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VICTOR BROSSA

COMO
REPROGRAMAR
TU VIDA
Basado en el Método Syneidesis de
creación consciente
APRENDE A
TRANSFORMAR TU
REALIDAD
EN LO QUE DESEA TU
CORAZÓN
www.galerialalinea.com
Como reprogramar tu vida

Autor: Víctor Brossa

Cubierta creada por


Ilustraciones del libro: Víctor Brossa
© del texto, 2016, Víctor Brossa
© de esta edición: Víctor Brossa

Primera edición: Junio del 2016

Queda rigurosamente prohibido, dentro


de los límites establecidos en la ley y
bajo los apercibimientos legalmente
previstos, la reproducción total o
parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, ya sea
electrónico o mecánico, el tratamiento
informático, el alquiler o cualquier
otra forma de cesión de la obra sin la
autorización previa y por escrito de los
titulares del copyright.
NOTA DEL AUTOR
Este libro es la edición revisada y
ampliada del que en su día publiqué con
el título EL CAMINO DE LA
CREACIÓN CONSCIENTE. Siento que
con el nuevo material añadido, esta guía
para la reprogramación esencial es
mucho más completa y dinámica, ya que
ahora contiene información referente a
la aplicación práctica del arte ritual, los
marcos de protección, los mapas
iniciáticos y la gestión emocional
ritualizada, siempre desde la pro-puesta
holística e integrativa que sugiere el
Método Syneidesis de creación
consciente que yo mismo he creado.
Además, en esta edición he apoyado el
libro imágenes fuerza basadas en
simboligía y geometría sagrada, con la
intención de que al leerlo vayas
recibiendo la doble información. Los Q’
eros, último vestigio de la raza inca,
dicen que la transmisión del
conocimiento se da en un 33,3% a través
de la palabra, otro 33,3% a través de la
geometría y el tercer 33,3% lo
aprendemos a través de la experiencia.
Bien, este libro te ofrece las dos
primeras. La tercera de-pende
únicamente de ti y de tu voluntad a la
hora de aplicar en tu vida cotidiana lo
que comparto en estas páginas.

Más allá de un listado de


instrucciones precisas, deseo que este
libro sea una fuente de inspiración para
ti, convirtiéndose en una propuesta
liberadora que te ayude a recordar que
eres lo más importante de tu vida. Un
manual que de verdad te impulse a crear
y a aprender a gestionar la realidad que
mereces vivir. Para ello, solamente
necesitas comprender los mecanismos
de creación y las dinámicas que
intervienen en los procesos en los que
vives sumergido. Reconocer que lo que
piensas, sientes y deseas se convierte en
la realidad que respiras cada día y
sobre-todo, que muchas veces, las
verdaderas creencias, esas que con-
forman nuestra forma de ver y sentir la
vida, viven ocultas de nosotros mismos
en lo más profundo de nuestra propia
inconsciencia.

Lo que si necesito aclarar, antes de


que empieces a leer este libro, es que no
deseo que creas a pies juntillas todo lo
que comprarto a lo largo de sus páginas.
Más bién tengo la esperanza de que
absorbas solamente aquella información
que resuene contigo más allá de la
verdad que ahora mismo manifiesto. Al
fin y al cabo, se trata de mi propia
verdad, tan válida como cualquier otra.
De hecho, podría estar totalmente
equivocado e incluso cambiar de
parecer mañana mismo y eso sería lo de
menos. No importa entonces la
información en sí misma, sino aquello
que recojas más allá de mis palabras.
Me refiero a la huella que deje en tu
corazón mi más sincero y profundo
deseo de que recuperes, por ti mismo, el
sentido sagrado de tu propia existencia.

Si tu vida no es lo que tu corazón te


pide, transfórmala aquí y ahora en
aquello que para ti tenga un sentido. Lo
que pierdas en el camino solo será lo
que te impedía ser feliz. El secreto
entonces está en empezar por ti, por tu
transformación interna. Al fin y al cabo,
tú creaste todo aquello que en tu vida te
genera conflicto y hastío. Nadie más que
tú es responsable de lo que te ocurre.
Eres siempre tú el que permite que las
creencias que te habitan y los conflictos
que te generas alimenten la realidad que
respiras cada día. Por tanto, profundizar
y resolver en ti mismo aquello que te
separa de lo más grande es la clave.
Aprende a reconocer y equilibrar tus
fuerzas, a elegir las creencias que te
conviene asimilar y reprográmate tú
mismo haciendo honor a ese dios o
diosa que eres. Puedes hacerlo. Ahí
empieza el camino de todo mago, de
todo artista consciente.

Todo aquello que expresas en tu vida,


de la forma que sea, es arte, porque
cualquier cosa que sale de ti contribuye
a crear tu experiencia vital, una realidad
de la que también te nutres día tras día.
Eres lo que creas y creas lo que crees.
Tu norte es tu corazón y solo él conoce
la verdadera razón que te impulsó a
decidir encarnar y vivir esta experiencia
vital que ahora transitas. En forma de
deseos esenciales, tu corazón tiene las
respuestas que siempre has buscado y
solo atendiéndolo podrás abrazar la
coherencia que te lleve a crear una vida
saludable para ti. Una vida que te
permita resolver esa sombra que te pone
a prueba constantemente, conflicto tras
conflicto, obstáculo a obstáculo, pues la
oscuridad se hace luz en la escena, así
como la luz se oscurece más allá de
nuestra propia conciencia. No tiene
sentido pues luchar contra uno mismo.
Basta asumir nuestros conflictos internos
hasta lograr transformar aquello que nos
impide avanzar en el poderoso aliado
que nos impulse a crecer. Al fin y al
cabo, no hay mayor oscuridad que
nuestra propia inconsciencia.

Respirar la presencia de tu corazón es


amarte tanto como para comprender que
la única misión que traes en esta vida es
la de ser tú mismo, es decir, un fiel
representante de todo aquello que tu
corazón desea encarnar en la Tierra. Esa
es la experiencia que has venido a
transitar y lo más maravilloso es que
puedes hacerla realidad sin grandes
esfuerzos. Solo debes convertirte en el
auténtico artista consciente de tu vida y
disfrutar de la experiencia de aceptar
vivir lo que viniste a ser. Así de simple.
Te aseguro que tienes todas las
herramientas para lograrlo. Si hay
coherencia entre lo que te pide el
corazón y lo que piensas, sientes y
haces, el universo entero conspirará
para que puedas realizarte. Bienvenido
pues al camino de la creación
consciente.

Víctor Brossa
Jesús llamó a la multitud y dijo:
Escuchad y entended. Lo que contamina a
una persona no es lo que entra en la boca
sino lo que sale de ella.
Mateo 15
INDICE

EL MÉTODO SYNEIDESIS
INTRODUCCIÓN

I – PUEDES ENCARNAR TU CIELO


EN LA TIERRA
Eres la causa de tu vida y puedes
transformarla en un paraíso
II – NECESITAS CREAR UN
PROPÓSITO DE VIDA
La misión de tu vida es ser tú mismo
III – LO MÁS IMPORTANTE ERES

Del amor hacia ti mismo nace tu brillo,
lo único que puedes dar
IV – ERES UN FRACTAL DE LA
DIVINIDAD
Ser un artista consciente es elegir ser el
dios de tu universo
V – ESTÁS REPRESENTANDO UN
PAPEL: DISFRÚTALO
Representa a tu personaje sin dejarte
poseer por él
VI – HAZ SAGRADA TU VIDA
Eres sagrado y nada puede salir de ti
que no lo sea
VII – TRANSFORMA TU SOMBRA
EN UN ALIADO
En el inconsciente está la sombra que
proyectas fuera
VIII – REPROGRAMA TU VIDA
Tienes el poder para de elegir quién
eres y lo que deseas vivir
IX – CONOCE LA RECETA PARA
CREAR LO QUE DESEAS
Conviértete en el artista consciente de tu
vida
EL KIBALIÓN CREATIVO
MENTE, EMOCIONES, VÍSCERAS
Y CUERPO
LOS MARCOS DE PROTECCIÓN
CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN
CON ARTE RITUAL
EL MÉTODO
SYNEIDESIS
<<El arte es la consecuencia de todo aquello
que expresamos y esa misma expresión,
puede ser saludable o insana. Cuando el arte
favorece el equilibrio de nuestra salud
mental, espiritual y material hablamos de
arte sagrado>>
Víctor Brossa

El arte es aquella parte de nosotros


que nos permite crear realidad,
encarnando lo que pensamos, sentimos y
deseamos al mismo tiempo que lo
experimentamos. Incluso cuando
dormimos, seguimos creando
posibilidades que activamos a través de
la imaginación. Realidades paralelas en
las que también vivimos y
experimentamos. Un sueño es en
definitiva una obra de arte considerada
en algunas culturas, algo tan o más real
que lo que llamamos nuestra realidad
cotidiana. Pero si somos tan poderosos,
¿por qué no logramos tener la vida y el
mundo que creemos desear? La
respuesta es muy sencilla: alguien o algo
crea por ti. Por eso en lugar de sujeto, te
ves convertido en objeto de tu propia
escena. Tu falta de presencia es la clave,
porque cuando estás ausente, cuandio no
eres consciente, tus creencias deciden
por ti.
Muchos mitos afirman que, en
diferentes momentos del pasado
terrestre, existieron otras civilizaciones
que sabían utilizar los sonidos, las
vibraciones y la representación como
herramientas para producir o alterar la
realidad. Hubo un tiempo en el que el
arte era la herramienta sagrada para
encarnar el poder divino en la Tierra y
generar, afectar o gestionar lo que
llamamos vida. Me refiero a un tiempo
donde la palabra arte todavía
simbolizaba lo mismo que palabras
como magia, alquimia o chamanismo.
Eso fue antes de que se redujera el arte a
simples disciplinas relacionadas con
acciones y profesiones concretas, siendo
desvinculado de la vida cotidiana. Se
ocultó su valor y se lo separó de lo
mágico, de lo sutil, de lo alquímico y lo
iniciático. En realidad, este es el origen
de nuestro rompimiento interno, donde
lo masculino aprendió a someter a lo
femenino, cuando nuestro hemisferio
izquierdo se puso por encima de un
infravalorado hemisferio derecho.
Precisamente el arte es una
herramienta de unión, pues además de
ser el lenguaje de lo inconsciente, no
entiende de separación. Eso es debido a
que está en contacto con el hemisferio
derecho. Es por eso que se hace sagrado
ante su uso sagrado, ante la voluntad
creadora de la conciencia que lo genera,
proyecta y gestiona. Es importante
aclarar entonces, volviendo al tema de
la importancia de estar presentes en
nuestras vidas, que no es el arte como
herramienta en sí misma la que tiene la
voluntad y la responsabilidad, sino más
bién el estado de presencia del que la
usa, algo que si hacían los primeros
artistas, cuidando hasta el extremo su
estado de presencia para usar el arte en
favor de la vida, para crear la realidad
que necesitaba el colectivo. Creaban
arte sano y por eso todavía hoy
hablamos de artesanía cuando nos
referimos a la aplicación artística más
tradicional.
En los orígenes, el arte fue usado para
detonar los estados cerebrales,
corporales o vivenciales que generaran
una transformación dirigida al
crecimiento interior. Como si de una
planta de poder se tratara, se usaba el
arte para generar el acceso a estados de
conciencia amplificados desde los
cuales podían resolver lo que desde su
estado habitual no era posible. El arte
era un medio para la reprogramación
cotidiana. Hubo un tiempo en el que se
crearon edificios basados en la
proporción áurea, música que
armonizaba el flujo interno o imágenes
que nos recordaban nuestra unión al
mundo espiritual. Culturas herederas de
todo este conocimiento, todavía hoy
programan de colores y símbolos
sagrados paredes, ropas y objetos de
uso cotidiano. Esa es su forma de
hablarle al cuerpo, de reprogramar a la
mente subconsciente. El chamán es a la
vez curandero y artista, ya que interactúa
con los mundos inconscientes para
generar lo aparentemente imposible.
Generalmente los artistas del nivel de
los chamanes comprenden el arte de
forma integral y lo usan a través del
ritual cotidiano ejerciendo una acción
terapéutica sobre su comunidad en
beneficio de todos.
Absorbidos y educados por el poder
de las iglesias, reyes y emperadores, los
artistas pasaron a ser mercenarios al
servicio de sus señores. Lejos de la
responsabilidad del chamán, el artista ya
no era libre y generaba un arte que
programaba el subconsciente de la
población en beneficio de los más
poderosos. El arte era usado, al igual
que se hace hoy en día a través de la
publicidad y los medios de
comunicación, para sugestionar y
programar las necesidades, impulsos,
creencias y deseos del grueso de la
población. A pesar de todo ello, artistas
rebeldes al sometimiento como en el
caso de Leonardo da Vinci, dejaron en
sus pinturas y creaciones mensajes que
traspasaban, velados gracias a su
sublime belleza, la influencia y
conocimiento de sus señores. Un arte
capaz de transmitir al inconsciente del
espectador la verdad de la naturaleza
sagrada del ser humano más allá de toda
manipulación.
La llegada del siglo XX dio paso a
una tecnología cada vez más
abrumadora, permitiendo que por un
lado los artistas pasaran a crear un arte
cada vez más dirigido hacia ellos
mismos, mientras el sistema absorbía el
verdadero poder del arte para establecer
una auténtica ingeniería social. Primero
fueron los nazis y tras la guerra, las
agencias de inteligencia y de forma
oficial, la publicidad, las que
normalizaron la aceptación del engaño
como parte de nuestra realidad. Me
refiero a un sistema de venta y
propaganda capaz de inducir y llegar a
convencer a nuestro subconsciente de
cualquier cosa, pasando por encima de
nuestra propia elección personal. Ese es
el poder del arte. Un poder que podemos
usar en nuestro beneficio si
comprendemos la forma en la que actúa
sobre nuestras emociones y
pensamientos.
Gran parte de lo que transmite este
libro está inspirado en las bases del
Método Syneidesis de creación
consciente que yo mismo he creado, a
través del cual se investiga la forma de
usar el arte desde su vertiente más
sagrada para ayudar al ser humano a
proyectarse de forma saludable y
equilibrada. La clave está en
comprender que para el Método
Syneidesis, el concepto de arte es algo
mucho más grande de lo que la
ortodoxia oficial reconoce. Me refierio
a lo que nos desvela la propia
etimología de la palabra, que define el
arte como la herramienta o pilar para
crear realidad. Por tanto, el Método
Syneidesis es una vía hacia el estudio de
la aplicación práctica del arte desde su
vertiente más iniciática, cuyo propósito
es acompañar al ser humano a
transformarse en un canal
consciente, capaz de gestionar, integrar y
reciclar la información que se maneja a
través de los procesos alquímicos
vitales de creación, así como a
desarrollar la capacidad para desvelar
lo oculto y aprender a proyectar y dirigir
la realidad en función de sus deseos más
esenciales.
Para nuestra mente subconsciente no
existe diferencia entre una experiencia
real y una ficción representada de forma
metafórica, simbólica o ritual. Se trata
pues de abrazar la experiencia artística
como una poderosa herramienta que nos
impulse a pintar y transformar nuestra
vida desde lo psíquico hasta lo
corporal, desde lo emocional hasta lo
visceral, planteando nuestra propia vida
como una partida metafórica, donde
nuestra capacidad creativa nos permita,
no solo gestionar y crear la experiencia
vital que nos satisfaga, sino también
disolver las creencias que,
transformadas en leyes aparentemente
inamovibles dentro de nosotros,
condicionan nuestra percepción del
mundo.
Sin lugar a dudas, mis
investigaciones, respaldadas por la
forma en las que las culturas iniciáticas
de todo el planeta usaron el arte,
evidencian que es a través de la
experiencia artística como podemos
conocer, drenar, traspasar y transformar
lo que desde el subconsciente nos
impide ser nosotros mismos, además de
aprender a proyectarnos de una forma
saludable en nuestras vidas. El arte no
es solamente el acto de crear, sino
también el resultado de todo aquello que
expresamos de la forma que sea. El
simple hecho de respirar ya afecta
nuestro universo interno y externo. El
arte es entonces mucho más que un
lenguaje. Es la esencia de toda forma de
creación y comunicación, capaz de
traspasar cualquier límite o programa
establecido.
Al margen de si se trata de un arte
sano o insano para nosotros, esa
capacidad de traspasar límites es la que
convierte al arte en una poderosa
herramienta de transformación, que nos
permite la posibilidad entre otras
muchas cosas, de reprogramar nuestro
propio sistema de creencias si sabemos
usarlo adecuadamente. Cientos de
pensamientos y acciones inconscientes
determinan por nosotros cada día
quienes somos y la forma en la que
percibimos el mundo. Programas
heredados o adquiridos a largo de
nuestra experiencia vital, muchas veces
generadores de conflictos internos y
poderosos bloqueos que nos impiden ser
aquello que nuestro corazón anhela. A
través de la experiencia artística,
tomando el arte de forma sagrada,
podemos aprender a autosugestionarnos,
a reinventarnos provocando en nosotros
profundas transformaciones hasta donde
nos atrevamos a soñar. Como podrás
comprobar, la forma en la que aquí
trataremos el arte tal vez sea totalmente
nueva para ti. Por eso necesito que abras
tu mente a muchas cosas que tal vez el
mundo oficial todavía hoy no reconoce.
Aspectos relacionados con el verdadero
poder del ser humano y su capacidad
creativa. Aunque en realidad, me basta
con que abras tu corazón.
Víctor Brossa
INTRODUCCIÓN
<<El auténtico aprendizaje no es computar
información para adecuarla a nuestros
conceptos, sino descubrir con todo el riesgo
que conlleva, nuestra propia capacidad,
nuestro potencial y nuestro apoyo>>.
Francisco Peñarrubia
(Terapia Gestalt, la vía del vacío fértil, 1998)

Ser conscientes del acto de crear


empieza por hacernos conscientes de
nuestra propia respiración, porque en
cierto modo, mientras respiramos la
vida, la estamos creando, aunque
muchas veces lo hagamos de forma
totalmente inconsciente. Claro está que
para muchos, la vida es algo que ocurre
a pesar de ellos, por lo que directamente
considerarán una locura plantear que
somos los creadores de nuestra propia
experiencia vital.

La física más avanzada está


demostrando ya que vivimos en un
universo lleno de energía flotando en el
vacío. Un universo mental capaz de
crear escenarios holográficos de
experiencia tan perfectos como lo es el
nuestro. En definitiva, lo que trato de
decir es que la física cuántica descubrió
hace tiempo que los electrones, generan
la realidad condicionados por el ojo del
observador, que por el simple hecho de
estar presente, afecta de forma directa
en el proceso de creación.
El hecho de ser los protagonistas de
nuestra experiencia vital nos convierte
también en sus observadores directos y
por tanto, en sus creadores, como se
pudo comprobar en laboratorio, cuando
se estudió la forma en la que los
electrones se comportaban en función de
quién estaba presente en la escena. Lo
que pensamos, ya sea de forma
consciente o inconsciente, afecta a
nuestra realidad de manera directa.
El cerebro procesa cualquier
información que recibimos,
interpretándola a través de nuestro
sistema de creencias. Todo aquello que
creemos, condiciona nuestra vida en una
dirección u otra y está directamente
relacionado con los programas que
llevamos instalados en el disco duro de
nuestra mente. Programas heredados y
adquiridos a través de nuestra propia
experiencia en la vida.
Sin duda, lo que vivimos día a día es
la consecuencia de nuestros propios
pensamientos y creencias expresados y
proyectados, ya sea de forma consciente
o inconsciente, ordenando a los
electrones que creen para nosotros
aquello que creemos merecer, que
creemos ser. Así creamos nuestra
realidad, desde nuestros deseos más
ocultos. Así somos de poderosos,
cumpliendo a la perfección aquello de
que somos imagen y semejanza de Dios.
En este caso, podría decirse que somos
dioses dormidos, o una parte de esa
fuerza que llamamos Dios que todavía
duerme dentro del sueño.
Para convertirte en el artista
consciente de tu vida solo tienes que
ungirte como el dios de tu universo,
creértelo y actuar como tal, eligiendo
crear despierto una realidad a imagen y
semejanza de tu ser esencial, ese que
vive en tu corazón y que sabe
perfectamente lo que lo vino a encarnar.
Se trata de que te atrevas a brillar, a
manifestar tu propio esplendor y a
responsabilizarte de todo lo que forma
parte de tu escenario vital, de todo lo
que expresas y manifiestas. Si deseas
ser el artista de tu vida debes conocer
cómo crear realidad propia de forma
coherente y reprogramar, a tu imagen y
semejanza, aquello que hasta ahora
formó parte de tu realidad cotidiana. El
arte permite hacerlo. Es cuestión de
saber cómo y persistir hasta lograrlo. Si
abrazas el camino de la creación
consciente, lo primero que transformarás
es a tu propio personaje, ese que
representas y con el que tanto te has ido
identificando a lo largo de los años. Te
darás cuenta de que solo es una creencia
más que manifiestas para poder moverte
dentro de este escenario que todos
compartimos y que llamamos nuestra
vida.
Comprendo que para algunos pueda
resultar difícil asimilar el hecho de que
seamos los creadores de nuestra
realidad. Plantearnos al menos que lo
que hacemos es cocrearla puede resultar
más asimilable. Es en el inconsciente
donde están los bloqueos, las emociones
mal digeridas y los programas que nos
impulsan a proyectarnos de una forma
destructiva ante las circunstancias que
nos presenta la vida. Aprender a usar el
arte para generarse una experiencia
positiva no es un despropósito. El arte
tiene la capacidad de comunicarse con
el inconsciente y así como puede
manipularlo, también puede
reprogramarlo.

Para el inconsciente, la experiencia


artística es totalmente real. Es por eso
que en publicidad se usa el arte desde
una manipulación totalmente legalizada
para inducir a nuestro inconsciente a que
compre un producto o abrace una idea.
La buena noticia es que podemos
sugestionarnos de la misma manera en
nuestro propio beneficio. Está
demostrado que imaginar algo genera las
mismas conexiones neuronales que
cuando lo vivimos realmente. Es por eso
que podemos usar el arte para traspasar
bloqueos y generarnos nuevas y
maravillosas oportunidades, y cuando
hablo de arte no me refiero únicamente a
la plástica, la escritura, la palabra, la
danza o la escenografía. Me refiero a
cualquier forma de expresión usada de
manera consciente, empezando por la
respiración y la intención que ponemos
en ella. Todo vibra y la vibración
también crea.
El vértigo a la responsabilidad que
representa aceptar que somos los
creadores de la realidad que vivimos es
muy grande. Pocos están dispuestos a
erigirse en los dioses de su propio
universo y prefieren ceder el poder
fuera, a un dios separado de ellos. En la
actualidad, la representación de ese
poder externo está focalizada en los
cuatro paradigmas imperantes que según
muchas profecías van a derrumbarse: La
religión, la ciencia, la economía y la
política.
Ceder nuestro poder personal es
pasar a ser objeto de otros, creando en
función de condicionantes externos que
determinan por nosotros lo que es y lo
que no es real, lo que podemos y no
podemos hacer, a pesar de que nuestro
corazón diga lo contrario. Apagar la voz
del corazón es abandonar un estado de
presencia desde el que creamos en
coherencia, desde la armonía de lo que
sentimos, pensamos y actuamos, al
margen de lo que diga el mundo exterior.
Cedemos nuestro poder personal
cuando dejamos de hacer lo que
sentimos porque es considerado
incorrecto desde el sistema de creencias
imperante, o porque no es posible según
el punto de vista científico, o porque no
tenemos el suficiente dinero y todo el
mundo repite que hay crisis desde el
paradigma económico, o directamente,
porque el entorno nos dice que es una
locura aquello que soñamos y sentimos,
convenciéndonos de que no estamos
capacitados para ello.
Ciertamente hay unas leyes que nos
conviene respetar. Cuando nos
alineamos con la esencia de lo que de
verdad somos eso ocurre de forma
natural. Me refiero a las leyes o
principios universales que nombra el
Kibalión, leyes que veremos al final de
este libro y que forman parte de lo
esencial, más allá de las leyes impuestas
por los paradigmas que pretenden
limitar nuestra autenticidad dentro de un
escenario que estamos cocreando todos
juntos. Ser el artista de tu vida es
convertirte en un auténtico mago.
En iniciación, al mago se lo conoce
también como al artista. Esto es así
porque el artista consciente usa la magia
en su día a día. La magia solo es la
ciencia que sabe como interactuar con el
inconsciente para generar realidad
propia y el arte es el idioma para
hacerlo. En estas páginas te incito a que
te atrevas a ser el artista, el mago , el
dios y el rey de tu universo, porque solo
tu vas a determinar lo que es y lo que no
es real para ti a partir de ahora,
respetando únicamente lo que tu corazón
te pida, para bien tuyo y de los demás.
Si no estás dispuesto a amarte tanto
como para que tu corazón sea lo
primero, no sigas leyendo porque este
libro no es para ti y lo que te propondré
te parecerá poco humilde y pretencioso.
Ser el creador de tu vida merece un
reconocimiento y eso no significa que
debas hinchar tu ego creyendo que eres
superior a los demás. Todo lo contrario.
Si te eriges como el dios que
esencialmente ya eres, verás que todo lo
que te rodea también es parte de ti y de
la divinidad que todo lo abarca.
Comprenderás que todo es sagrado
porque no existe la separación, solo
espejos en los que te reflejas. El mayor
antídoto a la falta de humildad es
reconocerse uno mismo de forma
interna. Si comprendemos lo grandes
que somos, no necesitaremos competir o
compararnos. Nadie puede ser mejor
que tú siendo tú mismo. Cuando vemos a
alguien que parece creerse superior al
resto, en realidad está manifestando una
falta de valoración personal aunque nos
parezca lo contrario.
Ser uno mismo es abrir una nueva vía
de experiencia jamás experimentada por
el programa colectivo. Entonces todo es
posible. Solo tú puedes realizar lo que
viniste a vivir y no podrás hacerlo si
ahogas tus sueños más esenciales por
falta de fe en ti mismo. Tengo la fortuna
de ser amigo de Víctor Truviano, un
chico maravilloso que no come ni bebe
desde hace más de siete años. Ha sido
estudiado por especialistas de la NASA,
que lo único que pudieron decir de él
fue que no entendían cómo hacía para
ser consciente de su respiración todo el
tiempo. Mi amigo Víctor siempre es
feliz, incluso cuando algo le duele y te
aseguro que no es una postura. Es como
un hermano y puedo garantizar que su
estado de felicidad se debe a su estado
de presencia. Lo de menos para mí es el
hecho de que no coma o no beba.
Mi intención al hablarte de Víctor
Truviano no es convencerte para que
dejes de beber y comer, sino para
mostrarte cómo lo imposible puede
hacerse posible si activamos el
programa que vibra con la misión que
cada uno de nosotros traemos al nacer, a
eso me refiero cuando hablo de la
autenticidad de tu corazón. Para la
ciencia oficial, lo que le sucede a Víctor
es imposible, pero está sucediendo
porque para el corazón de Víctor sí fue
posible y él se permitió escucharlo.
Todos tenemos una misión en la vida y
va siempre íntimamente ligada al elegir
ser, por encima de todo, nosotros
mismos. El brillo que desprendemos al
expresarnos desde ese estado de amor
es lo que realmente podemos regalar al
mundo. Nada más y nada menos, porque
si te desprendes de lo que esencialmente
necesitas para ser tú mismo estás
atentando contra la vida, aunque desde
la herencia judeocristiana te hayan
programado para que creas lo contrario.
La necesidad, al igual que el
desprendimiento, nunca es un problema
cuando se transforma en elección, pero
solo puedes elegir realmente si estás
presente, si estás en ti. Demonizar la
necesidad o el deseo es ir en contra de
lo que estás eligiendo ahora, o no
estarías vivo. Recuerda que tu
experiencia vital nació de tu propio
deseo por vivirla y experimentarla.
Si dejas de entregar el poder a los
paradigmas externos para atender la voz
de tu propio corazón y confiar en tu
capacidad creadora, podrás hacer
posible lo imposible como mi amigo
Víctor. Te animo a desenterrar todos los
sueños que un día desestimaste porque
parecían imposibles en su realización y
te invito a unirte a mí y a otros que
decidieron y deciden cada día abrazar la
posibilidad de verlos realizados
abriendo una vía para lograrlo. Si Víctor
hubiera atendido al paradigma científico
y médico que le decía que se moriría si
seguía sin comer y beber, probablemente
estaría muerto. En lugar de eso confió en
lo que su cuerpo le pedía y desde lo
esencial activó el programa que hizo
posible lo aparentemente irrealizable.
Ahora su alopecia se ha curado, su
miopía ha desaparecido y su cuerpo se
regenera de forma sorprendente. Incluso
le ha nacido una tercera dentición.
Víctor Truviano me dijo una vez que
alguien le había contado que los delfines
están siempre felices, precisamente
porque necesitan estar conscientes de su
respiración todo el tiempo. Si no lo
hicieran morirían. No sé si eso es cierto,
pero resuena conmigo y con mi
convencimiento de que la felicidad está
directamente relacionada con el estado
de presencia, con el vivir el aquí y el
ahora. Obviamente, cuando hablo aquí
de felicidad no me refiero a la emoción
en sí misma, sino a un estado interno
relacionado con la calma, con la certeza
de que lo que ocurre es lo que
necesitamos que se manifieste. Solo
desde ese estado de presencia podemos
crear de forma consciente.
Cuando sintonizo con algo y mi
corazón me dice que aquello es real
para él, automáticamente pasa a serlo
para mí, a pesar de que el resto del
mundo crea o demuestre lo contrario.
Hubo un tiempo en el que eso no era así,
un tiempo en el que escuchaba más al
exterior que a mi propio corazón, que
confundía con cientos de otras voces que
creía mías porque así lo determinaban
los programas que, desde el disco duro
de mi mente, decidían por mí quién era
yo y cuál debía de ser mi vida. Al no
estar presente, esos programas creaban
por mí en el día a día a través de cientos
de actos y pensamientos automáticos que
llenaban mi cotidianidad inconsciente.
No es de extrañar que mi vida no me
gustara, que me sintiera desafortunado y
desgraciado al creer que lo que me
ocurría en la vida no dependía en
absoluto de mí.
No es que hoy en día sea capaz de
estar siempre en ese estado ideal de
presencia, pero al menos lo sé
reconocer y trato de volver a él siempre
que detecto que algo me ha tomado
como objeto. Puedo hacerlo porque un
día decidí existir por mí mismo,
eligiendo quién quería ser y cómo
deseaba que fuera mi vida dentro de este
escenario que todos compartimos
durante un tiempo. Puedo dar fe de que
ya no tengo mucho que ver con el tipo
negativo, melancólico, frustrado y
amargado que era cuando con veintisiete
años me planteé el suicidio. Traspasé el
miedo a la muerte y abracé el amor a la
vida para elegir vivir de otra manera.
Dieciocho años después, puedo decir
que yo mismo y la vida que disfruto y
sigo proyectando, son el resultado del
éxito de mi propio experimento y la
prueba principal de que la creación
consciente funciona.
Descubrir que yo era el creador de mi
propio infierno me llevó a tomar la
responsabilidad sobre todo lo que
pensaba, sentía y hacía. Decidí
experimentar con el arte y aprendí a
reprogramar mi vida hasta convertirme
en el verdadero artista consciente de mi
experiencia vital, la obra de arte más
grande que cada uno de nosotros puede
crear y recrear cada día, porque está
viva y nos permite respirarla,
sumergirnos en ella e incluso
alimentarnos de todo aquello que
genera. No se trata de ser un triunfador
fuera, sino de ser uno mismo dentro y
manifestarlo fuera. Ese es el verdadero
camino del éxito. Lo único que de
verdad te puede llenar ya lo llevas
contigo.
I
PUEDES ENCARNAR
TU CIELO EN LA
TIERRA
ERES LA CAUSA DE TU VIDA Y
PUEDES TRANSFORMARLA EN UN
PARAÍSO

La creación es un acto de engendrar


cuyo proceso es similar en todas las
áreas. Crear una pintura, una silla, un
cocido, una empresa, un bebé e incluso
una vida totalmente diferente a la que
tienes ahora precisa de unos pasos muy
similares. La buena noticia es que todos
sabemos hacerlo. La no tan buena es que
la mayoría de esos procesos los
generamos desde el inconsciente. Por
eso hablamos aquí de creación
consciente. Solo responsabilizandonos
de lo que creamos desde nuestra sombra
y haciéndonos conscientes de la forma
en la que lo hacemos podremos
proyectar una vida realmente elegida. La
creación consciente exige entonces un
profundo conocimiento de la verdad de
lo que ocurre bajo la apariencia y del
proceso creativo desde sus orígenes en
el plano psíquico. Tanto para generar
algo concreto como para reprogramar
cualquier cosa en nuestras vidas,
necesitamos conocer antes cómo
interactuar con el inconsciente, de forma
que todo lo que desde allí expresemos
cree siempre a nuestro favor y no en
nuestra contra, que es lo que acostumbra
a ocurrir muy a nuestro pesar cada vez
que nos proyectamos de forma
automática o rutinaria. Durante el día
generamos cientos de pensamientos y
actos vestidos de cotidianidad que
responden a reacciones emocionales
muchas veces ancladas en el pasado.
Órdenes instaladas en el disco duro de
nuestra mente en forma de
programaciones que nos limitan y
sabotean constantemente.
No me cansaré de repetirlo a lo largo
de estas páginas. Si deseamos abrazar el
camino de la creación consciente, lo
primero que debemos saber es que todo
creador es responsable de su obra, y tu
vida es tu obra de arte por excelencia,
porque respira a través de ti mientras la
vas recreando cada día aunque no seas
consciente de ello. Mientras lo haces,
ella te brinda la posibilidad de
experimentarla como escenario, te
permite observarla mientras te observa,
respirarla mientras te respira y
fundamentalmente, alimentarte de ella.
Nada de lo que pasa en tu vida es fruto
de la casualidad. Algo de ti está
eligiendo siempre, incluso cuando lo
hace a través de la memoria biológica
que se expresa en forma de enfermedad.

HACERTE CONSCIENTE

Para saber la forma en la que creas


desde el inconsciente, solo tienes que
observar cómo su sombra se refleja en
tu vida y en tu propio cuerpo. Ellos te
mostrarán siempre lo que de verdad está
ocurriendo en ti, para que al desocultar
lo oculto sepas desde dónde estás
creando realmente. Un punto de partida
que te permitirá la posibilidad de
transformarte a ti mismo eligiendo un
nuevo lugar desde donde proyectarte de
una forma favorable. Transformarse
dentro es el principio fundamental de
toda verdadera reprogramación. Solo
entonces lo externo reflejará el cambio,
y lo hará en tu vida y en tu cuerpo. Si no
deseas ver tu sombra, si no la aceptas
para integrarla y transformarte en
alguien nuevo, seguirás atrapado en el
mismo lugar de siempre a pesar de creer
que tus condiciones externas han
cambiado.
Estar conscientes y presentes nos
permite reconocer tanto nuestra luz
como nuestra oscuridad. Darle espacio a
todo aquello que se oculta en la sombra
para que se exprese es darle amor y eso
frenará su crecimiento bajo las
profundidades de nuestra mente
inconsciente. Como una olla exprés que
va dejando escapar el aire para evitar
explotar, regular la salida que produce
la presión emocional es fundamental
para entender que el arte es una vía
esencial de sanación. Expresarnos de
forma constructiva es necesario y muy
saludable, porque además de evitar la
acumulación de presión interna nos
permite elegir la forma en la que
proyectarnos en la vida. Conociendo que
todo lo que expresamos está cocreando
nuestra experiencia vital, podemos
dirigir nuestros pensamientos y acciones
de una forma beneficiosa para nosotros.
Esa es precisamente la base de
investigación del Método Syneidesis de
creación consciente.
Ser conscientes implica haber
despertado de la amnesia que nos hizo
olvidar nuestro interés por experimentar
la vida. Un interés que vive del deseo de
la experiencia y el conocimiento. Ser
conscientes es recordar que mientras
experimentamos la vida como actores, la
creamos a su vez como dioses,
encarnando el cielo que llevamos en
nuestros corazones. Una posibilidad que
perdemos cuando estamos ausentes,
cuando no estamos conscientes. Ser
consciente es elegir materializar el
sueño de ser nosotros mismos desde la
autenticidad más esencial. Ser lo que
deseemos ser, lo que sintamos que
necesitamos y hemos venido a
manifestar, y que todo lo que nazca de
nosotros nos represente en cualquier
área de nuestra vida. Esa coherencia es
el camino de la sanación y tiene que ver
con ser uno mismo sin dejar de ser la
Totalidad que nos envuelve. Cuando
eres tú mismo, desaparece el conflicto.

MAGIA Y CREATIVIDAD
La creación consciente responde a
leyes superiores que es importante
conocer. Mientras el hombre común
depende de algo externo para poder
llegar a materializar sus creaciones, el
artista consciente depende de sí mismo
porque es un mago capaz de centrar su
energía en aquello que desea, generando
la magia necesaria para que las
aparentes casualidades lo guíen hasta
lograrlo. Una vez más, esto es aplicable
a todas las áreas de creación. Se trata de
respirar y lanzar la flecha confiando en
que llegue al lugar elegido, o lo que es
lo mismo, centrar el objetivo y generar
la posibilidad, dirigiendo nuestra
energía hasta conectar con el estado
creativo capaz de abrir una vía
aparentemente imposible. Así ocurre
cuando pinto un cuadro. Puedo pintar
tratando de controlar el resultado
mediante un proceso puramente técnico
o dejarme llevar permitiendo que la
casualidad me sorprenda. La creatividad
es la clave, porque nos conecta con la
sabiduría, la fluidez, la espontaneidad y
lo más esencial de nosotros mismos, que
una vez más, es lo que trata de alimentar
el artista consciente en cualquier área de
su vida.
En el terreno empresarial por
ejemplo, podemos crear una empresa en
función del mercado, la competencia, el
cálculo de los factores de riesgo,
estudios de mercado, etc., o por el
contrario, podemos simplemente
respirarnos y escuchar cuál es la
empresa que nuestro corazón nos pide
generar, la que siente que vino a crear.
El secreto es confiar entonces en los
estados creativos que nuestro
conocimiento interno genere, para ir
desplegando y activando las
circunstancias adecuadas que nos lleven
a que las cosas sucedan por sí mismas,
sin esfuerzo y sincrónicamente. Eso no
significará que no tengamos en cuenta
los factores externos, pero jamás nos
dejaremos dirigir por ellos. Observará
el lector que en este libro propongo
siempre una forma de proyección que
tenga en cuenta el deseo interno de cada
uno y no el capricho de un ego
competitivo o temeroso, porque sin un
camino con corazón el trayecto que se
recorre es el de la enfermedad y la
muerte, algo que no deseo abonar. Para
mí, el tema no está en crear lo que mi
capricho desee sino más bien lo que mi
corazón me pide. Claro está que se
puede generar realidad desde otros
estados. Lo hacemos cada día sin darnos
cuenta, pero el sentido de este libro, así
como el del Método Syneidesis es, una
vez más, el de la creación consciente,
saludable, favorable a lo más esencial
de cada ser humano. Esta es al menos mi
elección de vida y lo que deseo
alimentar y transmitir.

LA FORMA PARA LOGRARLO ES


COSA DEL UNIVERSO

Siguiendo con la creación consciente,


señalar que lo último que debemos
preguntarnos a la hora de crear
cualquier cosa en nuestra vida es sobre
la forma en la que lo lograremos.
Centrar nuestra atención en buscar el
mejor medio para llegar a nuestro fin o
tratar de controlar la forma de lograrlo
es condicionar la magia que generamos
cuando confiamos y nos focalizamos en
sentir internamente el estado esencial de
lo que pretendemos. Solo existe el aquí
y el ahora. El arte nos permite
experimentar cualquier deseo, activando
las emociones a través de nuestra
capacidad de imaginar. El camino para
atraer y materializar lo que deseamos
empieza cuando jugamos a sentirlo como
algo vivo dentro de nosotros. Ya
sabemos que nuestro inconsciente no
distingue entre la realidad y un acto
artístico o imaginado, así que jugamos a
experimentarlo dentro proyectando la
posibilidad en nuestra vida. Cuando vas
a comprar lechugas, no te preocupas en
cómo harás para sembrarlas. Es
evidente que si las compras es porque
alguien las cultiva por ti. El Universo
hace lo mismo, cultiva para ti tus deseos
y si aportas la energía necesaria, te las
entrega.

DEFINIR PARA EVITAR LA


DISPERSIÓN

Cuando creamos cualquier cosa,


generalmente debemos definir antes lo
esencial de la idea que deseamos
encarnar para evitar la dispersión. Muy
poca gente sabe realmente lo que quiere
incluso creyendo saberlo y eso genera
caos a la hora de crear. Una cosa es
entregarse a los procesos creativos y
otra muy distinta es olvidar que antes de
hacerlo, debemos definir el objetivo y
enfocarnos en él para no perdernos en el
camino. Cuando escribo una canción,
deseo moverme dentro de unos marcos
de armonía, ritmo y estilo que definen el
camino hacia el cual focalizar mi
creatividad, al igual que cuando pinto un
cuadro, hago una escultura o deseo
encarnar una situación concreta en mi
vida. Si no definimos lo que deseamos
vivir a través de la concreción de un
marco, lo que manifestaremos en nuestra
experiencia vital será la suma del total
de todos nuestros pensamientos
contradictorios.
La mejor forma de concretar es el
lenguaje. Poner un título a una obra es
definirla. El lenguaje invoca porque
determina en palabras lo que deseamos
encarnar en nuestra vida, algo
fundamental para no perderse en el caos
de la idea, como bien comparte el
psicoanalista argentino Jose Luis Parise
en sus once pasos de la magia, de gran
influencia en mi camino. Si invocamos
lo que deseamos y logramos sentirlo
real dentro de nosotros, tenemos la
mitad del recorrido ganado. Abiertos a
la magia que provoca cualquier estado
creativo, el Universo hará el resto de
forma sorprendente, un universo que
representa la esencia de lo que
llamamos Dios o Conciencia primigenia
si lo prefieres, una conciencia de la que
todos formamos parte indisoluble.

