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En la naturaleza creada por Dios, observamos una

fantástica armonía de formas y colores. ¿Por qué no haber


una maravillosa armonía también en la "nueva creación" de
Dios, es decir, en la iglesia conceptuada por él y
establecida por su Hijo? Gálatas 6:15.

I. Introducción.

A. Estimado lector, quizás le parezca demasiado seco el tema de este estudio,


cerebral, aun pedante, o de poca importancia. Sin embargo, a los elementos
señalados –doctrina, opiniones, inferencias- se les da importancia en el Nuevo
Testamento, impactando todos y cada uno la unidad de la iglesia. De hecho,
diríase que las tantas y tantas divisiones del cristianismo del presente existen
mayormente porque muchísimos predicadores y maestros no los toman en cuenta.
Permítanos animarle a leer todo este estudio, armándose de la paciencia
necesaria para la tarea. En esta ocasión, no pretendemos examinar todos los
aspectos y ramificaciones de este tema. De hecho, el énfasis principal del presente
estudio es sobre el renglón de “inferencias”.
B. Los términos claves definidos.
1. "Doctrina" significa "enseñanzas". “Doctrina. 1 enseñanza que se da a
una persona en una disciplina determinada. Doctrina social de la Iglesia.
2 conjunto de ideas o creencias sostenidas por un grupo o persona. Doctrina
peronista” (Copyright © 2009 K Dictionaries Ltd).
a) En el contexto de estos estudios, la "sana doctrina" es el cuerpo de las
"buenas enseñanzas" de Cristo y los apóstoles encontrado en el Nuevo
Testamento. Se trata de las normas y directrices que gobiernan la
organización, la vida y las obras de la iglesia.
b) Por ser inspirada, autoritativa, vigente y aplicable universalmente a la
iglesia, esta "sana doctrina" (1 Timoteo 4:16; Tito 2:1),“buena
doctrina” (1 Timoteo 4:6), “doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1; 2 Juan 9-
11), no es, en definitiva, materia opinable.
2. "Opinión" significa: "…apreciación, concepto, criterio, dictamen, idea,
impresión, juicio, parecer" (Diccionario de uso del español, Tomo II, Pág. 567).
a) En la Biblia, hay muchos puntos y asuntos sobre los cuales
podemos opinar porque no figuran como doctrinas dadas por el Espíritu
Santo para todo creyente en todo lugar, durante toda la Era Cristiana.
b) Las opiniones, por ser apreciaciones, juicios o pareceres
particulares, no son inspiradas. Por consiguiente, jamás deberíamos
permitir que sean causas de tropiezos, enajenamiento o división.
3. “Inferencia.” “Inferencia [infe'ɾenθja] deducción de una cosa a partir de
otra. Hacer una inferencia falaz. (© 2009 K Dictionaries Ltd.)“Inferir.” “Sacar
una conclusión por medio de un razonamiento, a partir de una situación
anterior o de un principio general. Colegir, deducir.” (Diccionario Manual de la
Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.)
4. Tenemos por muy válido el siguiente lema: “En la doctrina esencial,
perfecta unidad; en las opiniones, mutua tolerancia”. Latolerancia, en el
contexto de este lema, es una virtud que obra fuertemente a favor de la unidad
de la iglesia.
a) Excelente lema, ¡pero muy difícil de implementar!
b) El factor principal que complica la feliz aplicación universal de este lema
lo identificamos como el siguiente: Lo que es "doctrina" para algunos, es
mera "opinión" para otros, y viceversa, lo que es "opinión" para
algunos es "pura doctrina imprescindible" para otros.
(1) Reflexionando sobre actitudes, reacciones y diferencias que
impactan adversamente la unidad de la iglesia, percibimos que esta
confusión sobre “doctrina” y “opinión” se debe a la existencia de dos
categorías generales de maestros y predicadores:
(a) Los muy estudiosos, maduros y sabios que cuentan con la
preparación espiritual y académica necesaria para discernir entre
"doctrina" y "opinión".
(b) Los menos estudiosos, menos maduros y poco sabios carentes
de los conocimientos y la capacitación espiritual necesarios para
discernir entre "doctrina" y "opinión", pero que, sin embargo, son
demasiado prontos para proclamar y defender, aun fanáticamente,
sus creencias o interpretaciones.
(2) Por cierto, si todos los maestros de la Biblia pertenecieran a la
primera categoría se acabaría la mayoría de las controversias sobre
qué es "doctrina" y qué es "opinión".
II. La "sana doctrina" es absoluta e inequívocamente indispensable para la unidad
de la iglesia. ¿Por qué? Porque el tipo de unidad que requiere Dios de sus seguidores
presupone y, de hecho, demanda un cuerpo de sanas enseñanzas, específicas e
infalibles, que hagan factible la unidad, preservándola.

A. ¿Qué clase de unidad requiere Dios de sus seguidores? Ya respondimos


ampliamente a esta pregunta en las primeras dos conferencias de esta serie
sobre “La unidad de la iglesia”.
1. Definitivamente, no se trata de "la unidad en diversidad" de doctrinas,
credos, criterios y cuerpos religiosos.
a) Esta es la clase de unidad que pretenden lograr el Concilio Mundial de
Iglesias y varios concilios protestantes, evangélicos y pentecostales,
como también otras organizaciones y movimientos ecuménicos, los que
promueven la unidad entre los humanos que confiesan el nombre de Cristo,
pero no aquella unidad conforme a las exigencias de Cristo o del Espíritu
Santo.
b) Este tipo de unidad es preciso catalogarlo como superficial, muy corto,
de poco valor, aun engañoso, por la razón principal de que ni siquiera
pretenden sus auspiciadores que las muchísimas iglesias y sectas del
cristianismo moderno hablen y practiquen “una misma cosa”, que eliminen
o rectifiquen los dogmas y las organizaciones humanas que las separan.
c) Se puede comparar este tipo de unidad a la “unión” que existe entre los
países que pertenecen a la Organización de las Naciones Unidas, o a la
Organización de Países Latinoamericanos . Referidos países se unen para
propósitos bien particulares y limitados, pero cada cual preserva su propia
soberanía, con sus distintos gobiernos, cultura, monedas, idiomas o
dialectos. Desde luego, el verdadero“Reino de Dios” (Juan 18:36; Hechos
20:25; Colosenses 1:13) que predicaba Jesucristo y sus apóstoles no se
compone de muchos reinos espirituales distintos sino que es uno, único,
un solo ente, sin divisiones. Este es el modelo divino del Reino espiritual
de Dios que se nos presenta en la Biblia, pero teólogos, predicadores y
maestros han formado, a través de los siglos de la Era Cristiana, “reinos
espirituales independientes”, es decir, denominaciones, concilios, sectas,
cada uno con su propio credo, organización y práctica. He aquí la gran
problemática que lleva a distintos grupos del cristianismo actual a promover
la “unión” (el ecumenismo) en vez de abogar por la perfecta unidad tal
cual enseñada en el Nuevo Testamento.
