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INTRODUCCIÓN

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tructuras sociales diversas, las culturas políticas, surgidas de la tradi-
ción, naturalmente heterogéneas y, por descontado, los regímenes po-
líticos presentan también por su parte características variables, a ve-
ces francamente opuestas. Ahora bien, como hemos visto, las cons-
trucciones políticas, por encontrarse estrechamente ligadas a las
demás estructuras de la sociedad, son portadoras de valores ideológi-
cos, y como tales tienden de forma natural a afirmarse como las úni-
cas válidas. El resultado es una rivalidad entre ellas que traduce la
confrontación o la oposición de las maneras de vivir de los sistemas
de representación de los pueblos que han motivado su nacimiento.
Los regímenes políticos constituyen de este modo un observatorio pri-
vilegiado de la evolución de las directrices del mundo del siglo xx, que
supera con creces el interés presentado por el estudio de los aconte- PRIMERA PARTE
cimientos de la vida política. De hecho, se trata de encontrar me-
diante el vector escogido las claves de lectura que permiten compren-
der el siglo xx a través de sus clases sociales y de los valores ideoló- LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA
gicos preconizados. LIBERAL (1900-1914)
Este enfoque particular implicaba centrarse en las sociedades del
mundo desarrollado. Pero nada es más complicado que definir este
concepto. Digamos simplemente, para justificar la opción escogida,
que el estudio de las formas políticas de dominación en el tiempo de
los imperios coloniales aparecía bastante desprovista de significado,
en la medida en que éstas venían impuestas desde el exterior. Salvan-
do las distancias, la observación es también válida para los países que
han pasado a ser independientes debido a la descolonización, pero
que deben hacer frente a problemas de subordinación económica o
cultural y se encuentran con unas estructuras sociales arcaicas que les
remiten a los regímenes autoritarios tradicionales. Una última cosa
para terminar: la simple elección de este enfoque excluye toda pre-
tensión de exhaustividad. Los ejemplos escogidos, aunque aparecen
como los más significativos, no son en modo alguno los únicos que
hubieran podido ser tratados y el autor admite sin reparos que las la-
gunas son numerosas, por lo que pide excusas a sus lectores por an-
ticipado.
CAPÍTULO 1

LA DEMOCRACIA LIBERAL A PRINCIPIOS


DEL SIGLO XX

Nacida de una larga elaboración histórica que se inicia en el si-


glo xvii y alcanza su madurez en el transcurso del siglo xix a través de
la síntesis de dos nociones tan antagónicas como liberalismo y demo-
cracia, la democracia liberal es una realidad para un número limitado
de países que han conocido unas condiciones de desarrollo similares,
cuya sociedad tiene unas estructuras parecidas y que reivindican unas
referencias culturales idénticas. Si bien este régimen aparece frente al
resto del mundo como un modelo a imitar, hay que tener en cuenta que
la historia específica de los diferentes Estados que la ponen en práctica
da lugar a unas variantes, que constituyen otros tantos matices al poner
en práctica principios comunes.

A principios del siglo xx, el Viejo Continente es considerado el co-


razón del mundo, y de un modo particular su fracción más evolucio-
nada, la Europa del noroeste, que ha llevado su civilización al mun-
do entero y que domina por su desarrollo económico, por el carácter
moderno de sus estructuras sociales y por el esplendor de su cultura.
Por otra parte, también se considera a la Europa.del noroeste como
la cuna de la democracia liberal, apareciendo así estrechamente liga-
da a los demás aspectos modernistas que se acaban de mencionar. Es
el régimen de los países desarrollados y un modelo percibido como tal
por los países que lo practican, pero también en el resto del mundo,
donde las mentes más preclaras están convencidas de que su adop-
ción será, a la vez, prueba de modernización y un factor de su acele-
ración.
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 13
LOS REGÍMENES POLÍTICO S DEL SIGLO XX
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del siglo xx nalmente, en caso de que el contrato tácito instaurado entre el pue-
El régimen de la democracia liberal a princiPiOS blo y el soberano se viera roto por este último, es lícito que el pueblo
se subleve.
LIBERALISM O Y DEMOCRACIA UNA HISTORIA ANTAGÓNICA De esta filosofía del derecho natural procede una doctrina política
A partir del a la que se conoce con el nombre de liberalismo.
con temporánea.
Los orígenes del liberalismo en la Europa o , se desarrolla
en Euro-
siglo xvi, y como consecuencia del humanism El significado de la noción de liberalismo. El liberalismo tiene, ante
pa occidental la filosofía del derecho natural, de la cual deriva direc- todo, una acepción política: se trata del sistema cuyo objetivo es pre-
tamente la idea de liberalismo. Rompiendo con la concepción medie- servar los derechos naturales del individuo. En primer lugar, afir-
val que veía la sociedad formada únicamente por grupos con miem- mando la existencia de libertades fundamentales, libertades indivi-
bros solidarios, la nueva filosofía considera al individuo bajo el duales (desplazarse, adquirir bienes, disfrutar de libertad de concien-
concepto de una existencia propia que constituye la base de toda or- cia) y libertades políticas (derecho a expresarse, a reunirse, etc.); y
ganización social. Esta auténtica revolución conceptual comporta una para mantener estas libertades es importante que el poder ejecutivo
serie de consecuencias políticas y sociales que pondrán de manifiesto se limite a proteger a los ciudadanos, pero no ha de tener poder de-
dos filósofos ingleses del siglo xvii, Hobbes y Locke. Tanto uno como cisivo sobre las leyes que rigen la sociedad, ni ha de poder intervenir
otro sitúan al individuo en el centro de su reflexión y consideran que arbitrariamente contra ella, por lo que se requiere un estrecho con-
éste nace con un cierto número de «derechos naturales'), el de con- trol. La traducción institucional de esta exigencia es la adopción del
servar su vida, poder disponer de ella a su voluntad, adquirir y con- régimen parlamentario, que se fundamenta en tres principios: como
servar bienes, etc.; pero en «estado natural» (es decir, antes de la or- base, el reconocimiento de que la soberanía reside en la nación; como
ganización de la sociedad), su vida está permanentemente amenaza- medio de puesta en funcionamiento, la elección de delegados de aqué-
se ven comprometidos por la
da y sus «derechos naturales » , clin- lla, encargados de representarla y escogidos de entre las elites ilus-
inseguridad, la guerra y la violencia. Con el fin de preservarl os tradas; finalmente, a nivel del mecanismo de funcionamiento, la ins-
dividuo acepta entrar en sociedad, enajenando una parte de sus dere- y SUS tauración de la responsabilidad del poder ejecutivo ante la asamblea
chos naturales para garantizar su seguridad, así como su vida de delegados de la nación.
bienes. La entrada en sociedad es pues un contrato mediante el cual Pero este liberalismo político es inseparable de la formulación,
el hombre acepta la autoridad de un soberano a condición de que éste más o menos en el mismo momento, de un liberalismo económico y
Ahora bien, como todo contrato, el
le procure la paz ylaçguri4 . social. Éste se inspira en los teóricos de finales del siglo xviii y prin-
evocarse si una de las partes no cumple su parte del cipios del xix, como Adam Smith, David Ricardo, Stuart Mill, Bastiat
referido pod
compromiso. A partir de esta idéntica base, Hobbes y Locke comien- o Jean-Baptiste Say. Al igual que el liberalismo político, parte del
zan a discrepar. El primero considera que la forma de gobierno más principio del individuo que debe poder beneficiarse de una libertad
adecuada para desarrollar la función atribuida al soberano por el con- completa en el orden del trabajo, de la producción o de los inter-
trato social es la monarquía absoluta, en la cual un monarca todopo- cambios, como complemento a sus derechos naturales. Teorizando el
deroso dispone de todas las facultades. Locke, al contrario, formula modelo de expansión británica del siglo xix, el liberalismo económi-
(1681), una serie de
en su obra capital, Tratado sobre el gobierno civil co afirma que existen unas leyes naturales de la economía, que tra-
tesis que constituyen el origen del pensamiento liberal. Para Locke, el ducen una armonía universal que deberá aportar al hombre bienes-
poder supremo emana de los individuos y aunque deleguen este po- tar y prosperidad si ninguna intervención exterior no viene a pertur-
der en un soberano, no por ello renuncian a su control, y no aceptan barlas. El principio defendido es, pues, también en este caso, el de la
cederle toda la libertad. Para preservarlas Locke afirma que es nece- abstención del Estado, que debe dejar libre al individuo para produ-
sario que los diferentes poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) no se cir y comerciar, sin que deba someterse a reglamentos elaborados a
concentren en las manos de un solo hombre, el soberano, sino que es- tal efecto, sino a las leyes naturales. Por lo que al liberalismo social
tén separados, y que la preponderancia debe pertenecer no al sobera- se refiere, deriva del liberalismo económico y significa que el Estado
no, ostentador del poder ejecutivo, sino al legislativos confiado a va- no interviene en las relaciones sociales, que también se rigen por
rias personas por un tiempo establecido, limitándose la función del unas leyes naturales, las cuales pueden verse perturbadas incluso por
ejecutivo a hacer aplicar las leyes votadas por el poder legislativo. Fi-

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la caridad. En Francia, Bastiat y Dunoyer consideran así la miseria precisamente basándose en este antagonismo como Marx construyó
como un mal necesario contra el cual no hay que actuar. Estas ideas su teoría durante la segunda mitad del siglo xix.
serán retomadas y desarrolladas por el utilitarismo de Jeremy Bent-
ham, para quien una sociedad es un grupo de individuos en el cual
cada uno debe procurarse satisfacción con sus propios medios, sin NACIMIENTO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
ningún tipo de ayuda exterior, para asegurar la estabilidad del con-
junto. Se llegaba así al «darwinismo social» en la segunda mitad del Ahora bien, uno de los hechos capitales del siglo xix es justamen-
siglo xix. Su principal teórico, el británico I-Ierbert Spencer, aplica al te la síntesis que llega a producirse durante el último cuarto del siglo
dominio social las ideas de Darwin: la sociedad, así como la natura- entre las dos concepciones opuestas: el liberalismo y la democracia.
leza, es un medio de vida ordenado en el cual los más dotados y los
mejor adaptados triunfan sobre los demás, los cuales se hallan con- La realización de una síntesis política de la democracia liberal en Fran-
denados a la desapari,ción. cia durante la tercera República. El liberalismo político basado en los
,__—P Sn ccicnksol l eicl i iawn e..peinelcr. principios de 1789, triunfa en Francia en la primera mitad del si-
La reivindicación democrática en la Europa del siglo xix. El liberalis- glo xix, tiene dificultades bajo la Restauración, va mejor con la Mo-
mo político, con su teoría de la representación a través de las elites, narquía de julio, y, en el orden del régimen representativo y parla-
y el liberalismo económico, que rechaza todo paliativo a las leyes na- mentario, mejor que en el de las libertades fundamentales (restringi -
turales de la economía, tienen, pues, como resultado, asegurar la pre- das, por ejemplo, por las leyes de septiembre dictadas por Thiers, en
ponderancia de los más ricos y de los más fuertes en detrimento de 1835, para reprimir la agitación social y política contra el régimen).
los débiles o de los pobres, condenados a una situación de inferiori- Pero, a partir de ese momento, se verá contestado por la corriente de-
dad. Contra esta posición surge la reivindicación dernoçrújca que, mocrática que suscita movimientos de insurrección, en particular en
punto por punto exige una práctica antagónié a la del liberalismo las grandes ciudades obreras en que se han convertido Lyon y París
A la representación a través de las elites, que halla su aplicación entre 1831 y 1834. El choque entre democracia y liberalismo es par-
en el sistema representativo adoptado en Inglaterra, o en Francia me- ticularmente pronunciado bajo la segunda República, y toma un ca-
diante las Constituciones de 1791 y 1795, y la monarquía constitucio- riz de auténtica guerra entre las dos concepciones, sobre todo duran-
nal, la democracia opone el sufragio universal, incluso la democracia te las Jornadas de junio que ven el triunfo de un liberalismo político,
directa. No consiente confiar el poder a los diputados elegidos a no socialmente conservador.
ser con algunos paliativos, mandato imperativo o posibilidad de re- A la inversa, el segundo Imperio, al menos hasta 1860, hará poco
vocación permanente de los elegidos, y se muestra poco favorable al caso al liberalismo político, pero no tendrá inconveniente en adoptar
parlamentarismo. el juego de la democracia política (a través del referéndum) y social
Al liberalismo económico y social opone la organización de la so- (autorizando la huelga en 1864 y tolerando las Cámaras sindicales a
ciedad por el poder y su intervención en favor de los más desfavore- partir de 1867). En la oposición al segundo Imperio, el liberalismo ca-
cidos. Estas ideas encuentran una aplicación concreta, por ejemplo, pitaneado por Thiers (el cual, en su célebre discurso «sobre las liber-
en las leyes del Máximum que tasaban las mercancías durante la Re- tades necesarias» de 1864, formula la carta del liberalismo político)
volución o en la proclamación del derecho al trabajo de la segunda diferirá de la oposición democrática que aspira a una república social.
República, en febrero de 1848. Las doctrinas socialistas que se inscri - El foso creado entre ambas aparece de forma más neta al principio
ben en el marco de esta democracia social preconizan sociedades or- de la tercera República, cuando Thiers, al frente del poder ejecutivo,
ganizadas (los falansterios de Charles Fourier o la Icaria de Étienne acaba cón la insurrección de la Comuna y define una «república con-
Cabet) o la intervención del Estado para favorecer a los trabajadores servadora» que, como es evidente, no será del agrado de los partida-
(en particular con Louis Blanc, apóstol de la organización del traba- rios de la democracia.
jo, que preconiza con sus talleres sociales, o Pierre Joseph Proudhon, Ahora bien, los republicanos en el poder a partir de 1879 y en par-
que cuenta con el Estado para instaurar el mutualismo). ticular Jules Ferry y Léon Gambetta conseguirán realizar una síntesis
En los países donde se había desarrollado el liberalismo, la histo- entre los principios del liberalismo y de la democracia. En el orden
ria del siglo xix es una lucha entre este último y la democracia. Fue del liberalismo, instauran las libertades fundamentales y establecen
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16 LOS REGtMENES POLITICOS DEL SIGLO XX

