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I •

la juventud
nm

del país soviético

Biblioteca Nacional de España


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Son dos. Sólo dos.
Debutantes en la obra El 4 Ja una de
cuyas representaciones es Si-..ipre un estreno.
El autor de la pieza, La Vida; director de esce­
na, El Destino, y las candilejas, el globo terrá­
queo. ■ ,
Una pareja que se ama. Dos jóvenes corazones
que palpitan con la misAia fuerza que palpitaron
y que palpitarán siempre lo$ corazones de todos
los enamorados habidos y por haber.
En este momento se hallan transportados a un
mundo creado por ellos y que sólo a ellos per­
tenece. Dejémosles, ya volverán al nuestro, in­
menso y turbulento. Retornarán a él sin falta,
porque los hombres no pueden vivir con la sola
felicidad personal, y porque, además, tienen mu­
chas cosas que hacer y muchas canciones que
cantar.
Regresarán, y el viento de nuestra agitada
época revolverá más de una vez sus cabelleras.

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Cinco
preguntas
al viejo Epicuro

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Van mis años a aumentar
Hasta diecisiete.
¿Dónde voy a trabajar?
¿Qué se me promete?

Así empieza el poema ¿Qué ser?, escrito por Vladimir Mayakovski hace casi cua­
renta años. De seguro que esa pregunta se la hacen todos los jóvenes del mundo a los
diecisiete años. Y tal vez no tenga nunca una respuesta definitiva, pues es un interrogante
que se formula cada generación.
A la hora presente, en 210.000 escuelas de la Unión Soviética estudian más de 48 mi­
llones de alumnos. Es obligatoria la segunda enseñanza para todos (la escuela de ocho
grados).
En el transcurso del plan quinquenal (1966—1970), se pasará a la enseñanza obligatoria
de diez grados.
La juventud soviética sabe que no está amenazada por el desempleo. La Constitución
garantiza el derecho al trabajo. Ahora bien, ¿dónde trabajar, cómo encontrar un puesto
en la vida? ,
Mayakovski habla en su verso de siete profesiones: carpintero, ingeniero, médico, tor­
nero, cobrador de tranvía o autobús, chófer, aviador. Para un poema es bastante. Pero
en la vida hay miles de profesiones, desde la del jardinero hasta la del astronauta. Y,
entre tantas, ¿cuál elegir? He ahí la nada fácil opción que ha de encarar cada joven a
los diecisiete años.
• *

¿Cómo encuentra cada cual su vocación?


Puede heredarla de sus padres, con la profesión. En nuestro país hace mucho que
desaparecieron las dinastías de los emperadores, aristócratas y banqueros. Ocuparon su
lugar otras dinastías, que gozan de mayor honor, como las de mineros y médicos, agri­
cultores, pedagogos, etc.
Es posible que un escolar, abandonando sus deberes para admirar alguna emocionante
carrera automovilística, donde el maravilloso espectáculo acompañado del rugido de los
motores impresiona tanto, decida de repente ser chófer, la romántica profesión de los
ases de la velocidad y de las distancias en las pistas de cemento. También es posible
que. ... Pero hay tantas posibilidades como inclinaciones, porque las inclinaciones son la
felicidad a que cada uno llega por su propio camino no cerrado ante nadie. El joven que
haya decidido —de pronto o después de reflexiones y titubeos— qué ser, se hace a sí
mismo y hace a su país este otro interrogante, que emana lógicamente del primero: ¿cómo
llegar a serlo?
PRIMER CAMINO: LUEGO DE TERMINAR LA ESCUELA MEDIA INCOMPLETA (SIETE
GRADOS) Y INGRESAR EN LA ESCUELA TÉCNICO-PROFESIONAL (PARA LOS QUE HAN
ACABADO LA MEDIA COMPLETA EL CURSO ES MAS CORTO).
La escuela técnico-profesional prepara especialistas para la industria y la agricultura.
En tres años de estudio, el joven obrero adquiere, además de conocimientos de teoría
y práctica, una cultura general.
La enseñanza se imparte en las aulas, en talleres, laboratorios y empresas. Los alumnos
viven, por regla general, en albergues colectivos anejos a la escuela y perciben unifor­
me y alimentación gratis. Además, por lo que producen durante el proceso de formación
cobran gratificaciones en metálico. Terminada la escuela, tienen asegurado un empleo co­
rrespondiente a la especialidad adquirida.
El que lo desee puede también cursar estudios superiores. A tal objeto, deberá dar los
exámenes para conseguir el certificado de segunda enseñanza, pudiendo entonces ingre­
sar en cualquier centro docente superior, incluso con preferencia sobre los que han ter­
minado la escuela media ordinaria.
Muchos prominentes especialistas y hombres de ciencia comenzaron sus brillantes ca­
rreras en estas escuelas técnico-profesionales.

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Hoy en la URSS hay cerca de 5.000 centros de esta clase. En los 27 años que existen
prepararon 18 millones de obreros calificados, muchos de los cuales llegaron a ser diri­
gentes de empresas industriales u obras en construcción, sovjoses y koljoses. Yuri Gagarin,
el primer astronauta del mundo, pasó también por una escuela de éstas.

SEGUNDO CAMINO: TERMINADA LA ESCUELA SECUNDARIA, PONERSE A TRABAJAR.


La industria moderna necesita obreros con el correspondiente nivel de preparación. La
sociedad está interesada en una formación rápida de mano de obra competente. En las
empresas soviéticas se hace todo lo posible para que los jóvenes obreros aprendan pronto
el oficio elegido. Practícase en gran escala la formación individual. Un obrero veterano
transmite en meses al aprendiz su experiencia y saber, revelándole paso a paso los secre­
tos de su arte. En todo ese tiempo, el joven cobra un sueldo de aprendiz. Todo lo mas
al cabo de medio año, da los exámenes para el grado de calificación, confiándosele una
máquina-herramienta u otros instrumentos de trabajo. A partir de ese momento, el joven
obrero recibe la primera tarea.
Las estadísticas nos dicen que la mayoría de los jóvenes soviéticos que terminaron la
escuela eligen estos dos caminos.
Pero existe un

TERCER CAMINO: SER ESTUDIANTE.


Es el más difícil. Las oposiciones son rigurosas, y triunfan los que saben más. Aquí no
hay privilegios para nadie, ya sea hijo de ministro, de un maestro o cargador de puerto,
fuere uzbeko, ruso o hebreo.
La encuesta realizada entre la promoción de una escuela moscovita mostró que de 72
muchachos y muchachas, los cuales dieron los exámenes de ingreso en diferentes insti­
tutos, fueron aprobados sólo 45, o sea el 62%.
Hoy en la URSS se cuentan más de ocho millones de estudiantes en 4.767 centros do­
centes superiores y escuelas de peritaje donde funcionan cursos diurnos, vespertinos y por
correspondencia y en los que la enseñanza, lo mismo que en la escuela general, es gra­
tuita. Además, el 80% de los estudiantes perciben becas del Estado, las cuales se abonan
también durante las vacaciones.
La beca es adjudicada por acuerdo de la administración de la entidad docente, no
sin la aprobación del Consejo Estudiantil, elegido democráticamente; de lo contrario aquél
no tendría efecto legal. Pero es retirada a los que estudian mal .o dan los exámenes a bajo
nivel. Tampoco se otorgan becas a los estudiantes, cuyos padres disfrutan de ingresos sa­
neados. La cuantía de las mismas oscila entre los 20 y 60 rublos al mes. No es mucho,
claro, y por eso son numerosos los estudiantes que se procuran ingresos adicionales en
la temporada de las vacaciones veraniegas.
La beca es un derecho del estudiante, y su obligación, asistir a las lecciones y clases y,
claro, dar los exámenes cada semestre. El egresado tiene garantizado empleo según la
especialidad, empleo que será tanto sugestivo cuanto más haya aprendido y mejor sea
su tesis de graduación. n
TRES CAMINOS. Tres básicas trayectorias para dar solución al problema de "qué ser .
Pero, ¿"qué hacer" si, después de la escuela general o técnico-profesional, después de
haberse hecho uno obrero o empleado de alta calificación, quiere ser ingeniero?
LA ENSEÑANZA SUPERIOR ESTA TAMBIÉN AL ALCANCE DE LOS QUE TRABAJAN.
Más de cuatro millones de jóvenes de ambos sexos combinan el trabajo con los estudios.
Crece sin cesar el número de facultades por correspondencia y nocturnas. Sólo en los
centros de enseñanza superior agrícolas funcionan cerca de cien secciones de formación
por correspondencia.
La enseñanza es aquí también gratuita, y los alumnos disfrutan todos los años de vaca­
ciones de 30 ó 40 días, según el curso, en las temporadas de exámenes. Y para preparar
las tesis de graduación, se les conceden cuatro meses de vacaciones. En todo este tiempo
perciben el salario íntegro, lo mismo que en sus vacaciones anuales ordinarias para des­
cansar. La mitad del importe del viaje de ida y vuelta al centro docente para dar los
exámenes— la abona la entidad donde trabaja el alumno.
Entre los especialistas de todas las ramas de la economía hay muchos graduados en los
establecimientos docentes por correspondencia y nocturnas. En 1966 constituyeron un 40%
de toda la promoción de los institutos y escuelas de peritaje.

