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Liberación y Transporte de Contaminantes

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3.Liberación
Liberación...
y Transporte
de Contaminantes
3.1 Liberación de Contaminantes al Medio
La contaminación ambiental producida por los residuos peligrosos
puede ocurrir en cualquiera de las fases de gestión de los mismos
(generación, almacenamiento, transporte, tratamiento y disposición
final). Se identifican básicamente tres tipos de liberación de
contaminantes:

Descargas controladas, tales como emisiones resultantes de las etapas


de generación, tratamiento y disposición final (por ejemplo: lixiviados,
efluentes o emisiones gaseosas).
Descargas no controladas o derivadas de prácticas inadecuadas de
tratamiento y disposición de residuos (por ejemplo: vertidos a cursos
de agua, enterramientos, operación inapropiada de vertederos o
quemas a cielo abierto).
Descargas accidentales durante el almacenamiento, transporte y
operaciones de manejo en general (incluye incendios).

La ocurrencia de estas descargas (tipo y magnitud) estará muy ligada


al grado de avance en materia de gestión de residuos peligrosos, en
particular la existencia de marcos regulatorios y procedimientos de
control, así como la eficacia de los mismos.

La aplicación de tecnologías adecuadas para el tratamiento y


disposición final de residuos y la adecuada operación de las mismas,
asegura que las emisiones al medio ambiente sean tales que no
impacten negativamente al medio receptor. Por otro lado al disponer
de procedimientos estrictos para el almacenamiento y transporte, con
planes de contingencia, las probabilidades de liberación de
contaminantes por descargas accidentales se ven reducidas.
Finalmente si existen procedimientos de control eficaces las descargas
no controladas y las prácticas inadecuadas suelen ser mínimas.

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La liberación de los contaminantes en el medio ambiente depende de:

el estado físico del residuo


el tipo de contaminantes y la forma en que se encuentre
la tecnología utilizada en cada una de las etapas de gestión
la modalidad de operación de cada etapa
las condiciones climáticas y las características del medio

Para analizar la magnitud de la liberación del contaminante al medio ambiente es necesario introducir
el concepto de carga. La carga emitida de un contaminante corresponde a la cantidad en peso de
dicho contaminante que es liberada por unidad de tiempo. Para las emisiones atmosféricas o los
efluentes líquidos, la carga se calcula como el producto de la concentración del contaminante en la
corriente de liberación por el caudal.

Las emisiones atmosféricas más relevantes asociadas a la gestión de residuos peligrosos se dan por
los procesos de combustión. La carga contaminante emitida por las instalaciones de incineración
dependerá del tipo de residuos tratado, la tecnología de combustión utilizada, el diseño del incinerador,
incluido su sistema de tratamiento de emisiones y las condiciones de operación. En algunos procesos
fisicoquímicos empleados en el tratamiento de residuos también pueden existir emisiones gaseosas
de contaminantes. Los incendios y las quemas no controladas (por ejemplo la quema de residuos a
cielo abierto) son otra fuente importante de liberación de contaminantes, cuya principal vía de liberación
son las emisiones atmosféricas. Para cualquier tipo de combustión se debe tener en cuenta que en
algunos casos se pueden generar contaminantes más tóxicos que los presentes originalmente en los
residuos.

Las emisiones líquidas serán principalmente originadas por los procesos de tratamiento fisicoquímicos
de residuos, los tratamientos de efluentes líquidos, los sistemas de tratamiento de emisiones
atmosféricas por vía húmeda o por los rellenos de seguridad como resultado de la generación de
lixiviados. La lixiviación de contaminantes es uno de los mecanismos más comunes de liberación de
contaminantes por la disposición de residuos peligrosos, con la consecuente potencial contaminación
del suelo y del agua subterránea por infiltración y del agua superficial por escurrimiento. La solubilidad
en agua de los compuestos es uno de los factores más importantes que afecta la lixiviación de un
contaminante. No obstante ello, cuando los residuos son co-dispuestos con residuos urbanos, las
condiciones de acidez que existen como consecuencia de los procesos biológicos de degradación,
pueden incrementar notoriamente la solubilidad de algunos de los contaminantes presentes. El criterio
de solubilidad deber manejarse asociado al residuo y no en forma independiente de él, ya que el
residuo puede haber sufrido un proceso de inmovilización que disminuya sustancialmente la solubilidad
de los contaminantes presentes en el mismo.

