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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Minimalismo práctico # 2

Elimina el Caos
19 herramientas para organizar tu hogar y
simplificar tu vida

Minimalismo práctico: elimina el caos


19 herramientas para organizar tu hogar y simplificar tu vida
Autora: Valentina Thörner
Corregido por: Aldana Diaz
ISBN: 1502810476
www.valedeoro.com
Copyright © Valentina Thörner

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Antes de empezar, algunas repuestas


Quizás te has preguntado qué tiene que ver el minimalismo con la organización de tu
propia casa. Para muchas personas “minimalismo” suena a arquitectura interior austera
y a obras de arte abstractas, cuando el hogar debería ser un lugar acogedor y lleno de
energía positiva. Mientras que en las revistas un apartamento completamente blanco,
casi sin muebles tiene su encanto, para tu hogar necesitas algo diferente. Tu casa o tu
piso es el lugar que te permite recargar tus energías, avanzar en tus proyectos personales
y disfrutar con tus seres queridos. Es el punto de partida para tus actividades diarias: es
lo primero que ves por las mañanas y lo último que contemplas antes de ir a dormir.
Bajo este punto de vista no quieres un hogar minimalista.

El minimalismo como filosofía de vida


Es hora de ampliar el concepto del minimalismo como la filosofía de vida que es. Así lo
podrás aplicar al estado de tu vivienda real: el minimalismo es mucho más que una
vertiente artística, es una forma de entender todo lo que te roda.
¿Sabes cuál es tu filosofía de vida? No me refiero a tu religión o a tu decisión de no
tener religión. Seas religioso, agnóstico o ateo, tienes principios que rigen tus
decisiones, grandes y pequeñas. Si sigues una religión estos principios suelen estar
codificados en el libro o en la enseñanza a la que sigues. Si has decidido prescindir de
las religiones oficiales, no tendrás libro para consultar estos valores, aun así sabrás lo
que es importante para ti y lo que no. Tu filosofía de vida está compuesta por aquellos
valores que te guían en interpretar lo que te rodea. Cada decisión que tomas a lo largo
del día se basa en estos valores, aunque muchas veces no seas consciente de ello.
Si vives en armonía con tus propios valores sueles estar más contento y aunque los
conozcas bien, no siempre todo el mundo estará de acuerdo con tu valoración de las
cosas. Esto tampoco significa que no tendrás nunca emociones negativas, la ventaja de
saber conscientemente qué te importa está en poder planificar mejor las situaciones que
te pueden causar estrés. Y si aún no los tienes en claro, el minimalismo es una forma de
descubrir estos valores y de darles más espacio en tu vida. Para descubrir lo que te hace
feliz, para descubrir tu propio camino, es necesario conocerte primero a ti mismo. Y
aquí el minimalismo puede ser de gran ayuda.
Por eso es importante recordar que el minimalismo no es un fin en sí, sino que es una
herramienta. Se trata de deshacerte de todo lo superfluo en tu vida para quedarte tan
solo con aquellos objetos y aquellas energías que te aportan algo positivo o útil. Los
objetos que no has utilizado en meses, las cosas que están guardadas desde hace años,
los regalos mal-agradecidos, los recuerdos de viajes que no has vuelto a mirar, todos
esos objetos no tienen por qué ocupar espacio en tu casa y mucho menos tu vida.
En la práctica, el minimalismo funcionará diferente para cada persona, dependiendo de
sus necesidades y de sus objetivos. El hogar de un estudiante de derecho será́ diferente
al hogar de una familia numerosa. Un médico tendrá otros objetos en su casa a
diferencia de la profesora de literatura. El minimalismo por lo tanto es una caja de

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herramientas que te puede ayudar a acercarte a tu objetivo. Yo te presentaré cada una de


ellas y te enseñaré a usarlas. Con esta información tú podrás decidir cuál es más
adecuada utilizar ahora y cuáles podrás guardarte para más adelante. El objetivo lo
decides tú, al igual que las herramientas que elijas incorporar.
¿Quién soy?
Mi nombre es Valentina Thörner, alias ValeDeOro, escritora en el blog Sostenibilidad y
Minimalismo.
El objetivo de este libro es demostrar que tú puedes hacer cambios en tu propia vida
para ser más feliz y sentirte más realizado. Te presento tácticas, recomendaciones y
herramientas para simplificar el día a día y apoyarte en la búsqueda de tu propia
estrategia de cambio. Es importante que recuerdes que no existe un camino único, cada
uno puede escoger su propia trayectoria. No se trata de copiar a otra persona, sino de
aprender de lo que otros han probado. Lo importante es que des el primer paso y que
empieces con una estantería o con un cajón. Lo demás seguirá.
Tengo que advertirte que es muy difícil que consigas simplificar toda tu vida o toda tu
casa en un solo fin de semana. Tampoco es recomendable, ni necesario: los cambios
verdaderos necesitan tiempo para poder asentarse. En vez de revolucionar tu existencia
en un solo día, da el primer paso y después sigue avanzando, paso a paso. Si convives
con otras personas, es importante incluirlos en el cambio, no querrás generar ansiedad
en los que te rodean por no entender lo que te pasa. Por estas razones muchas de las
ideas presentadas en este libro empiezan pequeño, son fáciles de explicar y se pueden
realizar en familia. Tomate tu tiempo, prueba una estrategia a la vez. Quédate con lo que
te funciona y descarta lo que no. La caja de herramientas incluye las siguientes ideas:

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Contenido
Introducción al cambio: el hogar minimalista...................................................................4
¿Tu hogar se adapta a ti?...............................................................................................4
Los límites auto-impuestos...........................................................................................4
Eliminando las Excusas.....................................................................................................6
No tengo tiempo............................................................................................................6
Me recuerda a una tarea pendiente................................................................................7
Fue un regalo.................................................................................................................7
Fue muy caro.................................................................................................................8
Me recuerda a un ser querido........................................................................................8
Quizás lo necesitaré algún día.......................................................................................9
Son mis sueños..............................................................................................................9
Me proporciona seguridad..........................................................................................10
¿Qué función tiene este objeto?..................................................................................11
Simplificar y Expurgar.....................................................................................................12
Organizar un hogar en 7 pasos....................................................................................12
Alternativas y herramientas complementarias............................................................15
La Organización de tu Hogar...........................................................................................22
Cada cosa en su lugar..................................................................................................22
Cambia la adivinanza por la etiqueta..........................................................................24
Respira. Y elimina el caos visual................................................................................25
El hábito de organización ...........................................................................................26
El mantenimiento de tu nuevo entorno............................................................................27
Ayuno de compras.......................................................................................................27
La lista de los 30 días..................................................................................................28
Entra uno sale uno.......................................................................................................29
Aprende a decir que no (a las ofertas).........................................................................29
Reconducir los regalos: la caja recicla-regalos...........................................................30
La limpieza dosificada................................................................................................31
El reto de la casa minimalista..........................................................................................33
¿Quieres saber más?........................................................................................................34
¿Te ha gustado Elimina el Caos?.....................................................................................35

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Introducción al cambio: el hogar minimalista


Un hogar minimalista no necesariamente tiene que estar pintado de blanco, ni tampoco
hace falta que le quites todos los muebles. Tu hogar minimalista puede tener todos los
colores que quieras, puede estar repleto de fotos en cada pared, siempre y cuando estas
fotos te hagan sentir bien; puede tener un sofá lleno de cojines súper cómodos, mientras
que utilices el sofá y los cojines; puede tener tres libros o treinta o trecientos, mientras
leas o consultes estos libros; puede tener una silla o diecisiete, mientras haya alguien
que se siente en cada silla. Lo que define un hogar minimalista no es su color o su
contenido, sino el uso que se le de a las cosas.

¿Tu hogar se adapta a ti?


Lo ideal sería que tu hogar se adapte a ti, pero en la realidad probablemente hayas
elegido la casa pero no su diseño. Por lo tanto haz tenido que trabajar con lo que había.
Aun cuando el piso sea de tu propiedad, es probable que no todo sea como lo deseaste.
Quizá algunas decisiones las tuviste que tomar basado en lo que te propone el diseño
hecho por alguien que no te conoce, o la falta de enchufes en una pared te hizo ubicar tu
mesa de trabajo lejos de la luz natural. Los interruptores en la habitación grande han
definido donde va el cabezal de tu cama; y aunque estos pequeños diseños pudieran
estar pensados para facilitarte la vida, la mayoría de las veces no coincide con el uso que
Tú le darás a tu casa. Por eso te invito a que vuelvas a descubrir tu hogar con otros ojos.
Por ejemplo, que la cocina y el lavabo estén diseñados para la elaboración de la comida
y el mantenimiento de la higiene respectivamente, tiene su lógica, pero todo lo demás te
lo puedes inventar tú para que se adapte a tu forma de utilizar tu casa.
Si tienes más de una habitación: ¿cómo decidiste cuál sería el dormitorio? Muchas veces
la habitación más grande se convierte en el dormitorio principal mientras la habitación
más pequeña se convierte en un mini despacho y acaba siendo el trastero. ¿Alguna vez
te has preguntado cuál es la lógica de dormir en la habitación con las mejores vistas y
trabajar en la habitación sin luz natural?
Si tienes hijos: ¿cómo planificaste el uso de cada habitación? Si te encuentras con
juguetes por toda la casa, si ordenar todo por la noche es un trabajo inmenso y si hay
que abrir espacio de nuevo cada vez que tu hijo quiera pintar, quizás sea hora de
reorganizar tu entorno para facilitar el aprendizaje a modo de juego. Un rincón de
juegos en la sala puede ser una opción. Otros padres han decidido convertir el
dormitorio principal en el reino de los niños para que quepan todas sus cosas, mientras
su cama se ha mudado a la habitación pequeña. Revisa tu piso o tu casa con nuevos ojos
y empieza a preguntarte: ¿Esto, por qué está aquí? ¿Dónde lo utilizo habitualmente? Las
respuestas te ayudarán a decidir por dónde quieres empezar a repensar tu entorno.

Los límites auto-impuestos


Cuando estás de excursión, lo más normal es caminar por los senderos marcados.
Aunque nadie te prohíba salir de la ruta pre-establecida, probablemente te quedes en el

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camino o muy cerca de él. Desviarte del camino requiere una decisión consciente y una
argumentación sólida. Presuntamente te estarías exponiendo a riesgos que en el camino
marcado ya han sido eliminados por otros (como el riesgo de perderte). Por lo tanto, lo
más fácil es seguir la ruta definida por los que vinieron antes de ti. Eso no tiene por qué
ser malo, simplemente es así y ciertamente facilita de gran manera las salidas al campo.
Lo mismo pasa con tu casa, existen rutas dentro que ponen en evidencia tus
movimientos cotidianos. Las cosas que están a la mano, se utilizan mucho más que
aquellas cosas que requieren una escalera para llegar; seguramente cocinas siempre con
las mismas cazuelas, te pones siempre la misma ropa y utilizas siempre la misma toalla.
Has creado rutinas en tu hogar que te ayudan a reducir las decisiones mundanas del día
a día y ahorrar esta energía para las decisiones más importantes. El problema surge
cuando las bases de estas rutinas y estas decisiones se crean paulatinamente sin que te
des cuenta. Quizás has dejado de jugar a los juegos de mesa con tus hijos porque hay
que subir al altillo cada vez que toca el monopolio, o ya no tocas la guitarra porque
habría que mover todo el contenido del armario grande para sacarla de su sitio. Sin
querer, te has creado un mapa de senderos que pasan lejos de algunas de las atracciones
más bonitas del lugar. Tu trabajo será salir de los senderos, revisar toda la zona, decidir
cuales puntos de interés valen la pena recuperar y rehacer algunos caminos para que se
adapten a tus sueños más que a tu realidad actual.
Por supuesto que no es algo que se hace de un día para el otro. Requiere de tu tiempo y
dedicación. Tendrás que tomar muchas decisiones, algo que el cerebro no siempre
disfruta. Aun así vale la pena. Si aceptas que estás trazando un nuevo camino en vez de
fijarte en un objetivo final, te será más fácil dar el primer paso. No quieres convertir tu
casa en un museo estéril y vacío, quieres convertirlo en el reflejo de tu potencial, en un
oasis de tranquilidad donde puedas recargar tus energías o pasarlo bien con tu familia o
tus amigos. No tienes por qué hacer todo hoy. Pero sí tendrás que empezar hoy,
eliminando las excusas de tu vida.

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Eliminando las Excusas


Antes de dedicarte a la organización y simplificación de tu casa, hay que hablar de las
excusas. Existen mil razones para no cambiar nada y tu cerebro creará unas mil más
para asegurarse de que no hagas nada. En tiempos prehistóricos el cambio era una
amenaza. Si no sabías dónde había agua fresca o por dónde vivían los tigres, a lo mejor
no llegabas a ver el próximo día. Te aseguro desde ya, que simplificar tu hogar no tiene
los mismos riesgos que perderse en el desierto o encontrar un tigre sin valla por el
camino. Habrá cambios, sin duda, pero tu vida no estará en riesgo en ningún momento.
Vale la pena recordarlo, porque a nivel biológico la reacción al cambio genera el mismo
nivel de estrés. Tu cerebro no necesariamente entiende que hay una diferencia entre
tigre y altillo y tener que enfrentar la decisión sobre qué hacer con el jarrón de tu abuela
es igual de amenazante que encarar al tigre.
Para evitar que te paralice el miedo, te presentaré los tigres metafóricos más comunes y
cómo mantenerlos a raya. Así podrás concentrarte mejor en tu camino hacia el
minimalismo y hacia una vida más tranquila y placentera.

