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Republica Bolivariana de Venezuela

Universidad Bolivariana de Venezuela

Centro de Estudios en Ciencias de la Energía

Programa de Formación Avanzada en Ciencias de la Energía

ANALISIS DE SENTENCIA RESPONSABILIDAD OBJETIVA

DEL EMPELADOR

Elaborado por:

Yexelis Pereira

C.I. 17.649.949

Florelvis Farias

CI. 18.331.516

Julio, 2015
Responsabilidad Objetiva del Empleador

Llamada también responsabilidad sin culpa, cuya primera manifestación


en la practica fue regulada en las leyes de accidentes de trabajo, según las
cuales el patrono responde por los daños físicos que reciben los trabajadores
en la realización de sus labores o como consecuencia de ellas, con entera
independencia de que haya mediado culpa o negligencia y aun cuando se
hayan producido por imprudencia o la culpa no grave de la propia victima. Esta
forma de responsabilidad objetiva es llamada también responsabilidad por el
riesgo creado.
Los elementos de la responsabilidad objetiva son:
 Que se use un mecanismo peligroso.
 Que se cause un daño.
 Que haya una relación de causa a efecto entre el hecho y el daño.
 Que no exista culpa inexcusable de la víctima.

Según la Tesis de Saleilles la responsabilidad objetiva nace del supuesto de


que el daño causado por un objeto debe ser reparado por su propietario, no
porque el dueño haya incurrido en culpa, sino porque su cosa, su maquinaria
ha creado un riesgo, sobre el cual debe responder, indemnizando al trabajador
tanto por el daño material como por daño moral.

Artículo 1.193 del vigente Código Civil, el cual dispone:


“Toda persona es responsable del daño causado por las cosas que tiene bajo
su guarda, a menos que pruebe que el daño ha sido ocasionado por falta de la
víctima, por el hecho de un tercero, o por caso fortuito o fuerza mayor”.

Análisis de Sentencia Responsabilidad Objetiva del Empleador

1.- Tribunal que dicto la Sentencia


Tribunal Supremo de Justicia (De primera instancia)
Juzgado Primero Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado
Barinas

2.- Tipo de Sentencia

Sentencia definitivamente firme


Colocar lo que dieron

3.- Identificación en las partes del proceso

Demandante: GABRIEL JIMÉNEZ


Demandado: Sociedad Mercantil MULTISERVICIOS GERARDO, C.A
4.- Objeto o motivo de la demanda

Cobro de indemnización derivada de accidente de trabajo el cual tuvo como


consecuencia la pérdida de la visión de ojo izquierdo en un noventa por ciento
(90%).

Demanda los siguientes conceptos y cantidades:


1) Indemnización laboral establecida en el artículo 571 de la Ley Orgánica del
Trabajo: sesenta y siete mil bolívares (Bs. 67.000,00)
2) Indemnización por el daño moral sufrido: quinientos mil bolívares (Bs.
500.000,00)
3) Indemnización por concepto de gastos clínicos y manutención durante la
intervención quirúrgica y la convalecencia: ocho mil ochocientos cuarenta y un
bolívares con veintiún céntimos (Bs. 8.841,21).

Finalmente estima la demanda en una suma total de quinientos setenta y cinco


mil ochocientos cuarenta y un bolívares con veintiún céntimos (Bs. 575.841,21).

5.- Alegatos y pretensiones de las partes

Parte de una sentencia (Narrativa)

Demandante:

Comenzó a prestar servicios el 30 de abril de 2005, como latonero y pintor de


vehículos, devengando un salario semanal de setecientos bolívares (Bs.
700,00), equivalente a dos mil ochocientos bolívares (Bs. 2.800,00) mensuales.

Aduce que el 8 de abril de 2008, se encontraba cumpliendo funciones de


latonero y pintor bajo las órdenes directas del ciudadano Gerardo Rozo, toda
vez que el objeto de la empresa es el de latonería y pintura en general, “sacar
golpes” de los vehículos que sufren impactos entre sí y descoloramiento de la
pintura.

Indica que como era habitual se encontraba ejerciendo su trabajo de latonero,


enderezando parte de un carro chocado, utilizando para ello una mandarria y
una leva.

Que siendo las 09:30 a.m., al golpear la leva “metal con metal”, desprendió una
esquirla u objeto extraño, que en forma rápida penetró en su ojo izquierdo,
alojándose exactamente en la mácula que es el área de mayor visión; tal
infortunio trajo como consecuencia la pérdida de la visión de dicho ojo en un
noventa por ciento (90%).
Esgrime que para el momento del accidente no utilizaba el equipo de
protección personal para realizar esas labores, por cuanto la empresa nunca
cumplió con la obligación de suministrarle el equipo correspondiente.