2. Dios exige de sus hijos perfecta unidad. "Perfectamente unidos" (Juan
17:23); "una fe... un cuerpo... un bautismo" (Efesios 4:3-6); que hablemos
todos "una misma cosa", que tengamos "una misma mente" y "un mismo
sentir" (1 Corintios 1:10; Filipenses 2:1 ,2) y que sigamos "una misma
regla" (Filipenses 3:16).
a) Esta clase de unidad no es superficial sino profunda, abarcadora,
completa, real, bella, edificante, confortante, preservadora.
b) Obviamente, la misma es completamente incompatible con la idea de
"unidad en diversidad de dogmas y cuerpos religiosos".
c) Cristo mismo compara esta clase de unidad a la que es rasgo
sobresaliente de la Deidad (Juan 17:21-23). “…para que todos sean uno;
como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti… para que sean perfectos en
unidad…” Y el Espíritu Santo la compara a la que ejemplifica el cuerpo
humano (1 Corintios 12:12-27; Romanos 12:4-5; Efesios 4:16). “Porque así
como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así
también Cristo.”
d) Pues, ¿qué decir? Sinceramente, por mucho que incomode o duela
apuntarlo, la responsabilidad de representar las cosas como son a la luz de
la Biblia nos obliga a apuntar que los movimientos ecuménicos no
presentan al cristianismo dividido la visión de la "perfecta unidad" que Dios
exige de sus seguidores. Por tal razón no podemos apoyarlos.
e) Los fieles ministros del Señor presentan al mundo religioso dividido el
verdadero y único "Templo de la Unidad de la Fe y del Conocimiento del
Hijo de Dios".
f) Pero, lamentablemente, entre ellos mismos se encuentran algunos que
no saben distinguir entre "doctrina" y "opinión". Estos, al querer imponer
sus opiniones e interpretaciones privadas, causan todavía más confusión y
división en el mundo religioso, abochornando y embarazando a los
cristianos maduros que llaman a todos los creyentes del mundo a
unirse “perfectamente” en Cristo.
g) En resumida cuenta, por más que amemos, proclamemos y procuremos
la perfecta unidad, resulta imposible eliminar toda contienda y división. Esta
es una realidad tan triste como innegable.
(1) El mismo apóstol Pablo que exhortó, una y otra vez, a los discípulos
a estar “perfectamente unidos”, también escribió lo siguiente: "Es
preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan
manifiestos entre vosotros los que son aprobados" (1 Corintios
11:19). Resaltamos: “Es preciso que… haya disensiones…” Así
pues, no tengamos ilusiones. Por más que deseemos la unidad,
amándola y luchando para hacerla realidad, tarde o temprano alguien
traerá disensiones. Pero, aun las disensiones tienen propósito, a
saber, “…para que se hagan manifiestos entre vosotros los que
son aprobados”. O sea, los que exponen y sostienen la verdad de
Dios, y no opiniones humanas o interpretaciones erróneas. Los que
tienen y practican la“sana doctrina”, y no alguna falsa
doctrina, “doctrinas” que son “mandamientos de hombres” (Mateo 15:9),
hasta “doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:4).
(2) Entonces, ¿qué remedio nos queda a nosotros que deseamos
ardientemente la unidad?
(a) Luchar tenaz e incansablemente para reducir al mínimo el
número de disensiones y divisiones.
(b) Seguir predicando la perfecta unidad que exige Dios, ya que la
falta de entendimiento de algunos de sus seguidores no anula su
propósito sublime de unirnos a todos en "un solo cuerpo", con una
sola fe. No debemos nosotros callarnos a causa de quienes no
alcancen pleno entendimiento y madurez en estos asuntos.
III. Dado el hecho de que no puede haber perfecta unidad sin la "sana doctrina" como
constitución espiritual que la garantice, es del todo imprescindible que aprendamos
toda la “doctrina de Cristo” (Hebreos 6:1). Así que, el solemne deber de todo aquel que
ama la unidad de la iglesia es identificar en la Biblia esta doctrina, separándola de (1)
creencias y prácticas meramente culturales, (2) tradiciones e influencias religiosas
ajenas al Nuevo Testamento, (3) asuntos accidentales de índole histórica, (4)
interpretaciones privadas y (5) otras materias de índole circunstancial. A continuación,
algunos ejemplos relevantes, los que tal vez sean útiles como guía para examinar
otros.

A. Mandamiento directo. Ejemplo de una doctrina revelada por medio de


un mandamiento directo: "Id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado." (Mateo 28:19-
20). “Id… haced… bautizándolos… enseñándoles…” son mandamientos
específicos y directos.
B. Patrón apostólico. Ejemplo de una doctrina esencial, vigente y universalmente
aplicable revelada por medio del procedimiento de los apóstoles y otros
ministros de Cristo del Siglo I bajo la supervisión directa del Espíritu
Santo: "Constituyeron ancianos en cada iglesia"(Hechos 14:23).
Estos “ancianos” se identifican en otros textos
como “obispos” o “pastores” (Hechos 20:17-28; Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:1-8;
Tito 1:5-11)
1. Las demás revelaciones en el Nuevo Testamento sobre la organización de
las iglesias locales establecidas por los apóstoles, evangelistas y maestros
inspirados del Siglo I armonizan perfectamente con Hechos 14:23. Se sugiere
escudriñar los textos anotados arriba.
2. Comprendiendo nosotros que aquellos obreros efectuaron la organización
de las congregaciones locales conforme a las directrices del Espíritu Santo, y
no de acuerdo con pareceres o caprichos personales, deducimos que sus
acciones obedecían a la voluntad de Dios, y que, por consiguiente, hoy día
también debemos nosotros los evangelistas fieles a
Cristo constituir "ancianos en cada iglesia". No se trata, pues, de un asunto
opinable, como tampoco de una mera opción entre muchas, sino de un patrón,
o modelo, dado por Dios, por vía del Espíritu Santo e implementado por los
apóstoles de Cristo, el que nosotros también debiéramos implementar, siendo
imitadores fieles de aquellos apóstoles y respetando el modelo concebido por
Dios.
C. Inferencia necesaria. Ejemplo de una doctrina esencial y vigente revelada
por "Inferencia necesaria": Que el Reino de Dios fue establecido en la tierra en el
día de Pentecostés del año 30 d. C. y que existe hasta el día de hoy, siendo la
iglesia verdadera la manifestación en la tierra de referido Reino.