No tengo tiempo
Curiosamente todos tenemos el mismo número de horas a nuestra disposición a lo largo
del día. La diferencia entre una y otra persona es cómo utiliza estas horas. Hay quién
duerme más o menos; hay quién dedica más o menos tiempo al trabajo; hay quién tiene
hobbies que requieren más o menos horas por semana. A qué dedicas tu tiempo es
cuestión de prioridades personales. “No tengo tiempo” por lo tanto significa “no quiero
dedicarle tiempo a esta actividad” o “no quiero darle prioridad en este momento”. Es un
argumento completamente válido. Nadie te obligará hacer un cambio que no quieras
hacer. Nota el matiz: ¿no tienes tiempo o no quieres invertir tu tiempo? La segunda
expresión te da la libertad (y la responsabilidad) de reconocer que tu tiempo es tuyo.
Todos tenemos el mismo número de horas al día. Dicen que el tiempo que no tienes es
el tiempo que no te tomas. Así que en realidad no es una cuestión de tiempo sino una
cuestión de prioridades.
Tus prioridades las defines tú, no te engañes, nadie te obliga a este ni a otro cambio. Si
no quieres dedicarle tiempo, eso está bien. Solo te pido que lo reconozcas como lo que
es: te estás enfrentando al miedo al cambio y no a la falta de tiempo. Quizás notas
también un poco de expectativas equivocadas: si esperabas que te presentara un plan de
ataque para renovar toda tu casa a tiempo completo en tres semanas, siento
decepcionarte. Sí, lo podrías hacer, pero no te lo recomiendo. Por mi experiencia te
puedo decir que los cambios pequeños y pausados suelen ser los que mejor funcionan.
Así que el tiempo que requiere el minimalismo son tiempos mínimos; un minuto aquí,
cinco minutos allá, un poco de reflexión mientras viajas en metro. Puedes dedicarle
exactamente el tiempo que tú quieras, por lo mínimo que sea. Verás en las herramientas
que presentaré más adelante, que cada una tiene su tiempo asignado. Escoge las tareas
que se adaptan a tu horario, y verás: sí que tienes tiempo.

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Y si aún sigues creyendo que “no tienes tiempo”, durante una semana anota
exactamente lo que haces durante el día. Te darás cuenta que hay actividades que son
menos importantes que otras. ¿Cuál de estas actividades es la que menos te aporta?
¿Podrás acortar el tiempo que pasas frente a la tele para dedicarle media hora a tu
dormitorio? ¿Quizás puedes cambiar tu visita al centro comercial este fin de semana por
una revisión del altillo?
Tu tiempo es tuyo y raramente todos tus horarios estarán definidos por fuerzas externas.
Busca los huecos y utilízalos a tu favor.

Me recuerda a una tarea pendiente


Probablemente ya lo intuyes: simplificar tu casa significa que tendrás que deshacerte de
algunas cosas que ahora te rodean. Parte del camino hacia el minimalismo pasa por la
escalera de tu casa, bajando para sacar cosas superfluas y entregarlas a un comprador, a
una ONG o simplemente arrojarlas a la basura. El problema es que nadie nunca te ha
enseñado a desprenderte de tus cosas. Es fácil que nuevos objetos entren en tu casa;
cada día recibes miles de mensajes de lo que deberías comprar para ser más feliz, más
guapa, más viril o más importante. Que estos objetos vuelvan a salir de tu casa, es
infinitamente más difícil, especialmente si el objeto en cuestión todavía tiene la
finalidad de recordarte algo.
Durante mucho tiempo en nuestra sala había una mesa redonda de madera maciza que
no combinaba con nada, estaba llena de pintura y de huellas de las últimas reformas.
Fue para eso que se utilizaba: para apoyar la puerta al lijarla o para poner el balde de
pintura al retocar la pared. En los largos meses entre una y otra tarea, la mesa seguía
aquí, demasiado grande como para moverla a otra habitación o guardarla. Como estaba
justo en la entrada de la sala se convirtió en una especie de buzón de entrada, todo
acababa en esta mesa: la bolsa de deporte, las compras del supermercado, los recibos del
coche, los zapatos de bailar. Intentaba mantener la superficie despejada, pero el aspecto
descuidado de la mesa tampoco me daba placer. No íbamos a necesitar la mesa pero ella
seguía ahí, recordándonos que todavía faltaban algunos retoques en la casa. Estaba
esperando que tomáramos una decisión y generando un montón de estrés por su
presencia prominente en medio de la sala.
Finalmente llegó el día en que decidimos hacer una lista de las cosas pendientes para
comprobar si realmente hacía falta que la mesa se quedara. Resulta que podíamos vivir
perfectamente sin ella, simplemente había funcionado como el recordatorio constante de
que todavía faltaban algunos detalles a nivel de reformas. Decidimos pasar las tareas
pendientes a un papel en vez de recordarlas a través de la mesa. Me llevó tres viajes
bajar todas las maderas, y hasta el momento no la hemos echado de menos. Conclusión:
las tareas están en un papel en la nevera y mi sala ha ganado un montón de espacio.

Fue un regalo
Por muchas indirectas (o directas) que le sueltes a tu pareja, a tu madre y a tu mejor
amiga, no siempre los regalos que recibes son exactamente lo que esperabas. La

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probabilidad de que el regalo no encaje contigo aumenta con la distancia emocional


entre tú y esta persona y la obligación percibida por parte del obsequiante. La tía que no
has visto en tres años probablemente no acertará cuando te haga el regalo obligatorio de
cumpleaños. Si no te gusta, ¿qué harás con el objeto en cuestión? ¿Tienes la obligación
de guardarlo porque es un regalo? ¿Después de cuánto tiempo caducan los regalos?
Son preguntas muy significativas, ya que muchos regalos no se deterioran si no los usas.
Aunque pasen cinco años, la blusa de color poco favorable se quedará tan perfecta como
el día que la recibiste, nunca llegará el momento en el que la puedas retirar sin
remordimientos porque ya está gastada. Lo mismo pasa con el cuadro de fotos o la
pintura moderna, al guardarlo en el altillo ocupará tu espacio para siempre sin que te
proporcione la alegría que debería emanar de todos los objetos en tu hogar.
Que algo haya entrado como regalo en tu casa, por lo tanto, no es una excusa para
quedártelo. Aun así tendrás que utilizar algo de sentido común antes de deshacerte de
estos invasores amorosos: dependiendo de tu cercanía con la persona y de la
probabilidad de que vaya a “revisar” si utilizas el regalo, puedes usar una u otra
estrategia.
Algunos regalos se pueden reutilizar al regalarlo a alguien que lo disfrutará más que tú.
Eso sí, asegúrate que realmente lo disfrutará, en vez de simplemente pasar el jarrón a
otro. También es preferible pasarlo de un círculo social a otro para que no circule dentro
del mismo ámbito. Es mejor regalar el libro de tu tía a una amiga que a tu sobrina.
Otros regalos los podrás retirar después de su tiempo natural de uso, aunque no hayas
agotado sus posibilidades. Después de un verano, es aceptable que regales / dones o
vendas la camiseta marrón, aunque todavía esté en perfectas condiciones. Si la hubieras
usado harías lo mismo sin pensarlo dos veces. Si puedes prever perfectamente que no la
usarás la temporada siguiente tampoco, permite que otra persona la disfrute. Que algo
no te quede a ti no significa que no pueda quedar divinamente a otra persona. No le
quites a otra persona la posibilidad.
Finalmente, los regalos para la eternidad se pueden romper o estropear, tanto en la vida
real como figurativamente. Los jarrones se caen, los cuadros pierden color, los caminos
de mesa se deforman. Si dentro de tres años tú vecina pregunta que tal te va con el
jarrón que te dio hace tanto tiempo, tienes dos opciones: admitir que no encajaba en tu
piso (o que tu pareja no lo quiso) o lamentar que el perro de tu sobrina se chocó con la
estantería y lo que cayó fue el jarrón. La primera opción es la más adecuada si quieres
evitar que un jarrón parecido vuelva a tu vida, la segunda opción es recomendable si la
relación con la persona ya es delicada o si simplemente no estás con ganas de explicar
tus ideas de una casa bonita y llena de cosas que has escogido tú.

Fue muy caro


El vestido de seda auténtica de tu graduación, la máquina para hacer pasta importada
desde Italia o la tele que no enciendes desde hace seis meses son ejemplos de cacharros
que ocupan espacio en tu casa sin que tengan ningún uso práctico ni estético. La
principal razón por la que siguen ahí fue su precio o la dificultad en conseguirlos.

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Aunque hayan cambiado tus hábitos, tu cuerpo, tus intereses, el objeto sigue ahí,
recordándote del pasado y la inversión que hiciste en su día. Recuerdas hasta el último
céntimo que invertiste, todo el esfuerzo que te costó al discutir con aquella azafata para
que te deje pasar con la máquina para hacer pasta, y te niegas a aceptar que haya sido en
vano. No quieres ser de estas personas que compran cosas que no hacen falta y después
se arrepienten. Así que el vestido se queda en el armario y la máquina para hacer pasta
sigue atrapando polvo encima de la nevera.
Esta excusa por mantener algo en tu casa no suele darse con las compras pequeñas, es
una característica de los objetos que más sacrificio te costaron. Has invertido tiempo y
dinero y no quieres verlo desperdiciado. Y esta es la clave: has invertido tiempo y
dinero, ha sido una inversión, no una compra simple. Al igual que las inversiones de las
empresas, tus inversiones también sufren una depreciación a lo largo del tiempo. La
maquinaría nueva de una fábrica de coche no vale lo mismo hoy que en su día de
compra. Lo mismo pasa con tu coche. Y si fueras una empresa, en tu balance anual
reducirías cada año también el valor de tu tele y del vestido de seda, hasta que consta
como cero en tus activos. Si todavía lo usaras, genial, te genera valor sin que tuvieras
ningún coste. Por el contrario, si no lo utilizas y además vale cero al día de hoy, ¿por
qué permites que ocupe espacio en tu casa? Es hora de liberar este espacio para otras
cosas que disfrutas más.

Me recuerda a un ser querido


Esta excusa es parecida a la excusa del regalo. Aunque no te sirva ni te guste el objeto,
la persona que lo tenía antes que tú lo ha impregnado de amor y de experiencias
compartidas. En realidad intentas mantener el recuerdo de estas convivencias. Es
posible que temas olvidarte de la persona si no tienes el recordatorio perpetuo en forma
física. Estos recuerdos pueden ser muy diversos: admito que durante casi diez años llevé
conmigo la primera rosa que recibí de una pareja. En todas las mudanzas me acompañó
en un estuche especial para que no se rompieran las hojas quebradizas. La rosa estuvo
conmigo mucho más tiempo que la persona que me la regaló. Me recordó a ella y
además simbolizó toda la pureza de este primer amor que por distancias no pudo ser.
Ya no tengo esa rosa. Un día decidí tomarle una foto digital para que ocupara menos
espacio en mi maletín. Aun así, y sin la foto por delante, recuerdo perfectamente la rosa
y las experiencias con la persona que me la dio. Los recuerdos de ninguna manera han
desaparecido, lo que ha cambiado es el hecho de que ahora recuerdo la rosa cuando a mí
me apetece y no durante las mudanzas al tener que decidir por dónde meter su estuche.
Los recuerdos permanecen en tu cabeza o en tu corazón y no en el objeto.
Así que no siempre tendrás que deshacerte de estos recordatorios, muchas veces basta
con simplificarlos. Una clienta guardaba todavía los obsequios que sobraban del
bautismo de su hijo. Desde hacía 15 años su altillo almacenaba 48 angelitos con una
bolsita de dulces (petrificados) atado al cuello de cada uno. Eran muchos, y en el altillo,
obviamente, no lucían. Aun así, cada vez que había que bajar algo, la señora recordaba
este día tan feliz de su vida. Ella misma reconoció que para recordar no hacían falta 48

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angelitos, uno solo a lo mejor podría cumplir el objetivo, así que bajó el angelito en
mejor estado a su estantería en el comedor y tiró la caja con los demás. Fue un alivio
para ella el vaciar el altillo un poco más, y también para su columna, porque mover 48
angelitos de aquí para allá no es muy agradable, por muchos recuerdos que traigan.

Quizás lo necesitaré algún día


Sabes que no necesitarás los angelitos y la rosa en el futuro. Engloban recuerdos y
felicidad, pero no son imprescindibles. A su lado suele haber otros objetos con mayor
proyección de futuro: la ropa que te quedará divina cuando vuelvas a tener tu figura de
los 20, la olla enorme para 16 personas, el colchón de la cama antigua al que le faltan 10
cm comparado con la nueva cama, los cinco tomos del curso de Francés y la tienda de
campaña de hace doce veranos. Estos objetos suelen estar en perfecto estado y sí,
servirían si se presentara una circunstancia muy concreta. Tienes consciencia de que no
vas a necesitar estos objetos hoy ni mañana tampoco, aun así detectas una ligera
posibilidad de que quizás en el futuro te puedan hacer falta. Así que por si acaso lo
guardas todo.
El argumento lógico sería analizar la probabilidad real de que este “algún día” llegue y
compararlo con la opción de encontrar otra solución llegado el caso. Resulta que el ser
humano no es lógico, sino más bien emocional. Es normal que evites pensar en cosas
desagradables como la probabilidad de volver a tener el cuerpo de los 20 o la idea de
aprender vocabulario cada noche. El romanticismo de los recuerdos a las escapadas
imprevistas con tu pareja se rompería si reconoces que hoy en día prefieres dormir en
una cama de verdad. Así que la ropa, el curso y la tienda de campaña se quedan ahí
dónde están.
Recuerda que si no lo has utilizado en 12 meses, más adelante aprenderás a verlo con
otros ojos. El quizás, el algún día y el por-si-acaso son excusas que no tienen lugar en tu
hogar minimalista.

