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TÍTULO II

LOS MEDIOS DE PRUEBA


CAPÍTULO I
LA CONFESIÓN

Artículo 160°.- Valor de prueba de la confesión

1. La confesión, para ser tal, debe consistir en la admisión por el imputado de los cargos o
imputación formulada en su contra.

2. Solo tendrá valor probatorio cuando:

a) Esté debidamente corroborada por otro u otros elementos de convicción;

b) Sea prestada libremente y en estado normal de las facultades psí- quicas;

c) Sea prestada ante el juez o el fiscal en presencia de su abogado; y,

d) Sea sincera y espontánea.

DOCTRINA

MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La valoración de la prueba a la luz del nuevo Código Procesal
Penal peruano de 2004. En: Tomo II. Ara Editores. Lima 2006, pág. 540. “” Homenaje al profesor
Raúl Peña Cabrera

LA CONFESIÓN DEL ACUSADO

A diferencia del Código de Procedimientos Penales de 1940, el nuevo Código Procesal Penal define
la confesión y establece las condiciones o criterios para que el juez le otorgue valor probatorio.

La confesión debe consistir en la admisión de los cargos o en la imputación formulada en su contra


por el imputado (art. 160°.1). Se trata de una admisión simple y llana, en principio, y no de una
calificada, en la que se puede admitir el hecho principal pero sin incorporar una circunstancia de
atenuación, justificación o exculpación. Aquí es preciso señalar que una cosa es la confesión como
elemento de prueba a ser valorado por el juez, y otra, la oportunidad en que se formula o si hay
pruebas de cargo en contra del acusado; estos dos últimos supuestos son los factores que el juez
debe evaluar para estimar si es procedente la reducción de la pena en tanto premio por la confesión.

Entendemos que el artículo 160° regula tanto los casos de confesión, en conjunto con la existencia
de otras pruebas de cargo autónomas o directas, y la confesión como única prueba directa rodeada
de elementos de convicción que la sostienen.

Las pautas o criterios exigidos por la ley (art. 160º.2) para estimar el valor probatorio de la confesión,
son:
a) Que la confesión sea prestada ante el juez penal o el fiscal en presencia de su abogado; por
lo que carece de valor probatorio suficiente la declaración prestada ante la policía para
enervar la presunción de inocencia. Aunque venga corroborada con datos o elementos
periféricos que la sostengan, se requerirá en este caso la concurrencia de otro u otros
elementos de convicción de carácter autónomo.

b) Que la confesión sea prestada libremente y en estado normal de las facultades psíquicas.
Aquí la libertad debe entenderse, en respeto al derecho a no declarar y a no auto incriminarse,
en que debe ser voluntaria y libre de presiones de cualquier índole, incluidas morales tales
como las advertencias de no prestar su declaración o no decir la verdad, sin juramentos o
promesas. Las presiones no solo pueden venir de los operadores del sistema, sino también de
extraños al mismo, como puede ser uno de los responsables del hecho punible, aunque no
esté formalmente procesado; una organización criminal o cualquier otra persona o entidad;
pueden responder a amenazas o a la compra de su autoincriminación para desplazar la
responsabilidad de otro hacia él. Esto, en gran medida, tiene mucho que ver con el concepto
de sinceridad.

c) Que la confesión esté corroborada por otro u otros elementos de convicción, lo que
significa que deben haberse actuado otros medios de prueba en sede judicial que sostengan
la versión auto incriminatoria, que bien puede estar referidas al delito como a su participación
en el mismo, pero que le confieran verosimilitud.

MEDIOS DE PRUEBA.-
Son aquellas actividades judiciales complejas de las cuales se vale la autoridad judicial para conocer
de la realidad de los hechos que investiga, la existencia de los medios probatorios se encuentran
condicionados a la del proceso. Medio probatorio es el instrumento o mecanismo a través del cual
la fuente de conocimiento se incorpora al proceso, ejemplo: la declaración de parte, la declaración
de testigos, las inspecciones judiciales.

ÓRGANOS DE PRUEBA.-
Es la persona a través de la cual se adquiere en el proceso el objeto de prueba; es la persona que
expresa ante el Juez el conocimiento que tiene sobre un hecho que se investiga, que aporta un
elemento de prueba. Son órganos de prueba, el imputado, el agraviado, el testigo.

OBJETO DE LA PRUEBA.-
Son objeto de prueba los hechos que se refieran a la imputación, la punibilidad y la determinación
de la pena o medida de seguridad, así como los referidos a la responsabilidad civil derivada del
delito.

En el proceso penal el legislador ha definido lo que es objeto de prueba en los siguientes términos:
“Son objeto de prueba los hechos que se refieren a la imputación, la punibilidad y la determinación
de la pena o medida de seguridad, así como los referidos a la responsabilidad civil derivada del
delito.” (Art. 156.1).

Excepciones a los que es objeto de prueba, es decir, que no resultan necesarios su probanza.
Estos son las llamadas máximas de la experiencia, las leyes naturales, la norma jurídica vigente, la
cosa juzgada, lo imposible y los hechos notorios.

a. Las máximas de la experiencia


Son aquellos casos que se originan de la observación repetida de casos particulares y que
generan una apreciación constante y aceptada para casos posteriores. Por ejemplo, nadie
puede estar al mismo tiempo en dos lugares distintos; existen determinadas enfermedades
que por su naturaleza son contagiosas.

b. Las leyes naturales


Son aquellas leyes que por la rigurosidad de su método, se encuentran debidamente
acreditadas por la ciencia: la ley de la gravedad, la ley de la velocidad de la luz, etc.

c. La norma jurídica interna vigente


Son aquellas que deben ser conocidas por las autoridades judiciales en razón del ejercicio de
sus funciones, y por lo tanto, no deben ser objeto de prueba.

d. La cosa juzgada
Un hecho que ha sido judicialmente resuelto y que se encuentra en estado de cosa juzgada
no amerita ser probado.

e. Lo imposible
Lo imposible es aquello que no se puede probar por su inexistencia, por contravenir alguna
regla de la experiencia o porque existe alguna prohibición legal.

f. Lo notorio
Los hechos notorios son aquellos que por su saber colectivo, directo o indirecto, no merecen
cuestionamiento sobre su veracidad. No todos los hechos son notorios sino aquellos que
originan un conocimiento general y permanente y dotados de cierto interés también general
(un siniestro, terremoto, huelga de grandes proporciones, un personaje importante en la vida
jurídica o política o artística, etc.).

FINALIDAD.-

La finalidad de prueba radica en que permite formar la “convicción” del tribunal acerca de la
existencia o no del hecho punible y de la participación de su autor. Por ello, la prueba exige la
intervención de un órgano jurisdiccional imparcial e institucionalmente dotado de independencia.

Desde el punto de vista de la elaboración de una teoría del caso y la litigación estratégica, podemos
entender que la finalidad de la prueba es lograr la convicción del juez acerca de la validez o, -por
decirlo mejor,- verdad de las afirmaciones que sobre los hechos hace cada parte, esto es, importa
en la medida que, en función de la prueba, el Juez asume como cierta nuestra teoría del caso. (9)

EXCEPCIONES A LA PRÁCTICA DE PRUEBA EN JUICIO ORAL.-

La regla general de que la prueba en el proceso penal, sólo es la practicada en el Juicio Oral, no
importa que haya que negar eficacia probatoria a las diligencias que se realizan en las etapas previas,
diligencias que por su naturaleza son de imposible o difícil reproducción en el estado
correspondiente del Juicio Oral.

La doctrina reconoce dos excepciones, la prueba anticipada y la prueba pre constituida.

LA PRUEBA ANTICIPADA.-

a.- Concepto.- Consiste en la actuación de la prueba con anterioridad al juicio oral por la
imposibilidad justificada de su realización en dicho estadío procedimental, con la finalidad de
asegurar su valoración con las demás pruebas.
Los presupuestos de la prueba anticipada lo constituyen la irrepetibilidad y la previsibilidad del
medio probatorio. El primero es más importante y comprende los actos que por su naturaleza son
reproducibles en el juicio pero no repetibles por la existencia de determinadas circunstancias de
riesgo, es la irrepetibilidad material (posibilidad de muerte o incapacidad física o intelectual del
testigo). El nuevo código procesal penal regula su trámite en los artículos 242 a 246.

b) Características.-

1.- La imposibilidad o dificultad de actuación de la prueba en el juicio oral. Lo que decide la práctica
de la prueba anticipada es precisamente, la imposibilidad o los riesgos que existen para que la
prueba se realice en el juicio. Por consiguiente, la necesidad de anticipar la prueba debe ser
plenamente justificada.

2. La decisión jurisdiccional sobre la actuación anticipada. La práctica anticipada de la prueba ha de


ser decidida por el Juez de la Investigación Preparatoria a pedido de las partes, lo que significa la
exposición de los fundamentos que la sustentan.

3. La realización de la prueba ante el órgano jurisdiccional. La prueba (9) Neyra Flores, José Antonio,
Manual del Nuevo Proceso Penal & de Litigación Oral, Idemsa, Lima – Perú, Año 2010, páginas 543
al 549. anticipada se realiza, de acuerdo a lo dispuesto por la ley, pero bajo la dirección del órgano
jurisdiccional y con observancia a las garantías procesales. Se puede realizar en la investigación
preparatoria o en la etapa intermedia (art.242.2).

4. La formalidad procedimental. En la realización de la prueba anticipada se deben de observar las


normas regulares de procedimiento sobre la prueba actuada en el juicio oral, así como las
específicas que se prevean para esta diligencia.

5. La intervención de las partes. Los demás sujetos procesales deben ser notificados por el órgano
jurisdiccional para intervenir en la diligencia y ejercer los derechos que establece la ley procesal.

c) Supuestos de prueba anticipada.- El art. 242.1 del código procesal penal establece los casos de
la práctica de la prueba anticipada.

1. En el caso de testigos y peritos, cuando requieran ser examinados con urgencia ante la existencia
de un motivo fundado en enfermedad u otro grave impedimento; o por haber sido expuestos a la
violencia, amenaza, ofertas o promesa de dinero u otra utilidad para que no declaren o lo hagan
falsamente. Se considera además la posibilidad del debate pericial.
2. El careo bajo los mimos supuestos señalados anteriormente.

