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LOS INTERDICTOS

INTRODUCCIÓN:

Nuestra legislación, regula los actos y las acciones jurídicas relativas a la


posesión, como un medio de adquirir una cosa, así como la posesión derivada
de un título traslativo o simplemente declarativo de dominio. De igual forma
regulan las acciones tendientes a la conservación, retención, restablecimiento y
restitución de la posesión.

Al profundizar en el estudio de los interdictos o acciones posesorias,


encontramos en nuestro código civil y procesal civil, los elementos de la
posesión, en sí hablamos del "Corpus" o sea la potestad, el poder físico, que el
individuo ejerce sobre la cosa, es decir la apropiación jurídica que permite no
solo la apropiación, sino disponer de ella, y el "Animus" que no es otra cosa
que la voluntad especial de poseerla con ánimo de dueño, es un elemento de
carácter subjetivo, psicológico, porque la persona exterioriza ese ánimo de
dueño mediante actos concretos de posesión sobre determinada cosa.
DESARROLLO DEL TEMA

El Código Civil Peruano organiza la defensa posesoria en un sistema doble: la


defensa privada o extrajudicial, por la que el poseedor está facultado para
repeler la fuerza que se emplee contra él y recobrar directamente el bien si
fuese desposeído (artículo 920); y la defensa judicial, a través de las acciones
posesorias y los interdictos (artículo 921).

Los interdictos son procesos judiciales cuyo objeto es proteger la posesión en


sí misma. Su fundamento principal consiste en que con ellos se evitan
perturbaciones y despojos injustificados y que la gente se haga justicia por su
propia mano. En definitiva los interdictos persiguen mantener la paz social. Allí
radica su importancia.

El presente trabajo lo hemos dividido en dos partes: en la primera revisaremos


el concepto de los interdictos, y en la segunda nos referiremos a sus requisitos.

I. CONCEPTO.

El artículo 921 del Código Civil dice que todo poseedor de muebles inscritos y
de inmuebles puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos. Las
acciones posesorias son procesos judiciales en los cuales se protege el
derecho a la posesión. En los interdictos, en cambio, se tutela la posesión en si
misma (derecho de posesión). Los trámites judiciales de ambos procesos son
distintos; la acción posesoria se tramita en el proceso de conocimiento, los
interdictos en el proceso sumarísimo.

Todo aquel que es perturbado o despojado en su posesión puede utilizar los


interdictos con el objeto de que cese la perturbación o de recobrar la posesión.
En los interdictos no se discute la legitimidad de la posesión. Es suficiente que
el poseedor, legítimo o ilegítimo, de buena o mala fe, sea perturbado o
despojado para que proceda el interdicto.

¿Cuándo recurrirá el poseedor a la acción posesoria y no al interdicto?


Generalmente el poseedor utilizará el interdicto debido a que la duración del
proceso sumarísimo es considerablemente más corta que la del proceso de
conocimiento. Sin embargo, la pretensión interdictal podría haber prescrito (un
año desde el despojo) por lo que sólo le quedaría al demandante el proceso de
conocimiento para ejercer su derecho a la posesión.

El Código de Procedimientos Civiles contemplaba cinco interdictos: de adquirir,


de retener, de recobrar, de obra nueva y de obra ruinosa. El interdicto de
adquirir tenía por objeto entrar a poseer un bien, para lo cual el demandante
debía acreditar su derecho a la posesión. No se trataba pues de un verdadero
interdicto donde no se discute lo petitorio (derecho a la posesión), sino lo
posesorio (derecho de posesión).

El interdicto de retener procedía cuando el poseedor era perturbado en su


posesión. Tenía por objeto que el demandado se abstuviera de perturbar al
poseedor.

El interdicto de recobrar procedía cuando el poseedor era despojado de su


posesión, siempre que no hubiera mediado proceso previo. Su finalidad era
que el demandado repusiera al demandante en la posesión del bien.

