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I.

PONENCIA

1. Título de la ponencia
SABERES ANCESTRALES Y TRADICIONALES MANABITAS RELACIONADOS CON
LA CRIANZA, ESTIMULACIÓN Y NUTRICIÓN DE NIÑAS Y NIÑOS EN SU PRIMERA
INFANCIA.

2. Autores
AUTORES CÉDULA
Rocío del Carmen Mera Farías 1409639050
Enrique Quiroz Zambrano (Tutor) 1308523990
Instituto Tecnológico Superior Paulo Emilio Macías
Carrera Desarrollo Infantil Integral (DII).

3. Resumen
Desde la perspectiva del etnoconocimiento, en este artículo se estudian los saberes ancestrales
y tradicionales manabitas relacionados con la crianza, estimulación y nutrición de niñas y niños.
Se parte del objetivo de rescatar estos saberes ancestrales y tradicionales y para lograrlo se
propuso identificar los saberes ancestrales desde las categorías: crianza, estimulación y nutrición
de niñas y niños, describir su contenido y metodología de aplicación o elaboración, verificar su
uso actual en comunidades rurales y urbanas, para al final perfilar alternativas para la difusión,
promoción y rescate de los mismos. La metodología utilizada implicó la combinación de
técnicas e instrumentos de los enfoques cualitativo y cuantitativo, que en el marco del paradigma
etnográfico recreó los saberes ancestrales y tradicionales a través de entrevistas a profundidad
con informantes claves, y tributó una serie de categorías o parámetros que fueron sometidos a
verificación con las comunidades seleccionadas en el estudio. Los resultados mostraron que
existen un grupo significativo de saberes ancestrales y tradicionales en la región y que muy
pocos de ellos son actualmente aplicados, siempre que según la triangulación teórica y
metodológica demostró su alta utilidad y pertinencia. A partir de ello se concluyó que se impone
la necesidad de promocionar y difundir estos conocimientos, a fin de continuar estudiándolos
con mayor profundidad y rescatándolos en beneficio del desarrollo infantil de las niñas y niños
manabitas, de la autodeterminación epistemológica y de la identidad cultural.
4. Palabras claves
Saberes ancestrales, saberes tradicionales, crianza, estimulación temprana, nutrición.
5. Introducción
El conocimiento es universal y no propiedad exclusiva de una cultura o de unas instituciones.
Para Karkras, Tasiguano, Cachiguango, Lema, y Yemberla: “Todos los pueblos del mundo han
tenido diversos procesos en la construcción de su propia sabiduría y su propio modo de pensar
y actuar, se trata de una racionalidad y una lógica que funciona al interior de cada cultura”
(2014).
El problema de investigación se centra en el escaso conocimiento que se tiene actualmente sobre
los saberes ancestrales y tradicionales manabitas relacionados a la crianza, estimulación y
nutrición de niñas y niños, saberes éstos que constituyen un importante insumo para el desarrollo
familiar y social desde una perspectiva de valoración de la identidad cultural y contextual.
Además, este estudio aporta a entender y reconocer que la sabiduría ancestral y tradicional local
puede contribuir al proceso de desarrollo sostenible y sostenido.
Esta investigación se sitúa territorialmente en la Provincia de Manabí, la cual se encuentra
situada en el centro del Ecuador, tiene una superficie de 18,878 kilómetros cuadrados, y está
ubicada al oeste del océano pacifico. Su población aproximadamente es de 1.180.335 habitantes
(SENPLADES, 2012.). Es una región de tradiciones pesqueras, ganaderas y agrícolas. Esta
provincia tiene una riqueza histórica y un pasado muy poco explorado.
Los indígenas de esta región perdieron con la colonización y el mestizaje, casi totalmente, su
lengua, su ropaje, sus tradiciones, etc. Sin embargo, de ese proceso de hibridación, algunos de
estos saberes y tradiciones ancestrales se suponen conservados, vía trasmisión oral, en las
mentes de las abuelas y abuelos manabitas, llegando hasta hoy sus ecos. Existen ejemplos de
saberes ancestrales registrados históricamente:
Se estima que el tejido comenzó en los Períodos Formativo (4000- 300 a. C.), para luego
reaparecer en el de Integración (600- 1534 d. C.) dentro de la confederación Manteña,
más tarde entre los Huancavilcas, Mantas y Caras, pobladores que habitaban las regiones
que hoy comprenden las provincias del Guayas y Manabí (Alvarado, Jones, & Nacci,
2009, pág. 3).
Otro ejemplo de la hibridación cultural manabita se expresa en sus particulares festividades, en
las que mezcla “lo religioso” con “lo pagano”, que, en forma de costumbres heredadas de los
pueblos europeos, se entrelaza con las costumbres aborígenes de quienes habitaban esta región,