Que al manipular dos herramientas y golpear o friccionar la una con la otra


estas expiden esquirlas que se convierten en proyectiles, las cuales vulneran
de forma rápida los lugares no protegidos del cuerpo humano causando daños
graves e irreparables, ello como consecuencia de las diversas omisiones del
patrono de no dar cumplimiento a las normas de la Ley Orgánica de
Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT),
quedando en evidencia la responsabilidad del ciudadano Gerardo Rozo.

Que en virtud del riesgo que genera la actividad de latonería y pintura de


vehículos, el empleador tiene la obligación de dotar a los trabajadores de los
equipos de protección de conformidad con lo establecido en el artículo 53 de la
Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente del Trabajo.
Asimismo, expresa que el ciudadano Gerardo Rozo, en su calidad de patrono,
no notificó el accidente de trabajo, que la empresa nunca constituyó un comité
de higiene, seguridad y salud laboral, que tampoco brindó asistencia y
asesoramiento sobre las precauciones que debía tener para realizar el trabajo,
que no recibió por escrito ningún tipo de adiestramiento para la identificación de
los riesgos y prevención de accidentes laborales.

Expresa que el patrono incumplió con las obligaciones establecidas en los


artículos 1, 56, 62, numeral 3, de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y
Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT) y 63 del Reglamento General de la
Ley del Seguro Social.

Que luego de acudir a diversos centros de salud fue trasladado al Hospital


Materno Infantil Los Andes C.A., siendo atendido por el Dr. José Gregorio
Márquez. Manifiesta que no contaba con dinero y la empresa no se
responsabilizó ni tomó ninguna iniciativa para prestarle la asistencia médica y
los primeros auxilios, el apoyo durante la intervención quirúrgica, la
hospitalización, los gastos clínicos ni el traslado a la ciudad de San Cristóbal,
estado Táchira.

Que su hijo Edgar Jiménez Mogollón sufragó los gastos de hospitalización y la


intervención quirúrgica con rayo láser, los cuales ascendieron a la suma de
ocho mil ochocientos cuarenta y un bolívares con veintiún céntimos (Bs.
8.841,21), por cuanto se le diagnosticó una hemorragia vítrea, producto de
cuerpo extraño intraocular.
Que con posterioridad a la intervención quirúrgica se dirigió al Instituto
Nacional de Previsión, Salud y Seguridad Laborales (INPSASEL) en Acarigua,
estado Portuguesa, a los fines de reportar el accidente de trabajo sufrido, por lo
que se abrió el expediente signado Nº BAR-08-0113. En dicho procedimiento
las autoridades indicaron las causas que conllevaron a la ocurrencia del
infortunio laboral que derivó en la pérdida de la visión en un noventa por ciento
(90%) del ojo izquierdo.

Que del informe de 17 de junio de 2008, elaborado por el INPSASEL se


evidencia a todas luces el incumplimiento del patrono de aplicar las normas de
higiene, seguridad y salud laboral, al mantener una conducta omisiva y
negligente.

Indica que el comportamiento omisivo del patrono en el hecho generador del


daño hace surgir una responsabilidad subjetiva, fundamentada en el hecho
ilícito, al no cumplir con lo que el legislador establece para las condiciones de
trabajo.

Respecto a la responsabilidad objetiva, señala que se genera esencialmente


porque el patrono es quien crea el riesgo dentro del medio ambiente de trabajo
y debe asumir las consecuencias derivadas del ejercicio de la actividad
económica a la cual se dedica para beneficiarse.

Arguye que la lesión ocasionada por el accidente de trabajo sufrido por el


incumplimiento del patrono de las obligaciones laborales previstas por el
legislador, le produjo un severo daño moral ya que le afectó de forma física,
psicológica y moralmente. Expresa “ya no soy el mismo hombre que era antes
del accidente”.

Demanda los siguientes conceptos y cantidades: 1) Indemnización laboral


establecida en el artículo 571 de la Ley Orgánica del Trabajo: sesenta y siete
mil bolívares (Bs. 67.000,00); 2) Indemnización por el daño moral sufrido:
quinientos mil bolívares (Bs. 500.000,00) y 3) Indemnización por concepto de
gastos clínicos y manutención durante la intervención quirúrgica y la
convalecencia: ocho mil ochocientos cuarenta y un bolívares con veintiún
céntimos (Bs. 8.841,21).

