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Síndrome anémico
Disminución del número de hematíes o del contenido de Hb debida a pérdidas
sanguíneas, eritropoyesis deficiente, hemólisis excesiva o a una combinación de estas
alteraciones.
Cuando existe anemia se producen varios efectos, algunos debidos a la hipoxia en sí, pero la
mayoría a causa de diversos mecanismos compensadores. El principal efecto compensador
consiste en la mayor capacidad de la Hb para ceder oxígeno a los tejidos, consecuencia de la
desviación hacia la derecha de la curva de disociación de la Hb. Ello se debe a dos
mecanismos. El primero consiste en una disminución del pH debida al ácido láctico, lo que
produce una desviación de la curva hacia la derecha (efecto Bohr). El segundo, más tardío pero
más efectivo, consiste en el aumento del 2,3 difosfoglicerato (2,3-DPG), que disminuye la
afinidad de la Hb por el oxígeno. El siguiente mecanismo compensador en importancia consiste
en la redistribución del flujo sanguíneo. Dado que ciertos órganos, como el cerebro y el
miocardio, requieren para su funcionamiento una concentración de oxígeno mantenida en
límites estrechos, se produce una disminución del flujo sanguíneo en órganos con menores
requerimientos de oxígeno, como la piel y el riñón. Cuando la Hb es inferior a 75 g/L (4,6
mmol/L) entra en acción otro mecanismo de compensación, el aumento del gasto cardíaco
merced a la disminución de la poscarga (disminución de las resistencias periféricas y de la
viscosidad sanguínea). El mecanismo compensador más apropiado sería el aumento de la
producción de hematíes, pero éste es lento y sólo efectivo si la médula ósea es capaz de
responder adecuadamente, como en la anemia posthemorrágica aguda. En otros casos, la
médula no es capaz de responder de forma apropiada, como ocurre en la anemia ferropénica o
en la perniciosa. El aumento de la eritropoyesis se debe al incremento de eritropoyetina que se
produce como respuesta a la hipoxia renal y, posiblemente, también extrarrenal.
La mayoría de las manifestaciones del síndrome anémico se producen como consecuencia de
los mecanismos de adaptación, aunque algunos se deben a la hipoxemia (angina, cefalea y
calambres musculares) o a la propia enfermedad responsable de la anemia. Asimismo,
dependen de la rapidez con que se desarrolla; así, en los casos de instauración muy lenta los
pacientes pueden tener cifras de Hb muy bajas y síntomas mínimos o nulos. Otros factores que
determinan la manifestación de la anemia son la edad y el estado de salud previo del enfermo.
El síntoma más frecuente es la astenia progresiva. Son frecuentes el cambio de humor con
irritabilidad y la disminución disminución de la libido. Durante el día los enfermos pueden referir
falta de concentración y de memoria para hechos recientes. Por la noche pueden presentar
insomnio, con lo que aumenta más la sensación de cansancio. Otras manifestaciones son las
palpitaciones o el dolor anginoso, que suele coincidir con una enfermedad coronaria previa. En
casos de anemia intensa pueden aparecer signos de insuficiencia cardíaca congestiva, en
especial si ya había trastornos cardíacos. En estos pacientes la disnea lleva a pensar siempre
en la existencia de cierto grado de descompensación cardíaca. Con frecuencia, los enfermos
presentan cefalea moderada, sensación vertiginosa y acufenos. Pueden aparecer calambres en
las pantorrillas, sobre todo por la noche y en las mujeres. La vasoconstricción cutánea puede
provocar sensación de intolerancia al frío. En ocasiones los enfermos refieren trastornos
gastrointestinales y genitourinarios, que suelen estar más relacionados con la enfermedad de
base que con el propio síndrome anémico.
En algunos casos se observa la palidez, que se debe a la vasoconstricción cutánea y a la
disminución de la concentración de Hb. Varía mucho de unos individuos a otros, según el color
y el grosor de la piel. Por ello es más recomendable valorarla en las conjuntivas y las mucosas
que en la piel. El color del lecho ungueal ofrece información fiable siempre que no existan
anomalías en las uñas o shock. Puede auscultarse a veces un soplo cardíaco que desaparece
al corregir la anemia.