LOS OBSTÁCULOS LOS CREAS TÚ


MISMO

El dilema a partir de aquí está en


cómo salvar los obstáculos que nosotros
mismos crearemos y proyectaremos
desde dentro de forma inconsciente para
impedir lograr lo que nos proponemos.
Siempre que una parte de nosotros desea
algo, otra frena el deseo. Así se crean
las dialécticas internas que nos
mantienen atrapados en eternos
enfrentamientos y temerosas dudas. La
actitud aquí es la del guerrero que se
mantiene firme y no pierde jamás el foco
de su atención, traspasando cualquier
impedimento al disolverlo dentro de sí.
El obstáculo reflejado fuera es solo eso,
un reflejo de lo que nos ocurre dentro.
El poder, una vez más, siempre es
nuestro.
Si dudamos aunque solo sea un
momento y cedemos el poder a lo
externo, sin comprender que todo lo que
vemos es el fruto de un bloqueo
personal que solo puede arreglarse
dentro de nosotros, entonces el
obstáculo nos someterá. El ejemplo más
claro lo tenemos en los casos donde,
ante la falta de dinero, renunciamos a
nuestro sueño por creerlo imposible, por
ejemplo, el sueño de vivir en una casa
en el campo. También puede ocurrir que
nos resistamos y luchemos, lo que
alimentará el poder del obstáculo.
Siguiendo con el ejemplo anterior, al ver
que no tenemos dinero, luchamos contra
el sistema capitalista y los bancos, algo
que no nos dará el dinero para conseguir
la casa de nuestros sueños y sí desviará
nuestra atención y energía alimentando
el poder de lo que percibo como un gran
enemigo. Cuando ponemos la atención
en algo, ese algo se hace más fuerte. El
artista consciente jamás se somete o
lucha, simplemente crea una vía
alternativa en la que hace compatible lo
incompatible, transformando al
obstáculo en el trampolín que lo
impulsará hacia su destino elegido. Para
terminar con nuestro ejemplo, imagínate
que decides tomar al obstáculo, es decir,
el dinero o la falta de dinero y buscas
qué pasa contigo dentro respecto a la
abundancia y el merecimiento hasta
disolver el conflicto. Entonces y de
forma mágica, aparece el dinero o la vía
para ganarlo, si lo que ocurre no es
directamente algo totalmente inaudito
que desde nuestra rigidez y ausencia de
creatividad no podíamos ver. En el
ejemplo, podría ser que en lugar de
comprar la casa, nos ofrecieran
alquilarla a un precio totalmente
asumible. Conozco un caso en el que una
casa preciosa estaba en venta. Todos
deseaban vivir en ella pero nadie tenía
la cantidad de dinero que pedían.
Entonces a alguien se le ocurrió
proponer al dueño el pagarle un alquiler.
A los dos meses vivía allí. A nadie se le
había ocurrido que desearan alquilarla.
Seguramente los dueños tampoco lo
deseaban. Solo hacía falta crear la
posibilidad desde esa tercera vía, desde
lo interno. De eso va la creación
consciente. Cosas más grandes he visto
y se ven cada día, aunque los medios se
encarguen de no mostrarlo al mundo.
Recuerda a mi amigo Víctor Truviano.
VIVIR JUGANDO

Mi taller de pintura es un banco de


pruebas. Allí puedo dejarme llevar
respetando un marco inicial, centrando
mi atención en la respiración mientras
dejo que mi cuerpo y los pinceles se
expresen desde el fluir, dirigidos por
una fuerza ideal desde la que empiezo a
explorar. El obstáculo que puedo
encontrar por el camino es la
autoexigencia que me impide seguir
fluyendo al desear controlar el
resultado. La resolución es seguir
confiando en lugar de tirar la toalla o de
luchar contra mi propio control. Al fluir,
traspaso el bloqueo y acepto la
manifestación de lo esencial sin juicio.
El resultado aparente es lo de menos,
porque lo importante es el resultado
interno, es decir, el estado que obténgo
al jugar a crear lo que deseo. En el caso
de mi propia vida, al final no importa
tanto si logro o no encarnar un sueño tal
y como lo imaginaba, sino más bien si
consigo conectar con el estado
emocional que buscaba al perseguirlo.
Me refiero a la felicidad de sentir que
transito un camino con corazón. Un
camino en el que elijo caminar de forma
totalmente consciente, jugando,
experimentando. Ese es el proceso de
creación saludable. Eso es jugar y
abrazar la vida, como hace cualquier
niño, como hacen los delfines o nosotros
mismos cuando nos sentimos felices y
realizados.
HEMISFERIO IZQUIERDO Y
HEMISFERIO DERECHO

La mente analítica es muy útil para


muchas tareas, aunque otras veces se
convierte en nuestro principal obstáculo,
porque busca siempre recrear el camino
que ya conoce y no cree en lo que no
puede ver ante sí. Por eso, cuando
actuamos desde ella sin tener en cuenta
el hemisferio derecho, lo que ocurre es
que nos encontramos con los mismos
obstáculos e impedimentos de siempre,
esos que el mundo exterior tan bien
conoce y de los que nos advierte una y
otra vez cuando nos decidimos a hacer
algo fuera de lo común. La mente
analítica sirve al hemisferio izquierdo
del cerebro y está absolutamente
programada, ya sea para bien nuestro o
para mal. Mucha gente de la nueva era
lo ve como a un enemigo, algo tan
absurdo como que un informático vea la
parte protocolaria para programar un
ordenador como un obstáculo. Todo lo
contrario. Para el informático es
esencial conocer el mecanismo de
programación porque le da la
posibilidad de insertar en el ordenador
personal todo lo que desea. El problema
no está en el hemisferio izquierdo, sino
en negar el poder del hemisferio
derecho y su posibilidad de ayudarnos a
reprogramar nuestro sistema de
creencias. Lo mismo sucedería al revés.
Todo desequilibrio genera caos.
No sirve de nada soñar y sentir toda
nuestra infinitud si no insertamos la
posibilidad deseada dentro del disco
duro que nos conecta a nuestro programa
de vida. Lo que permite encarnar un
ideal es la interacción entre ambos
hemisferios. El problema del hemisferio
izquierdo nace cuando no tiene
registrada la posibilidad que deseamos
generar. Hemos sido programados desde
la barriga de nuestras madres. Tenemos
instalados programas personales,
familiares, sociales e incluso programas
heredados. Me refiero a eso de que no
tenemos suficiente dinero por ejemplo, o
al clásico sentimiento de culpabilidad o
de inmerecimiento. Esos son los
obstáculos que nos mantienen atrapados
a los paradigmas imperantes de los que
ya he hablado en la introducción y a los
que damos el poder de nuestras
decisiones. En lugar de conectar con el
programador que vive dentro de cada
uno de nosotros y tratar de encarnar
nuestro deseo desde la creatividad y la
posibilidad de abrir nuevas vías, nos
regimos a través de un programa
limitante que, aunque a duras penas nos
ayuda a sobrevivir, nos marca una
cantidad indecible de obstáculos y
condiciones como única vía para llegar
a nuestro destino. Esa es la fuerza de los
programas que llevamos dentro y
también la clave de nuestra propia
liberación.
EL SECRETO DE NUESTRA
CAPACIDAD DE IMAGINAR

Imaginar es poner imagen a un ideal


para reconocerlo, para definirlo. Al
hacerlo, podemos empezar a
experimentarlo dentro sintonizándonos
emocionalmente. Imaginar es una
herramienta fundamental que, en muchas
culturas ancestrales del planeta, sirve
para acceder a estados alterados de
conciencia donde uno puede saber y
conocer más sobre sí mismo. Hoy en
día, nos han acostumbrado a imaginar
para huir de una realidad que no nos
agrada. Desde la publicidad, el cine y
los medios, permitimos que imaginen
por nosotros el mundo en el que
debemos vivir, la vida que debemos
hacer, el coche que nos conviene
conducir o incluso el futuro al que nos
estamos dirigiendo. A través de
catálogos y ofertas, nos ofrecen
posibilidades entre las que elegir. Pocas
veces imaginamos antes lo que
necesitamos realmente. Pocas veces
decidimos crear conscientemente.
Imaginar por nosotros mismos es
conectar con nuestro deseo y generarlo
sin depender de causas externas. Si lo
que deseamos es decorar nuestra casa,
lo primero que haremos es imaginarla,
para “ver” cómo quedará tras realizar
todos los cambios. Al “verla” en nuestra
mente o simplemente, al hacer un dibujo
o un boceto, podremos saber si la idea
nos agrada y modificar lo que sea
necesario hasta concretarla
definitivamente. También podemos
contratar a un profesional que nos ayude
a hacerlo. Un decorador en este caso.
Cuando tenemos claro lo que queremos,
cuando la emoción del primer impulso
nos ha ido acompañando y creciendo
con nosotros hasta generar la energía
sufíciente para lograrlo, simplemente
vamos a comprarlo. En la tienda, le
decimos al vendedor lo que
necesitamos, es decir, invocamos lo que
precisamos, ya sea un sofá rojo, unas
cortinas verdes, una mesa de madera de
pino, etc. Lo hacemos para generar un
intercambio mediante nuestro dinero, es
decir, la energía materializada que
hemos generado para tal fin. Sin energía
no existe la vida, debes tenerlo claro. El
dinero solo es un medio. Hay muchos
otros. El problema que tenemos con el
dinero está dentro, no fuera. Ni en los
bancos ni en un sistema que todos
alimentamos. En todo caso, es desde
cada uno de nosotros y nuestra
conflictiva relación con la abundancia y
la responsabilidad, desde donde
proyectamos todos esos demonios.
CREER, CREAR Y CONFIAR EN LAS
“CASUALIDADES”

Volviendo a la creación consciente, el


problema del deseo es no creer en la
propia capacidad para generarlo. En el
caso de nuestro ejemplo anterior, si en
la tienda no encontramos el sofá rojo,
podemos acabar comprando lo que el
vendedor desee, conformándonos con un
sofá verde, que es el que les quedaba, a
pesar de detestar el verde, por ejemplo.
Si olvido la importancia de mi objetivo
inicial o no confío en la posibilidad de
generar lo que necesito, puedo acabar
tirando la toalla y sometiéndome a los
condicionantes externos, en lugar de
seguir proyectándome hacia lo que
deseo hasta hacerlo realidad. A veces,
no caemos en la cuenta de que existen
vías alternativas que pueden presentarse
de forma casual tras confiar en la fluidez
generada por nuestros estados creativos.
Tal vez al volver a casa sin sofá, feliz
ante la certeza de que lo acabaré
atrayendo a mi vida tarde o temprano
porque es lo que de verdad deseo, varío
mi ruta habitual y paso por delante de
una tienda de la que no tenía
conocimiento, encontrando el objeto de
mi deseo expuesto en el escaparate al
precio que puedo pagar.
No invento nada extraordinario. Algo
parecido me ha ocurrido numerosas
veces. Así creamos mi mujer Ariadna y
yo cada día. Es algo que hemos
aprendido. Lo puede hacer todo el
mundo. Solo debes sintonizar con el
artista que vive en tu corazón, ese que se
atreve a jugar y a soñar. Si lo haces,
incluso puede que un amigo te llame esa
misma noche preguntándote si quieres un
sofá de las características que buscas
porque ha decidido cambiar el
mobiliario de su casa. Esta es la magia
generando continuas “casualidades”
para el que abraza el camino de la
creación consciente. A mí me han
aparecido cosas increíbles junto al
contenedor de casa. Justo las que
necesitaba. Todo es posible cuando me
abro a la magia de ser yo mismo y
confío en mi poder interno y en la
sabiduría y conexión que todos tenemos
con el Universo. Por desgracia, es
habitual terminar conformándonos con
algo que no deseamos, por creer que lo
que de verdad queremos no existe o no
está a la altura de nuestras
posibilidades, que es lo mismo que
decir que no nos creemos lo
suficientemente capaces de crearlo para
nosotros.
Es importante creer en uno mismo y
confiar. En este libro repetiré muchas
veces la importancia del estado de
presencia. Olvidar lo esencial, aunque
solo sea un instante, puede llevarnos a la
dispersión. Entonces es cuando lo
externo puede tomar el control sobre
nosotros y podemos acabar comprando
cualquier cosa: ideas, creencias,
productos. Es interesante empezar a
poner atención a lo que nombramos. Si
no resuena con lo que deseas crear, no
lo nombres. Tienes mucho poder, el
poder de encarnar tu propio cielo en la
Tierra o de convertir tu vida en un
infierno, no lo dudes.
LOS IDEALES

Un ideal vive en un espacio diferente


al nuestro. No podemos encarnarlo
desde donde lo idealizamos. Esa es la
razón por la que muchos idealistas
jamás viven felices en el universo
material. No comprenden que en
cualquier acto de creación existe una
línea de expectativa que debe ser
cruzada. Un ideal genera grandes
expectativas si no comprendemos que
para insertarlo en un terreno concreto,
necesitaremos modificarlo y readaptarlo
antes en algo que lo represente dentro de
nuestro escenario limitado. Eso mismo
ocurre con nuestro cuerpo, adaptado
como un avatar para representarnos
dentro del juego que llamamos “nuestra
vida”. Para aterrizar una idea debemos
darle límites, forma y concreción. Para
eso sirve también, una vez más, la
imaginación. Ponerle imagen a un ideal
es definirlo. Eso evita la dispersión.
A mucha gente le cuesta creer que
genera su realidad. Asimilar que
estamos enfermos porque lo elegimos, o
que tenemos malas experiencias porque
las generamos de forma inconsciente es
algo que cuesta de procesar. Podemos
construir de nuevo una metáfora a partir
de la creación de una pintura, en este
caso, una metáfora de la vida. Imagina
que pintas un cuadro y al día siguiente
no recuerdas haberlo hecho. Te
encuentras delante de la pintura,
experimentando tu obra de arte sin
conciencia alguna de que tu eres el que
la has creado. Esa amnesia te lleva a
creer que no puedes cambiar aquello
que permanece ante ti, así que solo
puedes mirarlo o apartar la vista. No
crees saber pintar. No recuerdas que
tienes el poder de tomar los pinceles y
transformar lo que desees. Miras hacia
dentro, donde viven tus ideales y los
buscas en el cuadro sin encontrarlos
porque no recuerdas que fueron
maquillados ante la ilusión de tu propio
reflejo. Si supieras que ese cuadro salió
de ti y que el juicio con el que lo miras
es el mismo que no te permite estar en
paz contigo mismo, tal vez
comprenderías que todo lo que reflejas
es la transmutación del ideal hecho
materia. Solo así tiene sentido
reprogramar la tela, pintando encima una
nueva experiencia visual y vital que
simplemente te acerque a experimentar
de una nueva manera, ni mejor ni peor,
cada una de tus ideas.
Cuando pinto un cuadro, el miedo a la
tela en blanco es el miedo a la vida, el
miedo al error que me permite el
aprendizaje, el miedo al juicio sobre las
expectativas creadas ante la posibilidad
de lo que voy a crear. Asusta encarnar
un ideal. Cuando me enfrento a una tela
me enfrento a mi miedo al vacío y
mientras lo traspaso sobre la tela, algo
de mí aprende a traspasarlo en mi vida.
Tener miedo y atreverme a respirarlo me
hace más valiente. Ser consciente de que
yo creo mi realidad y decidir
responsabilizarme de cada pensamiento
o acción que genero me hace estar más
presente.
II
NECESITAS CREAR
UN PROPÓSITO DE
VIDA
LA MISIÓN DE TU VIDA ES SER TÚ
MISMO

Cuando estamos ante un bebé,


encontramos en la transparencia de su
mirada ausencia total de juicio o culpa.
Es un ser tan poco corrompido todavía,
que la pureza de su presencia capta
automáticamente toda nuestra atención.
Ante un bebé, nada de nosotros se atreve
a poner en duda su autenticidad y a
nadie en su sano juicio se le ocurriría
juzgar de egoístas sus actos, a pesar de
que ese pequeño ser recién encarnado
solo está ocupado en una cosa: cubrir
exclusivamente sus necesidades básicas
desde el presente en el que vive y se
manifiesta.

RECUPERA TU AUTENTICIDAD
ORIGINAL

Un bebé no se preocupa en
contentarnos, en darnos lo que no tiene o
lo que necesita. No le interesa ser bueno
o hacer algo para no ser malo. No le
importa tu opinión ni la mía. Solo se
ocupa de él, de ser exclusivamente él
mismo y para ello, pide lo que desea
llorando hasta la saciedad porque sabe
que ese es su derecho natural de
abundancia y el foco principal de su
supervivencia. Un bebé llora también
para descargar tensión, algo que
deberíamos aprender a recordar y
practicar para vivir más centrados.
Somos eléctricos y necesitamos
descargar a tierra toda la tensión que
acumulamos durante el día si deseamos
tener un buen descanso.
Un bebé todavía no ha aprendido a
fingir y siempre que se expresa, lo hace
mostrando abierta y efusivamente todas
sus emociones. No se guarda nada
dentro, porque su instinto sabe que eso
enferma. Un bebé es un artista de lo más
auténtico, aunque su expresión y fluidez
nos incomode algunas veces y
prefiramos ahogar su llanto en lugar de
aprender a sostenernos ante el. Un bebé
solo es el espejo de lo que un día
fuimos, cuando todavía nada nos
condicionaba.
A estos maravillosos seres jamás se
les ocurre despreciar aquello que los
hace genuinos y mucho menos, renunciar
a lo que necesitan para repartirlo entre
los más necesitados. Eso no significa
que no sean generosos. Lo que
comparten con los demás es
precisamente el brillo resultado de estar
saciados, de estar llenos de todo lo que
les permite ser pura vida en acción.
Cuando un bebé está lleno de alimento,
amor y descanso, la luz que irradia su
felicidad es tan intensa que nos parece
suficiente.
Un bebé se ama tanto a sí mismo que
se ocupa de expresar lo que necesita sin
vergüenza alguna, atendiendo siempre a
su propio interés. Para estos maestros de
la autenticidad y el amor incondicional,
lo políticamente correcto no significa
nada. Si un adulto actúa de ese modo,
automáticamente es tildado de egoísta e
interesado y se le supone carente de
amor, pero del amor se habla mucho y se
conoce poco.
ÁMATE A TI MISMO PARA PODER
AMAR A LOS DEMÁS
En la Grecia antigua había varios
tipos de amor y estaban bien
diferenciados. Antes de hablar de ellos,
deseo clarificar algo con respecto al
interés. En nuestra sociedad, el interés
está mal visto. Al interesado se lo
relaciona con alguien falso y sin
escrúpulos, carente de corazón. A pesar
de eso, en el terreno laboral o incluso
dentro de cualquier tipo de formación o
estudio, se espera siempre del individuo
que ponga todo su interés en lo que hace.
Esta es la incoherencia en la que nos
hemos criado y desarrollado, donde el
interés solo es valorado dentro de
marcos específicos y nunca cuando se
trata de algo esencialmente propio.
A pesar de que muchos crean estar
desligados de las religiónes, vivimos
marcados por la oscuridad de su
herencia. No me refiero, claro está, a la
parte amable de estas, sino a la oscura
influencia de todos los programas
limitantes que actúan todavía hoy sobre
nuestra voluntad a través de
pensamientos y actos inconscientes.
Algo de nosotros vive entre el juicio y
la culpa, tratando de reproducir modelos
de bondad que representan el
desprendimiento de lo material y la
ausencia de interés en uno mismo, sin
comprender que vinimos a la vida
justamente a prendernos de ella, a ser
nosotros mismos a través de cada
aliento encarnado, aunque sea solo por
un corto espacio de tiempo. No tiene
sentido separar espíritu de materia
dignificando al primero y condenando a
la segunda. Todo lo que existe forma
parte de nosotros y por tanto, es
absolutamente sagrado.
Un bebé mira siempre por su interés y
no conoce la indignidad o el sentido de
sufrir por los demás. Reconoce en sí
mismo la manifestación de lo divino y le
basta con ser, desde donde se sabe
merecedor de todas las atenciones. Cada
vez que nos mira y nos regala su limpia
sonrisa, una mueca de asombro o su
estado de presencia, en realidad nos está
reconociendo también como a seres
divinos. Esa es la razón por la que un
bebé nunca nos mirará con superioridad
o deprecio. Observarlo nos conecta con
nuestra autenticidad esencial, esa que
hemos ido perdiendo al dejarnos
absorber y condicionar por un sistema
educativo que se ha ocupado más en
programarnos en la docilidad que en
reconocernos, potenciarnos y
enseñarnos a gestionar emociones.
Si el interés es algo mal visto a nivel
social, el sufrir por los demás es algo
muy valorado. Nos identificamos con el
esfuerzo y la dificultad porque, en cierto
modo, llevamos programas de
servilismo asimilados desde nuestra
memoria celular. El esclavo debe
ganarse el pan, debe ganarse la dignidad
ante su amo, que es el único que merece
disfrutar del placer y la dicha de forma
incondicional. Una prueba de ello es que
la base de nuestra sociedad se sustenta
en el trabajo y la familia, palabras
ambas etimológicamente conectadas a la
esclavitud, al igual que la palabra
servir, que viene de servus, el esclavo
de la casa de Roma.
PROGRAMAS DE SUFRIMIENTO,
ESFUERZO Y DIFICULTAD

Estamos convencidos de que, al sufrir


por los demás como hizo el Cristo que
nos han vendido, accedemos a la bondad
y al merecimiento que nuestro
inconsciente tanto anhela, en lugar de
comprender que no necesitamos
ganarnos algo que por ser nosotros
mismos ya tenemos. Sufriendo por los
demás interpretamos el rol de salvador
que nos ha conectado durante años a una
forma de amor totalmente neurótica. En
realidad, a través de esa forma de amor
solo hacemos que generar deuda,
además de afianzar las cadenas que
inevitablemente pasaremos a nuestros
hijos si no las rompemos antes en un
acto de amor hacia nosotros mismos.
Un bebé no se preocupa en salvar a
otros porque respeta la vida por encima
de todo. Sabe que solo puede ser quien
ha venido a ser y trata de crecer desde
esa misión interna. Un bebé tiene claro
que ha venido a expresarse desde su
autenticidad. En ella radica su valor. Por
eso nunca lo verás ahogando su
espontaneidad y sencillez como hacemos
los adultos o incluso los niños que ya
fueron programados para dejar de ser
ellos mismos. El único interés que
parece tener un bebé es el de
desarrollarse desde la manifestación de
su individualidad esencial a través de
los dones innatos que trae integrados en
su memoria interna. En cambio, cuando
nos hacemos mayores, lo último que
valoramos es lo que esencialmente ya
somos. Nos pasamos la vida tratando de
ser lo que los demás esperan, lo que los
modelos de bondad que nos han vendido
proponen, en lugar de brillar desde lo
que surge de nosotros reconociéndonos
sagrados al hacerlo.
Nuestra expresión natural tiene un
gran valor y nace siempre sin esfuerzo
porque va unida a estados creativos
esenciales. Hemos aprendido a
despreciar lo que nos sale fácil sin
saber que eso es lo más valioso que
poseemos. Curiosamente, no hay nada
más sencillo que ser uno mismo, pero
nos asusta tanta sencillez y autenticidad.
Preferimos complicarnos la vida
convirtiéndonos en alguien que
construimos desde la carencia y el
miedo, un personaje que lo último que
atiende es al canto de nuestro corazón.
Tememos el juicio externo sin saber que
solo es un reflejo de nuestro propio
juicio interno. Somos demasiado duros
con nosotros mismos.
Así estamos todos, repitiendo
patrones generados en base a programas
de sufrimiento, carencia y falta de
merecimiento. Entenderás que es lógico
que, por mucho que creas desear
prosperidad en tu vida, no la tengas si a
niveles inconscientes tus células creen
que eso es algo indigno para ti. Así
funcionan las cosas. Tu mente
inconsciente crea por ti, a pesar de que
te cueste creerlo. Lo primero que te pido
entonces es que te vuelvas un interesado
de por vida. Un interesado en ti y en la
obra de arte que es tu vida. Eso hace un
artista consciente. Entonces, solo tienes
que tratar de valorar lo que ya eres y lo
que sale de ti de forma natural y
sencilla. Esa es la forma de empezar a
ser uno mismo y esa es tu única
verdadera misión de vida.
MUESTRA TU INTERÉS

El problema del interés no es tenerlo,


sino ocultarlo mostrando un interés
completamente falso disfrazado de
desinterés. El interés debe ser puesto en
todo lo que alimente la misión de ser tú
mismo. Cuando yo muestro mi interés,
me estoy mostrando tal y como soy. Al
moverme con un interés claro, lo que
hago es poner atención a lo que nutre mi
necesidad interna de ser yo mismo. En el
mundo de la creación consciente
debemos evitar todo desinterés. Si algo
no te interesa, no lo hagas o
transfórmalo en interesante. Cualquier
acto es sagrado y no merece tu
desinterés. Crear con desinterés es crear
sin alma. Una vez más, tu máximo
interés en la vida debe ser el de
convertirte en lo que tu corazón te pide,
es decir, dejar ir todo lo que no es
propio de ti para descubrir lo que
esencialmente ya eres. Manifestarte
desde allí es tu sanación. Ese es el
regalo más grande que puedes darte y a
su vez compartir.
Con el pasar de los años hemos ido
ahogando a ese bebé que un día fuimos.
Lo hacemos desde cada gesto aprendido,
desde cada obligación adquirida, desde
nuestra rigidez domesticada. Todo eso
nos aparta del amor hacia nosotros
mismos. Crecimos en la indignidad y la
falta de merecimiento, herencia
judeocristiana de la culpa y el pecado,
donde dar a los demás es identificado
como un acto de amor mientras que
darse a uno mismo está directamente
relacionado con el egoísmo. Es
importante que repita algunos conceptos
para que los asimile tu inconsciente. Es
tan grande la programación celular que
llevamos dentro, que ante la demanda
externa y el miedo a volvernos
egocéntricos, elegimos anular nuestro
propio brillo y vivir a medias. Nuestro
verdadero enemigo está dentro. Es
nuestro propio juicio. Somos nosotros
mismos los que sin saberlo, nos
condenamos a la indignidad y a la
pobreza. Nos educaron para
alimentarnos de las migajas, tras
ganarlas con gran esfuerzo, olvidando
que por el simple hecho de ser hijos de
la Creación ya somos merecedores de
todo aquello que deseemos.
Mientras vivimos desvalorizando
nuestra propia grandeza, en la sombra,
ese niño brillante, ese maestro que un
día llegó al mundo para encarnar el
cielo que llevaba en su corazón, vive
olvidado y anulado. Este es el fruto real
de la enfermedad y la destrucción del
ser humano que hoy camina sobre el
planeta Tierra. Seres humanos que temen
ser ellos mismos mientras, desde sus
entrañas inconscientes, alimentan la
frustración y el odio. Todas esas
emociones ahogadas son las que
proyectamos cada día sin saberlo sobre
nuestro mundo, en forma de todo aquello
que percibimos como el mal que tanto
creemos combatir.
EROS, FILIA Y ÁGAPE

En la Grecia antigua se conocía tres


tipos de amor: el eros o amor sexual, el
filia o amor relacionado con la amistad
y el ágape, que representa el amor
incondicional que tan bien se define a
través de la frase “amad a los demás
como a vosotros mismos”. La forma de
compartir de un bebé es precisamente
esta última. Primero se llena de vida, de
alimento, de descanso, y desde la
felicidad de sentirse pleno, irradia,
brilla, se comparte a través de su
presencia, de una simple e inesperada
sonrisa que devuelve la vida a quien
tiene la fortuna de ponerse delante y
disfrutarla. Esa es la auténtica, la
genuina forma de compartir, de amar sin
esperar que lo externo nos llene de lo
que nos sentímos ausentes, de lo que no
somos capaces de darnos, porque para
amar a otros, antes debemos haber
podido amarnos a nosotros mismos, esa
es la esencia que reside en la conocida
frase de Jesús. “Amad a los demás como
a vosotros mismos” es un principio tan
usado como confundido, obviando la
segunda parte como condición esencial
para poder cumplir la primera. No
podemos dar si antes no estamos llenos,
lo mismo que una estufa no puede
calentar si antes no pusimos y prendimos
la leña.
Nos han enseñado que para ser
“buenos” debemos desatendernos en
favor de los demás, reprimir nuestra
necesidad vital mientras una parte de
nosotros, oculta en la sombra, no puede
evitar desear nutrirla. Así se genera la
guerra interna representada en forma de
dialéctica ante el enfrentamiento de
deseos contrapuestos. Todo
enfrentamiento interno nos divide y se
alimenta del juicio y la culpa que
inconscientemente proyectamos en
nuestra realidad cotidiana como un
intento desesperado por sanarnos. Solo
desde nuestra autenticidad podemos
detener cualquier lucha interna, desde la
integración que vive en nuestro corazón.
Allí nos atendemos a nosotros mismos y
al hacerlo, indirectamente estamos
atendiendo a los demás. En ese estado
de amor traspasamos la ilusión de la
separación. Mereces todo lo que tu
corazón desea y al atenderlo, estás
regalando al mundo y a los demás lo
mejor que puedes dar, no lo dudes nunca
más.
Ahora recuerda de nuevo: la misión
de tu vida es ser tú mismo y encarnar tu
propio cielo interno, así que te
recomiendo que aprendas a respirar y a
escuchar la voz de tu corazón,
distinguiéndola de las diferentes voces
que tratarán siempre de confundirte. El
mejor camino para conocer lo que vive
en tu corazón es volver a jugar y
recuperar la ilusión de ese niño que un
día fuiste. Hacerlo desde el adulto que
hoy eres, desde el reconocerte como
creador y único responsable de tu
experiencia vital. Es importante esto que
te digo. A través de los juegos podemos
descubrir nuestras verdades más
esenciales, así como las sombras y
bloqueos que nos generamos. Solo
tenemos que dejarnos absorber
emocionalmente por lo que estamos
representando y como en la vida, jugar.

LA MISIÓN DE TU VIDA
A pesar de que muchas veces crees
que eliges vivir, lo que elige por ti es el
reflejo inconsciente de lo que dirige tu
vida. Un montón de ideas y órdenes
internas que te llevan a ser quién crees
ser, un personaje que lejos de
representar lo más esencial de ti,
representa las creencias de tu madre, de
tu padre, de tu entorno, etc. Eres lo que
otros desearon que fueras porque jamás
decidiste elegir existir por ti mismo. Me
refiero a elegir representar lo más
esencial de ti a través del personaje que
te sirve como avatar para experimentar
la vida dentro de esta gran película que
entre todos creamos e interpretamos.
Hablo de decidir quién deseas ser
dentro de la obra, asegurándote de que
tu personaje sea digno portavoz de lo
más esencial de ti, imagen y semejanza
de lo que de verdad importa a tu
corazón. Si lo haces, tendrás una misión
que te servirá de norte. Esa misión
debes sentirla y traducirla luego a un
propósito. El propósito es lo que le da
forma a ese ser tu mismo, forma en las
3D para que todo lo que hagas, lo que
crees en cualquier área de tu vida, sea
una extensión de tu misión, una
manifestación totalmente coherente de lo
que esencialmente eres.
Ahora ya sabes que es fundamental
que te construyas tu propio propósito a
partir de esa misión interna, esto es,
amándote tanto como para ser
únicamente tú mismo y reflejar esa
autenticidad en cada pensamiento y
acción, a través de cada proyecto que
emprendas. Ir en contra de tu esencia es
ir en contra de la vida que viniste a
proyectar. No se trata entonces de lograr
cosas o de aprender a crear lo que a tu
capricho le plazca, sino de recordar
cómo generar tu propia realidad desde
tu estado más absoluto de presencia,
para que aquello que viniste a encarnar
forme parte de este mundo para
contribuir a la riqueza de todos. La
pregunta es saber cómo llegar a la
esencia de nuestra autenticidad
traspasando las múltiples máscaras con
las que nos hemos ido identificando,
hasta creer que únicamente somos el
efecto limitado de lo que sueña un dios,
en lugar de comprender que al mismo
tiempo, somos también el dios creador
del sueño que interpretamos.
Tener una misión en la vida no es
suficiente. Me refiero a esa sensación
espiritual que pocas veces sabemos
bajar a Tierra. Tal vez por eso existe
tanta gente perdida ante una vida
aparentemente opuesta a eso que sueña y
desearía vivir. El propósito es entonces
aquello que debe concretar lo esencial
de nuestra misión. Te invito a crearlo
ahora mismo. Construir eso que de
sentido a tu existencia diaria, que
encarne lo que tu corazón te pide vivir.
Un propósito relacionado con tu
cotidianidad como ser humano
consciente que se enamora, tiene hijos,
necesita cosas, tiene inquietudes,
sueños, deseos. No hay nada malo en
eso. Por mucho que te cuanten sobre el
desapego, verás más adelante, a medida
que leas el libro, cómo te confundieron
para que no tomaras lo que es tuyo, para
que no vivieras tu vida.
¿Cómo creo entonces mi propósito de
vida? La respuesta es muy sencilla:
necesitamos usar ambos hemisferios
cerebrales. Nos sintonizaremos con el
hemisferio derecho para sentir esa
misión, para respirar lo que nos cuenta
el corazón. El hemisferio izquierdo lo
usaremos despues para concretar como
bajar la información a Tierra. Es quizá
donde habitualmente tenemos mayor
dificultad, en comprender que un ideal
se encierra en lo limitado para bajar al
mundo denso. Es algo que nos cuesta
comprender porque emitimos un juicio
limitante ante la manifestación de lo
material. Nunca es tan grande, tan
maravilloso o tan perfecto como el ideal
imaginado. Este tema lo tocaremos en
capítulos posteriores. El caso es que el
hemisferio izquierdo se encargará de
ayudarnos a elegir los límites más
adecuados para disfrazar nuestros
ideales. Me refiero a codificarlos para
que puedan encajar dentro de la realidad
cotidiana en 3D. Para crear un propósito
necesitaremos diseñar un cáliz que
pueda contener eso tan amplio y
maravilloso que sentimos que hemos
venido a realizar como misión en la
vida. Solo me queda puntualizar algo
fundamental, quizá lo más importante: la
clave para diferenciar una misión de un
propósito de vida está en que al bajar el
ideal a Tierra, su disfraz debará ser
tejido desde la dualidad. Me refiero a
que la fusión diferencial entre luz y
oscuridad es las que da forma al
volumen, al relieve que permite que
cada ideal tome presencia. Así, para
crear tu propósito solo debes descubrir
la sombra que tu misión no tiene, esa
que se manifestará en tu realidad
cotidiana. Voy a poner un sencillo
ejemplo para facilitar la comprensión:
Imagina que respiras tratando de
descubrir tu misión de vida, y conectas
con tu corazón, sintiendo que has venido
a fluir y ser feliz. Es muy bonito pero no
dice nada. Son muy subjetivas la
felicidad y la fluidez. Además, es algo
que tratas de hacer sin éxito todo el
tiempo porque el mundo externo parece
impedirlo. Así, observas cual es la
sombra que se manifiesta en tu vida, esa
que se esconde tras tus problemas en
todas las áreas de tu vida. Te das cuenta
entonces de que anhelas la fluidez
porque tu vida carece de ella, porque
tienes un patrón de control que te
rigidiza, porque todo en tu vida te
contiene: un jefe dictatorial, un trabajo
que detestas, unos padres rígidos y
severos, etc. Gracias a darte cuenta de
esto, puedes elegir entonces fluir para
resolver esa falta, lo que te facilitará,
sin ninguna duda, la felicidad interna
que no tienes. No es que debas hacer
algo extra para ser feliz, sino que al ser
feliz vas a fluir, pues en definitiva, lo
que manifiesta tu misión es la relación
entre felicidad y fluidez. Si eres feliz
podrás fluir. Aquí tenemos la clave del
propósito. Sin sombra que resolver, sin
ausencia que sanar, sin conflicto que
armonizar, no hay propósito que tenga
sentido. El alma y el corazón anhelan
aquello que no tienen, porque
precisamente lo que falta es lo que les
recuerda aquello que vinieron a realizar.
Esa es la clave. Construir un propósito
es unir luz y oscuridad en nosotros, es
dar sentido a su danza en lugar de
enfrentarlos, en lugar de permitir que
uno someta al otro.
Un propósito en base al ejemplo visto
anteriormente podría ser: “MI propósito
es rsolver con fluidez conflictos de
rigidez”. Entonces la rigidez será mi
aliada, pues me permitirá poner a
prueba lo que vine a realizar. Así es
como la sombra da sentido a la luz.
Cada problema permite resolver
internamente en base a lo que venimos a
realizar. La comprensión de la misión y
la creación del propósito solamente son
formas de creativas de facilitarlo. Para
eso sirve el arte aplicado.
Solo una última cosa para aquellos
que, al tratar de sentir su misión, duden
de su corazón. A pesar de meditar y
probar diferentes formas para
sintonizarse con esa parte más esencial,
a veces no tenemos claro si lo que
sentimos es la consecuencia de alguna
creencia que nos pueda estar
condicionando. No importa. Si ese es tu
caso, no tiene sentido que te fuerces.
Recuerda que si tienes dificultad en
escuchar lo que es importante para ti, lo
más esencial de ti, solo tienes que
detenerte a observar la sombra que
desde siempre, se cierne sobre tu vida.
Los problemas en los que te atrapas, los
roles que interpretas para escapar de
aquello que más temes, eso que te
angustia por encima de cualquier otra
cosa. Si eres paciente, descubrirás que
se trata siempre de la misma historia,
esa que precisamente tu corazón viene a
resolver. Si deseamos crear un
propósito que sintonice con nuestra
misión de vida, debemos observar que
es lo que necesita nuestra herida más
profunda para ser sanada. Una vez más,
esta es la luz de la oscuridad aunque nos
pese. Atendiendo esa herida nos
unificamos y de esa reunión entre luz y
oscuridad crecemos. Aún sin llegar a
algún lugar. Un norte sirve para saber
dónde fijar la mirada. Llegar es lo de
menos cuando el camino proporciona las
riquezas. La misión es la información
para construir ese norte que nos permita
marcar un rumbo y dar sentido a nuestra
existencia. La fuerza de la vida se
encarga del resto.
SÉ TÚ MISMO

Observando a un bebé la respuesta


parece clara: solo a través del
reconocimiento hacia lo que de verdad
vive en lo más genuino de nosotros
podemos llegar a realizarnos. Un amor
integrador desde el que abrazar toda
nuestra luz y nuestra sombra, un amor
ausente de juicio y culpa capaz de
generar en nosotros el brillo que irradia
cualquier cuerpo que antes no tuvo
reparo en nutrir toda apariencia de
necesidad. Un amor que no conoce la
pobreza o la limitación, totalmente
distinto al que nos han vendido como
modelo de bondad desde religiones e
ideologías preestablecidas. Un amor que
comienza dentro para expandirse luego
fuera, aunque más que usar la palabra
amor, debería hablar de coherencia,
pues las palabras que usamos
habitualmente, pocas veces significan
aquello que creemos. Este podría ser el
caso de la palabra amor. Teniendo en
cuenta que éste es un libro de
reprogramación esencial, debería ser
muy cauto al usar el lenguaje, consciente
de que las palabras crean y nos
programan. De todas formas, siento
importante utilizar el lenguaje ordinario
para no complicar la comprensión del
mensaje que deseo transmitir. Espero
comprendas mis prioridades en este
momento específico en el que el libro
saldrá publicado.
Continuaremos entonces con el amor
tal cual lo usamos habitualmente.
Hablaba de amarse a uno mismo. Solo
añadir que no tiene sentido hacer lo
contrario. Es un atentado hacia la vida.
Por eso, no temas ser tildado de
egocéntrico por amarte a ti mismo,
porque lo que estás haciendo es
reconocer tu divinidad. Un egocéntrico
no tiene en cuenta a los demás, en
cambio, alguien que reconoce su
divinidad se considera uno con los
otros. Un egocéntrico nunca se sacia.
Por el contrario, alguien que reconoce
su divinidad está lleno de lo que ya es y
por eso puede elegir lo que desea
compartir. Un egocéntrico espera que
los demás hagan lo que el desea.
Alguien que se reconoce divino no
espera nada porque lo que necesita lo
crea. Si admites tu divinidad te vuelves
capaz de generar realidad propia. Eso
hace el bebé cuando genera a una madre
que lo nutre siempre que lo necesita.
Al atenderte y reconocerte, podrás
atender a los demás de la misma forma
sin esperar compensar nada y sobretodo,
sin creer que eres algo superior o
inferior al resto. Aunque parezca
contradictorio, la única forma de amar a
los demás es hacerlo antes hacia uno
mismo. Ese es uno de los principios
fundamentales de la creación consciente.
Si no creas desde ti, tu inconsciente lo
hará por ti.
III
LO MÁS
IMPORTANTE ERES

DEL AMOR HACIA TI MISMO NACE
TU BRILLO, LO ÚNICO QUE PUEDES
DAR

La palabra «cristo» viene del griego


khristos, que significa «el ungido». En
realidad, el psicoanalista José Luis
Parise profundiza un poco más en el
significado etimológico de la palabra al
desvelar, a raíz de su profunda
investigación sobre la vida oculta de
Cristo, que khristos podría querer decir
esencialmente «el que se unge a sí
mismo», algo que avalaría
poderosamente lo que trato de
transmitirte desde este libro. Recuerda
que la realidad que vivimos es fruto de
los pensamientos inconscientes que
duermen anclados en nuestra memoria
colectiva, donde el idioma y el
significado esencial de lo que
nombramos, más allá de lo que
representa dentro de nuestra realidad
social y lengua actual, tiene una
poderosa influencia en la forma en la
que nos proyectamos. Lo mismo ocurre
con la simbología judeocristiana y todo
aquello que de una u otra manera, forma
parte de nuestra propia herencia
inconsciente desde la que
inevitablemente creamos y construimos
día a día.
ERES EL REY DE TU UNIVERSO

La necesidad de ungirse uno mismo


representa la necesidad del
autoreconocimiento que nos permite
elegir abrazar el camino de la
existencia. De otro modo, solo somos el
objeto de otros que toman nuestra vida
aprovechando nuestra propia ausencia.
Sin esa conciencia interna de
reconocimiento a nuestra propia
divinidad, a nuestro estado de presencia,
solo generamos relaciones de
dependencia. Si dependemos de que
otros nos reconozcan, entonces el poder
siempre lo delegaremos fuera, como
niños incapaces de tomar decisiones,
mientras que si dependemos de nuestro
propio reconocimiento, el poder
siempre forma parte de nosotros. Ese es
el auto reconocimiento que debe abrazar
el creador consciente. Dejar de
recrearse en su vida como alguien
dependiente de lo externo para erigirse
como el creador de su propia realidad,
capaz de transformarla en lo que su
corazón desee.