Finalmente estima la demanda en una suma total de quinientos setenta y cinco


mil ochocientos cuarenta y un bolívares con veintiún céntimos (Bs. 575.841,21).

Por su parte, la demandada en la oportunidad de la contestación expresa lo


siguiente:
Admite que el demandante comenzó a trabajar como latonero el 30 de abril de
2005.

Admite que la accionada es una sociedad mercantil que se dedica a la


actividad de latonería y pintura de vehículos, que ha incrementado
progresivamente su patrimonio operativo.

Admite que el 8 de abril de 2008, el demandante al manipular indebidamente


las herramientas de trabajo y sin tomar las previsiones obligatorias, racionales
y necesarias sufrió un accidente cuando un fragmento extraño ingresó a su ojo.

Niega que el ciudadano Gabriel Jiménez devengara un salario semanal de


setecientos bolívares (Bs. 700,00), dado que percibía como contraprestación la
cantidad de trescientos cincuenta bolívares (Bs. 350,00) semanales.

Niega que sus mayores clientes sean las empresas aseguradoras ya que el
porcentaje predominante de usuarios son particulares.

Niega la afirmación referida al no suministro del equipo de protección personal


al demandante, ya que su representada provee a todos sus trabajadores del
aludido equipo constituido por bata de vestir, botas de seguridad, guantes,
lentes protectores y cascos, instrumentos de los cuales se encontraba dotado
el trabajador al momento de producirse el infortunio, pero que imprudentemente
no utilizaba.

Sostiene que su representada posee en calidad de arrendataria un galpón


donde se desarrolla su actividad, el cual es amplio y reúne las condiciones
necesarias para que los trabajadores ejecuten sus actividades en un ambiente
adecuado y propicio para el pleno ejercicio de sus facultades físicas y
mentales, garantizándoles seguridad, salud y bienestar.

Niega que el demandante como consecuencia del accidente laboral haya


perdido la visión de su ojo izquierdo en un noventa por ciento (90%), por no
encontrarse ello acreditado de manera alguna.

Niega que no se mantuvieran reuniones periódicas con los trabajadores a los


fines de alertarlos sobre los posibles y eventuales riesgos de la actividad
laboral, por tanto, es falso que haya incumplido por omisión lo estipulado en los
artículos 1, 56 y 62 de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio
Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT).

Señala que es falso que el demandante no se encuentre inscrito en el Instituto


Venezolano de los Seguros Sociales.
Admite que al momento de ocurrir el accidente el representante de la empresa,
Gerardo Rozo, no se encontraba presente en la misma, no obstante, niega que
no se haya atendido con diligencia y solidaridad al demandante, pues desde
ese momento (más de dos años después) y hasta la actualidad se le han
pagado o indemnizado todos los gastos de alimentación, traslados internos,
honorarios profesionales y costos médicos; asimismo, se le ha pagado el
salario pese a que el trabajador ha superado con creces las cincuenta y dos
(52) semanas de ausencia que prevé la Ley y no ha querido reintegrarse a sus
labores o a cualquier otra que él prefiera.

Aduce que es falso que el hijo del demandante haya sufragado todos los
gastos de hospitalización y cirugía del demandante, pues los mismos los cubrió
el seguro que el ciudadano Gabriel Jiménez posee como trabajador de
educación.

Expresa que es falso que de los hechos narrados por el actor pueda surgir
evidencia alguna de la responsabilidad de su representada, siendo cierto que
fueron testigos presenciales del accidente los otros trabajadores que se
encontraban en el lugar del infortunio.

Niega que su patrocinada tenga, en la medida en que pretende el accionante,


responsabilidad objetiva y subjetiva en el accidente y que haya obrado
imprudente y negligentemente incurriendo en un supuesto de hecho ilícito.

Niega que se le adeude al demandante daños patrimoniales y morales así


como la suma de sesenta y siete mil bolívares (Bs. 67.000,00) por concepto de
la indemnización laboral establecida en el artículo 571 de la Ley Orgánica del
Trabajo.

Niega que se le adeude al demandante por concepto de indemnización por


daño moral la cantidad de quinientos mil bolívares (Bs. 500.000,00), pues no se
efectúa la necesaria relación de causa y efecto del presunto daño y la entidad
del sufrimiento moral delatado, ni se indica de alguna manera cómo se obtiene
dicho monto, lo cual imposibilita el derecho a la defensa de su mandante.

Niega que se le adeude al accionante la cantidad de ocho mil ochocientos


cuarenta y un bolívares con veintiún céntimos (Bs. 8.841,21) por concepto de
gastos clínicos y manutención durante la intervención quirúrgica y la
convalecencia, por cuanto los mismos no se encuentran acreditados, lo cual
imposibilita la labor defensiva de su representada.

