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Derecho Penal Económico

Evolución
El Derecho penal económico es, como ha subrayado SAN MARTÍN LARRINOA, tan antiguo
como el propio Derecho penal y esto es, según ha señalado RODRÍGUEZ MOURULLO, porque
“Allí donde existió un sistema penal hubo siempre un Derecho penal económico más o menos
rudimentario, en consonancia con la correspondiente estructura social y grado de evolución
económica”1.
Así, en la época romana, por ejemplo, se castigaba a quienes especulasen con los precios de los
cereales o evadían impuestos. En la misma época, el emperador Diocleciano fijó los precios
máximos de los productos y salarios sancionando bajo pena de muerte su inobservancia. Con la
misma sanción y la confiscación eran castigados quienes sacasen determinado tipo de productos,
en especial el hierro y las armas. Es también común apreciar en el Derecho romano sendos tipos
penales represores de la adulteración de productos alimenticios2.
Se puede considerar que en el siglo XIX se inicia el Derecho penal económico en sentido propio
pues como bien ha precisado WÜRTENBERGER: “Un Derecho penal económico en sentido
propio, solo comienza a existir cuando aparece una economía dirigida y centralizada, pues
mientras existan condiciones que otorguen a los operadores económicos plena libertad para
desarrollar relaciones económicas, el Estado carece de interés para interferirse en el
mantenimiento del orden económico”3. Ante esto, se afirma que el surgimiento del Derecho penal
económico propiamente dicho es de reciente data y encuentra sus antecedentes en las leyes
destinadas a la protección del consumidor en Inglaterra; en ésta línea aparecen la Ley del Pan
(1836), la Ley de la Adulteración de la Semilla y la Ley de Salud Pública (1890)4.
Los antecedentes de la represión penal de las conductas lesivas al orden económico nacional los
podemos ubicar desde épocas del Incanato. Durante este periodo, los delitos tributarios tenían una
gran significación, así eran castigados con pena de muerte los “contadores” que falsificaban las
cuentas. Por otra parte, se sometía a pena de azote a los caciques indígenas que escondiesen a los
indios durante los censos populares con la intención de alterar el cálculo de la distribución de las
cargas tributarias5.
Como antecedentes más cercanos encontramos la Ley N° 21411 “Ley contra la Adulteración,
Acaparamiento y Especulación” y la Ley N° 22963 (que sustituye en parte los preceptos
contenidos en el Decreto Ley Nº 21411, agravando las sanciones administrativas a imponer).
El legislador penal de 1991, en el entendimiento que el sistema penal no puede mantenerse
estático ante la constante evolución de la actividad económica, decide criminalizar aquellas
conductas que afecten ese ámbito primordial de la vida social, atendiendo al sustento
constitucional que le ampara, es así que el Código penal de dicho año incluye como principales
innovaciones los delitos de abuso de poder económico (Art. 232º CP), publicidad engañosa (Art.

