyargy Lukács Reseñas (1924-1925) • 1 91

que parece ser, para usted, una historia de padecimientos puramente individua), texto por muerte" de Lassalle, dice: "es una de las muchas faltas de tacto que ha
está presente algo totalmente distinto; olvida que un pensamiento histórico uni­ cometido a lo largo de su vida", 16 no hay duda de que Marx cuenta el caso Halz­
versal ha tomado en préstamo e) cuerpo de usted a fin de expresarse y manifes­ feldt entre tales faltas de tacto hacia el movimiento obrero. Pero, para Lassalle, esa
tarse por primera vez en la realidad. Olvida que, en consecuencia, sus destinos toma de posición -la acción, con las fundamentaciones que la provocaron y que
-para bien o para mal- no son más que las consecuencias prácticamente pos­ dicha acción provocó en él- no era ningún "extravío"·, ningún "error juvenil" que
tuladas (como acontecimiento) de aquel pensamiento y de su comportamiento hubiera superado luego, en su madurez, sino la acción más importante y, en todo
contrapuesto al mundo precedente" (ibíd., p. 14). No pretendemos discutir aquí caso, la más significativa ante sus propios ojos; la acción que más intensamente lo
esta filosofía de la historia que, en cuanto etapas en la liberación de la mujer y expresa, la acción simbólica de su vida. Por eso pudo escribirle con plena razón
del amor, conduce desde el siglo XVIII, pasando por Goethe, la Lucinde de F. a Sophie Hatzfeldt -aunque tal vez en un momento de depresión-: "iAh, era aún
Schlegel, las Vertraute Briefe [Cartas íntimas] de Schleiermacher, el saint-simo­ más bello cuando tenía mis procesos por usted! iUsted sabía, al menos, lo que yo
nismo, Gcorges Sand, etc., hasta el caso de Sophie Hatzfeldt. Lo que importa hacía para ayudarla! Este pueblo no lo sabe siquiera, o no lo entiende" (Bf. IV, p.
más es que Lassalle veía en esta lucha la lucha por un principio, por el principio 329; carta del 20/1/1863). Quiero mencionar solo al pasar que aquí se expresa
de la revolución. Así quiere que se considere su relación con Sophie Hatzfeldt -aunque, repito, quizás solo como un transitorio estado de depresión- aquella
-también quiere que así lo vea ella misma-: forma de comportamiento totalmente errónea frente al proletariado por parte del
" líder" burgués, que ignora enteramente la esencia del movimiento obrero, y que
Pero el hecho de que la mujer que pelea a solas encuentre esa ayuda, demues­ Bebe} ha caracterizado tan acertada y agudamente a propósito de Schweitzer:
tra precisamente de !a manera más poderosa y victoriosa que ella no lucha por
su mero placer, tampoco por un elemento acaso muy excelente, pero puramente Es el defensor elegido de sus demandas; el intérprete de su anhelo, de sus espe­
personal, sino que ha padecido y luchado por una idea de la época auténtica y ab­ ranzas y deseos. En la medida en que el líder permanece fiel a esa tarea, es el
solut�ment� universal, por el principio verdaderamente universal de la propia per· hombre de confianza del partido ... Un partido no existe en función del líder, sino
sonahdad hbre. Esa ayuda no le será concedida a aquella individualidad a causa que el líder existe en función del partido... Las masas, pues, nunca son desagrade­
de relaciones individuales; sino a causa del principio que actúa en ella: no se trata, cidas . .. El que acusa la ingratitud de las masas, se acusa a sí mismo.11
pues, de un enamorado, que actúa de esa manera porque la ama, sino de tres
hombres que, simultáneamente, sin tener ninguna relación amorosa personal con Es, quizás, superfluo decir que, con ello, Lassalle no ha de ser compa­
ella, y determinados puramente por la fuerza intrínseca del principio, se ponen a
rado con Schweitzer, para no hablar del Schweitzer que presentan las memorias
disposición de la personalidad que lucha por su prestigio. iY precisamente porque
de Bebel. Pero es innegable que, en tales manifestaciones, se expresa una visión
esa ay�da no e�ana de relaciones personales, de una toma de posición personal,
no se circunscribe a un esfuerzo más o menos filantrópico, sino que, engendrada del mundo que ve en el líder, en la "gran personalidad", al verdadero agente del
como por la identidad con el principio, conlleva el fanatismo del principio, y es acontecer histórico universal, y a la masa como medio para la realización de ese
una ayuda que arriesga la vida y la muerte!. .. Naturalmente que esta ayuda solo fin -aun si el fin mismo se corresponde con el interés de las masas-. Lassalle
pudo nacer en la fila de aquellos que hablan jurado, bajo toda circunstancia, leal· se ha considerado justificadamente, desde su primera juventud, como socialista
tad ante la bandera de la realización libre de la personalidad -es decir, en la fila
' revolucionario. Pues sus fines eran socialistas, y también lo eran los caminos por
de los revolucionarios sociales-: y, además, solo podía nacer en un instante en
que la idea de la realización absoluta de la personalidad libre se había introducido los que intentó realizarlos. Pero el enlace entre, por un lado, el movimiento obre­
con bastante profundidad en el mundo, y se había desarrollado lo suficiente, como ro, la actividad y el despertar-a-la-autoconciencia de la masa proletaria y, por
para estar decidida a realizarse violentamente en la práctica; es decir, poco antes otro, el socialismo, era para él algo superficial. Este es el fundamento teórico de
del estallido de una revolución social universal (ibíd., pp. 40-41).

Marx le escribió a Engels, evaluando en términos negativos el papel de


1 6 Carta del 7/9/1 864; B11-�. 111, p. 1 8 1 . [La muerte de Lassalle, a los 39 años de edad, está
Lassalle en el caso Hatzfeldt: "como si un hombre verdaderamente importante
relacionada con un romance que tuvo con una mujer veinte años menor que él. Esta mujer
sacrificara diez años por semejante bagatela";15 y cuando, a propósito del "pre- le había prometido matrimonio, y luego lo dejó por otro, a instancias de sus padres, que eran
aristócratas. Lassalle se sintió ultrajado y retó a duelo a su rival, que lo mató. El incidente fue
elaborado por Meredith en su obra Tire Tragic Comedians (Los comediantes trágicos) (n. del
trad.) ] .
15 Carta del 5/3/1 856; Bw., 11, p. 99:
1 1 7 August Bebel, Aus meinem Leben [De m i vida], 11, pp. 1 33- 1 34.

·I
1 92 • Gyorgy Lukács Reseñas (1 924-1925) • 1 93
sus frecuentes depresiones ante el lento avance de la e�olución; de su renuencia a la historia formalista) de Hegel, y la sobrevaloración del papel del gran "individuo".19
adaptarse al ritmo de la evolución de la conciencia proletaria. Las depresiones se Y Marx resalta, precisamente, en cuanto característica de la época venidera, del
intensificaban, de vez en cuando, hasta tal punto que Lassalle deseaba apartarse período histórico universal de la lucha de liberación proletaria, la auténtica coin·
del movimiento. En qué medida esos deseos se habrían convertido en acción, es cidencia entre "idea" y "masa11, "este puro surgimiento de la 'idea' a partir de los
algo que no podemos decidir; y, así, no podemos juzgar aun hoy verdaderamente intereses concretos de Ja masa". 20 El formalismo de un Hegel revolucionado a través
cuán hondas o superficiales han sido esas depresiones; Marx, o Bebel, o Lenin de Fichte no le permite a Lassalle percibir lo radicalmente nuevo en Ja revolución que
(para mencionar diferentes personalidades correspondientes al tipo contrario) experimenta y ayuda a crear. Entre el "principio" y la "empiria" existe, para él (según
no han conocido en absoluto tales estados de ánimo. Así, Lassalle escribe, por la expresión de Fichte). un hiatus irrationalis21 -sin que él lo advierta-. Este hiato
ejemplo (28/7/ 1864), a la condesa Hatzfeldt: solo puede ser superado, pues, en él, de manera simb6Jico-mitológica: haciendo que
el "principio'• se "encarne" de algún modo en algún acontecimiento empírico, en un
iAh, cuán poco conoce usted au fait" acerca de mí! Nada deseo más ferviente­ hombre y en el destino de este. Una tal encarnación de la problemática global de la
mente que abandonar toda Ja política y refugiarme en la ciencia, Ja amistad y la
entera soéiedad burguesa es, para Lassalle, el caso Hatzfeldt. Así como -y aquí se
naturaleza. iEstoy cansado y saturado de la política! Sin duda que ardería tan
apasionadamente como siemp1·e por ella si se presentaran acontecimentos más encuentran, según nuestro parecer, los auténticos paralelos con la acción de Lassa­
serios; o si tuviera el poder, o viera los medios, para conquistarla ... un medio que lle- esa situación se ha encarnado, para Voltaire, en el caso Calas; para Zola, en el
se adapte a mí. Pues sin el poder supremo, no es posible hacer nada. iSoy dema­ caso Dreyfus. Así como LassaJle, en su momento, muestra teóricamente, en la gran
siado viejo y demasiado grande para entretenerme con juegos de niños! iPor eso carta a sus amigos de juventud, Ja crisis de Ja sociedad burguesa, por un lado, a tra­
he asumido con suma reluctancia la presidencia! iCedí, simplemente, ante usted!
vés de una abstracta dialéctica de la idea; por otro, a través de figuras individuales en
Por eso me oprime esto ahora tan poderosamente. Si me deshiciera de esto, sería
las que se cristaliza ese destino, como el Rameau de Diderot, Cagliostro, Casanova,
este el momento en que estaría resuelto a retirarme a Nápoles, en compañía de
usted! (Pero ilcómo podría liberarme de esto?!) (ibíd., p. 370). etc. (Bf, 1, pp. 222ss.), así también, para él, se condensa ahora, en el caso Hatzfeldt,
la entera lucha de la emancipación revolucionaria. El individuo se encuentra, en
Repito: lo decisivo para nosotros no es el problema psicológico, sino parte, vinculado con el todo, y el destino de aquel está unido con la crisis histórica
el filosófico. En estos exabruptos -no importa cuán profundos puedan haber en forma sensible-inmediata y, por ende, simbólica, conmovedora, poética; en parte,
sido- se revela aquella concepción de la relación entre masa y líder, que ya el se encuentran mediados en forma abstracta-jurídica -lo que representa el necesario
joven Marx cuestionó del modo más enérgico frente a Bruno Bauer, y cuyo fun­ complemento de lo primero-. Pues mientras que el destino colectivo de la cla�e solo
damento filosófico, un Hegel "radicalizado" de manera fichteana, superó Marx es la expresión a nivel de la conciencia de la situación socioeconómica de dicha clase;
radicalmente a través de la "inversión" de la dialéctica hegeliana a manos del es decir, es un destino que se encuentra condicionado de manera concreta y episte·
materialismo histórico. (Tampoco aquí hay que comparar a Lassalle con Bruno mo)ógicamente simultánea por la correcta relación total con la sociedad conjunta y
Bauer; 'el fichteanismo de Lassalle tiene un carácter muy distinto; ambos con­ con el proceso histórico (piénsese en cómo la relación entre la proporción de) capital
ciden tan solo, por un lado, por el hecho de ser contemporáneos -aun cuando variable y el constante22 expresa, en Marx, el destino del proletariado bajo la sociedad
Lassalle se ha ocupado muy poco de Bruno Bauer-; por otro, por representar capitalista), no existe un destino ihdividual que pueda presentarse, dentro de la tota·
tendencias filosóficas afines, aunque de muy diversa naturaleza, orientadas a lidad, como simultáneamente coexistente con la idea. Las infinitamente ramificadas
radicalizar a Hegel en términos idealistas).
19 Die heilige Familie. En: NachlajJ, 11, p. 1 86 [La Sagrada Familia, o Crítica de la crítica
Pareciera como si nos hubiéramos alejado demasiado, con estas considera­
ciones, del análisis de la importancia que el caso Hatzfeldt poseía para LassaUe. Pero crítica. Contra Bruno Bauer y Consortes. Trad. de Carlos Llacho. 4ª ed. Buenos Aires: Claridad,
hay que considerar qu�, detrás de esta concepción sobre el problema del líder, sobre 1975, pp. 99- 1 0 1 ).
20 lbíd., pp. 1 82- 1 83 [lbíd., pp. 97-98).
Ja relación entre líder y masa, se oculta precisamente el íntegro problema del "idea­
2 1 Hiato irracional (n. del trad.) .
lismo". No en vano destaca Marx, ya en Ja polémica temprana con Bruno Bauer, la 22 En Marx, el capital variable (es decir, el que se emplea para el pago de salarios) es el que
interrelación existente entre el "idealismo" (podría decirse, asimismo: la filosofía de produce plusvalía: de ahí que experimente variaciones: el capital constante, en cambio, está
formado por los demás capitales invertidos en la producción. El capital constante no crea plus·
valía, sino que se reproduce a sí mismo. Marx emplea la fórmula pl/C + V para expresar la tasa
de ganancia, es decir, la relación entre la ganancia y el capital invertido como un todo (n. del
18 De hecho (n. del trad .) . trad.) .

1
1 94 • Gyorgy Lukács Reseñas (1 924·1.925) • 1 95

el reconocimiento universal, y por hacer valer su verdad interna, su principio. El


relaciones concretas, causales entre totalidad social y destino individual debe encon­
principio que alcanzó reconocimiento universal y validez externa, es el dereclio.
trarse tan cargadas de elementos imposibles de racionalizar, que aquí no es posbile Usted lucha, pues, por si.a derecho, y lo hace por vías legales (Bf., IV, p. 44).
ninguna relación verdaderamente universal. (Marx y Engels, también en sus análisis
históricos, han concretizado siempre hasta la perfección el campo dejuego concreto, Por cierto, para esclarecer plenamente la prioridad del de·recho en la con­
histórico-social, económico-clasista, de las acciones posibles; pero no han inferido �epción social de Lassalle, no basta con esta necesidad formalista, sistemática; aun
"causal" o "deductivamente" las acciones individuales de las personas individuales, o cuando su papel es, seguramente, mayor de lo que habitualmente se cree. Hay que
aun la "personalidad" de estas, a partir de esas relaciones). Pero si -como sucede en agregar aquf que el derecho, además de esta función formalista, sistemática (en
Lassalle- la totalidad no es concebida en esa concreción económica, también la ec­ cuanto principio de subordinación del individuo bajo lo universal) también se mues­
nomía aparece meramente como una de las múltiples formas de manifestación de la tra realizacjp en el plano del contenido: es derecho natura.I. Pues el derecho es "al
"idea", que se convierte en núcleo y verdad del proceso global. Por ende, la persona mismo tie�po, la expresión hecha realidad de Ja vieja sociedad y de su principio. La
individual y el destino individual alcanzan, por un lado, una importancia excesiva­ ley se contrapone, pues, siempre con la nueva verdad" (íd.). Aquí, en la medida en
mente grande en este proceso, pues persona y destino permanecen, pues, como las que esta antítesis no solo es llevaéia al plano teórico -con lo cual el derecho se vuelve
únicas encarnacion�s verdaderamente "concretas" de la idea; por otro lado, surge dialéctico en sí mismo-, sino que además se extraen todas las'conclusiones prácticas
el arduo problema, apuntado más arriba, de la vinculación evidente y necesaria de que de ello se derivan, se · pone claramente de manifiesto Ja corrección de Hegel a
ambos con la "idea". O bien esta "idea", en su concreción postulada meramente por través de Fichte, el defensor del derecho natural; el derecho natural se presenta como
la mitología del concepto, se vincula en forma concreta-inmediata con el destino el principio de la justicia, de la libertad y del progreso humano en la lucha contra y
individual, pero esta vinculación ·solo puede ser establecida simbólica, poéticanwnte, en la victoria sobre el ·anquilosado·principio del mero derecho positivo. Pero con ello
en vis.ta de que la concreción de la idea es meramente mitológica, y la concreción se echa a perder la superación del derecho natura] realizada --a medias- por Hegel.
del destino individual es meramente sensorial e in�ediata. O bien se revela, en esta La disolución del derecho'bajo las formas de la "sociedadtJ (el Estado de Hegel es,
vinculación, el carácter abstracto de la "idea": en este caso, el destino individual de según su esencia, mucho más social que jurídico), puede asumir en Hegel un ca­
la "idea" abstracta puede ser subsumido solo en cuanto caso individual obtenido por rácter conservador, e incluso reaccionario. Las formas jurídicas, tanto en su mqdo
abstracción; y la forma natural, dada socialmente, de tal subordinación, es -en la de ser abstracto-formal, puramente jurídico, como en el' rechazo de estas desde la
sociedad burguesa- la relación jurídica. Por ello, tampoco es casual que, en Lassalle, perspectiVll del derecho natural, son superadas, sin embargo, en las instancias más
esos dos factores del caso Hatzfeldt aparezcan necesariamente interrelacionados: elevadas del proceso dialéctico -que aquí, por cierto, es un proceso prhnordialmen�e
lógico-dialéctico-sistemático y no concretamente histórico-, mientras que, en Fichte
[. ..] usted le proporcionó a Westphalen25 la más elevada prueba de la superioridad y Lassalle, la concepción, acord� con el derecho natural, del principio jurídico "más
de la personalidad libre por sobre lo que se encuentra absolutamente contrapuesto
elevado" precisamente a través de la victoria revolucionaria frente al viejo principio,
a ella. Con ello, se obtuvo una auténtica victoria, pues la propia antítesis absoluta
íue vencida; el propio estamento que representaba par excellence2' lo viejo y que eterniza sistemáticamente la continuidad del derecho. Por lo demás, en el System der
era atacado -la nobleza- fue obligaClo a reconocer la verdad del nuevo principio. erworbenen Rechte, Lassalle expresa esto con claridad: "El pensamiento sustanciál
Naturalmente, este reconocimiento (como también sucedió, por ejemplo, en la de nuestro tema no es, en su concepción más elevada y universal, más que el pen­
Revolución Francesa) de que el propio principio vital ha sido derrotado, y que la samiento del pasaje -dimanante de la propia idea de derecho y acorde con esta- de
personalidad libre es lo verdadero, solo pudo provenir de la sección intelectual­
un estado de derecho viejo a uno nuevo" (Werke IX, p. 1 13). Por mucho que Las­
mente educada de la vieja nobleza. Pero debe'guardarse de considerar a Westpha­
salle subraye y destaque, en otros pasajes, el carácter histórico del propio derecho
lcn, etc., como mera excepción. Westphalen, Oppenheim, Mendelssohn, yo, etc. ,
etc., no somos excepciones, sino tan solo los representantes de las diferentes clases natural, persiste el hecho de que, en él, a diferencia de lo que ocurre en Marx (y,
sociales, que nos apresuramos a testimoniar nuestra reverencia frente al nuevo y por cierto, de manera vacilante y meramente parcial, en Hegel) el derecho mismo
naciente principio de la personalidad íemenina ... La personaJidad libre lucha por es solo una etapa del proceso histórico; por lo tanto, en Lassalle, no nace y muere,
sino que, dentro de la filosofuz del derecho, se desa"olla de manera atemporal, su­
prahistórica, una historia de las {orinas de derecho individuales. La teoría lassalleana
23 Ferdinand Otto Wilhelm von Westphalcn ( 1 799- 1 876), un estadista archiconscrvador
prusiane. Fue ministro del interior durante el proceso legal Hatzfeldt -también era cuñado de de la revolución culmina, pues, por un lado, en una fundamentación -acorde con
Marx- (n. del trad.). . el derecho natural- del "derecho a la revolución"; por otro, en la fundamentación
24 Por excelencia (n. del trad.).
1
·
I
1 96 • Gyorgy Lukács Reseñas (1 924-1925) • 1 97

teórica del "sistema jurídico de la revolución". Y, en la medida en que, de ese modo, tan poco interés por sus deducciones, realizadas desde la perspectiva de la filosofía
el arraigo del derecho en general en la sociedad de clases, y el de nuestro derecho del derecho, acerca de la expropiación. . Pero Lassalle muestra, ya en esa expectativa,
en el capitalismo, no es explorado hasta el final, toda la concepción de la revolución que no ha sabido comprender realmente la cuestión teórica ni la cuestión práctica
-a pesar de todos sus contenidos proletarios individuales- permanece dentro de central de la revolución proletaria: la cuestión de cuáles son las fuerzas económicas
los límites ideológicos de la sociedad burguesa. Es Ja concepción de una revolución que conducen a Ja necesidad y posibilidad de Ja expropiación, y cuáles los medios de
burguesa. Por cierto que se trata de la concepción de una revolución tan abarcativa, poder concretos que están en condiciones de realizar esa necesidad; aquellas cuestio­
exhaustiva y profunda, que la sociedad burguesa, ya por principio, debe ser incapaz nes que, para Marx, eran, al mismo tiempo, las únicas esenciales.
de llevarla a la plenitud, y tiene que cederla como herencia a la revolución proletaria. Pero si incluso Ja revolución victoriosa se encuentra en relación con la
Lassalle, que aquí se encontraba, intuitivamente, en el· umbral de una conexión que continuidad jurídica respecto de la evolución precedente, es claro que el triunfo
recién ahora se nos ha hecho clara -en primera línea, gracias a Lenin- no pudo del "principio" solo puede ser el triunfo del "derecho", el triunfo en la lucha jurí­
reconocer la �anexión correcta, a saber: que esa revolución solo puede ser realizada dica. Como el derecho ha sido, formalmente, la forma de mediación que enlazó
por el proletariado. Por cierto que la revolución proletaria, en su punto de partida, se el caso Hatifeldt, meramente i ndividual, con el destino de la revolución, así tam­
conecta con estos problemas, por cierto que los resuelve en su progreso radical, pero bién el triun fo en la lucha jurídica aparece ahora como el único modo sustancial
solo está en condiciones de hacerlo en la medida en que, en ella, se ha tornado cons­ posible de convertir al "principio" encarnado en el 'individuo en figura histórica,
ciente, con total claridad, la forma específica de la revolución proletaria. Pero esto en una potencia histórica.
implica, ante todo, la plena comprensión del condicionamiento económico y de clase Claro que esta concepción lassalleana de la revolución burguesa rebasa
de todo derecho (comprendido aquí, obviamente, el.propio derecho de la dictadura ampliamente todas las posibilidades -concretas e intelectuales- que tenía a su
proletaria). De lo cual se deriva necesariamente que incluso en el caso de cuestiones disposición la burguesía de entonces. Lassalle solo podía encontrar un punto de
que, consideradas formalmente, tienen que aparecer como cuestiones de derecho, apoyo en la clase obrera, así como la clase obrera alemana, que entonces hacía sus
su carácter jurídico presenta un punto de vista meramente técnico, formal, y tiene primeros pasos tentativos como c!ase autónoma, solo actuó consecuentemente
muy poco que ver con la esencia de la cuestión; mientras que pertenece a la esencia cuando lo eligió como su primer líder. En este contexto, sin embargo, lo que nos
de la revolución burguesa preservar la continuidad del derecho en la revolución y a interesa no es tanto qué ha significado esta relación para el proletariado como
pesar de ella, es decir, justificar las transformaciones revolucionarias en términos lo que ha significado para Lassalle. Y, mediante este desvío, que crea una mayor
jurídicos. Un derecho natural(de lege ferenda) es, pues, ineludible para producir concreción, podemos retornar al problema de la "Realpolitik11 lassalleana, y en­
una continuidad de derecho (de lege lata). El derecho natural revolucionario trans­ contramos confirmada nuestra afirmación anterior, según la cual la filosofía de la
forma transforma, pues, el derecho positivo vigente, pero sin cambiar nada decisivo historia de Lassalle no podía proporcionarle -por principio- un parámetro prácti­
en cuanto al carácter fundamental de la sociedad, de modo que el nuevo derecho co para la acción. No depende de la "soledad" personal, de la falta de compañeros
que surge de esta manera, el derecho natural que se ha tornado "positivo", establece "del mismÓ calibre", etc. También Marx y Engels vivieron en un profundo aisla­
una continuidad con el viejo derecho. Para la clase burguesa, incluso en su período miento, y no los rodeó en modo alguno un ambiente comprensivo. Pero cuando
revolucionario, esta conexión estructural es una necesidad vital. Pues Jo que le atañe reflexionaban en materia de política, disponían siempre de un parámetro: la situa­
es imponer a toda la sociedad su forma de existencia, que es ya una realidad en el ción de clase del proletariado y la conciencia de clase proletaria acorde con dicha
plano económico y, en parte, incluso en el plano jurídico (bajo la forma de "privile­ situación; aun cuando, eventualmente, en el caso particular, ningún proletario
gios", etc.). La forma jurídica de la transformación -tanto la de la lucha, acorde con estuviera a la altura de la conciencia de clase. 25 Podían equivocarse en el caso in­
el derecho natural, como la de la victoria, acorde con el derecho positivo- se vincula dividual, pero no desviarse del camino. Pero Lassalle solo podía encontrar dentro
esencialmente con los intereses vitales económicos de la burguesía. Ocurre algo to­ de sí mismo el parámetro para sus acciones. Pues, para él, el proletariado era -en
talmente distinto con el proletariado; este busca realizar un orden social radicalmen· el mejor de los casos- un aliado fiel; y una clase burguesa para la cual Lassalle
te nuevo y, por cierto, por razones técnicas, etc., crea formas jurídicas como formas haya sido el gran teórico revolucionario existía ... solo en su pensamiento. En la
de transición, e incluso, a veces, vela por la continuidad del viejo derecho, pero en
todo esto solo debe percibir, siempre, un aspecto subalterno de la revolución. Las­
salle puede, entonces, haberse sentido muy desencantado al ver que Marx mostraba 25 A propósito del concepto de conciencia de tlase, véase mi libro Historia y conciencia de

¡
í
cl�e. Berlín, 1 923.

· I
1 98 • Gyéirgy Lukács
Reseñas (1 924-1925) • 1 99
medida en que -también en esto fue un digno consumador, pero no un �uperador
La filosofía es una filosofía de la libertad (como en Fichte y Hegel) . Y,
de la filosofía clásica alemana- llevó a su auténtico concepto y pensó hasta el final
como en estos, se trata, en Lassalle, del camino que parte de Grecia y Roma, que
los problemas de Ja gran Revolución Francesa, Lassalle se encontró, en el plano
de la historia universal, en un espacio sin aire. Las relaciones entre sus ideas y la pasa por el cristianismo, y arriba a Ja sociedad burguesa. El cristianismo aporta
a la historia e) principio "de la justificación absoluta de la personalidad" (Bf., 1, p.
realidad fueron, verdaderamente, relaciones entre "idea" y "realidad". Solo esta
1 16). Y la Revolución Francesa, a través de la cual la Revolución Francesa se con­
tensión torna comprensibles su "Realpolitik " y su "vanidad" personales, y los mu­
chos casos en que, a raíz de su temperamento revolucionario, como consecuencia vierte en forma dominante, no es más que la secularización y, por ende, la realiza­
de su alianza genuiiia con el proletariado, cuyos intereses de clase ha represen­ ción auténtica de este principio (íd., y pp. 1 20-12 1). A través de esta concepción,
tado de manera adecuada, muestran tanto más claramente su genialidad política Lassalle revela una perspicacia histórica mucho mayor que la que, prácticamente
_cuanto que Jo esencial de su filosofía representó para él un obstáculo, �n Jugar de en esa misma época, poseía Bruno Bauer. Pero la aparente proximidad que aquí
señalarle un camino. Pero así se torna comprensible que emprendiera el peligroso se revela, en· algunos pasajes, con Ja argumentación desarrolJada en "Acerca de la
cuestión judía" revela precisamente de la manera más cruda Ja hónda diferencia
j�ego con Bisma rck, que lo arrastró -tal como dice Marx- una y otra vez a la
_ entre los modos de pensar de Marx y Lassalle. Por cierto que la crítica de la socie­
Coblenza de la revolución (a Rüstow26, Herwergh27, etc.). Al final de su vida puede
dad burguesa también . parte,· en Lassalle, de la libertad meramente formal. Pero Ja
haber percibido el callejón sin salida al que lo habfa conducido su caminó; su des­
prosecución es, en él, inerainente especulativa. ideológica. La reáJiiaci6n material
tino, aun cuando a través de una muerte grotesca e indigna, le impidió reconocer
de la libertad formal solo puede ser la posesión, la propiedad; solo estas pueden
realment� el callejón sin salida en cuanto tal. Por eso, es comprensible que, en su
darle al individuo la libertad concreta, material (Bf., I, p. 1 23); a partir de �se esta­
imagen �ara la posteridad, lo que permanezca más vivo sean los momentos en que
do de cosas resulta, pues, la esencia del presente, el sistema de la libre éompetencia
el pathos ético de su fichteanismo pudo expresarse más adecuadamente.
(ibíd., p. 1 25). EJ carácter artificial e ideológico de todo este entramado se revela,
Las cartas juveniles de Lassalle, especialmente los grandes tratados
por ejemplo, en I� justificación que povee Lassalle para Ja explicación .;...en sí, co­
epistolares ya destacados, ahora resultan tan interesantes porque nos muestran
rrecta- de que, en el presente, la industria supera en importancia al comercio:
cuán pronto estuvo consumada, en lo esencial, la evolución de Lassalle. Más tar­
de. incorporó en su �etodología un material empírico infinitamente abundante,
pues en el comercio se trata del sustrato objetivo del comercio, la cosa misma,
pero su concepción de la historia no es, sin embargo, más que un desarrollo, la mercancía. La industria, en cambio, encuentra su realización y validez apro­
una evolución (en el sentido literal) de estos pensamientos juveniles. Sería, real­ piadas en el principio de la libre subjetividad de la personalidad. En la industria
mente, muy i�teresante, saber con· precisión cuándo y de qué modo asimiló los no se trata tanto del sustrato objetivo, el material mismo, como, antes bien, de la
resultados del pensamiento marxiano: pero, en verdad, nunca han influido en él. personalidad que forma, que elabora el material. Si, en el comercio, el valor está
determinado por la cosa misma, aquí lo que importa es, antes bien, la elaboración.
Es muy característico que Lassalle, incluso en el epistolario Hatzfeldt, no hable ·
. En la industria, la subjetividad y su interioridad libre, el talento, pueden mostrarse
de la teoría de Marx. Por cierto que esto puede ser �en parte- casual; I� condesa y afirmarse; en la industria, el sujeto se apropia de lo objetivo -la posesión- pre­
Hatzfcldt, por ejemplo, también estaba en Berlín en la época de la visita de Marx cisamente a través de la actividad y explotación de una personalidad, interioridad,
a esa ciudad. La plena ausencia de un abordaje de estos problemas, sin embargo, subjetividad, a través de sr mismo, y, sin duda, a través de lo que hay en él de más
debe ser considerada como algo característico. Evidentemente, de los escritos subjetivo: capacidad, gusto, talento (íbid, p . 1 29).
marxianos, Lassalle solo se apropió de aquello que podía armonizarse orgánica­
mente con la filosofía hegeliana interpretada en términos lassalleanos. O cuando se dice, acerca de la función social del dinero: "Se presenta la
circunstancia aterradora de que veo la realidad de mi ser para sí, esta propiedad
que es la más íntima y persona), en poder de otro (el dinero). El ser para sí se ha
colocado, con ello, fuera de sí (en el exterior de sí), se ve como algo que depende
26 Friedrich Wilhelm Rüstow ( 1 82 1 - 1 878) : oficial y escritor sobre cuestiones militares de
y está en poder de otro" (ibíd., p. 2 1 5). Las explicaciones acerca del dinero como
orie�tación d�mócrata. Emigró a Suiza; en 1 860, sirvió a las órdenes de Garibaldi. Mant vo�
relaciones amistosas con Lassalle, y fue su padrino en el duelo fatal (n. del trad.) . "esencia enajenada" del individuo, así como los paralelos entre esa enajenación
1-_l
2 7 Georg �rwegh ( 1 8 1 7 : 1 875) , poeta alemán. Desde 1 842, amigo d e Marx. Después
. material y la enajenación espiritual en la relación con Dios recuerdan fuertemen­
de la Rcvoluc1on de 1 849, miembro de la Sociedad Democrática Alemana en París. Exilio en
Suiza. En 1 865, rompió con Lassalle, y en 1869 se afilió al Partido Socialdemócrata de los
te a Feuerbach y Moses Hess, sin que estemos, por eJ momento, en condición de
Trabajadores (de Eisenach) (n. del trad.).
200 • Gyorgy Lukács Reseñas (1924-1925) • 201
establecer las relaciones exactas. Las conclusiones personales y prácticas son, base de tal fundamento. El hecho de que, posteriormente, Lassalle establezca una
por cierto, totalmente propias de Lassalle (ibíd., pp. 221, 230, etc.). nítida distinción entre Estado y sociedad en varios pasajes no altera demasiado este
· Sería errado ver en tales declaraciones tan solo "muestras de ingenuidad"
estado de cosas, ya que su concepción de la sociedad no va más allá de la hegeliana,
del joven Lassalle. Antes bien, se encuentran en ellas los gérmenes de casi todas e incluso, con excesiva frecuencia, queda por debajo de esta.
las posteriores tomas de posición esenciales de Lassalle ... y los gérmenes de sus Por cierto que Lassalle también vislumbra, de cuando en cuando, la
discrepancias con Marx y Engels. Así, por ejemplo, en el borramiento de la dife· idea de la autosuperación del derecho (11[., I, p. 220), pero en lo esencial se
rencia entre la revolución burguesa y la proletaria. El comunismo, explica, tiene su ciñe al carácter supratemporal de la idea de derecho y de Estado, y esa idea
"justificación ideal"; "se impondrá, como todo estadio del concepto; no es, pues, lo conduce necesariamente, por un lado, a-desdibujar, por otro, a acentuar de
un proceso tan arduo, han existido ya transiciones mucho más arduas" (ibíd., pp. manera crudament� adialéctica esta decisiva distinción. Pero, en el plano de la
1 33-134). Esta formulación extrema es, en particular, tan característica porque en práctica política, de ese modo queda determinada la relaci6n con el liberalismo
ella se expresa muy claramente la nivelación ahistórica de sucesos correspondientes burgués. En el contexto arriba mencionado (Bf. , 1, p. 1 34), Lassalle señala que
a diferentes épocas históricas como consecuencia de la ahistoricidad del sistema el comunista tiene que polemizar del modo más encarnizado con los demócra­
de categorías, como consecuencia de la fundación puramente lógica y no históri· tas radicales, con los republicanos. Es imposible desarrollar aquí la evolución
camente concreta del método dialéctico; porque en tal declaración se expresa la ulterior de esta toma de posición. Pero todo el que conozca en alguna medida
limitación fichteano-hegeliana del pensamiento de Lassalle. La discusión epistolar la historia del movimiento obrero alemán sabrá que incluso la ruptura de Marx
con Marx y Engels en torno al drama sobre Sickingen, discusión que tuvo lugar en y Engels con Schweitzer, el discípulo de Lassalle, obedece -políticamente- a
·
1859 (Bf., III, pp. 148- 158), demuestra cuán poco Lassalle ha seguido luego real­ este legado intelectual de Lassalle.
mente desarrollándose a este respecto. El núcleo de la controversia residía en que Una reseña como esta no puede aspirar, obviamente, a esbozar la per·
Marx y Engels piensan siempre en los problemas específicos de una época histórica sonalidad filosófica del joven Lassalle aunque más no sea a grandes rasgos. Las
determinada también al considerar la materia y Ja forma de una tragedia, mientras observaciones precedentes proporcionan una imagen suficientemente clara de
que el propósito de Lassalle es escribir la tragedia de la revolución (ibíd., p. 1 87). que Ja evohici6n de Lassalle ha sido, por un lado, continua y lineal, por otro, de
Aún más importante es, sin embargo -particularmente, para las ulteriores contro­ que incluso aquellos puntos en que parece aproximarse al marxismo, implican
versias-, el hecho de que Lassalle, ocasionalmente, vuelva a descartar la importante meramente una persistencia en un hegelianismo consecuente mayor que la que
distinción establecida por Hegel entre Estado y sociedad: distinción que constituye es posible rastrear en otros neohegelianos. Así, por ejemplo, es posible encontrar
una de las palancas mediante las cuales el joven Marx realiza la inversión revolucio­ gérmenes de la posterior teoría marxiana acerca de la "falsa conciencia" cuando
naria dela dialéctica hegeliana. En la siguiente frase -decisiva para Lassalle-: "El Lassalle explica que
comunismo, en primera instancia, vuelve a concebir, pero todavía en forma oscura
y confusa, la idea de Estado o sociedad como un todo orgdnico" (Bf., I, p. 134), los n i siquiera uno de estos industriales sabe entender el concepto de industria, la
términos "Estado" y "sociedad" son empleados como sinónimos. Determinar esto verdadera significación de esta, y cuando ellos hablan del poder de la industria, y
no implica mera meticulosidad, precisamente porque, para un dialéctico logicista dicen que esta es el alma de nuestra época, esto no deja de ser un parloteo huero e
infructuoso. Por cierto que la industria es el alma de nuestra época, ipero cómo lo
es, es a!go que todos los fabricantes alemanes y la comisión parisina, tomados en
como Lassalle, la relación que guardan los conceptos entre sí es sistemáticamente
decisiva; pero también porque solo de esta manera es factible fundar sistemática­ conjunto, no consiguen entender; a pesar de la profundidad de sus conocim Íentos
mente su filosofía de la historia -a la que también se atuvo posteriormente- en lo en cuestiones de detalle! A este respecto, son tan inconscientes como las propias
que atañe a la relación enre el proletariado y el Estado. La teoría defendida en el ruedas de sus máquinas; carecen totalmente de conciencia respecto de lo que ellos
período de mayor madurez, según la cual "Ante todo, la idea desarrollada de Estado son y hacen (Bf., I, pp. t 1 5-1 16)

debería ser designada como la idea del estamento obrero",28 solo es posible sobre la
Pero cuando añade a continuación que esta conciencia se encuentra en el
filósofo, vemos que solo se trata, aquí, de una (lplicación de la hegeliana "astucia de
28 "Die Wissenschaft und die Arbeiter" [La ciencia y los trabajadores] . Se trata de un alega­ la razón" a un nuevo ámbito, no de la concretizaci6n y ampliaci6n ltist6rico·social
que esa teoría ha experimentado kfacias al marxismo. {Dicho sea de .paso,.áquí
to presentado frente al tribunal penal de Berlín, el 1 6 de enero de 1 863, por la acusaci6n de ha­
ber incitado públicamente, en las clases desposeídas, el odio y el desprecio hacia las pudientes. 1
puede hallarse, al mismo tiempo, el germen de la.posterior du.�lidad de Lassalle de
En: Werke, 11, p. 241 .
1
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202 • Gyorgy Lukács