1. De nuevo, citamos definiciones del verbo "inferir". Significa: "…deducir una
cosa de otra por cualquier razonamiento". "Inferirse"quiere decir: "Deducirse.
Desprenderse. Salir. Ser o poder ser inferido de la cosa que se
expresa" (Diccionario de uso del español, Tomo II, Pág. 127).
2. Cierto es que la doctrina sobre el Reino que presentamos como “esencial y
vigente” no se encuentra expresada explícitamente, tal cual escrita por este
servidor, en ningún pasaje particular de la Biblia. Sin embargo, sus elementos
fundamentales se hallan en los siguientes textos inspirados: Daniel 2:1-44;
Marcos 9:1; Juan 3:1-8; Hechos 1:1-8; 2:1-47; Colosenses 1:13; 1 Corintios
15:22-28 y otros. Escrutando estos pasajes, formulamos la doctrina como
una “inferencia necesaria”, una "sana doctrina" de la revelación divina,
sumamente importante para toda la humanidad y realmente esencial para la
unidad doctrinal del pueblo de Dios.
a) Referida "inferencia" (deducción o conclusión) es "necesaria" porque
los datos revelados en los textos citados nos obligan a formularla. Por
ejemplo, en Marcos 9:1 Jesucristo dice: “De cierto os digo que hay algunos
de los que están aquí, que no gustarán de la muerte hasta que hayan
visto al reino de Dios venido con poder”. Se infiere, necesaria y
obligatoriamente, que el reino de Dios vendría antes de morir todos los
que escuchaban al Señor en aquel momento de su ministerio terreanl, y
se deduce, por ende, que el Reino vendría antes de finalizarse el Siglo I.
Luego, en el mismo día de su ascensión, Jesús mandó a los apóstoles a
permanecer en Jerusalén hasta recibir el “poder” prometido por el
Padre (Hechos 1:1-8). No tardó el “poder” en venir, pues se manifestó
espectacularmente diez días más tarde en el día de
Pentecostés (Hechos 2:1-4). Se infiere, necesaria y obligatoriamente,
que el reino de Dios vino en el día de Pentecostés del año 30 d. C. Esta
inferencia es "necesaria" porque la lógica, pura y sencilla, irrefutable e
irresistible, la requiere. Bien pudiéramos formular otros argumentos tipo
silogismo fundados en los textos citados, pero no tenemos el propósito de
desarrollar completamente el tema del “reino de Dios” en este escrito.
b) La validez de los argumentos en los que está basada la inferencia es
confirmada indirectamente por el hecho de que la inferencia no contradice
ningún otro pasaje o doctrina principal de las Sagradas Escrituras. En
cuanto a esta conclusión, no faltan quienes discrepen, y de ahí que surgen
disensiones, las que revelan tanto el alcance como la calidad del
conocimiento bíblico de quien se declara no de acuerdo, al igual que su
capacidad para razonar lógica e imparcialmente. No es menos cierto que
ponen a prueba mi propio conocimiento y capacidad racional.
3. Inferencias divinas. Leyendo Lucas 20:27-40, hallamos que Cristo mismo
hizo uso de una "inferencia necesaria" para refutar, de forma contundente, a
los saduceos y enseñar la doctrina correcta sobre la resurrección. En síntesis,
su argumento es el siguiente:
a) Primera premisa: Moisés "llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de
Isaac y Dios de Jacob".
b) Segunda premisa: "Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues
para él todos viven".
c) Conclusión: Abraham, Isaac y Jacob aún viven, y han de
resucitar. ¡Argumento perfecto! ¡Silogismo clásico! ¡Inferencia
absolutamente necesaria! Ahora bien, el que Cristo mismo formulara tal
argumento, valiéndose de herramientas de la sana lógica, debería hacer
reflexionar, pensamos, a cualquier discípulo del Señor que menosprecie
“argumentos, doctrina, hacer uso del intelecto” para entender la enseñanza
de Dios, la voluntad de Dios. Por cierto, he conocido personalmente a
“cristianos” que hasta se mofaban de “intelecto, razonamientos, lógica,
doctrina”, prefiriendo entender la voluntad de Dios mediante sus
emociones, intuiciones, sueños o sentimientos, procedimiento subjetivo que
solo resulta en errores doctrinales, y por ende, en más divisiones. A decir
verdad, esta mentalidad es prácticamente una “doctrina” del
pentecostalismo típico. Parafraseando, su idea es: “¿Qué importa la
doctrina? La doctrina es fría, sin vida. Lo importante es lo que siento en mi
corazón. Dios no se conoce con la mente sino con el corazón.” ¡Nada más
lejos de la verdad! Ambas facultades, tanto la mente como el corazón, son
vitales en el proceso de buscar a Dios, conocerle y entender su “buena
voluntad… agradable y perfecta” (Romanos 12:2), sometiéndose el
corazón a la mente para evitar que emociones subjetivas tomen prioridad
sobre la razón.
d) El resultado de la inferencia necesaria desarrollada por Jesucristo: Se
callaron los saduceos porque no podían resistir o refutar la lógica que Cristo
utilizó, empleando el silogismo, argumento clásico desarrollado mediante
premisas y conclusiones, o inferencias, necesarias.
4. Más inferencias necesarias formuladas por la Deidad. También
el Espíritu Santo utiliza, a través del autor de Hebreos,argumentos
meticulosamente elaborados, con "inferencias" claramente deducidas y
expresadas, para probar la superioridad de Cristo sobre los ángeles (Hebreos
1:1 - 2:13), enseñar en qué consiste el verdadero reposo para los cristianos
(Hebreos 4), probar que Cristo es ahora el único Sumo sacerdote de Dios
(Hebreos 5:-10; 7:1-17) y confirmar la abrogación del Antiguo Pacto (Hebreos
7:12 - 8:13). Consideremos un solo versículo, Hebreos 8:13, como ejemplo de
un argumento sencillísimo y una conclusión lógica. "Lo que se da por viejo y
se envejece (argumento), está próximo a desaparecer" (conclusión,
inferencia). El Antiguo Pacto se daba por viejo y se envejecía. Por lo tanto,
estaba “próximo a desaparecer”, es decir, a ser abolido, clavado en la cruz y
quitado de en medio, como dice Colosenses 2:14-17. ¡Qué lógica admirable!
¡Qué verdad tan fundamental y necesaria para la unidad de la iglesia!
5. Concluimos, pues, que la "inferencia necesaria" es un instrumento
bíblicamente legítimo para identificar algunas doctrinas esenciales no
reveladas por otros mecanismos.