Son mis sueños


Los sueños se encuentran con mucha frecuencia en el armario o en tu área de trabajo.
Está aquel traje excepcional que encajaría perfecto con tu sueño de ser director de
marketing. Está el conjunto espectacular (con las etiquetas y todo) para ir a la opera con
alguien especial. Están las zapatillas con la suela sin desgastar que te pondrás
regularmente una vez que empieces a correr. Y no puede faltar la agenda de cuero
legítimo pensada para incluir todas aquellas citas importantes que podrían surgir de tu
trabajo como autónomo.
En la cocina estos sueños se reflejan en la colección de delantales, el número de
cacharros, la biblioteca de libros de recetas y la Thermomix sin usar. En el baño
encontrarás decenas de botes, cremas, lociones, máscaras y otras herramientas sin usar
que prometen devolverte la juventud. Mientras tan solo han servido para pagar los
sueldos de toda una industria dedicada a bajar la autoestima de sus clientes.
Muchos de estos objetos han sido compra por impulso, nunca han pasado el proceso de

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selección para entrar en tu lista de compras. La publicidad, el embalaje bonito o un día


especialmente duro que necesitaba una recompensa, hicieron su magia y te llevaste a
casa otro cacharro más, lleno de sueños y de expectativas que se disolvieron al instante
de buscarle un rincón en tu casa.
Tu tarea será reconocer estos sueños por los que son y no dejarte despistar por el aspecto
(impecable) o la utilidad ficticia del objeto en cuestión. Reconociendo tu sueño podrás
decidir con claridad que hacer: luchar por tu sueño o descartarlo a cambio de algo más
real.

Me proporciona seguridad
Hay cacharros en tu casa que te dan confianza, que te definen como quién eres o que te
permitirían volver a tu vida anterior si todo falla. En este caso la razón de ser del
cacharro es darte seguridad. No lo guardas por el uso práctico o estético que podría
tener el objeto. Los ejemplos más comunes están relacionados con logros del pasado,
con tu imagen actual y con tu identidad.
Cuantas personas tienen guardados los apuntes de la universidad en algún armario
escondido. Libros temáticos, decenas de libretas llenas de anotaciones y una variedad de
carpetas con hojas sueltas de exámenes superados. Ahora, 10 o 15 o 20 años después de
finalizar la carrera todo este conocimiento sigue ahí, esperando en vano que alguien
hojee el papel amarillento. Tú sabes muy bien que eso no acontecerá, si necesitas saber
algo en concreto de tu profesión no te pondrás a revisar tus apuntes universitarios. Lo
más probable es que busques la respuesta en internet o en la literatura actualizada. El
problema no solo es el desorden de los apuntes (que raramente vienen indexadas), sino a
igual medida la obsolescencia de la materia. Si eres abogado, no encontrarás la
jurisprudencia actualizada en esas carpetas; si eres programadora, los nuevos lenguajes
no estarán en un libro del 1994; si eres médico, existen nuevos tratamientos que no se
contemplaron en tus estudios de hace tiempo. Aun así, los apuntes tienen su utilidad: te
demuestran que una parte de tu vida la dedicaste a tu formación y a tu educación. Eres
una persona culta que tendrá éxito, es eso lo que prometen los apuntes. ¿Cómo te vas a
deshacer de ellos?
Los libros en tu biblioteca pueden cumplir la misma función, con un poco más de
visibilidad. Tus visitas, tu pareja, y quizás hasta tú mismo, estáis impresionados con la
cuidadosa selección de obras maestras de tu biblioteca privada. Como expresión de tu
personalidad y sofisticación, estos libros son prueba real de que sabes lo que haces y
que eres confiable, aunque no hayas leído ni uno de ellos.
En esta categoría también entran los cacharros de cocina duplicados en aquel cajón del
altillo; la segunda licuadora, el segundo set de ollas, el segundo edredón; todo está listo
para defender tu independencia y poder irte ahora mismo si hace falta. Saber que existe
esta opción de salida inmediata te tranquiliza en momentos de tensión con tu pareja,
aunque quizás nunca te hayas planteado la cuestión. Te da la seguridad de que sigues
siendo dueño de tu mundo.

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¿Qué función tiene este objeto?


Las excusas varían de persona a persona, de objeto a objeto. Cuando empiezas a
simplificar y organizar tu casa es importante que encuentres la verdadera función de
cada objeto que te rodea (o que está escondido en un armario, un cajón o el altillo). No
siempre será un proceso fácil. Reconocer que un objeto te da seguridad o te recuerda de
un pasado (¿mejor?) puede llamar la atención sobre áreas de tu vida que a lo mejor no
habías mirado en mucho tiempo. Además, eres una persona muy creativa y por lo
mucho que te adelante las excusas más comunes, tu cerebro se esforzará para generar
nuevas argumentaciones para mantener todo tal como está. Es normal, es parte de la
psicología humana. Tu reto será recordar las excusas más comunes. Utilízalas para
descifrar las tuyas propias, para desmantelarlas y para empezar a crear tu propia historia
y tu propia línea de argumentación, sin ellas. Te ayudará a conocerte mejor, a detectar
tus sueños y tus miedos. Al exponer tus excusas como lo que son, encontrarás lo que
realmente te mueve en la vida. Este conocimiento es el más valioso que se puede tener,
ya que te ayudará a crear tu propio destino.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Simplificar y Expurgar
Ya con las excusas al descubierto, puedes seguir con el próximo paso. Antes de pasar a
la organización de tu hogar hace falta que simplifiques lo que tienes y que te deshagas
de todo aquel objeto que no encaja contigo, con tus actividades y con la visión que
tienes de tu hogar. Organizar todo tal como está significaría mover el caos de un lado al
otro sin realmente conseguir un cambio. La magia está en lo que no está, en el vacío
creado a propósito.
En un mundo perfecto te tomarías una semana para reorganizar toda tu casa de golpe.
En la vida real es poco probable que tengas este tiempo o la energía para llevarlo a cabo.
La solución es empezar por una habitación o quizás por un cajón; o por algo todavía
más pequeño, ya que solo dispones de 5 minutos al día. ¡Eso está bien! El minimalismo
es un camino, no una carrera, además, la satisfacción por un cajón organizado es muy
parecido a la satisfacción de una habitación re-organizada. Y al tener varios cajones y
estanterías por habitación podrás multiplicar los momentos de logro al hacerlo poco a
poco.
Tomando en cuenta las diferentes franjas de tiempo que puedas tener, este capítulo está
dividido en dos partes. Primero conocerás el proceso completo de organizar un lugar,
cualquier lugar. Si tienes el tiempo y la energía puedes utilizar este proceso en cualquier
rincón de tu casa, desde una estantería hasta una habitación completa. Si quieres
empezar con cambios más pequeños, en la segunda parte encontrarás herramientas
individuales que pueden complementar tu actividad o representar una estrategia suelta
aislada. Tu tarea será escoger cuál de estas ideas se ajusta mejor a tus necesidades y a
tus posibilidades en cada momento.

Organizar un hogar en 7 pasos


Para organizar a fondo un armario necesitarás como mínimo dos horas. Una habitación
entera o el altillo te costará aproximadamente un día. Además, mientras revisas todo lo
que tienes, esta habitación no se podrá utilizar para otras actividades, ya que todo estará
patas arriba. Si convives con otras personas, es mejor avisar sobre este hecho. Aparte de
tiempo, ganas y un té energético necesitarás: material de limpieza, 2 cajones o bolsas
grandes, papel y bolígrafo, y si quieres documentar tus avances, una cámara de fotos
(por ejemplo, la cámara de tu móvil).

Paso 1: Volver al inicio (vaciar)


El primer paso consiste en volver atrás y recrear el estado inicial del lugar. Para ello será
necesario que saques todos los objetos y los coloques en un espacio delimitado en el
centro de la habitación. Si se trata del altillo o de la despensa, apila las cosas en la
habitación más cercana. Acuérdate de revisar también los rincones más escondidos,
como el espacio encima del armario o por debajo de la cama. Te darás cuenta de lo fácil
o lo difícil que es acceder a las diferentes cosas y probablemente descubrirás algunos
cacharros que ni recordabas. Todavía no es momento de juzgar lo que tienes,
simplemente estás observando lo que hay y en dónde lo has estado guardando. Detén la
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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

ansiedad, ya llegará el momento de decidir el futuro de cada cosa.

Paso 2: Preparar el viaje (limpiar)


Cuando hayas despejado el caos inicial es el momento para una limpieza profunda.
Aunque saques regularmente el polvo, es probable que haga mucho que no vacías el
armario para limpiarlo por completo. Los bordes de las puertas tampoco suelen estar
integradas en la rutina semanal. Aprovecha ahora que no te puede estorbar ningún
objeto para pasar un trapo húmedo por todas las superficies vacías y notar cualquier
desperfecto que pueda necesitar de arreglo. Si quieres aprovechar para pintar la
habitación nuevamente, este es el momento, la pintura tendrá tiempo de secar mientras
te ocupas de lo que llenaba la habitación. Al limpiar, déjate impregnar por las formas
que te rodean. Quizás veas la necesidad de mover algunos muebles o sacar alguno del
que se pueda prescindir. Si te gusta la idea de equilibrar las energías de la habitación,
enciende una vela o unos inciensos para purificar el ambiente mientras continúas con la
tarea.
Si has decidido empezar con un armario o una estantería, revisa todos los tornillos, con
el tiempo muchos se aflojan un poquito, y este es el momento de arreglar esos
desperfectos. Recuerda de pasar un trapo húmedo por toda la estantería, especialmente
en la parte más alta, que suele ser un verdadero vivero de polvo que contamina el
ambiente sin que te des cuenta. Ahora, da un paso atrás y disfruta de la estantería
despejada.

Paso 3: Aceptar el pasado (revisar)


Mientras la habitación (o el armario) respira la libertad de estar vacío por un momento,
el próximo paso será revisar los objetos que has sacado de ese rincón. Tu tarea
inmediata es la de definir para cada objeto un destino, si te lo quedas o si lo dejas ir.
Tomando en cuenta que habrá objetos sobre los cuales no puedes decidir de inmediato,
tendrás un comodín, que te explicaré a continuación.
Empieza por definir tres espacios a un lado del montón central de cacharros. Tendrás un
sector para generar la pila del “sí quiero”, otro para la pila del “no gracias” y por último
para la pila del “quizás”.
La pila del “sí quiero” solo incluirá aquellos objetos que realmente quieres mantener en
tu vida. Son objetos que utilizas regularmente o cómo mínimo dos veces al año.
También puedes incluir aquellos objetos que aporten a la estética del lugar, como tu
cuadro favorito. Si algo no es bonito ni útil, no tiene derecho de seguir en tu vida.
La pila del “no gracias” incluirá todas aquellas cosas que no has utilizado en mucho
tiempo, que no te sirven, que están rotas o que simplemente te has dado cuenta de que
no hace falta tenerlas en tu vida. Si tienes espacio, ya puedes dividir esta pila en dos
bolsas / cestas: un para las cosas rotas, pasadas de su fecha de caducidad o simplemente
feas (basura) y otra para las cosas que aún se podrían reaprovechar en forma de
donación o venta.
La pila del “quizás”, se trata del comodín, que estará compuesta de los (pocos) objetos

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

que no sabes muy bien si los quieres mantener o si estás mejor sin ellos. Si te das cuenta
de que esta pila está creciendo demasiado, es hora de trabajar tus excusas y volver a
empezar, haciéndote dos preguntas claves:
1) ¿Lo has utilizado en los últimos doce meses?
2) ¿Te hace sentir bien?
Si una de las respuestas es “no”, su destino será la pila del “no gracias”. Recuerda que si
no utilizas algo ni te genera energías positivas, no tiene por qué ocupar espacio en tu
vida.
Ahora, coge cada objeto en tus manos, uno por uno, y decide rápidamente a cuál de las
tres pilas pertenece. Tienes 10 segundos por cada objeto, ya que la idea es que decidas
de forma intuitiva, pasado este tiempo tu cerebro empezará a generar las excusas
habituales para poder quedarse con todo y no tener que enfrentar un cambio en tu vida.
Recuerda que los riesgos de muerte son bastante reducidos, por no decir prácticamente
nulos.

Paso 4: Crear el futuro (organizar)


En este momento te ocuparás únicamente de la pila del “sí quiero”. Mientras tanto
puedes poner los demás objetos en cajas o bolsas. Cómo mínimo deberías taparlos con
una toalla para que no te distraigan visualmente. Necesitarás toda la concentración para
decidir cómo organizar el lugar que acabas de vaciar y limpiar.
Coge los objetos de la pila del “sí quiero” uno a uno y colócalos en el lugar que decidas.
Este lugar no necesariamente sea el que ocupaba hasta este momento, quizás el objeto
debería estar en otra habitación, y no muy guardado sino en un lugar más accesible.
Piensa en cómo lo utilizarás antes de decidir en dónde guardarlo. Es posible que al
repensar tu organización de esta forma te des cuenta de la existencia de objetos
duplicados o de usos alternativos para algunas cosas. Es normal, conforme abres espacio
en tu casa que también se abra espacio en tu mente y las ideas vuelvan a fluir. Habrá
objetos que de repente ya no te parecen tan útiles, cámbialos a la pila del “quizás” por
ahora y sigue solo con aquellos que sabes con seguridad que los vas a utilizar.
Tu meta en este momento será la de “un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar ”.
Intenta además, acomodar las cosas de forma espaciada para que no se vean
amontonadas. Eliminarás trastos, así que ya sabes que tendrás más espacio a tu
disposición. Este truco facilita la limpieza y reduce el estrés visual que puedes tener al
utilizar esta habitación (o abrir este armario). Si ahora te das cuenta que necesitarías una
caja o un tipo de almacenamiento especial, como una carpeta para los papeles sueltos,
anótalo en un papel para investigar las opciones más adelante.

