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tructuras sociales diversas, las culturas políticas, surgidas de la tradi-
ción, naturalmente heterogéneas y, por descontado, los regímenes po-
líticos presentan también por su parte características variables, a ve-
ces francamente opuestas. Ahora bien, como hemos visto, las cons-
trucciones políticas, por encontrarse estrechamente ligadas a las
demás estructuras de la sociedad, son portadoras de valores ideológi-
cos, y como tales tienden de forma natural a afirmarse como las úni-
cas válidas. El resultado es una rivalidad entre ellas que traduce la
confrontación o la oposición de las maneras de vivir de los sistemas
de representación de los pueblos que han motivado su nacimiento.
Los regímenes políticos constituyen de este modo un observatorio pri-
vilegiado de la evolución de las directrices del mundo del siglo xx, que
supera con creces el interés presentado por el estudio de los aconte- PRIMERA PARTE
cimientos de la vida política. De hecho, se trata de encontrar me-
diante el vector escogido las claves de lectura que permiten compren-
der el siglo xx a través de sus clases sociales y de los valores ideoló- LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA
gicos preconizados. LIBERAL (1900-1914)
Este enfoque particular implicaba centrarse en las sociedades del
mundo desarrollado. Pero nada es más complicado que definir este
concepto. Digamos simplemente, para justificar la opción escogida,
que el estudio de las formas políticas de dominación en el tiempo de
los imperios coloniales aparecía bastante desprovista de significado,
en la medida en que éstas venían impuestas desde el exterior. Salvan-
do las distancias, la observación es también válida para los países que
han pasado a ser independientes debido a la descolonización, pero
que deben hacer frente a problemas de subordinación económica o
cultural y se encuentran con unas estructuras sociales arcaicas que les
remiten a los regímenes autoritarios tradicionales. Una última cosa
para terminar: la simple elección de este enfoque excluye toda pre-
tensión de exhaustividad. Los ejemplos escogidos, aunque aparecen
como los más significativos, no son en modo alguno los únicos que
hubieran podido ser tratados y el autor admite sin reparos que las la-
gunas son numerosas, por lo que pide excusas a sus lectores por an-
ticipado.
CAPÍTULO 1
la caridad. En Francia, Bastiat y Dunoyer consideran así la miseria precisamente basándose en este antagonismo como Marx construyó
como un mal necesario contra el cual no hay que actuar. Estas ideas su teoría durante la segunda mitad del siglo xix.
serán retomadas y desarrolladas por el utilitarismo de Jeremy Bent-
ham, para quien una sociedad es un grupo de individuos en el cual
cada uno debe procurarse satisfacción con sus propios medios, sin NACIMIENTO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
ningún tipo de ayuda exterior, para asegurar la estabilidad del con-
junto. Se llegaba así al «darwinismo social» en la segunda mitad del Ahora bien, uno de los hechos capitales del siglo xix es justamen-
siglo xix. Su principal teórico, el británico I-Ierbert Spencer, aplica al te la síntesis que llega a producirse durante el último cuarto del siglo
dominio social las ideas de Darwin: la sociedad, así como la natura- entre las dos concepciones opuestas: el liberalismo y la democracia.
leza, es un medio de vida ordenado en el cual los más dotados y los
mejor adaptados triunfan sobre los demás, los cuales se hallan con- La realización de una síntesis política de la democracia liberal en Fran-
denados a la desapari,ción. cia durante la tercera República. El liberalismo político basado en los
,__—P Sn ccicnksol l eicl i iawn e..peinelcr. principios de 1789, triunfa en Francia en la primera mitad del si-
La reivindicación democrática en la Europa del siglo xix. El liberalis- glo xix, tiene dificultades bajo la Restauración, va mejor con la Mo-
mo político, con su teoría de la representación a través de las elites, narquía de julio, y, en el orden del régimen representativo y parla-
y el liberalismo económico, que rechaza todo paliativo a las leyes na- mentario, mejor que en el de las libertades fundamentales (restringi -
turales de la economía, tienen, pues, como resultado, asegurar la pre- das, por ejemplo, por las leyes de septiembre dictadas por Thiers, en
ponderancia de los más ricos y de los más fuertes en detrimento de 1835, para reprimir la agitación social y política contra el régimen).
los débiles o de los pobres, condenados a una situación de inferiori- Pero, a partir de ese momento, se verá contestado por la corriente de-
dad. Contra esta posición surge la reivindicación dernoçrújca que, mocrática que suscita movimientos de insurrección, en particular en
punto por punto exige una práctica antagónié a la del liberalismo las grandes ciudades obreras en que se han convertido Lyon y París
A la representación a través de las elites, que halla su aplicación entre 1831 y 1834. El choque entre democracia y liberalismo es par-
en el sistema representativo adoptado en Inglaterra, o en Francia me- ticularmente pronunciado bajo la segunda República, y toma un ca-
diante las Constituciones de 1791 y 1795, y la monarquía constitucio- riz de auténtica guerra entre las dos concepciones, sobre todo duran-
nal, la democracia opone el sufragio universal, incluso la democracia te las Jornadas de junio que ven el triunfo de un liberalismo político,
directa. No consiente confiar el poder a los diputados elegidos a no socialmente conservador.
ser con algunos paliativos, mandato imperativo o posibilidad de re- A la inversa, el segundo Imperio, al menos hasta 1860, hará poco
vocación permanente de los elegidos, y se muestra poco favorable al caso al liberalismo político, pero no tendrá inconveniente en adoptar
parlamentarismo. el juego de la democracia política (a través del referéndum) y social
Al liberalismo económico y social opone la organización de la so- (autorizando la huelga en 1864 y tolerando las Cámaras sindicales a
ciedad por el poder y su intervención en favor de los más desfavore- partir de 1867). En la oposición al segundo Imperio, el liberalismo ca-
cidos. Estas ideas encuentran una aplicación concreta, por ejemplo, pitaneado por Thiers (el cual, en su célebre discurso «sobre las liber-
en las leyes del Máximum que tasaban las mercancías durante la Re- tades necesarias» de 1864, formula la carta del liberalismo político)
volución o en la proclamación del derecho al trabajo de la segunda diferirá de la oposición democrática que aspira a una república social.
