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Juicio y Justicia de Dios 1

“Porque Jehová es justo, y ama la justicia;


el hombre recto mirará su rostro”.
Salmo 11:7

Juicio y Justicia
El conocimiento bíblico de este tema es de vital importancia para la comprensión de la doctrina
de la Gracia y el significado de la redención por Jesucristo en la cruz.
Una frase escuchada con frecuencia y totalmente errónea es “Dios no es justo” o “Dios no ha
hecho justicia” y estos conceptos equivocados son producto del desconocimiento e ignorancia
acerca de los atributos de Dios.
La primera gran declaración que nos revela la Biblia es: Dios es justo y ama la justicia (Salmo 11:7).
Romanos 3:10 dice, “no hay justo, ni aun uno”.
Dios mismo diseña un plan que nace en Su corazón y manifiesta Su gran amor para justificar al
hombre.
Romanos 3:22-26 nos enseña: “La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos
los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos
de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención
que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados, con la mira de manifestar en este tiempo Su justicia, a fin de que él sea el justo, y el
que justifica al que es de la fe de Jesús”.
Dios no cierra sus ojos al pecado ni lo ve con liviandad; en el mismo acto (en la cruz) que Él
dispuso para hacer justicia por nuestros pecados; está implícito el precio que tuvo que pagar
para justificarnos.
En la Biblia el Espíritu Santo nos revela algunos aspectos de la justicia, pero antes veamos la
definición que el Diccionario Ilustrado nos da de la palabra juicio:
JUICIO. Ejercicio del entendimiento en virtud del cual se puede discernir la realidad, inclusive
el bien y el mal, y así formar una opinión en cuanto a la naturaleza real de alguna cosa o
hecho, o el verdadero carácter moral de alguna persona.
JUSTICIA. Rectitud de conducta que se ajusta a las condiciones de una relación
determinada. Así, la justicia de Dios manifiesta Su fidelidad consecuente consigo mismo y
con su pacto.

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Dios es Justo
Según Deuteronomio 32:4, “Dios es justo y recto; todos sus caminos son justos, y no hay
iniquidad en Él”.
Isaías 45:21, “Y no hay más que yo; Dios justo y Salvador”.
Salmo. 89:14, “Juicio y justicia son la base de su trono”.
Romanos 3:25-26, “…para manifestar Su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su
paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo Su justicia, a fin de
que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”.
La justicia de Dios es invariable e inmutable. Él es infinitamente justo en sí mismo y en Sus acciones.
Dios es justo en Su ser. Es imposible que Él se desvíe de Su propia justicia.
Santiago. 1:17, “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de
las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”.
• Dios no puede ver el pecado ni con el más mínimo grado de tolerancia.
• Como todos los hombres son pecadores, tanto por naturaleza como por práctica, el
juicio divino ha venido sobre toda la humanidad para condenación.
• Aceptar este principio bíblico es de vital importancia para entender y comprender el
principio del Evangelio de la gracia.
Aunque Dios “perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado”, no tiene “por inocente al
malvado” (Éxodo 34.7).

Dios es justo en Sus caminos.


• Dios no considera con ligereza o con ánimo superficial el pecado, ni lo perdona en un
acto de liviandad moral; no es esa la base de la gracia ni del triunfo del evangelio, ni que
Dios haya dejado de juzgar el pecado; sino más bien todo el juicio que Su infinita justicia
tenía que imponer sobre la humanidad culpable de pecado, cayó sobre el Cordero de
Dios; Él los sufrió en nuestro lugar, y este plan surgido del corazón de Dios es de acuerdo
con las normas de Su justicia.
• Por medio de este plan Dios satisface su amor salvando al pecador sin ir en contra de los
principios de Su justicia.
• No es difícil que el hombre tenga el concepto de Dios como un “ser justo”, el problema
se presenta cuando no se reconoce ni se acepta cuando Dios efectúa la salvación del
hombre pecador. La justicia de Dios no es ni puede ser atenuada. Esto es tomar a la ligera
lo que Jesús hizo en la cruz por la humanidad y creer que Dios perdona a los hombres
únicamente por Su amor sin tener en cuenta el juicio por el pecado y Su justicia.

