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1
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 4
OBJETIVOS 5
METODOLOGÍA 6
I. Participantes 11
II. Mediciones 12
III. Procedimientos 16
IV. Análisis de Datos 17
V. Aspectos éticos y Consentimiento Informado 18
RESULTADOS 19
I. Introducción 32
II. Resultados por Categorías y Sub-categorías 32
III. Síntesis y discusión de resultados 41
2
C. MODELO DE INTEGRACIÓN SOCIAL AJUSTADO 47
I. Introducción 47
II. Modelo de Integración Social 48
I. Introducción 54
II. Descriptivos 54
RECOMENDACIONES 101
REFERENCIAS 103
3
INTRODUCCIÓN
Con este propósito, la Universidad Diego Portales (UDP) buscó generar un material
teórico-conceptual referido a la temática – manuales didácticos de aplicación y del
instrumento mismo de evaluación – con el fin de ser aplicado y entregado a los centros de
tratamiento del convenio CONACE-MINSAL (actualmente SENDA-MINSAL),
inicialmente de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y Metropolitana.
Este proyecto constó de tres fases de ejecución: una primera, de revisión y análisis
teórico-bibliográfico; una segunda, basada en consultas a expertos integrantes de los
equipos de tratamiento de los centros de las regiones de Antofagasta, Bío Bío y
Metropolitana; y una tercera, consistente en el diseño y elaboración de un protocolo de
evaluación, del pilotaje del instrumento y su posterior aplicación y evaluación en las
regiones mencionadas.
• Metodología utilizada
4
OBJETIVOS
Objetivo General:
Objetivos Específicos:
5
METODOLOGÍA
El desarrollo de este proyecto contempló una metodología mixta que permite responder a
los objetivos planteados en tres fases sucesivas de ejecución del proyecto. A continuación
se describen cada una de ellas:
6
(3.327.130), se acotó la indagación utilizando como criterio de búsqueda la utilización
del término clave, más droga o adicción, al menos en resúmenes y/o frase exacta,
entre los años 2000-2011, con lo cual se llegó a 12.394 artículos (ver Anexo 1).
En síntesis, del total de artículos encontrados (10 mil) se redujo la búsqueda a 85.
Éstos relacionaban los conceptos claves específicamente con la temática de consumo
de drogas y tratamiento/integración, y con la evaluación mediante escalas, test o
instrumentos de medición de los constructos. Se revisaron los resúmenes de los
artículos, los cuales se organizaron en una base de datos bibliográfica (ver Anexo 3).
7
del material, a fin de identificar los documentos de utilidad. La selección de estos
artículos se realizó a partir de criterios de relevancia: Criterio Conceptual,
Pertinencia Temática y Diseño Metodológico (Ver Anexo 4).
El objetivo de esta segunda etapa fue contrastar el modelo y los perfiles preliminares de
integración social con la opinión de expertos nacionales, incluyendo así el criterio de los
equipos y la variable territorial.
8
De esta forma, se realizaron grupos focales en tres zonas del país: norte (Antofagasta),
centro (Santiago) y sur (Concepción). Esta distribución zonal permitió considerar
distintas realidades, capturar las posibles diferencias a nivel nacional y dotar de
viabilidad la posterior implementación en regiones.
Para esta fase se optó por una metodología cualitativa puesto que su principal
característica es que “intenta identificar la naturaleza profunda de las realidades, su
sistema de relaciones y su dinámica” (5, p.1). Específicamente, se utilizó la técnica de
grupo focal, la cual tiene predominantemente una finalidad práctica (recopilar la mayor
cantidad de información posible sobre un tema definido (6), que en este caso fue sobre el
Modelo y Perfiles de Integración Social). La construcción de estos grupos se caracterizó
por estar constituidos por personas con ciertas características en común (homogeneidad)
que otorgaron datos o información de naturaleza cualitativa mediante su participación en
una discusión focalizada (7).
Los participantes de los grupos focales recibieron con anticipación el material con el
objeto de dar espacio a una evaluación reflexiva de la propuesta recibida para su
posterior discusión. En síntesis, para la ejecución de los cinco grupos focales (ver Anexo
9) se realizó una pauta de grupo focal (ver Anexo 10) conformada por preguntas guías,
estructuradas y abiertas, haciendo uso de cuatro fases (ver Anexo 11). Cabe destacar el
resguardo de aspectos éticos en esta actividad, todos los participantes firmaron una Carta
de Consentimiento Informado (ver Anexo 12).
9
entrevista de los grupos; y categorizar las respuestas de todos los grupos focales en:
Prácticas en Integración Social, Modelo y Perfiles de Integración Social, de modo de
construir distintas sub categorías que ilustren los elementos que emergieron en los
grupos focales (ver Anexo 14).
Diseño
El contacto inicial con los centros de tratamiento donde se realizó la aplicación piloto
estuvo a cargo de SENDA Regional y, posteriormente, el equipo de la Universidad Diego
Portales estableció una vinculación directa. Seleccionados por Senda Regional, participó
un centro residencial y uno ambulatorio (para su elección se consideró que contaran con
una población lo más heterogénea posible y que tuviesen una favorable disposición a
colaborar).
Para la selección de la muestra, se les hizo llegar a los encargados de cada centro una
Pauta de Selección de Participantes, en la cual se les solicitó que – utilizando el criterio
clínico – determinaran a grosso modo el perfil de integración social de el/la usuario(a).
Posteriormente recibieron el Apartado I del Protocolo de Integración Social que fue
llenado por los encargados de los centros de tratamiento.
10
El día del pilotaje, se aplicó el Apartado II del Protocolo de Integración Social a cada uno
de los diez participantes, el cual fue auto-aplicado previa lectura y firma de una Carta de
Consentimiento Informado (ver Anexo 16). Con posterioridad al pilotaje, se efectuaron
ajustes al instrumento con el objeto de ser aplicado en tres regiones del país.
A continuación se describe cada uno de los pasos metodológicos necesarios para estudios
correlacionales.
I. Participantes
11
Tabla 2: Tipo de Plan de Tratamiento
Frecuencia Porcentaje válido % Acumulado
PG-PAB (Plan Ambulatorio Básico de 32 20,8 20,8
Población General)
PG-PAI (Plan Ambulatorio Intensivo de 59 38,3 59,1
Población General)
PG-PR (Plan Residencial de Población 25 16,2 75,3
General)
M-PAI (Plan Ambulatorio Intensivo del 10 6,5 81,8
Específico Mujeres)
M-RP (Plan Residencial del Específico 26 16,9 98,7
Mujeres)
Otro 2 1,3 100,0
Total 154 100,0
II. Mediciones
12
Para la elaboración de la propuesta del Apartado II, se emplearon un conjunto de escalas,
tendientes a evaluar los aspectos subjetivos de la integración social, ensamblados en un
instrumento único. Dichas escalas se presentan a continuación:
1) I-E de Levenson (Romero & García, 1983) (12). Este instrumento consta de 24 reactivos
que evalúan locus de control interno y externo. El recorrido de la escala es de 6 puntos
(tipo Likert), donde las opciones van desde “1= completamente en desacuerdo” a “6=
completamente de acuerdo”.
2) Life Orientation Test, version Revisada (LOT-R) (13). Este instrumento presentaba 6
ítems dirigidos a evaluar el optimismo disposicional. Cada reactivo fue medido en una
1
Para la selección y eliminación de ítems, se optó por el criterio de mantener aquellos reactivos que
presenten correlaciones biseriales con la escala global iguales o mayores a.25.
13
escala de 1 (“Nunca”) a 5 (“siempre”) en función de afirmaciones respecto a
disposiciones internas, como por ejemplo “En tiempos difíciles, suelo esperar lo mejor”;
“Si algo malo me tiene que pasar, estoy seguro de que me pasará”; “Siempre soy
optimista en cuanto al futuro”, entre otros. Desafortunadamente, el instrumento no
presentó consistencia mínima aceptable, pese a la eliminación sistemática de reactivos (la
confiabilidad fue siempre menor a.60 en todos los cálculos).
14
consumiendo drogas o medicamentos más de lo acostumbrado”, r=.17). Para
enfrentamiento de distanciamiento (ej: “Busqué un poco de esperanza, intenté mirar las
cosas por su lado bueno”; “Me dije cosas que me ayudaron a sentirme mejor”, entre
otros), con un α=.83. En relación al enfrentamiento de reevaluación positiva (“Seguí
adelante con mi destino [simplemente algunas veces tengo mala suerte]”; “Seguí adelante
como si no hubiera pasado nada”, entre otros), se obtuvo un α=.55. Para el estilo
“enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo” (“Esperé a que ocurriera un milagro”;
“Traté de olvidarme por completo del problema”, entre otros) se obtuvo un α=.57.
