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La infección del virus C es parenteral, o sea, que se transmite por la sangre, por lo que no
es tan fácil infectarse como podría parecer.
Personal sanitario que trabaja en entornos en los que puede darse una reutilización o
esterilización inadecuada de equipo médico, especialmente jeringuillas y agujas.
Parejas o familiares directos que convive con una persona infectada: en este tipo de
relaciones, lo que se aconseja es no utilizar ningún utensilio de aseo de la persona infectada
(cuchillas o maquinillas de afeitar cepillos de dientes… porque pueden contener restos de
sangre) y mantener unas estrictas normas de higiene.
En general, personas que reciben perforaciones de objetos punzantes (piercings, tatuajes,
acupuntura….). Los especialistas hacen especial hincapié en intentar evitar las infecciones
por esta causa, aconsejando realizar este tipo práctivas en centros homologados y
autorizados. La norma fundamental es que todo el material utilizado sea de un único uso.
Hijos/as de madre infectada por el virus: en este grupo, el porcentaje de contagio es muy
bajo. No se sabe a ciencia cierta si el contagio se produce en el útero o durante el parto, al
tragar el bebé sangre infectada de la madre. El virus C no se trasmite a través de la leche
materna.
Personas que han estado o están en situación de hemodiálisis.
Personas que padecen infección por VIH o VHB (virus de la hepatitis B).
Personas que tienen las transaminasas altas en una analítica: las transaminasas son enzimas
liberadas por las células hepáticas cuando el hígado está inflamado.
Personas que hayan estado o se encuentren internas en instituciones penitenciarias.
¿Cómo se diagnostica?
Como hemos dicho, esta es una enfermedad generalmente asintomática, especialmente en
sus estadios iniciales, lo que dificulta su diagnóstico.
Análisis de sangre: para detectar anticuerpos anti VHC. No obstante, tener anticuerpos no
significa necesariamente que haya una infección por el virus. A continuación, hay que medir
la cantidad de material genético, el ARN del virus de la hepatitis C, habitualmente mediante
una técnica llamada reacción en cadena de la polimerasa (PCR) o prueba de PCR. Si esta
prueba da positivo en ARN del VHC, se confirma la infección por el virus VHC.
Elastografía de transición (fibrocán): prueba sencilla y rápida que permite diagnosticar la
fibrosis hepática sin necesidad de biopsia.
Biopsia: se realizará cuando lo estime el especialista, consiste en extraer un pedazo
pequeño de hígado para analizarlo y sirve para evaluar el grado de daño hepático.
Además, los tratamientos que buscan la curación de los pacientes están cambiando
constantemente y, en la actualidad, la combinación de varios medicamentos está arrojando
tasas de curación del 95%, según la OMS. Sin embargo, las personas curadas mantienen en
su organismo anticuerpos del virus C, y no protegen a esos pacientes contra una reinfección
del virus.
El único tratamiento existente hasta el año 2011 fue el interferón y la ribavirina, cuyo
función era la de fortalecer el sistema inmunológico para que venciera al virus, pero a partir
del año 2011 aparecen los llamados Antivirales de Acción Directa (AAD), que eliminan el
virus, evitando que éste se replique.
Lavado de manos.
Uso de guantes.
Uso seguro y esterilización del material sanitario y de inyección.
Uso correcto y sistemático de preservativos.
Manipulación segura de objetos afilados.