República, en febrero de 1848. Las doctrinas socialistas que se inscri - El foso creado entre ambas aparece de forma más neta al principio
ben en el marco de esta democracia social preconizan sociedades or- de la tercera República, cuando Thiers, al frente del poder ejecutivo,
ganizadas (los falansterios de Charles Fourier o la Icaria de Étienne acaba cón la insurrección de la Comuna y define una «república con-
Cabet) o la intervención del Estado para favorecer a los trabajadores servadora» que, como es evidente, no será del agrado de los partida-
(en particular con Louis Blanc, apóstol de la organización del traba- rios de la democracia.
jo, que preconiza con sus talleres sociales, o Pierre Joseph Proudhon, Ahora bien, los republicanos en el poder a partir de 1879 y en par-
que cuenta con el Estado para instaurar el mutualismo). ticular Jules Ferry y Léon Gambetta conseguirán realizar una síntesis
En los países donde se había desarrollado el liberalismo, la histo- entre los principios del liberalismo y de la democracia. En el orden
ria del siglo xix es una lucha entre este último y la democracia. Fue del liberalismo, instauran las libertades fundamentales y establecen
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16 LOS REGtMENES POLITICOS DEL SIGLO XX
noroeste, la democracia liberal goza de aceptación en los Estados Uni- tes y de los precios populares de la prensa, circulan los periódicos y
dos y en los dominios, ex colonias blancas de Gran Bretaña, donde el las ideas, plataformas del debate político, que permiten así una im-
sistema político es hijo del Reino Unido (Canadá, África del Sur, Aus- plantación real de la democracia liberal basada en la participación de
tralia y Nueva Zelanda). En el resto del mundo dominan los regíme- los ciudadanos.
nes autoritarios, a pesar de que algunos de ellos, en la Europa cen- La democracia liberal supone también un consenso mínimo sobre
tral, oriental o mediterránea, adopten las formas de la democracia los principios de organización del Estado. Lo característico de este
liberal. ¿Cómo explicar esta repartición geográfica que hace de la tipo de régimen es la lenta elaboración de las estructuras y su adap-
Europa del noroeste o de sus extensiones de ultramar el lugar privi- tación progresiva al estado de la sociedad. El consenso debe ser lo su-
legiado de este tipo de régimen? ficientemente amplio para que el equilibrio inestable que se ha ins-
taurado y la fragilidad estructural no provoquen la caída del régimen.
Condiciones de aparición de la democracia liberal. Aunque la relación Estas condiciones se dan de forma particularmente favorable en el
entre democracia liberal y otros parámetros relativos a las estructuras Reino Unido y en los países surgidos de la tradición británica (Esta-
sociales no sea fácil de establecer, es necesario reconocer que todas dos Unidos o dominios). En Francia, en cambio, la noción de con-
las sociedades que adoptaron este tipo de régimen tienen en común senso resulta extraña a las tradiciones políticas. De todos modos, a pe-
cuatro caracteres: son estados económicamente evolucionados que se sar de las despiadadas luchas del siglo xix, a principios del siglo Xx la
beneficiaron, inmediatamente después de los Grandes Descubrimien- mayoría de la sociedad adopta los principios de la Revolución fran-
tos, de los efectos estimulantes de la conquista del Nuevo Mundo y de cesa y la mayor parte de la población está a favor del régimen repu-
u
las intensas corrientes comerciales resultantes; todos participaron en blicano. El doble fracaso de las ofensivas del nacionalismo integral y
la revolución industrial y conocieron en el siglo xix, como conse- del sindicalismo revolucionario contra el régimen es, en este sentido,
Al
cuencia de ésta, un importante crecimiento económico; finalmente, a esclarecedor.
principios del siglo xx todos disfrutan de grandes riquezas, de un pro-
greso técnico considerable y dominan la economía y el comercio
El modelo británico
mundial.
La revolución industrial y la riqueza económica dieron nacimien-
to en esos Estados a las burguesías, enriquecidas por el comercio, los LA CUNA DE LAS IDEAS LIBERALES
negocios, la industria y la banca. Poseedoras de grandes capitales,
muy pronto desearon desempeñar un papel político desbancando del Una larga tradición de limitación del poder real. No es por casualidad
poder a la aristocracia (como en Francia), o fusionándose con ella que Gran Bretaña fuera la primera, con Hobbes y Locke, en sacar
(como en el Reino Unido). Desarrollan un modo de vida fundado en consecuencias políticas de los nuevos principios que consideran al in-
el trabajo, el bienestar material, la educación, el culto a la familia y a dividuo como la piedra angular de la sociedad. Existe en Inglaterra
las convenciones sociales. Ahora bien, este modelo burgués es tanto o desde el siglo xm, con la Carta Magna y las Provisiones de Oxford, un
más importante que el crecimiento económico que ha provocado un Parlamento cuya razón de ser es controlar las actas del poder real,
principio de promoción social, de manera que se han multiplicado los particularmente en lo relativo a la recaudación de impuestos. Sin lu-
grupos mandatarios de las clases medias. Los diversos estratos que gar a dudas, como en Francia, la monarquía inglesa intentó estable-
los componen establecen un vínculo entre el pueblo y la burguesía, y cer una autoridad absoluta, pero, en el transcurso del siglo xvii, dos
los anima un ideal de vida burguesa que sus ingresos no les permite revoluciones sucesivas frustraron ese proyecto y condujeron al recha-
alcanzar pero que motiva su comportamiento. zo de la monarquía absoluta y a la adopción de instituciones confor-
Riqueza y voluntad de promoción social explican los progresos de me a las ideas de Locke. La primera revolución de Inglaterra, que tie-
la educación. Por otra parte, es algo que resulta indispensable para es- ne lugar entre 1640 y 1660, desemboca en la caída y posterior ejecu-
tas sociedades evolucionadas y da lugar a rápidos progresos de la al- ción, en 1649, del rey Carlos 1, al final de un largo conflicto que opuso
fabetización. Desde el final del siglo xix, países como el Reino Unido el monarca al Parlamento como representante de la nación. Simplifi-
y Francia aparecen como sociedades con un nivel cultural elevado, cando, la causa del conflicto se halla en la voluntad del Parlamento
donde todos saben leer y donde, gracias al progreso de los transpor- de obligar al rey a aceptar de su pod en lo tocante a:
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20 LOS REGÍMENES POLITICOS DEL SIGLO XX
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LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL
26 LOS REGIMENES POLtTICOS DEL SIGLO XX 27
6-kZ,
LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 31
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fragio universal, ahora han pasado a formar parte activa del juego po- cesario ya para siempre, de una humanidad que ha entrado en la edad
lítico. Y como en Gran Bretaña, los autores de este reformismo son científica. Esta visión de los problemas filosóficos convierte a los re-
los defensores de la corriente radical que pretenden corregir un libe- publicanos en adversarios de la religión. Ésta pertenece a una época
ralismo cuyos principios no cuestionan pero, en cambio, sí denuncian caduca de la historia de las sociedades y no resulta adecuada a hom-
bres imbuidos de espíritu científico. Sin que esta antinomia natural
sus efectos a través del reformismo democrático.
conduzca necesariamente a una lucha militante contra la religión, de-
semboca, sin embargo, en la idea de que el Progreso de las Luces, di-
fundido mediante la educación, tiene que llevar necesariamente a la
El modelo republicano en Francia extinción de las creencias religiosas, que, si se mantienen, es sólo por
Á principiqs del siglo xx se instaura en Francia un sistema elabo- ignorancia. En cuanto a los principios morales que la religión vehi-
rado a lo largo del siglo xix que destaca por la coherencia que une los culaba, nadie pone en duda su necesidad, aunque a los republicanos
diferentes elementos que lo componen. Constituye un verdadero mo- les parece que no requieren fundamento religioso alguno. Para ellos
delo político que comprende a la vez referencias históricas y filosófi- existe una moral universal, procedente de los imperativos categóricos
de Kant, de manera que el neokantismo es una de las raíces filosófi-
cas, un sistema institucional y un programa social. cas fundamentales del modelo republicano.
