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ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN DE APRENDIZAJES

La evaluación en la educación superior ha constituido un cambio en los últimos


tiempos frente al modelo evaluativo, pasando de un modelo basado en el producto
únicamente a un modelo orientado hacia el proceso. Resaltando a través del
proceso de esa evaluación según Bryan y Clegg (como se cita en Verdejo, P., 2015)
habilidades que ayuden en el desarrollo de autorregulación, autonomía y
responsabilidad del estudiante.

Si bien es cierto, toda evaluación es basado en un valor asignado, sea este


cualitativo o cuantitativo, dicha evaluación es sobre una desempeño, producto o un
proceso, también se evalúan situaciones de resolución de problemas, la aplicación
y propuestas de posibles procedimientos en búsqueda de soluciones a dichas
situaciones. Las evaluaciones pueden ser de desempeño y de tipo formativa.

En la educación superior, las evaluaciones de desempeños sirven como medio


sumativo en la calificación de logros del aprendizaje y como indicador formativo del
desempeño, siendo estas muy importantes para los profesores frente al seguimiento
de los estudiantes.

Una evaluación comprueba si después de un aprendizaje se logran alcanzar ciertas


competencias y logros que se establecen frente a ese, y así si se presentan
falencias sean mejoradas tanto en los estudiantes actuales como en los futuros. La
evaluación es un constante proceso y gradual partiendo de lo que se quiere que el
estudiante conozca, aprenda hacer y valorar. Este proceso requiere ciertas etapas;
la participación, planeación, selección y enfoque de métodos de evaluación, uso de
resultados y evaluación del mismo proceso, para así ajustar y mejorar aprendizajes
de acuerdo a los resultados de la educación superior. Cabe recordar que la forma
de evaluar puede posibilitar o limitar lo que se aprende.

Dentro de la evaluación formativa se pueden promover el aprendizaje a lo largo de


la vida del estudiante. Estas evaluaciones permiten al estudiante una
transformación, pasando de evaluación de aprendizaje a evaluación para el
aprendizaje.

Este tipo de evaluación se divide en formal e informal, la primera se basa en el


escenario curricular específico mientras que el segundo se basa en el transcurrir de
eventos fuera del currículo. En esta evaluación juega un papel muy importante las
retroalimentaciones, ya sean entre el profesor y el estudiante, entre estudiante y
estudiante, estudiante y agente externo al contexto educativo o estudiante
observando la retroalimentación del profesor con otro estudiante.

Por otro lado, una evaluación implica el uso de ciertas herramientas que permitan
elaborar como plantea Vallejo (2015) “un perfil de fuerzas y debilidades que sirva
de base en la planeación y regulación del proceso” y así se logre el alcance de
niveles altos y óptimos de aprendizaje.

Evaluaciones donde se le permita al estudiante un proceso de reflexión y


autorregulación como hace mención Resnick (como se cita en Vallejo, P., 2015)
permite promover un aprendizaje desde la autocrítica y crítica educativa, es de gran
importancia hacer énfasis en este punto puesto que el estudiante necesita
desarrollar la autonomía, el compromiso y promover habilidades necesarias para
una autorregulación. Los resultados obtenidos en evaluaciones permitirán al
estudiante la toma de decisiones para empezar una buena formación, mejorar y
reformular estrategias que sean solución o intervención frente a las situaciones
problemas.

En una evaluación existen límites señalados por ciertas condiciones internas como
externas al aula de clases, en las primeras entra en juego las condiciones
personales de cada evaluado, mientras que en la segunda influyen factores como
el medio, infraestructuras y tecnologías entre otros.

La buena elección de los procesos, métodos e instrumentos será de acuerdo al


estilo de aprendizaje y competencias a evaluar. Se debe tener presente para esto
ciertos métodos que impliquen ejecución o resolución de situaciones problemas, de
respuestas escritas basadas en argumentos, junto a presentación, comunicación,
debate oral y también pruebas estandarizadas partiendo de tareas y/o problemas
de la vida real. En cuanto a los instrumentos se deben cumplir criterios de validez
tanto de contenidos como confiabilidad, garantizándose evaluación “objetiva” y de
buena calidad.

Por otro lado, cabe aclarar la evaluación por evidencia como plantea Vallejo (2015)
es aquella enfocada en el cumplimiento de características y criterios, pactados
desde los profesores y contextos académicos. Este tipo de evaluación puede ser
definido como aquella experiencia de práctica profesional o también aquella
validación estadística. El método más eficaz en esta evaluación es la observación
directa de ejecuciones.

Para realizar el diseño o escogencia del modelo de evaluación se debe partir del
proceso aprendizaje - enseñanza – evaluación. Si el aprendizaje es de tipo
complejo, en la evaluación se debe abrir espacios para que el evaluado pueda
demostrar sus estrategias de pensamiento y esté dispuesto a recibir respuestas no
previas.