6. Pero, la sana lógica también nos advierte que ciertos factores invalidan
argumentos formulados con el propósito de establecer alguna
"inferencia" supuestamente necesaria. Por ejemplo:
a) Datos incorrectos o incompletos relacionados con el tema.
b) Apelar a leyes abrogadas, aspectos culturales, hechos históricos
circunstanciales, etcétera.
c) Conocimiento incompleto de la materia.
d) Por lo tanto, tenemos a bien dar voz a una advertencia implícita, a
saber: Cualquier premisa defectuosa en cualquier particular rinde
inválida la conclusión, o inferencia, basada en ella.
7. Inferencias erróneas. Ejemplo de una inferencia errónea porque la
misma contradice los ideales más elevados y la esencia misma de la pura
religión: Que una congregación local no pueda hacer uso de las ofrendas
colectadas los domingos para brindar socorro a cualquier persona que no haya
obedecido al evangelio.
a) Esta "inferencia" la hace un cuerpo de discípulos auto denominados
“conservadores”, apoyándose en expresiones bíblicas tales como: "En
cuanto a la ofrenda para los santos…" (1 Corintios 16:1; Romanos
15:25-26). Parafraseamos su argumento de la siguiente manera: “Ya que
estos textos dicen ‘…para los santos…’, la ofrenda de la iglesia tiene que
ser solo y exclusivamente ‘para los cristianos’, quedándose excluida toda
persona no convertida a Cristo”.
b) Sin embargo, encontramos defectos en el argumento que invalidan la
inferencia. Detallamos algunos.
(1) El apóstol Pablo y sus compañeros llevaron una ofrenda cuantiosa
para socorrer a los necesitados de Jerusalén y la provincia de Judea
(Romanos 15:23-33; Hechos 22:17-18). Ahora bien, la aplicación
rigurosa de la inferencia de los “conservadores” hubiera obligado al
apóstol Pablo, juntamente con los ancianos de las iglesias en Judea, al
igual que toda su feligresía…
(a) A no entregar, so pena de condenación, ni un solo centavo de la
ofrenda traída a ningún joven, adulto, enfermo, hambriento,
desnudo, accidentado, moribundo, viuda, viudo o huérfano no
convertido al Señor. Ni siquiera dar un bocado de pan o alguna
prenda de vestir comprada con dichos fondos, a una persona no
bautizada en Cristo, pese a que estuviera al punto de fallecer de
hambre o desnudez.
(b) Además, a velar que la mujer cristiana no compartiera con su
esposo o hijos no cristianos ninguna de las bendiciones traídas. O
que el esposo convertido las compartiera con su esposa no
convertida.
(2) Pero, tal aplicación rigurosa de una doctrina basada en una
inferencia contradice la esencia misma de la religión pura y
verdadera, como también el juicio de una conciencia sana, y
además, el sentido común iluminado por el evangelio (Mateo 5:38-
47; Efesios 4:28; Santiago 1:27; Gálatas 5:10). Por consiguiente, tal
inferencia no puede ser válida. A simple vista, no es válida. No
armoniza con normas elementales del evangelio de Cristo, con la
verdadera enseñanza bíblica en torno al amor por el vecino, aun por
los enemigos; con los atributos divinos de compasión, misericordia,
bondad para con todos, generosidad para con todos, que la lluvia cae
tanto para el bien de los injustos como para el de los justos (Mateo
5:44-48). Si Dios hace salir el sol sobre los malos, ¿quiénes somos
nosotros para no procurar el bien de ellos, rehusando brindarles nuestro
apoyo porque sean “malos”, porque no pertenezcan a la iglesia?
(a) Contra estas consideraciones se argumenta que el cristiano,
en su capacidad de individuo, puede sí socorrer a la persona no
convertida, pero que la iglesia no puede aportar a tal persona nada
en absoluto de la ofrenda “para los santos”.
(b) A Lo cual se replica que esto suena un tanto absurdo, pues a
la iglesia se le traba a realizar obras buenas que el individuo sí
puede hacer. ¿Qué el cristiano individual puede ser buen vecino sí
de la persona no convertida al Señor, brindándole el oportuno
socorro, pero la iglesia, no? ¿Qué el cristiano individual, al hacer
una obra caritativa, no representaría, de modo alguno, a la iglesia?
La mente espiritual resiste, naturalmente, dar credibilidad a
semejantes ideas. De todos modos, elconocimiento correcto y
completo de lo que hacían las congregaciones del Siglo I con sus
ofrendas nulifica totalmente la inferencia de los “conservadores”,
afirmación que sostenemos en la próxima partida.
(3) Datos abundantes y detallados del relato inspirado sobre las obras
benévolas realizadas por el apóstol Pablo y sus compañeros
demuestran que la "inferencia" de los “conservadores” no es correcta.
Por ejemplo, en cuanto al uso dado a las ofrendas colectadas de
congregaciones en Macedonia, Acaya, Asia y Galacia, el apóstol Pablo
explicó al gobernador Félix: "Vine a hacer limosnas a mi
nación" (Hechos 24:17). "A mi nación", y no exclusivamente a la
iglesia. Formulamos un silogismo.
(a) Primera premisa (primer hecho): La “nación” judía la componían
en aquel tiempo no solo cristianos sino también judíos no
convertidos a Cristo, siendo estos la inmensa mayoría.
(b) Segunda premisa (segundo hecho): Pablo hizo limosnas a
su “nación”.
(c) Conclusión (inferencia): Pablo hizo limosnas no solo a los
cristianos sino también a judíos no convertidos a Cristo, utilizando
las ofrendas de las numerosas iglesias que aportaron al fondo que
el apóstol mismo administró (2 Corintios 8).
-Se observa una característica notable de la persona que
contiende por contender, aferrada quizás fanáticamente a su
inferencia, a saber, la propensión de confundir opiniones o
interpretaciones personales con doctrinas bíblicas. Y también
otra: la de porfiar. “Porfiar. “Disputar y alternar
obstinadamente y con tenacidad.” (Diccionario Enciclopédico
Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.). O sea, no da su brazo
a torcer, no importa cuán fuertes los argumentos en su contra.
