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1. De la Constitución:
Dentro de las funciones atribuidas a la Fiscalía General de la Nación por el Acto Legislativo 03 de
2002, reformatorio de la Constitución Política de 1991, se encuentra que uno de los deberes del
ente acusador, establecidos en el artículo 250 de la Carta es “presentar escrito de acusación ante el
juez de conocimiento, con el fin de dar inicio a un juicio público, oral, con inmediación de las
pruebas, contradictorio, concentrado y con todas las garantías”.
Ahora, de la interpretación de la regulación legal de la acusación se entiende que el control que
pueden realizar la Fiscalía, el Ministerio Público, la defensa y la víctima frente al escrito de
acusación se circunscribe a los requisitos formales establecidos en el artículo 337 del CPP.
Estos requisitos de formalidad no permiten ejercer un control material o de fondo que pudieran
hacer las partes e intervinientes sobre el escrito de acusación al percatarse que, de los elementos
de prueba relacionados por la Fiscalía, NO se puede afirmar con probabilidad de verdad que la
conducta existió y que el procesado es su autor o partícipe, según lo ordenado en el Art. 336 CPP.
1
Tesis reiterada, entre otras, en AP 14.08.2013, rad. 41.375 y SP 16.07.2014, rad. 40.871.
la plataforma fáctica de la conducta punible endilgada en el pliego de cargos y no sobrepase el
límite punitivo expresado en la pretensión sancionadora de la Fiscalía.
3.11. Sentencia 47399 de 2016. Fiscalía acudió al artículo 32, tipificando Homicidio
simple con legítima excedida.
Efectivamente para poder hablar de exceso en la legítima defensa en los hechos (…) se hace
necesario verificar en principio si efectivamente hubo legítima defensa y luego estudiarla en el marco
del exceso.
4. Conclusión
Otras sentencias, que versan sobre la misma temática tenemos: Sentencia 26087 (28-02-07) del
M.P.: Marina Pulido de Barón, Sentencia 28294 (05-10-07) del M.P.: Augusto Ibáñez Guzmán,
Sentencia 31538 (06-05-09) del M.P: José Leonidas Bustos, Sentencia 31900 (24-08-09) del M.P:
José Leonidas Bustos, Sentencia 33901 (21-09-10) del M.P.: Jorge Luis Quintero Milanés,
Sentencia 34945 (17-11-10) del M.P.: Jorge Luis Quintero Milanés, Sentencia 34370 (13-12-10)
del M.P.: Sigifredo Espinosa Pérez, Sentencia 32685 (16-03-11) del M.P.: Fernando Alberto
Castro Caballero, Sentencia 38256 (21-03-12) del M.P.: José Luis Barceló Camacho, Sentencia
39296 (27-06-12) del M.P.: Sigifredo Espinosa Pérez, Sentencia 39799 (05-09-12) del M.P.: Julio
Enrique Socha Salamanca, Sentencia 34780 (24-09-12) del M.P.: Javier Zapata Ortíz y Sentencia
T-63776 (22-11-12) del M.P.: Luis Guillermo Salazar Otero.
La ley y la jurisprudencia han decantado igualmente que, que la excepción, al juez, bien
oficiosamente, bien a solicitud de parte, le es permitido hacer control material incluyendo la
tipificación de la conducta, cuando se trate de violación a derechos fundamentales.
Es claro que esa permisión excepcional parte del deber judicial de ejercer un control constitucional
que ampare las garantías fundamentales.
La trasgresión de esos derechos superiores debe surgir y estar acreditada probatoriamente,
de manera manifiesta, patente, evidente, porque lo que no puede suceder es que se eleve a
categoría de vulneración de garantías constitucionales, una simple opinión contraria, una
valoración distinta que, para imponerla, se nomina como irregularidad sustancial
insubsanable, por el prurito de que el Ministerio Público y/o el superior funcional razonan
diferente y mejor.
Una posibilidad de violación de garantías fundamentales con repercusiones sustanciales que
impediría al juez dictar sentencia condenatoria, al margen de la aceptación de responsabilidad
preacordada con base en la calificación jurídica fijada por la Fiscalía, corresponde a la
comprobación de situaciones objetivas que, sin modificar los enunciados fácticos que por virtud
del acuerdo de culpabilidad se entienden admitidos por el acusado, comportan una evidente
imposibilidad de declarar la responsabilidad, en los términos exigidos por el derecho penal
sustantivo (art. 9º inc. 1º C.P.). Por ejemplo, cuando la conducta atribuida al procesado deviene
atípica o carece de antijuridicidad en sentido material, eventualidades conculcadoras del debido
proceso en su componente de legalidad2, por imposibilidad de adecuar los hechos a un tipo de
injusto.
Estos argumentos son los que, en síntesis, han llevado a la jurisprudencia a proscribir el ejercicio
de control material de la acusación por el juez de conocimiento. Se trata de una posición
suficientemente decantada y consolidada.
Es cierto que existía una postura de la Sala de Casación Penal, reiterada en varias ocasiones, en
torno a la negación del control sustancial al escrito de acusación por parte del juez de
conocimiento. Esta postura tuvo su primer pronunciamiento por parte de la Sala de Casación Penal
en el año 2007, año en recién iniciaba la implementación del Sistema Acusatorio en el país.
Ese rompimiento con la doctrina probable anterior que establecía únicamente un control formal
del juez frente al escrito de acusación, tal como lo prevé el artículo 339 CPP, ha sido reiterado, si
bien en una ocasión más 40739 (06-03-13).
2
Cfr., por ejemplo, CSJ SP 8 jul. 2009, rad. 31.531 y SP 14 ago. 2012, rad. 39.160.