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Luc 19:1 Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad.
Nuevamente encontramos al Señor Jesús en Jericó, recordando que su objetivo era ir acercándose cada vez más a Jerusalén para
llegar hasta el final de su vida acá en la tierra.

Luc 19:2 Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico,
Zaqueo significa: Puro, Limpio, Justo
Que no tenía nada de puro, ni limpio ni justo sino que era todo lo contrario.
Era avaro, era ladrón, era traidor, era ambicioso, era codiciador.
Además era rico, si bien la riqueza en si no es algo malo, el tener amor más a las riquezas que a Dios es algo que a Dios no le agrada.
Un hombre con mucho poder humano y poder monetario que uno podría decir que sería feliz.

Luc 19:3 procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
¿Por qué un hombre que tenia tanto que muchos hombres desean día a día, buscaba a Jesús?
Y no solo verlo, ahí no dice que deseaba ver a Jesús, sino que deseaba ver quien era Jesús. Deseaba conocerlo en persona, deseaba
conocerlo de cerca, deseaba conocerlo íntimamente, deseaba saber quién era realmente Cristo. Del cual hablaban las personas, del
cual se comentaba en ese tiempo, aquel hombre de hacia milagros pero que también perdonaba pecados. Aquel hombre que era
muy conocedor de las escrituras y que no hacia acepción de personas.
Pero, como nada es fácil en este mundo, tenía un obstáculo que le impedía llegar a Él, y este obstáculo era la multitud que le
impedía llegar además de que tu estatura era pequeña.

Luc 19:4 Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí.
¿Las dificultades importaron para Zaqueo? Pues no, al igual que el relato anterior del hombre ciego, los impedimentos eran
distintos, uno no podía ver y estaba en pobreza, mientras este que tenía riquezas también tenía dificultades.
Siempre encontraremos obstáculos para llegar a Dios, porque Satanás no se agrada cuando uno quiere llegar a la verdad, los
demonios están esperando la oportunidad para desalentar a las personas seguir a Cristo.
Entonces cuando uno desea de corazón Dios dispone de un medio por el cual poder llegar a Él, en este caso Zaqueo utiliza un árbol
sicomoro. El Señor utiliza distintos medios para comunicarse con nosotros pero a veces nosotros no los queremos ver, para Zaqueo
solo un sicomoro fue necesario para poder ver al Señor. Ya que era tan difícil acercase se estaba conformando con solo verlo y
quizás oírlo.

Luc 19:5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es
necesario que pose yo en tu casa.
No es coincidencia que el Señor pasara por ese lugar, no es coincidencia que el sicomoro se encontrara en aquel lugar, no es
coincidencia que el Señor mirara para Arriba y no es coincidencia que el Supiera su nombre. El Señor todo lo que hace es perfecto,
todo lo que realiza es perfecto, todo tiene una razón de ser, todo tiene un objetivo final, en la ciencia muchas veces vemos hipótesis,
supuestos, probabilidades de éxito, sin embargo para Dios todo es como Él desea que ocurra.
Le llama, Zaqueo, date prisa (no te demores, actúa rápido a mi llamado, no lo pienses tanto, yo tengo lo que tu necesita solo debes
venir), desciende (baja de ese lugar, no te quedes tan lejos de mí, acércate a mi presencia, ven junto a mi), porque hoy es necesario
que pose yo en tu casa (es necesario que me quede contigo en tu hogar, no es algo que se pueda despreciar, es necesario, es algo
que necesitas realizar a la brevedad)

Luc 19:6 Entonces él descendió aprisa, y le recibió gozoso.

¿Y cómo actuó Zaqueo?
¿Dijo: es que tengo mucho que trabajar? ¿Es que tengo que resolver un asunto? ¿ es que tengo que dejar mis vicios primero? ¿es
que tengo que cambiar mi actitud?
Actuó rápido y le recibió gozoso, pero no solo le recibió al Señor físicamente en su casa, sino que también recibió su enseñanza,
acepto el evangelio, recibió la verdad de Dios.
Muchas veces actuamos presurosos a hacer el mal

Pro 6:16 Seis cosas aborrece Jehová,

Y aun siete abomina su alma:
Pro 6:17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa,

Por: Iván Pablo Yáñez Fica

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Las manos derramadoras de sangre inocente,

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 El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal,
Pro 6:19 El testigo falso que habla mentiras,
Y el que siembra discordia entre hermanos.

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 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

El Señor les está hablando ahora, utilizando un instrumento humano, un instrumento imperfecto pero que es un instrumento que le
puede acercar a Dios, Dios les está dando una oportunidad de entrar a estar junto a Él, y poder hacer suya su verdad, su enseñanza y
su salvación. Este hombre creyó en Cristo y creyó a su palabra, ahora era un nuevo hombre, una nueva criatura.

Luc 19:7 Al ver esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador.
Muchos no comprendían como Dios se juntaba con pecadores, pero era lógico, el vino a buscar y a salvar lo que se había perdido, y
quienes estaban perdidos eran los pecadores, todos somos pecadores ante los ojos de Dios y todo merecemos perecer por siempre,
pero este hombre pecador al ver su estado quería llenarse de Cristo, el dinero ni el poder le dieron la felicidad para su vida.

Luc 19:8 Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he
defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado.
Y una vez que se ha creído vienen los frutos dignos de arrepentimiento. Zaqueo dio la mitad de su dinero a los pobre y lo que había
estafado a alguien se lo devolvería cuadruplicado. ¿Pero cómo? ¿Este hombre está loco?, ¿si él era millonario, dono la mitad de su
fortuna a los pobres, y el resto lo repartió a quienes había defraudado, como un hombre puede reaccionar así, como se puede tener
un desprendimiento tan grande?
¿Cómo se explica eso?

Luc 19:9 Jesús le dijo: Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él también es hijo de Abraham.
Ahora si era hijo de Abraham, no por su descendencia terrenal sino por su herencia espiritual, este hombre ya no necesitaba
riquezas, ya no necesitaba grandeza, ya no importaba que dijeran de Él, no importaba que lo trataran de loco, no importaba y ahora
lo despreciaban, porque su gozo en Dios era mucho mayor.
Se sentía lleno de Dios, mejor que la comida, mejor que la bebida, mejor que el vestir era sentir este amor de Dios en su ser. Ya no
era un hombre perdido, era un hombre salvado por la gracia de Dios.

Luc 19:10 Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Dios vino a buscarnos, Dios vino para salvarnos, entonces ¿porque demoramos?, entonces ¿Por qué lo despreciamos?
No sabemos si podremos arrepentirnos después, las oportunidades no duran para siempre, todo tiene un tiempo, y es ahora el
tiempo de salvación, no lo dejemos pasar.

Por: Iván Pablo Yáñez Fica

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