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Hechos
El señor Rigoberto Acosta Calderón fue detenido el 15 de noviembre de 1989 por la Policía
Militar Aduanera en el sector de la Punta de la Ciudad de Lago Agrio, bajo sospecha de
tráfico ilícito de droga. La detención de Rigoberto Acosta desde el 15 de noviembre de
1989 hasta el 8 de diciembre de 1994, en que se dictó sentencia definitiva. Se alega la
violación de sus derechos porque el señor Acosta no tuvo acceso a consultar con un
abogado durante la investigación preliminar realizada por la policía militar y una vez puesto
a órdenes del juez penal no se designó un defensor público y se lo alejó del lugar en que se
tramita el proceso imposibilitando su derecho a ser escuchado con las debidas garantías
por el juez que tramitaba la causa y recién a los dos años se recibió su declaración, violando
su derecho garantizado.
En su juicio por el delito de tráfico de drogas jamás apareció la droga; por lo tanto, no se
pudo realizar el trámite que la ley establece para que se compruebe la existencia material
del delito, que consiste en un reconocimiento de la sustancia incautada, su pesaje y su
destrucción, actos que deben constar en un acta. A pesar de eso, el Juez no cerró el
sumario sino hasta el 16 noviembre de 1993 y pronunció auto de sobreseimiento a favor
del peticionario el 3 de diciembre, considerando que no se había probado la existencia
material del delito. El sobreseimiento subió en consulta a la Primera Sala de la Corte
Superior de Quito, que después de 9 meses, el 22 de julio de 1994, emitió resolución y
devolvió el caso al Juez de Lago Agrio en agosto de 1994. El Tribunal Penal consideró que
había sido probado el delito, y el 8 de diciembre de 1994 fue sentenciado a 9 años de
prisión. En el proceso seguido al señor Rigoberto Acosta Calderón, el sumario debió durar
60 días y en este caso duró 4 años. Asimismo, la consulta obligatoria, que debió resolverse
dentro de 15 días, duró más de 270 días, y durante todo ese tiempo el señor Rigoberto
Acosta Calderón estuvo en detención hasta lograr su libertad el 29 de julio de 1996, en
razón de haber cumplido parte de su condena durante la prisión preventiva.
El arresto del señor Acosta calderón “fue efectuado in flagrante delicto cuando
Policía Militar de Aduana, halla una sustancia que tenía la apariencia de droga y
siendo detenido, la consideración de la prueba recogida durante la investigación
policial no fue hecha con los requisitos procesales de verificación, la detención se
tornó arbitraria en razón de su prolongación sin que se haya presentado prueba de
que realidad se había cometido el delito alegado. La víctima fue detenido sin orden
de prisión preventiva o detención dictada por un juez, ya que la Policía no podía
realizar la detención bajo “presunción y no podía presumirse”.
La prisión preventiva se convirtió en este caso en una “pre condena o condena sin
juicio previo”, no existiendo fundamento legal para que señor Acosta Calderón
permaneciera detenido.
Las autoridades ecuatorianas no respetaron los plazos establecidos por ley para el
procesamiento de la víctima , la normativa interna dispone que sumario es para la
primera etapa del proceso penal , y dura 60 días ; la etapa intermedia del proceso
penal dura 21 días , la consulto que establece la legislación un máximo de 15 días y
que el plenario no excede de los 14 días, y el proceso debió en conjunto debió ser
de 100 días , pues en presente caso del señor Acosta Calderón llevo 5 años y un
mes.
El caso del señor Acosta Calderón no fue un caso complejo, porque las pruebas q
surgen son pocas, la declaración del señor acosta se extravió y debió tomarse
nuevamente, y estando a que las actividades procesales que emprendió el señor
Acosta Calderón fueron con el motivo de acelerar el proceso en instar a la
autoridades judiciales a llegar a una conclusión.
El estado violo derechos del señor Acosta Calderón al no haber otorgado acceso a
un abogado defensor al momento de ser interrogado por la policía. Conforme a la
legislación ecuatoriana la declaración formulada por presunta víctima en ausencia
de un abogado defensor es inadmisible en todo el proceso judicial penal, siendo
que esta declaración del señor Acosta fue utilizada para condenar a la presunta
victima a nueve años de prisión.
Si bien no existe prueba de que el Señor Acosta Calderón haya sido torturado, si se
considera que su integridad psíquica y moral no fue respetada, no existió respeto a
su dignidad inherente al ser humano en los términos previstos por la Convención.
La Corte Dispone
En cuanto a la reparación por concepto de las costas y gastos incurridos por el señor
Acosta Calderón y sus representantes ante el sistema judicial nacional y el sistema
interamericano ,sin embargo, tomando nota de las actuaciones de representación
por CEDHU y por el Dr. Alejandro Ponce Villacís ante la Comisión Interamericana, así
como los escritos presentados por ellos ante la Corte, esta Tribunal fija en equidad
la suma de US$ 5.000,00 (cinco mil dólares de Estados Unidos de América) y US$
2.000,00 (dos mil dólares de Estados Unidos de América), respectivamente.
Asimismo, al no contar con ningún elemento que permita fijar con exactitud el valor
de las costas y gastos incurridos por el señor Acosta Calderón ante la justicia
doméstica, este Tribunal establece en equidad la cantidad de US$ 2.000,00 (dos mil
dólares de Estados Unidos de América), la cual deberá ser pagada según lo
establecido de la presente sentencia.
Opinión
En conclusión, luego de haber realizado un análisis del caso Acosta Calderón Vs.
Ecuador; considero que la sentencia emitida por Corte Internacional de Derechos
humanos es favorable a la víctima Rigoberto Acosta Calderón, por haberse
restringido sus derechos fundamentales, puedo manifestar que la violación a los
Derechos Humanos en nuestra sociedad es constante que se presenta no solo en el
ámbito de la Justicia, sino en la sociedad en general. Por tal razón considero que
todos y cada uno de nosotros como miembros de la sociedad, independientemente
de la función que desarrollamos y el campo en el que nos desenvolvemos podemos
y debemos propiciar el respeto y observancia a los Derechos Humanos, que son
inherentes a todos los seres humanos desde el momento mismo de la concepción
sin distinción de raza, sexo, religión, lengua, y condición social; y que además
constituye el pilar fundamental para forjar una sociedad basada en el respeto, la
justicia, y la igualdad.