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34 LOS REGIMENES POLfTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 35
herederos de esta corriente, reagrupados en el seno de la Acción fran- can los grupos intermedios entre mundo obrero y rural, por un lado,
cesa, amparados en la bandera del nacionalismo integral, pueden te- y burguesía por el otro, a los cuales se les da el nombre de «clases me-
ner un cierto seguimiento o brillar en los salones del faubourg Saint- dias». Es difícil definir con precisión, ya que aglutina a patrones y
Germain, pero su audiencia no es lo suficientemente considerable asalariados, trabajadores independientes y miembros de profesiones
como para llegar a ser una amenaza para el régimen. Más peligrosa liberales, funcionarios e ingenieros. Este grupo, heterogéneo por sus
fue la ofensiva lanzada en los años 1906-1910 por un sindicalismo re- actividades, sus ingresos, sus formas de vida, encuentra su unidad en
volucionario que soñaba con abatir la sociedad burguesa para susti- la aspiración de suj miembros a la promoción social y a un status de
tuirla por una sociedad socialista de pequeños productores que se in- burguesía, siendo el Estado el encargado de procurar las condiciones
tercambiarían los productos de su trabajo, pero también terminó fra- necesarias para esta evolución. Por otro lado, la presencia de las cla-
casando. Con toda seguridad, las huelgas promovidas por las minorías ses medias en la sociedad es a la vez la garantía y el testimonio de la
activistas hicieron temblar a los burgueses, pero la huelga general re- existencia de una sociedad fluida en la cual la movilidad social es po-
volucionaria, anunciadora de la «Gran noche», no llegó a producirse sible y donde cada uno puede aspirar a tener, el día de mañana, él
nunca, en gran parte porque las masas obreras parecían creer más en mismo o sus hijos, una situación más favorable que la de hoy. Las cla-
las realizaciones republicanas que en las imprecisas promesas de una ses medias, que suelen dividirse en dos grupos, una clase media in-
dependiente de pequeños patrones del mundo agrícola, del comercio
sociedad ideal.
A principios del siglo xx todas las fuerzas políticas representativas y de la industria, de trabajadores independientes y de miembros de pro-
aceptaban el régimen. Éste tiene como piedras angulares al partido fesiones liberales, y una clase media asalariada, de funcionarios, de
radical-socialista, el mejor defensor de un régimen que poco antes ha- empleados, de dirigentes o de ingenieros, constituían, en vísperas
bía atacado, y sus parientes moderados de la Alianza democrática. de la primera guerra mundial, cerca de la mitad de la población acti-
Pero en las dos alas de este polo republicano también se aliaron los va en Francia. A este grupo numeroso, lleno de empuje y dinamismo,
socialistas y la derecha. A la derecha, la Federación republicana, don- los republicanos ofrecen una política social, punto por punto, confor-
de se codean católicos adscritos al régimen, nacionalistas y conserva- me a sus deseos.
dores. Todos habían sido contrarios a Dreyfus y, por este motivo, eran
considerados por la izquierda como no «republicanos" pero no cues- La política social de los republicanos. En apariencia, la filosofía so-
tionaban ni las instituciones ni el parlamentarismos a pesar de que la cial de los liberales, que entienden que el Estado debe guardarse bien
evolución laica y social del régimen no les convenía demasiado a la de intervenir en el dominio social, es notablemente diferente de la de
mayoría de ellos. A la izquierda, el partido socialista SF10, constitui- los radicales, partidarios de una intervención reguladora. Es más, los
do en 1905 en torno a un programa marxista, revolucionario y anti- radicales franceses definieron su programa social, la solidaridad, en
ministerialista, que adopta en la práctica, bajo la influencia de Jean una obra que hizo publicar Léon Bourgeois a finales del siglo xix, So-
Jaurs, una práctica reformista y acepta la república como base de lidarnosc, donde se expresa la voluntad de encontrar u ' n término me-
una evolución que, a sus ojos, deberá llegar mucho más lejos en el dio entre e11ibera1ismcqueoprimeaiosdébilesyeiscialis1e '
p^_qte^ide_^;' ir la ¡edad privada y la iniciativa individual.En-
sentido del progreso social.
Nadie pone en tela de juicio a las instituciones republicanas. Si la cuentra el fundamento teórico de su política en el «casi-contrato», que
república consigue integrarse de esta manera en la sociedad francesa une el hombre a la cadena de las generaciones que le han precedido
es porque es portadora de un proyecto social que está en consonan- y a sus contemporáneos, sin los cuales no podría vivir, casi-contrato
cia con las aspiraciones de las categorías sociales en ascenso. que da el derecho al Estado, en nombre de la colectividad, de exigir
de él el cumplimiento del deber social que permitirá ayudar a los más
débiles y a los más desfavorecidos.
Estos fundamentos teóricos, rara vez invocados de forma explícita,
UN PROGRAMA SOCIAL QUE RESPONDE A LAS ASPIRACIONES
DE LAS CLASES MEDIAS
constituyen la base de la política social de los republicanos. asta se
apoya en tres pilares destinados a llevar a cabo la solidaridad social.
El papel de las clases medias en la Francia de principios del siglo xx. El primero es el fisco, con el recurso al impuesto sobre la renta, que
La sociedad francesa de principios del siglo xx ve cómo se multipli- los republicanos no conseguirán que se vote hasta la víspera de la pri-
36 LOS REGIMENES POLITICOS DEL SIGLO XX
-de -de-d.ttcir-
mera guerra mundial, tras veinte años de lucha. $e InaJA
los ingresos más cuantiosos, y progresivamente según SU import1Ca des-
los medios que permitirán al Estado corregir,
favorecidos en forma de obras sociales las vicisitudes de la existencia
El segundo sistema prconizado por los republicanos es la difusión de
la educación, cuyo objetivo es doble: culturizar para favorecer el pro-
greso científico y dar la posibilidad a los más dotados o a los que más
lo merezcan, a través de becas y oposiciones, de iniciar una ascensión
social, a despecho de las desigualdades económicas. El objetivo no es CAPÍTULO 2
democratizar la sociedad, sino favorecer una cite del mérito. En ter-
cer lugar, el ideal final es el de llegar a la abolición del asalariado ha- LOS REGÍMENES AUTORITARIOS EN EL MUNDO
ciendo nacer en Francia una democracia de pequeños propietariOS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
dueños de su instrumento de trabajo, por el acceso generalizado a la
paquete de
propiedad. Para conseguirlo, se pone en funcionamiento Ufl
medidas, desde préstamos a largo plazo e interés bajo, para los que Fuera del área geográfica de la Europa occidental, de América del
quieren comprar tierras, hasta una política diferencial de estableci- Norte y de los dominios británicos, los regímenes autoritarios triunfan
miento de la patente, que favorece a las pequeñas empresas en detri- en el resto del mundo. Pero esto no significa que este mundo autorita-
mento de las más grandes, pasando por el apoyo a empresas coopera- rio sea homogéneo: existe una estrecha correlación entre el grado de de-
tivas. Los resultados fueron, sin duda, limitados, y quizás el ideal de sarrollo económico y social o la voluntad de desarrollo y la forma que
pequeña propiedad parezca hoy en día anticuado y poco interesante reviste el régimen político. Por añadidura, la atracción por el modelo de
económicamente. Pero no cabe duda de que esta política respondía, a democracia liberal existe incluso en los países autoritarios y constituye,
a pesar del peso específico de las tradiciones, un indiscutible factor de
principios del siglo xx, al ideal mayoritario
la
de los franceses.
democracia liberal ha quedado só-
evolución.