Respecto al último estilo de afrontamiento –de negación– (“Me negué a creer lo que
estaba pasando”; “Me critiqué o cuestioné a mí mismo”, entre otros), no presentó
consistencia aceptable, aún eliminando ítems (menor a 0.5). Finalmente, llevando la
escala de manera unidimensional, la confiabilidad total del instrumento fue de α=.77,
eliminando previamente los ítems 1, 2, 3, 16, 17 y 18.
5) Escala de Apoyo Social Percibido (Medical Outcomes Study –MOS–) (16). Este
instrumento alude a la percepción que tienen las personas del apoyo social percibido. Ha
sido aplicado en Chile en poblaciones con problemas de adicción a las drogas que se
encuentran en abstinencia (Garmendia, Alvarado, Montenegro & Pino, 2008). El
instrumento, en su versión adaptada y validada en España y previamente utilizada en
Chile (Revilla, Bailón & Medina, 2002; Merino, 2005) permite investigar el apoyo global y
sus cuatro dimensiones: apoyo emocional (ej: “Alguien con quien pueda contar cuando
necesita hablar”, “Alguien que le aconseje cuando tenga problemas”, entre otros); apoyo
instrumental (ej: ”Alguien que le lleve al médico cuando lo necesita”, “Alguien que le
prepare la comida si no puede hacerlo”, entre otros); interacción social positiva (ej:
“Alguien con quien pasar un buen rato”, “Alguien con quien pueda relajarse”, entre
otros) y Apoyo afectivo (Ej.: “Alguien que le muestre amor y afecto”, “Alguien que le
abrace”, entre otros). Cada afirmación es evaluada en una escala de 1 (“Nunca”) a 5
(“Siempre”). Las confiabilidades obtenidas para cada dimensión fueron = .95; α= .89; α=
.82 y α= .81, respectivamente. La confiabilidad global para el instrumento fue de α=.95.
6) Escala de Estilos Culturales del Consumo Problemático (White, 1996) (17). Este
instrumento calcula distintas conductas asociadas a la cultura de consumo, donde cada
acción es evaluada en términos de si se presenta o no (si/no). La confiabilidad lograda fue
de α=.73, y presentaba reactivos tales como “¿La mayor parte de sus amigos consumen
alcohol y/o drogas con la misma frecuencia y cantidad en que usted lo hacía?”; “¿Hay
15
personas con los que usted compartía regularmente que consumían alcohol y/o drogas?”;
“¿Dejó de ver a los amigos que no consumen alcohol y/o drogas?”, entre otros.
III. Procedimientos
16
3. Envío de Apartado I del Protocolo de Integración Social: Correspondiente a una
Ficha de Integración Social, que evaluó variables reportables por los equipos de
tratamiento de los centros de rehabilitación.
En virtud de los requerimientos del estudio, todos los datos fueron pasados por “doble-
digitación”, asegurando un 99,9% de confiabilidad de éstos. Los datos fueron luego
exportados al programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS 17 ó superior),
debidamente etiquetados y vinculados. De acuerdo a lo solicitado en las bases del
proyecto, se llevaron a cabo distintas técnicas que dieron cuenta de la validación del
instrumento, además del reporte de estadísticas descriptivas (medidas de posición, de
dispersión y de tendencia central). Los procedimientos estadísticos empleados, basados
en los puntajes globales de cada instrumento fueron:
- Alfa de Cronbach para cada dimensión del instrumento ensamblado y/o construido.
- Medidas de validez predictiva entre el instrumento propuesto y los grupos medidos
(MANOVA).
- Análisis de Cluster.
17
- Medida de validez discriminante entre el instrumento propuesto, a través de sus
diferentes dimensiones, y los grupos previamente intencionados (Análisis
Discriminante).
En cuanto a los aspectos éticos, este estudio protegió los derechos, privacidad y bienestar
de las personas involucradas entregándoles información respecto a los objetivos de éste,
de forma clara y en un lenguaje comprensible. Asimismo, el proceso investigativo estuvo
a cargo de profesionales responsables, con experiencia en investigación social, avalados
académicamente y respaldados por la Universidad Diego Portales. Se estimó que existió
riesgo potencial para los/as participantes, quienes fueron respetados/as en todo el
proceso investigativo teniendo absoluta libertad para participar y/o retirarse del mismo.
Se garantizó la confidencialidad de su identidad, registrado en el consentimiento
informado que firmó cada uno de los participantes. Se utilizó el protocolo APA y la
declaración de Helsinki para el resguardo de este aspecto.
18
RESULTADOS
En cuanto a las políticas públicas sobre drogas en Latinoamérica (22, 23, 24) (ver Anexo
20), los países analizados3 difieren respecto a la institución de la cual depende la
2 Costa Rica, Brasil, Argentina, Canadá, Australia, Reino Unido, España y Chile.
3 Costa Rica, Brasil, Argentina y Chile.
19
implementación de la política, lo que implica diferencias en la perspectiva de abordaje de
la problemática, aún cuando varios de ellos sostienen un trabajo multisectorial asociado.
Es así que, mientras para Costa Rica se trata de un problema de salud pública, por ende
el ministerio a cargo es el de Salud; en el caso de Brasil y Chile (2, 23) se entiende
principalmente como una problemática de seguridad pública a cargo de la Oficina de
Seguridad Institucional y del Ministerio del Interior, respectivamente. No obstante, en el
caso de Chile cada vez se le ha otorgado mayor relevancia al trabajo multisectorial al
considerar el problema de drogas como un problema multidimensional con
consecuencias sociales, sanitarias y de seguridad (2).
20
2. Antecedentes teóricos y empíricos
Consecuente con lo anterior, Australia, Canadá, España, Brasil y Argentina enfrentan los
problemas derivados del consumo perjudicial de drogas fundamentalmente desde el
enfoque de reducción de daños, aplicado tanto en el tratamiento implementado, como
en el enfoque ético y pragmático del problema social del consumo de alcohol y/o drogas.
Lo anterior, implica un acercamiento al fenómeno desde el esfuerzo por aminorar los
efectos desfavorables sobre la salud, la sociedad y la economía, producto del consumo de
drogas, sin pretender, necesariamente, la interrupción del consumo. Se destaca entre las
premisas de este enfoque, la consideración de que el consumo es inevitable, siendo rol de
las autoridades regular las condiciones que reduzcan los daños físicos, psicológicos y
sociales que pueda reportar el consumo (21). En el contexto nacional, el foco de la política
chilena está puesto en la reducción del nivel de consumo de drogas ilícitas y alcohol y de
las principales consecuencias sociales y sanitarias asociadas a éstos y no directamente en
la reducción de daños relacionados (2).
Por otra parte, Reino Unido y Chile, se adscriben al enfoque de recuperación (2, 27), el
cual se caracteriza por considerar que la solución de los problemas derivados de la
adicción no sólo implica un trabajo individual, resultando fundamental trabajar a nivel
familiar y de las comunidades locales. Abordaje que se sustenta en un enfoque filosófico
que considera la necesidad de empoderar y fortalecer a las comunidades, con el fin de
maximizar los beneficios individuales, familiares y de las comunidades (29). Los procesos
de recuperación, son entendidos como parte del proceso de integración social, en el que
convergen múltiples recursos (reales o virtuales, condiciones de vivienda, actitud
personal, actitudes y creencias sobre el pasado, presente y futuro, estado mental y otras
características), los que se pueden agrupar en cuatro categorías: capital físico, humano,
social y cultural (30) (ver Anexo 22).
21
libertad de decisión (31, 32). El segundo, a nivel personal, es el capital humano,
comprendido como las características personales de un individuo, que pueden ser
utilizadas como recursos en su lucha contra los problemas de dependencia a sustancias
lícitas o ilícitas, en la medida que permiten al individuo negociar, resolver conflictos y
alcanzar metas, en la vida cotidiana (31).
Por otra parte, el capital social involucrado en el nivel familiar, comprende la “suma de
los recursos, reales o virtuales, que se acumulan en una persona o un grupo, en virtud de
poseer una red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas, en noción de
mutuo reconocimiento” (33, p.1973). Finalmente, en el nivel de la comunidad, el capital
cultural hace referencia a valores, creencias, disposiciones, percepciones y actitudes que
proceden de la pertenencia a un determinado grupo cultural (33).
Lo anterior, implica una resignificación del concepto de ser humano, como ser social y
cultural, comprendiendo esta problemática como un fenómeno multidimensional, lo que
da como resultado concreto la búsqueda de intervenciones que permitan abordar la
etiología de esta problemática en diferentes niveles de profundidad (individual, familiar
y social), reconstruyendo el consumo de sustancias lícitas e ilícitas como un problema
social (21).