3. Los reconocimientos, inspecciones o reconstrucciones, que por su naturaleza y características


deben ser considerados actos definitivos e irreproducibles, y no sea posible postergar su realización
hasta el juicio oral.

d. Requisitos y trámite de la prueba anticipada (arts. 243 -245)

1. Se solicita al juez de la investigación preparatoria hasta antes de remitir la causa al juzgado penal,
siempre que exista el tiempo suficiente para realizar la diligencia.
2. Se deberá precisar la prueba a actuar, los hechos que son su objeto y las razones de su importancia
para la decisión judicial, es decir, la trascendencia para la sentencia. Se debe de indicar el nombre
de las personas a intervenir en la diligencia.

3. Se deberá señalar los sujetos procesales constituidos y su domicilio procesal.

4. El fiscal asiste obligatoriamente a la audiencia y debe de exhibir la carpeta fiscal para su examen
inmediato por el juez en ese acto.

5. El juez corre traslado por 2 días a las partes para que presenten sus consideraciones.

6. El fiscal puede pedir el aplazamiento de la diligencia cuando pueda perjudicar la realización de


otras diligencias de la investigación preparatoria. Fundamentará e indicará el término del
aplazamiento.

7. En ambos casos, el juez resolverá en 2 días. En casos urgentes, el plazo podrá abreviarse, incluso,
a pedido del fiscal podrá actuarse la diligencia de inmediato, sin traslado alguno.

8. La resolución que disponga la prueba anticipada indicará el objeto de prueba, las personas
interesadas, la fecha de la audiencia -salvo los casos de urgencia- la que no podrá ser antes del
décimo día de la citación. Se cita a todos los sujetos procesales.

9. Si se trata de la actuación de varias pruebas se realizarán en una sola audiencia, salvo que sea
manifiestamente imposible.

10. La audiencia se realiza en acto público, con presencia obligatoria del fiscal y del defensor del
imputado. Si este no concurre, se designará defensor de oficio, empero se podrá aplazar la audiencia
dentro del quinto día siguiente.

11. Las pruebas se practican con las formalidades del juicio oral.

12. Se realiza la prueba en la misma audiencia, pero puede continuar al día siguiente hábil.

13. El acta, los objetos y documentos agregados serán remitidos al fiscal para su evaluación y
empleo. Las partes pueden conocer del mismo y obtener copia.

14. Las resoluciones judiciales que ordena la prueba anticipada que la deniega, que dispone su
aplazamiento o su realización de urgencia, pueden ser impugnadas (art. 246).
LA PRUEBA PRECONSTITUIDA.-

La llamada prueba pre constituida aparece -al igual que la prueba anticipada como otra institución
procesal por la cual se exceptúa la práctica de la prueba en el juicio oral porque ésta es
irreproducible, dada la existencia de circunstancias especiales de su obtención y siendo a la
necesidad propia de la investigación preliminar, pero con observancia a los principios de
inmediación y contradicción.

La prueba pre constituida es aquella que se obtienen como consecuencia de los actos
investigatorios, sobre todo de las investigaciones raciales, y sólo podrán convertirse en actos de
prueba si se reproducen el juicio oral y se someten al contradictorio9.

Pueden considerarse prueba pre constituida las diligencias propias de la investigación policial: las
actas de incautación, de hallazgo; las pericias oficiales practicadas con el carácter de inicial, se
incluye por ejemplo, la pericia médico legal, la necropsia, el levantamiento del cadáver, el
reconocimiento personal directo o fotográfico, la prueba de alcoholemia, el llamado dosaje etílico,
el recojo de armas, objetos o examen de huellas o muestras de sangre o sustancias encontradas en
la escena del delito, inspección policial, el registro domiciliario, etc.

9 HERNANDEZ GIL, Francisco. La prueba pre constituida, en La prueba en el proceso penal, AAVV.
Centro de Estudios Judiciales, N° 12, Madrid, 1993, p.79. Señala el autor que "entendida la prueba
pre constituida como el medio o fuente de prueba preexistente al proceso, o como la prueba que
se prepara con anterioridad y fuera del proceso, el concepto no es de fácil aplicación al proceso
penal, en el que no rigen los mismos principios que en el proceso civil."

La prueba pre constituida -al igual que la prueba anticipada- inzresa al juicio a través de la oralización
de la prueba documental para efecto de posibilitar su examen con todas las garantías.

LA PRUEBA PROHIBIDA.-

La prueba para que sea válidamente incorporada y valorada en el proceso penal debe ser lícita,
obtenida de acuerdo con la Constitución y las leyes y merecedora del valor que la autoridad
jurisdiccional le asigne y de allí que bajo el marco del rigor constitucional, se repute de válida en
cualquier ordenamiento jurídico, ya que partimos de la idea básica que la finalidad del proceso
penal, conformada por búsqueda de la verdad, no es un fin absoluto, sino que posee un límite: el
respeto de los derechos fundamentales de la persona.

En la doctrina no es uniforme la definición de prueba prohibida. Se suelen plantear diferencias entre


prueba prohibida, prueba ilícita, prueba irregular, dependiendo del tipo de derecho afectado y el
grado de vulneración al derecho, entre otros criterios. Sin embargo la idea central de la definición
de la prueba prohibida, de conformidad con el Artículo VIII del Título Preliminar del Nuevo Código
Procesal Penal, es aquella que se obtiene con violación al contenido esencial de los derechos
fundamentales, ya sea directa o indirectamente y la sanción que establece el mismo código es su
ineficacia, es decir, carecen de efecto legal. Además el artículo 157 establece que “no pueden ser
utilizados, aún con el consentimiento del interesado, métodos o técnicas idóneas para influir sobre
su libertad de autodeterminación o para alterar la capacidad de recordar o valorar los hechos”.
Están prohibidos entonces los maltratos, el narcoanálisis o suero de la verdad, la hipnosis, el
detector de mentiras. En el mismo sentido, se prescribe que el juez “no podrá utilizar, directa o
indirectamente las fuentes o medios de prueba obtenidos con vulneración del contenido esencial
de los derechos fundamentales de la persona” (Art. 159).

Sin embargo, tal como se encuentra redactado el NCPP, nos crea dos grandes interrogantes ¿Cuándo
estamos frente a la vulneración del contenido esencial de los derechos fundamentales?, y ¿Existe
alguna excepción a la valoración de la prueba ilícitamente obtenida?

En cuanto a la primera interrogante, el término, contenido esencial de los derechos fundamentales


es un concepto impreciso, que no puede establecerse de modo general, de manera tal que debe ser
determinado en relación a cada derecho fundamental10.

Con referencia al segundo punto, en principio debemos distinguir entre obtención e incorporación
de la prueba, vinculándolo con las diferencias que existen entre fuente y medio de prueba. La
obtención de fuentes de prueba se asocia con la labor investigadora, fiscal o previa e independiente
al inicio del proceso, mientras que la incorporación del medio de prueba se encuentra relacionada
con el proceso penal en sí mismo. Cuando existe alguna vulneración a una norma de carácter
constitucional, en la obtención de la fuente de prueba, tiene como general, la prohibición de su
valoración, mientras que en el segundo cuando se produce una violación a una norma de carácter
procesal en la incorporación de determinado medio probatorio, esta prueba puede ser valorada,
siempre y cuando el defecto sea subsanado, de lo contrario, tendrá el mismo efecto que en el primer
caso; estamos ante el supuesto de la prueba irregular o defectuosa.

La regla general en materia de prueba prohibida es su exclusión monto de la prueba directa (ej.
cuando una confesión se obtiene mediante torturas) como de la prueba derivada (ej. cuando
producto de una intervención telefónica se logra incautar droga), la primera a través de la reglas de
exclusión y en el segundo caso, por medio de la teoría del fruto del árbol envenenado. El 10 ABAD
YUPANQUI, Samuel. Limites respecto al contenido esencial de los derechos fundamentales. Themis,
Tomo II, Lima, 1992, p. 10. fundamento para la prohibición de la prueba derivada es que, siendo el
procedimiento inicial violatorio de garantías constitucionales, tal ilegalidad se proyecta a todos
aquellos actos que son su consecuencia y que se ven así alcanzados o teñidos por la misma
ilegalidad. “De tal manera, no sólo resultan inadmisibles en contra de los titulares de aquellas
garantías las pruebas directamente obtenidas del procedimiento inicial, sino además todas aquellas
otras evidencias que son “fruto” de la ilegalidad originaria”11.

La doctrina jurisprudencial estadounidense en el caso Weeks vs. US, en 1914 introdujo


contundentemente la denominada exclusionary hule o reglas de exclusión, según la cual la evidencia
obtenida, en violación a la Constitución Política de los Estados Unidos, es inadmisible ante el
Tribunal en un proceso criminal. Dicha regla se configuró con el fin de desincentivar la obtención
prueba en contravención con la cuarta y- quinta enmienda de la Bill of Rights (protección en relación
a las pesquisas y aprehensiones poco razonables y el derecho de la no autoincriminación).Además,
una prueba obtenida ilegalmente y utilizada dentro de un proceso judicial para sustentar una
sentencia de culpabilidad, resulta lesivo al principio del debido proceso.

Sin embargo esta regla, de carácter absoluto en un inicio, fue perdiendo fuerza y fue objeto de
fuertes cuestionamientos en torno al favorecimiento de la impunidad de los delitos, al considerarse
que entorpece la acción de la justicia cuando se declara inadmisible algunas pruebas que son
determinantes en la responsabilidad de los agentes y la misma jurisprudencia norteamericana se
encargó de instaurar las llamadas excepciones a las reglas de exclusión. A continuación nos
referiremos brevemente a las más importantes.

Para el caso de la prueba directa:

a) La doctrina de la ponderación de intereses. Desarrollada fuertemente por el derecho


europeo continental; sostiene que la aplicación de la 11 CARRIO, A., Garantías
Constitucionales en el proceso penal, citado, p. 163-164. exclusión de la prueba
prohibida esta supeditada a la relación de importancia o gravedad que tengan el acto
ilegal (violación constitucional); las consecuencias negativas de su eventual ineficacia
(exclusión). El balancing test es la adaptación estadounidense de la tal excepción. Esta
doctrina consiste en “hacer valer una prueba ilícita en base a criterios de
proporcionalidad”.