Finalmente, conforme con la responsabilidad objetiva reconoce la ocurrencia


del accidente pero alega a su favor la conducta comprometida y solidaria que
asumió la empresa, pagando todos los gastos en que ha incurrido el trabajador,
así como el salario del mismo, a pesar de la contumacia de este de
reincorporarse a su puesto de trabajo u otro que considere conveniente.
Igualmente, insiste en que se le dotaba al trabajador del equipo de seguridad y
este imprudentemente omitía su uso. En consecuencia, solicita que se tomen
en cuenta tales circunstancias al momento de establecerse el monto que
eventualmente correspondería al demandante, entre el mínimo y el máximo
que prevé la legislación.

6.- Medios probatorios aportados al proceso por cada una de las partes

Parte de una sentencia (Motiva)

Pruebas del demandante:

Cursa a los folios 6 al 33 y del 216 al 311 consignados con el libelo de


demanda y el escrito de promoción de pruebas, recibos de pago reconocidos
por la parte demandada por lo que se les otorga valor probatorio. De los
mismos se desprende el nombre del demandante, el cargo que ocupaba, el
período de pago, el trabajo realizado y la cantidad cancelada. Asimismo, se
puede evidenciar que el trabajador recibía el pago por su trabajo en forma
semanal y que devengaba un salario que oscilaba entre ciento cincuenta
bolívares (Bs. 150,00) como mínimo y trescientos bolívares (Bs. 300,00) como
máximo.

Copia simple de factura Nº 0420061743 de 23 de abril de 2008, cursante al


folio 34, emitida por la empresa Seguros Horizonte C.A., a la cual no se le
otorga valor probatorio por tratarse de un documento proveniente de un tercero
que no contiene firma que lo autorice y no fue ratificado en juicio.

Copias certificadas del Informe de Investigación de Accidente emitido por la


Dirección Estadal de Salud de los Trabajadores de Portuguesa, Barinas y
Cojedes del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales
(INPSASEL) de 17 de junio de 2008, al cual esta Sala le otorga pleno valor
probatorio (folios 36 al 57 del expediente).

Informes médicos
Suscritos por el Dr. José Gregorio Márquez de fechas 10 de junio de 2008 y 21
de diciembre de 2009 (folios 72 y 212 al 215). Los mismos fueron impugnados
por la demandada alegando que fueron presentados en copia simple y que
emanan de un tercero que no es parte en el juicio, sin haber sido ratificados.
Ahora bien, conviene a esta Sala precisar lo siguiente:
No obstante, que en efecto los informes médicos cursantes en
autos no fueron ratificados en juicio por el médico especialista Dr. José
Gregorio Márquez, se ha hecho muy evidente para la Sala una conducta
contraria a la ética que debe prevalecer en todo proceso por parte de la
demandada, por cuanto se ha verificado que dentro del legajo de pruebas
promovidos por la empresa Multiservicios Gerardo, C.A., que ésta también
consignó en copias simples, los mismos informes médicos suscritos por el
médico especialista en oftalmología y retinólogo, Dr. José Gregorio Márquez
(ver folios 412, 413, 459 y 466).

Al respecto, es imperioso destacar que de acuerdo al principio de


adquisición procesal, una vez incorporadas las pruebas al juicio se consideran
adquiridas para el proceso y no para cada una de las partes individualmente
consideradas.

Así pues, cada parte puede aprovecharse, indistintamente de su


prueba como de la producida por la contraparte, y a su vez, el Juez puede
utilizar las resultas probatorias aun para fines diferentes de aquellos que
contemplan las partes que las producen, de modo que el Juez puede valorarlas
libremente, conforme a las reglas de la sana crítica, aun en beneficio del
adversario de aquella parte que ha producido la prueba.

En consecuencia, esta Sala les otorga valor probatorio a los informes médicos
aportados por ambas partes, de los cuales se desprende que el paciente
Gabriel Jiménez fue intervenido quirúrgicamente por el Dr. José Gregorio
Márquez, realizándose vitrectomía, lensectomía, láser y silicón, más extracción
de cuerpo extraño, de igual manera se evidencia que el paciente presenta una
discapacidad en la función visual de aproximadamente un noventa por ciento
(90%) en su ojo izquierdo.