La liberación directa de residuos al medio a través de descargas no controladas o accidentales


provocará principalmente la contaminación de las aguas y el suelo por escurrimiento e infiltración. La
velocidad con que ocurran estos procesos dependerá de las propiedades físicas del residuo y de las
condiciones del lugar. Adicionalmente para el caso que el residuo contenga compuestos orgánicos
con altas presiones de vapor se deben tener en cuenta los procesos de volatilización, siendo las altas

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temperaturas y el viento factores que incrementan este mecanismo. La volatilización es también un
mecanismo mediante el cual un contaminante puede migrar de un medio a otro.

La dispersión de sólidos por efecto del viento también es un mecanismo de liberación de contaminantes.
Pequeños tamaños de partícula y bajas densidades del material incrementan la posibilidad de ocurrencia.

Al analizar la liberación de contaminantes en el medio, se deben tener en cuenta en forma adicional


que los contaminantes pueden ser inestables en las condiciones ambientales a las que son expuestos,
reaccionando por ejemplo con el oxígeno o con el agua y generando otros compuestos que pueden
ser en algunos casos más tóxicos, más solubles en agua o liberarse como gases.

3.2 Transporte de Contaminantes en el Medio


El transporte de contaminantes en el medio es el vínculo entre la liberación del contaminante por una
fuente y el contacto con el receptor en el punto de exposición.

Cuando un contaminante es liberado al medio existe la posibilidad de que ocurran varios procesos de
transporte, transformación y/o acumulación. La comprensión de los procesos involucrados en el
transporte de contaminantes en el medio, incluido las transformaciones que los contaminantes sufren
en dichos procesos, permite además de evaluar el grado de exposición del receptor, conocer el
impacto que tendrá dicha liberación sobre los compartimientos agua, aire y suelo y constituye un
elemento clave para diseñar los programas de monitoreo y control.

En la siguiente figura se presenta un esquema simplificado señalando la vinculación entre la liberación, el


transporte de contaminantes en el medio ambiente y las vías de exposición para los diferentes receptores.

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Para determinar el comportamiento de un contaminante una vez que es liberado al medio es necesario
conocer las propiedades fisicoquímicas del contaminante y su comportamiento ambiental, así como
las características del medio físico donde se ubica la fuente y el receptor. Algunos de los procesos que
se desarrollan en el medio, una vez que es liberado el contaminante, pueden atenuar el impacto o
retardar la transferencia de contaminantes.

Las características básicas de un contaminante para evaluar su comportamiento ambiental son aquellas
que reflejan el grado de movilidad que pueda tener en los distintos medios (agua, aire, suelo), su
persistencia, la biodegradabilidad, el potencial de intervenir en reacciones químicas y de bioacumularse
y biomagnificarse en la cadena trófica.

El clima, la geología, la edafología, la hidrología y la composición biológica de los medios, son factores
que podrán acelerar, retardar o atenuar la movilidad de los contaminantes en el medio ambiente.

La movilidad del contaminante y su acumulación en los distintos medios dependerán de las


características de los contaminantes y de la naturaleza de los compartimientos ambientales. Las
propiedades físicas que resultan claves para la movilidad del contaminante son la volatilidad y solubilidad
en agua. Los contaminantes orgánicos persistentes suelen transportarse a largas distancias, lo que se
conoce como "efecto saltamontes", denominación que deriva de la capacidad de una sustancia de
poder ser transportada por vía del agua, aire o especies migratorias a áreas remotas con relación a
donde es utilizada o emitida.