Esta excepción a la regla de exclusión aparece como una de las más aceptadas en la
jurisprudencia extranjera y nacional pues se ubica en una posición intermedia que
propugna resolver la problemática de la prueba ponderando los intereses en conflicto
pues, conforme a esta teoría existe un interés público en descubrir la verdad de los hechos
que se investigan bajo el principio de A tutela judicial, y en la que se reconoce el derecho
de las partes a la prueba. Entonces, las fuentes de prueba obtenidas con violación de
bienes jurídicos de menor jerarquía deben ser admitidas en el presente caso, pero sin
perjuicio de la investigación y sanción civil o pena, que pudieran corresponder. En este
sentido, la coacción o amenaza empleada contra una persona investigada por delito de
secuestro resulta de inferior valor respecto a la vida del secuestrado que logró salvar por
confesión de aquél; o la intervención telefónica mandato judicial, pero que permite
ubicar a unos niños rehenes que hace sopesar el bien jurídico “intimidad” de uno de los
personajes en la comunicación, con el bien “vida” que se logra salvar determinándose
una posición favorable para el segundo caso.

Sin embargo se ha criticado a esta posición porque parte de error de considerar la


existencia de un relativo derecho a la prueba desde la Constitución, cuando ésta consagra
la prueba legal, lícita en obtención y practica; además, cuesta mucho aceptar una
ponderación de intereses luego de realizada la conducta ilícita.

b) La Doctrina de la buena fe.- Admite la posibilidad de valorar la prueba ilícitamente obtenida,


siempre que dicha violación se haya realizado sin intención, sea por error o ignorancia. (Caso
León vs. U.S 1984,) ejemplo, cuando la policía escucha gritos de dolor al interior de un domicilio
y al ingresar, pensando salvar a una persona, encuentra a unos sujetos consumiendo drogas
con menores de edad.

c.) Efecto de la prueba ilícita para terceros.- Las pruebas obtenidas directamente
mediante violación de derechos constitucionales, pueden ser admitidas y declaradas
útiles para condenar a imputados no afectados por la violación del derecho fundamental,
pues ello implica la desconexión entre la violación del derecho constitucional y la
condena.
d) Doctrina sobre la infracción constitucional beneficiosa para el imputado. Admite
la posibilidad de valorar prueba ilícita que pueda ser utilizada a favor del imputado. Esta
es la única excepción expresa a las reglas de exclusión que se encuentra regulada en el
NCPP, en el artículo VIII.3. “La inobservancia de cualquier regla de garantía
constitucional establecida a favor del procesado no podrá hacerse valer en su perjuicio”.

e) Doctrina de la destrucción de la mentira del imputado. Admite la validez de la prueba


solo para descalificar la declaración del imputado (a fin de confrontarlo) atacando su
credibilidad, pero nunca para acreditar su culpabilidad, por eso no sería propiamente una
excepción a las reglas de exclusión (Caso Walder vs. US de 1954)

En el caso de la prueba derivada:

a) Teoría de la fuente independiente: Se puede valorar la prueba derivada de una directa


obtenida con violación a derechos constitucionales, siempre que se pueda llegar a la
fuente de prueba por medios probatorios legales, por ejemplo, el imputado confiesa, bajo
torturas, el lugar donde se encuentra el secuestrado. Sin embargo podríamos haber dado
con el paradero de la víctima mediante la declaración de un testigo.

b) Teoría del hallazgo inevitable. Esta teoría se desprende de la primera, -teoría de la


fuente independiente-, y se aplica cuando las consecuencias del acto ilícito (confesión,
bajo torturas al imputado, del lugar donde se guardaba la droga), se hubieran obtenido
indefectiblemente (existía una exhaustiva investigación en curso).

c) Teoría del nexo causal atenuado. Las acciones posteriores a la prueba ilícita, van
perdiendo relación con aquella, la proyección del vicio inicial se va atenuando, hasta que
se llega a diluir por completo. Estas excepciones a la reglas de exclusión a las cuales
hemos hecho referencia, constituyen una opción política por parte de los Tribunales de
Justicia - cuyo fundamento es la eficiencia del sistema penal, evitar la impunidad - las
cuales se van adecuando y desarrollando conforme va evolucionado los criterios
sociales. Siempre deben ser tomadas como excepciones, sin olvidar que la noción de
prueba, se encuentra íntimamente relacionado con el derecho fundamental del
presunción de inocencia.

8. LOS ACTOS DE INVESTIGACION Y LOS ACTOS DE PRUEBA DIFERENCIAS.

La doctrina permite la distinción entre actos de investigación y actos de prueba, para separar
las etapas y a las autoridades judiciales relacionadas con la actividad probatoria en el proceso
penal. Su naturaleza, fines alcances son distintos; al Fiscal le compete asumir los actos de
investigación en la fase preliminar y preparatoria; al juez los actos de prueba en el juicio oral.

Siguiendo a ORTELLS RAMOS para tratar de las diferencias entre actos de investigación y
actos de prueba12, podemos afirmar lo siguiente:
a) El acto de investigación forma parte de la investigación judicial y sirve a sus funciones,
mientras el acto de prueba se integra en el juicio oral y sirve al fin de éste. 12 ORTELLS
RAMOS, Manuel con MONTERO AROCA, Derecho Jurisdiccional, T. III. Cit. P. 151.

b) La eficacia de los actos de investigación permiten proveer el fundamento necesario para


que el juez dicte resoluciones sobre medidas cautelares, peticiones, incidentes, archivo o
apertura del juicio oral. La eficacia de los actos de prueba es la de servir de fundamento a
la sentencia.

c) Otra diferencia se centra en la calidad de las resoluciones judiciales que se fundan en


los actos de investigación y en los actos de prueba. Las proferidas respecto a las medidas
cautelares o la de apertura del juicio oral (auto de enjuiciamiento) no precisan que la
situación definitiva del procesado, sino es suficiente un juicio de mera probabilidad al
respecto. Los actos de prueba determinan la sentencia; y sólo la plena convicción sobre la
responsabilidad penal permite una resolución condenatoria, mientras que un juicio de
mera probabilidad debe conducir a una absolución.

d) En los actos de prueba deben respetarse escrupulosamente los principios de


inmediación y contradicción, los cuales adquieren mayor intensidad. En los actos de
investigación, la intensidad de estos principios disminuye.

En definitiva, se trata pues de dos clases de actos de naturaleza fiscal y judicial para
alcanzar el debido esclarecimiento de los hechos; ambos realizados en dos momentos
distintos, cuyo grado de convicción son separados. Esto significa que, por regla general,
los actos de investigación no puedan tener eficacia jurídica de actos de prueba salvo que
aquellas no puedan ser reproducidas en el juicio oral. La prueba entonces ha de practicarse
en el juicio oral bajo los principios de oralidad, inmediación, contradicción e igualdad,
principalmente.

Entonces, conforme a la nueva legislación vigente, los actos de investigación preliminar


son aquellos practicados por la Fiscalía o por la Policía o ésta por orden de aquellas, que
tienen por finalidad investigar la existencia de elementos fácticos sobre un hecho
denunciado como delito y de la persona denunciada o imputada del mismo, donde si bien
puede resultar que dicha investigación es satisfactoria y hasta suficiente en sus objetivos
para aquellos, sólo van a posibilitar continuar con la investigación preparatoria por el
mismo fiscal. Tanto la preliminar como la preparatoria son investigaciones con
características propias: son formales, útiles para la toma de decisiones sobre medidas
cautelares, ampliación por otros delitos u a otras personas, para que las partes torne:
conocimiento de lo que sucede en la investigación, las diligencias son taxativas, pues solo
se practican las que se encuentran reguladas ley, son de naturaleza reservada, lo que exige
de los sujetos procesales a guardar la reserva de lo que acontece en la diligencia, etc.

En cambio, los actos de prueba se materializan en el juicio en la que los argumentos de


imputación que significa la acusación fiscal van a ser sometidos a la contra-argumentación
de la defensa, pero además, todos los elementos de prueba se van a actuar para la
respectiva valoración por el órgano jurisdiccional y la expedición de la sentencia.
II. MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR.-

1.- LA CONFESIÓN JUDICIAL

Una de las instituciones que mayor relevancia en el proceso penal en los últimos años lo
constituye la Confesión. Esta se produce durante la fase de investigación (preliminar o
preparatoria) y de juzgamiento, incluso en los mecanismos de culminación anticipada del
proceso (terminación anticipada y conformidad). La confesión en el proceso penal es el
acto procesal por el cual el imputado presta una declaración personal, ante la autoridad
judicial, sea en la investigación o en el juzgamiento, de manera libre, consciente,
espontánea y verosímil sobre su participación como autor o cómplice, en el hecho
delictivo que se investiga.

Como quiera que se trata de una manifestación voluntaria del imputado de dar a conocer
al Juez que cometió un delito sin que se exija mayor riguridad es necesaria su posterior
verificación con otros medios de prueba. Sin embargo, se acepta también la retractación
de la confesión, es decir, volver a declarar para negar lo confesado anteriormente, ello
hace que no se estime como medio de prueba.

El nuevo código procesal penal lo regula expresamente en los artículos 160 y 161
resaltándose la presencia de dos formas de confesión:

1) la confesión en el sentido de aceptación de cargos, es decir, consiste “en la admisión de los


cargos o imputación formulada en su contra” (art. 160); y 2) la confesión sincera, cuando
“adicionalmente, es sincera y espontánea, salvo los supuestos de flagrancia y de irrelevancia de
la admisión de cargos en atención a los elementos probatorios incorporados en el proceso…”
(art. 161).

La confesión exige determinados presupuestos13 a fin de ser considerados en la valoración de


la prueba referidos al sujeto, objeto o contenido y a la forma. En tal sentido, el art. 160
establece que la confesión tendrá valor probatorio cuando:

a: Esté debidamente corroborada por otro u otros elementos de convicción.

b. Sea prestada libremente y en estado normal de las facultades psíquicas.

c. Sea prestada ante el Juez o el Fiscal en presencia de su abogado. Conforme a lo


dispuesto en el art. 161 de la ley procesal, el legislador ha querido privilegiar a la confesión
sincera, es decir, aquella se practica de manera voluntaria, ante la autoridad fiscal o
judicial, con muestra de arrepentimiento y con la posibilidad de alcanzar una indulgencia
del juzgador permitiendo la disminución de la sanción penal, pues en estos casos, “el Juez,
especificando los motivos que la hacen necesaria, podrá disminuir prudencialmente la
pena hasta en una tercera parte por debajo del mínimo legal”.