dual. De la misma forma, se desarrolla en Gran Bretaña, en el ala iz-


un régimen representativo y parlamentario; en el plano de la demo- quierda del partido liberal, un radicalismo que alcanza el poder tras
cracia, mantienen el sufragio universal y, sin aceptar una intervención las elecciones de 1906 y se propone obstaculizar el camino del socia-
del Estado en las relaciones económicas y sociales, facilitan a los di- lismo laboral, practicando una política de amplias reformas sociales.
ferentes miembros los medios para hacer oír su voz, preservando el Finalmente, en los Estados Unidos, la corriente radical tiene su equi-
derecho a la huelga y autorizando formalmente los sindicatos me- valente con el movimiento «progresista» de principios del siglo xx, li-
diante la ley de 1884. Pero lo esencial de su acción democrática resi- gado a la denuncia de los perjuicios causados por los consorcios y a
de en el establecimiento del sistema de escolaridad primarias gratui- un programa social en favor de los pobres, obtenido gracias a una in-
to, laico y obligatorio (1881-1882), obra de Jules Ferrys en lo cual si- tervención del Estado federal al que se reclama que incremente sus
túan ambos el principio del progreso social. Para este último, la poderes a expensas de los Estados, con el fin de hacer prevalecer el
democracia debe implantarse a través de las reformas y éstas, antes
interés general.
de instaurarse en las costumbres y de inscribirse en la ley, deben na-
cer en las ideas. De ahí la importancia capital de las reformas escola-
Un equilibrio inestable. Así, en este inicio del siglo xx, se establece
res que junto con el sufragio universal garantizan la democracia sin un equilibrio inestable entre liberalismo y democracia. Ambas no-
perjuicio de los principios liberales. ciones, a pesar de su naturaleza contrapuesta, tuvieron que combi-
narse, mal que bien, para satisfacer la aspiración de los ciudadanos
Las ambigüedades sociales del liberalismo y el nacimiento de las co- de dichos países a la libertad, al régimen representativo y, al mismo
rrientes radicales. En realidad, el gran problema que se plantea a fi- tiempo, al sufragio universal y al progreso social. De todas formas, el
nales del siglo xix en todos los países liberales es el de saber cómo régimen original de la democracia liberal, fundado en el arbitraje en-
conciliar el liberalismo político con jp efectos sociales del1lis- tre principios antagonistas, descansa sobre una tensión permanente.
mo económico. Resulta claro, en efecto, que sie iiiio (a condi- Instrumento esencial de este arbitraje, la elección mediante el sufra-
que
i corrija mediante el sufragio universal) es adecuado gio universal garantiza a un mismo tiempo los intereses • de todos y
para las sociedades que lo practican, el segundo menosprecia el dere- el mantenimiento del liberalismo gracias al sistema representativo.
cho natural del individuo a la supervivencia o simplemente a una vida De esta manera obliga al ciriromiso, aunque éste se ve continua-
digna. De la filantropía practicada por los dirigentes de las sectas pro- mente amenazado cuando uno de los grupos presentes obtiene un
testantes disidentes en Gran Bretaña, a la creación de obras sociales triunfo demasiado amplio. Este sistema relativamente frágil, y en
por parte de los católicos seguidores de Ozanam o de Albert de Mun equilibrio inestable, exige para su funcionamiento armónico unas
en Francia, pasando por las fundaciones caritativas creadas en Esta- condiciones particularmente favorables y pocas veces realizadas, lo
dos Unidos por los Rockefeller y los Carnegie, es evidente que la re- que explica el carácter limitado del área geográfica de la democracia
signación de los más pobres a la miseria no resultaría aceptable para
liberal.
los partidarios de sociedades que invocan más o menos explícitamen-
te el mensaje evangélico.
De manera que la búsqueda de un camino intermedio entre los
ÁREA DE EXTENSIÓN Y CONDICIONES DE APARICIÓN
principios liberales y la exigencia democrática de ayuda a los más des- DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
favorecidos aparece muy pronto como una necesidad. Así nace la co-
rriente radical. Se desarrolla en Francia a partir de 1840 con Ledru-
Un área relativamente limitada. La geografía de la democracia libe-
Rollin y reclama a la vez la democracia política mediante la instaura-
ral a principios del siglo xx revela una zona limitada a la Europa del
ción del sufragio universal y mejoras sociales a cargo del Estado en
noroeste, en torno a dos países que le sirven de cuna: Francia y Gran
favor de los más desfavorecidos. Es necesario limitar el poder del gran
Bretaña. Bélgica, los Países Bajos, Suiza y los países escandinavos
capitalismo, por ejemplo, mediante las nacionalizaciones o con el im-
pertenecen al área de la democracia liberal; pero el sistema no existe
pjesto sobre la renta, que deberá gravar con mayor contundencia a ni en la Europa central y oriental, ni en los países mediterráneos. Ita-
los fl&s, conFflide permitir la creación de obras a favor de los lia es un caso aparte, ya que pretende formar parte de esa área, pero
«débiles», pero sin perjudicar ni al liberalismo político, ni los princi- en realidad vive bajo un régimen oligárquico. Fuera de la Europa del
pios del liberalismo económico: propiedad privada e iniciativa indivi-
',
!>k¿

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noroeste, la democracia liberal goza de aceptación en los Estados Uni- tes y de los precios populares de la prensa, circulan los periódicos y
dos y en los dominios, ex colonias blancas de Gran Bretaña, donde el las ideas, plataformas del debate político, que permiten así una im-
sistema político es hijo del Reino Unido (Canadá, África del Sur, Aus- plantación real de la democracia liberal basada en la participación de
tralia y Nueva Zelanda). En el resto del mundo dominan los regíme- los ciudadanos.
nes autoritarios, a pesar de que algunos de ellos, en la Europa cen- La democracia liberal supone también un consenso mínimo sobre
tral, oriental o mediterránea, adopten las formas de la democracia los principios de organización del Estado. Lo característico de este
liberal. ¿Cómo explicar esta repartición geográfica que hace de la tipo de régimen es la lenta elaboración de las estructuras y su adap-
Europa del noroeste o de sus extensiones de ultramar el lugar privi- tación progresiva al estado de la sociedad. El consenso debe ser lo su-
legiado de este tipo de régimen? ficientemente amplio para que el equilibrio inestable que se ha ins-
taurado y la fragilidad estructural no provoquen la caída del régimen.
Condiciones de aparición de la democracia liberal. Aunque la relación Estas condiciones se dan de forma particularmente favorable en el
entre democracia liberal y otros parámetros relativos a las estructuras Reino Unido y en los países surgidos de la tradición británica (Esta-
sociales no sea fácil de establecer, es necesario reconocer que todas dos Unidos o dominios). En Francia, en cambio, la noción de con-
las sociedades que adoptaron este tipo de régimen tienen en común senso resulta extraña a las tradiciones políticas. De todos modos, a pe-
cuatro caracteres: son estados económicamente evolucionados que se sar de las despiadadas luchas del siglo xix, a principios del siglo Xx la
beneficiaron, inmediatamente después de los Grandes Descubrimien- mayoría de la sociedad adopta los principios de la Revolución fran-
tos, de los efectos estimulantes de la conquista del Nuevo Mundo y de cesa y la mayor parte de la población está a favor del régimen repu-
u
las intensas corrientes comerciales resultantes; todos participaron en blicano. El doble fracaso de las ofensivas del nacionalismo integral y
la revolución industrial y conocieron en el siglo xix, como conse- del sindicalismo revolucionario contra el régimen es, en este sentido,
Al
cuencia de ésta, un importante crecimiento económico; finalmente, a esclarecedor.
principios del siglo xx todos disfrutan de grandes riquezas, de un pro-
greso técnico considerable y dominan la economía y el comercio
El modelo británico
mundial.
La revolución industrial y la riqueza económica dieron nacimien-
to en esos Estados a las burguesías, enriquecidas por el comercio, los LA CUNA DE LAS IDEAS LIBERALES
negocios, la industria y la banca. Poseedoras de grandes capitales,
muy pronto desearon desempeñar un papel político desbancando del Una larga tradición de limitación del poder real. No es por casualidad
poder a la aristocracia (como en Francia), o fusionándose con ella que Gran Bretaña fuera la primera, con Hobbes y Locke, en sacar
(como en el Reino Unido). Desarrollan un modo de vida fundado en consecuencias políticas de los nuevos principios que consideran al in-
el trabajo, el bienestar material, la educación, el culto a la familia y a dividuo como la piedra angular de la sociedad. Existe en Inglaterra
las convenciones sociales. Ahora bien, este modelo burgués es tanto o desde el siglo xm, con la Carta Magna y las Provisiones de Oxford, un
más importante que el crecimiento económico que ha provocado un Parlamento cuya razón de ser es controlar las actas del poder real,
principio de promoción social, de manera que se han multiplicado los particularmente en lo relativo a la recaudación de impuestos. Sin lu-
grupos mandatarios de las clases medias. Los diversos estratos que gar a dudas, como en Francia, la monarquía inglesa intentó estable-
los componen establecen un vínculo entre el pueblo y la burguesía, y cer una autoridad absoluta, pero, en el transcurso del siglo xvii, dos
los anima un ideal de vida burguesa que sus ingresos no les permite revoluciones sucesivas frustraron ese proyecto y condujeron al recha-
alcanzar pero que motiva su comportamiento. zo de la monarquía absoluta y a la adopción de instituciones confor-
Riqueza y voluntad de promoción social explican los progresos de me a las ideas de Locke. La primera revolución de Inglaterra, que tie-
la educación. Por otra parte, es algo que resulta indispensable para es- ne lugar entre 1640 y 1660, desemboca en la caída y posterior ejecu-
tas sociedades evolucionadas y da lugar a rápidos progresos de la al- ción, en 1649, del rey Carlos 1, al final de un largo conflicto que opuso
fabetización. Desde el final del siglo xix, países como el Reino Unido el monarca al Parlamento como representante de la nación. Simplifi-
y Francia aparecen como sociedades con un nivel cultural elevado, cando, la causa del conflicto se halla en la voluntad del Parlamento
donde todos saben leer y donde, gracias al progreso de los transpor- de obligar al rey a aceptar de su pod en lo tocante a:
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20 LOS REGÍMENES POLITICOS DEL SIGLO XX

hasta el siglo xix, primeramente en la práctica, luego en derecho,


la recaudación de impuestos, la posibilidad de encarcelar a sus súb- cuando se establece la tradición parlamentaria según la cual la exis-
ditos, el reclutamiento de tropas y asuntos religiosos. tencia de un gobierno está sujeta a la confianza que le manifieste la
La segunda revolución inglesa, bautizada como «Revolución glo- mayoría de los diputados.
riosa» (1688-1689), tiene un origen muy similar a la primera, ya que
el conflicto enfrentaba, en el terreno privilegiado de las opciones reli-
giosas, al Parlamento y al rey. El primero declara representar a la na-
LA LARGA MARCHA HACIA LA DEMOCRACIA POLITICA
ción y traduce de un modo efectivo la elección mayoritaria de los in-
gleses por la Reforma, mientras que el segundo desea practicar una Hará falta más de un siglo para pasar del gobierno del gabinete,
religión rechazada por la mayoría de sus súbditos, el catolicismo. en manos de la oligarquía, a la democracia política cuyo mismo prin-
Cuando el rey Jaime II, víctima de la Revolución, huyó a Francia, el cipio fue rechazado durante mucho tiempo.
Parlamento, antes de proclamar rey a su sucesor Guillermo de Oran-
ge, le impone, en 1689, una declaración de derechos, que delimita con El rechazo de la democracia. Éste encuentra sus raíces en la reacción
gran precisión su poder. Así, es obligado a reconocer las libertades de británica frente a la Revolución francesa. Si la primera fase de la Re-
los ingleses establecidas por toda una serie de textos a partir de la volución fue bastante bien acogida en Inglaterra, muy pronto el pen-
Carta Magna, y en particular a reconocerles la libertad individual pro- samiento liberal rechazó un movimiento que aparecía como algo cho-
su derecho a apro-
clamada por una ley de 1673 (el Habeas Corpus), cante para los herederos de la Revolución gloriosa de 1688. En el
bar los impuestos por mediación de sus representantes en el Parla- plano teórico, la Revolución francesa recibe la condena de Edmund
mento, la convocatoria regular de este mismo Parlamento para que Burke en su obra Reflexiones sobre la Revolución francesa (1790). Bur-
vote las leyes y los impuestos y, Finalmente, la tolerancia religiosa para ke reprocha a los franceses el haber desencadenado un movimiento
los protestantes (excluidos los católicos). A partir de esta declaración que obedece a especulaciones abstractas, y opone a la Revolución
de derechos se produjo, en el transcurso del siglo xvi", una lenta evo- francesa la práctica inglesa, basada, por el contrario, en el respeto de
lución hacia una monarquía de carácter parlamentario y liberal. la tradición y la adaptación permanente de las instituciones al carác-
ter nacional. Dicho libro se convertirá en la Biblia de los contrarre-
Nacimiento de un parlamentarismo pragmático. Los filósofos del si- volucionarios europeos y, al mismo tiempo, en el fundamento teóricoS
glo xviii, de Voltaire a Montesquieu, se extasiaron ante las libertades de la práctica institucional británica en el siglo xix. Hay que añadir,
británicas y las virtudes del modelo inglés en contraste con el absolu- por otro lado, que Inglaterra, alma de las coaliciones contra la Fran-
tismo francés. Pero conviene establecer algunas precisiones: por un cia revolucionaria e imperial, tuvo que hacer frente en su propio te-
lado, la Constitución inglesa no es más que un conjunto de textos dis- rritorio a una agitación revolucionaria en favor de los principios de-
pares y sin coordinación, que se han ido yuxtaponiendo a lo largo de mocráticos de la Revolución, estimulada por las tensiones sociales
los siglos; por otro lado, la imprecisión y las lagunas de las leyes cons- producidas por la revolución industrial. Así, en varias ocasiones, en
titucionales hacen que el funcionamiento de las instituciones sea más 1797-1799, 1810-1813, 1827-1830, y más tarde durante la primer mi-
bien un asunto de práctica que de teoría. Es así como una serie de
tad del siglo xix con el cartismo, Inglaterra tuvo que reprimir movi-
acontecimientos fortuitos, la indiferencia hacia el reino inglés de los
mientos de agitación y, a partir de 1830, esforzarse en desactivarlos a
dos primeros soberanos de la dinastía de 1-lanover, Jorge 1 y Jorge II,
través de las reformas promovidas por el partido liberal. Debido a es-
que reinaron de 1714 a 1760, y más tarde la locura de Jorge HL de tos acontecimientos, que parecieron amenazar la estabilidad del país,
1788 a 1820, condujeron a la desaparición del poder real y al ejerci- subsistió durante mucho tiempo una tradición de desconfianza hacia
cio del poder ejecutivo a través del gabinete, que se acostumbró a apo-
la democracia, considerada como sospechosa, hasta el punto de que
yarse en el Parlamento, representante de la nación. No obstante, a el término mismo era considerado peyorativo.
principios del siglo xix, la pieza fundamental del régimen parlamen-
tario, la responsabilidad del gobierno ante la mayoría de la Cámara La concepción británica de la representación. ¿Cómo conciliar la
de los Comunes, no se halla en modo alguno establecida, y Pitt el Jo- existencia de un Parlamento, que representa a la nación, con esta
ven, que gobernó Inglaterra de 1783 a 1806, se encontrará en mino- desconfianza ante la democracia? Ocurre que la concepción británi-
ría trece veces ante el Parlamento sin que se le ocurra dimitir. No es
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ca de la representación nada debe a los principios revolucionarios de HACIA LA DEMOCRACIA LIBERAL