En estos inicios del siglo xx
lidamente implantada en los países evolucionados de las costas euro-
peas y americanas del Atlántico. Es propia de países de economía de-
La tradición autoritaria en el mundo
sarrollada, con sociedades dominadas por burguesías poderosas y cla- de finales del siglo xix
ses medias en auge, y se fundamenta en una tradición histórica que
da prioridad a los derechos del individuo, a la noción de contrato so-
Los regímenes autoritarios constituyen desde myngup la nor-
cial, a la igualdad ante la ley y al principio de soberanía nacional. So-
ma en el mundo de finales del siglo xix y están presentes en el mun-
bre estas bases, el liberalismo se vio temperado por la democracia,
pero la síntesis entre estas dos nociones dio lugar a un régimen ori- do colonial, sometidos a la ley exclusiva de las metrópolis donde las
poblaciones, bastante arcaicas fuera de una reducida elite, no tienen
ginal. En la práctica, las modalidades de éste son diversas, cierta-
voz ni voto en lo que se refiere a la manera de ser gobernadas. Pero
mente. En Gran Bretaña o en Francia, con importantes variantes, pre-
valece el régimen parlamentarios mientras que en los Estados Unidos la mayoría de países, teóricamente independientes, tienen sistemas de
se da preferencia a la separación absoluta de los poderes, con un ré- gobierno no menos autoritarios, ya sean Estados con una apariencia
gimen presidencial estrechamente limitado en el tiempo y en sus pre- formal de democracia liberal, como los de la Europa mediterránea y
balcánica, ya sean los de América latina o los de los viejos imperios,
rrogativas. Pero, sea cual sea la forma de realización que revista, el
que aparecen como semicolonias de países desarrollados a la manera
régimen de la democracia liberal aparece como un régimen de pro-
de China o del Imperio otomano. Por último, los regímenes autorita-
greso, el que adoptarán un día las naciones, cuando alcancen el gra-
rios también están presentes en países que han sabido conservar su
do de modernización suficiente. No obstante, lo atractivo de la de-
independencia, países evolucionados o en vías de desarrollo económi-
mocracia liberal reside, también, en su singularidad. Se limita a una
co, a la manera del Japón en Asia o de los grandes imperios de Euro-
zona geográfica limitada. En todo el resto dominan los regímenes
pa central u oriental como Rusia, Austria-Hungría o Alemania. ¿Cómo
autoritarios.
38 LOS REGIMENES POLITICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 39
explicar esta predominancia de los regímenes autoritarios? Atribuirlo y centralizada, formada por daimios, que están obligados a residir en
a un arcaísmo económico y social sólo es válido, en parte, para el úl- Yedo la mitad de su tiempo y dejar allí a sus hijos en calidad de re-
timo caso examinado y que ahora estudiaremos de forma más deta- henes. Por otro lado, el bakufu controla las bodas, las decisiones de
¡lada por ser el más interesante. En cambio, destacrmOS. el hecho d. los herederos, etc. Por último, el bakufu supervisa estrechamente los
a- intercambios económicos, con un control especial sobre las ciudades,
que las construcciones
las minas, la acuñación de la moneda y las rutas.
Finalmente, en todos los países referidos, hay que tener en cuenta la
Una sociedad arcaica. Este sistema autoritario y centralizado se sus-
existencia de una tradición autoÑaria multiseç!4Lar que impregna
profundamente la cultura política y constituye un terreno abonado es- tenta en unas estructuras sociales arcaicas. Se basa en una concepción
pecialmente fértil para la implantación de regímenes fuertes. según la cual la sociedad se organiza en cuatro órdenes funcionales:
los bushi (guerreros), los campesinos, los artesanos y los mercaderes.
La sociedad está dominada por los bushi (representan un 7 % de la po-
EL ARCAISMO JAPONÉS A MEDIADOS DEL SIGLO XIX
blación), que poseen el derecho de llevar dos sables y de tener un pa-
tronímico. Pero entre ellos existe una jerarquía considerable que de-
Un Japón autoritario cerrado a los extranjeros. A mediados del si- pende esencialmente de una mayor o menor proximidad con el sogún.
glo xix Japón vive el final de la época Yedo, establecida a principios Una jerarquía del mismo estilo existe entre los campesinos, de modo
del siglo xviii, a la salida de un largo período de guerras feudales, con que las comunidades rurales disfrutan de una relativa autonomía.
la victoria de la familia de los Tokugawa, cuyo principal feudo se si- De todas formas, este sistema político y social concebido para ga-
túa en Yedo (el actual Tokio). Es un Japón cerrado a los extranjeros, rantizar el inmovilismo de Japón, se encuentra en conjunto en plena
esencialmente para extirpar el cristianismo, que registraba un rápido decadencia a partir del siglo xvm.
progreso en el siglo xviii. Los japoneses no pueden entonces ni viajar
ni residir en ultramar. En cuanto a las relaciones comerciales, transi- Un sistema en plena decadencia. A pesar de los esfuerzos de los To-
tan a través de un islote en Nagasaki, abierto solamente para los ho- kugawa para estancar la evolución del Japón, ésta prosigue su cami-
landeses, que había permitido al gobierno establecer un monopolio no y va minando las estructuras en que se apoya el régimen. Así, la
necesidad en que se encuentran los daimios de financiar sus gastos a
del comercio exterior.
Este Japón, cerrado a los extranjeros, está regido por un gobierno Yedo les obliga a vender arroz, dando origen de esta forma a una eco-
burocrático y autoritario. En teoría, el poder pertenece a un empera- nomía comercial y a la generalización del uso de la moneda. El re-
sultado es el crecimiento de una clase de grandes mercaderes y el de-
dor, el tenno, cuya supremacía es por todos reconocida. En realidad, sarrollo de ciudades gigantes como Kyoto, Osaka o Yedo. Esta evolu-
se trata de una ficción: confinado en la ciudad santa de Kyoto, el ten-
no es venerado, pero no gobierna. Japón, en la práctica posee un sis- ción pone en entredicho las estructuras del Japón tradicional,
tema feudal ejercido por los grandes vasallos, los daimios, propieta- fundado en el mundo rural, la predominancia de los bushi y el im-
rios de grandes dominios y de ejércitos privados, formados por sa- puesto en especies.