Clasificación de Anemias
Las anemias pueden clasificarse según distintos aspectos, aunque las clasificaciones más
empleadas se refieren a la etiopatogenia y a los índices eritrocitarios. En la clasificación
etiopatogénica las anemias se dividen en dos grandes grupos regenerativas o perifericas y
arregenerativas o centrales
En las regenerativas o perifericas la médula ósea conserva o tiene aumentada su capacidad
de producción, lo que suele ocurrir cuando hay un aumento de la destrucción eritrocitaria o
pérdidas en forma de hemorragia aguda. Las arregenerativas o “centrales” se caracterizan
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Clasif.de
Fisiopatología Enfermedad
Anemias
Anemias
Anemias Intensa hemolíticas
Se producen por
Por su generación de o
Regenerativas o destrucción de eritrocitos a
Fisiopatología glóbulos rojos
hemorragias
Periféricas nivel central (se agrega
disminución de
volemia)
Aplasia
Anemias Características
de eritrocitos
Se producen Medular o
Arregenerativas maduros
por fallas similares como
leucemia en fase
o Centrales medulares
normales aguda o fibrosis
medular
Anemias Deficid de Disminución Anemia
Carenciales Hierro de pigmentos Ferropénica
Alteraciones Anemia
Deficid de Vit
B12
de la perniciosa o
maduración def Vit B12
Anemia por
Deficid de
Folatos
deficiencia
acido folico
Por su Anemias Bajo Volumen Disminución
Morfología Microcíticas Corpuscular de pigmento
Anemias Alto Volumen Deficid de
Megaloblasticas Corpuscular Maduración
Morfología y Disminución Esferocitica
Anemias Drepanocítica
Citología de la Sideroblastica
Especiales alterada resist.eritroc. Poiquilocitosis , etc
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Anemia ferropénica
Concepto y frecuencia. La anemia ferropénica se debe a eritropoyesis deficiente por falta o
disminución del hierro del organismo. Más de 1.000 millones de personas tienen alguna forma
de déficit de hierro. Sin embargo, existen grandes diferencias entre las regiones pobres y ricas
del mundo. En Argentina la prevalencia de anemia ferropénica en lactantes y preescolares es
de 15-25% !!, en varones adultos y escolares inferior al 20 % de acuerdo a las zonas , siendo
particularmente alta en Misiones y Corrientes, mientras que en mujeres adultas llega al 24%.
Mecanismo de producción.
Pérdida excesiva. La causa más frecuente de anemia ferropénica del adulto en los países
occidentales es la pérdida crónica de pequeñas cantidades de sangre. El origen de la
hemorragia suele ser digestivo, a menudo por hemorroides, esofagitis por reflujo, úlcera
péptica, neoplasias (estómago, colon), parásitos intestinales (común en el Noreste
Argentino ), pequeñas erosiones de la mucosa por el uso habitual de antiinflamatorios y, con
menor frecuencia, por pólipos, ivertículos, malformaciones y tumoraciones vasculares.
En la mujer el aumento de las pérdidas menstruales es la causa más importante de anemia
ferropénica. Otras causas de pérdidas sanguíneas de menor incidencia son la hemodonación
Hemodonación demasiado frecuente y las pérdidas yatrógenas por análisis de sangre durante
la hospitalización. Algunos corredores de fondo presentan anemia ferropénica debida a
pequeñas pérdidas digestivas o urinarias. La hemosiderosis pulmonar idiopática puede
producir ferropenia por hemorragias pulmonares crónicas
Disminución del aporte. En los países desarrollados esta causa, en adultos, es menos
frecuente que las anteriores y se debe a insuficiente ingestión en las clases sociales deprimidas
o por dietas muy desequilibradas seguidas por algunas adolescentes obsesionadas por su
imagen corporal. A ello pueden asociarse otros factores como la hipermenorrea. Por el
contrario, es una causa frecuente de anemia ferropénica en niños de 6 a 24 meses.
Aumento de las necesidades. Más que una causa constituye un factor coadyuvante en la
génesis de la ferropenia. Puede ocurrir en los niños, generalmente entre los 6 y 24 meses, en
la adolescencia (etapa en la que además coincide con el inicio de la menstruación) y en el
embarazo (especialmente en multíparas que no han recibido suplementos de hierro y han
amamantado a sus hijos).