El interdicto de obra nueva tenía por objeto impedir la continuación de una obra
o conseguir la demolición de lo ya edificado en cuanto dañaba la posesión del
demandante. El Código de Procedimientos Civiles hacía alusión al daño en la
“propiedad” del demandante, por lo que alguna jurisprudencia entendió que
este interdicto sólo lo podía utilizar el propietario-poseedor. Esto no era así. Un
poseedor no propietario que veía perturbada su posesión por una construcción
vecina, sí podía defender su posesión a través del interdicto de obra nueva.

Finalmente, el interdicto de obra ruinosa tenía por finalidad obtener la


demolición total o parcial de una construcción que amenazaba ruina, o la
adopción de las medidas de seguridad necesarias por el mal estado de un
edificio, canal, camino, árbol, columna o cualquier otra cosa análoga. Podían
utilizar este interdicto los que tenían la necesidad de pasar por las
inmediaciones del edificio, canal, camino, etc., o los poseedores de alguna
propiedad que sufriera o pudiera sufrir daño con la obra que amenaza ruina.
Con respecto a los primeros, la construcción que amenazaba ruina no
perturbaba la posesión de algún bien, sino la integridad física del demandante.
No era entonces un interdicto posesorio. Con respecto a los segundos, al igual
que con el interdicto de obra nueva, el Código de Procedimientos Civiles se
refería al “dueño” de una propiedad que sufriera o pudiera sufrir daño. Sin
embargo, debía entenderse que el legitimado para ejercer el interdicto era el
poseedor.

El Código Procesal Civil sólo regula los interdictos de recobrar y de retener. El


interdicto de adquirir ha sido eliminado porque como dijimos anteriormente, no
era un verdadero interdicto. Por su lado, la ejecución de obras (interdicto de
obra nueva) y las construcciones que amenazaban ruina (interdicto d e obra
ruinosa) constituían en rigor perturbaciones a la posesión. Por ello, el Código
Procesal Civil las califica acertadamente como perturbaciones para efectos del
interdicto de retener.

¿Por qué los interdictos, a pesar de su importancia, no han sido muy utilizados
en el Perú? Un caso real nos puede dar la respuesta. Gilberto Cassana era
poseedor de un cuarto de una casa de propiedad de Guillermo Vilcapoma. En
la casa vivía además de Guillermo, su padre Fidel Vilcapoma. Las relaciones
entre Gilberto Cassana y Guillermo Vilcapoma y su padre no eran amigables,
por lo que estos dos últimos decidieron hostilizar a Gilberto cortándole el fluido
eléctrico y el agua potable del cuarto. En estas circunstancias, el 31 de julio de
1987 Gilberto Cassana interpone un interdicto de retener contra Guillermo y
Fidel Vilcapoma con el objeto que le restituyan el fluido eléctrico y el agua
potable y así cesara la perturbación. El proceso judicial terminó el 29 de enero
de 1992, con sentencia desfavorable para el demandante. Lo penoso de la
situación descrita, más allá del resultado, es que Gilberto Cassana no tuvo
como impedir las perturbaciones durante los casi cinco años que duró el
proceso.

El Código Procesal Civil habría solucionado la situación de Gilberto Cassana, al


menos durante la tramitación del proceso. En efecto, Gilberto habría podido
solicitar al Juez que adoptara una medida cautelar con el objeto de evitar un
perjuicio irreparable. En este sentido, el Juez al inicio del proceso hubiera
podido ordenar que se restituyeran a Gilberto Cassana el fluido eléctrico y el
agua potable y no esperar al final del proceso (en caso hubiera obtenido un
resultado favorable).
II. REQUISITOS.

Los interdictos pueden ser utilizados por los poseedores de muebles inscritos o
de inmuebles que son perturbados o despojados de su posesión. Deben
ejercitarse dentro del año de producido el despojo o la perturbación.

1) Posesión.- Conforme al artículo 896 del Código Civil, la posesión es el


ejercicio de hecho de uno o más poderes inherentes a la propiedad. Los
poderes inherentes o atributos de la propiedad son el uso, el disfrute y la
disposición. En consecuencia, será poseedor quien use, quien disfrute o quien
disponga. Lo anterior no significa que la posesión sea un simple hecho o un
hecho con consecuencias jurídicas. Es un derecho, sólo que con un contenido
importante de hecho. En otras palabras, como derecho supone el ejercicio de
hecho de algún atributo de la propiedad.