RECONÓCETE ANTE TI
No puedes ser grande si no te
reconoces grande a ti mismo, no puedes
ser sabio si esperas que otros
reconozcan desde fuera lo que antes no
puedes sentir tú mismo. Eres lo que
crees y creas lo que crees. La palabra
Khristos es a su vez una traducción de la
palabra hebrea mesias, que significa
«ungido para ser rey». Un rey es el que
determina lo que es real. Un rey decide
y es soberano de su vida y de su
creación, a pesar de que en nuestro
mundo la esencia de lo real se haya
corrompido. Tú eres el rey de tu vida, el
sol que alumbra tus creaciones.
Precisamente el sol es un modelo
crístico muy antiguo, pese a que muchos
confundieron al modelo y lo adoraron en
lugar de usarlo como se usa un
arquetipo, recordando a través de él
cualidades y potenciales de expresión y
experiencia que nos muestran un camino
de autoconocimiento.
En realidad, el sol ya fue un modelo
para nuestros ancestros, porque sabían
que se trataba de un ser consciente muy
poderoso, un bello espejo en el que
reflejarse. A pesar de ello, también
muchos lo adoraron como adoramos hoy
a dioses y maestros, a la ciencia, a la
medicina, a sistemas económicos o
bancarios, a estrellas de pop y de rock,
a futbolistas… Nos encanta adorar lo
externo, lo que creemos que está por
encima de nosotros. Necesitamos adorar
a lo superior porque está en nuestro
programa ser inferiores, nos guste o no.
Me refiero al programa heredado, no al
esencial, que es pura sabiduría. El sol
respresenta al padre sano y que nos
muestra como relacionarnos con el
mundo exterior más allá de la fusión con
la madre. Nos ayuda a ser nosotros
mismos. Nos recuerda nuestro valor
personal.
EL SOL COMO MODELO

El sol brilla igual para todos, pero no


todos obtienen el mismo beneficio ante
su presencia. Si te alejas demasiado, te
enfrías, y si te acercas más de la cuenta,
inevitablemente te quemarás. Por tanto,
como el padre, nos enseña la
importancia de los límites y su gestión,
algo que no aprendemos con la madre,
que nos nutre a través del contacto piel
con piel. Eso es lo que representa la
Tierra para muchas culturas. Es la madre
que germina semillas, que abraza a sus
hijos. Cuando el hijo crece busca al
padre para que apoye su proceso de
individualización. Un padre que, como
el sol, es muy grande.
Gestionar lo que nos ocurre ante la
grandeza de este arquetipo es
responsabilidad nuestra. Su sola
presencia nos enseña a ocuparnos de
nosotros mismos, algo que necesitamos
aprender en cuanto nos diferenciamos de
la madre. La Tierra nos nutre como la
madre nutre a sus hijos. Esa es su
función. El sol en canvio nos muestra,
como un padre sano, que al dejar de ser
infantes no necesitamos la nutrición
externo, la teta, ya que nos podemos
alimentar desde nosotros mismos. El sol
se ocupa de sí mismo. Se ama tanto que
se llena de todo lo que necesita. Una vez
pleno, irradia lo que le sobra hacia
afuera, repartiendo su brillo.
«Ama a los demás como a ti mismo»
es una de las frases más grandes jamás
pronunciadas, porque representa la
unión de la función madre y padre en su
vertiente más saludable. Eso simboliza
la unión de la Tierra y el sol. Nosotros
somos sus hijos que, como grandes
árboles, crecemos extendiendo nuestras
ramas hacia el cielo, mientras hundimos
profundas raíces en la Tierra. El
problema del «Ama a los demás como a
ti mismo» es que solemos atender
solamente a la primera parte de la
misma, relacionada con la madre,
mientras descuidamos la enseñanza
paterna, algo fundamental para nuestro
equilibrio como seres autosostenibles.
Quien no se ama y se da a sí mismo todo
lo que necesita, jamás podrá amar fuera,
pues está ocupado en buscar lo que llene
su vacío. Por el contrario y como ocurre
con el sol, nuestra felicidad irradiará
hacia afuera si estamos llenos.
El sol es un modelo de amor que está
por encima de juicios y culpas, con el
corazón abierto, manifestando su
grandeza. Ese es el verdadero mensaje
de este arquetipo solar y lo que
simbólicamente hizo Jesús cuando se
transformó en Cristo. Debemos recordar
que si brillamos desde todo nuestro
potencial, traspasaremos cualquier
barrera y descubriremos en cada uno de
nosotros a un mago capaz de convertirse
en un verdadero cristo solar. Somos lo
que creemos porque justamente eso es lo
que consciente o inconscientemente
creamos… ¿Qué decides creer tú?
EL AMOR INCONDICIONAL

El ágape es el amor incondicional,


pero no debes confundirlo con amar lo
externo descuidándote a ti. Si el amor es
incondicional, también lo es hacia
dentro. Dejar de atenderte es dejar de
amarte. En el Eneagrama transmitido
principalmente por Claudio Naranjo,
descubrimos las nueve caras del amor
neurótico como forma de relacionarse
desde la carencia que uno mismo siente
dentro. La sanación está siempre en la
conciencia de comprender y en la
voluntad de transformación. Debemos
traspasar viejos programas y observar a
nuestro alrededor cómo actúan los
modelos naturales principales. En el
caso del sol, este no podría ofrecernos
su brillo si estuviera vacío de energía.
Sin sus rayos, nada sobre la faz de la
Tierra viviría. Solo atendiendose y
generando para sí, puede luego dar vida
a su alrededor. Lo mismo ocurre con los
árboles. Si no tienen sol y agua mueren y
con ellos toda la vida que su plenitud
sostiene el simple hecho de ser árboles,
sin mayor esfuerzo o complicación. Tu
atención debe estar puesta en nutrir tu
necesidad vital y ser lo que viniste a ser.
Desde ese estado podrás dar amor de
verdad, sea de la forma que sea, siempre
como consecuencia de ser tú mismo.
Cuando decides reconocerte como el
artista de tu vida, te eriges en el
responsable de cualquier cosa que en
ella sucede y abrazas tu capacidad de
transformar lo que no esté en sintonía
con tus verdaderos deseos internos.
También aprendes a aceptar y valorar
tus dones, los que ya tienes
esencialmente integrados en ti sin
necesidad de duros aprendizajes o
grandes sacrificios. Transformar tu vida
es simplemente transformar la forma en
la que percibes y te afectan las cosas, es
reconstruir tu sistema de creencias, tus
programas internos. Solo puedes hacerlo
si primero te reconoces como el
generador de tu experiencia vital. Ahí
empieza el acto de amor más grande,
que nace desde ti y se expande hacia los
demás. Al amarte a ti mismo puedes
reconocerte y sintonizar con tu poder. Tu
plenitud es lo que irradiarás, lo que
entregarás al mundo. Un artista
consciente procura estar lleno de amor
hacia sí mismo y completamente
presente en aquello que vive o hace.
Desde ese estado de presencia se
compartirá con el mundo y lo que
entregará siempre será lo mejor que
podrá dar: su propio brillo.
TU ELECCIÓN ESTÁ ESCRITA EN
LAS ESTRELLAS

Tu alma eligió venir en el instante


perfecto para experimentar todo aquello
que deseaba conocer y la impronta de su
deseo quedó grabada en las estrellas. El
programa de tu vida ya está escrito en el
firmamento, pero un mapa jamás es la
realidad del terreno que marca y nos
sirve solamente como referente, como
guía para no perdernos en el camino.
Tus padres, tu entorno, las dificultades,
las ventajas, los talentos, las ataduras, tu
suerte. Todo ello aparece reflejado en tu
carta astrológica y solo marca el mapa
de todo aquello que decidiste traspasar.
El destino lo escribes tú mismo a partir
de todos esos condicionantes que
aceptaste para ti.
Si tienes como norte a tu corazón,
cualquier cosa que implique manifestar
lo que viniste a ser se abrirá para ti. No
tiene sentido intentar ser otra cosa.
Aprender a escuchar al corazón y
aceptar la frustración del ego al
descubrir el verdadero sentido de tu
vida, es proporcional a la satisfacción
que sentirás al recordar la grandeza de
tu alma, donde el cuerpo es el vehículo
que te permite estar aquí y ahora
integrando lo sutil en lo denso. Crear tu
realidad conscientemente no es
transformar tu vida a tu capricho, sino
aceptar y comprender el valor de lo que
ya eres, y proyectarte apartando lo que
te impide manifestarlo, creando desde la
coherencia de tu autenticidad más
esencial. No es necesario matar al ego.
Se trata de hacerlo nuestro aliado. Al fin
y al cabo nos salvó la vida. El ego es
una coraza que creamos en los primeros
años de vida, cuando sentimos el dolor
que produjo en nuestra sensibilidad
extrema el contacto con lo denso. Es una
armadura con la que nos hemos
identificado.

AMOR A TU ALMA, AMOR A TU


CUERPO

Tu alma está aquí para conocerse a sí


misma un poco mejor. Para ello necesita
de este escenario que conforma tu
realidad. También necesita un cuerpo
para sentir, para expresarse y navegar en
el océano de las tres dimensiones.
Recuerda que todo lo material es a su
vez espiritual porque todo nace del
espíritu. No reniegues de tu vida, porque
ella solo manifiesta lo que eres, lo que
estás creando. No reniegues de tu cuerpo
como si este fuera el que te impide
llegar a la iluminación, porque tu cuerpo
es un enlazador de mundos. El cuerpo te
permite jugar dentro del juego,
representarte dentro del escenario vital.
Gracias al cuerpo, tienes la posibilidad
de encarnar el cielo. Sin ficha no
podemos jugar dentro del tablero.
No estás aquí por casualidad.
Iluminarte no tiene nada que ver con
alcanzar el día negando la oscuridad de
la noche. Iluminarse es integrarse y vivir
la luz y la sombra de nuestros sueños
encarnados. Iluminarse es estar siempre
presente, aquí y ahora, existiendo y
viviendo con agradecimiento. Recuerda
que eres muy importante. Mucho más
que cualquier opinión externa. Amar tu
cuerpo no significa exponerlo a juicios
estéticos o al sometimiento de nuestra
propia rigidez. Amarlo es dejarlo fluir,
expresarse desde su necesidad y
liberarse de lo que somatiza. Amarlo es
atenderlo y cuidarlo como atiendes y
cuidas tu alma.
En la alquimia simbólica el cuerpo es
un grial, un contenedor para que el agua
sagrada que representa el alma pueda
ser contenida. En los mundos densos, el
grial da forma al alma. Solo con una
forma podemos actuar dentro del juego.
Por tanto, lo más esencial de nosotros se
une a lo más denso para generar una
comunión sagrada, es decir, una común
unión en la que lo que estaba separado
se une de nuevo. Somos fruto de la
fusión, de una alquimia sagrada
resultado vivo de la densificación de
nuestro ser esencial. El cuerpo
representa la posibilidad para el alma
de actuar dentro de un marco limitado.
En el árbol de la vida de la cabala
podemos dibujar, uniendo los puntos
superiores y los inferiores, una copa que
desvela la escena en la que alma y
cuerpo se unifican. La parte esencial es
simbolizada por el círculo que contiene
el total de la información del universo.
En la imagen está bajando a lo denso
para introducirse dentro del grial que
representa, una vez más, nuestro cuerpo
material. Se trata de una clara evidencia
desde la que comprendemos que, para la
mayoría de las culturas iniciáticas, es el
deseo del alma lo que hace posible la
manifestación física de un vehículo que
pueda contenerla. Tu cuerpo sagrado, es
perfecto para lo que viniste a vivir. Es
el diseño que permite que todo aquello
que vienes a ser pueda manifestarse. El
cuerpo es tu aliado, te cuenta como estás
si lo escuchas, como te sientes, cuales
son tus conflictos, tus memorias, tu
recorrido y aquello que vienes a
experimentar.
IV
ERES UN FRACTAL
DE LA DIVINIDAD
SER UN ARTISTA CONSCIENTE ES
ELEGIR SER EL DIOS DE TU
UNIVERSO

<<Toda la materia tiene su origen y existe en


virtud de una fuerza. Debemos presuponer la
existencia de una Mente inteligente y
consciente tras esa fuerza. Esa Mente es la
matriz de toda la materia.

Con estas palabras, Max Planck, el padre de


la teoría cuántica, descubrió en 1944 el
campo universal de energía que conecta todo
lo que existe: la Matriz Divina.

La Matriz Divina es nuestro mundo y también


todo lo que existe en nuestro mundo. La
Matriz Divina somos nosotros y todo lo que
amamos, odiamos, creamos y
experimentamos.

Al vivir en la Matriz Divina, somos como


artistas expresando nuestras pasiones,
miedos, sueños y deseos más íntimos por
medio de la esencia de un misterioso lienzo
cuántico. Pero nosotros somos ese lienzo, así
como también somos las imágenes que
aparecen en él. Somos la pintura, así como
también somos los pinceles.
En la Matriz Divina, somos el recipiente en el
que existen todas las cosas, el puente entre
las creaciones de nuestro mundo interior y
nuestro mundo exterior, y el espejo que nos
muestra lo que hemos creado>>
Gregg Braden, de su libro La Matriz Divina.
CONTIENES TODO EL POTENCIAL

Muchos lo llaman Dios. Otros dicen


que el Absoluto es innombrable. A mí
me gusta imaginar que esa presencia que
todo lo abarca llenando incluso el vacío,
sueña y se proyecta a través de miles de
millones de escenarios en los que elige
existir a través de cada sueño, de cada
forma, de cada idea, de cada expresión.
Me gusta abrazar la posibilidad de que
Dios sea esencialmente la energía del
arte en acción imaginándonos a todos
como personajes creados e interpretados
para nutrir su deseo de existencia y
experiencia. Miles de millones de
personajes dentro de miles de millones
de sueños en un abanico fractal y eterno
de posibilidades.
Lo que nace del ser es parte del ser.
Toda separación es una ilusión. Dios es
creador y Dios es creación hasta su
última expresión, por tanto, todos somos
esencialmente Dios si deseamos creerlo,
si deseamos fundarnos desde el
reconocimiento de nuestra grandeza en
lugar de seguir eligiendo observarnos
como algo separado, como un simple
efecto de lo que el soñador proyectó
dentro del sueño. Ese es el significado
de diablo, es decir, lo que vive separado
de la fuente. Por eso, lo primero que se
le presenta al iniciado es la posibilidad
de elegir existir por sí mismo,
ocupándose de recuperar el estado de
conciencia desde el cual recuerda ser
Dios soñando la Creación. Eso significa
etimológicamente religión. Volver a unir
al hombre con Dios, esto es, recordarte
desde donde eres uno con la Fuente. No
necesitamos intermediarios para eso.
Nos basta con ir al corazón y desear
abrazar el proceso de volver a casa, es
decir, al estado de conciencia donde la
ilusión de la separación es traspasada.
Eso significa etimológicamente
recordar: volver al corazón. Allí nos
reconocemos como el artista divino que
sueña y a la vez encarna el cielo en la
Tierra. Desde allí ya somos conciencia
infinita expresándose dentro de un
escenario de límites. Un marco material
que permite jugar a explorar
emocionalmente la vida en toda su
riqueza. Necesitamos recordarnos como
el dios y la diosa que somos, así como
la gota de agua necesita recordar que,
más allá de las apariencias, es el
mismísimo océano disfrazado, pués
contiene la totalidad de sus memorias.
ELIGE MANIFESTAR LO QUE EN
VERDAD ERES

El que decide existir por sí mismo


dejando atrás toda ausencia de sí,
recuerda ser el soñador consciente de su
propio sueño dentro del sueño. Elige
estar sobre el escenario totalmente
presente, proyectando a través del
recuerdo que lo une de nuevo a la
Fuente, a la Conciencia Universal. El
escenario de tu vida cobrará una
dimensión totalmente diferente si
permites que la apariencia de
separación no impida que lo que
realmente eres se manifieste a través de
los límites, a través de ti, de tu cuerpo,
abrazando estados creativos
conscientes. Desde ese estado de
presencia podrás traspasar los límites
del propio juego, convirtiéndote en el
programador y el mago capaz de
transformar el sueño desde dentro. Ya lo
haces muchas veces, cuando juegas,
cuando eres feliz.
El camino hacia la existencia, hacia el
deseo de volver a ser aquello que
llamamos Dios es el del amor, y cuando
nombro al amor no me refiero a la
trampa sentimental que nos atrapa al
deber, al miedo, a la dependencia, al
juicio y a la culpa. Para volver a ser
Dios solo queda elegirlo y creerlo
posible, valorando y manifestando desde
nuestro propio brillo todo aquello que
esencialmente ya somos, incluidas las
sombras que proyectamos. Al fin y al
cabo, si la divinidad es el Todo, la
oscuridad forma parte de esa Totalidad
que, de forma infantil, hemos
identificado con un padre severo y justo.
Ya se ha descubierto que vivimos en
un universo holográfico, donde cada
pequeña parte contiene todo el
potencial. Que todos seamos Dios
significa que somos divisiones fractales
perfectas de la Fuente con toda su
inteligencia y potencial y por tanto, que
tenemos el poder de crear realidad
propia. Si decides creerte que eres el
dios de tu propio universo empezarás a
usar tu poder creador para generar las
transformaciones necesarias que
conviertan tu vida en el paraíso que
siempre deseaste experimentar, un
paraíso que vive dentro de ti y que
puedes sentir si escuchas lo que hay más
allá de los latidos de tu corazón.

ESTADOS CREATIVOS
Cuando me enfrento a la tela en
blanco reconociéndome como el creador
de mi obra, debo asumir mi poder y mi
capacidad para crear. No hacerlo me
convertiría en dependiente de otros, a
los que necesitaría para guiarme en cada
nueva e insegura pincelada. Esos otros
están simbolizados por las múltiples
voces de la mente, esas que generan la
duda. El conocimiento está dentro y los
estados creativos nos permiten acceder
a él desde un fluir natural que surge de
nuestra espontaneidad, de nuestra
autenticidad única e irrepetible. Cuando
decido ser el artista de mi obra asumo
también el riesgo y la responsabilidad a
la hora de generar algo que repercutirá
en mi vida y que me nutrirá de vuelta. Si
decido vomitar mi rabia en la tela, seré
consciente de que se trata de un acto de
vaciarse que permite la limpieza
psicológica y la posibilidad de observar
desde fuera lo que vive escondido
dentro de mis entrañas.
VACÍATE DE LO QUE NO ERES

La forma saludable de obrar ante el


acto terapéutico de vaciarse es la de
observar sin juicio e integrar desde el
amor y la aceptación aquella parte de
nosotros que ha crecido repudiada. Al
hacerlo, transmutamos su energía y la
integramos de forma sana a nuestro
camino de experiencia. Observar la
parte nutritiva de la desgracia nos sana.
Comprender la utilidad de la sombra nos
relaja. Si no actuamos de forma
integradora generaremos lucha o
sometimiento. Luchar contra una
enfermedad es darle más poder a esta y
someterse a una enfermedad es aceptar
la muerte como única resolución. La
única forma saludable de afrontar la
enfermedad es comprenderla, es
aceptarla y conocer desde dónde y para
qué la estamos creando.
El valor del artista radica en la total
aceptación de su poder dentro de la obra
de arte. Es la única manera de
reprogramarla y traspasarla. Mucha
gente vive de forma autodestructiva
porque al vaciarse se alimenta de su
dolor en lugar de comprenderlo, se
alimenta de su miedo en lugar de
abrazarlo primero. Reprogramar una
vida es comprenderla, es saber desde
donde la estamos creando. Solo así
podremos recrearla de una forma nueva,
mejorada respecto a la experiencia
adquirida. El conocimiento se basa en el
error como la forma de comprender cuál
es el camino que se ajusta mejor a lo
que buscamos experimentar. Para los
niños que empiezan a caminar, el error
de no lograr mantenerse de pie y caer no
es una tragedia sino un aprendizaje.
Cuanto más caen más aprenden y tarde o
temprano lograrán permanecer derechos
y empezar a caminar. Solo nosotros
tomamos el error como un fracaso,
decidiendo ante un tropiezo no volver a
intentarlo jamás.
El artista consciente explora y prueba,
experimenta la vida pincelada a
pincelada, traspasando el miedo a la
exigencia, a cualquier expectativa.
Sabiendo que siempre se puede pintar
encima, si uno espera el tiempo
suficiente para que lo que hay debajo se
seque. Si no esperamos y la pintura está
todavía tierna, entonces al desear
taparla la mezclaremos. Eso ocurre en la
vida. Tratamos de tapar lo que nos duele
sin asimilarlo antes, sin comprenderlo e
integrarlo. Cuando todavía está húmedo,
cuando aún nos hiere emocionalmente,
es cuando tratamos de ponerle otro color
encima. Así generamos el caos
emocional que se va mezclando en
nosotros como una gruesa capa de
diferentes pinturas que van
emborronando el cuadro que forma
nuestra vida.

SOMOS UNO
Todos estamos unidos, aunque a veces
no lo parezca. Cuando un niño llora o
ríe en la otra punta del mundo, algo de ti
también está llorando o riendo. Todo nos
afecta de una forma u otra porque la
información y las memorias que
compartimos son parte de nuestra
historia, donde cada nueva creación se
adhiere a la anterior.
Imagínate ahora nuestra vida
colectiva, aquí en el planeta, como un
gran lienzo que primero pintaron
nuestros antepasados, generación tras
generación hasta llegar a nuestros días.
Imagina capas y capas de pintura hasta
llegar a ti. Aunque la pintura esté seca
por el pasar de los años y a pesar de que
se ha ido pintando encima una y otra
vez, desde la primera pincelada hasta la
última nos afectan y forman parte de
nosotros, aunque todas esas capas estén
ahora sepultadas por el paso del tiempo.
Todo lo que ayudó a que nosotros
existamos ahora forma parte de nuestra
memoria y de nuestro aprendizaje. Ir en
contra de nuestros orígenes es ir en
nuestra propia contra. Debemos estar en
paz con nuestros padres y hermanos, con
todos nuestros ancestros. Debemos
agradecerles su existencia y experiencia,
sea cual sea, porque gracias a ella
nosotros estamos aquí. Eso no significa
que nos sometamos a su voluntad o a su
capricho. Simplemente se trata de
respetarlos, de reconocer su valor en
nosotros y aprovechar su experiencia
con agradecimiento. No existe algo más
sanador para tu mente subconsciente que
reconocer el valor de tus padres. Al fin
y al cabo, son los que te dieron la vida.
Sin su sangre, tu biología no existiría.
Por tanto, ya te lo dieron todo. Es un
acto de humildad agradecerles la vida.

EL ESPÍRITU EN LA MATERIA
En cualquier acto de creación,
siempre que expresamos algo, podemos
reprogramarlo automáticamente si nos
hacernos conscientes de que lo que
estamos invocando, no es coherente con
lo que deseamos. Me refiero a que
siempre podemos darle un sentido nuevo
a todo lo que sale de nosotros,
corrigiéndolo para que no sabotee
nuestra vida. Al reprogramar algo que
nos perjudicaba, esa sombra que fue
expresada debe ser aceptada e
integrada, pero jamás ahogada. Cuando
reprogramamos algo turbio, debemos
agradecer a nuestro lado oscuro la
posibilidad de verlo y reconocerlo
como parte integral de nuestra
experiencia vital. Toda sombra nos
recuerda siempre que también somos
todo aquello que un día juzgamos
indigno y odioso, indigerible y
asqueroso, tortuoso y diabólico. Si se
me permite el juego de palabras: eso
también es Dios, desde donde todavía
no recuerda su unión al corazón.
La vida espiritual hace posible la
material. La separación es una ilusión,
ya lo sabes. Todo lo que ves, incluso lo
que más desprecias, forma parte de ti y
es generado desde el deseo del espíritu
por experimentar los límites de la
materia densa. La vida material permite
al espíritu explorar la aplicación de su
infinitud dentro de un marco finito y
denso. Lo que posibilita hacerlo son las
emociones. Ellas conectan la mente con
el cuerpo. Esta vida material es una
creación que tu alma elige generar para
explorarse y conocerse, un escenario
holográfico creado desde lo más
espiritual que vive en ti. Algo que jamás
te abandona. Por eso, a pesar de la
ilusión de separación, tu vida material
también forma parte de lo espiritual.
Todas tus experiencias dentro de los
límites de la materia son espirituales.
Tanto lo que se manifiesta en tu día a día
como lo que sale y entra de ti es sagrado
y digno de tu admiración y
agradecimiento. Un reflejo de tu deseo
espíritual de experiencia. Lo material no
te aparta nunca de lo espiritual porque el
espíritu lo habita todo. Lo único que te
aleja de lo espiritual es la inconsciencia
de serlo.
V
ESTÁS
REPRESENTANDO
UN PAPEL:
DISFRÚTALO
REPRESENTA A TU PERSONAJE SIN
DEJARTE POSEER POR ÉL

La palabra persona viene del griego y


significa máscara. Identificarnos con
ella es una de las cosas que
acostumbramos a hacer cuando
olvidamos quiénes somos más allá de lo
que representamos dentro de la obra de
arte que es nuestra vida.
Estuve mucho tiempo convencido de
que mi personalidad era el reflejo de mi
propia autenticidad. Una personalidad a
la que me agarré con fuerza durante
años, que me ayudaba a justificar una
vida alimentada por los NO PUEDO,
NO TENGO, NO SÉ y NO DEBO. Una
vida bañada por la culpa y el juicio de
tres personajes que convivían conmigo
en las entrañas de mi lado oscuro: una
víctima, un verdugo y un juez interno que
castigaba a ambos.
VÍCTIMA, AGRESOR Y JUEZ

Cuando dejaba salir a la víctima, era


sometido. Cuando permitía expresarse al
agresor que representa el verdugo,
entraba en guerra. En ambos casos el
juez interno me cargaba de culpa y la
acumulación de esta la somatizaba mi
cuerpo a través de la enfermedad. Jugar
a la víctima y al agresor en diferentes
momentos de mi cotidianidad me
distraía de mí, me convertía en objeto de
otros y me daba la posibilidad de
justificar cualquier acción o reacción,
pero sobre todo, me permitía escapar de
la responsabilidad respecto de lo que yo
mismo generaba desde mi universo
interno.
Hoy en día se alimenta mucho a la
víctima que todos llevamos dentro. Esto
es debido a que ser una víctima nos da
poder. La víctima es amada, es atendida,
es justificada. La víctima no necesita
responsabilizarse de algo. Por eso es
víctima. El hecho de serlo le da
derechos. Cada vez que alimentamos a
una víctima, generamos agresores, pues
toda víictima necesita uno para poder
seguir siendo víctima, para poder seguir
tomando cierto poder en la sombra. El
papel del verdugo es diferente. De
hecho, toda víctima se convierte en
verdugo cuanto tiene oportunidad. El
verdugo es el otro polo, es el que
somete. Muchas veces el verdugo y la
víctima están confundidos, disfrazados.
Hay muchas formas de agresión y
sometimiento, no solamente la física.
Por último, el juez interno es esa parte
de nosotros que media, que culpa y
castiga, que permite y reprime. Nuestro
mundo interior es rico en luz y sombra,
rico en neurosis y coherencia. Un
universo que necesitamos ordenar,
equilibrar y del que nos podemos
responsabilizar para que no se proyecte
fuera, en nuestro día a día, todo aquello
que no resolvemos dentro.

PODER, TENER, SABER Y DEBER

Ahora sé que creamos nuestra


realidad desde lo que creemos, desde lo
que sentimos y pensamos. Cada ser
humano en la Tierra es un artista de
poder ilimitado y la capacidad de crear
es lo que nos conecta a cada uno de
nosotros a nuestra propia divinidad.
Somos almas de artistas cósmicos y todo
lo que sale de nosotros, seamos
conscientes de ello o no, crea el sueño
de nuestra propia experiencia vital
dentro del programa que ahora
compartimos. Un sueño tan real como
cualquier sueño que decidamos habitar
como escenario de experiencia. Graba
esto en tu memoria interna:
TU PUEDES: puedes ser tú mismo y
puedes encarnar en tu vida todos
aquellos sueños que nacen desde la
esencia de tu corazón.
TU TIENES: tienes todo lo que
necesitas para ser lo que eliges ser. La
abundancia del universo está a tu
disposición. No pidas como hace el que
no tiene, simplemente ordena tu caos y
lo que precises para efectuar tu misión
de vida se te concederá.
TU SABES: toda la sabiduría vive en
ti. Lo que ves fuera es solo el resultado
de lo que tú has creado. Solo tú sabes lo
que viniste a hacer y eso es lo que debes
hacer y puedes hacer.
TU DEBES: debes realizar lo que te
trajo aquí, a este juego mágico que es la
vida. Debes ser fiel a tu corazón y
ningún deber o exigencia puede estar
por encima del placer por ser tu mismo.

LO QUE SALE DE TI ES SAGRADO

Lo primero que deseo es recordarte


que concentres tu energía cada día en
devolver el arte a su lugar sagrado, es
decir, que decidas consagrarte tú a ti
mismo como artista de tu experiencia
vital, aceptando tu potencial divino y
manifestándolo desde cada acto y
expresión que generes en tu día a día,
creando desde un estado de presencia
que nutra tu cotidianidad del recuerdo
de quién era realmente.
Es vital que entiendas que, hacer
sagrado el arte que sale de ti, es hacerte
sagrado a ti mismo, pues todo lo que
sale de ti te transforma en lo que eres y
manifiestas. Eso es esencialmente ser tú
mismo, elegir quién deseas ser y
simplemente manifestarlo, brillar como
un sol. Transformar el mundo en un
paraíso es transformarte tú en aquello
que necesitas ser y expresar para ser
feliz y consciente dentro de este sueño
mágico que comprartimos. Un paraíso
que ya existe aquí y ahora para el que
así lo elige.

EL CAMBIO EMPIEZA EN TI
Ya he señalado y lo seguiré haciendo
en próximos capítulos, que tu mundo
exterior es solo un reflejo de lo que crea
tu propio estado interno. Me interesa
que con el simple hecho de leer este
libro, queden grabados en ti conceptos
que te ayuden a reprogramarte. Es por
eso que repetioré algunas cosas de
diferente forma. Es totalmente
intencionado. Si no transformas tus
creencias, no podrás transformar tu vida.
Para cambiar el mundo, antes debes
cambiar tú mismo desde dentro.
Sumergirte hasta el disco duro de tu
mente y usar el arte para desprogramarlo
de las ideas que, germinadas en ti, están
creando desde la sombra todo aquello
que repudias de ti mismo, todo aquello
que tu mente crea como algo separado
de ti proyectándolo en tu vida.
Desprogramarlo con arte no es
solamente transformarlo en otra cosa,
como si el mal hubiera que erradicarlo.
Todo lo que consideras dañino, limitante
o negativo tiene su origen en ti.
Traspasarlo pasa por integrarlo, algo
que permite la experiencia artística
consciente.
ABRAZAR LA SOMBRA

Para integrar la sombra primero


debemos abrazarla, dejar de verla desde
el juicio. Respirar el odio hasta
aprender a amarlo. Bajar a las
alcantarillas de nuestras creaciones
mentales repudiadas, esas totalmente
insoportables, y reconocerlas como
nuestras hijas e hijos sin despertar un
resquicio de culpa. Entregarles el
espacio que necesiten para que puedan
expresarse y sentirse amadas hasta ser
integradas a nuestro corazón de nuevo.
Eso es abrazar nuestra oscuridad y casi
siempre es una acción totalmente
necesaria a la hora de reprogramar de
verdad y no solo en la superficie de la
apariencia.
Muchas veces no basta con hacerse
consciente de algo. Necesitamos del
proceso que nos permita traspasar los
estados emocionales que nos ayuden a
comprender y asimilar celularmente toda
la oscuridad generada por nuestros
conflictos internos. Todo proceso de
vida y de crecimiento necesita del arte
para recrearse, para explorarse y
traspasarse. Es por eso que en las
culturas primitivas se usa el ritual, los
cantos, las escenografías, las danzas
sagradas, los rezos, las imágenes, los
símbolos, las fuerzas de la naturaleza…
Reconocernos como la conciencia que
crea es transformarnos en el ser que
elige estar presente amando y
responsabilizándose de cada una de sus
creaciones. Hacerlo nos permite
transmutar y recrear el rumbo de nuestra
pintura, de nuestra vida y sus escenarios,
todo lo contrario de cuando estamos
ausentes, donde somos poseídos por
ideas, pensamientos y emociones que se
confunden con nuestra propia obra hasta
hacernos creer que no existimos más
allá de los límites de la escena.

PERDIDOS DENTRO DE UN SUEÑO

Al alimentarse emocionalmente de su
obra, el artista se va convirtiendo en
ella. Si no es consciente, si no está
presente al crear, se irá embriagado ante
la fascinación de su creación,
sumergiéndose poco a poco dentro de la
ilusión de su propio sueño de
experiencia hasta olvidar quién es. A
pesar de su estado de ausencia, con cada
idea, creencia o cosa que consciente o
inconscientemente manifiesta, el artista
sigue generando mundos reales para él,
escenarios de experiencia que lo afectan
dentro de su propia inexistencia. Al no
estar presente, al no recordar que es el
creador de su obra, el artista
inconsciente se vuelve incapaz de
ordenar el caos y este se va reflejando
en su obra hasta poseerlo. Eso hacemos
cada día, cuando no estamos presentes,
cuando no somos conscientes, dentro de
la obra de arte que representa nuestra
vida cotidiana.
Hubo un tiempo en el que un universo
caótico se reflejaba en mi propio
escenario vital plagado de todo aquello
que temía y ocultaba de mí mismo. Un
mundo gris en el que dormía creyendo
estar despierto, en el que muerto jugaba
a estar vivo. Completamente
identificado con la máscara que me
representaba como el que yo creía ser,
mi personaje era parasitado por
entidades e ideas que se alimentaban de
la energía que producía cada estado
anímico por el que yo navegaba…
incluso el de la vanidad de creerme un
modelo de bondad para otros.
Hubo un tiempo en el que creí que la
luz y la oscuridad estaban separadas y
luchaban entre ellas… hasta que me di
cuenta de que el bien y el mal eran una
quimera que vivía en mí y se reflejaba
en cada lugar al que miraba. Abracé la
alquimia de la transformación y
comencé a amar todo lo que detestaba
de mí, honrándome por ser el artista
divino de mi propia existencia vital. A
medida que la satisfacción por estar
lleno de gozo y realización crecía, el
brillo que irradiaba hacia fuera
comenzaba a transformar mi mundo en el
paraíso que siempre había soñado vivir.
Un paraíso aquí en la Tierra, visible
solamente para el que decide creer en
él.

EL PERSONAJE Y SUS MÁSCARAS


Somos conciencia pura
experimentando la vida a través de un
personaje con el que nos hemos
identificado tanto que al final hemos
confundido con nosotros mismos. Me
refiero al que crees ser ahora mismo.
Como le ocurriera a Bela Lugosi, que
murió creyendo ser Drácula tras toda
una vida interpretando aquel papel, o
Johnny Weissmüller, que murió creyendo
ser Tarzán, nos hemos creído que somos
el personaje en lugar de comprender que
este es solo un medio creado por
nosotros mismos para explorarnos
dentro del escenario que llamamos
nuestra vida. Un avatar que nos permite
experimentar un papel que tendrá mucho
que ver con las limitaciones y
características del personaje. Por eso
muchos interpretan perdedores,
desgraciados, esclavos,
sobrevivientes… Estamos generando la
vida que corresponde al personaje que
hemos elegido en base a lo que nos han
hecho creer.
Si decides escuchar lo que tu corazón
te pide y pones en marcha al personaje
que necesitas ser para que los sueños
que nacen de ti se cumplan, entonces
andarás un camino con corazón,
atendiendo a tu misión en la vida, que es
ser tú mismo desde lo más esencial de
ti. Entonces tu vida se transformará en lo
que el nuevo personaje que decidas
interpretar necesite. Tu corazón no es un
perdedor, en él no falta la prosperidad,
la alegría, la paz y la sabiduría. El arte
te permite recrearte en lo que desees ser,
partiendo de lo que hasta ahora has
creído que eras. Solo debes recordar
que es lo que de verdad te llena, lo que
te hace feliz. Me refiero a los sueños
que sientes que son importantes para ti.
Entonces, simplemente actúa como esa
parte de ti que sabe que los merece.
Representa a ese nuevo personaje, vive
como crees que viviría, respira y siente
como crees que el sentiría, haz las cosas
que crees que el haría y te convertirás en
aquel que tu corazón vino a encarnar. Tu
vida entonces será la que tu nuevo y
saneado personaje represente. Una vida
sintonizada con la verdad de tu corazón.
Asegúrate siempre de que todo
aquello que generas desde tu personaje
es para bien tuyo y para bien de los
demás. Observa siempre si lo que
generas nace realmente de los deseos
limpios de tu propio corazón. Todo lo
que nace de ti vuelve a ti, es un acto de
amor hacia ti mismo el asegurarte que no
creas algo que te destruya de vuelta. Si
creas así, todo el que te rodee se
beneficiará de tu experiencia y
crecimiento, a pesar de que
aparentemente, muchas veces el hecho
de ser tú mismo genere desacuerdo o
enfado en los que desean que
permanezcas estático, alimentando
antiguas creaciones de las que ellos se
han hecho parasitarios. En una obra de
teatro, el personaje sirve al actor para
comprender su punto de vista, pero
nunca para olvidarse de sí. Un actor
termina la obra y vuelve a casa, como tú
y como yo volveremos algún día a casa,
a nuestro estado esencial, donde somos
conciencia pura formando parte de todo
aquello que muchos llaman Dios y que
algunos chamanes herederos de las
culturas mesoamericanas conocen
todavía hoy como la Totalidad.
VI
HAZ SAGRADA TU
VIDA
ERES SAGRADO Y NADA PUEDE
SALIR DE TI QUE NO LO SEA

Nací y crecí en Barcelona. Desde muy


pequeño me sentí mágicamente atraído
por el arte, por la pintura. Mi madre me
amaba tanto que para protegerme, castró
toda inclinación creativa que naciera de
mi corazón. Actuaba dejándose llevar
por una programación inconsciente que
le susurraba al oído que ser artista era
algo peligroso para la felicidad de
cualquiera. Así lo creía ella y en base a
su sentir veló por mi futura felicidad.
Hay amores que matan. A mí todo
aquello me fue matando por dentro, poco
a poco, de forma inconsciente. Aprendí
desde mi mirada de niño, que todo lo
que yo era y sentía no valía, no contaba.
Mis verdaderas necesidades eran solo
un obstáculo que me separaba del amor
de mi madre, que a pesar de amarme
mucho, solo parecía hacerlo cuando yo
era lo que ella deseaba.

El mundo que empezaba a


experimentar a mi alrededor y que
respondía a mi realidad, era un reflejo
de todo aquello que yo creía, que yo
sentía desde una programación que
respondía a mi propio patrón energético
primero, y a la información recibida y
asimilada después, a través de un sinfín
de programas que fui absorbiendo con el
contacto con mis seres queridos, la
escuela, la cultura a la que pertenecía,
las tradiciones, la religión, el
pensamiento ortodoxo y todo cuanto yo
aprendía a abrazar como propio y a
defender ante otros con uñas y dientes.
Mis padres se encargaron, desde la
mejor de sus intenciones, de
transmitirme la herencia de sus propias
programaciones… con virus incluidos.
Ellos no lo sabían, pero su
inconsciencia me convertía poco a poco
en un ser programado para manifestar
todo lo contrario de lo que mi alma
deseaba.

EL NACIMIENTO Y LOS OTROS


MUNDOS

Mi nacimiento fue un impacto. Algo


de mí temía vivir. Ya desde la barriga de
mi madre oía y sentía muchas cosas que
me atemorizaban. Aquella densidad me
parecía insoportable. Decidí nacer
solamente porque en ese instante aún era
capaz de recordar el motivo esencial
por el cual encarnaba, ese que nos llevó
a encarnar a todos a la Tierra en un
momento tan especial. Sabía que
habíamos venido a traer el Cielo a la
Tierra. Además, durante toda la
gestación, pude sentir el amor que
emanaba del corazón de mi madre, algo
que me impulsó a no tirar la toalla. A
pesar de todo, aquel amor era algo
tremendamente bello. Al nacer, como
ocurre con todos los recién nacidos, yo
aún recordaba muchas cosas que fui
olvidando con el paso de los meses, de
los años.
Me di cuenta enseguida de que la
mayoría de los adultos no parecían tener
conciencia de sí mismos. Desde alguna
extraña forma de magia, habían caído en
el más absoluto de los olvidos. Yo en
cambio, aunque todavía no sabía gatear,
aún recordaba quién era y cuál era mi
misión. Conocía mi capacidad de crear
realidad propia, era consciente de mi
respiración y de mi herencia divina, y
además de eso, era capaz de ver mucho
más de lo que mis padres y otros veían.