Reseñas (1924·1925) • 203
ciencia y clase obrera; dualidad que, sin embargo, habría de convertirse en alianza,
un tono diplomático; son tan poco francas en su crítica, que �oto es posible ex­
y que también tiene su fundamento metódico en el fichteanismo de Lassalle). Lo traer Ja opinión última de Marx únicamente entre líneas, o a partir d� las cartas
mismo ocurre cuando Lassalle observa, muy acertadamente, que el materialis�o es contemporáneas a Engels. No quiere decir esto que las cartas recientemente
"también un producto de estos tiempos modernos. Nunca antes se había manifesta­ publicadas no contengan una cantidad extraordinaria de elem€;ntos interesantes.
do en Ja historia, pues es un producto y un estadio del idealismo y el espíritu nuevos" Me remito solo a la polémica con Das System der erworbenen· Rechte, 29 donde
(Bf, I, p. 1 24). Al decir esto, Lassalle reconoce con total claridad la interrelación Marx ofrece una descripción tan profunda como acertada del alcance histórico
existente entre la evolución burguesa .:...Ja evolución del capitalismo- y el materia­ que posee Ja influencia de las formaciones ideológicas:
lismo, y se eleva muy por encima de aquellos historiadores de la filosofía que,_ en el
materialismo, solo podían ver una renovación de motivos intelectuales pr9cedentes Tú has demostrado que la adopción del testamento romano se basa originaliter
del materialismo antiguo. (Que esos motivos mismos hayan germinad� en un suelo (y en cuanto atañe a la concepción científica de los juristas) en un equívoco.
-parcialmente, y solo'parcialmente- similar a la evolución moderna, que a raíz de Pero de ello no se deduce en modo alguno que el testamento en su forma moder­
esa· dnalogía hayan podido influir sobre'ta evolución filosófica moderna, �s algo que na -al margen de las equívocas interpretaciones del derecho romano en las que
·
puedan basarse los juristas actuales para construirlo- sea el testamento romano
no corresponde tratar aquO. Pero aquí no hay que oividar que esa vaioración del ma­
equívocamente interpretado. Puede decirse, por lo demás, que los logros de un
terialismo tarnpién fue realizada por e) propio Hegel y que fue destacada especial­ período anterior que son adpotados por uno posterior, son lo antiguo equívoca­
mente por el neohegelianismo radical (p. ej., en Die Posaune des jüngsten Gerichts mente interpretado. Que, por ejemplo, las tres unidades, tal como las construyen
[La trompeta del juicio final], de Bruno Bau�r). Es, pues, meramente consecuente teóricamente los dramaturgos franceses en tiempos de Luis XIV, se basan en una
con un hegelianismo orientado en un sentido revolucionario, con una adhesión a la interpretación equívoca del drama griego (y de Aristóteles, en cuanto expositor
de este). Por otra parte, es igualmente segurq que interpretaron a los griegos tal
esencia de la filosofía hegeliana y a la línea de la suya propia (Heraklit), que Lassalle,
como correspondía a su propia necesidad artística: de ahí que se hayan atenido
junto con los hegelianos de Berlín, asuma decididamente la defensa de Moleschott
durante mucho tiempo a este así llamado drama "clásico", aun después de que
-por cierto que conjuntamente con Michelet- (Bf., IV, p. 1 96). Dacier y otros ·les proporcionaran una interpretación ·correcta de Aristóteles. O
Hemos considerado las ideas juveniles de Lassalle, no solo a raíz de su que constituciones modernas se basen, en gran parte, en una interpretación equí­
gran importancia para la interpretación de la evolución posterior del filósofo, voca de Ja constitución inglesa, que adopten como factor esencial precisamente
sino porque, en nuestra opinión, aquí debe hallarse el fundamento objetivo para aquello que se manifiesta como decadencia de la constitución inglesa -y que,
ahora, solo existe aún formalmente en Inglaterra per abusum1ª-: por ejemplo, un
la relación entre Marx y Lassalle. En su muy interesante prólogo a la cprrespon­
así llamado gabinete responsable. La forma equívoca es, precisamente, Ja forma
dencia entre Marx y Lassalle, Gustav Mayer se refiere más a· las diferencias per­ universal y, en un cierto estadio evolutivo de Ja sociedad, adaptable a un use11
sonales de carácter, a los conflictos particulares; Mchring, que en su histori� de universal (carat del 22/7/ 1 86 1 ; Bf., 111, p. 375).
la socialdemocracia y en las notas al volumen IV de su edición de escritos póstu­
mos ha descartado definitivamente la leyenda según Ja cual Lassalle ha sido solo Es muy significativo, por una parte, que no reaccione en absoluto ante
un mero discípulo de Marx, toca esta problema solo en algunos pasajes. Ambos Ja respuesta de LassalJe, en que este le pide especialmente que lea las partes del
hechos no son casuales. Pues es precisamente aquí donde resulta más difícil eva­ libro referentes a filosofía del derecho ("Jos §§ 7 y t O no le atañen a ningún ser
luar la relación entre Marx y Lassalle. Ya el material estuvo, durante mucho tiem­ humano tanto como a ti", 27-28/7/186 1 , Bf., III, p. 381). Por otro lado, cuidado­
po, incompleto; el propio Mehring no ha conocido gran parte de las cartas de sament� pasa en silencio, en su crítica, todo lo que se expresa muy crudamente,
Marx y Engels a LassalJe. P�ro el material siempre estará incompleto. Pues Marx
y Engels nunca han discutido realmente con LassaJle. Las cartas publicadas por
· Gustav Mayer contienen tan pocos elementos referentes a esa discusión, como 29 El System der e.rworbenen Rechte de Lassalle trata de demostrar que la herencia de la pro­
la correspondencia con Engels o la Crítica del programa de Gotita. Este último, piedad posee bases diferentes en civilizaciones diversas. La razón última para tales diíerencias
sin embargo, da nítida cuenta de los repercusiones del lassalleanismo. Las cartas debe encontrarse en d diverso Volksgeist de esas civilizaciones. De ahí que la adopción de la
forma romana del testamento por parte de Jos pueblos germánicos solo pueda derivarse de un
a .Engels cont\enen observaciones muy agudas y acertadas -pero precisamente malentendido, ya que el espíritu de los dos pueblos es esencialmente disímil. El objeto de toda
son soJQ, observaciones, que muestran dónde habría comenzado una ·discusión la argumentación es desacreditar Jos derechos y formas legales que han si�o aceptnc.los en el
con.Lassalle� pero falta· ta discusión misma-. Y las cartas a LassaJle conservan
.
pasado, pero que ya no se adecuan al espíritu del pueblo (n. del trad.) .
30 En forma abusiva (n. del trac.1.) .
3 1 Uso (n. del trad.).
.
ºv. , :

204 • Gyéirgy Lukács Reseñas (1924-1925) • 205

en �arta a Engels. como agudo rechazo de la dialéctica lassalleana: "El ideolo· to vivo ha despachado y eliminado paulatinamente mucho de esto, sin tanta teoría.
gismo sobresale, y el método dialéctico es aplicado de manera errónea. Hegel Pero precisamente porque la teoría Jassalleana ha cesado paulatinamente de ser
nunca ha denominado dialéctica a la subordinación de una masa de 'casos' bajo una tendencia intelectual determinada en el Partido, porque dejó de existir sin que
un general principle".32 (Del modo más explícito se revela la opinión de Marx sus diferencias últimas respecto del marxismo fueran puestas en claro y, de esa ma­
sobre Lassalle en la carta a Kugelmann del 23/2/1866 que Kautsky ha publicado nera, superadas, pudo seguir viviendo de manera subterránea, bajo las formas más
en Der Kampf [XVI, 3]). Nunca llegó a desarrollarse una discusión pública cen ·· variadas, para reaparecer de manera modernizada. Y cuanto más intensamente se '
trada en tales principios. Marx y Engels han arreglado cuentas teóricamente con desdibujó la tradición dialéctica en el movimiento obrero, tanto menas se estuvo en
las tendencias de Proudhon y Dühring. Nunca dieron cuenta de la tendencia de situación de discutir seriamente la tendencia de Lassalle. Si a la relación de Marx y
Lassalle. (Solo Engels sabía que el artículo sobre Proudhon en el Sozialdemokrat Engels con Hegel solo se le concedió, en el mejor de los casos, un interés propio de
de 1 865 estaba dirigido contra Lassalle, y la Crítica del programa de Gotha solo un anticuario y de un historiador de Ja literatura, fue totalmente imposible asignar
ha sido publicada muy tardíamente). En gran detrimento de la claridad teórica a Lassalle el lugar adecuado en la evolución histórica del.método dialéctico.
de la evolución ulterior. Y esto es ineludiblemente necesario para una discusión tal. La afirma­
Marx y Enge]s han declarado claramente las razones para este compor· ción acertada de Mehring, según la cu.al Lassalle no es un discípulo de Marx,
tamiento frente a Lassalle. Así, Marx le escribe a Engels: "Lassalle tiene realmente debe ser completada señalando que Lassalle, de acuerdo con la esencia de su
demasiado interés 'en la causa' como para no colaborar con nosotros coUte qui método, es un pensador premarxista; su lugar en la historia de las ideas está en­
cotite33 ... Así pues, si se manejan sensatamente las cosas, el hombre nos pertenece­ tre Hegel y Marx, con lo cual todos los problemas del hegelianismo premarxista
rá incondicionalmente. por más cabriolas definitivas ... que quiera hacer".34 Y aun -que siempre, aunque de maneras muy dive.rsas, retrocede hasta Fichte- repre­
cuando esta esperanza decreció cada vez más, de modo que Engels se expresó de sentado por Cieszkowski, Bruno Bauer, Moses Hess, etc., deberían ser estudia­
esta manera. en carta a Marx, después de la muerte de Lassalle: "Últimamente, dos detalladamente en sus relaciones con Lassalle, por lejos el más significativo
era para nosotros un am.igo muy dudoso y, en el futuro, hubiese sido un enemigo pensador de ese grupo de precursores. Pero esas cuestiones son, principalmente,
bastante seguro",35 esa diplomacia duró hasta la muerte de Lassalle, e incJuso se cuestiones históricas, ya que a través del nacimiento y .cfesarrollo de la dialéctica
extiende -a pesar de la temporaria ruptura- a la relación con Schweitzer. Marx y materialista, esas tendencias han sido rebasadas definitivamente. Solo cuando
Engels han creído, evidentemente, que una abierta discusión personal con Lassa­ se arreglen cuentas con ese aspecto histórico de la cuestión -y la posibilidad de
lle habría sido totalmente inútil; les parecía totalmente imposible ganar verdadera ese arreglo de cuentas se facilitará enormemente cuando esté completamente
y completamente � Lassalle para su punto de vista. Por otro lado, la situación disponible toda la edición de Gustav Mayer,_ con todo el material que ella con­
del movimiento obrero y la posición que en este ocupaba Lassalle no les permitía tiene-, se tornará íntegramente .claro el aspecto actual y práctico del "problema
arreglar cuentas con él como lo habían hecho con Proudhon y Dühring; y Lassa­ Lassalle", Pues parece que el revisionismo, que siempre sigue la evolución de la
lle era demasiado importante e influyente como para ser simplemente ignorado, ciencia burguesa, tiene la intención de seguir también las tendencias de la filoso­
a diferencia de Mases Hess. Evidentemente, partieron de la hipótesis de que el fía alemana, es decir, de moverse en la dirección que va de Kant a Hegel; como
movimiento obrero alemán también habría de superar la "enfermedad infantil" si ahora a la era "neokantiana" fuera a seguir, en el marxismo, la "neohegeliana".
del lassalleanismo. Pero esa esperanza solo se cumplió parcialmente. Ante todo. Una evolución tal, sin embargo, tiene que tropezar forzosamente con Lassalle, y
en vida de Marx y Engels la superación tomó mucho más de lo que ellos habían la ocupación -hoy en dia, ya visiblemente creciente- con Lassalle, se alimenta,
esperado. No servía de mucho señalar, por fina y agudamente que se lo hiciera, por cierto, en gran parte a partir de esta fuente.
las erradas consecuencias del lassalleanismo (teoría del Estado en la Crítica del Pero solo parcialmente. La razón verdadera de un plausible renacimiento
programa de Gotha) cuando aun los más íntimos partidarios no tenían en claro Jas de Lassalle tiene raíces más hondas: se encuentra en la situación política y social
diferencias sustanciales en la fundamentación teórica. Por cierto que el movimien· de Alemania. En parte, a través de la guerra y la revolución, el problema del Estado
ha sido vuelto a colocar fuertemente en el primer plano de la discusión. Y se ha
tornado cada vez más claro, tanto desde una perspectiva revisionista como desde
32 Principio general (n. del trad.).
33 Cueste lo que cueste (n. del trad.) . una burguesa progresista, que a la teoría marxiana del Estado -que, como lo
34 Carta del 25/2/ 1 859. En:. Bw., U , p . 308 (n. del trad. ) . ·muestra muy claramente Lenin en El Estado y la re110/uci6n, es la teoría de la re-
35 Carta del 4/9/ 1 864. En: Bw., UJ, p. 1 79 (n. del trad.).
20& • Gyorgy Lu_kács ·

volución proletaria- solo puede contraponerse de maneta efectiva e internamente


coherehte la teoría del Estado de Lassalle. Las téntativas para interpretar a Marx
Moses Hess · y
los problemas
como pacifista o adorador del Estado, o para "refutarlo" de la manera habitual,
tenían que fracasar. Lassalle es la única autoridad intelectual de la que cabe ad­
mitir que ha producido algo en c�ntra de Marx. Y, por cierto, no solo a causa de

de la dialéctica
su autoridad intelectual, sino porque él -como hemos intentado mostrar-, preci­
sam�nte en su hegelianismo fichteanizado, es el teórico de la revolución burgue­
sa. La controversia Marx-Lassalle, que hoy estamos considerando, es, en última

idealista
instancia, la disputa sobre si el período actual es el de la revolución burguesa o el
de la revolución proletaria. El renacimiento de Lassalle significa, en este sentido:
la tentativa teórica de circunscribir el desarrollo a Ja revolución burguesa. y esa
perspectiva histórica resulta tanto más seductora cuanto que incluso la refutación
aparente de la teoría revolucionaria acerca de la unidad de Alemania, la funda­
ción del imperio impulsada por Bismarck, se ha derrumbado abyectamente du­
rante la Guerra Mundial, y la historia se propone, evidentemente, enfrentar una
vez más a Alemania con el viejo problema de 1 8 1 2,- 1848, etc., con la conquista re­
volucionaria de la unidad. Precisamente aquí, toda corriente (no son tenidas aquí
en consideración aquellas que simplemente quieren hacer retroceder Ja historia)
que no considere; como Marx y sus discípulos ortodoxos, Luxemburg y Lenin,
que esta es la tarea de la_revolución proletaria -es decir, aquellas corrientes que
no perciban que una revolución burguesa que quiera llevarse a cabo hoy, tiene que
conducir a una revolución proletaria- debe verse i ntelectualmente forzada a re­
montarse a Lassalle, al derecho natural revolucionario, a Fichte y Hegel. Es muy
verosímil que Lassalle se cÓnvierta paulatinamente en líder teórico del revisionis­
mo de izquierda. Y una confrontación entre Marx y Lassalle -que, como vemos,
es de gran importancia en la actualidad- solo puede ser realmente productiva si
se remonta a las di ferencias últimas. Las observaciones aquí desarrolladas no al­
bergan, obviamente, ni por un momento la pretensión de haber siquiera sugerido
la solución de este problema. Meramente aspiran -sobre la base de este material
valioso y nuevo, que en verdad hace por primera vez posible el tratamiento cien­
tífico de este problema- a indicar los problemas más importantes.

. i
1
· . ,

Moses Hess y los · problemas


de la dialéctica id·e alista1

Se ha intentado revisar varias veces2 el juicio duro y negativo que Marx y


Engels realizaron sobre Meses Hess en el Manifiesto Comunista. Dejando de lado
tentativas como las desplegadas por Koigen y Hammacherl para calificar a Marx y
Engels, al comienzo de la evolución de estos, como "socialistas verdaderos",4 inclu·
so Franz Mehring encuentra demasiado duro el juicio del Manifiesto Comunista.
Por cierto que no en un sentido 'teórico. Solo opina que los "socialistas verdaderos'•,
ante todo Hess, no deberían ser considerados solo a la luz del Manifiesto Comunista

t Publicado por primera vez en Archi11 für die Geschichte des Sozialismus und der
Arbeiterbewegung XII (l 926), pp. 105· t 55 (n. del trad.).
2 Theodor Zlocisti, Mases Hess, Der Vorkiimpfer des Sozialismus und des Zionismus 1812·
1875. Eine Biographie [Moses Hess, el paladín del socialismo y del sionismo, 1 8 1 2· 1 875. Una
biograffa]. 2ª edición revisada. Berlín: Welt Verlag, 1 92 1 .
3 Cf. David Koigen, Zur Vorgeschichte des modernen philosophischen Sozialismus in
Deutschland. Zur Geschichte der Philosophie und Sozialphilosophie des /unghegelianismus [Sobre
los antecedentes del socialismo filosófico moderno en Alemania. Para una historia de la filosoffa
y la filosoffa social del neohegelianismo]. Berner Studien zur Philósophie und ihrer Geschichte,
Berna, 1 90 l ; y Ernst Hammacher, Das philosophisch-iikonomische System des Marxismus. Unter
Beriicksichtigung seiner Fortbildung und des Sozialismus überhaupt, dargestellt und lcritisch beleu­
chtet (El sistema filosófico-económico del marxismo. Expuesto y explicado críticamente desde la
perspectiva de su desarrollo y el del socialismo en general). Lei pzig, 1 909 (n. del trad.).
4 Los socialistas alemanes o "vl!rdaderos", un movimiento que alcanzó cierta difución en
Alemania en la década de 1 840, particularmente entre los intelectuales pequeñoburgueses. Los
representantes del "socialismo verdadero" -Karl Griln, Moses Hess, Hermann Kriege, etc.­
sustentaban los ideales socialistas en una prédica sentimental acerca del amor y la hermandad,
y negaban la necesidad de una revolución democrático-burguesa. Marx y Engels criticaron esta
orientación en obras tales como La ideologfa alemana, Zirkular gegen Kriege (Circular contra
las guerras), Deulscher Sozialismus in Versen und Prosa (Socialismo alemán en versos y prosa)
y en el Mani{iato comunista (n. del trad.) .

209
21 o • Gyorgy Lukács
Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista• 21 1.

De �aner� análoga; p1,1e c d cirse que Ja esencia del
� socialismo alemán. de aque�
determinada a partir de la crítica. que el Manifiesto Comuni
.
lla epoca �a sido Quien pensara consecuentemente hasta el final la teoría de estos tenía que terminar
aplica a dicho socialismo: y no, a la inversa, que IQs elementos de la crítica sta en el campo de ta reacción.La crítica solo fue injusta con el "socialismo verdade�o"
Marx Y Engcls han . sido desarro llados a par.tir de las relaciones reales en q�e se
. de
en la medida en que subestimó incluso la carencia de raíces, la naturaleza esencial­
alemán de su época. s
hallaban los autores del Manifiesto con el socialismo
mente ideológica de ese grupo. No tomó en consideración que la teoría de Hess, a
este respecto, era a tal punto utópica, y que la crítica de Hess a la burguesía era a tal
Por otra parte, Mehring alude a la honesta convicción revolucionaria de esos punto una adopción de los resultados ingleses y franceses en el lenguaje conceptual
hombres (nuevamente, en primera línea, Hess), y señala que precisamente esa orien­ de una dfaléctica puramente idealista, que la teoría podía simplemente disolverse y,
tación ha mostrado muchos menos desertores al catnpo enemigo que cualquier otra. en cuanto teoría, desaparecer sin dejar huellas ante el primer contacto con la realidad

" e entre todos los matices que distinguían a los socialistas burgueses de entonces, revolucionaria. Esta "refutacion biográfica" de la crítica del Manifiesto Comunista a
e mcluso los actuales, los socialistas verdaderos poseen ciertamente, en este punto, la teoría de Hess es, pues, solo la confirmación de su adecuación teórica. Cuando este
la conciencia más pura".6 Pero de este modo no se ha plant(iado, y todavía menos problema vuelve a aparecer . de manera concreta -en el caso de Lassalle-, la crítica
resuelto, el problema de una clasificación e interpretación histórica del "socialismo también queda plenamente confirmada en el plano de la práctica.
verdadero" y, en particular, del de Hess, del que aquí tenemos que ocuparnos. Pues Después de esta constatación, volvemos a la primera cuestión de Mehring. Si
la segunda cuestión formulada por Mehring -Ja honesta fidelidad de los "socialistas pretendemos entender al "socialismo verdadero" como producto de las circunstancias

ver aderos" a los ideales de la democracia revolucionaria de entonces, a pesar de su alemanas anteriores ·a 1848, debemos partir de la premisa de que aquel ha sido un
achtud · totalmente falsa en el plano teórico . frente al papel revolucionario de la bur­ movimiento de intelectuales. La adopción de los resultados .alcanzados por los movi­
guesía-, no queda en absoluto zanjada a través de ese argumento biog áfico. Este ; mientos o�reros inglés y francés es una estrategia que comparte con posteriores mo­
problema -que, en esencia, es el problema de la relación entre la revolución burguesa vimientos de intelectuales revolucionarios. En estos también se encontraba presente,
Y la proletaria- aparece de forma agudizada en Ja toma de posición de Marx y Engels en los círculos de intelectuales progresistas, la conciencia ideológica sobre el proceso
frente a Ja agitación de Lassalle en el rechazo, por parte de aquellos, del "Tory-Char­ de disolución de la vieja sociedad, antes de que ese proceso de disolución hubiera
tismo" lassalleano.7 El problema se escinde en una antítesis concebida de manera encontrado una expresión apropiada bajo la forma de movimientos sociales concretos
adialéctica: por un lado, la conducta táctica de los mencheviques frente a la revolu­ (Narodniki en Rusia; movimientos de intelectuales orientales). El enlace de los intelec­
ción b rguesa Y proletaria en 1905 y 1 9 1 7; por otro, la conducta teórica de los que tuales con los resultados alcanzados por formas de evolución social más avanzadas es

anunciaban la revolución proletaria "pura" (Partido Obrero Comunista economismo un hecho meramente obvio. pero tales resultados siempre son, sin embargo -no solo
:
de izquierda de Ja escuela luxemburguista radical). Solo encuentra su uténtica reso­ en períodos revolucionarios- partes de aquel entorno social en que viven los intelec­
lución teórica en la teoría leniniana de la revolución,ª que aún hoy es frecuentemente tuales, son elementos del avance material e ideal de los intelectuales. Lo particular, en
entendida de manera errónea. Asr 'pues, el hecho de que Hess, en los momentos la situación del "socialismo verdadero", consiste tan solo en que él comienza a trabajar
decisivos de la acción, simplemente abandonara su teoría, no es solo un indicio de su sobre la base de una ideología muy altamente desarrollada -precisamente, para el co­
honesto carácter revolucionario, sino, ante todo, de que entonces no existían aún di­ nocimiento social- en una sociedad que apenas si estabá comenzando a diferenciarse
ferencia nítidas dentro

�:I
movimiento revolucionario alemán. Es un indicio de que, �
primitivamente a nivel social, y que a nivel de las clases se hallaba aún muy rezaga a.
en los anos de la revoluc1on, no había, para la praxis, opción alguna: el que no quería Esta ideología muy desarrollada es, por un lado, la crítica social de los grandes utopis­
l char dentro del ala izquierda de la democracia burguesa -lo cu�l implicaba, por tas ingleses y franceses, nacida en el suelo de la descomunal transformación polític� Y

.
cierto, incesantes conflictos con la burguesía, que se deslizaba cada vez más hacia Ja social de la sociedad que se produjo a través de las revoluciones burguesas, del desplie­
derecha-, forzosamente tenía que hacer causa común eon la reacción. La crítica del gue febrilmente vertiginoso del capitalismo y a través del surgimiento -ocasio ado por

Manifiesto Comunista a la teoría de Hess y camaradas era, pues, total�ente acertada. el capitalismo-del pt·oletariado, como también a través de los primeros alzamientos de
esta clase. Por otra parte, el "socialismo verdadero" se enlaza a la forma ideológica más
5 Nachlaft, 11, p. 348. alta que ha alcanzado jamás la burguesía, a la filosofía clásica alemana, a la dialéctica
Cf. Mehring, Karl Marx. Leipzig, 19 J 9, p. J 20; véase
también Naclrlaft, ll, p. J49.
6 de Hegel, y ha participado vivamente en la disolución del hegelianismo.
.
7 _ Cí., P: �J., la ca r!a de E �g�ls a Marx del J J/2/ 1 865 (n. del trad.).
Por el contrario, en la serie de elementos formativos, está ausente casi por
8 Cf. m1 �1bro Lemn. Slu�1e über den Zusammenhang seiner
Gedánken [Lenin. . Estudio sobre completo Ja otra estructura intelectual más elevada que la burguesía ha edificado,
la coherencia de su pensamiento). Berlín, Viena: Malik, · ·
1 924. .
212 • Gyéirgy Lukács
Mose� Hess y los problemas de la dialéctica Idealista• 213
la economía clásica de Inglaterra. Esto no
debe explicarse meramente a partir del
embargo, precisamente en sus limitaciones, Lassalle muestra una gran semejanza
atraso económico de Alemania. Para no hablar
de Marx y Engels, incluso la crítica
con Hess). Esta duplicidad se intensifica, en el pensamiento de Hess, a raíz de que
a la sociedad burguesa, el "socialismo" de
Rodbertus, se vincula con Jos problemas
las tentativas de este para superar a Hegel de manera hegelia�a, lo hacen retroceder
de la economía clásica, y especialmente a
Ja crítica de es.ta realizada por Sismondi.
detrás de HegeJ. Su modo de disolver el método hegeliano se convierte en disolución
Y precisament� Hess -de quien nos ocupa
remos ahora-, después de que, a través
en el sentido literal. Los elementos que estaban presentes en el propio Hegel, supera­
del contacto personal con Marx y Engels
, llegó a convencerse, a nivel teórico, de
dos dialécticamente por este filósofo, reaparecen en Hess desnudos y sin superación.
la corrección del método, la teoría y el modo
de agitación propuestos por los fun­ Así, por ejemplo, tal como Marx discute con relación a Bruno Bauer y D. F. StrauB,
dadores del marxismo, se empeñó hones
tamente en incorporar a su sistema y en que en el primero se expresa, de manera independiente, la faceta fichteana del siste­
apropiarse intelectualmente este ámbito recién
conquistado. Pero precisamente sus ma de Hegel; en el otro, la faceta spinozista.10
trabajos económicos9 muestran de la maner
a más clara cuán lejos estaba, más allá El viraje que Hess imprime en la filosofía de Hegel también revela una
de su buena voluntad, de poder comprender
simplemente -no hablemos de aplicar o orientación más bien fichteana, aun cuando Hess se ha declarado siempre spinozis­
desarrollar en forma independiente- el autént
ico significado de aquella "inversión" ta, aun cuando su "fichtean ismo." es radicalmente diverso del de Bruno Bauer. No
del . hegeli anism o que realizaron Marx y
Engels. consiste en volver a subjetivizar la objetividad hegeliana, tal como busca hacerlo la
El límite que obstaculizaba a Hess era, precis
amente, la propia filosofía he· Philosophie des Selbstbewufttseins [Filosofía de la autoconciencia] de Bruno Bauer,
geliana. Esta 'constatación parece, a primera
vista, trivial, e incluso tautológica. Pero sino una tentativa para superar el carácter contemplativo de la filosofía hegeliana,
cobra mayor importancia en cuanto compr
endemos de manera histórica y metodo· para volver práctica a Ja dialéctica. Esa tendencia a Jo práctico tenía que remontarse
lógicamente correcta -tal como es necesario
hacerlo- la.importancia de la dialéctica necesariamente a Fichte. Y, por cierto, no por razones epistemológicas, ne porque
hegeliana para el desarrollo del marxismo,
y no nos detenemos en aquellas bana­ -por ejemplo- en Fichte el pensamiento mismo se conv�erta en "acción" [Tathand­
lidades con que, en general, suele ser despa
chada esta cuestión. No es que, de esa lung], ya que esto es -aunque no en Jo terminológico-la eseneia de toda dialéctica.
manera, vaya a intentarse una "reivindicaci
ón" de Hess. Al contrario. Precisamente
Si esta, en lugar de atenerse al producto petrificado, quiere remontarse al proceso
este planteo demostrará que la dura crítica
del Manifiesto Comunista tiene razón
de producción y avanzar hacia el proceso de disolución de dicho producto, sus actos
en todas las cuestiones esenciales; que Hess
no es importante desde ningú n punto
de pensamiento -incluso si se los considera 'de modo puramente fenomenológico­
de vista para la teoría actual del movimiento
. obrero revolucionario; qu�. incluso, su
deben poseer en sí un carácter activo. Desde esta perspectiva, la diferencia entre
· papel puramente histórico en Ja historia
evolutiva del materialismo histórico ha sido
Fichte y Hegel es casi exclusivamente terminológica. Inclusive, si se considera la
frecuentemente exagerada por sus admir
adores -entre los cuales se cuenta también
esencia de la cuestión, la lógica hegeliana, a pesar de su terminología contemplativa,
su más reciente biógrafo, Zlocisti-. Pero
si aprovechamos la oportunidad que brinda
parece más "práctica" que la de Fichte. Aquí no es posible explicar que detrás de esa
la publica�ión, destinada a una amplia difusi
ón, de los escritos más importantes de
diferencia terminológica existe una diferencia sustancial: la interrelación entre lógi­
Hess, para analizar estos, lo hacemos con
vistas a esclarecer sucintamente, a partir
ea y �tica en Fichte. Aun cuando, en Hess, era esta faceta de la filosofía fichteana la
de este contraejemplo, el auténtico desarr
ollo de la dialéctica desde Hegel a Marx
. que, conscientemente, ocupaba más bien el primer plano, el problema de la filosofía
El propio Hess aparece, bajo esta luz, como
un precursor de Marx enteramente de la historia es objetivamente más importante para la disolución del hegelianismo
malogrado; un precursor cuyo destino no
solo es trágico en la medida en que, en y para la aproximación a Fichte que aquí habremos de analizar.
lo personal, ha sido un revolucionario totalm
ente honesto, sino también porque, de Zlocisti alude al pensador que por primera vez ha planteado esta cuestión en
entre todos los dialécticos idealistas, fue el
que más se aprox imó, por momentos, a Ja
forma aguda y precisa: August van Cieszkowski.11 En todos los puntos esenciales, este
versión marxiana de la dialéctica (desde varias
perspectivas -por ejemplo, en la in­
corporación de Feuerbach al método dialéc
tico-, ha estado más cerca que Lassalle,
que era incomparablemente más dotado tanto
en lo teórico como en lo político. Sin
1 0 Nachlafl, JI, p. 247.
1 1 Prolegomena zur Hisloriosopliie. Berlín: Veit & Co., 1 838. Cf. los comentarios de Hess
.

sobre este tema la obra anónima de Hess Die europüische Triare/ria [La triarquía europea] .
Leipzig: Otto Wigand, t 84 t . Las tentativas aproximadamente contc:mporáneas del círculo de
9 Princifal �e?te, el ensa�o " Über das Geldwesen" {Sobre Ja naturaleza del dinero]. En:
..