Siguiendo la teoría que sustenta Vallejo (2015) se puede afirmar con respecto a la
evaluación, que si ésta es diseñada en medio del proceso de formación se puede
llegar a obtener evidencias que pueden adjuntarse y sumarse al momento de
realizar una evaluación final culminada dicha formación.

En medio de las diversas dimensiones de las evaluaciones como plantea vallejo, P.


(2015) se encuentran ciertas estrategias de las cuales se desglosan nueve (9) tipo
de esas. La primera es catalogada como evaluación autentica, haciendo frente a los
escenarios con situaciones problemas dentro de la práctica profesional y las
diferentes variables como las disciplinares, sociales, valorativas, políticas y
económicas para resoluciones de problemas, sean estos tomados de la vida real o
hipotéticos, demostrando los evaluados las competencias adquiridas. En esta
evaluación se requiere integrar tanto habilidades en la resolución de problemas
como estrategias para abordarlo partiendo de los conocimientos teóricos o
conceptuales previos que se tienen, un juicio de modo crítico de las alternativas y
proceder a la aplicación de los procedimientos hasta llegar a una solución.
Como afirma Vallejo (2015) el enfrentar ciertas situaciones reales resaltan
oportunidades de formación basado en competencia y desarrollo de un
pensamiento complejo.

La segunda estrategia, evaluación con simulaciones, permite representar


situaciones reales a través de simuladores, modificando los valores de las variables
presentes y sus parámetros, probando diferentes hipótesis y condiciones que tenga
el problema. Para saber elegir los simuladores se debe tener en cuenta que cumpla
con las competencias claves a evaluar reflejando consigo un grado de complejidad
de la vida real. Si las simulaciones a usar contienen retos e innovaciones pueden
resultar más útiles e interesantes en el aprendizaje de quien se evalúe. Las
situaciones problemas como también los cursos de acciones posibles son propicios
dentro de una buena simulación.

La tercera estrategia, llamada evaluación con base en problemas o mediada por


procesos de investigación, tiene por objetivo desarrollar proyectos de carácter
investigativo donde se reflejen ejecuciones de competencias a evaluar,
concretándose evidencias con sus principios de calidad en cada paso del proceso.
Al momento de la entrega de resultados de dicha investigación se permite evaluar
competencias transversales dentro de esta. La esencia de este proceso de
evaluación está en el escoger el problema de investigación.

Toda evaluación puede ser utilizada para organizar reflexiones y registrar los
avances que se adquieran en el transcurrir de la elaboración de estrategias de
pensamiento en una resolución de un problema expuesto. Es bueno tener la
evaluación permanentemente dentro de las tareas de los estudiantes. Así mismo se
pueden comprobar que los conocimientos que se adquieran y las habilidades
puedan sujetarse totalmente y ponerse en práctica al resolver un problema.

La cuarta estrategia, evaluación integrada a lo largo del proceso de aprendizaje,


hace referencia a las mejorías que se brindan continuamente a través de
valoraciones, retroalimentaciones y metacognición, replanteándose cada evaluado
su plan de aprendizaje. Esta evaluación expone que los estándares académicos
aumentan y ayudan en cierto grado a los estudiantes que presentan bajo
rendimiento, también permite a cada estudiante una autoevaluación de ellos
mismos a cerca del desempeño orientándose a procesos de resolución y ejecución
de tareas. Una retroalimentación compromete la realización de análisis de las
fortalezas y debilidades para iniciar las actividades que permitirán el fortalecimiento
de aprendizajes y desempeños.

Por quinta estrategia se encuentra la evaluación de ejecuciones con matrices de


valoración a través de rejillas o rúbricas, la cual permite la resolución de ejecuciones
partiendo de diversas evidencias que deben ser valoradas; a través de matrices de
valoración o rejillas se exponen elementos de observación, criterios de calidad y
facilidad en el proceso de evaluación. En el caso de evaluaciones de competencias
transversales suele usarse matrices de valoración en diversos escenarios y
profesiones. Las matrices de valoraciones tienen por objetivo posibilitar la
identificación de evidencias que se observan del desempeño y determinar así por
las características o criterios de calidad la asignación de distintos niveles de
desempeño, notándose diferencia entre un novato y un experto, donde se hace
notar un trabajo aceptable de uno experto. Para esta evaluación y su resolución se
deben tener en cuenta aspectos como conceptuales, cognitivos, procedimentales,
heurísticos y axiológicos (Vallejo, P., 2015)