Paso 5: Revisar tus sueños (simplificar)


Cuando la pila del “sí quiero” haya desaparecido es hora de pasar a la pila del “quizás”.
Por norma general, los objetos de la pila del “quizás” están relacionados a recuerdos o a
sueños. Hay objetos que has guardado porque te recuerdan a alguien o a algo, mi primer

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rosa es un ejemplo de este tipo de objetos relacionados al recuerdo. También hay cosas
que tienes porque algún día las quieres utilizar, por ejemplo, el curso de japonés que
guardo en mi estantería.
Así que lo primero, será identificar en cada objeto, si está relacionado a un recuerdo o a
un sueño, al hacer esta distinción inicial será mucho más fácil tomar la siguiente
decisión.
Para cada objeto relacionado a un recuerdo, decide que tan importante es el objeto en sí.
¿Es estrictamente necesario que retengas el objeto tal como está? Quizás existan
alternativas: puedes guardar solo una parte, (como lo hizo la señora que se quedó tan
solo con uno de sus 48 angelitos) o tal vez puedes tomar fotos de algunas cosas para
montar un álbum recuerdos. El desafío se trata de ver cómo puedes mantener el
recuerdo sin tener que cargar con su personificación física. No te olvides que los
recuerdos están en tu cabeza, y no en el objeto. Y eres tú quién tiene el poder de decidir
sobre él.
Si eliges mantener el objeto, escoge un lugar bonito donde se pueda apreciar. No
guardes tus recuerdos en cajas oscuras o rincones invisibles, no les haces justicia y
además, no recordarás nada si no lo ves. Y si no hace falta que lo veas, quizás tampoco
haga falta que lo guardes. En este caso, muévelo a la pila del “no, gracias” para decidir
más adelante si lo quieres donar o si es el momento de dejarlo ir.
Para cada objeto relacionado a un sueño, determina si se queda en el ámbito irreal de la
noche o si pasará a la acción, en este caso tendrás que definir cuándo y cómo lo vas a
realizar. Coge tu agenda y haz tiempo para acercar el sueño a tu realidad, ponte una
meta para empezar a correr, incluye tiempo en tu calendario para aquel curso de
idiomas, etc. Si sabes que no lo vas a hacer, no hace falta que te engañes manteniendo a
la vista (o a escondidas) un curso que no aprovecharás. En este caso, ya puedes añadirlo
a la pila del “no, gracias”.

Paso 6: Asentar las bases (eliminar)


Ahora tan solo te queda deshacerte de las dos bolsas: tienes que tirar la basura y
distribuir los objetos re-utilizables a caridad o a sus respectivos puestos de venta. Es
importante que saques estos objetos de tu casa cuanto antes para no sufrir el efecto
migratorio de los objetos obsoletos. Suelen volver a su lugar de origen si no los sacas de
casa lo más rápido posible. La bolsa de la basura no te debería presentar mucha
resistencia: bájala a los contenedores apropiados y relájate. La bolsa de las cosas re-
aprovechables suele ser un poco más difícil, te recomiendo que la pongas en el baúl de
tu coche o como mínimo en el recibidor de tu casa, con una etiqueta clara de a dónde
quieres llevarlo. Las tiendas de segunda mano, las ONGs o los negocios de re-venta
serán tus primeras opciones si no quieres tomarte el trabajo de incluir los objetos tú
mismo en ebay u otra plataforma de clasificados parecida.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Paso 7: Celebrar tus éxitos (descansar)


¡Enhorabuena! ¡Lo has conseguido! Tú primer rincón reorganizado a lo minimalista ya
está listo para que lo aproveches. Si crees que todavía te falta camino por recorrer: no te
preocupes. Tan solo estate atento al uso que le das a las cosas que has decidido
mantener. Cuando te das cuenta de que algunas cosas no se han movido en mucho
tiempo puedes decidir nuevamente qué hacer con el objeto en cuestión. Recuerda que
nada es definitivo, siempre puedes cambiar de idea.
Si crees que has tirado demasiadas bolsas: no te preocupes. Hay estudios que indican
que el ciudadano medio utiliza únicamente entre 20 y 30% de sus pertenencias de forma
regular. O sea, si no has estado reorganizando y simplificando tu vida desde hace
tiempo, es normal que saques un montón de bolsas de tu casa. Y si de repente te das
cuenta que sí necesitabas un cacharro en concreto, ya verás que siempre lo podrás
conseguir nuevamente, prestado, regalado o comprando algo de mejor calidad que se
ajuste todavía mejor a tus necesidades, y quizás cumpla con los requisitos de producción
sostenible.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Alternativas y herramientas complementarias


No siempre es viable empezar con toda una habitación o dedicarte a toda la casa de
golpe. Tu vida probablemente ya está lo bastante activa como para que no dispongas de
grandes franjas de tiempo. Además, la revisión de enormes cantidades de objetos en tu
casa requiere cierto nivel de energía, así que tampoco es buena idea hacerlo cuando
vuelves cansada del trabajo y lo único que buscas en realidad, es desconectar del mundo
de las decisiones.
Ante este panorama, la revisión de la casa se puede convertir rápidamente en la tarea
típica del “mañana que nunca llega”. Aunque quieras avanzar y simplificar lo que te
rodea, la magnitud del asunto te intimida y no sabes muy bien por dónde empezar, así
que acabas dejándolo para otro día. Para este tipo de situaciones he compilado una lista
de herramientas e ideas que te pueden ayudar a iniciar tu camino del minimalismo.
Existen muchas alternativas para empezar la organización de tu entorno que requieren
poco tiempo y que puedes integrar fácilmente en tu vida cotidiana. Con cinco minutos
diarios ya tienes suficiente tiempo para embarcarte en esta aventura.
Si a pesar de todas las herramientas y opciones para empezar sigues encontrándote
paralizada y buscando razones para no hacerlo hoy, revisa las excusas. ¿Cuál es tu
excusa para no actuar hoy? ¿Qué te retiene? ¿A qué tienes miedo?
Es hora de pasar a la acción.

Uno menos cada día


¿Cuántos objetos tienes en tu casa? ¿Te atreves a hacer una estimación? ¿Tienes cien
cosas? O ¿quizás mil, diez mil, cien mil? No es tan absurdo como quizás suene. Si
empiezas a contar todas las prendas de ropa, la vajilla, los atrapa-polvos en las
estanterías, los cacharros de cocina, los libros y todo lo demás que se ha ido acumulando
a lo largo de tu existencia, pronto llegarás a números muy elevados. Deshacerte de una
cosa cada día, entonces, es perfectamente posible. Seguramente que encontrarás
fácilmente algún objeto superfluo que no echarías de menos si no estuviera. Perfecto,
este objeto ya lo puedes llevar al contenedor cuando sales de casa. Mañana encontrarás
otra cosa, y pasado mañana otra más. Una cosa entre miles casi que no se nota. Sin
embargo, pasado un mes te habrás librado de 30 trastos que no te aportaban valor,
después de un año habras reducido tus pertenencias en 365 objetos. Entre diez mil o más
cosas que rodean a la persona normal, eso es una gotita casi imperceptible y desde luego
no es algo que te pueda intimidar.
El objetivo detrás de este ejercicio es crear un hábito. El hábito de mirar las cosas con
una nueva actitud, revisando su valor para ti. Tu diálogo interno cambiará poco a poco
de una actitud de mantener y acumular a una búsqueda de libertad e independencia.
Llegará el momento en el que dejarás de inventar excusas para mantener las cosas en tu
vida porque sí, a cambio conseguirás la tranquilidad de poder despejar tu entorno y vivir
sin lo superfluo que hace tiempo ha dejado de aportarte algo. Te quedarás con solo
aquello que aporta valor o belleza a tu vida, una decisión hecha a consciencia en lugar
de por inercia.
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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Para este ejercicio necesitas de dos a cinco minutos por día. Para que te sea más fácil,
puedes asignar un horario fijo para este tiempo. Al combinarlo con otra actividad, no te
olvidarás del reto que te has puesto. Puedes decidir qué sacarás de tu casa, justo antes de
salir por la puerta en las mañanas, mientras te prepararas tu té matutino o antes de sacar
el perro por la tarde. Echa un vistazo alrededor tuyo y nota las cosas que te rodean. Mira
lo que hay en tu casa, con qué has llenado las estanterías, la mesa, el mármol de la
cocina, ahora escoge un objeto que hace tiempo que no se utiliza, que está roto (y
admítelo, que no lo vas a arreglar) o que simplemente ya no encaja con quién eres hoy.
Es posible que detectes más que una cosa, resiste el impulso de llevártelo todo, ya
tendrás tiempo de escoger otro objeto mañana. Hoy, te despedirás únicamente de una
cosa. Si quieres puedes hacerle una foto para subirla a una red social o a tu propio blog.
Hoy empieza tu camino del minimalismo y si quieres documentarlo, hoy es tu día.

La caja del olvido


Esta herramienta es especialmente indicada si te das cuenta de que dudas mucho en el
momento de decidir si quedarte con algo o deshacerte de él. Hay objetos que por alguna
razón son más difíciles de sacar de tu vida, ya sea por la carga emocional, la utilidad del
por-si-acaso, o porque siguen en su embalaje original. Cada vez que te encuentras uno
de estos objetos en tu trayectoria de organizar la casa te empiezan a asaltar las dudas. El
resultado es que acabas devolviéndolo a su lugar, postergando la decisión para otro día.
Este es el momento idóneo para utilizar “la caja de olvido”. Esta caja te ayudará a tomar
una decisión más consciente y terminar de una vez por todas con la agonía del no poder
decidir.
Puede ser una caja, una bolsa o un rincón en la estantería del recibidor. Es mejor que no
puedas ver el contenido a primera vista para evitar que tu cerebro empiece a generar
excusas, su especialidad cuando se trata de evitar un cambio. Cada vez que te
encuentras con una pieza que te genera angustia o indecisión, su destino será esta caja.
Eso te da la tranquilidad que siempre la podrás recuperar si más adelante te das cuenta
que realmente tenía una función decisiva. Eso sí, no pondrás ninguna indicación en la
caja que indique que el objeto se encuentra allí. La magia de la caja es justamente esa:
descubrir si era tan importante como tú pensabas que era.
Cada seis meses llevas esta caja al contenedor, sin abrirla. Si no recuerdas lo que hay
dentro, no puede ser tan importante como para rescatarlo. Muy por el contrario, si no lo
recuerdas y no te ha hecho falta en los últimos seis meses, ya sabes que realmente no es
de utilidad en tu día a día. Puedes deshacerte de la caja con toda la tranquilidad del
mundo e instaurar una nueva caja en su lugar.
Variación: Cajas de Acumulo y Olvido
Si tienes suficiente espacio o si eres de las personas que prefieren ir revisando la casa
poco a poco y muy a menudo, quizás necesitas dos cajas. Una caja es la bandeja de
entrada para todos aquellos objetos que te generan duda, el contenido de esta caja
crecerá constantemente, conforme vas revisando tus alrededores. Cada seis meses pasas
el contenido de “la caja del acumulo” a “la caja del olvido” y la sellas con la fecha

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

actual. Mientras, puedes volver a acumular objetos superfluos en “la caja del acumulo”,
y “la caja del olvido” ahora inicia su cuenta regresiva de seis meses para terminar en el
contenedor. Habrá objetos que pasaron hasta un año entre las dos cajas, mientras a otros
solo les tocó los seis meses porque habían sido añadidos justo antes de cerrar “la caja
del olvido”. Lo importante, es que ahora sabes con absoluta seguridad que todo ha sido
puesto a prueba durante un mínimo de medio año. Así que si no lo has necesitado en
estos meses, tampoco te hará falta en el futuro.
Lo necesitaba justo después de tirarlo
Quizás te ha pasado: decidiste deshacerte de algunas cosas y a la semana siguiente te
das cuenta que ahora te vendría súper bien uno de esos frascos de mermelada que
acabaste de tirar. Si te ha pasado más de una vez, quizás te has quedado con la
impresión de que solo te deshaces de las cosas que sí necesitas y que por lo tanto algo
estás haciendo mal: o no sabes escoger o realmente lo de simplificar es un gran timo. La
explicación es un poco más sencilla que eso: resulta que tu cerebro recuerda mejor las
cosas que ha visto hace poco tiempo. Cuando busca una solución para alguna situación
nueva, primero revisará las cosas que ha visto en las últimas dos semanas, si estas dos
semanas coinciden con una limpieza grande, ahora recordarás todas aquellas cosas que
has decidido tirar. Como fue una decisión consciente, tu cerebro recuerda estos objetos
con mucha más claridad que todo aquello que has guardado sin mayor revisión. La caja
del olvido es un poderoso antídoto para esta situación: como ni tú sabes en detalle lo
que se ha acumulado ahí dentro, tu cerebro tampoco te lo puede presentar como la
solución perfecta el día después de haberlo tirado. Seguramente que encontrarás otra
solución basada en las demás cosas que te rodean.