-Pues bien, un porfiador bien pudiera argumentar,
obstinadamente, que Pablo hiciera limosnas solo a "los santos"
de la nación judía. Sin embargo, esto no lo dice Pablo sino que
afirma, reiteramos, “Vine a hacer limosnas a mi nación”, sin
excluir a todo judío no convertido. Aunque responder con
seriedad a una porfía es revestirla de una importancia que no
tiene, acariciando al ego de su autor, si quisiéramos replicar a
la señalada diríamos lo siguiente: Suponiendo que el apóstol
Pablo hiciera limosnas solo a los cristianos de su nación, su
declaración al gobernador Félix hubiese sido, efectivamente,
una media verdad, equivalente a un subterfugio o mentira,
seguramente encontrando sus enemigos en tal falsa
representación de los hechos aún más razón para denunciarle
como enemigo del pueblo.
c) Conclusión. La inferencia que dicta no utilizar nunca ningún centavo de
los fondos de la iglesia para socorrer a ningún ser humano no convertido a
Cristo, aunque esté muriendo por falta de alimento, medicina, abrigo o
techo, carece de apoyo bíblico, siendo además repugnante al corazón
sensible al dolor ajeno. Por lo tanto, merece ser calificada como errónea,
dañina, falta de compasión, perjudicial a la causa de Cristo en el mundo,
causa de contiendas y divisiones totalmente injustificadas, tropiezo para
gentes no convertidas al Señor, aun escandalosa, puramente hueca y
legalista, por ser contraria no solo a hechos bíblicos sino también a la
esencia misma del cristianismo puro.
d) Consideraciones adicionales. Nos parece realmente inconcebible que el
apóstol Pablo, al llegar a Jerusalén con las ofrendas aportadas por muchas
congregaciones, advirtiera a los ancianos (obispos, pastores) de la iglesia
en Jerusalén, a los de las iglesias de Judea y a toda la feligresía en general
–a miles y decenas de miles de cristianos- diciéndoles,
parafraseando: "Miren bien, ¡que ninguna porción de estas ofrendas la
reciba cualquier persona que no haya sido bautizada en Cristo! ¡Ni una
migaja para ningún incrédulo, no importa su condición! ¡Tengan cuidado,
hermanos! No pequen. Estas ofrendas son exclusivamente ‘para los
santos’. Decididamente, ustedes los cristianos no pueden socorrer a
ninguno que no sea cristiano con estas ofrendas, aunque esté falleciendo
de hambre. El que osara hacerlo estará bajo pena de condenación eterna.
El tal es un ‘liberal’ y lo excomulgaremos. Si alguien quiere sacar de sus
propios bienes una dádiva para alguna persona no convertida a Cristo,
puede hacerlo, pero no de estas ofrendas. ¡Definitivamente que no!" Pero,
¿no eran muy pobres los hermanos de Judea? ¿Por qué preocuparse
Pablo y sus compañeros por traer una “ofrenda abundante” (2 Corintios
8:20) a los cristianos en Judea si estos ya contaban con recursos
suficientes para brindar ayuda, individualmente, como pretenden los
“conservadores”, a judíos no convertidos? ¿O qué diríamos si los santos
pobres en Judea no tuvieran bienes propios con que socorrer a sus
conciudadanos no convertidos? ¿Si la única ayuda disponible fuera la
traída por Pablo y sus compañeros? Se supone que el frío legalista
respondiera: "Pues, ¡qué sufran y mueran! Yo los dejo morir antes de
quebrantar la doctrina del Señor, pues la iglesia no puede sacar nada
de sus tesoros para aliviar el sufrimiento de personas no obedientes
al evangelio". ¿Qué cosa dice? “¿Quebrantar la doctrina del
Señor?” Pero, ¡el Señor nunca ha enunciada semejante doctrina injusta,
contraproducente, falta de compasión natural, mala! El legalista cataloga su
interpretación personal como “doctrina del Señor”, revistiéndola de seriedad
y autoridad, pero su confusión y falta de madurez son evidentes a todo
aquel lleno de conocimiento correcto y capaz de discernir espiritualmente (1
Corintios 2:12-16). ¡Triste y necia inferencia esta! Más triste y más necia
aún por haber sido causa de malestar, malas sospechas, interminables
controversias y división entre cristianos durante unas cuantas décadas.
8. Ejemplo de una inferencia defectuosa por descansar en datos
incompletos y puras asunciones: Que la congregación "A" no debe enviar
ayuda a la congregación "B" para que esta realice a su vez alguna obra
benévola o evangelística que sería incapaz de efectuar sin la cooperación de la
congregación "A".
a) Esta inferencia es basada en la supuesta violación de una autonomía
congregacional radical, en la que incurrirían, teóricamente, ambas
congregaciones al cooperar de la forma indicada.
b) A continuación, identificamos algunos datos incompletos o
asunciones que invalidan la inferencia:
(1) Se asume que la "B" tome potestad sobre la "A", violando la
autonomía de esta, pero esto no es cierto. Por ejemplo, la “B” no ordena
ni obliga a la “A” a cooperar; lo único que hace es solicitar la
cooperación de la “A”. Recibiendo la petición, la “A” tiene el poder de
aprobarla o denegarla. Así que, la “A” toma su propia decisión. La “B”
no interfiere. La “B” no puede forzar a la “A” a decidir a favor de su
propuesta. Por lo tanto, la autonomía de la "A" se mantiene inviolable.
(2) Si el cuerpo administrativo de la "A" decide cooperar con la "B"
enviando aportaciones, ha dispuesto de sus fondos conforme a su
propia voluntad. No ha cedido, de modo alguno, su autonomía a la
"B".
(3) Aceptando la "B" la aportación de la “A”, su deber es proceder
honradamente, utilizando lo recibido, específica y exclusivamente, solo
para el propósito designado.
(4) Con el ánimo de ilustrar y clarificar, presentamos la siguiente
comparación. José, agricultor, casado y padre de cinco hijos, se
enfermó hace cuatro meses. La familia gastó ya todos sus recursos y
está al borde de perder su casa y la finquita. Guillermo, llegando a
enterarse de la situación, se empeña en rescatar a José y su familia del
duro y penoso trance en el que se encuentran. Pero, Guillermo no
puede lograrlo él solo, pues tampoco es hombre pudiente. Así pues,
Guillermo solicita a Santiago, su amigo de infancia que vive en una
ciudad lejana, una aportación, y este, bien acomodado
económicamente, bondadosa y voluntariamente envía a Guillermo 5000
pesos para que Guillermo, a su vez, se los entregue a su vecino José.
Actuando Santiago así, ¿perdió en algún momento su libre albedrío?
¿Su autonomía personal? ¿Potestad sobre sus propios bienes?
Negativo, en absoluto. Pues, tampoco pierde, en ningún momento, la
congregación "A" su autonomía al decidir cooperar con la “B” en la
realización de una empresa espiritual que la “B” no podría llevar a cabo
sin la ayuda de su congregación hermana.
c) Lamentablemente, la realidad que acabamos de resaltar no satisface a
“conservadores” empeñados en defender su posición doctrinal, sus
opiniones doctrinales, pese a que estas siembren mucha discordia y
causen divisiones. Se recurren a todavía más argumentos e inferencias, los
que pertenecen a la categoría de “porfías” por carecer tanto de hechos
bíblicos que los respalden como de sentido común. Dos ejemplos.
