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Las elecciones limeñas y la sociedad popular y emergente

Quizá, una de las principales novedades de estas elecciones municipales es que en Lima, la
gran ciudad del Perú, solo se presente una mujer, Esther Capuñay (Lima Va, UPP), como
candidata. Sin duda, semejante noticia cae como un baldazo de agua fría ahora cuando se
debaten cuestiones de género e igualdad de oportunidades políticas para las mujeres.

No obstante la noticia anterior no es la única novedad. La otra gran noticia es que quien quiera
ganar tendrán que representar las demandas de esa inmensa y ajena sociedad emergente de
la gran Lima. De alguna manera la base electoral que le hizo ganar sendas elecciones a Luis
Castañeda fueron los sectores populares emergentes no obstante sin la presencia del ahora
alcalde estos sectores quedarán sin representación política.

Es tarea difícil que el fujimorismo keikista pueda llenar el vacío que deja Castañeda y de pronto
Fuerza Popular conecte con los sectores populares y emergentes porque desde hace mucho
tiempo se nota un distanciamiento entre la dirigencia naranja y las bases populares. Con la
candidatura de Diethell Columbus (un nombre difícil de pronunciar, además) todo indica que la
distancia se ensancha.

Ahora bien, de alguna manera estos sectores van a reclamar una representación política y
electoral. Ese será el gran bolsón electoral en disputa de estas elecciones municipales limeñas.
Es hora de que Gamarra y los grandes almacenes de la avenida Abancay tengan su candidato
¿O no?

Quizá entonces la candidatura, por ejemplo, de Esther Capuñay (el otro sería José Luna Gálvez)
conecte con la gran Lima popular y emergente. Capuñay (como Luna Gálvez) son
“emergentes”, de raíces provincianas, constructores de la “otra modernidad” y alejados social
y culturalmente de la Lima tradicional. No obstante, la ventaja de Capuñay es que ha podido
liderar y construir una candidatura metropolitana a diferencia de Gálvez. Y eso ya es mucho. Es
la empresaria emergente que quiere ser dirigente.

La clave de estas elecciones es comprender las demandas y exigencias de esa inmensa


sociedad limeña tan distante de la Lima tradicional y criolla. Otro ejemplo es que en los
sectores emergentes limeños las identidades políticas que giraban en torno a la derecha o a la
izquierda se han esfumado y se han construidos otras fronteras. La izquierda caviar, que
siempre reclamó para sí los sectores populares, se ha reducido a los barrios mesocráticos. El
triunfo de Villarán solo se puede entender porque los operadores políticos de Castañeda
hicieron contra campaña a Lourdes Flores Nano.

Pero Capuñay parte con otra ventaja. Ninguno de los candidatos tiene un perfil popular y casi
todos apuestan por un discurso “tecnócrata” que valgan verdades está agotado. Velarde o
Zurek repetirán el discurso gastado del “tecnócrata” eficiente y salvo Enrique Cornejo, no
serán creíbles.

Habría también que hacerse una pregunta: ¿Por qué Castañeda o Andrade, en su momento,
ganaron casi todas las elecciones limeñas? Una primera aproximación sería que representaba
las demandas de una mayoría electoral de claro perfil popular y emergente. Quién tenga otra
respuesta entonces que la ponga en mesa.

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