la soberanía del pueblo y de la existencia de diputados delegados por
la ciudadanía. De hecho, el Parlamento británico viene a representar Las concepciones sociales liberales de la Inglaterra del siglo xix. La
- el territorio (es el papel desempeñado en la Cámara de los Comunes Reforma en Inglaterra, al secularizar los bienes de la Iglesia, había
por los diputados de los condados) y los intereses, es decir, las acti- puesto la caridad que ésta había practicado hasta entonces en manos
vidades económicas (función que recae en los diputados de los bur- del Estado. Bajo Isabel 1, a finales del siglo xvi, la Ley de los Pobres
gos). En ambos casos, se considera que cada diputado representa, sin encargaba a las iglesias el ejercicio de esta caridad. En el siglo xix,
que se establezca proporcionalidad numérica alguna, la totalidad del la revolución industrial había provocado el desarraigo de muchos
condado o el conjunto de los intereses que el burgo ofrece. Parece le- campesinos que pasaban a formar parte del nuevo mundo industrial,
gítimo que esta función de representación recaiga en la elite de la na- lo que tuvo como consecuencia que se creara, alrededor de la indus-
ción. Si el sistema electoral reviste una extrema complejidad —esta- tria, un mundo de indigentes que se encontraron sin protección. Para
blecido por tradiciones, algunas de las cuales se remontan a la Edad remediar esta situación se desarrolla, gracias a la acción de indus-
Media—, globalmente privilegia a los más ricos. Fundado sobre un triales pertenecientes a sectas disidentes, y también a la pequeña no-
sistema censatario, da el derecho de voto en los condados a los pro- bleza local, una conducta filantrópica. Por otro lado, en el Parla-
pietarios o a los inquilinos mejor situados y, en los burgos, a los di- mento, la alianza de los tories, contrarios al mundo industrial, y de
rigentes más ricos de las corporaciones. Este sistema prevalecerá du- los liberales radicales, desembocará en una legislación que limita la
rante mucho tiempo. jornada laboral de las mujeres y los niños y establece una escolari-
dad para los niños menores de trece años empleados en las fábricas.
El lento camino hacia la democracia política. Las primeras reformas Pero después de 1830 la dominación política de los liberales, hosti-
electorales del siglo xix corrigen los abusos más flagrantes del siste- les a toda ihtervención del Estado en las relaciones sociales, da ori-
ma político, sin cuestionar sus principios. En 1832, como en i6L se gen a una nueva filosofía surgida del utilitarismo. Según ésta, cada
suprimen algunas circunscripciones electorales en los burgos desapa- uno debe alcanzar la felicidad por sus propios medios, y deben de-
recidos o despoblados, se añaden otras para permitir una representa- saparecer las limitaciones impuestas, por la política social, al libera-
ción de las ciudades industriales que no existían en la época en que lismo económico. Tal es el objetivo de la Ley de los Pobres de 1834,
la carta de los burgos fue redactada y se rebaja un poco el censo elec- que establece que a partir de ese momento la asistencia a los indi-
toral para que pueda votar la clase media y los oberQsq1e gozaban gentes se efectuará desde las workhouses, verdaderas penitenciarías
de una situación más dh aáTPero, aunque la extensión del su- donde los desposeídos se ven sometidos a trabajos muy penosos y a
fragio sea considerable (sobre todo en -J-867), Disraeli, artesano de esta unas condiciones de existencia destinadas a hacerles lamentar haber
reforma, se defiende, como de una deshonra, de ceder a los principios recurrido a la caridad pública. En tres años, los gastos de asistencia
democráticos. se reducen a la mitad.
Habrá que esperar a la gran reforma de 1884-1885 para que el Rei-
no Unido, aún sin- admitirlo, se encamine hacia la democracia. En De la caridad cristiana al reconocimiento de las responsabilidades del
aquel momento tiene lugar una uniformización de las circunscripcio- Estado. Durante mucho tiempo prevaleció también la idea de que,
nes que hace que el sistema electoral sea representativo de la pobla- en una sociedad libre y responsable, toda política social es nefasta, y
ción británica, al tiempo que la ampliación del censo desemboca en que no le coi-responde al Estado aliviar la miseria, labor que recaerá
un sufragio casi universal. niços que a partir de piase hallan sobre las iglesias o los industriales Filántropos. No obstante, bajo la
excluidos del voto son los sirvientes, los niños mayores que viven ¿n presión de las sectas disidentes toma cuerpo una legislación social mí-
¡a, los indigentes y las mujeres, las cuales d_esencadenarán

11
un nima, la de las Factory Acts. De todos modos, con la extensión del de-
movimiento particularmente violento, el de las sufragistas, para acc- recho de voto y el acceso de la clase media y de una parte del mundo
der al derecho de voto. Casi a pesar suyo, Inglaterra se convirtió en obrero a los derechos políticos, los dos partidos, el conservador y el
una democracia política, pero todavía faltaba mucho para que fuera liberal, impulsan el reformismo a partir de 1870, para captar nuevos
electores. Los viejos principios de no intervención del Estado se aban-
una democracia social.
donan de forma progresiva y el Parlamento vota leyes que reglamen-
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 25
LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX
24
EducatiOn Act de Así, por la vía del gradualismo que adapta las instituciones a la
tan la salud pública, la enseñanza (por medio de la evolución de las mentalidades y a la modificación de las estructuras
1870 se crean escuelas públicas allí donde no existen establecimien- sociales, el Reino Unido pasó a ser, a principios del siglo xx, una de-
tos privados, y en 1902 se crea un Ministerio de Educación), o que de- mocracia liberal, y los principios liberales que allí habían nacido fue-
terminan el acceso a la función pública mediante oposición (1870). ron moderándose progresivamente mediante la introducción de la de-
Puede decirse que, a finales de siglo, el Estado (que jamás había re- mocracia política y de la democracia social.
d en ma-
nunciado a su poder de control) reconoce su responsabilida
teria social.
El modelo americano
el
establecimiento de una democracia social en el
La oleada radical Enyel último cuarto del siglo xix, Inglaterra padeció
Reino Unido. UN ESTADO BASADO EN LOS PRINCIPIOS LIBERALES
los efectos de una crisis económica muy grave, la gran depresión.
el mundo desde comienzos del si-
Si bien dominaba económicament e Una revolución llevada a cabo en nombre de los principios del derecho
glo xix, pasó a sufrir la dura competencia de las nuevas potencias natural. La revolución americana, que estalla en 1775, tiene unas
económicas, Estados Unidos y Alemania, que le arrebataron merca- motivaciones estrictamente materiales: el rechazo de los colonos de
dos y dificultaron su producción industrial. Al mismo tiempo, su América a pagar al rey de Inglaterra unas tasas que ellos no han po-
agricultura, incapaz de competir con los productos más baratos lle- dido aprobar, ya que no tienen representación en el Parlamento de
En este difícil contex-
gados de ultramar, prácticamente desapareció . Westminster. Utilizan el lema «no a la tasación sin representación», el
to, las tensiones sociales se multiplican y el Reino Unido ve aparecer mismo argumento que dio nacimiento al Parlamento de Inglaterra,
simultáneamente la radicalización de los sindicatos, que endurecen que invocan. Pero esta referencia a las tradiciones políticas británicas
su acción, una oleada socialista hasta entonces contenida y, entre el de control del poder real halla también una inspiración teórica en los
final del siglo xix y principios del xx, el nacimiento de una nueva filósofos del derecho natural, cuya lista encabeza John Locke. La De-
fuerza política que se atribuye la vocación de asegurar la represen- claración de Independencia, redactada en 1776 por cinco delegados
tación política del mundo obrero: el laboralismo. Con el fin de dar de las trece colonias, pero sobre todo por Jefferson, se inspira explí-
una respuesta a los problemas planteados por la crisis y para Frenar citamente en el Tratado del gobierno civil. La totalidad del preámbulo
la corriente laboral, el ala radical del partido liberal, llegada al poder es una declaración de principios establecidos basados en la filosofía
tras las elecciones de 1906, lleva a cabo una amplia política social del derecho natural. El resto del documento demuestra que la viola-
que responde a la evolución del final del siglo xix. De 1906 a 1911 ción del contrato social por parte del rey Jorge III da legitimidad a la
los radicales en el poder hacen votar textos que consolidan la posi- insurrección de los colonos. Es natural, en tales condiciones, que la
ción de los sindicatos, aumentan la indemnización por los acciden- organización política del nuevo Estado se inspire en los principios así
tes laborales, establecen las pensiones obreras, instauran un salario proclamados.
mínimo legal para determinadas profesiones y crean seguros obliga-
torios contra la enfermedad y el paro. Esta evolución, por otra par- El liberalismo en la prdctica. Una vez desencadenada la guerra de la
. a los al-
te, consolidará la democratización política iniciada. Debido Independencia, los gobernadores reales abandonan las colonias, y
tos costos de la política, el ministro de Hacienda, Lloyd George, de- provocan así un vacío de poder que los insurrectos llenarán a través
cide para el presupuesto de 1909 (el «presupuesto del pueblo») que de una organización creada conforme a los principios en nombre de
los más ricos paguen impuestos, en particular a través de una tasa los cuales se han sublevado. Para evitar la tiranía que denuncian, las
sobre las plusvalías de sus propiedades. El rechazo de la Cámara de colonias se dotan de constituciones escritas, generalmente precedidas
los Lores a aceptar este presupuesto desata un conflicto constitucio- por declaraciones de derechos, inspiradas en la de Virginia. En la
nal marcado por dos disoluciones sucesivas de la Cámara de los Co- práctica, las colonias adoptan el régimen republicano (el más ade-
Parliament Act de
munes y la derrota final de la Cámara Alta. Por el cuado para evitar la tiranía). Deciden la elección de representantes,
1911, los lores pierden el derecho a oponerse a una ley de finanzas y pero el voto es únicamente censatario y reservado a una dite. Final-
conservan únicamente un derecho de veto limitado a dos sesiones del mente, siempre en virtud de las ideas de Locke, los poderes se sepa-
Parlamento, para los demás textos.

)fll
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
26 LOS REGIMENES POLtTICOS DEL SIGLO XX 27

