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Poder Judicial de la Nación

CCCF -Sala 2
CFP 8384/2016/12/CA9
“Maffini, Pablo Javier y otros
s/ procesamiento con
prisión preventiva y
embargo”
Juzg. Fed. n° 11 Sec. n° 21

///////////////nos Aires, 18 de mayo 2018.-


VISTOS Y CONSIDERANDO:
USO OFICIAL

I-Llegan las presentes actuaciones a conocimiento y decisión


del Tribunal en virtud de los recursos apelación contra la decisión obrante en copia
a fs. 1/47 de este incidente.
El Dr. Mariano Di Meglio, defensor de Pablo Javier Maffini, apeló
el procesamiento con prisión preventiva dictado en contra de su pupilo en orden al
delito de asociación ilícita, en calidad de jefe, en concurso real con los delitos de
falsificación de documento público destinado a acreditar la titularidad del dominio
del automotor, en calidad de coautor (reiterado en 3 oportunidades), de falsificación
de documento público destinado a acreditar la habilitación para conducir un
vehículo automotor, en calidad de coautor, y de encubrimiento por receptación y
ocultamiento, agravado por el ánimo de lucro, en calidad de coautor.
El Dr. Ramón E. Arigós, letrado de Juan Pablo Rodríguez, también
cuestionó el decisorio del Sr. Juez en tanto procesó con prisión preventiva al
nombrado en orden a los delitos de asociación ilícita en calidad de miembro, de
falsificación de documentos de automotor, y de tenencia de arma de fuego de uso
civil sin la debida autorización.
A su turno, las defensas Gastón Alberto Butte, Leonardo Jose
Vega y Carlos Hugo Pereyra, ejercida por los letrados, Dr. Fernando H. Valiela, Dr.

Augusto Nino y Dra. Miriam Daniela Pucks respectivamente, apelaron el


procesamiento con prisión preventiva dictado en contra de sus asistidos en orden al
delito de asociación ilícita, en calidad de miembros, en concurso real con los delitos
de falsificación de documento público destinado a acreditar la titularidad del
dominio del automotor, en calidad de coautor (reiterado en 3 oportunidades),
falsificación de documento público destinado a acreditar la habilitación conducir un
vehículo automotor, en calidad de coautor, y de encubrimiento por receptación y
ocultamiento, agravado por el ánimo de lucro, en calidad de coautor.
Por su parte, las defensas de Butte y Pereyra también
impugnaron el monto del embargo trabado sobre sus bienes.
A fs. 100 la Dra. Ramos Gimenez, defensora de Claudio
Alberto Zarraga, adhirió al recurso de la defensa de Maffini (ver auto glosado a fs.

109).
II- Importa recordar que la presente se inició el 18 de
junio de 2016 a raíz de una denuncia por secuestro extorsivo efectuada por Eduardo
José Montero, en la que dio cuenta que su hija María Florencia, alrededor de las 22.00

horas -instantes después de estacionar su vehículo (Volkswagen, modelo Up,


dominio AA-211-CX) y mientras caminaba por la calle Vallejos de esta ciudad- fue
interceptada por un masculino con un arma de fuego que “le exigió dinero”. Luego,
la obligó a subir a la motocicleta conducida por un segundo individuo, con quien
recorrió varias cuadras de la zona, entretanto el primero negociaba con el
denunciante -su padre- el dinero a entregar a cambio de la liberación de la joven. El
asaltante se presentó en el domicilio de Montero -a bordo del vehículo que le acababa
de sustraer a la víctima- para recoger el pago pactado. Una vez consumado el acto,
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los perpetradores liberaron a María Florencia y se dieron a la fuga (ver fs. 27/28,
84/85, 220, 221/222 y 293/294).
Concomitantemente, las autoridades investigativas
dispusieron la intervención de los teléfonos desde los cuales se habían producido las
comunicaciones extorsivas. Así, se logró determinar que tras cobrar el aludido
rescate y tras apoderarse del vehículo de la víctima (el Volkswagen, modelo Up,
dominio AA-211-CX), los dos sujetos involucrados en el secuestro se contactaron
con quien más tarde sería identificado como Claudio Alberto Zarraga.
Repasando: mientras María Florencia Montero se encontraba
privada de su libertad, los llamados extorsivos se realizaron desde su propio celular
(N°11-6721-1956) como así también desde el utilizado por uno de sus captores (N°11-
3145-5059), y se contactaron en diferentes oportunidades a la línea correspondiente al

domicilio de la damnificada (N°4582-1602) y al celular de su madre (N°11-4140-3294).


