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Catalina Perazzo, responsable de política de infancia de Save The Children,
explica que “no hay datos que confirmen que hay más violencia que antes”. Pero
concreta que el problema de lo digital es que “antes la víctima se iba del colegio
y podía desconectar del problema, mientras que ahora, con las redes sociales
y smartphones, el acoso puede ser continuo”.
Otro riesgo del cyberbullying, según la responsable de Save the Children, es que
“los agresores se desinhiben en Internet porque no tiene las barreras del mundo
físico”, si bien conviene señalar que en el ciberacoso suele haber un contacto
previo en el mundo real entre agresor y víctima que acaba llevando a esta
situación.
(iStockphoto)
Además, el cyberbullying tiene diversas caras. Así, según se explica en la página
Por un uso love de la tecnología de Orange hay tres tipos principales de acoso a
través de herramientas tecnológicas.
Según los datos de 2016 de la Fundación ANAR, los insultos directos se dan en
un 52,1% de los casos de cyberbullying, las amenazas en un 22,3% y la difusión
de vídeos o imágenes comprometidas aparecen en el 20,2% de las situaciones de
este tipo.
Por sexos, los casos de acoso afectan más a las niñas; en un 70% de las
ocasiones, según datos de ANAR. En cuanto a la edad, la media es de 13,5 años,
si bien los primeros casos se han llegado a detectar a partir de los 9 años.
Pese a todo, el informe de ANAR pone de manifiesto que se está notando una
mayor sensibilización social con respecto al acoso escolar. Este hecho se refleja
en que las víctimas cada vez ven menos afectado su rendimiento y su actitud para
ir al colegio. Como muestra, en 2016 un 34,7% de las víctimas manifestaban que
no estaban a gusto en el centro escolar, cuando en los años anteriores esta cifra se
elevaba al 51,5%.
En el caso del género de los acosadores, son solo del sexo femenino en un 39%
de las ocasiones; solo menores varones en un 31,2%; y en el resto de casos,
chicos y chicas actúan de manera conjunta.
Esto es consecuencia de que cada vez hay más sensibilización con este problema.
Para Javier Pérez, presidente de la asociación No al Acoso Escolar, las propias
víctimas cada vez se atreven más a denunciar ante padres y profesores.
Solucionar y prevenir
Desde la iniciativa Por un uso love de la tecnología se resalta que la mejor forma
de prevenir el ciberacoso es a través de la educación y la comunicación, algo en
lo que es clave que trabajen en equipo los educadores y la familia. Además,
según Catalina Perazzo. “Hay que transmitir a los menores que se tienen que
aplicar los mismos valores en el mundo real y en el digital”, añade.
Por otra parte, cabe señalar que la solución para evitar las malas prácticas no es
recurrir a medidas drásticas, como prohibir el uso de Internet o del smartphone,
porque los beneficios de las tecnologías para los adolescentes en términos de
educación y comunicación son muchos. Lo que hay que hacer es “enseñar a usar
las redes sociales”, apunta la responsable de infancia de Save the Children.
Por su parte, Javier Pérez, de No al Acoso Escolar, recuerda que el móvil es hoy
un espacio emocional y vital para las relaciones de los menores “y el miedo a
perderlo puede hacer que les cueste más denunciar que están siendo víctimas de
un acoso”. Y recalca que “lo importante es conseguir una alfabetización digital
por parte de la familia y la escuela”.
Finalmente, tanto Pérez como Perazzo enumeran otros síntomas a tener en cuenta
para descubrir un caso de ciberacoso, como no querer ir al colegio, cambios de
humor, pérdida de la relación con los amigos o bajada en el rendimiento escolar.