Original de historia oftalmológica suscrita por el Dr. José Gregorio Márquez,


que de la misma manera fue promovida por la parte demandada y corre inserta
en el folio 425 por lo que al ser promovida por ambas partes se tiene como
cierta. De la misma se constata que en la evaluación de 18 de diciembre de
2008, se evidenció que el ciudadano Gabriel Jiménez no puede realizar
trabajos fuertes ni forzosos de acuerdo al tipo de función que desempeñaba
antes del infortunio, motivo por el cual se recomienda realizar otro tipo de
trabajo, ya sea en oficinas o supervisión (folio 35 del expediente).

Testimonial:
Se presentó para rendir declaración en la oportunidad de la celebración de la
audiencia el ciudadano Eddys José Quintero, quien afirmó que laboró para la
empresa demandada en el año 2007, en el cargo de pintor; que conoce al
ciudadano Gabriel Jiménez, porque lo vio laborando en la empresa; que el
patrono no cumple con suministrarle a los trabajadores el equipo de seguridad,
ni batas, ni botas de seguridad, ni lentes; que solo les da los instrumentos para
el trabajo pero no de seguridad. En la fase de repreguntas respondió que se
colocan trapos en la cara y en la nariz para no inhalar los tóxicos que emanan
de las pinturas. A dicha testimonial se le otorga pleno valor probatorio con base
en las reglas de la sana crítica, conforme al artículo 10 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo.

Pruebas de la demandada:

Copias al carbón de recibos de pago que no fueron impugnados por la parte


demandante por lo que se les otorga valor probatorio. Tales recibos se hallan
suscritos por el ciudadano Gabriel Jiménez, de los mismos se desprende que el
actor se encontraba de reposo médico, pagándosele semanalmente la suma de
trescientos cincuenta bolívares (Bs. 350,00) (folios del 314 al 385 del
expediente).

Copia simple de liquidación final de contrato emitida el 24 de noviembre de


2008, que no fue atacada por la parte demandante por lo que se le otorga valor
probatorio. De la misma se desprende que el patrono pagó al trabajador por los
conceptos de vacaciones fraccionadas, bono vacacional, utilidades, antigüedad
e intereses la cantidad de un mil setecientos noventa y cuatro bolívares con
veintisiete céntimos (Bs. 1.794,27) (folio 386 del expediente).

Copias simples de préstamo de dinero y retención del 10% sobre sueldos y


salarios que el patrono le efectuaba al trabajador, que si bien es cierto no fue
atacado por la parte demandante, se desechan por cuanto no versan sobre
algún punto controvertido en el presente juicio (folios 387 y 388).

Copias simple de liquidación final de contrato emitida el 31 de diciembre de


2009, liquidación y pago de utilidades del 1º de enero al 31 de diciembre de
2009, liquidación y pago de vacaciones de fecha 26 de noviembre de 2009, que
no fue atacada por la parte demandante por lo que se le otorga valor
probatorio. Se constata que el patrono pagó al trabajador por los conceptos de
vacaciones fraccionadas, bono vacacional, utilidades, antigüedad e intereses
las cantidades de tres mil doscientos diez bolívares con veinticuatro céntimos
(Bs. 3.210,24), setecientos bolívares con cinco céntimos (Bs. 700,05) y mil
doscientos sesenta bolívares (Bs. 1.260,00), respectivamente (folios 389, 390 y
391).

Recibos de finalización de contrato de 1º de febrero de 2008 y 25 de enero de


2008, que no fueron atacados por la parte demandante por lo que se les otorga
valor probatorio y se desprende que el patrono pagó al trabajador las
cantidades de cuatrocientos veinte bolívares (Bs. 420,00) y trescientos
cincuenta bolívares (Bs. 350,00) por concepto de trabajos realizados (folios 392
y 393).

Copias simples de reposos médicos suscritos por el Dr. Julio Márquez, (folios
394 y 395) que se desechan por cuanto emanan de un tercero y de
conformidad con lo establecido en el artículo 79 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo, debieron ser ratificados mediante la prueba testimonial. En relación
al documento que cursa en el folio 396 se desecha por cuanto es una copia
simple ilegible.

Documentales cursantes a los folios 397 al 411, que no fueron impugnadas por
lo que se les otorga valor probatorio. De ellas se desprenden facturas de
compra de medicamentos, récipes médicos, recibos por conceptos de viáticos
de traslado de Barinas a San Cristóbal, pagos de taxis, de consulta médica y
comida, efectuada por el Presidente de la demandada al trabajador.

Informes médicos suscritos por el Dr. José Gregorio Márquez. Se reproduce lo


dicho por esta Sala en la valoración anteriormente efectuada con ocasión a las
pruebas del demandante (folios 412 al 414).

