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¿Qué importancia tiene la organización que establece la Superintendencia

Financiera a las entidades sometidas al control y vigilancia para controlar el


lavado de activos, así como el complemento que representa el código de
ética en este ordenamiento de carácter legal?
Es importante el SARLAFT para las compañías y organizaciones vigiladas por la
Superintendencia Financiera de Colombia.
El sistema SARLAFT es la metodología o forma que tiene Colombia para prevenir
el lavado de activos y la financiación del terrorismo. Las Entidades financieras han
venido trabajando fuertemente con el fin de combatir y acabar estas modalidades
de blanqueo de dinero colaborándose entre sí, con el fin de identificar este tipo de
situaciones o eventos que ocurren en nuestro medio financiero.
“La Superintendencia Financiera de Colombia (SFC) es la entidad
gubernamental encargada de supervisar los sistemas financiero y bursátil
encargada de propender por la solvencia, disciplina y supervisión del Sistema
Financiero de Colombia Establecida en la Ley 45 de 1923 bajo el nombre de
Sección Bancaria, el artículo 19 de esta ley designó como su jefe al
Superintendente Bancario, encargándole a su vez de la vigilancia de todos los
establecimientos bancarios. En 2005 fue fusionada en la Superintendencia de
Valores y cumple su misión institucional mediante la inspección, vigilancia y
control sobre las personas que realicen actividades financiera, bursátil,
aseguradora y cualquier otra relacionada con el manejo, aprovechamiento o
inversión de recursos captados del público. En el ámbito de las instituciones
públicas hoy la Superintendencia Financiera fue la primera superintendencia que
se creó en Colombia.”
Superintendencia Financiera de Colombia. (2018, 26 de febrero). Wikipedia, La
enciclopedia libre. Fecha de consulta: 15:21, mayo 15, 2018 desde
https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Superintendencia_Financiera_de_Colom
bia&oldid=105850696.
El sector real, a lo que se conoce a la participación de las empresas y
organizaciones en la economía, ha implementado este modelo en Colombia
haciendo cada vez está consagrado y que prevengan los eventos a la margen de
la ley y de dudosa procedencia.
La responsabilidad de la Superintendencia Financiera en Colombia es la que
regula la implementación y metodología SARLAFT a nivel nacional desde el 2010,
después de un sistema menos fortalecido que era SIPLAC el cual ya perdió
vigencia. Y a su vez la superintendencia es vigilada por entidades a nivel
internacional que controla las políticas que se implementan en el interior del país
para prevenir el lavado de activos y financiamiento del terrorismo, esta estructura
se encuentra en un momento muy importante en el sector financiero, hoy en día
llamado el Estatuto Orgánico del Sistema Financiero Colombiano en donde se
encuentra toda la reglamentación del sector financiero, ejemplo: Que se debe
hacer en seguros, pensiones, sector bancario, sector fiduciario, la bolsa, etc. Todo
está definido dentro de la circular 026 del 2008 que es la que regula el SARLAFT.
La UIAF (Unidad de Información y Análisis Financiero), es una entidad que es del
gobierno colombiano a quienes se les reporta dos los movimientos de lavado de
activos y financiamiento al terrorismo que se han detectado, mensualmente las
organizaciones que tienen implementado el sistema SARLAFT, deben generar un
reporte, recogen la información y analizan la información de lo que ocurre y lo que.
Finalmente es la información que Colombia presenta respecto a la responsabilidad
del LAFT en el sector internacional.

Alcance de la obligación de adoptar mecanismos de prevención y control al


lavado de activos por parte de las entidades vigiladas por la
Superintendencia Bancaria de Colombia

Es importante señalar a este respecto que, si bien la legislación financiera ha


impuesto la obligación a la totalidad de entidades vigiladas de adoptar
mecanismos de protección adecuados contra el lavado de activos, es claro que en
cuanto se refiere al diseño de los mismos y al nivel de sofisticación que se les
imprima, cada entidad en particular deberá tomar las decisiones que
correspondan, básicamente en función de su naturaleza, estructura y mercado,
pues hemos entendido que la prevención de lavado de activos debe ser asumida
como una tarea más de la gestión eficiente de riesgos de toda nuestras entidades
vigiladas, lo que supone que la forma y estrategia concreta con que se aborde el
problema le compete definirlo a la sociedad como responsable que es de
administrar correctamente la actividad que desarrolla.

La legislación financiera vigente (artículo 102 del Estatuto Orgánico del Sistema
Financiero) ha señalado que las instituciones sometidas al control y vigilancia de la
Superintendencia Bancaria se encuentran obligadas a adoptar medidas de control
apropiadas y suficientes, orientadas a evitar que en la realización de sus
operaciones puedan ser utilizadas como instrumento para el lavado de activos.

“Como desarrollo de tal disposición y en uso de las facultades que el propio


Estatuto, en su artículo 325 numeral 3) literal a), le otorga a la Superintendencia
Bancaria, (...) esta entidad expidió la Circular Externa 061 de 1996 que adicionó el
numeral 6º al capítulo noveno del título primero de la Circular Externa 007 de 1996
bajo el título "Mecanismos de control y prevención del lavado de activos".

