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PRESENTADO POR:
• ADRIANA ARIAS
• THALIA ARIZA
• LORENA GARCIA
UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
FACULTAD DE ODONTOLOGÍA
VIII Semestre
MALOCLUSIÓN CLASE III
Las maloclusiones de clase III según la clasificación de Angle se caracterizan por una posición mesial
de la arcada inferior con respecto a la superior; debido a esta mesialización hay una relación anómala
de los incisivos con una mordida cruzada anterior, o en casos más ligeros, contacto borde a borde de
los incisivos. Dentro de las clases III o mesio-oclusión se incluyen variedad de tipos cualitativa y
cuantitativamente distintos que tienen en común el adelantamiento relativo de la arcada inferior con la
superior.
Junto a la denominación de clase III, hay otros términos que se aplican a estas maloclusiones; se habla
de prognatismos mandibulares ya que la mandíbula puede estar más avanzada y desarrollada de lo
normal. En la literatura germana se usa el término “progenie” para expresar este tipo de anomalías,
aunque etimológicamente signifique un desarrollo excesivo del mentón. Clínicamente mesio-oclusión,
prognatismo mandibular y progenie son términos similares que expresan una desproporción en
relación sagital de ambos maxilares.
Dentro de la variedad en estas maloclusiones, Bimler hablo de “circulo de formas progénicas”, donde
incluye toda la variedad morfológica, incluso la mordida cruzada anterior sin mesio-oclusión posterior
(lo cual no corresponde como tal a una maloclusión clase III) entra en este grupo.
En la mayoría de los estudios epidemiológicos la maloclusión clase III aparece como la menos
frecuente con cifras inferiores al 5%, en comparación con otros tipos de maloclusiones.
CLASIFICACIÓN
● Clase III verdaderas: que responden a una displasia ósea, la mandíbula es grande y el maxilar
pequeño; la desproporción de las bases óseas es el origen topográfico de la maloclusión.
● Clase III falsas o pseudoprogenies: caracterizadas por un adelantamiento funcional de la
mandíbula en el cierre oclusal. La retroinclinación de los incisivos superiores y la proinclinación
de los incisivos inferiores interfieren en el contacto oclusal fisiológico y fuerza a los cóndilos a
mesializarse para lograr establecer una oclusión máxima o habitual. La clasificación de “falsa”
proviene de que no es originada por una displasia ósea si no de la función.
● Mordida cruzada anterior: la anomalía está circunscrita a la oclusión invertida de los incisivos
por palatoversión de los incisivos superiores con vestibuloversión de los anteriores o sin ella.
Woodside las clasifica desde una perspectiva similar en:
● Dentales: donde los incisivos superiores se encuentran retruidos y los inferiores protruidos
produciendo una mordida cruzada anterior, las bases óseas están bien relacionadas, es decir,
el origen de la maloclusión es exclusivamente dentario.
● Esqueléticas: el maxilar superior es pequeño, la mandíbula es grande, o existe una
combinación de ambas, es una verdadera displasia ósea que condiciona la mala relación
dentaria.
● Funcionales: la mandíbula esta forzada a una posición adelantada por una interferencia oclusal
que obliga a la musculatura a desviar el patrón de cierre mandibular, corresponde a una
mesialización postural del hueso mandibular.
En clínica no existen formas puras, en la mayoría de las clases III coexisten una desviación dentaria
de incisivos, displasia esquelética y adaptación funcional de la musculatura masticatoria, las cuales
constituyes una cadena continuada de adaptaciones que evolucionan y dan como resultado una
mesioclusión.
ETIOPATOGENIA
● Herencia: en la etiología, la herencia interviene sobre todo en la maloclusión clase III que en
otras maloclusiones. Afecta más a ciertas razas: la hipoplasia del tercio medio facial, tan típica
de la raza oriental, provoca un alto porcentaje de maloclusiones clase III, al igual que a los
escandinavos y muy bajos en la población negra. Parece existir un factor genético de
predisposición a maloclusión clase III, aunque influyen otros factores funcionales y ambientales.
Hay una transmisión poligénica y ligada al sexo.
● Patrón oclusal dentario: las desviaciones en el patrón eruptivo son causa de mordida cruzada
anterior, que puede ser el inicio de una maloclusión completa de clase III. La presencia de una
oclusión invertida implica previsibles consecuencias a nivel funcional y estructural; si el contacto
incisal no es firme, la mandíbula se adapta a la mal posición dentaria mediante una
mesialización y desviación en la trayectoria de cierre. La mandíbula se adelanta para establecer
una oclusión habitual estable resultando en una maloclusión clase III funcional.
La persistencia de un entrecruzamiento a nivel incisal repercute sobre el desarrollo maxilar, ya que al
quedar bloqueado en su desarrollo sagital, no tiene las mismas posibilidades de desarrollo que si el
resalte fuese normal, la mandíbula sin embargo, puede desarrollar al máximo su crecimiento. La
consecuencia de lo anterior será la inhibición de crecimiento del maxilar superior y el estímulo del
desarrollo mandibular, de esta forma, se establece el tránsito entre una clase III falsa en un niño y una
clase III verdadera en el adulto.