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La Auto-justicia del Hombre
Así como la Biblia declara que Dios es justo tenemos la declaración de que ante la mirada de Dios
la justicia del hombre es como trapo de inmundicia. “Si bien todos nosotros somos como
suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como
la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento” (Isaías. 64:6).
Así mismo la carta a los Romanos en el capítulo 10 declara que el hombre ha querido establecer
su propia justicia, esto es Auto-justicia del hombre ignorando la justicia de Dios y negándose a
sujetarse a ella. “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia,
no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos. 10:3). Sin embargo, Romanos. 3:10-11 nos
enseña “no hay justo, ni aun uno, no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios”. ¿Cómo
puede el hombre pretender justificarse a sí mismo?
En Lucas. 20:20a, leemos: “Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos”. El hombre
ha creado normas y reglas para conducirse en la sociedad, la familia y el estado, sin embargo,
estas reglas y normas no sirven como base para ser juzgados delante de Dios.
Hay hombres que dicen “yo soy bueno”, “no he hecho mal a nadie”, “procuro ayudar a los que
puedo”, “no he matado a nadie”, etc. etc., “por eso Dios no puede castigarme”. Otros piensan
que por sus buenas obras: donaciones, trabajo social, cuidado de enfermos, o porque adoptaron
a un niño abandonado ya se han ganado el perdón y la aceptación de Dios en Su reino. Estos son
algunos de los aspectos de la auto-justificación pretendida por el hombre, dejando
completamente a un lado la obra redentora de Jesucristo y rechazando el principio bíblico de
que sólo por medio de Jesús somos justificados delante de Dios.
“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,
a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su
justicia…” (Romanos. 3:24-25). No hay forma de ser justificados fuera de lo que Dios dispuso
como propiciación.

PROPICIACIÓN. Satisfacción de la JUSTICIA de Dios mediante un SACRIFICIO.

Dios es santo y Su reacción vindicadora, en el Antiguo Testamento se describe “La ira de Dios” la
cuál es una figura de dicción hebrea, ya que Dios no es “Dios de ira” (Salmo 7:11), Dios es juez
justo, y Dios está airado (irritado) contra el impío todos los días. “y sólo se aplaca al quitar el
pecado que la causó”.

La Justicia imputada de Dios


La imputación es la doctrina que por medio de la revelación del Espíritu Santo a través de la Biblia
muestra la manera como Dios trata con el hombre. Estas citas del Antiguo Testamento Levíticos
7:18; Levíticos 17:4; 2 Samuel 19:19 y Salmo 32:2, lo muestran.

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Imputación se deriva del hebreo “hasab” que se traduce como: Considerar, estimar, designar,
contar por, tener por.
En el Nuevo Testamento la carta a los Romanos es el libro que más extensamente trata la doctrina
de la imputación, (Romanos 4:6-25, 5:13). Pablo lo menciona también en 2 Corintios 5:19 y
Santiago 2:23.
Una ilustración a lo que es la doctrina de la imputación nos la da Pablo en la carta a Filemón
refiriéndose al esclavo Onésimo: “Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí
mismo” (Filemón 1:12), imputación de mérito; y en el Vs. 18 “Ponlo a mi cuenta” asumiendo
Pablo la cuenta de Onésimo. Su significado principal es “atribuirle a uno la cuenta de otro”.

1.- La imputación del pecado de Adán a la humanidad.


Según Romanos 5:12-21 el pecado de Adán fue imputado a la raza humana hasta el punto que
la muerte reinó (Vs.14), todos fueron condenados en Adán (Vs. 18), y todos los hombres fueron
hechos pecadores (Vs.19).
Como fuente de la vida humana, Adán era representante de la raza y su pecado es la base para
que Dios considere a todos los hombres como pecadores.

2.- La imputación del pecado del hombre a Cristo.