Documentales que no fueron impugnadas por lo que se les otorga valor


probatorio. Las mismas están referidas a facturas de compra de medicamentos,
récipes médicos, recibos por conceptos de viáticos de traslado de Barinas a
San Cristóbal, pagos de taxis, cancelación de consulta médica y comida
efectuada por el Presidente de la empresa demandada al trabajador (folios
415-421, 423-424, 426-458 y 460-468).

Copia simple de registro de asegurado del Instituto Venezolano de los Seguros


Sociales, de la que se desprende que el actor fue inscrito por la sociedad
mercantil Multiservicios Gerardo, C.A., indicándose como fecha de ingreso a la
empresa el 15 de julio de 2008, es decir, posterior a la ocurrencia del accidente
laboral (folios 469 y 470).

Prueba de informes:
Se solicitó informes a la Unidad de Supervisión de la Inspectoría del Trabajo del
estado Barinas. Mediante oficio Nº US-10-038 de fecha 30 de julio de 2010, la
Unidad de Supervisión del Trabajo informó que existe un expediente
administrativo signado con el Nº 004-2006-07-02407, que en esa Unidad no
cursa inspección donde se evidencie el cumplimiento con las previsiones sobre
higiene y seguridad laboral y que no se pudo verificar por sistema la inscripción
en el seguro social del ciudadano Gabriel Jiménez. A dicho informe se le otorga
pleno valor probatorio (folio 487).

Testigos:
Se presentaron para rendir declaraciones en la oportunidad de la celebración
de la audiencia los ciudadanos Francisco Labrador y Lisbeth Carolina
Rodríguez. Al respecto, el primero afirma que trabaja para la empresa desde
mayo de 2002 como mecánico latonero; que la empresa le suministra lo básico
como son los lentes, los guantes y las botas; que se les ha dicho que el trabajo
que efectúan es de alto riesgo y que al momento del accidente el ciudadano
Gabriel Jiménez no usaba mascarilla ni lentes. La parte demandante no
repreguntó.

Por su parte, la ciudadana Lisbeth Carolina Rodríguez señala que labora para
la demandada desde hace nueve (9) años; que lleva la parte administrativa de
la misma; que la empresa les aporta a todos los trabajadores los implementos
como botas, lentes, mascarillas y que les efectúan charlas informativas para
decirles que el trabajo que hacen es de riesgo.

Esta Sala no les otorga valor probatorio a los dichos de los testigos
presentados por la demandada toda vez que estos manifestaron que son
trabajadores de la empresa, por lo que se presume que dicha posición
compromete su imparcialidad, de allí que sus testimonios no merecen
confiabilidad y por tanto, se desechan.

7.- Tipo de Responsabilidad del Empleador

Responsabilidades civiles por aplicarle pago de indemnización.

Responsabilidad administrativa: por incumplimiento de la LOPCYMAT


Según Numeral 10 “No se constituya, registre o mantenga en funcionamiento el
Comité de Seguridad y Salud Laboral, de conformidad con esta Ley, su
reglamento o las normas técnicas.

8.- Decisión tomada por el juez y basamento de la misma

1) Responsabilidad objetiva.

a) Indemnización del artículo 572 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997):

El demandante reclama por indemnización de responsabilidad objetiva la


cantidad de sesenta y siete mil bolívares (Bs. 67.000,00).

En el caso bajo estudio, quedó demostrado que el accionante sufrió un


accidente laboral que le produjo una discapacidad absoluta y temporal para el
trabajo habitual y que no se encontraba inscrito al momento de la ocurrencia
del mencionado accidente en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales
(I.V.S.S).
Al respecto, el artículo 572 de la Ley Orgánica del Trabajo, aplicable rationae
tempore, establece:

Artículo 572. En caso de accidente o enfermedad profesional que produzca


incapacidad absoluta y temporal para el trabajo, la víctima del accidente tendrá
derecho a una indemnización igual al salario correspondiente a los días que
hubiere durado la incapacidad. Esta indemnización no excederá del salario
correspondiente a un (1) año.

De la transcripción del artículo 572 de la Ley Orgánica del Trabajo (1997), se


desprende que en caso de un accidente o de una enfermedad profesional que
produzca incapacidad absoluta y temporal para el trabajo, la víctima tendrá
derecho a una indemnización equivalente al salario correspondiente a los días
que hubiere durado la incapacidad, no obstante, el monto que arroje dicho
cálculo, no debe ser mayor al salario correspondiente de un (1) año.