Putt'!'".nn s hemrsche /ahrbucher zur gesellscliaftlichen Refonn J ( 1 845); en la edición de


los Hallische /ahrbücher para historizar a Hegel no se relacionan inmediatamente con nuestro
Zloc1st1, v. las pp. l 58ss.
tema. Detalles más precisos sobre este punto aparecen en el artículo de Gustav Maycr "Die
Aníii nge des politischen Radikalismus im vormiirzlichcn PreuBcn" [Los comienzos del radica·
T
Moses Hess y los problemas de la dialéctica idealista • 215
214 • Gyorgy Lukács
erworbenen Rechte �. en más de �n sentido, la realización de este empeño). Aquí, el
ha seguido siendo un hegeliano. Solo quiere completar, y no disolver la filosofía he­
futuro es revelado metodológicamente cómo objeto concreto, intencional de la filoso­
geliana. Lo que echa de menos en esta, en la filosoffa de la historia de Hegel, es que
ffa de la historia, con lo que ainbos -Hess más fuertemente que Cieszkowski- mues-.
no planteó la cuestión del conocimiento con relación al futuro.'2 Ahora bien, no hay
tran una cierta afinidad metodológica con la filosofía de la �i�toria de Fourier, al que,
que olvidar que la cuestión que aquí se plantea Cieszkowski, ya había sido respondida
por lo demás, Cieszskowski se refiere alguna� veces. No obstante,. el planteo, tal como
por Fichte. Sus Grundzüge des gegehwiirtigen Zeitalters [Característica's de la época
habrá de mostrarse en lo que sigue, permanece en terreno fichteano. Pues .un planteo
actual] dividen la historia en cinco épocas, la tercera de las cuales es el presente -con­
ba5ado en el derecho natural. aunque presente modificac�ones y se encuentre histo­
cebido como la era 1'de la pecaminosidad perfecta"-; las últimas dos épocas, cuya
rizado, no puede librarse de la antítesis -insuperabl� en este terreno- entre los prin­
estructura se describe en forma detallada, pertenecen al futuro.11 Por cierto que esta
cipios suprahistóricos y la hist�ria. El empeño en superar e�ta ��títesis .ª través de la
proximidad no implica ninguna iníluencia directa; tanto menos cuanto que
dialéctica conceptual tiene que ser �e�esariamente van9. De mo40 que 1� proximidad
Cicszkowski y -tras las huellás de este- Hess perciben aquí una cuestión, un proble­
metodológica a Fichte es, a pesar de todo, muy grande. Pues la cognosci�ilidad del
ma, mientras que Fichte, cargado aún dé un ingenuo dogmatismó, de inmediato
futuro aun cuando solo se trata de la posibilidad de conocer su esencia 'f no de la
aportó una respuesta. Ya ese planteo -más crítico, más dialéctico, menos formal­
muestra que Cieszkoswki y Hess, más"allá de la afinidad, pretenden rebasar a Fichte;
� �
''infini a multitud de ontingenci�s existe�tes",14 únicamente es �asible graci�� a.que
las categoríás 1Ógico-metaf'1Sicas rúridamentales del sistema .están difU:�didas por el
muestra que el espíritu metodológico de esa aproximación no es de ningún modo un
pasado, el presente y el futÚro, es decir, gracias a que el con�imiento �uténtico de
retorno al punto de vista d�.Fichte. El futuro como objeto del pensamiento dialéctico,
todo el sistema (la consumación intrínseca de la lógica). tiene que abarca.r el conoci­
el intento de entenderlo concretamente por medio de la dialéctica, de convertir. al fu­
miento del futuro. Pero esto supone la necesidad 16gic� de intensificar aún .más que
g
turo en parámetro para juz ar el pasado· y el presente: todo esto va más allá de la fi­
Hegel el carácter puramente apriorístico. puramente especulativo �· por ende, pura­
losofía de la historia de Fichte. Pues en este, el futuro no es aún mucho más que una
mente contemplativo del conocimiento. Cieszkowski le achaca a Hegel un "modo de
expresión más concreta del progreso indefinido kantiano, del carácter aún-no-consu­
proceder apriorístico", del que intenta distinguirse avanzando haciá u �a "deducción
mado [Noch-Nicht-Verwirklichtseir¡] que poseen !as demandas de la razón absoluta
apriorística". Aun cuando, con ello, pretende, paralelamente, '1hacer que todo el sis­
(suprahistórica); mientras que Cieszkowski y Hess aspiran a entender dialécticamen­
tema de categorías ·se desarrolle dialécticamente en la historia"; aun cuando también
te el proceso histórico como algo concretamente individual; de modo que, para am­
promueve una "búsqueda sisteJ!iática de lo lógico en la historia universal", en tanto
bos, el futuro se convierte en una época tan concreta como lo han sido las épocas
"en Hegel" solo puede reconocerse "un descubrimiento especulativo de lo 16gico";15
pasadas. De ahí que la cognoscibilidad del futuro haya tenido que converti.rse, para
aun cuando aproxima a tal punto el futu_ro al presente que, para él, "todo lo f�turo,
ellos, en un problema metodológico de la dialéctica; mientras que la periodización
por racional y consecuente que sea, no ejerce ningún efecto sobre lo existente, sino
histórica podía derivarse de manera aproblemática, para Fichte, de la forma en que
que tiene que ser algo existente antes de volverse él mismo algo existente"16; a pesar de
este concebía -éticamente_: lo absoluto. De ahí que incluso algunas profundas coin­
todo esto, la dialéctica resulta aún más ideologizada que en Hegel. Pues el estanca­
cidencias individuales -ante todo, la interpretación de la historia de acuerdo con el
miento de.Hegel en el presente, en cuanto expresión de que el Espfritu se ha alcanza­
derecho natural- posean un significado diverso: en Fichte, esto implica llevar filosó­
do a sí mismo [Sich-Selbst-Erreichthaben des Geistes], es, sin duda, reaccionario,
ficamente hasta el final el derecho natural revolucionario del siglo XVIII; en
tanto desde la p�rspectiva del contenido como en sus motivos y consecuencias siste­
Cieszkowski y Hess, en cambio, supone la tentativa para fundar un derecho natural
máticos. Pero, desde l;1il punto de �sta metodológico, en ello se manifiesta su gran­
nuevo, concreto, derivado históricamente. (El núcleo metodológico del System der
dioso realismo, su rechazo de toda utopía, su tentativa para concebir a la filosofía
como expresión intelectual de la historia misma, y no como una filosofía acerca de la
historia. Lá tendencia de Heg�I. tan a menudo atacada -y, en parte, con razón-, la
lismo político en Ja Prusia previa a la rcvoluci6n de marzo de 1 848] (Zeitschrift für Politik VI
[ 1 9 1 3], pp. 1 0- 1 1 ) . "reConciliación" con la realidad, nace metodológicamente de ese impulso a desarro-
1 2 Cí. Cicszkowski, op. cit., pp. 8-9. E n l a Europüische Triarchie, Ja cuestión aparece plan­
teada, por cierto, yn en términos de la disolución de la filosofía hegeliana, e incluso de la filo·
sofía en general. "La filosofía alemana", así comienza el prólogo, "ha cumplido su funci6n; nos
ha conducido a la verdad en su totalidad. Ahora debemos tender puentes que vuelvan a llevar­ Cf. Cicszkowski;op. cit. • .p . 1 0.
nos del cielo a la tierra. Lu que permanece separado, se torna falso. La verdad que no se hace
14
15 lbfd., pp. 50-5 t .
realidad, se envilece, tal corno ocurre con la realidad que no se halla pcrmeada por la verdad". 16 lbíd.;·p. 36.
, 13 Werke, edición Mcdit:us (Meiner), IV. pp. 4 1 1 ·4 l 2.
21 6 • Gyorgy Lukács Mases Hess y los problemas de la dialéctica Idealista • 217

llar las categorías a partir del proceso histórico mismo. Solo a raíz de su abolutización por Hegel. Cieszkowski afirma que Hegel tiene, con el problema de la historia -en su
reaccionaria del presente deja esta tendencia de ser un principio que impulsa la reali­ terminología: con la cognoscibilidad del futuro- "la misma posición que el punto de
dad misma hacia delante, deja de ser un principio dinámico, para convertirse en uno vista crítico de Kant respecto de la imposibilidad de alcanzar lo absoluto en general,
estático, orientado a fijar como absoluto el estadio actualmente alcanzado. El proble­ con la única diferencia de que lo absoluto era, en Kant, el resultado necesario de su
ma de la cognoscibilidad del futuro tiene, en la Europaische Triarchie de Cieszkowski punto de vista y su sistema, mientras que en Hegel ha sido introducido externamente
y Hess, la función de superar esa absolutización. Pero, en la medida en que esa supe­ y, por lo tanto, perturba el resto del sistema".19 Esta observación parcialmente acer­
tada muestra cuán poco podía tratarse, aquí, de una auténtica superacion de las Ji.
racion es buscada puramente a través de una dialéctica intelectual, la dialéctica hege­
liana, mucho más que en el propio Hegel, es desligada del proceso histórico concreto
.1 mitaciones de la perspectiva hegeliana. Pues, por un lado, la detención en el presente
Y convertida en una dialéctica puramente intelectual, puramente idealista, sin que sea se relaciona, como ya se ha señalado, con los motivos intelectuales más profundos
posible eliminar del método los componentes reaccionarios de la "reconcilia­ de Hegel, precisamente con su pensamiento -en el sentido correcto- histórico-dia·
ción".17.Esto no es ninguna casualidad. Pues siempre que las formas objetivas de la léctico. Cuando, por ejemplo, en el prefacio de la Filosofía del Derecho, expone:
realidad histórica son descubiertas por vías intelectualmente apriorísticas, la realidad
La tarea de la filosofía es concebir lo que es, pues lo que es, es Ja razón. En lo
tiene que ser pensada como irracional en su esencia última, como algo que solo puede
que respecta al individuo, cada uno es, de todos modos, un hijo de su época; así
ser comprendido "metodológicamente" por esas categorías (el Schelling tardío); o la también la filosofía es su época comprendida en pensamientos. Es tan necio ima­
razón y la realidad, la categoría y la historia, la forma a priori y el matérial empírico, ginar que cualquier filosofía puede ir más allá de su mundo actual, como que un
tienen que ser vinculados entre sí de algún modo, tienen que "reconciliarse" mutua­ individuo salga por encima de su época, que salte por encima de Rodas.20
mente. Pero, en la medida en que se trata de aplicar a esa realidad una determinación
intelectual que no ha sido desarrollada a partir de la propia realidad histórica, en el Esto se encuentra incomparablemente más cerca de una concepción ma·
proceso de vinculación, de "reconciliación", por un lado, esa reaJidad tiene que ser terialista histórica que una construcción histórica a la manera de Fichte-Cieszkos·
violentada a través de construcciones, por otro, surge la necesidad de adaptar las ki-Lassalle, en que la historia se compone de épocas sucesivas cuyo orden se deduce
determinaciones intelectuales a las formas de ser superficiales, meramente empíricas, del orden lógico de un sistema consumado. Por otro lado, la alusión al problema
de la realidad histórica y -a raíz de esa adaptación- de elevar tales determinaciones de la cosa en sí kantiana es acertada, incluso más acertada de lo que el propio
al nivel de categorías, de absolutizarlas. Por ende, todo utopismo abstracto, precisa­ Cieszkowski sabe, pero precisamente en ese acierto se muestra dónde la tentativa
mente en la medida en que es abstractamente utópico, tiene que hacerle más conce­ de ir más allá de Hegel retrocede detrás de Hegel. Pues el problema de la cosa en
siones a la superficial empiria que un realismo verdaderamente dialéctico: tiene que sí también en Kant se relaciona estrechamente con el problema de la historia, con
absolutizar formas transitorias del presente, tiene que fijar la evolución en tales mo­ el problema del devenir. 21 No es casual que la dialéctica trascendental de la Crítica
mentos del presente, tiene que volverse reaccionario.18 de la razón pura conduzca al atrio de la dialéctica: a las antinomias insolubles. Con
El problema de la "reconciliación" revela, de hecho, la posición proble­ ello muestra que la comprensión contemplativa de la realidad (en la cual, para el
mática de la filosofía hegeliana: la no coincidencia -contradictoria, en relación con comportamiento contemplativo, todo devenir se disuelve en ser)22 a lo sumo puede
el programa- de idea y realidad y, consecuentemente, la no superada dualidad de conducir a la constatación de los contradictorios fundamentos de la existencia, pero
teoría y praxis, la contraposición "irreconciliada" de libertad y necesidad; expresado

desde la perspectiva de la istoria del problema: el kantianismo no del todo superado
1 9 Cf. Cieszkowski, op. cit., p. 9 .
20 [Hegel, G.W.F., Grundlinien der Philosophie des Rechts. En: Hauptwcrke in seclis Bünden.
Darmstadt: WBG, 1 999, V. p. 1 6.]
21 Sobre esta cuestión, cf. mi libro Historia y conciencia de clase, especialmente el artículo
1 7 Por ejemplo: Europiiische Triarchie, p. 9, pp. 3 7-38. Es sabido que también Lassalle ("Die

"la cosificación y la conciencia del proletariado". Con relación al materialismo del siglo XVIII
Wissenschaft und die Arbeiter" [La ciencia y los trabajadores]. En: Werke, 11, p. 258) emplea
la categoría de reconciliación. La necesidad metodológica de su empico emana de la misma
fuente que en Hess. . que, en esta cuestión, está muy cerca de Kant, cf. Plejanov, Aportes a la historia del materialis­
18 Esta estructura puede estudiarse también en Fouricr o Proudhon. En el caso de mo (p. ej., p. 9), donde el devenir, el origen, aparece como lo incognoscible.
Cieszkowski (ibíd., p. 1 22), es característico que su futuro, su período de actividad, sea al 22 Muy claramente también en Feuerbach, que lucha contra la "tendencia monárquica de la
mismo tiempo el pcáodo·"dc la conformación adecuada de la vida estatal" (Werke, U, p. 241 ). época" presente en Hegel, y a favor del "liberalismo del espacio". Cf. Ludwig Feuerbach, Zur
TilPlblén en este punto resulta llamativa la analogía con-Lassalle: •Ante todo, la idea desarrolla· Kritik der Hegelschen Philosophie [Para una crítica de la filosofía de HegelJ. En: Werke. Edición
da dc·Estado es la ·tdca del estamento de los trabajadores". de Jodl, 11, pp. 1 60- 1 6 1 .
Moses Hess y los problemas de la dialéctica ld.ealista • 21 9
21 8 • Gyorgy Lukács
sible para conocer lo .auténticamente cognoscible en el futuro, las tendencias del
no a su resolución. Y si la Crítica de la razón práctica traslada a la praxis la resolu­
presente que conducen concreta y realmente al futu�o.
ción de estas mismas antinomias, la solución del problema de la cosa en sf, enton­
Pero la misma tendencia, el reali�mo de Hegel, su rechazo de toda utopía
ces no puede -en última instancia-, a raíz de ello, avanzar hacia una formulación
y de todo deber ser meramente formal, encierra la limitación que no solo le ha
auténtica de Ja cuestión, ya que la praxis de Ja acción individual (la única que Kant
impedido avanzar, sino que incluso lo ha llevado a asumir una posición cada vez
recnoce) solo puede ser una praxis aparente; una praxis que no puede conmover los
más reac;cionaria. A través de ello, su "presente" perdió cada vez más la tendencia
fundamentos de la realidad y para Ja cual, por ende, las formas de objetividad de la
que apuntaba -inmanentemente- al futuro, y ¿e anquilosó cada vez �ás hasta con­
realidad (concebida contemplativamente) quedan intáctas; una praxis cuya nueva
vertirse en un resultado fijo. Cesó de ser. dialéctico. El problema fun�am"ental de la
actitud frente a la realidad solo puede ser algo formal y subjetivo, que deja intacta
época.en cua�to a la filosofía del derecho, el intento de resoiver en términos cons­
la realidad: el deber ser [So/len]. Ahora Hegel percibe muy agudamente el carácter
titucionales (en términos formales: de �anera in111anentemente jurídica; según el
vacío, trascendente, abstracto de ese deber ser. Pero como tampoco está en condi­
contenido social: en el m��co de la sociedad burguesa)24 los cambios constituciona­
ciones de señalar concretamente el sujeto real de la praxis transformadora, no puede
les reconocidos como necesarios .a partir de la realidad de la revolución, tenía que
ir más allá del mero rechazo del deber ser, con lo cual queda sin superar la proble­
c:onducir cada vez más fuertemente en esa· dirección, si se descartaba el revolucio­
mática de este concepto en Kant. Hegel también se representa una transformación .
nario, "eterno" derecho raciona�. _Mientras la filosofía del derecho de Fichte busca
del ser dado, del presente, únicamente bajo la forma del deber ser. Así es que se lee, a .
garantías para imponer ese der�cho racional a contrapelo de ia realidad empíricá
continuación de las frases antes citadas: "Si su teoría en realidad va más allá de esto
y de los dirigentes de hecho, Hegel busca en la evolución misma del presente las
si se construye un mundo como debe ser, ese mundo existe, por cierto, pero solo e � tendenci�s de la evolución ul�erior. Pero cuanto más realistamente comprende ese
su pensamiento -un elemento impresionable, susceptible de albergar cualquier fan­
pres�nte, cuanto más fuertemente se aproxima a� Estado estan1e�tal. prusiano, tan­
tasía-". Representa, por cierto, un enorme paso más allá de Kant el hecho de que el
to menos está en condiciones de percibir concretamente las tendencias. evolutivas,
presente sea concebido concretamente como presente, es decir, como producto de
tanto más se ve forzado a aceptar absolutamente ese Estado y, con ello, a detener el
un proceso histórico y ya no como un ser esencialmente inmodificable.
proceso histórico -en el plano de la filosofía de la historia- én el presente.
Esta tendencia� desarrollada muy precozmente én Hegel, a "compren­
Así es que el resultado de Ja fil�sofía h�geliana cancela el cará�ter procesual
der lo que es", en contraposición con la utopía revolucionaria de Fichte, mues­
tra ya en sus orígenes una orientación que apunta enérgicamente al futuro: el
� el proceso. .Una vez que, histórica y lógicamente, toda petriflcación .abstracta, toda
coseidad, ha sido convertida en un devenir concreto, en un proceso, el producto de
empeño en concebir el presente, al mismo tiempo, como algo devenido y en
este, el pr:esente, se petrifica como mero producto, como cosa. De la di�léctica vuelve
devenir, tal como se expresa, por ejemplo, en un epigrama que compuso· Hegel
a surgir una metafísica; qn viraje que penetra muy hondamente en la estructura de
en su primer período en Jena:
la lógica hegeliana y que allí -también, de manera puramente lógica- disuelve la
Empéñate, intenta más que hoy y ayer, y de ese modo no serás mejor que la época'
dialéctica en una apariencia, en una suerte de estética, en la medida en que Hegel
pero sí lo mejor de la época.21 rebaja al nivel de movimiento aparente la coronación de su dialéctica -la dialéctica
del concepto, en contraposición con eÍ movimiento real en la dialéctica del ser y el
Aquí está presente el germen de una dialéctica histórica auténtica (de devenir-; mientras tanto, cree elevar esa dialéctica al nivel de un movimiento puro
la dialéctica histórica comprendida en pensamientos). Pues precisamente en el en sí mismo: "El movimiento del concepto -dice- debe ser considerado, por �sí
presente puede ser descubierto muy concretamente el carácter procesual de toda decirlo, solo como un juego".25 La "reconciliación" en que esa estructura del sistema
objetividad [Gegenstiindlichkeit], ya que el presente muestra de la manera más hegeliano se expresa concreta e históricamente, manifiesta, pues, una esencia dú·
clara la unidad de resultado y punto de partida del proceso. De modo que el re· plice. Considerada retrospectivamente, es la disolución de las antinomias de Kant;
chazo de todo deber ser, de un pensamiento que apunta utópicamente al · futuro, vuelta hacia el futuro es, en cambio, la reproducción de dichas antinomias a un nivel
la concentración de la filosofía en el conocimiento del presente -dialécticamente
comprendido- aparece precisamente como el único camino epistemológico po-
24 Piénsese en Condorcet, Sieyes, ere. Esra serie evolutiva de Ja filosofia del derecho de Ja
burguesía revolucionaria culmina en el Syslem der erworbenen Rechle de Lassalle.
23 (Dokumente zu lfegels Ent111ic:klu11g. Ed. de J. Hoffmeister (Texre und Forschungen zur
dcutschen Philosophie, 2). Stuttgart, t 936, p. 388).
25 Enzyklopiidie [Enciclopedia], § 1 6 1 , suplemento.
220 • Gyürgy Lukács

más alto. La mundanidad de la filosofía solo podría ser conservada si las tendencias
reales, dialécticas, la orientación del proceso dialéctico real, puede ser mostradas
1 Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista • 221

A part�r de esta posición básica, también tiene que fracasar la tentativa para
realizar una historización de las categorías dialécticas que vaya más allá de la efec­
tuada por Hegel. Se convierte en una arbitraria atribución de tipos de categorías a
co�o algo activo, real, como proceso, también en el presente; si este apunta real y
dialécticamente, yendo más allá de sí, al futuro. Y esto no pudo mostrarlo Hegel. La determinadas épocas históricas; aquí, no podrían resultar visibles ni la necesidad de
"reconciliación" es, de ese modo, en los motivos de su presentación, una expresión la vinculación con tales épocas, ni el modo en que las épocas históricas se desarro­
-por cierto, resignada- de la autocrfüca, del realismo de Hegel frente a la historia; en llan las· unas a partir de las otras. Por cierto que también aquí se revela una honesta
sus consecuencias metodológicas, sistemáticas y objetivas, es, en cambio, Ja fijación voluntad de ir más allá de Hegel. Los neohegelianos radicales perciben muy clara­
del presente como absoluto, una anulación de la dialéctica, un principio reaccionario. mente que, si se extiende a través de la historia la validez de una lógica -en esencia,
Es, pues, muy comprensible que los neohegelianos filosóficamente radicales suprahistórica-, las modificaciones dentro de la historia se tornan ilusorias. Pero
se hayan vinculado con este problema. Pero ellos intentan superar los límites ideoló­ no están en condiciones de extraer radicalmente las conclusiones de esta concep­
gicos del sistema de Hegel -que solo son ·una consecuencia ciertamente necesaria de ción, ni de aplicar concretamente a la lógica misma la exigencia que impone Hegel
la posición hegeliana frente al proceso histórico real- en la lógica misma y a través de a la filosofia en general: que conciba "su época en pensamientos". Cieszkoski dice,
la lógica (nada cambia decisivamente en la situación el hecho de que esa lógica sea, en términos genuinamente hegelianos: "Así como todo, en el mundo, se encuentra
presumiblemente, una lógica histórica). Como consecuencia de ello, el futuro -cuyo sometido a la historia, así también esta se encuentra, a su vez, sometida a Dios" ·28
conocimiento solo es posible en cuanto objeto de una praxis transformadora, y que, mientras que el mismo problema recibe, en Hess, un acento spinozista29 que, sin
para nosotros, solo se vuelve algo concreto y real a través d� la praxis- se convierte embargo, nada cambia en cuanto al aspecto melodo/6gico de la cuestión.
para ellos en mero objeto de contemplación. Pasado, presente y futuro aparecen, no Sería ir muy lejos analizar detalladamente las construcciones históricas
obstante, en un mismo nivel de comprensibilidad; dicho nivel, sin embargo. es todavía concretas de Cieszkowski y Hess. Pues si el primero aplica, como categorías especia­
el del conocimiento "puro", del despliegue lógico-sistemático de la tríada dialéctica. les, la de mecanismo -extraída de la l6gica de Hegel-a la Antigüedad, Ja de química
Con un "conocimiento" tal del futuro se desbarata la vinculación dialéctica entre pa­ a la Edad Media, la de organismo a la Modernidad; o si Hess determina los tres
sado y futuro alcanzada por Hegel. Muy claramente se muestra ese retomo a Fichte y. períodos de la historia universal desde el diluvio hasta las migraciones, desde estas a
más allá de este, a Kant, en la teoría de la libertad que Hess formula en la Europiiische la Revolución Francesa, y hace comenzar en esta Ja Modernidad, como intentos de
Triarcltie, que es tan significativa para este problema por el hecho de que la libertad superar a Hegel, como tentativas para historizar verdaderamente la dialéctica, en am­
tiene que manifestarse precisamente a través de la relación positiva con el futuro. bos casos se termina en lo mismo. En uno y otro caso, se trata -como en la filosofía
Como Hegel, según Hess, "solo hace entrar al pasado como tal en el reino de la espe­ de la historia de Fichte- de rasgos de épocas históricas construidos apriorísticamen­
culación, la necesidad [es] predominante". "Lo que ocurrió antes de nosotros -dice te, de rasgos lógicos; se trata de diferenciaciones dentro del concepto, que luego son

Hess-, aun cuando ocurrió para sí con libertad, lo hizo, sin embargo, para nosotros, aplicadas -con suma violencia- a la realidad histórica; en esto, desde luego. se ponen
con necesidad, ya que no ocurrió por nosotros. Solo lo que es producido por nosotros, crasamente de manifiesto todas las contradicciones de la fundamentación. 10 Mien­
ocurre-aunque en sí con necesidad-para nosotros con libertad, ya que nuestra esen­ tras, pues, la inconsecuencia en la relación entre la sucesión histórica y la lógica de las
cia más íntima, la conciencia, es en él lo determinante".26 Resultará inmediatamente categorías había sido en Hegel, al menos parcialmente, una rectiílcación instintiva de
claro para todo conocedor de la teoría kantiana de la libertad que, aquí, la antítesis la caída en el apriorismo formal y sus construcciones vacías, los neohegelianos radi­
contradictoria de libertad y necesidad, el carácter meramente subjetivo de la libertad, cales piensan hasta el final este aspecto idealista y formalista de Hegel y. de ese modo,
el traslado de libertad y necesidad a dos esferas desprovistas de contacto entre sí,27 debilitan la relación entre Ja dialéctica histórico-real y la intelectual; relación que ya en
están formulados solo con palabras de Hegel, pero enteramente de acuerdo con el Hegel estaba presente, pero sin ser pensada consecuentemente hasta el final.1 1
espíritu de Kant; resultará claro que Hess, aquí, retrocede muy por detrás del nivel ya
alcanzado por Hegel en cuanto a la unión dialéctica de libertad y necesidad.
28 Op. cit., p. 69.
29 Cf., p. ej., Europiüsche 11iarchie, pp. 148· l 49, donde Spinoza aparece como superador de Hegel.
30 Este hegelianismo influido por Fichte incide -via Grün- sobre Proudhon. Marx descubre agu·
26 Europiiische Triarchie, p. 1 4. clamente sus contradicciones (Elend der Philosophie, pp. 96ss. [Miseria de la filosojia, pp. 9 1 -92)).
27 Krilik der praklischen Vemunft [Crítica de la razón práctica] (Philosophische Bibliothek, 3 1 Cuando, más tarde, Lassallc, en su polémica con Roscnkranz, trata al mecanismo, al
3 8). Lcipzig, 1 9 1 5, pp. 1 2 1 - 1 23 . quimismo y al organismo, en contraposición con Cicszkowski, como categorías lógicas univcr-
222 • Gyürgy Lukács
Mases Hess y los problemas de la dialéctica Idealista• 223

tica, dice que para él comienZ3n "la revolución y el criticismo", 13 sin darse cuenta
Pero cuanto más constructiva se torna la filosofía de la historia, cuanto
más laxa se torna su relación con la realidad histórica, tanto más contemplativo
� t
tiene que volve se su arácter metodológico básico, tanto menos puede ser real­
de que, de esa manera, simplemente vuelve a reproducir el viejo dualismo. Por el
contrario, incluso se empeña en salvar la pureza, el rigor científico, la objetividad de
mente la "acción" -que Hess coloca de ahora en más en el centro de su pensa­
esa filosofía que, sin embargo, debía convertirse supuestamente en "acción". En su
miento- una praxis t�ansformadora, capaz de cambiar la realidad, tanto más tiene
crítica -por lo demás, meritoria- a Lorenz von Stein, polemiza con este por repetir
que recae.r la fllosofí� en el dualismo metodológico d�. Kant, en la dualidad de
"hasta el hartazgo la interrelación entre el comunismo y el proletariado".
"razón pura" y "práctica". Hemos podido localizar esta tendencia de Hess que,
más allá de Fichte, se remonta a Kant, ya en el tratamiento del problema de la Este -continúa- es el único aspecto vital que Stein puede extraer del comunismo.
libertad en la Europaische Triarcliie. La separación abstracta de teoría y praxis se Pero cuando, en cambio, se trata de justificar las demandas del proletariado, toca
evidencia tanto más intensamente cuanto más enérgicamente se empeña Hess en el asunto por encima, mediante unas fórmulas filosóficas vacías, y en la insus­
i
emplear su superac ón filosófica de Hegel p�ra fundamentar filosófic�mente el so­ tancialidad de su razonamiento se ve la incapacidad para llegar a comprender
cialismo. La dualidad de teoría y praxis asume aquí la forma de una dualidad entre el problema. Solo podía alcanzar esta comprensión, por cierto, entendiendo la
interrelación del comunismo con el socialismo y la ciencia -comprensión de que,
.
el movimiento· histórico -que estaría llamado a producir el socialismo de manera
según dijimos, carecía por completo-.34
real- y la teor.ía filosófica de ese .movimiento, que supuestamente debería conceder
claridad y orientación al movimiento, que debería esclarecer sus .auténticos fines. Esta persistencia en un método · cuya índole problemática no podía des·
Por cierto que esa dualidad existía en el propio movimiento obrero. con:­ conocer enteramente -tal como lo demuestran las incesantes modificaciones de su
temporáneo. No solo e� la Alemania socialmente atrasad�; tampoco en Francia e "sistema" y las repetidas tentativas para apoyarse en Marx-, tiene,- naturalmente,
Inglaterra podían aún encontrarse entre sí, en aquel tiempo, la teoría de la revolu­ un fundamento de clase. Hess· filosofa desde el punto de vista de la ·intelectualidad
ción_ social y la praxis revolucionaria del proletariado. Antes de Marx y Engels, nin­ revolucionaria, que simpatiza con la revolución social futura. Los sufrimientos del
gún teórico del socialismo consiguió pe�cibir en el propio ser social del prol�tariado proletariado son el punto de partida de su filosoffa, el proletariado es el objeto de
aquel proceso cuya dialéctica re�l solo tiene que hacerse consciente;ara convertirse su cuidado y de su lucha, e incluso reconocerá luego que la lucha emancipatoria del
en teoría de la praxis revolucionaria.32 En este punto, el problema central del naci­ proletariado es un componente importante de la futura liberación de la humanidad
miento de la teoría revolucionaria en la década de 1840 se manifiesta ahora muy respecto del yugo del capitalismo. Además -o por encima- de esto, se halla sus­
cr�sa�ente el callejón sin salida teórico en.que Hess fue a parar a través de su modo pendida la teoría, el conocimiento, la filosofía que, imparcial, desinteresadamente,
de superar a Hegel. Pues, en la �edida en que pretendía ir más allá de Hegel en el asume el liderazgo intelectual de la buena causa.35 Esta buena creencia en que se
plano teórico al introducir el futuro en el desarrollo triádico de su lógica, sobre esta está por encima de los antagonismos entre las clases, de todos los intereses egoís­
solo pudo decir un par de generalidades abstractamente utópicas en el mejor de tas de los seres humanos, es el punto de vista típico del intelectual, que no partici-
los casos. El precio que tuvo que pagar por ello fue que su teoría elevara al nivel de
categoría la dualidad de teoría y praxis y la perpetuara, bajo la forma de la dual�dad
de socialismo y proletariado (la consecuencia ideológica del estado poco desarro­ 33 "Die Philosophic der Tat" [La filosofía de la acción]. En: Herwcgh (ed.), Einu11dzwa11zig
llado del mc;wimiento obrero de entonces); fue que la filosofía se viera obligada a Bogen aus der Schweiz [Veintiún pliegos desde Suiza) ( 1 843) . Edición de Zlocisti, p. 4 7.
34 "Sozialismus und Kommunismus·. En: ibíd., p. 72. Tampoco se modifica esta concep·
"reconciliarse" con esa realidad. Cuando, en su primera tentativa para fundamentar
ción después de conocer los artículos de Marx y Engels publicados en los Deutsch-Franzéisisclie
filosóficamente el socialismo, habla de la brusca alteración en l� religión y la polí- fahrbücher. Compárese la manera en que deduce la constitución del socialismo "desde afuera"
-desde la naturaleza del proletariado- y "desde adentro" -a través de la necesidad teórica de
la ciencia- con el ensayo de Marx Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, a la que incluso
se remite expresamente Hess en el artículo " Übcr die sozialistische Bewegung in Deutschland"
sales que pueden aplicarse a cualquier época, supera, por cierto, la construcción abstracta de [Sobre el movimiento socialista en Alemania], publicado en las NeueAnekdoten [Nuevas
anécodtas] de Grün ( 1 845), ibíd., p. 1 06, así como la polémica contra el socialismo como
"Magenfrage• [Cuestión de estómago], ibíd., p. 1 29, y la introducción al "Gesellschaftsspiegel"
Cieszkowski, pero al precio de retrotraer la relación entre lógica e historia al nivel de la Lógica
hegeliana (y no de la Fenomenología, más histórica en lo esenica), o de los ámbitos individuales
del sistema). Cf. Lassalle (en su conferencia "Die Hegelsche und die Rosenkranzsche Logik ... " [Espejo de la sociedad] ( 1 845), citado por Struwe en Die Neue Zeit lEI tiempo nuevo] XY/2
[La logica de Hegel y la de Rosenkranz ... ). En: Werke, VI, pp. 50ss.). ( 1 896- 1 897), p. 269, etc.
32 Marx describe esa separación, sus causas y su resolución en Elend der Philusophie, p. 109 35 También reparece mucho de esto en Lassallc. Por ejemplo, en la conocida conferencia
"Die Wisscnschaft und die Arbeiter", donde Lassalle los designa como "los dos polos opuestos
[Miseria de la filosofía, pp. 1 0 1 - 1 02].
de la sociedad" (Werke, 11, p. 248).
224 • Gyorgy Lukács Moses Hess y Jos problemas de la dfaféctfca fdeafism•, 225

