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HABLAR DE LOS DEMÁS Y QUE LOS DEMÁS HABLEN DE MÍ

En un principio, interesada por que el alumno hable de sus intereses, gustos o emociones, las
diseñaba para que fuese él quien respondiera sobre sí mismo. Sin embargo, he podido
comprobar que pedir a un estudiante que complete la información sobre otro y que, a su vez,
otro compañero hable sobre él, es mucho más exitoso y fructífero.

¿Por qué?

Mantenemos siempre al alumno motivado y enganchado a la clase: se preocupa de que sus


respuestas sean correctas y agraden al compañero de quien habla y al mismo tiempo está atento
a lo que van a responder sobre él.

Si cada alumno se limita a responder sobre sí mismo, muchas veces tiende a desconectar cuando
le toca escuchar las respuestas de los otros.

Seguramente ya se hayan descrito a sí mismos o hayan hablado de sus aficiones, manías y


sentimientos con anterioridad. Si bien es cierto que tendemos a ser egocéntricos y siempre nos
interesa más expresar lo que pensamos o sentimos en lugar de que piensan o sienten los otros,
lo que los demás piensan de nosotros también nos importa. De hecho, las opiniones del resto es
algo que afecta profundamente a la percepción que tenemos de nosotros mismos. Así que no
dejamos de complacer a ese YO ególatra que todo ser humano guarda en su interior.

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