En los interdictos el derecho de poseer (el ejercicio de hecho) se antepone al


derecho a poseer. De esta forma todo poseedor queda legitimado para
proteger su posesión a través de los interdictos.

Pueden utilizar los interdictos un copropietario contra otro copropietario, un


cónyuge contra el otro, el usurpador contra el propietario, el arrendatario -aun
con contrato vencido- contra el arrendador y, en general, todo aquel que posee.

Cabe preguntarse si el poseedor despojado conserva la posesión del bien.


Para algunos la posesión se mantiene amparada precisamente por el interdicto.
Para otros la posesión no se conserva. Nos adherimos a esta última posición.

Como decíamos anteriormente, la posesión es el ejercicio de hecho de alguno


de los atributos de la propiedad. Para que se conserve la posesión es
necesario entonces que subsista el ejercicio de hecho. Sin embargo, el artículo
904 del Código Civil señala que se conserva la posesión aunque su ejercicio
esté impedido por hechos de naturaleza pasajera. Así, un propietario que deja
de usar temporalmente su casa cuando sale de vacaciones, no pierde la
posesión de la casa.
¿Cuánto tiempo se conserva la posesión? Se sostiene que si se deja de ejercer
el poder de hecho sobre el bien por un año, se pierde la posesión. En otras
palabras, la posesión sólo se conservaría por un año. El año estaría dado por
el plazo que tiene el poseedor para ejercitar el interdicto (artículos 921 del
Código Civil y 601 del Código Procesal Civil) y para recobrar la posesión que
ha perdido o de la cual ha sido privado (artículo 953 del Código Civil). Esto no
es así. El ejercicio del poder de hecho sobre el bien puede estar impedido por
un hecho temporal que dure más de un año, sin que por ello se pierda la
posesión. Imaginemos el caso de un diplomático que reside tres años en el
Perú y tres en el extranjero. Durante cada uno de sus tres años en el extranjero
deja su casa en el Perú cerrada. No cabe duda que el ejercicio de sus
derechos están impedidos temporalmente (por tres años) y que su ausencia
por tres años es su comportamiento habitual. Conserva pues la posesión.

¿En qué momento se pierde la posesión? Se pierde cuando el ejercicio de


hecho queda impedido por un hecho de naturaleza no temporal. Un ejemplo de
hecho no temporal es la destrucción del bien. Otro ejemplo es cuando el
poseedor es despojado. Supongamos que un tercero usurpa un inmueble.
¿Quién es el poseedor? El usurpador usa el bien; el propietario no ejerce
ningún atributo de la propiedad. Es evidente entonces que el poseedor es el
usurpador y no el propietario. Sostener que el propietario conserva la posesión
supondría afirmar que hay dos poseedores: el usurpador (que usa) y el
propietario (que la conserva). Esto es absurdo porque la posesión es un
derecho exclusivo que no admite dos titulares, salvo el caso de coposesión o
de posesiones de distintos niveles (un mediato con un inmediato).

En resumen, cuando uno es despojado deja de ser poseedor. El interdicto de


recobrar tiene por objeto precisamente recuperar la posesión de la cual uno ha
sido despojado.

2) Muebles inscritos e inmuebles.- El artículo 921 del Código Civil dice que todo
poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar los interdictos. El
artículo 599 del Código Procesal agrega que el mueble inscrito o el inmueble
no debe ser de uso público. Estas normas plantean diversas preguntas. ¿Por
qué no proceden los interdictos respecto de los bienes muebles no inscritos?
¿Por qué no proceden cuando se trata de un bien de uso público? ¿Qué son
bienes de uso público? Veamos estos temas por separado.