Tal como se desprende de las documentales valoradas por esta Sala y que
cursan a los folios 314 al 385, el último salario semanal que devengaba el
trabajador correspondía a la suma de trescientos cincuenta bolívares (Bs.
350,00) lo que da como resultado un salario mensual de mil cuatrocientos
bolívares (Bs. 1.400,00) que al multiplicarse por doce meses, arroja la cantidad
de dieciséis mil ochocientos bolívares (Bs. 16.800,00), monto este que debe
ser pagado al trabajador por concepto de indemnización del artículo 572 de la
Ley Orgánica del Trabajo (1997). Así se establece.

b) Daño Moral:

Por otra parte, reclama el demandante el pago de una indemnización por daño
moral la cual resulta procedente por equidad, en virtud de la responsabilidad
objetiva del patrono, como lo ha venido sosteniendo esta Sala desde la
sentencia N° 144 de 7 de marzo de 2002, (caso: José Francisco Tesorero
Yánez contra Hilados Flexilón, S.A.).

Al respecto se observa que, el artículo 1.196 del Código Civil, prevé la


obligación de reparar a quien haya sufrido un daño material o moral, siendo
potestad del Juez fijar el monto de una indemnización por daño moral, sujeta a
la prudencia de éste, demostrada que sea la ocurrencia del daño, proveniente
de una lesión corporal, de atentado a su honor, a su reputación, o a los de su
familia, a su libertad personal, como también en el caso de violación de su
domicilio o de un secreto concerniente a la parte lesionada, puede igualmente
conceder una indemnización a los parientes, afines, o cónyuge, como
reparación del dolor sufrido en caso de muerte de la víctima.
Lo señalado precedentemente tiene su base en que el pago que se dispone
como reparación de los daños morales no tiende a compensar el perjuicio
extrapatrimonial sufrido, sino que este sirve para acordar una satisfacción al
damnificado, es por ello que el Juez debe otorgar a este una suma de dinero
“que tenga en cuenta el desasosiego, sufrimiento, molestias, etc., pero no
como una compensación al dolor físico o psíquico, sino como una retribución
satisfactoria de tales quebrantos”.

Para ello, la Sala ha establecido que al decidirse una reclamación por concepto
de daño moral, el sentenciador, necesariamente, ha de sujetarse al proceso
lógico de establecer los hechos, de calificarlos y de llegar a través de este
examen a la aplicación de la ley y la equidad, analizando para ello los aspectos
establecidos en la citada sentencia Nº 144, a saber: a) la entidad (importancia)
del daño, tanto físico como psíquico (la llamada escala de los sufrimientos
morales); b) el grado de culpabilidad del accionado o su participación en el
accidente o acto ilícito que causó el daño (según sea responsabilidad objetiva o
subjetiva); c) la conducta de la víctima; d) grado de educación y cultura del
reclamante; e) posición social y económica del reclamante; f) capacidad
económica de la parte accionada; g) las posibles atenuantes a favor del
responsable; h) el tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima
para ocupar una situación similar a la anterior al accidente o enfermedad; y, por
último, i) referencias pecuniarias estimadas por el Juez para tasar la
indemnización que considera equitativa y justa para el caso concreto.

Esta Sala pasa a analizar los aspectos establecidos en dicha sentencia, con
referencia al caso concreto:

a) En cuanto al daño físico y psíquico sufrido por el actor (escala de los


sufrimientos morales): se observa que el accidente de trabajo le ocasionó al
ciudadano Gabriel Jiménez traumatismo ocular penetrante con
desprendimiento de retina, lo cual ameritó intervención quirúrgica, que derivó
en la perdida de la visión del ojo izquierdo en un noventa por ciento (90%),
acarreándole una discapacidad absoluta y temporal para el trabajo,
impidiéndosele por este infortunio realizar trabajos fuertes y forzosos como los
ejecutaba antes del accidente.

b) En cuanto al grado de culpabilidad de la accionada: se observa que no


cumplió con la normativa de salud y seguridad laborales, al no inscribir a los
trabajadores en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (I.V.S.S) y al
no declarar ante el INPSASEL el accidente de trabajo sufrido por el ciudadano
Gabriel Jiménez. Igualmente, se constató que la demandada no poseía
constancia de capacitación y formación en materia de prevención de
accidentes de trabajo y/o enfermedad ocupacional, constancia de entrega y
recepción de los equipos de protección personal, así como la inexistencia de
los delegados de prevención y de la conformación de un comité, un servicio y
un programa de salud y seguridad en el trabajo.

c) En relación con la conducta de la víctima: se aprecia que el actor estaba


realizando las funciones habituales de su cargo, no se evidenció actitud
culposa por parte del trabajador.