La revalorización del rol del Estado en este ámbito de acción demanda el diseño de
políticas sociales orientadas al desarrollo de las fortalezas de los individuos en un marco
de derechos de los ciudadanos, con el propósito de favorecer el bienestar e integración
social. Esto implica por parte del Estado, la búsqueda de la participación activa de los
22
diversos actores involucrados, instando a un diálogo ciudadano que los considere como
actores dinámicos y no receptores pasivos de beneficios (20). De este modo, las políticas
han integrado diversas dimensiones, tales como educación, vivienda, empleo, salud
mental y física, habilidades y redes sociales, apoyo social y asistencia jurídica y financiera
(34).
Desde esta perspectiva, el estigma social se caracteriza por ser un proceso que implica el
abandono de la condición de ser humano de un grupo y, con ello, de los individuos que
lo componen, de modo que un sujeto que tiene múltiples características, recursos y
dificultades – como todo ser humano – es reducido a una conducta específica. En el caso
de los consumidores de drogas, la persona pierde su calidad de tal y pasa a ser
“drogadicto” con todas las características atribuidas socialmente a dicha etiqueta, entre las
más relevantes se encuentran: “enfermo, delincuente y pobre” (51).
Los contenidos asociados a la etiqueta de “drogadicto” son múltiples, los cuales son
generados y mantenidos por una serie de discursos estigmatizantes sobre el uso de
23
drogas y la drogodependencia. Dichos contenidos cumplen una función de distorsión,
magnificación e invisibilización de algunas dimensiones del problema (51), generando
con ello una serie de prácticas discriminatorias desde múltiples actores sociales, servicios
de salud, y comunidad, entre otros. Prácticas que tienen como principal consecuencia la
prolongación de condiciones de exclusión social, ya que obstaculizan aún más el acceso a
condiciones de vida que posibiliten la recuperación a largo plazo, y su consecuente
integración social (52).
24
una gran variedad de prácticas ligadas a la evaluación de los niveles de integración social
en Chile (37).
Además del enfoque de reducción de daños (39) y el de capital de recuperación (30, 31,
32, 33, 38, 40, 41, 42, 43, 44), surgen como modelos relevantes del análisis de organismos
internacionales el Marco de Gestión de la Recuperación Sustentable (SRMS) (45) y el
modelo de los Sistemas de Cuidados Orientados a la Recuperación (46, 47).
25
A su vez, el modelo de Sistemas de Cuidados Orientados a la Recuperación (46, 47)
tiene como propósito apoyar a los individuos en el camino de recuperación de consumo
problemático de alcohol y/o drogas, entendiendo por recuperación un proceso de cambio
a través del cual un individuo logra la abstinencia y mejora de la salud, el bienestar y la
calidad de vida. Para lograr este objetivo, existen diversas modalidades para comenzar y
mantener los procesos de recuperación que dependerá de diversos factores, dando
especial énfasis en las necesidades particulares de cada uno de los individuos en proceso
de recuperación, característica fundamental para el Modelo propuesto en este proyecto
(Para mayor detalle ver Anexo 24).
De esta forma, estos modelos implican observar los recursos más que las dificultades;
centrarse en distintos niveles de intervención (individual, familiar y de la comunidad);
focalizarse en la persona como individuo; conocer el nivel de desarrollo de sus capitales
de recuperación (humano, físico, social y cultural); realizar intervenciones
individualizadas concordante con dicha evaluación; y evaluar e intervenir en el grado en
que los sistemas institucionales, estructuras y procesos, facilitan el camino de las
personas dependientes de drogas en potenciar sus capitales de recuperación. Por otro
lado, estos enfoques enfatizan la importancia de un trabajo personalizado que visualice
las necesidades y expectativas de los sujetos en tratamiento, con el fin de generar
trayectorias de integración que contemplen las diferencias individuales en favor de la
autonomía. También se reconoce la relevancia de considerar la dimensión cultural al
momento de abordar las problemáticas derivadas del consumo perjudicial de alcohol y/o
drogas, asumiendo que las creencias y costumbres son diversas y pueden afectar los
resultados de los esfuerzos de la recuperación de cada individuo.
26
Enfoque de Gestión de Recuperación Sustentable y del Sistema de Cuidados Orientados a
la Recuperación.
Considerando el perfil de los usuarios de los centros de tratamiento, se reconoce que una
parte importante de esta población se encuentra en situación de exclusión social, lo que
repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar. Esto se vincula
estrechamente con la posibilidad de desarrollar capitales de recuperación que posibiliten
la integración social, siendo fundamental el rol que cumple el Estado en la construcción
de capital de recuperación, mediante la articulación de los distintos programas y
servicios que conforman la red de protección social, de modo de facilitar el camino a la
recuperación de los usuarios. Esta tarea permite a su vez una recuperación a largo plazo.
Desde esta perspectiva, el Estado es considerado como un actor primordial
transformador de cambios en el contexto.
Además, otro vehículo de cambio es el énfasis dado al trabajo personalizado, ya que esta
propuesta tiene como eje articulador las fortalezas y está orientado al usuario con sus
propias expectativas respecto al tratamiento e integración social. Todo lo anterior, radica
en la concepción de la integración social como un proceso que implica cambios tanto en
los usuarios como en la sociedad, de forma que se ve influenciado por el contexto, el
Estado y sus servicios, así como por las expectativas y niveles de capital de recuperación
de los usuarios.
Cabe destacar que los objetivos propuestos para cada usuario respecto a los capitales de
recuperación, involucran tanto el nivel actual de los mismos, como las expectativas que
tiene cada sujeto respecto a las dimensiones involucradas en cada capital. En este sentido,
se vuelve fundamental el trabajo realizado por el equipo de tratamiento y los servicios
otorgados por el Estado, que funcionan como mediadores de los procesos de
recuperación a largo plazo.
27
Protección Social, Chile Crece Contigo, Programa Puente, Programa Calle, entre otros–
tales como SENDA regionales y PREVIENE comunales, sobre las necesidades de vincular
a los usuarios con dichos servicios.
Nivel de la
Comunidad Capital Cultural
Capital Físico
Capital Humano
28
Teniendo en consideración y como base el Modelo de Integración Social propuesto se
sugirieron tres perfiles teóricos provisorios sobre la base de diversas dimensiones de
dicho modelo (ver Anexo 8).
La descripción de perfiles debe variar en función de los hallazgos del piloto. Debe notarse
una clara distinción entre perfil de integración bajo, medio o estándar.
Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos en situación de exclusión extrema,
presentando un déficit en condiciones de vida básica ligadas al capital de recuperación físico. En
lo que respecta a su participación en las políticas estatales, no conocen o no saben cómo participar
en las redes de protección social del Estado, demandan cobertura de necesidades básicas,
requiriendo un uso permanente de estos recursos.
De este modo, se caracterizan por la ausencia de recursos mínimos para desarrollarse, lo que se
traduce principalmente en el ámbito de la vivienda e ingresos.
Son usuarios que generalmente tienen un índice de severidad de la adicción alto. Además
presentan comorbilidad con trastornos psiquiátricos y problemas de salud física, sin recibir
tratamiento para ello.
Sus relaciones familiares son inexistentes y sus principales redes de apoyo están asociadas al
consumo, presentando así un estilo de la cultura de la adicción.
Es posible encontrar en este perfil a individuos que han tenido problemas con la justicia o bien,
que han sido derivados por tribunales a tratamiento de drogas y/o alcohol producto de la
comisión de delitos.
En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un bajo nivel de estudio y capacitación laboral,
lo que está asociado a encontrarse en situación de calle, lo que les impide acceder a un trabajo
formal o se encuentran incapacitados permanentemente para conseguir un empleo.
29
OBJETIVOS BÁSICOS
Se requiere incorporar a los usuarios en políticas de protección social del Estado, que garanticen
las condiciones básicas de vida, tales como un lugar donde vivir y recursos económicos que
permitan garantizar la cobertura de sus necesidades básicas, como objetivo fundamental para
conseguir cualquier meta terapéutica de integración social posterior. Una vez conseguido este
objetivo, será posible trabajar en el desarrollo de los distintos capitales de recuperación.
ACCIONES SUGERIDAS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE ITINERARIOS
PERSONALIZADOS
Se sugiere realizar objetivos y un seguimiento a largo plazo con aquellos individuos que se
encuentren dentro de este perfil, vinculándolos de forma estable con las redes de protección social
pertinentes.