Concretado el pago y la liberación de la víctima, uno de los captores -utilizando el
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mismo abonado con el que negoció el recate con el padre- se comunicó con Claudio
Alberto Zarraga (abonado N°11-5575-1480).

Esta última conversación es fundamental. El contexto de


esa charla revela una trama que no se agotaba en el secuestro extorsivo recién
relatado. Hasta allí todo indicaba que los secuestradores, ahora en posesión del auto
de la víctima, procurarían enajenarlo. Para ello, sin embargo, primero debían
disimular su verdadero origen, es decir, erradicar todo rastro registral que permitiera
vincularlo con su genuino dueño. Según la hipótesis en debate, la banda que aquí se
investiga hacía precisamente eso -ver a fs. 254/vta, el informe 521-889116
elaborado por la Dpto. de Investigación del Secuestro Extorsivo-.
Nos explicamos con lo que sigue.
La intervención del abonado telefónico utilizado por
Zarraga, aunado a los informes realizados por la División Operativa Central de la

Policía Federal Argentina y las transcripciones de las escuchas recolectadas en el


expediente principal, avalaron, en términos preliminares, la corrección de la premisa
sobre la que se trabajó en ese primer tramo de la instrucción. La banda conjeturada
(liderada, a priori, por Zarraga), efectivamente, se dedicaría a diversas actividades
ilícitas, siendo la principal la recepción de automotores -a sabiendas de sus
procedencias ilegítimas- con el propósito de adulterar sus numeraciones de chasis y
motor, de colocar dominios superpuestos o apócrifos, y de falsificar diferentes
instrumentos públicos de rigor. Todo consistente con la secuencia fáctica hasta aquí
desarrollada.
Como consecuencia de los informes remitidos por la
fuerza interviniente, el Sr. Juez ordenó -en reiteradas oportunidades- las prórrogas e
intervenciones de nuevos abonados (que surgieron con el correr de la pesquisa)
ligados a la actividad ilícita puntual investigada (ver fs. 304/5vta, 328/33,
349/52vta, 489/90vta, 537/39, 550/551vta, 560/63vta, 577/80vta, 597/602, 614/618,
651/54629/32). Así, se agregaron al expediente conclusiones más específicas
respecto de: a) sus integrantes, b) su modus operandi y c) los domicilios utilizados
para las maniobras descriptas. Veamos.
De estas comunicaciones se desprenden vínculos entre
1) Butte y Zarraga (hablan de la disponibilidad de autos de “alta gama”, discuten
sobre la necesidad de almacenar armas en la vivienda de uno de los imputados,
etc.)-fs. 481/83vta.-; 2) entre el segundo y Carlos Pereyra (hablan de una entrega de
“paragolpes” -término que hoy sabemos utilizaban para referirse a “chapas
patentes”-); 3) entre Carlos Pereyra y otro sujeto no identificado (hablan sobre un “Gol
Country”, sin papeles, depositado en “el galpón”; y acerca de la posibilidad de
“arreglar a la policía” por un secuestro de un vehículo); 4) entre Zarraga y otros
individuo no identificado (el segundo formula una serie de preguntas: “si sirve de
algo comprar papeles de un twister”, a lo que el primero responde “pero solo si es
bueno el twister”; el masculino le pregunta devuelta: ¿cuánto podría salir la
carpeta del twister?, ocasión en la que el imputado dice: “5 pesos”, ante lo que el
interlocutor, finalmente, acota que “el twister se lo robaron a otro masculino y que
no lo denuncio”; hablan de “desaparecer un auto”); 6) entre Zarraga y Maffini
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(dialogan acerca de la posibilidad de “cruzar” distintos vehículos, de “hacerles


algo”, y conversan acerca de “la oficina”); 7) entre Zarraga y Juan Pablo Rodríguez
(procuran conseguir los “paragolpes” para una camioneta que “tiene los vidrios
limpios”, haciendo alusión, según se infiere, a los grabados de cristales); 8) entre
Butte y personas no identificadas (en las que el primero reconoce que tenía el

teléfono “pinchado” y que lo “querían manotear por un secuestro”); 9) entre Butte y