1.1 Características
De lo expuesto en la ley y de los alcances que da la doctrina podemos señalar las
siguientes características:

13 Ya MITTERMAIER señalaba otros presupuestos como: la verosimilitud; credibilidad;


precisión; persistencia y uniformidad; Tratado de la prueba en amteria criminal, citado, p.
271 y ss.

a. Se trata de un acto procesal personal e intransferible. La confesión la hace el imputado y


no a través su defensor o tercera persona. Tampoco tiene validez un documento notarial
ni carta, audio o video en donde se exprese la declaración del delito.

b. Se presta ante la autoridad judicial competente, es decir, ante el Juez en la etapa del
juzgamiento o ante el fiscal en fase de investigación, en presencia de su abogado
defensor. La declaración sobre la realización de un delito ante la autoridad policial, sin
contar con la presencia del fiscal y del defensor del imputado, no constituye en sentido
estrictamente jurídico procesal, una confesión.

c. La confesión puede prestarse en cualquier momento del proceso penal, incluso hasta
antes de leerse la sentencia, pero dei anotarse, que la prontitud y espontaneidad de la
confesión puede significar la posibilidad de reducción de la sanción penal por del juzgador.
También es posible la confesión del delito con ocasión de aceptarse la conclusión
anticipada del proceso, en cuyo caso, el acusado podrá confesar ante el órgano
jurisdiccional la comisión del delito y aceptar los términos de la acusación fiscal.

d. La confesión debe ser declarada por el imputado de manera 111 es decir, por decisión
personal exclusiva, sin ninguna forma coacción o promesa. La declaración recibida bajo
algún tipo amenaza, presión tortura o promesa no constituye confesión puede ser
considerada como medio probatorio (art. 2° inc. de la Constitución).

e. Debe ser consciente, que va ligada a la libertad de declara: Ello significa que el imputado
debe darse cuenta del reconocimiento de su autoría o participación en el delito; debe
tener capacidad de reflexión sobre su actuar, sobre los móviles y consecuencias. De allí
que se exija que se preste “en estado no de las facultades psíquicas (art. 160.2.c).

f. La confesión debe ser espontánea, es decir, expresada con naturalidad, con iniciativa
propia del imputado; en la forma común de expresarse y sin mediar alguna forma de
motivación, salvo la de declarar el delito incurrido de manera personal. La espontaneidad
debe presidir la declaración; debe permitirse al procesado manifestar cuanto tenga por
conveniente para explicar los hechos incriminados14.

g. Además, debe exigirse no sólo que se admita su autoría o participación, sino también
proporcionar la motivación, los detalles del mismo, o la forma en que se realizó el delito,
antes, durante y después de su perpetración.

h. La confesión debe ser cierta, verosímil, es decir, susceptible de credibilidad, de


consideración racional. La declaración debe presentar las características de ser posible con
arreglo a la experiencia o a las condiciones del imputado o las circunstancias de los hechos
o al desarrollo lógico de las cosas.
i La confesión debe ser corroborada con otros medios probatorios. En este sentido, la sola
autoinculpación sin existir prueba que lo reafirme, resulta insuficiente para sustentar una
sentencia condenatoria15 14 RAMOS MÉNDEZ, F., El Proceso Penal, citado, p. 203. 15 Ej.
Suprema de 11 de abril de 1988, II S.P. Exp. N° 840-87, Lima.

1.2. Confesión sincera y espontanea.-

La doctrina y la legislación comparada reconoce en la confesión como una institución


procesal que permite premiar al imputado por confesar su delito, no sólo porque
reconduce y centra la investigación en la verificación de los datos que proporciona, sino
porque además, significa una actitud de arrepentimiento del imputado por el delito
cometido, que debe ser apreciado por el juzgador. A diferencia de la legislación procesal
anterior que posibilitaba la reducción a límites inferiores al mínimo conminado en la ley
penal, el nuevo código pone un límite a la reducción de la pena por confesión sincera, la
misma que puede ser “hasta en una tercera parte por debajo del mínimo legal” (art. 161).
En tal sentido, si el extremo mínimo de la pena para el delito es de seis años y se produjera
la confesión sincera, el juez podrá reducir la sanción hasta dos años de dicha pena
quedando en cuatro.

Sin embargo, hay que precisar que la reducción de pena por confesión no se debe producir
si el imputado fue intervenido en flagrante delito o existe suficiencia probatoria, pues
tales circunstancias hace: irrelevante la confesión.

1.3. La retractación de la confesión

El imputado puede confesar ser autor o partícipe de un delito siguiendo todas las
formalidades de la ley, pero también puede, posteriormente, retractarse de su dicho y
expresar en su posterior declaración que es inocente o que tuvo distinta participación en
el hecho punible.

Corresponderá al Juez valorar el sentido de tales declaraciones a la luz de las pruebas


existentes en el proceso penal, aunque desde ya es demostrativo de un elemento propio
de la personalidad del imputado.

Confesión o no, su declaración debe ser objeto de comprobación en el proceso,


principalmente en la fase de actuación de pruebas, es decir, en el juicio oral.
EXP. N.° 00213-2012-PHC/TC
AREQUIPA
CARLOS EZEQUIEL
CÁRDENAS OSORIO

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 3 días del mes de mayo de 2012, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Álvarez Miranda, Urviola Hani,
Beaumont Callirgos, Calle Hayen y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Carlos Ezequiel


Cárdenas Osorio contra la resolución expedida por la Primera Sala Penal de
Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de Arequipa, de fojas 113, su fecha
17 de noviembre de 2011, que declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 5 de octubre de 2011, el recurrente interpone demanda de hábeas


corpus contra la Tercera Sala Penal de Arequipa y los vocales integrantes de la Sala
Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República,
señores Sivina Hurtado, Gonzales Campos, Valdez Roca, Molina Ordóñez y
Calderón Castillo, señalando que la Resolución Suprema de fecha 26 de abril de
2007 afecta los derechos al debido proceso, a la presunción de inocencia y a la
motivación de las resoluciones judiciales, entre otros.

Al respecto, afirma que la Sala Superior demandada emitió sentencia en su


contra sin considerar ni valorar su confesión sincera, lo que fue confirmado por la
Sala Suprema emplazada. Refiere que se le revocó el beneficio penitenciario sin
computar el tiempo que se encontraba en libertad, pues de acuerdo a un pleno
jurisdiccional existente, en los casos de revocatoria del beneficio penitenciario el
condenado debe cumplir únicamente el tiempo que resta de pena. Agrega que la
Sala Suprema emplazada de manera inconstitucional agravó la pena, que era de 20
años, incrementándola a 35 años de privación de la libertad, ya que a la fecha de la
comisión del ilícito no se encontraba vigente la modificación de la norma que
impone 35 años como pena máxima para el delito.

El Segundo Juzgado Penal Unipersonal de Arequipa, con fecha 7 de


octubre de 2011, declaró la improcedencia liminar de la demanda por considerar
que los hechos y el petitorio de la demanda no están referidos en forma directa al
contenido constitucionalmente protegido por el hábeas corpus.

La Sala Superior revisora confirmó la resolución apelada, principalmente,


por su mismo fundamento y agrega que el actor pretende que en sede constitucional
se realice un control ordinario.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio


1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha
22 de junio de 2006 y su confirmatoria por Resolución Suprema de fecha 27
de abril de 2007, a través de las cuales se condenó al actor a 35 años de pena
privativa de la libertad por los delitos de robo agravado en grado de tentativa
y hurto agravado (Expediente N.° 2001-1022 – R.N. N.º 3587-2006).

Se sustenta la pretendida nulidad de las citadas resoluciones condenatorias en


que: i) dichos pronunciamientos judiciales presentarían una falta de
motivación en cuanto a la supuesta confesión sinceraque el actor habría
vertido; ii) no corresponde agravar la pena, inicialmente de 25 años a 35 años
de privación de la libertad ya que al momento de los hechos criminosos la
norma penal no contemplaba la pena de 35 años, y iii) una vez revocado el
beneficio penitenciario de semilibertad, y a efectos de fijar la pena que falta
por cumplir, no se computó el tiempo que el actor estuvo gozando de
la semilibertad.

Análisis del caso materia de controversia constitucional

2. El artículo 139º, inciso 3, de la Constitución Política del Perú establece los


principios y derechos de la función jurisdiccional y la observancia del debido
proceso y de la tutela jurisdiccional; en consecuencia, cuando el órgano
jurisdiccional administra justicia, está obligado a observar los principios,
derechos y garantías que la Norma Suprema establece como límites del
ejercicio de las funciones asignadas. En este sentido, la necesidad de que las
resoluciones judiciales sean motivadas es un principio que informa el ejercicio
de la función jurisdiccional y, al mismo tiempo, un derecho constitucional de
los justiciables. Mediante ella, por un lado, se garantiza que la administración
de justicia se lleve a cabo de conformidad con la Constitución y las leyes
(artículos 45º y 138º de la Constitución) y, por otro, que los justiciables puedan
ejercer de manera efectiva su derecho de defensa.

3. No obstante lo anteriormente expuesto, este Tribunal Constitucional viene


señalando en su jurisprudencia que “[l]a Constitución no garantiza una
determinada extensión de la motivación, por lo que su contenido esencial se
respeta siempre que exista fundamentación jurídica, congruencia entre lo
pedido y lo resuelto y que, por sí misma, exprese una suficiente justificación
de la decisión adoptada, aun si esta es breve o concisa, o se presenta el supuesto
de motivación por remisión” [véase entre otras la sentencia recaída en
el Expediente N.° 1230-2002-HC/TC, fundamento 11].
4. En cuanto al extremo de la demanda que señala que las cuestionadas
resoluciones judiciales no habrían emitido pronunciamiento en cuanto a la
supuesta confesión sincera que el actor habría vertido al interior del proceso.
El segundo párrafo del artículo 136º del Código de Procedimientos Penales
establece que “[l]a confesión sincera debidamente comprobada puede ser
considerada para rebajar la pena del confeso a límites inferiores al mínimo
legal, salvo que se trate de los delitos de secuestro y extorsión, previstos en
los artículos 152° y 200° del Código Penal, respectivamente, en cuyo caso no
opera la reducción”. Al respecto, este Tribunal ha señalado que el beneficio
que conlleva la confesión sincera constituye una medida facultativa propuesta
por el legislador y que, por lo tanto, su aplicación está sujeta a la
discrecionalidad del juzgador [Cfr. STC 6764-2006-PHC/TC y STC 02555-
2010-PHC/TC, entre otras]. Por consiguiente, este extremo de la demanda
debe ser desestimado ya que conforme a lo anteriormente señalado –a
efectos de la fundamentación de la sentencia condenatoria– no resulta
exigible una motivación en cuanto a la supuesta confesión sincera que el
actor habría efectuado, tanto más si dicho punto no fue materia del recurso de
nulidad interpuesto por el representante del Ministerio Público, y por lo tanto,
tampoco lo fue de la Resolución Suprema que se cuestiona.