(1) Primer ejemplo. Que no debiera haber "concentración de
fondos" en ninguna congregación.
(a) La frase "concentración de fondos" no se compone de
palabras encontradas en las Sagradas Escrituras, siendo más bien
una frase inventada por los proponentes de la inferencia errónea
bajo escrutinio. ¿Acaso dictaran los apóstoles de Cristo, inspirados
por el Espíritu Santo, que recursos, incluso ofrendas, no fueran
“concentrados” en ninguna congregación local con el propósito de
realizar alguna obra específica de benevolencia o evangelismo? De
la manera que la “A”, en el ejemplo ya dado, puede cooperar con la
“B”, sin ceder ni la una ni la otra su autonomía, es decir, control
sobre asuntos congregacionales, asimismo las congregaciones de
la “C” hasta la “Z” podrían hacer otro tanto. Cada congregación en
particular evalúa la obra que propone la “B”. Se referida obra es de
gran alcance y meritoria de ejecución, unir fondos para su
realización sería precisamente lo indicado. “Concentrarlos”, pero no
con la idea de que la “B” los guardara o los dispusiera a su antojo,
sino con la de desembolsarlos solo para la obra anunciada y dentro
del tiempo estipulado.
(b) Esta frase “concentración de fondos” es utilizada para impugnar
las motivaciones y los procedimientos de congregaciones que
quisieran cooperar para lograr obras de extensa envergadura. La
implicación es que algunas congregaciones se adueñaran de
muchos fondos de otras congregaciones, para luego administrarlos
a su antojo, y no honestamente, es decir, no conforme al propósito
que dictó su recaudación. Teóricamente, tal abuso pudiera ocurrir,
más sin embargo, la multiplicidad de ancianos, o administradores,
en cada congregación reduce enormemente el riesgo.
(c) ¿Cuál procedimiento es más arriesgado: concentrar fondos
destinados a obra determinada en manos de un obispado
bíblicamente constituido, o concentrarlos en manos de un
evangelista? En cuanto a los “conservadores”, autores de tantísimas
divisiones entre cristianos que proclaman la doctrina de la unidad
bíblica, hemos observado que algunos de sus evangelistas reciben
y administran grandes sumas de dinero, hasta usándolo para
“comprar” a predicadores que hagan el compromiso de promover las
doctrinas peculiares y divisionistas que tanto aman sus propulsores.
(2) Segundo ejemplo. Que las iglesias de Asia, Galacia, Macedonia
y Acaya enviaran sus ofrendas directamente a las iglesias de Jerusalén
y Judea, sin que ninguna otra congregación sirviera de intermediario de
modo alguno. Que no hubo ningunacongregación
"patrocinadora" por el medio.
(a) "Patrocinadora.” Los auto denominados “conservadores”
utilizan muy frecuentemente este vocablo, elemento de la jerga que
han desarrollado a través de décadas, vehículo para sembrar dudas
y llevar cautivos a incautos. “Patrocinadora”, cargada de las
connotaciones que adquiere en el contexto de la doctrina de los
“conservadores”, resulta ser un término mal aplicado a la
congregación que recibe las aportaciones enviadas voluntariamente
por congregaciones hermanas, administrándolas de acuerdo con el
propósito designado. Por ejemplo, la congregación "A", ubicada,
digamos, en Panamá, recibe aportaciones de las congregaciones
"B", "C" y "D", ubicadas en Estados Unidos de América,
entregándolas a la congregación "E", establecida en una provincia
rural donde vive mucha gente pobre, para que la “E”, cuya feligresía
es muy pobre económicamente, pueda predicar las buenas nuevas
a todas las almas de su región y atender a los muchos necesitados
y enfermos del área. ¿Están la “B”, “C” y “D” patrocinando a la
“A”? ¿Está la “A” patrocinando, de mala manera, a la “E”? ¿Está
invadiéndola, interfiriendo con su autonomía, dominándola? ¡De
modo alguno! La “A”, suponiéndola una congregación honesta,
desinteresada y espiritual como debería ser, no tendría ningún plan
o agenda clandestina de hacerle daño a la “E”, de gobernarla, de
adueñarse de ella. Tampoco tendría la “A” ningún propósito
mundano y vil de enriquecerse a expensas de las congregaciones
“B”, “C” y “D”. Solo coopera para hacer factible obras benévolas
y evangelísticas muy importantes en un área de recursos muy
escasos, sirviendo meramente de enlace. ¿Qué mal hace? ¿Qué
pecado comete? Tan solo sirve como instrumento para que se haga
una obra noble, digna del nombre del Señor.
(b) En lo concerniente a la distribución en Jerusalén y la provincia
de Judea de las abundantes ofrendas traídas por el apóstol
Pablo, el relato bíblico no informa detalles. Por lo tanto, es pura
conjetura afirmar que la gran congregación en Jerusalén, situada
estratégicamente en la capital, no recibiera y administrara ninguna
porción de las ofrendas, compartiéndolas con las demás iglesias de
Judea. En realidad, lo más probable es que lo hiciera. Esta
inferencia no es pura conjetura, pues es evidente que el apóstol
Pablo, al ser arrestado poco después de llegar a Jerusalén (Hechos
21:17-36), no hubiese contado con tiempo suficiente para visitar a
todas las iglesias de Judea. De hecho, su declaración ante el
gobernador Félix da a entender claramente que no había terminado
la obra de “hacer limosnas a” su “nación y presentar
ofrendas” cuando fue arrestado. Dice:“Estaba en ello, cuando
unos judíos de Asia me hallaron purificado en el
templo…” (Hechos 24:18). “Estaba en ello”, pero fue detenido
abruptamente al ser denunciado y luego arrestado. Entonces, ¿qué
pasó con el resto de los fondos aún no entregados a los necesitados
de Judea? ¿Quién, o quiénes, se encargaría de ellos,
repartiéndolos de acuerdo con el propósito que motivó su
recaudación? ¿Acaso algunos compañeros de Pablo? ¿O quizás los
ancianos de iglesia en Jerusalén? Ya fuera estos o aquellos, el
asunto clave era asegurar que fueran entregados conforme al plan
tal cual presentado a las iglesias que los aportaron.
D. Ejemplos de mandamientos apostólicos no vigentes en los países de
occidente por ser basados en costumbres culturales, y no en exigencias
espirituales necesarias para la salvación.
1. El "ósculo santo" como forma de salutación. (Romanos 16:16; 2 Corintios
13:12; Lucas 7:45).
