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1.

EXPROPIACIÓN

En la doctrina clásica se entiende como una limitación del derecho de propiedad. Sin
embargo, en estricto sentido la expropiación no es una limitación, es la negación de la
propiedad en cuanto produce una privación forzosa de este derecho por acto de autoridad.
Como tenemos entendido nuestro código sustantivo contiene solamente una norma de la
expropiación en el Art.928, la cual se limita a remitir el tema a la legislación especial que
la regula (Ley 27117), esta abstención del código, fundamenta en la opinión de que la
expropiación es una típica institución del derecho privado.
Este criterio se justifica en cuanto la expropiación implica una voluntad superior (estatal)
que se sobrepone a la ausencia de voluntad del propietario para transferir el bien, incluso
se sobrepone a su negativa. El presupuesto de igualdad entre las partes no se presenta en
este caso. Pues así lo señala el artículo 2 de la ley 27117, la cual define a este instituto
como:
“la transferencia forzosa del derecho de propiedad privada autorizada por la
ley expresa del congreso a favor del estado a iniciativa del poder ejecutivo,
regiones o gobiernos locales y previo pago efectivo de la indemnización
justipreciada que incluya compensación por eventual perjuicio”.
La expropiación es el máximo grado de intervención estatal en la propiedad, y en la que
se autoriza la privación forzosa del derecho. Las garantías exigibles para la procedencia
de la expropiación están contenidas en el artículo 70 de la constitución, y son
desarrolladas por ley 27117.

 Las causales que justifican la expropiación, (seguridad nacional o necesidad


pública) deben ser declaradas por ley del congreso de la república.

 El pago de la indemnización justipreciada deberá realizarse previamente, y podrá


incluir la compensación por el eventual perjuicio.

 El afectado deberá contar con la posibilidad de accionar ante el poder judicial para
contestar el valor de la propiedad que haya fijado el estado en el procedimiento
expropiatorio1.
Así el artículo 70 de la constitución señala que la privación de la propiedad solo es
pertinente cuando existan causales de necesidad pública y seguridad nacional declarada
por ley2. La ley 27117 ha precisado que esta declaración debe realizarse en ley del
congreso, y no por cualquier otra norma jurídica.

1
GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Derechos Reales. Jurista Editores, 2005. Pág. 575
2
RUBIO CORREA, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Desco Editores. Sexta Edición, 1996.
Pág. 94
Con respecto a la “causa expropian di”, debemos indicar que este sirve de sustento a la
expropiación, pues esta no se justifica por la simple “privación”, sino por el destino
posterior a que se afecte el bien luego del proceso expropiatorio.
Por lo tanto, la expropiación siempre está sujeta a la transformación posterior de los
bienes, siendo que esta transformación pueda ser material (por ejemplo la construcción
de obras) o simplemente jurídica (cumplir fin público). Es tan importante la destinación
de los bienes al fin de la expropiación, que esta pueda ser objeto de REVERSION si es
que dentro del plazo de doce meses contados desde la culminación del proceso de
expropiación, no se hubiera dado al bien afectado el destino que motivó esta medida o no
se hubiera iniciado la obra para la que se dispuso la misma.
En tal caso, el anterior propietario o sus herederos pueden instar la reversión del bien en
un proceso Abreviado (Art. 532.párrafo 1 C.P.C.). La norma lo dice si se trata de una
petición formulada en ejecución del proceso de expropiación o en proceso autónomo,
empero se deduce que se trata de esta última postura, de acuerdo con el Art. 532, párrafo
2 C.P.C. “Dentro de los 10 (diez), días útiles de consentida o ejecutoriada la sentencia
que declara fundada la pretensión del demandante, éste deberá consignar en el Banco
de la Nación el monto percibido con deducción de los gastos y tributos”. El derecho de
reversión caduca a los tres meses contados inmediatamente luego del año posterior a la
terminación del proceso de expropiación3.
La constitución reconoce solamente dos causas de expropiación.
 La primera causa “seguridad nacional”, que puede definirse como:

“el fin primario y elemental del Estado. Alude a una situación en la


cual el cuerpo político logra el control de la pluralidad de influencias
atentatorias contra los objetos de preservación, desarrollo y
continuidad de la nación peruana”.4

El concepto de seguridad nacional se encuentra vinculado con la defensa del orden


interno como externo que se encuentra en manos de las Fuerzas Armadas y la PNP
(Arts. 163,165, 166 Const.). Por tal razón, La expropiación por este causal se
justifica en cuanto a la privación del derecho de propiedad coadyuve directamente
a mantener la defensa nacional.