5. En lo que respecta al presunto agravamiento ilegal de la pena de que se


alega que a la fecha de los hechos penales el quantum de 35 años de
privación de la libertad no habría estado normado. Este Colegiado aprecia
que la Resolución Suprema señala que los hechos criminosos datan del 30 de
enero del año 2000, resultando que la norma penal vigente y aplicable al
caso (artículo 189º del Código Penal, modificado por el Decreto Legislativo
N.° 896) establecía una pena no menor de quince ni mayor de veinticinco años
de privación de la libertad, además de precisar en su párrafo final que la pena
será de cadena perpetua si como consecuencia del hecho se produce la muerte
de la víctima, supuesto que se encuentra motivado en los fundamentos de la
Resolución Suprema. Por lo tanto, en la medida que el quantum de la pena
fue materia del recurso de nulidad propuesto por el representante del
Ministerio Público y la graduación de la pena impuesta por la Corte
Suprema se encuentra dentro del marco legal establecido, y no como
indebidamente alega el actor, corresponde que este extremo de la demanda
sea desestimado, tanto más si de los argumentos de la Resolución Suprema se
señala que “(…) la pena impuesta al acusado (…) no se encuentra acorde a la
gravedad del injusto (…), pues durante la ejecución del delito de robo agravado
causó la muerte violenta e innecesaria de la agraviada (…)”.
6. Finalmente, en relación al cuestionamiento respecto al indebido cómputo de
la pena que presuntamente se habría configurado como consecuencia de la
revocación de la semilibertad de la cual venía gozando el actor. Cabe advertir
que el artículo 50° del Código de Ejecución Penal precisa que el beneficio será
concedido en los casos en que la naturaleza del delito cometido, la personalidad
del agente y su conducta dentro del establecimiento permitan suponer que no
cometerá un nuevo delito; no obstante, el mismo cuerpo normativo ha
establecido en su artículo 52° que la semilibertad se revoca si el beneficiado
comete un nuevo delito doloso o incumple las reglas de conducta establecidas
en el artículo 58° del Código Penal, en cuanto sean aplicables, precisando en
el artículo 193° del Reglamento del Código de Ejecución Penal que “cuando
la revocatoria de la semilibertad se da por la condena de un delito doloso, el
beneficiario está obligado a cumplir el tiempo de la pena pendiente al
momento de su concesión”. En cuanto al caso de autos, la sentencia
condenatoria impone al actor el cumplimiento sucesivo de las penas,
fundamentando que la revocación de la semilibertadconcedida al encausado se
presenta como consecuencia de la comisión de un nuevo delito doloso –que
constituye el ilícito del caso penal sub materia–, sustentándose en el
fundamento NOVENO y literal c) de la parte resolutiva de la sentencia que la
condena impuesta se ejecutará cuando se cumpla con la pena que resta del
anterior caso penal en el que la semilibertad fue revocada. En tal sentido
corresponde que este extremo de la demanda también sea desestimado en la
medida que resulta infundado alegar que se tiene que computar el tiempo
que se encontraba el actor con semilibertad ya que la revocación se dio como
consecuencia de la comisión de un nuevo delito.

A mayor abundamiento, en cuanto a la alegación de la demanda en el sentido


de que los emplazados no habrían advertido los alcances de un acuerdo
plenario referido a los casos de revocatoria de los beneficios penitenciarios, se
debe señalar que la aplicación de los acuerdos plenarios, al caso en concreto,
y en sede penal, es un asunto que compete a la justicia ordinaria y no al
Tribunal Constitucional [Cfr. RTC 03725-2009-PHC/TC y RTC 03980-2010-
PHC/TC]. Asimismo, este Colegiado considera oportuno manifestar que el
Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de pronunciarse en cuanto a la
constitucionalidad del cumplimiento sucesivo de las penas [Cfr. STC 1084-
2003-HC/TC, STC 0871-2003-HC/TC y STC 00983-2008-PHC/TC, entre
otras].

7. En consecuencia, la demanda debe ser desestimada por no haberse acreditado


la afectación de los derechos alegados en conexidad con el derecho a la libertad
individual del recurrente.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones
que le confieren la Constitución Política del Perú

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda de autos por no haberse acreditado la


afectación del derecho a la libertad individual.

Publíquese y notifíquese.

SS.

ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANDA
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ

EN CASOS DE FLAGRANCIA ¿EXISTE CONFESIÓN SINCERA?


EN CASOS DE FLAGRANCIA ¿EXISTE CONFESIÓN SINCERA?

Marinda Marleny Castillo Parisuaña

Abogada
I. INTRODUCCIÓN.

En muchos casos los operadores jurisdiccionales han emitido resoluciones


judiciales en los que por un lado, se resuelve la aplicación de la figura de
la Conclusión Anticipada de la instrucción, sustentada en la causal de
Confesión Sincera, cuando el acusado ha sido intervenido en flagrancia,
generando una indebida aplicación de los efectos de la confesión, en
perjuicio de una adecuada investigación, y justificándose en la
“sinceridad” del procesado, el mismo que no se configuraría dado que en
ese caso, existirían suficientes elementos de probatorios que acreditan
tanto el delito como la responsabilidad del mismo y la posterior confesión
del acusado por tanto no tendría la calidad de sincera.

Su aplicación irrestricta e indebida en la práctica al momento de


determinar la pena, manifiesta un exceso que no es compatible con el
carácter preventivo, protector y resocializador que inspira la imposición
de la pena en nuestra Legislación Penal, puesto que resulta necesario para
estos fines que la pena sea proporcional al injusto cometido por el
procesado, a fin de establecer el diagnóstico para su rehabilitación, es por
todo ello que se hace necesario, tener en claro sus presupuestos, así como
sus requisitos para que puedan ser susceptibles de valoración.

II. NOCIÓN

La confesión es la declaración del imputado en la que reconoce ser autor


o partícipe de un delito o falta, prestada espontánea, veraz y
coherentemente, ante una autoridad competente, y con la formalidad y
garantías correspondientes.

III. PRESUPUESTOS

Se señala como sus presupuestos: i) la sinceridad; ii) la espontaneidad,


debiendo entenderse como tal, a la declaración hecha de manera
voluntaria y que resulta de la propia convicción del procesado; iii) la
veracidad, porque la declaración efectuada debe resultar verosímil, o
apegado a los parámetros de la realidad; y, iv) la coherencia, toda vez
que los hechos narrados deben estar conectados de una manera lógica. A
todo ello, la práctica jurisprudencial agrega otro supuesto: v)
uniformidad, que no es más que la correlación existente entre lo declarado
por el inculpado a nivel preliminar, así también constituye supuesto de
confesión sincera el hecho que los inculpados en su declaración ante la
policía hayan reconocido su culpabilidad y descrito la forma en que
cometieron el delito”.

IV. VALOR PROBATORIO

Conforme al artículo 160.2 del Código Procesal Penal la confesión, solo


tendrá valor probatorio cuando concurren copulativamente los siguientes
requisitos:

a) Este debidamente corroborada por otro u otros elementos de


convicción.

En tal sentido, César San Martín, explica: “este requisito significa que
la confesión no es una prueba autónoma. La confesión puede intervenir
en la prueba del hecho objeto del proceso y de la participación del
imputado en el, esto es, tiene entidad para contribuir a su acreditación,
pero por si sola no puede cumplir la función de probar el hecho
delictuoso.” En ese mismo sentido Víctor Cubas ha señalado “La
confesión del inculpado por si sola no constituye prueba suficiente que
releve al Juez de practicar otras diligencias, para que ello ocurra, la
confesión deberá ser corroborada con otras pruebas”.

Siendo así, si se da el caso de que un imputado confiese la comisión de


un ilícito penal sin que existan otros medios de prueba que lo corroboren
y cuando la confesión dejare cierta duda, el Juez Penal esta en la
obligación de continuar con la investigación destinada a precisar las
circunstancias del hecho delictuoso.

La única confesión del inculpado, como prueba única del delito, no es


suficiente para condenarlo. Ello por cuanto una sentencia no puede
expedirse basándose en la única confesión, se estaría atentado el principio
de la prohibición de la “auto incriminación”.

Por consiguiente se hace necesario de elementos de prueba


complementarios indispensable que coincida y concuerde con la
declaración del encausado.

En este sentido concordamos con Luis Miguel Reyna Alfaro, quién señala
“la mera confesión del imputado no es la que otorga relevancia penal al
hecho sino la comprobación de los presupuestos de tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad que permiten en el caso concreto imponer
una sanción penal”.

b) Sea prestada libremente y en estado normal de las facultades psíquicas.

La manifestación del imputado debe ser libre y espontánea, es decir no


provocada por medio coactivo alguno, por consiguiente no debe obtenerse
a través de la formulación de preguntas capciosas o sugerentes, lesiones
físicas, o coacción, ni poniéndolo en situaciones límites que lo inclinen o
lo hagan proclive a autoinculparse, ni bajo la presión de la detención y
tras largo interrogatorio, sin más razón que la de terminar de una vez por
todas con la instancia procesal por cuanto la libertad y espontaneidad del
confeso, constituyen los elementos de valoración de tal declaración.

Lo que se busca es que procesado confiese con sinceridad, a fin de


orientar al juzgador y por ende en beneficio de los fines del proceso penal.

Respecto a las plenas facultades psíquicas del procesado, se establece


que debe gozar del perfecto use de sus facultades mentales en el
momento de producir la confesión.

c) Sea prestada ante el Juez o el Fiscal en presencia de su abogado.

Al respecto Alberto Cafetzoglus, señala “Lo que la ley ha querido es que


la confesión sea prestada con las garantías que sólo puede acordar la
declaración efectuada ante el Juez”, obligándose perse a darle más fuerza
o garantía a la confesión, de allí la responsabilidad del legislador nacional,
por lo que ha previsto la presencia del Fiscal Provincial especializado en
lo Penal”. En ese mismo sentido César San Martín, señala: “Se presta,
como corresponde, ante el Juez del debate o del juicio, en el acto oral, de
suerte que, como tal, cumple todos los requisitos propios del acto de
prueba: inmediación del Juez, publicidad del debate, información
sometida a contradicción, con la observancia de los requisitos que se
derivan del derecho de defensa. Así lo ha estipulado la Corte Suprema de
la República, al rotular que “no constituye confesión lo que testigos o
autoridades hubieran oído decir, sino la legalmente prestada ante el
magistrado que conoce el juicio”.