como es la fiesta popular de “San Pedro” y “San Pablo”.
El pueblo manabita, constitutivamente es una fusión étnica, económica y regional que se generó
y se materializó en el trópico y subtropical del Ecuador, auto-reconocidos como montubios, es
el único y más importante pueblo de la costa que conserva sus tradicionales danzas, música,
amorfinos, juegos, leyendas, mitos etc. A estos elementos se suman, además, saberes que tienen
que ver con la crianza, el cuidado, la alimentación, y la enseñanza a niñas y niños.
Pero con el pasar del tiempo, la aculturación y la occidentalización de esa región muchas de
estos saberes ancestrales y tradicionales han desaparecido o están a punto de desaparecer. Por
ello, el objetivo central de la investigación consiste en rescatar los saberes ancestrales y
tradicionales manabitas relacionados con la crianza, estimulación y nutrición de niñas y niños,
para fortalecer el desarrollo infantil y la identidad cultural. Para lograr este objetivo se ha
propuesto: Identificar los saberes ancestrales y tradicionales manabitas relacionados con la
crianza, estimulación y nutrición de niñas y niños, describir su contenido y metodología de
aplicación o elaboración, verificar su uso actual en comunidades rurales y urbanas, para al final
perfilar alternativas para la difusión, promoción y rescate de los mismos.
Los conocimientos tradicionales son un componente esencial en el vivir diario de millones de
personas en los países en desarrollo, tanto en las comunidades indígenas como en las mestizas
(…) “Uno de los aportes de los conocimientos ancestrales es la medicina tradicional, que es un
conjunto de conocimientos y prácticas, que tienen como fundamento el saber médico ancestral
de una población” (Rengifo, Rios, Fachín, & Vargas, 2017, pág. 68). Según estos autores, los
conocimientos de las comunidades indígenas y locales son una acumulación dinámica, son un
patrimonio colectivo, y son a su vez un sistema organizado de investigación y descubrimiento
(Rengifo, Rios, Fachín, & Vargas, 2017).
En la actualidad la llamada ciencia “formal” otorga al conocimiento tradicional un calificativo
de dogma, más que resaltar el proceso de construcción de los saberes que se han generado en
cientos o miles de años. A pesar del desprestigio de lo autóctono, muchas de estas
comprensiones sobre el manejo de recursos permanecen vigentes y se siguen reproduciendo en
el seno de sociedades tradicionalmente campesinas, grupos étnicos o, en el medio rural, en
general, donde la base de subsistencia es la agricultura (Abasolo, 2011)
La separación entre conocimiento científico y saber tradicional dificulta el diálogo intercultural
porque históricamente la gran definición de los saberes es la de occidente, donde se monopolizan
e interpretan (Vera-Noriega 2007; Cebotarev 1989; Sharratt, 1993). Tal como lo demuestra la
cosmovisión, el saber originario no fragmentado responde a una finalidad holística pero no tiene
una historia de institucionalización, los pueblos la han mantenido a partir de la oralidad (Vera-
Noriega 2007) (Rodríguez, y otros, 2012).
Con el saber femenino ocurre algo semejante, la cultura occidental opacó las contribuciones que
las mujeres hicieron y hacen a los saberes tradicionales y entre ellos a la alimentación.
Históricamente las mujeres han desarrollado conocimientos sobre las plantas que recolectan,
cuál es su valor alimenticio, las que les generan ingresos cuando las comercializan, y aportan a
la conservación de sus recursos naturales. Sin embargo, como estos saberes son generados al
interior del ámbito doméstico son subvalorados e invisibilizados (Rodríguez, y otros, 2012)
Los saberes se fundamentan en la experiencia humana, por lo que difieren si vienen de la de los
o las protagonistas (Smith, 1986, Vázquez García y Zapata Martelo, 2000).
Saberes ancestrales
“Los saberes ancestrales, son el conjunto de conocimientos, prácticas, mitos y valores, que han
sido transmitidos de generación en generación, dentro de un sistema de educación endógena y
cuyo papel dentro de la sociedad ha sido el de colaborar al desarrollo de los pueblos, a través de
la enseñanza de las experiencias de sus antecesores en diferentes campos.” (UNESCO 2005
citado en (Tapia, 2014).
En la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural del 2001, se establece
que los saberes tradicionales y ancestrales son un patrimonio cuyo valor no se circunscribe
únicamente a las comunidades originarias, sino que dichos saberes constituyen un importante
recurso para toda la humanidad, en tanto enriquecen el conocimiento mutuo por medio del