1
SAN MARTÍN LARRINOA, Begoña. “Derecho penal económico y delito tributario”, en: Mazuelos Coello,
Julio (comp.). Derecho penal económico y de la empresa, Editorial San Marcos, Lima, 1996, p. 185.
2
TIEDEMANN, Klaus. “Derecho penal económico: Introducción y panorama”, en: el mismo. Derecho penal
y nuevas formas de criminalidad, trad. Manuel Abanto Vásquez. Idemsa, Lima, 2000, pp. 16-17.
3
Citado por MARTOS NUÑEZ, Juan Antonio. Derecho penal económico, Montecorvo, Madrid, 1987, p.
113.
4
LAMAS PUCCIO, Luis. Derecho Penal Económico aplicado al Código Penal, Lima, 1990, p. 28.
5
TRIMBORN, Hermann. El Delito en las altas culturas de América, trad. de José León Herrera y Ernesto
Moren, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1968, p. 67.
238º CP), concentración crediticia (Art. 244º CP), pánico financiero (Art. 249º CP) y los delitos
monetarios (Art. 252º y ss. CP).
Concepto:
Desde un concepto amplio, que goza de una mayor aceptación en la doctrina, el Derecho Penal
Económico no solo protege el derecho del Estado de dirigir la economía, sino que comprende la
regulación de la producción, fabricación y distribución de bienes económicos. En términos de
TIEDEMANN, ideólogo fundamental de esta propuesta, el Derecho penal económico comprende
“a todo el conjunto de los delitos relacionados con la actividad económica y dirigidos contra las
normas estatales que organizan y protegen la vida económica”6. Esto significa que el Derecho
penal económico no solo protege el orden económico en tanto intervenga en aquél el Estado
mediante su regulación (concepto restringido de Derecho penal económico), sino que la
protección se dirige hacia toda la actividad económica.
Regulación:
La reacción penal en estos ámbitos de la vida se hacía necesaria, empero, aparecían serios
contratiempos al momento de realizar la descripción típica, en la medida que a través del principio
de legalidad existe la prohibición de sancionar comportamientos que no se encuentren
previamente descritos, de manera inequívoca, en la ley penal y en tanto lo cualificado de los
nuevos comportamientos socialmente dañosos, sobre todo aquellos referidos a la actividad
económica, producía serios problemas en la determinación de lo punible
Aparecen así las leyes penales en blanco o leyes abiertas para determinar aquellos tipos cuyos
supuestos de hecho se encuentran establecidos en otra norma, ubicada en el mismo o en otro
cuerpo de leyes, como ilustremente precisa el maestro BRAMONT ARIAS: “La ley en blanco se
limita a establecer que un género de conducta debe ser castigado con una determinada pena,
delegando la estructuración de la acción punible en otra disposición”7.
TERMINACION ANTICIPADA
Naturaleza Jurídica
Constituye una fórmula consensual, que deviene del modelo adversarial de ejercicio de la acción
penal, donde pre existe la disposición del conflicto por las partes materiales. Entre nosotros, se
instituye como alternativa para dar una solución acelerada a un conflicto penal, habiéndose
instituido como proceso penal especial y autónomo. El sustento de este proceso se encuentra en
el principio del consenso (en lo penal), que posibilita una negociación entre acusación y defensa,
para evitar la realización de la etapa intermedia y el juicio oral.
Concepto
El proceso especial de terminación anticipada es un acuerdo entre el procesado y la fiscalía, con
admisión de culpabilidad de alguno o de todos los cargos que se formularon por el Ministerio
Público, posibilitando que al encausado vea menguada la pena que le corresponde y la fiscalía,
terminado el caso.
Regulación

6
TIEDEMANN, Klaus. Poder Económico y Delito, p. 20.
7
BRAMONT ARIAS, Luis. La ley penal. Curso de dogmática jurídica, Lima, 1950, p. 23.
El proceso de terminación anticipada se encuentra regulado en los artículos 468° al 471° del
Código Procesal Penal, estableciéndose cuál es el trámite a seguir, las condiciones que deben
considerarse para que este sea procedente y como se realizará la audiencia correspondiente.
Al respecto el Artículo 471° del Código Procesal Penal, fija sobre la reducción adicional
acumulable, estableciendo qué: “El imputado que se acoja a este proceso recibirá un beneficio
de reducción de la pena de una sexta parte. Este beneficio es adicional y se acumulará al que
reciba por confesión.
Al respecto San Martin Castro afirma que la terminación anticipada: “Tiene sustento en el
principio del consenso que opera como un filtro selectivo respecto de los hechos, la pena y sobre
la calificación jurídica. Es por ello, que se define como un proceso especial que se deriva del
acuerdo entre el procesado y la fiscalía con la admisión de los cargos que se formulan
permitiendo al procesado una obtención de un beneficio premial de la disminución de la pena,
acuerdo de la reparación civil y las consecuencias accesorias- Implica renuncias de parte del
Estado y del Imputado con el objeto de que se agoten los trámites normales del proceso.8
Respecto a la Terminación Anticipada el V Pleno Jurisdiccional – Acuerdo Plenario N° 05-
2008/CJ-116, estableció qué: “Este proceso importa la aceptación de responsabilidad por parte
del imputado, respecto de los hechos punible y la posibilidad de negociación acerca de las
circunstancias del hecho delictivo, pena, reparación civil y las consecuencias accesorias en
armonía del principio de legalidad corresponde al juzgador en ejercicio de su potestad
jurisdiccional llevar a cabo los controles acerca de la legalidad del acuerdo y la razonabilidad
de la pena9”
El Delito de Administración Fraudulenta de Persona Jurídica.
La administración de un patrimonio ajeno puede dar lugar a un conjunto de irregularidades. Por
un lado, el administrador puede abusar de la libertad que tiene para administrar el patrimonio y
afectar de esta manera a terceras personas. Pero, por otra parte, el administrador puede también
infringir una serie de deberes de fidelidad frente al patrimonio, afectando finalmente la confianza
depositada por los titulares o beneficiarios del patrimonio. Ambos supuestos de administración
desleal pueden configurar un ilícito penal, en la medida que afecten gravemente los intereses
patrimoniales de los titulares del patrimonio o de terceras personas. Si se abusa de las facultades
de administración para perjudicar a terceras personas, el ilícito penal asumirá la forma de un delito
de dominio, mientras que si se trata de la infracción del deber de fidelidad patrimonial frente al
titular del patrimonio administrado, estaremos ante un delito de infracción de un deber10
Este tipo penal castiga a los directivos o administradores de una persona jurídica que en el
ejercicio de sus facultades de dirección o administración perjudican patrimonialmente a la propia
persona jurídica o a terceros interesados. Los supuestos de administración fraudulenta, sin
embargo, no se limitan a los realizados sobre el patrimonio de una persona jurídica. El Código