pa -inmediatamente- en el proceso de producción y cuya base existencial -tanto chamente con Ja elaboración de los fundamentos teóricos de toda la ideología bur­
materia] como intelectualmente- parece ser "toda" Ja sociedad, sin distinción de guesa -la economra clásica-, sino que esa ideología aportó, al mismo tiempo, armas
clases (cuanto menos desarrollados están, en una sociedad, Jos antagonismos entre muy importantes para Ja lucha de clases de la burguesía. El hecho de que Ja moral
las clases, tanto más fácilmente surge esta apariencia, y tanto más arduo es que se la del egoísmo, abiertamente declarada en tiem ¡)os de Hess, ya comenzaba a decaer
perciba en cuanto apariencia}. Por ello, cuando se empeña honestamente en conocer en la burguesía, se relaciona, en parte, con que las crecientes contradicciones 'de la
y propaga la verdad, este intelectual pretende no percibir ninguna base social sobre producción capitalista obligaban a Ja burguesía a actuar de manera hipócrita también
cuyo fundamento habría de erigirse su "verdad". Esta ilusión consistente en creerse el el plano moral, Je impedían cada vez más "declarar" clara y osadamente "lo que
más allá de las clases pudo nacer tanto más fácilmente en la Alemania de la década es"; en parte, con que esa teoría moral perdió buena parte de su importancia práctica
de 1840 cuanto que, a raíz de la diferenciación primitiva entre las clases, existía una para la conciencia de clase burguesa gracias al desarroJJo de la economía clásica.
"intelectualidad" estructurada como sector independiente y dotada de intereses in­ Smith y Ricardo concretizaron, en términos económicos, aquello que -por ejemplo­
dependientes mucho menos numerosa de la que había, por ejemplo, en tiempos del Mandcville había podido expresar todavía bajo una forma mucho más ideológica. El
surgimiento y florecimiento del movimiento socialrevolucionario ruso. Por cierto que "egofsmo de la actuación" podía �presarse ya, en la economía de Smith, sin tonos
también allí surgieron la ilusión y Ja ideología de una existencia más allá de las clases. mitológicos, y solo la vida "extraecon6mica" -es decir, lo que les parecía "extraeco·
Pero con la gran diferencia de que la ideología socialrevolucionaria estaba permeada nómico"- se vinculaba con la ética del gran período de crecimiento de la ideología
ya de Ja ideología totalmente hipócrita (la ilusión de un Estado "más aUá de las cla­ burguesa (así, por ejemplo, en la relación de Smith con Shatfesbury).
ses", etc.) de una burguesía que había alcanzado el final de su evolución. En tiempos Para Ja evolución teórica de Hess, fue fatídico que esh· no pudiera ir más
del "socialismo verdadero", los auténticos ideólogos de la burguesía eran todavía -al allá de Ja condena moral del "egoísmo"; al que presenta, sin embargo, como producto
menos, parcialmente- portavoces abiertos y claros de los intereses de clase burgue­ necesario de la -sociedad burguesa; continuamente establece paralelos con los fun­
ses. (Piénsese, por ejemplo,-en los importantes historiadores franceses de esa época). damentos económicos de dicha sociedad, a los que entiende de manera superficial.
Pero si, de esa manera, se atribuye a la teoría una posición por encima de la Consideraba e1 egoísmo, sin duda, como producto necesario de Ja sociedad burguesa,
lucha entre los diferentes grupos, estamentos y clases, de ello se deriva necesariamente pero solo como un producto petrificado: metafisici, y no dialécticamente. De modo
un juicio moralista y moralizador sobre el presente, especialmente sobre las corrientes que solo pudo tomar posición frente a él en forma moralizadora. Y como el socialis­
hostilmente contrapuestas a la revolución social. Pues si el comunismo no es la verdad mo de Hess, su "futuro conocido" según una dialéctica lógica, no nació del suelo real
de clase del proletariado, si no emerge de la posición de clase del proletariado, como de las luchas de clases concretas en el presente, sino que fue sublimada lógicamente a
expresión intelectual de dicha posición, sino como la "verdad objetiva" del proceso partir de las contradicciones aquí producidas -con lo cual las contraposiciones trans­
histórico, entonces los motivos de resistencia contra la "verdad" solo pueden ser in­ formadas en pensamientos puros tenían que petrificarse de manera idealista como
sensatez o inmadurez moral. El primer motivo desempeñó un gran papel entre los esencias autónomas-, e) futuro, fijo y terminado, se contrapuso como solución para
utopistas. Hess y sus camaradas criticaban la sociedad burguesa, el orden de produc­ los "problemas" del presente. Entre presente y futuro falta, pues, toda mediación real,
ción capitalista, subsumiendo los principios económicos de dicho orden bajo la cate­ ya que no se reconocieron en los elementos del presente -en las tendencias que lo han
goría -ética- de "egoísmo", y condenando moralmente ese orden en cuanto egoísta.36 producido y hecho problemático- las reales fuerzas que Jo llevan a ir más allá de sí
Por cierto que el "egoísmo" tuvo, de hecho, un gran papel en el surgimiento mismo. Muy claramente puede verse esta concepción en la crítica a Lorenz Stein .
de la ideología burguesa, y no fue -desde esta perspectiva- totalmente inadecuado
enlazar con este problema la crítica de la clase burguesa .. Pero, para los primeros El grosero error -se lee allí- al �ue se ve arrastrado Stein, ante todo por su errónea
grandes representantes de esa ideología (Hobb�. Mandeville, Bayle, etc.), la lucha concepción del espíritu francés, consiste en que él, en la búsqueda de libertad,
percibe solo la orientación puramente externa, material, hacia el goce. Mientras
por la nueva moral había sido algo realista. El combate contra la moral feudal (y la
él mismo justifica el así llamado materialismo de nuestra época, en la medida en
puritana, durante el surgimiento de la clase burguesa) no solo se relacionaba estre- que ve allí solo el primer trabajo de la personalidad abstracta para darse un con­
tenido concreto, en el comunismo encuentra solo el empeño del proletariado en
procurarse un goce semejante al de los propietarios. Pero, precisamente, una de
las principales virtudes del comunismo es que, en él, desaparece la antítesis entre
goce y trabajo. Solo en el estado de la propiedad diferenciada existe una distinción
36 Cf. " Ü ber die Not in unscrer Gesellschaft und deren Abhilfe" [Sobre la indigencia en

entre goce y tra�ajo. El estado de comunidad es la realización práctica de la ética


nuestr�. sociedad y sobre cómo aplacarla]. En: Püttmunns Bürgerbuch ( 1 845) en Zlocisti, p.
1 38: "Uber das Geldwesen", ed. de Zlocisti, p. 1 64, cte.
Moses Hess y los problemas de la dialéctica _Idealista• 227
226 • Gyorgy Lukács
.
filosófica, ·que reconoce el verdadero y único goce, el así llamado sumo bien, en ·
envió a Marx el 1 9/9/ 1844,41 en la época de su colaboración con Hess -cuando
la actividad libre. Así como, a la inversa, el .estado de propiedad diferenciada es este, precisamente, escribió s� folleto Die letzten Philosophen [Los últimos filóso­
la realización práctica del egoísmo y de la inmoralidad, que, por un lado, niega la fos], dirigido contra Stirner y Bauer-. Dice, sobre Stirner:
actividad libre y la degrada al nivel de trabajo de esc)avos, por otro, en el lugar del
sumo bien del ser humano coloca al goce animal como digno fin de; aquel trabajo Pero también debemos incorporar to que es verdad en ei principio. Y es verdad,
igualmente animal. Stein permanece estancado en medio de esas abstracciones de por cierto, que tenemos que hacer que una causa se convierta en nuestra causa
t�abajo'y goce, mientras el comunismo.hace ya tiémpo'que ha ido más allá de ellas, propia, egoísta, antes de que podamos hacer algo a favor de ella; que, pues, en este
y se ha convertido ya -entiéndase: en la mente de sus primeros representahtes-.en sentido -aun haciendo abstracción de cualquier esperanza material-, también
aquello que ha de ser alguna vez en la realidad: la ética práctica. J7 somos comunistas por egoísmo, y que por egoísmo queremos ser seres humanos
y no soto individuos.
Así es condenado el presente, de manera abstractamente moralizadora.
Dice Hess, en Philosophie der Tat: .,Bien sabemos que hay dóciles y débiles filóso­ Por cierto que tampoco Hess deja de mostrarse crítico hacia Feuerbach
fos que, como les falta la ira de la acción, hurgan, con su linterna de Di6genes, en y, por momentos, su crítica cala hondo en lo esencial. Así, por -ejemplo, cuando
·
la pila de bosta de mentiras que constituyen la religión y la política, para descubrir aplica a Feuerbach la crítica de Marx a las circunstancias alemanas, y escribe:
todavía allí, de ser posible. algunos objetos aprovechables. ,Pero no vale la pena
La Pl1ilosophie der Zukunft [Filosofía del futuro] de Feuerbach no es más que una
extraer los miserables trapos procedentes delos escombros del pasado. .".38 Y, en .

Filosofía del presente, pero de un presente que al alemán se le presenta aún como
conformidad con esa posición frente al presente, .el puente hacia el futuro solo futuro, como ideal. Lo que en Inglaterra, Francia, Norteamérica y otros lugares es
puede ser volver efectiva la nueva moral, trasponerla en acción. Prosigue Hess: realidad actual -el Estado moderno con la sociedad burguesa, que es su contra·
parte y complemento-, se expresa filosófica, teóricamente en los Gru11dsiitze der
Les han dicho a ustedes que no es posible servir a dos señores al mismo tiempo, a Plrilosophie der Zukunft [Principios de la filosofía del futuro].42
Dios y a Mammón. P�ro nosotros les decimos que no hay que servir a ninguno de
ellos si uno piensa y siente como ser humano. Ámense los unos a los otros, únanse
Hess percibe, al mismo tiempo, que la limitación del pensamiento de
en el espíritu, y poseerán en sus corazones aquella bienaventurada concie.ncia que
en vano buscan por enC:ima de ustedes, en Dios. Organícense, únanse en la reali· Feuerbach es que . este ignora la esencia social del hombre; que, por ende, ºel
dad, y poseerán en sus acciones y obras todo el patrimonio que, por el momento, hombre" de la antropología de Feuerbach no puede ser el hombre verdadero y
buscan en vano fuera de ustedes, en el dinero. J9 concreto. Así explica, en su artículo Über die sozialistische Bewegung in Deutsch­
land [Sobre el movimiento socialista en Alemania]:
Aquí. se muestra el decidido influjo de Feuerbach sobre los "socialistas
verdaderos", sobre Hess. Le dio la moral nueva, positiva, que era posible con· lPor qué Feuerbach no extrajo estas importantes conclusiones prácticas de su
traponer a la "moral del egoísmo". Marx y Engels r�cib�eron de. . Feuerbach, a lo principio? La esencia de Dios, dice Fcuerbach, es la esencia trascendente del
hombre, y la verdadera teorfa de la esencia divina es la teorfa de la esencia huma·
sumo, el impulso definitivo para eliminar de su pensamiento los últimos restos de
na: teología es antropología; esto es verdad, pero no es toda la verdad. La eserit:ia
idealismo hegeliano, para transformar la dialéctica en forma plenamente materia­ del hombre, habría que añadir, es la esencia social, la acción conjunta de· los
lista; Hess y sus camaradas, en cambio (y Hess mucho menos intensamente que diversos individuos para un mismo fin, en función de intereses idénticos, y la ver·
Grün o Kriege) se vincularon con aquella faceta de Feuerbach que, en lo esencial, dadera teoría del hombre, el verdadero humanismo, es la teoría de la socialización
siguió siendo idealista,40 y frente a la cual Marx y Engels ya entonces mostraban humana; es decir: antropología es socialismo.41
indiferenciá o rechazo. Caracteriza muy bien esa diferen"cia la carta que Engels le

41 Briefwechsel, I, p. 7. Señalemos incidentalmente que la vinculación necesaria entre Nidea"


e interés egoísta ya fue reconocida por Hegel, aunque bajo una forma mitológizadora, y solo .
" n

fue descartada por sus seguidores . (Cf. el papel de las "pasiones" en su filosofia de la historia,
.
3 7 Edición d e Zlocisti, pp. 70-7 J .
o el tratamiento de lo "útil" en la Fenomenología) . Lo sano en Stirner, que Engels reconoce en
la carta citada -destacando la afinidad de Stirner con Bentham- es la vinculación igualmente
3 8 Ibíd ., p . 43.
39 "
Über die Not in unserer Gesellschaft und deren Abhilfe•, ibíd., p. 1 49. mitologizadora con la teoría -burguesa- de la sociedad burguesa.
�2 Die letzten Philosophen [Los últimos filósofos] ( 1 845), ed de Zlocisti, p. 1 92.
.
40 Idealista en el sentido en que, por ejemplo, Plejanov califica de idealista a la concepción 43 En: Grün (ed.), Neue Anekdoten ( 1 845), ed. de Zlocisti, pp. 1 1 5· l 1 6.
histórica de los materialistas del siglo XVIII.
228 • Gyorgy Lukács Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista • 229

Inmediatamente después, Hess señala que Feuerbach va más allá del terminada fórma de sociedad".45 De ahí que, según Marx, el punto de vista del viejo
hombre individual, pero lo reprueba por encontrar "el acto genérico humano" materialismo -al que, de esa manera, también pertenece Feuerbach- solo puede
esencialmente -aunque no exclusivamente- en el "pensamiento". Las tentativas ser la sociedad burguesa (aforismos 9 y 10). Es esta una crítica que Hess trata de
de Feuerbach para superar ese carácter meramente contemplativo de su filosofía, desarrollar, en su identificación de la Philosophie der Zukunft feuerbachiana con la
el recon,ocimiento de otras áreas en que se manifiesta el "acto genérico", son sociedad burguesa desarrollada de Inglaterra, etc.; pero en todos los momentos de­
condenadas por Hess, acertadamente, como inconsecuencias. Pues "no se ve por cisivos, en los que su crítica a Feuerbach tiene que hacerse concreta, Hess se aparta
qué Feuerbach lo admite, en vista de que las únicas conclusiones filosóficas a las de ella para incorporar en su propia filoso�a las facetas más débiles de Feuerbach.
que llega son las que se derivan de la correcta comprensión del acto de pensar".
El suelo metodológico erróneo al que Hess se deja atraer es el rechazo del concepto
A pesar de esta crítica acertada -que, en algunos pasajes, se aproxima
hegeliano de mediación; es decir, la tentativa para reestablecer en sus derechos el saber
bastante a la de Marx y Engels, y en la cual se inserta una crítica igualmente ati­
inmediato. Por cierto que Feuerbach objeta que su saber inmediato sea confundido con
nada al neo�egelianismo-, Hess sucumbe precisamente ante la faceta más débil e versiones anteriores de dicho saber -por ejemplo, la de Jacobi-.46 Pero incluso si qui­
idealista de Feuerbach: la ética del amor. Más arriba fueron señalados.los funcla­ siéramos concederle toda Ja rJ1ZÓn en este punto, con ello se habría perdido uno de los
mentos sociales que, a ese respecto, han determinado a Hess como un intelectual más importantes logros de Ja filosoffa hegeliana, uno de Jos puntos en que esta contiene
que solo establece una "alianza" con el proletariado revolucionario, pero nunca la posibilidad de seguir desarrollándose hacia una dialéctica materialista: la posibilidad
metodo/6gica de reconocer y conocer la realidad social del presente en su realidad, y de
comportarse frente a él, sin embargo, críticamente; pero no sobre la base de una crítica
consigue pensar desde la posición de clase del proletariado. En el plano filosófico,
esto se expresa en que Hess se apropia de manera acrítica la posición esencial­ moralista, sino de una actividad crítico-práctica. Por cierto que, en Hegel, solo estaba
mente errónea de Feuerbach frente a la dialéctica hegeliana, particularmente la presente Ja posibilidad para esto. Pero ha sido decisivo, para la evolución de la teoría
teoría acerca de la relación entre inmediatez y mediación. Pice Hess: socialista, que, en este punto, Marx se vinculase directamente con Hegel, cuyo método
depura de inconsecuencias y distorsiones idealistas, "lo pone sobre los pies" y -por
Feuerbach parte del principio correcto según el cual el hombre que enajena [en­ mucho que tenga que agradecer también al estímulo de Feuerbach- rechaza esta "me­
tiiuftert] su esencia o se desarrolla, es el productor de todas las colisiones, contra­ jora" feuerbachiana. El ªsocialismo verdadero", en cambio (también Hess), sigue aquí
dicciones y oposiciones; según el cual, en consecuencia, no puede existir ninguna acríticamente a Feuerbach. Precisamente porque ya en su punto de partida han diluido
mediación especulativa, ya que en la verdad no hay nada para mediar, ninguna a Hegel de manera idealista, y han transíormado su dialéctica objetiva del proceso his·
identidad de los opuestos, sino que en todos los casos se trata de establecer la tórico en una mera dialéctica intelectual, los "socialistas verdaderos" encuentran, en la
identidad del hombre consigo mismo. Las oposicione�. las contradicciones existen oposición de Feu�rbach con Hegel, una salida, felizmente encontrada, para el callejón
solo en la imaginación de Jos místicos especulativos••. en que se habían extraviado. (Si Lassalle, a pesar de su dialéctica idealista, aventaja a
estos en muchos puntos, esto obedece a su hegelianismo más ortodoxo.)

Al presentar al hombre alienado como la esencia del cristianismo, Feuer­


bach ha "demostrado el fundamento de todos los errores y las contradicciones teó· La gran influencia de Feuerbach sobre los neohegelianos radicales consis­
te, pues, en que, en este punto, aquel se apoyaba metodológicamente en la m isma
ricos; aunque no explica sistemáticamente cómo surgen todas las oposiciones y
base que estos -solo que, a menudo, con signos contrarios en la valoración de los
contradicciones a partir del hombre que aliena su esencia". Aquí puede verse con
e_lementos que estructuran el método-. En términos del problema que tenemos que
claridad cuán poco ha percibido Hess -aun cuando echa de menos el elemento
tratar ahora, esto puede formularse de la siguiente manera: ambos han tratado la
social- el error fundamental en toda la formulación de Feuerbach. Nos referimos,
mediación como algo puramente intelectual; en la filosofía de la autoconciencia de
obviamente, al hecho de que este hace abstracción del desarrollo histórico y, con­
los hermanos Bauer, para hacer de la mediación un fetiche intelectual, el verdadero
secuentemente, se comporta en forma acrítica frente al carácter histórico-social de
motor de la historia universal47; Feuerbach, para negarle toda objetividad real. Así
las formaciones religiosas que se propone criticar y disolver antropológicamente.
explica Feuerbach en los Grundsatze der Philosophie der Zukunft:
Marx (en el séptimo aforismo sobre Feuerbach) formula esta objeción de la manera
más precisa: "Feuerbach no ve, por tanto, que el 'sentimiento religioso' es, a su vez,
un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece a una de-
45 "Tesis sobre Fcuerbach", p. 667.
46 Zw- Kritik der Hegelschen Philosophie [Para una crítica de la filosofia de Hegel], op. cit., p. 1 68.
47 Hess siempre menosprecia Ja filosofía de la autoconciencia, pero a menudo se aproxima
44 Ibfd., p. 1 1 4. a ella mucho más de lo que él mismo sabe. Así, p.ej., en la fundamentación metodológica de
230 • Gyorgy Lukács.
. IVl!>ses Hf}ss y los problemas de la dialéctica lde�llsta • 231
Solo es verdadero y divino lo que no necesita de prueba alguna, lo que inmediata­
mente habla et favor de síy convence, lo que inmediatamente conlleva la afirmación pero además solo en casos anormales y desafortúnados; pues ocurre que allí don­
de que existe .. . lo absolutamente decisivo, absolutamente indudable, lo matrifies­ de se tiene el propio ser no se tiene, también, la propia esencia, pero precisamente
a raíz de esa separación, no se está tampoco verdaderamente, no se está con el
to. . Todo está mediado, dice la filosofía hegeliana. Pero solo es verdadero si no es
.

ya algo mediado, sino inmediato ... La verdad mediada consigo misma es la verdad alma, ·ali{ donde se está con el cuerpo. Solo donde está tu corazón estás tú. Pero
todavía afectada por su opuesto. Se empieza por el opuesto; pero luego este es todas las esencias -excluidos los casos antinaturales- está� allí donde quieren
superado. Pero si se trata de algo que ha de ser �uperado, n�gado, lpor qué he de . estar y son lo qu� quier�n ser. Es decir, su esencia no est� separada de. su ser, ni
:
su ser de s� esencia.49
comenzar con él, por qué no llanamente con su negación?... lPor qué, entonces,
lo que es cierto y probado a través de sí mismo no ha de estar por encima de lo
que es cierto a través de la nulidad de su opuesto? lQuién puede, pues, elevar la La mediación ya no es, pues, la expresión intelectual de 'ia estructura dia­
medi_ac.ión a la condición de necesidad, de ley· de la verdad? Solo aquel que está lé�tica del propio ser, que consta de opuestos que, al disolverse, producen nuevos
él mismo aún . cautivo de lo que ha de negarse, aquel que todavía lucha y disputa antagonismos. Ya no es aquelJa forma lógica en que reproducimos intelect�aJme� ­
consigo mismo, que aún no ha arreglado cuentas enteramente consigo mismo ...48
te la procesualidad -dialéctica:- de] ser y, a t �avés de ello, pensamos los resuitados
.
r��pectivos del proceso (que,· considerados" aisl�d.amente� se nos presentan �ece- ·
De esto se deduce, en cierto modo como fundamento epistemológico del
saria�ente como productos petrificad�s y. por ende. inmediatamente solo pueden
único saber verdaderamente inmediato, la unidad de ser y esencia. Por cierto que
ser concebidos de manera metafísica) conio �erdaderos resultados; eS decii, no de
aquí Feuerbach, como pensador honesto, se ve obligado a admitir que el ser está
separado de la esencia "en Ja vida humana", �ane�a tígidamente metafísica, ·5¡�ó. como en Heg�l. en 'el contexto dél procesó.
La mediación es, en Feuerbách, un inedio formalista para comunicarº los con­
tenidos intelectuales inmediatamente evidente�. Feuerbach decfara esfo c�n total
la Philosophie der Tal: "El cambio, la diversidad de la vida, no puede ser concebido como un claridad en su Kritik der Hegelsclte� Philosophie [Crítica de la fllos�fía' liegeliana]:
cambio de la ley de actividad, como vida objetivamente diversa, sino solo como una diversidad
de la autoconciencia. La reflexión, que pone todo cabeza abajo, dice, inversamente: 'la vida ob­ El pensámiento es una actividad inmediata, en tanto y en ¿uanto es actividad
jetiva es diversa, el yo es siempre idéntico"' (ibíd., p. 39) . El hecho de que vea aquí un dilema y
no considere, nisiquiera como posibilidad metodológica, que esos dos factores pueden actuar
aut6noma .. . La demostra'Ción no es otra cosa que mostrar que es verdadero lo que
en interrelación dialéctica, modificándose recíprocamente, caracteriza el idealismo kantia· digo; nada más que la· reincorporación de la enajenación del pensamiento en la
no-fichteano de Hess. fuente originaria d�I pensamiento... La demostración tiene su único íundamento
48 Feuerbach, Grúndsiitze der Philosuphie der Zukunft. En: Werke. Ed. de Jodl, 11, p. 30 1 . en la actividad d� comunicar a otros el pensamiento. Si me dispc¡mgo a probar
Aquí cito tan solo aquello que se relaciona con el problema inmediatez-mediación. La identifi ca­ al_go, 1� pruebo para otros ... Toda demostración no es, pues, una mediación del
ción ícuerbachiana entre inmediatez y sensibilidad explica su gran influencia sobre Hess, pero se pensamiento en y para el pensamiento mismo51, sino uná· miÜliaCión, a través del
torna inesencial aquí, donde se considera la separación entre pensamiento dialéctico y adialécti­
co no entre idealismo y materialismo. Recién se torna decisiva la cuestión en el propio Marx, en

49: Grundslitze der Philosophie. der,Zukunft. En: op. cit., p. 286 (las cursivas son mías). Esta
quien el problema del materialismo constituye también la linea divisoria entre él y Hegel, como
aquí el problema de la dialéctica establece la separación entre él y Feuerbach. La relación entre
este y Marx (como, por lo demás, también la relación entre Hegel y Marx) no ha sido alcarada coinci�encia entre ser y esen�ia, con la modalidad muy característica de la reserva, es la for·
ni en el plano teórico ni en el histórico. Mehring, según mi parecer, sobreestima la influencia mulación lógica del mismo utopismo que hemos encontrado, en Hess, en la coincidencia entre
de Feuerbach. Puede,. en ello, invocar declaraciones sueltas de Marx, que, sin embargo, no trabajo y goce. La semejanza no es de ningún modo casual. Procede, antés bien, forzosamente
demuestran para nada que la influencia objetiva fuera, concretamente, tan importante como la de la situación del pensador, que intenta disolver de manera conceptual una antinomía que,
impresión que Marx creía haber experimentado. Pues los pasajes de La Sagrada Familia que para él, se e�cuentra socialmente dada. Es int�resante -pero aquí n.o podem�s analizarlo. más
_
invoca, p. ej., Hammacher, para sostener que Marx, al menos por un tiempo, habría aceptado detalladamente- que las consecuencias puramente lógicas d� utopismo y apología son las mis­
de la misma manera que los "socialistas verdaderos" la ética del amor de Feuerbach, muestran, mas. Así, la economía vulgar sé ve-conducida a concebir producción y consumo como si fueran
si se los analiza'con mayor rigor, precisamente lo contrario. Me parece que, en la época en que idé�ticos (lo que, segú" se most�l!ll'á luego, también aceptan .Grün y Hess)¡ así, el propio Hegel
el joven Marx intentó encontrar el camino que va del embrollo conceptual de los neohegelianos debe superar de manera igualmente utópica un hecho ideológico fundamental de la sociedad
a la realidad, el materialismo de Fcuerbach -a pesar de las hondas diferencias- debía de resul­ burguesa como lo es la escisión entre legalidad y moralídad, etc. Ha sido· muy significativo para
tarle atractivo por las mismas razones por las que, p. ej., al joven Hegel, en la época de su gran la influencia de Fichte sobre ta· disolución del hegelianismo el hecho de que en este punto -por
discusión con Kant y Fichte, tenían que resultarle atractivos los filósofos del derecho naturalistas cierto, solo en la insistencia sobre esta estructura como un hecho fundamental d�l presente­
(ante todo, Hobbes), por los que siente más simpatía, y a los que trata menos polémicamen- Kant y Fichte representan, a diferencia de Hegel, el punto de vista realista, Excede el marco de
te que a Kant y Fichte. En Marx, está presente ya muy tempranamente una clara percepción este artículo la exposición detallada de as relaciones entre Fichte y Hegel.
de Feuerbach. Y luego, precisamente las partes de La Sagrada Familia en que es.elogiado 50 Feuerbach juega con el sentido de las palabras alemanas Vermittlung [mediación] y
Mitteilung [comunicación] (n. del trad.). ·
Feuerbach han influido sobre él de manera muy "humorística", aun cuando Marx no repudia la
obra in loto (carta a Engels del 24/4/ 1 867, en: Bn'efwechsel, 111, p. 370). 5 1 Este viraje de la polémica muestra en qué medida Feuerbach entiende e interpreta
·
a Hegel
·
en un sentido neohegeliano-fichteano.
232 • Gyorgy Lukács Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista • 233
lenguaje, [entre mi pensamiento] en tanto y en cuanto este es mío, y el pensamien­ y resolver el problema aquí (de lo cual todavía hablaremos luego), Hegel se sintió
to del otro, en la medida en que este es suyo... 52
tentado de tratar este problema como algo puramente teórico, lógico. De ahf que,
en é), las categorías mediadoras se hayan autonomizado, convirtiéndose en "esen­
11La filosofía hegeliana -diche Feuerbach- carece de unidad inmediata,
cias" reales; de ahí que se hayan disociado del proceso histórico real, del suelo de
de certeza inmediata, de verdad inrnediata"53•
su auténtica comprensibilidad, y que se hayan . petrificado, de esa manera, en una
Pero de esa manera no se ha superado definitivamente el idealismo de He­
nueva inmediatez. Feuerbach, en cambio, en su polémica, se atuvo exclusivamente
gel, como Feuerbach esperaba hacerlo. Antes bien, simplemente se ha elevado el uto­
a esta faceta malograda de la tentativa hégeliana; no solo pasó por alto Jo que ya
pismo moralizador a lo que, seguramente, constituye, en el plano filosófico, su más
había conseguido Hegel en términos de formular y resolver correctamente el pro­
alto nivel intelectual; simplemente se ha creado una fundamentación epistemológica
blema, sino incluso el problema objetivo mismo. Por ello trató toda la cuestión de
para el utopismo ético. Pues una unidad inmediatamente cierta, una verdad inme­
la mediación como un problema de lógica pura,54 que, en parte, puede ser resuelto
diatamente convincente, solo puede alcanzarse bajo dos condiciones. En primer lu­
lógicamente, en parte, recurrien4o a la intuición inmediata, a la sensibilidad. Con
gar, nos son dadas las formas sociales básicas de nuestro presente con una evidencia
eJlo, cae en una posición totalmente acrítica. Pasa por alto -tal como explica Marx
inmediata; y, por cierto, cuanto más refinadas, cuanto más desarrolladas (según la
en La ideología alemana- que "este mundo sensible no es algo inmediatamente
concepción de Hegel: cuanto más mediadas) son esas formas, tanto más inmediata­
dado desde la eternidad, constantemente igual a s( mis�o. sino el producto de ge·
mente evidentes se tornarán. En el campo de los fundamentos ecónomico-sociales,
neraciones, cada una de las cuales se encarama sobre los hombros de la anterior". 55
esa inmediatez se hace perceptible como mera apariencia desde el punto de vista del
Con esta forma de evidencia inmediata se vincula estrechamente Ja segun­
proletariado. (Volveremos luego sobre el grandioso aporte que Marx y Engels hicie­
da forma: la evidencia inmediata de la utopía ética. Esta se basa, dicho en pocas
ron en este punto). Esta percepción nada modifica, sin duda, en cuanto a la certeza
palabras, en que )as formas de objetividad externas del medio le son dadas al hombre
inmediatamente obvia de que estas son las formas de existencia de nuestro presente;
de manera inmediata, y el grado�. �e su evidencia inmediata, muy lejos de darle un
pero puede conceder, a nuestro comportamiento práctico frente a ellas, un viraje que
parámetro para medir su esencia spprahist6rica, es, por un lado, la consecuencia del
también repercute, retrospectivamente, sobre el comportamiento inmediato. En el
poder objetivo de aquellas fuerzas económicas que produjeron dichas formas; por
caso de las formaciones más complejas, dotadas de múltiples mediaciones, esta di·
otro, la consecuencia del apego e interés del hombre -determinado por su pertenen­
solución dialéctica d·e la inmediatez actúa de manera mucho más débil en un proce·
cia de clase- en· la subsistencia de ese medio social. Pero, de ese modo, el ámbito de
so de mediación práctico, inmediato. Parece, por eso, un mero proceso intelectual,
juego concreto de sus reacciones sentimentales espontáneas ante ese medio social,
una operación meramente teórica o lógica. Cuando, por ejemplo, percibimos muy
le es dado de manera igualmente objetiva. Es decir, ese .�ombre se comporta frente
nítidamente nuestra existencia en cuanto individuos aislados -existencia que nos
esas actitudes suyas que le han sido dadas, de un modo tán inmediato como frente al
es dada en forma inmediatamente evidente en la sociedad burguesa- como resul­
medio mismo. Y precisamente en la separación entre "objetividad" y "subjetividad"
tado de la evolución del capitalismo, persiste en nuestra emotividad, etc., a raíz del
se manifiesta de la manera más clara que estas poseen la misma raíz social, y que el
hecho meramente teórico de esa percepción, la estructura individualista en intacta
inmediatez; de la misma manera en que, por ejemplo (esto último ha de servir, cier­
tamente, solo como ilustraci6n psicol6gica), Ja plena comprensión de Ja adecuación 54 A lo sumo, intuye en ella Ja función mitológica -valorada negativamente- de destacar las
transformaciones reales en el hombre. P. ej.: "La filosofía hegeliana ha alienado al hombre de s1.
de Ja astronomía copernicana, nada modifica en cuanto a la vivencia inmediata de
mismo, etc." ("Vorliiufige Thesen zur Rcform der Philosophie". En: ibíd., p. 227.
que e) so) se pone, cae, etc. Solo Ja tendencia práctica a modificar los fundamentos 5 5 Es una gran deficiencia para la comprensión clara de este período que esta importante
reales, sociales de esa misma inmediatez -incluso Ja que no se hace inmediatamente obra aún no haya sido publicada. Esperamos 'que pronto se publicará -también en lengua ale­
mana- en Ja edición del Instituto Marx-Engels de Moscú. Cito según la selección de Gustav
Mayer, en: Friedrich Engels J. Berlín, 1 920, p. 247. [Traducimos literalmei:ite �1 pasaje ta como
l visible en todos los casos- puede introducir aquf un cambio en eJ comportamiento.