Una superficie limpia: ejercita tu cerebro


Existe una curiosa ley natural que dice que la naturaleza no puede con el vacío.
Cualquier vacío se llena como por arte de magia, ya sea en tu jardín o en tu estantería.
Mira a tú alrededor: ¿hay alguna superficie que está completamente vacía? Y si
encuentras alguna, ¿qué tan probable es que siga vacía dentro de una semana? Si no
intentas conscientemente mantener esta superficie libre de trastos, acabará acumulando
algo; las llaves de cuando llegas a casa, la ropa cuando te cambias por la noche, la bolsa
con la compra por impulso que acabas de traer a casa, etc.
La alternativa es utilizar esta superficie para guardar algo que tú hayas escogido en vez
de dejar que la inercia se apodere del espacio. En este caso podrías elegir objetos de
decoración u objetos prácticos que queden mejor en este rincón. No significa que no
vaya acumular cosas adicionales, pero tu cerebro por lo menos ya puede calmar su
búsqueda de alternativas para rellenar el hueco.
Hay una tercera alternativa: mantener el rincón vacío para ejercitar la creatividad de tu
cerebro. Con la superficie sin usar, tu cerebro trabajará, buscará formas de adecuar esta
superficie al caos que la rodea. Si se lo permites, empezará a pensar en ideas y
estrategias para deshacerse del desorden alrededor, justamente para que no parezca
vacío, sino integrado en un entorno similar. Que no te sorprenda que esta tercera vía sea

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

un impulso minimalista muy poderoso, al integrar de forma premeditada una superficie


vacía en tu vida, aprenderás que la acumulación desmesurada no es el estado natural de
las cosas. Contemplar espacios que inspiran la calma y ofrecen un descanso a la
sobrecarga visual, es un importante antídoto contra el estrés, especialmente si este
espacio está en tu propia casa y a la vista.
Para empezar, lo más fácil es escoger un único espacio vacío en la casa, más adelante
podrás evaluar si quieres incluir uno por cada habitación. Es importante que no sea una
superficie que automáticamente tienda a estar vacía por estar en lo más alto de la
estantería o escondida en un armario. Intenta practicar con una superficie visible y de
fácil acceso: un espacio a la altura de tus brazos, cualquiera sea, la superficie de una
estantería baja, la mesa del recibidor. ¿Cuál es aquel rincón de tu casa que acumula
cosas sin que realmente pertenezcan a ese lugar? Es aquí cuando empieza tu ejercicio
minimalista para re-acostumbrar a tu cerebro y aprender que el vacío te ayudará a
pensar mejor y ser más creativo.
Vaciar una superficie te tomará entre dos y quince minutos, dependiendo del afán que le
pongas en guardar las cosas acumuladas en otro sitio. Tu reto para los siguientes días y
semanas será que esta superficie se mantenga vacía y brillante. Cada vez que te des
cuenta que alguna cosa se ha acomodado en esta superficie, quítala. Guárdalo en su
lugar o, si todavía no lo tiene, búscale un lugar en tu casa. Cómo mínimo, mueve el
objeto de la superficie a otro rincón. Es de vital importancia que todas las noches antes
de ir a dormir veas, que efectivamente, la superficie en cuestión está vacía. Hazlo
durante un mes y solo pasado este tiempo evalúa el impacto que esta práctica ha tenido
sobre el contenido de esta habitación en general, sobre tu uso del espacio en particular y
sobre todo, sobre tu bien-estar en tu propia casa. ¿Has notado alguna diferencia?

Un cajón por semana


Parecido a la estrategia de deshacerte de un objeto por día, dedicarte a un cajón por
semana te permite avanzar en la reorganización de tu hogar en pequeños pasos. Un
cajón se puede organizar en media hora, siguiendo los siete pasos mencionados en el
apartado anterior. Es una estrategia no solo para simplificar tus pertenencias sino
también para organizar tus pensamientos. Ante la duda, organiza un cajón. Concéntrate
en el acto físico de decidir entre qué “se queda” y qué “se va” y observa como esta
práctica se traduce a las demás actividades de tu día a día. Tomar decisiones es una
habilidad que necesita entrenamiento, igual que un músculo, al practicarla con los
objetos que te rodean, acumulas experiencia que más tarde te podrá servir en otros
entornos.
Recuerda los pasos:
1. Vaciar el cajón por completo para volver a los inicios
2. Limpiar el cajón para preparar tu viaje a un nuevo futuro
3. Revisar todo su contenido uno a uno para aceptar lo que fue
4. Organizar lo que se queda para crear tu futuro

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

5. Simplificar el resto revisando tus sueños


6. Eliminando los excesos para asentar las bases
7. Descansar y celebrar el éxito
Si necesitas un reto adicional puedes proponerte un mínimo de objetos a eliminar, puede
ser un número en concreto o puede ser un porcentaje del contenido del cajón. No te
olvides de tomar una foto del antes y después de tu cajón, estas fotos son un excelente
medio de motivación cuando tienes un bajón en tu vida real. Sí eres capaz hacer
cambios y sí, el resultado final se ajustará mucho más a tus necesidades que el estado
actual.

Descubre el origen para reducir el flujo


Cuando empiezas a deshacerte de lo superfluo, llegará el momento que tendrás que
encarar una pregunta esencial: ¿de dónde han venido todas estas cosas? ¿Cuál es el
origen de los objetos que acaban ocupando espacio precioso en tu vida? Parece que tu
subconsciente se había acostumbrado a cierto número de objetos en tu entorno.
Conforme te vas deshaciendo de cosas, nuevos objetos aparecen. Ya te puedo decir de
antemano que es imposible parar por completo la llegada de nuevas cosas a tu vida. Aun
así, puedes reducir mucho el flujo de cacharros una vez que hayas descubierto de dónde
te llegan las cosas. Quizás las has comprado tú en una tienda, las obtuviste en una fiesta
de intercambio de ropa, de la visita al mercadillo o tal vez te lo han regalado. Saber
cómo las cosas entran en tu vida te da la opción de cambiar estos comportamientos.
Puedes alterar tu propio hábito de comprar sin necesitar, puedes hablar con los amigos
que te incitan a comprar y puedes avisar a las personas que te regalan cosas, qué es lo
que necesitas para evitar regalos innecesarios.
Regalos (esperados e inesperados)
Los regalos son un tipo de objeto que entran en tu vida sin que tú hayas decidido darles
espacio en tu casa. Ante de todo, por muy minimalista que seas, no es de buen gusto
rechazar un regalo, corres el riesgo de dañar una relación con una persona que a lo
mejor le hizo mucha ilusión hacerte este obsequio. Sin embargo, una vez que el regalo
está hecho podrás decidir qué hacer con él, sin que la persona que te lo dio esté delante.
Cuando se aproximan fechas que están íntimamente relacionados con los regalos como
navidad, tu cumpleaños o algún aniversario, puede ser una buena idea el hablar con las
personas que habitualmente te dan regalos. Puedes elaborar una lista con cosas que
realmente te harían ilusión, puedes anunciar que este año prefieres una donación en tu
nombre en lugar de un regalo, o puedes explicar que prefieres que te regalen
experiencias que no ocupen espacio como una cena en tu restaurante favorito, un masaje
tailandés, un salto en paracaídas: existen un sinfín de opciones para regalar algo que no
acumulará polvo en tu casa. Tómalo también en cuenta para la próxima vez que tú
quieras regalar algo y no sepas qué escoger.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Ofertas 2 por 1
Cuando se trata de tus propias compras, el poder de decisión lo tienes tú. No siempre es
fácil, especialmente cuando se trata de ofertas irresistibles que casi no te cuestan nada.
Cuando la segunda unidad es gratis o se ofrece a un precio extremadamente reducido,
poca gente puede resistir. Así te llevas a casa la segunda pasta de dientes o el segundo
descorchador de vinos. Mientras la pasta de dientes ya se usará, el segundo abridor de
botella realmente no te hace falta y así acabará en el cajón de acumulaciones varias de la
cocina, ocupando espacio sin razón ni lógica.
Rechazar una oferta de este tipo en un primer momento parece irracional, y de hecho
recibirás miradas de incomprensión de vendedores y amigos. A pesar de ello, vale la
pena preguntarte si realmente necesitas lo que te ofrecen. “Es barato” o “me salió gratis”
no es una razón válida para comprar algo que posteriormente te dará dolor de cabeza por
no saber qué hacer con él. Y quién sabe, a lo mejor tu pequeña desobediencia
consumista manda una señal a los productores del objeto en cuestión.

Límites imaginarios
Un límite imaginario es un límite auto-impuesto que te facilita el día a día, porque evita
algunas situaciones que se puedan presentar. Si haces un ayuno de compras no tendrás
que pensar si comprar esta oferta o no. Ya has decidido que este mes no gastarás ni un
céntimo fuera del ámbito de la alimentación. Si participas en el Proyecto 333
(www.proyecto333.org) sabes que no comprarás ropa nueva mientras dure el reto,
porque te has comprometido a utilizar únicamente la selección de 33 prendas que has
preparado para estos tres meses. Las rebajas ya no son una fuente de tentación porque la
elección sobre qué comprar (o no comprar) se tomó mucho antes de la que se presentara
la situación tentadora. Dependiendo del hábito que quieras fomentar, un límite
imaginario puede ser de gran ayuda.
Algunas ideas para crear tus propios límites frente al consumo desmesurado:
• Deja tu tarjeta de débito/crédito en casa para pagar únicamente en efectivo, así
cuando se te acabe el dinero, se acabarán las compras por hoy.
• Hazte vegetariano durante un tiempo determinado (por ejemplo una semana o un
mes) para probar una alimentación diferente; esto te llevará a probar cosas
nuevas ya que no tendrás la opción de comer lo de siempre.
• Participa en un reto de ropa como el Proyecto 333 (vivir 3 meses con 33
prendas) o el reto de no comprar ropa nueva durante un año. Las rebajas y las
salidas al centro comercial serán mucho menos frecuentes, más cortas y menos
estresantes.
Muchas de las ideas que encontrarás más adelante en este libro se podrán re-utilizar
como límites imaginarios. Ponte una fecha y empieza a experimentar. A lo mejor te
sorprendes a ti mismo.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Documentos digitales
¿Cuánto papeleo tienes acumulado en tu casa? ¿Realmente necesitas que todo eso se
almacene en papel? Cabe la posibilidad de que muchos documentos los puedas pasar a
formato electrónico, de esta forma ocuparán menos espacio, con la ventaja adicional de
que sean fácilmente localizables. Muchos escáneres no solo captan la imagen sino
también interpretan el texto y convierten la imagen en una base de datos que puedes
utilizar para buscar los documentos cuando las necesitas. Esta solución no funciona para
los títulos universitarios, para el libro de familia o para la escritura de tu casa, sin
embargo las facturas del día a día, los apuntes de la universidad y la documentación del
viaje a Japón podrán perfectamente seguir su existencia en formato de bits y bytes.
Hay dos estrategias para digitalizar el papeleo que te rodea:
1) Hazlo-tu-mismo: reserva un fin de semana para escanear todos los documentos de
golpe. El trabajo posterior consistirá en organizarlo en personal / profesional para tener
un mínimo de orden (el resto ya se resolverá por búsqueda). También puedes dividir los
documentos por área de trabajo y escanear cada día un par de documentos hasta que
hayas terminado.
2) Subcontratación: Si no te emociona demasiado la idea de pasarte un fin de semana
con el escáner en la mano, existe la opción de entregar el papeleo a una copistería para
que ellos se encarguen del trabajo. La alternativa es pedírselo a un amigo, un compañero
o a tu prima que busca una forma de ganarse un dinerito adicional. Esta opción es
especialmente interesante si el mero pensamiento de escanear todo lo que tienes te
genera una sensación de ansiedad y desespero. No lo tienes que hacer todo tu mismo,
con haber tomado la decisión ya estás en buen camino.

Empieza con el vacío


“Tengo mucha ropa, pero la utilizo toda”, esta frase es la excusa número uno para no
reorganizar el armario. Sin duda quién lo dice está convencido de que sí lo utiliza todo,
el cerebro humano está habituado a hacerte creer lo que haga falta para que te sientas
bien contigo misma y sobre todo, para que no haya que cambiar nada. Además, no hay
quién pueda demostrar lo contrario ya que eres tú quién mejor conoce tu armario. Por
supuesto que pasa lo mismo con las herramientas del taller y los accesorios del
ordenador, el fenómeno no se limita al armario.
Por mucho reflexionar, tu cerebro no se dará por vencido a no ser que tengas pruebas
reales de que, a lo mejor, haya un par de cosas que no se utilizan con tanta frecuencia
como te gustaría creer. Para hacer una revisión real de lo que usas y disfrutas y para
detectar aquellas cosas que en realidad no te hacen tanta ilusión (aunque te duela pensar
en deshacerte de ellas) te propongo un test de la vida real.
En vez de revisar tus pertenencias una en una para decidir si te lo quedas o no, lo
haremos a la inversa: Marcarás lo que has utilizado cada día, y para que no puedas
inventarte nada, empezamos con el armario (o la estantería) vacío. Al inicio de esta
prueba tendrás que sacar toda la ropa y ponerla en otro lugar: otra habitación, unas cajas

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

de mudanza o tu maleta. No te preocupes, sólo se quedarán allí unos días. Conforme vas
utilizando tu ropa, la vuelvas a guardar en el armario. O sea, solo acabará en el armario
prendas que de hecho te has puesto. Lo demás se quedará dando vueltas en la maleta. Al
cabo de una semana ya tienes definidas tus prendas favoritas, después de dos semanas
conoces tu estilo diario y luego de un mes tienes todo lo necesario para esta temporada.
Las demás prendas pueden ser consideradas de emergencia o que no disfrutas
demasiado o que solo te pondrías si no hay otra alternativa. Realmente, ¿las quieres
guardar todas nuevamente para que llenen tu armario ahora que está tan despejado y
organizado? Quizás es posible quedarte solo con la mitad de estas prendas adicionales,
sacando todo lo que está en mal estado, con un color que no te favorece, que no convine
con el resto de las prendas o con una tela que no es agradable al tacto.
Esta estrategia también funciona con los archivos en el ordenador, con los apps del
móvil, con los ingredientes de cocina (por ejemplo con las especies) y con los productos
de belleza. Imagina que no tuvieras nada y quédate únicamente con lo que realmente
utilizas. Te sorprenderás de la sobrecarga de objetos con la que has llenado tu vida sin
siquiera darte cuenta.

Estas estrategias pueden ser tu inicio en el camino del minimalismo y también pueden
ser ejercicios de refuerzo siempre que tengas la impresión de que te rodean demasiadas
cosas. Recuerda que el minimalismo no es una meta final, sino que es un camino, una
herramienta que te permite concentrarte en las cosas importantes de tu existencia.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

La Organización de tu Hogar
Una gran verdad del minimalismo es que no hay cosa más organizada que aquella que
ya no tienes. Cada cosa menos en tu casa es una cosa menos de la que ocuparse. Por lo
tanto, ya has hecho la parte más importante de la organización al aprender cómo reducir
el número de objetos que te rodean. Si tienes pocas cosas, es más fácil organizarlas.
Tendrás más espacio para acomodar todo a tu aire sin tener que apilar o esconder nada.
Además, con menos cosas a la vista es mucho más fácil recordar dónde está cada una, lo
que facilita encontrar aquellas herramientas que utilizas en tu vida cotidiana. En la
cocina será sencillo sacar la olla que necesitas hoy. No correrás el riesgo de encontrar
productos cosméticos caducados escondidos en el armario del baño. Sabrás dónde está
cada cosa en tu escritorio, ya que lo superfluo ha sido eliminado o digitalizado. Ya no es
necesario buscar documentos sueltos entre tomos y más tomos de papel.