8 SAN MARTÍN CASTRO Cesar: Derecho Procesal Penal; Editora Grijley, Volumen II, Lima – Perú, P 1023-
1024
9 V Pleno Jurisdiccional – Acuerdo Plenario NO 05-2008/CJ-116 Proceso de Terminación Anticipada

10
Punto de partida de nuestro estudio dogmático es la diferencia entre delitos de dominio y delito de
infracción de un deber (vid., básico, JAKOBS, Strafrecht, AT, 2. Aufl., Berlin, 1991, Apdo 1, n.m. 7). En el
ámbito de la administración de patrimonio ajeno he utilizado esta diferenciación anteriormente para
precisar los criterios de imputación (vid., GARCÍA CAVERO, La responsabilidad penal del administrador de
hecho: criterios de imputación, Barcelona, 1999, p. 244 y s.). Por el contrario, SCHÜNEMANN, LK, 11. Aufl.,
Berlin, 1998, § 266, n.m. 17 y ss.; DONNA, Derecho penal, PE, II-B, Buenos Aires, 2001, p. 409 y s., sostienen
que la administración desleal o fraudulenta se sustenta siempre en un dominio sobre el patrimonio ajeno,
de manera que tal que sólo cabe hablar de un delito de dominio.
penal actual contempla en su artículo 213A los casos de administración fraudulenta sobre un
patrimonio de propósito especial.
El tipo penal de administración fraudulenta de patrimonio de propósito especial castiga, al igual
que el delito de administración fraudulenta de persona jurídica, actos irregulares de
administración de un patrimonio ajeno, pero, a diferencia de éste, no se realiza necesariamente en
el marco de la administración de una persona jurídica. Si bien existe en ambos tipos penales un
mismo punto de partida (la administración de un patrimonio ajeno), cada figura delictiva asume
rasgos propios con claras diferencias dogmáticas.
Respecto del bien jurídico protegido en el delito de administración fraudulenta, la doctrina ha
considerado su posición fundamentalmente según la ubicación de la figura delictiva en cada
legislación. Así, Edgardo Donna, comentando el delito de balance e informes falsos o incompletos
—figura parecida a la nuestra— en la legislación penal argentina, señala que al estar dentro de
los delitos contra la fe pública, la cuestión se refiere (…) a proteger la buena fe depositada en lo
que se presume una actividad correcta: se trata de la confianza del público en general respecto de
la honestidad que debe regir en los negocios y relaciones comerciales.1 De igual posición es
Carlos Fontán, pues precisa que situado ahora el precepto en el capítulo de los fraudes al comercio
y a la industria (arts. 301 y 302 CPA), el delito requiere que se lesione la fe pública.11
Lo que se conoce como persona jurídica es una pluralidad de personas que se agrupan para
conseguir un fin común a todas ellas o en que una persona dispone de sus bienes para que nazca
una institución dedicada a obras benéficas. Ahora bien, cuando hablamos de personalidad jurídica
ha de partirse de un dato esencial, y es que el término persona se usa en un sentido meramente
traslaticio, porque persona únicamente lo es el hombre, ser dotado de inteligencia y voluntad. El
Derecho trata a esos fenómenos como personas, y de ahí que traslaticiamente se pueda afirmar
que son sujetos de derechos y deberes como la persona natural, van a ser destinatarios de normas
jurídicas (como el hombre) y van a actuar su capacidad jurídica por medio de sus órganos.12
El sujeto activo ejerce funciones de administración, representación o de director en una sociedad
(artículo 152 de la LGS). La administración de la sociedad está a cargo del directorio y de uno o
más gerentes, salvo que en el pacto social o en el estatuto de la sociedad se hubiere establecido
que la sociedad no tiene directorio, en cuyo caso las funciones del directorio establecidas en la
citada ley serán ejercidas por el gerente general. Igualmente, el artículo 172 LGS señala que el
directorio tiene las facultades de gestión y de representación legal necesarias para la
administración de la sociedad dentro de su objeto, con excepción de los asuntos que la ley o el
estatuto atribuyan a la junta general. Desde otro lado, el artículo 188 LGS contempla que el
gerente general representa a la sociedad, con las facultades generales y especiales previstas en el
Código Procesal Civil y las facultades previstas en la Ley de Arbitraje.
El sujeto pasivo está representado por quien sufre el perjuicio patrimonial. En este caso, quien se
perjudica patrimonialmente con la conducta infractora del que ejerce la administración o la
representación es la persona jurídica, por un lado, pero también lo son los socios, asociados,
accionistas y terceros que tengan un legítimo interés en la marcha de la persona jurídica.
El perjuicio se constituye en un requisito para la debida configuración del delito, de tal modo que
si el agente realiza la conducta infractora mas no se produce el perjuicio, el hecho así realizado
resulta atípico, por cuanto la materialización del perjuicio (a persona determinada) resulta ser un
elemento objetivo del tipo. El perjuicio debe ser la consecuencia directa de la acción típica, o sea,