Durante la vigencia del Código Civil de 1936 se utilizaron interdictos para


recobrar bienes muebles, Nélida Vargas fue una de las que utilizó este
interdicto. Adrián Noriega había extraído su automóvil, ante lo cual Nélida
Vargas interpone un interdicto de recobrar. Lo rescatable del caso no fue el
resultado (favorable a Nélida Vargas), sino el voto en discordia del vocal
supremo Dr. Frisancho. El Dr. Frisancho dijo textualmente lo siguiente: “… que
al especificar el artículo ochocientos treintiuno del Código Civil que los
poseedores de inmuebles pueden ejercitar las acciones posesorias e
interdictos, excluye de este ejercicio a los tenedores de muebles y títulos al
portador; que la intención del legislador ha sido claramente limitada desde que
se añadió el vocablo ‘inmueble’ a la ponencia original (artículo once) que decía
‘todo poseedor puede utilizar las acciones posesorias y los interdictos’,
rechazando esta acción respecto de los muebles, como aparece en la página
veinticuatro del tomo cuarto de los fascículos de la comisión Reformadora del
Código Civil; que conforme al párrafo segundo del artículo mil ochocientos
veintitres de las disposiciones complementarias del Código Civil, su artículo
ochocientos treintiuno deroga el mil diez del Código de Procedimientos Civiles;
que el citado artículo ochocientos treintiuno ha limitado las acciones posesorias
y los interdictos, siguiendo avanzados precedentes extranjeros y la doctrina
dominante de los autores modernos, entre los que Planiol y Ripert en su
Tratado Civil expresan: ‘las acciones posesorias no se conceden sino en la
materia inmobiliaria’. Ellas son excluidas para los muebles aislados por la
máxima en materia de muebles: la posesión vale título, que tiene por efecto
hacer lo posesorio inseparable del petitorio”.

El Dr. Frisancho tuvo razón cuando hizo el análisis gramatical del artículo 831
del Código Civil de 1936, cuando efectuó el análisis histórico del mismo artículo
y cuando señaló que dicha norma había derogado el artículo 1010 del Código
de Procedimientos Civiles. El Dr. Frisancho se equivocó, sin embargo, cuando
recurrió al análisis doctrinal para fundamentar su voto. Su error consistió en
asimilar los automóviles a los bienes muebles no identificables.
En ciertos bienes muebles posesión y propiedad se identifican (posesión vale
título) porque es imposible probar que el poseedor no es el propietario del bien.
Por ello, cuando se reclama la posesión del bien también se está reclamando la
propiedad. En este sentido, si procedieran los interdictos sobre bienes muebles
se terminaría discutiendo acerca del derecho a poseer (lo petitorio) que tiene el
propietario y no sobre el derecho de posesión (lo posesorio), lo cual no es
admisible en los interdictos. Pero en los automóviles posesión y propiedad no
se confunden. Los automóviles tienen características propias que los hacen
identificables unos de otros. En ellos sí es posible distinguir al poseedor del
propietario, por lo que sí es factible proteger sólo el derecho de posesión a
través del interdicto. Esta es la razón por la que el Código Civil de 1984 permite
que se planteen interdictos respecto de muebles inscritos, donde sí es posible
diferenciar posesión de propiedad.

Como se puede apreciar, al no permitirse los interdictos respecto de bienes


muebles no inscritos pero identificables, se obliga al propietario a que siga un
proceso de conocimiento (acción reivindicatoria) para recuperar su bien y se
deja indefenso a un poseedor ilegítimo (el ladrón). Esto último es
particularmente grave porque al no tener defensa el poseedor de bienes
muebles no inscritos, se incentiva en estos bienes que la gente se haga justicia
por su propia mano.

En vista de lo anterior, somos de la opinión que los interdictos deberían


proceder también respecto de bienes muebles no inscritos, siempre que sean
identificables. Serían los jueces, en definitiva, quienes establecerían los bienes
muebles susceptibles de ser objeto de interdictos.

