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De tal modo, la obligación del sostenimiento del culto católico por el gobierno
federal fue, al decir del constituyente, la mayor ofrenda que se podía hacer a la religión
heredada, desechando incluso la más amplia fórmula: “adopta y sostiene”, propiciada
por Alberdi en el proyecto de constitución incluida en su obra “Bases y Puntos de
Partida para la Organización Política de la República Argentina”.
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El autor es abogado, doctor en derecho, profesor adjunto regular de derecho constitucional en la
Universidad de Buenos Aires y miembro de la Asociación Argentina de Derecho Constitucional y del
Consejo Argentino para la Libertad Religiosa (CALIR).
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La norma del art. 2 fue aprobada por mayoría, no por unanimidad, del mismo
modo que la consagración en el art. 14 (reiterado para los extranjeros en el art. 20, por
si quedare alguna duda) del derecho de los habitantes de profesar libremente su culto,
que causó un intenso debate. De ambas normas surgió una síntesis feliz que habría
de facilitar el encauzamiento del país hacia los cambios progresistas con que había
soñado la generación del ´37.
Faltaba llegar hasta 1994 para que las recién mencionadas normas, que
formalmente se mantenían en el texto de la Constitución, fueran suprimidas. También
se eliminó la exigencia de que el Presidente y Vicepresidente de la Nación
pertenecieran a la comunión católica apostólica romana, y se modificó la fórmula para
su juramento al asumir el cargo, que dejó de ser exclusivamente religiosa.
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constitución de Santa Fe), también están las que exhiben una postura neutral y laicista
(como Entre Ríos, Misiones, Chaco, La Pampa, Chubut, y la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires), junto con las que han adoptado los principios de autonomía y
cooperación (como Córdoba y Formosa), en sintonía con los documentos emanados
del Concilio Vaticano II.
5. LA JURISPRUDENCIA NACIONAL:
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constitucional de una ley que prohíbe la exhibición de símbolos religiosos (como el
velo islámico para las mujeres).
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7. LA DOCTRINA CATÓLICA A PARTIR DEL CONCILIO VATICANO II:
Principales cambios:
Insta a “tomar nota de los signos de los tiempos” y responder a esa realidad.
En su N° 36, ser reconoce la autonomía de las realidades externas, de lo temporal
respecto de la Iglesia. En su N° 76, se reafirma la independencia y autonomía de la
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Iglesia y de la comunidad política en su respectivo campo de acción, para que también
procuren una sana cooperación entre ambas.
Es de destacar el párrafo donde dice: “Es verdad que las cosas de este mundo
y aquéllas que lo superan están estrechamente unidas y la Iglesia no deja de usar las
cosas temporales en cuanto su misión lo requiere. Pero no pone su confianza en los
privilegios que le brinda la autoridad civil; está incluso dispuesta a renunciar al
ejercicio de derechos legítimamente adquiridos si constara que éste puede poner en
duda la sinceridad de su testimonio, o bien si las nuevas condiciones de la vida exigen
otra condición”.
c) La Constitución argentina de 1853 es, como explica Alberdi en su obra citada, una
“constitución de transición” que respondió a las necesidades del momento de su
sanción y a los fines de un proyecto determinado. Cabe recordar que el mencionado
jurista distingue “constituciones de transición y creación” de las constituciones
“definitivas y de conservación” y dice que las que entonces pide “la América del Sur
son de la primera especie, son de tiempos excepcionales”.
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Debemos aquí agregar nuestra conclusión de que el mero sostenimiento
económico no fue para los Constituyentes el significado único del artículo 2, sino que -
como se advierte de la lectura de los debates desarrollados- implicaba un aspecto
valorativo, cuya máxima evidencia se encuentra en el originario inciso 15 del artículo
64 (después 67), respecto de los indígenas y la obligación del Gobierno Federal de
promover su conversión al catolicismo. Esta interpretación resulta, además, compatible
con lo sostenido en ese entonces por la doctrina católica sobre la relación entre la
Iglesia y el Estado, la cual fue tenida en cuenta y merituada por los Constituyentes.
Es cierto, de todos modos, que la interpretación sobre los alcances del
segundo artículo de la Constitución ha dado lugar a posteriores discusiones con
conclusiones contradictorias que llegan hasta el presente. En años recientes, la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, al pronunciarse en los casos Sisto y Sejean,
calificó al sistema del Estado argentino como “de neutralidad confesional” (voto del Dr.
Petracchi).
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activo”, ya sea directamente, como la cooperación para construir un templo, o
indirectamente, a través de exenciones impositivas, podrían ser cuestionadas por vía
de la interpretación más restrictiva del artículo 2 de la Constitución Nacional que
pudiera resultar de un cambio en la jurisprudencia de nuestros tribunales.
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minorías religiosas tengan la posibilidad de ser oídas, brindándoseles un adecuado
acceso a quienes toman las decisiones y a las autoridades estatales, y en la
importancia de la educación para la diversidad religiosa.
d) Laicidad y laicismo:
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9.7. Los reclamos de igualdad de los no católicos: El aporte de las comunidades o
confesiones no católicas al desarrollo y enriquecimiento de la cultura argentina es
notorio y hace justo su reconocimiento. Es necesario despejar cualquier grado de
incertidumbre sobre la legitimidad de la cooperación del Estado con dichas iglesias y
sobre su valoración como parte inseparable de la sociedad argentina, adecuando todo
dispositivo legal que pueda colocarlos en una categoría secundaria entre de los
habitantes del país.
9.8. El modelo europeo de sostenimiento del culto por sus fieles: La necesidad de
avanzar en la implementación de un sistema de sostenimiento de la Iglesia Católica
por sus propios fieles, sugiriendo tomar como referencia los actuales sistemas italiano
y español.
9.10. Contenidos del nuevo texto propuesto: En este orden de ideas, se propone
que la reformulación de dispositivo constitucional se ajuste a los siguientes
lineamientos:
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• Propiciar la concreción por vía concordataria de un nuevo arreglo sobre el
sostenimiento del culto católico, a fin de que gradualmente pase a serlo por su
fieles, sin perjuicio de la aplicación del principio de cooperación.
• Amplio reconocimiento de la libertad e igualdad religiosa, como derecho
individual y colectivo.
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