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La acción pauliana es una medida conservativa del patrimonio del deudor y, por
tanto, protectora de créditos. A ella se refiere el art. 1.111 C.C. en su inciso 2 al
indicar que los acreedores «pueden también impugnar los actos que el
deudor haya realizado en fraude de su derecho». De acuerdo con ello, puede ser
definida con DÍEZ-PICAZO, como «el poder que el ordenamiento jurídico confiere
a los acreedores para impugnar los actos que
sino que pretende remediar las consecuencias objetivas de una conducta ilícita,
acto personal del deudor y adquirentes, que perjudica el derecho de crédito.
En El Derecho Clásico:
Este período figura a partir del siglo I a. C, período que sucede a la República, por
lo tanto podemos especular que verdaderamente comienza aquí el verdadero
perfeccionamiento de la Acción Pauliana.
La Actio Pauliana dentro del Derecho Clásico tenía carácter y valor marcadamente
penal, ya que el fraus creditorum era considerado como delita privata. No obstante
esta característica dejará de producir los efectos concernientes en el Derecho
Justinianeo.
En el Derecho Justiniano:
Definiciones:
Igualmente nos define dicho término el Catedrático Faustino Gutiérrez; “es una
acción creada por un pretor desconocido, Paulus, en época incierta, personal, in
factum y arbitraria, concedida en favor de los acreedores para hacer rescindir los
actos que hubiese realizado fraudulentamente el deudor en su perjuicio, y tenía
principal aplicación en los casos de venta de los bienes del deudor sin haber sido
satisfechos los acreedores, solicitándose la revocación de la bonorum venditio en
el plazo del año de su celebración. En el Derecho Justinianeo reúne las
características de ser in factum, arbitraria, temporal e intransmisible a los
herederos en ciertos casos, como resultado de la fusión de la anterioractio
publiciana pretoria con el interdictum fraudatorium, pudiendo ejercitarse contra
todos los actos fraudulentos realizados con tal finalidad, contra el deudor y contra
los terceros beneficiados por el acto.”
La noción del profesor Eugene Petit es la siguiente: “la acción pauliana se da a los
acreedores para hacer rescindir los actos que hubiese realizado fraudulentamente
el deudor en su perjuicio. Encuentra su aplicación cuando los bienes del deudor
han sido vendidos, sin haber sido pagados íntegramente los acreedores.
El profesor Armando Torrent opina que la Acción Pauliana es aquélla “por la que
se podían revocar todos los actos que un deudor había realizado en perjuicio de
sus acreedores. Esta acción tiene el interés de proteger a toda persona víctima de
un fraude por parte de su deudor y está en relación con la transmisión que el
deudor hacía a veces de su patrimonio para defraudar a sus acreedores. Con
frecuencia los deudores por mala fe pretendían sustraerse a sus acreedores
provocando una situación de insolvencia; el deudor voluntariamente se hacía
pobre, enajenaba sus bienes con lo que los acreedores no contaban con la masa
patrimonial de su deudor donde pudieran obtener satisfacción de sus créditos”.
Que el tercero a cuyo favor se otorgó el acto hubiera sido cómplice en el fraude
(conscius fraudis), es decir, que hubiese obrado de mala fe. Para probar que el
tercero era cómplice se usaba estas resoluciones: si se trata de un adquirente a
título oneroso, de un comprador, por ejemplo, solamente sucumbe si ha sido
conscius fraudis. Si es de buena fe, triunfa porque tiene la ventaja de la posesión.
Si se trata de un adquirente a título gratuito o de un donatario, sucumbe aunque
sea de buena fe. Sin embargo, si es de buena fe, sólo debe cuenta de su
enriquecimiento.
La acción puede ser ejercitada por los acreedores anteriores al acto que les haya
causado un perjuicio, o en su nombre por el curador de los bienes del insolvente.
Los acreedores posteriores no podían quejarse porque el acto ya estaba realizado
cuando trataron con el deudor.
Por ejemplo, en caso que un deudor insolvente, con el objetivo de no perder sus
bienes, los vende a una tercera persona por una suma muy inferior al valor real de
ellos. Debido a esta venta, el patrimonio del deudor insolvente se reduce
considerablemente, perjudicando a los acreedores. Bajo esta situación, los
acreedores pueden ejercer la acción pauliana y pedir que el bien vendido regrese
al patrimonio del deudor.
Requisitos:
Los Contratos.
El Código Civil establece que los convenios que producen o transfieren obligaciones
o derechos, se denominan contratos. De esta institución, fuente importantísima de
las obligaciones, trataremos mas adelante.
Delitos.
Consisten en todo hecho voluntario que es contrario a las leyes penales,
sancionado y castigado por éstas.
Cuando una persona comete un delito, el Estado le impone castigos para garantizar
la buena convivencia de los grupos humanos; además, se les exige a los
delincuentes que reparen el daño causado. Es por esta circunstancia que los delitos
constituyen fuentes de obligaciones.
La Ley.
La norma jurídica origina ciertos derechos y obligaciones para aquellos que deben
respetarla. Pero esta fuente de las obligaciones no es de tipo voluntario como lo
son los contratos y los delitos, es obra del Poder Legislativo y no de aquellos a
quienes rige.
Cuasi Contratos.
Los constituyen hechos semejantes a los contratos. Puede afirmarse que son los
hechos ilícitos y voluntarios que obligan a las personas que los ejecutan hacia otras
personas, y en ocasiones a éstas hacia los que los han ejecutado, pero sin que haya
existido un acuerdo de voluntades.
CLASIFICACIÓN.
Es obvio que toda obligación tiene una fuente jurídica, es decir, que existe un acto
o un hecho que, siendo jurídicos, son la causa generadora de las obligaciones.
Las fuentes de las obligaciones han sido clasificadas desde diversos puntos de vista;
la que pudiéramos llamas clásica o tradicional, por seguir al derecho romano,
señaló como tales al contrato, delito, cuasicontrato, cuasidelito y ley. Con algunas
semejanzas a esta clasificación, en orden a la naturaleza de dichas fuentes, el
derecho moderno las ha clasificado de la siguiente manera:
1. Contrato
2. Declaración unilateral de voluntad
3. Enriquecimiento ilegitimo
4. Gestión de negocios
5. Actos ilícitos
6. Actos lícitos que causan daño por el uso de cosas peligrosas
7. Hechos naturales jurídicos que engendran obligaciones en unión con la ley
a) El contrato, acto jurídico por excelencia, se realiza por la voluntad de las partes,
la cual, funcionando como ley suprema en él, tiene la virtud de generar
obligaciones y derechos en la forma en que los contratantes quisieron hacerlo y en
los términos mismos que aparezcan del contrato celebrado. En consecuencia, es
característica esencial del contrato la existencia de un acuerdo de las voluntades
que a él concurren con una finalidad mutua.