Vega –funcionario de la Policía de la Ciudad- (dialogan acerca de distintos

automóviles; coordinan el arreglo de un cargador de una pistola calibre veintidós -


Vega aclara que se lo llevará a su vecino que es armero y policía-; y hablan sobre los

parlantes para un Fiat que el segundo había conseguido, y coordinan la entrega del
cargador y de los parlantes).
En virtud de las tareas de investigación y seguimiento
ordenadas por el juez de grado -ver informe 521-01-000635-17, fs 557/59vta.-, se
logró constatar el domicilio de Zarraga y del resto de los individuos hasta el
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momento identificados. En febrero de este año, los agentes policiales intervinientes


remitieron al Juzgado un detallado informe integrado por tareas de inteligencia,
transcripciones de escuchas telefónicas y mensajes de texto que comprometían a las
personas imputadas. A través de esas fuentes probatorias también se estableció que
Claudio Alberto Zarraga y Pablo Javier Maffini tomaban las decisiones al interior de la

organización, y que a esos fines utilizarían una oficina ubicada en la localidad de


Luis Guillón. Además, con sustento en lo actuado, se postuló que Butte, Rodríguez,

Pereyra y Vega –entre otros- “conseguían” autos -provenientes de algún delito- para

replicar las operaciones dilucidadas.


El resultado de los allanamientos producidos en la causa
vigorizó la sospecha aludida. En la “oficina” recién mencionada se secuestraron:
treinta y cinco sellos; dos chapas de aluminio que rezan “Volvo” y “Mercedes
Benz”; tres copias con la inscripción “PLANTA, VERIFICADORA, POLICIA
FEDERAL ARGENTINA” con numeración falsa; impresoras; una maquina
plastificadora; cuatro hojas de plotter (las cuales ostentaban diferentes números y
letras); una tira de formularios continuos que contenía la impresión de 13 cedulas
azules; una tira de formularios continuos conteniendo la impresión de 12 cédulas
azules y otra de formularios continuos conteniendo la impresión de otras 24 cedulas
del mismo tipo. También se incautaron: recibos de aranceles expedidos por el
Registro Nacional de la Propiedad Automotor que contenía la impresión de 39
formularios; 3 recibos del Registro de la Propiedad Automotor; formularios
continuos con la impresión de 60 recibos de aranceles del Registro Nacional de la
Propiedad del Automotor y una tira de formularios que contenían la impresión de
otros 18 recibos de aranceles del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor;
distintos formularios legajo B y 12, cuyos números de serie resultaron ser apócrifos;
41 tarjetas plásticas en blanco; siete tarjetas plásticas que rezaban D.N.R.P.A
también falsas; dos hojas en blanco para la elaboración de títulos automotores
falsas; cédulas de identificación de moto vehículo para autorizado para conducir en
blanco, y una licencia de conducir a nombre de Daniel Oscar Pérez, apócrifa.
No debe perderse de vista que los formularios –en su
mayoría falsos- fueron encontrados en blanco y con números de serie correlativos,
junto con credenciales sin completar, y plásticos con improntas de sellos visibles
(ver fs. 1422/1430).
Por otro lado, en el domicilio de Claudio Zarraga se halló
un formulario de autorización para grabación RPA chasis o bastidor, todos
correspondientes al dominio AZK 639, que carece de firma y sello de funcionario, y
un vehículo marca FIAT, modelo Vivace, dominio BFJ-665, que poseía pedido de
secuestro por parte de la Unidad Funcional de Instrucción N°1 del Departamento
Judicial de Morón, provincia de Buenos Aires, librado en el marco de la causa
N°3.097/2018.-
En la vivienda de Juan Pablo Rodríguez se secuestró,
además de diversa documentación relativa a automotores, un revolver Bagual de
acción doble, calibre .22LR, Pasper, de color gris -con numeración limada-, y diez
cartuchos de bala del mismo calibre.
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En la morada de Gastón Alberto Butte se incautaron dos