Recuerdo cuando, delante mismo de


mi cuna, se abría la pared de mi
habitación. A través de aquella abertura
entraban divertídos amigos de otros
planos de existencia que se paseaban
delante de mí, jugando y haciéndome
reír. Un día, se coló por aquella abertura
un ser oscuro y sombrío que, escondido
en una esquina de mi habitación, se
dedicó a observarme fijamente, como si
me estuviera estudiando. Me asustó tanto
su presencia, que deseé en aquel mismo
instante dejar de ver cualquier cosa que
no pudieran ver los mayores. Necesitaba
su amparo, pero ellos no podían
protegerme de algo que para sus ojos no
existía. Dejé entonces que la influencia
del mundo que me sustentaba decidiera
por mí lo que era y lo que no era real. El
miedo me apartó de mi capacidad de
ver.

Me fui dejando atrapar poco a poco


por las paredes ilusorias del programa
informático que forma “nuestra
realidad”. Una realidad que se iba
haciendo cada día más densa, hasta que
una extraña forma de amnesia empezó a
invadirme a mí también. Olvidé
entonces que era yo mismo el que estaba
escogiendo y creando día a día mi
propia experiencia de vida, y como
ocurre con la mayoría de los niños del
planeta, al desear formar parte del
mundo que me envolvía, me fui
confundiendo entre todas sus voces para
terminar creyéndome que yo era otro,
alguien formado a partir de las
opiniones y pensamientos de los que me
influenciaban.

EL AMOR DESDE EL MIEDO A NO


COMPLACER

Mi madre me amaba mucho, y ese


mucho se convirtió en lo que llenaba su
propio vacío. Aprendí a complacerla, a
hacerla feliz mientras me alejaba de la
conciencia de mí, escondido del mundo
exterior que fui juzgando como algo
agresivo, complicado, injusto, peligroso
y lleno de frialdad respecto al calor de
mis emociones. En seguida me di cuenta
de que no era conveniente ser diferente,
ser sincero, ser honesto y decepcionarla.
Me asustaba la posibilidad de perder su
amor. El mundo exterior parecía
funcionar de la misma manera, así que
para sobrevivir, decidí mostrar solo lo
que los demás esperaban de mí,
ocultando de los ojos de los otros todo
aquello que no fuera digno según mi
interpretación.

Observé que parecía existir un bien y


un mal que socialmente decidía lo que
debíamos ser y hacer, a pesar de que
luego todo aquello no fuera realmente
practicado de forma coherente desde la
sombra que todos proyectamos. No
había espacio para el error. Ser uno
mismo era ser despedazado.
Equivocarse no estaba bien visto y te
condenaba para siempre. Recuerdo
cuando un niño de mi escuela se cagó en
los pantalones porque tenía miedo. Ya
nunca se libró de las burlas de los
demás. Le apodaron “el cagón”. Yo era
el primero que me unía al grupo para
gritarle ¡cagón! ¡cagón! para pasar así
desapercibido y no levantar sospechas.
Nadie debía descubrir que yo tenía
miedo también, que yo tenía
pensamientos y emociones diferentes.
Nadie debía conocer lo que ocultaba
dentro de mí, mis inquietudes, mis
anhelos, mis verdaderos deseos. Era
demasiado peligroso. Así fue como,
poco a poco, terminé por olvidarme de
mí.

LA NEGACIÓN

Juicios y culpas navegan en nuestro


mundo inconsciente como losas que nos
anclan a una prisión mental y emocional
construida por nuestra falta de amor
hacia nosotros mismos, pero yo entonces
no lo sabía. No sabía que ser lo que los
demás necesitaban no tenía nada que ver
con el amor. Me desatendía, me
detestaba, me infravaloraba y eso me
mataba por dentro. El amor no va en
contra de la vida y yo iba en contra de
mi propia vida. A pesar de que ahora
sepa que se trataba de un reflejo de mis
propios juicios y temores internos, el
juicio externo que yo recibía de los
otros era demasiado insoportable para
mí, por lo que aprendí a estar más
pendiente de lo que pensaban y decían
los demás que de lo que yo mismo
sentía.
Como con mi madre y con mi padre,
aprendí a mostrar solo lo que los demás
esperaban ver, a satisfacer las
expectativas que los que me rodeaban
ponían sobre mí, mientras ahogaba mis
verdaderas necesidades vitales. Aprendí
a ser falso, hipócrita y mentiroso,
participando de todo aquello que me
alejaba de mi propia integración. Jugué
a no mostrarme desde donde no era
aceptado y a ocultar y olvidar en la
sombra todo aquello que me hacía un ser
apestado e indigno. Aprendí a odiarme
por no ser perfecto, a condenarme desde
el inframundo, desde la inconsciencia.
LUCHA NTERIOR

Desde los mundos inconscientes,


fueron mis creencias las que generaron
dos bandos claramente diferenciados
dentro de mí, provocando una guerra
interior entre luz y oscuridad que yo
proyectaba hacia afuera sin saberlo,
desde cada expresión consciente e
inconsciente reflejada en la obra de arte
que es nuestra vida. La lucha entre bien
y mal me llevó a crecer entre la
frustración y la culpa, y el reflejo de
todo aquello se manifestó en forma de
enfermedad.
No hay mayor incoherencia que odiar
lo que uno es, desde donde sea.
Mientras yo renunciaba a una parte de
mí condenándola, también renunciaba a
una parte de mi poder y a todos aquellos
sueños que tenían que ver con lo que el
mundo exterior no aceptaba de mí. A
pesar de ser ya un adulto, la mirada de
mi madre y su aprobación estaban
presentes en cada situación de vida que
se presentaba ante mis ojos. Me había
quedado atrapado en el niño y
reproducía inconscientemente aquel
patrón del pasado.

LA REBELDÍA DE LA
ADOLESCENCIA

De ser el buen chico que todos


querían y esperaban, abracé la rebeldía
de la adolescencia, desde donde sentí la
imperiosa necesidad de ir en contra de
todo. Pasé de la sumisión infantil donde
solo podía llorar y tragar para ser feliz,
al enfrentamiento adolescente, donde
uno aún no siente que tenga el poder
para cambiar nada, pero se despierta la
fuerza para destruir, para ir en contra de
lo que oprime, para tocar las narices a
cualquier costa. Me permití entonces
cabrearme todo lo que quise con el
mundo. Algo de aquel adolescente
siempre se quedó también conmigo. Se
refleja en mi vida cada vez que uso la
queja o la ironía en lugar de escoger
afrontar cada situación desde la magia,
desde la convicción de que puedo tomar
el poder y transformar mi realidad en
otra cosa.

Cambiar algo es transformar la forma


en la que nos posicionamos ante ese
algo, pura y simplemente. Es más
sencillo gritar fuera que ir adentro a
observar desde donde renunciamos a ser
nosotros mismos para decidir ser otra
cosa, algo que vive en nosotros, pero
que no somos realmente nosotros. Hay
quien le llama “el otro” o “la voz del
mundo”, un ruido que se apodera de
nuestra voluntad, decidiendo por
nosotros, poseyéndonos como lo hace un
virus, hasta confundirse con su víctima.

LA CONCIENCIA DE VACIARSE

Vaciarse de lo que no somos, es la


primera cosa que nos permite dejar de
impedir que lo que deseamos se
manifieste en nuestras vidas. Saberlo es
una cosa, lograrlo… otra muy distinta.
Por mucho que pasen los años y vaya
traspasando capas y procesos de
autoconocimiento, cuando estoy
descentrado todavía acostumbro a irme
al niño mamón que un día fui y proyecto
en los demás la exigencia a nutrirme, así
como proyecto mi rabia contra el mundo
y hacia mí mismo cuando represento al
adolescente que desde la rebeldía cree
que no puede generar cambios en su
insatisfactoria vida.

ENFRENTAMIENTO Y
SOMETIMIENTO

Tras la adolescencia, me vi capaz de


enfrentarme al poder que la influencia
de mi madre ejercía sobre mí. Tal vez
por eso, al pasar los años me hice
artista, pintor y escultor. Entonces no lo
sabía, pero ser artista era ir en contra de
mi madre, era abrazar aquello que
representaba lo que ella temía y odiaba
de mi padre y de mi abuela, la madre de
este. Era abrazar mi creatividad
apostando por lo que ella siempre había
despreciado de mí, pero sobre todas las
cosas, aquello representaba aliarme con
mi padre con todas sus consecuencias.

Mi padre había sido pianista y


compositor, pero lo había dejado tras
casarse con mi madre, frente a la
insistencia de ella en desarrollar un
patrón de vida más adecuado para un
padre de familia. Para mí simbolizaba la
figura del perdedor que había
sucumbido al poder de mi madre, el
mismo poder del que yo trataba de
escapar ahora. No deseaba reproducir
aquel patrón y sin saberlo, lo estaba
haciendo cuando, de forma inconsciente,
me aliaba con el perdedor de mi propia
historia familiar, al que mi inconsciente
relacionaba directamente con la
debilidad. Así funciona la mente
reactiva o biológica. Relaciona aspectos
de forma totalmente diferente a como lo
hace la mente analítica. Si mi padre era
sensible y artista y yo lo juzgaba a
través de los ojos de mi madre como al
débil, automáticamente, para mi
programa inconsciente, ser sensible y
ser artista eran sinónimos de debilidad.
Ese era el programa que yo abrazaba al
decidir ser artista como mi padre. Dejar
de ser el hombre fuerte para mi madre
para convertirme en un artista con el
peso de la debilidad y el fracaso
económico a mis espaldas. Solo con el
paso de los años y mucho aprendizaje a
través de procesos personales, pude
reprogramarme para poder abrazar mi
fuerza sin renunciar a la sensibilidad,
para poder atraer abundancia, éxito y
equilibrio a mi vida de artista.
Curiosamente, todo eso se culminó
cuando decidí dejar de ser artista a
secas, para convertirme en un verdadero
artista consciente, algo que
esencialmente pedía mi corazón desde
que era niño, a pesar de haberlo
olvidado durante todos aquellos años de
nutritiva oscuridad.

REPRODUCIENDO PATRONES

Con el tiempo descubrí que mi


obsesión por ser un pintor reconocido,
tenía mucho que ver con la necesidad
vital de que mi madre, representada por
la mirada de los demás, me aceptara y
valorara desde donde ella nunca me
reconoció. Al mismo tiempo, estaba
tratando de sanar el patrón de mi padre,
transformándolo en ganador. Si el mundo
me aceptaba como artista, mi madre
tendría que aceptarme también,
comprendiendo que el arte era realmente
importante en la vida.

Pero mi lucha diaria por demostrar al


mundo mi valía representó un gasto de
energía agotador. Logré exposiciones,
algo de reconocimiento, pero la
frustración crecía al sentirme preso de
un mundo al que debía convencer y
derrotar para ser yo mismo. Estaba
repitiendo patrones de comportamiento,
estaba generando desde la sombra una
realidad que algo de mí tenía la
necesidad de revivir una y otra vez
como si de un castigo se tratara. Ese era
el fruto inconsciente de los enganches
que llevaba conmigo desde mi niño
interno. Fuertes enganches emocionales
y energéticos que generaban en mi vida
la atracción de situaciones vitales que
tenían tendencia a repetirse de forma
periódica.

LA HUIDA

Romper con círculos de amistades


varias veces en mi vida, alejarme de la
familia de la forma más cruel e
insensible, huir hacia un nuevo mundo
donde poder reconstruirme de nuevo,
protegiéndome de todo aquello que
sentía que podía conmigo y me
desestabilizaba, o ser radical hasta
donde creí necesitar para asegurar mi
propia burbuja emocional, no
solucionaron nada realmente. Solo logré
calmar las aguas en la superficie,
desconociendo que era en las
profundidades de mis océanos donde
aquella guerra se estaba desarrollando
de forma despiadada. No escucharla no
me libró de ella, pero sí la hizo crecer
en la sombra para seguir proyectándose
afuera, en nuestro mundo en tres
dimensiones.

SANACIÓN EMOCIONAL

Sané mi relación con mis padres


cuando acepté su influencia sobre mí, la
influencia de ambos, aceptando los
papeles que sus almas habían elegido
representar. Cuando dejé de ir en contra
del programa familiar sin someterme a
él, pude empezar a reprogramarlo y a
aprovecharlo en mi propio beneficio
para bien de todos. Gracias al
conocimiento de las constelaciones
familiares y de otras muchas formas de
interactuar con el inconsciente, aprendí
a sanar mis propias heridas y a valorar y
descubrir lo que se ocultaba bajo la
superficie. Investigué con el arte y bebí
de diversas fuentes relacionadas con el
chamanismo y la psicoterapia hasta que
me encontré ante un largo recorrido de
experiencias internas.

Nadie vive lo que no desea vivir.


Todo aquello que nos ocurre, lo estamos
escogiendo. El tema está más bien en
descubrir desde donde creamos nuestro
propio infierno. Años antes de sanar mi
relación familiar, decidí dejarlo todo
para irme a Berlín, donde pasaría casi
siete años de mi vida. Estaba
convencido que desde la capital
germana lograría el reconocimiento que
mi obra pictórica necesitaba. Pretendía
que el mundo me aceptara desde mi
autenticidad, pero de alguna forma
inconsciente, lo que realmente me estaba
moviendo era la necesidad de buscar la
aprobación de otros, de un sistema
oficial del que yo dependía para triunfar,
como me sucedía con mamá.

MIEDO AL FRACASO

Tenía miedo al fracaso, sobre todo si


me mostraba desde mi autenticidad.
Miedo de no ser visto por los que
deciden como son las cosas. Entregaba
mi poder sin saberlo cada vez que
pintaba para que los galeristas y el
mercado supieran lo que yo valía. Cada
vez que me escondía del mundo para
salir más tarde a ganarme su aprobación.
Fracasar era no tener oportunidad de
formar parte de aquel mundo que yo
creía necesitar. La sombra de mis
primeros años de vida seguía afectando
mi caminar y aquellos patrones de
comportamiento esclavizaban mi
libertad de ser lo que yo decidiera ser a
pesar del mundo. Me hice pintor para
superar la dependencia con mi madre y
había convertido a las galerías de arte y
al sistema oficial en la madre a la que
ahora debía satisfacer.

REPROGRAMACIÓN ESENCIAL

Al final comprendí que todo pasaba


por ir adentro. Fue entonces cuando
comencé a sanar y reprogramar mi
relación con el mundo mostrándome tal
y como yo era, tal y como yo sentía que
era. No importaba que las galerías no lo
comprendieran, o mi madre, o el mundo
entero. Decidí apostar por ser
directamente yo con todas las
consecuencias. Lo primero que hice fue
escuchar a mi corazón y reconstruirme
desde allí. Entonces tomé el
compromiso de que todo lo que me
moviera y generara, nacería en
coherencia con lo que yo era, a pesar
del temor al juicio y el miedo a la burla
o la falta de aceptación. Entonces
empecé a ser realmente feliz. Mi obra de
arte ya no eran tan solo pinturas,
esculturas o cualquier otra manifestación
medible y clasificable dentro de un
sistema de compraventa. Mi obra de arte
sería a partir de entonces mi propia vida
creada de forma cada vez más
consciente.
Me coroné rey de mi universo y
decidí valorar lo que yo ya era al
margen del exterior. Ahí sigo todavía,
recordando lo importantes que somos
todos, recordándomelo en cada acción,
en cada pensamiento, para no olvidarlo
de nuevo. Todos somos artistas por ser
quienes somos. Nuestra expresión es el
arte que forma nuestro día a día, en
cualquier cosa que hagamos, sintamos o
pensemos. Nuestros potenciales son los
colores que descansan en nuestra paleta
y el lienzo es nuestra propia vida.
Somos seres de un poder inmenso,
capaces de cualquier cosa que nos
propongamos. Todos y cada uno de
nosotros contenemos el poder del
Universo en cada célula, en cada latido,
en cada posibilidad que podamos
imaginar. Contenemos dones únicos que
podemos desarrollar para ser lo más
maravilloso a lo que podemos aspirar,
lo más valioso, lo más inmenso. Me
refiero a ser algo tan simple como
nosotros mismos y escoger desde allí
generar la obra de arte que nuestro
corazón desee experimentar
abiertamente, conscientemente. Podemos
hacer que nuestras vidas sean los sueños
que siempre deseamos vivir, aquí y
ahora, en esta realidad en tres
dimensiones.
PROGRAMADORES DE REALIDAD

Somos magos, pero crecimos sin


creer en la magia. Por eso la generamos
dormidos, desde el inconsciente, usando
nuestro poder creador para crear una
realidad proyectada desde nuestro caos
interno. Incapaces de ordenar la
incoherencia y la dispersión, permitimos
que otros nos dirijan sobre lo que
debemos imaginar y creer que es real y
lo que no lo es. Vivimos de espaldas a
nuestra grandeza, mientras abrazamos
una vida de esclavos, creyendo que nada
de lo que ocurre a nuestro alrededor
depende de nosotros mismos, de nuestra
voluntad. Soñamos para escapar de una
realidad que no nos agrada abrazando la
imaginación como una fantasía
irrealizable, en lugar de imaginar lo que
deseamos que los electrones creen para
nosotros. Los estados creativos son
precisamente los que nos abren nuevas
posibilidades de experiencia. Son
formas naturales de meditación activa
implícitas en el potencial humano
consciente, que nos llevan al recuerdo
de nosotros mismos desde donde no
impedimos que la magia suceda.

Al igual que el informático inserta en


un ordenador un nuevo programa,
aprendí a abrir posibilidades de vida
cada vez que soñaba aquello que
deseaba vivir, desde el convencimiento
de que imaginarlo con emoción era la
forma de atraer el recuerdo, generando
la concentración de energía suficiente
como para que se convirtiera en algo
real en mi nuestro mundo material.
Aprendí a transformar mi realidad como
si de una pintura se tratara. Empecé
entonces a materializar mis sueños.

LA VERDADERA FELICIDAD

Más allá de risas y llantos, de


placeres o dolores, ahora era capaz de
ser feliz por el simple hecho de estar
vivo aquí y ahora. Ser artista ya no era
cosa de disciplinas o del talento de unos
pocos. No se trataba de algo seccionado
y catalogado. Ser Artista tenía ahora un
sentido mayor, porque nos incluía a
todos como cocreadores de la realidad
que respiramos cada día, juntos. Empecé
a hacerme responsable de mis
creaciones en lugar de quejarme ante
ellas y aprendí a vivir y saborear mi
obra, nuestra obra, respirándola y
transformándola como si de un gran
lienzo interactivo se tratara. Deseé
filtrar como el agua la magia de mis
deseos dentro del programa común,
fabricando posibilidades que nos
unieran de nuevo al recuerdo de nuestra
coherencia como seres humanos
conscientes. Me atreví a alimentarme
desde todo aquello que mis potenciales
pudieran crear para encarnar mi propio
cielo.

ESTAR EN TI ES VOLVER A TU
LUGAR SAGRADO

Sigo en el intento y en cada caída,


ante cada nuevo tropiezo, aprendo a
levantarme y a no culparme. Cada vez
aprendo a juzgar menos afuera y a
juzgarme menos dentro, dándome cuenta
con mayor rapidez de cuando no estoy
en estado de presencia. Tengo toda una
vida para seguir intentándolo. Intentar
algo para algunos chamanes es estar
lográndolo ya. En el camino está la
riqueza de lo que vinimos a buscar,
sobre todo si tu camino lo guía tu propio
corazón. Tú eres sagrado y lo que
expresas también lo es, es ARTE puro
naciendo de ti para volver a ti. Un
ARTE que merece estar en el lugar del
que nunca debimos relegarlo. Devolver
el ARTE a su lugar sagrado es
devolverte a ti mismo al trono que te
hace heredero del poder creador de lo
divino en ti. Eres sagrado y nada de lo
que sale de ti puede dejar de serlo.
VII
TRANSFORMA TU
SOMBRA EN UN
ALIADO
EN EL INCONSCIENTE ESTÁ LA
SOMBRA QUE PROYECTAS FUERA

Es importante conocer de qué forma


afecta el inconsciente a nuestras vidas,
es decir, de qué manera se manifiesta,
porque es allí donde está el disco duro
desde el que miles de órdenes y
programas eligen por nosotros lo que
somos y vivimos. Evidentemente, al
suceder a niveles inconscientes no
podemos saberlo, a no ser que
aprendamos a leer en lo oculto, pues
como ya sabes, todo lo que nos afecta
desde el inconsciente se refleja en
nuestro mundo físico, tanto en nuestro
escenario de vida como en nuestro
propio cuerpo, que somatiza cualquier
cosa que esté afectándonos desde lo
psíquico, lo energético y lo emocional.
También esto nos da una pista de cómo
liberarlo además de reprogramarlo.

LA COTIDIANIDAD
La manifestación de esos programas
que nos impiden ser lo que deseamos ser
está impregnada en nuestro día a día, en
lo que detestamos y admiramos en los
demás o en nuestras relaciones
familiares y sociales. En realidad, se
trata de programas que configuran y
determinan tu propio sistema de
creencias, el mismo a través del cual tu
mente procesa la información que recibe
y el mismo que construirá tu percepción,
tu personalidad y tu vida en base a sus
propios esquemas. Por eso te interesa
comprender cómo puedes utilizar la
expresión del arte para aprender a
reconocer lo que navega en lo más
profundo de ti y al mismo tiempo
entender que es el idioma del arte el que
puede interactuar con el inconsciente
para reprogramarlo. No te pido que
dejes de lado tu lógica, sino que abraces
el equilibrio de tu hemisferio derecho e
izquierdo, desde la armonía entre ambos
para beneficiarte.
El arte siempre estuvo en manos de
reyes, emperadores y papas porque ellos
decidían lo que los artistas debían
pintar, escribir y representar para el
pueblo. Sabían que el arte programa el
inconsciente. Hoy en día, con las
tecnologías, esa labor se hace a través
del cine, la radio, la televisión, la
publicidad, las campañas, etc. Es
importante que comprendas que puedes
usar estas técnicas para tu propio
beneficio.

LOS SUEÑOS Y LA MEDITACIÓN

Para conocer lo que se esconde en las


profundidades de nuestro inconsciente,
también tenemos la ayuda de los sueños,
tomando nuestra propia vida como un
sueño más. Así lo consideran algunos
chamanes que he conocido en México,
de manera que podemos usar el
psicoanálisis y la simbología para
analizar y desgranar nuestra propia vida.
Es algo en lo que José Luis Parise se ha
especializado uniendo psicoanálisis y
ocultismo de forma magistral, alertando
de que la forma de leer en lo oculto se
inicia distinguiendo siempre lo diferente
en lo común o lo común de lo diferente.
Se trata de comprender también que en
un sueño todos los elementos son a su
vez espejos de nosotros mismos.
Además de los sueños, existe otra
forma muy eficaz de atraer información
del inconsciente que tiene que ver con
estados meditativos. La meditación
permite acceder a estados conscientes
muy próximos al sueño que nos brindan
la posibilidad de recibir información, al
igual que ocurre con los estados
creativos y la visualización. Lo
interesante de todo esto es la auto
observación sin juicio, donde el corazón
se erige como nuestro guía y anti virus
personal, pensando lo que está bien para
nosotros y lo que es perjudicial más allá
de nuestro propio y limitante sistema de
creencias.
EL CUERPO

A su vez, hay numerosas técnicas


corporales para averiguar qué ocurre
bajo la apariencia. Técnicas que usan la
danza y el movimiento del cuerpo para
descubrir y liberar la sombra a través de
la expresión, abriendo así la posibilidad
de generar el espacio para traspasar lo
antiguo y abrazar lo nuevo. Si sabemos
confiar, el cuerpo nos puede mostrar lo
que ocurre más allá del velo y cómo
liberarlo a partir del movimiento
espontáneo. También hay disciplinas,
algunas de ellas milenarias, que a través
del mismo cuerpo tratan de
reprogramarnos, como lo son el yoga, el
Chi kung o el Tai Chi por ejemplo. Es
bien conocido que el simple hecho de
reprogramarse a partir de rutinas
concretas, genera al mismo tiempo una
verdadera y poderosa liberación en el
sujeto que se transforma.
Es importante entender que ver lo que
hay en la sombra no significa liberarlo.
Una vez más, para hacerlo debemos
darle espacio, dejar que se manifieste de
forma constructiva. Al expresar,
podremos explorar la forma biológica
en la que el pensamiento inicial se ha
desarrollado y transformado. El cuerpo
somatiza cualquier conflicto emocional.
A veces se necesitan años o toda una
vida para llegar a las verdaderas
profundidades, pero obtener algo de
información mientras vamos liberando y
reconociendo lo más esencial de
nosotros es suficiente para poder elegir
crear de otra manera.
Continuando un poco más con el
cuerpo, este nos muestra muchas cosas
de nosotros mismos en la forma de
caminar, sentarnos, los gestos que
hacemos ante diferentes situaciones,
nuestro aspecto, nuestra rigidez. Nuestra
estructura corporal nos habla. Como
todo lo que nos rodea, el cuerpo nos da
valiosa información sobre la verdad que
se esconde tras la máscara del ego. El
problema es que eso es lo último que
deseamos ver. Duele demasiado, porque
está asociado a nuestra herida de base,
la causante de todos nuestros problemas,
que en realidad se resume en un único
problema enfocado de formas distintas,
vestido con múltiples disfraces actuando
en las diferentes áreas de nuestra vida.
EL ARTE COMO HERRAMIENTA
TERAPÉUTICA

Hay numerosas aplicaciones artísticas


para leer en lo oculto. En el arte terapia
se engloban muchas de ellas. Expresarse
dentro de un marco pactado, permitiendo
que la mente deje el control para
adentrarnos en lo que nuestra
espontaneidad nos puede mostrar es una
forma increíble para descubrir lo que se
oculta y drenarlo.
Muchas veces, es aconsejable tener la
ayuda de un terapeuta, entendido el
proceso terapéutico como un
acompañamiento respetuoso que nos
guíe hacia donde deseamos dirigirnos.
El peligro de ir por libre está en el
autoengaño. El arte es una herramienta
de doble filo. Puede ayudarte a sanar o a
enfermar. Depende de su uso. Existen
muchos casos de artistas que usaron su
expresión de forma neurótica,
amplificando así su propia neurosis
hasta autodestruirse. Es algo que
además, de alguna forma se ha
promovido como modelo en la historia
reciente del arte contemporáneo. La
imagen autodestructiva del artista
desesperado vende, como ocurre en los
casos de Van Gogh o Modigliani.
Desde mi punto de vista y tras años
de experiencia, dos de las formas de
arte representativo o escénico más
interesantes para descubrir lo que
escondemos en los mundos
inconscientes son el psicodrama y las
constelaciones familiares. El
psicodrama es una forma de
psicoterapia ideada por Jacob Levy
Moreno e inspirada en el teatro de
improvisación. Las constelaciones
familiares en cambio, fueron impulsadas
por Bert Hellinger, filósofo, pedagogo y
antropólogo alemán, al reconocer que
existe una transmisión de conflictos,
preocupaciones familiares y
comportamientos a través de las
generaciones, que determinan parte de
los problemas psicológicos actuales.
MAPAS Y VÍAS DE TRANSICIÓN

También el tarot, muy utilizado por


Alejandro Jodorowski para poder hacer
sus diagnósticos de psicomagia, puede
resultar tremendamente revelador. Por
otro lado, Georges Colleuil, escritor
francés especializado en simbología y
arquetipos, propone un trabajo
fascinante con el Tarot. En ambos casos,
debemos abrazar este preciado arte de
forma seria y constructiva y no como una
forma vulgar de simple adivinación. Su
manera de interactuar con lo arquetípico
conecta directamente con la información
más esencial que guarda el universo
inconsciente y es un gran debelador de
misterios, al igual que ocurre con el I
Ching, tal vez más introspectivo y sutil.
Es interesante aprender a distinguir
las ciencias que nos presentan el mapa
de nuestra situación, de las formas de
expresión que nos permiten
transformarnos, aunque muchas veces
ambos aspectos vengan de la mano. Me
refiero a la astrología, la numerología,
la lectura de las líneas de las manos, la
iridología y un largo etcétera, que
permiten comprender la manera en la
que hemos elegido manifestarnos dentro
de esta gran obra de arte que es nuestra
vida, pero que nada más muestran el
lugar en el que estamos situados. Para
caminar necesitamos expresarnos,
movernos, respirar y vivir. La toma de
conciencia es importante, pero solo es el
primer paso y muchas veces no es
suficiente.
Tenemos vías de observación e
interacción muy nutritivas para
autoconocernos y para comprender
cómo están afectándonos nuestras
emociones. Hay muchas, pero con la
fascinante nueva medicina germánica del
Dr. Hamer o la Biodescodificación
creada por Christian Fleche, tenemos
ejemplos bien claros y contemporáneos
de cómo aprender a interpretar la
enfermedad para sanarnos. También
existen poderosas psicoterapias como la
Gestalt o el Eneagrama, que abrazan la
experiencia misma de la vida como el
terreno donde aplicar el crecimiento
interno más allá de simples teorías.
Por otro lado, tenemos los mapas
puramente iniciáticos que podemos
encontrar en culturas de todo el mundo,
como el caso del diagrama de cuatro que
tan bien desarrolló Peirce desde la
lógica contemporánea a través de su
conocido diagrama. De hecho, el
diagrama de cuatro cuadrantes es uno de
los más comunes. Culturas como la
tibetana o la inca siguen utilizándolo hoy
en día. Los usos son variados y no por
ello difieren de su objetivo común, esto
es, desvelar donde nos encierra esa
parte de nosotros que no quiere crecer,
esa a la que llamamos ego. Es
interesante conocer que, aunque no
hayan estado aparentemente conectadas
entre sí, todas esas culturas han
trabajado el diagrama de cuatro de
formas similares.
Todas reconocen que ese pequeño yo
teme cualquier movimiento interno que
represente salir de su zona de confort.
Saben que construye cuatro cárceles
para atraparnos en el caso de que
nuestra parte más esencial nos impulse a
crecer. Son conscientes de que dentro de
nosotros se da una lucha interna que
necesitamos resolver. Es como en el
caso del Dr. Jekyll y Mr, Hyde, solo que
esa división interna no se soluciona
acabando con una de las dos
manifestaciones. Más bien se trata de
integrarlas, de hacerlas trabajar en
equipo. Los mapas iniciáticos son para
eso, para desvelar donde intenta
atraparnos el ego cuando vamos a crecer
y resolverlo. Muchas veces, esto se
refleja en nuestra vida cotidiana a través
de obstáculos que tratan de limitarnos,
me refiero a eso que llamamos
problemas. La clave está siempre en
reconocer la jugada y usar al ego en
nuestro beneficio, algo que refleja a las
mil maravillas la carta del mundo en el
Tarot de Marsella. En ella, la esencia
aparece en el centro simbolizada como
una mujer que dirige a los cuatro egos:
el mental, el emocional, el sexual y el
corporal. Recordemos que, para algunas
corrientes iniciáticas o esotéricas,
nuestro ego se subdivide en esas cuatro
manifestaciones, algo en lo que ya
profundizaremos en capítulos
posteriores.
Me parece importante hacer un inciso
para recordar a todos aquellos que creen
que la solución a todos sus males es
matar al ego o agredir al cuerpo, que
ambos son nuestros aliados si sabemos
cómo tratarlos. De hecho, no podemos
crear nada sólido sin ellos, al menos en
esta realidad en 3D. El ego es la coraza
que creó el niño, el bebé, el feto que un
día fuimos. Lo creó para proteger su
sensibilidad ante las agresiones
insoportables de lo denso. Imagina un
bebé con un escudo, aterrado ante la
vida y la densidad. Una coraza que
amortigua su dolor con la que se ha ido
identificando. Una armadura construida
para ser amado y no morir en el intento.
El niño es emocional y tiene un
vínculo con lo inconsciente. Por eso un
niño se entera de todo, aunque se le
oculte. Es como una esponja que
absorbe e intuye. En el mejor de los
casos y por muy maravillosas que
parecieran las cosas, cuando vinimos al
mundo, mamá y papá tenían conflictos.
También en nuestra sangre los había,
procedentes de lo que nuestros
antepasados no habían logrado resolver.
No podíamos gestionar todo eso. Ahora
sí. En realidad, lo que necesita ese ego
es atención. Que través suyo podamos
intuir al niño asustado que fuimos y
podamos, poco a poco, acercarnos a él,
con paciencia, con dulzura. Hablo de
acunar al niño o a la niña interior. Eso
es todo. Al mismo tiempo, puedo
aprender a reconocer la forma en la que
ese ego, temeroso de crecer, trata de
encierrarme en una de esas cuatro
cárceles para que no avance. No lo hace
porque es malo, sino por el pánico ante
el crecimiento, por los recuerdos de
dolor que sintió en un pasado que vuelve
al presente. Si logro poner al ego de mi
lado, entenderé que es el aliado que me
permite superarme día a día. Cada vez
que detecto sus trampas y las resuelvo,
me vuelvo más fuerte, más mago, más
consciente.
Aunque el diagrama de Peirce y la
forma iniciática de trabajar con él es
compleja, trataré al menos de explicar
cada una de esas cuatro cárceles para
que el lector tenga una idea de lo que se
pone en juego cada vez que lo más
esencial de nosotros se abre al
crecimiento:
A) CUADRANTE DE LO POSIBLE
Aquí el ego se asegura de que jamás
nos salgamos de la zona de confort más
segura y primordial, esa que representa
la teta de la madre para el bebé, al que
el mundo exterior le resulta inaccesible
por sí mismo. De hecho, el bebé no
existe sin la madre. Ella es todo su
universo. Es uno con ella. Esa es la
idea. Sin lo conocido, sin lo seguro, voy
a morir.
Reconocemos cuando el ego nos ha
atrapado a este primer cuadrante porque
permanecemos en actitud de espera,
justificación o combate hacia fuera. Lo
que sea para no salir de la zona segura.
Pondré un ejemplo para que se entienda
mejor:
Imaginemos que un chico desea ser
escritor y en su familia de clase humilde
existe la creencia de que sus miembros
solo pueden trabajar para subsistir,
sobre todo cuando nadie tiene estudios.
El chico sin estudios trata de escribir su
libro pero no lo logra debido a la falta
de tiempo, porque tiene que trabajar
(justificación), o debido a que no es el
mejor momento, ya que sus padres le
necesitan. Pospone entonces la escritura
del mismo para cuando la situación
cambie (espera). Debido a su condición
familiar, vive enfadado con el mundo y
con sus padres, algo que tampoco usa
como motivación extra para escribir el
libro sino todo lo contrario. Vive
entonces peleando contra todo y eso lo
desvía de su deseo de escribir el libro.
La frase clave aquí es “cesa de
escribirse” porque jamás se termina
aquello que se desea hacer. Se empieza
pero se detiene, ya sea un proyecto, una
empresa, un cambio. En realidad, somos
nosotros los que nos detenemos, por
miedo a lo desconocido, a lo que no
forma parte de lo posible para nuestro
programa vital, a cualquier cosa que nos
saque de la zona de confort.

B) CUADRANTE DE LO IMPOSIBLE
Aquí el ego se da cuenta de que
logramos salir del área de confort. Por
eso, para frenarnos, nos hace evidente
que nos equivocamos al salir de lo
conocido, de lo seguro, de lo posible y
se hace justamente imposible toda
progresión. Es el cuadrante que nos
demuestra que todos los que nos
advirtieron del peligro respecto a
nuestro crecimiento tenían razón y que
no es para nosotros. Entonces volvemos
a lo posible o nos quedamos atrapados
en la cárcel que jamás permitirá que
logremos aquello que nos dirigía a
crecer. Es por eso que este cuadrante se
simboliza con las heces, haciendo honor
al dicho popular: “parece que ha pisado
mierda”.
Deducimos que nuestro ego nos ha
atrapado a este segundo cuadrante
porque no somos capaces de reconocer
que el motor que crea nuestra desgracia
está en nosotros. Normalmente, hay otro
que nos lo advierte, aparentemente el
menos acreditado ante nuestros ojos, por
eso es más difícil aceptarlo. Otra opción
es que aceptemos nuestra
responsabilidad en el hecho pero la
minimicemos. También puede ocurrir
que nos convenzamos de que ya le
hemos puesto remedio, a pesar de seguir
atrapados. La última opción es que
culpemos a las circunstancias externas
de nuestra mala suerte, convencidos de
que nunca hicimos algo para provocar
tal situación ¿Le suena al lector toda esa
gente que no asume su poder y
responsabilidad a la hora de crear su
propia desdicha? Es más fácil culpar a
otros, a la crisis, a lo externo, que
asumir que dentro de nosotros hay un
otro que impide el avance. Una parte de
nosotros que detiene el crecimiento por
miedo a morir. Este es el cuadrante de lo
imposible, porque aquello que deseo se
hace imposible, irrealizable para mí.
Siguiendo con el ejemplo anterior del
aspirante a escritor, imaginemos que en
un acto de valentía, deja a la familia y se
va a la ciudad a ser escritor. Tras un
tiempo intentándolo, se confirma lo
peor. Para sobrevivir y poder pagar su
alquiler y comida, solo encuentra un
trabajo por horas muy mal pagado en
una cadena de montaje que le obliga a
hacer 10 horas diarias. Al llegar a casa
se siente cansado y desmotivado.
Argumenta entonces que no le queda
tiempo para escribir. Para seguir con el
ejemplo y dar mayor comprensión sobre
este cuadrante, imaginemos que, a pesar
de todo, nuestro hombtr va escribiendo
su libro a ratos y logra terminarlo, pero
entonces nadie se lo quiere editar. Aquí
es cuando culpa al mundo de su mala
suerte y se va hundiendo en su
frustración en lugar de atender al desde
donde está creando su realidad para que
suceda lo peor.
La frase clave aquí es “no cesa de no
escribirse” porque no deja de
reproducirse la ausencia del logro.

C) CUADRANTE DE LO NECESARIO
Aquí el ego trata de hacernos creer
que dependemos de otros para ser
nosotros mismos, para lograr lo que
deseamos, de manera que nos lleva a
renunciar al crecimiento interior en
detrimento de un aparente crecimiento
externo que se esfumaría si el sujeto u
objeto del que creemos depender
desaparece. Este cuadrante lo simboliza
la mirada porque estamos pendientes del
juicio externo.
Reconocemos cuando el ego nos ha
atrapado a este tercer cuadrante porque
nos supeditamos a otros ignorando o
tapando sus faltas. Incluso si hiciera
falta, nos volvemos como ellos con tal
de no perder el trato de favor, esto es, la
mirada del que nos crea la dependencia.
Pondré un ejemplo para que se entienda
mejor:
Muchos actores, actrices y cantantes
de pop desearon ser estrellas.
Aparentemente lo lograron traspasando
lo imposible, pero si en algún caso lo
hicieron traicionando el alma que los
impulsaba al principio, han caído en el
casillero de lo necesario.
Aparentemente y a los ojos de los demás
han crecido, pero internamente se
vendieron por el lugar que ocupan y
ahora dependen de una industria que
hace con ellos lo que quiere. Eso es
estar en el cuadrante de lo necesario.
Atrapados por la mirada.
La frase clave aquí es “no cesa de
escribirse”, en alusión a que, depender
solo de lo externo para ser nosotros
mismos, jamás nos permite ser libres y
de hecho, de esa forma jamás seremos
nosotros mismos. No cesa de escribirse
la necesidad. Sin mi coche no soy nadie,
sin mi casa, sin una mujer al lado o un
hombre, sin dinero, sin un socio…
D) CUADRANTE DE LO
CONTINGENTE
Este es un cuadrante de crecimiento.
Aquí ya hemos logrado crecer y el ego
lanza sus últimos y desesperados
ataques para confundirnos y encerrarnos,
tratando que abandonemos el
crecimiento o al menos lo detengamos.
Reconocemos cuando el ego nos ha
atrapado en este tercer cuadrante porque
suceden cuatro cosas muy características
de los momentos de crecimiento: alguien
se va, alguien se enfada, alguien
menosprecia el crecimiento o alguien no
se da por enterado del crecimiento y
hace como si nada.
El ejemplo clásico es la llegada de un
niño al mundo. Hasta entonces la pareja
tenía una realidad que ya conocía y tras
los nueve meses de rigor, se encuentra
un niño en casa que demanda teta,
cambio de pañales, atención, etc.
Entonces el hombre se ausenta
escondiéndose en el trabajo, la mujer se
enfada porque no puede con todo, los
padres de ella menosprecian el
crecimiento al transmitirle a su hija que
no hay para tanto. Por último, cuando los
visita su mejor amigo actúa como si no
hubiera niño, como si nada hubiera
cambiado. Bieb, esta es solo una escena
que puede tener cientos de variantes y
que expresa que es lo que ocurre ante el
crecimiento. He visto empresarios
enfadarse porque al crecer su empresa
tienen más trabajo que nunca, o personas
desapareciendo ante el crecimiento,
convencidos de que su vida se ha vuelto
un infierno. También estamos
acostumbrados a presenciar escenas de
gente a nuestro alrededor que
menosprecian nuestro propio
crecimiento quitándole valor. Por
último, están las personas indiferentes
ante cualquier signo de crecimiento,
como el dueño de una gran superficie de
venta de electrodomésticos, que desea
seguir actuando igual que antes de la
ampliación de su negocio, cuando solo
tenía una prqueña tienda. Los
argumentos del ego para no darse por
enterado son muchos y todos ellos
llevan al mismo lugar. Detienen el
crecimiento.
La frase clave aquí es “cesa de no
escribirse”, esto es, el crecimiento se
detiene en seco y el símbolo que
representa este cuadrante es la voz.
Cada vez que tenemos un problema o
bloqueo, necesitamos reconocer en qué
cuadrante nos hemos quedado atrapados
para saber cómo actuar en nuestro mayor
beneficio. Una vez aprendemos a
detectar el cuadrante en el que el ego
frena nuestro crecimiento, solo tenemos
que cruzar en diagonal, donde en lugar
de una cárcel encontraremos,
mágicamente, la resolución al conflicto
interno. Un movimiento que nos
equilibrará, que disolverá la lucha
interna que representábamos. Añadir
que la clave de todo esto la tenemos en
el cruce en diagonal. Por eso nombré la
magia. Al cruzar en diagonal,
inevitablemente pasaremos siempre por
el punto de cruce entre las líneas, justo
en el centro del mapa. Ese punto
representa el vacío, esto es, el lugar
donde todo se crea de nuevo.
Un ejemplo práctico para comprender
el trabajo con este tipo de mapa de
cuatro cuadrantes, más concretamente el
basado en el diagrama de Peirce, sería
darnos cuenta de que, deseando tener
nuestro propio negocio, jamás damos el
paso para lograrlo. Al consultar el
mapa, confirmaríamos que hemos
quedado atrapados a lo posible, pues
estamos a la espera de un mejor
momento ante la enfermedad de nuestro
padre, que demanda nuestra presencia en
la empresa familiar. Entonces, el
diagrama nos aconseja cruzar para
liberarnos, para tomar el poder y
abrazar la resolución que nos permitirá
hacerlo. El error sería dirigirse al
cuadrante de lo imposible o al de lo
contingente, porque solo el cruce en
diagonal nos permite atravesar el vacío,
esto es, el punto del centro.
Así, la sabiduría del diagrama
recomienda cruzar de lo posible a lo
necesario, en este caso, centrar toda
nuestra atención en la mirada, en aquello
que deseamos realizar. Eso nos dará la
fuerza extra. Incluso podemos buscar
aliados para lograrlo. Una vez más, las
cuatro cárceles se convierten a su vez en
espacios de liberación cuando
cruzamos, como lo es una casa en un
pequeño pueblo perdido en las montañas
para alguien que necesita dejar atrás la
densidad de la ciudad y sus
preocupaciones laborales. Al mismo
tiempo, puede ocurrir que, de forma
inversa, para algunos habitantes de ese
pueblo perdido, el enclave sea una
cárcel de la que anhelan huir soñando
con viajar a una gran ciudad. Cada
cuadrante es también el trampolín hacia
el crecimiento como lo es la esfinge ante
el iniciado que resuelve su misterio.
Más allá de mapas y las diferentes
formas de trabajar con ellos (aquí solo
hemos visto una), existen otras muchas
vías para manejarse desde la luz y la
sombra, desde la unión de hemisferios,
desde el trabajo conjunto que puede
lograrse unificando el ego y la esencia.
La clave empieza en saber leer lo que se
oculta en lo inconsciente para tener una
lectura real respecto a lo que ocurre en
la escena visible. Para eso existen
herramientas que nos permiten detectar
por qué parecemos querer una cosa y
nos sucede otra. Herramientas que solo
tienen sentido en manos de aquellos que
se reconocen creadores de su realidad.
Al final, inevitablemente necesitamos ir
adentro a reconocer y a
responsabilizarnos respecto al desde
donde estamos creando la realidad que
vivimos.
Hay disciplinas en todo el planeta
encargadas de proteger el programa
esencial del ser humano y su equilibrio.
Me refiero al feng shui, el chi kung o el
yoga, por nombrar solo algunas de ellas.
Dichas disciplinas proponen siempre
transformaciones internas que llevan a la
reprogramación del sujeto que las
abraza, sobre todo si existe verdadera
implicación a todos los niveles. Es
importante recalcar que aunque suene
extraño, además de la toma de
conciencia, es en la rutina cotidiana
donde debe focalizarse toda
reprogramación, puesto que es en la
acción donde llevamos a cabo la
manifestación de lo que pensamos y
sentímos.