2. El lavacro de pies (Lucas 7:44; Juan 13:1-17; 1 Timoteo 5:10).
3. Ungir con aceite la cabeza de huéspedes (Lucas 7:46).
4. Hacer uso las mujeres del velo, la mantilla o la cubierta (1 Corintios 11:2-
16).
E. Ejemplo de una opinión identificada por el propio maestro como su parecer
o juicio personal y no una doctrina de la Biblia esencial para la salvación.
1. Pregunta: ¿Hay que usar vino fermentado en la cena del Señor?
Respuesta: "Mi opinión es que no es conveniente usar vino fermentado. La
Biblia definitivamente autoriza el jugo de la uva y opino que es
preferible" (Ustedes me preguntaron, por Larry White, Volumen VI, Pág. 1).
2. Este tipo de opinión no suele causar grandes controversias, ni mucho
menos, divisiones. Por cierto, no debería causarlas.
3. Lamentablemente, no pocos creyentes pasan mucho tiempo en la "Casa
Malvada de los Divisionistas" pero poco tiempo en el "Templo de la Unidad".
Entre estos se encuentran quienes no soportan ninguna opinión contraria a la
suya sino rápido desenvainan la “Espada de la controversia” para descuartizar
a cualquier opositor. Es más, ¡tal parece que algunos se deleitan en hacerlo!
F. Ejemplo de una opinión sobre cuestiones de procedimientos
evangelísticos que produjo un fuerte desacuerdo entre dos obreros destacados
pero que no causó división en la iglesia: Los "pareceres" encontrados de Pablo y
Bernabé sobre llevar consigo a Juan Marcos (Hechos 15:36-41).
1. El trance: "Bernabé quería que llevasen consigo a Juan... pero a Pablo no le
parecía bien".
2. El resultado: "Hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron".
3. Observaciones:
a) El verbo "parecía" confirma que se trata de "opiniones" o "pareceres".
b) A pesar de lo fuerte del desacuerdo, es evidente que Pablo y Bernabé
no se excomulgaron mutuamente, ni involucraron a los demás hermanos,
polarizándolos y dividiéndolos.
c) "…se separaron." Parece muy improbable que Pablo y Bernabé se
enemistaran por el resto de la vida, guardándose resentimientos y rencores,
difamándose el uno al otro, impugnando, cada uno, las motivaciones del
otro, como también su capacidad intelectual o dedicación espiritual.
Carecen de estatura espiritual, de nobles sentimientos, de atributos sanos
básicos, los predicadores o maestros que tales cosas hacen al diferir sobre
cuestiones de opiniones o pareceres, andando en la carne.
4. Desenlace: Pasados muchos años, el apóstol Pablo solicita la presencia de
Marcos "porque me es útil para el ministerio" (2 Timoteo 4:11). Ciertamente,
este paso demuestra reconciliación entre los dos. Se deduce, pues, que
quizás tuvieran razón tanto Bernabé como Pablo, al menos en parte, en su
disputa acerca de Juan Marcos cuando iban a emprender el segundo
viaje evangelístico. Así es la naturaleza de muchas "materias opinables": Casi
siempre hay algo de "lógica" o de "verdad" en cada una. ¡Jamás deben causar
divisiones! Puede que las distintas opiniones sobre métodos y procedimientos,
al implementarse, produzcan en su totalidad mayor avance para la obra del
Señor.
G. Ejemplos de opiniones que no concuerdan con la doctrina bíblica pero que
tampoco resultan, necesariamente, en pecado o condenación, y que, por ende, se
supone que causen divisiones.
1. Ejemplos del tiempo apostólico.
a) Abstenerse de ciertos alimentos (Romanos 14:3-23).
b) Hacer "diferencia entre día y día" (Romanos 14:4-23).
c) Comer, o no comer, lo sacrificado a ídolos (1 Corintios. 8).
2. Ejemplos del tiempo presente.
a) Ciertas opiniones sobre el Milenio.
b) Ciertos conceptos de la "Deidad".
c) Opiniones acerca de la "edad de la tierra".
d) Opiniones sobre la naturaleza de la "tierra nueva".
3. ¿Cómo describe el Espíritu Santo a los que traen opiniones que no
concuerdan con la doctrina bíblica? Los cataloga de "débiles"(Romanos 14:1).
4. ¿Cómo deberían los maduros en la fe tratar a estos “débiles”?
a) Recibirlos, "pero no para contender" sobre sus opiniones (Romanos
14:1).
b) Al que confiesa tener tal clase de opinión y expresa el deseo de hacerse
miembro de la iglesia local, decirle:
(1) "Le recibimos, pero con esta condición: No enseñará usted su
opinión ni en la congregación ni en los hogares de los miembros. Si lo
hace le tendremos por desobediente y potencial divisionista.”
(2) "Le recibimos, pero le animamos a estar dispuesto a examinar de
nuevo sus opiniones mediante estudios con nosotros."
a) Orientar a la congregación. "Amados hermanos, les informamos que el
hermano Fulano, presente en esta ocasión, nos ha dicho que quisiera
pertenecer a nuestra congregación. También nos ha informado que cree
que ningún matrimonio puede ser disuelto, no importa la razón, inclusive
adulterio, pero que respeta las opiniones contrarias a la suya y que no
traerá el tema como punto de controversia o división. No compartimos su
opinión por lo que dice Cristo en Mateo 19:1-12. Sin embargo, dado su
espíritu de humildad y tolerancia, lo recibimos como hermano, esperando
que crezca juntamente con nosotros en conocimiento y sabiduría."
H. No todas las opiniones pesan lo mismo.
1. En el renglón de "materias opinables", el sentido común dicta que las
opiniones de los ancianos (obispos, pastores), evangelistas tendrían más peso
que las de neófitos en la fe o las de cristianos de poco conocimiento de la
Palabra, de poca experiencia en la vida espiritual.
2. Lógicamente, las opiniones de "los que por el uso tienen los sentidos
ejercitados en el discernimiento del bien y del mal" (Hebreos 5:11-14) tienen
más peso que las opiniones de personas carentes de tal madurez, de tal vigor
espiritual.
3. Consideremos el asunto de “modas apropiadas para mujeres y hombres
cristianos”.
a) En primer lugar, observamos que no aparece en el Nuevo Testamento
un listado de modas particulares aprobadas o desaprobados, sino unas
directrices generales. Por ejemplo, “…que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia…” (1 Timoteo 2:9). Pero, “decorosa…
pudor y modestia” son términos relativamente subjetivos, con distintos
significados, connotaciones y aplicaciones en distintas culturas y distintos
tiempos. Así que, "modas" caen en la categoría de "materia opinable".
Pero, no totalmente ya que es preciso tener en cuenta y aplicar las normas
enseñadas en textos bíblicos tales como 1 Timoteo 2:9-10; 1 Pedro 3:1-7 y
1 Juan 2:16-17.
b) A continuación, dos opiniones. ¿A cuál de las dos debemos dar más
importancia?