chapas patentes falsas y ocho formularios de permiso de autorización para circular
en blanco.
En el domicilio de Pereyra se secuestraron 12 cedulas de
identificación de automotores a nombre de diferentes personas, y 12 títulos
automotores, una chapa patente no oficial, y un título de automotor de un vehículo
marca Fiat (fs. 1209/1231 y 1245/49).
En la residencia de Vega se secuestraron 9 boletos de
compraventa de vehículos, algunos celebrados entre el imputado y un tercero, y
otros, únicamente entre terceros. Todos ellos, sobre vehículos diferentes (ver fs.
1395).
III- El análisis conjunto de la evidencia colectada en
autos permite compartir la decisión de fondo adoptada en la instancia anterior. Por
ese motivo, los procesamientos dispuestos serán confirmados, sin perjuicio de la
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calificación legal que en definitiva incumba asignar a los episodios investigados.


A contramarcha de lo alegado por los recurrentes, en el
caso se ha demostrado -con el grado de probabilidad propio de la etapa procesal que
se transita- la actuación de un mismo conjunto de personas, con idéntico modus
operandi, con innegable organización y demostrada permanencia en el tiempo –todo
lo cual presupone la existencia de un previo arreglo de voluntades dirigido a tal fin-,
de conformidad con las previsiones del artículo 210 del Código Penal.
En este sentido, y con base en la prueba referenciada
(escuchas telefónicas, declaraciones testimoniales, tareas de investigación y
allanamientos), podemos concluir que los recurrentes -Zarraga, Butte, Rodríguez, Pereyra
y Vega- integraron una organización dedicada a la elaboración de documentación

apócrifa y a la adulteración de autopartes. Esas acciones, de acuerdo con lo ya


expuesto, fueron ejecutadas con el propósito de disimular la procedencia ilícita de
diversos vehículos. Se sabe, además, que una vez adulterado el aparato, éste era
reintroducido en el mercado con datos falsos, ocasionando un perjuicio a los
eventuales compradores de buena fe, y a los verdaderos titulares de los bienes
registrables.
Por otro lado, estimamos que la atribución de
responsabilidad asignada a Claudio Alberto Zarraga en torno a los hechos narrados al
comienzo del considerando nro. III del presente pronunciamiento -secuestro
extorsivo y desapoderamiento del vehículo propiedad de María Florencia Montero-, se
encuentra igualmente acreditada de conformidad con las exigencias estipuladas por
el artículo 306 del C.P.P.N.
Al margen de las figuras legales aplicadas a ese
particular conflicto, las comunicaciones registradas entre el recurrente y sus
consorte -de manera contemporánea al acaecimiento de esos sucesos, y con el
evidente propósito de colocar a disposición del encartado el propio producto
obtenido a través de la maniobra-, respaldan con suficiente fuerza la hipótesis
tratada por el a quo. No puede olvidarse, por lo demás, en las particulares
circunstancias en que el aparato sustraído en el contexto relatado fue hallado (ver fs.
78 y 83). Esa pieza informativa, ponderada al interior de la tesis global desarrollada
en el auto de mérito, robustece la conclusión que hoy nos toca revisar.
Nada de ellos implica desconocer que existen medidas
pendientes orientadas y desentrañar los episodios pesquisados en toda su dimensión.
Recuérdese que a pesar de los esfuerzos diligenciados por el juez de grado, por el
momento no fue posible dar con el paradero de otro individuo –identificado- que
habría participado en el secuestro extorsivo en discusión.
Por último, cabe decir que la tenencia ilegítima de un
arma de fuego de uso civil atribuida a Juan Pablo Rodríguez también será homologada.
En efecto: 1) el arma y sus municiones fueron halladas en el domicilio particular del
causante; 2) el dispositivo era apto para producir disparos; 3) el aparato tenía su
número de identificación erradicado; 4) Juan Pablo Rodríguez no se encuentra inscripto
como legítimo usuario de armas de fuego, en ninguna de sus categorías.
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Esos elementos alcanzan para descartar la tesis propuesta


