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La observación científica
Aquí es donde confluyen las antinomias y los equívocos más seculares sobre el método
científico. Toda ciencia parte de la observación de hechos, sobre los cuales se elabora
una hipótesis que luego puede ser verificada, manejando dichos hechos. El proceso de
la investigación así, tan sencilla y claramente expuesto, sólo se da, lamentablemente,
en el papel. Es la metodología del psicólogo "puro", del que no investiga pero conoce
normas con las que quiere que investiguen los otros. El principio materialista de que los
objetos existen fuera e independientemente de que haya o no quien los perciba, es
correcto como principio ontológico, pero de esto se deriva generalmente un supuesto
incorrecto: el que los objetos se dan a la observación independientemente del ser
humano que los percibe y que, por lo tanto, la observación debe ser cumplida como si
no fuese realizada por un ser humano.
Los hechos que investigamos son siempre "recortados" del total de los fenómenos, y
esto no ocurre en forma mecánica; los datos de los que partimos, en ciencia, no son
hechos en sí, independientes de los seres humanos, sino estructurados en función de
la vida de los mismos. Siempre hay una selección cultural o clasista de los problemas
que se enfoca y de los datos que se tiene en cuenta; sólo se puede conocer dentro del
cuadro de las categorías que son condicionadas por el desarrollo y la organización
social, en un momento dado. Una teoría permite incorporar más hechos a la
investigación, pero la teoría es, a su vez, el reflejo de cierta organización de estos
hechos, que se estructuran en un momento dado del desarrollo social. Y estos hechos,
que son aportados por la teoría -aun errónea—, permiten la modificación de la teoría
misma que ha servido para descubrirlos. Decir que esto no hace falta porque los hechos
"están ahí" es índice de arrogancia y desconocimiento del movimiento real de la
investigación científica. La elección automática de hechos y el tipo de problemas que
una ciencia se plantea implican ya una ideología, una concepción del mundo y una
teoría; es el substratum irracional de todo conocimiento racional que sólo podrá ser
elucidado racionalmente, utilizándolo. El "dogma de la inmaculada percepción"
(Nietzsche) ha llegado a su ocaso. No hay observación pura en ningún sentido; toda
observación implica ya una interpretación, una inserción apriorística del hecho
observado en un cierto esquema con el cual fue observado. La única forma de convertir
esta observación en un dato científico, es la de considerarla en función de la variable,
del encuadre con el cual fue observada. No hay observador totalmente objetivo en
ninguna disciplina científica, y la máxima objetividad se alcanza incluyendo al
observador como una de las variables que condiciona el fenómeno que se está
observando. En este sentido debemos hablar en psicología del observador participante,
en el sentido de que el observador nunca está fuera del campo que condiciona los
fenómenos. El observar tampoco es una función pasiva; observar sin hipótesis es
solamente un mirar, que rápidamente se convierte en estereotipia; la observación debe
ser una función activa, en la cual se formulan hipótesis y se piensa mientras se procede
a la observación. Sin observación rigurosa no hay conocimiento científico sistemático,
pero tampoco lo hay con la sola observación sin el pensamiento. Pensar es el eje de la
indagación científica y la base para la observación. Este pensar no implica la
construcción apresurada de sistemas especulativos y espectaculares, sino un mayor
rigor en la observación según el pensar y un mayor rigor en el pensar según la
observación que se va realizando. La observación no es la mera percepción de un
fenómeno externo, El problema metodológico en psicología sino que es una profunda
relación del hombre con las cosas, y para observar, tanto como para toda la tarea
científica hay una "distancia" óptima entre el sujeto y el objeto. Y en este proceso, el ser
humano no entra como cosa, sino como ser psicológico; es un penetrar en las cosas y
un dejarse penetrar por las cosas. Dicho con los términos de Wallon, "la percepción más
grosera implica ya interpretaciones, ideas, sistemas de creencias y representaciones
por las que el hombre participa en la existencia de su grupo social". Las técnicas de
observación y de registro de los hechos constituyen un peldaño de la investigación, pero
es importantísimo elucidar los supuestos con los cuales se está realizando la
observación. La investigación tiende a responder interrogantes, pero se inicia
planteando problemas, problema-tizando los hechos y, a su vez, cada nueva respuesta
es una nueva proble-matización. Hace avanzar la ciencia tanto el descubrimiento de
soluciones como el descubrimiento y planteo de nuevos problemas. Con gran
frecuencia, además, un problema se resuelve no apelando a los hechos sino
replanteando el problema, lo cual implica estar actuando con un nuevo esquema
referencial, proceso en el que puede intervenir muy primor dial-mente la observación.
En síntesis, la observación "pura" es una utopía en todos los campos, porque siempre
el que observa es un ser humano y el proceso de la observación no es un simple reflejo
especular, sino un proceso activo y psicológicamente muy complicado. No se alcanza
la objetividad interponiendo aparatos y actuando como si el ser humano fuese otro
instrumento mecánico. Descripción, comprensión y explicación son momentos de un
solo proceso continuo, que establece una estrecha interconexión y acción recíproca de
todos esos momentos. Cuando se describe algo ya se actúa con cierta comprensión o
un cierto esquema referencial, y la descripción, a su vez, corrige y modifica la
comprensión que, a su vez, se rectifica con la nueva observación. Y lo mismo con la
explicación. Por lo común no nos damos cuenta en qué medida la descripción es una
comprensión de un hecho. Si vemos en un salón un conjunto de gente en una actitud
dada, describimos el hecho diciendo, por ejemplo, que estaban rezando, porque lo
hemos percibido como tal; el suceso no se nos da primero como percepción
(descripción) y luego como significado, sino directamente como percepción de un
significado. Si vemos un conjunto de gente en la misma actitud en una cultura totalmente
distinta, podemos equivocarnos si decimos que rezan; en este caso se extrema, en el
ejemplo, la diferencia entre descripción y significado (comprensión), para señalar la
unidad que realmente integran, incluso en nuestra experiencia diaria o común.