dialogo, y permiten conservar el amplio espectro de la diversidad cultural existente en un
territorio dado.
Según se afirma en la declaración, la diversidad cultural es una fuente de creatividad y de
innovación y su reconocimiento fomenta la inclusión social y la participación. Por tal motivo
debe ser protegida y promovida, reconocida y consolidada en beneficio de toda la humanidad,
de las generaciones presentes y futuras. (Secretaría del Buen Vivir, 2017) América Latina es la
región pionera en este campo y la experiencia regional deberá ser compartida con el resto del
mundo (UNESCO, 2017).
En este sentido, estos saberes han sido desprestigiados, deslegetimados e incluso usurpados y
puestos en una jerarquía inferior como saberes de pueblos “atrasados”, “subdesarrollados” o
“primarios”, y en el mejor de los casos han sido denominados como “folklore”. (Crespo & Vila
Viñas, 2014, pág. 3)
Saberes tradicionales
Se llama “conocimientos tradicionales” (CC.TT.) a la sabiduría, experiencia, aptitudes y
prácticas que se desarrollan, mantienen y transmiten de generación en generación en el seno de
una comunidad y que a menudo forman parte de su identidad cultural o espiritual. (OMPI ,
2010).
Los saberes tradicionales son un recurso no solamente para las comunidades locales, sino para
toda la humanidad, en cuanto permiten preservar la diversidad cultural. Según la "Declaración
de la UNESCO sobre protección y promoción de las expresiones culturales" del 2005, la
diversidad cultural es patrimonio humano y debe ser reconocida y promovida a beneficio de las
actuales y futuras generaciones, la diversidad cultural es necesaria para la supervivencia de la
humanidad, así como la biodiversidad es necesaria para la supervivencia de la naturaleza
(UNESCO, 2005)
Reconociendo la importancia de los conocimientos tradicionales como fuente de riqueza
inmaterial y material, en particular los sistemas de conocimiento de los pueblos autóctonos y su
contribución positiva al desarrollo sostenible, así como la necesidad de garantizar su promoción
de manera adecuada (UNESCO, 2005), y la necesidad de adoptar medidas para proteger la
diversidad de las expresiones culturales y sus contenidos, especialmente en situaciones en las
que las expresiones culturales pueden correr peligro de extinción o grave menoscabo (UNESCO,
2005, pág. 1)
Por ello es importante resaltar los conocimientos sobre crianza, relacionados con el cuidado y
acompañamiento emocional de las niñas y niños, así como también la estimulación temprana
para lograr el desarrollo de sus potencialidades; y además la nutrición como sustento básico de
la vida y el desarrollo.
Se ha planteado como hipótesis que existen saberes ancestrales y tradicionales en Manabí
relacionados a la crianza, estimulación y nutrición de niñas y niños, y que estos están a punto
de perderse. Se parte tres supuestos: la existencia de una gran riqueza de Saberes ancestrales y
tradicionales en las comunidades campesinas que se enriquecen ciclo a ciclo, se transmiten por
la tradición oral y se encuentran dispersos y conservados principalmente en las comunidades
rurales; que estos saberes, se corresponden con la cosmovisión de esas comunidades.
La Constitución de la República del Ecuador en el Art. 57 numeral 12 reconoce como derecho
colectivo de las nacionalidades y pueblos indígenas a “mantener, proteger y desarrollar los
conocimientos colectivos; sus ciencias, tecnologías y saberes ancestrales; los recursos genéticos
que contienen la diversidad biológica y la agro biodiversidad; sus medicinas y prácticas de
medicina tradicional, con inclusión del derecho a recuperar, promover y proteger los lugares
rituales y sagrados, así como plantas, animales, minerales y ecosistemas dentro de sus
territorios; y el conocimiento de los recursos y propiedades de la fauna y la flora”. Además, la
Norma Suprema prohíbe toda forma de apropiación sobre sus conocimientos, innovaciones y
prácticas. (Asamblea Nacional, 2008)
La colonialidad del saber que ha caracterizado a Latinoamérica desde la colonia hasta nuestros
días, parece cuestionada por ciertas experiencias de recuperación de técnicas y saberes
ancestrales que funcionan como métodos de subsistencia y se constituyen como novedosas
formas expresivo-productivas. Tal es el caso de las cerámicas de Chulucanas (norte de Perú),
de la paja Toquilla (Cantón de Sigsig, provincia de Azuay-Ecuador y Montecristi, provincia de
Manabí, Ecuador) y del intercambio de semillas tradicionales (del norte de la provincia de
Misiones, Argentina) (Alvarado, Jones, & Nacci, 2009).
En los tres casos se ha dado una recuperación de técnicas y saberes ancestrales que, o bien se