En la estrategia sexta, evaluación con múltiples instrumentos y en varios momentos,


muchos docentes mantienen como preferencia la disposición de diferentes
instrumentos al momento de realizar evaluaciones y poder recolectar gran cantidad
de información para deducir los niveles de logros o dominios de competencias y
desarrollo de pensamientos complejos. Se puede afirmar que una evaluación de
alta calidad se deriva en gran medida por la unión de diversos métodos bien
implementados o cimentados. En esta evaluación se hace énfasis en ciertas
pruebas; de ejecución auténticas (refiriéndose a juicios situacionales, midiendo el
saber hacer del profesional frente a situaciones difíciles), de muestra de trabajo
(ejecutándose acciones con base a fuentes y herramientas) y evaluación de
desempeño de trabajo (refiriéndose a manifestaciones de competencias frente al
contexto de trabajo por parte del evaluado siendo observado y evaluado por jueces).
. En este punto las retroalimentaciones adquieren gran importancia al poder ser
compartidas con todo un grupo con el fin de mejorar los desempeños en grupo.

Con relación a evaluaciones y estrategias, se encuentran las evaluaciones


diagnósticas siendo gran instrumento para permitir la verificación de dominios en
elementos requeridos para proceder a niveles de complejidad y desempeño más
alto, deben ser suficientes las informaciones obtenidas para adecuar o enfatizar
según los docentes en aspectos que requieran de más desarrollo o
retroalimentación. Las evaluaciones pueden ser a lo largo de todo el proceso
formativo, siendo diversas o combinaciones tradicionales; procedimentales a través
de listas y las de tipo resolución de problemas o bien llamadas ejecuciones
complejas valorándose matrices o evidencias recolectadas en portafolio de trabajo
o bitácoras. Así mismo, programas de formación que hagan inmersión del uso de
herramientas virtuales mejoran la capacitación de evaluaciones automáticas.

Retomándose las estrategias, la séptima corresponde a evaluaciones con base en


evidencias recolectadas en portafolios de trabajo y bitácoras, donde un portafolio
deberá ofrecer la colección de trabajos con historias de esfuerzos, reflexiones,
progreso y logro en un área específica con propósito definido. El portafolio es aquel
conjunto de tareas con las evaluaciones mostrándose el avance en el logro de
competencias y los elementos, siendo de forma vertical u horizontal, permitiendo
integrar una calificación final; también sirve este como monitoreo de avances.
Mientras que una bitácora no se incluye esa reflexión de aprendizaje logrados y
devolución del profesor que se presenta en un portafolio.

Auto evaluación y co-evaluación, estrategia octava, hacen referencia a las


estrategias que orientan y promueven el aprendizaje, desarrollando en los
estudiantes una mejor capacidad para evaluar el trabajo por ellos mismos,
habilitándolos a ser emprendedores en aprendizajes auto-dirigidos, aprendizajes
que perduren a lo largo de la vida. Las auto y co-evaluaciones solicitan de
profesores para que el estudiante aprenda a distinguir entre una evaluación que
haya sido basada en esfuerzo o evidencias y criterios de calidad, contribuyendo a
un buen desarrollo de habilidades como autoconocimiento y autorregulación.
Y por última, la estrategia novena, evaluación con base en TIC, ofreciendo
numerosas posibilidades que se puedan implementar en las estrategias de
evaluación, presentan facilidad de aplicación de pruebas y evaluaciones virtuales,
donde permiten la calificación de forma automática o respuestas construidas en las
que intervengan docentes o jueces para evaluarlas o calificarlas. Permiten también
facilidades de comunicación a gran distancia, en cualquier tiempo, fomentando
acciones de enseñanza-aprendizaje donde el estudiante realice sus evaluaciones
formativas, a su ritmo y tiempo, obteniendo retroalimentación y evaluaciones
automáticas. El uso de herramientas digitales va más allá de un apoyo, cambiando
la complejidad dentro del desarrollo de ambientes de aprendizajes y evaluación.

A modo de conclusión, una evaluación tiene un sin fin de propósitos, siendo muchas
veces señalada como “tarea compleja que integra numerosas dimensiones de la
acción educativa e interdependencia del aprendizaje” donde es el docente quien
decide y define qué pretende evaluar, cómo y en qué momento evaluar; se puede
decir también que los métodos, estrategias e instrumentos que requiera una
evaluación dependerá en gran parte del tipo de actores que intervienen en los
procesos educativos y el contexto que los encierre, por ende una evaluación para
ser eficaz, lograr óptimos resultados solicita aproximaciones tanto específicas como
cercanas con quien se evalúa y mantener permanentemente buena relación con
quien evalúa y así al momento de emprender acciones de formación, de
mejoramiento y reformular estrategias de intervención nótese gran información
recolectada y pertinente para producir transformaciones exitosas en cualquier tipo
de aprendizaje.

Leonardo Martínez F.

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