Veamos ahora el tema de los bienes de uso público. El artículo 992 del Código
de Procedimientos Civiles decía que no se admitirán los interdictos respecto de
las cosas que no pueden ganarse por prescripción. Los bienes que no pueden
adquirirse por prescripción son aquellos que no son objeto de posesión privada:
los bienes de uso público. Tampoco son adquiribles por prescripción los bienes
que se consumen con el uso (el fluido eléctrico, por ejemplo) o los bienes que
posee el arrendatario. No se trata de bienes imprescriptibles por ser de uso
público, sino por tener una naturaleza especial que impide actos posesorios
repetidos (los consumibles) o por no ser poseídos con animus domini (el
arrendatario).

Los bienes imprescriptibles a los que se refería el artículo 992 del Código de
Procedimientos Civiles eran los bienes de uso público. No había la menor duda
que procedía el interdicto para proteger la posesión del fluido eléctrico
(considerado como inmueble por accesión o por destinación) y que el
arrendatario podía plantearlo incluso contra el propietario. Por esta razón, el
artículo 599 del Código Procesal Civil dice acertadamente que procede el
interdicto respecto de inmueble y de mueble inscrito, siempre que no sea de
uso público.

III. ACTO PERTURBATORIO O DE DESPOJO

Si el poseedor es despojado de su posesión o perturbado, puede plantear un


interdicto para recuperar la posesión o para que cese la perturbación. El
despojo es el acto por el que se excluye total o parcialmente al poseedor de su
posesión. El despojo determina la pérdida de la posesión. Es ahora el
despojante y no el despojado quien posee. El interdicto de recobrar tiene por
objeto justamente recobrar la posesión de la cual uno ha sido despojado.

La perturbación es una conducta que lesiona la posesión. El que sufre la


perturbación es el poseedor y no el bien. No toda conducta que afecta la
posesión puede ser cuestionada a través del interdicto. Para que la posesión
sea tutelada, la perturbación debe tener las siguientes características:

a) Debe ser de hecho y no de derecho. El Código Procesal Civil se refiere a


esta característica en los artículos 600 y 606. El primer artículo dice que en la
demanda deben expresarse los hechos en que consiste el agravio. El segundo
señala que la perturbación puede consistir en actos materiales o de otra
naturaleza como la ejecución de obras o la existencia de construcciones en
estado ruinoso.

Las perturbaciones de hecho consisten en todos aquellos actos materiales


realizados contra la posesión. A modo de ejemplo pueden darse los siguientes
casos: el corte del fluido eléctrico de un inmueble, la instalación de trancas en
la vía pública que dificulten el ingreso a una propiedad, los ruidos que molestan
al poseedor, etc.

Los actos de derecho como la interposición de una demanda, las notificaciones


judiciales y en general todo acto jurídico que niegue o contradiga el derecho de
posesión, no constituye perturbación.

b) El acto perturbatorio debe realizarse contra la voluntad del poseedor. Si el


poseedor consiente con la instalación de trancas en la vía pública, por
ejemplo, las molestias que le causen el acceso a su propiedad no
constituyen perturbaciones.

c) Las lesiones de hecho legítimas a la posesión no son perturbaciones.


Imaginemos el caso de una discoteca que tiene licencia de funcionamiento y
está autorizada a poner música hasta altas horas de la noche. Los vecinos
no podrían interponer interdictos de retener para que cesara la música.

d) Las amenazas no constituyen perturbaciones.

Ahora bien, como decíamos anteriormente el que sufre la perturbación es el


poseedor. En este sentido podría ocurrir que para un poseedor un acto
determinado sea una perturbación mientras que para otro no. Por ejemplo, una
persona que se relaja con la música de una discoteca ilegal y otra que le
impide dormir.

¿Cuál debe ser el criterio que deben utilizar los jueces para calificar un acto
material como perturbatorio? Una alternativa sería utilizar como parámetro el
comportamiento del “hombre promedio”. Pero en el Perú pueden haber
diversos “hombres promedios”. Creemos que para que un acto constituya
perturbación, debe ocasionar una alteración en la posesión que dificulte que
ella se ejercite como se había ejercitado antes del acto perturbatorio. El caso
de la persona que no duerme con la música puede ser ilustrativo. Si con
anterioridad a la apertura de la discoteca la persona tampoco podía dormir, la
música no habría modificado en forma alguna su posesión.

