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Contenido
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1. Antecedentes
2. Objetivos científicos
3. Flota de la Operación Highjump
4. Desarrollo de la Operación
5. El Oasis de Bunger
6. Preguntas incómodas
7. Retirada de la Flota y declaraciones del Almirante Byrd
8. Desinformación
9. ¿Primera Batalla?: La versión novelesca de Felipe Botaya
10. ¿Segunda Batalla?: El supuesto testimonio de John Sireson
11. Fuentes para este artículo
Antecedentes
Insignia de la Operación Highjump.
Tras la Segunda Guerra Mundial, los Aliados descubrieron que más de 2.000
científicos del Tercer Reich e Italia habían desaparecido, junto a uno o dos millones de
personas, y que todos ellos se habrían dirigido a Nueva Suabia, o algún otro lugar de la
Antártida. Debido a esto, entre fines de 1946 y principios de 1947, los Aliados
realizaron la Operación Highjump («Salto de Altura»).
Las órdenes parten de Washington con la firma del Almirante D.C. Ramsey hacia las
flotas del Atlántico (Norfolk, Virginia) y del Pacífico Sur (San Diego, California). El
Secretario de la Marina, James Forrestal y el presidente Harry Truman aprueban la
Operación.
Para justificar públicamente un no del todo claro gasto militar como ese en un momento
en que los Estados Unidos estaban exhaustos económicamente tras la guerra, se buscó a
un personaje de excelente reputación y proyección pública y aceptado como un «gran
héroe americano» al nivel del legendario aviador Charles Lindbergh: el almirante
antártico Richard Evelyn Byrd.
Objetivos científicos
Se dijo a la prensa que se trataba, solamente de una misión científica, que incluía la
circunnavegación costera de 25.750 Kms de la Antártida para hacer nuevos mapas. En
resumen, los objetivos científicos declarados eran:
1) Entrenar al personal y probar material en condiciones de frío extremo.
2) Consolidar y extender la soberanía estadounidense sobre la mayor área
posible del Continente Antártico.
3) Determinar la viabilidad de establecer y mantener bases en la Antártida, e
investigar posibles ubicaciones para las mismas.
4) Desarrollar técnicas para establecer y mantener bases en la Antártida.
5) Ampliar conocimientos en hidrografía, geografía, geología, meteorología y
electromagnetismo en la zona.
El Portaaviones USS Philippine Sea (CV-47) también participó, pero no fue asignado a
ninguno de los grupos...
Desarrollo de la Operación
El Submarino Sennet durante la Operación Highjump.
Mientras tanto, se filma el documental «The Secret Land» (la Tierra Secreta), que hace
hincapié en los aspectos científicos de la expedición.
El Oasis de Bunger
El «Oasis Antártico» sin hielo descubierto por el Teniente Comandante David Bunger.
Al aterrizar con su hidroavión, Bunger pudo comprobar que el agua de esos lagos era
más tibia que la del Océano. El litoral de los lagos mostraba una leve pendiente.
El oasis presentaba un perímetro más o menos cuadrado; sus bordes estaban delimitados
por la nieve y los hielos eternos. Dos de los lados del oasis se erguían unos 30 mts y
estaban constituidos por muros de hielo. Los otros lados tenían un declive más gradual y
suave.
La existencia de tal oasis en pleno Océano Glacial Antártico, en medio de una perenne
extensión de hielos, indicaría la presencia de condiciones climáticas más moderadas, tal
vez producto de la actividad volcánica subterránea.
Preguntas incómodas
Sin embargo, pese a la cobertura científica de la expedición, los Aliados llegaron a
sufrir cerca de 1.500 bajas, en cuanto a hombres, aviones de combate y material aéreo
de alta tecnología, además de serias abolladuras en el casco del Submarino Sennet.
El 22 de Febrero, el USS Mount Olympus evacuó tanto a Byrd como a los últimos
hombres que permanecían en Little America IV.
El 4 de Marzo, toda la flota encaraba el Océano Pacífico en dirección Norte. Ese día, el
Almirante Byrd es entrevistado por Lee Van Atta, corresponsal del INS (International
News Service).
Hoy, casi 70 años después, todos los archivos relacionados con la Operación Highjump
siguen clasificados. Algo incomprensible, si tenemos en cuenta que la Versión Oficial,
dice que no sucedió nada extraño durante la misma.
Desinformación
En muchas fuentes, se citan distorsionadamente las declaraciones de Richard Byrd a «El
Mercurio», haciéndolo hablar de «objetos volantes» o hasta «platillos volantes» que
vuelan «a velocidades increíbles»:
Esto es falso, pues, como puede verse en las declaraciones originales citadas más arriba,
Byrd habló de AVIONES, no de «objetos volantes», ni de «platillos volantes»; y la
frase «a velocidades increíbles» no aparece en el texto original de la entrevista.
Salió con mucha fuerza del agua volando verticalmente. Se deslizaba entre los
mástiles de los barcos con tal velocidad que la corriente de aire arrastró y partió
la antena de radio. No me dio tiempo ni para parpadear. Los dos soldados del
Casablanca fueron destruidos por algún tipo de misterioso rayo disparado desde
la nariz del Platillo Volador. Luego, eso se sumergió en el agua próxima a los
barcos.
En ese momento, yo estaba en la cubierta del Casablanca y lo vi como usted me
está viendo a mí. No pude entenderlo: Aquel objeto era silencioso, como si
flotara entre los barcos; como una bestia satánica escupiendo fuego mortífero.
En ese momento vi al destructor Murdoch, el cual estaba a unos 120 pies.
Estalló en llamas y se empezó a hundir.
A pesar del riesgo, rescaté equipos y botes salvavidas que lancé inmediatamente
desde el lugar del desastre hasta otros barcos. La pesadilla se alargó unos 20
minutos. Cuando los Platillos otra vez se hundieron bajo el agua, evaluamos los
daños. Fue terrorífico.
La duda que ofrece este testimonio es que ninguna de las unidades de la expedición
tenía los nombres de Casablanca o Murdoch. Además, el documental ruso no explica
cómo se obtuvo dicho testimonio.