Así, pues, ¿qué camino elegir?

No todos saldrán estrellas de la ciencia, pero que encenderán las estrellas de las grandes
obras, eso sí.
Toda generación posee ciertos rasgos que la distinguen de las precedentes.
¿Cómo es la juventud soviética de hoy, qué relaciones tiene con la generación de los
adultos, con la de sus padres? ¿Existen antagonismos entre estas dos generaciones?
ILYÁ EHRENBURG, ESCRITOR:
Sinceramente, no creo que haya animadversión entre las generaciones en parte alguna.
En Occidente existe la hostilidad de clases. A mi modo de ver, el problema de los pa­
dres y de los hijos consiste en la modificación de las costumbres y los gustos. Cuando yo
era joven, el deporte desempeñaba en nuestra vida un papel bastante menor que ahora.
Se bailaban otros bailes. Si yo aconsejara a la juventud de hoy que bailase el "pas de
quatre", favorito en mi mocedad, tendría la más fría acogida. Los gustos cambian también
en el dominio del arte. Mucho de lo que a mí me gustaba cuando tenia quince años, no
tiene hoy sino importancia histórica. Esos cambios son naturales. Si dijésemos que nuestra
joven generación no se distingue en nada de nosotros, los "padres", negaríamos de hecho
diez lustros de existencia de la Unión Soviética.

Dos obreros de la construcción, igual que si los viéramos en las piezas teatrales de
Lo que más me cautiva en la juventud es su actitud critica frente a la realidad. . . Hoy
los jóvenes quieren comprender ante todo la esencia de lo que ocurre a su alrededor e
influir sobre ello. Yo he tenido reiteradas ocasiones de oir quejarse a profesores univer­
sitarios y maestros de escuela de que es muy difícil el trato con la juventud. Hasta cierto
punto, eso es verdad. La joven generación no acepta nada a ciegas. Y eso es bueno.
Además, la juventud tiene ventajas sobre los adultos en el orden cultural. Cuando los
padres de hoy eran jóvenes, el proceso de dominio de la cultura por las vastas masas
populares acababa de empezar. Cuando la cultura se hace patrimonio de toda la socie­
dad, y no de una minoría selecta, su desenvolvimiento toma —al principio— un carácter

V, Rózov, un dramaturgo conocedor del mundo de la juventud soviética.


superficial, se opera en extensión y no en profundidad. Si la primera novela que se lee
es La Guerra y la Paz, de Tolstói, o Rojo y Negro, de Stendhal, el lector, por supuesto,
no captará las sutilezas y pasará por alto muchas cosas de valor. Aprendemos a leer de
verdad solamente después del primer centenar de novelas. Este desarrollo de la cultura
en extensión, a expensas de la profundidad, duró en nuestro país aproximadamente hasta
el comienzo de la guerra. Después, el bagaje cultural cuantitativo empezó a transformarse
en cualitativo, es decir, el ciudadanos soviético empezó a dominar una cultura más pro­
funda. De ahí que el nivel cultural de los jóvenes de los años cincuenta y sesenta sea
bastante más elevado que el de sus padres.
Los jóvenes tienen también sus lados flacos. Por primera vez en la historia de la
Unión Soviética podemos hablar de una vida relativamente fácil, y la juventud se ha
acostumbrado pronto a ella. Los adultos piensan a menudo que la juventud se ha hecho
muy delicada. A mi me parece que eso no es del todo cierto. Yo fui miembro del colegio
de redactores que seleccionó para su publicación poemas de los jóvenes poetas caídos en
la guerra. Esos poetas, en su tiempo, vivieron mejor que habían vivido sus padres, y me
acuerdo que también a ellos les tildaban de "delicados". Mas la guerra probó que eran fir­
mes como la roca y no tenían tachas morales. Creo que hay mucho de común entre los
jóvenes poetas de los años cuarenta y sesenta. Y, de ser necesario, éstos demostrarían
que eran tan graníticos e indoblegables como lo fueron sus padres.
La juventud ha heredado de sus mayores las ideas revolucionarias reorganizadoras de
nuestra sociedad. Entre las generaciones no hay disparidades en cuanto a cómo debe ser
la .sociedad soviética. Los jóvenes tienen conciencia de que no han sido ellos los arquitec­
tos de la nueva sociedad, erigida por sus padres. Su misión consiste en hacer el edificio
más cómodo y agradable para vivir en él. En este sentido, nuestros jóvenes tienen más
de común con sus padres que con la juventud de Occidente, de la que divergen en cues­
tiones primordiales.
No hay sociedad que no progrese y ninguna generación puede existir sólo a expensas
de la herencia paterna; tal generación sería igual que si hubiera nacido muerta. Hemos
construido nuestro edificio —la sociedad— con inmenso trabajo. Hubo quienes intentaron
destruirlo. Durante la guerra tuvimos que soportar indecibles calamidades y después hubo
que empezarlo todo de nuevo. Tuvimos que pensar otra vez en los cimientos y en los
materiales de construcción. Ahora mucho ha cambiado. La joven generación debe pensar
cómo vivir en este edificio, cómo ornamentarlo, con qué llenarlo. La nueva época en­

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gendra nuevos problemas. Cuando construíamos Magnitogorsk y combatíamos en las trin­
cheras, teníamos que preocuparnos de otras cosas, sobre todo del pan de cada día. Pero
sería necio pensar que la juventud no pueda resolver problemas completamente distintos
de los que solventamos nosotros. Uno de ellos es la nueva moral. La moral comunista debe
fructificar en nuevas- relaciones entre los hombres. Esta es una labor compleja y seria, para
la que no bastan las consignas. Requiere tiempo y un análisis minucioso. Se precisan es­
fuerzos serios e inspiración. Y cuando los jóvenes realicen esto, los padres tendremos algo
que envidiarles. . .
Uno de los rasgos más característicos de la juventud soviética es su afán por desbordar
los marcos del escueto profesionalismo, suscitado por la actual especialización de la cien­
cia. Dicho de otro modo: para conseguir éxitos, por pequeños que sean, en la ciencia
moderna, hay que capacitarse en un terreno muy limitado. Hoy, dos físicos que trabajen
en diversos dominios de una misma ciencia no se entenderán uno al otro; la complejidad
de la ciencia ha llegado a tal punto que uno no puede ser "físico en general", sino que
ha de especializarse en cualquier ámbito reducido de la física. Los tiempos de hombres
como Leonardo de Vinci, Goethe y los enciclopedistas han pasado para no volver. La
automación contribuye también a la limitación profesional. Existe el afán de rebasar las
lindes de la profesión. Una manifestación típica de ello son las universidades de la cul­
tura, organizadas hace algunos años por iniciativa de la juventud. Son, de hecho, una es­
pecie de clubs, donde la gente toma contacto con la literatura, la pintura y la música,
escrutando múltiples problemas por el prisma del arte. Otro rasgo inmanente a la juven­
tud soviética es su espíritu de compañerismo. Tal vez aún no baste para la sociedad comu­
nista, pero en nuestra juventud es mucho mayor y más típico que en los jóvenes de Occi­
dente.
Algunos trazos de la juventud de hoy tienen su origen en el impetuoso desarrollo de
la ciencia. Así, en el siglo pasado los jóvenes de más talento eran atraídos por las Hu­
manidades; hoy, en cambio, dan preferencia a las Ciencias Naturales. La diferencia con­
siste, sin embargo, en que el socialismo permite y estimula en el hombre la ambición de
perfeccionarse en todos los aspectos, y no ser "sólo" un especialista. En el joven de hoy
se conjugan con más y más frecuencia, pongamos por caso, la física y la literatura.

Los hijos y los nietos construyeron la primera nave espacial.


primer tractor lo hicieron los soldados de la revolución.
Esto resalta cuando uno visita las sociedades literarias que existen en diversas empre­
sas, por ejemplo, entre los ferroviarios o en la ZIL (fábrica de automóviles Lijachóv de
Moscú). Los jóvenes obreros literatos y poetas no se distinguen en nada de los estudian­
tes universitarios. Conozco a uno de aquellos que aprendió el francés para leer los versos
de Baudelaire en su lengua, haciendo luego excelentes traducciones de los mismos al ruso.
Es verdad que muchos jóvenes obreros escriben malos versos; pero eso es corriente entre
los aficionados a distraerse versificando. Aunque escriban mal, tales jóvenes obreros han
aprendido a leer poesía, y eso es lo que importa. .."