Un tema final con respecto al acto perturbatorio o de despojo. ¿Contra quién se


dirige el interdicto? Es evidente que contra el que despoja o el que perturba.
Pero podría ocurrir que el despojante transfiera el bien a un tercero. ¿Podría
plantearse el interdicto contra el tercero? En algunas legislaciones el interdicto
procede contra el tercero que hubiera conocido del despojo.

En nuestra opinión el interdicto no procede contra el tercero, así tenga mala fe,
porque él no fue el autor del despojo. Además, no existe ninguna norma que
habilite a interponer el interdicto contra el tercero.

Ahora bien, si el tercero se pone de acuerdo con el despojante para que


despoje al poseedor, el interdicto sí procedería contra el tercero porque en
definitiva él habría participado del despojo.

4) Anualidad.- El artículo 921 del Código Civil dice que si la posesión del
poseedor es de más de un año, puede rechazar los interdictos que se
promuevan contra él. Por otro lado, el artículo 601 del Código Procesal Civil
señala que la pretensión interdictal prescribe al año de iniciado el hecho que
fundamenta la demanda. Parecería que se trata de dos supuestos distintos,
pero no es así.

El Código Civil se pone en el supuesto que el poseedor actual haya despojado


al poseedor anterior. Si la posesión del despojante es mayor de un año, puede
rechazar el interdicto que le promueva el despojado. El Código Procesal Civil
se refiere también al caso del poseedor despojado, pero se plantea la duda con
respecto al poseedor actual que ve perturbada su posesión. Como veremos
más adelante, en nuestra opinión el artículo 601 del Código Procesal no
comprende las perturbaciones.

No se requiere un plazo de posesión determinado para utilizar el interdicto. En


algunos países se exige que el poseedor tenga un año de posesión para que
quede habilitado para plantear el interdicto. En el Perú esto no es así. El año es
para rechazar el interdicto y no para plantearlo.

¿Desde cuándo se computa el año? El artículo 601 del Código Procesal Civil
nos da la respuesta: desde que se inicia el hecho que fundamenta la demanda.
En el caso del despojo, el plazo para plantear el interdicto de recobrar corre
desde que se produjo el despojo. El problema se presenta con las
perturbaciones.
Para Enneccerus, Kipp y Wolf (1954) si la perturbación es repetida, el año se
cuenta desde la última perturbación; si es permanente, desde el origen de ella.
Discrepamos con los autores citados.

Si en la perturbación repetida el año contara desde la última perturbación, ya


no tendría sentido plantear el interdicto, que tiene por objeto que cese la
perturbación. Si ya cesaron las perturbaciones, ¿para qué plantear el
interdicto?

En el caso de la perturbación permanente cada momento constituye una nueva


perturbación. La diferencia con la perturbación repetida es el lapso de tiempo
que existe entre perturbación y perturbación, por lo que cada momento habilita
al poseedor para que interponga el interdicto de retener. El hecho que
fundamenta la demanda lo configura cada perturbación, a cada momento, y no
el origen de ella.

El mismo razonamiento hecho para la pertubación permanente es aplicable a la


perturbación repetida: a cada momento se renueva el plazo.

De todo lo anterior se concluye que el artículo 601 del Código Procesal Civil no
incluye las perturbaciones. Cuando se produce una perturbación no hay plazo
para plantear el interdicto.

IV. EL INTERDICTO DE RECOBRAR

Respecto del interdicto de recobrar, tenemos que el Art. 603, del Código
Procesal Civil peruano, dispone: “Procede cuando el poseedor es despojado de
su posesión, siempre que no haya mediado proceso previo. Sin embargo, si se
prueba que el despojo ocurrió en ejercicio del derecho contenido en el artículo
920 del Código Civil, la demanda será declarada improcedente”. Por su parte,
es de verse, que el Art. 921.-, del Código Civil peruano, establece: “Todo
poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar las acciones
posesorias y los interdictos. Si su posesión es de más de un año puede
rechazar los interdictos que se promuevan contra él”.