Este estado de cosas estructural ha influido tanto en el pensamiento de aparece en el texto de Lukács. El pasaje respectivo de La ideología alemana dice, en reahdad:
Hegel como en el de Feuerbach. A pesar de sus tent�tivas muy serias para abordar "No ve que el mundo sensible que lo rodea no es algo directamente dado desde toda una eter­
nidad y constantemente igual a sf mismo, sino el producto de la industria y del estado so�ial,
en el sentido de que es un producto histórico, el resultado de la actividad de toda u�a ser1e
.
de generaciones, cada una de las cuales se encarama sobre los hombros de la anterior, sigue
52 Op. cit., pp. 1 69- 1 7 1 .
desarrollando su industria y su intercambio y modifica su organización social con arreglo a las
53 "Vorliiuflge Thesen zur Reform der Philosophie" [Tesis provisorias para una reforma de
nuevas necesidades" (La ideología alemana, p . 47) . Cabe recordar que La ideología alemana
la filosofía] . En: Werke, ed. de Jodl, 11, p. 227.
fue publicada por primera vez en 1 932 (n. del trad.)] .
�34 • Gyorgy L�kács .

Moses Hess y los problemas de la dialécti.ca Idealista• 235


carácter inmediato de cada u�a de ellas se .�ncuentra en la más íntima interrelación
Ja disolución de esa "enajenación", se condensan como esencialidades rígidamente
con el carác�er inr.nediato de la otra. En un comportamiento. simplemente afirmativ.o
contrapuestas entre sí. Feuerbach no disuelve la primera en la segunda, sino que
hacia la real�dad, esta conexión no ne�esita de u.n análisis exhaustivo. . Si se trata de
descarta a una y afirma (moralmente) a la otra. Contrapone una realidad fija y ter- .
la 4topía, de la forma de comportamiento que exige �na disposición ética� s,u índole
minada con otra, en lugar de mostrar cómo la primera ha de surgir -en el proceso
meramente inmediata parece, a primera vista, menos obvia. Pero no hay que olvidar
dialécticó- a partir de la otra. Su "amor" permite que la realidad "enajenada" del
que, aquí, en primer lugar se trat� m�ramente de la apariencia de una praxis; es
hombre se mantenga incólume, de la misma manera que el deber ser kantiano era
. decir, de una praxis que, o bien deja intacta, en p�incipio, la estructura de la reali­
incapaz de transformar nada en la estructura de su mundo del ser.
dad objetiva, confirmando, pues, y no superando el comportamiento contc;mplativo
La "praxis" consiste, en este caso, en la "valoración". A pesar de la
(rente a ella (el deber ser de Kant), o bien no está en condiciones � presentar como
posición puramente contemplativa de Feuerbach, esa consecuencia necesaria de
un, problema concreto el pasaje de la realidad dada a lél realidad "transformada"
sus limitaciones metódicas se manifiesta, en él, mucho menos crasamente que
(utopismo.). La realidad "transformada" es tratada, además, como estado, �e mane­
en sus sucesores, los "socialistas verdaderos". Cuando Hess aplica a la sociedad
ra conte�plativa, y es entonces contrapuesta a la r�alidad objetiva inmediatamente
la fórmula feuerbachiana de la "enajenación", y contrapone al Dios de Peuerbach
dada, sin que haya sido indicado de �lgún modo el camino que conduce · de una
con · el dinero, como la esencia socialmente enajenada ("el dinero es el produc­
realidad a la otra. En segundo lugar, e� ambos casos no se intenta en absoluto
to de los hombres recíprocamente enajenados, es el hombre enajenado"),58 esta
mostrar concretamente la génesis del modo de comportamiento ético-utópico. Es ·

constatación solo lo conduce a una condena moral de este mundo de la "enajena­


incorporada de la misma manera en que lo fue la realidad objetiva concebida en
ción", que es contrapuesto a un mundo utópico en que la "enajenación" ha-·sido
forma contemplativa (o su así llamado "principio último"). Kant parte, en la Crítica
superada: a la falsa propiedad se opone la propiedad verdadera:
de la razón ·práctica, del factum de la conciencia, así como en la Crítica de la razón
pura, pa_rte del/actum de los juicios sintéticos a priori. Para el economista Smith, las La propiedad existente no es despreciable porque es personal, individual, afín al
leyes objetivas de la libre competencia, etc., son un hecho incorporado tan inmedia­ individuo: a la inversa, solo es, antes bien, despreciable porque no es personal,
tamente como los ''sentimientos de simpatía'' para el Smith teórico de la ética. aíín al individuo, sino que se encuentra separada de este, le ha sido sustraída a él,
·
Feuerbach parece significar un progreso precisamente desde esta pers­ y se contrapone externamente al individuo como algo que le ha sido sustraído a
pectiva. Su disolución de la teología en antropología, su disolución de la esencia este, como algo totamcnte enajenado, como un medio de vida y comercio univer·
sal, como un patrimonio externo, como dinero.59
"enajenada" del hombre, parece significar una génesis autentica. Pero est<:> es solo
apariencia. Ante todo, porque, en lugar de una representación intelectual abstrac­
En algunos pasajes de sus estudios, Hess compara a Feuerbach con
ta (Dios), coloca la representación no menos aQstracta del ."género", y con ello
Proudhon. Sin discutir aquí la solidez de este paralelo en el plano de la evolución
torna ilusoria la deducción de la representación intelectual a partir 4� la realidad.
histórica (es una consecuencia necesaria del método d� Hess que él trabaje ince­
(No ha de negarse el progreso que, a pesar de ello, significa su teoría; pero no
samente con tales paralelos; por ejemplo, Babeuf-Fichte, Saint·Simon-Schelling,
corresponde tomar en consideración tal progreso en este contexto). Marx dice,
Fourier-Hegel; Heine le ha servido, ciertamente, de m�delo para esta estrategia),
sobre este punto, en uno de sus aforismos sobre Feuerbach: "Feuerbach resuelve la
puede decirse que en esta aplicación a la sociedad de los principios feuerbachianos
esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es algo abstrac­
se muestra, por cierto, un rasgo proudhoniano: la contraposición entre los aspectos
to e inmanente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones
soclales". 56 De ahí que, en él, ·la esencia humana "solo puede concebirse, por tanto,
de un modo 'genériCo', como una generalidad interna, muda, que une de un modo '
58 "Über das Gcldwesen", ed. de Zlocisti, p. 1 67. Similarmente ya en la "Philosophie dcr
Tat", ibíd., pp. 58ss. El pasaje aparentemente a fin en "Zur Judenfrage" dice: "El dinero es la
natural a au�chos individuos".57 Pero si esa génesis, esa revelación de la real raíz
de las representaciones intelectuales es solo la apariencia de una génesis, entonces esencia del trabajo y la existencia y humanas que se ha alienado del hom�re" (Nachlaft, I, p.
los dos principios fundamentales de su visión del mundo, el hombre "enajenado" y 428). Este trabajo sufre, sin dudo, de la categoría abstracta e inmediata de "trabajo", pero ya
muestra una fuerte tendencia a la concratización y la dialéctica real. En este sentido se mueve,
en cambio, el pensamiento del joven Lassallc (cf. Lassalle a Arnold Mendclss�hn, Alexa�der
Oppcnheim y Albert Lchfeldt, mediados de septiembre de 1 845, en la obra postuma, editada
56 [La ideología alemana, p. 667]. por Gu�tav Mayer, I, p. 2 1 6) .
.. . . .
59 "Uber die Not in unserer Gcsellschaft... , ed. de Zloc1st1, p. 1 53; de modo parcc1do en
"Über ds Geldwesen", ibíd., pp. t 79ss. La conexión con Proudhon es aquí muy evidcrite.
57 [íd.] .
236 • Gyorgy Lukács Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista• 237

"bueno" y "malo" de un fenómeno social, en la cual el progreso, la resolución de saron por alto el carácter fundamental histórico-social que el íntegro planteo de
la antinomia dada, consiste en preservar el aspecto bueno" y eliminar el "malo". este problema poseía en Hegel. Pues la esencia llamativa, fascinante y, al mismo
Y el hecho de que no se comete ninguna injusticia contra Feuerbach cuando se tiempo, desconcertante de la Fenomenología del espíritu consiste en que, en ella,
considera esta utopía ética pequeñoburguesa como aplicación de su método, lo por primera vez en la historia de la filosofía. los así llamados problemas últimos
muestra, entre otras cosas, también la crítica engelsiana a su ética, en la que Engels de la filosofía, las cuestiones de sujeto y objeto, de yo y mundo, de conciencia y
contrapone el tratamiento feuerbachiano de la antítesis entre bien y mal, con el ser, son tratados como problemas históricos; y, sin duda� no en el sentido de que,
tratamiento dialéctico de ese mismo problema por parte de Hegel. por ejemplo, una formulación, tipología, etc. de carácter apriorístico (es decir:
No es en absoluto casual que tanto Marx, en su refutación de los "bue­ atemporalment� pensada} sea 1'aplicada" a la historia como material empírico
nos" y '1malos" tiempos de Proudhon, como Engels, en su crítica de la ética feuer­ (como en Kant o Fichte), sino de tal modo que esos problemas, como problemas
bachiana, se remonten a Hegel. Pues tanto Feuerbach como Proudhon y Hess filosóficos, en su "aprioridad", en su índole puramente filosófica, son tratados
retroceden aquí muy por detrás de Hegel. Se enfrentan con el fenómeno básico al mismo tiempo como figuras de la evolución histórica de la conciencia huma·
de la sociedad burguesa mucho más acrítica e inmediatamente que el propio He­ na. Por cierto que, aquí, Hegel no ha sido para nada consecuente. Pues se suele
gel. Por cierto que también este trata la "enajenación" como problema filosófico identificar lo desconcertante de la Fenomenología del espíritu precisamente en
general. Pero, en la exposición más importante de su teoría de la conciencia, en la que la formación histórica y la suprahistórica de los conceptos se superponen,
Fenomenología del espíritu, plantea este problema como problema de la estructu­ se entrecruzan y cancelan entre sí. Como en otros problemas, también aquí se
ra de la sociedad, como problema de la conciencia del hombre que surge de esta muestra, al mismo tiempo, la grandeza y la limitación de Hegel. Cuando trata la
estructura, que va más allá de sí como esencia social. No es este el lugar para Fenomenología como propedéutica para la auténtica filosofía, cuando los esta·
describir la posición de Hegel frente a este problema, aunque solo sea a modo de dios de la conciencia que aparecen en dicha obra son pensados como estadios a
alusión. Solo hay que señalar muy brevemente -a fin de entender la situación me­ priori que el ..espíritu" tiene que recorrer, a fin de elevarse desde e) estadio de la
todológica en el período de surgimiento de la teoría comunista en Alemania- que conciencia corriente al del sujeto-objeto idéntico, al estadio de la conciencia filo·
el íntegro problema de la ..enajenación", de la 11alienación" del hombre respecto sófica, con ello, por un lado, se rebaja toda la evolución al nivel de una evolución
de sí mismo, en cuanto estadio histórica y filosóficamente necesario para Jlevar meramente subjetiva (aunque no a la manera de la psicología empírica), por otra,
definitivamente a sí mismo, ocupa el capítulo decisivo de la Fenomenología del el material histórico se degrada a la condición de mero material ilustrativo. Este
espíritu. Es generalmente sabido que la "enajenación" es un término hegeliano. programa idealista, sin embargo, no es respetado por Hegel. La subordinación
Pero la polémica feuerbachiana contra Hegel, por un lado, ha hecho aparecer de la conciencia a las épocas históricas -tal como veremos enseguida a través
esta cuestión como problema de la lógica idealista en general, por otro, Ja ha de un ejemplo aclaratorio- es incomparablemente más profunda: el tratamiento
desplazado esencialmente hacia el problema de la filosofía hegeliana de la natu­ apriorístico aparece, a pesar de la terminología puramente especulativa, como•
raleza, hacia el problema de la naturaleza como el 1'ser otra", el estar "fuera" de mero reflejo, como expresión meramente intelectual, de la materia histórica sub­
sí de la idea.60 En la medida en que Hess y camaradas -aun cuando algunos de yacente, de la época histórica que debía servir como ilustración para ese estadio a
ellos han sido profundos conocedores de Hegel-, a causa de la posición funda· priori. Pero no solo en los detalles rebasa la Fenomenología la posición que Hegel
mentar que compartían con Feuerbach, siguieron a Feuerbach en este punto, y le asignó dentro de su sistema. Tampoco a la obra como un todo puede asignarle
volvieron a aplicar a la sociedad la teoría feuerbachiana de la "enajenación", pa- un lugar dentro del sistema acorde con su programa: la fenomenología que Hegel,
en su Enciclopedia, ha tratado como segundo estadio del espíritu subjetivo, entre
la antropología y la psicología, tiene muy poco que ver con la Fenomenolog(a del
60 Enzyklopiidie, § 247. Esta cuestión no está en discusión aquí. Baste con mencionar que espíritu precisamente en los problemas decisivos. Esta obra contiene, antes bien,
Engels, en particular, no descartó por completo la filosofía hegeliana de la naturaleza. En la entera filosofía de Hegel. Es una de sus tentativas para compendiar su visión del
una carta del 29/3/ 1 865 a F.A. Langc (Neue Zeit XXVIIl/I, p. 1 86), así como en otra del
2 1 /9/ J 874 a Marx (Briefwechsel, IV, p. 368) designa a la segunda parte de la Lógica, la teo· mundo en forma unitaria. Y desde esa perspectiva, la subjetividad de la Fenome­
ría sobre la esencia, como su verdadero núcleo. En la teoría sobre la esencia se encuentra de nología (así como anteriormente la reconciliación) muestra una doble fisonomía.
hecho, según mi parecer, el núcleo de la dialéctica hegeliana susceptible de desarrollo, que ha Por un lado, el carácter de realidad de las "figuras de Ja conciencia" que recorren
influido en forma decisiva no solo sobre la concepción engelsiana de la naturaleza, sino tam­
bién sobre la dialéctica histórica de Marx y Engels, sobre la comprensión de la estructura de la la Fenomenología se ve debilitado desde el comienzo; pero, por otro, precisamente
sociedad capitalista.
Moses Hess y los problemas de la dialéctica ld_eallsta • 239
238 • Gyorgy Lukács·
esencia espiritual, es en sí Ja compenetración del ser y la individualidad; este su
en ese debilitamiento se muestra una autocrítica -histórico-social- grandiosa, ser ali( es la obra de la autoconciencia, pero asimismo una realidad presente de un
.
aunque haya permanecido inconsciente. Los fenómenos que aquí trata Hegel, el modo inmediato, una realidad extraña a ella que tiene ser propio y peculiar y eR
surgimiento de la sociedad capitalista y burguesa, con su culminación política en la que la autoconciencia no se reconoce... Dicha realidad exterior adquiere su ser
el "Terror" de la Revolución Francesa, eran para la Alemania de entonces me­ allí mediante la propia enajenación y renuncia a la esencia de la autoconciencia . 64
. .

ramente figuras de la conciencia, y no una realidad histórica concreta y real. O


bien era posible contraponer a la realidad alemana su contenido intelectual, como La afinidad terminológica entre estas exposiciones y el neohegelia�
exigencia ética, propia del derecho natur�I (tal como Jo hizo el joven Fichte), con nismo radical es tan ostensible que sería necesario analizarlas en detalle. Y a
lo cual precisamente el problema fundamental de la época, la concepción de la partir de· lo dicho hasta aquí, se infiere que no se trata de una afinidad mera­
realidad como algo ciproducido" por "nosotros", por el hombre, permanecía irre­ mente terminológica, sino que los neohegeli¡mos radicales aquí se han vincu­
suelto; o había que intentar la solución en la dirección escogida por Hegel. lado ciertamente con las facetas subjetivas, idealistas de tales exposiciones de
El punctum saltans en el tratamiento al que Hegel somete esta cuestión, Hégel, con los límites del pensamiento de este. Pero, con todo, pasaron por alto
es el establecimiento de la terreualidad de la realidad social. El capítulo sobre la precisamente lo esencial: que Hegel ha concebido las formas de objetividad de
"verdad de la Ilustración", que conduce al tratamiento de la Revolución Francesa, la sociedad burguesa en su duplicidad, en su contradicción: como momentos
se cierra con las palabras: "Ambos mundos son reconciliados y el cielo ha descen­ de un proceso en que el hombre (en Hegel, de manera mitologica: el espíritu)
dido . sobre la tierra".61 '! esta tendencia no se limita, para Hegel, al ámbito ideo­ arriba en la enajenación a sí mismo, al punto en. que las contradicciones de la
lógico. La categoría decisiva que produce esa terrenalidad es de índole más bien propia existencia han sido conducidas al extremo y producen. por sí mismas la
económica (aunque en una versión mitologizadá): lo útil. Y esta utilidad muestra posibilidad objetiva de la transformación, de la superación de las contradiccio­
ya muy intensamente el doble carácter dialéctico de la mercancía, la unidad de va­ nes. 65 La enajenación, la abstracción respecto de sí mismo, es, pues, indudable­
lor de uso y valor de cainbio, la apariencia de coseidad junto con el interno carácter mente una apariencia que se revela como tal cuando el espíritu se alcanza a sí
relacional en sí. "Esto es un en sí subsistente o cosa, y este ser en sí es, al mismo mismo. Pero en cuanto apariencia es, al mismo tiempo, una realidad objetiva.
tiempo, solamente momento puro; es, por tanto, absolutamente para otro; pero Dice Hegel en su sistema posterior, donde intenta concebir de manera lógica
solo es para otro en la medida en que es en sí; estos momentos contrapuestos han el mismo problema: "El ser no ha desaparecido, sino que, en primer lugar, la
retornado a la unidad inseparable del ser para sí".62 A través de esta utilidad, este esencia, en cuanto relación simple consigo misma, es ser; en segunda instan·
estadio de la conciencia alcanza lo que les había faltado a los estadios anteriores: la cia, sin embargo, el ser, según su unilateral determinación de ser inmediato, se
verdad. "Esto que falta se alcanza en la utilidad en tanto que la pura intelección al­ ha degradado a algo negativo, a una apariencia. La esencia es, con ello, el ser
canzaba en ello la objetividad positiva; la utilidad es, de este modo, conciencia real como apariencia en sí misma".66
satisfecha en sí misma. Esta objetividad constituye ahora su mundo; ha devenido Es imposible analizar aquí, aunque más no sea a través de un esbozo,
la verdad del todo anterior, tanto del mundo ideal como del real".63 Este mundo, el las diversas formas bajo las cuales Hegel se enfrenta con este problema (junto a
mundo de la sociedad burguesa, concebido en pensamientos, es el mundo hegelia­ la teoría sobre la esencia, tanto en la Enciclopedia como en la Lógica, aquí habría
no de la "enajenación", de la "alienación". Se contrapone a la conciencia un mundo que considerar, ante todo, la representación de la sociedad burguesa que aparece
objetivo, regido por leyes, que a pesar de su carácter ajeno y de su legalidad propia, en la Filosofta del Derecho). Lo que aquí nos interesa puede aclararse a partir de
o precisamente en estos y a través de estos, es su propio producto: estas pocas indicaciones. En primer lugar, que para Hegel la "enajenación", las
formas "abstractas" de la vida, la abstracción y la alienación mismas,· no han sido
Pero aquel espíritu cuyo sí mismo es lo absolutamente discreto tiene su contenido ni representaciones intelectuales ni una realidad "desdeñable", sino las formas
frente a sí como una realidad igualmente dura, y el mundo tiene aquí la determi­ de existencia del presente inmediatamente dadas en cuanto formas de transi­
nación de ser algo exterior, lo negativo de la autoconciencia. Pero este mundo es ción hacia su aµtosuperación en el proceso histórico. (La Filosofía del Derecho

6 1 Werke, ll, p. 440 [Hegel, G.W.F., Fenomenología del Espíritu. Traducción de Wenceslao Jbíd., p 365 [Ib!d., p. 287).
Roces con la colaboración de.Ricardo Guerra. México: FCE, 1 966, p. 343].
64 . .

Sobre esto, cf. ibíd., p. 439.


62 lbíd., p. 438 [ lbíd , p. 341 ].
65
.

63 lbíd., p. 440 [lbíd., p. 342].


. 66 E1izyklopiidie, § 1 1 2.
240 • Gyorgy Lukács Mases Hess y los problemas de la dialéctica Idealista • 241
termina con la transición hacia la historia universal). No pueden ser rebasadas, a este en relación con la actividad humana: en los momentos del presente que
pues, de manera epistemológica ni a través de una utopía ética, sino que solo impulsan más allá de sí mismos, están dadas las líneas directrices y el real ámbito
pueden alcanzar su disolución a través del asuperaci6n de sí en el sujeto-objeto de juego de la actividad práctico-crítica, de la praxis transformadora.
idéntico. de la historia. En segundo lugar, la "enajenación" aparece, por ello, Sin embargo, solo para aquel sujeto cuya toma de posición conduce en
como la inmediatez, y esta como la "enajenación" superada, con lo que Hegel ya dirección a esas tendencias que buscan seguir avanzando, que tranforman al pre­
ha refutado de antemano la crítica que habría de dirigir Feuerbach a su filosofía. sente no solo en un proceso hacia atrás, sino también hacia delante. Y esa toma
En tercer lugar, con esto ha quedado tanto histórica como metodológicamente de posición era inalcanzable para el propio Hegel. Este pudo llegar a la más alta
relativizada la inmediatez: en cada estadio de la evolución, el resultado del pro­ síntesis intelectual de Ja sociedad burguesa, y a comprender histórica, procesual,
ceso precedente aparece como algo inmediato. Su inmediatez es una apariencia: dialécticamente la estructura de dicha sociedad.67 Y de Ja estructura antagónica de
es solo el hecho de que las categorías mediadoras que el proceso ha recorrido la sociedad burguesa se deriva el hecho de que Hegel, precisamente a causa de su
para convertirse en esa -nueva- inmediatez, permanecen ignoradas. Pero, en concepción adecuada de la sociedad burguesa, fuera impulsado -como Ricardo­
cuarto lugar, esta apariencia misma es una forma -necesaria y objetiva- del ser, más allá de ella. Pero, en Hegel, esto no deja de ser puramente lógico, puramente
que solo puede ser concebida correctamente cuando ese doble carácter suyo es metodológico. Como vive en una sociedad capitalista mucho menos desarrollada
concebido en sus efectos recfprocos de carácter dialéctico; es decir, cuando son que Ricardo y en la que las formas de existencia del ser social están mucho más
mostradas aquellas categorías mediadoras que la han convertido en apariencia fuertemente combinadas con vestigios de épocas pasadas; como, por ende, ve a
necesaria de la esencia, en forma de manifestación necesaria del ser; cuando la la sociedad burguesa mucho más en devenir que devenida, Hegel puede compor­
apariencia no es concebida, pues, solo como producto, sino al .mismo tiempo tarse más desprejuiciadamente frente a las formas de existencia creadas por esa
como momento del proceso. Y, finalmente, de esta manera se une metodológica­ sociedad. Su método de pensamiento, hallado para conocer ese presente, que,
mente el modo de consideración histórico con el filosófico, en la medida en que por ende, oculta dentro de sí todas sus contradicciones bajo la forma de proble­
se torna claro que cada uno, considerado separadamente, tiene que estancarse mas metodológicos, es impulsado, a través de esas contradicciones, más allá del
en la inmediatez; en la medida en que se muestra que la verdadera "deducción" presente, más allá de la sociedad burguesa. Pero no puede hacerse concreto -por
filosófica de un concepto, de una categoría, solo puede consistir en su "produc­ la misma razón- en cuanto crítica auténtica a la sociedad burguesa. O bien se
ción", en la demostración de su génesis histórica y que, por otro lado, la historia detiene, con esta critica, ante el presente (reconciliación), o bien conduce el mo­
consiste precisamente en la transformación ininterrumpida de aquellas formas vimiento de avance dialéctico a un detenimiento formal en las esferas puramente
que el pensamiento precedente -adialéctico, estancado siempre en la inmediatez contemplativas de las formas sociales mediadas (espíritu absoluto). Este aparta­
de su presente- ha considerado como formas eternas, suprahistóricas. miento de las tendencias dialécticas de la dialéctica no se muestra únicamente, por
Por cierto: también la filosofía hegeliana desemboca en la inmediatez de cierto, en estos puntos, donde tiene que ser muy concreto y manifiesto, sino que .
su presente. El proceso dialéctico en que, para dicha filosofía, todo se disuelve, actúa retrospectivamente sobre la disposición y la estructura de todo el método,
finalmente se petrifica y proporciona un objeto metafísico y no dialéctico, y, con y hace que toda la dialéctica hegeliana se torne problemática. La continuación
ello, se cancela en cuanto proceso. No obstante, en el camino que conduce a de esta evolución, la tentativa para ir más allá de la sociedad burguesa, no puede
este fracaso, se halla establecido el fundamento metodológico para una toma de consistir, pues, en una simple continuación de la dialéctica hegeliana -Lassalle ha
posición nueva, crítica (práctico-crítica, histórico-crítica) frente al presente, en fallado metodológicamente al realizar esa tentativa-; pero aun menos en convertir
cuanto momento del proceso histórico; el fundamento para una toma de posi­ los límites del pensamiento hegeliano en fundamento sistemático (Bruno Bauer),
ción en que queda superada la dualidad de teoría y praxis, en la medida en que,
por un lado, el presente es comprendido como algo concreto e inmediato, pero
es concebido como resultado del proceso histórico -es decir: genéticamente- a 67 En general, es demasiado poco conocido el hecho de que Hegel, en el plano económi­
co, se ha situado siempre en el nivel teórico más alto que le resultaba históricamente posible.
través de la exposición de todas las mediaciones subyacentes a su inmediatez; Lamentablemente, estas relaciones se encuentran todavía muy poco estudiadas. Se encuentra
pero, por otro lado, este mismo proceso de mediación muestra, al mismo tiempo, buen material para un muy deseable tratamiento especial de esta cuestión en el libro de F.
Rpsenzwcig Hegel und der Staat [Hegel y el Estado]. Múnich y Berlín: R. Oldenburg, 1 920,
1, pp. 1 3 1 - 1 32, pp. t 48ss.; vols. 11, pp. t 20ss. Con relación a la literatura más antigua, cf.
el presente como mero factor dentro de un proceso que lo trasciende. Pues pre­
cisamente esa toma de posición crítica frente a Ja inmediatez del presente pone por ejemplo las observaciones realizadas por Rosenkranz a propósito del comentario a la obr�
Steuart realizado por Hegel en su juventud.
242 • Gyürgy Lukács
Moses Hess y los problemas de la dialéctica Idealista• 243
o en desdeñar, a través de una unilateral polé�ica contra esos límites, todo Jo
sistemáti�os de su pensamiento, y Hegel no está en condiciones de retener y apli­
consegui�o hasta entonces (Feuerbach); y menos todavía en una tentativa de fu­
car la perspectiva histórico-social ya conquistada por él. Pero, en segundo lugar,
sionar mu�uamente las dos rígidas contraposiciones, y es esto lo que hizo Hess.
su posición burguesa le impide · descubrir metodológicamente Jos límites de la
El hecho de que ninguno de los neohegelianos radicales poseyera ni remota�ente
propia economía. Junto a observaciones excelentes73 que, en parte, van más allá
los conocimientos económicos de Hegel, y que aún menos hubie�a desarrollado
de la economía por él trabajada, encontramos que Hegel cuenta a Say como a un
la evqlución económica de los años transcurridos desde la formulación hegeliana,
representante de la ciencia económica de igual mérito que Smith y Ricardo; es
indica, a mod� de síntoma, cuán poco han comprendido el punctum saltans de la
decir, no percibe en absoluto la diferencia de nivel entre estos pensadores.74
dialéctica histórica de Hegel, cuán poco han percibido cuáles problemas eran, en
Aquí se inserta la crítica de Marx y Engels. Los innovadores artículos pu­
Hegel, fructíferos y susceptibles de desarrollo ulterior�
blicados en los Deutsch-franzosisclie /ahrbücher introducen en el pensamiento un
Hemos designado como sfntoma la falta de conocimientos económicos
método de crítica totalmente nuevo: la crítica como revelación de los fundamentos
reales, la deficiente comprensión de la posterior evolución de la teoría económica.
sociales de un problema, y de los presupuestos sociales para su solución.· Solo esta
Esta falta, sin embargo -habría que añadir-, es, sin duda, por un lado síntoma
formulación permite llevar la dialéctica más allá del punto muerto en el que se
y consecuencia de la errónea formulación de Hess y otros neohegelianos radi­
encontraba en la versión hegeliana. Y a pesar de toda la afinidad aparente con sus
cales; por otro, la propia formulación errónea se deriva de que estos hegelia�os
contemporáneos, aquí se separa ya el camino emprendido por Marx y Engels del
pertenecía� a la intelectualidad revolucionaria. Hegel, es decir, el representante
que recorrían los neohegelianos radicales y los discípulos socialistas de Feuerbach,
ideológico de la propia evolución burguesa, a raíz de este punto de partida, es
los cuales, sin excepción, en lugar de recorrer hasta el final el camino hegeliano,
superior a ellos. 68 Pues; yendo ideológicamente más allá de la evolución burguesa,
en lugar de sacar al pensamiento acerca de la sociedad y la historia del callejón
los neohegelianos desechan por principio la típica ciencia de la clase burguesa,
sin salida en el que se perdió la filosofia hegeliana, se instalaron familiarmen­
la economía� tan rotundamente como habían rechazado la economía clasista del
te -elogiosa o críticamente- en ese callejón. Es imposible esbozar aquí siquiera
absolutismo de los terratenientes,69 la teología;70 y buscan la liberación por el ca­
los rasgos generales del viraje que asumió el método dialéctico gracias a Marx y
mino de la génesis adialéctica y ahistórica de Feuerbach: a través de la revelación
Engels. Este contraejemplo pretendía solamente mostrar la necesidad metodoló­
de la esencia "enajenada", inhumana de esas esferas, de modo que la reacción
gica que de antemano condenó las tentativas de un pensador tan honesto como
correcta. solo puede ser la comprensión, el hallazgo consciente "del hombre".71
Hess a un lamentable fracaso. Se dice a menudo que los neohegelianos querían
En cambio, el conocimiento de los fenómenos económicos ha constituido, para
disolver filosóficamente las contradicciones filosóficas del sistema hegeliano y que
Hegel, un componente integral de su orientación sistemática. Por cierto que la
fracasaron en la realización de esta tarea. Es cierto. Pero hay que añadir aún una
propia posición de Hegel tenía límites insuperables. En primer lugar, en la medida
demostración que revele cuán profundamente arraigados en la propia filosofía se
en que también para él -que hace que el conocimiento de la sociedad burguesa
encontraban los motivos de ese fracaso, en qué medida el viraje introducido por
culmine en el Estado, e �mpulsa la filosoffa hacia las "puras" regiones del espíritu
Marx y Engels ha creado una teoría de carácter plenamento nuevo, aunque se halle
absoluto- la economía "honra al pensamiento" solo en la medida en que "encuen­
en profund�relación con la dialectica hegeliana: la crítica de la economía política.
tra las leyes que rigen una masa de contingencias".72 A través de esto, en parte,
Esta se halla fundada metodológicamente en la teoría hegeliana acerca
los elementos económico� solo inconscientemente se convierten en componentes
de la disolución de la inmediatez a través de la revelación de las categorías his­
tóricas de mediación, a través de la génesis concreta, histórica. Marx y Engels

68 En las iversas �xposiciones que ha hecho Hegel sobre la sociedad burguesa, puede
. pue.den realizar ese viraje porque consideran la sociedad burguesa desde el pun­
estudiarse como el filosofo se ha desarrollado cada vez más intensamente en esta dirección.
Así, Rosenzweig señala con razón (op. cit., ll, p. 1 20) que la determinación del "estamento" es
to de vista del proletariado, a partir del cual la unidad dialéctica de la realidad
realizada �ada vez más "económicamente" en el curso de su evolución; la eticidad estamental inmediata de las categorías capitalistas surge junto con la disolución de la pe-
es, en la Filosofía del Derecho, el producto, y ya no la condición del estamento' a dlíerencia de
lo que ocurría en la juventud de Hegel.
69 /unkers, en alemán (n. del trad.) .
70 Hess pone a ambas en paralelo en el artículo " Über das Geldwcsen", ed. de Zlocisti, p.
1 67. 73 "Aquí se pone de manifiesto que, a pesar del exceso de riqueza, la sociedad burguesa no es
71 lbíd , p. 1 63.
.
lo bastante rica -es decir: no posee lo suficiente en cuanto al patrimonio que le es propio- para
72 Rcc/itsphilosophie [Filosofía del Derecho], § 1 89, suplemento. compensar el exceso de pobreza y el engendramiento del vulgo" (ibíd., § 245) .
74 lbíd., § 1 89.
244 • Gyorgy Lukács Mases Hess y los problemas de la dialéctica ldeallsta • 245
trificación de estas, de la disolución de su carácter de fetiche.75 La limitación de Marx destaca la justificación -relativa, histórica-- del punto de vista
la economía burguesa consiste en que esta incorpora todos los fenómenos de la subjetivista de Hodgskin79 frente al fetichismo de la economía, pero señala ex­
existencia en la cual se basa bajo las formas inmediatamente encontradas; por presamente que este desconocimiento del fact9r real en las representaciones fe­
ende, en su teoría -en la de los grandes representantes de la economía clásica­ tichistas de Ja producCión capitalista y sus reflejos teóricos está fundada, por un
refleja aquellas contradicciones que actúan realmente detrás de esta inmediatez, lado, en que Hodgskin considera las formulaciones de la economía (y la realidad
en tanto los superficiales economistas vugares y los tendenciosos apologetas de subyacente a ellas) tal como las encuentra (por ejemplo, distinción entre capital
Ja sociedad capitalista intentan superar esas contradicciones en el plano teórico. fijo y circulante);ªº por otro, conduce a que Hodgskin pase por alto e) carácter
El idealismo de sus críticos proletarios -más o menos conscientes- se funda en procesual también en las manifestaciones "simples" de la sociedad capitalista
que no pueden vislumbrar este doble carácter dialéctico. No solo los "socialistas (por ejemplo, en la cuestión del "interés compuesto", en el que no advierte que
verdaderos .. de Alemania han caído en este idealismo (en todo caso, en ellos se la "ganancia simple" se halla, de hecho, tan compuesta como la compuesta; no
manifesta este idealismo de la manera más crasa, a raíz de sus formas de pensa­ advierte, pues, que no se trata de una "cosa" en medio del 11proceso", sino de la
miento hegelianas, superficialmente dialécticas), sino también Proudhon, Bray76 "coseidad" como una mera forma de manifestación del proceso).81
y los socialistas ingleses que criticaron a Ricardo. Así, por ejemplo destaca Marx, El "socialismo verdadero" adopta, en esta cuestión decisiva, el punto de
a propósito de Hodgskin, al que designa también como "idealista":77 vista de la economía burguesa limitada. Cuando Marx, por ejemplo, destaca, en
contra de James Mill: "Él convierte a la unidad de los opuestos en identidad in­
Hodgskin dice, pues, con otras palabras, que Jos efectos de una determinada for­
mediata de estos opúestos",82 continúa su anterior polémica contra la economía
ma social de trabajo son atribuidos a la cosa, a los productos de ese trabajo; la re·
!ación misma es representada fantasiosamente bajo la figura de una cosa. Hemos
del "socialismo verdadero", en que burlonamente achaca a Grün la concepción
visto que esta es una característica específica del trabajo que se basa en la pro­ necia, propia de la economía vulgar, acerca de la "unidad de producción y con­
ducción mercantil, en el valor de cambio, y que este quid pro quo se muestra en la sumo", pues ''se ve que, más allá de este desbordante amaneramiento, no surge
mercancía, el dinero (hecho que Hodgskin no ve) y en forma aún más potenciada otra cosa que una apología de las circunstancias vigentes". 83 Y la dura crítica
en el capital. Los efectos que las cosas tienen en cuanto factores objetivos del pro­ del Manifiesto Comunista es solo el consecuente complemento de esa crítica:
ceso de trabajo, les son asignados, en el capital, como si las cosas los poseyeran en
allí, la estructura económica de la sociedad burguesa era simplemente acep­
su personificación, en su autonomía respecto del trabajo. Cesarían de tener esos
efectos si dejaran de comportarse, frente al trabajo, bajo esta forma alienada. El
tada en su inmediatez: aquí, en la posición del "socialismo verdadero" frente a
capitalista, en cuanto tal, es la mera personificación del capital, es una creación los movimientos revolucionarios de la burgu�sía se pasaba por alto, de manera
del trabajo dotada de voluntad y personalidad propias, en contraposicion con el abstracta y utópica -pero, igualmente, deteniéndose en la inmediatez- el núcleo
trabajo. Hodgskin concibe esto como una ilusión meramente subjetiva, detrás de concretamente revolucionario del proceso evolutivo social. Esas dos concepcio­
la cual se ocultan el engaño y el interés de las clases explotadoras. No ve que el
nes -aparentemente contrapuestas y efectivamente contradictorias- se encuen­
modo de representación emana de la propia relación real, y que esta no es expre·
sión de aquel, sino a la inversa.71
tran metodológicamente interrelacionadas. Son consecuencias necesarias de la
concepción básica idealista del "socialismo verdadero": de la disociación entre