VICTOR ROZOV, DRAMATURGO:


El nivel de vida de la nueva generación es superior al de sus coetáneos de otros tiem­
pos: "Gracias al crecimiento del bienestar general, la juventud tiene ahora motocicletas
y escúteres, cámaras foto y cinematográficas, transistores y magnetófonos. Los comercios de
hoy se diferencian de los de hace una docena de años. Ahora los jóvenes pueden adquirir
sin dificultad escopetas submarinas, motores fuera borda, avíos para el deporte submari­
no, pinturas, piezas para construir modelos mecánicos, etc. Ello ha impulsado el fomento
de círculos técnicos y escuelas de arte, donde afloran más pronto las vocaciones, se cana­
lizan las aptitudes y configuran los caracteres humanos.
Me agrada sobre todo el que los jóvenes soviéticos no hacen de las cosas ídolos, no
adoran el automóvil o la nevera. Nuestra juventud asimila fácilmente la idea de que las
cosas deben servir al hombre, y no el hombre a las cosas.
La juventud soviética no desprecia los bienes materiales, pero tampoco les rinde cul­
to. Armoniza la idea con lo material, cosas que en esencia no son antípodas".
Cada generación tiene sus héroes. "Cada época busca sus héroes y los encuentra, lo
El

cual no quiere decir que los héroes pretéritos se echen en el olvido.


Estandartes fascistas que ondearon insolentes sobre las capitales de Europa, abatidos a los
pies del Kremlin, en la primavera de 1945. Los soviéticos supieron defender el derecho a
la libertad y al trabajo tranquilo para sí mismos y para muchos otros pueblos.
Conozco el nombre de un gran héroe que inspira a multitud de jóvenes. Ese héroe se
llama Ciencia. La ciencia rebosa siempre de espíritu revolucionario, y a la juventud le gusta
pensar libre de categorías trasnochadas”.
Tiene idéntica finalidad que los padres.
"Pienso que el signo más sobresaliente de nuestro tiempo es la democratización, cada
vez más honda, de la sociedad. Para los jóvenes, que desconocen el pasado inmediato,
tal vez no sean los cambios operados tan importantes y notables como lo son para noso­
tros. Pero lo mismo la generación de los adultos que la de los jóvenes opinan, creo yo,
que lo principal en la democratización ya se ha hecho.
Después de truncado el culto a la personalidad, llegó para muchos el momento de
hacer un minucioso análisis del pasado y el presente. Una parte de la juventud, la que Cuando yo era joven mi que cuando él era ¡oven que cuando él era joven
tenía un concepto esquemático de la historia y de nuestra época, empezó de pronto padre me decía... su padre le decía... su padre le decía...
a discutir acaloradamente. Todavía los jóvenes siguen polemizando. Pero lo importante
estriba en que ya no se circunscriben a debatir, sino que trabajan y perfeccionan la vida.
Parten del criterio comunista de que hay que hablar menos y hacer más. La juventud edi­
fica el comunismo.
Una conciencia clara de las metas de la vida, el desvelo por la edificante labor, la na­
tural ambición por confirmarse a sí misma y mostrar de lo que es capaz, hacen de la
juventud soviética una heredera moralmenfe sana y digna de la sociedad socialista. Hen­
chida de optimismo, nuestra juventud irradia ese optimismo a los demás”.
Ehrenburg y Rózov han expresado el punto de vista de los padres. La opinión de los
hijos, de la que nos da noticia un libro publicado en 150.000 ejemplares por la editorial
juvenil "La Joven Guardia", es la siguiente: "La Gran Revolución Socialista de Octubre es
obra de los veteranos y de los jóvenes. Unos y otros marcharon en las mismas filas para
conquistar la libertad, la igualdad y la fraternidad para todos. Desde entonces cada gene­
ración de jóvenes avanza respaldada en las conquistas de sus padres. La juventud que
sentó los sillares de la industria soviética supo calibrar debidamente la hazaña de aquellos que cuando él era joven que cuando él era ¡oven que cuando él era joven
de sus antepasados que asaltaron el Palacio de Invierno, hazaña que siempre admiraron su padre le decía... su padre le decía... su padre le decía...
los jóvenes.
La generación posterior, desentrañando los enigmas de la ciencia y aprendiendo a go­
bernar el Estado, escuchaba con fervor a sus padres cuando decían: "Nuestras manos hin­
caron los pilotes de acero para las presas, nuestros pies apisonaron el hormigón.. .
Esta es la regla. Pero no hay regla sin excepción. Existen también los conflictos, las
colisiones entre dos puntos de vista sobre la vida. La komsomola Svetlana Jvórostova no
vaciló en denunciar a familiares suyos cuando robaban el grano del koljós. Robert Malozió-
mov, joven obrero de Leningrado, rompió con sus padres, miembros de una bárbara secta
supersticiosa. Un muchacho de una aldea de la región de Kostromá declaró una guerra
implacable a su padre, cazador furtivo. Asistimos a la pugna del di a de hoy con las
herencias nocivas del ayer. Es otra confirmación palmaria de la fidelidad de la juventud a
las tradiciones revolucionarias de los padres.
"Nosotros luchamos mejor que nuestros padres, nuestros hijos lucharán mejor que no­
sotros y vencerán". Es Lenin quien lo dice, palabras que muestran diáfanamente la esen­ que cuando él era joven que cuando él era joven que cuando él era joven
cia del problema de los padres y los hijos en la sociedad soviética. su padre le deda... su padre le deda... su padre le deda...

Ahora el lector nos dirá si tiene razón, desde el punto de vista de la juventud sovié­
tica, el dibujante de Punch, que describe así el problema de los padres y los hijos:

¡que no podía compren­


que cuando él era joven que cuando él era ¡oven der lo sucedido con la ju­
su padre le decía... su padre le decía... ventud!

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TRABAJAR

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"Quien no trabaja no come". Este es el lema del socialismo, estampado en la Consti­
tución de la URSS. Todos los bienes creados por el trabajo colectivo de los soviéticos se
reparten entre los miembros de la sociedad conforme a la regla "De cada cual, según sus
capacidades, a cada cual, según su trabajo". Cuando en nuestro país se dé cima a la edifi­
cación de la nueva sociedad, ese principio será sustituido por este otro: "De cada cual,
según sus capacidades, a cada cual, según sus necesidades".
El trabajo colectivo alcanzará en la sociedad comunista un nivel de productividad tan
alto, que la abundancia de bienes materiales y espirituales permitirá cubrir las necesidades
razonables de cada persona, sin supeditar directamente eso a la cuantía de trabajo realiza­
do. Ello en modo alguno quiere decir que los hombres dejarán de trabajar. Al contrario,
los miembros de la sociedad comunista no podrán, sencillamente, vivir sin trabajar, sin
crear.
Pero para ellos el trabajo no dimanará en primer término de la necesidad de ganarse
el pan, como ocurre todavía hoy para muchos. El trabajo será una demanda vital. Porque
el comunismo no significará simplemente abundancia de bienes para todos, sino, ante todo,
una sociedad de hombres nuevos, hombres con una conciencia muy elevada, imbuidos por
un espíritu de colectivismo y camaradería y una moral sin precedentes.
Este es el objetivo a que aspiran y por el que laboran, privándose a menudo de mu­
chas cosas, millones de soviéticos. También hoy para ellos el trabajo es la posibilidad de
comer, vestirse, pagar el alquiler de la casa, ir al cine o al teatro. Porque, el que no tra­
baja no come.
Y aun así ¿sólo para comer labora el hombre en nuestro país? ¿O encuentra otros va­
lores en su cotidiano quehacer? ¿Para qué trabaja?
No hace mucho, la Academia de Ciencias llevó a cabo una encuesta sobre el tema
"¿A qué aspira usted en la vida?" entre jóvenes obreros y empleados de varias empre­
sas de Leningrad© y entre estudiantes y posgraduados de Moscú.
La primera pregunta sintetizaba los destinos convencionales —modelos de vida— de
ocho personas. Había que indicar cuál de ellos era el mejor y cuál el bueno, el malo y
el peor.
La mayoría de los consultados optó por los siguientes modelos:
P á v e I. Dedica mucha atención a otras personas, y a bastantes les ha ayudado en los
momentos difíciles. Tiene buen corazón. Sin embargo, por oponerse a injusticias se granjeó
enemigos de entre gentes de influencia, lo cual le acarreó complicaciones para su ascen­
so personal.
Vasili. No le importa ganar menos, y le trae sin cuidado la falta de comodida­
des. .. Para él lo mejor es trabajar allí donde haya mayores dificultades, donde pueda
dar más provecho, donde más se necesite su esfuerzo. Se enorgullece de los compañeros
con los que trabaja venciendo en colectividad las dificultades.
K i r i I. Tiene un trabajo interesante, al que se entrega sin reservas. Para sus ocupacio­
nes personales y para divertirse no le queda tiempo. Al esparcimiento prefiere la experi­
mentación científica, en la que revela un genio audaz y original. Las pocas personas que
le conocen lo consideran buen especialista.
Los ejemplos siguientes merecieron juicios negativos:
Konstantin. Nunca fue perseverante en la elección de oficio. Gana poco, a veces
no le alcanza para vivir. Es un engreído y le gusta la vida errante. El tiempo libre, del
que dispone en demasía, lo dedica a las diversiones. Le gustan las francachelas. Si le pre­
guntan que cuándo piensa ordenar su vida, responde que ya tendrá tiempo de hacerlo
cuando llegue a ser viejo.
M a t v é i. Su trabajo no le depara lauros ni le promete ascensos, pero se lo pagan
bien. Matvéi no desprecia ninguna faena ni regatea tiempo para cumplirla. Disfruta de un
ingreso suplementario. Se compró un automóvil y ahorra dinero para adquirir una casa de
campo.
Nikolái. Su trabajo no tiene nada heroico ni parece que le brindará mayores bene­
ficios. Es una ocupación tranquila y limpia en la que nunca sucede nada de particular.
Nikolái lleva una vida metódica y apacible. Tiene un apartamento no muy grande, que va
amueblando y adornando poco a poco.
La diferencia entre los interrogados no pudo por menos de influir en el resuttado de
la opción. Por ejemplo, la vida de Kiril gustó a los posgraduados más que a nadie y no
fue del agrado de algunas mujeres trabajadoras. No obstante, en la apreciación funda­
mental de los modelos expuestos, todos los consultados son casi unánimes. Se valoró por
encima de todo el altruismo, al que le siguen otros modos de servir a la socie­
dad. El apostrofe mayúsculo fue para el individualismo rematado.
La misma tendencia aparece también en las contestaciones a otra pregunta de la mis­
ma encuesta, en la que se ofrecen varios fines en la vida. La tabla que sigue muestra cuál
de ellos fue mejor considerado. Según las condiciones de la encuesta, cada interrogado
tenía el derecho de elegir varias veces, por eso las cifras que se exponen son relativas.