Es fundamental trabajar en sus redes sociales y familiares, retomando contacto con personas
significativas fuera de la cultura de la adicción y diversificando sus redes en la comunidad.
Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos que se encuentran en una situación de
exclusión, pero cuentan con herramientas para trabajar por su integración social. Presentan un
nivel mayor de recursos económicos, que le permiten tener mejores condiciones de vida que el
perfil 1.
En lo que respecta a su participación en las políticas estatales, son individuos que participan
irregularmente en las redes de protección social del Estado, presentando una independencia
relativa frente a las mismas.
Los individuos que pertenecen a este perfil, en el ámbito de vivienda se caracterizan por presentar
recursos propios pero inestables, generalmente viven de allegados o en una vivienda cedida por
un familiar, cercano o el Estado.
Son usuarios que presentan un índice de severidad de la adicción moderado, además de presentar
comorbilidad con trastornos psiquiátricos de personalidad o que se encuentran en estudio.
Sus relaciones familiares se caracterizan por ser distantes y frágiles, percibiendo un bajo apoyo por
parte de las mismas. Además, presentan un estilo de cultura de la adicción bicultural, lo que
implica una participación en grupos de consumidores, pero mantienen relaciones y actividades en
ambientes libres de drogas.
Es posible encontrar en este perfil individuos que han tenido problemas con la justicia, por lo que
30
tienen dificultades para conseguir empleo, sin embargo, en general no se encuentran cumpliendo
ningún tipo de pena en la actualidad.
En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un nivel de estudio que alcanza la media
incompleta, situación que implica en el ámbito laboral un pobre currículum y experiencia laboral
diversificada con contratos precarios. En cuanto a sus recursos psicológicos, presentan una mayor
percepción de autoeficacia y capacidad de afrontamiento más adaptativa, sin embargo coexiste la
utilización de estrategias de afrontamiento de tipo evitativo.
OBJETIVOS BÁSICOS
Se sugiere trazar objetivos y realizar un seguimiento a mediano plazo con aquellos individuos que
se encuentren dentro de este perfil. Es fundamental trabajar en el desarrollo y fortalecimiento de
las habilidades sociales de los usuarios.
PERFIL 3 – NECESIDADES DE INTEGRACIÓN SOCIAL BAJAS
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Los individuos que pertenecen a este perfil son aquellos que presentan diversos recursos que
posibilitan el proceso de integración social. Tienen un nivel de ingreso mayor que les permite la
satisfacción de las necesidades básicas. En relación a su participación en las políticas estatales, son
individuos que participan regularmente en las redes de protección social del Estado.
Sus relaciones familiares y sociales, se caracterizan por entregar apoyo por lo que poseen un estilo
de cultura de la adicción acultural, lo que implica una participación en relaciones y actividades en
ambientes libres de drogas. Además, no han tenido problemas con la justicia.
En relación a su nivel de escolaridad, cuentan con un nivel de estudio que va desde la media
completa en adelante, situación que permite un mejor desenvolvimiento en el ámbito laboral, el
31
cual se caracteriza por experiencias previas más estables.
Se sugiere trazar objetivos y realizar un seguimiento de mediano a corto plazo con aquellos
individuos que se encuentren dentro de este perfil.
I. Introducción:
El objetivo de los grupos focales fue evaluar el modelo y perfiles de integración social
para los usuarios de los centros de tratamiento y rehabilitación, con el fin de realizar las
modificaciones pertinentes tanto al modelo, como a los perfiles construidos previamente,
sobre la base del criterio de expertos. Además, se consideró relevante consultar acerca de
las prácticas que ejecutan los expertos en integración social, asumiendo que ellas pueden
dar luces de ciertas variables centrales al momento de intervenir.
32
conciben como un proceso único, vinculado a las características personales de los
usuarios, las cuales deberán ser consideradas al momento de planificar el trabajo en esta
materia. Por lo tanto, a partir de las necesidades individuales, es que el proceso de
integración social tomará mayor relevancia en distintas etapas del tratamiento.
Pese a que la integración social abarca todo el proceso de rehabilitación, ésta se presenta
con mayor énfasis en etapas posteriores. En una primera instancia, se reconoce como
necesario realizar un trabajo terapéutico, orientado a resolver temas más prioritarios,
comprendidos por los expertos como la estabilización biopsicosocial, que radica
fundamentalmente en el equilibrio de la condición de salud física y mental del usuario,
que posibilite mayor adherencia al tratamiento. Esto, sin embargo, implica cierta
paradoja al momento de comprender en plenitud el fenómeno de integración social para
los equipos de tratamiento. Ya que por una parte, se sostiene que los procesos de
integración se inician con el tratamiento y por otra parte, se establecen condiciones para
comenzar dicho proceso.
De este modo, se considera necesario incorporar las necesidades del sujeto en el proceso
de integración social, el cual debe seguir a un primer proceso de estabilización
biopsicosocial.
A. En relación al usuario:
33
central en el trabajo a realizar, superando con ello el enfoque de déficit que ha primado
en el abordaje del fenómeno. De modo que asume un rol fundamental la identificación de
los factores protectores y de riesgo más allá del consumo, otorgando especial énfasis a los
recursos disponibles a nivel personal, local e institucional. Lo anterior, implica
comprender que la integración social es un proceso que trasciende lo individual,
implicando a la comunidad y a la sociedad en donde se desenvuelve el propio individuo.
34
Por último, se observa la necesidad de contar con un profesional con dedicación
exclusiva en esta temática en los centros de tratamiento, con el objetivo de evitar que esta
tarea sufra lo que los economistas llaman la tragedia de los comunes “si es de todos no es
de nadie”. La factibilidad de implementar adecuadamente el Modelo de Integración
requiere de un análisis de los recursos necesarios y de una organización del trabajo
acorde con este objetivo.
El modelo de integración social propuesto les hace sentido a los expertos, en cuanto
reconoce y releva dimensiones de los procesos de integración social consideradas como
centrales, interpelando a todos los actores involucrados y comprendiendo a los usuarios
desde sus fortalezas. Este hecho, desde su perspectiva, permitiría mejores intervenciones
y posibilitaría un proceso de integración social que concentra variables susceptibles de
modificación, permitiendo motivar a los usuarios en sus trayectorias.
En cuanto a las variables que incorpora, consideran que genera cierta continuidad
respecto a estrategias utilizadas por ellos, ya que resume de forma adecuada el SISTRAT,
el Compromiso Biopsicosocial y el CIE-10, todas herramientas que, a pesar de ser muy
utilizadas, requerían de la incorporación de variables adicionales, que sí son
contempladas en el modelo propuesto.
35
A. Variables más relevantes para el éxito:
Por otra parte, otras variables que se vinculan con el éxito en el trabajo en integración
social son aquellas respecto al equipo de tratamiento e integración. En este sentido,
resulta crucial la motivación del equipo, la articulación de su trabajo y su
conceptualización de los procesos de integración social como multidimensional. Esto
último, en cuanto permite ampliar el foco de trabajo más allá de la esfera laboral y
posibilita visualizar al usuario como un ser humano integral. En relación a lo anterior,
contemplan como central el establecimiento de objetivos realistas con los usuarios y que
les hagan sentido a los mismos. De este modo, cobran un lugar central las expectativas
de los usuarios para la construcción de itinerarios personalizados.
Respecto a variables vinculadas con los usuarios, son reconocidas como relevantes el
nivel de compromiso biopsicosocial, la ausencia de patología dual y el desarrollo de
competencias, habilidades o destrezas en distintas áreas (laboral, educacional, cuidado de
salud, entre otras). Finalmente, entendiendo el fenómeno de adicción a drogas como un
problema crónico de salud, los expertos sostienen que una de las variables vinculadas
con el éxito en integración social es la posibilidad de seguimiento y acompañamiento.
36
burocráticos que reconocen como lentos y en algunos casos como inoperantes. Al
respecto, los profesionales refieren la necesidad de contar con redes gestionadas de
manera institucional, en la lógica y perspectiva de derechos de los usuarios y no de
buenas intenciones de los operadores, constituyéndose en una demanda al Estado.
Por otra parte, la falta de protagonismo que tienen los usuarios en el diseño de planes y
servicios de tratamiento, es comprendido como un obstaculizador importante lo que,
bajo el criterio de los expertos, constituye el reflejo de que aún no se consigue tener como
foco al usuario. Esta dificultad, en el caso de las mujeres, se complejiza aún más, como
resultado de invisibilizar aquellas características propias de su género.
Otro obstaculizador está dado por la definición de roles entre los profesionales de cada
programa. Una característica compartida por los profesionales de los centros a nivel
nacional son los conflictos provenientes de la ambigüedad de rol que deben tolerar
cotidianamente, es decir, quién está a cargo y de qué tarea en integración social.