Ahora bien, el mundo rural sufre una crisis a partir del siglo xviii,
murai. En la cúspide del edificio, dayido cohesión al conjunto, se halla que se manifiesta por el estancamiento del crecimiento demográfico,
el sogún, verdadero dueño y señor del Palacio, que pertenece a la fa-
el cese de la roturación de las tierras, la caída de la producción y, ante
milia de 161kjá LÓS sogún han organizado el poder basándo-
se en unos reglamentos extremadamente precisos, llevando a cabo un el hambre que amenaza, la multiplicación de las revueltas de campe-
esfuerzo de educación de la dite, que idealizaeOrdflY la disciplina sinos.
y los deberes de los guerreros hacia la sóTkdad. Para canalizar la tur- Así, a pesar de la voluntad aislacionista, nuevas ideas procedentes
bulencia de los grandes se exalta la esgrima, alternativa del combate, del mundo desarrollado penetran en el país. Puede constatarse en los
que reviste el aspecto de una verdadera estética. A través de este sis- bushi cultivados una gran curiosidad por las ciencias europeas y las
tema se trata de mantener la autoridad del sogún sobre los daimios y técnicas occidentales que los mercaderes holandeses dan a conocer en
la de éstos sobre sus vasallos. Tal es también la función del bakufu el archipiélago. De hecho, el arcaísmo japonés establecido por el sis-
(gobierno Sogunal), que se apoya en una administración burocrática tema de Yedo parece condenado a desaparecer a partir del siglo xix.
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 41
40 LOS REGIMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX
III
1
LOS REGíMENES POLíTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 43
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pa, aquel donde el autoritarismo se halla sólidamente arraigado en es- beneficio del nuevo emperador, Francisco José. Esta dei-rota del mo-
tructuras sociales anticuadas, en la inmadurez de la población y en el vimiento revolucionario tendrá como consecuencia el nacimiento de
riesgo que comporta para la estabilidad del Imperio ruso la existen- un neoabsolutismo que no es una restauración pura y simple del es-
tado de cosas anterior, sino una reconstrucción política destinada a
cia de poblaciones alógenas. fortalecer la autoridad del poder sobre bases más firmes. Es así como
se otorga una Constitución (concesión al espíritu de la época, pero se
revelará puramente formal, sin que se llegue a convocar nunca la
EL NEOABSOLUTISMO AUSTRIACO
Asamblea prevista), se instituye una centralización a la francesa, que
1848 el im- limita las libertades de los diferentes pueblos, y, sobre todo, se ins-
Una tradición autoritaria en un imperio arcaico. Hasta
perio de Austria presenta las mismas característica s que el Imperio taura un sistema de control de la población dirigido por el ministro
ruso. Como éste, es un imperio multinacional. En torno a los alema- del Interior, Bach. El «sistema Bach» cuenta con el ejército, los fun-
nes que pueblan la parte occidental del valle del Danubio y los hún- cionarios, la policía y la Iglesia, con la que se firma un Concordato en
garos que ocupan el corazón de su parte oriental, se encuentran una 1855 (los contemporáneos bromean diciendo que los soportes del ré-
serie de pueblos alógenos, sobre todo eslavos: eslavos del Norte (che- gimen son «los soldados de pie, los funcionados sentados, los curas
cos, moravos, eslovacos), rumanos de Transilvania, eslavos del Sur de rodillas y los chivatos arrastrándose»).
(croatas, eslovacos, serbios), italianos del reino lombardOVefleCiafl0. Pero el imperio de Austria no se salva con esta mutación del ab-
Las estructuras de la población son igualmente arcaicas. Se halla solutismo. Sus sucesivas derrotas ante Francia, en Italia (1859-1860),
constituida en su mayor parte por campesinos liberados durante el y más tarde frente a Prusia, en Alemania (1866), conducen al empe-
período revolucionario e imperial, pero en el Este conservan un sta- rador a hacer concesiones a sus oponentes. Para acabar con la agita-
ción de las nacionalidades, acepta firmar con los húngaros el com-
tus próximo a la servidumbre. No obstante, en la parte occidental del promiso de 1867, que origina un nuevo régimen «dualista». A partir
Imperio, algunas regiones aisladas se ven afectadas por la revolución
industrial, en Bohemia-Moravia, en el valle del Danubio, en torno a de entonces, el imperio de Austria queda dividido en dos fracciones
Viena. En fin, políticamente, Austria es un Estado autoritario, go- separadas geográficamente por el curso del Leitha: al Oeste, Cislei-
-bernado por un soberano todopoderoso, servido por esada ma- thania, dominada por los alemanes de Austria; al Este, Transleithania,
quinaria burocrática y ma policía que cuenta con espíapitodas sometida a los magiares de Hungría. Ahora bien, la evolución políti-
par t Este áiiüiitarismo está reforzado por el papel de la Iglesia ca- ca de cada una de las fracciones de la monarquía seguirá un proceso
tólica, a pesar de que exista en la administración austriaca una tra- muy distinto.
dición josefinista (remontándose al emperador José II) que defiende
una liberación del Estado de toda presión de la Iglesia. Este sistema
aparece tanto más intangible como el príncipe de Metternich-Winfle EL IMPERIO ALEMÁN: DESARROLLO ECONÓMICO Y TRADICIÓN AUTORITARIA
burg, canciller hasta 1848, convierte su mantenimiento en la piedra
Un Estado económica y socialmente moderno. El caso de Alemania
angular de su política. no tiene nada que ver con el de Rusia. La Alemania de finales del si-
El desmantelamiento del absolutismo austriaco y el nacimiento del glo xix es uno de los Estados más destacados de la revolución indus-
trial. Durante los años 1880-1890 en particular, registró un notable de-
neoabsolutismo. El sistema así instaurado sufre un doble choque sarrollo económico sustentado en la expansión del textil, del carbón,
que llevará a su replanteamiento. de la siderurgia y de la química. Se formaron grandes zonas indus-
El primero es la revolución de 1848, que lleva a la caída de Met-
ternich y del sistema político que él representaba. Durante este epi- triales en torno a Berlín, en Sajonia, Silesia y Renania. Esta industria,
sodio revolucionario, los pueblos sometidos se rebelan y se declaran muy concentrada, estrechamente ligada al aparato bancario que la fi-
revoluciones nacionales en Bohemia, Hungría e Italia. El ejército aus- nancia, y en constante progreso debido a la existencia de laboratorios
acaba con de investigación asociados con la producción, es una de las más mo-
triaco emprende la reconquista a partir del otoño de 1848;
el movimiento liberal de Viena y posteriormente con los movimientos dernas del mundo y su productividad le permite competir con la in-
nacionales y restablece la autoridad absoluta del poder imperial en dustria británica en los mercados internacionales. En vísperas de la
LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 45
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primera guerra mundial, Alemania se ha convertido en la segunda po- ta Con 24 millones. Políticamente, el emperador, jefe del nuevo Esta-
tencia industrial de Europa, siguiendo de cerca al Reino Unido. do, es siempre el rey de Prusia. Finalmente, en las instituciones fede-
Aunque muy diferente, la sociedad alemana es también una socie- rales, Prusia domina de forma aplastante. En el Bundesrat los dele-
dad evolucionada. En las zonas rurales del Este, Brandeburgo, Pome- gados prusianos son 17 de los 58 existentes, mientras que 14 votos son
rania, Prusia, existe todavía una sociedad rural dominada por los gran- suficientes para bloquear una decisión. En el Reichstag, Prusia envía
256 de 328. Ahora bien, desde el siglo XVII, Prusia es un Estado auto-
des terratenientes, los junker, que tienen bajo su dominación a un pue- ritario y militarista (Mirabeau decía a propósito: «No es un Estado
blo de campesinos todavía próximos al status de servidumbre Nos que tenga un ejército, es un ejército que tiene un Estado»). El Land-
hallamos aquí ante una situación similar a la de la parte oriental del
imperio de Austria. De todas formas, hay una diferencia considerable: tag de Prusia no es elegido mediante sufragio universal, sino median-
las grandes propiedades agrícolas de los junker son administradas de te un sistema de clases (por franjas fiscales) establecido en 1848. De
manera científica, con una preocupación por la rentabilidad y una manera que, a pesar de los aspectos modernos que hemos destacado,
orientación comercial dirigida hacia la exportación de los productos de Prusia impone al Imperio alemán sus rasgos específicos: dominación
la tierra. En las zonas industriales, y muy especialmente en el Oeste de la casta aristocrática militar, insignificancia de la democracia, es-
(Renania, Westfalia), la sociedad, en cambio, está estructurada en tor- trecha limitación de los poderes de la Asamblea representativa, au-
no a una rica burguesía industrial y comercial, una clase media en ple- sencia de responsabilidad del gobierno ante ella, posibilidad para el
no crecimiento y una clase obrera numerosa, la más avanzada y mo- emperador y el canciller de imponer un presupuesto que la mayoría
derna de Europa. Esto significa que nos hallamos en presencia de una del Reichstag rechazaría...