MÁS ALLÁ DE LA APARIENCIA

Como hemos visto ya en el capítulo V,


reconocer las múltiples caras que
nuestro personaje inicial representa y la
energía que nos posee al hacerlo, es un
propósito que cada uno debe hacerse. Es
una responsabilidad muy grande
aprender a distinguir entre nuestra
propia voz interna y todas aquellas
voces que hablan por nosotros a nuestro
pesar, esas que crean todo aquello que
no representa la esencia de lo que
deseamos manifestar. Sería muy extenso
analizar y nombrar todas las vías. De
todas formas, recomiendo a todo el que
lea este libro que explore y busque la
forma en la que más cómodo se sienta.
Lo importante aquí es aprender a
conocerse más allá de las apariencias, y
una vez más, hacerlo sin juicio para
poder dar espacio a todas nuestras
creaciones internas mientras las
observamos, comprendemos y
transformamos en lo que nosotros
deseamos. En la liberación de la
opresión está la luz y el acceso a la
memoria interna. Somos opresores de
una parte de nosotros que creamos desde
una sombra que detestamos. Somos
responsables de lo que generamos y
evitar ver lo que también somos más
allá del velo es el principal camino
hacia la enfermedad en todos los
niveles.

LA ESCUCHA
En cuanto a la escucha, es cierto que
podemos descubrir lo que ocurre en lo
oculto si aprendemos a escuchar lo que
nombramos o lo que es nombrado ante
nuestra presencia. No olvidemos que el
arte de la palabra es la forma de
expresión e invocación que sintetiza la
idea. Debemos comprender que los
sonidos tienen un poder y cada sonido
representa una forma específica de
vibración. Cuando unimos sonidos para
crear palabras, producimos vibraciones
que generan un efecto específico sobre
la energía y la materia. Los mantras no
existen por casualidad, aunque son
mucho más valiosos ante la intención
consciente del que los recita.
Como ya hemos visto en capítulos
anteriores, una palabra tiene siempre
una etimología y como en las
constelaciones familiares, ese recorrido
y transformación histórica es parte de su
manifestación. Cualquier palabra
contiene la fuerza de lo que en su origen
nombraba, a pesar de que en algunos
casos las palabras hayan sido
reprogramadas con el pasar del tiempo.
Deberíamos saber hasta qué punto el
programa actual tiene más fuerza que el
original. De todas formas y para los que
cantan repetidamente canciones en
idiomas que no comprenden, recordar
que nombrar algo es invocarlo, aunque
no seamos conscientes de lo que
estamos diciendo. Es importante
entender que, conocer la etimología de
las palabras, nos lleva al conocimiento
de lo que de verdad estamos invocando
en nuestro día a día. Además de tenerlo
muy en cuenta, deberíamos aprender a
nombrar solamente aquello que refuerce
nuestra expresión interna. Si nos
pasamos el día cantando barbaridades
que atentan contra nuestra integridad
esencial o nombrando y generando un
sinfín de pensamientos contradictorios,
nos estaremos programando de la misma
forma y el resultado será la realidad
caótica que muchos ya encuentran y
enfrentan cada mañana al levantarse.
Si escuchamos atentamente lo que
nombramos, sabremos detectar desde
dónde creamos. Si escuchamos lo que se
nombra en nuestra presencia,
comprenderemos qué mensajes se están
manifestando para nosotros. Si solo
cantamos o decimos lo que nos ensalza,
saldremos siempre beneficiados. Es
importante entender que a veces
creemos nombrar una cosa y estamos
nombrando otra. La simbología actúa
también sobre las palabras y la
construcción de las frases. Muchas
canciones están construidas de forma
aparentemente pacífica mientras que sus
construcciones esenciales guardan
destructivos mensajes subliminales. Una
vez más, todo esto puede aplicarse
también para reprogramarnos de forma
saludable si damos con las frases fuerza
que pueden potenciar nuestros logros.
EL CAMINO DE LA SANACIÓN

Para terminar, deseo volver a lo que


es esencialmente mi campo, en el que
me muevo más cómodamente y donde
llevo más años de investigación. Me
refiero a la plástica. A través de la
pintura principalmente, podemos
descubrir muchas cosas de nosotros
mismos, además de traspasarlas y
liberarlas para luego proyectarnos en la
forma que deseemos, como veremos en
el capítulo siguiente. En el Método
Syneidesis de creación consciente
investigo el poder transformador del
arte aplicado. Aunque creas no saber
pintar o te hayan dicho siempre que no
sirves para eso, te ruego que recuerdes
cuando eras niño. Entonces te dieron
lápices de colores y papeles y te
atreviste a hacer lo que ahora te pediré,
así que deja de lado a ese juez que te
repite que tú no sirves y atrévete a
experimentar algo nuevo guiado por mi
propia experiencia. Esto que te pido lo
puede hacer cualquier niño porque ellos
todavía no juzgan el resultado de sus
actos. No importa si a tu madre la
representas como una pelota o como un
simple garabato, lo importante es que te
atrevas a jugar sobre la tela o el papel
para descubrirte dentro de un marco
donde no sientas peligro, donde te
sientas protegido y libre.
Te recomiendo que compres el
material más barato que encuentres,
porque si es muy bueno y caro sentirás
más presión a la hora de expresarte y
eso ahora no nos interesa. Cuando lleves
cientos de papeles pintados e
improvisados, tal vez te apetezca probar
sobre una tela o sobre un papel
determinado. Lo que deseo es que
busques un espacio tranquilo y respires
tres veces profundamente con los ojos
cerrados, tomando el aire por la nariz y
reteniéndolo unos segundos hasta
soltarlo por la boca. Siente que tienes
todo el tiempo del mundo, aunque te
hayas marcado tan solo media hora
diaria para hacer este ejercicio. Abre
los ojos, mira la tela en blanco y trata de
no pensar. Llénala de lo que desees.
Pinta, dibuja e incluso escribe lo que te
salga si quieres. Puedes empezar con
lápices de colores, rotuladores o
directamente con pintura al agua, que es
lo más sencillo. También puedes probar
con el collage, recortando lo que te
llame la atención de alguna revista. Se
trata de que conectes con el niño que
disfruta explorando lo que desde el
inconsciente desea expresarse.
Una vez más, no juzgues, no
interpretes, trata de evitar el control de
tus pensamientos. Deseo que cada día
pintes una obra durante media hora. Eso
al menos el primer mes. Tómatelo como
un ejercicio meditativo. No importa si la
obra diaria no queda terminada desde tu
exigencia. Apila los papeles y cuando
pasen treinta días, míralos uno detrás
del otro y descubre que ves de ti, que te
cuenta tu espontaneidad. A partir de
entonces, puedes jugar a crear obras
durante más días y a abrirte a la
posibilidad de reprogramar todo aquello
que ves de ti y que no te permite ser lo
que deseas. Recuerda que aunque el arte
ocupa un papel de ocio y entretenimiento
cultural en nuestro mundo
contemporáneol, en verdad es una
herramienta poderosa, usada por las
culturas ancestrales de todo el planeta
para reprogramar su realidad. No
olvides que para el inconsciente, la
experiencia artística es tan real como la
vida misma, así que mientras pintas
como te propongo, estás viviendo y
generando un proceso personal de auto
conocimiento y crecimiento en el que te
reconoces, te exploras, te enfrentas,
traspasas, eliges, sueñas, aprendes, te
recreas…
Intenta comprender desde todo tu
cuerpo que lo que haces sobre el papel
lo puedes aplicar a tu vida cotidiana.
Transfórmate mientras te pintas a ti
mismo, mientras pintas o pegas encima
de tus desdichas aquello que las repara.
Trata de plantearte este ejercicio como
un entrenamiento diario para tu día a
día. Incluso si lo deseas, puedes
representar todo eso como una obra de
teatro, o como una danza. Todo lo que
crezcas desde el juego, lo creces en la
vida. Solo debes comprender que existe
una conexión directa entre ambas cosas.
Desde ese instante, la vida empezará a
transformarse también en un juego, un
juego divertido en el que sentirás que de
alguna manera, tú mismo has elegido
participar. Un juego que realmente
puedes transformar si recuerdas cómo
hacerlo. Esa es la razón por la que
desde hace tiempo, a mi experiencia
vital la llamo EL JUEGO MÁGICO DE
LA VIDA.
VIII
REPROGRAMA TU
VIDA
TIENES EL PODER PARA DE ELEGIR
QUIÉN ERES Y LO QUE DESEAS
VIVIR

Hay muchas formas de


reprogramación. El ejercicio del final
del capítulo anterior es una de ellas.
Reprogramar tu vida depende de
diferentes factores y aquí solo
compartiré parte de lo que mi propia
investigación y aplicación me ha
demostrado que funciona. Generalmente,
es en mis talleres o en consulta privada
como mejor puedo aplicar el método,
porque me permite acompañar y
desvelar cada caso concreto, puesto que
estandarizar una forma de acción
siempre tiene sus riesgos. De todas
formas, cuando enseño en mis
formaciones, lo primero que aclaro es la
importancia de que cada uno se
responsabilice de su propio proceso de
reprogramación. No creo en eso de
reprogramar a otros. Se que es posible,
pero no me interesa.
Alimentar al que espera ser salvado
por otro es, a mi modo de ver, generar
desde la carencia y la dependencia. Es
lo que se ha hecho siempre desde la
mayoría de estamentos de poder, donde
en lugar de enseñar a la gente a
empoderarse, se la enseña a ser rebaño.
Es por eso que hablo de procesos de
reprogramación esencial. En ellos, es
uno mismo el que dirige su proceso,
aunque en ocasiones o durante un
tiempo, reciba asesoramiento de algún
experto que lo acompañe. Eso es un
terapeuta, un acompañante respetuoso
que trata de ayudar a que el paciente
recupere su salud, esto es, su poder. Si
uno no se responsabiliza de su propio
proceso se vuelve un objeto. Los objetos
son usados y manipulados por sujetos.
Tal vez nos interesa entonces elegir ser
sujetos de la escena, sujetos
determinantes capaces de elegir que
queremos vivir y que necesitamos
transformar en nosotros y en nuestras
vidas.
EL PROCESO PERSONAL

Así pues, para reprogramar tu vida


desde la responsabilidad, debes abrazar
tu propio proceso de autoconocimiento
con todas las consecuencias. Atreverte a
ver lo que escondes de ti mismo y estar
dispuesto a traspasarlo. Para eso puedes
pedir ayuda terapéutica, procurando
siempre que la ayuda llegue en forma de
un respetuoso acompañamiento y no
desde un poder externo que te dicte lo
que debes hacer sin implicarte
verdaderamente. Es muy tentador tomar
atajos para evitarte el encuentro con tu
propia sombra. Yo me dedico a ayudar a
muchas personas a proyectarse y
reprogramarse en los diferentes ámbitos
de su vida a través del arte, el juego y la
introspección, y puedo asegurar que,
escarbar en la sombra para conocer
desde dónde se está creando realmente y
poder así reprogramar con eficacia, es
la parte menos agradable para mí. Que
para muchos sea difícil, no implica que
la experiencia no sea nutritiva.
Cada vez que navego en la sombra de
alguien, recuerdo mi propia oscuridad y
el valor de aceptar transitar un camino
con corazón con todas sus
consecuencias. Si no remueves el vaso
de agua, la parte estancada en la zona
más profunda jamás sale a la superficie.
Hacerla visible es hacerse consciente de
ella. Una vez empezamos a reconocer
aquello que nos mueve realmente, lo que
somos y creamos, podemos intentar
reprogramarnos con cierta certeza.
Porque hacerlo sin conocer lo que nos
impulsa verdaderamente, es perder el
tiempo y la energía, como ocurre con el
que se la pasa generando rituales para
atraer dinero a su vida sin lograrlo,
desconociendo que en sus células tiene
insertada una o varias creencias que
determinan el dinero como algo indigno.
Muchos caen en el error de reprogramar
desde lo externo sin saber que solo en el
disco duro de nuestra mente
subconsciente podremos cambiar unos
programas por otros.
EL CUERPO SE HA CONVERTIDO EN
LA MENTE INCONSCIENTE

El cuerpo se ha terminado
convirtiendo en la mente inconsciente,
no solo somatizando todo lo que no
hemos digerido correctamente, sino
también generando los químicos y
conexiones neuronales que faciliten
seguir creando y percibiendo como
percibimos. Eso significa que, solo
cambiando nosotros desde dentro,
podremos transformar lo que se refleja
fuera, en nuestro mundo, o al menos la
percepción que tenemos de él.
Hablamos del subconsciente y muchas
veces nos cuesta ubicarlo. Es más
comprensible llamarle mente biológica
o, como la llamaron en los años
cincuenta al descubrirla, mente reactiva.
Al final estamos hablando de la mente
de emergencia que sostiene nuestra
biología, una mente que actúa para que
todo en nuestro organismo funcione
mientras apenas recordamos que todo
eso está sucediendo.
Nuestro cuerpo es como un
poderosísimo ordenador personal que
puede programarse. La mente biológica
tiene un potentísimo disco duro lleno de
creencias que ha ido integrando según su
forma de percibir y procesar la vida,
creencias que cada célula ha ido
asimilando como propias. El caso es
que esta mente percibe desde lo
emocional y está muy ligada al
hemisferio derecho, por lo que un juego
o una metáfora los interpreta como
reales. Por eso la única forma de
reprogramar creencias es acceder a ese
disco duro y convencer emocionalmente
al cuerpo de que lo que nos enfrenta
interiormente se resuelve. Para eso se
usa el arte, algo que hace la publicidad a
la hora de vendernos un producto. El
arte es el idioma de lo inconsciente, por
lo que solo necesitamos vendernos a
nosotros mismos, de forma metafórica,
aquello que deseamos que nuestra mente
biológica nos “compre” como creencia.
Eso nos da una pista. No tiene sentido
reprogramar algo externo si antes no nos
reprogramamos nosotros mismos. La
primera propuesta es que atendamos
entonces a nuestro personaje, ese que
representamos cada día, producto de los
deseos de nuestros padres y de los que
nos rodean. Es importante que
comprendamos para qué lo hemos
creado como es. Dibujarlo, aunque sea
de forma esquemática y anotar sus
virtudes y defectos desde el juicio que
emitimos sobre él. Ver su relación
familiar y social, personal y laboral.
Comprender para qué se manifiesta de la
forma en que lo hace y conectar con
nuestro corazón para dibujar en otra
hoja al personaje que nuestra esencia
nos pide representar. Probablemente
será muy parecido física y
esencialmente al que ya somos, porque
estamos diseñados para cumplir a la
perfección con la misión que todos
traemos, pero variarán algunos matices
que nos convertirán en triunfadores de
esa misión interna.
Me parece importante señalar que
cuando uno escarba en la verdad de su
corazón con la idea de reprogramar su
vida, puede encontrarse con la sorpresa
de que aquello que desea transformar es
parte de lo que el alma desea
experimentar. Aquí es importante el
ejercicio de aceptación. Me refiero, por
ejemplo, a cuando alguien que padece
una enfermedad descubre que es su
propio ser esencial el que vino a vivir
aquella experiencia sin intención alguna
de generar una sanación. Conozco casos
de gente que al tomar consciencia sobre
el origen de una enfermedad se han
curado. Otros han necesitado traspasarla
hasta sanarse, pero algunos simplemente
descubren que es la forma en la que su
alma elige vivir. No tiene sentido ir en
contra de nuestra esencia y es muy
necesario comprenderla para abrazar la
verdadera felicidad. Cada caso es
diferente y cada vida es un campo único
de experiencia.
RECREARNOS A TRAVÉS DEL
JUEGO
Volvamos a la transformación del
personaje. Nuestro nuevo personaje
debe partir entonces del que ya
interpretamos actualmente, pero ha de
representar la posibilidad de alguien
capaz de realizar todos nuestros sueños,
y no me refiero a los sueños
egocéntricos que alimentan nuestra
neurosis, sino a los sueños internos, los
que dan vida a tu corazón y sin los
cuales tu misión en la vida no tiene
sentido y te sientes vacío. Es muy
importante comprender esto. Te pido que
visualices cada día al personaje que
creíste ser hasta ahora, ese con el que te
identificaste tantos años, y también
deseo que imagines cómo es el que
eliges ser a partir de ahora. Necesito
que cada día hagas el ejercicio de
verlos a ambos hasta que comprendas
que los dos están en ti y que solo puedes
ser el segundo si antes comprendes que
el primero te llevó hasta esta
posibilidad. Debes honrarlo, amarlo y
agradecerle el regalo de haberte traído
hasta dónde estás ahora y poco a poco,
imaginar que te transformas en ese
nuevo ser que vibra tanto con cada uno
de tus latidos. Ese es un verdadero acto
de reprogramación, que ganará en
profundidad en función de lo que elijas
jugarlo.
El antropólogo Juan Núñez del Prado
cuenta que en Perú, los Q’ eros suben a
la montaña sagrada a pedir a sus dioses
que se cumplan sus deseos. Una vez lo
hacen, dan las gracias y permanecen tres
días allí, jugando con piedras, con
ramas, con todo lo que encuentran,
interpretando la realización de su deseo.
Experimentan a través del juego, cómo
sería vivir el deseo ya realizado,
conectando con la alegría y la emoción
para sentir si realmente es aquello lo
que su alma quiere manifestar, para vivir
dentro de ellos lo que después se
manifestará fuera. Hoy en día he tenido
la fortuna de recibir parte del
conocimiento sobre la cosmovisión
andina que los sacerdotes Q’ eros están
comprartiendo en la actualidad. La
amistad con algunos de ellos y el haber
sido iniciado como sacerdote Pampa
Missayuq me ha permitido profundizar y
confirmar que las culturas iniciáticas del
planeta que no han sido maleadas,
todavía entienden la dualidad como dos
aspectos de algo unido. Culturas que
usan el arte desde lo más sagrado para,
de forma simbólica, reprogramar su
cuerpo, su mente biológica, de acuerdo a
lo que su alma desea. La clave está en lo
ritual y lo más gracioso es que, si
observamos nuestro día a día, éste está
plagado de ellos. La otra gran clave es
la repetición. Nuestra mente biológica
se abre ante el ritual emocional y ante lo
que integra como habitual, lo que
normaliza gracias a la repetición
constante.
SIMBOLOGÍA Y POSIBILIDADES DE
REPROGRAMACIÓN

La reprogramación tiene otras muchas


vías. Podemos usar la simbología para
reprogramar actos diarios. Por ejemplo,
el agua es un elemento emocional que
limpia, por lo que si cada vez que nos
duchamos, nos lavamos o bebemos agua,
imaginamos que nuestras emociones
estancadas y toda negatividad que
hayamos absorbido fluye y se limpia, es
fácil que con el pasar de los días esa
nueva orden quede memorizada por
nuestra mente inconsciente, que se
programa fácilmente mediante la
repetición. En numerosas culturas se
habla de los 21 o los 40 días, como el
tiempo que necesita el subconsciente
para aceptar una nueva creencia a través
del hábito. Además de los pequeños
rituales diarios a los que podemos dar
un nuevo significado, podemos jugar a
reprogramarnos a través de frases o
imágenes fuerza. Podemos repetir frases
con emoción o crear pinturas o un
collage sobre aquello que deseamos
transformar. En las imágenes debe
aparecer manifestado aquello que
deseamos, para que al verlo, la mente
biológica crea que es real, que lo hemos
logrado o al menos, lo estamos
haciendo. Las imágenes y frases fuerza
deben ayudarnos a definir y ordenar
nuestras ideas para podernos proyectar
con mayor claridad.
También existen imágenes que
reprograman a través de los patrones
que representan. Mirar cada día una Flor
de la vida puede ser el mejor acto de
reprogramación que existe. Hay muchas
imágenes, provenientes de la geometría
sagrada o de la simbología, que por sí
mismas recuerdan a nuestro ser esencial
muchas cosas. Lo importante es saber
qué nos beneficia en nuestro estado
actual y que nos perjudica. No todos
somos iguales ni estamos pasando la
misma experiencia de vida. Durante
unos años, meditaba con los ojos
abiertos ante una Flor de la vida. La
miraba fijamente tratando de abrirme a
toda la información que contiene.
Obtuve resultados maravillosos difíciles
de explicar en unas líneas. Recomiendo
decorar la casa con alguna imagen de
este tipo, para que su presencia vaya
empapando nuestro día a día. El
inconsciente se queda con todo, a pesar
de que nosotros no tengamos conciencia
de ello.
Imagen de la Flor de la vida

FRASES FUERZA

Una frase fuerza es una forma


poderosa de invocación. Debemos creer
en lo que nombramos, ponerle verdadera
emoción, o no funcionará. Tampoco se
trata de repetirla cada día cien veces.
Cuando repito cien veces a alguien que
haga algo, es porque no confío en que lo
hará. Nuestro ordenador personal se
apaga cada noche al dormir y se
enciende cuando despertamos, por lo
que puedes repetir tu frase una o dos
veces al día. Los mejores momentos son
siempre cuando te despiertas o cuando
vas a dormir. Al construir una frase
fuerza, debes procurar evitar el nombrar
en negativo y definir muy bien lo que
estás ordenando para no llevarte
sorpresas desagradables. Si dices que
necesitas trabajo, estás pidiendo
esclavitud a cambio de dinero. Si
manifiestas que tienes todo lo que
precisas para vivir como deseas, atraes
directamente lo que te hace feliz de la
forma que sea. Es solo un pequeño
ejemplo que pude tener muchos matices,
pero creo que la idea de lo que trato de
transmitirte queda bastante clara.
Cuando se hace incapié en que las
frases sean en positivo, no es poque lo
negativo sea malo. Lo que ocurre es que
estamos acostumbrados a nombrar lo
que no deseamos en lugar de lo que sí.
Frases como “no quiero pobreza” no nos
ayudan. Por un lado, porque focalizamos
la atención en lo que no deseamos y la
atención es lo que crea. Por otro lado,
porque el NO activa al igual que el SI.
Prueba de cerrar los ojos y no pensar en
un gato negro. No podrás evitarlo.
Observa a un niño de dos años y dile
que no toque algo. Comprobarás que la
mano va de forma automática a ese algo.
Otra cosa importante para las frases
fuerza es decirlas en presente “gozo de
una salud perfecta” e incluso, en algún
caso, personalizarlas como “yo soy
prosperidad económica”. Por último, la
frase debe definir a la perfección
aquello que deseamos, porque a veces
dice todo lo contrario. Me refiero a la
mujer que desea encontrar a un hombre y
dice “deseo encontrar pareja”,
atrayendo a dos personas en lugar de
una, o cuando alquien desea prosperidad
y no especifica más. Entonces, si en ese
momento su cuerpo vibraba miedo a la
pobreza, atrae prosperidad en esa
dirección. Está lleno de gente
prosperando en su desgracia o su
infortunio. Lo fundamental aquí es lo que
se nombra y el estado vibratorio en el
que estamos al hacerlo, algo
directamente relacionado con nuestro
estado emocional.
Para terminar con las frases fuerza,
recordemos que lo que crea es el
sonido, la vibración al invocar. Aunque
suene a fantasía, la energía y la materia
se movilizan y transforman con el
sonido, algo que resaltan los mitos de
numerosas tradiciones ancestrales del
planeta. Además, es conveniente
recordar que las lenguas actuales no
vibran lo que nombran, un hecho que nos
dificulta crear. Si lo pensamos por un
momento, no tenemos idea de lo que
vibran nuestras palabras más allá de lo
que creemos que definen. Es por eso que
la mayoría de rituales poderosos en el
campo de las ciencias esotéricas se
acostumbran a realizar invocando en
lenguas antiguas. Ocurre algo parecido
con los mantras, que se cantan en
sánscrito o gurmukhi. Cada cultura
invoca en su lengua y la mayoría de
ellas han protegido sus tradiciones. Me
refiero a las culturas que han logrado
sobrevivir a la globalización, esas que
todavía guardan el verdadero
significado y sentido de lo que hacen y
nombran. Culturas como los Q’ eros
invocan en quechua y yo me pregunto
por qué los españoles no lo hacemos en
euskera, la lengua más antigua de
Europa y la misma que un día fue
probablemente el íbero. Lo que si
propongo, es empezar a integrar
palabras y mantras de culturas antiguas
que resuenen con nosotros a nuestro
vocabulario cotidiano, sobretodo
aquellas que vibren y nombren
justamente lo que nos conviene para
crear nuestra realidad desde el corazón.
PENSAMIENTO POSITIVO

El doctor Escudero ha operado


durante años en quirófano sin anestesia
química, solo apoyándose en el poder de
la mente, induciendo a sus pacientes
para enseñarles a traspasar los
programas de dolor. Tuve la suerte de
compartir con él un fin de semana y
darme cuenta de la fe que tiene este
brillante cirujano y mentalista en sí
mismo. La BBC hizo en su momento
varios reportajes sobre su forma de
operar, bajo examen de un equipo
formado por cuatro médicos ingleses
que pudieron corroborar dentro del
mismo quirófano, que allí no había truco
alguno. El doctor Escudero me dijo en
una entrevista privada que era
fundamental evitar hablar en negativo,
algo que ya conocía, pero que jamás
había oído de alguien capaz de aplicar
la metafísica a la vida cotidiana de
forma tan contundente y oficial. Ver los
vídeos de sus pacientes riendo en el
quirófano mientras su bisturí hurgaba en
el estómago abierto de una mujer o en la
rodilla de un paciente fue algo
sobrecogedor.
Es importante para mí, rescatar lo
expuesto anteriormente, cuando he
hablado en el apartado de las frases
fuerza sobre la negación. Recordarás
que allí decíamos aquello de que, si yo
te pido que no pienses en un gato negro,
indudablemente tu mente no podrá evitar
hacerlo. Si yo digo que a partir de ahora
no soy desgraciado, la mente no registra
el no, tan solo lo procesa como una
señal de alerta. El mensaje para ella
entonces será: A partir de ahora soy
desgraciado. Es por eso que aprendí de
este eminente valenciano, a buscar la
forma positiva de nombrar cualquier
negación. Me di cuenta de que los
animales y los bebés expresan su dolor,
su sufrimiento, su tristeza o drenan su
tensión mediante el sonido, mediante el
llanto, lo que les permite admitir lo que
ocurre y drenarlo sin crear alguna forma
proyectiva a través del pensamiento. En
cambio, los adultos expresamos
verbalmente lo que nos pasa,
normalmente de forma negativa, dando
poder absoluto a lo que estamos
manifestando. Creemos que la causa de
nuestro sufrimiento llegó antes de ser
expresado por nosotros, sin saber que
debimos ordenar de alguna forma
inconsciente y en algún momento del
pasado la manifestación de lo que ahora
recibimos. Al sufrirlo lo confirmamos
con nuestra palabra, dándole poder e
insertándolo en nuestro programa
interno.
El doctor Escudero está convencido
de que el dolor es un programa heredado
y que los animales lo gestionan de otra
manera, a pesar de que proyectemos
sobre ellos nuestra especial forma de
padecerlo. Incluso ha llegado a operar
sin anestesia a un perro, abriéndole el
vientre sin que este se quejara en ningún
momento. Esto está documentado. Es
importante tratar de evitar reforzar con
nuestras afirmaciones la contundencia de
lo que nos agrede. Así pues, cuando me
duele la pierna no digo que me duele la
pierna. Tampoco cometo el típico error
de muchas de las corrientes new age,
que niegan la sombra tratando de no
manifestarla. Si digo que mi pierna está
perfecta mientras siento el dolor
punzante en ella, la frase genera en mí
una contradicción evidente. Eso fue lo
que me llevó a cuestionar la metafísica
que tantos años estudié. Repetir frases
como un loro no me servía de mucho.
Fue mas tarde, con el paso de los años,
cuando comprendí que realmente, sentir
la frase significaba mucho más que algo
emocional. La información de la frase
debía llegar a todas las células y
rincones del cuerpo.
Es muy típico, en la sociedad actual,
manifestar que todo está bien ante la
mirada del otro. Nos hemos
acostumbrado tanto a fingir, a esconder
nuestras emociones por miedo al juicio
externo, que hemos terminado por
mentirnos a nosotros mismos. A veces
tenemos tanto miedo a algo, que creemos
que con negarlo diciendo que no pasa
nada, todo se resuelve. Lo interesante
entonces es observar al cuerpo. Ante el
miedo a un problema, nuestro cuerpo
refleja a través de su postura nuestro
temor y nerviosismo, por mucho que
nuestra mente trate de creer lo contrario.
Eso es parte del autoengaño que
debemos evitar. Simplemente, cuando
me duele la pierna debo admitirlo y en
lugar de quejarme nombrando algo que
me impida resolver el conflicto a mi
favor, lo que hago es gritar, patalear,
expresar y como mucho, nombrar que
necesito que mi pierna refleje salud y
bienestar. Nombro mi necesidad.
Simplemente eso, pero siempre la
nombro en positivo.
EL AUTOENGAÑO

Otro tema con la reprogramación es el


de caer en la trampa de la sugestión
mental. La sugestión funciona muy bien
pero debemos asegurarnos de su
efectividad real. Muchas veces creemos
algo mentalmente, algo que no
trasladamos al corazón y a cada una de
nuestras células. Hasta que todo el
cuerpo no crea en lo que manifestamos,
la reprogramación no será válida. A
veces, ese acto de fe es más fácil
depositarlo fuera, en un poderoso gurú,
médico o experto, con el consiguiente
problema de que volvemos a ceder el
poder de nuestras propias
transformaciones. Recuerda: que lo haga
otro por mí en lugar de acompañarme en
mi proceso genera dependencias. Un
truco interesante para estar alerta ante
esa construcción y que a mí me ha
funcionado bien, es imaginar que todo
aquel que me ayuda en mi camino es
también una creación mía, a partir de la
cual yo me sano desde afuera. Se trata
entonces de generar desde uno mismo
señales, consejeros y sabios
acompañantes. Tras cada encuentro, lo
primero que hago es consultar a mi
corazón antes de decidir algo. Así el
poder de mi vida siempre es mío,
agradeciendo siempre con profunda
admiración todo lo que externamente me
acompaña y ayuda.
Es cierto que teóricamente todo puede
reprogramarse, remitiéndome a la frase
de Jesús que encontramos al principio
de este libro. Me refiero a la que dice
aquello de que lo que te envenena no es
lo que entra por tu boca sino lo que sale
de ella. De todas formas, una cosa es la
teoría y otra muy distinta lo que
realmente somos capaces de hacer en el
aquí y el ahora. Recuerda que lo que
entra por tu boca, salió antes de ella,
pues todo lo que recibes nació antes
desde ti al ser expresado. Muchos están
aprendiendo a aplicar su imaginación
para reprogramar sus vidas sin atender a
la sombra que esconden. Me he
encontrado casos de personas
manejando cierto poder, creyendo que
están reprogramado en sus vidas
aspectos que ante mí se reflejan poco
claros. El problema de no ver la sombra
es el posible autoengaño. Muchas veces
creemos en algo de forma mental pero
no lo asimilamos de forma emocional y
sobre todo, no lo asimilan nuestras
células. Acuérdate sobre aquello de que
el cuerpo se ha convertido en tu mente
inconsciente. Es interesante observar
siempre si lo que creemos estar creando
se refleja de forma coherente sobre
nuestros cuerpos y en nuestras vidas.
Esa es la prueba que jamás engaña. Si
yo digo que comer comida procesada no
me afecta, y encima lo digo en negativo,
pero mi cuerpo refleja síntomas de
colapso y enfermedad, algo me está
avisando que de la idea a la
manifestación hay un vacío. Lo mismo
pasa cuando digo que soy delgado y no
dejo de engordar. Algo sucede a niveles
internos que no manifiestan lo que creo
manifestar.
Eso ocurre también con cualquier
sistema de creencias, sobre todo con los
más novedosos, que deben luchar contra
órdenes milenarias heredadas tras siglos
y siglos de oscurantismo. Ordenes y
programas profundamente anclados en
nuestra memoria colectiva. Solo la fe es
capaz de mover montañas tan grandes,
pero debe ser fe real y no solo
superficial. Me parece interesante
nombrar el curioso caso del conocido
Curso de Milagros, un libro canalizado
en el que se usa el idioma religioso que
tanto nos ha limitado, en este caso para
generarnos expansión, salud y
abundancia. Es un hábil caso de
reprogramación que genera el favor de
antiguas construcciones mentales
ancladas en nuestra memoria colectiva,
reprogramando su significado original
con gran resultado, siempre y cuando
uno no vuelva a caer en absurdos
fanatismos.
Propongo pues, jugar a
reprogramarnos procurando no perder
de vista a esa parte inconsciente que
siempre estará reflejando la verdad de
lo que ocurre en nuestro disco duro, que
nos estará avisando a través de nuestro
cuerpo y nuestra vida si realmente
estamos siendo reprogramados como
creemos. He visto cosas asombrosas al
respecto en ambas direcciones. Tener
poder no significa lograrlo siempre.
Trataron de confundirnos mucho con eso
de infravalorar al que necesita creer
para ver. En realidad es importante
verlo. Todo iniciado hace eso, tratar de
ver lo que se manifiesta. Saber leerlo
más allá de la apariencia de la escena.
El hecho de no verlo, de no poder
leerlo, puede confundirnos mucho. A
veces la mente no quiere ver, el ego no
desea reconocer aquello que la
evidencia muestra. Si lo hiciera debería
bajar a tierra, caer del pedestal y volver
de nuevo al mundo humano. Tenemos un
gran potencial pero no basta con
soñarlo. Con visualizarlo en otras
dimensiones. Necesitamos manifestarlo
en el día a día. Allí es donde ocurre
nuestra vida ahora.
IMÁGENES FUERZA

Para apoyar cualquier intento de


reprogramación es muy útil también usar
imágenes fuerza, es decir, pinturas,
collages o fotos que resuman la esencia
de lo que deseamos que sea nuestra
vida. Es una forma de definirnos, de
evitar la dispersión. Recuerda, cuando
deseo una mesa de madera y lo tengo
claro, voy y la compro. Si no la
encuentro, sigo buscando hasta que la
hallo. El problema está en no estar
seguros de lo que deseamos. Entonces
podemos volver de la tienda con cien
mil cosas menos con esa mesa de
madera que deseamos. En la vida ocurre
lo mismo. No podemos reprogramarnos
si no tenemos claro y definido lo que
deseamos manifestar y les aseguro que
esa es una de las partes aparentemente
más difíciles porque poca gente sabe
realmente lo que quiere. Es más fácil
conocer lo que no queremos.
Bajo muchos deseos hay también
mucha sombra. En consulta privada,
trato de que mis clientes definan lo que
desean que sea su vida para sentirse
felices y pocos lo logran la primera vez.
Cuando lo consiguen, es fácil desgranar
si eso es realmente lo que desean o solo
una reacción a lo que les oprime. Por
ejemplo, una mujer creía desear un
trabajo que le pudiera dar el dinero
suficiente para viajar, sin saber que lo
que deseaba era sentirse libre por un
tema familiar. Buscando la libertad
representada en un viaje que la apartaba
de sus problemas de forma temporal, se
atrapaba a los condicionantes de un
trabajo en forma de esclavitud,
dependiendo de un dinero que le
permitiera ser libre. Al conectar con la
necesidad real, la solución que
encontramos fue generar una vida desde
ese espacio de libertad, viajara o no,
tuviera trabajo o no, generara dinero o
no. El camino de la creación consciente
tiene muchas trampas porque es un
camino de autoconocimiento poderoso,
compatible con cualquier forma de
crecimiento personal. Todas esas
trampas hacen más emocionante el
juego, porque crear es jugar y quien
juega solo puede divertirse. Jugar
etimológicamente significa hacer algo
con alegría.
Se pueden reprogramar muchas cosas
en la vida, pero lo fundamental para mí
es hacerlo con la conciencia de lograr
ser cada vez más auténticos, más libres,
más autosuficientes e independientes.
Este es el camino, una vez más, de la
creación consciente y las imágenes
fuerza pueden ayudarnos. Yo tengo en
casa un altar con mis dos o tres
imágenes, esas que miro antes de
acostarme o al levantarme. Al hacerlo
veo realizado aquello que deseo vivir.
Pocas veces ha dejado de cumplirse.
Pondré unos ejemplos:

a) Imagen de la casa que deseas:


Recuerdo que deseaba vivir en una
casa ideal. La imaginé y logré
representarla mediante un collage,
uniendo imágenes de diferentes casas,
interiores y exteriores, que fui
encontrando en revistas de decoración.
Colgué la imagen fuerza en mi altar. Es
algo que recomiendo. Tener un altar en
casa que nos represente es muy
poderoso. Allí se pueden dejar las
imágenes de poder y uno mismo se va
reprogramando. En este caso, miraba
cada día y cada noche, antes de ir a
dormir, la imagen ideal de la casa de
mis sueños. Con los años conseguí vivir
en una casa que tenía todo aquello que
representé. Algo similar me ocurrió con
los diferentes talleres en los que he
pintado, ya sea en Barcelona como en
Berlín. Recuerdo una vez en la que mi
mujer y yo nos pusimos a diseñar el
plano interior de la casa que
deseábamos para una nueva etapa. Unos
días después, apareció de la nada una
casa en alquiler a través de un conocido.
Cuando fuimos a visitarla nos dimos
cuenta que tenía la misma disposición
que reflejaba nuestro dibujo.

b) Imagen de mi divinidad encarnada:


Aconsejo a mucha gente que pide mi
ayuda, que represente una imagen fuerza
de ellos mismos como el dios o diosa
que son en la Tierra. Me refiero a una
imagen simbólica que les devuelva todo
el poder que ellos no creen tener, todo el
valor. Se trata de una imagen que una el
Cielo, la Tierra y el linaje de sangre con
nosotros mismos. Que todo lo
representado sume a nuestro favor y no
en nuestra contra. Lo primero que
necesitamos es una imagen divina de
nosotros mismos, pero no flotando en
otra dimensión sino con los piés sobre
la Tierra. Deben salir profundas raíces
de nuestros pies, raíces rojas formadas
por la sangre de nuestros ancestros. Esto
es muy importante. Arriba, a derecha e
izquierda, representar a nuestros padres
y la sangre que nos da la vida biológica
cayendo sobre nosotros como un néctar
divino. Encima de ellos todos los
ancestros de los que nos llega la sangre
que nos permite estar vivos. Más arriba,
el sol y el universo con todas sus
bendiciones.
Lo interesante es que la imagen que
nos representa lo pone todo a nuestro
favor, la Tierra nos sostiene firmes, lo
divino nos inspira y el linaje nos
acompaña a realizarnos como dioses o
diosas sobre la Tierra. El subconsciente
comprende que no hay padre, madre,
ancestro, creencia, divinidad o
profundidad que nos impida expresar
nuestra divinidad sobre el planeta. De
hecho, todas esas fuerzas lo hacen
posible, son una con nosotros. Es una de
las imágenes más potentes que he creado
para mí. Me acompaña siempre. Esta
nunca se quita del altar. A lo sumo, se va
modificando con el pasar de los años.
Te recomiendo que pruebes a ver como
te sientes. Puedes usar un collage e
incluso poner tu cara a un dios griego si
lo deseas. A las mujeres les recomiendo
que la sangre salga de su sexo hasta
llegar a formar sus raíces, ya que ellas
pueden dar a luz y están muy unidad a la
Tierra a través del útero sagrado que les
permite dar vida.
c) Imágenes en las que creemos:
A veces alguien puede ser devoto de
un santo, una virgen o de Cristo y desea
poner su imagen en el altar o llevarla
encima para que lo proteja o lo ayude.
Yo soy de aprovechar aquello en lo que
el cliente cree, porque si cree en ello
tiene mucha fuerza en su psiquismo. El
problema de algunas de estas imágenes
o arquetipos es que contienen una carga
negativa que podemos absorver si no la
reprogramamos. Me refiero a que las
vírgenes son diosas castradas por la
Iglesia, por lo que si es un modelo para
ti y eres mujer, te recomiendo
desnudarla con todo el respeto. Al fin y
al cabo, no existe pecado que te impida
hacer sagrado todo tu cuerpo,
empezando por el lugar que te permite
dar y criar vida.
En el caso de Cristo, por ejemplo,
recuerdo que tuve un cliente que se
llamaba Jesús. Adoraba a Cristo y
llevaba una fotografía suya en la cartera.
Era un Cristo crucificado y su vida
parecía una verdadera crucifixión
simbólica. No lograba tener mujer o
hijos, su vida esa un contínuo
sufrimiento y encima, trataba de ser
bueno y jamás ponía límites ante el
abuso y la agresión de los demás. Tras
una profunda toma de conciencia, le
receté algunos rituales relacionados con
reparar lo que nos mostró su sombra.
Además le propuse cambiar la imagen
por la de un Cristo del corazón. Al mes
y medio empezó a cambiar su vida y su
percepción de la misma. Parece algo
superficial pero te garantizo que
funciona. Puedes incluso reprogramar tu
partida de nacimiento, tu documento
nacional de identidad o ese certificado
médico que dice que eres inútil o que
tienes tal efermedad.

d) Imágenes que reprograman algo ya


creado
Aprovechando lo que he nombrado al
final del apartado c, te voy a contar que
hice con un certificado médico que me
hicieron de niño donde decía que yo no
valía para no se cuantas cosas, algo que
me marcó para siempre. Lo tomé hace
unos años y escribí encima lo que me
dio la gana. Luego lo colgué en el altar
unos meses. Toda mi percepción de ese
hecho traumático cambió. Para mi
subconsciente, ese era el documento real
pero ahora ponía lo que me convenía a
mí. Se podría haber hecho con una
fotocopia a color. Al fin y al cabo, el
subconsciente ve la firma del doctor.
Eso basta.

e) Imágenes de refuerzo para traspasar


traumas:
Esto es algo que requiere mucha
conciencia porque puede actuar como
arma de doble filo. Podemos crear
imágenes para sustituir recuerdos de un
hecho traumático. Lo que ocurre es que
recomiendo hacer esto solamente si se
ha trabajado la parte emocional del
hecho acontecido. En ese caso, puede
servirnos crear una imagen que nos
ayude a traspasar el recuerdo. Es obvio
que por mucho que yo trabaje mis
emociones en terapia, la imagen de
aquel hecho llevará a mi subconsciente a
revivirlo de nuevo sin fin. Es para eso
que creamos la imagen, una imagen
amable de lo que ocurrió, como si
pudiéramos ver la luz de ese hecho en
lugar de la sombría realidad que
recibimos. Se puede empezar
visualizando y pasarla a papel. Como
digo, se trata de reforzar la gestión
terapéutica y jamás de generar un
autoengaño. Al que si engañaremos es al
subconsciente, con el fin de que deje de
reproducir el trauma en nuestra mente.

f) Imágenes múltiples de
reprogramación vital:
Puedes representar tu vida como un
comic, fotograma a fotograma. Puede ser
un resumen por etapas. Cuando llegues a
la actualidad, sigues representando lo
que deseas que pase, también en viñetas,
como si fuera una película de toda tu
vida. De hecho, lo será si así lo deseas.
Cuando tu subconsciente vea la imagen,
entenderá que, si todo lo que aparece
hasta lo que es tu presente fue real, no
tiene por que no serlo todo lo que
continua. Para su lógica, todo es uno. Te
recomiendo que dejes el final bien
abierto, no vaya a ser que tu
subconsciente entienda que cuando se
termina es cuando debes morir. Por lo
demás, es este un poderosísimo trabajo
de imagen fuerza múltiple. He dado
talleres solo de esto. Cuando pintamos o
dibujamos, estamos poniendo toda
nuestra atención y energía desde ambos
hemisferios. El tema de las imágenes
fuerza da para mucho. Deseo que lo
intentes y te beneficies de todo ello.