● Papel de la lengua: es hipótesis propuesta por Frankel sobre la importancia del factor lingual
en la patogénesis de la clase III. Una lengua baja y aplanada (ya sea por anquiloglosia o
pacientes con hipertrofia amigdalar o adenoidea), al estar situada en la arcada mandibular es
considerada un factor epigenético de la maloclusión clase III que provoca: un componente
funcional favorable al crecimiento mandibular y además, debido la falta de contacto de la lengua
con la bóveda palatina y la arcada dentaria superior condiciona a una hipoplasia progresiva del
maxilar superior que se comprime sagital y transversalmente.
ANALISIS INTRAORAL
En la evaluación clínica y sobre modelos es necesario explorar seis aspectos de la oclusión que son
importante por su interés pronóstico:
1. Oclusión céntrica y habitual: el punto más importante que hay que valorar ante una
maloclusión clase III con mordida cruzada anterior es la capacidad funcional para contactar los
bordes incisales. Si el paciente es capaz de establecer contacto borde a borde de incisivos
partiendo de la mordida cruzada, se trata de una pseudoprogenie por adelantamiento funcional
de la mandíbula, el pronóstico es más favorable. Si por el contrario la oclusión habitual o máxima
intercuspidación coincide con la oclusión céntrica, es decir el paciente no logra establecer
oclusión borde a borde y el entrecruzamiento es grande, hablamos de una maloclusión clase III
verdadera y el pronóstico es desfavorable.
2. Inclinación incisal y resalte: la inclinación axial de los incisivos inferiores marca las
posibilidades de corregir el resalte manteniendo la relación adecuada entre dientes y las bases
óseas de soporte. En un caso de mordida cruzada dentoalveolar en que los incisivos inferiores
están en protrusión y los incisivos superiores rectos en la base de la maxila, mediante cualquier
tipo de acción que vuelque los incisivos inferiores hacia lingual y los superiores hacia vestibular
es posible corregir la mordida cruzada, es de buen pronóstico porque el problema es más dental
que esquelético. En un caso de mordida cruzada esquelética en que exista una
retroinclinación de los incisivos inferiores en esfuerzo compensatorio dentoalveolar para
mantener el contacto incisal y la base mandibular esté más adelantada que el maxilar, no es
aconsejable trabajar en la parte dentoalveolar si no una acción ortopédica de los maxilares.
4. Relación transversal: las mordidas cruzadas son muy frecuentes en maloclusión clase III
debido a dos circunstancias:
5. Relación vertical: a nivel incisal la relación vertical varia ampliamente según los casos: en las
clase III falsas hay aumento de la sobremordida invertida, es de origen funcional porque los
cóndilos se desplazan hacia delante girando hacia delante y hacia arriba produciendo un
solapamiento vertical excesivo. En las clases III verdaderas podemos encontrar relación de
borde a borde, solapamiento de uno o dos milímetros o inoclusion incisiva.
6. Discrepancia volumétrica: dos tipos de discrepancia volumétrica están presentes en las
clases III: en la arcada inferior por ser amplio, es frecuente la existencia de diastemas y raro el
apiñamiento, entre más grandes sean los diastemas es de mal pronóstico porque son
prognatismos graves. En la arcada superior suele haber apiñamiento y suele ser afectado los
caninos permanentes por ser los últimos dientes que hacen erupción.
ANALISIS CEFALOMÉTRICO
En la mayoría de estudios que se han realizado sobre clase III lo más afectado es la proporción e
integración de las estructuras, más que el tamaño aislado del maxilar o de la mandibula.
• Base de cráneo: No parece comprobarse una morfología o tamaño craneal característico.
Aunque parece tener un ángulo basocraneal mayor y una fosa glenoidea más adelantada dentro
del cráneo.
CLASIFICACIÓN CEFALOMÉTRICA
De acuerdo con los valores cefalométricos que presentan las estructuras craneofaciales se han
propuesto tentativas de clasificación de las clases III por Hogeman y Sanborn. Las distingue en cuatro
grupos principales: 1. Maxilar normal y mandíbula protruida 2. Maxilar retruido y mandíbula normal 3.
Maxilar y mandíbula normal 4. Maxilar en retrusión y mandíbula en protrusión.
OBJETIVOS TERAPÉUTICOS: los objetivos de la corrección de la clase III están vinculados a las
consecuencias derivadas de una mordida cruzada anterior.