d) Respecto del grado de educación y cultura de la víctima: no consta en autos


el grado de instrucción del trabajador. Sin embargo, de acuerdo a las labores
desempeñadas dentro de la empresa (latonero) puede inferirse que no posee
formación académica de tercer nivel.

e) En cuanto a la capacidad económica de la demandada: se evidenció que


tiene doce (12) trabajadores, lo que indica que se trata de una mediana
empresa.

f) Con respecto a la capacidad económica y social del accionante: devengaba


un bajo salario por lo que se presume que ostenta una condición económica
modesta. Asimismo, se observa que al momento de la ocurrencia del accidente
contaba con 54 años, y actualmente, con 60 años, por lo que se trata de una
persona de la tercera edad.

g) Respecto a los posibles atenuantes a favor del responsable: se observa que


la empresa demandada fue parcialmente diligente al prestar apoyo financiero
para sufragar los gastos médicos del trabajador.

h) El tipo de retribución satisfactoria que necesitaría la víctima para ocupar una


situación similar a la anterior al accidente: al haberse materializado la
discapacidad absoluta y temporal del trabajador debe concluirse en la
imposibilidad de que este ocupe una posición semejante a la anterior al
accidente.

i) Referencias pecuniarias estimadas para tasar la indemnización que


considere equitativa y justa para el caso concreto: en virtud de todas las
variables analizadas se estima como justa y equitativa la suma de cien mil
bolívares (Bs. 100.000,00) como indemnización por daño moral.

2. Daño Material:

El actor demanda por daño material la suma ocho mil ochocientos cuarenta y
un bolívares con veintiún céntimos (Bs. 8.841,21) por concepto de gastos
clínicos y manutención durante la intervención quirúrgica.
En relación con la reclamación basada en la teoría de responsabilidad
subjetiva, esto es, el daño material, cabe señalar que la procedencia de tal
indemnización –la cual implica una reparación adicional a las indemnizaciones
de orden material previstas en la legislación del trabajo– tiene como
presupuesto que el daño causado se derive de un hecho ilícito del patrono. En
efecto, el hecho ilícito como fuente de la obligación de indemnizar un daño
injustamente causado, está consagrado en el artículo 1.185 del referido Código
Civil, el cual exige que el daño se derive de una conducta culposa o dolosa del
agente, siendo necesario establecer la existencia del daño, la falta del agente,
y la relación causal entre el daño ocasionado y la falta.

En consecuencia, para que procedan las indemnizaciones por responsabilidad


subjetiva contempladas en el Código Civil, es necesario que el actor pruebe la
relación de causalidad que hubo en la conducta del patrono y el daño, es decir,
que el daño sea consecuencia directa de tal conducta.

Ahora bien, esta Sala observa que pese a que en el presente caso, el patrono
inobservó normas de seguridad y salud en el trabajo no quedó fehacientemente
demostrado que el accidente ocurriera en virtud de la conducta desplegada por
la demandada, por tanto, al no existir la relación de causalidad entre el hecho
ilícito y el accidente ocurrido se declara improcedente el daño material
demandado. Así se decide.

Parte de una sentencia (Dispositiva)

Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala
de Casación Social, administrando justicia en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela por autoridad de la Ley, declara: PRIMERO:
DESISTIDO el recurso de casación anunciado por la parte demandada.
SEGUNDO: CON LUGAR el recurso de casación anunciado y formalizado por
la parte demandante, contra el fallo emitido por el Juzgado Primero Superior
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado Barinas, el 25 de
noviembre de 2010. TERCERO: ANULA el fallo recurrido. CUARTO:
PARCIALMENTE CON LUGAR la demanda incoada. QUINTO: Se condena el
pago de cien mil bolívares (Bs. 100.000,00) por concepto de daño moral.

No hay condenatoria en costas, dada la dispositiva de la presente


decisión.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente a la Unidad de Recepción y


Distribución de Documentos de la Circunscripción Judicial supra mencionada, a
los fines consiguientes. Particípese de esta remisión al Juzgado Superior de
origen antes mencionado, todo de conformidad con el artículo 176 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social
del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los ocho (08) días del mes de
de mayo dos mil catorce. Años 204° de la Independencia y 155° de la
Federación.

9.- Debilidades que presenta la sentencia

De la sentencia totaaaaaaallll

Presentar demanda a fin de multar a la empresa por la inexistencia de los


delegados de prevención, conformación de un comité, servicio de seguridad y
salud y un programa de salud y seguridad en el trabajo.

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