ARTE RITUAL
Sabemos que nuestras enfermedades
proceden de nuestros conflictos
emocionales, pero esa es la punta del
iceberg. En realidad es el cuerpo el que
somatiza el conflicto cuando lo siente,
por eso son las emociones las que
informan al organismo de que hay algo
que lucha en nuestro interior y que debe
ser sanado. Esa es la cara oculta de la
enfermedad. Ahora bien, hay otros
centros actuando, el mental por ejemplo,
o el visceral. Existen muchos posibles
focos de conflicto y cuando bajan al
cuerpo podemos descubrirlos. De todas
formas, el cuerpo es el que recibe las
consecuencias de lo que nuestra parte
mental, emocional y visceral están
generando entre ellas, algo que veremos
en profundidad en el penúltimo capítulo
de este libro.
Muchas veces, nuestra mente piensa
una cosa mientras sentímos otra y
deseamos otra. Esa es la mejor forma de
vivir siempre en conflicto. Así no hay
quien se armonice. Además, hemos
heredado en nuestro psiquismo esa
absurda lucha dual entre el bien y el
mal, fruto de un juicio neurótico
alimentado por creencias que se
encargan de separar lo que debería
actuar unido y diferenciado, como en el
caso de la polaridad masculina y
femenina o de los hemisferios
cerebrales. Todo ese enfrentamiento nos
genera conflicto interno, evidentemente.
A todo esto, debemos sumar otro foco de
tensión en nuestra existencia, nuestro
miedo al vacío, por no hablar del
conflicto de individualización y
pertenencia. Por último, tenemos un tira
y afloja, siempre interno, por supuesto,
entre la parte de nosotros que desea
crecer y la que no. Me refiero a lo que
ya vimos en capítulos posteriores
respecto a los mapas iniciáticos. Hay
una parte de nosotros que no desea
avanzar y lucha contra la que si desea
expandirse. En psicoterapia se las llama
ego y esencia. Sea como fuere, somos
una fuente de conflictos internos que el
cuerpo acaba manifestando.
La única forma de llegar al disco duro
de la mente biológica para reprogramar
el caos que nos enfrenta dentro de
nosotros es el arte. La razón ya la hemos
mencionado en este libro: el arte es el
lenguaje de lo inconsciente y el de los
universos emocionales. Los que manejan
la publicidad reprograman nuestras
creencias de esta manera. Logran
inculcarnos creencias favorables a sus
intereses gracias a la construcción
artística. Lo hacen provocando en
nosotros una abertura emocional que
permita digerir un mensaje metafórico
determinado.so es y hace un anuncio.
Por eso el ritual es la base mágica de
todas las culturas ancestrales del
planeta. No es folclore, no son unos
salvajes ignorantes con plumas haciendo
el ganso, todo lo contrario, son culturas
que todavía reconocen nuestro
hemisferio derecho y la forma en la que
nos reprogramamos.
Si escarbamos en el conocimiento
iniciático de las culturas primigenias de
todo el planeta, encontramos que en
todas ellas, la forma en la que llegan al
inconsciente para desprogramarlo o
convencerlo de lo que les interesa es a
través del uso del arte aplicado a través
del ritual. Lo hacen generando una
vivencia ilusoria que transforme la
percepción de su realidad para provocar
un cambio en la vida del que participa
del acto. Desde lo ritual se unen ambos
hemisferios, de manera que lo mágico se
mueva en beneficio de un fin concreto.
Actos metafóricos que tratan de
impactar a la mente, al mismo tiempo
que procuran impresionar a nuestra parte
emocional, activar el deseo y el poder
de nuestras vísceras y generar sobre el
cuerpo, la experiencia que lo convenza
de que todo aquello que está ocurriendo
es real, que algo ha cambiado.
Recordemos que para la mente
biológica, si lo siente, si lo vive, es tan
real un acto metafórico como cualquier
escena de la vida cotidiana.
Muchas veces se usa la repetición
mientras suenan los cantos, mientras se
danza toda la noche alrededor del fuego
buscando la catarsis para generar la
abertura que permita transformar la
creencia. Están presentes los colores,
las voces, ruidos misteriosos e
invocaciones, músicas, tambores,
máscaras y escenificaciones, velas y
elementos simbólicos, esculturas,
pinturas, la presencia de los cuatro
elementos, etc. Lo importante es que la
parte inconsciente del sujeto sea
convencida de lo representado, que
sienta que resuelve aquello que le
genera conflicto, algo que transformará
la creencia que lo esté destruyendo en
otra que lo beneficie. Debe sentirlo
como algo real, experimentarlo con el
cuerpo, ese gran denostado por
numerosas corrientes de corte espiritual
que creen que nuestro cuerpo es el
enemigo de la evolución. Una visión
separada de la realidad que ha generado
la creencia de que el cuerpo nos aparta
de lo espiritual, de ser nosotros mismos.
Ya hemos visto en este libro que,
precisamente es el cuerpo, símbolo
alquímico del grial, el que nos lo
permite en el universo material. Es por
eso que se impresiona al cuerpo a través
de los sentidos y una vez más, es a
través del uso sagrado del arte como
logramos reprogramar al cuerpo con el
fin de transformarlo en el vehículo que
necesita nuestra esencia para bajar su
propio cielo a la Tierra.
Recordar una vez más que ya vivimos
desde lo ritual sin tener conciencia de
ello. Participamos en rituales sociales y
religiosos todo el tiempo, rituales
cotidianos que van desde la forma en la
que nos lavamos los dientes hasta la
manera que tenemos de hacer las
pequeñas cosas que visten nuestro día a
día. Representamos personajes,
arquetipos heredados de mitos y cuentos
que nos llevan a crear una realidad muy
alejada de lo que nuestro corazón anhela
vivir. Somos tan poco conscientes de
ello, que creemos en la mala suerte, en
que los demás nos hacen la vida
imposible, en que no podemos cambiar
lo que nos impide ser felices o en que
nos debemos a lo superior, como si
fueramos los meros servidores de un
gran plan en el que pintamos bien poco.
Y es aquí donde la herencia sagrada del
ritual entra en escena para devolverte el
poder, porque solo tienes que aprender a
ritualizar para resolver en ti aquello que
te impide ser tú mismo, tu misma. El
simple hecho de hacerlo te llevará a
tomar tu condición de sacerdote o
sacerdotisa, de dios o diosa. No
necesitas intermediarios entre lo divino
y tú porque eres parte de lo divino.
En definitiva, el ritual habla a nuestro
inconsciente, le cuenta cosas, le da
mensajes, le proporciona vivencias que
nos transforman por dentro. Es
exactamente igual a lo que nos ocurre
ante un sueño racionalmente inconexo e
incomprensible. Solo podemos
comprender el ritual desde lo simbólico,
puesto que va dirigido a nuestro
hemisferio derecho, allí desde donde la
mente inconsciente comprende como
posible lo imposible. Allí donde todo
está unido y donde podemos reunir y
alinear en nosotros lo divino, lo
sistémico y la Tierra que nos sustenta.
Tal vez aquí, en la realidad, creas ser
poca cosa, pero en los mundos mágicos
puedes ser lo que desees. En lugar de
separar ambos mundos, te propongo
unirlos para que lo que allí elijas ser, lo
creas y crees aquí. Este es el poder de la
imaginación. Si no la usas desde esa
conciencia, te quedas atrapado a la
fantasía.
Para el chamán, los rituales son
formas de aplicación artística generadas
para reprogramar nuestro psiquismo.
Para ello precisa de la apertura
emocional, lo que permitirá que la
herramienta artística pueda ser
focalizada en la vivencia de una
experiencia que los sentidos asimilarán
como real. Esto es lo que abrirá la
posibilidad de desinstalar o anclar
programas específicos al cuerpo y
bajarlos a Tierra, haciéndolos realidad
en nuestra vida cotidiana. Una vez más,
este era el verdadero sentido sagrado
del arte en la antigüedad, una
herramienta para generar realidad
propia, para alterar el rumbo de lo que
parecía inevitable, para afectar sobre el
sueño que para la mayoría de los
chamanes, sacerdotes o brujos,
llámenles como deseen, representa
nuestra realidad cotidiana.
Me parece tan importante el arte ritual
y la forma de auto gestionarse a partir de
su práctica, que dedico los últimos
capítulos de este libro a los marcos de
protección y a la gestión con arte ritual
en la práctica cotidiana. Esa es una de
las grandes aportaciones del Método
Syneidesis, ir más allá del chamanismo
sin dejar de lado su herencia mágica y
abordar lo ritual como un arte para el
uso cotidiano, enfocado no solamente
para el sacerdote o chamán, sino
también para todo el mundo. Para el
Método Syneidesis todos somos artistas.
Dioses y diosas encarnados en la Tierra.
Es hora de empezar a reconocernos y a
usar nuestro poder interno para reunir,
sin intermediarios, lo que está separado
de nosotros mismos, así como aprender
a gestionar y reparar aquellas luchas
internas que se reflejan luego en el
escenario de nuestras vidas cotidianas.
Por eso creé el término de arte ritual. El
arte unifica. Aquí no entran magias que
pelean entre ellas, no tiene sentido una
guerra entre luz y oscuridad. Solo
interesan la integración y la reparación
para el bien común.
He creado la posibilidad de
participar activamente de la crianza de
mi hija y he podido comprobar, de forma
diaria y totalmente práctica, la forma en
la que el subconsciente de los niños se
programa o desprograma. También he
constatado el efecto que ejerce en ellos
el ritual. Un niño, sobretodo antes de los
siete años, es emoción y hemisferio
derecho, por tanto, es la viva
manifestación del subconsciente en el
día a día. Todos tenemos un niño o niña
interior. No deberíamos olvidarlo nunca.
El ritual es lenguaje, es creación y
resolución. Si no sabes cómo resolver
algo en tu vida, si crees que nada puedes
hacer: haz un ritual desde la conciencia
de lo que en ti reparas y, te lo garantizo,
acelerarás tu crecimiento.
EL VERDADERO ORIGEN DE LOS
RITUALES
El fin original de todo ritual, de toda
magia e incluso de toda religión, era el
de mantenernos unidos a lo esencial, a
lo sagrado, un estado en el que no existe
algo por encima o por debajo, donde la
idea de enfrentamiento jamás ha sido
alimentada, donde incluso lo que se
manifiesta separado reconoce formar
parte de la totalidad que lo proyecta.
Recordar (recordari, recordis) es
volver al corazón. Crear y estar en el
corazón fue siempre el fin del arte
sagrado, y cuando digo que el ritual
mágico une el hemisferio derecho con el
izquierdo, es para que el lector
comprenda que la representación
artística es dirigida a encarnar un fin
concreto. Por eso es tan efectiva. Es
curioso descubrir que, esa función de
reunir lo separado de la parte más
genuína del ritual, es la misma que la de
los símbolos. Expertos en simbología
como George Colleuil han llegado a la
conclusión que esa es precisamente la
función de todo símbolo. De ahí la
fuerza de la espiral, la Flor de la Vida o
el símbolo oriental del YIN y el YANG
por poner unos ejemplos.
Cualquier acto ritual, por pequeño
que parezca, está dotado de un gran
poder de transformación y anclaje.
Como ya hemos reflejado anteriormente,
esto es debido a que actúa directamente
en el subconsciente y conecta con el
psiquismo, allí donde se gesta nuestra
base interna. El arte ritual nos da la
posibilidad de transformar la visión que
tenemos de la vida y nuestra relación
con los mundos arquetípicos. El ritual es
magia aplicada, por desgracia usada
muchas veces de forma no respetuosa,
no sagrada por los que manejan el poder
o por personas inconscientes de su
divinidad. Por eso me inventé lo del arte
ritual, para diferenciarlo. Nuestro día a
día transcurre en un escenario plagado
de rituales limitantes que podemos
reprogramar sin necesidad de apartarnos
del mundo. Podemos ir a un banco sin
que por ello cedamos el poder, podemos
participar de la vida social, siempre
atentos y presentes para no perder
nuestro centro. Es un juego que nos
fortalece porque nos impulsa a ser
conscientes, a estar presentes para no
ser engañados o manipulados. Esa es al
menos la actitud que siempre nos
mantendrá a flote, en crecimiento,
porque de lo contrario podríamos
decepcionarnos de la vida, algo que
sucede a la mayor parte de la gente que
descubre que el mundo no es lo que nos
han contado
LA OTRA CARA DE LA
MANIPULACIÓN RITUAL
Documentos de identidad en nuestros
bolsillos, partidas de nacimiento que
registran nuestra existencia como
producto, cada contrato que firmamos en
el que aceptamos pertenecer a otros sin
saberlo, nuestra posicionamiento ante el
tiempo y la forma en la que nos
supeditamos a los relojes, nuestra
participación en fiestas paganas o
religiosas cuyo origen e intención real
desconocemos, la forma de hablar que
adoptamos, la de movernos, vestirnos y
relacionarnos, las normas que
aceptamos o contra las que luchamos.
Todo ello es ritual o se desarrolla
alimentado por rituales que generan algo
sobre nosotros. También nuestras
identificaciones condicionan el desde
donde vamos a ser manipulados.
Se trata de arte dirigido a lograr que
la programación sobre nuestra forma de
percibir la vida sea una u otra. Arte
generado desde la desconexión, desde el
desconocimiento de su sentido sagrado.
Un arte negro alimentado gracias a la
eficacia de los medios de comunicación
y ocio, escenificando cada día un gran
teatro emocional sobre lo mal que está
el mundo y lo terrible que es el ser
humano. Mostrando y alimentando a
nuestro subconsciente, desde telediarios,
series y películas comerciales, la visión
de una realidad de miedos, competencia,
violencia, carencia y supervivencia que
representa la nuestra, la que respiramos
cada día, la que al creerla, creamos.
A través de la repetición nos vamos
amansando, aceptando la cárcel de
cristal que nos han construido mientras
nos convencen sobre lo que es y lo que
no es real. Sobre los límites que no
debemos traspasar jamás. La repetición
es importante porque se convierte en
norma, en ley para el cuerpo. Como
puede comprobar el lector, la magia es
al final el conocimiento que permite
reprogramar el psiquismo y bajarlo a lo
físico, una ciencia como cualquier otra
que permite tomar el poder sobre uno
mismo o sobre otros dependiendo de su
uso. Si el poder la usa para
manipularnos, ¿qué nos impide tomar el
poder sobre nuestras vidas y utilizar el
ritual de forma respetuosa para
reprogramarla, para estar presentes allí
donde deseamos estar?
Recuerde el lector lo tratado en
capítulos anteriores. Si dejamos atrás la
trampa de la dualidad, un ritual no es
bueno ni malo, así como lo muy oscuro
no es malo respecto a lo muy luminoso,
simplemente son polos de una misma
pila y nuestra percepción sobre éstos
siempre dependerá de nuestro
posicionamiento. Si vamos al centro,
encontraremos el equilibrio. En
realidad, un ritual más bien es o no es
sagrado dependiendo del marco desde el
cual actúa. Si está determinado desde la
percepción separada del mundo, dentro
del marco o escenario estará presente la
guerra. Si en cambio el marco ha sido
creado desde la visión integrativa de la
vida, lo sagrado guiará cualquier
movimiento que desde allí sea generado.
Por eso dedicaremos un capítulo
completo a la importancia de la creación
de un marco desde el cual nos
moveremos a la hora de ritualizar
cualquier cosa. Un marco de protección.
IX
CONOCE LA RECETA
PARA CREAR LO
QUE DESEAS
CONVIÉRTETE EN EL ARTISTA
CONSCIENTE DE TU VIDA

Esto que aquí compartiré no lo he


inventado yo. En realidad es un resumen
práctico de lo que he aprendido durante
años de libros, maestros, métodos y
experiencias varias sobre la forma de
generar realidad propia. Yo solo he
adaptado a la creación consciente los
conocimientos que ya existen en
diferentes culturas, tendencias y círculos
de sabiduría iniciática. Conocimientos
que he ido integrando y aplicando a mi
vida diaria y ahora en mis cursos y
consulta privada con excelentes
resultados. De entre todas las
influencias que he recibido, deseo
destacar especialmente la de Jose Luis
Parise y sus once pasos de la magia, que
tan bien resumen el proceso esencial de
creación. También quiero agradecer los
Q’ eros el conocimiento adquirido, así
como citar la influencia del arte terapia,
el método Silva de control mental y la
sabiduría de maestros, científicos,
divulgadores, artistas y chamanes a los
que no cito personalmente y que han
puesto su grano de arena en lo que es la
base de esta receta práctica que a
continuación te entrego. Personas a las
que no es necesario nombrar para
reconocer su labor, teniendo en cuenta
que el conocimiento es de todos y a
todos interesa que circule para el bien
general. También deseo reconocer el
valor que ha aportado a mi vida el best
seller “Piense y hágase rico”, no tanto
por el hecho de haber perseguido
enriquecerme con lo que en él se cuenta,
sino por considerarlo un gran ejemplo
de metafísica pura aplicada a la vida
cotidiana. Quién desee recordar y
abrazar su poder interno solo tiene que
respirarse y decidir jugar ahora de otra
manera a este juego mágico que es
nuestra vida. El poder está en ti, ya lo
sabes.

SOBRE ESTA RECETA

Esta es en realidad una especie de


receta casera para generar realidad
propia de forma consciente.
Seguramente hay otras, pero esta es la
mía, la que yo he ido creando en base a
mi propia experiencia. Espero que
disfrutes tanto del camino de creación
como del resultado final, sea el que sea.
Recuerda que para que un guiso salga
bien, es importante preparar y juntar los
ingredientes con amor y de la forma más
adecuada. Si lo único que te interesa es
el resultado, te pierdes la esencia de tu
vida. Si cocinas a desgana y con prisas,
el guiso recibirá toda esa energía que
inevitablemente estará influenciando en
tu forma de untrirte. No hay mejor forma
de crear que hacerlo con interés y
agradecimiento, desde un estado de
amor y felicidad que nos acompañe
hasta la culminación en forma de un
resultado. Acuérdate también que
después de disfrutar de una buena
comida, lavamos los platos y dejamos el
espacio de tiempo necesario para la
digestión hasta tener hambre de nuevo.
Es entonces cuando volvemos a empezar
el ciclo.
Te aconsejo que trates de vivir
respetando y aprendiendo de cada ciclo,
dejando de lado la exigencia que te
lleva a querer cumplir objetivos
concretos a costa de tu salud y una
aparente felicidad que depende
únicamente del resultado. No tiene
sentido generar presión y tensión a tu
vida. Es importante abrirse a los estados
creativos que nos sintonizan con el fluir
desde la cotidianidad de cada acto en el
que participemos. Si comprendes que la
vida se manifiesta en forma de ciclos,
sabrás que puedes disfrutar de todos
ellos y no solo de las etapas de
culminación o plenitud. Comprenderás
que en invierno algo de ti muere para
que puedas renacer de nuevo, que en
primavera es tiempo de crecimiento, que
en verano se da la máxima culminación
y que en otoño es etapa de recogimiento
y reflexión. Así pues, te deseo feliz
creación.

RECETA PARA GENERAR


REALIDAD PROPIA

Ingredientes que precisamos:


500 gramos de coherencia, un kilo de
deseo, un litro de poder, un cazo vacío,
una pizca de fe, 200 gramos de
seguridad, una cucharada sopera de
energía, un kilo de conocimiento del
inconsciente, un paquete de capacidad
de jugar y 300 gramos de una buena
gestión del miedo.
Suena divertido y te aseguro que crear
lo es. Descubrirás que más allá de lo
que representa ponerle sentido del
humor a tu vida, esta receta funciona a
las mil maravillas. No pierdes nada por
intentarlo.
1 – LA COHERENCIA:
¿Quién soy?
Frase fuerza:
Necesito conocerme y recrearme de
acuerdo con mi misión interna. Necesito
respirarme.

Necesitamos coherencia entre lo que


estamos pensando, sintiendo y haciendo.
Necesitamos actuar sintonizados con el
corazón. Nombrarlo parece sencillo,
pero recuerda que creas desde una parte
inconsciente que no conoces, así que lo
primero que te propongo es observar tu
vida y tu cuerpo para que descubras
quién crees ser y qué personaje crees
que en función de eso interpretas. Solo
así podrás elegir recrearte de nuevo de
acuerdo a lo que de verdad eres, y eso
lo encontrarás atendiendo a lo más
esencial de ti, a eso que vive en tu
corazón. Si estás aquí es que ya has
leído este libro y sabes a lo que me
refiero. Es importante que recrees tu
personaje dentro de la obra de manera
que este manifieste exactamente todo lo
que sientes que tu corazón vino a
encarnar, porque esa será tu misión
interna, es decir, ser tu mismo y brillar
desde todo lo que manifiestes. Esa es la
coherencia que te interesa. Es
importante aprender a respirar desde
aquí.
Cuando relaciono al corazón con la
coherencia, estoy hablando obviamente
de integración. Es importante buscar
siempre la alineación de fuerzas y evitar
ir en contra de los sistemas a los que
pertenecemos por el simple hecho de
estar vivos. Un ejemplo que refleja lo
que trato de transmitir es nuestro sistema
familiar, al que siempre deberíamos
honrar. No digo con eso que hagamos lo
que el sistema familiar nos imponga,
sino que simplemente evitemos ir en su
contra. Lo mismo ocurre con la tierra en
la que nacemos, el país, etc. Crear en
conflicto interno es crear el conflicto
fuera, en nuestra realidad. Crear en paz
en cambio es crear a favor de la vida.
Para eso debemos aprender a honrar
cualquier cosa que forme parte de
nosotros, de nuestro mundo. La misma
humanidad es un sistema al que también
pertenecemos por el simple hecho de ser
humanos. Para el que desee profundizar
en el tema recomiendo leer sobre
constelaciones familiares.
Deseo añadir algo importante.
Cuando elegimos crear algo necesitamos
el silencio. Hacia dentro nos permite oír
los pensamientos que nos poseen, que
nos ayudan a detector quién o qué crea
por nosotros. El silencio hacia fuera
porque así podremos escuchar lo que
nos cuenta la escena cotidiana, eso que
ocurre en lo más profundo y que se
vislumbra cuando uno se detiene a
escuchar de verdad. Entonces podremos
elegir aquello que nos conviene nombrar
lo que deseamos crear en nuestra
realidad.
Esto que acabo de nombrar es vital en
iniciación porque desvela nuestra
incoherencia. Además, hay otra cosa que
deseo puntualizar porque me parece
primordial. Aconsejo no comprartir con
otros aquello que empezamos a gestar.
Como bien indica la naturaleza, cuando
el tercer mes la barriga de la futura
madre se hace evidente, es porque la
gestación está lo suficientemente
afianzada para que la psique de otros
pueda influenciar excesivamente. Así
ocurre con cualquier cosa. Incluso hay
dichos populares que advierten sobre
esto. La explicación es lógica si me
permiten. Cuando creamos algo y está
todavía construyéndose en nosotros es
muy frágil. Si buscamos apoyos externos
debemos asegurarnos de que están a
favor de lo que estamos gestando. Si no,
su envidia oculta actuará sobre nuestra
creación, pues al abrir nuestro marco a
otros los hacemos partícipes de lo que
estamos creando. Muchas veces los más
cercanos son los menos interesados en
que progresemos. Supongo que con un
ejemplo quedará más claro: Imagina a
un chico que tiene buena relación con
sus padres y ha cumplido los 18 años.
Desea encontrar trabajo para
independizarse y lo comparte ilusionado
con ellos. El cree que sus progenitores
lo impulsarán y aunque lo parezca, en
realidad no sienten que sea el momento,
lo ven todavía como su niño y aunque
moverán cielo y tierra para apoyarlo,
desde lo inconsciente posiblemente
crearán impedimentos.
Este que he puesto es un caso típico.
No es que el chico no tenga poder para
crear lo que desea. Lo que ocurre es que
lo ha cedido sin saberlo, entregando
parte de la energía creadora de su
Proyecto a los que menos desean que se
independice. No acostumbra a salir
bien. Por eso es más conveniente callar
y una vez gestado, mostrarlo a los
demás, sobre todo a los que tienen más
interés en perjudicar nuestro crecimiento
porque, al formar parte de nuestras
vidas, no desean que nos movamos del
lugar que ocupamos respecto a ellos.
Recomiendo entonces aliarse solo con el
que tenga un interés común, algo que
solo sabremos si sabemos leer lo
inconsciente a través de la apariencia
que lo cotidiano nos refleja.

2 – EL DESEO: ¿Qué debo


creer?
Frase fuerza:
Necesito ordenar el caos de la idea en
coherencia con mi misión interna. La
imaginación y la palabra son mis
aliados.

Vamos a repasar: Ya sabes que tu


misión en la vida es ser tú mismo y eso
depende de lo que tú elijas ser y vivir
dentro de este escenario en el que todos
participamos. Tu norte debe ser siempre
tu corazón y este jamás te engañará. Me
refiero a lo que esencialmente vive en
él, a ese cachito único de cielo que
trajiste contigo para encarnar en la
Tierra. Algo que solo tú puedes hacer.
Una vez sabemos quiénes somos y
cuál es nuestra misión en la vida, que no
es poco, llega el momento de cuidar que
todos nuestros deseos sean coherentes
con eso. Lo primero con lo que topamos
entonces, es con un inconsciente
programado para crear obstáculos en
nuestro camino. Ese inconsciente somos
nosotros mismos sin saberlo,
imaginando y proyectando miedos y
catástrofes, así como placenteras formas
de escape. También somos nosotros los
que pasamos el día nombrando
barbaridades que atentan contra nuestro
sentido esencial, como si todas esas
frases hechas no tuvieran poder al salir
de nuestras sagradas bocas. Somos
dioses creadores y es imprescindible
tomar la responsabilidad de lo que
generamos. Debemos poner atención a
lo que imaginamos y nombramos,
además de procurar imaginar
únicamente para concretar, definir y
proyectar lo que nos interesa ser y
generar en nuestra vida. Debemos
aprender a ordenar el caos de la idea a
través de la imagen y sobre todo, a
través de la palabra, que es la que
invoca, la que inserta en el programa, la
que ordena la materialización.
Es muy importante definir y nutrir
nuestros deseos internos. Poca es la
gente que sabe realmente lo que desea
en la vida, me refiero a lo que desea de
corazón y no por reacción. A veces
deseamos cosas que se contradicen y
que responden a nuestra necesidad de
huida y a nuestras frustraciones, más que
a nuestra realización interna. Todo deseo
debe estar a la altura del personaje que
hemos elegido interpretar y viceversa.
Si somos el auténtico, el que representa
nuestra verdad esencial, estaremos
siempre a la altura de lo que
precisemos. Si por el contrario, estamos
interpretando sin saberlo un personaje
totalmente alejado de nuestra esencia,
nuestros deseos provocarán un
enfrentamiento interno que puede
llevarnos a la enfermedad.
También puede ocurrir que en algún
momento perdamos momentáneamente el
norte y nos identifiquemos con algún
programa limitante de carencia, algún
programa heredado o asimilado en algún
momento de nuestras vidas. Si eso
ocurre, sin darnos cuenta pasaremos a
interpretar a un personaje relacionado
con la pobreza, por lo que jamás
podremos materializar deseo alguno de
abundancia. Por eso es importante no
perder el norte y estar en estado de
presencia, para que todas esas
construcciones mentales no nos atrapen
y nos transformen en lo que no elegimos
ser. El estado de presencia se genera en
cada instante, cuando respiras de forma
consciente. Eso te une de nuevo al
corazón. Es fundamental este aspecto,
porque si no creemos que lo merecemos,
jamás lo recibiremos.
Es importante ser claros a la hora de
definir nuestros deseos y aprender a
focalizar nuestra energía y atención en
todo lo que los alimente. Si no es así,
desde nuestras proyecciones
inconscientes atraeremos dispersión y
enfrentamiento. Si no creemos
internamente merecer aquello que
deseamos, generaremos constantes
obstáculos en el camino, obstáculos que
no creerémos estar capacitados para
traspasar. Si en cambio aprendemos a
respirarnos y a confiar en lo que nuestro
corazón nos cuenta, cada uno de nuestros
deseos será un tesoro coherente
protegido por toda la energía del
universo. Eso sí, no olvides nombrar lo
que deseas, con convicción, con la
seguridad de que ya está hecho.
Nadie nos ha enseñado a gestionar el
deseo. Venimos de una herencia donde
desear está prohibido. Nos han
inculcado un código moral respecto al
deseo, una idea clara sobre lo que está
bien desear y lo que no. Juzgar un acto
espontáneo relacionado con lo que
expresa nuestro cuerpo es lo más
absurdo que podemos hacer en la vida.
La creación desea o el universo no
existiría, por tanto, no es bueno ni malo
desear. Se trata más bién de una
expresión sexual que manifiesta lo que
algo de nosotros está interesado en
calentar, en gestar. Me refiero
programas que por alguna razón
despiertan calor en nuestro centro
sexual.
Necesitamos aprender a vivir con
nuestros deseos sin juzgarlos y en todo
caso, saber como gestionarlos para no
alimentar aquellos deseos que no nos
interese gestar. Podemos abrirnos al
deseo y no por eso alimentarlo si no nos
conviene. Incluso podemos elegir lo que
queremos desear. Un maestro me dijo
una vez que el ser humano era capaz de
elegir lo que pensar, sentir y desear. Es
cuestión de atención, gestión y elección.
Lo que no nos interesa jamás es reprimir
un deseo. Como también ocurre con el
tema de las emociones, si nos
reprimimos nos haremos daño y
acabaremos alimentando ese mismo
deseo desde la sombra. De ahí nacen las
perversiones. Es un doble juego que no
nos interesa abonar. Es más honesto con
nosotros mismos admitir aquello que
nuestro cuerpo esta deseando en cada
instante. Respirarlo, integrarlo y si no
nos interesa alimentarlo para que crezca
en nosotros, podemos soltarlo con
agradecimiento dándole un espacio, un
sentido constructivo que nos aporte
riqueza.
Los ejemplos te ayudarán a entender
lo que te estoy comprartiendo: Es como
cuando te descubres babeando ante una
tienda de helados. Admitir que tu cuerpo
desea un helado no es bueno o malo para
ti, es algo que te está sucediendo.
Puedes entonces elegir si comes helado
o no. Si lo haces, te recomiendo que
disfrutes la experiencia con gozo y no te
culpes al terminar. Si decides no
hacerlo, permítete observar que es lo
que movía el impulso, sin juicio, desde
una mirada inocente como cuando eras
niño o niña. Aprende de tu deseo para
que tenga un sentido el haber decidido
no vivir la experiencia y usa la energía
generada para llenar aquello que en ti
esté vacío.
Para que comprendas mejor esto
último, pondré otro ejemplo: Imagina
que vives en pareja y eliges ser fiel. De
repente y sin parecer escogerlo,
experimentas deseo hacia otra persona.
En el caso de que elijas seguir siendo
fiel a tu relación de compromiso, es
importante que admitas lo que te ocurre
y admires eso que tanto te atrae de esa
otra persona, eso que ha encendido tu
deseo. Una vez más, no te culpes por
desearlo. Es algo natural que se
manifiesta. Más bien se trata de
descubrir qué es aquello que te falta.
Aquello que por creer que no está en ti
buscas fuera. Una vez comprendas qué
es lo que calentó tu vientre, créalo en ti
y en la persona que te conviene amar,
esa con la que has escogido la opción de
la fidelidad.
No me refiero, obviamente, a que
conviertas a una persona en la otra, sino
que llenes tu vacío desde ti. Al fin y al
cabo, deseamos lo que no tenemos
creyendo que vive fuera de nosotros. El
deseo te recuerda lo que echas en falta,
por tanto, puedes crearlo allí donde
quieras. Puedes usar tu deseo para
alimentar aquello que te conviene
gestar: proyectos, empresas, etc. El
deseo genera energía sexual, algo que
veremos próximamente. En el caso de
nuestro ejemplo, lo que hacemos es usar
la evidencia de que algo nos falta para
construirlo allí donde nos interesa
hacerlo, que es en la relación de pareja
basada en la fidelidad. Más allá de
ejemplos, lo importante es no
generarnos conflicto interno y esta es
una propuesta de gestión del deseo que
enseño a través del Método Suneidesis y
que aplico en mi vida y en el
acompañamiento a terceros con mucho
éxito. El deseo nos conecta con la vida,
no debemos olvidarlo nunca.
3 – LOS TRES PODERES:
¿Cuáles son mis capacidades?
Frase fuerza:
Necesito reconocer en mí al guerrero,
al sacerdote y al mercader. Todo el
poder del universo está en mí y soy
capaz de manifestarlo para mi bien y el
de los demás.

Para crear realidad propia de forma


consciente, debemos abrazar en nosotros
tres poderes, representados en las
figuras del guerrero, el sacerdote y el
mercader. El artista consciente es un
guerrero porque decide abrazar un
camino con corazón. También es un
sacerdote porque sabe que puede crear
realidad propia usando la magia que
representa la unión de hemisferios. El
mercader representa en cambio al que
sabe interactuar con el exterior desde lo
interno para negociar, velando para que
el deseo llegue a buen puerto. La
habilidad del guerrero es la de avanzar
firme en el camino, la del sacerdote es
la de invocar y crear, y la función del
mercader es la de saber interpretar las
señales y traspasar los obstáculos,
encontrando la forma de cruzar las
puertas que permiten encarnar cada
deseo.
Los tres son atributos fundamentales
del mago, esto es, del alquimista o del
artista consciente, pues todos ellos
designan en iniciación a la misma figura
unificada de poder. De los tres, el
mercader es el menos comprendido.
Saber interpretar señales es una de las
claves para conocer si estamos creando
con coherencia o nos estamos
engañando. Eso significa escuchar y
observar en nuestra vida lo que
realmente está sucediendo más allá de la
pura apariencia. Esa es la forma de
saber a dónde nos dirigimos y cuándo
nos desviamos de nuestro objetivo. Una
vez el guerrero y el mago han actuado,
aparece el mercader, un negociador
nato. Tiene la capacidad de ver y
escuchar, reconociendo las señales y las
vías que el universo le presenta para
encarnar cada deseo. Entonces, es capaz
de nombrar lo que los demás quieren oír
para lograr traspasar cualquier
obstáculo. Lo logra sin necesidad de
mentir, generando las alianzas más
convenientes para todos, con el único fin
de alimentar la misión que trae en el
corazón, una misión en forma de
brillantes deseos. Aunque pueda parecer
lo contrario, el mercader jamás se
vende, porque lo que esencialmente es
importante para su corazón es lo único
innegociable.
Cuando tenemos un deseo y nace de
nuestra parte esencial, el guerrero que
vive en cada uno de nosotros abraza su
corazón reconociendo en este su misión
interna, es entonces cuando el sacerdote
genera la posibilidad para que el
mercader negocie por su manifestación
en el mundo físico. Desde el camino de
la coherencia, se darán siempre
casualidades que te impulsarán hacia la
realización de tus verdaderos sueños.
Podrás comprobar que la casualidad es
solo una señal, una reacción a lo que tú
mismo has ordenado, consciente o
inconscientemente, desde los mundos
más sutiles.
4 – EL VACÍO FÉRTIL:
¿Cómo crece mi creación?
Frase fuerza:
Necesito comprender que solo si me
vacío me puedo llenar de nuevo.
Necesito confiar en los ritmos y el fluir
de mi creación.