V. FLAGRANCIA

El beneficio de la confesión sincera no podría darse en los casos de


flagrancia, por cuanto el procesado ha sido sorprendido, con “las manos
en la masa”, por tanto existiría suficientes elementos de probatorios que
acreditan tanto el delito como la responsabilidad del mismo, la posterior
confesión dada por el procesado carecería del valor de sincera, ya que en
estos casos no se necesita de la confesión del imputado o acusado para
llegar a descubrir la verdad como fin del proceso penal.

En ese mismo sentido César San Martín, ha señalado “En esta


perspectiva ha precisado el Supremo Tribunal que no puede calificarse
como confesión sincera a la admisión de los hechos motivada por las
circunstancias, o sea que, como ha sucedido en autos, los acusados
fueron descubiertos y perseguidos, luego de sustraer los artefactos que
se incautaron con motivo de su detención y donde no tenían otra
alternativa que admitir tales hechos; de igual manera no se está frente a
un supuesto de confesión sincera cuando, habiendo sido capturado el
procesado en poder de la especie robada; su sinceridad en la que basa la
Sala Penal Superior para imponer pena inferior al mínimo legal, menos
cuando se acredite que pretendió exculpar a sus coacusados y lograr la
impunidad del hecho”.

VI. CONCLUSIÓN.

El nuevo Código Procesal Penal conforme a los presupuestos y requisitos


descritos anteriormente, ha establecido, en su artículo 161º indica: “Si la
confesión, adicionalmente, es sincera y espontánea, salvo los supuestos
de flagrancia y de irrelevancia de la admisión de los cargos en atención a
los elementos probatorios incorporados en el proceso, el Juez
especificando los motivos que la hacen necesaria, podrá disminuir
prudencialmente la pena hasta en una tercera parte por debajo del
mínimo legal”, superando de este modo su aplicación indebida.

BIBLIOGRAFÍA

SAN MARTÍN CASTRO, César, “Derecho Procesal Penal”, Edit. Grijley, Tomo II, Lima, 2003.

CUBAS VILLANUEVA, Víctor, “El proceso Penal: Teoría y Práctica”, Edit. Palestra, Lima, 2003.

CAFETZÓGLUS, Alberto, La Confesión en el Proceso Penal, En Revista Jurídica de San Isidro,


Nº 5, Bs As ,1973.

REYNA ALFARO, Luis Miguel, La confesión del imputado en el proceso penal, Juristas
Editores EIRL, Primera Edición, Lima Perú, 2006.
LA CONFESION

carga o imputación

admite formulados

LA CONFESION

Esta debidamente corroborado por otro u otros elementos de convicción

Tendrá valor sea presatada libremente

probatorio sea dada en estado normal de las facultades psíquic

cuando sea prestada ante

EL FIZCAL
EL JUEZ

abogado defensor en presencia de su

Artículo 161°.- Efecto de la confesión sincera

El juez puede disminuir prudencialmente la pena hasta en una tercera parte por debajo del
mínimo legal, si se cumplen los presupuestos establecidos en el artículo 160°. Este beneficio es
inaplicable en los supuestos de flagrancia, de irrelevancia de la admisión de los cargos en atención
a los elementos probatorios incorporados en el proceso y cuando el agente tenga la condición de
reincidente o habitual de conformidad con los artículos 46°-B y 46°-C del Código Penal20 21

LA CONFESION

Si es sincera y espontanea
El juez disminuirá
prudencialmente
LA PENA

hasta

En una tercera parte


por debajo del
minimo legal

flagancia

Salvo los supuestos de


Irrelevancia de la admisión de los cargos en
atención a los elementos probatorios incorporados
en el proceso

CAPÍTULO IV

EL CAREO

Artículo 182°.- Procedencia

1. Cuando entre lo declarado por el imputado y lo declarado por otro imputado, testigo o el
agraviado surjan contradicciones importantes, cuyo esclarecimiento requiera oír a ambos, se
realizará el careo.

2. De igual manera procede el careo entre agraviados o entre testigos o éstos con los primeros.

3. No procede el careo entre el imputado y la víctima menor de catorce años de edad, salvo que
quien lo represente o su defensa lo solicite expresamente.

1. EL CAREO
El careo se hace necesario cuando en el proceso penal dos o más sean imputados o
testigos, deponen sobre hechos que son materia investigación judicial y surgen
contradicciones sobre su contenido originando discordancia o confusión, ya que se
desconoce a quien corresponde el dicho sobre la verdad. Conforme a lo dispuesto
por lo Procesal penal, se realizará el careo cuando entre lo declarado por el
imputado y lo dicho por otro imputado, testigo o agraviado, surjan contradicciones
importantes (art. 182.1).

El careo consiste entonces en poner frente a frente a los sujetos que intervienen en
el proceso penal para poder esclarecer, mediante el; Debate, las controversias que
han surgido de sus propias declaraciones expresadas ante la autoridad judicial. Se
busca reconstruir los hechos que constituyen el objeto del proceso o de una parte de
él a partir de las propias discrepancias que existen en las declaraciones judiciales20.

La legislación anterior posibilitaba una confusión entre los términos careo y


confrontación; sin embargo, el Nuevo Código establece determinaciones
distinciones. El presupuesto necesario para el careo es que existan contradicciones
importantes entre 2 sujetos (entre imputados, imputado testigo, imputado/
agraviado, entre agraviados, entre testigos), tal como reza el artículo 182; sin
embargo el presupuesto exigible para la confrontación es que, existan declaraciones
contradictorias de un mismo sujeto en etapas distintas del proceso (artículo 378.8:
“Durante el contrainterrogatorio, las partes podrán confrontar al perito o testigo con
sus propios dichos u otras versiones de los hechos presentadas en el juicio”).

3.1. Naturaleza Jurídica

20 DEL VALLE RANDICH, L., Los medios de prueba en el derecho procesal


penal, cit. p. 123.

La doctrina no ha sido uniforme respecto a la naturaleza jurídica del careo. Se puede


apreciar una tendencia orientada a considerarla como un medio subsidiario o
complementario de prueba, y también, como un medio de prueba. Se sostiene que
no se trata de un medio de prueba, sino de un expediente para la valoración de una
prueba.21; que es un “medio complementario y negativo de comprobación al que se
recurre para despejar una situación de incertidumbre provocada por manifestaciones
discordes”22.

También se afirma que el careo constituye una diligencia judicial esencialmente


subsidiaria23 que se realiza cuando se constatan contradicciones, divergencias o
desacuerdos en las declaraciones judiciales prestadas por los inculpados o entre
ellos y los testigos, y resulta necesaria para el debido esclarecimiento de tales
declaraciones. En tal sentido, no se le considera como un medio de prueba, sino un
instrumento para constatar declaraciones vertidas en el proceso o factor valorativo
de la declaración testimonial.

De otro lado, se ha sostenido que se trata de un medio de prueba, ya que a través de


dicha diligencia, el Juez puede llegar a obtener la verdad de los hechos, pues no se
trata de una simple declaración ratificatoria de discrepancias sino de la oportunidad
en manos del Juez para “exigir que den razón de sus afirmaciones, y luego
establecer, dentro de su función eminentemente prudente y sicológica, quién es la
persona que encara con mayor precisión, dando detalles, precisando conceptos,
aclarando ideas y probando sus afirmaciones, y sobre todo empleando un tono
convincente o 21 MANZINI, V., Tratado de Derecho Procesal Penal, T. 4;
Traducción de Santiago Sentís M. Y M. Ayerra, EJEA, Bs. As. 1953. P. 214 22
Véase OMEBA, Enciclopedia Jurídica, T. XX, Editorial Bibliografíca Argentina,
Bs. As., 1961, po. 699 23 Véase OMEBA, Enciclopedia Jurídica, T. XX, Editorial
Bibliografíca Argentina, Bs. As., 1961, po. 699 dubitativo frente a su
confrontado”24.

3.2. Características del careo

a. El objeto principal del careo es poder despejar la incertidumbre creada ante las
declaraciones vertidas por los imputados y testigos en el proceso penal. En tal
sentido, la discrepancia y el esclarecimiento constituyen el objeto principal de la
confrontación25.

b. Se posibilita el careo entre testigos, a diferencia de la ley anterior.

c. No procede el careo entre el imputado y la víctima menor de catorce años de


edad, salvo que quien lo represente o su abogado defensor lo solicite expresamente
(art. 182.3)26.

d. En la diligencia el juez les preguntará a las partes si confirman o modifican su


declaración anterior y las invitará, si fuera necesario, a referirse recíprocamente a
sus versiones (art. 183.1). Es decir, a que se expresen directamente, entre sí, sobre lo
que ellos sostienen.

e. Seguidamente las partes interrogaran a las personas sometidas a careo sobre los
puntos materia de contradicción y que determinaron la procedencia de la diligencia.
En tal sentido, fijados los puntos controvertidos, sólo se formularán preguntas que
guarden relación con lo dicho, salvo que del mismo careo surja la necesidad de
repreguntas sobre temas conexos.

f. La autoridad judicial valorará el careo conjuntamente con las demás pruebas


actuadas, en especial, con las referidas anteriormente por ellos. De tal manera que si
se acredita la falsedad del testimonio, éste carecerá de valor probatorio. 24 DEL
VALLE RANDICH, L. Los medios de prueba en el derecho procesal penal, cit. P.
124. 25 DEL VALLE RANDICH, L., Los medios de prueba en el derecho procesal
penal, cit., p. 125. 26 Que ya había sido dispuesto por la ley 27055 modificando el
código procesal antiguo.

g. Debe afirmarse la importancia de los principios de inmediación y contradicción


expuestos en la diligencia de careo.
EL CAREO

Procedencia

Declaración
IMPUTADO

___ __ ___ ___ _____ ___ ____


Otro
imputado Declaración Si surgen
contradicciones
importantes entre estas
declaraciones

Declaración
Testigo

Se realizara

El Declaración
agraviado
UN CAREO

También procede CAREO entre agraviado

testigos

Artículo 183°.- Reglas del careo

1. El Juez hará referencia a las declaraciones de los sometidos a careo, les preguntará si las
confirman o las modifican, invitándoles, si fuere necesario, a referirse recíprocamente a sus
versiones.
2. Acto seguido, el Ministerio Público y los demás sujetos procesales podrán interrogar, a los
sometidos a careo exclusivamente sobre los puntos materia de contradicción y que determinaron
la procedencia de la diligencia.