Disminución de la absorción. Es una causa infrecuente que puede observarse en pacientes
que han sufrido gastrectomía, ya que el tránsito intestinal suele estar acelerado y, según el tipo
de intervención, una porción variable del duodeno (que es donde mayoritariamente se absorbe
el hierro) puede quedar excluida del tránsito alimentario. Además, el ácido clorhídrico facilita la
transformación ferrosa del hierro ingerido, que se absorbe con mayor facilidad que el hierro
férrico. Algunos pacientes con anemia perniciosa tienen anemia ferropénica asociada. También
puede producirse un déficit de absorción férrica en el síndrome de malabsorción,
especialmente cuando se afecta la mucosa duodenal y la parte superior del yeyuno.
Alteración del transporte. Muy rara vez se debe a atransferrinemia congénita, que se hereda
de forma autosómica recesiva y cursa con transferrina indetectable o muy disminuida y
ausencia de hierro medular. La alteración adquirida es asimismo excepcional.
Fisiopatología
Estadio 1: La pérdida de Fe supera a la ingestión, lo que provoca un agotamiento progresivo de
los depósitos de Fe (representados por el contenido de Fe en la médula ósea). Si bien la Hb y
el Fe sérico permanecen normales, se registra una disminución de la concentración de ferritina
sérica(<20 ng/ml). A medida que se reduce el depósito de Fe, se produce un incremento
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Comprende las manifestaciones generales del síndrome anémico, las propias de la enfermedad
causante y las debidas a la ferropenia en sí. En la mayoría de los casos las manifestaciones
clínicas son insidiosas, por lo que a veces constituye un hallazgo casual de laboratorio. Las
manifestaciones más constantes debidas a ferropenia son la adinamia y fatiga muscular, mucho
más intensa de lo que correspondería al grado de anemia. También cabe citar las alteraciones
tróficas de piel y mucosas (glositis, rágades), quizá debidas a alteraciones de las enzimas
celulares dependientes del hierro. La disfagia, asociada o no a membranas poscricoideas
(asociación que constituye el síndrome de Plummer-Vinson o de Paterson-Kelly), es un signo
muy infrecuente en los países desarrollados. Los pacientes pueden referir digestiones pesadas
y molestias inespecíficas en el epigastrio. En ocasiones se observan fragilidad y caída
excesiva del cabello o encanecimiento precoz. Las uñas pueden ser frágiles o presentar estrías
longitudinales y aplanamiento de su superficie que puede llegar incluso a ser cóncava
(coiloniquia o uñas en cuchara). Se considera una manifestación de ferropenia a una alteración
particular del apetito denominada pica, consistente en la ingesta de hielo (pagofagia), granos
de café, almidón, zanahorias, tierra (geofagia), piedrecitas, pintura y cal de las paredes. Otras
alteraciones que se pueden hallar son irritabilidad, pérdida de concentración y disminución de
la memoria y, en niños, cierto grado de retraso psicomotor. Se ha descrito la asociación de
anemia ferropénica con cefaleas, parestesias, síndrome de las piernas inquietas y acatisia.
También se han comprobado distintas alteraciones en las funciones granulocitaria y linfocitaria,
que explicarían una mayor susceptibilidad a infecciones y/o una mayor duración de éstas. Los
eritrocitos aparecen el extendido sanguíneo con un tamaño menor al normal (microcitosis) y
su contenido disminuido en hemoglobina les da un aspecto pálido (hipocromía)
Microcitosis e
hipocromía en
Anemia
Ferropenica
Anemia Megaloblástica
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cobalamina
La vitamina B12 está presente en la carne y los alimentos con proteínas animales. Su
absorción es compleja; se lleva a cabo en el íleon terminal y requiere la presencia de factor
intrínseco, una secreción de las células parietales de la mucosa gástrica, para transportar la
vitamina a través de la mucosa intestinal. La vitamina B12 alimentaria se une a proteínas
fijadoras (fijadoras R) de la saliva que protegen a la B12 en el medio ácido gástrico. Cuando
este complejo B12 (B12-fijadoras R) se introduce en el intestino delgado, unas enzimas
pancreáticas lo escinden y la vitamina B12 se une al factor intrínseco.
La vitamina B12 está presente en el plasma como MeCbl, 5´-desoxiAdoCbl e
hidroxicobalamina, unida a proteínas específicas, las transcobalaminas I y II. La
transcobalamina I es una forma de depósito, en tanto que la transcobalamina II es la proteína
transportadora de B12 fisiológica. La concentración plasmática normal de vitamina B12 oscila
entre 200 y 750 pg/ml (150-550 pmol/l), lo que sólo representa alrededor del 0,1% del
contenido total del organismo, la mayoría del cual se localiza en el hígado. La excreción es
principalmente biliar y, en menor grado, renal. La pérdida diaria total es de 2-5 mg; se produce
cierta reutilización enterohepática.