Entre las presiones vividas por el usuario que funcionan como obstaculizadoras del
proceso de integración se encuentran las presiones familiares y las dificultades laborales.
Variables que se cruzan con presiones financieras, ya que el nivel de endeudamiento y,
con ello, la precariedad económica se hace cada vez más tensionante, lo que relatan
puede constituirse como la causa de abandono del tratamiento. En lo que respecta al
37
ámbito laboral, específicamente se presentan dos fuentes obstaculizadoras para los
procesos de integración social. En primer lugar, se encuentran las presiones desde el
mundo del trabajo, que en el caso de tratamientos ambulatorios, el intentar
compatibilizar el tiempo del trabajo con el que exige el tratamiento se vuelve un gran
desafío para los usuarios, llegando incluso a perder el trabajo debido al rechazo de
licencias médicas. En segundo lugar, en el caso que estén buscando trabajo, la existencia
de antecedentes penales se constituye en una gran barrera para el ingreso al mundo
laboral.
Finalmente, variables del entorno ecológico son presentadas por los expertos como
obstaculizadoras del proceso de integración social, en este sentido el nivel de vinculación
que tiene la familia del usuario con el mundo de drogas en su territorio es fundamental,
por lo que muchas veces el trabajo en integración social se dificulta ya que el lugar en que
vive y se desenvuelve el sujeto potencia el consumo de drogas, e incluso lo legitima.
C. Variables a incluir:
Por otra parte, se plantea como fundamental la inclusión del ‘rol’ o ‘lugar’ que tienen los
equipos de tratamiento en el proceso de integración social, evidenciando que el modelo
propuesto deja claro el rol del Estado y del usuario, pero no el de los equipos de
tratamiento. En esta misma línea se planteó como relevante, al momento de definir sus
funciones en los proceso de integración social, conocer las implicancias que como equipo
se tendrá en dichos procesos. En tal sentido, se propone que los equipos jueguen un rol
de agente mediador entre el Estado y los usuarios de los centros de tratamiento.
38
3. Perfiles de Integración Social
Se configuran como dimensiones e indicadores claves para discriminar entre los distintos
perfiles de integración social, en primer lugar, el nivel educacional de los usuarios,
indicador que además permite abandonar el contexto de consumo. En segundo lugar, el
trabajo y las condiciones en las cuales se desempeña, es decir el nivel de
calidad/precariedad del trabajo.
En tercer lugar, se encuentran las variables psicológicas de cada usuario, las cuales
presentan una alta incidencia en la adherencia al tratamiento, a este respecto, se releva la
motivación como una variable influyente. También se plantea como un indicador
discriminante el estado de salud de los usuarios, en la medida que entrega señales de las
diversas esferas comprometidas, sobre las cuales es necesario intervenir. Esta variable, de
acuerdo al criterio experto, es una de las áreas prioritarias de intervención. Por último,
encontramos el apoyo social y de figuras significativas, que brinden sostén en el proceso
de integración social pues, como se mencionó, éstas juegan un rol esencial en la
adherencia al tratamiento.
B. Otras variables y/o indicadores que deban ser incluidos en la propuesta actual:
39
También se considera un indicador relevante el tiempo libre y dedicado al ocio de los
usuarios, como una variable distintiva entre los perfiles de integración, considerando
como un factor de riesgo no contar con alguna actividad que permita un adecuado uso
del tiempo libre. Esta falta de actividades es explicada por los expertos como
consecuencia de la escasez de motivación y recursos para el ejercicio de actividades
recreativas, lo que dificulta a los usuarios encontrar actividades que permitan disfrutar el
tiempo libre fuera de los espacios de consumo.
Una inquietud, por parte de los expertos, fue la falta de categorización respecto a las
expectativas de los usuarios en la descripción de cada perfil. En este sentido, los expertos
consideran relevante discriminar entre expectativas difusas, realistas e irreales, entre
otras.
En esta línea, un primer aspecto que requirió mayor detalle en su descripción fue el
indicador empleo, específicamente la condición ocupacional, debido a que no todo
trabajo es sinónimo de mayor integración social. Al respecto, fue importante identificar
aquellas condiciones ocupacionales que efectivamente otorgan recursos para el trabajo en
40
integración social. De este modo, se volvió relevante contemplar nuevas formas de
trabajo que realizan los usuarios de los centros de tratamiento las cuales, si bien se
encuentran lejos de los parámetros que habitualmente permiten conceptualizar una
actividad como trabajo, tienen la función de contribuir a la subsistencia de los individuos,
lo cual es conceptualizado como “gestión de subsistencia”.
Otro indicador que demandó mayor precisión fue la situación judicial, donde fue
necesario realizar dos ajustes; en primer lugar, explicitar que a pesar de que los usuarios
no presenten problemas con la justicia esto no es señal de que no cometan actos ilícitos. Y,
en segundo lugar, fue necesario contemplar las situaciones judiciales vinculadas a
tribunales de familia, particularmente en el caso de las mujeres, quienes en numerosas
ocasiones ingresan a tratamiento por orden de éstos. Este elemento resulta significativo,
en la medida que suele convertirse en prioridad tanto para los centros de tratamiento
como para las usuarias, quienes buscan de forma prioritaria solucionar las dificultades
asociadas a esta temática, antes de comenzar cualquier otra intervención.
En general, los expertos señalan que los indicadores expuestos en los perfiles constituyen
una guía para el trabajo en tratamiento e integración social. Sin embargo, para el trabajo
en torno a los itinerarios personalizados de integración, manifiestan la necesidad de
contar con lineamientos que les permitan integrar todos esos indicadores. En este
sentido, se consideran los indicadores descritos en los perfiles como pertinentes al
momento de comprender las problemáticas del usuario.
Una vez construido el modelo preliminar, y siendo testeado tanto por los expertos de los
centros a nivel nacional como por la contraparte SENDA, fue construida la versión
definitiva del modelo, que incorpora la retroalimentación generada en ambas instancias.
La principal diferencia entre el modelo inicial presentado y el actual, radica en la
inclusión de diversas variables no contempladas en la propuesta preliminar, las cuales
fueron consideradas relevantes para los procesos de integración social y planificación de
itinerarios personalizados.
Reiteramos que este modelo de integración social fue construido sobre la base de tres
marcos de análisis: Enfoque de Capital de Recuperación; Recuperación Sustentable; y
41
Cuidados Orientados a la Recuperación. A partir de esta perspectiva combinada, se
considera que la población de los centros presenta una situación de exclusión social, que
repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar. Esto se vincula
estrechamente con la posibilidad de desarrollar capitales de recuperación que posibiliten
la integración social, siendo fundamental el rol que cumple el Estado como un
transformador de cambios en el contexto y mediador del desarrollo de dichos capitales.
En este sentido, es rol del Estado, y por ende de SENDA Nacional y Regional, desarrollar
las estrategias y disponer de los recursos necesarios para realizar una adecuada
articulación entre los distintos actores, con el objeto de obtener el máximo beneficio
posible en el horizonte de facilitar los procesos de integración social. De este modo, la
viabilidad de instalar este Modelo de Integración Social requiere contar con una expedita
y eficaz articulación de redes, tanto a nivel nacional, regional y comunal. Asimismo –y en
consecuencia– la efectividad de los procesos de integración social dependerá en buena
medida de una adecuada vinculación de los usuarios con las redes de apoyo.
42
En consecuencia, así como el usuario requiere de condiciones mínimas para lograr su
recuperación, y con ello su integración social, los centros de tratamiento e instituciones
relacionadas también requieren de condiciones mínimas para ofrecer garantías de tales
condiciones básicas.
En relación a lo anterior, surge la necesidad de explicitar aún más el ‘rol’ o ‘lugar’ que
tienen los equipos de tratamiento en el proceso de integración social. Al respecto, se
comprende que los equipos de tratamiento son actores relevantes en los procesos de
integración social y rehabilitación de los usuarios de los centros de tratamiento,
desempeñando un rol central como mediadores en los procesos de integración. Son
precisamente estos equipos, los que guiarán los procesos de integración social de los
usuarios, tarea que implica poner en juego sus propias perspectivas de trabajo,
considerando las características de la población que atiende cada centro de tratamiento.
En esta misma línea, surge como indispensable contar con profesionales a cargo de la
implementación del área de integración social, con el fin de hacer factible en la práctica el
Modelo de Integración Social y, con ello, las distintas dimensiones involucradas en los
procesos de integración de los usuarios, poniendo énfasis en un trabajo personalizado e
individual.