La persistencia es la capacidad de permanecer en el medio ambiente largos períodos de tiempo sin


sufrir degradación química o biológica. Se debe tener en cuenta que el parámetro con el que se cuantifica
la persistencia es aplicado sólo a compuestos orgánicos que son los compuestos pasibles de degradarse
química o biológicamente. Los metales son netamente persistentes ya que si bien pueden sufrir reacción
de transformación química, el átomo de metal siempre permanece como tal.

La bioacumulación de un contaminante es la afinidad de una sustancia a concentrarse en los tejidos


de los organismos vivos alcanzando concentraciones mayores que en el medio ambiente al que esta
expuesto. La biomagnificación involucra el proceso por el cual aumenta en forma sucesiva la
concentración del contaminante en cada eslabón de la cadena trófica. La bioacumulación se cuantifica
en función de los factores de bioacumulación (BAF) o bioconcentración (BCF) o en el caso de no
contar con estos valores se estima en función del coeficiente de partición octanol-agua (Kow).

El análisis del comportamiento de un contaminante una vez que es liberado al medio involucra el
conocimiento profundo de los procesos físicos, químicos y biológicos que pueden ocurrir. A modo de
síntesis en el siguiente esquema se presentan los principales procesos agrupados por categoría.

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Estos procesos incidirán principalmente en la movilidad del contaminante, en la persistencia, la


bioacumulación y la biomagnificación a través de la cadena trófica. Adicionalmente, muchos de ellos
representan mecanismos de atenuación de contaminantes, es decir mecanismos que producen un
retardo en la movilidad del contaminante o una transformación de la sustancia en otras menos tóxicas.
A modo de ejemplo se señalan los siguientes:

Las condiciones aeróbicas y la penetración de luz en las aguas superficiales pueden facilitar la degradación
biológica y química de algunos compuestos orgánicos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que
existen compuestos que son resistentes y muchas veces pequeñas concentraciones resultan ser tóxicas
para la flora microbiana.
La degradación biológica, que ocurre por la acción de las propias bacterias del suelo en la zona no
saturada, es uno de los principales mecanismos de destrucción de compuestos orgánicos. Se trata de
procesos irreversibles que producen la mineralización completa o la transformación en compuestos menos
tóxicos.
Otro fenómeno presente en el suelo es la sorción, la cual incluye dos mecanismos: la adsorción física de
compuestos orgánicos y el intercambio iónico de metales y aniones. La adsorción física ocurre en la
fracción orgánica del suelo, mientras que el intercambio iónico está asociado principalmente a la presencia
de arcillas. La diferencia fundamental con la degradación es que en este caso los contaminantes son
acumulados en el suelo en un proceso de tipo reversible. El grado de inmovilización (o de reversibilidad)
depende del tipo de contaminantes, del tipo de suelo y de las condiciones ambientales.
La precipitación es un mecanismo de atenuación importante para metales pesados. La extensión de
este mecanismo dependerá fundamentalmente de la matriz del suelo y en particular de la presencia de
sustancias que precipiten con el metal, dando lugar a compuestos relativamente insolubles.
Otro mecanismo de atenuación posible son las reacciones químicas de oxidación y reducción, las
cuales transforman las moléculas en compuestos menos tóxicos o cambian el estado de oxidación de los
metales.
Finalmente tenemos la dispersión, mecanismo por el cual la concentración del contaminante pude
bajar a niveles que no son nocivos para la salud o los ecosistemas.

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3.3 Referencias
Hazardous waste management. M. LaGrega, P. Duckinham, J. Evans. Mac Graw-Hill, Inc, 1994.

Hazardous waste: Sources, Pathways, Receptors. Richar J. Watts, John Wiley @ Sons, INC, 1997

Managing Hazardous Waste, A discussion paper, Ministry for the Environment, New Zealand, 1998

Manual de formación en gestión de residuos peligrosos para países en vías de desarrollo. ISWA, UNEP, Secretaría del
Convenio de Basilea, 2002.

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