Debido a la lenta tasa de utilización y a los considerables depósitos de vitamina B12, su
deficiencia (depósitos tisulares <0,1 mg y valor sérico <150 pg/ml [110 pmol/l]) tarda en
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aparecer entre varios meses y años. Los depósitos hepáticos de B12 suelen bastar para
satisfacer las necesidades fisiológicas durante 3-5 años en ausencia de factor intrínseco y de
meses a un año en ausencia de capacidad de reabsorción enterohepática. No obstante,
cuando los depósitos hepáticos son limitados y la demanda por el crecimiento es elevada, las
alteraciones hematológicas y neurológicas pueden aparecer con mayor rapidez (p. ej., niños
lactantes de madres vegetarianas).
fisiopatología
La disminución de la absorción de vitamina B12 es el principal mecanismo fisiopatológico y
puede deberse a varios factores. La anemia causada por deficiencia de vitamina B12 también
suele denominarse anemia perniciosa. Clásicamente, el término anemia perniciosa expresa la
deficiencia de B12 producida por pérdida de la secreción de factor intrínseco. La competencia
por la vitamina B12 disponible y la escisión del factor intrínseco pueden ocurrir en el síndrome
del asa ciega (debido al empleo bacteriano de B12) o en las infestaciones por cestodos. Las
áreas de absorción ileal pueden faltar de forma congénita o destruirse por enteritis regional
inflamatoria o resección quirúrgica. Causas menos frecuentes de disminución de la absorción
de B12 incluyen la pancreatitis crónica, los síndromes de malabsorción, la administración de
ciertos fármacos (p. ej., quelantes orales del calcio, ácido aminosalicílico, biguanidas), la
ingestión inadecuada de B12 (generalmente en vegetarianos) y, en muy raras ocasiones, el
aumento del metabolismo de la B12 en el hipertiroidismo de larga duración. Una causa muy
habitual de deficiencia de B12 en la población anciana es la absorción inadecuada de B12
unida a alimentos en ausencia de cualquiera de los mecanismos anteriores; la vitamina B12
pura se absorbe, pero la liberación y la absorción de la B12 unida a alimentos son defectuosas.
La enfermedad sistémica combinada hace referencia a los cambios degenerativos que se
producen en el sistema nervioso. Los cambios degenerativos en la sustancia blanca cerebral y
en los nervios periféricos afectan tanto a los axones como a las vainas de mielina y suelen
preceder a las alteraciones de las columnas posteriores y los tractos corticoespinales. Las
neuronas corticales también pueden degenerar, aunque las alteraciones neuronales son
menores en comparación con las que se observan en los tractos mielinizados. En ocasiones se
afectan los nervios ópticos.
La anemia generalmente se desarrolla de manera insidiosa y progresiva a medida que se
agotan los depósitos hepáticos de B12. A menudo, es más intensa de lo que cabría esperar por
los síntomas, porque su lenta evolución permite una adaptación fisiológica. En ocasiones se
palpan esplenomegalia y hepatomegalia. Pueden estar presentes diversas manifestaciones GI,
como anorexia, estreñimiento y diarrea intermitentes y dolor abdominal mal localizado. La
glositis, descrita generalmente como una quemazón sobre la lengua, puede ser un síntoma
temprano. Es frecuente una pérdida de peso considerable. Un signo raro es la FOD que
responde con rapidez al tratamiento con B12.
Puede haber afectación neurológica incluso en ausencia de anemia. Este hecho se comprueba
sobre todo en pacientes mayores de 60 años. Los nervios periféricos son los que se afectan
con mayor frecuencia, seguidos de la médula espinal. Los síntomas neurológicos preceden
algunas veces a las alteraciones hematológicas (e incluso ocurren en su ausencia, en especial
si se ha administrado ácido fólico).
En las fases iniciales se detecta una pérdida periférica de la sensibilidad posicional y vibratoria
en las extremidades, junto con debilidad leve o moderada y pérdida de reflejos. En fases
posteriores aparecen espasticidad, signo de Babinski, mayor pérdida de la sensibilidad
propioceptiva y vibratoria en las extremidades inferiores y ataxia. La sensibilidad táctil, algésica
y térmica se alteran con menos frecuencia. Las extremidades superiores se afectan más tarde
y con menos regularidad que las inferiores. Algunos pacientes también muestran irritabilidad y
depresión moderada. Puede desarrollarse ceguera para los colores azul y amarillo. En los
casos avanzados puede surgir paranoia (demencia megaloblástica), delirio, confusión, ataxia
espástica y, en ocasiones, hipotensión postural.