 La segunda causa de expropiación es la “necesidad pública”, que puede definirse


según Gunther Gonzáles5,

3
GARCIA TOMA, Víctor. Análisis Sistemático de la Constitución Peruana de 1993, Tomo II, Pág. 140
4
GARCIA TOMA, Víctor. Análisis Sistemático de la Constitución Peruana de 1993, Tomo II, Pág. 140
5
GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Derechos Reales. Jurista Editores, 2005. Pág. 577
como el conjunto de medidas que redunden en beneficio, ventaja o
utilidad a favor de la ciudadanía; por ejemplo, la realización de obras
públicas.
En puridad, en este específico aspecto hace referencia a las acciones
que el estado realiza en el campo de la construcción de infraestructura
que luego pone al servicio de la población.
En términos generales la expropiación está definida como el acto mediante el cual en aras
de un interés superior se impone a los particulares la enajenación forzosa de sus bienes a
favor del estado o de alguna repartición pública, y en casos de excepción en beneficio de
empresas privadas o concesionarios públicos, a cambio de una justiciera indemnización
equivalente a su valor.
La expropiación consiste en la extinción definitiva del derecho de dominio, se podría
decir que es un derecho administrativo por el cual el Estado, en atención al interés público,
dispone para sí la transferencia del bien de un particular, entregando a éste, una
indemnización respectiva. Según lo definido podemos desprender los siguientes
elementos:

Un interés superior que justifica esta enajenación

La enajenación forzosa de bienes de propiedad privada.

Un acto ejercitado mediante un procedimiento legal.

Una contraprestación a favor del expropiado, cual es la indemnización, mediante

la cual se compensa la enajenación forzosa6.

El atributo de disposición, antiguamente denominado ius abutendi, es voluntario por


naturaleza. El propietario tiene el derecho de transferir los bienes que forman parte de su
patrimonio a su libre arbitrio y según su leal saber y entender.
El propietario tiene que sujetarse a su vez al interés colectivo, que viene a ser superior. Y
si éste interés exige la enajenación forzosa ella se produce por la vía de la expropiación.
Existen diferentes teorías relativas al fundamento de la expropiación.

1. Para la teoría del dominio eminente:

2. Esta teoría ha sido la más difundida y la que ha ofrecido los argumentos más sólidos.

Sostiene la expropiación encuentra su fundamento en el dominio del


Estado sobre todos los bienes existentes en su territorio, como

6
ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil Peruano Tomo IV los Derechos Reales. Librería
Studium. Lima, 1991. Pág. 230.
consecuencia natural de la soberanía territorial. La expropiación
vendría a ser así, una limitación establecida sobre la propiedad
privada a favor del estado y en virtud de su soberanía.

2. Según la teoría de las reservas o “extensión del dominio público”

la sociedad se reservó la facultad de apropiarse de cualquier bien


perteneciente a un particular, cuando fuere necesario, partiendo de la
primitiva propiedad colectiva.

3. Para la teoría de la colisión de derechos,

entre el conflicto suscitado en las áreas del interés particular y social


debe primar este ultimo. Fernando Legón, discrepando de estas
ideas, señala que no es posible la existencia de un conflicto entre el
interés social y el particular, porque, para que hubiera conflicto sería
menester que se tratase de intereses cualitativamente diferentes; pero
entre los dos pretendidos intereses antagónicos señalados, no existe
una cuestión de cantidad sino de calidad.

4. De acuerdo con la teoría contractualista

existe un pacto social continuamente renovado por los miembros de


la colectividad, según el cual estos aceptan la expropiación como
algo impuesto por la ley.

5. El fundamento de la expropiación esta por un lado en el interés


colectivo y en la función social de la propiedad así como en el deber
del propietario, y por el otro en el sentido de la justicia por el cual
este propietario debe ser resarcido de la transferencia forzosa
mediante una indemnización justipreciada7.