estructura social que guarda un gran parecido con la de los países de Debe destacarse, pues, la estrecha correlación entre el retraso eco-
democracia liberal. Ahora bien, esta misma dualidad que acabamos de nómico, el arcaísmo social y el autoritarismo político. Evidente en el
constatar en el plano social aparece también en el plano político. caso de Japón a mitad del siglo xIx, o de Rusia, esta correlación debe
matizarse algo más en Austria-Hungría, teniendo en cuenta el peso de
la reivindicación nacional. En cambio, en Alemania se constata una
La dualidad política del Imperio alemán. Se constata, efectivamente, clara distorsión entre el desarrollo económico y social y el carácter
en el Imperio alemán, la coexistencia de un sistema político moderno
y de formas políticas arcaicas. La modernidad reside en el sistema autoritario del régimen. En este caso, las condiciones históricas de
institucional instaurado en el Imperio alemán. Por encima de veinti- realización de la unidad explican el mantenimiento de los rasgos au-
cinco reinos, principados, ciudades libres que conservan su gobierno toritarios del régimen. Pero es también allí donde las contradicciones
(dotado con competencias reales) y su sistema político anterior, se son más vivas, que la reivindicación liberal se hace más fuerte.
crea, en efecto, un gobierno de Imperio, encargado de los asuntos co-
munes (diplomacia, ejército, transportes, comercio), gobierno dirigi-
Veleidades liberales en un régimen autoritario
do por el emperador y el canciller federal. En este gobierno federal,
el pueblo y los Estados están representados por dos cámaras que se
LA ERA MEm Y LA MODERNIZACIÓN DEL JAPÓN
reparten el poder legislativo, el Bundesrat, formado por los represen-
tantes de los Estados y el Reichstag, elegido mediante sufragio uni- La apertura del Japón y los inicios ¿te la era Meiji. En 1854, la llega-
versal por los alemanes y encargado de votar las leyes y el presu-
puesto. Aunque el gobierno federal no sea responsable ante el Parla- da de una flota americana a la bahía de Yedo obliga al gobierno so-
mento, nos hallamos sin ninguna duda en presencia de un sistema gunal a abrir a los occidentales los puertos japoneses y a reducir sus
político parecido al de las democracias liberales. Pero junto a estos tarifas aduaneras, poniendo fin de este modo a un aislamiento de dos
factores de modernidad subsisten numerosos rasgos arcaicos estre- siglos. El acontecimiento pone de manifiesto la debilidad del Japón,
chamente vinculados al hecho de que Alemania aparece como una incapaz de hacer frente a la presión extranjera, y motiva graves tras-
conquista de Prusia. Esta última constituye, territorialmente, la ma- tornos económicos: el comercio exterior cae en manos de los extran-
yor parte de Alemania, ya que comprende 348.000 de los 540.000 km2 jeros, el oro va desapareciendo del archipiélago debido a la especula-
del Reich. La misma observación puede aplicarse a lapoblación: de ción de los occidentales, los artesanos y los mercaderes nipones que-
41 millones de habitantes al principio de la unificación, Prusia cuen- dan arruinados por la competencia extranjera.
1 Z> ^ Iz
LOS REGÍMENES POLÍTICOS DEL SIGLO XX LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 47
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Esta situación permite a los daimios, hostiles a los tokugawa, en- fiscalidad y la inflación, que, hacia 1880, será cedida al capital priva-
frentarse a su preponderancia. Se les hace responsables de la derrota do con unas condiciones favorables. El procedimiento permite de este
ante el extranjero, de la crisis interna del país, el movimiento nacio- modo la aparición de las zaibatsu (asociaciones de mercaderes y fi-
nalista Jo-i les acusa de no haber sabido oponer resistencia a los oc- nancieros). En el marco de esta voluntad de modernización técnica se
cidentales; por todo ello, los tokugawa pagan las consecuencias de la opera una modernización política; no deja de ser ambigua, ya que se
apertura del país. El advenimiento, en 1867, de un nuevo emperador trata, una vez más, de imitar formalmente a Occidente al tiempo que
proporciona la situación esperada: la dimisión del sogún en octubre se mantienen las tradiciones nacionales.
de 1867, frente a la amenaza de una coalición de los daimios y de una
guerra civil. Los tokugawa pierden sus feudos. En enero de 1868, el La modernización política: la Constitución Meiji. A partir de 1867 se
bakufu queda abolido. El 6 de abril de 1868, durante la prestación del afianza la idea de construir el nuevo poder en torno a una Asamblea
juramento imperial, el tenno promete la convocatoria de una asam- representativa, y ello por múltiples razones: la necesidad para el ten-
blea, discusiones públicas, la supresión de las costumbres absurdas no de encontrar aliados entre los bushi, la voluntad de ganarse la con-
del pasado y una modernización de acuerdo con el modelo del ex- fianza del pueblo para obtener los préstamos necesarios para la mo-
tranjero. Es el principio de la era Meiji (de las Luces) que llevará a dernización, el empeño en ofrecer a Occidente pruebas de que el
nuevo régimen comparte sus preocupaciones. Pero es evidente que la
• cabo la modernización del Japón.