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Megaloblastos
Formas de
maduración
anómala
El método empleado con mayor frecuencia para establecer el déficit de B12 como causa de la
megaloblastosis es la determinación de la vitamina B12 sérica. Si bien pueden surgir valores
falsos negativos, en general, niveles inferiores a 150 pg/ml (<110 pmol/l) indican, con fiabilidad,
la existencia de déficit de B12.
Una vez confirmada la deficiencia de B12, debe identificarse el mecanismo fisiopatológico
responsable. Pueden detectarse autoanticuerpos contra las células parietales gástricas en
el 80-90% de los pacientes con anemia perniciosa. Más importantes para el diagnóstico son los
anticuerpos contra el factor intrínseco, que pueden hallarse en el suero de la mayoría de los
pacientes. La mayoría de los pacientes con anemia perniciosa presentan aclorhidria. Los
análisis gástricos demuestran un pequeño volumen de secreciones gástricas (aquilia gástrica)
con un pH >6,5. El origen de la anemia perniciosa típica es la ausencia de secreción de factor
intrínseco; éste debe determinarse en la secreción gástrica independientemente del pH, dado
que puede existir una secreción discordante de ácido y de factor intrínseco.
La prueba de Schilling mide la absorción de vitamina B12 radiactiva con factor intrínseco y sin
él. Es muy útil para establecer el diagnóstico en pacientes que han sido tratados y están en
remisión clínica, pero en los que existen dudas respecto a la validez del diagnóstico
ácido fólico
La absorción se lleva a cabo en el duodeno y el yeyuno proximal. En las células epiteliales, los
poliglutamatos de los alimentos se reducen hasta dihidrofolatos y tetrahidrofolatos. Se unen a
proteínas y se transportan como metiltetrahidrofolato. Los valores séricos oscilan entre 4 y 21
ng/ml (9-48 nmol/l) y son un fiel reflejo de la ingestión dietética. El folato eritrocitario (valores
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normales, 225-640 ng/ml de sangre total [510-1.450 nmol/l], corregido a un Hto del 45%)
constituye un indicador más adecuado del estado tisular de folato. El folato total del organismo
se aproxima a 70 mg, localizándose la tercera parte en el hígado. Alrededor del 20% del folato
ingerido se excreta sin haberse absorbido, junto con 60-90 mg/d no reabsorbidos por la bilis.
fisiopatología
La cocción prolongada destruye los folatos, que son abundantes en ciertos alimentos como
vegetales de hoja verde, levaduras, hígado y setas. En ausencia de ingestión, los depósitos
hepáticos sólo proporcionan suministro durante 2-4 meses. Es habitual la ingestión dietética
limitada de ácido fólico. El alcohol interfiere en su metabolismo intermediario, absorción
intestinal y circulación enterohepática. Por esta razón, las personas que siguen una dieta
carencial (p. ej., "té y tostadas", alcohólicos crónicos) son propensas a desarrollar una anemia
macrocítica por déficit de folato, al igual que aquellos que padecen una hepatopatía crónica.
Dado que el feto obtiene el ácido fólico por suministro materno, las mujeres gestantes son
susceptibles de desarrollar una anemia megaloblástica.
La malabsorción intestinal es otra causa frecuente de deficiencia de folato. En el esprue
tropical, la malabsorción es secundaria a la atrofia de la mucosa intestinal resultante de la
carencia de ácido fólico, por lo que incluso dosis mínimas suelen corregir la anemia y la
esteatorrea. El déficit de folato puede desarrollarse en pacientes tratados con
anticonvulsivantes o anticonceptivos orales durante períodos prolongados debido a la
disminución de la absorción, así como en individuos en tratamiento con antimetabolitos
(metotrexato) y fármacos antimicrobianos (p. ej., trimetoprim/sulfametoxazol) que alteran el
metabolismo del folato. Finalmente, el aumento de la demanda de folato se produce en la
gestación y la lactancia, en las anemias hemolíticas crónicas (sobre todo congénitas), en la
psoriasis y en la diálisis crónica.