LAS VICISITUDES DEL LIBERALISMO Y EL EMPUJE DEMOCRÁTICO


ran netamente y, en todas partes, el legislativo, constituido por los ele-
EN LOS ESTADOS UNIDOS
gidos del pueblo soberano, tiene la preponderancia. Para evitar que
una asamblea única y todopoderosa acapare el poder se crea un sis-
tema con dos asambleas cuyos poderes se equilibran. En la misma lí- El problema de la esclavitud. A partir de 1831 nace, en Boston, capi-
nea, el poder ejecutivo es objeto de una gran desconfianza y se limi- tal intelectual y religiosa de los Estados Unidos, una cruzada para li-
tan sus prerrogativas para preservar la libertad del ciudadano. Se sue- berar a los esclavos. Se difunde por medio del periódico The Libera-
tor, dirigido por William Lloyd Garrison y reivindica tanto los princi-
le confiar a un gobernador elegido para un mandato muy breve y que
no puede disolver ni prorrogar las asambleas. Políticamente, las jóve- pios cristianos, como los fundamentos del liberalismo americano para
nes repúblicas americanas, sin tradición anterior, llevan aún más le- exigir la libertad de los negros. Este movimiento va extendiéndose en
jos que el Reino Unido las consecuencias de los nuevos principios. los años siguientes. Libros, folletos, artículos en los periódicos, aso-
Hay que añadir que este liberalismo se extiende a la organización fe- ciaciones destinadas a ayudar a los negros que huyen del Sur escla-
deral. Los artículos de Confederación de 1781 estipulaban que cada vista, son un testimonio de ello; pero las dispersas veleidades filan-
estado conservaría su soberanía e independencia absoluta. Cuando en trópicas de liberación de esclavos que se producirán en el Sur no re-
1787, ante los inconvenientes del sistema, se dota a los Estados Uni- sistirán la revuelta de los esclavos liderada en 1831 por Nat Turner ni
dos de una Constitución federal, reservándose en todo caso un amplio al verdadero terrorismo antiabolicionista que desencadenan a conti-
poder a los estados, ésta imita en lo esencial las Constituciones de es- nuación los «Blancos del Sur». El vigor del debate sobre la abolición
tos últimos e instituye un Congreso con dos asambleas: el Senado interpela de forma violenta al liberalismo americano durante la déca-
da de 1840.
(con dos representantes de cada estado elegidos por las legislaturas de
éstos) y una Cámara de Representantes designada proporcionalm en
El problema de la democratización de la vida política. Inmediata-
-tealimporncdgáfaelost(imndevalor
un negro en 315 partes del de un blanco). Un presidente elegido por mente después de la independencia, la vida política americana es pa-
un colegio electoral de delegados de los estados se encuentra en si- trimonio casi exclusivo de los aristócratas de Virginia. Divididos en fe-
tuación de gobernador en relación a las legislaturas. deralistas, que quieren reforzar la Unión (con Washington como jefe
Paralelamente a esta organización política liberal, los Estados Uni- de fila), y republicano-demócratas que siguen a Jefferson y defienden
dos experimentan un notable crecimiento económico en el marco de la independencia de los estados, no pasan de ser unos intelectuales,
un liberalismo total, con excepción del aparato proteccionista adua- unos juristas que mantienen discretas discusiones políticas. Ahora
nero. Este crecimiento tiene lugar en un contexto de valoración mo- bien, la evolución política de los Estados Unidos hará que, desde los
ral del triunfo económico, ya que en este país, de tradición protes- años 1820-1840, las estructuras políticas así creadas resulten inade-
tante, el enriquecimiento estaba considerado como un testimonio de cuadas. En primer lugar, porque en virtud de los principios de sobe-
la gracia divina. En el plano social, el liberalismo comporta la aboli- ranía del pueblo reclamados por los artífices de la independencia, la
ción de los títulos de nobleza y la proclamación de la supresión de las mayoría de estados renuncian al sistema censatario y adoptan el su-
iglesias establecidas (es decir, oficiales), puesto que se otorga a todas fragio universal; y, en segundo lugar, porque a resultas de la misma
las religiones igual derecho de ciudadanía. El problema de la esclavi- evolución, cada vez más, será el cuerpo electoral en su conjunto, y no
tud se planteó, también, desde el momento mismo de la independen- únicamente las asambleas de los estados, el que escoja a los «grandes
cia. En nombre de los principios liberales, los estados del norte la electores» del presidente. Por esta razón, el centro de gravedad de la
abolieron; pero consideraron, siempre a tenor de esos principios libe- vida política, durante largo tiempo acantonado en el seno del estado
rales, que era imposible imponer esta evolución a los estados del sur mayor de los propietarios de grandes plantaciones, que dedicaban una
que desearan mantener la esclavitud. Los Estados Unidos aparecían, parte de su tiempo de ocio a la política, va a centrarse de un modo
pues, a principios del siglo xix, como la tierra prometida del libera- progresivo en los grandes partidos populares, que emplearán nuevos
lismo en todos los sentidos. Esta situación muy pronto mostrará sus métodos de captación de electores para asegurarse el triunfo. Conse-
cuencia de ello es el nacimiento del spoil system, el «sistema de des-
propios límites. pojos» instaurado por el político neoyorquino Van Buren, que consis-
te en confiar los principales puestos administrativos a la clientela del
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 29
LOS REGIMENES POLITICOS DEL SIGLO XX
28
contrajeron enormes deudas para producir en masa y se vieron afec-
partido vencedor después de una elección- La elite social que, tras la tados por la restricción de mercados y la superproducción. El resul-
independencia, gobernaba los Estados Unidos va así haciendo sitio a tado fue un violento movimiento de protesta, el de las «Granjas» y
los profesionales de la política. más tarde, hacia 1890, la creación de un partido populista opuesto a
Es hacia 1830, en torno al general Jackson, elegido en 1828 presi- los dos grandes partidos, republicano y demócrata, que además de rei-
dente de los Estados Unidos y reelegido en 1832, cuando se produce vindicaciones coyunturales, como una reforma del sistema bancario y
(the com-
la transformación. presentándose como el hombre comente una política de dinero asequible, exige la elección de los senadores
mon man), aúna en coalición a los republicano-demócratas del Sur, mediante sufragio universal, con un escrutinio secreto.
del Norte y deíOE niii programa que otorga el poder al pue- La prosperidad económica de finales de siglo conduce al apaci-
blo; el gobiernaíederal es reducido a la mínima expresión en prove- guamiento del popuismo, pero pronto reaparece la protesta popular
cho del prerrogativas de los estados, la adopción del liberalismo que sustentaba la base de éste con el movimiento progresista que le
económico más amplio, incluso en materia de aduanas, y el rechazo sucede. Movimiento de gran complejidad (comporta una defensa de
de la financiación de los trabajos públicos por parte del Estado fede- las ideas imperialistas), el progresismo se funda en una doble protes-
ral. Nacía así lo que se dará en llamar, en síntesis, «Partido Demó- ta. Denuncia, a la vez, la vanidad del discurso liberal que desemboca
crata». En su contra, el antiguo partido federalista se transforma en en la práctica en un sometimiento económico indebido de América a
partido «republicano», con un programa casi antitético: afirmación través de los consorcios (que suprimen de hecho la libre competencia
del poder federal, financiación por parte de éste de la infraestructura y la iniciativa individual), y la existencia, en los Estados Unidos, de
de los trabajos públicos, protección aduanera para defender la indus- treinta a cincuenta millones de pobres que viven en condiciones es-
tria naciente y sistema bancario especializado para asegurar la esta-
pantosas. Este progresismo, que no constituye un partido, sino unes-
bilidad de la moneda. tado de opinión que impregna a una parte de los dirigentes políticos,
Concebido por una elite, el liberalismo americano está destinado, cristalizaa principios del siglo xx en una ola reformista de inspira-
por el peso de la evolución, a adaptarse a una democracia para la cual ción democrática, entroncando de este modo con las corrientes radi-
no estaba hecho. Al consenso que acabó por establecerse entre los cales francesas o británicas. Este reformismo democrático reviste as-
aristócratas que gobernaban el país le sucede, desde entonces, la spoil
Ley pectos estrictamente políticos, como la práctica de las «elecciones
de la Mayoría, que asegura el dominio del partido ganador. El primarias», que surge en este momento, para reducir el peso de la
system es uno de los aspectos de estas nuevas prácticas. La solución «maquinaria» de los partidos; la elección de los senadores mediante
al problema de los negros americanos es otra consecuencia de esta sufragio universal, decidida por la 17 enmienda adoptada en 1913; un
evolución. La llegada de los republicanos al poder en 1860 les condu- esfuerzo en el control de gastos electorales y la prohibición a las so-
ce a querer- imponer en los estados minoritarios del Sur la abolición ciedades industriales y comerciales de financiar a los candidatos; en
deseada por la mayoría. Del mismo modo que querrán imponer la ley algunos estados se establecen prácticas de democracia directa, como
riiayoritaria, por lo que respecta al problema aduanero. Está nacien- la posibilidad ofrecida a los electores de presentar proyectos de ley
do una nueva América democrática, que según el francés Tocqueville, (derecho de iniciativa) o de proponer un referéndum, o aun el proce-
que viaja a los Estados Unidos por esa época, será el modelo de la fu- dimiento de apelación que permite destituir a un electo si un núme-
tura evolución de las viejas naciones de Europa en su camino hacia ro importante de electores lo solicita. Como es natural, estas medidas
la democracia, evolución que, personalmente deplora, pero que su lu-
comportan un aumento del poder federal. Al progresismo se le debe
cidez hace que considere como ineluctable. El empuje democrático se
también la legislación que tiende a limitar el poder de los consorcios,
acentuará más todavía a principios del siglo xx. como la ley Sherman de 1890 y la ley Clayton de 1913, al igual que se
En el último cuarto del siglo xix, el libe- le debe el voto de leyes sociales para la protección de mujeres y niños
Populismo y progresismo. o el establecimiento de la jornada de ocho horas.
ralismo radical —que había sido la norma desde la fundación de los Al igual que ocurría en Gran Bretaña, el sistema liberal instaura-
Estados Unidos, y que el crecimiento de la democracia había ya limi- do en el siglo xix se ha ido moderando a finales de siglo y a princi-
tado en el plano político— es puesto en tela de juicio debido a los pios del xx con medidas democráticas que expresan la voluntad de in-
efectos sociales que produce. La gran depresión acaecida en 1873- tegrar en la sociedad a los grupos más desfavorecidos. Gracias al su-
1875, supuso grandes dificultades para los granjeros del Oeste, que

6-kZ,

LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 31
30

fragio universal, ahora han pasado a formar parte activa del juego po- cesario ya para siempre, de una humanidad que ha entrado en la edad
lítico. Y como en Gran Bretaña, los autores de este reformismo son científica. Esta visión de los problemas filosóficos convierte a los re-
los defensores de la corriente radical que pretenden corregir un libe- publicanos en adversarios de la religión. Ésta pertenece a una época
ralismo cuyos principios no cuestionan pero, en cambio, sí denuncian caduca de la historia de las sociedades y no resulta adecuada a hom-
bres imbuidos de espíritu científico. Sin que esta antinomia natural
sus efectos a través del reformismo democrático.
conduzca necesariamente a una lucha militante contra la religión, de-
semboca, sin embargo, en la idea de que el Progreso de las Luces, di-
fundido mediante la educación, tiene que llevar necesariamente a la
El modelo republicano en Francia extinción de las creencias religiosas, que, si se mantienen, es sólo por
Á principiqs del siglo xx se instaura en Francia un sistema elabo- ignorancia. En cuanto a los principios morales que la religión vehi-
rado a lo largo del siglo xix que destaca por la coherencia que une los culaba, nadie pone en duda su necesidad, aunque a los republicanos
diferentes elementos que lo componen. Constituye un verdadero mo- les parece que no requieren fundamento religioso alguno. Para ellos
delo político que comprende a la vez referencias históricas y filosófi- existe una moral universal, procedente de los imperativos categóricos
de Kant, de manera que el neokantismo es una de las raíces filosófi-
cas, un sistema institucional y un programa social. cas fundamentales del modelo republicano.

El mito fundador: el affaire Dreyfus. Para la generación de republica-


LAS RAICES DEL MODELO REPUBLICANO
nos nacidos entre 1870-1880, el caso Dreyfus constituye un aconteci-
miento fundamental. Se trata de una cuestión de principios, ya que en-
Un sistema de referencias históricas. El modelo republicano francés frenta a los partidarios de la justicia, de la verdad y defensores de los
tiene un precedente histórico: se considera como el cumplimiento de
las promesas de la Revolución francesa. Ésta se concibe ante todo en derechos del individuo, contra los representantes de la razón de Esta-
su fase inicial de constitución, como liberal, cuyo máximo exponente do. Entran en juego nada más y nada menos que la herencia histórica
es la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que de los principios de la Revolución francesa y la filosofía de la moral
Fr universal. Por esta razón, el caso Dreyfus aparece como ejemplar en la
contiene los principios que reivindica el modelo republicano: los de-
rechos naturales del individuo, el reconocimiento de la soberanía de £. instauración del modelo republicano, ya que con posterioridad al af-
la nación y la igualdad ante la ley. La gesta revolucionaria es la pri- faire, se considerará que únicamente los partidarios de Dreyfus se con-
mera etapa de un proceso (que ignora generalmente los excesos de dujeron como auténticos republicanos y que sólo merecen este cali-
1792-1794, incluso cuando, con Clemenceau, los radicales no dudan / ficativo los que se muestran decididos a combatir el clericalismo y a
» ) cuyas otras etapas luchar por una república laica; los que demuestran un actitud de
en proclamar que «la revolución es un bloque
son la lucha de liberales y demócratas contra los partidarios de los re- sospecha hacia la institución judicial, estrechamente vinculada a los
gímenes monárquicos y cesarianos del siglo xix. Nacida de la caída grupos sociales antirrepublicanos, y desconfían de los altos mandos
del segundo Imperio, la tercera República considerará con horror la del ejército, son etiquetados como una casta llena de sentimientos hos-
dictadura personal y se mostrará dispuesta a denunciar las intentonas tiles hacia el régimen. La vigilancia del ejército por parte de la franc-
de refuerzo del ejecutivo, asimiladas a tentaciones bonapartistas, y masonería, que motivará el «Caso de las fichas» en 1904, se inscribe
conducirá a la leyenda negra del segundo Imperio, forjada por los his- en este espíritu republicano post-Dreyfus. Después, las concepciones
filosóficas y morales de los republicanos se convierten en criterios dis-
toriadores republicanos. tintivos, mucho más que sus visiones institucionales. Por esta razón, la
Herederos de la filosofía del si- francmasonería adquiere una importancia fundamental en este inicio
Un sistema de referencias filosóficas. del siglo xx; aparece como la inspiradora espiritual e intelectual del ré-
glo xviii, los republicanos depositan una confianza absoluta en la ra-
zón humana y aportan una concepción optimista del progreso, que se gimen, templo del positivismo e Iglesia de la República.
obtiene gracias a la organización científica de las sociedades. Por este Ahora bien, estas raíces culturales del régimen republicano se
motivo, muchos de ellos reivindican el pensamiento positivista, basa- muestran profundamente conformes con el sistema institucional de la
Francia de principios del siglo xx.
do en la «física social» de Auguste Comte, como el fundamento, ne-
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 33
32 LOS REGÍMENES POLtTICOS DEL SIGLO XX