La labor a desarrollar por parte de estos equipos, debe caracterizarse por el trabajo
personalizado, ya que este enfoque está orientado al usuario, teniendo como eje
articulador sus fortalezas y sus propias expectativas respecto al tratamiento e integración
social, relevando como objetivo el desarrollo de grados crecientes de autonomía personal.
Todo lo anterior, radica en la concepción de la integración social como un proceso que
implica cambios tanto en los usuarios como en la sociedad, de forma que se ve
influenciado por el contexto, el Estado y sus servicios, el mundo privado y los equipos de
tratamiento, así como por las expectativas y niveles de capital de recuperación de los
usuarios.
43
A partir de lo anterior, destaca la importancia de que los equipos de tratamiento cuenten
con capacitación, entrenamiento y actualización continua en temáticas de integración
social. En este sentido, es responsabilidad de SENDA Nacional y Regional entregar las
oportunidades para que esto suceda.
Como se señaló, este modelo considera que los usuarios de los centros de tratamiento se
encuentran en una situación de exclusión que repercute a nivel personal, familiar y de la
comunidad, por ello las intervenciones consideran tres niveles de recuperación.
A Nivel Personal se encuentra el Capital Físico. En este capital fueron incluidos, en una
primera instancia, las características de vivienda y nivel de ingresos. Sin embargo, se
consideró necesario agregar la situación financiera, entendida como la percepción de
tensión asociada a la cobertura de necesidades de subsistencia básicas. Además, se
sugirió incorporar la historia, trayectoria o relación con la vivienda. No obstante, las
variables de tipo histórica/trayectoria resultan de medición compleja debido a la
heterogeneidad de respuestas posibles, lo que entorpecería la búsqueda de parsimonia
del instrumento, razón por la cual se decidió excluirla como variable de medición. Por
esta razón, fue incluida como variable histórica de la vivienda junto a variables
históricas de empleo (historia ocupacional) en el manual del instrumento4, siendo un
ámbito relevante de integrar en el itinerario personalizado en tanto variable de proceso.
Respecto a la primera, ésta fue agregada como indicador de estado de salud, en cuanto
posibilita visibilizar los “intentos” de recuperación e integración social que han sido
efectuados anteriormente por el usuario, y la complejidad que ello podría conllevar en
una etapa posterior. En concordancia a ello, este modelo asume la relevancia de realizar
seguimiento por un tiempo prolongado a los usuarios en proceso de recuperación. De lo
contrario, muchos de los logros que se pueden alcanzar en términos de integración social,
4 Manual incluido en el Portafolio de Integración Social (producto final del presente proyecto).
44
no se mantendrán en el tiempo, aumentando las posibilidades de reingresar a
tratamiento. Por otra parte, a pesar de reconocer la relevancia de los indicadores de
consumo para los usuarios, se considera que esta dimensión está vinculada
fundamentalmente con el proceso de tratamiento y rehabilitación, más que con el éxito o
fracaso de procesos de integración.
También relacionada con el estado de salud, se decidió incorporar una variable que diera
cuenta de percepciones subjetivas respecto al mismo, de esta forma se adicionaron los
indicadores: percepción de salud física y psicológica, es decir, la valoración que hacen las
personas respecto a la medida en que el estado de su salud ha afectado su vida cotidiana.
Por su parte, entre las variables psicológicas, una de las variables que los expertos
relacionaron con procesos de integración social, y sugirieron incluir, fue la motivación,
haciendo alusión al modelo “Motivacional Transteórico” también denominado
“Transteórico para el cambio”, marco conceptual que pretende dar cuenta de la
movilización de la acción y los cambios conductuales hacia el cambio terapéutico. Sin
embargo, los estudios que han utilizado el modelo Transteórico de Prochaska para
comprender la adherencia al tratamiento de rehabilitación, desde la motivación para el
cambio, han concluido que los sujetos ya en tratamiento se encontrarían
mayoritariamente en la etapa precontemplativa o de contemplación; es decir, los sujetos,
o bien no considerarían la posibilidad de cambiar a corto plazo, o bien muestran de
forma ambivalente su intención de cambiar (10).
Un estudio nacional de Fierro (2002) (11) sigue la línea de las conclusiones anteriores,
especificando que el mayor porcentaje de sujetos en tratamiento se encontraría en la
etapa contemplativa y luego, en la precontemplativa, de modo que el nivel de motivación
al cambio no estaría necesariamente vinculado con la probabilidad de que un usuario
ingrese y se mantenga en tratamiento, lo que a su vez implicaría una comprensión más
compleja de la adherencia a tratamiento, en cuanto se vería influenciada por múltiples
variables y no exclusivamente por el nivel de motivación al cambio.
45
el apoyo social. Procesos que a su vez podrían incrementar los niveles de motivación de
los usuarios en su recuperación e integración.
Otra inquietud por parte de los expertos de centros de tratamiento y por la contraparte
SENDA nacional, fue la falta de precisión respecto a las expectativas de los usuarios en la
descripción de cada perfil; en este sentido, los expertos consideran relevante discriminar
entre expectativas difusas, realistas e irreales, entre otras. Al respecto, cabe señalar que
las expectativas, tal como han sido presentadas en el esquema, constituyen una
dimensión transversal que cruzan los distintos factores de la integración social. Por tanto,
no pueden ser reducidas a alguna forma de capital particular, debiendo ser evaluada e
integrada en el proceso de recuperación e integración por parte del equipo tratante. Por
ello, se espera que los encargados de integración puedan incorporar siempre la
perspectiva del usuario y sus expectativas para interpretar cada una de las dimensiones y
dirigir los itinerarios personalizados de integración, concibiendo al usuario como
protagonista de este proceso. Para ello se vuelve fundamental no sólo el trabajo con las
expectativas de los usuarios, sino también el contraste de las mismas con la realidad.
Otra variable del Capital Humano que se sugirió modificar fue el empleo, por cuanto la
presencia o ausencia de éste no entregaría suficientes luces respecto del nivel de
integración social de un sujeto determinado, sino más bien de las condiciones del mismo.
Por ello se determinó incorporar el indicador nivel de calidad-precariedad del empleo,
que permitiría comprender de mejor manera la situación de exclusión social de los
usuarios en relación al trabajo y, con ello, sus posibilidades de integración social.
46
Como segundo nivel de intervención se encuentra el Nivel Familiar, el cual considera el
Capital Social, capital que comprende el apoyo social y las redes sociales. Sin embargo, a
partir de la evaluación del modelo preliminar surge la necesidad de incluir el tiempo
libre y dedicado al ocio, como una variable distintiva entre los perfiles de integración,
considerando como un factor de riesgo no contar con alguna actividad que permita un
adecuado uso del tiempo libre. Por ello se incluirá este indicador en el capital social.
Sin embargo, la exclusión social es entendida desde este modelo como un proceso
transversal que atraviesa e involucra diversos ámbitos de la vida de los sujetos, lo que
dificulta su categorización según distintos perfiles. De este modo, se espera que los
equipos de tratamiento a partir de los diversos indicadores considerados al evaluar la
integración social puedan identificar el grado de participación/oportunidades del sujeto
en sociedad, situar al sujeto en un perfil determinado y en consecuencia dar luces acerca
de la trayectoria de integración posible para dicho sujeto. No obstante, teniendo en
consideración dicho resultado, en el manual se explicitará que una cuestión importante
de indagar son los factores y cómo ha sido el proceso individual de exclusión social.
Por otra parte, la variable género fue incluida en el instrumento mediante dos aspectos: la
conciliación de responsabilidades familiares y laborales y el grado de carga de trabajo
doméstico, indicadores que serán evaluados distintivamente según el sexo del usuario
para poder establecer comparaciones y asociaciones en esta línea.
I. Introducción
47
Públicas de Drogas y Alcohol de los países estudiados5, la opinión de los expertos de
Centros de Tratamiento y Rehabilitación de las regiones de Antofagasta, Metropolitana y
Bío Bío, así como de los integrantes del área de integración social de SENDA nacional.
En relación a este horizonte, es posible asumir que los usuarios de los centros de
tratamiento en convenio SENDA-MINSAL se encuentran en situación de exclusión social,
debido al déficit en educación, vivienda y empleo experimentado, así como por la
5 Costa Rica, Brasil, Argentina, Chile, Canadá, Australia, España y Reino Unido.
48
complejidad del consumo (Compromiso Biopsicosocial, Co-morbilidad y poli consumo),
que repercute en la falta de oportunidades a nivel personal y familiar.