11
Cfr. Carlos Fontán Balestra, Derecho Penal. Parte Especial, actualizado por Guillermo A. C. Ledesma,
decimosexta edición actualizada (Buenos Aires-Argentina: Lexis Nexis-Abeledo Perrot, 2002), 999-1001.
12
Luis Diez-Picazo y Antonio Gullón, Sistema de Derecho Civil, volumen I, octava edición, segunda
reimpresión (MadridEspaña: Tecnos S.A., 1994), 617.
si entre el comportamiento típico y el perjuicio ocasionado no hubiere existido una relación de
causa a efecto, el hecho no constituiría el delito materia del presente comentario.
Por último, la redacción del tipo penal permite incluir no solo los supuestos de la lesión
patrimonial efectiva, sino también el peligro de lesión13; por lo tanto, basta la colocación del bien
jurídico (patrimonio) en estado apto de lesión a verificarse antes o después de la realización del
delito.14

13
Tomás Aladino Gálvez Villegas y Walther Javier Delgado Tovar, Instituto de Derecho y Justicia. Derecho
Penal. Parte Especial, tomo II (Lima-Perú: Jurista Editores E.I.R.L., 2012), 1078
14
Así lo considera el Dr. Alonso Peña Cabrera Freyre: “Aspecto a destacar es que la punición de los
comportamientos que se reseñan en la tipificación penal no se encuentra condicionada a la efectiva
causación de un resultado lesivo, pues basta, para su represión, la colocación del bien jurídico en un
estado apto de lesión, que debe verificarse tanto desde una perspectiva ex-ante como una valoración
ex-post, en cuanto a la idoneidad de la conducta como fuente de riesgo; dando lugar a un delito de
peligro concreto de que la conducta en cuestión genere un riesgo no permitido potencialmente idóneo
para provocar una afectación al interés jurídico.

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