NATURALEZA JURÍDICA

Se consideran a la expropiación como una modalidad especial del contrato de


compraventa. Pues se trata, de una venta forzosa impuesta a los particulares en beneficio
de la comunidad, en la que el precio está representado por la indemnización pagada al
expropiado. A mi entender es errónea debido a que en realidad no existe contrato y el
dueño se ve compelido a una enajenación forzosa, dado que voluntariamente no accede a
la transferencia del dominio.

7
ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil Peruano Tomo IV los Derechos Reales. Librería
Studium. Lima, 1991. Pág. . 232-233.
La expropiación supone, en suma, un acto de autoridad que emana de un mandato legal.
Su fundamento está dado en la ley que la determina en cada caso específico.

SUJETOS DE LA EXPROPIACIÓN.

Los sujetos de la expropiación son el expropiante y el expropiado, respectivamente.


Estando la expropiación sustentada en la necesidad y utilidad pública o el interés social,
resulta evidente que el Estado es el sujeto expropiante.
El expropiado
viene a ser el propietario o titular de derechos reales incluso interés económico directo
sobre la cosa expropiable, o titular del derecho objeto de la expropiación.
Beneficiario: El sujeto que representa el interés público o social, para cuya realización
está autorizado a instar de la Administración expropiante el ejercicio de la potestad
expropiatoria, y que adquiere el bien o derecho expropiado. El caso de que el beneficiario
sea una entidad privada es duramente criticado aunque no pocas legislaciones lo respaldan
pues se arguye que se perjudica al dueño original en beneficio de un tercero y se razona
que el requisito esencial de satisfacer de un interés PUBLICO es vulnerado; aunque en
nuestro criterio esto si se podrá logra por esta vía, la cuestión radica en el uso que le dé
esa entidad privada.

El expropiado o sujeto pasivo de la expropiación es por su parte toda persona natural o


jurídica que gozando del dominio privado de un determinado bien sufre los efectos de
una enajenación forzosa.

El expropiante
El sujeto activo de la expropiación (expropiante) es la dependencia administrativa que
tendrá a su cargo la ejecución del proceso de expropiación (Art. 10. 1 ley), solamente la
entidad ejecutora es considerada sujeto activo, así mismo es nula la expropiación a favor
de persona natural o jurídica de derecho privado.
El sujeto pasivo en la expropiación (expropiado) es el propietario del bien afectado, o
incluso el poseedor que haya cumplido los requisitos de la usucapión, siempre que su
título haya sido inscrito o calificado como tal por las autoridades competentes, la ley
sustantiva no considera a los terceros titulares como “sujetos pasivos”, sin embargo la ley
procesal-con buen criterio- ordena que éstos sean notificados con la demanda, bajo
sanción de nulidad. Los terceros son los simples poseedores sin título, o los titulares de
un derecho meramente obligacional (arrendatarios, como-datarios, etc.). En tales casos,
los terceros carecen de un derecho sobre el bien, y por ende, no se subrogan en la
indemnización8.

8
GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Derechos Reales. Jurista Editores, 2005. Pág. 580
La expropiación debe ser ordenada por el organismo constitucionalmente señalado para
la dación de las leyes, esto es, por el poder legislativo.
El sistema administrativo, señala que es el poder ejecutivo y a la administración en
general a la que compete la facultad expropiatoria, desde que nadie mejor para auscultar
y calificar las necesidades comunitarias.
Finalmente, el sistema dualista reconoce a los Poderes Legislativo y Ejecutivo la facultad
declarativa de la expropiación.
El expropiado o sujeto pasivo de la expropiación es pos su parte toda persona natural o
jurídica que gozando del dominio privado de un bien sufre los efectos de su enajenación
forzosa.
Puede suceder, por otra parte, que el sujeto pasivo de la expropiación sea un incapaz y no
podría por lo tanto transferir su dominio sin intervención de su representante legal.

OBJETO DE LA EXPROPIACIÓN.

Existen dos teorías relativas al objeto de la expropiación.

 La teoría restrictiva, la expropiación se circunscribe a los bienes inmueble,


corporales como incorporales, y no rige para la propiedad mueble por ser
fácilmente transferible por las vías comerciales comunes y corrientes.

 La teoría extensiva, por el contrario, se aplica también a los bienes muebles,


corporales como incorporales, pues el interés colectivo así lo reclama, como
sucede en los casos de la alimentación o del cambio monetario, así como en el de
las obras literarias y artísticas. Conforme a nuestra ley vigente, todos los bienes
de dominio privado puede ser objeto de expropiación9.