Solo si te vacías de lo que crees,


puedes recrearte de nuevo generando
una nueva vida. Esa es en realidad la
esencia de la reprogramación
consciente. Debes aprender entonces a
confiar en lo que generas desde donde lo
estás escogiendo. El vacío puede ser
muy oscuro de transitar, pero es desde
donde renacemos a la luz como lo hace
el sol cada mañana. Dejar atrás es
necesario, si lo que deseamos es ser
nosotros mismos. Eso nos recuerda el
invierno. Morimos y renacemos cada
día. Debemos comprender y confiar en
que a pesar de las apariencias, todo
sigue su ritmo natural. Este es un mundo
donde Yin y Yang viven fundidos en
nosotros y en todas las cosas y seres.
Debemos comprender que no hay día sin
noche y que es nuestra propia gestión y
posicionamiento ante la vida lo que nos
ayudará a respetar y confiar en la
naturaleza cíclica del universo, a pesar
de que proyectemos en la oscuridad de
la noche todo aquello que manifiesta en
nosotros temor y tristeza.
En un mundo de prisas y resultados,
parece complicado comprender esto,
pero todo cocido precisa de un tiempo
de cocción y ese tiempo pasa por
diferentes fases. Una vez mezclados los
ingredientes, solo debemos vigilar que
no se apague el fuego y que no sea
demasiado fuerte, para que no se pegue
la comida a la cazuela. Eso es todo. Es
importante comprender que así funciona
también la vida. Si generaste tu deseo de
forma coherente con lo que reconstruiste
en ti en base a la necesidad de tu
corazón y lo alimentas con tu fuego lento
pero constante, solo te queda observar
cómo se va formando y confiar,
sabiendo intuir por dónde se abre la
puerta y no tomar la que no corresponde
a lo que tu deseo expresa. No sabemos
estar en el vacío. Nos da tanto miedo
que creamos respuestas y mucho ruido
ante la imposibilidad de sostenermos
allí. El vacío es el lugar donde actúa la
magia, no lo olvides. Si sales del vacío
antes de tiempo, no escooges tú sino tu
miedo a eso que no supiste sostener.
El problema está en que tomamos la
primera puerta que se abre, incluso
sabiendo que no es la nuestra. Es como
si, esperando nuestra maleta en el
aeropuerto, tomáramos otra
desconfiando que la nuestra aparezca.
Normalmente, si deseamos un coche y
nos quieren vender una moto, pasamos
de largo porque tenemos claro que no es
eso lo que deseamos, así que esperamos
hasta encontrar el coche que buscamos.
En cambio, cuando tenemos un deseo en
la vida, un deseo profundo, nos
decepcionamos si ante nosotros no se
manifiesta en el tiempo que nuestra
expectativa ha creado. Peor aún si
aparece lo contrario, hundiéndonos en la
frustración o tomando el hecho como una
señal inequívoca de nuestra inutilidad y
fracaso. Acostumbramos entonces a
encerrarnos en nosotros o a luchar
tratando de generar el deseo a costa de
lo que sea, manipulando el exterior sin
saber que es dentro donde se gesta. Eso
es lo mismo que tocar el yeso cuando se
está fraguando. El resultado es
desastroso.
Es interesante conocer que en todo
proceso de creación se da el arranque
bifásico, donde siempre se manifiesta la
energía del deseo y a su vez, la energía
contrapuesta perteneciente a la sombra
que este proyecta. Si esa sombra
aparece antes y no nos deja ver la luz,
creeremos que hemos fracasado. Si
esperamos pacientes y confiamos, la
noche dará paso al día y nuestro deseo
comenzará a tomar consistencia física.
Debemos confiar en lo que proyectamos.
Dudar de nosotros mismos nos quita
valor y sin valor no tenemos crédito
para crear. Deberíamos nombrar solo
aquello que cumpliremos. Eso ayuda a
recuperar valor.

5 – LA FE: ¿Creo en mí?


Frase fuerza:
Necesito creer en el poder que
contengo y en mi propia misión de vida.

He comprobado que todo proceso


creativo se basa en la confianza del que
crea, LA FE en su capacidad, en su
disfrute a la hora de jugar, algo que debe
sentirse desde cada una de las células
del cuerpo. No me refiero a una
confianza técnica sino a la fluidez que
tiene el que se siente proyectando desde
las necesidades vitales de su corazón.
Ya se que a muchos les resultará difícil
hablar de necesidad cuando se nos ha
vendido que la necesidad nos separa de
lo espiritual, pero si la Creación no
necesitara expresarse, no existiría. La
vida se manifiesta todo el tiempo, crea y
necesita seguir creando vida. No seamos
tan dogmáticos. No hay un camino
espiritual sino tantos como personas y
posibilidades. Cada uno encuentra el
suyo. Al final, el camino espiritual es el
que te devuelve la conciencia de que
somos espíritu a pesar de la apariencia,
por tanto, todo lo que nos rodea es parte
de ese mismo espíritu. Al menos, así me
gusta expresarlo para darle forma y no
caer en absurdos fanatismos. No me
cansaré de repetirlo. Estamos eligiendo
siempre. Eso es lo importante. Y la
elección que nos interesa abonar es la
que nace de nuestro corazón. Ir en contra
de eso es morir poco a poco, por
muchas cosas que seas capaz de crear.
Cuando hablo del corazón, ya sabes que
no me refiero al amor Romántico, sino a
algo mucho más profundo. Me refiero a
lo que vino a encarnar el Ser que
esencialmente eres. Por eso es tan
importante reconstruirse a imagen y
semejanza de esa misión interna que
todos llevamos grabada en nuestro ser
esencial como un tatuaje indestructible.
Todos tenemos dones y debemos
descubrir cuáles son, valorarnos en
lugar de tratar de ser otros. Entender que
el esfuerzo y la lucha no tienen más
mérito que la facilidad y la aceptación, y
no me refiero al conformismo. Todo lo
contrario. Ser tu mismo es lo más grande
que has venido a ser. Si has leído este
libro ya lo sabes. Por tanto, es
imprescindible tener fe, y que mejor fe
que la fe en nuestro propio corazón. Ese
es nuestro crédito, exactamente lo que
esencialmente significa tener fe,
contrariamente a lo que nos han contado
respecto a confiar ciegamente en lo que
no conocemos.
Cuando la fe se fusiona con la
vibración del pensamiento, el
inconsciente capta al instante la
vibración y la transforma en su
equivalente espiritual, transmitiéndosela
a esa matriz divina o Conciencia Infinita
que llamamos Dios. Ciertamente, la fe
mueve montañas. Por eso nos manipulan
mediante sistemas de creencias en los
que depositamos nuestra fe. La FE es un
estado mental que se puede inducir o
crear, dictando instrucciones precisas al
inconsciente asegurándose de que
lleguen y se instalen en el disco duro.
Podemos entonces elegir creer en
nosotros en lugar de ceder el poder a lo
externo. La forma de hacerlo es
mediante el principio de la
autosugestión.

LA AUTOSUGESTIÓN

La fe es un estado mental que se


desarrolla a voluntad y se puede inducir
mediante autosugestión, se puede crear
fe donde antes no existía. La fe hace que
los impulsos del pensamiento cobren
vida y se transformen en acciones. La fe
es la base de todo milagro o misterio y
el único antídoto para el fracaso, porque
nos pone en comunicación directa con
esa Conciencia Esencial de la que todos
formamos parte. La fe transforma la
vibración original del pensamiento,
hasta que nuestro inconsciente acaba
aceptando y actuando en base a
cualquier impulso provocado por los
pensamientos que se le transmiten una y
otra vez. El inconsciente pasa a traducir
dicho impulso en un equivalente físico
de la forma más práctica posible.
Todos los pensamientos que se
convierten en emociones (sensaciones)
se mezclan con la fe y acaban por
traducirse en sus homólogos o
equivalentes físicos (la creación
empieza en lo sutil). Todo esto es
aplicable tanto en positivo como en
negativo. Es por esta razón que mucha
gente parece atraer la mala suerte, fruto
de los programas inconscientes que les
llevan a pensar y sentir la vida de una
forma destructiva y limitada.
Conociendo cómo funciona la creación,
podemos autosugestionarnos para tener
fe en nosotros mismos y en nuestra
capacidad de crear la experiencia vital
que deseemos. El resultado ante la
acción de nuestro inconsciente la
determinarán la fe y las creencias que
nuestro cuerpo ha memorizado ya como
parte de su programa.

LA INTERPRETACIÓN

No dejaré de poner énfasis en esto.


En nuestro caso, la fe que debemos
alimentar es la fe en nosotros mismos,
en nuestra propia capacidad de
convertirnos en lo que vinimos a ser
aquí desde nuestra esencia, al margen de
lo que hasta ahora nos hemos creído. Se
trata de proyectar la fe en nuestro poder
y no en un poder externo que nos haga
dependientes. Los guías y maestros, los
dioses y ángeles pueden ser consejeros
maravillosos si crees en ellos, pero el
que decide en última instancia eres tú si
lo que deseas es ser fiel a tu esencia y a
tus responsabilidades y potenciales.
Cuando ordenes el deseo y pongas
toda tu fe en este, es fundamental que lo
interpretes. Esa es parte de la receta
para avivar la fe. Se trata de
comportarte como lo harías si el deseo
ya se hubiera cumplido. El inconsciente
hace realidad toda orden dictada por la
fe o la creencia. Para creerlo debes
vivirlo en ti desde el primer instante.
Gozarlo conectando con la emoción de
sentirlo dentro de ti. Puedes visualizar,
puedes dibujar, pintar o bailar. Al
decirte esto no pretendo que te engañes.
Evidentemente, tú ya sabes que el deseo
todavía no está materializado, pero si lo
sientes tu cuerpo generará los mismos
químicos que si la experiencia fuera
real. Eso es precisamente lo que
materializa más deprisa. Una mente
dominada por emociones positivas es un
hogar adecuado para la fe. Puede darle
instrucciones al inconsciente que este
aceptará de inmediato.
6 – LA SEGURIDAD: ¿Mi
camino tiene corazón?
Frase fuerza:
Necesito confiar en lo que creo y
persistir una y otra vez a pesar del
resultado. El error es parte necesaria del
éxito si estoy sintonizado con mi
corazón.

PEDIR U ORDENAR

Cuando quieras encarnar un deseo, no


es necesario que lo pidas como si
dependiera de otros el concederte el
favor de recibirlo. Por el contrario, te
ruego que te atrevas a ordenar tu deseo
al Universo dando las gracias por
anticipado. Recuerda que el que ordena
sus ideas, logra encontrar lo esencial y
puede provocarlo gracias a las fueras
que se alinean con él. Si lo que hacemos
es pedir, estamos alimentando un
personaje dependiente del poder
externo. Es cierto que también funciona,
pero aquí no buscamos solamente el
resultado.
Tal vez todo esto te sonará extraño,
porque llevas programas de
dependencia y esclavitud de muchos
años. No te pido que ignores el poder de
lo divino, sino que te posiciones de una
forma nueva ante este. Cuando te
comportas como un niño ante un padre,
generas que la figura paterna asuma
responsabilidades sobre tu vida. Cuando
le demuestras que eres adulto y puedes
gestionarte, el padre te trata a la altura,
generándose una relación de igualdad
que te permite caminar de otra forma en
tu propia vida. Te propongo dejar de ser
un niño dependiente. Las frases que nos
incitan a volver a ser niños son un arma
de doble filo. Ese es el poder de las
frases fuerza. Una cosa es recuperar y
sanar a nuestros niños internos e
integrarlos a nuestra vida de adultos, y
otra muy distinta es volvernos niños de
nuevo, si lo que queremos es actuar
desde la responsabilidad del adulto
consciente. Debes estar atento a lo que
nombras y a lo que aceptas de forma
inconsciente. Ya sabes que ell poder
subliminal del lenguaje es muy sutil.

EL CORAZÓN

El problema de muchos deseos es la


dificultad que sentimos a la hora de
creernos capaces de materializarlos. El
principal problema es que no tenemos ni
idea del lugar en el que nacen. Tal vez
esta sea la idea más repetida, entre
otras, de este libro, indudablemente
porque es la que podría resumir lo que
impulsa al creador consciente a vivir su
vida de forma totalmente coherente. Se
que lo repito mucho porque es
importante que lo oigas hasta integrarlo
en ti. Me refiero al hecho de que es
fundamental que cada deseo sea un fiel
representante de la voz de tu corazón.
Eso te dará siempre un norte en la vida.
Recuerda que tu misión es ser tú mismo,
y eso tiene directamente que ver con
representar lo que vive en tu corazón.
Cuando te asegures de que tus deseos
nacen de lo más esencial de ti, estarás
siendo coherente y lo que piensas,
sientes y haces estará alineado.
Debes observar los programas que
activas de forma inconsciente, esos que
sabotean tu voz interior rompiendo tu
coherencia. Si el deseo nace de tu parte
más esencial y no lo saboteas, este
tendrá una fuerza excepcional y cada
acto será un brillante representante de la
misión que representa ser tú mismo.
Cuando escribo un libro, pinto un
cuadro, genero una empresa, hago un
vídeo, creo un programa de radio o voy
a comprar comida, siempre trato de ser
coherente con mi misión interna.

CONFIANZA Y PERSISTENCIA

Cuando confío en mí, me siento


seguro de lo que genero. Cuando confío
en lo que siento y deseo, jamás
abandono. Por eso cuando mi corazón
me pide encarnar algo, lo visualizo cada
día, al menos dos veces, una al
levantarme y otra al acostarme. Trato así
de alimentarme de aquello, de sentirlo
real dentro de mí, explorándolo,
jugándolo. Uso mi capacidad de
imaginar para ir atrayéndolo a mi vida,
en lugar de utilizarla para generar miles
de pensamientos que me digan lo
imposible que es lograrlo o incluso lo
poco que merezco aquello en lo que
pienso. No hay deseo interno nacido
realmente de lo más esencial de ti que
no puedas materializar. En lugar de tirar
la toalla o justificarte de mil maneras,
confía en ti y no dejes de persistir de
forma serena, respirando, sintiendo la
posibilidad ya encarnada dentro de ti.

7 – LA ENERGÍA
SEXUAL: ¿Me amo y amo
todas mis creaciones?
Frase fuerza:
Necesito amarme y amar mi vida
desde todos sus aspectos

La energía es fundamental para crear


y para vivir. Sin energía enfermamos.
Sorprendentemente para muchos que
buscan acumular riqueza, también se
enferma cuando se tiene un exceso de
energía estancada. Debemos darle
siempre una salida. Ese es el flujo que
permite a su vez la entrada y la libre
circulación de lo que genera la vida. Esa
es la razón por la que el sol irradia lo
que le sobra ¿recuerdas el capítulo III?
Eso mismo ocurre con la energía sexual,
directamente relacionada con los
procesos de creación. Cuando hablo de
la energía sexual no me refiero
puramente al acto físico, sino al lugar
desde el que la energía se activa. Las
emociones relacionadas con el sexo nos
llevan a un estado mental. Por
ignorancia, este estado mental se
relaciona solamente con lo físico,
cuando en realidad, el deseo sexual es el
más potente de los deseos humanos. Si
se canaliza y se aprovecha
conduciéndolo de la manera adecuada,
esta fuerza motivadora conserva todos
sus atributos y se puede emplear como
una potente fuerza creativa en cualquier
campo.
Un hijo es una consecuencia de esa
energía y mira lo que es capaz de hacer
un hombre o una mujer por sus hijos, así
como por la persona amada cuando
estamos enamorados. El amor tiene
mucho que ver con esta energía, puesto
que es la forma vital en la que el amor a
la vida se manifiesta en lo físico.
Nosotros somos fruto de ese amor y
podemos usarlo en nuestro beneficio.
Cuando te propongo que seas coherente
con tu corazón, te pido que tu energía
esté al servicio de ti mismo. Si tienes
hijos o amas a alguien, intenta que se
beneficien de lo que deseas y entonces
el poder para encarnar tu deseo se
multiplicará mil veces mil.
Para terminar este epígrafe sobre la
sexualidad, recordar que muchas
culturas antiguas todavía simbolizan en
sus rituales la sexualización de aquello
que eligen crear en sus vidas. En el caso
de los Q’ eros por ejemplo, lo hacen
uniendo hojas de coca frescas tras
untarlas con grasa. La parte masculina
está representada por tres hojas y
acostumbra a ser sujetada por la mano
derecha. La femenina por dos hojas
unidas y sujetadas por la mano
izquierda. En un momento determinado
del ritual, la masculina penetra la
femenina mientras la abraza con sus dos
hojas exteriores. La femenina representa
un útero que recibe con dulzura el fruto
del crecimiento. Es la única manera de
que nuestras creaciones crezcan y lo
hagan de forma equilibrada. En la
naturaleza está todo. Los ciclos, los
elementos y la sexualidad para crear
vida. En todas las culturas ancestrales
existían diosas de la fertilidad a las que
se las transformó en vírgenes y dioses
con grandes falos, esto es, penes erectos
representantes de la energía creadora.
No podemos crear nada en la vida sin
esta energía, aunque creamos que los
procesos biológicos están
completamente separados de todo lo
demás.

8 – EL INCONSCIENTE:
¿Quién crea por mí cuando yo
no estoy presente?
Frase fuerza:
Necesito permanecer en estado de
presencia para que el inconsciente sea
siempre mi aliado. Necesito integrar mi
luz y mi sombra.

Como ya hemos visto especialmente


en el capítulo VII, el inconsciente es
fundamental en los procesos creativos,
porque es desde allí desde donde lo
proyectamos todo. El inconsciente nunca
descansa y puede ser un aliado o una
fuente de desgracias, si como el coche
que conducimos, lo hacemos girar en
una pendiente. Si no consigues organizar
tus deseos dentro de tu inconsciente, este
se alimentará de los pensamientos
provenientes de tu falta de atención y
diligencia. Te recomiendo que estimules
tu inconsciente con emociones positivas
que lo vayan reprogramando. No te
propongo que repitas frases como un
loro, sino que trates de centrarte en las
emociones positivas que ya tengas en tu
vida, dándoles el máximo espacio
mental y vivencial. Si tienes un deseo de
corazón, puedes visualizarte todo el
tiempo disfrutándolo. Si amas a alguien
en concreto, trata de tenerlo muy
presente durante tus rutinas diarias.
Observa que ocurre cuando te enamoras.
Esa alegría llena todos tus momentos.
No puedes dejar de pensar en la persona
que amas y suspiras todo el tiempo.
Estar en ese estado, sobre todo cuando
el amor es correspondido, te hace muy
feliz y todo lo que ocurre en tu vida va a
mejor. Dedica tu tiempo a pensar en lo
que te hace feliz, en lo que te da
esperanza, en lugar de alimentar lo que
temes o te destruye. Haz una lista de
todo lo que ya tienes en lugar de
centrarte en lo que te falta. Aprende de
cada experiencia.
Cuidar el cuerpo y la mente es
importante. Todo vibra y nos programa.
El cerebro es el encargado de procesar
la información. Como si fueran emisoras
de radio, todos los cerebros humanos
son capaces de captar las vibraciones de
los pensamientos que emanan de otros
cerebros. Cuando la mente se estimula
con una cantidad elevada de
vibraciones, se vuelve más receptiva a
los pensamientos que llegan desde las
fuentes exteriores. Este proceso se da
tanto para las emociones positivas como
para las negativas. Así se las llama,
aunque se trata de emociones desde las
que nos beneficia crear y otras desde las
que no. En realidad, se trata de sentir lo
que sea que nos ocurra y no reprimir
nada. Lo que ocurre es que a la hora de
crear, nos interesa solo hacerlo desde
las positivas. Es por eso que al final de
este libro aprenderemos algo de
emociones y también de como
gestionarlas a través del arte ritual.
Las vibraciones del pensamiento se
pueden aumentar mediante las
emociones. Cuando el cerebro vibra a
mayor velocidad, no solo atrae los
pensamientos y las ideas, sino que
también proporciona a nuestros propios
pensamientos una sensibilidad esencial
que permite a nuestro inconsciente poder
captarlos y utilizarlos. Debes evitar
alimentar las emociones negativas
principales que jamás te benefician: el
miedo, los celos, el odio, la venganza, la
avaricia, la superstición, la ira. No
alimentarlas es reconocerlas y darles
salida, expresarlas de forma liberadora
y constructiva. Ocultarte de ellas como
hace el avestruz cuando llegan los
leones, no te liberará de su influencia y
solo crecerá el peligro de que te acaben
devorando. Negar algo es darle todo el
poder, no lo olvides.

9 – EL JUEGO: ¿Encarno lo
que deseo?
Frase fuerza:
Necesito vivir la vida como un juego
y comprender que mi fin último es
encarnar mi propio cielo.

Hablo siempre de escuchar a tu


corazón, pero no basta con simples
propósitos. Es importante que entiendas
ahora, que también debes abonar el
terreno para que tu vida proyecte todo
eso que tu corazón desea. Una vez más,
te recuerdo que seas coherente. Si
deseas vivir en el campo, en principio
no tiene sentido que proyectes comprar
un piso en la ciudad de Barcelona. Lo
mismo valdría si lo que haces es
imaginarte viviendo en un escenario
concreto de la película que estás
visionando en el cine a partir de tu
identificación con un personaje.
Recuerda el poder de la imaginación y
de tu pensamiento.

LA ESENCIA DE MI NECESIDAD

Muchas veces olvidamos la esencia


de lo que nos lleva a desear algo,
interpretando que lo que deseamos es
algo concreto que tal vez nos esté
limitando. Creo que esto es mejor
exponerlo con un ejemplo. Imagínate que
deseas ser médico y no puedes estudiar
medicina por edad o porque no pudiste
acceder a la universidad por nota.
Puedes frustrarte de por vida o rastrear
qué ocurre dentro de ti para haber
creado una situación como esa. Se trata
de sintonizarte con la esencia del deseo.
Ser médico es una profesión
relativamente moderna, al menos como
la conocemos hoy en día. Antiguamente
los que curaban eran los chamanes. Tal
vez lo que deseas es ayudar a curarse a
la gente y encuentras otras vías. Abrir la
mente y su campo de visión es empezar
a romper programas para comprender
que quizá tu camino no es tan rígido
como tu mente exigía. Conozco un caso
parecido que ahora se dedica a la
medicina natural con excelentes
resultados.
LA VIDA COMO JUEGO

Es interesante que empecemos a jugar


en la vida. Me refiero a hacerlo de
forma saludable. El juego permite
experimentar y disfrutar de cada
momento. La exigencia no es una buena
consejera. Solo tienes que observar a
los niños para entender que un adulto
puede recuperar el espíritu del juego sin
caer en la renuncia a su condición
consciente y responsable. Se trata de
que no te lo tomes todo tan en serio, ni
los éxitos ni los fracasos. Estás en un
lugar de experiencia y todo te aporta si
respiras y te guías por lo que tu
necesidad vital alimenta.

TOMA DE TIERRA

La creación consciente debe tener en


cuenta el mundo material como el campo
de pruebas por excelencia, un lugar
sagrado de experiencia que nos permite
explorar la vida desde los límites y las
emociones más intensas. Vivir más allá
que acá no nos beneficia. Alimentar la
evasión no es algo que nos favorezca.
Toda la información que buscamos fuera
está dentro de nosotros y solo nos sirve
si nos ayuda a encarnar ese cielo que
traemos como misión personal e
intransferible, cada uno su propio cielo,
claro está. Esa es la verdadera
aportación a la riqueza del juego
colectivo. Eres como el árbol que se
alimenta de la luz del sol y las estrellas
para traspasarla a la Tierra a través de
sus raíces.
Recomiendo a todo el mundo un
ejercicio que aprendí de mi mujer
Ariadna, psicoterapeuta, canalizadora y
una de las mujeres más sabias que he
conocido. Algo que a día de hoy he
integrado de forma asombrosa a mi día a
día cotidiano. Cada vez que me siento
poco encarnado, poco aterrizado, así
como cuando bajo del tren llegando del
pueblo a la ciudad, o cuando siento
densidad y me cuesta estar `presente, lo
que hago es enraizarme visualizando
unas raíces que salen de mis pies y me
anclan a la madre Tierra, a la Pacha,
como dirían algunos de mis amigos
sacerdotes y chamanes. Es una poderosa
visualización de unos segundos que, si
se acompaña de una profunda
respiración, genera un efecto
espectacular en nuestro subconsciente y
por ende, sobre nuestro cuerpo. No
acostumbra a fallar nunca. Al fin y al
cabo, necesitamos recordar de quienes
somos hijos. La Tierra nos sustenta y su
magnetismo nos da cordura.
Recordemos que les ocurre a los
astronautas que se alejan de la Tierra. El
Cielo y la Tierra deben alimentar
nuestro equilibrio.

IMPECABILIDAD

Cuando nuestra realidad comienza a


representar la extensión de nuestro ser
esencial y nosotros nos transformamos
en el personaje ideal para manifestarlo,
podemos experimentar tal gozo y poder
que nos lleve a descuidar precisamente
todo aquello que nos llevó hasta allí.
Creer que somos superiores al resto de
formas o manifestaciones de la creación
o relajarnos en nuestra impecabilidad a
la hora de generar o procurar generar
coherencia puede llevarnos al otro
extremo de la cuerda. Es importante
cuidar desde el día a día el estado de
presencia, la respiración, la verdadera
humildad, la receptividad, la auto
escucha, nuestras rutinas diarias que
tanto dicen de nosotros mismos.
Debemos hacerlo sin rigidez, sin
esfuerzo y solo porque es parte de
nosotros mismos. Si no es así, ser
impecables se volverá una tortura y
tarde o temprano, la sombra generada
por la auto exigencia y la presión harán
mella en nosotros. Por eso es importante
ser permisivos con todo lo que en
nosotros desee expresarse y dejar de
lado el juicio y la culpa. Recuerda que
puedes crear marcos artísticos de
experiencia desde los que drenar de
forma constructiva toda esa sombra que
precisa salir.
Un factor que debemos procurar
detener es nuestro juicio interno y
externo. Recomiendo que cada vez que
juzgues a alguien a través de tu
pensamiento o palabra y te des cuenta,
dejes automáticamente de hacerlo.
Simplemente dejarlo sin más. Sin
culpabilizarte, sin procurar transformar
nada. El simple hecho de darse cuenta es
demoledor para el ego. También es
importante que aprendas cada vez más a
confiar en tu sexto sentido. El sexto
sentido nunca funciona si en nuestra
mente hay algún rastro de indecisión,
duda y miedo.

10 – GESTIÓN DEL
MIEDO: ¿Tengo miedo al
fracaso de mi misión?
Frase fuerza:
Necesito tener siempre mi antivirus
activado.
Esto que comparto en este apartado lo
aprendí hace muchos años del libro
“Piense y hágase rico” de Napoleon Hill
y creo que es muy importante tenerlo en
cuenta. Lo compartiré un poco a mi
manera. Según este best seller, existen
seis miedos básicos que actúan sobre
nosotros en nuestra vida cotidiana.
Supongo que podríamos hacer una lista
más o menos ámplia pero he
comprobado que en estos seis miedos
está realmente todo lo que acostumbra a
temer el ser humano de a pié si
entendemos que miedo a la muerte
engloba el miedo a todo lo que no es de
este mundo, o al menos, lo que nuestra
mente cree que no lo es. Los seis miedos
básicos son:
Miedo a la pobreza, miedo a las
críticas, miedo a los problemas de
salud, miedo a perder el amor, miedo a
la vejez y miedo a la muerte.
Para abordar el tema sin preámbilos,
empezaremos diciendo que el objetivo
de este libro jamás será el de pretender
que venzas tus miedos. Tampoco deseo
que te escapes de ellos así como de
ocultarlos como si no existieran. Tener
miedo nos hace más valientes, me dijo
un chamán al que admiro profundamente.
Lo hacía mientras me ayudaba a liberar
mis miedos en una poderosa sesión con
el cuerpo de más de cuatro horas. El
miedo es una emoción. El problema son
nuestras proyecciones mentales y la
mala gestión que hacemos de nuestros
miedos. Es importante mirar al miedo a
la cara, observarlo con diferentes ojos,
drenarlo corporalmente y traspasarlo a
través del juego o la expresión artística.
Lo que debemos evitar es alimentarlo.
Por eso te recomiendo dejar de ver y oír
noticias en televisión y radio, o leer
periódicos. Te recomiendo aprender a
anular mentalmente cualquier mensaje
negativo o de miedo que recibas de
quien sea. Puedes informarte de vez en
cuando de lo que dicen que pasa por el
mundo de forma superficial, pero no
permitas que cada día te programen
diciéndole a tu inconsciente lo mal que
está el todo.

ANTIVIRUS

Además de los seis miedos básicos,


en el libro de Napoleón Hill nos se
puntualiza que hay un mal que hace
sufrir especialmente a la gente: se trata
de la susceptibilidad a las influencias
negativas, de la que nos advierte,
debemos protegernos como hacemos con
los antivirus en nuestros ordenadores
personales. Piensa y actúa por ti mismo,
señala el libro. Tiene toda la razón.
Nosotros somos los que tenemos el
control absoluto sobre nuestra mente y
podemos usarla como el medio a través
del cual dirigir nuestro destino. Para
ello necesitamos usar la fuerza de
voluntad. O controlas el poder de tu
pensamiento y tu mente o te controlará a
ti, y la forma más práctica de hacerlo es
acostumbrarse a mantener a la mente
ocupada con un propósito firme
respaldado por un plan definido.
Visualizar va bien para eso. Si has leído
y aplicado lo que dice este libro lo
tienes más fácil. Ocupa tu mente
alimentando tu propia misión interna.
Trata de estar presente en todo lo que
hagas, siempre con el máximo interés.
Respírate y siente. Vive y fluye. Así es
difícil que el miedo tenga poder sobre ti.

EXCUSAS DEL MIEDO AL FRACASO

La persona que no tiene éxito en la


proyección de su vida y sus propios
sueños tiene un rasgo común: conoce
todas las razones del fracaso y cree
tener la excusa perfecta para explicar y
justificar la ausencia de resultados,
apoltronándose en la postura de la
víctima en lugar de tomar de una vez las
riendas de su vida, usando el poder de
su pensamiento, de su corazón latiendo
con ganas de vivir, de su capacidad de
imaginar y soñar para encarnar el cielo
que lleva dentro. Es más fácil querer
que el mundo cambie, esperando abrazar
un ideal que jamás será lo
suficientemente perfecto, sin conocer
que somos nosotros mismos los que
debemos construir una versión terrenal
de ese mismo ideal que perseguimos,
dejando de quejarnos por todo y de
juzgar a los que tratan de hacer algo, lo
que sea. Las justificaciones son
incontables:
“Si no tuviera mujer e hijos”, “Si
tuviera dinero”, “Si no hubiera
corrupción”, “Si no nos robaran los
bancos”, “Si no hubiera tenido el pasado
que arrastro”, “Si no fueran tiempos tan
duros”, “Si fuera más joven”, “Si
tuviera más suerte”, “Si conociera a la
gente adecuada”, “Si este mundo fuera
justo”, “Si no estuviera tan gordo o
gorda”, “Si no triunfaran solo los
mediocres”…
Nos pasamos el tiempo creando
excusas para justificar nuestro fracaso y
envidiamos al que creemos que tiene
más suerte sin darnos cuenta que
estamos creando nuestra experiencia
vital desde lo que pensamos y sentimos.
Las excusas son fruto de la misma
imaginación que nos permitiría crear lo
que deseáramos. La vida es un juego que
hemos venido a experimentar. No
estamos aquí para salvar al planeta sino
para ser nosotros mismos. Lo logramos
cuando encarnamos esa parte más
esencial en nuestro día a día, ya lo
sabes. Si cada día aplicamos a nuestra
cotidianidad todo lo que nuestro corazón
ha venido a vivir y nuestra alma a
encarnar, ya estaremos transformando el
mundo en el cielo que siempre deseamos
manifestar. Eso es ser el artista
consciente de tu propia vida.
EL KIBALIÓN
CREATIVO
<<Ahora has encontrado las condiciones en
las que el deseo de tu corazón puede
convertirse en la realidad de tu ser. Quédate
aquí hasta desarrollar una fuerza en ti que
nada pueda destruir>>.
El maestro de Gurdjieff en Encuentros con
hombres notables

Sé que es un terreno básicamente


esotérico, más concretamente
perteneciente a la filosofía hermética del
antiguo Egipto, pero teniendo en cuenta
lo que la física más avanzada está
demostrando actualmente, creo
fundamental conocer al menos una
pincelada sobre estas leyes universales
que al fin y al cabo, son una pista de
cómo funciona realmente el Universo y
nuestro propio corazón. Si abrazas el
camino de la creación consciente pueden
ser de gran ayuda. Es importante que
navegues siempre con el viento a favor.
Voy a tratar de resumir los siete
principios dando de ellos una versión
completamente creativa.

1. Principio del mentalismo


TODO ES MENTE
Cuando creas cualquier cosa en tu
vida, debes comprender que existe una
mente que todo lo conecta, me refiero a
eso que muchos llaman Dios. Tu mente
es solo un reflejo fractal de esa
conciencia universal con la que puedes
sintonizar si creas desde el corazón.
Desde allí nada está separado y desde
ese estado de conciencia todo es
posible. Por tanto, cuando se dice que
todo es mente, no se está hablando de la
pequeña mente analítica sino del
engranaje creador de todo lo que existe
y del que tu también formas parte. Esa es
la mente a la que puedes abrirte si lo
deseas.
2. Principio de
correspondencia
COMO ARRIBA ES ABAJO, COMO
ABAJO ES ARRIBA
Todo lo que puedas crear sobre un
papel, a través de una pintura, un
escrito, o a partir de una representación.
Todo lo que puedas traspasar a través de
la expresión artística, a través de la
danza, la plástica, la voz, el canto o la
imaginación, puedes traspasarlo también
dentro de tu vida cotidiana de la misma
manera. Lo pequeño es igual a o grande
y viceversa.
3. Principio de vibración
TODO SE MUEVE, TODO VIBRA
Una palabra, una nota musical, un
color, una mirada, un poema, un gesto,
una danza… todo lo que crea vibra y
todo lo que vibra crea. Lo primero que
crea es la vibración de tu propia
respiración, de tu cuerpo sagrado.

4. Principio de polaridad
TODO ES DOBLE Y TIENE DOS
POLOS
Como el día y la noche, cualquier
cosa que creemos en nuestra vida creará
a su vez su polo opuesto. Cuando crece
un bebé, crece su sombra representada
por la placenta, cuando crece una luz,
trae consigo una oscuridad. Solo
aceptando, amando e integrando ambas
partes tendremos salud y equilibrio. Los
contrarios aparentemente
irreconciliables, son en realidad la
misma cosa cuando se los armoniza.

5. Principio de ritmo
TODO FLUYE Y SE MANIFIESTA
EN CICLOS
En cualquier proceso creativo es
importante contemplar la ley del
péndulo y aceptar la expresión cíclica
de la creación. En oriente siempre se
observa la vida desde sus ciclos vitales.
Desde el nacimiento hasta la muerte,
pasamos por un proceso de crecimiento,
plenitud y maduración o recogimiento.
La muerte y nacimiento coinciden con el
invierno, el crecimiento con la
primavera, la plenitud con el verano y la
maduración con el otoño. Todo proceso
creativo responde a estos ciclos.
Respetarlos es sacar el máximo partido
a la vida. Así se manifiesta la sabiduría.
La muerte es solo una transformación, un
dejar ir para renacer de nuevo. Si no
sabemos crecer en primavera, disfrutar
de la plenitud en verano, aprender de la
maduración en otoño o morir en
invierno, toda nuestra vida se
transformará en un simple reflejo de
nuestra falta de sabiduría.
El mundo está lleno de personas
adultas que actúan como niños o
adolescentes. Pocos saben estar
presentes en cada momento de su vida.
Pocos ancianos abrazan la muerte
mirándola fijamente a los ojos. Una
sociedad que no sabe morir tampoco
sabe renacer. Una sociedad que no sabe
dejar ir se convierte en dependiente.
Cuando decidas crear cualquier cosa, un
hijo, una pintura, una empresa o un
cocido, comprende que primero
germinarás la idea, luego la verás crecer
hasta la plenitud y cuando empieces a
sentir que aprendiste todo sobre ella,
debes poder dejarla partir para volver a
ser libre, para no destrozar el amor con
la dependencia y poder renacer de
nuevo como creador. Solo así podrás
volver a crear en un estado puro de
libertad.
6 – Principio de causa y
efecto
TODA CAUSA TIENE SU EFECTO
Si creas cualquier cosa o situación, la
consecuencia directa de hacerlo tendrá
una reacción, un efecto proporcional al
que tu generas al decidir crear algo
nuevo. Crear implica siempre
transformar y conlleva una gran
responsabilidad.

7 – Principio de generación
TODO TIENE SUS PRINCIPIOS
MASCULINO Y FEMENINO
No puedes crear en equilibrio si no lo
haces desde ambos principios. Como
enseña la filosofía china, tú representas
y te manifiestas en base a uno de los dos
principios, pero contienes dentro de ti la
esencia del complementario. El cerebro
representa muy bien esta necesidad de
equilibrio. El hemisferio izquierdo
representa el masculino y el derecho el
femenino. El izquierdo nos permite
comprender y razonar, ordenar y
proyectar. El derecho nos ayuda a sentir,
a expresar, a traspasar cualquier límite.
Toda creación precisa del amor entre
ambos principios. Lo masculino
representa la luz, el pensamiento, la
información. Lo femenino es el agua, la
emoción. Cuando pensamiento y
emoción se encuentran, cuando luz y
agua se abrazan, se genera el fuego que
da pie a la vida. Una vida que solo
precisa de un marco, de un escenario, de
una Tierra para poder germinar. Sin
ambos principios no se genera la vida y
la creación deja de tener sentido. La
lucha entre ambos principios o el
sometimiento de un hemisferio sobre el
otro representa la muerte de la esencia
creativa.
MENTE,
EMOCIONES,
VÍSCERAS Y
CUERPO
<< La vida es una fuente de salud, pero esa
energía surge sólo donde concentramos
nuestra atención. Esta atención no sólo debe
ser mental sino también emocional, sexual y
corporal. El poder no reside ni en el pasado
ni en el futuro, sedes de la enfermedad. La
salud se encuentra aquí, ahora>>.
Alejandro Jodorowsky

Tanto a través de la filosofía del


Eneagrama, herencia iniciática de
Gurdjieff y el sufismo, como estudiando
el Tarot de Marsella o la
Metagenealogía de Alejandro
Jodorowsky, descubrimos que existen
cuatro centros o identificaciones egóicas
que actúan en nosotros muchas veces de
forma totalmente independiente. Vamos a
verlas una a una para comprender hasta
que punto actuamos desde una división
interna que nos destruye e impide que
logremos crear lo que deseamos o, sin ir
más lejos, la paz interior que tantas
filosofías han buscado.

1. EL YO INTELECTUAL: produce
ideas, todo lo que es puramente
mental. Está identificado en la
cabeza

2. EL YO EMOCIONAL: produce
sentimientos, todo lo que es
puramente emocional. Está
identificado en la zona del
pericardio y la parte del estómago,
donde tenemos un cerebro que
además de digerir comida, digiere
emociones.

3. EL YO VISCERAL O SEXUAL:
produce deseos, es la fuerza de la
líbido. La fuerza creativa. Está
ubicado en el bajo vientre y los
genitales.

4. EL YO CORPORAL: es nuestro
cuerpo con sus necesidades básicas
y la vida material, el que recibe el
impacto de la falta de alineación
entre los otros tres.

Para entender de lo que estamos


hablando, necesitamos poner algunos
ejemplos. El más sencillo es ese que
presupone que somos personas
alineadas, esto es, que respecto a algo
concreto, pensamos, sentimos y
deseamos lo mismo. Eso sería lo ideal.
Por ejemplo, pensar que nos interesa
dedicarnos a la medicina, sentir que
siempre lo hemos anhelado y encender
nuestro deseo con el fin de hacerlo
realidad. En este caso el cuerpo está
alineado y todo fluye. No hay dispersión
o lucha interna. Pero ¿qué pasa
habitualmente?, pues todo lo contrario:
Uno piensa que debería ser médico,
siente que ama la música y desea irse a
un monasterio perdido al otro lado del
mundo para dejar atrás una vida que no
le satisface. Entonces el cuerpo recibe
el impacto del conflicto. Por eso se
habla de conflictos emocionales, porque
es cuando la información llega a la
emoción cuando el cuerpo la identifica y
experimenta como real. Vamos a
conocer entonces un poco mejor cada
uno de estos centros respecto a la forma
en la que se aíslan en lo que yo llamo
burbujas egóicas. Estas burbujas son
alimentadas por un solo tipo de energía
que al carecer de la compensación y
equilibrio de las demás, termina siendo
destructiva para el sujeto:

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA


POR UN EXCESO DE ENERGÍA
INTELECTUAL
La persona que vive en su cabeza, es
el perfecto ejemplo de una persona
situada en su ego intelectual Esa que
puede acabar sus días recluido en su
mente, quedando desconectado de su
cuerpo, de sus emociones y su
creatividad. Una persona que considera
que todo el universo es algo racional y
teme aquello que no puede explicar
intelectualmente.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA


POR UN EXCESO DE ENERGÍA
EMOCIONAL
Un ejemplo de este ego emocional
podrían ser los seguidores extremistas
de un equipo de futbol, una religión o lo
que sea. Todos comparten emociones
similares conectadas a una determinada
manera de entender la vida, sentimiento
a través del cual podrían llegar a
justificar la violencia.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA


POR UN EXCESO DE ENERGÍA
VISCERAL O SEXUAL
Representado por el deseo, se trata de
alguien que sólo vive para seducir o ser
seducido. La persona que vive sólo para
el sexo y olvida incluso sus capacidades
creativas. Solo sigue a sus vísceras, su
instinto primario.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA


POR UN EXCESO DE ENERGÍA
CORPORAL
Un claro ejemplo de este ego es el
culturista que vive en un gimnasio,
obsesionado por la dieta y por la
comida con pocas calorías. También la
clásica persona que no acepta envejecer
y vive supeditada a constantes
operaciones de estética. Es un ego que
no desea desaparecer.

