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Pacheco sobre Pachía

Parte de Juan Luis Pacheco de Céspedes sobre el combate de Pachía

Comandancia de la Columna Sama


Tarata, Setiembre 5 de 1881

Tengo el honor de poner en conocimiento de V.S. que el 30 del pasado después


de dividir la columna en dos fracciones, emprendí la marcha sobre Pachía, con
la primera fracción compuesta de 150 hombres, montados en mulas y caballos
de tiro y ordené que el señor comandante Pinto al mando de la segunda fracción,
tomase las posiciones militares de Tarucachi y Huacana sucesivamente.

El 1° del presente llegué á Palca y el 2 tuve conocimiento de que la caballada y


brigada de artillería del enemigo forrajeaban á la cabeza de Pachía, razón por la
que á las 3 p. m., llegando á Calientes á las 7 horas 15 p.m. con el objeto de
asaltarlos y aprovechar éstos, en lugar de los que tengo.
Á un tiro de rifle antes de los baños, dispuse que el Capitán Jefe del Detall don
Héctor F. García, con la mitad de la fuerza se interpusiera entre Pachía y
Calientes y el señor Sub-prefecto Sarjento mayor don Cárlos E. de La Torre, con
otra mitad bajara por el valle, tomando yo, para sorprender a la caballada, 20
hombres. Emprendida la marcha sobre los potreros que ya me habían indicado,
el enemigo apostado de antemano, rompió los fuegos en todas direcciones y por
ellos comprendimos que estábamos rodeados y que de lo que mas se ocupaban
era de cortarnos la retirada de Tocuco. Vanos fueron sus esfuerzos, pues los
180 jinetes apoyados por 300 infantes fueron derrotados en las tres veces que
formaron el círculo, batiéndonos de este modo, desde las 7 h. 30 p.m. hasta las
10 h. p.m., momento en que incendiaron dos casas, señal sin duda combinada
para retirarse, pues así lo verificaron, dejando en nuestro poder 2 prisioneros, 9
muertos, 11 sables y 17 caballos; una vez dueño del campo ordené forrajeara la
brigada y descansara mi tropa en Tocuco; por mi parte tuve la baja esa noche
de 4 muertos, 2 heridos y 24 caballos.

El 3 á las 5 a. m. dispuse que el alférez don César U. Moyano al mando de 6


hombres, reconociese la garganta de la quebrada é inmediaciones, el que una
hora después me dió cuenta de que, una fracción de infantería enemiga, estaba
desplegada y oculta en la cuchilla del cerro próximo; inmediatamente avancé con
30 hombres y fui recibido por ellos con un nutrido fuego á las 6 h. 15 a.m.; el
señor Sub-prefecto tomó la fracción que le había destinado y avanzó por la
quebrada á tomarles el flanco izquierdo; el capitán García dirijió su fracción á un
cerro que dominaba la posición de ellos y rompió sus fuegos con buena
dirección, pues á los pocos instantes emprendieron la fuga. Reuní mis fuerzas y
emprendí la persecución que fué de buenos resultados, pues aun cuando el
enemigo aprovechaba las rocas, sinuosidades del terreno, corrales, casas
acequias y montes, fueron rechazados á su cuartel situado a una cuadra ántes
de la iglesia de Pachía. Habiéndoles obligado á abandonar en este trayecto 9
posiciones que sucesivamente tomaban; donde cumplió con su deber en este
avance el alférez provisional don Eulojio Cortés, todo ésto de las 6 h. 15 m. a. m.
á las 1 h. p. m. hora en que recibieron según datos fidedignos 700 infantes de
refuerzo, me obligaron á retroceder á la octava posición, donde sostuve fuego;
despues de algunos minutos tuve la lamentable pérdida del sarjento
mayor Sub.prefecto de Tarata, don Cárlos E, de La Torre, pocos momentos
después el enemigo suspendió sus fuegos , imitándoles yo á la vez, y esperé me
atacaran, lo que no verificaron.

Como tuviesen conocimiento de que las municiones escaseaban, sin embargo


de que la tropa fué municionada por segunda vez, resultando de ésto que se
hayan gastado 22,500 tiros en 10 horas y media de fuego en ambos días; ordené
la retirada á la 4ª posición en donde tuve conocimiento de que el cadáver de
señor sarjento mayor don Cárlos E, de La Torre, no había sido recojido como lo
ordené, viéndome por éste obligado á avanzar hasta mas allá del sitio donde
murió; bajo de un nutrido fuego se logró hacerle poner sobre un caballo y remitirlo
á Tarata, donde se le han hecho por mi y mi tropa los honores que como á tal
correspondían un bravo y entusiasta defensor de la patria.

A las 2 p.m. me retiré, teniendo la satisfacción de ver que mi fuerza lo hacía en


buen órden, entusiasta y lanzando vivas á la patria. En este combate tuve las
bajas de 4 muertos, 13 heridos y 54 bestias, entre ellos mi caballo y el de mi
ayudante. El enemigo tuvo mas de 60 muertos y un buen número de caballos;
existen en mi poder 18 armas Grass, Winchester reformado y Comblain id.

En la retirada ascendí á las clases inmediatas á 54 individuos de tropa por su


serenidad y entusiasmo. Así mismo, en cumplimiento de las órdenes que tengo
recibidas de la Jefatura Superior, he creído un deber de justicia al ascender en
los momentos mas apremiantes en premio de su valor, á los subalternos que á
continuación espreso: A sarjento mayor, al Jefe del detall capitán de caballería
de ejército don Héctor F. García, por serme necesaria su clase, á teniente al
alférez de la misma arma don César Moyano, á alféreces á los sarjentos primeros
Fermín Ortiz, Manuel 1° Gárate, Escolástico I. Cáceres y el voluntario don Abdon
Mena, quien además de haberse portado valientemente, ha salido herido en la
mano derecha. Ascensos que espero apruebe S.S. en atención del valor y
actividad de mis ascendidos.

En el trayecto á la Capital de esta Provincia, encontré al señor comandante don


Mariano R. Pinto que con la fuerza de su mando ocupaba las posiciones que le
señalé, en muy buen órden y actitud enérjica, siendo bastante grato comunicarlo
á VS. para que por su conducto llegue á conocimiento de quien corresponda.

En momentos de escribir el presente, he tenido conocimiento alguno de que se


han introducido a Tacna 67 heridos, siendo llevados gran parte de ellos en
camillas y parihüelas.

Dios guarde á VS.


Pacheco de Céspedes

Al señor Coronel Jefe de Estado Mayor del Ejército del Sur

Lima, 28 de Enero de 1901.


Estando comprobado en este expediente, con arreglo á lo dispuesto en los
artículos 6, 15 y 22 de la ley de 16 de Enero de 1850 y en la suprema resolución
de 25 de Noviembre de 1886, que doña Ana Lucía de Eatorre tiene derecho al
montepío de noventiseis soles, sesentiseis centavos (S. 96.66), como hermana
legítima, soltera é indigente de don Carlos E. de la Torre, quien, ejerciendo
funciones de Sargento Mayor, sucumbió en el combate de Pachía, contra el
enemigo nacional, el día de 3 de Setiembre de 1881; de conformidad con la vista
é informes que anteceden; reconsidérase la resolución denegatoria de 8 de
Noviembre de 1899, y se le declara dicha pensión abonable por el Tesoro
Nacional.
Expídase la cédula respectiva y archívese.
Rúbrica de S. E.
Portillo.
Fuente: el peruano 12 de Febrero de 1901

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