un gobierno fuerte y eficaz. Pero, en esta ocasión, el sufragio univer-


UN SISTEMA INSTITUCIONAL QUE FAVORECE EL PARLAMENTARISMO
sal, conquista de la democracia, se revela más bien favorecedor de la
corriente boulangista y los republicanos se ven obligados a constatar
Como en Inglaterra, pero a diferencia de los Estados Unidos, la de-
que el único reducto institucional que le ofrece resistencia es el Se-
mocracia liberal a la francesa toma la forma de un régimen parla-
mentario en el que ha quedado instaurada la responsabilidad del go- nado. Sus notables conservadores se muestran insensibles a los can-
tos de sirena plebiscitarios, de tal modo que la Cámara Alta, vilipen-
bierno ante la mayoría de la Cámara. Pero esta evolución es más tri-
diada poco antes, entra en la familia republicana como garantía con-
butaria de la herencia histórica que de las concepciones teóricas de
tra los impulsos irreflexivos del sufragio universal.
los republicanos. A principios del siglo Xx, las instituciones, aceptadas a regaña-
dientes por los republicanos en 1875, se han convertido en parte in-
Un equilibrio de las instituciones legado por la historia. Sabemos que tegrante de su patrimonio, y todo aquello que constituya un intento
la tercera República debe sus leyes C onstitucionales a una Asamblea de ataque contra ellas se juzga en seguida como una prueba de ma-
monárquica que soñaba con restaurar la realeza. Si los republicanos
niobras hostiles contra el régimen.
liberales, junto con los orleanistas adscritos al régimen, aceptan, con
el fin de preservarlo, un compromiso con las instituciones, no ocurre
El espíritu del régimen: el ciudadano contra los poderes. No sería ex-
lo mismo con la facción democrática del partido republicano, los ra-
cesivo considerar que las instituciones republicanas provocan tanto
dicales. Para ellos, la Constitución está marcada por una mancha de más apego en los republicanos como incapaces se muestran de resul-
origen cuyos efectos viibíiTa presidencia de la República, insti-
tar eficaces. Recordemos en este sentido que, después de la Revolu-
tución de carácter monárquico (a pesar de que, desde el principio del
ción francesa, la prioridad en la ideología republicana es la defensa
régimen, al presidente lo designe el Parlamento para siete años), y el del individuo. Ahora bien, como veíamos con el ejemplo americano,
Senado, asamblea conservadora por definición (elegida mediante su- prevalece la opinión de que los derechos naturales y la libertad del in-
fragio indirecto por los notables locales, representantes en su mayo- dividuo están tanto mejor protegidos como limitadas sean las posibi-
ría del mundo rural). Pero esta oposición de principio va a desvane- lidades de acción de un poder siempre propenso a abusar de sus pre-
cerse durante los años 1875-1900, en los que los republicanos multi- rrogativas. Por esta razón existe una voluntad evidente y deliberada
plicarán los combates contra los adversarios del régimen. Los dos
de controlar muy estrechamente al ejecutivo, sometiéndolo re-
episodios principales —de los cuales el caso Dreyfus (1896-1899) es
presentantes de la nación (corno ocurre en Inglaterra y. en menor me-
sólo la prolongación— son, por un lado, la crisis del 16 de mayo de dida,en los Estados Unidos), pero los franceses darán un paso más al
1877 y, por otro, 'el episodio boulangista (1886-1889). Considerada
- considerar que cuanto más débil sea el poder ejecutivo, mejor prote-
como una lucha entre un presidente de la República monárquica y id encontrarán la libertad y los derechos del individuo En este
una Asamblea republicana, la crisis del 16 de mayo tiene en realidad sentido, el título de la célebre obra del filósofo Alain, El ciudadano
otro trasfondo: saber qué institución será la dominante, el presidente contrajqs poderes es significativa del espíritu del régimen. En esta óp-
de la República, que cree tener la misión de dirigir la política france-
sa, o la Cámara de los diputados, que reúne a los representantes de la tica, la inestabilidad ministerial, que nuestros contemporáneos consi-
deran corno un mal temible, para la mayoría de los franceses de prin-
nación y que, como tal, considera que no existe una mayor legitimi-
cipios del siglo Xx constituía una prueba del progreso político en
dad que la suya. La victoria de los diputados decide el debate. El pre-
Francia.
sidente de la República acepta su pérdida de poder y reconoce el ca-
rácter parlamentario del régimen, lo que significa que el gobierno ya
Un modelo aceptado por la gran mayoría de franceses. Nada demues-
no dependerá del jefe del Estado sino de la confianza de la mayoría
tra mejor la adecuación de las instituciones republicanas, tal como
de los diputados. La Cámara pasa muy pronto a depender del poder
funcionaban a principios del siglo xx, a las aspiraciones de la mayo-
ejecutivo. El 16 de mayo constituye un precedente y ha instaurado
ría de la opinión pública como el apoyo masivo que recibían de ésta.
una tradición. A partir de ese momento la República será indisocia-
Las grandes ofensivas lanzadas contra el régimen fueron todas ellas
1 ble del régimen parlamentario y todo esfuerzo para reforzar el ejecu-
un fracaso. Así ocurrió con el asalto nacionalista, que no consigue re-
tivo se considera como antirrepublicano. Es el calificativo que se apli-
cuperarse demasiado tras su fracaso en la época del caso Dreyfus. Los
ca a la corriente boulangista, cuyo objetivo es dotar a la República de

-N),t

34 LOS REGIMENES POLfTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 35

herederos de esta corriente, reagrupados en el seno de la Acción fran- can los grupos intermedios entre mundo obrero y rural, por un lado,
cesa, amparados en la bandera del nacionalismo integral, pueden te- y burguesía por el otro, a los cuales se les da el nombre de «clases me-
ner un cierto seguimiento o brillar en los salones del faubourg Saint- dias». Es difícil definir con precisión, ya que aglutina a patrones y
Germain, pero su audiencia no es lo suficientemente considerable asalariados, trabajadores independientes y miembros de profesiones
como para llegar a ser una amenaza para el régimen. Más peligrosa liberales, funcionarios e ingenieros. Este grupo, heterogéneo por sus
fue la ofensiva lanzada en los años 1906-1910 por un sindicalismo re- actividades, sus ingresos, sus formas de vida, encuentra su unidad en
volucionario que soñaba con abatir la sociedad burguesa para susti- la aspiración de suj miembros a la promoción social y a un status de
tuirla por una sociedad socialista de pequeños productores que se in- burguesía, siendo el Estado el encargado de procurar las condiciones
tercambiarían los productos de su trabajo, pero también terminó fra- necesarias para esta evolución. Por otro lado, la presencia de las cla-
casando. Con toda seguridad, las huelgas promovidas por las minorías ses medias en la sociedad es a la vez la garantía y el testimonio de la
activistas hicieron temblar a los burgueses, pero la huelga general re- existencia de una sociedad fluida en la cual la movilidad social es po-
volucionaria, anunciadora de la «Gran noche», no llegó a producirse sible y donde cada uno puede aspirar a tener, el día de mañana, él
nunca, en gran parte porque las masas obreras parecían creer más en mismo o sus hijos, una situación más favorable que la de hoy. Las cla-
las realizaciones republicanas que en las imprecisas promesas de una ses medias, que suelen dividirse en dos grupos, una clase media in-
dependiente de pequeños patrones del mundo agrícola, del comercio
sociedad ideal.
A principios del siglo xx todas las fuerzas políticas representativas y de la industria, de trabajadores independientes y de miembros de pro-
aceptaban el régimen. Éste tiene como piedras angulares al partido fesiones liberales, y una clase media asalariada, de funcionarios, de
radical-socialista, el mejor defensor de un régimen que poco antes ha- empleados, de dirigentes o de ingenieros, constituían, en vísperas
bía atacado, y sus parientes moderados de la Alianza democrática. de la primera guerra mundial, cerca de la mitad de la población acti-
Pero en las dos alas de este polo republicano también se aliaron los va en Francia. A este grupo numeroso, lleno de empuje y dinamismo,
socialistas y la derecha. A la derecha, la Federación republicana, don- los republicanos ofrecen una política social, punto por punto, confor-
de se codean católicos adscritos al régimen, nacionalistas y conserva- me a sus deseos.
dores. Todos habían sido contrarios a Dreyfus y, por este motivo, eran
considerados por la izquierda como no «republicanos" pero no cues- La política social de los republicanos. En apariencia, la filosofía so-
tionaban ni las instituciones ni el parlamentarismos a pesar de que la cial de los liberales, que entienden que el Estado debe guardarse bien
evolución laica y social del régimen no les convenía demasiado a la de intervenir en el dominio social, es notablemente diferente de la de
mayoría de ellos. A la izquierda, el partido socialista SF10, constitui- los radicales, partidarios de una intervención reguladora. Es más, los
do en 1905 en torno a un programa marxista, revolucionario y anti- radicales franceses definieron su programa social, la solidaridad, en
ministerialista, que adopta en la práctica, bajo la influencia de Jean una obra que hizo publicar Léon Bourgeois a finales del siglo xix, So-
Jaurs, una práctica reformista y acepta la república como base de lidarnosc, donde se expresa la voluntad de encontrar u ' n término me-
una evolución que, a sus ojos, deberá llegar mucho más lejos en el dio entre e11ibera1ismcqueoprimeaiosdébilesyeiscialis1e '
p^_qte^ide_^;' ir la ¡edad privada y la iniciativa individual.En-
sentido del progreso social.
Nadie pone en tela de juicio a las instituciones republicanas. Si la cuentra el fundamento teórico de su política en el «casi-contrato», que
república consigue integrarse de esta manera en la sociedad francesa une el hombre a la cadena de las generaciones que le han precedido
es porque es portadora de un proyecto social que está en consonan- y a sus contemporáneos, sin los cuales no podría vivir, casi-contrato
cia con las aspiraciones de las categorías sociales en ascenso. que da el derecho al Estado, en nombre de la colectividad, de exigir
de él el cumplimiento del deber social que permitirá ayudar a los más
débiles y a los más desfavorecidos.
Estos fundamentos teóricos, rara vez invocados de forma explícita,
UN PROGRAMA SOCIAL QUE RESPONDE A LAS ASPIRACIONES
DE LAS CLASES MEDIAS
constituyen la base de la política social de los republicanos. asta se
apoya en tres pilares destinados a llevar a cabo la solidaridad social.
El papel de las clases medias en la Francia de principios del siglo xx. El primero es el fisco, con el recurso al impuesto sobre la renta, que
La sociedad francesa de principios del siglo xx ve cómo se multipli- los republicanos no conseguirán que se vote hasta la víspera de la pri-
36 LOS REGIMENES POLITICOS DEL SIGLO XX
-de -de-d.ttcir-
mera guerra mundial, tras veinte años de lucha. $e InaJA
los ingresos más cuantiosos, y progresivamente según SU import1Ca des-
los medios que permitirán al Estado corregir,
favorecidos en forma de obras sociales las vicisitudes de la existencia
El segundo sistema prconizado por los republicanos es la difusión de
la educación, cuyo objetivo es doble: culturizar para favorecer el pro-
greso científico y dar la posibilidad a los más dotados o a los que más
lo merezcan, a través de becas y oposiciones, de iniciar una ascensión
social, a despecho de las desigualdades económicas. El objetivo no es CAPÍTULO 2
democratizar la sociedad, sino favorecer una cite del mérito. En ter-
cer lugar, el ideal final es el de llegar a la abolición del asalariado ha- LOS REGÍMENES AUTORITARIOS EN EL MUNDO
ciendo nacer en Francia una democracia de pequeños propietariOS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
dueños de su instrumento de trabajo, por el acceso generalizado a la
paquete de
propiedad. Para conseguirlo, se pone en funcionamiento Ufl
medidas, desde préstamos a largo plazo e interés bajo, para los que Fuera del área geográfica de la Europa occidental, de América del
quieren comprar tierras, hasta una política diferencial de estableci- Norte y de los dominios británicos, los regímenes autoritarios triunfan
miento de la patente, que favorece a las pequeñas empresas en detri- en el resto del mundo. Pero esto no significa que este mundo autorita-
mento de las más grandes, pasando por el apoyo a empresas coopera- rio sea homogéneo: existe una estrecha correlación entre el grado de de-
tivas. Los resultados fueron, sin duda, limitados, y quizás el ideal de sarrollo económico y social o la voluntad de desarrollo y la forma que
pequeña propiedad parezca hoy en día anticuado y poco interesante reviste el régimen político. Por añadidura, la atracción por el modelo de
económicamente. Pero no cabe duda de que esta política respondía, a democracia liberal existe incluso en los países autoritarios y constituye,
a pesar del peso específico de las tradiciones, un indiscutible factor de
principios del siglo xx, al ideal mayoritario
la
de los franceses.
democracia liberal ha quedado só-
evolución.
En estos inicios del siglo xx
lidamente implantada en los países evolucionados de las costas euro-
peas y americanas del Atlántico. Es propia de países de economía de-
La tradición autoritaria en el mundo
sarrollada, con sociedades dominadas por burguesías poderosas y cla- de finales del siglo xix
ses medias en auge, y se fundamenta en una tradición histórica que
da prioridad a los derechos del individuo, a la noción de contrato so-
Los regímenes autoritarios constituyen desde myngup la nor-
cial, a la igualdad ante la ley y al principio de soberanía nacional. So-
ma en el mundo de finales del siglo xix y están presentes en el mun-
bre estas bases, el liberalismo se vio temperado por la democracia,
pero la síntesis entre estas dos nociones dio lugar a un régimen ori- do colonial, sometidos a la ley exclusiva de las metrópolis donde las
poblaciones, bastante arcaicas fuera de una reducida elite, no tienen
ginal. En la práctica, las modalidades de éste son diversas, cierta-
voz ni voto en lo que se refiere a la manera de ser gobernadas. Pero
mente. En Gran Bretaña o en Francia, con importantes variantes, pre-
valece el régimen parlamentarios mientras que en los Estados Unidos la mayoría de países, teóricamente independientes, tienen sistemas de
se da preferencia a la separación absoluta de los poderes, con un ré- gobierno no menos autoritarios, ya sean Estados con una apariencia
gimen presidencial estrechamente limitado en el tiempo y en sus pre- formal de democracia liberal, como los de la Europa mediterránea y
balcánica, ya sean los de América latina o los de los viejos imperios,
rrogativas. Pero, sea cual sea la forma de realización que revista, el
que aparecen como semicolonias de países desarrollados a la manera
régimen de la democracia liberal aparece como un régimen de pro-
de China o del Imperio otomano. Por último, los regímenes autorita-
greso, el que adoptarán un día las naciones, cuando alcancen el gra-
rios también están presentes en países que han sabido conservar su
do de modernización suficiente. No obstante, lo atractivo de la de-
independencia, países evolucionados o en vías de desarrollo económi-
mocracia liberal reside, también, en su singularidad. Se limita a una
co, a la manera del Japón en Asia o de los grandes imperios de Euro-
zona geográfica limitada. En todo el resto dominan los regímenes
pa central u oriental como Rusia, Austria-Hungría o Alemania. ¿Cómo
autoritarios.