Opción de aspiraciones en la vida

El objetivo de la vida a favor en contra

la riqueza 0.9 17,9


La gloria 0,0 12,9
El poder sobre otras personas 0.0 22,9
Un trabajo interesante 22.3 0,7
Una vida tranquila 2,2 8,5
La dicha familiar (o personal) 17,6 1,8
La salvación del alma 0,2 7,1
Una conciencia limpia 10,6 0,9
La intransigencia con los vicios 5.1 0,2
La libertad para pensar y obrar 5,9 0,7
La bondad y el respeto entre los hombres 3,6 1,4
Una vida de aventuras 1,6 4,9

Los resultados ahí expuestos coinciden en esencia con las opiniones sobre los mode­
los de vida. La riqueza, considerada como objetivo único en la vida, fue calificada nega­
tivamente. ¿Quiere decir esto que en la sociedad socialista el dinero carezca de interés?
En la misma encuesta se invitaba a los jóvenes obreros a elegir de entre los juicios
siguientes aquellos que coincidieran con sus pareceres:
1. Cualquier trabajo bien pagado es aceptable.
2. El salario es lo fundamental, pero también hay que saber para qué se trabaja.
3. No hay que menospreciar el salario, pero lo principal radica en el sentido del tra­
bajo, en su provecho para la sociedad.
4. Bueno es el trabajo donde más rindes y eres más útil.
Las respuestas expresadas según la escala —2 (primera variante de respuesta) hasta
-j-2 (cuarta variante) dan una calificación media de - 0,9, es decir, que se encuentran al
nivel de la tercera variante de respuesta. Los más de los consultados no oponen el trabajo
al sueldo, consideran los dos factores en su conjunto. Así, pues, se podría lógicamente
deducir que en la conciencia de la gente prevalece la norma del socialismo: "De cada
cual, según sus capacidades, a cada cual, según su trabajo".
"¿Qué quiere usted que sea su hijo (hija) el dia de mañana?" También hacia esta pre­
gunta la encuesta. Sólo un 20% marcaron una posición social determinada (un 6% aspira
a que su hijo sea ingeniero; un 4%, obrero calificado; un 3%, astronauta; un 7%, hombre
de ciencia o del arte). La inmensa mayoría (53%) exalta las cualidades morales.
"Ante todo que sea Humano, el oficio es lo de menos" (una estudiante).
"Lo principal, que mi hijo sea un miembro digno de la sociedad socilaista, indepen­
dientemente de la profesión o del nivel de cultura que adquiera" (un obrero me­
cánico).
"Tengo dos hijas, una de 5 años y la otra de 8 meses. Mi mayor deseo: que sean bue­
nas especialistas y buenas personas, útiles a la sociedad y, sobre todo, a las personas con

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quienes tengan que trabajar. También, que tomen participación en la vida social1' (u n
obrero).
1

"No quiero que mi hijo sea más profano que el padre, ni menos honrado para consigo
mismo y para con los demás. Engañar al prójimo es de ruines, engañarse a si mismo, una
estupidez. Que mi hijo tenga más cultura, dé pruebas de perseverancia en la consecución
de la meta trazada y sea feliz" (un obrero).
Otra pregunta del formulario: "¿Qué se puede esperar de la vida?" Las respuestas re­
sumaban un optimismo sano y moderado. A ésta: "¿Espera usted arreglar su vida como lo
desea?" La mayoría contestó afirmativamente. Un obrero mecánico: "¡Cómo nol De lo con­
trario la vida no tendría sentido".
Un buen número de interrogados vincula su futuro a los estudios. Se explica porque
más de la mitad de ellos cursan en escuelas vespertinas y por correspondencia, etc. Vean

Manos jóvenes levantaron esta presa gigante en Siberia. Veinticinco años: es la edad me­
lo que dicen algunos jóvenes obreros y estudiantes respecto a sus estudios y a lo que
aspiran luego de acabarlos.
"Después de terminar el instituto deseo volver a la fábrica, quiero ser una buena es­
pecialista, ganarme el respeto y la confianza de los demás, deparar más provecho a la
sociedad, ser feliz y tener un buen hogar" (una estudiante de 21 años).
"Quiero que seamos todos felices, contribuir con mi trabajo, mi conducta y mi experien­
cia a ese fin. Que seamos todos más bondadosos. Detesto la vileza, con la que, por
desgracia, todavía tropezamos" (obrero montador de 23 años).
"Primero, un trabajo interesante y una familia sólida. Y luego, que la vida deje una par­
tícula para el futuro" (obrero mecánico, 32 años, estudia en el primer curso del instituto).
"Terminar la escuela y el instituto, construir máquinas, hacer más fácil el trabajo de los
obreros" (obrero en montajes, 30 años, estudia en la novena clase).
Nos parece que la consulta revela la sicología de la juventud soviética, la actitud de
nuestros jóvenes ante el trabajo, sus aspiraciones a encontrar un puesto en la sociedad. Tal
vez mejor que nada refleje esa postura el papel que jugó nuestra juventud en la indus­
trialización de Siberia. Acordado el erigir plantas hidroeléctricas e industriales gigantes
en aquellos parajes de rigurosísimo clima, el Gobierno apeló a la juventud, y unos dos

dia de los habitantes de las nuevas ciudades siberianas.


millones de voluntarios, dejando las comodidades urbanas y su habitual trabajo, partieron
para Siberia, donde desafiando las crueles heladas en invierno y las plagas de mosquitos
en verano, se instalaron en tiendas de campaña. Gracias a los esfuerzos de estos jóvenes
funcionan ya en Siberia potentísimos complejos industriales, generan barato fluido las hidro-
centrales de Bratsk y Krasnoyarsk, se tendieron nuevas líneas ferroviarias y levantaron ciu­
dades como Angarsk, Bratsk, Divnogorsk y Shélejovo, donde el promedio de edad de sus
habitantes oscila entre 24 y 26 años.
No hace mucho, entre los jóvenes que trabajaron en la construcción de la fábrica de
aluminio de Shélejovo abrióse una encuesta sobre el tema "¿Qué le movió a usted venir
a Siberia?" El 84% expuso motivaciones de orden moral, por ejemplo: "El deseo de apro­
ximar el porvenir", "Ser útil a la sociedad", etc.
Alexandr Matvéiev, conductor de camión, escribió: "Nuestros padres hicieron la revo­
lución, después, privándose de lo más necesario, edificaron el socialismo, y más tarde
lucharon contra el fascismo. Nosotros vivimos en tiempos de paz. Pero yo pienso que Si­
beria es hoy un frente para la juventud. Es una posibilidad de pagarles a nuestros padres
y a nuestros abuelos aunque sólo sea una parte de la deuda.
Yo para mí no deseo otra cosa que Siberia, con sus robustos muchachos, con su im­
presionante expansión industrial, y hasta con sus heladas, si quieren. "¡Aquí es donde
está el trabajo verdadero y la vida verdadera!"