Esta evolución se traduce por una revolución desde arriba, en ma- noción misma de Constitución es ajena a las tradiciones japonesas y
nos de una nueva clase dirigente, que incluye a los samurai y a la nue- el primer intento, llevado a cabo en 1868, basado en la separación de
va clase de mercaderes (los mitsui, los sumitomo) que proporciona- poderes y la creación de un Parlamento con dos cámaras se convier-
rán al emperador los capitales necesarios. Su objetivo es convertir el te en un fracaso. Lo mismo ocurrirá con los dos proyectos siguientes.
Japón, con la ayuda de la técnica occidental, en «un país rico, con un Se constata pues que, a pesar de una voluntad muy firme de promo-
ejército fuerte», procediendo a una reforma global de las estructuras ver una modernización política, las condiciones no parecen ser toda-
del país. El método es autoritario: utilización de la coacción, repre- vía las óptimas.
sión despiadada de la oposición de dondequiera que proceda (tanto Las cosas cambian tras la abolición de la feudalidad en 1871. Se
las revueltas populares como las de los samurai son abatidas), e ms- ejercen entonces fuertes presiones sobre el emperador para reclamar
tauración de la censura (una ley de 1875 impide toda libertad de ex- la institución de un régimen representativo al modo occidental. Estas
presiones proceden de notables o del nuevo partido, creado en 1874
presión). por el ministro Itagaki, el partido para la libertad y los derechos del
En cuanto al recurso a Occidente, se limita a un aspecto estricta-
mente utilitario. El nuevo Japón quiere mantenerse fiel a las tradi- pueblo, apoyado por los intelectuales y que se convierte en el intro-
ciones. En 1868 el sintoísmo, sincretismo que mezcla creencias reli- ductor de las ideas occidentales en el Japón. De forma que, en 1881,
giosas, reglas morales y éticas, y concepciones políticas tradicionales, el emperador encarga al conde Ito que redacte una Constitución que
pasa a ser religión de Estado. Impregna el sistema escolar y el Esta- sea un compromiso entre la voluntad popular en favor de un régimen
do se considera, a partir de ese momento, sagrado; el emperador, de representativo y el respeto a la tradición. Después de varios viajes a
esencia divina, y el Japón, tierra de los dioses. Pero de forma parale- Occidente, y tras una larga reflexión, Ito se inclina por un régimen
la se crean, siguiendo el modelo occidental, siete ministerios y dos inspirado en el de Prusia, al tiempo que muestra un interés por la Cá-
asambleas elegidas (de manera muy restringida y con poderes redu- mara de los Lores inglesa. El objetivo de los redactores de la Consti-
cidos), aparece una nueva burocracia surgida de la casta militar, se tución es, pues, mantener la oligarquía y la prerrogativa imperial fren-
suprimen los feudos, en 1869, quedando sustituidos por un sistema de te a las asambleas deliberativas. De este modo, los cargos y las digni-
prefecturas y se reorganizan al estilo europeo los grandes servicios, dades de la Corte imperial se mantienen. En 1884 se crea una nueva
como la justicia, el ejército, la enseñanza (códigos, enseñanza prima- nobleza con cinco categorías, cuyos miembros ocuparán los escaños
ria obligatoria en 1872, reclutamiento militar, establecido en 1883). Y, de la futura Cámara de los Pares, y, en 1888, un Consejo privado des-
sobre todo, bajo el impulso del Estado, nace una industria moderna tinado a asesorar al emperador. Finalmente, la Constitución, promul-
(fábricas de armas y municiones, astilleros, explotacion es mineras, gada el 11 de febrero de 1889, es presentada como una gracia del so-
trazado ferroviario y fábricas textiles), financiada por el préstamo, la berano a su pueblo. El emperador está definido en ella como inviola-
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zar, desde ese momento, revocar las concesiones acordadas y resta- estas zonas de una burguesía urbana, de clases medias, de intelectua-
blecer la autocracia. Las dos primeras Dumas, elegidas en 1906 y que les. Es precisamente para satisfacer a estos grupos, en los cuales pre-
reclamaban reformas, son disueltas una tras otra. El ministro Stolipi- tende apoyarse el régimen imperial, que el emperador concede, en
ne se esforzará entonces en proporcionar al régimen los medios para 1867, a Cisleithania, una constitución liberal que proclama los dere-
mantenerse. Una reforma electoral en 1907 favorece la elección de chos políticos y sociales fundamentales: igualdad ante la ley, libertad
una Duma dominada por los grandes terratenientes, la «Duma de los de conciencia, derecho de propiedad, e instituye un Parlamento con
señores», de la cual la autocracia no tiene nada que temer. En el pla- dos cámaras, una Cámara de Señores designada por el emperador y
no social, Stolipine trata de promover una burguesía rural capaz de una Cámara de los Diputados, elegida mediante sufragio censatario.
servir de soporte social al régimen, y favorece la disolución de las co- Entre 1867 y 1914, dos fuerzas contribuirán a la evolución del ré-
gimen en un sentido democrático. Por un lado, la burguesía liberal
munas rurales, los mir, cuyas prácticas colectivas entorpecen la ini- que empuja la creación de un régimen que reproduzca el de Europa
ciativa individual. Contra este retorno a la autocracia, disimulada tras
la fachada liberal de una Duma elegida, se levantan múltiples oposi- occidental; por otro lado, el mundo obrero, poderoso en Bohemia y
ciones. Aunque muy minoritarias, encuentran en la Duma una tribu- en Viena. Bajo esta doble presión, el gobierno adopta una serie de me-
na para expresarse. La oposición liberal, formada por miembros de la didas encaminadas a la secularización del Estado (abrogación del
burguesía y de las clases medias urbanas, de intelectuales y de terra- Concordato de 1855 y secularización del estado civil y de la enseñan-
tenientes, se encuentra dividida: por un lado, los «octubristas » desean za), la puesta en práctica de leyes sociales mediante la instauración
una aplicación sincera del Manifiesto de octubre; por el otro, los cons- de un seguro de enfermedad, un seguro contra los accidentes de tra-
bajo, la limitación de la jornada laboral y, finalmente, la ampliación
titucional-demócra tas (los KD), dirigidos por un profesor de Univer- del derecho al sufragio gracias a la extensión del censo, que culmina
sidad, el historiador MilioukoV, exigen la institución en Rusia de un
régimen parlamentario al estilo occidental. Si bien esta oposición li- en 1906 con la implantación del sufragio universal.