por la defensa en su recurso de apelación.
IV- Respecto a las prisiones preventivas apeladas por las
defensas, cabe señalar que recientemente esta Sala -en su anterior composición- ha
confirmado el rechazo de las excarcelaciones solicitadas por los imputados (ver de
esta Sala, causas Nro. 40.981, 40.982, 40.984, 40.985, 40.986 resueltas el 23 de
marzo del corriente, y Cn 41.148 del 20 de abril del corriente).
Sobre esa base, corresponde recordar que a la mentada
gravedad del evento en cuestión deben sumarse las especiales características en su
comisión y los vínculos que esta situación necesariamente supone (art. 319 del
C.P.P.N). Nótese que los hechos se enmarcan en una actividad con cierto grado de
organización y división de roles, circunstancias éstas que cobran relevancia pues
resulta concreta la posibilidad de entorpecimiento de la pesquisa máxime cuando
del plexo probatorio se desprenden conexiones entre los detenidos y otros sujetos
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investigados en la causa. Así, podrían verse comprometidas medidas de resultados


todavía pendientes, no pudiendo descartarse -tampoco- que esas mismas diligencias
deriven en líneas de investigación novedosas para determinar los alcances de las
maniobras.
Vale indicar, a su vez, que en los allanamientos
practicados se secuestraron armas de fuego, municiones, y que uno de los
integrantes de la banda era agente de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires (ver
causa n° 33.532, reg. n° 36.532 del 27/8/13 y su cita, entre otros).
Respecto de Butte importa destacar que “…registra una
suspensión de juicio a prueba dictada por la Justicia Correccional de Quilmes, en
el marco de la causa Nro 31259, en orden a la comisión de los de delitos en
infracción a la ley 25.761…”.
En esta misma línea, Carlos H. Pereyra “…cuenta con una
condena previa del 9 de septiembre de 2011, dictada por el Tribunal Nro. 1 del
Depto. Judicial de Quilmes, en el marco de la causa n° 1500/2013, a la pena de dos
años y diez meses de prisión de ejecución condicional por resultar autor
penalmente responsable de los delitos de estafa (9 hechos) y defraudación
agravada –estelionato- un hecho, los cuales concurren de forma real…”
El imputado Zarraga “…cuenta con dos condenas
previas, una en el 2011 por el Juzgado en lo Correccional n° 8 del Departamento
Judicial de Lomas de Zamora, en el marco de la causa n° 00631, a la pena de
veinte días de prisión por considerarlo autor penalmente responsable del delito de
desobediencia, y otra en el 2015 por el Tribunal Oral en lo Criminal n° 5 del
Departamento Judicial de Quilmes, en los autos QL-2770-2015, por el delito de
asociación ilícita, encubrimiento agravado y falsificación, alteración o supresión
de numeración registral, en concurso ideal, a la pena de cuatro años y tres meses
de prisión…”.
Por último, habrá de decirse que aún restan medidas
pendientes de realización, las cuales podrían verse obstaculizadas por los imputados
en caso de recuperar su libertad. Aquellas, tienen como finalidad dar con el
paradero de integrantes de la organización que a la fecha se encuentran prófugos, y
también de identificar a los dos masculinos que participaron en el secuestro
extorsivo.
En virtud de lo expuesto y considerando que las
circunstancias valoradas en el marco de los incidentes de excarcelación citados se
mantienen incólumes, es que las medidas cautelares privativas de la libertad habrán
de ser confirmadas.
V- En relación a los embargos apelados, también serán
confirmados
Ello, pues la mensuración efectuada por el Sr. Juez a quo
responde a la naturaleza de los delitos que se les reprocha, resultando el análisis
efectuado y los parámetros valorados en este punto del decisorio ajustados a los
lineamientos establecidos por el artículo 518 del C.P.P.N. .
Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE:
Poder Judicial de la Nación

CONFIRMAR la resolución recurrida en todo cuanto


decide y ha sido materia de apelación
Regístrese, hágase saber y devuélvase

Cn 41.163
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