* *

De modo que, ¿trabajar para vivir, o vivir para trabajar? Ni lo uno ni lo otro.
Trabajar en aras de la vida.

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LA JUVENTUD Y LA SOCIEDAD

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La juventud es el futuro de Ja sociedad. Su perenne dinamismo, su tenacidad, su ener­ encuadra actualmente en sus filas a 23 millones de muchachos y muchachas de 14 a 28
gía es fuente inagotable de vida y de progreso. años.
La semblanza de la joven generación son sus obras. La juventud soviética puede mirar El Komsomol goza de gran ascendiente. Su misión principal consiste en iniciar a las
a sus padres a los ojos sin sonrojarse. Centenares de miles de jóvenes roturaron las tie­ masas juveniles en la vida económica y política y en la administración de los asuntos
rras vírgenes, levantaron gigantescas centrales hidroeléctricas en Bratsk y Krasnoyarsk, mar­ de la sociedad y del Estado. La organización existe cincuenta años y a lo largo de todo
charon a industrializar Siberia y el Extremo Oriente. La juventud trabajó para arrancarle a ese tiempo ha cosechado un prestigio tal, que le ha sido otorgada independencia com­
la Naturaleza sus secretos y se lanzó a la exploración del espacio sideral. pleta para solventar múltiples problemas concernientes a la juventud.
Todo lo hecho por la generación presente es la continuación natural de la revolu­ El Komsomol coopera ampliamente con los organismos del Estado. Los comités de la
ción, que estalló antes que aquélla viniese al mundo y que llegó a ser el sentido de la Unión de Juventudes, junto con los ministerios y departamentos, empresas y centros
vida de cada cual. La franqueza, la audacia y la claridad de propósito son los rasgos de docentes, organizan la emulación socialista, los concursos de jóvenes inventores y racio-
la joven generación de nuestros días, los rasgos de hombres que saben para qué viven. nalizadores, exposiciones de obras de jóvenes obreros, peritos, ingenieros y estudiantes
Y vivir en nuestra época no es nada fácil e implica una gran responsabilidad: la sabia en el terreno de la ciencia y la técnica.
oneración del tiempo cae sobre los hombros de los jóvenes. Ellos no han olvidado el El Komsomol goza del derecho de iniciativa en punto a legislación. Los últimos años,
horror de la primera explosión atómica, recuerdan la alegría del primer vuelo del hom­ el Soviet Supremo de la URSS, luego de analizar las propuestas de los komsomoles,
bre al espacio. Sienten responsabilidad por todo lo que se hace en el mundo, y saben aprobó bastantes disposiciones relativas a la situación de la juventud: entre otras, la ley
que un preclaro objetivo no se alcanza con medios mezquinos. sobre formación técnico-profesional de los jóvenes y puntualizaciones a las Normas para
Los jóvenes siguen la obra de los mayores, aprenden de los más doctos. El maestro la enseñanza nocturna y por correspondencia.
siempre siente orgullo por los alumnos que le han superado. Unicamente el pensamiento El Comité de las Organizaciones juveniles de la URSS representa a la juventud soviética
creador, su audacia puede ayudar a la joven generación a marchar más lejos que su en el movimiento internacional juvenil. Dicho Comité coadyuva a fortalecer la amistad y
antecesora, a dar el siguiente paso sin incurrir de nuevo en los errores cometidos antes. ampliar la colaboración con los jóvenes de otros países y es el que establece los contactos
"Marchar adelante, trabajar como es debido, vivir mejor", dicen los jóvenes. Ellos pro­ con las distintas organizaciones juveniles y estudiantiles en el marco internacional, regional
curan aportar nuevos elementos a las formas sociales de vida que ya han cuajado. Guenna- y nacional.
di Máltsev, sociólogo moscovita, escribe: "La juventud, al intervenir en la vida política,
revela una suma de cualidades que le permiten desempeñar un papel politico singular. * * *
Los jóvenes representan políticamente una masa activa y enérgica que se moviliza en se­
guida, a la que le es ínsita la reacción viva sobre los acontecimientos, políticos. Este rasgo
no se refiere sólo a la mera conducta política, sino que abarca también a la conciencia Al hacer uso de otras libertades políticas conferidas por la Constitución —libertad de
política. La juventud es propensa a los ideales politicos netamente definidos, no le con­ expresión, de prensa, de mítines, de reunión y de manifestaciones por las calles—, los
vencen las componendas, es explícita en la manera de juzgar". jóvenes ciudadanos de la URSS tienen la posibilidad de exteriorizar públicamente su
El trabajo consciente para el bien común, la igualdad de derechos cívicos, el acceso a opinión sobre los problemas del desenvolvimiento de la sociedad, enjuiciar criticamente
los valores espirituales contribuyó en conjunto a impulsar de manera inaudita la actividad los sucesos, documentos, la actuación de distintas personalidades, organizaciones, etc.
de la joven generación en beneficio de la sociedad. De lo reales que son estas posibilidades da fe el ejemplo de la prensa. En la URSS
La juventud toma parte en el gobierno de la sociedad, en la edificación y en la de­ ven la luz cerca de 200 diarios y revistas para la juventud y la infancia. El tiraje de
fensa de la patria. estas publicaciones asciende a 4.000 millones de ejemplares. Tres editoriales juveniles
Todo ciudadano de la Unión Soviética que haya alcanzado la edad de 18 años goza imprimen cada año unos 40 millones de libros. Komsomolskaya pravda, el portavoz juve­
del derecho de elegir sus representantes a los órganos locales del poder, y también al nil más popular en el país, aparece en 4.600.000 ejemplares. Es un órgano de los más
Soviet Supremo de la república federada y al Soviet Supremo de la URSS. La juventud "incisivos" de la URSS. En sus columnas se debaten los problemas del desarrollo de la
ejerce su derecho a participar en la gestión de la vida pública. democracia soviética, del perfeccionamiento del sistema de enseñanza, las cuestiones del
Los jóvenes son elegidos a los órganos locales del poder a partir de los 18 años, y a modo de vida y de la moral. En estas discusiones intervienen lo mismo obreros y estu­
los Soviets Supremos de las repúblicas federadas y de la URSS, a los 21 y 23 años de diantes que conocidos estadistas. Las oportunas intervenciones de Komsomólskaya pravda
edad correspondientemente. Representantes de la juventud, en calidad de diputados, rea­ suelen tocar los más diversos temas, desde el trabajo de un modesto comercio hasta la
lizan una labor muy variada y muy eficiente en los organismos superiores y locales de la actividad de las entidades centrales del Estado. El libre intercambio de pareceres o la
administración pública. Relacionado con el perfeccionamiento de la función del aparato controversia abierta con los adversarios ideológicos crean ese vivificante clima en el
estatal, se dedica hoy especial atención a conjugar adecuadamente la labor de veteranos que los jóvenes van modelando sus conceptos sobre los rumbos de la evolución mundial.
y jóvenes. El remozamiento constante de los órganos de gestión asegura la continuidad y El Instituto de la Opinión Pública, fundado hace unos años anejo a la redacción del
sirve al mismo tiempo de garantía contra el estancamiento y el burocratismo. diario, realiza una labor muy prolija en el estudio de la actitud de los jóvenes frente a
De los 1.517 diputados que integran el Soviet Supremo de la URSS de la última legis­ los problemas candentes de la política, la economía, la cultura y la moral. El presidente
latura, 182 no llegan a los 30 años de edad, y en los Soviets locales 427.000, de un total del Instituto, Valentín Chikin, nos dice: "Hemos dedicado una de las primeras encues­
de dos millones de diputados. tas a la dinámica del nivel de vida en la URSS. El cuestionario fue difundido entre los
viajeros de 65 trenes que partían de Moscú hacia los más diversos puntos de la Unión
• • Soviética. Recibimos respuestas de 1.399 consultados. De cada cien, 73 notificaban que
su nivel de vida se había elevado; 20, que no había cambiado, y 7, que había empeo­
Una de las formas esenciales de la participación de la juventud en la vida política rado. Insertáronse asimismo 1.340 sugerencias suyas tendientes a mejorar el bienestar ma­
es el derecho a formar distintas organizaciones, como las sociedades deportivas, profesio­ terial del país.
nales, cooperativas, etc. Este derecho de asociación lo garantiza la ley fundamental. Luego de publicados en Komsomólskaya pravda los resultados de la encuesta, con­
La organización juvenil más importante, la Unión de Juventudes Comunistas Leninistas testaron a las sugerencias de los consultados el ministro de Obras Básicas, el presidente
de la Unión Soviética (Komsomol) desempeña un papel señalado en la vida del país y del Comité estatal para asuntos del trabajo y salarios y el viceministro de Comercio.