beral parece atenerse a la historia, al aspirar que Rusia pase a ser una Cisleithania aparece así como un Estado en vías de rápida moder-
Í. democracia liberal, se encuentra en competencia con una oposición nización según el modelo de Europa occidental. Sin embargo, esta evo-
lución no acaba con los focos de fragilidad política. El emperador no
revolucionaria . Ésta engloba dos grandes tendencias: la de los socia consiente, a pesar de las presiones de la burguesía liberal, en instau-
listas-revolucion arios , con un programa que, recogiendo las aspira- rar el régimen parlamentario, de modo que el gobierno sigue siendo
ciones del mundo rural, insiste sobre la repartición de los grandes do-
minios, y cuyo método, heredado del nihilismo, es la acción directa responsable sólo ante él mismo. Finalmente, el vigor de las reivindica-
(atentados y terrorismo); y la tendencia de los socialdemócratas, que ciones nacionales amenaza la cohesión del conjunto, ya se trate de los
reivindican ideas marxistas y que se apoyan en la clase obrera, checos que quieren reemplazar el dualismo por un trialismo, o de los
que consideran la base de la revolución futura y el grupo motor de la eslavos del Sur, que se sienten atraídos por la Serbia independiente.
sociedad socialista. Pero en vísperas de la primera guerra mundial, es-
tas diversas oposiciones parecen tener pocas probabilidades de éxito, El parlamentarismo aristocrático de Transleithania. En la parte orien-
ya que el régimen permanece sólidamente anclado en sus prácticas tal del Imperio dominan las actividades agrarias. Las estructuras so-
ciales están marcadas por la preponderancia de la aristocracia magiar,
autocráticas. que reina sobre un mundo de campesinos analfabetos, para quienes
la abolición de la servidumbre es más formal que real. De hecho, al
igual que en Cisleithania, la agitación nacional, duramente reprimida
AUST1UA-HUNGRIA prnrE A LAS ASPIRACIONES LIBERALES por el gobierno, constituye una innegable fuente de debilidad. Los ni-
La creación de la doble monarquía da lugar a situaciones muy di- manos de Transilvania, los croatas, los eslovenos y los eslovacos de-
sean obtener una libertad que les permita unirse a sus compatriotas
versas en Cisleithania y Transleithania. fuera de las fronteras del Imperio.
Una democratización sin parlamentarismo en Cisleithani(L La parte A partir de 1867, ftansleithania se dota de un régimen parlamen-
occidental de la antigua Austria-Hungría vivió la revolución industrial tario, por lo que el gobierno pasa a ser responsable ante las dos cá-
maras, la Cámara de los Magnates, en manos de la alta aristocracia
en Bohemia y en el valle del Danubio. El resultado es la presencia en
LA EDAD DE ORO DE LA DEMOCRACIA LIBERAL 53
LOS REGIMENES POLtTLCOS DEL SIGLO XX
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redero de los soberanos del Sacro Imperio romano germánico, que se
terrateniente, y la Cámara de los Diputados elegida mediante sufra- deleita con los aspectos medievales de su poder. Pero, fundamental-
gio censatario. Este sistema no tiene nada de democrático. La aristo- mente, es un monarca autoritario, nada dispuesto a consentir a los li-
cracia domina el Parlamento y se opone a toda ampliación del censo berales el menor compromiso.
que suponga un aumento del cuerpo electoral. Hasta 1913 no tiene lu- Tanto es así que, hacia 1900, se perfila un violento contraste entre
gar una ligera evolución. De igual manera, se opone a toda liberali- las aspiraciones liberales de una gran parte de la opinión pública, re-
zación en lo que a nacionalidades se refiere. A pesar de su soberano forzadas por el desarrollo económico del país, y las opiniones conser-
común, Francisco José, Cisleithania y Transleithania experimentan vadoras del emperador y del gobierno. Se forma entonces un cártel
unas evoluciones muy distintas y el motivo reside, sin duda alguna, anticonservador, la Hansabund, que encuentra apoyo en la pequeña y
en las diferencias de estructura. La primera, urbana e industrializada, mediana burguesía de los artesanos, comerciantes y funcionarios, y
es más parecida a la de Alemania, mientras que la segunda, más agra- organiza manifestaciones para reclamar el régimen parlamentario.
ria, no se aleja demasiado del modelo ruso. Ahora bien, en las elecciones del Reichstag de 1912, la oposición,
constituida por socialdemócratas, nacional-liberales y progresistas,
pasa a ser mayoritaria, ocupando 197 escaños frente a los 163 de la
ALEMANIA, ENTRE LA DEMOCRACIA LIBERAL Y EL AUTORITARISMO coalición conservadora. Con cerca de un tercio de los diputados, los
socialistas llegan incluso a ser el primer partido del Reichstag. Fren-
1878, y con el
Las fuerzas liberales en la Alemania imperial. Desde te a esta situación, el canciller federal Bethmann-Hollweg se declara
abandono del libre cambio, el gobierno alemán, con Bismarck al fren- dispuesto a llevar a cabo reformas, pero topa con el decidido rechazo
artido de los grandes hidal-
te, se apoya en el partido conservador, p del emperador y del Landtag de Prusia. Al no tratarse de un régimen
gos del Este, campeón del proteccionismo exigido por los junker, pro- parlamentario, el gobierno puede intentar ganar tiempo. Pero esto no
ductores de cereales, a fin de proteger la competencia del trigo ruso, impide que se perfile en el horizonte una crisis de régimen y que Ale-
se muestra favorable a la preponderancia de Prusia en el Imperios fiel mania aparezca ya como un Estado que se encamina hacia la demo-
a la dinastía y profundamente respetuoso de la religión protestante. cracia liberal. El desencadenamiento de la primera guerra mundial
Este partido en el poder encaja perfectamente con el mantenimiento hará que su evolución política dé un giro.
del autoritarismo. En contrapartida, las demás fuerzas políticas se Aparece pues de forma muy clara que, en vísperas del primer con-
muestran mucho más partidarias de la democracia liberal. Tal es el flicto mundial, el régimen de la democracia liberal parece la evolución
0. caso del partido nacional-liberal, representante de la gran burguesía normal de un proceso evolutivo que permite a un país acceder a un
industrial y comerciante, defensor del libre cambio y del liberalismo nivel elevado de desarrollo económico y de progreso social y cultural.
político; del partido del progreso, heredero del antiguo partido liberal Por esta razón, incluso en los países autoritarios que dominan el mun-
prusiano cuyas bases se sitúan en Renania y cuyos afiliados, proce- do de la época, la aspiración a la democracia liberal constituye una
dentes de la mediana burguesía y de los intelectuales, desean un ré- gran esperanza y el principal resorte de la acción política. Pero sus
gimen parlamentario> del Zentrum, partido confesional, católico, con posibilidades de éxito son evidentemente más fuertes allí donde las es-
una composición social y unas concepciones políticas heterogéneas, tructuras económicas, sociales y culturales son más avanzadas, como
pero con un ala liberal que reivindica una evolución parlamentaria. en Alemania o en Cisleithania. Ahora bien, como consecuencia de la
Por último, hay que incluir también a la socialdemocracia, teórica- guerra de 1914-1918, se replantea en el plano político, la situación de
mente marxista y revolucionaria, pero con una gran mayoría que se modelo único de que había disfrutado hasta entonces la democracia
inclina por el reformismo y defiende la democracia liberal. Ante esta liberal, provocando en ella una fuerte crisis.
fuerte reivindicación, ¿cómo reacciona el gobierno imperial?
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