Aun así, solo porque es más fácil organizarte no significa que puedas prescindir de ello
por completo. En este apartado te daré algunas ideas sobre cómo aprovechar mejor el
espacio que te rodea y organizar las cosas que has decidido mantener en tu vida.
Recuerda: las cosas solo son útiles si las utilizas o si tienen un valor estético (y por lo
tanto están a la vista). Organizar cosas que no entran en estas dos categorías (como la
ropa que no te pones desde hace cinco temporadas) es un desperdicio de tiempo y
energía.

Cada cosa en su lugar


¿Dónde van las ollas? Cualquier niño te puede responder que deberían estar en la
cocina, cerca del horno, guardarlas en la sala no tendría ningún sentido, ya que no es el
lugar donde se utilizan habitualmente. ¿Dónde va la ropa de cama? Probablemente
tendrá su rincón en la habitación, podría ser por debajo de la cama o en la parte más alta
del armario. ¿Dónde va el ordenador? Esta pregunta ya es un poco más complicada:
puede que pertenezca a la mesa de trabajo o quizás a la zona de juegos. Y ¿dónde va el
jarrón de tu abuela? La respuesta a esta pregunta ya no es tan obvia, así que acaba en
cualquier rincón, a escondidas o cambiando de lugar cada dos por tres; durante la
limpieza no sabes muy bien dónde meterlo y acabas frustrado con el resultado. Para
evitar esta sensación de frustración es muy importante que decidas cuál es el lugar
adecuado para cada objeto que está en tu casa, el caos y el desorden suelen estar
ocasionados por los objetos itinerantes, aquellos objetos que no tienen un lugar asignado
o cuyo lugar no corresponde a su uso más habitual. Al final de cuentas, las cosas suelen
andar cerca de dónde se utilizan. Guardarlas en un lugar ajeno a este entorno te creará
un va-i-ven constante que desgastará mucha de tu energía.
Durante el proceso de despejar el caos de tu casa y eliminar los excesos, ya has podido
hacer los primeros pasos: para cada objeto que pasó por tus manos has decidido si se
queda en el lugar de donde lo sacaste, si sale definitivamente de tu casa o si lo guardas
en un lugar distinto al de origen. Sin embargo, te darás cuenta en el día a día que siguen
apareciendo (o migrando) cosas que no esperabas. La chaqueta encima de la mesa del
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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

comedor, el ordenador en el sofá, la botella de agua al lado de la cama. Si vives solo,


será bastante fácil rectificar esta situación y encontrar soluciones que funcionen para ti,
pero si compartes la casa con otras personas, tendrás que comunicar la decisión en voz
alta y convertir al resto de tu familia en tus cómplices.
Siempre que encuentres un objeto errante, deja la desesperación de lado por un
momento e intenta responder a estas preguntas claves:
• ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Para qué se ha utilizado que ha hecho que acabe
aquí?
• ¿Es un acontecimiento único o pasa muy a menudo?
• ¿Dónde “debería” estar? ¿Que impide que vuelva a su lugar?
• ¿Puedes “reconducir” el objeto o hay que buscarle un nuevo lugar?
Algunos objetos migran, porque están guardados tan lejos de su entorno de uso que de
camino a otra actividad se quedan olvidados. En otros casos guardar el objeto
interrumpiría la actividad (el libro que lees en este momento, un rompe-cabezas a
medio-hacer, la panificadora en marcha encima del mármol).
Recuerda: lo importante no es lo que “se supone” que se haga, sino lo que funciona para
tu caso en concreto. Si la solución convencional falla una y otra vez, es hora de buscar
una alternativa. A seguir algunos ejemplos que te puedan servir de inspiración para
mantener la tranquilidad en tu propia casa.
Chaquetas sobre la mesa del comedor. Si tienes hijos o si tu pareja es algo más
despistada que tú, es muy común que chaquetas, paraguas, bolsos y otros objetos de uso
cotidiano acaben sobre la mesa del comedor al entrar por la puerta. Y ahí se quedan,
durante unas horas o unos días, según el momento en el que se necesiten nuevamente.
“Deberían” ir al armario en el recibidor, pero parece que no hay manera; quizás el
armario está tan lleno que es demasiado laborioso abrir espacio en el momento de llegar
a casa, o tal vez la necesidad de coger una percha parece muy complicada. Para
descubrir el problema, tendrás que observar unos días que es lo primero que hacen todos
al llegar a casa y dónde lo hacen. ¿Se quitan los zapatos en el recibidor? Entonces
puedes aprovechar esta parada ya existente para crear un recordatorio de dejar la
chaqueta junto con los zapatos, como una mesa vacía o unos ganchos al lado de la
puerta. ¿Pasan directamente a la sala? En este caso tendrás que ingeniar una idea para
interrumpir el paso de la puerta principal a la sala cuando pasen por el comedor, podrías
necesitar mover algún mueble porque simplemente no hay lugar para moverse, o tal vez
hay que dejar la estantería de los zapatos más a la vista. Experimenta con diferentes
soluciones, y sobre todo, asegúrate que los demás colaboren contigo.
El ordenador en el sofá. Se supone que el ordenador tiene su lugar en la mesa de
trabajo, pero cada dos por tres te lo encuentras en la sala. Al fin y al cabo no lo utilizas
únicamente para trabajar, sino también para ver películas, para hablar con tu madre y
para hacer investigaciones sobre cosas privadas. El problema no es que utilices el
ordenador en ámbitos distintos en la casa (por supuesto que la película se aprecia mejor

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

desde el sofá). El problema es saber por qué no consigues devolver el ordenador a su


lugar una vez que haya finalizado el día. Para cambiar el hábito de dejar el ordenador
donde caiga, puedes poner una nota adhesiva en la tapa así que al cerrar el ordenador
lees la nota y lo puedes llevar a su sitio. También podrías dejar el cable de alimentación
instalado al lado de la mesa de trabajo con lo que tendrías que devolverlo allí para que
pueda recargar las pilas durante la noche (al igual que tú).
Joyas por todos lados. Por lo general, las joyas son el último detalle que una mujer se
pone antes de salir de casa para complementar el conjunto escogido. Sin embargo, si
vives con tu pareja, esa rutina se puede complicar en función del número de espejos en
la casa y el número de baños disponibles por la mañana. Si tienes que salir del baño
disparada después de haberte duchado para liberar el espacio para otros, probablemente
te llevas el joyero a la habitación para complementar tu look. Si por lo contrario tienes
el joyero en la habitación, pero el único espejo grande se encuentra en el lavabo harás el
camino inverso cada vez que te toca escoger entre tus pendientes. Acabarás con una
selección de joyas que cambian entre habitación y lavabo muy a menudo. La solución
será observarte a ti misma y decidir conscientemente dónde utilizas las joyas por lo
general. No te dejes despistar por joyeros bonitos integrados en el armario si no es el
lugar dónde te preparas para una noche romántica. Tampoco vale la pena dejar las joyas
en el lavabo si por las mañanas es imposible conseguir un momento de tranquilidad ahí
dentro. Analiza lo que funciona para ti e instala todas las joyas donde más te apetece. Al
final eres tú quién las usa y por lo tanto también deberías ser tú quién decide dónde
ponérselas.
Toallas (y calzoncillos sucios) en el suelo. Los calcetines estratégicamente distribuidos
por toda la casa son un clásico de la convivencia familiar. La ropa sucia y las toallas
usadas tienen vida propia y siempre acaban en el suelo o encima del cesto de ropa en
vez de acumularse dentro deél, tal como lo pensó el diseñador. Lo que no pensaba tal
diseñador era que con las manos llenas de ropa es difícil abrir el cesto, así que como
primera solución ya puedes quitar la tapa u optar por un cesto que se pueda abrir con el
pie. Para las toallas recomiendo un gancho visible, por ejemplo de los que se enganchan
en lo alto de la puerta (para evitar tener que taladrar la pared). A partir de ahora tendrás
que vigilar dónde se cambia el responsable de los calcetines sucios, ya que suelen
acabar en el lugar dónde se los sacó, así que la solución no necesariamente pasa por
recordarle una y otra vez de guardarlos (que no lo hará), sino de conseguir que cambie
de zapatos en otro lugar que no sea el centro de la sala. Un cesto de calcetines en el
recibidor junto con las zapatillas de casa puede ser la solución más inocua.
Publicidad encima de la mesa. Si fueras solo tú, probablemente ya habrías cambiado el
cesto del papel reciclado al lado de la puerta para que la publicidad ni siquiera entrara
en tu casa. Sin embargo, en la vida real, tu pareja te ha pedido que no lo tires porque le
quiere echar un vistazo primero. La solución: dejarlo al lado de la cesta del papel. Si lo
quiere mirar, se acercará. Si no se acerca, se irá con el papel reciclado.
Recuerda: quién decide dónde va cada cosa en tu casa eres tú. Puedes cambiar todo a
dónde tú quieras, siempre que tenga lógica dentro de como tú utilizas la casa. Así que

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

no te dejes impresionar si acabas reorganizando algún rincón de tu casa diferente de lo


que te lo sugería el catálogo. Aquí vives tú, y eres quien pone las reglas.

Cambia la adivinanza por la etiqueta


Una de las grandes ventajas del minimalismo es el hecho de tener menos cosas que
requieran una organización, así es más fácil recordar dónde está cada cosa,
especialmente si la has guardado cerca del lugar dónde se suelen utilizar. Sin embargo,
habrá rincones en dónde se encuentran las cosas que tienen su utilidad sin que haga falta
que las veas todo el tiempo: los tornillos de diferentes tamaños, la documentación de la
casa o del coche o la ropa de cama y las toallas para huéspedes. Aunque ya hayas
reducido bastante el número de objetos guardados, aún te falta una estrategia más
práctica para poder acceder a todo lo que necesitas sin adivinanzas, ni la necesidad de
abrir todas las puertas, todas las cajas o todas las carpetas.
Después de experimentar con muchos sistemas, el más sencillo sigue siendo las
etiquetas adhesivas tipo post-it, o las pegatinas (para aquellos cajones que raramente
cambian de contenido). En las carpetas y en las cajas con material de bricolaje los post-
its son más prácticos ya que no dejan vestigios y son fáciles de actualizar. Si no quieres
que se vean desde afuera, puedes poner la pegatina en el lateral de la caja (de forma que
solo la tengas que sacar unos 5 cm), o sí está en lo alto, por debajo. Ahora tu pareja, tu
madre o hasta un amigo que está de visita será capaz encontrar la documentación del
seguro del coche si llamas a casa tras un incidente durante tus vacaciones.

El árbol de los documentos digitalizados


Mientras algunos documentos deberán guardarse en papel, muchos otros pueden hacerse
en formato digital sin pérdida de su utilidad. Muchas empresas ofrecen el servicio de
mandar la factura por correo, mientras que en otros casos podrás utilizar tu escáner (o
una aplicación de móvil con la misma utilidad) para convertir el papel en un fichero .pdf
o una imagen. Lo más fácil es ir acumulando los documentos y después digitalizarlos
todos de un tirón, una vez en tu ordenador, podrás ocuparte de la organización de estos
documentos, que en este momento tienen nombres tan instructivos como
DCO92803.jpg o factura02.pdf. Si has utilizado un escáner que reconoce el texto
escrito, podrás simplemente buscar por lo que necesitas cada vez que quieras acceder a
un documento. Si no te fías de las opciones de búsqueda puedes resolver el problema
con un documento adicional, donde apuntas los nombres de los documentos y los
organizas por temáticas. Ahorrarás mucho tiempo en la búsqueda, si de un simple
vistazo puedes detectar que las facturas de la luz del 2013 empiezan con un número
específico.
También puedes crear este árbol de ficheros directamente en tu ordenador, generando
una estructura. Empieza por dividir los ficheros en las áreas más importantes de tu
acumulación de documentos, por ejemplo casa / trabajo / vida social, cada carpeta la
podrás subdividir en más carpetas según tus necesidades. Lo importante es que nunca
haya más de 5 carpetas por nivel, caso contrario te estás complicando demasiado la
vida.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

¡Ojo!, en estas carpetas solo van aquellos documentos que ya están archivados, de esta
forma los podrás guardar en un disco duro externo, un lugar más seguro que tu
ordenador y más estable. Los documentos que tengas que utilizar a diario, ya sea para
proyectos, o para consultar información, los deberías tener en una estructura
independiente en tu ordenador.

Respira. Y elimina el caos visual.