Las manifestaciones clínicas principales son las propias de la anemia. La deficiencia de folato
es indistinguible de la de vitamina B12 por los hallazgos en sangre periférica y en médula ósea.
El folato es fundamental en la formación del sistema nervioso durante los períodos fetal y
neonatal. Cuando no se ingiere folato durante el embarazo pueden surgir defectos del tubo
neural con alteraciones neurológicas graves. Concentraciones séricas de ácido fólico <4 ng/ml
(<9 nmol/l) sugieren deficiencia; el hallazgo de valores bajos de folato eritrocitario (valores
normales, 225-600 ng/ml [510-1.360 nmol/l]) confirma el déficit tisular. (El intervalo de
normalidad depende del método de laboratorio empleado.) Ambas determinaciones presentan
resultados falsos positivos y falsos negativos.
Aplasia Medular
El término aplasia medular designa la desaparición de los precursores hematopoyéticos y su
sustitución por células grasas, con la consiguiente pancitopenia: anemia, granulocitopenia y
trombocitopenia. La insuficiencia medular cuantitativa es la aplasia medular. La incidencia así
como la distribución por edad y sexo varían notablemente de un país a otro. En Occidente, la
incidencia se sitúa en 2-3 nuevos casos por año y millón de habitantes. La afección no muestra
predominio sexual y puede aparecer a cualquier edad.
Fisiopatología
En la mayoría de las ocasiones esta relación etiológica no se puede establecer con firmeza,
sino sólo sospechar con mayor o menor verosimilitud. Es idiopática o sin causa conocida en
más del 50% de los casos.
Causas:
Radiaciones ionizantes. (peróxidos y radicales libres que atacan el DNA, sobre todo de
los tejidos con gran actividad mitótica, entre ellos la médula ósea)
Medicamentos: citostáticos (su efecto se ejerce directamente sobre el DNA son
alquilantes o en alguna fase de la síntesis). Los restantes medicamentos pueden
provocar aplasia medular sobre todo por un mecanismo idiosincrásico. Aunque algunos
(p. ej., cloramfenicol, fenilbutazona o sales de oro) son capaces de causar depresiones
medulares dependientes de la dosis, el desarrollo de una auténtica aplasia es producto
de un mecanismo de idiosincrasia. Otros grupos de fármacos que probablemente son
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Pruebas complementarias.
La anemia es normocítica o macrocítica habitualmente intensa (6-8 mg/L de hemoglobina). Hay
también leucopenia. Linfocitosis relativa hasta el 70-80%, en tanto que los neutrófilos suman en
la fórmula sólo el 5-15% o menos y no se hallan eosinófilos ni basófilos. Plaquetopenia, en
general por debajo de 50000/L. Reticulocitos bajos, aunque hay casos con cifras relativamente
poco reducidas. La sideremia se halla constantemente elevada como expresión de la escasa
utilización del hierro.
Por estas razones, ante cualquier sospecha de aplasia es obligado recurrir a la biopsia
medular. El examen de la muestra obtenida permite comprobar una disminución de la
celularidad hematopoyética, con aumento de las células grasas y, a veces, edema, hemorragia
e infiltración linfo-plasmocitaria, hallazgos que entrañan peor pronóstico.
Anemias Hemolíticas
Las anemias hemolíticas se caracterizan por:
1) el acortamiento de la supervivencia normal de los hematíes, es decir, la destrucción
prematura de los hematíes
2) la acumulación de los productos del catabolismo de la hemoglobina,
3) un notable aumento de la eritropoyesis en la médula ósea, en un intento de compensar
la pérdida de hematíes que se manifiesta clínicamente por aumento del índice de
formación de reticulocitos a más del triple de lo normal.
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Las pruebas de laboratorio se pueden emplear para demostrar la existencia de hemólisis y para
comprobar su causa. El aumento del número de reticulocitos en un paciente anémico es el
indicador más útil de la hemólisis, pues refleja la hiperplasia eritroide de la médula ósea. Los
frotis de sangre periférica suele anormales y puede aportar signos tanto de la propia hemólisis
como de su causa.
Los hematíes pueden ser eliminados prematuramente de la circulación por los macrófagos
(bazo e hígado) lisis extravascular siempre que los hematíes resultan lesionados, se convierten
«extraños» o se vuelven menos deformables o, con menos frecuencia, al romperse su
membrana durante su tránsito por la sangre hemólisis intravascular.