OSSORIO, “señala que, el interdicto de recobrar es entendido como un juicio


posesorio sumarísimo, que tiene por objeto reintegrar y reponer
inmediatamente en la posesión o tenencia de un bien, al que gozaba de ella, de
la cual otro le ha despojado violenta o clandestinamente, por su propia
autoridad. Su fundamento reside en el principio de que nadie puede hacerse
justicia por sí mismo, si no, recurriendo a las autoridades judiciales instituídas
para administrarla a cada uno”. (2001, p. 528).

Según Gozaíni, “el interdicto de recobrar viene a ser un remedio rápido y


abreviadísimo para las situaciones de hecho, resultando ajenas a sus
estrechos límites la discusión y resolución de los derechos u obligaciones
basados en relaciones contractuales -v.gr.: un boleto de compraventa- siendo
su objeto, proteger el hecho de la mera tenencia de las cosas o en su caso, la
posesión actual, habiendo sido instituído para evitar que nadie zanje sus
conflictos por propia mano”. (2005, p. 635).

V. DESPOJO JUDICIAL.

Producto la privación de la posesión en un Tercero, este debe acudir ante el


juez que dispuso el orden de lanzamiento, a fin de solicitar su restitución. Si
este juez estima procedente el pedido accederá inmediatamente a él. En caso
contrario, lo rechazara quedando expedita la posibilidad de que el tercero inste
la pretensión correspondiente en otro proceso art. 605. CC.

El tercero desposeído como consecuencia de la ejecución de una orden


judicial expendida en un proceso el que no ha sido emplazado o citado, puede
interponer interdicto de recobraren su modalidad de “despojo judicial” Art. 605,
1CPC.

Según Gonzales (2013), “esta modalidad interdicto se presta a conductas


fraudulentas como veremos en el siguiente ejemplo: se declara fundada una
demanda de desalojo por ocupación precaria, y el demandado, estando
próximo a ser objeto de la diligencia de lanzamiento, traspasa la posesión real
o simuladamente a un tercero. Ejecutado el lanzamiento, el tercero se
apersona al proceso aduciendo el “despojo judicial” ¿Qué hacer para evitar la
conveniencia maliciosa? En nuestra opinión la salida pasa por realizar una
interpretación estricta, o diríamos mejor, estrictísima, del art. 605 CPC.”
VI. INTERDICTO DE RETENER

Es aquel que procede cuando el poseedor es perturbado en su posesión,


consistiendo la pretensión en la suspensión de la continuación dela obra o la
destrucción de lo edificado o genéricamente, en el cese de los actos
perturbatorios.

Para la procedencia del interdicto de retener se requiere principalmente:

a) Que el poseedor sea perturbado en su posesión.


b) Que la demanda correspondiente se exprese los hechos (perturbatorios)
en que consiste el agravio y la época en que se realizan.
c) Que acredite la posesión y el acto perturbatorio, así como la época en
que éste tuvo lugar.
d) Que el bien en cuestión (cuya posesión se alega perturbada) sea un
inmueble o bien mueble inscrito, pero no de uso público; o que la
posesión que se perturba corresponda, porque si no prescribe la
pretensión interdictal.

VII. SENTENCIA Y EFECTOS DEL INTERDICTO DE RETENER

Si se declara fundada la demanda, el Juez ordenará que cesen los actos


perturbatorios y la suspensión dela continuación de la obra o la destrucción de
lo edificado, además del pago de los frutos y de la indemnización de ser el caso
(siempre y cuando estas dos últimas pretensiones o algunas de ellas se hayan
acumulado a la pretensión interdictal)
CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

1. Enneccerus-Kipp-Wolff, Tratado de Derecho Civil Vol. 13, Editorial S.A.


Bosch, Barcelona España.

2. Gonzáles, G. (2005). Derechos Reales. Jurista Editores E.I.R.L. Lima,


Perú.

3. GOZAÍNI, O. (2005). Elementos de Derecho Procesal civil. Editora,


Comercial, Industrial y Financiera. EDIAR S. A. Buenos Aires.

4. OSSORIO, M. (2001) Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y


sociales, Editorial Heliasta S.R.L. Buenos Aires.

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