79 Ibíd., pp. 328-329. En general todo el tono de su polémica es diverso del adoptado contra
los neohegelianos. Esto no se basa en que dicha polémica fue escrita después de su toma de
conciencia" y no como camino hacia ella, sino principalmente en que el panfletista Hodgskin,
etc., significan un progreso real frente a Ricardo, es decir, han sido objetivamente precursores
75 He expuesto detalladamente este complejo en mi artículo "La cosificación . . . " (op. cit., pp. de Marx, mientras que Hess y camaradas no pueden ser considerados como eslabones de
94ss.). unión entre Hegel y Marx.
76 John Francis Bray (1809- 1 895), compositor de profesión, fue un socialista utópico an­ 80 lbíd., pp. 3 1 8-3 1 9.
gloamericano. Fue cofundador y tesorero de la Asociación de Trabajadores de Leeds. Su obra 81 lbíd., p. 364.
principal, Labour's Wrongs and Labour's Remedy, or the Age o{Might and the Age o{/Ught 82 lbíd., p. 99.
(Males y remedio del trabajo, o la edad del poder y la edad del derecho), en que se manifiesta 83 Cf. su crítica a la historia del socialismo realizada por Grün (Neue Zeit XVIIl/I ( 1 899-
la influencia de Owen, fue publicada en 1 839 (n. del trad.). 1 900), pp. 1 .38-1 39). Esta concepción se encuentra también en Hess, p. ej. en el artículo
77 Theorien über de11 Mehrwert [Teorías sobre la plusvalía), 111, p. 3 1 8. " Über die Not in unsercr Gesellschaft. .. ", ed. de Zlocisti, p. 1 53. Sobre la mencionada dialécti·
78 Ibíd., pp. 354-355. ca de las categorías, cf. Zur Kritik der politischen Ókonomie, introducción, pp. XX-XXXIV.
246 • Gyfügy Lukács Moses Hess y los problemas d e la dialéc�ca ldeali�ta • 247

teoría y praxis y, consecuentemente, de Ja consideración teórica e histórica de [Las c.onsecuenci�s de la revolución del proletariado], muestra que Hess,, in­
.
los fenómenos de la sociedad. Ei enorme aporte intelectual de Hegel consistió en cluso en la época de su mayor aproximación a Marx, a_ún s��uía siendo el viejo
hacer que teoría e h istoria fue·sen dialécticamente relativas entre sí, en concebir idealista y el utopista ético. Y en su obra editada inmediatamente después de
a ambas en términos de una interpenetracion dialéctica, recíproca. Pero esto Ja revolución del '48 -/ugement Vernier du Vieux Monde Social [Juicio final
ha quedado aun en él como una tentativa -en última instancia- malograda. No del viejo mundQ social]- retoma el viejo punto de vista. Dice allí, sobre Marx
y Engels:
pudo avanzar hasta la unidad auténtica de teoría y praxis, sino que tan solo con­
siguió, o bien embeber la derivación lógica de las categorías en un rico material
Ellos entienden de la mejor for�a el arte de seccionar el cuerpo de nue�tra so·
ciedad, de desarrollar la economía de esta y exponer su enfermedad. · Pero son
histórico, o bien racionalizar la historia hasta convertirla en una sucesión de
figuras, alteraciones de estructura, épocas, etc., elevadas al rango de categorías, demasiado materialistas como para poseer el impulso que electriza, que estimula
sublimadas y abstraídas. Solo Marx pudo entender este falso dilema, en la me­ al pueblo. Una vez que superaron la filosofía idealista, se arrojaron en los brazos
dida en que no dedujo la serie de categorías a partir de su derivación lógica o de de la econom(a materialista. Han cambiado el punto de vista nebuloso de la filo­
su sucesión histórica, sino que reconoció que "su orden es determinado por las sofía alemana por el punto de vista estrecho y mezquino de la economía inglesa."

relaciones que existen entre ellas en la sociedad burguesa moderna".84 De esta


manera, Marx no solo proporcionó a la dialéctica el fundamento real que en Pero ya no era posible un auténtico retorno al viejo punto de vista.
vano había buscado Hegel, rio solo puso a la dialéctica sobre sus pies, sino que . El modo de consideración económico siguió siendo, desde entonces, decisivo
a la vez extrajo la crítica de la economía política -a la que había convertido en para la teoría de Hess, solo que, en su pensamiento, que, por lo demás,
. conti­
fundamento de Ja dialéctica- de Ja petrificación fetichista y la abstracta estrechez nuó siendo idealista, actuó metodológicamente como un cuerpo extraño. Así,
en la que tenía que caer Ja economía incluso en sus más grandes exponentes el folleto antes citado contiene varias aproximaciones al materialismo históri­
burgueses. La crítica de la economía política ya no es "una" ciencia junto a las co, solo que Hess permaneció continuamente estancado a mitad de camino (a
demás, no· está meramente colocada por encima de las demás como "ciencia menudo, luego de haber recorrido las tres cuartas partes de este) para co�ec­
fundamental", sino que abarca toda la historia universal de las "formas de exis­ tarse con su viejo idealismo moral y sustentarlo gracias a teorías mitológicas
tencia" (de las categorías) de Ja sociedad humana. as fantasiosas, cósmicas o raciales. Así, por ejemplo, escribe, en el foJJeto ya
Con esta fundamentación de la dialéctica materialista, el "socialismo citado: " El trabajo ha sido organizado siempre para el progreso, el progreso
verdadero" ha perdido toda razón de ser, incluso de orden subjetivo.116 Y Hcss, siempre ha aumentado y perfeccionado las fµerzas productivas, las grandes
como pensador y revolucionario honesto, ha admitido esto después de duras revoluciones siempre han estal!ado con ese fin: colocar el modo de producción
luchas i nternas. Mehrig cita una carta de Hess de 1846,87 en que admite incon­ a la altura de las fuerzas de producción, organizar el trabajo para el progreso".
dicionalmente esto. Pero no estaba en condiciones de apropiarse verdadera­ O formula -en contra de Saint-Simon- la economía de la sociedad socialista

mente del nuevo punto de vista. Su artículo publicado en 1 847 en la Deutsche venidera de este modo: "de cada uno según sus capacidades, a cada uno según
Brüsseler Zeitung [Revista alemana de Bruselas] se aproxima mucho a Marx sus necesidades". 89 Sin embargo, toda Ja exposición sigue siendo ideológica:
en lo term inológico, se esfuerza sin duda también en aplicar el pensamiento Ja vieja y rígida contraposición entre necesidad y libertad, entre el mundo in­
marxiano. Pero ya el propio tema, Die Folgen der Revolution des Pro/etariats mediatamente aceptado y la exigencia ética aceptada con idéntica inmediatez
(y Ja condena moral del ser) permanece intacta; a lo sumo se reparte de una
manera -aparentemente- menos rígida entre el pasado y el presente. Así, por
84 z.ur Krilik der politischen Okonomie, p. XLIV. La deducción de la conciencia a partir del
ejemplo, Hess dice, una vez que ha admitido, en lo que respecta al pasado, la
ser soc1ul, ,Y no a la inversa, que el "socialismo verdadero" no podía encontrar, pero tampoco
buscar seri�mente, se deriva de la concepción -dialéctica- de las categorías como "formas del necesidad objetiva del antagonismo entre clases: "Hoy, por cierto, los hombres
se1·, dctermmacones de la existencia" (ibíd., p. XLIII) [Co11tribuciún a la crítica de la economía ilustrados tienen razón cuando atribuyen Ja persistencia de este antagonismo
política. 4ª edición. Tt·ad. de Carlos Martínez y Florea! Mazía. Buenos Aires: Estudio· 1 975 p
. • .

22 1 ) . •
85 Esto puede verse claramente en la división que Marx proporciona en la introducción·'

��.
ibíd., pp. XLV-XLVI.
Marx reconoce esto en cuanto n los inicios de Hcss. Cf. la crítica sobre Griln, op. cit. , p.
88 F. Melly, Ginebra, 1 85 1 . Algunos pasajes fueron publicados en los Dokumente des
Sozialismus [Documentos del socialismo] de Bernstein, I, p. 540.
89 Op. cit., p. 545, p. 547 y 549.
87 Lit. -NachlajJ, 11, p. 3 7 1 .
248 • Gyorgy Lukács
a la mala voluntad de un puñado de privilegiados". Difícilmente pueda formu­
larse de manera más ideológica el viraje que. supuestamente. debería produ­ Reseñas
cirse en una situación revolucionaria. 1928
En vista de que Hess no estaba en condiciones de mantener su antiguo
punto de vista, o de entender Y. aplicar adecuadamente el nuevo. su actividad
literaria, después de su "conversión" a Marx, es una desesperada oscilación en
medio de construcciones intelectuales puramente vacías y abstractas, en medio
de concepciones fantasiosas sobre una filosofía de la naturaleza. una funda­
mentación del sionismo90 a partir de una filosofía de la historia y una teoría ra­
cial, etc. Como revolucionario honesto, ha participado en el movimiento obrero
lassalleano, y se ha mantenido: hasta el final entre las filas del proletariado
combatiente. Pero, como teórieo, se desmoronó al contacto con la dialéctica
materialista. Lo inusual de ese destino. esta separación casi sin transición al­
guna entre teoría y praxis, la continuación anónima de las cuestiones teóricas
erróneas, una vez que fueron a�andonadas por el propio Hess -al menos, de
manera inconsciente-. la posibiÍidad de que un revolucionario de índole típica­
mente filosófica actúe. en los momentos decisivos, con total independencia de
sus teorías: todo esto puede expl�carse solo por la falta de desarrollo de las con­
traposiciones entre las clases en'_ la Alemania de entonces. Más tarde, cada vez
que aparecen pensamientos simílares. estos conducen, con una cierta fatalidad,
desde el campo del proletariado:a l de la burguesía. El caso Hess, tanto su abo­
luto fracaso en lo sustancial, a pesar de su talento, a pesar de realizar abordajes
correctos en cuanto a problema� individuales. así como su fidelidad personal a
la causa de la revolución. es uno de los ejemplos más interesantes que puedan
iluminar el estado intelectual de Alemania en el período en que nace la teoría
de la revolución proletaria. Hess, con sus defectos y virtudes, mantendrá su
lugar, en la historia del movimiento obrero . como el más típico exponente de
esa transición, y no como eslabón teórico entre Hegel y Marx.

90 Sobre la evolución de Hess, cf. la biografía de Zlocisti. Esta biografía es laboriosa pero
carente de principios, confusa y partidaria de Hess.
, .. : Othmar Spann: Teoría
de las categorías1
., :: . .

Spann no se contenta con Ja "transformación" de la eco�omía y la teoría


del Estado que ya ha realizado. En este libro, se pres�nta como filósofo y, como
fundamento más profundo para sus aportes en el campo de la economía social,
.quie�e reformar también la filosofía. Mejor dicho, quiere retrotraerla, desde el
extravío y confusión que ha causado la consideración causal, mecánico-atomística
(vale decir: toda la filosofía moderna}, a las "fuentes originarias", a los Upanishad,
a Aristóteles y Plotino, a Meister Eckhart y Tomás de Aquino. EJ tomo que reseña­
mos ha aparecido, pues, también como un tomo complementario en una serie que,
de manera pre�ominante, pu�licó las teorías sociales del Romanticismo alemán, y
en primer Jugar, las de Adam Müller; luego, Tomás de Aquino, Agustín, etc.
No es nuestra intención hablar acerca del valor de tales publicaciones.
La reimpresión de obras individuales agotadas o difíci;.nente acc�sibles puede
ser meritoria. De lo que aquí se trata, en primera línea, es de ilustrar la tendencia
(y su valor científico) a cuyo servicio se encuentran estas publicaciones, y para
ello nos brinda una rica posibilidad la obra filosófica de Spann.
El propósito -a menudo, expreso- de Spann es trascender la causali­
dad, elimitar la categoría de causalidad del diccionario de la "verdadera" filo­
sofía. Para ese fin, elige un método extremadamente simple. A la categoría de
causalidad, le contrapone la de "totalidad", y afirma que estos dos modos de con·
sideración se excluyen mutuamente a limine. 2 Así explica, en un lugar decisivo:

Kategorienlehre. Die Herdflamme. l"' tomo suplemenlario. fena: Gustav Fischer, 1 927.
La reseña fue publicada por primera vez en Archiv JUr die Geschichte des Sozialismus und dcr
Arbeiterbewegung XIII ( 1 928), pp. 302-306 (n. del trad.) .
2 De base (n. del trad.).

251
252 • Gyorgy Lukács Reseñas (1928) • 253
Entendemos el concepto de objetividad originaria en el sentido más amplio, y Y esto. no es para nada una reminiscencia hegeliana del joven Marx.
con él aludimos solo a la cmtitesis del orden totalizador de las cosas, es decir, de Quien haya arrojado solo una mirada a los escritos decisivos de Marx, sabrá que
la fraccionalidad . . Todo lo que no es fraccionalidad, es objeti11idad originaria, a
.
ni la teoría de la crisis, ni la de la tasa de beneficio promedio, ni el problema de
saber, un vínculo y contenibilidad no razonables puestos en relación (295).
la acumulación, ni la teoría sobre la renta de la tierra, etc., pueden encontrar en
No pretendo detenerme más en la ingenuidad carente de fundamento Marx su explicación causal sin la fundamentación de la categoría de totalidad,
de esta definición, que con un movimiento de mano desecha el trabajo lógico del proceso total. Y Marx no es, al mismo tiempo, un mero continuador de la
de siglos y, por ejemplo, mete en la misma bolsa a la causalidad real y a las re­ tradición lógica de la filosofía hegeliana, sino que se vincula conscientemente
laciones funcionales de Mach. En la "mágica noche iluminada por la luna"3 del con las tradiciones de la economía política "mecanicista y atomística" que lo
neorromanticismo, todos los gatos, según parece, son pardos. Solo querría lla­ precedió. Si, por ejemplo, Spann consigue no hallar en el Tableau économique
mar la atención sobre un truco fundamental de las Grund/egungen [Fundamen­ ninguna "totalidad", es difícil hacer algo para ayudarlo.
taciones] de Spann. Este asigna a las orientaciones con las que combate alguna Y no es posible hacer nada para ayudarlo. Pues la estructura lógica de su

estupidez inaudita que le viene precisamente a cuento, y que le permite refutar obra no solo se basa en un truco en el sentido negativo -anteriormente descripto-,
triunfalmente esta teoría enemiga por él mismo inventada, y para exagerar la sino también en todas sus explicaciones positivas. Este truco positivo puede ser
importancia del mero hecho de una refutación tal, convirtiendo dicha refutación descripto brevemente de esta manera: Spann parte de J,lna determinación del con­
en una confirmación de la propia teoría. Sin abordar más en detalle la categoría cepto totalmente vacía, puramente lógico-formal. Coloca esta determinación en la
de totalidad empleada por Spann, hay que señalar que su posición, según la cual base de su propia categoría, a fin de revestir a esta científicamente -hasta donde es
totalidad y causalidad se excluyen mutuamente, es totalmente insostenible. Solo posible-, a fin de hacerle creer al lector que se trata meramente de un tal esclareci­
para mencionar a un pensador -y, sin duda, uno al que incluso Spann elogia al miento formal-analítico de las significaciones del concepto. Apenas se ha adormeci­
menos parcialmente-, digamos que Hegel ha destacado, como pocos lo habían do la atención, cuando súbitamente aparece el contenido específico de Spann, que
hecho anteriormente, la importancia metodológica de la categoría de totalidad lógicamente no tiene nada que ver con el anteriormente expuesto, que solo puede
("la verdad es el todo"). Pero solo alguien que ni siquiera haya intentado hojear la enlazarse con el punto de partida a través de prestidigitaciones lógicas muy osadas,
Lógica de Hegel se atreverá a afirmar que este no le ha atribuido a la causalidad a veces a través de puros juegos de palabras. iSolo un ejemplo! La perfección, como
un lugar decisivo en la estructura de la lógica. Pero la pifia de Spann es aún ma· fundamento de todos los modos de.ser; como máxima de Spann: "La totalidad es en
yor. La lucha contra la causalidad, contra el mecanismo y la atomizacion es, para todos los modos peculiarmente perfecta" (99). Como ejemplos, menciona Spann:
él, ciertamente una lucha, en primera Hnea, contra Marx y el marxismo. Pero en
En la cristalografía, se presentan conceptos de perfección, a través de conceptos
vista de que, en este ámbito, su ignorancia es aún más considerable que en el ám· como los de: formación impe�fecta de los cristales (i'imperfecci6n' pensada según
bito general de la historia de la filosofía, obviamente pasa por alto la importancia el parámetro del propio objeto, no según el del espectador estético o el de un fin
fundamental que la categoría de totalidad posee en Marx. "En cada sociedad las subjetivo, por ejemplo, el del orfebre!), 'configuraciones anormales' de los crista·
relaciones de producción -dice Marx- forman un todo" (Miseria de la filosofta, les. 'imperfección de las superficies' (102).
9 1).4 Y especifica aún más este pensamiento; dice, en contra de Proudhon:
Luego, Spann habla de "salud" y "enfermedad" en la biología, de fenómenos
Se transforman los diferentes miembros de Ja sociedad en otras tantas sociedades, psicológicos individuales como los de "engaños en la percepción", "alexia", "dalto·
que se suceden una tras otra. En efecto, lcómo la fórmula lógica del movimiento, nismo", etc. (102s.). Ejemplos en los cuales el "concepto de perfección" es, sin duda,
de la suce6ión, del tiempo, podría explicarnos por sí sola el organismo social. en bastante superfluo en el plano metodológico, pero se lo concibe en forma tan univer­
el que todas las relaciones existen simultáneamente y se sostienen las urias en las
salmente formal, que aun es posible conciliarlo de alguna manera con la cientificidad.
otras? (ibíd ., p . 92).5
Pero entonces Spann pasa a las ciencias sociales, para mostrar "que la economía,
de acuerdo con su esencia, se encuentra determinada por el estamento, carece de
esencia, goza de circulación libre y está vinculada con el comunismo" (104). Aun
J Mondbegliinzte Zaubemacht: este verso aparece en la comedia Kaiser Octavianus [El cm·
perador Octaviano] ( 1 804) del escritor alemán Ludwig Tieck ( 1 773 - 1 853) (n. del trad.). cuando Spann aquí mtiga un poco las cosas metodológicamente y las relativiza, en la
4 Miseria de la filosofía, p. 89. medida en que también alude al "concepto de perfección contrapuesto que aparece
s Íd.
254 • Gyorgy Lukács Reseftas (1928) • 255
en lo$ fisiócratas" ("ordre naturel"6 y "ordre positif"7), el salto mortale8 lógico se ma­ ej�mplo, en el de�echo P�nal, no son norinativiz�dos los derechos del parlamento.
.
nifiesta claramente. Pues una analogía con los ejemplos antes citados, relacionados Cada subdivisión legál (constituéión, derecho penal, etc.) posee en sr la naturaleza
con la ciencias naturales, solo puede ser establecida. dentro de un sistema. Incluso del derecho nt�gro, cada regla jurídica reríeja todo el derecho;· y remite a todos los
í
.
demás miembros. En cambio, no existe ninguna 'economía en el derecho', ningún
si trabajase 4e mane�a spanniana, la cristalogr�fía nunca podría comparar entre sí
'derecho en la economía'. Tod� debe mantenerse dentro de su _p �opio género (1 15).
dos cristales diferentes sobre la base de su perfección, sino únicamente un ejemplar
perfecto de una especie con un ejemplar imperfecto de la misma. especie. Por ejemplo
Tampoco perturba a Spann el hecho de que también el neokantismo
-para traer un caso de otra esfera-, un monstruo hu�ano con un hombre normal;
haya tenido que fracasar en �sta exa�eración_ d� 1.� homogeneidad (por .ejemplo,
pero nunca se le ocurriría a un biólogo comparar un per�o con un cerdo "sobre la _
problema .del surgin:iient� del derecho d�sde Jelli�ek ª· Kelse�). Spann sobre·
base de su perfección". Spann solo debería, pues, aplicar su categoría de perfección .
dimensiona est� principio metód�co -que en este ·caso no es �ás que el reflejo
-de acuerdo con sus propios presupuestos iniciales.:. por un lado, a las dife�entes
científico de la división del trabajo capitalista y moderna� de la· (aparente) inma­
formas evoluti�s de los tipos de la economía estamental, por otro, a las de los tipos
nencia jurídica en la interpretación legal- haciendo de él un principio metafísico,
de la economía capitalista; con ello, llegaría a conceptos como el "tipo ideal" de Max
a fin de poder representar Ja estrúctura estamental de la sociedad como principio
Weber. La 11perfección" de la economía ligada a estamentos, en contraposición _con la
objetivo, ontológico, como categoría del ser absoluto.
capitalista, solo_ puede ser -pára decirlo levemente- obtenida por malas arle$.
Esta posición finalista apologética no tenía por qué producir necesa­
Así, las explicaciones de Spann oscilan entre una trivialidad abstracta,
riamente un eclecticismo, si Spann contara con Ja posibilidad social de anunciar
vacía, y una apologética desprovista de demostraciones e indemostrable. El autor
una visión del mundo puramente estamental. En ese caso, debería ser reacciona­
parte de la indecible trivialidad de que cada "parte del todo" cumple diversas
rio también en el plano científico, se metería inevitablemente en contradicciones
funciones d.entro del todo. Pero súbitamente transforma esta trivialidad en una
insolubles, ya que debería ignorar toda la evolución económico-social de los úl­
transfiguración metafísica del "rango", con el que aquella no tiene nad� que ver
timos siglos como "descarrío". Pero el caso de Spann es más complicado. Pues
ni en lo objetivo ni en lo lógico: "hombre y chirnpancé, león y chacal, rosa y cés­
los Upanishad y Meister Eckhart están al servicio de una cosmovisión capitalista
ped, cristal y guijarro, no poseen el mismo rango, asumen un lugar diverso en
Y moderna. El anuncio del orden económico estamental tiene por fin defender
la escalera de las esencias" (1 50). Creo que aquí todo comentario es superfluo,
el capitalismo moderno, es decir, afirmar y consolidar el elemento capitalista
así como c�ando emplea la categoría hegeliana de m�diación para presentar el
presente en él y condenar la rebelión del proletariado como "carente de esen­
"trámite oficial" como principio n:ietafísico fundante del universo (1 70-1 71). Los
· cia". La entera teoría de Spann es, pues, apologética. La siguiente cita de Das
ejemplos pueden acumularse a gusto y placer.
e estructurado" de esta Ebenbild als Vorbild [El calco como modelo] revela que no somos injustos con
Es ciar<? que un libro que se halla "lógicament
en su método. Spann él; cabe señalar aquí que la fundamentación lógica precedente ha sido modelada
manera solo puede mostrar el más confuso eclecticismo
todo 1110 que es de acuerdo con el esquema expuesto anteriormente. Spann explica:
extrae, pues, desde los Upanishad al neokantismo , realmente
bueno y valioso"; solo que todo aquello que, en su justo Jugar, pudo tener una
En la teoría de la economía popular individualista, se pasaron totalmente por alto
-cierta y relativa- adecuación metodológica , se confude tan caóticamente a raíz
el caráct�r modélico y la iníluencia creadora del modelo; ni siquiera el fundador
de su metafísica acrítica, que se distorsiona hasta la plena insensatez. Para men­ pudo honrarlas teóricamente. Por cierto que a menudo se leen observaciones rea·
cionar solo un caso: Spann toma del neokantismo la asf llamada homogeneida d lizadas por economistas prácticos, de este tenor: 'Este comportamiento, est for· �
de las esferas individÚales (derecho, economía, etc.) y hace con ella lo siguiente: ma de organización, esta forma de crédito, este nivel de rendimiento, de eficiencia,
ha sido alcanzado por N.N.; ha sido adoptado a imitación del modelo de ... siguien­
do el ejemplo de...'. Una simple observación como esta proporciona ya el estado
El derecho es totalmente legal. Solo consta de subdivisiones legales -por ejem·
de cosas, es decir, la productividad del modelo económico. En verdad, el 'mejor
plo, la constitución, el derecho civil, el derecho procesal, el derecho penal- que
agricultor', 'el mejor tornero', 'el mejor financista', 'el mejor sastre', 'la mejor ama
constan, a su vez, de reglas legales especfficas, dotadas de rasgos específicos. Por
de casa' de un ámbito económico, de un mercado, de un país, etc. determinados,
poseen siempre la mayor importancia creadora (productiva, elaboradora), por el
�. hecho de que también codeterminan (estimulan) el nivel de rendimiento de aque·
6 Orden natural (n. del trad.). llos que se encuentran más abajo, en la medida en que proporcionan un modelo.
7 Orden positivo (n. del trad.). La política económica gremial de la ciudad medieval, el sistema de Colbert y todo
8 Salto mortal (n. del trad.).
256 • Gy6rgy Lukács
el mercantilismo se basaban,. en buéna medida, en la instalación y formación de Carl Schmitt:
modelos. Y el moderno 'sistema Taylor' de Norteamérica, lno está formado, en
parte, con vistas a encontrar el modelo -es decir, las mejores maniobras para
cada sector de trabajo- y convertirlo en prototipo? Esta categoría de modelo no se
Romanticismo políticO
adecua, por cierto, a una concepción mecánico-causal como Ja de un Ricardo y un
Marx, como la de sus escuelas, y no puede encontrar lugar alguno en una teoría
configurada causal y científicamente (1 57).

Podríamos probar nuestras expJicaciones recurriendo a cada página del


libro de Spann. Pero creemos que Jo dicho hasta aquí alcanza para mostrar la
absoluta falta de valor científico que caracteriza a este producto de un eclecticis­
mo apologético.

Este libro se ha hecho muy conocido, e incluso famoso, a raíz de su


propuesta de deriyar el Romanticismo a partir del ocasionalismo. En los cír­
culos de investigadores serios, que no están dispuestos a hacerle el j�ego a la
actual moda romántica, la interpretación y . crítica del romanticismo. realizada
por Schmitt ha encontrado un fuerte eco. Y con razón. Si, desde varios sectores,
se busca hacer pasar a un Adam Müller por fundador del método científico, es,
por cierto, meritorio considerar a Müller (y a figuras más importantes, como F.
Schlegel, Gentz, etc.) con una mirada histórica sobria, revelar la incoherencia
de sus pensamientos, la índole -para decirlo con cortesía- problemática de sus
.
caracteres, la insignificancia de sus influencias políticas. Y los méritos del libro
de Schmitt no se agotan en esto. Encuentra una serie de observaciones acertadas
para I� caracterización del movimiento romántico. Destaco, ante todo, la función
exagerada de Jo estético� Schmitt no solo muestra muy acertadamente cómo esta
exaltación de] principio estético supera todo pensamiento unívoco, controlable y,
por ende, científicamente analizable, y torna asimismo imposible cualquier toma
de posición política; también se refiere acertadamente a los efectos destructores
.
de esta posición sobre el propio ámbito estético (pp. 20ss.). A tales observacio­
nes y comentarios adecuados podríamos añadir otros: pero, en vista de que este

1 Polilische Romantik. 2• edici6n. Múnich y Leipzig: Duncker & Humblot, 1 925. La


reseña fue publicada por primera vez en Arrhiv für die GeschiChte des Sozialismus und der
Arbeiterbewegung XIII ( 1 928), pp. 307-308.

257
258 • Gyorgy Lukács Reseñas (1928) • 259
campo de investigación se encuentra demasiado lej�s del :ám�itO de interes�s de
· con más detaJle la situación histórica específica, la estratificación interna de la
esta revista, nos contentaremos con esta breve alusion. burguesía en la Alemania de entonces; sin plantear la pregunta por cuál estrato
. Nos interesa, en primera i rnea, el .mét9d� qué Schinitt aplica, inéto.;. · han representado los románticos alemanes, a qué ser socia.l corresponde la es­
do que abarca y delimita la importancia y alcance de sus constataciones. Pero tructura de su pensamiento. De esa manera, Schmitt 'no está en condiciones de
ahora habría que constatar que Schmitt, en general, no va más allá del método resolver auténticamente el problema planteado por él mismo, y su libro no ofrece,
de la "historia del espíritu" moderna, tal como fue empleado, por ejemplo, por pues, más que un estímulo para los futuros investigadores de este ámbito, una
Dilthey y, luego, por Troeltsch. Subraya, ciertamente que con razón, el carácter serie de observaciones y análisis aislados tan acertados como inteligentes, cuyo
burgués del Romanticismo (p. 16) y cierra con ello la puerta para cualquier ge· valor auténtico solo podrá revelarse cuando el problema sea formulado y respon­
neralización -romántica- infundada, en la que todo aparezca como romántico dido en forma verdaderamente adecuada.
y en la que, por lo tanto, nada aparezca de manera inequívoca como concluyen­
temente romántico. Su análisis de los fumlamentos sociales del Romanticismo
se estanca, sin embargo, en esta constatación. Sin duda que critica -en general,
con razón- las concepciones de Seilliere (pp. Ss.) y Taine (p. 17), y reconoce el
carácter contradictorio de las determinaciones de ambos, pero en lo positivo no
va esencialmente más allá de los autores criticados por él. Pues sin duda tiene
razón al constatar que el Romanticismo no debe buscarse en el objeto, sino en la
posición que el sujeto romántico asume frente al objeto (p. 122); constata muy
acertadamente que corresponde a la esencia del Romanticismo reemplazar la
causa (causa) por la ocasión (occasio) (pp. 120s.); constata que de ese modo
surge una concepción subjetivista plenamente formal, de modo que "el senti·
miento romántico del mundo y de la vida puede vincularse con las circunstancias
políticas más variadas y con las teor(as filos6ficas más contrapuestas" (160),
por lo cual es también particularmente característico del Romanticismo que la
posibilidad sea concebida como una categoría más elevada que la realidad (pp.
98ss.). Todo esto aparece descripto, en general, en forma acertada, y la esencia
antirromántica de muchos polfticos de la Restauración que han influido fuerte­
mente en el Romanticismo (Burke, Bonald) es destacada co� igual acierto. Pero
nunca se ofrece un� explicación. Pues las indicaciones puramente filosóficas, el
énfasis sobre la importancia de Malebranche, etc., no pueden de ninguna mane­
ra proporcionar esto. Precisamente a causa de la fuerte receptividad subjetivista
de los románticos, el número de pensadores que influyeron sobre él en diversos
perfodos fue muy grande (la lista va de Platón a Fichte y Schelling, pasando por
Bohme, Spinoza, Shaftesbury._ etc.). Así, ante la pregunta de por qué precisa­
mente el ocasionalismo fue decisivo para la estructura intelectual de los román­
ticos, Schmitt hubiese debido aducir argumentos muy distintos. Pero aquí, este
libro por lo demás inteligente e foteresante fracasa totalmente. Schmitt no hace
. siquiera la tentativa de encontrar una explicación real, histórica; ni siquiera llega
a formular correctamente la cuestión. Esta limitación obedece a que, en su aná­
lisis soclohist6rico, se mantiene en un nivel de generalidad descolorido como el
del término "burgués" (también Hegel es, por ejemplo, burgués), sin investigar
Tesis de Blum
(Selección}

;
. '
Tesis. de Blum
(Esbozo de tesis sobre la situación política y económica en Hunurra·

y sobre las tareas del Partido Comunista Húngaro)'

(Selección)

Advertencia preliminar de la redae<;i6n de las ·ParteigeschichtUche Mittei­


lungen [Comunicaciones sobre Historia del Partido] (ed. por el Instituto de Histo­
ria del Partido. Comité Central del Partido de los Trabajadores Húngaros [PTH]):
En el Archivo del Instituto de Historia del Partido, algunos camaradas
que se ocupan del perfodo 1929-1939 han descubierto, durante su estudio, un
documento importante de la historia del PCH, las así llamadas Tesis de Blum,
cuyo autor es el camarada Lukács.
. Las tesis fueron esbozadas a fines de 1928, y tenían por fin preparar el in­
forme político del Segundo Congreso del PCH. El esbozo interpreta la situación del
PCH y las circunstancias generales en Hungría y, basándose en el programa adop­
tado en el VI Congreso de la Internacional Comunista, señala la necesidad de una
modificación de los fines estratégicos del Partido, y formula la idea de una dictadura
democrática de los trabajadores y los campesinos. No obstante, a pesar de los objeti­
vos estratégicos en s( acertados, el esbozo no extrae las conclusiones necesarias para
la política de alianza, la política agraria y la táctica del Partido en general.
Este esbozo fue discutido en el Partido en 1929.
Después del debate en el Partido y la Carta Abierta del Comité Ejecu­
tivo de la Internacional Comunista (CEIC), el Comité Central y, más tarde, el
Segundo Congreso del PCH (febrero-marzo de 1930) han recusado las tesis,

1 Részeletek a 7ézistervezet a magyar politikai és gazdasági helyzetrol és KMP/eladatairól'


(Blum-Tézisek) c. dokummatumból. En: Párttort4neti KDzlemlnyek 11/� (1956), pp. 75·94.
Estas tesis, compuestas a finales de 1 928 y discutidas en el Partido en 1 929, fueron publicadas
por primera vez en 1 956 (n. del trad.).

