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El Ser Humano no nace – se Hace

El ser humano no es un estado genético o genérico por creerlo o pensarlo así.


El hombre al nacer no nace inteligente ni consciente; por consiguiente, tampoco nace ser
humano. Si el hombre nace genética y físicamente sano, nace con la aptitud para acceder y
desarrollar, las escalas mas elevadas de la inteligencia y de la consciencia, entre otras
cualidades constitutivas, indispensables para poder constituirse en Ser Humano. De lo
contrario, ahí se quedará estancado y distraído, sin futuro, inconsciente, sin futuro, sin ser,
sin sentido, sin razón de vivir o existir.
Desafortunadamente, la ciencia y el hombre en general, no conocen las diferentes escalas
de la inteligencia y la conciencia. Desconocen de donde provienen y cómo desarrollarlas,
incluso ni siquiera tienen estos términos debidamente definidos y conceptuados. La ciencia
comete una muy grave equivocación, una muy grave omisión, al considerar que el
hombre genética y genéricamente al nacer, nace Ser Humano, porque desconocen las
aptitudes y cualidades constituyentes que lo componen. Por ello no saben diferenciar un
hombre ignorante e inconsciente, un degenerado racista de un Ser Humano.
Por el solo hecho genético y genérico que trae una persona al nacer, no se le puede
considerar humano. Para poder considerar o calificar a alguien como ser humano, debe
haber desarrollado entre otras aptitudes las escalas de la inteligencia y la consciencia
humana. Gracias a la genética, una persona nace con la aptitud para desarrollar las
cualidades constituyentes del Ser Humano, nace con la aptitud de desarrollar la inteligencia
y conciencia Humana, si es que tiene y mantiene la actitud necesaria para ello.

¿Dónde está la libertad?

Teresa - Martes, 15 de septiembre de 2009


Parece que nuestro “bien” más preciado es la libertad,
casi más que la vida; de hecho a lo largo de la historia
miles y miles de personas la han perdido (la vida) por
conquistar la libertad. Sentirse libre es una de las cosas
más hermosas que hay. Pero claro, no es lo mismo para mí la libertad, que para Platón, ni
para ti, que estás leyendo esto.

A mí no me basta con la ausencia de interferencias, porque no la hay: siempre


intervienen los demás los poderes públicos, la “sociedad”, y tampoco me basta con la
ausencia de dependencia, puede que yo sea más autónoma, más libre si puedo elegir de
quien dependo (de mis amigos, de un novio…) pero cuando no puedo elegirlo no soy tan
libre…

Pero… ¿somos libres? Hay muchas cosas que me hacen dudarlo. Vivimos en un mundo
completamente alienados, una sociedad que lucha contra la espontaneidad, contra el fuego
que llevamos dentro, una sociedad manejada (y manejante) con unas cuerdas, una sociedad
que, obediente, baila al ritmo del que
canta arriba: y uno y dos y uno y dos…
…Y cuando uno de los títeres pretende soltar esos hilos ¿dónde están los hilos? No se
ven, son tan finos, tan transparentes, tan sutiles… que no se distinguen de lo que es real…
pero por fin se encuentran (solo hay que buscar), y ese títere insumiso tira de ellos, pero ¡qué
duros están! Pero el títere valiente, el que quiere ser
libre y dejar de ser títere, nos increpa a los demás títeres: ¡no tenéis porque seguir siendo
títeres!, nos dice, ¡podéis ser vosotros mismos! ¡Podéis abrir los ojos y mirar a través del
cristal!...

…Y es entonces cuando esta bonita historia se trunca y aparece la “mano invisible” y el pobre
títere es ahora un terrorista, o un indeseable, o se le acusa de alterar el orden público (si ese
concepto tan indeterminado y amplio que gusta tanto a los políticos y gobernantes) yo de ir
contra la paz democrática… y es entonces cuando se ponen en marcha los mecanismos de
exclusión, de “estado de excepción”… porque la “sociedad prevalece”. Pero ¿qué sociedad
prevalece? Esa, la que baila, duerme y come delante de ese escenario en blanco y negro, la
que se mueve bajo los hilos
¿o la que sufre, muere y padece en las sombras? ¿la que está
detrás del escenario? Esa no lleva ningún hilo, esa está en
una jaula…

¡Pobres títeres! ¡no vemos lo que hay! ¿o es que no queremos? Si nos diésemos la
vuelta… veríamos lo que hay detrás de ese escenario… ese escenario traslúcido… que
distorsiona un poco la “realidad” (digo un poco porque el resto ya lo hacemos nosotros)… la
realidad de los que viven detrás del escenario, detrás de las vallas, detrás de nuestras
cómodas vidas de marionetas… pero parece que no queremos mirar…
… y ¿dónde está la libertad???????

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