(1) Habla Sonia, joven que tiene 17 años de edad y dos años de
convertida. "Yo creo que no es malo usar una falda cortita como las que
visten las demás muchachas porque esa es la moda moderna. No
tengo que vestirme como mi abuela para ser buena cristiana. Solo los
viejos llenos de pasión carnal censuran la moda moderna."
(2) Habla Jorge, varón que tiene 45 años de edad y 15 de
convertido: "Yo opino que es malo para cualquier mujer, no importa su
edad, usar una falda cortita porque lo que hace es exhibirse
públicamente, despertar lujurias en los hombres e identificarse con las
mujeres de la vida libre. Hay modas decentes y bonitas que no
provocan ni seducen al hombre. Estas son las que la mujer cristiana
debiera escoger."
IV. ¿Cómo debemos tratar a los que traen opiniones contenciosas las cuales bien
pueden desembocar en grandes controversias y divisiones? A continuación, lo que
dicen y hacen algunos, y lo que enseña la Biblia.

A. "Seamos tolerantes. No lastimemos a ningún hermano."


1. Este espíritu de tolerancia, admirado por muchos, puede resultar fatal para
la paz y la unidad de la iglesia.
a) Es el mismo espíritu de los que "toleran" a los sectarios con sus falsas
doctrinas, de los que quieren llevarse bien con todo el mundo y de los que
no aguantan el conflicto que trae inevitablemente el choque de la Verdad
con el error (Judas 3).
b) Es el mismo que promueve la idea de entrar en comunión con los
sectarios (divisionistas) recibiéndolos como hermanos en la común fe.
2. Son las palabras de cristianos exageradamente "diplomáticos" de espíritu,
que carecen de valentía moral frente al mundo lleno de maldad y que muestran
un carácter débil frente a la mentira y el error en todas sus formas.
3. Cristo, Pablo y los demás obreros lleno del Espíritu Santo no toleraban a los
divisionistas ni se valían de palabras suaves al referirse a los tales sino que los
denunciaron rotundamente, tronando en contra del divisionismo y llamando por
nombre a los culpables (1 Timoteo 1:18-20; 2 Timoteo 1:15; 2:16-18).
4. Ejemplo: En una sesión de la Escuela de Estudios Bíblicos Avanzados en
Puerto Rico , cierto alumno reconvino al maestro porque éste señaló y
denunció a los que, alegando pertenecer a la iglesia, traen temas de los
"Antis", de los "Discipuladores", de los que insisten en "una sola copa",
etcétera. Dijo que más bien debemos "abrazarlos, amarlos y tolerarlos".
B. "Dejémosle quieto. Quizás desista de vociferar sus opiniones y demandar que
las aceptemos."
1. Tal consejo viene de un corazón tal vez demasiado paciente y poco realista.
La virtud de la paciencia, llevada al extremo, puede convertirse en el vicio de la
inacción, o sea, en el de soportar y sobrellevar y seguir soportando cuando lo
indicado es tomar medidas para poner fin al mal con miras a evitar todavía más
consecuencias lamentables.
2. Las almas obstinadas y agresivas se aprovechan de los líderes demasiado
pacientes para seguir sembrando la mala semilla de la división.
C. "Es cierto que el hno. Fulano es muy dado a opinar y arbitrario en sus juicios.
Pero es buen predicador; tiene mucho talento; tiene carisma; es persuasivo. Es
humilde y goza de la confianza de muchos hermanos. No le ofendamos. Lo
necesitamos."
1. Pero si divide a la grey, todas sus buenas cualidades quedan nulas. No
sería nada más que un lobo vestido de oveja.
2. Sus cualidades buenas lo hacen todavía más peligroso y con más razón
debe la iglesia actuar para controlarlo.
D. Algunos líderes son muy prontos para ceder el púlpito a casi cualquier
creyente, incluso a hermanos conocidos por controversiales, para que exponga
frente a toda la congregación sus opiniones, interpretaciones y razones.
1. El sentido común dicta que este proceder no es nada sabio.
2. Más sabio será escuchar en privado al hermano cuyas credenciales
espirituales se desconocen o son dudosas. Luego estudiar cuidadosa e
imparcialmente todos sus planeamientos, razonar, consultar, investigar a
fondo, meditar y orar.
E. Hay quienes le dan mucho tiempo y mucha importancia a la persona que viene
con opiniones e interpretaciones nuevas, sin haber examinado de antemano sus
ideas a la luz de la Biblia o consultado a los hermanos más estudiosos y
experimentados. Lo nuevo fascina y enreda a no pocos.
1. Foro para exponer sus ideas es lo que busca él que trae cosas nuevas. ¿Por
qué complacerle sin conocerle o saber lo que cree?
2. Los debates, las controversias y los largos diálogos que resultan de su
ponencia en el púlpito o frente a la clase son precisamente el fruto que busca.
Le facilitan grandemente la divulgación de sus ideas y opiniones.
3. Más sabio será escuchar en privado a todo aquel que trae cosas nuevas en
lugar de brindarle enseguida la oportunidad de proclamarlas, sin que se hayan
examinado de antemano por el liderato de la congregación. Si el hermano en
cuestión ha publicado artículos, folletos o libros, conseguirlos y escudriñarlos
sería muy sabio.
F. Tito 3:10-11 nos instruye sobre cómo tratar a divisionistas. “Al hombre que
cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo, sabiendo que el
tal se ha pervertido, y peca y está condenado por su propio juicio.”
1. Acabar rápido con ellos. ¡Dos advertencias, nada más! “…después de una y
otra amonestación deséchalo…”
2. Identificarlos pronto y tomar acción enseguida.
a) Proceder así presupone que los administradores estén al tanto de todo
lo que está pasando en la congregación. Esto lo pueden lograr por medio
de:
(1) Visitar regularmente a los hogares de los miembros.
(2) Inquirir sobre su estado espiritual.
(a) Las inquietudes que sientan.
(b) Las dudas que tengan.
(c) Los problemas o pruebas que estén pasando.
(3) Escuchar atentamente todos sus comentarios y observaciones.
(4) Solicitar sugerencias para la obra de la iglesia.
b) Ser imparcial al pesar en la balanza a cualquier miembro sospechado de
ser divisionista.
(1) No permitir que una amistad estrecha distorsione percepciones o
evaluaciones.
(2) No permitir que alteren el buen juicio los siguientes factores: los
muchos años que la persona haya pasado en ministerios espirituales,
sus habilidades o talentos (por ejemplo, de orador o de maestro) o su
reputación entre los demás cristianos.

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