Otra ventaja del minimalismo es la reducción del caos visual, razón por la cual una
escapada a un entorno natural suele inspirar una relajación tan profunda: hay mucho
menos estímulos visuales y además no cambian tan deprisa como en la ciudad. En un
bosque nada palpita o brilla en colores vivos, todo está en su lugar y tu cerebro no tiene
que gastar energía para recordar por qué este árbol está ubicado exactamente allí.
Tu casa es algo diferente, tiene muchas más cosas y además, algunas de ellas hacen el
doble papel de servir como recordatorio de tareas pendientes. Por lo tanto, tu cerebro
está en constante funcionamiento para mantener el orden que ya creaste, así que tener
menos caos visual te ayuda a relajarte y a concéntrate en las cosas que quieres resolver
sin distracciones. Por eso es tan importante que aprendas a respirar el espacio entre las
cosas.
Si has seguido los pasos en el primer apartado de este libro, ya tendrás más espacio. Has
eliminado muchas cosas que antes ocupaban tu casa y ahora puedes acomodar lo que
queda con mucho más libertad. Aunque te hayas decidido por mantener vacía una
estantería o la superficie de algún mueble, sigues teniendo espacio de sobra para
organizar lo demás.
Tu tarea ahora será guardar menos cosas en cada estantería. Ya no hace falta apilar todo
en una esquina, utiliza toda la superficie que tienes, expone aquellas cosas que te
recuerdan a tiempos felices. Todo lo que son objetos utilitarios estarán mejor dentro de
una caja. Las tareas las puedes anotar en una libreta, en tu lista de tareas o en un post it
fijado en la caja, pero no hace falta que cada vez que pases por el comedor recuerdes
que en algún momento tendrías que terminar aquel libro que te dejó tu tía. Si ahora
tienes otros libros más importantes, guarda este y asegúrate de que en el momento
oportuno volverás a él. En este momento no hace falta.
No subestimes el efecto de una vivienda que además de cuidada tenga su mismo
aspecto. Ya sabes que el caos físico tiene un impacto negativo sobre tu productividad, lo
mismo pasa con el caos visual.

El hábito de organización
La organización no es una característica genética. Nadie nace organizado o caótico. La
organización es un hábito que lo puede instalar cualquiera, como todos los hábitos
tendrás que dedicarle un poco de tiempo y de voluntad. Quizás, simplemente, no esté en
tus prioridades en este momento, eso está bien. Tan solo quiero que sepas que si tu casa
está hecha un caos es porque tú lo has decidido así, de forma consciente o inconsciente.
La buena noticia es que al simplificar tu casa, la tarea de organizar lo que tienes se hará

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

mucho más ligera. Una vez que todo está en su sitio tan solo tienes que practicar un solo
hábito: devolver las cosas a su lugar cuando hayas terminado de usarlas.
Necesitarás de uno a tres meses para instaurar este hábito de la devolución. Para que el
proceso sea lo más efectivo posible es importante que reconozcas cada vez que sí lo
haces. Cuando coges un objeto para utilizarlo, afirma en voz alta que después de
utilizarlo lo devolverás a su lugar; una vez que lo hayas devuelto, dile en voz alta que lo
has devuelto y que ahora está en el lugar en el que debería estar. Ya sé que esto suena
muy cursi, pero te aseguro que funciona. Si prefieres puedes hacerlo solamente cuando
nadie te esté mirando, así será algo entre tu ego y tu personalidad más pragmática. Verás
que pronto llegará el momento en el que guardas las cosas sin tener que hacer ningún
esfuerzo. Se habrá convertido en un hábito.

Aun corriendo el riesgo de sonar repetitiva: la organización de tu casa es el segundo


paso más importante para que tu hogar tenga la lucidez que necesitas para disfrutar de
él. Simplificar lo que tienes es el primer paso, organizarlo todo de forma que sea
fácilmente accesible, ahí dónde lo usarás, es el segundo paso. Y finalmente necesitarás
algunas herramientas para mantener la casa despejada y al gusto que tú has creado. Para
evitar que poco a poco se vuelva a llenar de trastos, el próximo capítulo te presentará
soluciones y pequeños hábitos que te ayudarán en el mantenimiento de un hogar que te
inspira y te relaja.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

El mantenimiento de tu nuevo entorno


Imagina no tener que pasarte cada tres meses, un fin de semana entero con limpieza y
organización. Imagina que tu casa no se llena de trastos al momento en que te distraigas.
Imagina solo invertir unos instantes sueltos para la limpieza durante la semana en lugar
de sumergirte en el estrés de toda una jornada de limpieza semanal. Tengo una buena
noticia para ti: en un hogar minimalista, eso es perfectamente posible. Un espacio con
menos acumulaciones es más fácil de limpiar, de ordenar y genera menos estrés. Una
vez que hayas llegado a este punto, es primordial que incluyas algunos de los siguientes
hábitos en tu día a día para facilitar no solo las tareas recurrentes de organización, sino
para asegurarte que las cosas no vuelvan a invadir tu casa. Tu casa es tuya, y tienes el
derecho de defenderla contra las cosas que no te permiten respirar.
Algunas de las estrategias son retos. Un reto es un objetivo que pretendes cumplir una
sola vez (y que a lo mejor te enseña algo). Generalmente está definido por una franja de
tiempo o por una actividad en concreto. Cumplido el reto, tu vida sigue normal y estás
libre para escoger el próximo reto. Algunos ejemplos de retos conocidos:
>> Correr una maratón (o tu primer 10k). El momento que cruzas la línea de llegada has
cumplido con el objetivo y ya no hace falta que entrenes, aunque nada impide que sigas
corriendo.
>> No comer [carne / productos lácteos / gluten / otros] durante un tiempo determinado.
Este reto lo hacen muchas personas que quieren descubrir alguna intolerancia
alimenticia.
>> Recorrer el Camino de Santiago sin el móvil. Al cruzar el umbral de Santiago de
Compostela podrás volver a conectar el móvil y volver a lo de antes.
Teóricamente, al cumplir el reto, ya puedes volver a tu rutina habitual. Sin embargo,
muchas veces el reto sirve como punto de partida para construir un hábito,
especialmente si lo has hecho durante un mes o más tiempo. Si has conseguido correr
una maratón, es muy posible que sigas entrenando, aunque quizás haciendo menos
kilómetros por semana. Si has probado un nuevo hábito alimenticio y te gustó, a lo
mejor acabas comiendo diferente, sin ceñirte al 100% a las reglas del reto. Y quizás la
experiencia sin móvil del Camino De Santiago te inspira a declarar un día “libre de
móvil” a la semana.
Un reto por lo tanto se puede convertir en un hábito. Un hábito es algo que haces de
manera automática y de forma regular: lavarte los dientes, ducharte, ir al trabajo, revisar
tu correo electrónico nada más levantarte, picar entre comidas. Hay hábitos positivos y
hábitos negativos, la magia radica en potenciar los positivos y cambiar los negativos.
Toma en cuenta que es virtualmente imposible de erradicar un hábito por completo, lo
que sí puedes hacer es cambiarle de forma. Puedes cambiar lo que picas (zanahoria en
vez de patatas fritas), puedes cambiar el picar por otra actividad. Es un proceso lento y a
veces frustrante, especialmente si no has creado una ruta para conseguir el cambio. Los
retos aquí juegan un papel decisivo, ya que por su caducidad te pueden ayudar en el

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

primer empujón.
Acepta los retos (uno por uno), y adapta los hábitos para que funcionen para ti. Así
llegarás lejos en tu desarrollo personal. Recuerda que si cada día mejoras solamente 1%,
al final del año habrás mejorado más de 3700%.

Ayuno de compras
El ayuno de compras es un reto, ya que tiene un horizonte temporal definido. El reto
consiste en comprometerte contigo mismo a no comprar nada nuevo durante un mes.
Por supuesto que este compromiso excluye la comida y los productos de necesidad
básica: shampoo, papel higiénico y detergente por ejemplo. Todo lo demás tendrá que
esperar un mes hasta que lo puedas comprar. Te recomiendo que durante estos 30 días
elabores una lista en la que anotes todos los antojos que tuviste durante el ayuno. Será
una lista interesante al final del reto, ya que te permitirá observar lo poco que te
importan las cosas no compradas una vez pasado el momento de impulso. Lo que hoy te
parece una gran renuncia, en dos semanas te parecerá un capricho y en un mes ni
recordarás que lo quisiste.
¿Qué ventajas tiene un ayuno de compras de 30 días?
Para no caer en la tentación empezarás a evitar los centros comerciales y demás lugares
que inducen a la compra automática. Recomiendo acompañar este reto con una
reducción del consumo de publicidad en la medida de lo posible. No es de sorprender
que tu cerebro recuerde mejor la publicidad de la última película que viste, si de cada
hora 15-20 min le dedican a este tipo de contenido. Apaga la tele, deja las revistas en las
estanterías e instálate un programa en el navegador que filtre los anuncios de las páginas
webs para que no tengas que verlas todo el tiempo. Con menos tentaciones el reto será
mucho más fácil.
Quizás cambies algunas de tus rutinas: si los centros comerciales eran tu escapada de fin
de semana, tu lugar de encuentro o tu destino en caso de no tener nada que hacer, es
mejor que busques otra alternativa. Al eliminar la visita al centro comercial durante
estas cuatro semanas, buscarás actividades que quizás te gusten más que ir de compras
tan a menudo. Ganarás tiempo y energía, y por supuesto que ahorrarás algo de dinero,
ya que no puedes gastar en lo de siempre.
Vale la pena recordar que “ir de compras” ¡no es un hobby!

La lista de los 30 días


Si has decidido atreverte con el ayuno de compras como primer reto, ya estás bien
encaminado para seguir con el hábito de la lista de los 30 días. Esta lista es parecida a
una lista de compras, con el pequeño detalle de que tienes 30 días para cambiar de idea,
antes de comprar. La lista es una gran aliada en combatir las compras por impulso, ya
que tendrán que pasar 30 días entre tu decisión de compra y la compra efectuada.
Nuevamente, esta estrategia no se aplica para la comida ni para los productos de primera
necesidad. Sí es válida para cacharros electrónicos, ropa, complementos, libros y

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

cualquier otro antojo que se te presente.


La lista es perpetua, eso significa que en el mejor de los casos la tienes para el resto de
tu vida. Lo más fácil es llevar la lista siempre para el próximo mes. Así en Enero anotas
tus deseos en la lista de Marzo, en Febrero en la lista de Abril, etc. Aunque haya cosas
que entonces se quedan casi 60 días en la lista, te aseguras que el último día del mes
sigues teniendo la espera de 30 días.
¿Qué ventajas tiene la lista de los 30 días?
Se trata de una ayuda para alterar el hábito de las compras por impulso. La publicidad
ha avanzado mucho en los últimos años y los publicistas utilizan cualquier truco
psicológico e incluso neuro-científico que pueda funcionar. Nunca subestimes la
habilidad de la manipulación de la mercadotécnica. No es suficiente salir de casa con la
firme convicción de que a ti no te van a convencer. Con que no dejes tu tarjeta de
crédito en casa, es muy probable que vuelvas con algo nuevo. La lista de los 30 días
apacigua a tu cerebro al pensar que no se pierde nada hasta que estés en casa y puedas
revisar la lista con más calma y más distancia (y si hace falta buscar otras alternativas).
Te darás cuenta de que hay una gran diferencia entre gustar, querer y necesitar. Solo
porque algo te gusta no significa que tengas que obtenerlo, lo puedes perfectamente
apreciar ahí dónde está y seguir con tu vida.
Nota final: las ofertas van y vienen. Aunque te aseguran de que esta oferta nunca jamás
volverá, dentro de poco verás una versión mejorada y actualizada en las tiendas. No
hace falta que tomes tus decisiones con prisa. Y si un comercial quiere inducirte esta
prisa, pregúntate siempre: ¿qué intereses tienen en que compre hoy y no pasado
mañana?

Entra uno sale uno


Aun con el ayuno de compras y la lista de los 30 días, acabarás comprando cosas. A lo
mejor se te ha estropeado alguna prenda o encontraste un complemento ideal para la
boda del mes que viene, no tienes por qué sentirte mal por esto, al final de cuentas la
renovación es parte de la experiencia humana. Renovación, sin embargo, no es lo
mismo que acumulación. Acumular es fácil, es lo que pasa casi sin que tengas que
intervenir, es la razón por la que tú casa estaba de la forma anterior, para no volver a ese
estado inicial es imprescindible que aprendas nuevamente a cambiar acumulación por
renovación.
La RAE define “renovar” como “sustituir una cosa vieja, o que ya ha servido, por otra
nueva de la misma clase”. La palabra clave aquí es sustituir. Para renovar, por lo tanto,
para cada cosa que traigas a tu casa, otra tendrá que salir de ella. Esta decisión ya
empezará antes de que vuelvas a casa con tu nueva compra. En el momento de decidirte
por llevar esta nueva camiseta a casa, ya deberás preguntarte: ¿cuál otra camiseta sacaré
de mi armario para darle espacio a ésta?
¿Qué ventajas tiene el “entra uno – sale uno”?

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Al momento de la compra, elegirás el artículo en base a lo que ya tienes en casa, de esta


manera será muy probable que acabes comprando menos cosas. Para que vas a sustituir
tu falda preferida por una, cuyo color al final de cuentas, no encaja completamente con
las demás prendas. Por qué vas a llevarte este nuevo móvil, si el anterior lo conoces tan
bien que sabes acceder todas las opciones en un instante. En muchos momentos la
pregunta: ¿qué sacaré de mi casa?, te ahorrará la compra impulsiva.
En el caso que sí decidas llevarte a casa un producto nuevo, ya sabrás que sustituirás,
por lo tanto te has asegurado que lo nuevo sea de mejor calidad o te quepa mejor que lo
que tienes en este momento. El resultado a largo plazo es una mejora en la calidad de tu
ropa, de lo que contiene tu casa y de lo que te rodea. Una prenda de mejores acabados,
un mantel de mesa que es más bonito que el actual, un portátil potente que te da más
libertad que la antigua torre del ordenador; poco a poco convertirás tu exterior para que
refleje lo que también valoras en el interior: calidad y estética.

