El oído se encuentra englobado dentro del hueso temporal, y se divide en
tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. Según San Martín (2013): El oído externo consta del pabellón auricular y conducto auditivo externo, se encarga de captar las ondas sonoras y dirigirlas hacia la membrana timpánica. El odio medio está compuesto por la caja timpánica que contiene la cadena Oscicular, sistema neumático del temporal y la trompa de Eustaquio, quien se encarga de la ventilación y drenaje. Esta parte del oído modula e intensifica la señal sonora y la trasmite al oído interno. El oído interno se distingue un laberinto óseo y dentro de este uno membranoso que corresponde al caracol o cóclea y una parte posterior donde están los conductos semicirculares y el vestíbulo. Aquí se produce la transformación de la onda sonora en impulsos nerviosos y también se realiza el análisis de los sonidos.
El oído nos pone en contacto con nuestros semejantes y la naturaleza, la
audición nos acerca al conocimiento de las cosas a distancia y este conocimiento está ligado al más alto desenvolvimiento de la escala biológica. Se define a la audición como la percepción de cierta clase de estímulos vibratorios que, captados por el órgano del oído, es la vía principal para adquirir el lenguaje oral siendo así, uno de los atributos humanos más importantes. .