SUPERINTENDENCIA FINANCIERA DE COLOMBIA. (2016). SUPERINTENDENCIA


FINANCIERA DE COLOMBIA. 16 de Mayo 2018, de UIAF Sitio web:
https://www.uiaf.gov.co/sala_prensa/noticias/sudafrica_quiere_replicar_modelo_28327/cat
egorias_mover/28645&download=Y

En dicho aparte de la mencionada Circular Externa 007 de 1996 se reitera el deber


legal que tienen todas las entidades vigiladas por la Superintendencia Bancaria de
implementar, lo que se ha denominado, un Sistema Integral para la Prevención del
Lavado de Activos.

Bajo tal criterio, las instrucciones impartidas por la Superintendencia Bancaria en


el numeral 6º, capítulo noveno, título primero de la Circular Externa 007 de 1996
deben entenderse exclusivamente como aquellos parámetros de conducta y
procedimiento mínimos que se ha considerado necesario sean aplicados (de
acuerdo con los estándares internacionales sobre la materia), para la implantación
de un sistema adecuado y eficiente, pero, sin que ello se traduzca en un
aniquilamiento de la facultad autónoma de cada entidad de establecer su propia y
particular estrategia de acción y la estructura de su sistema integral de prevención,
en función de su actividad y por sobretodo de su nivel de contacto con el público.

Las normas sobre prevención del lavado de activos han sido expedidas con un
propósito fundamental que no es otro que aquel de prevenir que en el giro normal
de las operaciones propias de las entidades vigiladas por la Superintendencia
Bancaria sean éstas utilizadas por las organizaciones criminales para dar
apariencia de legitimidad a los recursos que han obtenido de manera ilícita. Una
lectura objetiva de las normas expedidas nos permite concluir que en esta materia
lo que le interesa al Estado es garantizar que las entidades vigiladas por la
Superintendencia Bancaria que en un sentido abstracto canalizan o explotan los
recursos del público en general o que de alguna forma realizan operaciones
comerciales con agentes "desconocidos", los identifiquen y conozcan
adecuadamente, es decir, que estén en capacidad de establecer, dentro de un
margen razonable, si los recursos aportados a la operación, cualquiera que sea,
son lícitos, pues es claro el riesgo que asumen de ser utilizadas (por ese público)
como instrumento para tan reprochable conducta.

En tal sentido, aplicando un sano criterio, es obvio concluir que aquellas entidades
vigiladas cuya actividad no es la propia de los establecimientos o instituciones
abiertas al público en general, es decir, aquellas que no prestan un típico servicio
de "front desk" o de atención al público, y cuyos clientes por regla general son
conocidos, no se exponen (cuando menos no seriamente) al riesgo de lavado de
activos en la misma proporción que, por ejemplo, un típico establecimiento de
crédito.

Obsérvese como, siguiendo ese orden de ideas, la Superintendencia Bancaria ha


dispuesto que aquellas entidades que realizan operaciones interbancarias,
entendidas éstas en su sentido más amplio, es decir, como operaciones o
transacciones que involucran entre sí sólo a entidades vigiladas por la
Superintendencia Bancaria, no se encuentran obligadas a cumplir con el mismo
rigor las reglas sobre identificación y conocimiento del cliente en el desarrollo de
tales operaciones. Sucede lo mismo respecto de las entidades de redescuento
que no prestan un servicio al público sino que colocan los recursos por conducto
de establecimientos de crédito. En tales casos, se ha entendido que dentro del
contexto de la norma sobre prevención del lavado de activos sus "clientes" no son
otros que agentes ampliamente conocidos y que, por lo tanto, resultaría del todo
superfluo exigir procedimientos de conocimiento y documentación del cliente
respecto de ellos.

En síntesis, si bien es cierto que todas las entidades vigiladas por la


Superintendencia Bancaria están obligadas, sin excepción, a adoptar mecanismos
adecuados de protección contra el lavado de activos, mal haríamos en exigir que
las normas vigentes fuesen aplicadas con el mismo rigor en todas, exigiéndoles
idénticos niveles de inversión en procesos de control y tecnología, pues
obviamente el nivel o grado de protección que debe existir debe darse en función
directa del nivel o grado de exposición que se tenga al riesgo de lavado de activos.

Pero, con todo, insistimos que las entidades vigiladas por la Superintendencia
Bancaria, sin excepción, deben adoptar sistemas proporcionados de protección
pues no importa el tipo de actividad que desarrollen, es claro que el riesgo de
lavado existe y, por lo tanto, no resulta exagerado exigirles que se preparen y
protejan adecuadamente.

https://www.superfinanciera.gov.co/jsp/loader.jsf?lServicio=Publicaciones&lTipo=p
ublicaciones&lFuncion=loadContenidoPublicacion&id=18419&dPrint=1

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