Por otra parte, enfatiza la necesidad de establecer “condiciones mínimas de los usuarios”
como la vivienda, ingresos básicos para la subsistencia y salud física, como condiciones
previas a la construcción de cualquier objetivo terapéutico, lo cual exige la consideración
de “pisos mínimos en el sistema”, es decir, que existan redes articuladas que permitan
brindar tales condiciones mínimas a los usuarios. Esto reside en la consideración de que
mientras las condiciones de vida no alcancen el “mínimo” para el desarrollo, la situación
de exclusión social es más difícil de revertir, en cuanto el contexto no brinda los
elementos que posibilitan procesos de integración y participación social.
49
los procesos de Integración Social no son posibles. Es así que, desde esta perspectiva, el
Estado es considerado como un transformador de cambios en el contexto.
De otra parte, el trabajo en integración debe ser concebido como personalizado, ya que
este Modelo tiene como eje articulador las fortalezas y expectativas del usuario respecto
al tratamiento e Integración Social. Lo que radica en la concepción de la Integración
Social como un proceso que implica cambios tanto en los usuarios como en la sociedad,
de forma que se ve influenciado por el contexto, el Estado y sus servicios, así como por
las expectativas y niveles de capital de recuperación de los usuarios.
Cabe destacar que los objetivos propuestos para cada usuario respecto a los Capitales de
Recuperación, contemplan tanto el nivel actual de los mismos, como las expectativas que
tiene cada sujeto respecto a las dimensiones involucradas en cada capital. En este sentido,
se vuelve fundamental el trabajo realizado tanto por el equipo de tratamiento, SENDA a
nivel comunal y regional y los servicios otorgados por el Estado, que operan como
mediadores de los procesos de recuperación a largo plazo. En relación con lo anterior, el
tema de las expectativas de los usuarios de tratamiento es transversal tanto a los distintos
Capitales de Recuperación, como a la participación en las políticas estatales. Dichas
expectativas intervienen en el desarrollo de mayores recursos dentro de los distintos
Capitales de Recuperación y en el nivel de participación en las políticas estatales.
Así, la labor de los equipos de los centros de tratamiento es habilitar a los usuarios con el
fin de conseguir sus objetivos autónomamente (mediante trabajo terapéutico y el
50
desarrollo de diversas habilidades), e informar a las instancias responsables de gestionar
y articular las redes de protección social (Ficha de Protección Social, Chile Crece Contigo,
Programa Puente, Programa Calle, entre otros.), tales como SENDA regionales y
PREVIENE comunales. De esta forma, los equipos de tratamiento actuarían como una
instancia mediadora entre el Estado y los usuarios, siendo el principal actor responsable
de esta tarea SENDA, organismo que debe generar las condiciones necesarias para
facilitar la labor de los equipos en Integración Social. Para alcanzar este fin, es
fundamental que los equipos de tratamiento trabajen de forma conjunta durante todo el
proceso de integración de sus usuarios, sin perder de vista que este proceso es transversal
y se extiende más allá del periodo de tratamiento.
En resumen, los actores principales en los procesos de Integración Social son el Estado,
como transformador de cambios en el contexto; el usuario, como foco y centro del
proceso de Integración Social; los equipos de tratamiento, como mediadores y
facilitadores de cambios en el usuario. La sociedad en su conjunto como posibilitadores
de espacios de Integración Social. Y, en menor medida, los privados como generadores
de espacios de Integración Social.
Como ya se señaló, este Modelo considera que los usuarios se encuentran en una
situación de exclusión, lo cual repercute a nivel personal, familiar y de la comunidad, por
ello las intervenciones consideran estos tres niveles, que se desarrollan a continuación
especificando cada Capital de Recuperación involucrado:
i. Nivel Personal
51
La Estrategia Nacional sobre Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) destaca la relevancia de
mantener los logros de abstinencia, reducir los síntomas de la dependencia y los
problemas de salud asociados, aumentar los niveles de capacitación y de estudios, y
desarrollar itinerarios laborales, entre otros.
Por su parte, el Capital Físico refiere al capital económico o financiero, que se expresa en
los ingresos, propiedades, ahorros y otros activos tangibles que se pueden convertir en
dinero, otorgando mayores posibilidades de recuperación (12). Entre los cuales se
encuentran:
En lo que respecta al nivel familiar, el Capital Social implica la “suma de los recursos,
reales o virtuales, que se acumulan en una persona o un grupo, en virtud de poseer una
red duradera de relaciones más o menos institucionalizadas, en noción de mutuo
reconocimiento” (14, p.1973). De modo que incluye tanto el apoyo entregado por dichos
grupos, como la obligación hacia los grupos a los cuales se pertenece (14). Dentro de los
elementos relevantes considerados en el Capital Social se encuentran:
52
Finalmente, el Capital Cultural implica que el individuo posea la capacidad de actuar en
interés propio dentro de las normas culturales dominantes, con el objetivo de satisfacer
sus necesidades básicas y maximizar sus oportunidades (12). Dentro de los elementos
relevantes considerados en el Capital Cultural se encuentran (12):
Las variables asociadas a este capital son los Estilos culturales del Consumo Problemático
de Sustancias, entendidos como patrones con los que personas con problemas de alcohol
o drogas se refieren a una cultura más amplia de la adicción, y la perspectiva de género,
en tanto la pertenencia al género femenino y masculino se asocian con diferentes
problemáticas en torno a la exclusión social, vinculada al consumo de drogas (37). Así, la
Estrategia Nacional de Drogas y Alcohol 2011-2014 (1) pretende elevar el nivel de
participación ciudadana y el involucramiento con el contexto inmediato de los usuarios.
53
D. DISEÑO Y EVALUACIÓN DE PROTOCOLO DE INTEGRACIÓN SOCIAL
I. Introducción
II. Descriptivos
54
Total 35.2 46 107 115 36 2
En general se puede observar que del total de mujeres (30% de la población entrevistada),
un 56,5% se encuentran en tratamientos de tipo “residencial”. En cambio, en hombres
(70% del total de casos), un 51,4% están en tratamiento de tipo “ambulatorio”. En relación
a la edad de los participantes, el mayor valor observado (dejando fuera la categoría
“otro”) se ubica en “Plan Ambulatorio Intensivo Específico Mujeres” (38,5 años) y la más
baja en “Plan Residencial de Población General” (32,6 años). En términos generales, la
edad de los participantes alcanzó una media de 35,12 (D.E.=10.62, I.C.95%= 33,43 - 36,80).
55
Figura 1: Situación de vivienda.
56
En relación a los ingresos declarados, se puede observar una cierta distribución
homogénea por cada quintil. En primer lugar, uno de cada cuatro entrevistados se ubica
en el primer quintil versus un 18% en el más alto.
57
En relación a la situación penal actual de los entrevistados, el 60% de ellos no declaraba
ninguna historia de conflicto con la justicia. Mientras que el restante 40% si presentaba
algún hecho delictivo, donde se destaca que un 16% había cumplido condenas.
58
Tabla 7: Situación actual con servicios otorgados por el Estado, según edad y sexo.
Edad Sexo
¿Cuál de las siguientes frases refleja de mejor
Mujer Hombre Total
modo la situación actual de el/la usuario/a con
los servicios otorgados por el Estado6? % del N de % del N de % del N de
Media la columna la columna la columna
No conoce las políticas estatales 33.4 26,1% 29,0% 28,1%
Conoce las políticas estatales, pero no 36.8 19,6% 25,2% 23,5%
sabe cómo participar
Conoce las políticas estatales y participa 36.0 43,5% 36,4% 38,6%
irregularmente
Conoce las políticas estatales y participa 32.7 10,9% 9,3% 9,8%
regularmente
En relación a la situación de los usuarios respeto a los servicios estatales, sólo alrededor
del 10% de ellos indicaron participar regularmente. En tanto un 52% no conoce o no sabe
cómo participar. Adicionalmente, al parecer, las personas más jóvenes son quienes
declaran no conocer los beneficios (M = 33,4 años) y los hombres en general son los
usuarios que menos los emplean.
6Por ejemplo: Chile Crece Contigo, Programa Puente, Chile Solidario, y Programas de Formación Laboral
SENCE, entre otros.
59
Del total de participantes, un 54% trabajaba antes de iniciar el programa de
rehabilitación. El promedio de años de estudio para este grupo fue de 10,6 años
(enseñanza media incompleta). Quienes no tenían trabajo (que estaban y no buscando)
fue de un 22%. Las diferencias por sexo, ciertamente, se dan según el patrón tradicional
conocido; del total de hombre un 66% estaba trabajando y del total de mujeres un 32,6%
estaba dedicada a labores del hogar.