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Muchas de las ideas llegadas al Instituto de la Opinión Pública pasaron al examen de
estadistas con miras a ponerlas en práctica.
Vasta difusión tienen los grupos del "Reflector del Komsomol'', instituido hace varios
años y en cuya labor participan unos cuatro millones de muchachos y muchachas.
El "Reflector", además de que saca a la luz los defectos en el trabajo de empresas
e instituciones, coopera a eliminarlos, expresando por medio de la prensa juvenil la
opinión pública, que no puede ignorar ni el más encumbrado administrador.
Una forma interesante de la participación de muchachos y muchachas en la gestión
productora son las "construcciones del Komsomol". Ya un cuarto de siglo atrás los kom­
somoles trabajaron con entusiasmo en la construcción de la planta hidroeléctrica del
Dniéper, de la factoría metalúrgica de Magnitogorsk y del ferrocarril Turkestán-Siberia.
Aquellos brazos juveniles prodigaron su esfuerzo para erigir un mundo nuevo, derrochan­
do iniciativa hasta en las cosas más prosaicas.
Un vuelo singular tomaron las obras de choque de la juventud hace unos diez años,
cuando el Gobierno llamó a los jóvenes a contribuir a la industrialización de las reglo­
nes de Siberia, del Norte y del Extremo Orlente. En diez años el Komsomol destinó al
Este dos millones de voluntarios. En inhóspitos parajes fueron levantadas colosales construc­
ciones por manos jóvenes, pues la inmensa mayoría no tenían aún 30 años. Allí la juventud
creó sus órganos dirigentes, que prácticamente llegaron a ser la segunda dirección —di­
rección social— de las obras. Es así cómo cada joven puede participar de una u otra
forma en el gobierno de la producción. Los directores de las empresas en construcción
están interesados en el patronazgo de los komsomoles, dado que esa actividad contri­
buye a impulsar los ritmos del trabajo y mejorar su calidad.
Un sociólogo de Krasnoyarsk, G. Serguéiev, dice: "La dureza del clima, la distancia y,
con ello, la alta tensión de la vida social, que fluye del entusiasmo laboral, de la exalta­
ción romántica, de la migración de jóvenes intelectuales, obreros y licenciados del ejér­
cito, todo ello posibilita el hallar los métodos originales para solucionar las contradiccio­
nes entre lo personal y lo común. Pero la cosa no estriba sólo en el interés socio-
teórico. Como escuela social extraordinariamente sugestiva para muchachos y muchachas,
las obras de choque del Komsomol permiten a la juventud encontrar las vías justas para
resolver prácticamente los problemas de la libertad".
En el complejo de los plurales vínculos entre la administración y los jovenes obreros
en las obras donde trabaja la juventud, resalta la tendencia a democratizar la admi­
nistración, tendencia inmanente al Estado soviético.

* * *

Asi, pues, la juventud se sirve cumplidamente de la oportunidad que se le brinda para


intervenir en la gestión estatal y económica. ¿Y de dónde viene esta alfa actividad de la
juventud? Los sociólogos consideran que emana en primer lugar de la nueva sicología,
cultivada por el régimen soviético, una de cuyas bases es el colectivismo, el interés
común por los destinos del pais. Las múltiples consultas a la opinión han testimoniado
que aproximadamente el 50 ó 60% de nuestros jóvenes toma parte en las actividades
sociales de los centros docentes, empresas industriales, koljoses; un 20 ó 30% cumple
distintos cometidos y sólo un número insignificante no despliega ninguna labor social.
El modo de pensar del joven soviético, interesado por el bien de toda la sociedad,
es una de las premisas de su marcada actividad social. No queda relegado al último
plano, por supuesto, elbienestar material, relativamente alto, de la nueve generación,
el cual le permite dedicarse a otras ocupaciones, entre ellas a esta actividad social de
que hablamos.
Para concluir este capítulo, unas palabras acerca de otra encuesta que tenia como
tema el objetivo básico de la vida. Opinaron sobre el particular 17.500 jóvenes de to­
das las zonas y capas sociales del país. Resultó que la mayoría considera como finalidad
principal de su vida la edificación de la sociedad comunista en la URSS.
rn I
p %♦ n
Ml CASA, Ml FAMILIA

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Antes de conocer a ¡a moscovita Valentina Zótova, el leningradense Vladimir Platónov
era afeo. Después que la conoció dijo:
— Ahora ya sé que la diosa ‘Afrodita no es pura invención.
Rasaron unos meses, y Vladimir solicitó la mano de Valentina. Ella dijo "sí", y anun­
ciaron el casamiento.
— Cuando tenia quince años —dice Valentina— juré no casarme jamás. Tres años
más tarde me llamaba ya Platónova.
Se trata, por lo demás, de la típica evolución del punto de vista de una muchacha
contemporánea, que con la edad se va transformando en fiel idólatra de Himeneo y se
preocupa celosamente de crear su propio hogar, un templo más a este dios tan popular
(la URSS suma 50.000.000 de familias, 242 por cada 1.000 habitantes).
El problema de crearse su familia es para los jóvenes importantísimo. Komsomólskaya
pravda dirigió a sus lectores 12 preguntas sobre los problemas del amor, del matrimo­
nio y el sexo. Recibió 14.000 cartas. Las respuestas dan una idea bastante fiel de los
problemas que afrontan nuestros jóvenes al formar su hogar
RECETAS DE FELICIDAD. ¿Cuáles son los rasgos más sobresalientes de la familia
soviética? ¿Qué aprecia usted más en su familia? ¿De qué taras del pasado deben li­
brarse, a juicio de usted, las familias jóvenes?
Konstantin Vasíliev, ingeniero moscovita: "La familia soviética se
forma sobre la base de un profundo sentimiento mutuo. Esto es lo esencial. Los hombres
de mi generación son intransigentes con la costumbre heredada de la vieja sociedad de
casarse por conveniencia".
Víctor Bogdanovich, oficial del ejército: "El rasgo que más distingue
a la familia soviética es la fe en un porvenir luminoso y feliz".
Dmitr i Semenkov, estudiante: "El rasgo principal de la familia soviética es
el desvelo por la educación del Hombre que vivirá en el comunismo.
Tamara Vinográdova, de Moscú, tuvo un matrimonio desafortunado. Unió su
destino al de un hombre jovial, romántico y soñador, para tener que romper al cabo
de seis años con un adocenado filisteo. Tamara no cree, sin embargo, que el matrimonio
transforme así a todas las personas. Al contrario. "La familia soviética —dice— se funda,
por lo general, en el amor, la igualdad de derechos, la ayuda recíproca y la unidad de
criterios de los cónyuges".
¿Qué fenómenos no deben tener lugar en un joven matrimonio? La respuesta globali-
zada fue ésta: "El mercantilismo, el adulterio y los celos, el espíritu del "comodismo",
que convierte a la mujer en un elemento del confort y al marido en un autómata pre­
ocupado en llenar el monedero".
Los Orlovski, Tatiana y Eduard, estudiantes de Leningrado, opinan que
no se puede consentir que las pequeñeces de la cotidianidad ensombrezcan lo esen­
cial y que las bases de la vida sean destruidas por la bajeza".
CINCO MILLONES DE CIGÜEÑAS. En la URSS, todos los años nos traen las cigüeñas
en sus picos cinco millones de bebés. Aunque, los niños más juiciosos creen que sus
padres les encontraron entre las hojas de la col. Sea como fuere, la alegría que entra en
casa del joven matrimonio con la llegada del recién nacido viene acompañada del desa­
sosiego por la crianza del pequeño.
¿Qué aspectos de la educación de los niños cree usted más convenientes y más pro­
gresivos? ¿Con qué dificultades tropieza, a su entender, la familia en la educación de
los peques hoy? ¿Qué propone usted para vencer las dificultades?
Nikolai Dolzhnikov, empleado de Piatigorsk: "Lo mejor que se in­
culca a los niños en la familia soviética es el amor al prójimo, el sentido de la cama­
radería, la fraternidad, el humanismo, el colectivismo y el amor al trabajo".
Piotr Nevérov, miliciano: "Lo principal es educar a los niños como futuros
ciudadanos de la sociedad comunista en el respeto al hombre, enseñarles a cuidar como
de las niñas de los ojos la dignidad humana".
Los consultados llegan a esta conclusión: Para cultivar en los niños cualidades huma­
nas elevadas es menester que los padres sepan educar, y hace falta también concordar
las palabras y los hechos de los educadores y la colectividad.
Es por lo que Serguéi Samovérov, un obrero de Moscú, dice: "Lo mejor
Aliona Nikoláeva-Tereshkova, primera niña de padres cosmonautas.
A los niños pertenece el futuro de nuestro planeta, y puede ser que toda la galaxia.