38 LOS REGIMENES POLITICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 39

explicar esta predominancia de los regímenes autoritarios? Atribuirlo y centralizada, formada por daimios, que están obligados a residir en
a un arcaísmo económico y social sólo es válido, en parte, para el úl- Yedo la mitad de su tiempo y dejar allí a sus hijos en calidad de re-
timo caso examinado y que ahora estudiaremos de forma más deta- henes. Por otro lado, el bakufu controla las bodas, las decisiones de
¡lada por ser el más interesante. En cambio, destacrmOS. el hecho d. los herederos, etc. Por último, el bakufu supervisa estrechamente los
a- intercambios económicos, con un control especial sobre las ciudades,
que las construcciones
las minas, la acuñación de la moneda y las rutas.
Finalmente, en todos los países referidos, hay que tener en cuenta la
Una sociedad arcaica. Este sistema autoritario y centralizado se sus-
existencia de una tradición autoÑaria multiseç!4Lar que impregna
profundamente la cultura política y constituye un terreno abonado es- tenta en unas estructuras sociales arcaicas. Se basa en una concepción
pecialmente fértil para la implantación de regímenes fuertes. según la cual la sociedad se organiza en cuatro órdenes funcionales:
los bushi (guerreros), los campesinos, los artesanos y los mercaderes.
La sociedad está dominada por los bushi (representan un 7 % de la po-
EL ARCAISMO JAPONÉS A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
blación), que poseen el derecho de llevar dos sables y de tener un pa-
tronímico. Pero entre ellos existe una jerarquía considerable que de-
Un Japón autoritario cerrado a los extranjeros. A mediados del si- pende esencialmente de una mayor o menor proximidad con el sogún.
glo xix Japón vive el final de la época Yedo, establecida a principios Una jerarquía del mismo estilo existe entre los campesinos, de modo
del siglo xviii, a la salida de un largo período de guerras feudales, con que las comunidades rurales disfrutan de una relativa autonomía.
la victoria de la familia de los Tokugawa, cuyo principal feudo se si- De todas formas, este sistema político y social concebido para ga-
túa en Yedo (el actual Tokio). Es un Japón cerrado a los extranjeros, rantizar el inmovilismo de Japón, se encuentra en conjunto en plena
esencialmente para extirpar el cristianismo, que registraba un rápido decadencia a partir del siglo xvm.
progreso en el siglo xviii. Los japoneses no pueden entonces ni viajar
ni residir en ultramar. En cuanto a las relaciones comerciales, transi- Un sistema en plena decadencia. A pesar de los esfuerzos de los To-
tan a través de un islote en Nagasaki, abierto solamente para los ho- kugawa para estancar la evolución del Japón, ésta prosigue su cami-
landeses, que había permitido al gobierno establecer un monopolio no y va minando las estructuras en que se apoya el régimen. Así, la
necesidad en que se encuentran los daimios de financiar sus gastos a
del comercio exterior.
Este Japón, cerrado a los extranjeros, está regido por un gobierno Yedo les obliga a vender arroz, dando origen de esta forma a una eco-
burocrático y autoritario. En teoría, el poder pertenece a un empera- nomía comercial y a la generalización del uso de la moneda. El re-
sultado es el crecimiento de una clase de grandes mercaderes y el de-
dor, el tenno, cuya supremacía es por todos reconocida. En realidad, sarrollo de ciudades gigantes como Kyoto, Osaka o Yedo. Esta evolu-
se trata de una ficción: confinado en la ciudad santa de Kyoto, el ten-
no es venerado, pero no gobierna. Japón, en la práctica posee un sis- ción pone en entredicho las estructuras del Japón tradicional,
tema feudal ejercido por los grandes vasallos, los daimios, propieta- fundado en el mundo rural, la predominancia de los bushi y el im-
rios de grandes dominios y de ejércitos privados, formados por sa- puesto en especies.
Ahora bien, el mundo rural sufre una crisis a partir del siglo xviii,
murai. En la cúspide del edificio, dayido cohesión al conjunto, se halla que se manifiesta por el estancamiento del crecimiento demográfico,
el sogún, verdadero dueño y señor del Palacio, que pertenece a la fa-
el cese de la roturación de las tierras, la caída de la producción y, ante
milia de 161kjá LÓS sogún han organizado el poder basándo-
se en unos reglamentos extremadamente precisos, llevando a cabo un el hambre que amenaza, la multiplicación de las revueltas de campe-
esfuerzo de educación de la dite, que idealizaeOrdflY la disciplina sinos.
y los deberes de los guerreros hacia la sóTkdad. Para canalizar la tur- Así, a pesar de la voluntad aislacionista, nuevas ideas procedentes
bulencia de los grandes se exalta la esgrima, alternativa del combate, del mundo desarrollado penetran en el país. Puede constatarse en los
que reviste el aspecto de una verdadera estética. A través de este sis- bushi cultivados una gran curiosidad por las ciencias europeas y las
tema se trata de mantener la autoridad del sogún sobre los daimios y técnicas occidentales que los mercaderes holandeses dan a conocer en
la de éstos sobre sus vasallos. Tal es también la función del bakufu el archipiélago. De hecho, el arcaísmo japonés establecido por el sis-
(gobierno Sogunal), que se apoya en una administración burocrática tema de Yedo parece condenado a desaparecer a partir del siglo xix.
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 41
40 LOS REGIMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX

ter arcaico de su país. El traumatismo resultante lleva al nuevo zar,


EL RÉGIMEN AUTOCRÁTICO at. RUSIA Alejandro II, a intentar llevar a cabo una política de reformas desti-
La Rusia de nadas a modernizar Rusia. La pieza clave es la abolición de la servi-
Una sociedad arcaica regida por un sistema autocrático. dumbre en 1861, al tiempo que se realizan una serie de reformas en
5 % de cam-
1860 es un Estado rural. La población comprende a un 8 , la administración (con la institución de consejos locales elegidos, los
pesinos, de los cuales la mayoría son siervos de la Corona o grandes
ziémstvo), la justicia y la educación pública. Esta oleada de reformas
terratenientes, los pomieschiki. La existencia de esta mano de obra, hace concebir grandes esperanzas tanto en Rusia como en los pueblos
considerada como gratuita por los propietarios, constituye un verda-
dero freno para la evolución económica del país, puesto que su pre- alógenos, pero éstos se verán muy pronto decepcionados. Las prime-
sencia conduce a no emprender ningún esfuerzo de rentabilización, ras reformas provocan, en efecto, una intensa agitación, la de los
condena toda movilidad de la mano de obra y, por este motivo, impi- estudiantes que reclaman reformas políticas, la de los polacos que se
sublevan contra la dominación rusa en 1863. Asustado por las conse-
de toda posibilidad de industrialización. cuencias de su política, Alejandro abandona sus veleidades reformis-
Por añadidura, este Estado socialmente arcaico es multinacional.
Aparte de los pueblos que forman originalmente el Estado ruso: ru- tas, lo cual provoca la exasperación de la juventud intelectual, que in-
sos, bielorrusos y ucranianos, existen numerosos pueblos alógenos: tentará obligar al régimen a proseguir su evolución emprendiendo la
finlandeses, bálticos, polacos, pueblos de Siberia, pueblos musulma- educación del pueblo mediante la cruzada «populista». Ante el fraca-
so de ésta, adoptan la vía nihilista: una serie de atentados contra el
nes de Asia, etc. Estado zarista detestado, En 1881, el zar perece bajo las bombas de
Heredera de la tradición política bizantina, Rusia es abiertamente
los terroristas.
autocrática. Se encuentra gobernada por un soberano todopoderoso
que lleva el título oficial de «zar y autócrata de todas las Rusias» y cu-
yas decisiones —ucases— tienen carácter de ley. Al servicio del zar se Consolidación de la autocracia. Los sucesores de Alejandro II, Ale-
configura un pesado aparato de Estado cuyo origen se remonta al si- jandro III (1881-1894) y luego Nicolás II, zar en 1894, aprovecharán
glo xviii. En la cúspide se encuentra un Senado, un Consejo de Esta- la experiencia del zar reformista para llegar a una doble conclusión:
do, un ministerio, con todos los miembros nombrados por el zar, y, en la absoluta necesidad de una modernización, en particular económi-
la base, una imponente burocracia y una policía omnipresente. Esta ca, de Rusia, y la no menor necesidad de mantener políticamente la
administración, unánimemente considerada como corrompida y venal, autocracia.
A partir de 1881 se inicia, de hecho, la industrialización de Rusia,
hace gala de una notable ineficacia, que se ve aumentada todavía más
por las distancias y por la inexistencia de un sistema de transportes. recurriendo a capitales venidos de Occidente, primero alemanes y lue-
Pero, sean cuales sean sus limitaciones y defectos, el sistema está go franceses. Ello permite la creación de una red ferroviaria en la Ru-
servido por una cultura política forjada en el siglo xix por el zar Ni- sia de Europa y la construcción del Transiberiano, y más tarde la fun-
colás 1 con la intención de afirmar la superioridad de los principios dación de polos industriales en las regiones de San Petersburgo y de
rusos sobre los de Occidente y, al mismo tiempo, mantener a Rusia Moscú, en Ucrania y en los Urales. Rusia, que registra entonces un es-
fuera del alcance de este último. Fundada sobre el tríptico autocracia- pectacular desarrollo económico, atrae inversiones extranjeras en bús-
ortodoxia-nacionalidad, definido por el ministro de Instrucción pú- queda de rentabilidad. Pero paralelamente, la reacción política alcan-
blica, Ouvarov, esta cultura política es compartida, hasta cierto pun- za su. punto culminante. El papel de los ziémstvo queda estrictamen-
to, por los intelectuales eslavófilos que, a contracorriente de los te limitado, la censura reforzada, las universidades controladas y la
admiradores de Occidente, quieren defender las especificidades. na- educación primaria obstaculizada (se considera preferible confiar los
niños al clero ortodoxo). Al mismo tiempo, se emprende una campa-
cionales y, en particular, frente a un Occidente racionalista, el papel ña de rusificación que tiene como objetivo las poblaciones alógenas,
de la religión ortodoxa. especialmente los católicos de Polonia y los luteranos de los Países
Bálticos, así como los judíos, contra los cuales se lanzan pogromos,
Unas reformas frustradas. Esta idea de superioridad del sistema con el apoyo de las autoridades y del clero ortodoxo.
ruso, afirmada tanto más fácilmente mientras el aislamiento ruso im-
pide las comparaciones, se desmorona totalmente a mitad de siglo. El La Rusia de principios del siglo xx, a pesar del progreso de la mo-
choque de la derrota en Crimea, en 1855, revela a los rusos el carác- dernización económica, es sin duda el Estado más arcaico de Euro-

III
1

LOS REGíMENES POLíTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 43
42

pa, aquel donde el autoritarismo se halla sólidamente arraigado en es- beneficio del nuevo emperador, Francisco José. Esta dei-rota del mo-
tructuras sociales anticuadas, en la inmadurez de la población y en el vimiento revolucionario tendrá como consecuencia el nacimiento de
riesgo que comporta para la estabilidad del Imperio ruso la existen- un neoabsolutismo que no es una restauración pura y simple del es-
tado de cosas anterior, sino una reconstrucción política destinada a
cia de poblaciones alógenas. fortalecer la autoridad del poder sobre bases más firmes. Es así como
se otorga una Constitución (concesión al espíritu de la época, pero se
revelará puramente formal, sin que se llegue a convocar nunca la
EL NEOABSOLUTISMO AUSTRIACO
Asamblea prevista), se instituye una centralización a la francesa, que
1848 el im- limita las libertades de los diferentes pueblos, y, sobre todo, se ins-
Una tradición autoritaria en un imperio arcaico. Hasta
perio de Austria presenta las mismas característica s que el Imperio taura un sistema de control de la población dirigido por el ministro
ruso. Como éste, es un imperio multinacional. En torno a los alema- del Interior, Bach. El «sistema Bach» cuenta con el ejército, los fun-
nes que pueblan la parte occidental del valle del Danubio y los hún- cionarios, la policía y la Iglesia, con la que se firma un Concordato en
garos que ocupan el corazón de su parte oriental, se encuentran una 1855 (los contemporáneos bromean diciendo que los soportes del ré-
serie de pueblos alógenos, sobre todo eslavos: eslavos del Norte (che- gimen son «los soldados de pie, los funcionados sentados, los curas
cos, moravos, eslovacos), rumanos de Transilvania, eslavos del Sur de rodillas y los chivatos arrastrándose»).
(croatas, eslovacos, serbios), italianos del reino lombardOVefleCiafl0. Pero el imperio de Austria no se salva con esta mutación del ab-
Las estructuras de la población son igualmente arcaicas. Se halla solutismo. Sus sucesivas derrotas ante Francia, en Italia (1859-1860),
constituida en su mayor parte por campesinos liberados durante el y más tarde frente a Prusia, en Alemania (1866), conducen al empe-
período revolucionario e imperial, pero en el Este conservan un sta- rador a hacer concesiones a sus oponentes. Para acabar con la agita-
ción de las nacionalidades, acepta firmar con los húngaros el com-
tus próximo a la servidumbre. No obstante, en la parte occidental del promiso de 1867, que origina un nuevo régimen «dualista». A partir
Imperio, algunas regiones aisladas se ven afectadas por la revolución
industrial, en Bohemia-Moravia, en el valle del Danubio, en torno a de entonces, el imperio de Austria queda dividido en dos fracciones
Viena. En fin, políticamente, Austria es un Estado autoritario, go- separadas geográficamente por el curso del Leitha: al Oeste, Cislei-
-bernado por un soberano todopoderoso, servido por esada ma- thania, dominada por los alemanes de Austria; al Este, Transleithania,
quinaria burocrática y ma policía que cuenta con espíapitodas sometida a los magiares de Hungría. Ahora bien, la evolución políti-
par t Este áiiüiitarismo está reforzado por el papel de la Iglesia ca- ca de cada una de las fracciones de la monarquía seguirá un proceso
tólica, a pesar de que exista en la administración austriaca una tra- muy distinto.
dición josefinista (remontándose al emperador José II) que defiende
una liberación del Estado de toda presión de la Iglesia. Este sistema
aparece tanto más intangible como el príncipe de Metternich-Winfle EL IMPERIO ALEMÁN: DESARROLLO ECONÓMICO Y TRADICIÓN AUTORITARIA
burg, canciller hasta 1848, convierte su mantenimiento en la piedra
Un Estado económica y socialmente moderno. El caso de Alemania
angular de su política. no tiene nada que ver con el de Rusia. La Alemania de finales del si-
El desmantelamiento del absolutismo austriaco y el nacimiento del glo xix es uno de los Estados más destacados de la revolución indus-
trial. Durante los años 1880-1890 en particular, registró un notable de-
neoabsolutismo. El sistema así instaurado sufre un doble choque sarrollo económico sustentado en la expansión del textil, del carbón,
que llevará a su replanteamiento. de la siderurgia y de la química. Se formaron grandes zonas indus-
El primero es la revolución de 1848, que lleva a la caída de Met-
ternich y del sistema político que él representaba. Durante este epi- triales en torno a Berlín, en Sajonia, Silesia y Renania. Esta industria,
sodio revolucionario, los pueblos sometidos se rebelan y se declaran muy concentrada, estrechamente ligada al aparato bancario que la fi-
revoluciones nacionales en Bohemia, Hungría e Italia. El ejército aus- nancia, y en constante progreso debido a la existencia de laboratorios
acaba con de investigación asociados con la producción, es una de las más mo-
triaco emprende la reconquista a partir del otoño de 1848;
el movimiento liberal de Viena y posteriormente con los movimientos dernas del mundo y su productividad le permite competir con la in-
nacionales y restablece la autoridad absoluta del poder imperial en dustria británica en los mercados internacionales. En vísperas de la

LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 45
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primera guerra mundial, Alemania se ha convertido en la segunda po- ta Con 24 millones. Políticamente, el emperador, jefe del nuevo Esta-
tencia industrial de Europa, siguiendo de cerca al Reino Unido. do, es siempre el rey de Prusia. Finalmente, en las instituciones fede-
Aunque muy diferente, la sociedad alemana es también una socie- rales, Prusia domina de forma aplastante. En el Bundesrat los dele-
dad evolucionada. En las zonas rurales del Este, Brandeburgo, Pome- gados prusianos son 17 de los 58 existentes, mientras que 14 votos son
rania, Prusia, existe todavía una sociedad rural dominada por los gran- suficientes para bloquear una decisión. En el Reichstag, Prusia envía
256 de 328. Ahora bien, desde el siglo XVII, Prusia es un Estado auto-
des terratenientes, los junker, que tienen bajo su dominación a un pue- ritario y militarista (Mirabeau decía a propósito: «No es un Estado
blo de campesinos todavía próximos al status de servidumbre Nos que tenga un ejército, es un ejército que tiene un Estado»). El Land-
hallamos aquí ante una situación similar a la de la parte oriental del
imperio de Austria. De todas formas, hay una diferencia considerable: tag de Prusia no es elegido mediante sufragio universal, sino median-
las grandes propiedades agrícolas de los junker son administradas de te un sistema de clases (por franjas fiscales) establecido en 1848. De
manera científica, con una preocupación por la rentabilidad y una manera que, a pesar de los aspectos modernos que hemos destacado,
orientación comercial dirigida hacia la exportación de los productos de Prusia impone al Imperio alemán sus rasgos específicos: dominación
la tierra. En las zonas industriales, y muy especialmente en el Oeste de la casta aristocrática militar, insignificancia de la democracia, es-
(Renania, Westfalia), la sociedad, en cambio, está estructurada en tor- trecha limitación de los poderes de la Asamblea representativa, au-
no a una rica burguesía industrial y comercial, una clase media en ple- sencia de responsabilidad del gobierno ante ella, posibilidad para el
no crecimiento y una clase obrera numerosa, la más avanzada y mo- emperador y el canciller de imponer un presupuesto que la mayoría
derna de Europa. Esto significa que nos hallamos en presencia de una del Reichstag rechazaría...
estructura social que guarda un gran parecido con la de los países de Debe destacarse, pues, la estrecha correlación entre el retraso eco-
democracia liberal. Ahora bien, esta misma dualidad que acabamos de nómico, el arcaísmo social y el autoritarismo político. Evidente en el
constatar en el plano social aparece también en el plano político. caso de Japón a mitad del siglo xIx, o de Rusia, esta correlación debe
matizarse algo más en Austria-Hungría, teniendo en cuenta el peso de
la reivindicación nacional. En cambio, en Alemania se constata una
La dualidad política del Imperio alemán. Se constata, efectivamente, clara distorsión entre el desarrollo económico y social y el carácter
en el Imperio alemán, la coexistencia de un sistema político moderno
y de formas políticas arcaicas. La modernidad reside en el sistema autoritario del régimen. En este caso, las condiciones históricas de
institucional instaurado en el Imperio alemán. Por encima de veinti- realización de la unidad explican el mantenimiento de los rasgos au-
cinco reinos, principados, ciudades libres que conservan su gobierno toritarios del régimen. Pero es también allí donde las contradicciones
(dotado con competencias reales) y su sistema político anterior, se son más vivas, que la reivindicación liberal se hace más fuerte.
crea, en efecto, un gobierno de Imperio, encargado de los asuntos co-
munes (diplomacia, ejército, transportes, comercio), gobierno dirigi-
Veleidades liberales en un régimen autoritario
do por el emperador y el canciller federal. En este gobierno federal,
el pueblo y los Estados están representados por dos cámaras que se
LA ERA MEm Y LA MODERNIZACIÓN DEL JAPÓN
reparten el poder legislativo, el Bundesrat, formado por los represen-
tantes de los Estados y el Reichstag, elegido mediante sufragio uni- La apertura del Japón y los inicios ¿te la era Meiji. En 1854, la llega-
versal por los alemanes y encargado de votar las leyes y el presu-
puesto. Aunque el gobierno federal no sea responsable ante el Parla- da de una flota americana a la bahía de Yedo obliga al gobierno so-
mento, nos hallamos sin ninguna duda en presencia de un sistema gunal a abrir a los occidentales los puertos japoneses y a reducir sus
político parecido al de las democracias liberales. Pero junto a estos tarifas aduaneras, poniendo fin de este modo a un aislamiento de dos
factores de modernidad subsisten numerosos rasgos arcaicos estre- siglos. El acontecimiento pone de manifiesto la debilidad del Japón,
chamente vinculados al hecho de que Alemania aparece como una incapaz de hacer frente a la presión extranjera, y motiva graves tras-
conquista de Prusia. Esta última constituye, territorialmente, la ma- tornos económicos: el comercio exterior cae en manos de los extran-
yor parte de Alemania, ya que comprende 348.000 de los 540.000 km2 jeros, el oro va desapareciendo del archipiélago debido a la especula-
del Reich. La misma observación puede aplicarse a lapoblación: de ción de los occidentales, los artesanos y los mercaderes nipones que-
41 millones de habitantes al principio de la unificación, Prusia cuen- dan arruinados por la competencia extranjera.

1 Z> ^ Iz
LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 47
46

Esta situación permite a los daimios, hostiles a los tokugawa, en- fiscalidad y la inflación, que, hacia 1880, será cedida al capital priva-
frentarse a su preponderancia. Se les hace responsables de la derrota do con unas condiciones favorables. El procedimiento permite de este
ante el extranjero, de la crisis interna del país, el movimiento nacio- modo la aparición de las zaibatsu (asociaciones de mercaderes y fi-
nalista Jo-i les acusa de no haber sabido oponer resistencia a los oc- nancieros). En el marco de esta voluntad de modernización técnica se
cidentales; por todo ello, los tokugawa pagan las consecuencias de la opera una modernización política; no deja de ser ambigua, ya que se
apertura del país. El advenimiento, en 1867, de un nuevo emperador trata, una vez más, de imitar formalmente a Occidente al tiempo que
proporciona la situación esperada: la dimisión del sogún en octubre se mantienen las tradiciones nacionales.
de 1867, frente a la amenaza de una coalición de los daimios y de una
guerra civil. Los tokugawa pierden sus feudos. En enero de 1868, el La modernización política: la Constitución Meiji. A partir de 1867 se
bakufu queda abolido. El 6 de abril de 1868, durante la prestación del afianza la idea de construir el nuevo poder en torno a una Asamblea
juramento imperial, el tenno promete la convocatoria de una asam- representativa, y ello por múltiples razones: la necesidad para el ten-
blea, discusiones públicas, la supresión de las costumbres absurdas no de encontrar aliados entre los bushi, la voluntad de ganarse la con-
del pasado y una modernización de acuerdo con el modelo del ex- fianza del pueblo para obtener los préstamos necesarios para la mo-
tranjero. Es el principio de la era Meiji (de las Luces) que llevará a dernización, el empeño en ofrecer a Occidente pruebas de que el
nuevo régimen comparte sus preocupaciones. Pero es evidente que la
• cabo la modernización del Japón.
Esta evolución se traduce por una revolución desde arriba, en ma- noción misma de Constitución es ajena a las tradiciones japonesas y
nos de una nueva clase dirigente, que incluye a los samurai y a la nue- el primer intento, llevado a cabo en 1868, basado en la separación de
va clase de mercaderes (los mitsui, los sumitomo) que proporciona- poderes y la creación de un Parlamento con dos cámaras se convier-
rán al emperador los capitales necesarios. Su objetivo es convertir el te en un fracaso. Lo mismo ocurrirá con los dos proyectos siguientes.
Japón, con la ayuda de la técnica occidental, en «un país rico, con un Se constata pues que, a pesar de una voluntad muy firme de promo-
ejército fuerte», procediendo a una reforma global de las estructuras ver una modernización política, las condiciones no parecen ser toda-
del país. El método es autoritario: utilización de la coacción, repre- vía las óptimas.
sión despiadada de la oposición de dondequiera que proceda (tanto Las cosas cambian tras la abolición de la feudalidad en 1871. Se
las revueltas populares como las de los samurai son abatidas), e ms- ejercen entonces fuertes presiones sobre el emperador para reclamar
tauración de la censura (una ley de 1875 impide toda libertad de ex- la institución de un régimen representativo al modo occidental. Estas
presiones proceden de notables o del nuevo partido, creado en 1874
presión). por el ministro Itagaki, el partido para la libertad y los derechos del
En cuanto al recurso a Occidente, se limita a un aspecto estricta-
mente utilitario. El nuevo Japón quiere mantenerse fiel a las tradi- pueblo, apoyado por los intelectuales y que se convierte en el intro-
ciones. En 1868 el sintoísmo, sincretismo que mezcla creencias reli- ductor de las ideas occidentales en el Japón. De forma que, en 1881,
giosas, reglas morales y éticas, y concepciones políticas tradicionales, el emperador encarga al conde Ito que redacte una Constitución que
pasa a ser religión de Estado. Impregna el sistema escolar y el Esta- sea un compromiso entre la voluntad popular en favor de un régimen
do se considera, a partir de ese momento, sagrado; el emperador, de representativo y el respeto a la tradición. Después de varios viajes a
esencia divina, y el Japón, tierra de los dioses. Pero de forma parale- Occidente, y tras una larga reflexión, Ito se inclina por un régimen
la se crean, siguiendo el modelo occidental, siete ministerios y dos inspirado en el de Prusia, al tiempo que muestra un interés por la Cá-
asambleas elegidas (de manera muy restringida y con poderes redu- mara de los Lores inglesa. El objetivo de los redactores de la Consti-
cidos), aparece una nueva burocracia surgida de la casta militar, se tución es, pues, mantener la oligarquía y la prerrogativa imperial fren-
suprimen los feudos, en 1869, quedando sustituidos por un sistema de te a las asambleas deliberativas. De este modo, los cargos y las digni-
prefecturas y se reorganizan al estilo europeo los grandes servicios, dades de la Corte imperial se mantienen. En 1884 se crea una nueva
como la justicia, el ejército, la enseñanza (códigos, enseñanza prima- nobleza con cinco categorías, cuyos miembros ocuparán los escaños
ria obligatoria en 1872, reclutamiento militar, establecido en 1883). Y, de la futura Cámara de los Pares, y, en 1888, un Consejo privado des-
sobre todo, bajo el impulso del Estado, nace una industria moderna tinado a asesorar al emperador. Finalmente, la Constitución, promul-
(fábricas de armas y municiones, astilleros, explotacion es mineras, gada el 11 de febrero de 1889, es presentada como una gracia del so-
trazado ferroviario y fábricas textiles), financiada por el préstamo, la berano a su pueblo. El emperador está definido en ella como inviola-