Aprende a decir que no (a las ofertas)


Las rebajas, las ofertas 2 en 1 o 3 por 2, la amenaza del “hasta terminar existencias”,
hay muchas situaciones en las que aparentemente hoy, ahora, es la única oportunidad de
conseguir esta ganga tan buena., y mientras te explican con todo detalle sobre cuánto
dinero te vas a ahorrar si compras ahora, nadie te pregunta si realmente necesitas el
cacharro en cuestión. Rechazar la segunda unidad gratis (porque a lo mejor el color
verde-lima simplemente no te queda), no comprar el producto con 70% de descuento
(porque tampoco lo comprarías en su precio normal... así que no lo necesitas) o pasar de
la urgencia de que mañana este producto ya no estará disponible (porque si lo estuviera,
no lo comprarías tampoco), te ganará muchas miradas incrédulas sobre los comerciales
en los que no se pueden creer lo que acaba de pasar. Están tan acostumbrados a la
avaricia de clientes que quieren comprar el máximo de productos posibles, que se
sorprenderán mucho al recibir la negativa ante la pregunta de si te quieres llevar la
segunda unidad a mitad del precio. No te dejes enganchar por el argumento “pero es
súper barato.” La pregunta de fondo siempre es: ¿lo necesitarás?
¿Qué ventajas tiene rechazar las ofertas?
Saber decir que no, es una habilidad que va bien no solo en el momento de hacer
compras sino también en otros momentos de la vida. Poder practicarlo en ámbitos de
bajo riesgo y sin gran implicación personal es una gran ventaja. Podrás utilizar tus
excursiones a las tiendas para rechazar las ofertas que no te convienen con una firme
sonrisa. Aprende a aceptar que no podrás hacer feliz a todos y que es completamente
normal que pongas tus propios intereses (es tú dinero y es tú casa y eres tú que después
tiene que acomodar los trastos) por delante de los demás. No cumplir con las
expectativas de un comercial no es nada grave.
Por supuesto que llevarás menos cosas a casa, lo que te facilitará las decisiones frente al
“entra uno – sale uno”. Además te ahorrarás el dinero que gastarías en las ofertas, que
no estando de oferta no habrías gastado. Si este es el raciocino de la posible compra,
mejor interrumpirlo cuanto antes.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

Reconducir los regalos: la caja recicla-regalos


Mientras las compras están bajo tu influencia directa, los regalos son más difíciles de
controlar. No solo se trata de gestionar el objeto, sino también la relación con la persona
que te lo regala. Rechazar un regalo casi nunca es una buena idea, ya que se
interpretaría como un rechazo a la persona. Para influenciar lo que se te regala, tendrás
que actuar mucho antes de que se presente la oportunidad: indicando lo que sí te haría
ilusión.
Anunciando que ahora eres minimalista o que realmente tienes todo lo que necesitas
raramente funciona. La entrega de regalos no solo genera energía positiva en la persona
que lo recibe, sino también en la persona que hace el regalo. No le estropees esta
experiencia. Lo que sí puedes hacer es dar un ejemplo e insistir una y otra vez lo mucha
que te gustan los regalos tipo experiencia: un vale para tu restaurante favorito, una caja
con diferentes bonos de aventura, un picnic de sorpresa en el parque: regala lo que a ti te
gustaría recibir y premia los regalos que no ocupan espacio sino que crean recuerdos.
Otra alternativa son los regalos que tienen una fecha de caducidad o que se utilizan: un
aceite especial de tu región, un té de alta calidad, una crema natural. Estos productos
son un bonito detalle cuando requieres de un regalo físico y no quieres generar estrés
para la otra persona más adelante. Si a ti te cuesta decidir qué hacer con los regalos que
no te gustan ni encajan con tu estilo de vida, no expongas a las demás personas a la
misma situación.
Aun así, especialmente en tus inicios a una vida más simple, seguirás recibiendo regalos
que dos días después de la ocasión ya no te hacen tanta gracia. La camiseta que no te
queda, el cuadro que no combina con tu decoración, el cacharro de cocina tan mono y
tan inútil. Estos regalos son candidatos para pasar a la caja recicla-regalos.
La caja recicla-regalos es un repositorio para aquellos regalos que no encajan contigo
pero que pueden hacer ilusión a otra persona a tu alrededor. Es importante anotar el
nombre de la persona que te lo regaló: no querrás devolver el regalo a la misma persona.
Si además ya tienes alguien en mente a quién le podrá hacer ilusión, ponte una nota en
tu calendario para recordar que ya tienes su regalo, cuando se acerque navidad o la
fecha de su cumpleaños y así todos salen ganando.
Existen algunos regalos que son imposibles de reconducir: el jersey de punto hecho por
la tía-abuela o los libros con dedicatoria. En este caso no hay otra solución que
guardarlos en un cajón hasta que se haya caducado el tiempo medio de uso. Entonces lo
podrás donar (o tirar, según la calidad) sin remordimientos. Eso sí, antes de las próximas
fiestas busca un buen momento para explicar a la tía-abuela de que este año no necesitas
otro jersey más.

La limpieza dosificada
Al simplificar tus pertenencias tendrás menos cosas que limpiar y probablemente
llegarás fácilmente a todos los rincones. Aun así, no podrás prescindir del todo de la
limpieza de lo que te rodea, necesitas una rutina regular para mantener el orden y la

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

higiene dentro de casa. Aunque, no existe ninguna ley que te obligue de resolverlo todo
el sábado, nuevamente, menos es más: al hacer cada día un poquito puedes acortar
mucho la tiranía de la limpieza del fin de semana.
En este momento, muchas personas se dedican a la limpieza como si fuera su hobby
favorito de fin de semana. Después de haberse pasado toda la mañana del sábado
lavando y colgando ropa, fregando suelos y lavabos, limpiando el horno, el microondas
y no sé qué más, colapsan en el sofá sin energías para hacer nada más. En combinación
con la compra semanal, este ritual puede llevar entre 3 y 8 horas. Debe haber mucha
pasión en invertir tanto tiempo semanal en esta actividad.
Sólo porque siempre has dedicado tu sábado a la limpieza, no significa que tengas que
seguir haciéndolo. El truco está en dividir “la limpieza” en muchas pequeñas tareas y
combinarlas con otras cosas durante toda la semana. A tu lavabo le da igual si lo limpias
el sábado, en conjunto con toda la casa, o el miércoles por la noche, solo se resiente si
pasas de él completamente. Así que te invito a probar el sistema de limpieza en bocados
más pequeños, ajustado a tu rutina ya existente. A lo mejor puedes liberar el sábado para
tomar un desayuno extra largo con tus amigos.
El problema de la limpieza semanal es que al hacerlo todo al mismo tiempo consumes
todo el día. Así que si quieres un cambio, empezarás ahora a hacer una inversión diaria
de solo 15-20 min. Además ya es hora de que el resto de la familia se implique un poco
con el estado general de la casa, no es justo que una sola persona tenga que ir limpiando
detrás de todo el mundo. Puedes hacer la división de tareas junto con tu pareja y/o tus
hijos para que todo el mundo pueda escoger las tareas que más le gustan / menos le
disgustan.

[El juego de las tareas – extra para familias


Preparar un juego de cartas con las tareas. Cada carta lleva una tarjeta, por ejemplo:
limpiar el váter, fregar los platos, pasar el aspirador, quitar el polvo de la estantería,
limpiar la mampara de la ducha de cal... Distribuya estas tareas entre todos los
integrantes de la familia. Ahora, todos pueden intercambiar tarjetas entre sí. Quizás yo
te quito la limpieza del váter, si tú te quedas con mis dos cartas de la mampara y de
quitar el polvo. Durante 15 min todos pueden negociar y entonces quedan fijadas las
tareas. Ahora, todo el mundo participa en encontrar estrategias como cada tarea se
pueda incluir de la forma más inocua dentro de otras actividades ya existentes a lo
largo de la semana.
Ojo: no te olvides de fijar todo lo decidido en un plan semanal y colgarlo en algún
lugar visible. Así no serás el pesado que va recordando a todo el mundo lo que tienen
que hacer.]

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

¿Cómo incluir una tarea de limpieza en una actividad ya establecida?


Para que una actividad de limpieza se cumpla, es importante que todos lo necesario esté
al alcance de la persona encargada. Por ejemplo, la mampara de la ducha se limpia
mejor justo antes de ducharte, si una vez metido en la ducha recuerdas la tarea, pero
tienes que salir para buscar el vinagre en la cocina, ya es tarde y lo dejarás para otro
momento. En este caso es importante que al lado del shampoo y del jabón también esté
el vinagre (o cualquier otro producto de limpieza para esta tarea). Si se trata de vinagre,
no hace falta que esté en su recipiente original, lo puedes perfectamente pasar a una
botella más bonita. Y si te equivocas tampoco no pasa nada, el vinagre es muy bueno
para aclarar el pelo.
Para mantener cierta periodicidad podrías limpiar esta mampara cada vez que vuelves
del gimnasio. Mientras tu cuerpo se enfría un poco del ejercicio, haces la limpieza y
después te enjuagas a ti y aclaras la ducha y tu cabello al mismo tiempo. Te llevará unos
10 min más que tu rutina en general, y te quitara mucho mal rollo el fin de semana.
Otros ejemplos:
Limpiar los utensilios de la cocina conforme se utilizan. Mientras esperas que hierva
el agua para las patatas ya puedes limpiar todo lo que utilizaste para cortar las verduras.
Barrer toda la casa antes de quitarte los zapatos. Cuando sales de casa, deja la
escoba al lado de la puerta. Al volver, pásala por toda la casa antes de cambiarte a tu
ropa de casa (y disfrutar del ambiente limpio).
Lavar la ropa de noche. Antes de ir a dormir, preparar la lavadora y déjala con el
temporizador puesto. Si no tienes temporizador, puedes encenderlo o levantarte a las 3
de la madrugada y aprovechar este momento para tomar algo de agua. Tendrás que
levantarte 10 minutos antes para poder colgar la ropa, pero la tendrás lista para doblar
cuando vuelvas a casa por la tarde.
Todas las tareas necesitarán su tiempo, pero realizadas a lo largo de toda la semana te
pesarán mucho menos que acumuladas en el día que quieres disfrutar de tu familia.
Además, esta reorganización es una oportunidad para incluir a los demás habitantes de
tu casa. Si tienes hijos, recuerda que al compartir con ellos las tareas mundanas del día a
día les estás haciendo un gran favor ya que un día se irán de tu casa y seguramente
querrás que sepan cómo mantener su propia casa al día. A lo mejor no sea divertido
limpiar el váter cada semana, pero es menos divertido aún vivir con un váter que no se
ha limpiado en tres meses cuando de repente ya no hay madre o padre que pase de Don
Limpio por casa. Ayuda a tus hijos a poder enfrentar el futuro con confianza. Las tareas
domésticas son parte de ese futuro.

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

El reto de la casa minimalista


Mi casa es mi castillo, dicen los ingleses. Yo prefiero hablar de mi nido. Mi casa es el
lugar dónde recargo energías, dónde disfruto de estar con mi familia, dónde nacen y
crecen mis proyectos (profesionales y personales) y dónde me puedo refugiar cuando
quiero una pausa del mundo. Es mi estación de recarga y el lugar donde me siento a
gusto. Pensar en tener que compartir este espacio con cosas que generan estrés, que no
tienen una utilidad (aunque sea la de embellecer el lugar) no me parece una idea muy
acertada para mantener la tranquilidad que busco. Compartirlo con cajones y estanterías
que no tienen otro fin que almacenar pertenencias que no he tocado en mucho tiempo y
que quizás ni recuerde que estén ahí, me generaría ansiedad. No quiero tener que cuidar
de un montón de cacharros que no cuidan de mí de alguna forma. Por eso hace tiempo
decidí no tolerar este tipo de objetos en mi entorno.
Aunque tomé la decisión hace años, sigo encontrando cosas que puedo simplificar en mi
casa. No te olvides que el minimalismo es una herramienta, un camino, no un objetivo
en sí mismo. Me sirve para asegurarme de que mi casa esté siempre sintonizada con mis
necesidades y mis deseos, por eso cambia. No vivo en el mismo entorno ni con las
mismas cosas que hace cinco años. Sí, hay cosas que no han cambiado, pero muchas
otras sí o las he quitado, añadido o alterado para que se ajusten a cada nueva etapa de mi
vida. Tu hogar te acompaña y te refleja, y ojalá encuentres en él la imagen que quieres
reflejar al mundo.
Muchas de las estrategias que yo he utilizado en los últimos años ya te las he presentado
en este libro. Quizás ya has empezado a deshacerte de algunos cacharros superfluos que
te rodean, sino, es hora de poner manos a la obra. Tu casa también tiene mucho
potencial para convertirse en un lugar con más luz, más ligereza y más simplicidad. Si
vas poco a poco o decides reorganizar tu casa en un fin de semana intenso, es tu
decisión, lo importante es que la tomes. Ahora conoces las alternativas, cada vez que te
cruces con algo en tu casa que no encaja ni contigo ni con tu estilo de vida, sabrás que
no estás obligado a mantenerlo.
Te invito a eliminar el caos. ¿Te atreves?

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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

¿Quieres saber más?


¡Ahora tienes una casa minimalista! Puede que sea solo el inicio. Para conocer más
ideas y aprender otras estrategias del minimalismo te invito a echar un vistazo al blog de
Sostenibilidad y Minimalismo y a los demás libros y manuales que ya he publicado.
Esta serie de Minimalismo Pragmático además seguirá creciendo con nuevos libros que
te enseñarán como añadir un poco más de minimalismo y felicidad a tu vida cotidiana.
Si quieres ser el primero o la primera en saber de cada nuevo libro, subscríbete a la lista
de las publicaciones de ValeDeOro, así podrás aprovechar siempre de los precios
especiales de lanzamiento y no perderte ninguna edición.
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Minimalismo práctico: Elimina el Caos

¿Te ha gustado Elimina el Caos?


Antes de que te vayas, quiero agradecerte por haber escogido esta guía entre tantos otros
libros que hablan de organización y orden en casa. Gracias por darme esta oportunidad
de presentarte el minimalismo y gracias por haber llegado hasta la última página.
Espero que hayas disfrutado de este viaje por la casa. Si fué así, te quiero pedir un
pequeño favor: invierte un minuto o dos de tu precioso tiempo para escribir una reseña
sobre este libro en Amazon. Tus comentarios me ayudarán a seguir escribiendo el tipo
de libro que te resulta útil.
¡Gracias por tu tiempo!

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