Cuando uno de estos cuatro centros se


desarrolla en exceso, los otros tres se
desarrollan ahogados, inmaduros o
reprimidos. Una vez más, la clave está
en el equilibrio que representa la carta
del Mundo, arcano mayor del tarot de
Marsella. En la carta veintiuno de este
fascinante diccionario simbólico y
arquetípico, la esencia es representada
por una mujer que desde el mismo
centro de la imagen, dirige los cuatro
egos simbolizando la máxima
realización del ser humano. Lo que
necesitamos comprender es que estos
cuatro centros no se comunican entre sí.
Hablan lenguajes totalmente distintos.
De hecho, la función de la esencia es
armonizarlos, interconectarlos para que
se vuelvan compatibles entre sí. La parte
esencial actuaría entonces como el
director de orquesta que los dirige a un
fin común. La clave para lograrlo es
poner atención en cada centro:

LO QUE QUIERE CADA CENTRO


El intelecto quiere ser
El corazón quiere amor
El sexo quiere crear
El cuerpo quiere actuar

LO QUE LE DEBEMOS ENSEÑAR


Al intelecto debemos enseñarle a no ser
Al corazón debemos proporcionarle la
paz
Al sexo debemos enseñarle a morir
Al cuerpo debemos enseñarle a meditar

Nuestra mano tiene una disposición


que nos permite comprender los cuatro
egos, así como esa parte esencial. El
dedo índice representa el ego
intelectual, a su lado tenemos el dedo
corazón representando al ego emocional,
a continuación el anular se conecta con
el ego sexual y el meñique representa el
material o corporal. El pulgar está
separado del resto y representa nuestra
quinta esencia. Curiosamente, en los
mudras, el pulgar es el dedo que
refuerza las cualidades de los demás
dedos.
LOS MARCOS DE
PROTECCIÓN
<< Todas las culturas iniciáticas se protegen
antes de cualquier ritual. Como el hombre
contemporáneo no cree en la magia, se lanza
a navegar por la vida sin protección, sin
antivirus, El marco de protección que
invocamos cuando deseamos actuar de forma
ritual es solo una construcción metafísica,
una toma de conciencia y presencia que nos
protege de nosotros mismos, de nuestra
propia inconsciencia>>.
Víctor Brossa

Cuando actuamos desde lo ritual con


la intención de reprogramar algo en
nuestro subconsciente, esto es, en el
disco duro de nuestra mente biológica,
nuestra acción repercute de forma
inevitable sobre el resto de conciencias
que conviven con la nuestra y sobre
nuestro entorno. No olvidemos que el
psiquismo es colectivo y tenemos mucho
poder. Eso significa que a pesar de
cuales sean nuestras intenciones,
necesitamos aprender a generar marcos
de protección respetuosos antes de
movilizar cualquier fuerza. Hacerlo
garantizará que el impacto de todo
aquello que actúa en la escena y que
muchas veces desconocemos por estar
en lo inconsciente, no pueda afectar a
nuestra psique de forma destructiva, así
como ha ocurrido a terapeutas que por
desconocimiento de la existencia de lo
mágico, jamás han protegido sus
acciones con marcos sagrados que
incluyan todo aquello que puede
asegurar una acción de respeto y
reparación sin consecuencias
destructivas para ellos y para el entorno.
Algunos, desde la mejor de las
intenciones, como ocurre en el caso de
las constelaciones familiares u otros
ámbitos y disciplinas, se han atrevido a
entrar y ordenar linajes sin conocer la
repercusión de tal acción, algo que si
conocen sacerdotes, brujos y chamanes
de todo el mundo, razón por la cual,
antes de cualquier acción sanadora,
abren un marco de protección.
Necesito puntualizar algo importante:
no se trata de crear desde el miedo sino
desde la responsabilidad, lo mismo que
hacemos cuando, antes de navegar por
internet, nos aseguramos de tener
activado el antivirus para que ninguna
información agresiva pueda tomar el
control de nuestro ordenador personal.
Invocar un marco desde donde yo
propongo es invocar la memoria de lo
más grande en nosotros, es ordenar
todas las fuerzas que actúan en la escena
en nuestro beneficio porque no son algo
externo. Recuerda que en tu universo,
todo nace de ti.
Existen numerosos marcos. Cada
cultura tiene alguno e incluso muchas
disciplinas relacionadas con la
espiritualidad o la sanación, como en el
caso del Reiki, han creado sus propios
marcos. En este libro propondré uno, el
que normalmente uso como comodín
para todo. Reconozco la influencia de
los Q’eros en la disposición y el espíritu
integrador y respetuoso de este marco.
Lo creé a conciencia. La idea es la de
incluir todo aquello que necesito
recordar que soy, que forma parte de mí.
Es un marco que actúa de forma
unificadora, porque al nombrarlo
reunimos todas nuestras partes desde el
máximo poder. Es importante invocar
recitando con cierta solemnidad,
sintiendo que la gota de agua invoca la
memoria del océano en ella para poder
lograr aquello que como simple gota no
puede. Algo para actuar presentes y con
respeto hacia la vida, para bien de
todos. Esa es la idea y nunca la de
afectar a otros o interferir en su libre
albedrío.

MARCO SAGRADO PARA TODAS


LAS SITUACIONES
En el momento de crear el marco,
necesitamos invocar con seguridad,
firmeza, emoción y solemnidad, a la
altura de lo que decimos y ordenamos.
Ordenar al fin y al cabo lo hemos
asociado a recibir órdenes porque
durante mucho tiempo hemos sido objeto
de otros. En realidad, ordenar es aquello
que haces cuando pones orden en tu
agenda o en tu habitación, esto es,
disponerlo todo en su lugar, en el que tú
eliges. Yo recomiendo empezar por
decir quién eres y desde donde invocas.
Al hacerlo debes reconocerte como dios
o diosa (dependiendo de si eres hombre
o mujer), como un ser sagrado.
Una vez manifestado esto, invocamos
desde tres niveles:

a) Por un lado tenemos todo lo


divino, es decir, lo que en una
representación sencilla sería situado
por encima de nosotros, en el Cielo.

b) Luego está el linaje, es decir,


nuestros ancestros de sangre
relacionados con el cuerpo, con la
posibilidad de estar vivos
biológicamente. Recordemos que
gracias a la sangre que recibimos de
nuestros padres se formó nuestro
cuerpo. Debemos entonces tenerlos
presentes e invocar también su
sabiduría y su luz en nosotros, así
como la de todo nuestro linaje
consanguíneo.

c) Ya tenemos lo de arriba y lo de
en medio. Nuestro cuerpo es un
portal simbólico que une Cielo y
Tierra. Nos falta por tanto la Tierra,
el lugar en el que tenemos nuestras
raíces como la cometa que vuela y
siempre permanece anclada para no
perderse. Es por eso que invocamos
a la Tierra y al Sol como
representantes de nuestro cuerpo
físico y energético, este último
también conocido como el espíritu o
nuestro doble.

Según la cultura Q’ ero, nuestro


cuerpo físico está formado por un
70% de agua y un 30% de minerales
(tierra) y nuestro cuerpo energético
está formado por un 70% de fuego y
otro 30% de aire. Así pues,
invocamos también a los cuatro
elementos, tierra, agua, fuego y aire.
Por último, invocamos a los cuatro
puntos cardinales a los que
saludaremos: Norte, Sur, Este y
Oeste.
Ya tenemos unido a nosotros lo de
arriba, lo de en medio y lo de abajo.
Ahora nos alineamos con las fuerzas y
desde esa presencia creamos guía,
protección y ayuda, declarando nuestro
marco un marco sagrado de medicina y
sanación donde solo puede entrar lo que
esté en coherencia con nosotros. Damos
las gracias y empezamos nuestro ritual.

EJEMPLO PRÁCTICO DEL MARCO


A continuación dejo un posible marco
basado en lo citado anteriormente. Uno
puede empezar leyéndolo hasta que se lo
aprende de memoria. Puedes transformar
lo que quieras para hacerlo más tuyo.
Este es el que yo uso. En las zonas
punteadas debemos decir primero
nuestro nombre y después el lugar desde
el que estamos haciendo el marco (esta
habitación de mi casa en Barcelona,
etc).

<<Yo soy…….…………………………
(Debes decir tu nombre), soy sagrado
(a) y me reconozco como dios (diosa)
encarnado (a) en la Tierra.
Desde aquí,
…………………………………….. (Decir
el lugar en el que estamos: tu casa, tu
ciudad, lo que sea), Yo invoco al
Creador y a la Creación, a los ángeles,
a mis maestros y guías y a todos los
seres y conciencias que estén en
coherencia con mi corazón y con mi
misión de vida.
Yo invoco también a mi linaje, al que
honro y reconozco y a toda su luz y su
sabiduría.
Invoco también a la Tierra (la
Pacha), a la que reconozco como mi
madre e Invoco al sol, al que reconozco
como mi padre. Invoco a los cuatro
elementos: Tierra, agua, fuego y aire y
a los cuatro puntos cardinales: Invoco
a las fuerzas del norte. Yo os saludo.
Invoco a las fuerzas del sur. Yo os
saludo. Invoco a las fuerzas del este. Yo
os saludo. Invoco a las fuerzas del
oeste. Yo os saludo
Me alineo con todas las fuerzas y
desde la presencia que Yo Soy, creo
protección, guía y ayuda para que este
acto reparador que voy realizar aquí y
ahora, sea para mi bien y el de todo el
mundo, desde el respeto y el
agradecimiento a toda vida.
Así sea, así es, hecho está>>.
Los altos sacerdotes de la cultura Q’
ero se aseguran al final de toda
invocación, que dentro del espacio
sagrado o marco que abren solo pueda
entrar lo afín a ellos mismos,
protegiéndose de toda cuestión
inconsciente fuera de su control. Dicen
algo así:
<<Decreto que este marco es un
espacio sagrado de medicina y
sanación donde solo puede entrar lo
afín a mí>>.
Doy las gracias y empiezo el ritual.
Al finalizarlo vuelvo a dar las gracias.

EL CIERRE DE LOS MARCOS EN


LOS RITUALES

Aunque en principio se acostumbra a


simbolizar un cierre del marco cuando
se ha invocado fuerzas, en este caso es
suficiente con dar las gracias. Esto es
debido a que no invocamos algo externo
a nosotros. No nos movemos desde la
separación como lo harían las magias
esotéricas tradicionales, que acuan
desde dos bandos en lucha (el bien o el
mal). Además, en los marcos esotéricos
normalmente se invocan fuerzas
superiores al mago, fuerzas que éste no
considera parte de sí mismo. Es por eso
que debe despedirlas.
Nosotros partimos aquí desde otro
punto, por eso en los caminos
iniciçaticos es tan importante el desde
donde. Nuestro desde donde parte de
una cosmovisión donde, al invocar el
marco, lo que hacemos es invocar
nuestra presencia. Me refiero a la
reunión en nosotros de las memorias que
nos recuerdan que somos uno con Todo.
Una vez más, es como si la gota
invocara la memoria del océano en ella.
Así de simple. Desde ahí no hay peligro,
siempre y cuando respetemos el marco
en nuestras acciones e intenciones.
Recordemos que se trata de reparar lo
que está roto en nuestro foro interno, de
armonizar esas dos partes enfrentadas
dentro de nosotros que se reflejan fuera
en forma de conflicto, problema o
desgracia infranqueable.
Este tipo de marco es entonces una
forma de crear presencia en nuestra
vida, de estar presentes con todo lo que
somos, disponiendo que las fuerzas que
se manifiestan son aquellas que nos
devuelven todos nuestros potenciales.
De hecho, nos conviene que sigan con
nosotros, o lo que es lo mismo, que esa
memoria que invocamos nos acompañe
el máximo tiempo posible. A pesar de
que poco a poco tendremos tendencia a
perderla, esta memoria irá
reprogramando nuestra mente biológica
a medida que hagamos más y más
marcos en cada nuevo ritual que
creemos.
Habrá un momento en el que
comprobaremos que nuestro poder
personal aumenta de forma permanente,
a la vez que sentiremos que somos uno
con toda la Creación. Es parte de un
proceso que tiene mucho que ver con la
reprogramación esencial que propongo
desde el Método Syneidesis, donde a
base de jugar a reparar nuestra propia
fragmentación interna, nuestras células,
nuestros órganos, nuestros electrones,
irán comprendiendo quienes somos en
realidad, quienes elegimos ser.
Debido a las memorias de la herencia
judeocristiana que todavía actúan en
nosotros, es posible sentir miedo a caer
en el orgullo o la soberbia cuando
nombramos lo que somos desde lo que
propongo en este libro. Estamos
acostumbrados a relacionarnos con lo
más grande como algo separado, como
algo a lo que nos sometemos en lugar de
recordar que también somos nosotros, a
pesar de nuestra identificación con lo
más pequeño. Recordemos lo visto en
capítulos anteriores, donde veíamos que
reconocernos desde toda nuestra
magnitud es dejar de negar que todos
somos uno, algo que todas las culturas
ancestrales han sabido y compartido.
Manifestar entonces nuestra grandeza
no tiene nada que ver con tener falta de
humildad, más bien es un acto sagrado
de agradecimiento y reconocimiento a
todo, porque si somos sagrados y nada
está separado, también lo son los demás
seres y todas las cosas que existen. Ese
es el camino de la reunión, de la
integración. Debe ocurrir en nosotros
para que ocurra fuera. No es algo muy
distinto de lo que propone el yoga (del
sánscrito yogah), que al fin y al cabo
significa unión.
Así pues, recomiendo usar el marco
todas las veces en las que
conscientemente realicemos un ritual
hacia nosotros mismos, sin necesidad de
efectuar otro cierre que el de dar las
gracias. De todas formas, quien sienta
que prefiere despedir las fuerzas, solo
tiene que hacerlo al terminar el ritual.
Como ya he señalado anteriormente, en
el caso de esta cosmovisión que
comparto, con dar las gracias y celebrar
para mí es suficiente, ya que a mi no me
interesa despedir a mi presencia. Que
cada cual sienta y elija desde su
sabiduría.
Lo importante es estar tranquilos y
seguros de lo que hacemos,
comprendiendo y sentiendo aquello que
resuena con nosotros, siendo
respetuosos. No somos niños o niñas
perpetuando su infantilismo,
proyectando padres y madres fuera. O si
lo hacemos, tratamos de traspasar al
menos esos programas de dependencia
para crecer desde nuestra libre elección.
Esa es la propuesta e invocar desde este
marco ayuda a sembrar en esa dirección.
Ya no tiene sentido jugar más a eso de
que me lo tienen que decir todo. Aquí la
verdad la encarnamos cada uno, aquí la
elección es personal y conlleva una
responsabilidad exenta de juicio y
culpa. Responsabilidad y capacidad de
reparación, empatía y perdón.
Necesitamos recuperar el espíritu del
niño que fuimos desde el adulto que
somos.
CASOS PRÁCTICOS
DE GESTIÓN CON
ARTE RITUAL
<<La imaginación crea la realidad… El
hombre es todo imaginación>>.
Neville (1905 – 1972) Visionario y místico

Necesitamos imaginar lo que


deseamos crear para encarnarlo en
nuestro día a día, para hacerlo verdad en
nosotros y en consecuencia, en nuestro
mundo físico. Este es el juego, al menos
el que desde aquí propongo. Ya que
estás en este mundo, juega a realizar lo
que tu corazón te pide recordando que la
metáfora y el juego son reales para tu
mente biológica. Eso es ser tú mismo, tu
misma. Las excusas que surgirán por el
camino para no hacerlo serán muchas,
incluidas esas que te recuerdan lo poca
cosa que eres, alguien al que todos
pueden manipular. Tú decides a quién
elijes dar el poder. Recuerda que es lo
que ocurre cuando pones la atención en
algo o en alguien.
Es en nuestra vida cotidiana donde
realmente necesitamos aplicar todo el
conocimiento iniciático y espiritual. No
sirve de mucho tener sabiduría si no la
encarnamos. Soñar en lo espiritual sin
bajarlo a Tierra es perder una preciosa
oportunidad. No tiene sentido esperar a
la muerte para recuperar nuestro valor
sagrado. Podemos hacerlo hoy, aquí, en
nuestra cotidianidad, porque aquí y
ahora es donde estamos ahora
focalizados. Recuperarlo es volver a
creer en ello, es dejar de poner la
atención en juzgar cualquier cosa
material como el impedimento hacia
nuestra iluminación.
Ante un joven musulmán que
recriminaba a un sabio sufí por comer
durante el día en el Ramadán, el sabio
respondió sonríendo: Por algo será que
Alá dispuso esta mesa llena de
alimentos sagrados para la libre
elección de sus hijos . Quiero decir que
está muy bien la teoría y las
herramientas que aprendemos en el
camino, pero solo son ricas si producen
riqueza, esto es, si se les da un sentido,
si las ponemos en práctica para adquirir
experiencia. Más allá de hacerlo un rato
en un curso o una clase de yoga o
aplicarlas de forma extrema, como
normas de comportamien—to
estandarizadas, las herramientas están
para que cada uno trate de usarlas un
poco a su manera, sobretodo cuando
tenemos conocimiento de causa.
La vida diaria es el verdadero campo
de pruebas, el lugar al que hemos venido
a desarrollar aquello que desde lo
espiritual bajamos a Tierra, empezando
por nosotros mismos. Ese es al menos el
punto de vista que he ido marcando
desde el inicio del libro. Con un poco
de suerte, acabarás tan harto de leerlo
que cuando termines de leerlo, dejarás a
un lado el libro y te dedicarás a jugar,
probar y errar una y otra vez,
levantándote y volviendo a caer.
Cuestionando, sontiendo, traspasando,
experimentando por ti mismo más allá
de creencias y verdades de otros.
Porque está muy bien leer libros como
este y encender un incienso para repetir
mantras un rato, y al mismo tiempo,
sería maravilloso poder llevar los
beneficios de esas prácticas a los
momentos cotidianos en los que no estas
para nada centrado, en los cientos de
instantes diarios en los que te sientes
arrastrado por la fuerza contradictoria
de tus egos y sus circunstancias.
Descubrir la luz de tu sombra,
precisamente allí donde más se
manifiesta, es más interesante para ti que
tapar aquello de tu persona que juzgas
reprochable. Descubrir tu oscuridad y
darle luz para traspasarla es
crecimiento, tal vez el mayor de ellos.
Para eso sirven los rituales. Pero
resolver bo es cortar o aniquilar sino
gestionar y reparar, no lo olvides.
Aprenderás ahora como usar el ritual
para gestionar tu vida en el mismo
momento en el que sucede aquello que te
bloquea o enfurece, eso que te
desestabiliza o te llena de tristeza,
terror, euforia o vacío.
Sé que los lectores y lectoras que
estén todavía en el paradigma del juicio
dual podrán sentir rechazo ante mis
argumentos. Me he encontrado gente que
dice estar en la luz y no tener aspectos
sombríos. Dicen no sentir nunca rabia o
miedo. Lo respeto pero no lo creo.
Conociendo cuales son las emociones
primarias y su funcionamiento,
reconozco en sus rostros la máscara que
encierra sus propios juicios y el terror a
reconocer su humanidad más densa.
Muchos desean estar iluminados
siguiendo un camino estandarizado como
si no supieran que todos los caminos
llevan a la luz, al conocimiento interno.
Algunas personas parecen tener prisa
por trascender el mundo material al que
han venido a aprender. Lo desprecian en
lugar de honrarlo, creyendo que lo que
buscan está más allá, lejos de su
presente y de su propio cuerpo. Es
común descubrir que, como en la
mayoría de religiones, se trata de
separar todo aquello que se juzga como
oscuro. Pocos se dan cuenta de que si la
divinidad lo es todo, al separarla de lo
oscuro la negamos en toda su
magnificencia. Si lo más oscuro forma
parte de ella ¿por qué entonces esa
obsesión por transformar la noche en
día?

GESTIÓN COMO VÍA DE


RESOLUCIÓN

Mucha gente busca fórmulas mágicas


para resolver sus vidas, creyendo que
acabarán todos sus problemas y podrán
vivir una vida que idealizan, al igual que
el náufrago piensa que estar en un barco
lo libraría de las tempestades. Pero el
océano está para todos y la diferencia
entre unos y otros tiene que ver con el
posicionamiento, con la elección de
dejar de ser un objeto a la deriva para
pasar a ser sujeto y tomar un barco.
Aprender a navegar como capitanes de
nuestro propio destino para dirigirnos a
donde nos pide nuestro corazón.
En esta metáfora, el océano es como
la vida, se mueve, sube y baja, se
manifiesta en todas sus formas. Se trata
entonces de gestión, esa es la palabra
clave, gestión ante la tempestad, gestión
ante la calma, gestión ante aquello que
por estar vivos ocurre dentro y fuera de
nosotros. Porque resolver un problema
no nos librará de la fuerza
electromagnética de la vida, pero si nos
dará mayor experiencia y riqueza, nos
permitirá aprender a movernos en la
escena cada vez con mayor soltura.
Resolver no es entonces apartar de
nosotros las vicisitudes de la vida, sino
más bien aprender a enfrentarlas desde
nuestra capacidad de gestión.
De nuestros conflictos internos ante la
vida creamos lo que llamamos
problemas, o lo que es lo mismo,
problematizamos la vida en lugar de
aprender a gestionarla leyendo en cada
conflicto una posible fuente de
crecimiento. Los llamamos problemas
porque mueven los cimientos de nuestra
zona de confort. Problematizamos la
vida para excusarnos ante ella, para
ausentarnos de aquello que nos pide
resolución y crecimiento. Nadie nos ha
enseñado a gestionarnos desde ahí,
desde las emociones, desde las vísceras,
desde la alineación de todo aquello que
dentro de nosotros se enfrenta y nos
confronta. Eso propone el Método
Syneidesis mediante la gestión con arte
ritual.
Lo más importante a la hora de
gestionar desde lo ritual es tomar
conciencia de lo que ponía en juego
líneas más arriba en la metáfora del
náufrago. Cuando en la vida no estamos
alineados y en presencia, nos
comportamos como náufragos a la
deriva. Por eso lo primero que haremos
ante cualquier conflicto, por pequeño
que parezca, es recitar nuestro marco de
protección. Cuando la mar está calmada
todo parece más llevadero para el
náufrago, pero cuando llega un temporal,
la impotencia ante las grandes olas y los
poderosos vientos lo llevarán a la
deriva por mucho que se aferre a
cualquier tabla. El marco nos da
presencia, nos transforma en capitanes
de nuestro propio barco. Entonces
somos capaces de responsabilizarnos de
lo que nos ocurre, encargarnos de
nosotros mismos. Las emociones son las
que nos permiten saber que pasa en
nuestro cuerpo, ese que recibe el
impacto de nuestros conflictos internos
hasta somatizarlos en forma de
patologías o enfermedades.

LAS CUATRO EMOCIONES


PRIMARIAS
Necesitamos conocer qué son las
emociones, como funcionan y de qué
manera nos afectan. Lo primero que
debemos comprender es que las
emociones son como el agua que
bebemos. Pasan a través nuestro y
afectan nuestro cuerpo pero no somos
ellas. Sentimos tristeza pero no somos
esa tristeza, por tanto, no estamos tristes
(recuerde el lector que ser y estar en
inglés es la misma cosa. Ocurre lo
mismo para nuestro subconsciente). El
problema es que, o negamos las
emociones o nos identificamos con
ellas. De hecho, eso de la identificación
lo llevamos hasta el extremo de
proyectarlo a los animales y a las demás
personas. Proyectamos en ellos nuestra
forma de sentir.
En realidad, las emociones anclan
pensamientos que fabrican realidad
precisamente porque generan una
alquimia en nosotros. El problema es
cuando nos poseen emociones o
pensamientos nocivos, pero para eso
sirve la gestión emocional que
desarrollaremos en un rato. Antes me
interesa seguir desgranando lo que
ocurre con las emociones, porque no
negaremos que muchas de las emociones
que pasan por nosotros son estados cuya
manifestación incomoda socialmente.
Por eso se las contiene, se las reprime o
se las disimula. Si no somos muy
conscientes, incluso al educar a nuestros
hijos, tratamos sin darnos cuenta de que
solo sientan o reconozcan sentir lo que
nos agrada. Si no es así, lo
relativizamos todo con frases como: ya
está, no fue nada, ya pasó .
Recuerdo una mujer que justificaba
sonriendo los abusos sexuales que sufrió
de niña hasta que logré llevarla al
estado desde el que pudo romper a
llorar. Vivimos en una sociedad que
trata de controlarlo todo y una emoción
no se puede controlar sin afectar al
organismo del sujeto. Las emociones
necesitan ser expresadas. Es por eso que
debemos reconocerlas y darles una
salida constructiva. Las emociones nos
permiten reconocer como estamos a
pesar de lo que elija creer la pequeña
mente. La gestión emocional trata de
generar un marco sano donde esas
emociones puedan ser expresadas sin
hacer daño al que las expresa o a los
que podrían recibir su impacto desde el
exterior. Algunas terapias somo la
Gestalt se dedican a eso desde hace
años con muy buenos resultados, el
único inconveniente por mi parte es que
no contemplan los marcos de protección.
Para mí es vital hacerlo, ya que la ira
liberada contra alguien llega a esa
persona externa si no hemos creado el
marco. Es algo que ya he comentado en
el libro. No construir marcos tiene que
ver con despreciar la parte mágica que
tanto afecta nuestra vida cotidiana, es
pasar por alto que existe un inconsciente
que actúa en la escena.
Para mí, la liberación emocional
propuesta por todas estas terapias es
muy válida siempre que introduzcamos
el marco de protección que nos permita
soltar lo que contenemos sin generar un
efecto boomerang del que acabemos
recibiendo el impacto. Es entonces
cuando podemos abrazar la posibilidad
de expresar y representar aquello que
nos permitimos liberar. Podemos
hacerlo mediante la dana, o el teatro
como en las constelaciones familiares.
También podemos pintarlo, gritarlo,
escribirlo y sobretodo, usar los cuatro
elementos para traspasarlo. Recordemos
que la metáfora es real para el
subconsciente. Pondremos un ejemplo
de gestión ritual: Tras realizar un marco
de protección, puedo sacar la ira hacia
alguien que me ha hablado sin respeto,
algo que detesto porque me recuerda
aquello que hacía conmigo mi madre
cuando era niño. Libero esa ira que me
quema por dentro para evitar que la
somatice mi hígado. Lo hago mientras
golpeo un cojín o destrozo un melón.
Luego, cuando la intensidad ya es más
baja, la pinto en un papel mientras trato
de respirar con consciencia y finalmente
la quemo. Mientras el papel se convierte
en cenizas miro el humo y siento que
simbólicamente devuelvo mi ira al
universo con agradecimiento por lo
aprendido. Eso, sin ir más lejos, es
liberación emocional ritual.

FELICIDAD, TRISTEZA, MIEDO E


IRA
Existen cuatro emociones básicas, la
felicidad, la tristeza, el miedo y la ira.
Cuando no estamos en alguna de ellas es
porque permanecemos en calma, en paz
interior, eso que buscan el Zen y otras
propuestas meditativas. Esto ha
confundido a mucha gente. He conocido
algunos seguidores de estas tendencias
que creen que contener emociones es
estar en calma, cuando lo que se
propone es dejar que pasen sin que
puedan afectarnos. Es un estado de
calma que impide que lo externo nos
lleve. Eso es presencia al fin y al cabo.
Por tanto, decubrimos que la presencia y
la calma están relacionadas con la
esencia, mientras que las cuatro
emociones representan, seguramente
para tu sorpresa, a alguno de nuestros
cuatro egos. El mental es aire, el
emocional es agua, el sexual es fuego y
el corporal es tierra. Ya lo ves. En
realidad siempre se trata de mantener el
equilibrio y quién debe hacer esa
función es tu ñarte más esencial.
La felicidad es una emoción que se
permite y que nos permitimos
habitualmente porque está bien vista y
no molesta a casi nadie, salvo cuando
estamos en un velatorio o ante alguien
que sufre. Entonces no está bien reir o
estar feliz. Esto es debido a que hay
normas sociales que indican cuando
debemos sentir algo y cuando no. No es
de extrañar que estemos tan
desajustados. Me llevo las manos a la
cabeza cada vez que paso por una
guardería y veo las máximas que se les
dice a los niños, porque se los programa
para que corten sus emociones.
El miedo, la ira y la tristeza son
emociones incómodas. La tristeza es un
estado, pero socialmente nos conecta
con el arquetipo de la víctima. Nos
encanta convertirnos en salvadores de
los que lloran e ir corriendo a cortarles
la emoción sin tener en cuenta su
necesidad. Si alguien llora vamos a
consolarlo y la forma de hacerlo es
sacarlo de lo que siente, animarlo
decimos. Nadie nos ha enseñado a
sostenernos ante las emociones. Las
mujeres saben un poco más que los
hombres, pero hoy en día, es de lo que
más carece esta sociedad desconestada
y desnaturalizada.
Las cuatro emociones primarias

Si un hombre tiene miedo es mejor


que no lo diga o será juzgado de débil y
cobarde. Una mujer en canvio sí puede
sentir miedo, aunque se la llamará
miedosa. La ira es también una emoción
muy contenida, que solo se justifica ante
hechos graves o masivos, viscerales,
como si enfadarse fuera algo negativo en
sí mismo. Las emociones tratan de
contarnos sobre nuestro estado interno,
sobre lo que realmente ocurre en lo más
profundo de nuestro ser mientras
tratábamos de hacer ver que no pasa
nada. Las emociones generan conflicto
en nosotros porque cuando sentimos
algo que involucra a otros, estos otros se
sienten incómodos o culpables.

LAS EMOCIONES VAN EN PAREJA

Poca gente sabe esto, pero las


emociones van siempre de dos en dos.
No estamos solamente tristes o alegres,
enojados o con miedo. En realidad
ocurre que la dualidad se da incluso en
nuestros estados emocionales. Pondré un
ejemplo para facilitar la comprensión,
porque normalmente un estado
emocional tapa al otro, lo que no
significa que no esté manifestándose:
Por ejemplo, imagina que te acaba de
tocar la lotería. Lo celebras por todo lo
alto y sientes una inmensa alegría, y al
mismo tiempo está el miedo a los
posibles cambios y a cómo vas a
gestionar tu dinero. Otro ejemplo puede
ser aquella persona que siente alegría
porque va a ir de viaje a la selva
africana, justamente el lugar que
deseaba conocer, y al mismo tiempo
siente el miedo de enfrentarse al reto
que representa ese viaje plagado de
incertidumbres. Un último ejemplo sería
el de una persona que está muy enfadada
con su madre, mientras que en realidad
debajo del enfado se esconde la tristeza
porque ella jamás lo tiene en cuenta.
Ya ves que las emociones van en
pareja y, aunque se manifiestan en tu piel
y en tu parte más externa, están
afectando tus profundidades. Las
emociones son agua y como agua
debemos tratarlas. Para limpiar agua
estancada lo que hacemos es vaciarla.
Muchas veces necesitaremos también
agua limpia. Veremos a continuación
mediante casos prácticos la forma
mediante la cual yo gestiono emociones
usando el arte ritual en base al Método
Syneidesis de creación consciente.
CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN
EMOCIONAL RITUAL
Este no es un libro exclusivo sobre
arte ritual, algo que me reservo para un
futuro próximo, y aunque el uso del
ritual para gestionar emociones es más
acotado, creo que enseñar al menos la
base práctica de lo que representa la
gestión emocional ritual, puede suponer
una ayuda para que puedas integrar esto
a tu vida cotidiana. Al menos, trata de
divertirte detectando cual es la emoción
que acompaña siempre a la que se
manifiesta abiertamente, eso te ayudará
a comprenderte y a elegir la forma en la
que deseas gestionar lo que te está
ocurriendo.
Te dejaré cuatro casos prácticos, uno
por cada una de las emociones
primarias. En cada caso, primero te
plantearé el asunto sin gestión
emocional ritual y luego te daré la
información del mismo caso desde la
resolución que aplica lo que te
propongo. Obviamente, la resolución me
la invento yo y seguro habrá otras
formas o posibilidades. Lo que deseo
que entiendas es que el espacio para la
creatividad es muy amplio. Mi intención
es que lo veas tan sencillo que decidas
usarlo a partir de hoy e inventar para ti
tus propios rituales de gestión
emocional.
a) EL HOMBRE EUFÓRICO (LA
FELICIDAD)
Recordando que las emociones van de
dos en dos, este era un hombre muy feliz
debido a que acababa de tocarle la
lotería. Estaba tan feliz que se olvidó de
la emoción de miedo que afloraba desde
la sombra, relacionada con el temor de
ser estafado. El miedo no es bueno para
construir pero nos ayuda a ser prudentes
cuando la euforia es desmedida. El
problema del miedo es que nos posea y
dirija nuestras vidas. En este caso, a
este señor lo poseyó la alegría. Se sentía
tan feliz que confió en todos los que se
le acercaban e incluso apostó casi todo
su dinero a la ruleta, sintiendo que
estaba en racha y que nada malo le
podía pasar. Unas semanas más tarde
estaba totalmente arruinado.
Gestión emocional ritual de este caso:
Si el hombre se detiene ante su
euforia justo en el momento de recibir la
noticia, y antes de dejarse arrastrar crea
un marco de protección y respira tres
veces enraizándose a la tierra,
automáticamente toma su poder.
Entonces observa la sombra de toda esa
luz maravillosa que lo ofusca y descubre
el miedo. Lo explora y lo abraza
escenificando que tiembla y que ocurre
todo aquello que teme. Lo escribe en una
lista y lo lee. Al estar en su miedo la
euforia baja y el hombre siente
equilibrio. Atender su miedo lo ha
compensado. Cuando lee sus miedos en
voz alta los va reconociendo y
agradeciendo por todo lo que le han
enseñado. Luego los devuelve al
universo quemando la hoja. Más
tranquilo, decide lo que va a hacer con
el dinero mientras visualiza unos
minutos, desde la calma, lo que de
verdad su corazón le pide.

b) EL ANCIANO SARCÁSTICO (LA


IRA)
Un anciano esta rabioso porque los
hijos de sus vecinos ponen la música
muy fuerte. Su educación le impide
manifestar abiertamente su enfado, así
que simplemente se queja para sus
adentros sin hacer nada con su emoción
de ira. Cuado encuantra a sus vecinos
por la calle, les pone buena cara aunque
los detesta. Piensa que los niños son
unos maleducados y los padres unos
irresponsables. El problema es que en
ningún momento manifiesta su
desagrado. Incluso sonríe como si todo
estuviera bien. Lo que ocurre es que
tiene miedo al conflicto, a la reacción
que pudieran tener ellos si abiertamente
les manifiesta el enfado. Por eso lo saca
en forma de ironía o sarcasmo
apriovechando la cordial conversación:
Vaya, que niños más majos, que
maravilla de juventud, se nota que hoy
en día lo tienen todo muy fácil . En sus
palabras dse adivina una crítica
disfrazada. Lo tinen todo muy fácil, por
eso son maleducados. El problema es
que el anciano sufre de malas
digestiones y tiene problemas en el
hígado.
Gestión emocional ritual de este caso:
Es evidente que este señor tiene ira
contenida. No se atreve a sacarla por
miedo. Ahí tenemos la segunda emoción
escondida. Tiene miedo a crear
conflicto, a que los vecinos se enfaden
con él. Entonces saca su enfado en forma
de ironía. Es algo que ocurre de forma
inconsciente. La ironía o el sarcasmo
son como un puñal traicionero. El
problema es que el anciano sufre de
malas digestiones y tiene mal el hígado,
que es el órgano que acumula la ira no
expresada. Lo ideal es que el anciano
hiciera un marco de protección y sacara
la rabia de la forma más salvaje,
golpeando un cojín, estrellando naranjas
contra la pared, gritando, insultando a
los niños, apretando el puño o
pataleando sobre el suelo hasta
desahogarse del todo.
Es posible que al terminar, lo que
haya debajo es un asunto de su infancia
referente a sus padres o a su educación,
donde se tuvo que tragar sus emociones.
Seguramente debajo de la rabia haya
tristeza. A veces las emociones vienen
también de tres en tres. Si el anciano
hiciera esto cada vez que siente rabia,
siempre protegido por un marco
sagrado, es posible que al final lograra
reprogramar su propia estructura
educativa liberándose de los problemas
de hígado y de sus malas digestiones. Es
más que seguro que con el tiempo podría
sentirse más honesto y menos irónico. Al
fin y al cabo, ser honesto no significa ser
maleducado. Se pueden decir las cosas
con amos y respeto, sobretodo cuando la
ira no está actuando dentro de uno.

c) EL ADOLESCENTE QUE TEME


HACERSE ADULTO (EL MIEDO)
Este es el caso de un adolescente que
aparenta desear ser adulto para hacer lo
que le de la gana, aunque en realidad
tiene terror a tomar responsabilidades.
Pretende hacer ver que es adulto para
lograr independencia, mientras sigue
viviendo de los padres. En realidad
tiene miedo a crecer y se escuda en una
rebeldía desde la que parece no
interesarle el mundo. Se la pasa
cuestionando lo que hacen sus padres sin
aportar nada. En realidad está enfadado
con el mundo adulto, con el sistema,
porque no se ve capaz de actuar en él.
Por eso espera que los demás lo hagan.
La ira que manifiesta su rebeldía es
mostrada en forma de enfado, emoción
que tapa el miedo a ser adulto y asumir
responsabilidades. Es muy posible que
detrás de todo ese miedo a crecer esté la
tristeza de la impotencia, del dejar atrás
la seguridad de la infancia.
Gestión emocional ritual de este caso:
Lo ideal es que el adolescente supiera
hacer marcos de protección para que su
rabia y frustración no llegaran a sus
seres queridos. Al mismo tiempo,
evitaría alimentar su mente con todos
esos pensamientos destructivos que
siempre recibirá de vuelta. Una vez
hecho el marco, el adolescente debería
expresar todo aquello que siente, como
hacen algunos cantantes de rap, sacarlo
todo mediante cantos, textos, dibujos,
patadas, danzas o gritos. Golpear
tambores, gritar, etc. Al terminar, lo
interesante sería tomar todo lo
expresado y sintetizarlo en un papel para
luego reconocer ese enfado e impotencia
y poder quemarlo, devolviéndolo con
agradecimiento al universo.
Después, el adolescente debería
sentarse sereno y visualizar el mundo
que desearía tener, la vida adulta que
desearía crear. Pintarla, escribirla y si
fuera posible, leer o mirar esas
imágenes durante 21 o 40 días, antes de
ir a dormir o al levantarse. Además, al
menos una vez, debería representar con
barro al adulto en el que se está
convirtiendo e ir a entregárselo a la
madre Tierra. Pedir permiso a la
naturaleza, hacer un agujero, hablar con
la Tierra como se habla con una madre
dulce, entregarle la estatuilla con una
ofrenda de flores, un poco de miel o
algo dulce y decirle algo así:
Madre, esta figura representa al
adulto en el que me estoy convirtiendo.
Ayúdame a que crezca sano y
consciente. A cambio te ofrezco estas
flores y estos dulces. Te amo.
Luego se cubre el agujero de tierra y
se debe generar algún tipo de
celebración. Los Q’ eros entierran
también algo de grasa animal. Dicen que
eso ayuda a que el deseo se ancle en la
Tierra. Yo lo hago con aceite de oliva
porque no como animales. Al final, se
trata de crear una metáfora en la que
intercambiamos con la madre. Le damos
flores y dulzura a cambio de que nos
ayude en nuestro crecimiento. Es como
sembrar. Por eso a veces, al dar las
gracias, yo riego la superficie con agua
bendita o agua puesta al sol. Cada uno
que pruebe a su manera.

d) LA MUJER ABANDONADA (LA


TRISTEZA)
Esta es una mujer muy triste porque su
marido ha muerto tras 20 años de
matrimonio. Como cuando era niña y
murió su padre, siente que la han dejado
sola de nuevo. Lo racionaliza y trata de
vivir con ello honrando a su difunto
marido y tratando de contener una ira
oculta relacionada con el enfado hacia
su marido por abandonarla.
Gestión emocional ritual de este caso:
En este caso ocurre que la mujer no se
permite vivir el enfado. Se queda
anclada a la tristeza y evita abrir su
rabia porque respeta la memoria de su
marido. En realidad, expresarla
abiertamente sería lo más saludable para
ella. Lo mejor sería hacer un marco de
protección y llorar sin contención o
juicio moral, ante una fotografía de su
marido difunto. Permitir que fuera
saliendo toda la tristeza hasta conectar
con el enfado. Expresar la ira hasta el
final, sin juicio, sin culpa. Una vez
traspasada, yo generaría un bello acto
metafórico de despedida. Un acto bello
para liberarlo y liberarse de cualquier
atadura o tema pendiente entre ambos.
Eso siempre va bien para poder empezar
de nuevo. Dejar morir para volver a
renacer, siempre respetando los prcesos
de cada uno.
Pues he aquí que el reino de los cielos
está en medio de vosotros
Lucas 17, 21
Deseé creer en mi voz interior por
encima de la “voz del mundo”. Creer
que lo que siento es real, que lo que
imagino es real, que lo que me hace latir
es tan real como cualquier cosa que
pueda tocar con mis manos…
… y quise entonces materializar mis
sueños en vez de huir hacia ellos cada
vez que me sentía atrapado o limitado
entre las paredes de esta matriz que
llamamos “nuestra realidad”.
Decidí que ya era tiempo de abrazar
mi propio poder, mi responsabilidad y
mi libertad, creando una realidad propia
de forma elegida y consciente,
materializando mis sueños más
esenciales, esos que viven en el corazón
de todo ser humano y que representan la
misión que cada uno de nosotros ha
venido a encarnar.
Mi anhelo era vivir en el Paraíso y
comprendí que este no estaba en otro
lugar que dentro de mí. Me di cuenta de
que para dejarlo salir, era necesario
acabar con todo conflicto interno que me
impidiera proyectarlo fuera, en mi
momento presente. Así fue como empecé
a hacer las paces con todo lo que yo
creía algo separado de mí. Reuní los
aspectos de mí que estaban en conflicto
y decidí aceptarme en todas mis formas,
traspasando mis juicios, mis dudas y
todo lastre que me impidiera estar en el
corazón.
Aprendí a amar por igual mi luz y mi
sombra… y desde la más preciosa de
las armonías empecé a integrar.
Entonces ocurrió que algo de mí
empezó a ver, a saber y a comprender
más allá de toda razón. La coherencia se
hizo presencia y se descubrió ante mi
mirada para recordarme que yo era al
mismo tiempo creador y creación, y que
la Totalidad y la expresión única de lo
singular se manifestaban a la vez en mí y
en cada uno de los seres que poblaban
este maravilloso planeta azul que
llamamos la Tierra.
Estaba eligiendo imaginarme a
imagen y semejanza de lo que mi
corazón había venido a encarnar. Estaba
aceptando existir como su fiel
representante en la Tierra. Estaba
cumpliendo mi verdadero destino. Cesó
entonces todo fuego, toda queja y
cualquier juicio o culpa, y supe que
transitaba un camino con corazón, desde
el que poder empezar a encarnar, aquí y
ahora, mi propio Cielo en la Tierra.
Víctor Brossa
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