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A la noche y al sueño

Majestad oscura que a la diosa cubres

hemisférico sueño,

faz de temporal movimiento

que en desnuda relatividad

detienes las urdimbres,

no demores el placer

del intelecto que hurga en la luz,

ni del que por ti universal lenguaje habla

te ocultes en demasía,

ni aterres a quien con pueril alma

en la dialéctica de la existencia

exige palabras sin falacias

al silencio que oculta la verdad.


Viernes Santo

Viernes Santo

santa agonía,

si de noche

estoy despierto

cada espiración

es un segundo

menos de vida,

toda melodía

es sórdida,

la oscuridad, muda.

Es mejor dormir,

soñar, sin clavos

en las manos

ni besos en la boca

envuelto en una sábana

sin pena ni gloria.


Reescritura

Reescribir un poema es dar

un paso a la luz de la ignorancia,

tentar límites, negociar.

Quien reescribe se afana

en decir lo inútil

y se atreve, insano, a decirlo;

tiene el valor de borrar para

acomodar los silencios.

Se reescribe para acoger sentidos,

pulsos, caligrafías,

siempre, marcas, signos

a veces, aciertos, goces.

La reescritura es el optimismo

de suponer que el poema,

editado,

renacerá en secretas o públicas

relecturas.
Eres tú

¿Para qué sirve la poesía?

Para nada

Para iluminar el día

¿Y un poeta?

Para iluminar el día

sin cobrar nada.


Anexos

México

zompantli

pierde

hijos

d e s m e m b r a d o s,

huesos

anónimos

llenan

fosas

clandestinas,

presidente

provida

sexenios

promuerte,

prostitutas

fervorosas

desgranan

rosarios,
imprecaciones,

añoran

cuerpos

desaparecidos,

¡camas

tibias!

esperando

hombres

feisbuquean,

r e c i t a n…

solas

duermen.
Retrovisor

niñez mi hacia Miro

cocina madre mi

estufa la a junto sienta se gato el

cazuela la de olor al ojos los levanta

,madre mi de amor al sabe casa la

,padre mi de trabajo al y

brillan sol del luz la con

,amarilla cortina la de flores las

tarde la transcurre

,canta día el

respira nos vida la

,dicha de insufla nos y

niñez mi de casa

.materno vientre del prolongación

tierra la de olor el levanta agua El

:jardín el riega suavidad con

perro del flor ,yerbabuena

durazno ,rosal
paraíso ,malva

higuerilla ,parra

níspero ,oro de copa

.alhelí ,albahaca ,ruda

cacahuates come , perico mi ,Colmena

paraíso del tronco el en parado

,sol del rayos los aparecer a vuelven

memoria mi de semilla ,nuestra casa

caminar al soy dichoso qué

tibia tierra tu por descalzo

.madre ,ti por abrazado dormir de y

------- ------->

Presente del pasado

ensoñación

flecha de mi tiempo

que distiendes

la memoria.
Ofrenda

Nunca desvelaré el misterio,

sólo debo aprehenderte.

Como un difunto

a un manjar de muertos,

así te comerá mi alma.


Devenir

Ladera del tiempo,

surco que te derramas a gotas,

dime quién soy ahora.


Circularidad

La evocación de la infancia lejana

resulta en una proyección al futuro,

más intensa mientras más remota

sea la infancia.
Texturas

Al caminar por la calle

la nariz recorta olores:

romance, pureza, ternura y muerte,

manojos de colores.
Ciclos

Atado a la rueda

del tiempo

de nuevo volveré

a tus pensamientos
Desierto

Árido viento

desgarra mis carnes,

la llovizna me hace retorcer,

¿Por qué la lluvia te ha borrado?