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Las mujeres representan en nuestro país el 48% de todos los trabajadores, el 50%
de los dirigentes y especialistas, el 75% de los médicos, el 37% de los científicos y el
27% de los diputados al Parlamento. Varias mujeres son ministros. Pero cuando la mujer
ministro llega a casa después de su jornada, deja la cartera y se pone el delantal, ya
no es ministro, es madre, esposa, ama de casa, sobre la que recae más de la mitad de
los quehaceres del hogar.
En el Programa del PCUS leemos: "Deben ser suprimidos totalmente los vestigios de
la desigualdad de la mujer en la vida doméstica. . . Hay que asegurar condiciones para
reducir y aliviar el trabajo de la mujer en el hogar, y después dar posibilidades para
sustituir este trabajo por las formas sociales de cubrir las necesidades de la vida domés­
tica de la familia".
La juventud de nuestro país propone las fórmulas siguientes para solventar el asunto:
que el marido y los niños cooperen en las labores domésticas; que se reduzca la jorna­
da laboral de la mujer y, en primer lugar, que se extienda la red de los servicios.
Hoy día 50 millones de personas prefieren ya los comedores públicos y restaurantes
a la cocina doméstica. Los economistas han calculado que dentro de unos diez años esa
cifra pasará de cien millones. El tiempo que necesitarían las mujeres para preparar la
comida de estas cien millones de bocas sumaría 600.000 años. Los arquitectos ya lo tie­
nen en cuenta, y al diseñar las nuevas barriadas incluyen en ellas nuevos establecimientos
de la alimentación pública.
Tatiana Vlásova, arquitecto de Leningrad o, piensa que con el tiempo
los edificios serán complejos de apartamentos, restaurante, biblioteca, cinematógrafo, guar­
dería infantil y plazoleta para deportes. "Al mudarnos de casa —dice Tatiana— no ten­
dremos necesidad de llevar consigo más que los enseres de que no queramos despren­
dernos".
LA EXPULSIÓN DE HIMENEO. ¿Cómo explica usted la separación en las familias jo­
venes? ¿Qué propone para robustecer la familia?
Los jóvenes mismos ven muchas causas de los infortunios en la familia. Elena Már-
kova, koljosiana, culpa a algunos de sus coetáneos de fijarse únicamente en la
belleza exterior, tras de la cual a veces se oculta una inteligencia enteca y la ausencia
de virtudes. El maestro de escuela Pável Nevérov ve un motivo del di­
vorcio en el casamiento prematuro, cuando los jóvenes no han sometido a prueba sus sen­
timientos ni han llegado a tener un concepto claro de la vida.
Sin embargo, Grigori Kniazkov, empleado de Siberia, rechaza el argumento
Un drama que, por desgracia, aún se repite. No se entendieron. de Nevérov, ofreciendo el ejemplo de su propio casamiento. Grigori conoció a su futura
esposa un 25 de abril, y al cabo de cuatro días se casaron. El tenia diecinueve años,
ella dieciocho. Pasó el tiempo, y el matrimonio vive en la paz y la armonía con sus hijos.
Las redacciones de diarios y revistas juveniles reciben infinidad de cartas, muchas de
las cuales relatan la suerte de familias, los destinos de dos jóvenes. En
su inmensa mayoría, esas cartas llegan a una conclusión unánime: el secreto número uno
6s educar a los niños en las casas-cuna, en los jardines de la infancia, en las escuelas-infer­
nado. Allí aprenden a preocuparse uno del otro y, aprendido eso, serán buenas personas de que los matrimonios sean felices o desafortunados reside en si existe en la familia
también en mañana. Mi hijo ya no tiene en casa ningún juguete, se los llevó todos al un amor verdadero, si hay fe en los ideales, en las altas cualidades morales y en el
jardín infantil". amor, que infunde a los cónyuges fuerzas para salvar los escollos con que tropiezan en
Serguéi Komarov, oficial del ejército: "El método más progresivo de el camino de la vida. Y casi todos los lectores proponen cultivar en las personas, a partir
educación es aunar los esfuerzos de la escuela, los padres y la sociedad". de la misma infancia, esas virtudes que animan un amor feliz.
Salta a la vista que los matrimonios jóvenes prefieren el método social de educación. Un chófer de Kiev escribe: "Amar no quiere decir mirarse uno al otro, sino
Sólo les desagrada una cosa: que todavía no hay establecimientos infantiles en cantidad mirar los dos en una misma dirección. Así dijo un escritor francés. Creo que eso es
suficiente. El ramo de la construcción no puede aún adelantar a las cigüeñas. Pero las acertadísimo".
alcanzará. Véamos estas cifras. Año 1960: en las casas-cuna y jardines de la infancia había
más de 4.000.000 de niños. 1966: dichos establecimientos acogían a 8.200.000 pequeños.
En un porvenir muy próximo podrá cada familia valerse de los servicios de cualquier
institución infantil. Los enamorados y los recién casados saben que así será. ¿Y no son
ellos los dueños del país?
600.000 AÑOS ECONOMIZADOS. ¿Qué problema cree usted que debe ser resuelto
en primer término para acabar con lo que resta de desigualdad en la situación de la
mujer?

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CINCO PREGUNTAS
AL VIEJO EPICURO

¿Qué haría usted nada más


pisar tierra soviética?
¿Qué deporte prefiere usted?
¿A qué espectáculo quisiera
asistir?
Señor filósofo, ¿cual cree usted
que es el mejor descanso?
Señor Epicuro, ahora ya conoce
usted a la juventud soviética.
Díganos, por favor, ¿qué lugar
ocupa en la vida
de los jóvenes el amor?
£n este capítulo entra en escena EpicurO, lamoso filósofo de la antigüedad. Lo que
él díga adornará, sin duda, el libro. En nuestro tiempo, cuando las máquinas hacen la
mayor parte del trabajo duro, Epicuro aún sostiene su teoría de que la diversión y el
placer debe ser lo primero en la vida del hombre.
Pedimos a Epicuro que nos conteste a cinco preguntas.
Pregunta 1. ¿Qué haría usted nada más pisar tierra soviética?
Epicuro: Me tomaría una copa de vodka rusa o de vino georgiano.

BACO EN EL PAÍS DE LOS ATEOS


La juventud soviética, aun cuando su filosofía es atea, admite gustosa en su sociedad
algunos dioses. En estas páginas ya hemos visto a Himeneo y Afrodita. Baco tampoco
se sentiría mal en la URSS. A decir verdad, las estadísticas prueban que si tomamos al
azar un centena? de jóvenes, no encontraríamos entre ellos alcoholizados: veinte no be­
ben en absoluto, treinta beben poco y rara vez y los demás gustan de tomar unas copas
los sábados y domingos. Cuando va al café una pareja no lo hacen tanto por el deseo
de beber como por pasar unos ratos de esparcimiento en compañía de jóvenes como ellos
mismos. Entre este público, el café goza de mayor popularidad que el restaurante. El
restaurante es un lujo bastante caro.
El café es siempre barato y en su recinto se pasa bien el tiempo. Sobre todo si es
uno de los llamados cafés juveniles, que últimamente se inauguran muchos. Los abren y
disponen en ellos los mismos muchachos y muchachas. Por regla general, los jóvenes so­
licitan al ayuntamiento autorización para ocupar un entresuelo apropiado que les haya
gustado o la planta baja de una casa nueva. Nunca se les niega ese permiso. Después se
presentan en el local elegido los arquitectos, que después de verlo preparan el proyec­
to, en el que ponen toda la fantasía posible. Seguidamente aparecen los artistas del
pincel, también jóvenes, y, exhibiendo aún más fantasía que los arquitectos, adornan
techos y paredes. Vienen después jóvenes cantantes y poetas, derrochando más fantasía
que todos los demás, a quienes dejan boquiabiertos. En estos acogedores establecimientos
siempre se puede tomar una tacita de excelente café, una copa de buen vino y oir
melodiosas canciones y versos originales.
La juventud va a su café a pasar la tarde entre música, poesía, alegría y apasionadas
discusiones. Y si se quisiera poner sobre la entrada una sentencia clásica, no sería, para
desilusión de Baco, "La razón está en el vino", sino "La razón está en la amistad' .
Esto que decimos es la historia de miles de cafés juveniles, con nombres poéticos,
abiertos los últimos años en todo el país.

TODO EL PAÍS EN EL ESTADIO


Pregunta 2. El deporte es el pasatiempo preferido por la juventud soviética. ¿Qué
deporte prefiere usted? No olvide que tenemos deportes también para los ancianos.
Epicuro: Primero veré qué deportes tenéis en vuestro país y después contestaré.
A la persona que no se dedica al deporte la miramos como a la que no se limpia
los dientes o no sabe jugar al ajedrez. El día empieza con la gimnasia matinal por la
radio. Durante la jornada laboral en las empresas e instituciones se dedican unos minutos
para hacer ejercicios gimnásticos. Ser buen deportista es de gran honor. La muchacha que
diga de un joven "es un verdadero deportista" pone en esta frase el mismo sentido que
Isolda al decir "Tristán es un buen caballero".
A la juventud le gusta el deporte, y el Estado hace mucho para que el deporte esté
al alcance de todos. En los jardines de la infancia, a los pitusos de cuatro años ya se
les enseña la gimnasia; en las escuelas generales y centros docentes superiores son
obligatorias las clases de educación física. Todo el que lo desee puede ser miembro del
club deportivo de su preferencia. La prensa populariza los deportes, para los que el
Estado aporta fuertes asignaciones, siempre en cantidad creciente. Las cuotas que pagan
los deportistas son más bien simbólicas. Por treinta kopeks al año se puede cultivar cual­
quier juego deportivo, haciendo uso de las instalaciones y los accesorios que proporcio­
na el club. Es factible incluso practicar deportes tan costosos como el aeronáutico y el
automovilístico, las regatas y la equitación. Además del Estado, allegan fondos para esas

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C%SN¡

— Cuando mi amigo Dio-


genes precise de nuevo
alojamiento, le recomen­
daré un tonel de vino
georgiano "Tsinandali".