En el Perú rige la teoría expansiva. Este criterio es acertado, pues a nada conducen
las restricciones cuando se tiene en la ley el freno adecuado contra los abusos. En
opinión de Donoso, “atendida la finalidad perseguida con la expropiación,
debemos concluir que pueden ser objeto de ella todos los bienes que sirvan para
satisfacer los intereses generales de la colectividad, cualquiera que sea su
naturaleza jurídica, sea muebles, inmuebles, corporales o incorporales”.10

9
ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. EXEGESIS de Derechos Reales, tomo IV. Pág. 238.
10
RAMÍREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de Derechos Reales. Tomo I. Editorial Rodhas. Segunda Edición,
2004
CONDICIONES DE LA EXPROPIACIÓN

Conforme con el art. 70 de nuestra Constitución Política, la expropiación por causa de


seguridad nacional o necesidad pública, debe ser calificada por ley y previamente
indemnizada. De esta norma que constituye el pilar básico del instituto de la expropiación,
se desprende que ésta debe cumplir las siguientes condiciones: a) debe fundarse en una
razón o causa de utilidad pública; b) esa utilidad pública debe ser calificada por ley; c)
finalmente, la expropiación exige el pago en efectivo de indemnización justipreciada.

UTILIDAD PÚBLICA

El concepto de utilidad pública, base y fundamento de la expropiación, se ha ido


ampliando a medida que el derecho perdía paulatinamente su carácter individualista.
De una manera general, podemos decir que dentro del concepto de utilidad pública está
comprendido todo lo que es conveniente al progreso general del país, a su prosperidad, a
la mayor justicia en la distribución de las riquezas, porque esa justicia hace a la paz social
y, por consiguiente, no puede negarse su utilidad pública.
BERNALES BALLESTEROS, al comentar el artículo 70° de la Constitución, sostiene:
“La necesidad pública es un concepto que tiene relación con la indispensabilidad para la
sociedad en su conjunto de hacer o no hacer determinada cosa. Por ejemplo, es de
indiscutible necesidad pública la construcción de carreteras de trazo lo más recto que sea
posible y para ello, muchas veces hay que expropiar propiedades ajenas, ya que están en
el trazo de la nueva vía de comunicación”.

CALIFICACIÓN POR LEY

La calificación de la utilidad pública debe ser hecha por el Congreso mediante ley
expresa, a fin de “disponer expropiaciones para cada caso concreto o autorizarlas
expresamente para determinada generalidad de casos. Las expropiaciones para casos
concretos, deberán disponerse solamente a iniciativa del Poder Ejecutivo” (D.L. 313,
art.2).

INDEMNIZACIÓN PREVIA

MAX ARIAS, afirma: “El particular que se ve privado de su dominio no sufre con ello
un despojo pues como elemento existencial de la expropiación existe el pago de su valor
justipreciado, esto es, la indemnización. Ella representa el equivalente económico del bien
expropiado y no sólo cumple funciones de manifiesta justicia, sino que protege a la
propiedad privada concediéndole al propietario los medios para subrogar con otro bien el
que ha sido objeto de la medida”.
BERNALES BALLESTEROS, opina: “Esta indemnización no puede referirse
solamente a una tasación del bien a expropiar; tiene que tomar en cuenta el daño adicional
que se hace al propietario al privarlo de su propiedad.
La indemnización debe ser pagada previamente a la toma de posesión del bien
expropiado. De esta manera se impide que se demore el pago o que no se haga
indefinidamente. Si no hay pago realizado, la expropiación será obviamente inválida”.

EUGENIO RAMÍREZ, sostiene: “La Constitución contiene una fórmula


ultraconservadora, toda vez que exige el pago previo en efectivo del justiprecio de los
bienes expropiados, lo que la convierte en una norma casi inaplicable; la Constitución, ni
siquiera en casos excepcionales o extremos admite –como lo hacía la derogada- su pago
en bonos o por armadas, redimibles en dinero (guerra, calamidad pública, reforma agraria,
etc.).
La indemnización está referida al equivalente económico que realiza el Estado (o la
entidad que realiza la expropiación) como contraprestación justa del bien expropiado. Es
decir, cumple la finalidad de reparar –al menos, en un porcentaje- el perjuicio causado al
propietario del bien. La Constitución, en su artículo 70, establece que el pago debe ser en
efectivo, justo y debe incluir una compensación por el eventual perjuicio. Para esto, se
deberá considerar la tasación del bien realizado por peritos o especialistas para
determinar, en forma precisa, el valor del bien a expropiarse; asimismo se atenderá al
daño adicional que pudiera sufrir por eventuales perjuicios.