263

; ,.
264 • Gyorgy Lukécs Tesis. de Blum • 265
.• '

precisamente a raíz de la mención de su objetivo estratégico, como tin documen­ miento de �asas, al someter todos los problemas teóricos y prácticos vinculados
to equivocado y oportunista. ·
con la democracia, en la Hungría de entQnces, a una interpretación exhaustiva.
El esbozo se subdivide en cinco capítulos: 3. Poco después del congreso, toda la dirección del PCH fue arrestada,
l. La situación de1 PCH durante e1 Primer Congreso y su evolucion hasta el .y las experiencias del congreso no pudieron ser- difundidas .entre los miembros

primer plenario de 1928; del Partido:' Fue preciso formar una dirección totalmente nueva. Este proceso de
consolidación se desarrolló raudamente. En primavera de 1926, el Partido volvió
11. Las modificaciones fundamentales durante e) régimen de Bethlen Y Jas
a encontrarse en condiciones de actuar. Este incipiente proceso de.consolidación
clases;
no alcanzó, sin embargo, la plenitud. Sin duda que se había puesto en marcha una
III. La situación de la clase obrera; organización ilegal, y el Partido había ajustado cuentas sin mayores perturbacio­
nes con los liquidacionistas (WeiBhaus5 y �amaradas), quienes es_taban afectados
IV. La actividad del PCH después del plenario;
por las ilusiones legales; pero no consiguió aún establecer la dirección sobre un
V. Los problemas principales de la situación actual. fundamento sólido, acorde con un partido comunista. Por cierto que, en el mo­
Presentamos aquí los capítulos 1 y IV del esbozo, así como las secciones vimiento de masas iniciado en otoño de t 926, el Partido consiguió movilizar un
A y D del capítulo V. número comparativamente grande (2.000 firmas en las elecciones), también con­
siguió difundir entre las masas la consigna central de su programa de transición:
la república regida por los trabajadores y campesinos; pero una reorganización,
l. La situación del PCH durante el Primer Congreso y su una consolidación organizativa de la influencia obtenida, permaneció muy por
evolución hasta el primer plenario de 1928 detrás de la ampliación de la influencia política. El plenario del Comité Central
1. El PCH celebró su Primer Congresa2 en el período en que estaban de­ había reconocido los peligros ocultos en esa situación en navidad de 1926, y co­
sarrollándose intensamente movimientos de masas de tendencia izquierdista. Los locó en el centro de su trabajo la conformación del PCH ilegal, al subrayar que el
mejores elementos izquierdistas de la clase obrera comenzaron a unirse en una opo­ MSZMP solo hacía, por otra parte, imposible la realización de esta resolución: en
sición. Ya a comienzos del movimiento, el PCH consiguió establecer una alianza con febrero de 1927 fue arrestada toda la dirección del PCH.6
la parte más autoconsciente de esa oposición, y colocar a esta bajo su influjo. El mo­ 4. A estos arrestos, que desplazaron al MSZMP casi totalmente a la ile­
vimiento condujo a una escisión dentro del Partido Socialdemócrata en la primavera galidad, y que lo despojaron de su relación con las masas, siguieron un período
de t92S, durante la nueva coalición burguesa establecida en las elecciones aldeanas. lleno de crisis y una dura derrota. No solo progresó con lentitud la formación del
2. La orientación política del MSZMP3 se encontró, desde el comienzo, : 1 Partido, no solo se encontró ante grandes dificultades la formación de cuadros;
¡ f
correctamente asentada en los problemas fundamentales de la lucha de clases .., además de esto, aparecieron en primer plano las corrientes liquidacionistas más
en Hungría: en la caída del sistema contrarrevolucionario que entonces estaba diversas. Los liquidacionistas representaban punto� de vista aparentemente di­
·i

consolidándose, y en el agrupamiento de las masas insatisfechas. Por ende, el .l versos y contradictorios: por un lado, un pleno retorno a la ilegalidad; por otro,
MSZMP había representado como programa suyo el rechazo por principio de una plena aceptación de las posibilidades legales y el rechazo de la ilegalidad. El
una política de coalición, y en lugar de un acuerdo entre la burguesía y los traba­ éxito de sus actividades solo podría haber llevado a la liquidación del PCH. En
jadores, propuso la posibilidad de una liga de los trabajadores y los campesinos. ello se hizo, además, perceptible la acción liquidacionista de los renegados: esa
Para ese fin, puso en un primer plano, . con tanta nitidez como lo permitía aún acción respondía a una concepción que solo admitía el trabajo ideológico, y que
la legalidad, la cuestión del suelo -es decir, el suelo del que en vano disponía el condujo a una lucha tercamente demagógica contra el trabajo práctico en células
campesinado-. El congreso había aclarado las cuestiones estratégicas del moví-

4 Mátiás Rákosi fue enviado a Hungrí�. después del Primer Congreso, para colaborar con la
2 El congreso tuvo lugar -a causa de la ilegalidad del Partido- en Viena, entre el 1 8 Y el 2 1 organización del PCH, pero pronto fue arrestado (n. del trad.) .
de agosto de 1 925 (n. del trad.). . 5 Aladár WeiBhaus, que ejerció un papel decisivo en la fundación del MSZMP, fue expulsado
3 MSZMP: Mtgyar Szocialista Munkáspártija [Partido Obrero Socialista Húngaro]. Fue luego del PCH por desvío a la derecha (n. del trad.) .
fundado el 1 4/4/ 1 925 por resolución del PCH, a raíz de que este solo podía trabajar ilegal­
6 Proceso contra 53 miembros del PCH (llamado 'Proceso Szánto', a partir del nombre del
mente en Hungría. El líder del MSZMP fue István Vági (n. del trad.).
principal acusado) en mayo de 1 927 (n. del trad.).
Tesis de Blum • 267
266 • Gyürgy Lukács
tesis del plenario p�oporcionaron al partido la posibili�ad de reaccio�ar 'acertada­
que llegó hasta la denuncia. A través de arduas discusiones, el PCH consiguió mente -grosso modo- ante las tendencias destacadas en las t�sis. Sin embargo, el
eliminar del Partido a corrientes enteras del liquidacionismo. suprimir la in· Partido solo tuvo éxitos muy débiles en la cuestión actual de mayor importancia
fluencia que tenían en el Partido los renegados, y aislar bastante a estos también para el movimiento obrero: la formación de un frente . obrero de izquie�da.
·
entre los simpatizantes del Partido. 2. El raudo desarrollo de estas tendencias durante el ot9ño obligó al
Las tres cuartas partes de ilegalidad del MSZMP obligaron al Partido a Partido a una toma de posición decidida en las cuestiones del MÉMOSZ9 y de
asumir una nueva táctica. Había que ir más allá de la línea fijada en el plenario de los cerrajeros húngaros. El Partido había consul!'ado rápida y, . en lo esencial,
navidad; había que conformar un trabajo de fracciones regular en todas las organi· · acertadamente el cambio de dirección, que tan necesario se había tornado, en
zaciones de masas y crear el fundamento para ese trabajo: la organización ilegal en la táctica sindical, es decir, en un campo de trabajo de vital importancia bajo las
células; había que difundir en el Partido la técnica y el espíritu de la conspiración. actuales circunstancias.
Una vez superados algunos obstáculos objetivos y subjetivos de importancia, final· 3. Los más importantes logros de la actividad delPartido en el período
mente comenzó ese trabajo. Con el colapso de la coalición de Bethlen,7 que el Par· precedente son: .
tido había reconocido a tiempo y evaluado correctamente, la influencia partidaria a} La conformación de una dirección partidari�. A través de la intensi­
creció constantemente, y también aumentaron la dedicación de los dirigentes y la de ficación del trabajo partidario realizado por los órganos superiores e inferiores,
la organización. Sin embargo, siguió habiendo una escisión entre la influencia polí· se incrementó ia eficiencia p�lítica del Partido, aunque no estuviera todavía en
tica del partido y su transformación en la organización. Esos problemas provocáron condiciones de ·conducir de inmediato a todos los miembros, ya organizados, a
un proceso que recíprocamente ha ido intensificándose, y que no pudo ser detenido una lucha favorable para una campaña reconocida como correcta.
ni por la oposición presentada ante la comisión exterior a raíz de la "cuestión Ju· b) La creciente dedicación acarreó, asimismo, una mejora en el método
nius", ni por los numerosos a�restos a los que el Partido se veía aún expuesto. Pero conspirativo y, con ello, un descenso en el número de arre�tos; también redujo la
es un indicio claro de la consolidación organizativa del Partido que los arrestos, efectividad de los arrestos realizados. La consecuencia política de estos hechos
tanto en Hungría como en el extranjero (Béla Kun).ª hayan sido realizados a escala es una aniquilación de las prácticas liquidatorias dentro del Partido, si por ello se
proporcionalmente reduc�da, y que no · hayan podido obstaculizar ni por un mo· entienden aquellas formas de liquidacionismo que se habían �ifundido durante la
mento el avance del partido. El plenario ampliado del Comité Central en el verano crisis de 1927-1928. La consecuencia de estos hechos es, sin embargo, un creciet:lte
de 1928, extrajo las enseñanzas de ese perfodo y proporcionó las líneas directrices influjo y una lucha exitosa del Partido en la destrucción del liquidacionismo exter­
para la ulterior actividad del Pártido. Este participó, con una delegación integrada no al Partido. De esto resulta que, aunque solo con lentitud, el Partido consiguió,
por camaradas locales y �xtranjeros, en el VI Congreso Mundial de la Internacional en medida creciente, combatir el temor de Jos trabajadores de izquierda frente al
Comunista. Partido éomunista ilegal . (Hoy sucede a menudo que trabajadores de izquierda se
acerquen al Partido, por un lado, para unirse a él, por otro, porque sienten que no
IV. La actividad del PCH después del plenario pueden trabajar eficazmente sin un vínculo estrecho con el ·Partido). Este temor
es el principal obstáculo para la conformación de un partido obrero unificado de
J. Se evidenció que la perspectiva política y la línea de las tesis del plena·
izquierda, ya que impide a la mejor_parte de los elementos obreros de izquierda par­
rio habían sido acertadas. La situación política general, como también la evolución
ticipar de manera partidista -es decir, bajo una disciplina partidaria, organizada y
del movimiento obrero, se movían de acuerdo con la dirección allí concebida. Las
planificadamente- en todos los movimientos industriales, profesionales y políticos.
c) La huelga en Salgótarján10 representa un paso decisivo en la evolución
del Partido. Fue.la primera gran huelga que haya surgido y que haya sido llevada ade­
7 El conde Jstván Bethlen (1 874-1 946) fue designado primer ministro en abril de 1 9 2 1 lante bajo la dirección de los comunistas, de acuerdo con las indicaciones del PCH,
por Horthy. Como diputado, Bethlen había impulsado, a mediados d e julio d e 1 920, una
alianza entre los partidos más importantes con representaciói;i en el parlamento: el Partido
Unido Cristiano-Nacional, el Partido de los Pequeños P�ductorcs Agrarios y el Partido de los
; .
Campcsin.os. Desde las elecciones de mayo de 1 92 1 2, Bethlen gobernó con el apoyo de esa 9 MÉMOSZ: Magyarországi Épitóunkások Országos Szóvetsége (Liga nacional de los cam­
coalición. A raíz de las crecientes dificultades surgidas en el plano de la política interior, .que F pesinos húngaros) (n. del trad.).
10 Durante noviembre y diciembre de 1 928, hubo huelgas en las minas de Salg6tarján, Pécs,
comenzaron a acentuarse hacia 1 927- 1 928, renunció en 1 93 1 , por decisión propia. Su sucesor
·
fue el conde Oyula Károlyi (n. del trad.). Tata y Pilisvfüósvár (n. del trad.).
8 Béla Kun fue arrestado en Viena el 26/4/ 1 928 (n. del trad.) .
268 • Gyorgy µJkács Tesis de Blum • 269
y a pesar de la resistencia de la burocracia. Aun cuando también se manifestaron d) Indecisiones que se evidenciarion en los niveles más bajos de la direc­
muchas fallas y vacilaciones en la dirección (particularmente, frente a la burocracia ción, particularmente durante la campaña metalúrgica.12
rompehuelgas), este movimiento debe ser refrendado como un éxito, y tanto más e) Las relaciones insuficientes e irregulares con la juventud del movi­
cuanto que la expansión de Ja huelga de Salgótarján a todo el país fue un éxito de la miento obrero. Aun cuando, en este punto, se han introducido decisivas mejoras
campaña de una delegación que, estimulada por comunistas, recorrió otras minas. desde. el plenario, la conexión manifestada durante las campañas sigue siendo
El efecto favorab]e de la hueJga se manifestó en la dura resistencia que aún insatisfactoria y demasiado débil.
los mineros, en especial los de Tarján y Tata, mostraron ante la conferencia na­ O La total ausencia de trabajo femenino, de .la cual se deriva, en espe­
cional al concluir la huelga de Pilisvfüosvár. cial, la falta de influencia sobre las huelgas textiles. "
d) La influencia del Partido sobre los cerrajeros dados de baja crece en 5. Est�s causas organizativas, sin embargo, no agotan en modo alguno
forma constante, hecho que se manifiesta especialmente en el creciente espíritu la situaci6n. El hiato todavía existente entre la influencia política del partido y el
combativo de nuestros volantes. El trabajo de la fracción constituida por los aprovechamiento organizativo de esa influencia, la consolidación organizativa y,
cerrajeros y torneros prepara el terreno para la creación de una liga de metalúr­ por ende, también la efectividad. del partido, tiene también causas políticas. Las
gicos orientada a la lucha de dases. más importantes son:
e) Formación de una oposición MÉMOSZ que se integre a la lucha de a) El partido no muestra su rostro en la medida adecuada, ni siquiera cuan­
clases; este hecho debe ser registrado como un éxito, y tanto más cuanto que fue do es él mfsmo el que promueve y conduce una campaña. Esto encierra, sin duda,
combatida una seudooposición centralista (Palotás)11 -era de prever la creación dificultades y peligros; las experiencias ilegales de otros pa{ses muestran, no obs­
de un grupo semejante mientras se formaba la oposición-, y también fue preciso tante, que el problema no es insoluble. Los hombres deberían ser formados para la
evitar que la burocracia pudiera aislar a los líderes del movimiento, a través de conspiración, y no hay que limitarse a desarroJlar una política conspirativa. Cuando
medidas rápidamente implementadas, respecto de las masas opositoras. las células consiguen atraer a aquellos hombres que simpatizan con ellas, y cuando
f) La creciente influencia de los comunistas sobre las amplias masas de son capaces de movilizar a estos hombres a favor de sus campañas, una aparición
trabajadores y, en general, una ampliación de la influencia política del Partido, pública del Partido no conlleva ya el riesgo de un arresto. Pero durante la intensifi­
aun cuando ni en el plano sindical ni en el político se logró agrúpar en una unidad cación de estas campañas, el partido no debe hacer ninguna concesión al temor ante
ideológica unitaria, y menos aún en una unidad organizativa, a las masas de tra­ esa aparición pública; temor que las organizaciones inferiores. vienen arrastrando,
bajadores de izquierda; tampoco se logró unir a estas bajo la dirección del partido. de manera exagerada, desde un período evolutivo ya superado. Solo en este caso las
· 4. Las causas del deficiente trabajo con las masas campañas correctas del partido pueden encontrar un eco verdaderamente serio en
a) Organizativamente: las debilidades de las células, falta de influencia las masas, y ejercer una influencia sobre las capas de trabajadores algo más alejadas.
de estas en las fábricas, formación deficiente de las fracciones (MÉMOSZ), tra­ b) En su agitación y propaganda, el partido no siempre fue capaz de
bajo desprovisto de plan y unidad dentro de las fracciones (oposición socialde­ introducir las consignas estratégicas centrales de las tesis del plenario en las
mócrata, organizaciones culturales). cuestiones diarias concretas; con ello, no consiguió que las luchas surgidas es­
b) Falta de funcionarios, cuyo bajo nivel, inexperiencia política en gene­ pontáneamente o impulsadas por el partido se convirtieran en parte consciente
ral y, en particular, en cuanto a la combinación del trabajo legal e ilegal es una de de un frente en formación de los trabajadores de izquierda.
las causas principales de la incapacidad que las células muestran para alcanzar c) El Partido fue incapaz de difundir entre las masas una parte de sus
la apropiada influencia en las fábricas. · consignas estratégicas (lucha contra la guerra, lucha "por demandas democráti­
c) Los correctos análisis y consignas del Partido a menudo alcanzaron cas") en una m·edida apropiada.
a los miembros del Partido y, a través de estos, a las masas solo tardíamente, o
sin la suficiente efectividad.

t t · Imre Palotás (n. 1 894). líder sindical comunista. Fue expulsado del M ÉMOSZ a causa de
su resistencia frente a la política anticomunista de la burocracia sindical (n. del trad.). 12 Movimiento de lucha por los ·salarios apoyado por el PCH (n. del trad.).
210 • Gyorgy Lukács Tesis de Blum • 271
. d) Al aplicar las tesis del plenario y al elaborar la línea partidaria, en la sería una propaganda puramente teórica de la dictadura del proletariado. La
dirección central (Julius, 13 Robert}14 y entre los miembros del partido, se revelaron plataforma del camarada Julius, dejando de lado el carácter totalmente err6neo
desviaciones derechistas que, a menudo, no permitieron que el partido reaccionara a de sus análisis; solo serviría para retrotraer al Partido a las circunstancias inme·
los sucesos rápidamente o con la necesaria decisión. Estos giros a menudo se mani­ diatamente posteriores al derrocamiento de una dictadura -es dcir, al nivel de
fiestan únicamente como á�imos resignados, cuya causa es el sentimiento, presente un puro grupo propagandístico-. Este punto de vista, aunque en consonancia
en trabajadores del part�do que actúan bajo condici9nes duras, de que sus esfuerzos con las circunstancias específicas (húngaras), se ajusta al punto de vista de otros
y su capacidad organizativa no están a la altura de las tareas que tienen por delante. grupos derechistas internacionales, y ex�resa, en lo esencial, temor ante �a reso­
Pero no hay que cerrar los.1ojos ante estos hechos; pues, en el fondo, detrás de toda luci6n de las duras tareas actuales a las que se encuentra enfrentado el partido.
desviación derechista se oculta el sentimiento de una discrepancia tal entre las ca­ b) El punto de vista del camarada Robert (cf; sus tres artículos en el apén­
pacidades y las tareas. Detrás de la mayoría de las desviaciones derechistas se oculta dice a las tesis) lleva aún más el sello de una ideología de la debilidad. El camarada
una tal ideología de la debilidad, un desvío de las tareas combativas concretas. Natu­ Robert advierte la aproximación de tendencias fascistas y la constante caída en el
ralmente que este problema debe ser juzgado en forma diferenciada, y que es preciso número de integrantes de los sindicatos, pero no entiende nada acerca de las cir­
responder a tales desviaciones derechistas de maneras diversas, según se muestren cunstancias concretas en que tiene lugar esa evolución. Por ello identifica mecánica­
en un nivel más bajo o más alto, según se encuentren sistematizados o se trate de mente el estancamiento en el número de integrantes de los sindicatos con el estan­
actitudes aisladas. En general, estas desviaciones derechistas y estos estados de áni­ camiento del movimiento obrero. En la falta de organizaci6n de las masas obreras
mo surgen desde distintos sectores desorganizadamente y no conforman fracción solo ve el indicio de una desintegración del movimiento, y en los movimientos es­
alguna. Pero se relacionan objetivamente entre sí, en la medida en que representan pontáneos solo percibe, mecánicamente, una esperanza en la venida del Mesías. La
una evaluación errónea de los problemas más importantes de la situación húngara consecuencia de esta posici6n corta de miras que se muestra totalmente ciega ante
contemporánea y, por esa razón, impiden que se solucionen las cuestiones actuales y Ja radicalización de las masas y ante la heterogeneidad y la evolución que revela esa
decisi�as del partido, y retrasan una clara toma de posición teórica por parte de este. radicalización, es un abandono de las actuales tareas·concretas y fundamentales del
6. Las más importantes desviaciones derechistas son las siguientes: partido. Robert disfraza este abandono bajo el ropaje de un aparente radicalismo.
a) El punto de vista del camarada Julius y su valoración del régimen de Afirma que las tesis organizativas del plenario están en contraposición con las tesis
Bethlen y de la socialdemocracia (cf. el discurso ante el secretariado internacio­ políticas; que línea y perspectiva se contradicen mutuamente. Con eUo, no advierte
nal de la Internacional Comunista en el apéndice a las tesis). El camarada Julius la necesaria antítesis dialéctica entre perspectiva y línea partidaria que surge en
expresa allí que no está para nada de acuerdo con Ja política desarrollada en los ocasión de todo movimiento espontáneo: el partido trabaja para proporcionar al
últimos años por el PCH. Su posición forma un sistema coherente de orientación movimiento espontáneo una orientación diversa de la que ese movimiento recorre­
derechista. Niega el carácter fascista del régimen de Bethlen, niega la paulatina ría en su mera espontaneidad. Además, el camarada Robert niega la importancia
acomodación del partido Socialdemócrata en el papel de un partido opositor que un tal desplazamiento espontáneo a la izquierda tendría para los ámbitos más
que lucha por reformas democráticas. Si esto (uera cierto, el PCH, evidentemen­ diversos (cultura, oposición socialdemócrata, etc.). Intenta circunscribir el trabajo
te, debería revisat toda su política. del partido de modo exclusivo al trabajo en las células industriales, sobre la base de
En realidad, la consecuencia práctica del "análisis" del camarada Julius que solo de esa manera, "sobre la línea de mayor resistencia", es posible alcanzar
sería que la única actividad del partido debería consistir en apoyar al Partido a las masas. Pero . si evitamos la lucha contra el centralismo, si identificamos la in­
Socialdemócrata opositor en la lucha por las reformas democráticas y, a lo sumo, volución de los sindicatos con la desintegración del movimiento obrero; si, acorde
llevar a ese partido hacia la izquierda. La única tarea independiente del PCH · con ello, presentamos como inevitable el avance de las tendencias fascistas. contra
las cuales los trabajadores no asumen siquiera una posició� defensiva -más aún: ni
siquiera reconocen tales tendencias-; si, en consecuencia, �o reconocemos el des­
1 3 Julius: Gyula Alpári ( 1 882· t 944): líder de la·oposición Juxemburguista de la plazamiento de los trabajadores hacia la izquierda, y tampoco reconocemos que Jos
Socialdemocracia húngara; luego, redactor en jefe de Ja lntemationale Presse-Korrespondenz trabajadores ya ahora, aunque solo de manera espontánea, luchan contra las prepa­
(Corresponsalía de Prensa de la Internacional) (n. del trad.) .
1 4 Béla Szánto ( 1 888· 1 95 1 ) : comisario del pueblo del Ejército Rojo en la República de Jos raciones del avanc� fascista... lqué quedaría, entonces, para el trabajo en las células
Consejos; Juego, miembro de la Internacional Sindical Roja. A partir de 1 945, embajador hún­ industriales como campo de actividad? Las células ind�striales aisladas del trabajo
garo en Polonia (n. del trad.) .
,, ¡

212 • Gyorgy Lukács Tesis de Blum • 273

de las fracciones, despojadas de contenido político, ·significarían una regresión a un d) Detrás del pavor ante la combinación del trabajo ilegal y el legal, detrás
nivel evolutivo inferior al que había alcanzado el partido durante los últimos años. del ocultamiento en la ilegalidad, detrás del temor de que el partido se muestre o,
Las células industriales ·solo existirían de manera formal, sin ninguna posibilidad de incluso, aparezca públicamente, se esconden ánimos igualmente orientados hacia la
actuar, sin posibilidad de politización. Precisamente ahora, el PCH tiene la misión derecha, y no solo la ineptitud y la inexperiencia. El Partido ha dejado atrás el perío­
de continuar con su trabajo a favor de la conformación de un movimiento obrero de do de la pura propaganda, y en las tesis del plenario se ha impuesto la tarea de llevar
izquierda en todos los frentes del movimiento obrero, en todos los lugares en que las adelante campañas en forma autónoma, sin la mediación de organizaciones que ac·
masas se hacen presentes, con ayuda de la posición central de las células industriales túen como máscara; es decir que se ha producido un viraje en la entera táctica del
y bajo la dirección del partido. También detrás de es.te punto de vista del camarada partido, que repercute profundamente sobre la actitud de cada miembro del partido.
Robert se oculta, pues, una ideología de la debilidad. Robert elimina el abismo exis· Una parte de los miembros, que aún no eran capaces de extraer todas las conclusio­
tente entre la influencia política y la fortaleza organizativa, y lo hace de tal manera nes tácticas y organizativas de este viraje, y que no habían, pues, comprendido que
que cancela la influencia política del partido. la seguridad de las organizaciones comunistas fundamentales es tanto mayor cuanto
c) Una subestimación del centralismo y una posición vacilante frente a más amplio sea el círculo de personas que simpatizan verdadera y efectivamente
los centralistas. Una posición tal se había difundido también entre los obreros del con ellas, retroceden atemorizados ante la posibilidad de que el partido muestre su
partido que trabajaban en Hungría. (Esta es, en todo caso, una parte del sistema rostro durante tas campañas; temen que las organizaciones sean descubiertas. Dos
del camarada Robert). Esta posición aparece bajo variadas formas, e incluso de tipos de pavor ante las tareas concretas del partido se funden en una posición de
maneras totalmente contrapuestas; en parte, diciendo ·que la socialdemocracia ya derecha: una parte de los miembros ·no saben cómo rodear la célula o la fracción
no puede ejercer ninguna influencia sobre las masas, que nuestra lucha victoriosa con el amplio círculo de los simpatizantes; por otro lado, a raíz del sentimiento de
contra la socialdemocracia solo es obstaculizada a través de la persecución policial, debilidad que de ello se deriva, tienen miedo ante la propia aparición pública. Esa
que no hay nadie detrás de Jeno Kis, etc. En parte, como miedo de que los comu· actitud es despreciable porque el partido nunca puede influir sobre amplias masas,
nistas que trabajan en la oposición ilegal revelen demasiado el carácter comunista todavía no alcanzadas, ni convertirse en líder de todos los trabajadores de izquierda,
de la oposición entregada a la lucha de clases, si adoptan la lucha ideológica contra si esas masas solo conocen los principios de los comunistas, pero no ven acciones
el centralismo de forma más precisa. Ambas concepciones representan desviaciones concretas del partido. .
derechistas, o una tendencia que, de tornarse consciente, puede convertirse en un e) Una actitud tal, que resulta de la propia debilidad y que resulta perju­
giro hacia la derecha, en vista de que elude las tareas actuales y concretas del parti· dicial en sus consecuencias, se manifiesta en el hecho de que miembros y organi·
do;· El centralismo les hace el juego a aquellos medios de la socialdemocracia gracias zaciones individuales se disponen a eludir las tareas concretas al intentar sustituir
a los cuales mantiene alejados del Partido Comunista, o de la influencia de este, a el trabajo de masas que deberían realizar las organizaciones partidarias a través de
las masas todavía inconscientes. Los comunistas deberían, pues, emprender en toda maniobras y rodeos complicados, a través de la fundación de organizaciones extra·
la línea la lucha contra la ideología centralista, si es que quieren colocar bajo su di­ partidarias y a través de acciones paralelas traídas de los pelos. El apresuramiento
rección a los trabajadores de izquierda. No basta con demostrar, basándose en casos y la desorientación vinculadas con ello, no solo desprestigian al Partido ante los
concretos, que los centralistas están al servicio de Peyer15 y consortes, sino que ha· ojos de las masas, sino que también desorganizan a los miembros del partido.
bría que ·esforzarse por poner enteramente al descubierto, ante los trabajadores, que El Partido debe llevar adelante una lucha ideológica contra toda ten­
la ideología centralista representa el obstáculo principal para la lucha de clases, y por dencia y actitud derechistas. En esta lucha ideológica, es preciso establecer, sin
eliminar dicha ideología de la cabeza de los trabajadores. La ignorancia respecto de embargo, una clara distinción entre las corrientes originadas, en su mayor parte,
que el centralismo constituye nuestro enemigo más peligroso, o la subestimación en la debilidad e inexperiencia subjetivas, y las desviaciones derechistas cons­
del centralismo, pueden significar un severo giro hacia la derecha tanto en Hungría cientes, teóricamente sistematizqdas. Frente a los primeros, hay que mostrar un
como en todo el movimiento internacional. continuo trabajo ilustrativo. A través del trabajo regular hay que intentar supri·
mir las debilidades organizativas que son, en su mayor parte, los fundamentos
de esa actitud. Pero también hay que poner bien en claro ante los camaradas que
1 5 Károly Peycr ( 1 88 1 - 1 956) : líder sindical y socialdemócrata; se avino con los fascistas.
En 1 9 1 9, fue ministro de interior bajo Peidl¡ en 1 920, ministro de bien público bajo Huszár. sin combatir esa actitud, no es posible suprimir las debilidades organizativas. El .
En 1 927, fue secretario general del Consejo Sindical. Entre 1 925 y 1 944, fue miembro de la Partido debe emprender la lucha ideológica clara y decidida contra las desviado·
Asamblea Nacional. Emigró en 1 947 (n. del trad.).
.
Tesis de Blum • 275
274 • Gyorgy Lukács
A. Dictadura democrática
nes derechistas. Estas de�viaciones deberían ser extirpadas del partido de raíz,
3. El programa adoptado por el Sexto Congreso Mundial'6 cuenta a
precisamente porque se reJacionan con las cuestiones estratégicas decididamente
Hungría, muy acertadamente, entre aquellos Estados en los que la cuestión de
importantes del partido, y oscurecen ante los miembros de este aquellas condi­
ciones económicas y polí�icas objetivas que determinan la estrategia partidaria. una dictadura democrática desempeña un papel decisivo con .vistas a la transi�
De esa manera, esas desvi.aciones tornan imposible que los miembros del partido ción a la revolución del proletariado. El partido debe aclarar1 pues, esta cuestiqn
entiendan y apliquen corr�ctamente la línea directriz política del partido. con todo.s los medios posibles, en primer lugar ante los miembros del partido, y
luego ante las masas de trabajadores más amplias. Durante el esclarecimiento de
esta cuestión, es preciso tener en cuenta los siguientes factores: .
V. Los problemas principales de la situación actual a) Hay que actuar, entre los trabajadores, en contra del nihilismo frente a la
t. Las consecuencias de una reagrupación dentro de la .vida política cuestión de Ja democracia burguesa que surgió a partir del desengaño ante la polí­
húngara y del fracaso extrapolítico del régimen de Bethlen, se muestran en tres tica del Partido Socialdemócrata. La concepción del marxismo, según la cual la de­
orientaciones principales, que están estrechamente relacionadas entre sí, y que mocracia bur�esa es el campo 4e lucha más propicio para el proletariado1 debe ser
constituyen momentos diferentes del mismo proceso. El partido debe reaccionar, popularizado entre los miembros del partido. Hay que concebir que la creación de
pues, de tal manera que esa unidad resulte visible en la lucha cotidiana y se torne un campo de lucha tal requiere de esfuerzos revolucionarios serios. Las experiencias
comprensible para las masas. Los problemas principales son: de la revolución de 1917 en Rusia y de la revolución de 1918-1919 en Hungría deben
a) una plena liquidación de las reformas democráticas, de la democracia ser tomadas en cuenta y popularizadas a este respecto. (Lenin dijo, en la primavera
burguesa y, por cierto, bajo formas democráticas; de 1917, que "Rusia representa la democracia más progresista del mundo"}.'7
b) una ampliación sistemática de las tendencias fascistas; según todos b) Ya de antemano hay que luchar contra toda concepción que afirme que
los indicios� bajo formas "occidentales" y no italianas, es decir, sin entrar en una dictadura democrática es una forma de gobierno transicional entre el régimen
contradicción con la democracia; de Bethlen y la dictadura del proletariado. Por así decirlo, tal c�ncepci6n sostiene
c) preparación de una guerra contra la Unión Soviética; la guerra como que ahora existe el régimen de Behlen, que luego conseguiremos, mediante la lucha,
forjadora del frente de unidad nacional. la dietadura democrática, y que solo una vez que hayamos desarrollado y realizado
2. Con ello, la r�lación del partido con las reformas democráticas queda este sistema, surgirá la época de la dictadura del proletariado. Las formas de una
formulada con más precisión que nunca. La línea precedente del partido era correc­ dictadura democrática pueden ser muy variadas. A comienzos de 1917, Lenin había
ta tanto en la cuestión de la república como en lo que respecta al bloque electoral subrayado, en contra de Kamenev (quien quería fijar el partido en la forma de la dic­
entonces emergente. También fue correcto el claro rechazo de la oposición dere­ tadura democrática de 1905), que la democracia burguesa ya había sido realizada,
chista que se enfrentaba al partido (Julius}. Pero la situación actual muestra aún bajo formas muy determinadas, a comienzos de la revolución de 1917: una de esas
más claramente la cuestión, y requiere de una toma de posición más concreta. El formas fue un contragobierno conformado por consejos de los trabajadores y los sol­
PCH había descubierto hasta ahora, bastante correctamente, que los partidos de las dados. La dictadura democrática, pues, como realización perfecta de la democracia
así llamadas reformas democráticas ni siquiera luchan con suficiente seriedad por burguesa, es, en el sentido estricto de la expresión, un campo de batalla, un campo
las reformas democrático-burguesas. La situación actual abre, sin embargo, la posi­ de lucha, que habrá de decidirlo todo, entre la burguesía y el proletariado. Por cierto
bilidad para que se torne evidente ante las amplias masas una tal traición a las refor­ que también es el medio de lucha más importante, una posibilidad para dirigirse a
mas burguesas, un enmascaramiento de la maquinaria estatal fascistizada bajo un las masas más amplias, para estimular y conducir a estas a una acción revolucionaria
ropaje democrático, que tiene lugar con el consenso de todos los partidos burgueses espontánea, así como para debilitar las formas organizativas e ideológicas con ayuda
y tambitlt, por ende, de la socialdemocracia. Los hechos muestran cada vez más de las cuales la burguesía, bajo circunstancias "normales", desorganiza a las masas
claramente que hoy, en Hungría, el PCH es el único partido que lucha con seriedad
por la democracia burguesa. Esta lucha del partido debe ampliarse hasta convertirse
en una lucha de masas, debe superar el círculo del proletariado. La consigna central 16 Programa de la Internacional Comunista del l /9/ 1 928. En: Protokoll des
VI. Weltkongresses der KI [Protocolo del Sexto Congreso Mundial de la Internacional
de esta lucha, que se orienta en dirección al derrocamiento de todo el régimen de Comunista], VI. Hamburgo y Berlín, 1 929 (n. del trad.).
Bethlen, reza: dictadura democrática del proletariado y del campesinado. 1 7 No aparece en Lenin una formulación tal. Lukács se refiere, posiblemente, a idt'as ex­
puestas por-Lcnin en lás "Tesis de abril", y en artículos vinculados con estas (n. del trad.) .
276 · • Gyorgy Lukács Tesis de Blum • 211