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— Mi lugar en el deporte
está en las tribunas. Entre
los hinchas y los árbitros
de la gimnasia. Que ¡por
qué! Primero porque la
gimnasia me recuerda mis
años mozos; segundo, no
hay por qué despreciar el
vinillo y, tercero, a la
gimnasia se dedican las
muchachas más lindas.

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atenciones los sindicatos y los clubs de lo .recaudado én las grandes competiciones de­
portivas.
Los clubs deportivos no pagan impuestos. De las 400.000 instalaciones deportivas, mu­
chas pertenecen a fábricas y talleres y a otras entidades. La Constructora de excavadoras
andantes de los Urales dispone de complejo deportivo propio con estadio, piscina, salas
de gimnasia, pistas de patinaje, bases para los esquiadores y numerosas canchas para
baloncesto y volibol. Al firmar el convenio colectivo, la dirección de la empresa siempre
se responsabiliza de crear condiciones para que el personal pueda cultivar los deportes.
Nuestros clubs agrupan a unos cuarenta millones de aficionados al deporte. Más de
cien centros de enseñanza especializada preparan entrenadores.
Hay que aborrecer el deporte para no practicarlo en la URSS. En nuestro país hasta
los ancianos —fíjese en esto, señor Epicuro— van diariamente al estadio a cultivar los
deportes favoritos en grupos especiales.
No es de extrañar que en las Espartaquiadas de los pueblos de la URSS, las cuales
se celebran cada cuatro años en vísperas de los Juegos Olímpicos, participen millones
de deportistas.
La afición a los deportes y el estímulo que el Estado les prodiga han hecho de la
URSS la potencia olímpica más pujante. La vida deportiva está organizada de modo que
difícilmente se perderá un solo talento. Lev Yashin, el mejor guardameta del mundo, el
insuperable atleta Leonid Zhabotinski, la joven plusmarquista mundial de natación Irina
Pozdniakova, la incomparable Natasha Kuchínskaia y tantos otros ases y "estrellas" llega­
ron a las cumbres de la gloria por el mismo camino que siguen todos los aficionados
al deporte en nuestro país.

EN EL PINACULO DE LA FAMA
Del genial Sviatoslav Richter se dice que elevó el arte del piano hasta alturas des­
conocidas. No nos asombremos si dentro de algún tiempo jóvenes pianistas escalan las
cimas del éxito con los espléndidos "Estonia". El arte ha calado tan hondo entre la
juventud soviética, que el presente capítulo lo podríamos titular, calcando el anterior,
"Todo el país en las salas de conciertos".
Asi, pues, la tercera pregunta al señor Epicuro: Suponiendo que usted no hubiera
logrado comprar una localidad para el partido de fútbol URSS-Brasil (no se aflija, señor
Epicuro, que es sólo una suposición), ¿a qué espectáculo quisiera asistir?
Si Epicuro fuese un muchacho soviético diría que al cine, porque es lo que más gusta
a la juventud, máxime cuando en la pantalla soviética se proyectan películas de muchos
paises, y cualquier tarde libre pueden muchachos y muchachas ver el mundo de sus
coetáneos del extranjero.
El teatro viene en segundo lugar. En la Unión Soviética, los teatros con compañías
propias se cuentan por centenares.
Y, por último, la música. Aunque tal vez le gane al teatro. Siguen a la música la
poesía y la pintura. De la afición a las artes da fe el hecho de que a los recitales acuden
miles y miles de personas. Los organizadores de estas veladas alquilan las salas más espacio­
sas, como, por ejemplo, el Palacio de los Deportes de Moscú, con sus 18.000 localidades.
La educación estética comienza desde la misma infancia y la afición a las artes se
fomenta ampliamente. Podríamos decir que la juventud soviética es como si viviera a
orillas de un mar llamado "Arte", en el que todos desde niños pueden aprender a na­
vegar, arribando en ese viaje a islas —los Palacios de Pioneros— donde les aguardan
maestros de música, pintores, coreógrafos, etc.
El contacto con el arte no se limita estrictamente a pasar unas horas en la sala de
espectáculos. La juventud, además de disfrutar del arte, lo crea ella también. Cada fá­
brica, cada instituto y cada koljós cuentan con sus propios conjuntos de aficionados. Las
canciones escritas por autores amateurs suelen ganar más popularidad que las de los
profesionales. Komsomólskaya pravda organiza todos los años un concurso de poesía en
el que toman parte miles de poetas aficionados.
El verso que insertamos a continuación fue reconocido como el mejor en uno de
los últimos certámenes.

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Los ciegos no pueden mirar con ira;
Los mudos no pueden gritar con rabia;
Los mancos, empuñar las armas;
Los cojos, ir delante.
Pero los ciegos pueden gritar con ira;
Los mudos pueden mirar con rabia;
Los cojos, empuñar las armas;
Los mancos, ir delante.
Se puede decir que, por el número de aficionados a la poesía, la URSS ocupa el
primer lugar. Es un lugar que ha ganado la juventud.
AL SENO DE LA NATURALEZA
Pregunta 4 a Epicure. Señor filósofo, ¿cuál cree usted que es el mejor descanso?
Epicure: M-m-m... No es fácil decirlo.
Dejemos a Epicuro reflexionar y, mientras tanto, pasemos al tema del descanso de
nuestros jóvenes. Hay preferencia por el excursionismo en sus cuatro variantes: automo­
vilístico, con los moteles repletos y con neumáticos que casi siempre revientan a veinte
millas del poblado más cercano; acuático, con canoas que casi siempre hay que llevar
a cuestas; de esquí y, por último, el mejor de todos, las caminatas con la mochila a las
espaldas. Aquellos aficionados llaman a estos últimos despensas ambulantes para los mos­
quitos. Pero es por envidia, porque no pueden tocar la guitarra cuando llevan las manos
agarradas al volante, a los remos o a los bastones del esquí.
Al seno de la Naturaleza, pues.
Cuando la nieve empieza a derretirse y en las estaciones del tren suburbano se van
viendo cada vez menos esquiadores los sábados, las secciones excursionistas de los clubs
comienzan a desplegar su febril actividad primaveral. Se preparan las tiendas de cam­
paña, los colchones de aire y demás atributos del oficio. Los sindicatos distribuyen por
miles las plazas para los centros excursionistas del Cáucaso, Altái, Crimea y Siberia. Por
todas partes se estrenan albergues.
Muchos habitantes de las ciudades prefieren no ir lejos a descansar. No les interesa
la típica "isba" de troncos estilo ruso de los albergues alpinos. Esta clase de viajeros
forman la estirpe de los poetas del bosque, que gustan de pernoctar al calor de las
hogueras, para volver a la ciudad el domingo por la tarde después de haber pasado el
fin de semana al aire libre. Incluso el Año Nuevo lo celebran en el bosque. Para la fies­
ta eligen de antemano un abeto apropiado, que adornan según la tradición.
Entre los inclinados a descansar fuera de la ciudad hay una categoría especial: los
cazadores, pescadores y buscadores de setas. La empresa o institución donde trabajan
les proporciona un autocar en el que se desplazan lo más lejos posible de la urbe. Pro­
curan ir a lugares no visitados por los excursionistas, pues éstos espantan a los peces
y hasta a los osos. Cada vez es más difícil encontrar zonas "vírgenes": ya suman cuarenta
millones los excursionistas que van a pasar el fin de semana al seno de la Naturaleza.
Hay también quien halla descanso en otras ocupaciones. Nos referimos a los que gustan
de coleccionar algo, como los filatelistas, los numismáticos, etc., quienes dedican los do­
mingos a correr de un lado para otro en busca de una fototipia de caja de fósforos o
sello que tenga alguna rareza. Los hay que coleccionan hasta etiquetas de botellas.
Viajando con los excursionistas nos hemos distraído y por pocas perdemos a Epicuro.
Queremos hacerle la última pregunta.

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— Si supiera usted lo can­


sado que estoy de este
descanso.

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Epicure: Viven en un
mundo que les pertenece,
y en ese mundo reina el
amor.

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