Reglas del careo Sometido a


careo

Hara
referencia
a sus
declaraciones

EL MINISTERIO PUBLICO

contradicción podrán interrogar sobre los puntos


Las preguntas si en materia de contradicción
Existe
confirman o modifican
su declaracion

Hara referencia
a sus
declaraciones

Los sujetos procesales

Sometido a careo
EXP. N.° 02201-2012-PA/TC
LAMBAYEQUE
FRANCISCO VIRGILIO
CASTAÑEDA AGUILAR
Y OTRA

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

En Lima, a los 17 días del mes de junio de 2013, la Sala Primera del Tribunal
Constitucional, integrada por los señores magistrados Urviola Hani, Vergara
Gotelli y Calle Hayen, pronuncia la siguiente sentencia

ASUNTO

Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Francisco Virgilio


Castañeda Aguilar y doña Jacqueline del Rosario Oliden Chávez contra la
resolución de fojas 397, su fecha 9 de marzo de 2012, expedida por la Sala de
Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque, que
revocando la apelada declaró infundada la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 5 de agosto de 2010, don Francisco Virgilio Castañeda Aguilar y


doña Jacqueline del Rosario Oliden Chávez interponen demanda de amparo contra
los jueces de la Sala Penal de Apelaciones de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, Magdalena Chávez Mella, Aldo Zapata López y Franklin Rodríguez
Castañeda, y contra doña Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez, con el
objeto de que se declare la nulidad de la sentencia de fecha 18 de junio de 2010,
que revocando la sentencia apelada, de fecha 9 de abril de 2010, absolvió a la
querellada Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez por el delito de
difamación en agravio de los demandantes. Alegan la violación del derecho
constitucional al debido proceso, concretamente de los derechos de defensa, a la
prueba y a la debida motivación de las resoluciones judiciales.

Refieren que en el trámite del recurso de apelación interpuesto por la


querellada Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez contra la condena
impuesta en su contra por el delito de difamación, las partes fueron notificadas de
que no se habían ofrecido nuevos medios probatorios, por lo que no había ningún
medio de prueba que actuar; que no obstante ello, la Sala emplazada determinó
examinar a la querellada, quien habiendo guardado silencio en primera instancia
aprovechó la oportunidad para afirmar una serie de alegaciones, falacias y
tergiversar los hechos que ya habían sido expuestos en la denuncia y luego
analizados y valorados por el juez penal. Asimismo, señalan que durante la etapa
de los alegatos finales, la Sala emplazada denegó el uso de la palabra al agraviado
Francisco Virgilio Castañeda Aguilar, impidiéndole replicar y contradecir las
versiones inverosímiles y falaces expresadas por la querellada, a quien sí se le
concedió el uso de la palabra, con el argumento de que la última palabra la tiene la
imputada.

De otro lado, arguyen los demandantes que al no haberse admitido ni


actuado prueba alguna en segunda instancia y habiéndose efectuado sólo el
interrogatorio de la querellada sin que existan pruebas que avalen sus afirmaciones,
lo que correspondía era la confirmación de la condena impuesta en su contra; que
sin embargo, la Sala emplazada ha decidido absolver a la querellada, dándole
diferente valor probatorio a la declaración testimonial de don Daniel Regalado
Bustamante, que fue objeto de inmediación por el juez de primera instancia,
afectando con ello la valoración probatoria del juez penal y el principio de
inmediación, que es un elemento esencial de la actividad probatoria. Por último,
sostiene que la resolución cuestionada carece también de una debida motivación,
pues al haber afirmado la Sala Superior emplazada que además de la declaración
testimonial no ha existido careo entre las partes ni se ha admitido la declaración de
los agraviados, de modo que dicha declaración testimonial por sí sola es
insuficiente para formar convicción, sin que ello implique otorgar diferente valor
a la prueba del que otorgó el juez por el principio de inmediación, incurre en una
motivación incoherente e ilógica, más aún si el careo no fue ofrecido por ninguna
de las partes y la declaración de los agraviados fue rechazada por el juez, lo cual
vulnera los derechos invocados.

Admitida a trámite la demanda, la querellada Milagritos de los Ángeles


Moreno Rodríguez (ahora demandada), a través de su escrito de contestación de
demanda (fojas 238), solicita que la demanda sea declarada infundada por cuanto
los demandantes han ejercido plenamente su derecho de defensa y el Tribunal de
apelación, en virtud del principio tantum apellatum quantum devolutum, se ha
limitado a realizar una valoración nueva e independiente, absolviéndola del delito
de difamación. Por su parte, la juez superior emplazada Magdalena Chávez Mella,
a través de su escrito de contestación de demanda (fojas 258), solicita que la
demanda sea declarada improcedente, toda vez que la audiencia de apelación se
realizó con plena observación de todas las garantías del debido proceso, en la que
las partes interrogaron a la querellada y formularon sus alegatos de defensa,
precisando que en el nuevo proceso penal sólo se puede resolver en función de lo
alegado y probado en la audiencia; concluyendo que lo que buscan los
demandantes es que el juez constitucional vuelva a revisar el criterio jurisdiccional
de los jueces ordinarios. Por último, el Procurador Público del Poder Judicial, a
través de su escrito de contestación de demanda (fojas 270), solicita que la
demanda sea declarada improcedente por considerar que a partir de los hechos
expuestos en la demanda, se advierte que lo que se pretende es desnaturalizar el
proceso de amparo, el cual está destinado a restituir la vigencia efectiva de los
derechos fundamentales.

El Cuarto Juzgado Civil de Chiclayo, con fecha 19 de setiembre de 2011,


declaró fundada la demanda, ordenando que la Sala emplazada expida una nueva
resolución, por considerar que ha decidido absolver a la querellada afectando el
debido proceso, toda vez que pese a no haberse admitido ninguna prueba en
segunda instancia se ha dado valor diferente a la declaración del testigo Daniel
Regalado Bustamante, sin que haya existido prueba alguna que cuestione dicha
declaración.

La Sala de Derecho Constitucional de la Corte Superior de Justicia de


Lambayeque, con fecha 9 de marzo de 2012, revocando la apelada declaró
infundada la demanda de autos, por considerar que la decisión de absolver a la
querellada por parte de la Sala emplazada se ha basado en la falta de credibilidad
del testigo Daniel Regalado Bustamante, única prueba de cargo, pues señala que
se puso en cuestión su presencia en el lugar de los hechos y porque vive y trabaja
en un edificio distinto al de los demandantes. Y concluye que esta actuación no
está en relación con el principio de inmediación, sino con otras circunstancias que
determinaron que la declaración de dicho testigo por sí sola es insuficiente para
acreditar los hechos constitutivos del delito contra el honor.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio

1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la sentencia de fecha


18 de junio de 2010, que revocando la sentencia apelada, de fecha 9 de abril de
2010, absolvió a la querellada Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez por
el delito de difamación en agravio de los demandantes don Francisco Virgilio
Castañeda Aguilar y doña Jacqueline del Rosario Oliden Chávez. A juicio de
los demandantes, dicha resolución habría sido emitida procediendo
indebidamente al examen de la querellada y sin habérsele permitido el uso de
la palabra, así como otorgándole un valor diferente a una declaración
testimonial sin que exista inmediación y señalando afirmaciones incongruentes
en el proceso, lo cual afectaría los derechos de defensa, a la prueba y a la debida
motivación de las resoluciones judiciales.
El derecho constitucional de defensa

2. Este Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia ha declarado que el


derecho de defensa reconocido en el artículo 139.º, inciso 14), garantiza que los
justiciables, en la protección de sus derechos y obligaciones, cualquiera que sea
su naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral, etc.), no queden en estado de
indefensión. Así pues, este derecho garantiza, entre otras cosas, la posibilidad
de contradicción de los actos procesales que pudieran repercutir en su situación
jurídica, sea ejerciendo su propia defensa o a través de un abogado. De ahí que
el contenido del derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un
proceso judicial, cualquiera de las partes resulta impedida por concretos actos
de los órganos judiciales de ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces
para defender sus derechos e intereses legítimos. Sin embargo, no todo ni
cualquier actuación judicial constituye, per se, una violación del derecho de
defensa. Tal afectación sólo se produce cuando, como consecuencia de dicha
actuación, el justiciable quede en estado de indefensión (Exp. N.º 0649-2002-
AA/TC, FJ 1; Exp. N.º 1231-2002-HC/TC, entre otras).

3. En el caso constitucional de autos, los demandantes arguyen, de un lado, que


pese a que en la audiencia de apelación no había ningún medio de prueba que
actuar, y que la querellada Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez había
guardado silencio en primera instancia, la Sala emplazada determinó examinar
a la querellada, quien a su juicio aprovechó la oportunidad para afirmar una
serie de alegaciones, falacias y tergiversar los hechos, y de otro lado, que
durante la etapa de los alegatos finales, la Sala emplazada denegó el uso de la
palabra al agraviado don Francisco Virgilio Castañeda Aguilar impidiéndole
replicar y contradecir todas las versiones inverosímiles y falaces expresadas por
la querellada, lo cual vulnera su derecho de defensa.

4. Respecto del primer punto, cabe recordar que el artículo 424.º, inciso 3, del
Código Procesal Penal señala que “el interrogatorio de los imputados es un
paso obligatorio cuando se discute el juicio de hecho de la sentencia de
primera instancia, salvo que decidan abstenerse de declarar”. Y en autos, del
registro en audio en CD de la audiencia de apelación (fojas 15), se desprende
que la Sala emplazada decidió el interrogatorio de la querellada precisamente
porque se discutía el juicio de hecho de la sentencia de primera instancia;
interrogatorio que fue realizado por el abogado de los accionantes (quien le
formuló 3 preguntas), por el abogado de la querellada y por el Tribunal, que se
limitó a formular sólo una pregunta. En cuanto al segundo punto, también del
registro de audio en CD de la audiencia de apelación (fojas 15), se aprecia que
los alegatos finales de los accionantes fueron realizados por el abogado de estos
por un espacio de 6 minutos. Ahora, si bien es cierto que en esta etapa los
agraviados pueden hacer uso de la palabra, a diferencia del acusado, quien tiene
el derecho a la última palabra, según lo señala el artículo 386.º, inciso 3, del
Código Procesal Penal, también lo es que el agraviado don Francisco Virgilio
Castañeda Aguilar consintió o no cuestionó la denegatoria para hacer uso de la
palabra. En todo caso, este Tribunal advierte que los accionantes no han
quedado en estado de indefensión, sino que han tenido a disposición los medios
necesarios, suficientes y eficaces para defender sus intereses y contradecir las
afirmaciones expresada por la querellada, por lo que la demanda, en este
extremo, debe ser desestimada.