3. El justiprecio

El justiprecio no es sino el valor económico de los bienes y de los derechos expropiados


que ha de abonarse al expropiado por el beneficiario de la expropiación (véanse
"Expropiado" y "Beneficiario de la expropiación") como indemnización por la
transferencia de la titularidad o la limitación de las facultades de que gozaba.

A través de este elemento la expropiación se revela como una técnica de conversión de


derechos: el bien u objeto expropiado se convierte en su valor económico, que permanece
en el patrimonio del expropiado.

Ley N° 27117, Ley General de Expropiaciones.


“Artículo 15.- De la indemnización justipreciada

15.1 La indemnización justipreciada comprende el valor de tasación


comercial debidamente actualizado del bien que se expropia y la
compensación que el sujeto activo de la expropiación debe abonar en caso
de acreditarse fehacientemente daños y perjuicios para el sujeto pasivo
originados inmediata, directa y exclusivamente por la naturaleza forzosa
de la transferencia. (…)”.

Conforme sostiene Víctor Hernández-Mendible, la compensación recibida producto de


una expropiación debe de ser justa, es decir, debe haber un equilibrio entre el daño
causado al derecho de propiedad, por la expropiación y la indemnización. La
indemnización deber ser tan justa que no signifique ni un enriquecimiento ni un
empobrecimiento para la persona lesionada por la expropiación, es decir, la
indemnización va a consistir en la transformación del derecho de propiedad en una
cantidad equivalente al dinero

En relación a estos presupuestos, nuestra constitución, y la Ley N° 27117, Ley General


de Expropiaciones (tal vez considerada como una “Ley de desarrollo constitucional” por
la sensibilidad de la materia que regula) a la par de casi todos los demás ordenamiento
jurídicos del mundo, recoge estas garantías al establecer que:

i) El único beneficiario de la expropiación es el Estado (Art. 3°).

ii) debe de señalarse la causal que la justifique –necesidad pública o


seguridad nacional (Art. 4°).

iii) debe de expedirse una ley autoritativa y una norma legal que la ejecute,
según corresponda al nivel de Gobierno –Nacional, Regional o Local-
(Art. 6°).

iv) debe de identificarse de forma precisa el bien a expropiar, y señalar el


valor de la tasación comercial actualizada (Art. 8°).

v) en caso corresponda, debe darse la oportunidad de efectuar un trato directo


entre las partes; debe darse la posibilidad de que el afectado solicite la
expropiación total cuando la fracción del bien que no es afectado sufra una
real desvalorización o resultare inútil para los fines a que estaba destinado.
vi) se le compense al expropiado de acreditarse fehacientemente daños y
perjuicios originados por la naturaleza forzosa de la expropiación (Art.
15°); se le da oportunidad a que el expropiado, a su elección, recurra al
Poder Judicial o a un Tribunal Arbitral solicitando la revisión del valor del
bien expropiado, así como la determinación de la reparación de daños y
perjuicios, y la solicitud de expropiación total del bien (Art. 17° y 25°).

vii) el monto del justiprecio deberá efectuarse necesariamente en dinero y en


moneda nacional (Art. 19°); el pago del justiprecio deberá efectuarse
previo a la ejecución de la expropiación –transferencia del bien- (Art. 21°).

viii) la posibilidad de demandar la nulidad de la expropiación cuando no se


cumpla lo dispuesto en los artículo 3° y 4° de la Ley (Art. 23°); la asunción
de las costas procesales y demás gastos por parte del Estado (Primera
Disposición Complementaria); y, finalmente, la inafectación de tributos
que graven transferencias respecto del justiprecio recibido (Tercera
Disposición Final).

2. La intangibilidad del justiprecio.-

El monto en calidad de justiprecio que recibe la persona a quien se le expropia un


bien de su propiedad debe de representar el real valor de aquél, de tal modo que
pueda permitírsele el mismo o similar aprovechamiento, eliminado toda alteración
o desequilibrio que, en principio, alguien en una situación como aquélla podría
esperar.