más amplias del pueblo trabajador. La dictadura democrática e5 una posibilidad para masas de trabajadores; en el segundo caso, socavar y desorganizar la preservación
crear aquellas formas organizativas con ayuda de las cuales las amplias masas de del poder político y económico de la burguesía, y organizar las masas de trabaja­
trabajadores hacen valer sus intereses frente a la burguesía. En el presente estadio dores para una acción indepéndiente. Con respecto al valor o a la carencia de valor
evolutivo, la dictadura democrática es por principio incompatible con el poder eco­ de la democracia, los comunistas deberían plantear la cuestión de esta manera: lel
nómico y social de la burguesía, aun cuando el contenido de clase explícito de sus poder de cuál clase es desorganizado a través de la democracia? lPosee un efecto
objetivos concretos y de las demandas que es preciso realizar de manera inmediata, fortalecedor o destructivo desde el punto de vista de la burguesía? (La "lucha" de
.
no supera el marco de la sociedad burguesa, e incluso es la realización perfecta de Ja socialdemocracia por reformas democráticas se desarrolla siempre bajo el signo
la democracia burguesa. (En 1 793, la realización de una democracia plena no se de una consolidación orientada a prevenir una revolución). Todas las consignas de
encontraba aún, por principio, en contraposición con el poder del capitalismo; inclu­ la dictadura democrática deberían, pues,. ser juzgadas desde este punto de vista,
so, dicha realización necesitaba de este poder). De ahí que tanto en la revolución de el punto de vista de la movilización de las masas. y de la desorganización de la
Kerensky18 como en la de Károlyi,19 necesariamente se diera la situación de que la burguesía. Así, por ejemplo, el control de la producción entonc�s cobraría ac­
burguesía intentara desarticular sin más ni más la "democracia más evolucionada" tualidad. En esto, no habría que. hacerse ilusiones de que ese control pueda tener
que sucedió al estallido de la revolución, y se esforzara para reestablecer tan pronto algún efecto "fortalecedor" sobre Ja propia producción. La revelación del sabotaje
como fuera posible la "democracia normal" que asegura el poder del capitalismo de la burguesía, o eventualmente solo su interrupción, solo posee un cierto valor
-por restablecer, pues, aquel estado en que el aparato estatal restituido, las orga­ en cuanto lucha por el poder, en· cuanto instrumento para movilizar a las masas.
nizaciones sociales, la supremacía económica burguesa, etc., vuelven a cancelar la 4. Si en la época actual queremos aplicar la dictadura democrática como
espontaneidad de las masas; aquel estado en que las masas vuelven a desorganizarse una consigna estratégica concreta, teriemos que tener en claro qué significa el
gracias a la acción de la burguesía y sus agentes, entre los cuales se encuentra, en imperialismo de postguerra, en su presente etapa (esta es una constatación del VI
primera línea, 18 socialdemocracia-. La dictadura democrática es, pues, una forma Congreso Mundial), y qué formas asume la democracia con vistas a consolidar el
de transición dialéctica a la revolución del proletariado... o a la contrarrevolución, poder de Ja burguesía. Esta cuestión se desdibuja, en las amplias masas de trabaja·
aun cuando, en su contenido inmediato, concreto, no va más allá de la sociedad bur­ _ dores europeos, por el hecho de que la democracia, en la mayoría de los países de
guesa. Un éstancamiento en la dictadura democrática, entendido como un período Europa, surgió como resultado dt la revolución burguesa, y que las clases oprimi­
evolutivo afianzado, "fijado a través de la Constitución", significaría necesariamente das y explotadas habían luchado durante siglos o décadas junto con Ja burguesía
el triunfo de la contrarrevolución. La dictadura democrática solo puede ser entendí· para derrocar al absolutismo feudal y para instaurar una democracia burguesa.
da, entonces, como la transición concreta a través de la cual la revolución burguesa De ahí que las masas solo con dificultad reconozcan la situación totalmente nueva
se transforma en la revolución del proletariado. "No existe ninguna muralla china que ha surgido a raíz del imperialismo, aun cuando, por así decirlo, tenemos ante
entre la revolución burguesa y la revolución del proletariado�· (Lenin).2º nuestros ojos un ejemplo ideal de esta situación en la democracia de los Estados
c) Por ello, habría que hacer muy exactamente comprensibles para los Unidos de América. Aquí la burguesía, como clase dominante (que · no tuvo que
miembros del partido las funciones antitéticas que cumple la democracia hurgue· aniquilar el poder feudal con ayuda de los proletarios y de las masas semiprole­
sa. Hay que distinguir claramente si, en esa democracia, la burguesía es !a clase tarias), ha conseguido crear formas de democracia en las que están dadas todas
políticamente dominante, o si -a pesar de conservar la explotación económica­ las posibilidades para un desarrollo libre, para Ja acumulaCión y la expansión del
cede al menos en parte el poder a las amplias masas de trabajadores. En el primer capital, y en que están preservadas las formas externas de una democracia; pero,
caso, una función de la democracia es dispersar, desorientar y desorganizar a las bajo esas formas, las masas de trabajadores no pueden ejercer ninguna influencia
sobre la auténtica conducción política. Norteamérica es un ideal de la burguesía
actualmente dominante, no solo en el plano económico, sino también en el políti­
co. La evoluci6n política de las grandes 11democracias occidentales" tiende, en los
1 8 Revolución de Kerensky: período entre julio y octubre de 1 9 1 7. Kerenski fue designado
primer ministro en julio de 1 9 1 7, después de la eliminación efectiva de los soviets (n. del trad.). últimos años, cada vez más en dirctcción a crear una democracia tal en las más
19 Revolución de Károly: revolución democrática hurgues� en Hungría, que el 1 6/ 1 1/ 1 9 1 8 diversas variantes. Á.I margen de las tradiciones revolucionarias ya mencionadas,
proclamó, desde e l Consejo Nacional, una república conducida por e l conde Michael Károlyi. que se mantienen vivas, ante todo, en Francia, pero que también ejercen influencia
Este formó, en enero de 1 9 1 9, un gobierno que duró hasta la dictadura soviética de marzo de
ese año (n. del trad.). en Alemania, las ilusiones de las masas de trabajadores son respaldadas por la po-
20 Cf. Len in, La revolución proletaria y el renegado Kau.st/...1• ( 1 9 1 8) (n. del trad.).
l
'

278t(l•¡1iirgy Lukácsi
lítica de la socialde�ocracia. Esta, que concentró sus fuerzas, durante el período
Tesis de Blum • 279

inmediatamente pos,erior a la Revolución Rusa, en la agitación contra la dictadura la movilizació� presentado por Paul Bonco�rs,22 que se inspira precisamente en el
del proletariado, está empeñada en ayudar a construir una democracia del tipo modelo americano). Asr, pues: de la misma manera en que, en el primer período
americano en todos los Estados de Europa. Esta posición tiene causas económicas de la revolución del prole�ariado, hubo una tarea de primer orden, desenmascarar
muy serias desde el punto de vista de la buroc�acia obrera. El imperialismo de la formulación falaz de la dictadura del proletariado y mostrar cómo reza la ver·
postguerra, en efecto, se ha visto forzado ·-especialmente, a causa de la prepara­ dadera formulación -dictadura de la burguesía o del proletariado-, así también
ción de una nueva g�erra mundial, pero también de la competencia encarnizada es hoy una tarea de primer orden· desenmascarar la alternativa falaz: democracia
por el mercado mundiál- a no tolerar ya más bajo ninguna de sus formas la lucha ' o fascismo. Hay que mostrar que la evolución democrática que está empezando a
si�dical del tipo correspondiente al período de preguerra; es decir, se vio obligado desarrollarse aquí y en las 1'democracias occidentales" es un género de fascistiza·
a introducir tendencias fascistas en los sindicatos. Esta estrategia tiene formas ción que �n oposición al tipo italiano- se basa en el trabajo mancomunado de la
de expresión muy diversas. Mussolin(ha creado aquel tipo en que, con ayuda de gran burgtiesía y de la burocracia obrera. De ahí que a la consigna "democracia 0
una contrarrevolución de los pequeñoburgueses y de los campesinos acomodados, fascismo" haya que enfrentar otra: icclase contra clase"; es preciso promover una
destruyó los viejos sindicatos y edificó en su lugar otros nuevos. Esta solución lucha por aquellas exigencias democráticas que han de garantizar posibilidades
encierra peligros tanto para la burguesía como para la burocracia obrera. Á la de movimiento para las capas trabajadoras; la lucha por la dictadura democrática.
burguesía le cuesta grandes esfuerzos transformar la contrarrevolución pequeño· En el período imperialista de postguerra, también el papel del Estado
burguesa para consolidar a la gran burguesía; una parte de la burocracia obrera experimenta alteraciones éundamentales a través de la transformación del or·
pierde sus posiciones dentro del movimiento obrero (emigración italiana); pero den de producción. Surge una estrecha relación entre el Estado y la producción
aquella parte que se amolda al sistema fascista, se enfrenta a las masas obreras de capitalista: y, por cierto, por un lado como una influencia siempre creciente del
manera peligrosa. Parece ser más favorable, menos engorrosa y más inofensiva Estado sobre las posibilidades de la producción capitalista, de la inversión y acu­
que esta solución aquella que en Alemania ya fue implementada a través de la mula�ión del capital, etc.; por otro lado, como una influencia siempre creciente
conciliación estatal, que en Inglaterra ya fue, en parte, puesta en funcionamiento del gran capital {el capital bancario y la industria pesada controlada por aquel)
a través de una ley sindical, y que posiblemente encontrará su consumación en el sobre el Estado. Una fusión tal del gran capital y el Estado se mostró ya también
"mondismo". 21 Es claro que el contenido de clase de ambos sistemas, en lo que en la evolución previa a_ la guerra. La evolución durante la guerra y después de la
guerra no ha hecho más que intensificar esa tendencia. La agudización siempre
atañe al proletariado, es el mi�mo. Solo los métodos son diversos. Esta diferencia
en cuantp a los métodos significa, por cierto, que en cada Estado fascista ejer­ creciente de la lucha de clases, sin embargo, obliga al Estado cada vez más a
procurarse garantías institucionales. La desorganización de las masas, la falta de
cen el poder capas disímiles; es decir: estas participan de ese poder en medidas
influencia de esta·s sobre la vida del Estado, la prohibición de la lucha de clases
diversas. A partir de esta situación, resulta comprensible que, hoy en día, toda la
obrera a través de medios legales no son algo nuevo, pero se muestran ahora en
socialdemocracia internacional formule la pregunta de este modo: ldemocracia
un nuevo contexto. Pues:
o fascismo? A través de esa formulación, oculta a los trabajadores los auténticos
objetivos de clase del tipo de democracia que es posible en el imperialismo actual, a) El peso y el nivel políticos de las masas son actualmente mayores que
y respalda la opresión de las luchas de clases, la prevención institucional de las en anteriores períodos evolutivos. Pero, en cambio:
luchas por el salario, la introducción de tendencias fascistas en los sindicatos, la b) los medios masivos (prensa. etc.) que se encuentran a disposición del
integración de la socialdemocracia y de la burocracia sindical en el aparato estatal gran capital se han desarrollado mucho más intensamente y
fascista. {Entre las consecuencias de todo este sistema se encuentra la preparación c) estamos en un momento totalmente nuevo, en el cual tales tendencias
de una guerra, según puede verse con la mayor claridad en el proyecto de ley sobre h�cia un� unidad entre el gran capital y el Estado son respaldadas por la direc­
, oficial de las clases trabajadoras. También en esto sirven como modelo los
c1on
Estados Unidos. En contraste se presentan, sin embargo, en Europa diferencias
2 t Lukács se refiere aquí a la legislación sobre conciliación estatal promulgada en Alemania políticas y económicas fundamentales:
el 30/ 1 0/ 1 923, y a las Disputas Sindicales y Actas Sindicales de 1 927, en Inglaterra. El térmi·
no de mcmdismo se deriva del industrial y político inglés Sir Alfrcd Mond (Lord MelcheU), y
se refiere a un movimiento que procuraba poner fin al conflicto entre empleadores y sindicatos
meidante una comunidad de trabajo (n. del trad.). 22 Joscph·Paul Boncours (n. 1 873): socialista francés, miembro de la Asamblea a partir de
1 9 1 9 Y representante francés ante la Liga de las Na�ioncs hasta 1 928 (n. del trad.).
280 • Gyorgy Lukács Tesis de Blum • 281
· ·
a) La cuestión del reglamento parlamentari� y Ja necesidad de · nomi-
i. La capa superior de la clase obrera puede obtener, en América (tal
como ocurría en los Estados imperialistas _europeos antes de la guerra) una sa­ naciones públicas en lós distritos de elecciones . secretas. E�to permitiría que el
tisfacción material a través de la acumulación, la exportación de capital, y el � r gi ?1en, sin peligr� · alguno, extienda las elecciones secretas también a las pró-
'
volumen y el rápido incremento de ganancias extra. La base europea para una vmc1as, e incluso a los pueblos.
· .
evolución semejante es muy reducida. b) Una nueva ley de ·prensa, que, a través del monto de ·1a caución y un
.
ii. Las tradiciones de los trabajadores europeos en cuanto a la lucha de mcre�ento en el principio de responsabilidad personal, pueda impedir levemente,
clases no existen en Norteamérica. po� v1a legal, toda prensa opositOra; o destruir a· través de medios legales, en· cual-
quier moménto, J�s publicaciones existentes. \
iii. En numerosos Estados de Europa, solo a través de la postguerra se con­
. c· ) La abolición de la autonomía de las ciudades, etc�
virtió la burguesía en �na clase políticamente dominante (Alemania) o consiguió 1
una participación en la dirección política mayor de la que había poseído anterior­ d) Un·a cámara super�or para garantizar el dominio ilimitado del gran
mente (Hungría). De ahí que, en Europa, la tentativa para fusionar una democracia capital junto CQn algún tipo de parlamento:
polí�ica en la que las masas carecen de influencia política, con la opresión institucio­ e) Una · regulación del derecho de asociación y asamblea que respalde
nal o arbitraria de la lucha de clases, no haya alcanzado ningún logro; tampoco lo dentro de un marco legal el estado actual, es decir, la pieria abolición de los dere­
alcanzará el ideal americano. Esto no impide que la purguesía y la burocracia obrera chos de asociación y asamblea para los trabajadores y los campesinos.
pretendan acercarse al tipo americano. Pero las condiciones deben ser, en Europa, f) Fascistizacion del campo. · ·
más vacilantes que en Norteamérica, y por ende ninguna burguesía europea eludirá g) Polftica cultural fascista. Finalmente, lo mt,s importante: ·

totalmente la posibilidad de un tipo "clásico" (italiano) de fascismo: siempre tendrá h) Abolición del derecho a huelga a través de la conciJiación estatal. Si
preparada esa posibilidad en caso de una agudización de la lucha de clases, de un todo este edificio se mantiene 19 ba�tant� firme, ya no habrá obstáculos para
alejamiento de las masas respecto de la burguesía. De ahí que un Estado imperia­ que el régimen de Bethlen, o su sucesor liberal, pasen al sufragio .universal y
lista-capitalista se esfuerce igualmente para despojar a las masas de toda influencia secreto, eliminen todas las leyes y · ordenanzas extraordi narias y puedan adap­
en el plano pólítico, y para reunirlas y organizarlas dentro del. Estado (o de "la so­ tar�e al punto de vista de la democracia occidental perfecta. Un rey legítimo
ciedad", bajo la vigilancia del Estado). La forma democrática de fascistización es la seria �na verdadera coronación para esa democracia. Esta serfa la base social
más adecuada, pero_ en absoluto la única para alcanzar este doble fin. para la contrarrevolución húngara, .ª fin de que esta, · poniéndose al servicio de
5. La evolución húngara se diferencia, pues, a partir de las condiciones
lhglat�rra, emprenda la guerra contra la Unión Soviética. En lo que respecta a
históricas y sociales de las del tipo italiano y el inglés. La derrota de la revolución semejante liquidación democrática de toda la democracia burguesa y de todas
en Hungría llevó al poder a capas de pequeñoburgueses y campesinos acomoda­ l.as reformas democrático-burguesas, hay una perfecta unidad de Bethlen a Jeno
dos. Pero no consiguió destruir o desorganizar el movimiento sindical; aún menos Kis. La resistencia de los fascistas pequeñoburgueses frente a este bloque no
consiguió, como Mussolini, conquistar adeptos entre los trabajadores. (Las causas cuenta demasiado. El entusiasta adepto y el heraldo de este sistema de demacra-
de esa resistencia han de buscarse, en gran parte, en la represión de la revolución . cia �s �l Partido Socialdemócrata. A través de la intensificación de la producción
y en las ilusiones democráticas de los trabajadores respecto de la socialdemocra· cap1tahsta Y de la contrarrevolución, a través del alejamiento de Ja revolución la
cía}. Una consolidación de grandes terratenientes y capitalistas, que se derivó de contrarrevolución húngara ingresa en el período de la "evolución occidental".' El
la contrarrevolución de los pequeñoburgueses y campesinos acomodados, y que PCH es el único partido que representa la verdadera lucha contra el régimen de
incorporó sus órganos en el aparato estatal, había operado durante mucho tiem­ Bethlen en busca de reformas democráticas.
6. En esa lucha, que alcanza necesariamente su culminación
po y, en buena medida, sigue operando hoy en esta cuestión a través de métodos en la lucha
contradictorios (tanto mediante el pacto con los socialdemócratas como mediante por la dictadura democrática, el partido debe sostener su consigna pevia: la ure­
el respaldo a estos}. El régimen de Bethlen efectuó durante los últimos años, a un pública".23 En tanto la expresión del poder sin perturbaciones ni dificultades de la
ritmo vertiginoso, la reconstrucción del aparato estatal y de la organización social.
Y esto hará posible en breve una adopción de métodos "propios de las democracias
occidentales" (aquí es totalmente indiferente que sea Bcthlen o cualquier otro el 23 Consigna del MSZMP. Desempeñó un papel importante en el programa de transición que
que habrá de efectuar esta adopción). Las más importantes de estas medidas son: fue formul�do Y aprobado en el primer congreso del PCH, después del V Congreso Mundial de
la Internacional Comunista (n. del trad.).
1•
282 • Gyorgv. Lukács

propiedad terr�tenien� y del ran capital e� afirmar la coronación .del rey legfti·
Tesis de Blum • 283
trabajadores. .. Entre opresores y oprimidos, entre b�rguesía y proletarios, no puede
mo, la lucha p!lr.la república representa p�rá las ampli�s masas, también la lucha
.

haber igualdad alguna". (Lenin).24 Aun la realizac�ón más perfecta de la democracia


por todos los. d�rechos de liberta�, por ei derecho de as.ociación, de asamblea, e
incluso de huelga, etc. Durante la propagación de esa �onsigna, ningún comunis­ burguesa rio ex�luye aún, por largo tiempo, una explotación de los trabajadores.
8. La peculiaridad de la evolución húngara es que la forma feudal de
ta debe dejarse engañar por la as( llamada propaganda republicana de la social·
distribución de la tierra permanece· intacta junto al capitalismo relativámente de­
democracia. Por el contrario: hay que señalar que, para la socialdemocracia, la
consigna de la r�pública no siknific1,1 01ás que un r�sguardo del legitirpismo, ejer­
sarrollado y el capitalismo en desarrollo; es que la forma feudal, inclusive, ha em­
peorado, en lugar de mejorar, merced a la reforma de la propiedad de la tierra.
cer el papel de perro guardián frente a los fascistas del partido pequeñoburgués
Miembros individuales de las clases dominantes, que se elevaron por encima del
de Albrecht. Naturalmente.que el partido no debe emplear desde el a�slamiento la
· provincialismo gentry,25 tienen eh claro que el estado actual de la distribución de
consigna republicana.tampoco en ei futuro. La consigna republicana solo puede
l� tierra encierra el germen de una revolución de los campesino�, y que, a fin de
aparecer como una luch� por la democrac\a total. por .,ª república, en cuya cima
evitarla, hablan sobre la posibilidad de una nueva reforma de la tierra; sin embar­
se encuent�a el go�ierno de los campesino� y de· los trabajadores; debe aparecer
go, es objetivamente imposible que la distribución de la tierra se mo�ifique aunque
como una lucha contra la liquidación de la democracia, como una realización de
más no sea levemente a través de reformas, puesto q�e la propiedad de la tierra y
la consigna ..clase contra clase", como una movilizacióp a favor de la lucha por
el gran capital se vinculan cada vez más estrechamente entre sí. Los campesinos
la dictadura democrática que es preciso llevar adelante� (Esta toma de posición
acomodados y, aún más, las éapas inferiores del campesinado, no tienen partidos.
respecto de la república, �in embargo, solo es válida en la medida en que la unión .
Los partidos pequeñoburgueses urbanos y la socialdemocracia siguen sin ·reservas
del terrateniente y del gran eapital afirma una corona legítima. Si esa unión -por
al gran capital también a este respecto. As{ pues. también aquí el PCH es el único
razones extrapolíticas- r�nu�cia a ello y �.e propone_ realizar una r�pública bur­
partido que inscribe en su bandera la realización· consecuente de las demandas de
guesa del tipo alemán-austríaco, entonces el PCH debería reviar sus consignas
la revolución burguesa: iexpropiación sin indemnización alguna de la 'propiedad
tácticas sin modificar nada en su línea directriz estratégica).
7. Esta lucha para los trabajadores debe ser conducida en la vinculación
terrateniente, ocupación revolucionaria de la tierra, suelo libre para los campesi­
nos! Sin una propaganda consecuente, sin una lucha resuelta por su realización
más estrecha con las exigencias de los trabajadores, entendidas estas en el sentido
-la alianza de los trabajadores y los campesinos-, lá dictadura demócrática es' solo
más estricto. Hay que mostrar que, en �1 centro de todo el fascismo democratizado,
se encuentran una caída en el nivel de vida de los trabajadores y la liquidación del palabrería vacía. El PCH debe hacerlo todo para conquistar a capas cada vez más
derecho de huelga. La lucha por la dictad�ra democrática debe ser inculcada en los amplias de los agricultores y los campesinos pobres. Por ello, debe atraer a aquellas
capas trabajadores que aún no han perdido sus relaciones con ·el campo. A través
trabajadores en contin� vinculación con la lucha �ntra la fascistización y la conci·
Jiación estatal. En esa lucha, hay que aludir, por cierto, a la importancia práctica de de la construcción regular y organizada de las relaciones con los agricultores, debe
echar rafee� en las capas más bajas de las aldeas. A fin· de recobrar la confianza
todos los d�rechos democráticos de libertad (de asociación y asamblea, de prensa,
4e los campesinos que habfan sid� engañados por la contrarrevoli.tci6n, el partido
etc.) para la lucha de clases diaria de los tra�ajadores, incluida la lucha por la liber·
debe des�rrollar una autocrítica implacable de la errada política agraria de la dicta­
tad de movimiento de los trabajadores en las fábricas (sistema de confianza, comité
dura del proletariado. Sin rodeos, hay que decir que el partido ha alterado el punto
de fábrica); la praxis del régimen en contra de todo movimiento de los trabajado­
de Vista que había adoptado durante la dictadura. En el partido, todos deben tener
res (deportaciones, ·el papel· de la policía, huelgas de mineros y agricultores, �te.)
en claro que a�uí se trata de una cuestión estratégica decisiva para · el partido: de
debe ser desenmascarado; en una palabrQ: la lucha por los derechos burgueses de
la condición ineludible para la conquista del poder y la liberación del proletariado.
libertad debe �er vinculada con las necesidades diarias de los trabajadores. Preci­
No debe, pues, presentarse la opin'ión de que esto "no es todavfa el socialismo",
samente con respecto a las cuestiones diarias, es preciso desenmascarar la traición
socialdemócrata, la adaptación orgánica de la socialdemocraci? al fascismo demo·
cratizado. Pero, en la medida en que también es preciso luchar contra toda clase
de nihilismo (el que se manifiesta en los derechos burgueses de libertad), hay que 24 . C!· el capítulo "lPucde haber igualdad entre los explotados y los explotadores?" en La
TWOlucion proletaria y el renegado Kaustky, de Lenin.
colocar en primer plano el valor relativo de la democracia -dentro de la sociedad 25 Según José 18!18cio L6pcz Soria, la clase genlry es, en Hungría, "una capa urbana com·
burguesa, pero también de la dictadura democrática- desde la perspectiva de los p�csta por descendientes de la nobleza media y de la baja nobleza empobrecida. y por no pocos
h1Jos de la burguesía acomodada que apetece la nobilización" (De lo trágico a lo ut6pico· Sobre
el primer Lukács. Caracas: Monte Ávila, 1 978, p. 1 6) (nota del trad.).
284 • Gyürgy Lukács Tesis _de Blum • 285

de que el sostenimient� de la producción y el abastecimiento para los.trabajadores la crítica conciliatoria. La situación financiera de los trabajadores solo puede
necesitan de otra política, etc. Todos los p�rtidos deben entender que se trata de ser mejorada si se lleva hasta el final la lucha de clas.es.
una cuestión fundamental para la transición des.de la revolución burguesa a la re· Jornada de trabajo de ocho horas. Salarios reales de tiempos de paz. 27
volución del proletariado; que el poder dei terrateniente y del g�an capitai, en Hun­ Apoyo a los desocupados. Lucha contra la racionalización.
gría, solo puede ser aniquilado a través de una revolución tal, y que los vestigios El problema de la lucha de clases es un problema de toda la clase obrera.
de feudalismo solo pueden se� extirpados mediante la eliminación del capitalismo. Incorporación de los desorganizados en la lucha por el ·salario. Incorporación de
los desorganizados en los sindicatos comprometidos con la lucha de clases�
D. Consignas y. tareas inmediatas del partido La "condición apolítica" mata también. la lucha económica. La partici­
30. En consonancia con las interpretaciones y tareas arriba esbozadas, pación gremial "apolítican o sindicalismo, conduce a los trabajadores al fascismo.
1.a actividád del PCH s� orienta en dirección a las siguientes consignas: Politización de las luchas económicas. Solidaridad entre todos los trabajadores
en huelga. Lucha contra los rompehuelgas. Lucha contra el Estado, que apoya a
a) Lucha por el derrocamiento del régimen de. Bethlen. Lucha contra 11
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toda setidooposición al regimen de Bethlen, como . también contra la seudoopo­ los rompehuelgas, que reduce las posibilidades de la huelga y' que apoya las leyes
sición burguesa y socialdemócrata. Ningún pacto con la burguesía: clase contra antihuelga. Lucha contra los fascistas. Lucha por la calle. .
clase; viva la aJianza entre los trabajadores y los campesinos. La fábrica es el bastión de los trabajadores que llevan adelante la lucha
.Lucha _contra la realización del fas�ismo dentro de marcos democráti· de clases. Sistema de confianza. Comités de fábrica, movimientos fabriles por el
cos. Lucha contra la siguiente consigna, que engaña a los trabajadores: ''demo­ salario, contra la voluntad de la burocracia: cor.era los sindicatos conducidos por la
.,

cracia o fascismo". Lucha contra la socialdemocracia como sostén fundamental ) '


burocracia. El fundamento de la organización lui:hadora y clasista es la fábrica. Pro­
del fascismo. Lucha por la libertad universal, que asegura a los trabájadores la paganda para la realización de la idea de una uni�n industrial (tesoreros de fábrica).
' libertad de movimientos (derecho de asociación y ásamblea, libertad de prensa Viva el VSZI.28 Difusión de la ideología del VSZI. Tentativa de afilia­
'i derecho de huelga). Lucha por la concentración de e.sos derechos de libertad ción al VSZI.
en una repúbl.ica que tenga a la cabeza un gobierno de los trabajadores y de los c) El régimen de Bethlen conduce a Hungría a la guerra. El enemi­
campesinos.· Lucha por la dictadura democrática de los trabaja�ores y los cam­ go no se encu�ntra afuera, sino entre nosotros. Ninguna integridad regional.
pesinos. Lucha por la dictadura del proletariado. Lucha de la estafa revisionista. La liberación de las naciones solo puede ser ·

Lucha por la ocupación revolucionaria de la tierra por parte de 1.os alcanzada por la revolución· internacional del proletariado.
campesinos pobres y confiscación sin indemnización de todos los .�erratenien­ · El Partido Socialdemócrata es la reserva bélica del régimen de Bethlen.

tes que posean más de 100 acres. 26 Suelo .libre para los campesinos. El Partido Socialdemócrata es la reserva del centro en cuanto "oposición". Fuera
b) . Lucha por la unidad del movimiento obrero en la lucha de clases. con Peyer y · Jeno Kis, tos voceros de la pol(tica bélica de Bethlen.
Lucha contra la división y destrucción del movimie_nto obrero, lucha. contra la El régimen de Bethlen prepara la guerra contra Ja Union Soviética. Esta
política organizativa de la burocracia, que disuelve la organización partidaria. debe ser defendida contra el ataque de los imperialistas. Hagamos de la guerra
Defensa, frente a ·la b�rocracia, del .carácter sindical l�chador y clasista en 19s una guerra civil. Soldados trabajadores y campesino.s,· incorpórense al Ejército
viejos sindi�atos; y, de ser necesario, también fuera de ellos: En la defensa del Rojo de la Unión Soviética.
caráct�r_ lu�hador y clasista de los sindicato�. nuestras manos no deberían estar Abajo con las ilusiones pacifistas. "La paz" de Ja Liga de las Naciones
atadas por 'las reglas fundamentales de los sindicatos. es ... la preparación de una guerra contra la Unión Soviética. El pacifismo "ra­
· Defensa de los sindicatos fr�nte al fascismo; frente al régimen de dical" significa engañar a los trabajadores. Estos creen que la guerra puede ser
Bethlen y frente a la burocracia vinculada con dicho régimen. Liquidación de detenida a último momento. (Pero esto no es posible ni a través del boicot ni
de la huelga general). Que se termine el boicot del ejército. Hay que ingresar al

26 En la reforma de la tierra de primavera de 1 9 1 9, todas las propiedades de más de 1 00


acres fueron expropiadas e incorporadas en las comunidades de producción agrarias recien­
temente fundadas. Aun después de la Dictadura de los Consejos siguió, en t 920, una nueva 27 Es decir, los salarios reales que se obtenían en 1 9 1 3 (nota del editorial original)
reforma de la tierra. La tesis de Lukács según la cual la estructura agraria feudal no se había 28 Voros Szakszervczeti Intcrnationale [Internacional Sindical Roja, "Profintcrn"] (nota del
modificado, se vio confirmada (n. del trad.). editorial origina)).
286 • Gyürgy Lukács
ejército. Hay que ingres� � en Ja Levente.29 Hay que ingresar en las fábricas de
municiones, en el ferrocarril, en el correo y en la oficina de telégrafos. Hay que
ingresar en todas Jas orga'nizaciones necesarias para la guerra, a fin de desor­
ganizarJas, a fin de emplear en contra· de la burguesía las armas y Jos medios
bélicos de que ella dispone.
Agitación .entre
'
Jos. .soldados. (Hay que elaborar demandas).

3 1 . La consignas y tareas del PCH aquí enumeradas coloc�n a las orga­


nizaciones fundamentales del partido, a las células industriales, en el centro del
trabajo polft.ico, y lo hacen en una medida mucho mayor que hasta ahora; hacen
de la politizaci6n de las célúJar una tarea fundamental. En cualquier "ámbito de
trabajo" . con el que se vinculen, las consignas del PCH conforman un sistema
unitario y no pueden ilustrar aisladamente a los trabajadores, y aún menos pue­
den conducir a estos a la lucha por meras consignas individuales. El fundamento
real de esta unidad es: la vida Clel 'trabajador, sus problemas diarios. Solo así pue­
den verdaderamente penetrar,, estas consignas en la sangre de los trabajadores.
La tarea de Jas células es, pues, comprender y poner en relación con la situación
global de la clase obrera -es decir: con la liberación de esta- todo lo que ocurre
en la fábrica� los problemas actuales y concretos de la fábrica. A través de Ja
adaptación a una evolución tal, y a través de la generalización de los problemas
concretos, diarios de Ja fábrica, · a través de Ja adaptación a la escala nacional e
internacional, hay que ayudar a los trabajadores a superar el aislamiento de la
lucha en la fábrica, a superar el marco espontáneo y estrecho del método corres­
pondiente a esa lucha, sin perder por ello Ja relación con los problemas concretos
del día.
La fábrica debe ser nuestro bastión. 30 La fábrica es el punto de partida
de nuestra estrategia. Todas las luchas, todo el trabajo de masas del PCH (a
través de las fracciones) solo pueden ser exitosos si· su fundamento se halla en la
base de la vida de los trabajadores y de la lucha de clases; es decir: en la vida de
los trabajadores en la fábrica.

29 La vieja 9rganización juvenil estatal, para jóvenes de entre 14 y 18 años; suministraba un


entrenamiento paramilitar (n. del trad.). .
JO Alusión a la consigna de Lcnin: •cada fábrica debe ser nuestro bastión• (n. del trad.).

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