El principio de inmediación y su relación con el derecho a la prueba

5. Este Tribunal ya ha precisado que “el principio de inmediación conforma el


derecho a la prueba. De acuerdo con el principio de inmediación, la actividad
probatoria debe transcurrir en presencia del juez encargado de pronunciar
sentencia, puesto que solo de esta manera se garantiza que exista un contacto
directo entre el juzgador y los medios de prueba aportados al proceso, que
permitirá a este ponderarlos en forma debida y plasmar sus conclusiones en
forma suficiente y razonada al momento de emitir sentencia condenatoria”
(Exp. N.º 0849-2011-HC/TC, FJ 6). Sin embargo, este Tribunal Constitucional
también tiene sentado en su jurisprudencia que ni todo derecho ni todo principio
es absoluto, pues estos se pueden sujetar a limitaciones o excepciones. En ese
sentido, tal como lo señala la literatura especializada que ha sido válidamente
recogida por la Corte Suprema de Justicia de la República (Casación N.º 05-
2007-Huaura) y que este Tribunal la hace de recibo, la actuación y la valoración
de la prueba personal en su relación con el principio de inmediación presenta
dos dimensiones: una personal y otra estructural. La primera, que se refiere a
los datos relacionados con la percepción sensorial del juez: lenguaje, capacidad
narrativa, expresividad de las manifestaciones, precisiones en el discurso, etc.,
no es susceptible de supervisión y control en apelación, es decir no puede ser
variada. La segunda, cuyos datos se refieren a la estructura racional del
contenido de la prueba, ajenos en sí mismos a la percepción sensorial del
juzgador, sí puede ser fiscalizada y variadas. En este contexto, el relato fáctico
que el juez asume como hecho probado no siempre es inmutable, pues a) puede
ser entendido o apreciado con manifiesto error o de modo radicalmente
inexacto; b) puede ser oscuro, impreciso, dubitativo, ininteligible, incompleto,
incongruente o contradictorio en sí mismo; o, c) ha podido ser desvirtuado por
pruebas practicadas en segunda instancia. En este segundo conjunto de
supuestos, se encuentra constitucionalmente justificada la variación del valor
de la prueba personal otorgada por el juez de primera instancia sobre la base
del principio de inmediación, y, por tanto, no sería preciso declarar la
inconstitucionalidad del acto procesal que lo contiene.

6. En el caso constitucional de autos, los accionantes afirman que pese a no


haberse admitido ni actuado prueba alguna en segunda instancia, y habiéndose
sólo efectuado el interrogatorio de la querellada doña Milagritos de los Ángeles
Moreno Rodríguez sin que existan pruebas que avalen sus afirmaciones, la Sala
emplazada ha decidido absolver a la querellada, básicamente dando diferente
valor probatorio a la declaración testimonial de don Daniel Regalado
Bustamante, que fue objeto de inmediación por el juez de primera instancia
sobre la base del principio de inmediación, lo cual vulnera su derecho a la
prueba. Los hechos presuntamente constitutivos del delito de difamación
ocurrieron el 30 de octubre de 2009, a las 3:50 p.m. Al respecto, de la resolución
cuestionada de fecha 18 de junio de 2010 (fojas 56), se aprecia que:

“la juez de la Juez de primera instancia asume como hecho probado las
expresiones difamatorias (…), sustentado “en la sindicación firme y coherente
del testigo presente en el lugar de los hechos” Daniel Regalado Bustamante”.

“Sin embargo de la escucha del audio que registró la actuación de estos medios
(…) se cuestionó su presencia el día de los hechos en territorio peruano, porque
quedó claro en dicha audiencia que este testigo salió del Perú el 4 de setiembre
del 2009 y retornó el 22 de diciembre de 2009, en tanto que la circunstancia
alegada de tener visa internacional que le permite entrar y salir del Perú sin
ningún permiso y sin ser necesario el sello de su pasaporte correspondía ser
corroborada por la autoridad administrativa (…). A lo que debemos agregar que
el indicado testigo (…) vive y trabaja en otro edificio, al parecer frente al que
domicilian los sujetos procesales (agraviados), desconociéndose la distancia
entre uno y otro inmueble (…); de lo que se colige que siendo éste la única
prueba testimonial de cargo (…) existen serias dudas sobre la forma y
circunstancias en que sucedió el evento fáctico, no siendo procedente condenar,
sino absolver”(fojas 56).

7. En el contexto descrito, se advierte que la Sala Superior emplazada entendió


que el valor probatorio que el juez de primera instancia otorgó a la declaración
testimonial de don Daniel Regalado Bustamante de acuerdo con el principio de
inmediación no puede ser revisado en lo que respecta a la percepción sensorial
del juez penal, tanto más si no se actuó prueba alguna en segunda instancia; sin
embargo, no ocurrió lo mismo y también fue motivo de la apelación, respecto
de la estructura racional del contenido de la prueba. En este extremo, la Sala
emplazada llegó a la conclusión de que corresponde fiscalizar la valoración del
juez de primera instancia debido a que existen cuestionamientos sobre la
presencia del testigo el día de los hechos por encontrarse fuera del Perú y
porque al parecer vive y trabaja al frente del domicilio de los accionantes, y que
siendo ésta la única prueba de cargo, existe duda razonable sobre la forma y
circunstancias en que ocurrieron los hechos que configurarían el delito de
difamación, optando por la absolución de la querellada; actuación que a juicio
de este Tribunal se encuentra constitucionalmente justificada en la medida en
que el control de la valoración probatoria de la Sala emplazada sólo está
referido a la dimensión estructural de la valoración de la prueba personal en
relación con el principio de inmediación, es decir, sólo está referido a la
estructura racional del contenido de la prueba y no a la percepción sensorial del
juez penal, no habiéndose producido la violación del derecho a la prueba, por
lo que la demanda, en este extremo, también debe ser desestimada.

El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales

8. Este Tribunal Constitucional ha destacado en constante y reiterada


jurisprudencia que a través del proceso de amparo contra decisiones o
resoluciones judiciales se puede cuestionar las decisiones jurisdiccionales que
vulneren de forma manifiesta y directa derechos y/o principios fundamentales.
En cuanto al derecho a la debida motivación de las decisiones o resoluciones
judiciales, este Tribunal tiene reiterado que la motivación debida de las
decisiones de las entidades públicas –sean o no de carácter
jurisdiccional– comporta que el órgano decisor y, en su caso, los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los
llevan a tomar una determinada decisión; implica también que exista
congruencia entre lo pedido y lo resuelto y, que por sí misma, exprese una
suficiente justificación de la decisión adoptada, aun cuando esta sea breve o
concisa. Esas razones, por lo demás, deben provenir no solo del ordenamiento
jurídico vigente y aplicable al caso, sino y sobre todo de los propios hechos
debidamente acreditados en el trámite del proceso del que se deriva la
resolución cuestionada.

9. No obstante lo anterior, no todo ni cualquier error en el que eventualmente


incurra una resolución judicial constituye automáticamente una violación del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales. Cabe precisar
que sólo se produce violación en caso de que dicha facultad se ejerza de manera
arbitraria; es decir, si la decisión es más bien fruto del “decisionismo” que de
la aplicación razonable del derecho en su conjunto. Sobre esta base, este
Tribunal ha precisado en constante y reiterada jurisprudencia que el derecho a
la debida motivación de las resoluciones judiciales también se ve afectado
cuando existe una falta de motivación interna del razonamiento de la decisión
en su expresión de incoherencia narrativa, esto es, cuando la decisión o
resolución judicial se presenta como un discurso absolutamente confuso
incapaz de transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la
decisión. Así pues, toda decisión que carezca de una motivación adecuada,
suficiente, coherente y congruente constituirá una decisión fiscal arbitraria y,
en consecuencia, será inconstitucional.

10. En el caso de autos, los accionantes sostienen que aunque la Sala emplazada
ha afirmado que además de la declaración testimonial no ha existido careo entre
las partes (no fue ofrecida por ninguna de las partes) ni se ha admitido la
declaración de los agraviados (que fue rechazada por el juez de primera
instancia), y que, por ello, dicha declaración testimonial por sí sola es
insuficiente para formar convicción, sin que ello implique otorgar diferente
valor a la prueba del que otorgó el juez penal con base en el principio de
inmediación; la resolución cuestionada incurre en una motivación incoherente,
pues, a su juicio, la Sala sí ha otorgado valor diferente a la declaración
testimonial de don Daniel Regalado Bustamante y, además, hace mención a
unas pruebas no ofrecidas y otras no admitidas. Al respecto, el Tribunal de
apelación concluyó: “se colige que siendo éste la única prueba testimonial de
cargo, ya que no fue ofrecida ni actuada la declaración de los presuntos
agraviados, ni existió el careo entre las partes, aquél testimonio por sí solo
resulta insuficiente, toda vez que al no haberse demostrado la credibilidad del
testigo, no es posible juzgar si éste puedo o no apreciar el hecho”. Asimismo,
“la prueba testimonial por sí sola, por creíble que parezca pero no
corroborada, no es suficiente para formar convicción, sin que ello signifique
otorgar diferente valor a la prueba del que ya le otorgó el Juez por el principio
de inmediación”(fojas 56).

Una lectura básica de la argumentación descrita permite inferir razonablemente


que la misma ésta referida a la insuficiencia de las pruebas para confirmar la
condena impuesta contra la querellada y no a que no se han actuado algunas
pruebas porque no fueron ofrecidas o admitidas, actuación que no modifica la
dimensión personal de la valoración de la prueba en relación con el principio
de inmediación, es decir, no modifica la percepción sensorial del juez penal.
Distinto es el caso en cuanto a la estructura racional del contenido de la prueba,
que, como ya ha quedado dicho se encuentra constitucionalmente justificada.
Así las cosas, este Tribunal no encuentra razones para discrepar de la línea
argumentativa fijada por los jueces emplazados; todo lo contrario, a juicio de
este Tribunal la referida resolución contiene una justificación suficiente,
adecuada y coherente que expresa las razones de la decisión adoptada; no
habiéndose producido la violación del derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales, por lo que la demanda, en este extremo, también debe
ser desestimada.

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le


confiere la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO

Declarar INFUNDADA la demanda en todos sus extremos al no haberse


producido la vulneración de los derechos de defensa, a la prueba y a la debida
motivación de las resoluciones judiciales, a través de la sentencia de fecha 18 de
junio de 2010, que revocando la sentencia apelada, de fecha 9 de abril de 2010,
absolvió a la querellada Milagritos de los Ángeles Moreno Rodríguez por el delito
de difamación en agravio de los demandantes.

Publíquese y notifíquese.

SS.

URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN

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