Así, consideramos que mínimamente el justiprecio recibido debería de cumplir


con estas dos características:
i) que valga lo suficiente; y
ii) que represente la igualdad ante las cargas públicas.

Sobre el primero, diríamos que el dinero recibido sea tal cantidad que permita, sin
ninguna dificultad, al sujeto despojado de su bien poder sustituirlo por otro de
igual característica en términos económicos (ya que no es posible hacerlo en otros
valores como el afectivo). Así, quien se vea afectado por una medida
expropiatoria, podrá prontamente revertir el perjuicio sufrido con el monto
recibido por concepto de justiprecio.
De otro lado, en relación al segundo, citando a Raúl Granillo diríamos que por el
“principio de igualdad de los ciudadano ante las cargas públicas” (reconocido en
el artículo 16° de la Constitución Argentina, el costo económico de cualquier
emprendimiento en que esté comprometido un fin o interés general, debe ser
equitativamente distribuido entre todos los miembros de la comunidad,
generalmente a través del régimen tributario, que actúa como el instrumento por
excelencia para la colectivización de los costos estatales”.

Esto último conlleva a hablar sobre el “principio de no confiscatoriedad”,


principio tributario reconocido a nivel constitucional.
La confiscación consiste en apropiarse el Estado de la propiedad de otro sin
pagarle el justiprecio debido.
La confiscación está prohibida en general y específicamente, en nuestra
constitución, cuando se trata de cobrar impuestos.

Finalmente, cabe destacar que la propia Ley N° 27117, Ley General de


Expropiaciones, en su Tercera Disposición Final establece la infestación de la
indemnización justipreciada de cualquier tributo que grave transferencias.
Similar regulación consta en el ordenamiento jurídico argentino. Así, el último
párrafo del artículo 20° de la vigente ley argentina sobre expropiaciones, Ley N°
21.499, establece que: “Los rubros que compongan la indemnización no estarán
sujetos al pago del impuesto o gravamen alguno”.

“Artículo 70.- El derecho de propiedad es inviolable.