I
Canto de noche,
en silencio oscuro
como tus ávidos pezones,
en medio de cada salmo
bendigo tu entrepierna,
todo es inédito.
Mi aliento tibio rodea
tu coraza de sal,
tu sangre golpea poderosa
las paredes de tu cárcel palpitante,
tu semblante domina el caudal,
el agua refresca tu piel
y yo quiero designar tu cuerpo,
que se tira en la arena,
sostenido por la hierba de mis dedos,
dibujo círculos en tus senos,
giras lenta sobre el suelo
y dejas ver tus formas
altas de diosa romana,
sobre ellas mis labios caminan
exaltados en libertad
y me transformas en el Creador:
“Hagamos al hombre”.
II
Tu voz se desliza entre mi ropa
cada vez que en mí piensas,
miel de mi puño que tus ojos
rastrean constantes.
Tu pasado no importa,
tu presente no es.
Eres viento libre que
sale y que entra,
me tienes en vela y en sueño,
vagando en senderos,
trazando en la mar.
Camina tangible en la playa
cuando resople el ábrego.
Azores son mis manos en la tarde
que capturan en el aire tus alas,
ansioso devoro la carne de tu lengua,
mi boca es tu boca
y unidas comparten las almas,
formando una sola
transmigran al cielo,
cansadas regresan al alba,
para ser de nuevo
un hombre y una mujer
sobre la tierra.
III
Te reinvento esta noche,
ante la abdicación de tu voz,
con la certeza de que tus dedos
asidos a otros ya danzan
lluviosos, respirando cadencias.
En mi silla no estás,
mi mesa murió de esperarte,
el vino aún me pregunta
si eres verdad; el pan,
arropado en el canasto,
lo secunda; las flores, marchitas,
me dicen: “no moriremos”
y repiten inquietas:
“¿cuándo vendrá?”.
y yo, cautivo en hondonada,
te rememoro hasta noche.
IV
Las calles son tapetes morados,
brillos de la primavera,
risas de las jacarandas
que me hacen extrañar
tus miradas ausentes de mi cara
Te busco en las plazas,
vuelvo a los pasos,
ninguno es tuyo,
cansado regreso a la cama,
en ella festiva te encuentro
y te dejas poseer,
pulsión de mis sueños, fantasma,
barro dócil que modelan mis manos,
canto libre en tu cintura
hasta que mi fiebre
te transforma en nada,
y de nuevo mis brazos se agitan,
buscándote, rezando una oración
al dios que no existe,
como no existes tú encarnada.
Recuento de miradas

Saudade en versos del pasado, nostalgia de poesía futura, cantada en dos mil modos de

un verbo por crear. Despierta el deseo que reposaba entre la arena, sobre ella camino,

piso los surcos borrados de otros pasos, de antiguas manos unidas por los sueños de

siglos. Las alas de aves blancas cortan por momentos el aire, la voz del mar es sorda y

estruendosa, cuenta a quien la escuche con atención las historias de los seres que en él

habitan y las de quienes sobre él navegaron. El mar ama la vida de los viajeros, de

aquellos a quienes sostuvo con sus manos, y las de quienes abrazó con la muerte. Un

faro blanco lo escucha todas las mañanas, comprende las leyendas, en su imaginación se

materializan los rostros de hombres y mujeres cuyas vidas fueron borradas como

edificios de arena, afanes humanos, notas de laúd. Cíclope nocturno, sólo tú puedes dar

réplica a las conversaciones del mar.

Un hombre y una mujer exploran lo que sus manos pueden decir a través del papel:

cuentos, poemas del universo. Se miran en una mesa de madera vieja, pueden leer en

sus ojos la novela no escrita, percusiones africanas que viajaron a América, palabras

envueltas en una atmósfera de calor del puerto. Escenas fotográficas urden sobre la

pared una ilusión. La mujer ríe, sus dientes son un collar, el hombre le cree desde una

mirada íntima. «Si una fotografía no provoca emoción es que algo va mal», dice un

titular del periódico. Unos dedos resuenan en la mesa las notas de una música caliente.

La página en blanco de la mañana se va convirtiendo en un libro más, descubre los

secretos que guardan un mapa, o un recuerdo. El drama del amor fabula historias en una

ciudad costera. Los deseos no siempre son buenos aunque pueden servir para que el

mundo salga de la monotonía, para borrar un mundo de terroristas frustrados y dejar un


espacio para la ingenuidad. El hombre y la mujer recorren sus recuerdos con sólo

mirarse, se adentran en el thriller pasional de sus renglones, guerra, amor, desamor los

empujan a devorarse con pupilas minuciosas, ¿somos por la mirada del otro?

Los lunes al sol tiene los meses contados en el viaje del año. Seis amigos corren

trenzados pos sus brazos, las tres mujeres también sonríen, sus cuerpos desnudos dan la

espalda al mar, al grito violento de sus olas. La rutina del vaivén se romperá, la guerra y

la sangre les harán huir a tierras extranjeras; en el exilio escribirán sus versos. Por un

puente de mar viajarán sus cartas que luego serán leídas, transcritas, memorizadas en

permanentes tipografías. De viejos buscarán en el papel la utopía de la playa. La luna

avanzará sobre los árboles, correspondencia de separaciones en la vida es azarosa.

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