habían perdido (Chulucanas) o bien, en tanto saberes naturalizados, no eran reconocidos como
conocimientos válidos (Misiones y Ecuador) y funcionan actualmente como métodos de
subsistencia que se constituyen como novedosas formas expresivo-productivas (Alvarado,
Jones, & Nacci, 2009)
6. Materiales y métodos
Este estudio se realizó bajo un enfoque mixto de investigación, esto es, cuali-cuantitativo
(Conde, 1987), y responde a un diseño de tipo no experimental transversal con un alcance
exploratorio, ya que se conjugan técnicas e instrumentos de los enfoques cualitativos (textos) y
cuantitativos (cifras), no se manipulan variables, las mediciones se realizan en un solo momento
del tiempo, en el que se busca explorar la temática propuesta. Por el lado cualitativo el marco
interpretativo-hermenéutico general de este estudio comparte semejanzas con el diseño
etnográfico.
La información se integró combinando métodos de investigación cuantitativos y cualitativos
(Sandoval, 2002). Las técnicas cualitativas permitieron observar y escuchar al otro/a
comprendiéndolo/a en su contexto (Montero, 2010) (Van Dijk, 2000). Para la recolección de la
información se diseñaron y aplicaron entrevistas a profundidad a un grupo de informantes clave
(muestra por oportunidad) identificados mediante técnicas de campo, quienes pertenecen a dos
generaciones anteriores (abuelas/os o personas mayores a 65 años, sin exclusión de sexo o
situación socioeconómica) y que por referencias primarias o secundarias cuentan con una serie
de conocimientos ancestrales y tradicionales con respecto de la crianza, estimulación y nutrición
de niñas y niños de Manabí.
Con la información obtenida, se realizó, a través de un formato de análisis de contenido, un
filtraje de textos, a unidades de análisis, y a categorías específicas y recurrentes entre los
informantes, las cuales fueron parametrizadas en un instrumento tipo cuestionario (encuesta)
que sirvió para obtener los datos que permitieron verificar la presencia o no de los saberes
ancestrales y tradicionales identificados, en las comunidades en las que se realizó la
constatación.
La población o sujetos participantes del estudio fueron ocho sujetos informantes clave, para el
levantamiento de las categorías que referenciaron los saberes ancestrales y tradicionales; y para
el proceso de verificación del uso y aplicación de esos saberes en la actualidad, se trabajó con
sesenta sujetos, provenientes de dos comunidades (una rural y otra urbana, en proporciones
iguales), en base al muestreo denominado por conveniencia (Hernandez Sampieri, Fernández,
& Baptista, 2010).
En correspondencia con lo propuesto por Gómez y Gómez, (2006), el procedimiento fue
organizado en tres fases: el primero, se refiere al rescate y sistematización de los saberes
ancestrales y tradicionales; el segundo a la constatación de su aplicación en la realidad actual de
las comunidades de muestra; y, el tercero, al análisis de alternativas para la difusión, promoción
y rescate de los mismos.
Los datos se codificaron, en base al grado de semejanza de los saberes ancestrales y tradicionales
entre los informantes clave como: conocimientos similares (2), parecidos (1) y diferentes (0).
Se enfatizó la vida cotidiana, lo que se vive dentro de los hogares, para abordar desde allí el
saber ancestral y/o tradicional.
7. Resultados
Resultados esperados:

 Saberes ancestrales y tradicionales relacionados con la crianza, estimulación y nutrición


de niñas y niños identificados.
 Saberes ancestrales y tradicionales relacionados con la crianza, estimulación y nutrición
de niñas y niños contrastados con su posible aplicación en los contextos y realidades
actuales.
 Saberes ancestrales y tradicionales relacionados con la crianza, estimulación y nutrición
de niñas y niños triangulados con la teoría y con los datos y el conocimiento actual.

8. Discusión
No aplica
9. Conclusiones
No aplica
10. Referencias bibliográficas
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II. IMPACTO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO


Descripción de aportes sociales/económicos/ambientales/culturales de los resultados: Este
estudio implica un aporte social muy relevante, dado que rescata algunos de los conocimientos
ancestrales y tradicionales específicos de Manabí, una región de mucha influencia en el litoral
ecuatoriano, dando lugar al fortalecimiento de la identidad cultural mediante la revaloración de
lo propio, como otra vía epistemológica adecuada para un propósito como el presentado.

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