LOS IGIMENEs POLÍTICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 49
48

EL FRACASO DE LA TENTATIVA LIBERAL EN RusIA


ble, sagrado y fuente de toda autoridad. Los derechos y deberes de los
sujetos se encuentran detallados. Por último, se instituye un Parla-
mento, la Dieta, constituido por una Cámara de Representantes, ele- Las aspiraciones liberales a principios del siglo xx. Hasta finales del
electores (que repre- siglo xix, las aspiraciones liberales son patrimonio de una estrecha
gida mediante sufragio censatario por 450.000 minoría, oficiales que toman la iniciativa de la revuelta de diciembre
sentan un 6 % de la población adulta masculina), y de una Cámara de
de 1825 o intelectuales occidentalistas, minoría que la política repre-
Pares. La Dieta vota las leyes y el presupuesto.
Este Japón constitucional, a partir del modelo de Occidente, lo es siva de los zares logra contener. De todos modos, los efectos del de-
de puertas hacia fuera, ya que la vida política sigue siendo, como en sarrollo económico ligados a la industrialización multiplican los gru-
pos que aspiran a un relajamiento de los rigores del régimen: bur-
el pasado, el monopolio de una oligarquía.
guesía urbana y clases medias que, reunidas, representan, a Finales de
La práctica política después de 1889. En el interior de esta oligarquía siglo, cerca de trece millones de personas, concentradas en el medio
la vida política es relativamente activa después de 1889, animada por urbano, a lo cual cabría añadir varios centenares de miles de miem-
antiguos samurai que reclaman una participación en el poder y bros de la intelectualidad, profesionales liberales (abogados, médi-
atraen hacia ellos hombres de origen campesino, mercaderes, diri- cos), ingenieros, educadores, empleados de los ziémtsvo, etc. El mun-
gentes de nuevas industrias, etc. Estos samurai ocupan las redaccio- do obrero comprende, en 1900, 2,3 millones de personas, cifra poco
nes de los periódicos y la plana mayor de los partidos políticos mo- representativa comparada con una población de cerca de 170 millo-
dernos, surgidos como consecuencia de la puesta en práctica de la nes de habitantes, pero concentrada en las regiones industriales.
Constitución. Itagaki desarrolla su partido para la libertad y los dere- Considerando las dificultades del zarismo a principios del siglo xx,
estos grupos creen llegada la hora de hacer evolucionar el régimen. A
chos del pueblo, y gana, en 1890, las primeras elecciones a la Cáma- la crisis económica de 1901, marcada por las quiebras, una expansión
ra de Representantes. Lo transforma, entonces, en el partido liberal,
mientras que Okuna, antiguo consejero del emperador y partidario de del paro y una agitación urbana y rural, suceden la decisión tomada
un sistema político al estilo británico, funda el partido progresista. por el zar, en 1904, de declarar la guerra al Japón, y los desastres de
1904-1905 que agravan la miseria y desacreditan al régimen. A las de-
Progresistas y liberales, mayoritarios en la Dieta, se oponen al go-
bierno y rechazan votar el presupuesto. Su integración en la oligar- mandas de cambio, este último responde con la represión, como du-
quía gubernamental, gracias al conde Ito, reduce la vida política ja- rante el célebre «Domingo rojo de San Petersburgo» (22 de enero de
1905), en que el zar manda a los cosacos cargar contra una multitud
ponesa a un simple sistema de clanes que luchan por el poder y sus
beneficios. El régimen aparece totalmente paralizado, el ejército in- desarmada que venía a suplicarle que consintiera en las reformas. El
resultado es un recrudecimiento de la agitación: revueltas de los cam-
terviene y, en 1898, su máximo responsable, el general Yamagata, es- pesinos, disturbios en la ciudad, amotinamientos en la flota (marca-
tablece un gobierno autoritario, antiparlamentario. Para arrinconar a
la oligarquía parlamentaria decide ampliar el censo, llegando a un mi- da por el célebre episodio del motín en el acorazado Potemkin).
llón el número de electores.
En función de este nuevo dato, el conde Ito constituye en 1900, Una evolución liberal frustrada. Para acabar con la agitación, el zar,
junto con los liberales, un nuevo partido, el Seiyukai, que va a mono- siguiendo los consejos del conde Witte, consiente, a través del Mani-
polizar la Cámara de Representantes hasta 1912. La vida política ja- fiesto de octubre de 1905, en conceder a sus sujetos las libertades fun-
ponesa se ve entonces dominada por un compromiso fundado en la damentales y en crear una Duma de imperio, elegida por el pueblo.
alternancia en el poder de los dirigentes del Seiyukai y los miembros Rusia parece entonces adquirir un compromiso con la democracia li-
de la oligarquía tradicional. La adopción, por parte del Japón, de las beral. Pero no es más que una apariencia. Las concesiones han moti-
formas exteriores de la democracia liberal aparece como un maqui- vado la división de la oposición. Intelectuales y liberales, satisfechos
llaje sobre una realidad mal adaptada a este tipo de régimen. El re- con las concesiones del zar, apoyan la evolución del régimen, mien-
sultado es un equilibrio inestable, marcado por las crisis, de las cua- tras que los obreros, influidos por las ideas revolucionarias y exaspe-
les una nueva fuerza, garante de la tradición y del ejército, aparece rados por sus difíciles condiciones de existencia, continúan su lucha:
como el árbitro y el beneficiario. en 1906, por ejemplo, desencadenan una insurrección en Moscú que
el ejército sofoca de forma sangrienta. La agitación social permite al
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50 LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX

zar, desde ese momento, revocar las concesiones acordadas y resta- estas zonas de una burguesía urbana, de clases medias, de intelectua-
blecer la autocracia. Las dos primeras Dumas, elegidas en 1906 y que les. Es precisamente para satisfacer a estos grupos, en los cuales pre-
reclamaban reformas, son disueltas una tras otra. El ministro Stolipi- tende apoyarse el régimen imperial, que el emperador concede, en
ne se esforzará entonces en proporcionar al régimen los medios para 1867, a Cisleithania, una constitución liberal que proclama los dere-
mantenerse. Una reforma electoral en 1907 favorece la elección de chos políticos y sociales fundamentales: igualdad ante la ley, libertad
una Duma dominada por los grandes terratenientes, la «Duma de los de conciencia, derecho de propiedad, e instituye un Parlamento con
señores», de la cual la autocracia no tiene nada que temer. En el pla- dos cámaras, una Cámara de Señores designada por el emperador y
no social, Stolipine trata de promover una burguesía rural capaz de una Cámara de los Diputados, elegida mediante sufragio censatario.
servir de soporte social al régimen, y favorece la disolución de las co- Entre 1867 y 1914, dos fuerzas contribuirán a la evolución del ré-
gimen en un sentido democrático. Por un lado, la burguesía liberal
munas rurales, los mir, cuyas prácticas colectivas entorpecen la ini- que empuja la creación de un régimen que reproduzca el de Europa
ciativa individual. Contra este retorno a la autocracia, disimulada tras
la fachada liberal de una Duma elegida, se levantan múltiples oposi- occidental; por otro lado, el mundo obrero, poderoso en Bohemia y
ciones. Aunque muy minoritarias, encuentran en la Duma una tribu- en Viena. Bajo esta doble presión, el gobierno adopta una serie de me-
na para expresarse. La oposición liberal, formada por miembros de la didas encaminadas a la secularización del Estado (abrogación del
burguesía y de las clases medias urbanas, de intelectuales y de terra- Concordato de 1855 y secularización del estado civil y de la enseñan-
tenientes, se encuentra dividida: por un lado, los «octubristas » desean za), la puesta en práctica de leyes sociales mediante la instauración
una aplicación sincera del Manifiesto de octubre; por el otro, los cons- de un seguro de enfermedad, un seguro contra los accidentes de tra-
bajo, la limitación de la jornada laboral y, finalmente, la ampliación
titucional-demócra tas (los KD), dirigidos por un profesor de Univer- del derecho al sufragio gracias a la extensión del censo, que culmina
sidad, el historiador MilioukoV, exigen la institución en Rusia de un
régimen parlamentario al estilo occidental. Si bien esta oposición li- en 1906 con la implantación del sufragio universal.
beral parece atenerse a la historia, al aspirar que Rusia pase a ser una Cisleithania aparece así como un Estado en vías de rápida moder-
Í. democracia liberal, se encuentra en competencia con una oposición nización según el modelo de Europa occidental. Sin embargo, esta evo-
lución no acaba con los focos de fragilidad política. El emperador no
revolucionaria . Ésta engloba dos grandes tendencias: la de los socia consiente, a pesar de las presiones de la burguesía liberal, en instau-
listas-revolucion arios , con un programa que, recogiendo las aspira- rar el régimen parlamentario, de modo que el gobierno sigue siendo
ciones del mundo rural, insiste sobre la repartición de los grandes do-
minios, y cuyo método, heredado del nihilismo, es la acción directa responsable sólo ante él mismo. Finalmente, el vigor de las reivindica-
(atentados y terrorismo); y la tendencia de los socialdemócratas, que ciones nacionales amenaza la cohesión del conjunto, ya se trate de los
reivindican ideas marxistas y que se apoyan en la clase obrera, checos que quieren reemplazar el dualismo por un trialismo, o de los
que consideran la base de la revolución futura y el grupo motor de la eslavos del Sur, que se sienten atraídos por la Serbia independiente.
sociedad socialista. Pero en vísperas de la primera guerra mundial, es-
tas diversas oposiciones parecen tener pocas probabilidades de éxito, El parlamentarismo aristocrático de Transleithania. En la parte orien-
ya que el régimen permanece sólidamente anclado en sus prácticas tal del Imperio dominan las actividades agrarias. Las estructuras so-
ciales están marcadas por la preponderancia de la aristocracia magiar,
autocráticas. que reina sobre un mundo de campesinos analfabetos, para quienes
la abolición de la servidumbre es más formal que real. De hecho, al
igual que en Cisleithania, la agitación nacional, duramente reprimida
AUST1UA-HUNGRIA prnrE A LAS ASPIRACIONES LIBERALES por el gobierno, constituye una innegable fuente de debilidad. Los ni-
La creación de la doble monarquía da lugar a situaciones muy di- manos de Transilvania, los croatas, los eslovenos y los eslovacos de-
sean obtener una libertad que les permita unirse a sus compatriotas
versas en Cisleithania y Transleithania. fuera de las fronteras del Imperio.
Una democratización sin parlamentarismo en Cisleithani(L La parte A partir de 1867, ftansleithania se dota de un régimen parlamen-
occidental de la antigua Austria-Hungría vivió la revolución industrial tario, por lo que el gobierno pasa a ser responsable ante las dos cá-
maras, la Cámara de los Magnates, en manos de la alta aristocracia
en Bohemia y en el valle del Danubio. El resultado es la presencia en
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 53
LOS REGIMENES POLtTLCOS DEL SIGLO XX
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redero de los soberanos del Sacro Imperio romano germánico, que se
terrateniente, y la Cámara de los Diputados elegida mediante sufra- deleita con los aspectos medievales de su poder. Pero, fundamental-
gio censatario. Este sistema no tiene nada de democrático. La aristo- mente, es un monarca autoritario, nada dispuesto a consentir a los li-
cracia domina el Parlamento y se opone a toda ampliación del censo berales el menor compromiso.
que suponga un aumento del cuerpo electoral. Hasta 1913 no tiene lu- Tanto es así que, hacia 1900, se perfila un violento contraste entre
gar una ligera evolución. De igual manera, se opone a toda liberali- las aspiraciones liberales de una gran parte de la opinión pública, re-
zación en lo que a nacionalidades se refiere. A pesar de su soberano forzadas por el desarrollo económico del país, y las opiniones conser-
común, Francisco José, Cisleithania y Transleithania experimentan vadoras del emperador y del gobierno. Se forma entonces un cártel
unas evoluciones muy distintas y el motivo reside, sin duda alguna, anticonservador, la Hansabund, que encuentra apoyo en la pequeña y
en las diferencias de estructura. La primera, urbana e industrializada, mediana burguesía de los artesanos, comerciantes y funcionarios, y
es más parecida a la de Alemania, mientras que la segunda, más agra- organiza manifestaciones para reclamar el régimen parlamentario.
ria, no se aleja demasiado del modelo ruso. Ahora bien, en las elecciones del Reichstag de 1912, la oposición,
constituida por socialdemócratas, nacional-liberales y progresistas,
pasa a ser mayoritaria, ocupando 197 escaños frente a los 163 de la
ALEMANIA, ENTRE LA DEMOCRACIA LIBERAL Y EL AUTORITARISMO coalición conservadora. Con cerca de un tercio de los diputados, los
socialistas llegan incluso a ser el primer partido del Reichstag. Fren-
1878, y con el
Las fuerzas liberales en la Alemania imperial. Desde te a esta situación, el canciller federal Bethmann-Hollweg se declara
abandono del libre cambio, el gobierno alemán, con Bismarck al fren- dispuesto a llevar a cabo reformas, pero topa con el decidido rechazo
artido de los grandes hidal-
te, se apoya en el partido conservador, p del emperador y del Landtag de Prusia. Al no tratarse de un régimen
gos del Este, campeón del proteccionismo exigido por los junker, pro- parlamentario, el gobierno puede intentar ganar tiempo. Pero esto no
ductores de cereales, a fin de proteger la competencia del trigo ruso, impide que se perfile en el horizonte una crisis de régimen y que Ale-
se muestra favorable a la preponderancia de Prusia en el Imperios fiel mania aparezca ya como un Estado que se encamina hacia la demo-
a la dinastía y profundamente respetuoso de la religión protestante. cracia liberal. El desencadenamiento de la primera guerra mundial
Este partido en el poder encaja perfectamente con el mantenimiento hará que su evolución política dé un giro.
del autoritarismo. En contrapartida, las demás fuerzas políticas se Aparece pues de forma muy clara que, en vísperas del primer con-
muestran mucho más partidarias de la democracia liberal. Tal es el flicto mundial, el régimen de la democracia liberal parece la evolución
0. caso del partido nacional-liberal, representante de la gran burguesía normal de un proceso evolutivo que permite a un país acceder a un
industrial y comerciante, defensor del libre cambio y del liberalismo nivel elevado de desarrollo económico y de progreso social y cultural.
político; del partido del progreso, heredero del antiguo partido liberal Por esta razón, incluso en los países autoritarios que dominan el mun-
prusiano cuyas bases se sitúan en Renania y cuyos afiliados, proce- do de la época, la aspiración a la democracia liberal constituye una
dentes de la mediana burguesía y de los intelectuales, desean un ré- gran esperanza y el principal resorte de la acción política. Pero sus
gimen parlamentario> del Zentrum, partido confesional, católico, con posibilidades de éxito son evidentemente más fuertes allí donde las es-
una composición social y unas concepciones políticas heterogéneas, tructuras económicas, sociales y culturales son más avanzadas, como
pero con un ala liberal que reivindica una evolución parlamentaria. en Alemania o en Cisleithania. Ahora bien, como consecuencia de la
Por último, hay que incluir también a la socialdemocracia, teórica- guerra de 1914-1918, se replantea en el plano político, la situación de
mente marxista y revolucionaria, pero con una gran mayoría que se modelo único de que había disfrutado hasta entonces la democracia
inclina por el reformismo y defiende la democracia liberal. Ante esta liberal, provocando en ella una fuerte crisis.
fuerte reivindicación, ¿cómo reacciona el gobierno imperial?

El rechazo de la democracia liberal y la crisis alemana de principios del


siglo x. El emperador Guillermo II, que reina desde 1890, es un per-
sonaje contradictorio, nervioso, impulsivo e imprevisible. A veces pre-
tende ser un emperador moderno, decidido a industrializar Alemania
y a tomar medidas sociales en favor de los obreros, otras veces, un he-

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