Corrección del resalte invertido: El tratamiento de la mordida cruzada anterior está condicionado
por la posición de los incisivos y la relación sagital y vertical de las bases maxilares. La relación incisal
se corrige, en las clases III dentarias y en los seudoprognatismos, mediante el movimiento labial de
los incisivos superiores y el movimiento lingual de los inferiores , sin embargo, en las clases III
esqueléticas, los incisivos no pueden desplazarse lo suficiente para llegar a compensar la posición
distante de las bases óseas de soporte, incluso en el caso de que se forzara la inclinación de los
incisivos para cruzar la mordida, estos dientes no se mantendrán estables en su posición al menos
que se logre suficiente entrecruzamiento vertical (fig 29-26).
La corrección de la oclusión esta en relación con la posición del maxilar superior y de la mandíbula,
será necesario aplicar medidas ortopédicas para promover el avance del maxilar superior si los
incisivos superiores están en retrusión, o a nivel de la base apical inferior, inhibir el crecimiento
mandibular para detener el adelantamiento de los incisivos inferiores.
Corrección de la relación intermaxilar de clase III: El resalte incisal invertido suele ir acompañado
de una mesioclusión de los segmentos bucales. Para corregir la clase III será necesario mesializar la
arcada superior o distalar la arcada inferior. El intento correctivo se centrara como hemos descrito,
bien en la acción ortodóntica o bien en el intento ortopédico de estimular el avance del maxilar o inhibir
el crecimiento de la mandíbula, por razones estratégicas y mecánicas, el tratamiento debe comenzar
por la corrección del resalte invertido, pero la corrección de la anomalía incisal y de la relación de los
segmentos bucales forma parte de un mismo objetivo terapéutico que es tratamiento de la maloclusión
en el plano sagital.
Alineamiento dentario: Las desviaciones dentarias siguen el mismo patrón que en cualquier otro tipo
de maloclusión, y la macrodoncia o microdoncia relativa pueden estar presentes sobreañadiéndose a
la clase III. El apiñamiento o los diastemas serán, en este supuesto, consecuencia de un problema
volumétrico entre el tamaño dentario y el de las bases óseas.
La arcada inferior presenta en ciertos casos diastemas por el excesivo crecimiento de la base
mandibular, el objetivo correctivo estará limitado por la capacidad de crecimiento mandibular que
imposibilita a veces, el cierre de espacios. Aunque poco frecuente, no es excepcional el apiñamiento
que es secundario en ciertas clases III al mecanismo de adaptación incisal, la lingualización de los
incisivos mandibulares buscando el contacto dentario y empujado por la musculatura labial provoca en
el paciente la exfoliación precoz del canino, y el cierre del espacio para el canino permanente.
La arcada superior si presenta problemas de apiñamiento debido a la falta de desarrollo del maxilar
superior transversalmente comprimido, se sobreañade también una falta de desarrollo sagital de la
zona premaxilar por la oclusión invertida que impide el avance de los incisivos. Son frecuentes los
casos de apiñamiento superior, que deberán ser resueltos mediante la expansión maxilar, o, en casos
limite, con la extracción de piezas permanentes.
TRATAMIENTOS
1. Arco vestibular: Es elaborado en alambre calibre 0.36, va por gingival de los dientes antero
inferiores hasta mesial del 6 donde hace un dobles buccinador y se dirige al modelo superior
recorriendo las caras vestibulares de los posteriores superiores entre tercio medio y gingival, y
haciendo el paso oclusal entre 3 y 4 superiores.
2. Guía lingual: Se elabora en alambre 0.40, sus límites son mesial del 4 y distal del 6, abierto
hacia distal.
3. Acrílico: Es similar al del bionator estándar pero su diferencia es que lleva planos de mordida
posterior que van hasta los vértices cuspídeos tanto en superior como en inferior, y un plano
anterior inferior que va de lateral a lateral sobrepasando 2mm del borde incisal en vestibular
dejando libres los caninos.
CLASE III FUNCIONAL: Caracterizadas por un adelantamiento funcional de la mandíbula en el cierre oclusal.
La retroinclinación de los incisivos superiores o la proinclinación de los inferiores interfieren en el contacto
oclusal fisiológico y fuerza a los cóndilos a mesializarse para lograr establecer la oclusión máxima o habitual.
TRATAMIENTO:
FRANKEL 3
TRAMIENTO
Elásticos intermaxilares de clases III: Dentro de la aparatología multibandas para el control radicular
(tipo técnica de arco de canto). Se usan gomas intermaxilares para el tratamiento:
Cirugía Ortognática
La Clase III esquelética se define como una discrepancia anteroposterior entre los maxilares
donde la mandíbula ocluye por delante del maxilar. Puede deberse a un defecto del maxilar
superior (hipoplasia maxilar), a un exceso del hueso de la mandíbula (prognatismo mandibular) o
a una combinación de ambos. El tratamiento de elección será realizar un avance maxilar aunque
en determinadas ocasiones hay que retrasar la mandíbula y operar ambos maxilares. En algunos
casos excepcionales, cuando el defecto del maxilar es muy pronunciado existiendo una
compresión severa, habrá que realizar en primer lugar un SARPE para corregir el problema
transversal y posteriormente corregir el problema anteroposterior en otra cirugía.
Avance Maxilar