El Estado lo garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común y dentro de los
límites de ley. A nadie puede privarse de su propiedad sino, exclusivamente, por
causa de seguridad nacional o necesidad pública, declarada por ley, y previo pago
en efectivo de indemnización justipreciada que incluya compensación por el
eventual perjuicio. Hay acción ante el Poder Judicial para contestar el valor de la
propiedad que el Estado haya señalado en el procedimiento expropiatorio” (el
subrayado es añadido nuestro).
El artículo bajo análisis empieza declarando que el derecho de propiedad es
inviolable y que el Estado lo garantiza, sin embrago finaliza estableciendo el pago
de un “justiprecio” para la persona que es despojada de su propiedad por parte del
Estado. Al margen de esa evidente contradicción, el artículo 70 de la Constitución
cae en un error conceptual, producto de haber asumido una noción objetiva de lo
que es el valor en el concepto de “justiprecio”, que ya ha sido superada.
Para los economistas clásicos, que fue principalmente lo postulado por David
Ricardo (1772-1823), el valor de los bienes venía determinado por la realidad
física de los mismos. En ese sentido, los clásicos sostenían que el valor de algo
venía determinado fundamentalmente por la cantidad de materias primas y trabajo
que fueron invertidos para su producción. Desde esa perspectiva se explicaba
perfectamente que un barco valiera más que una llave, debido a la cantidad de
materias primas y trabajo invertidos en cada uno de ellos. Para los economistas
clásicos, el valor de los productos venía determinado únicamente desde el lado de
la oferta, por el costo de producción que era un valor objetivo.[1]
Mientras los economistas clásicos veían el valor determinado por el costo de
producción, los economistas neoclásicos reconocieron que además de las
condiciones de la oferta que reflejaban los costos de producción, el valor también
venía determinado por las condiciones de la demanda, que vendrían a ser las
preferencias de los consumidores. Ese fue el aporte de Alfred Marshall (1842-
1924) quien sostuvo que de la interacción de las condiciones objetivas de la oferta
(costos de producción) y las condiciones subjetivas de la demanda (preferencias
de los consumidores), ambas asumidas como equiparables, se determinaría el
precio de los bienes al encontrarse el equilibrio.[2]
Carl Menger (1840-1921), fundador de la escuela austriaca de economía, le dio
un enfoque distinto a la teoría del valor. Sostuvo que el valor es determinado
únicamente por las decisiones de los consumidores. En ese sentido, no desconoció
las condiciones físicas (por ejemplo, la disponibilidad de materias primas), pero
las consideró un factor pasivo, siendo simplemente el contexto en el que se
desarrolla la actividad económica. [3]
Menger señaló que si la oferta de cualquier bien es determinada por su costo de
producción, y los costos de producción dependen de los recursos disponibles para
hacerlos, entonces el precio de un bien dependerá del grado de urgencia con el
que estos recursos son demandados para hacer otros bienes. En ese sentido, la
oferta es simplemente un reflejo o descripción de lo que demandan los
consumidores.[4]
Para los economistas austriacos, el valor o precio de los bienes está determinado
por la utilidad que cada persona subjetivamente piensa que va a obtener del bien.
Israel Kirzner pone en sus clases un buen ejemplo para comprender esta idea: una
persona tiene un cofre que contiene mil millones de dólares, pero el cofre está
cerrado y es indestructible. Solamente existe una llave en el mundo y esa llave la
tiene otra persona ¿cuánto estaría dispuesto a pagar esa persona por la llave? Si
pagara un millón de dólares, estaría bien porque un millón le permitirá acceder a
mil millones. Si pagara quinientos millones o incluso mil millones menos algunos
centavos también haría lo correcto, porque el valor de la llave es mil millones, no
el costo de producción de la llave. En ese caso, el fin a alcanzar fueron los mil
millones que están dentro del cofre y eso determinó el costo. En esa perspectiva,
los fines de cada persona son los que determinan los costos y no al revés como
pensaban los clásicos, por lo que corresponde a cada individuo determinar los
fines que quiere alcanzar, siendo ese aspecto plenamente subjetivo.
Como los precios son subjetivos y su determinación es inherente a quien es titular
del derecho de propiedad de acuerdo a los fines que quiere alcanzar, la única
manera de saber el precio de un bien, es en el momento en que es sometido a un
intercambio libre. Cuando el Estado somete coactivamente a las personas a un
despojo por medio de un proceso de expropiación, la indemnización que señala la
Constitución no es un precio, mucho menos un precio justo o justi-precio, es
simplemente la institucionalización de un abuso, legitimada por una concepción
objetiva del valor recogida por el texto constitucional.
El primer artículo de la Constitución señala que el fin supremo del Estado es la
persona humana. Esto parece ser en la práctica una declaración sin contenido
aplicable, porque el artículo 70 de la Constitución al contemplar la posibilidad de
que el Estado expropie, ya sea alegando seguridad nacional o necesidad pública,
está poniendo otros fines por encima de los de la persona propietaria, a la que
paradójicamente dice proteger en el mismo artículo.
Consideramos que lo normado en el artículo 70 de la Constitución no es conforme
a los principios constitucionales a los que debería sujetarse, entre los cuales se
encuentra el respeto la propiedad privada. Consideramos que esto es así porque se
adoptó un texto constitucional positivo, que como toda obra humana no está libre
de errores. En ese sentido, creemos que la Constitución de 1993 ha incurrido en
un error al haber acogido una noción objetiva del valor al establecer el pago de un
“justiprecio” y permitir que el Estado expropie. En consecuencia, consideramos
que hubiese sido mejor haber optado por un modelo de constitución
consuetudinaria, regido por principios, en el que la aplicación de los mismos
evolucione conforme evoluciona el pensamiento y las acciones humanas

BIBLIOGRAFÍA

 ARIAS SCHREIBER PEZET, Max. Exégesis del Código Civil Peruano Tomo IV
los Derechos Reales. Librería Studium. Lima, 1991.
 GARCIA TOMA, Víctor. Análisis Sistemático de la Constitución Peruana de
1993, Tomo II
 GONZÁLES BARRÓN, Gunther. Derechos Reales. Jurista Editores, 2005.
 RAMÍREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de Derechos Reales. Tomo I. Editorial
Rodhas. Segunda Edición, 2004
 RUBIO CORREA, Marcial. Para conocer la Constitución de 1993. Desco
Editores.. Sexta Edición, 1996.

 SISTEMA PERUANO DE INFORMACIÓN JURÍDICA, Código Procesal


Constitucional.

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