En contraste con la imputación del pecado de Adán a la raza humana (que a menudo se le
considera imputación real), la imputación del pecado del hombre a Cristo se le considera judicial
y está relacionada con la muerte de Cristo en la cruz.
“El herido fue por nuestras rebeliones… Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros ”
(Isaías. 53:4-6).
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios. 5:21).
El Nuevo Testamento no usa la palabra imputar para expresar la idea, ésta es expresada claramente
con otras palabras.

3.- La imputación de la justicia de Dios a los creyentes.


La doctrina de la justificación por fe contiene en si la idea de la imputación de la justicia de Dios a
los creyentes (Romanos. 3:21; 5:21). La imputación de justicia es un acto judicial por medio del
cual el creyente es declarado justo delante de un Dios santo.
Aunque esto viene acompañado por la experiencia de la santificación, conversión y otras
experiencias espirituales, la imputación no es en si una cosa que se experimenta, sino un acto
divino. Los creyentes son declarados “justos por la fe”.

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La imputación de la justicia de Cristo a los creyentes es una de las doctrinas más importantes del
Nuevo Testamento y tiene su base en la doctrina de la salvación. Esta justicia no pertenece al
creyente de antemano, se le atribuye en el momento de aceptar a Cristo como su Salvador por
fe, y viene a ser suya por siempre por la declaración judicial de Dios.
La justicia así imputada satisface completamente las demandas de la justicia de Dios, y es la única
base para nuestra aceptación en Su presencia.
La justicia de Dios es imputada al creyente sobre la base de que el creyente está en Cristo por
medio del bautismo del Espíritu. A través de esa unión vital con Cristo por el Espíritu el creyente
queda unido a Cristo como un miembro de Su cuerpo (1 Corintios 12:13). Como resultado de
esta unión, Dios ve al creyente en Jesús como una parte viviente de Su propio Hijo. El ama al
creyente como ama a su propio Hijo (Efesios. 1:6; 1 Juan. 2:5). Cristo es la justicia de Dios; y
aquellos que son salvos son hechos justicia de Dios por estar en Él (2 Corintios 5:21).
La imputación afecta la posición más no el estado del creyente. La justicia de Dios nada tiene que
ver con las obras humanas, la justicia de Dios está en y sobre aquel que cree (Romanos. 3:22). El
creyente en su vida diaria, esto es su estado, se encuentra muy lejos de ser perfecto, en este
aspecto su relación con Dios debe “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18).
La justicia imputada es la base de la justificación. Dios declara justificado para siempre a aquel que
Él ve en Cristo.
Igual que la justicia imputada, la justificación es por fe (Romanos 5:1), por medio de la gracia (Tito
3:4-7), y se hace posible a través de la muerte y resurrección de Cristo (Romanos 3:24, 4:25). Es
permanente e inmutable, pues descansa solamente en los méritos del eterno Hijo de Dios.

La justificación es más que el perdón, porque el perdón es la cancelación de la


deuda del pecado, mientras que la justificación es la imputación de justicia. El
perdón suprime la condenación, la imputación otorga el mérito y la posición de
Cristo en el creyente.

Aplicación
Ejercicios Prácticos
Preguntas para asignar a los alumnos, tentativas a criterio del Maestro (se recomienda un máximo
de 3 a 4 preguntas para la tarea en casa).

1. Leer del Capítulo 1 al 11 de Romanos y extraer de estos de forma condensada y coherente el


plan de juicio, justicia y gracia de Dios para nuestras vidas.

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2. El conocimiento bíblico de este tema es de vital importancia. ¿Por qué?
3. ¿Qué importancia tiene para nosotros el sacrificio de Cristo en la cruz del calvario y cómo
debemos reaccionar en tal caso?
4. La auto-justicia del hombre no es de valor alguno ante Dios. Mencione un versículo que lo
apoye.
5. Explique ¿cómo afectó al hombre, el pecado de Adán y en contraste con esto cómo nos
afectó la muerte de Cristo en la cruz?
6. Explique: ¿En qué momento la justicia de Cristo vino a ser nuestra? Mencione un versículo que
apoye.
7. La justicia imputada es permanente e inmutable. ¿Sobre qué méritos descansa esta doctrina?
Explique.

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