Ambos mecanismos producen aumento del catabolismo del hemo y mayor formación de
bilirrubina no conjugada lo bastante alta como para producir ictericia fácil de observar
La haptoglobina es una alfa-globulina que se eleva mucho en el plasma (y el suero) y que se
fija a la proteína de la hemoglobina (la globina). El complejo hemoglobina-haptoglobina es
depurado en cuestión de minutos por el sistema mononuclear-fagocítico. En los pacientes con
hemólisis significativa, sea intravascular o extravascular es característico un descenso de la
haptoglobina sérica.
La hemólisis intravascular provoca la suelta de hemoglobina en el plasma; la hemoglobinemia
aumenta paralelamente a la intensidad de la hemólisis. Si la cantidad de hemoglobina liberada
supera la capacidad de fijación de la haptoglobina del plasma, la hemoglobina libre restante
atraviesa los glomérulos. Una vez filtrada, la hemoglobina se reabsorbe en el túbulo proximal y
es catabolizada por las células tubulares; el hierro del hemo resultante se incorpora a las
proteínas de depósito (ferritina y hemosiderina). La presencia de hemosiderina en la orina,
indica que existe una considerable cantidad de hemoglobina libre circulante que se ha filtrado
en el riñón. La hemosiderina aparece 3 a 4 días después de comenzar la hemoglobinuria y
puede persistir durante semanas después de haber cesado aquélla. Cuando se supera la
capacidad de absorción de las células tubulares aparece hemoglobinuria. La existencia de
hemoglobinuria es un signo de hemólisis intravascular intensa.
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piropoiquilocitosis hereditaria
Son hematíes microcíticos y de morfología extraña que se rompen a temperaturas de 44 a 45
ºC (mientras que los hematíes normales resisten hasta 49 ºC). Se debe a un déficit de
espectrina y a una alteración del autoensamblaje de la espectrina. La hemólisis suele ser
intensa, se diagnostica en la niñez.
Estomatocitosis hereditaria
Los estomatocitos son hematíes cóncavos por una de sus caras y convexos por la otra. Esto
produce una zona central hendida, en forma de "boca de pez", que aparece pálida en los frotis
secos
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Los pacientes con hemólisis intensa suelen consultar en la primera infancia por anemia,
ictericia y esplenomegalia. La anemia es normocítica (o ligeramente macrocítica) y
normocrómica con reticulocitosis. Para el diagnóstico de este grupo de anemias se necesitan
análisis enzimáticos específicos. La mayoría de los pacientes no precisa tratamiento.
Debido al defecto enzimático, los reticulocitos dependen de la respiración mitocondrial más que
de la glucólisis para mantener el ATP. Sin embargo, en el ambiente hipóxico del bazo, el
metabolismo aerobio queda interrumpido y las células con su ATP agotado se destruyen in situ.
Anemia Falciforme
Fisiopatología. La hemoglobina S se caracteriza por la sustitución del ácido glutámico por
valina del de la cadena de la glohina B. La menor solubilidad de la Forma reducida de esta
hemoglobina da lugar a la formación de una red gelatinosa de polímeros Fibrosos llamados
tautoides, que endurecen y deforman al hematíe, produciendo eritrocitos rígidos y en forma de
hoz.
que atraviesan vasos finos con dificultad o no los atraviesan en absoluto. Si la velocidad con
que estos hematíes son retirados de la sangre circulante excede a la capacidad de la médula
ósea para sustituirlos, aparece anemia hemolítica. La obstrucción de los vasos por las células
falciformes provoca infartos repetidos que afectan a todos los órganos y sistemas,
especialmente al bazo, pulmones, riñón y cerebro.
Manifestaciones clínicas.
signos y síntomas de anemia crónica:
ictericia y predisposición a la formación de cálculos biliares.
úlceras de las piernas debido a estasis sanguínea
episodios repetidos de infarto pulmonar "síndrome del tórax agudo" caracterizado por
fiebre, dolor toracico e infiltrados pulmonares.
obstrucción de los vasos retinianos que puede ocasionar: hemorragias, cicatrices.
desprendimiento de retina y ceguera.
Bibliografía
Enfermedades del sistema eritrocitario: anemias L. Hernández Nieto, M.T. Hernández García, T.
Pintado Cros, J. Juncá Piera, J.L. Vives Corrons y C. Martín Vega . Farreraz Rotzmann Edic 13.
Guía de Estudio-Fisiopatología 12
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