Frente a la pregunta si durante el último año el usuario estuvo alguna vez desempleado,
un 67% indicó que sí, en donde hasta el 50% de los casos (mediana) indicó que estuvo
por 8 meses o menos. Un 25% estuvo desempleado por un año.
Respecto a la percepción sobre la cobertura del ingreso total familiar, un 40% de los
participantes señalaron que “no les alcanzaba, teniendo grandes o algunas dificultades”.
El otro 60% de indicó que sí les alcanzaba.
60
Figura 6: Percepción sobre el alcance del ingreso total familiar.
67.10% 66.50%
70.00%
60.00%
50.00% Diría usted que su salud es:
40.00%
30.00% 22.60% 20.60% Cree que su salud psicológica
20.00% (mental) está:
10.30% 9.00%
10.00% 1.90% 1.90%
0.00%
Muy mala Mala Buena Muy buena
a) Locus de control interno y externo (I-E de Levenson, adaptado por Romero & García, 1983).
Este instrumento, tal como se describe en el acápite metodológico, se expresa en 3
dimensiones; “locus de control interno”, “locus de control externo dado por el azar” y
“locus de control externo dado por otras razones poderosas”. Los descriptivos mostraron
que para la población estudiada, “locus de control interno” (escala de 1 a 6 puntos, a
mayor puntaje, mayor locus) presentó un promedio global de 5.01 puntos (D.E.= 0.79, I.C.
95% = 4.89 – 5.14) versus un 3.27 (D.E.= 1.07, I.C. 95% = 3.10 – 3.44) para “locus de control
externo dado por el azar” y 3.10 (D.E.= 1.21, I.C. 95% = 2.91 – 3.29) para “locus de control
externo dado por otras razones poderosas”. En términos generales, desde una postura
teóricas cognitiva-conductual, considerando que las diferencias entre locus de control
interno versus externo, dado por el azar, y externo, dado por razones poderosas, son
significativas (t (154) = 16.27, p < .001, y t (154) = 16.51, p < .001 respectivamente), podría
indicar que esta población tiene una mayor tendencia a atribuir su condición actual a
cuestiones que están dentro de su manejo o responsabilidad personal más que a factores
externos, donde no se tiene muchas posibilidades (o creencia) para manejar tal situación.
Esto es concordante con el hecho de que la mayoría de los participantes se encuentren
actualmente bajo algún tipo de tratamiento o atención profesional puesto que es
61
altamente probable que estén considerando que su actual estado de salud pueda ser
cambiado, en primer lugar, desde su propia voluntad o recursos individuales.
b) Escala de autoeficacia general (Baessler y Schwrzer, 1996). Este instrumento, que evalúa
autoeficacia general, fue medida en una escala de 1 a 5, donde a mayor puntaje, mayor
percepción de autoeficacia. Los estadísticos mostraron que el promedio global alcanzado
fue de 3.83 puntos (D.E.= 0.60, I.C. 95% = 3.73 - 3.92). En la figura 8 se presenta un
histograma donde se puede apreciar que la variable en estudio presenta una
aproximación a la distribución normal.
62
Figura 8: Histograma para autoeficacia general.
63
Figura 9: Diagrama de caja para estilos de enfrentamiento.
d) Escala de apoyo social (Medical Outcomes Study –MOS–). Esta escala presentaba 4
subdimensiones, esto es, apoyo emocional; apoyo instrumental; interacción social
positiva y apoyo afectivo. Estos constructos fueron medidos en una escala de 1 a 5
puntos, donde a mayor puntaje, mayor apoyo social. La figura 10 presenta las medianas y
los cuartiles para cada variable y en la Tabla 10 los estadísticos descriptivos.
64
Figura 10: Diagrama de caja para apoyo social.
e) Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático (White, 1996). Este constructo,
evaluado en función de presencia o ausencia del atributo que se señala en la afirmación
de la escala, presentó un promedio de 8.58 (D.E.= 2.84, I.C. 95% = 8.13 - 9.04), en un rango
de puntajes entre 1 a 15 (a mayor puntaje, más elementos asociados a contextos de
consumo). La distribución presenta una asimetría importante a la derecha (ver figura 11).
65
III. Análisis Inferenciales: validez discriminante de la escala
El propósito fundamental del instrumento aplicado tuvo como fin proponer medidas que
permitiesen distinguir magnitudes, en un continuo, de integración social (al menos, dos a
tres valores). Para ello, en el proceso en terreno, se les solicitó a expertos –pertenecientes
a centros de tratamiento– que clasificaran a sus usuarios en magnitudes de “bajo nivel de
integración social”, “nivel medio de integración social” y “nivel alto de integración
social”, dentro de la población atendida (entendiéndose que en general es una población
con un nivel de integración más baja que la población normal). A continuación se
presentarán los procedimientos y criterios empleados para la validación del instrumento
final.
Con el objeto de evaluar el tipo de relaciones observadas entre las variables de interés, se
hizo un primer análisis de “Componentes Principales” (CP), que permitiera informar si
las variables constituyen un sólo gran componente o bien, su varianza se distribuye en
más factores. Para ello se utilizó como método de extracción CP a través de la matriz de
correlaciones y autovalores mayores que 1 (Kaisser-Guttman), con rotación Varimax. El
indicador de adecuación muestral fue satisfactorio para la realización del análisis (KM0 =
.7) y la prueba de esfericidad de Barlett mostró correlaciones mayores a “0” (x2 (78, N=
154) = 670.37, p < .001). La matriz de estructura y componentes rotados se observa en la
Tabla 11 y 12.
66
Estilo de enfrentamiento de ,242 ,595 ,027 -,067
reevaluación positiva.
Estilo de enfrentamiento análisis ,362 ,580 ,156 ,266
cognitivo-reflexivo.
Estilo de enfrentamiento evasivo. ,146 ,453 ,373 ,422
La reducción factorial no presentó una solución univariada para este grupo (Tabla 11) y
más bien sugiere la presencia de 4 componentes relativamente independientes que
67
explican en total un 64% del total de la varianza de los datos en esta población (Tabla 12).
Al observar la matriz de componentes rotados se observa que en el primer factor, las
dimensiones que se relacionan con dicho componente son “Interacción social positiva”,
“Apoyo emocional”, “Apoyo afectivo” y “Apoyo instrumental” con cargas superiores a
0.5. El factor 2, en tanto, lo componen “Locus de control externo, dado por razones
poderosas”, “Locus de control externo, dado por el azar” y “Estilo de enfrentamiento de
reevaluación positiva” (también con cargas superiores a 0.5). El componente 3 se formó a
través de “Escala de autoeficacia general”, “Estilo de enfrentamiento de distanciamiento”
y “Locus de control interno”, con cargas por sobre 0.5. Y, finalmente, el cuarto
componente asociado a “Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”, “Estilo de
enfrentamiento evasivo” y “Estilo de enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo”
(también con cargas por sobre 0.5). Este resultado muestra, por un lado, un aspecto
interesante en la población estudiada ya que sugiere que hay cierta diversidad en función
de las dimensiones que componen el perfil de los usuarios pero, por otro lado, impone un
desafío en el sentido de que lo que se está observando aquí indica que cada una de estas
dimensiones agrupadas en componentes, “no se relacionan” entre sí (ejemplo:
dimensiones basadas en “apoyo social” no se asocian –o son independientes– al “tipo de
locus de control y estilo de afrontamiento”). En este aspecto se habría esperado, quizá,
una estructura unidimensional y no factorial debido a que teóricamente deberían estar
altamente relacionadas las dimensiones entre sí.
68
Figura 12: Proporción de casos clasificado en nivel de integración, según centros.
En general se puede observar que hubo un fuerte sesgo de clasificar a los usuarios en
nivel medio (99 sujetos versus 31 en nivel bajo y 24 en alto). De acuerdo a reportes en
terreno, se pudo observar que en variadas ocasiones los expertos tuvieron mucha
dificultad en categorizar a sus usuarios y, frente a la duda, optaron generalmente por el
nivel medio.
Partiendo del supuesto de que los datos levantados con el instrumento de integración
social dan cuenta de las diferencias naturales entre los grupos, se realizó un “análisis de
conglomerados” con el objeto de observar qué grupos emergen de manera natural a
partir de los datos. Previamente al uso de esta técnica, se construyó una nueva variable
69
dentro de la base que tuviese como fin incorporar la dimensión social de los casos a
través de un indicador de exclusión social.
Número
de
Apartado Pregunta Descripción de Pregunta Variable Escalas (puntajes)
Respecto al nivel de
ingresos per cápita de 0: Quinto Quintil
el/la usuario(a), marque 1: Cuarto Quintil
la alternativa adecuada 2: Tercer Quintil
según los criterios de la 3: Segundo Quintil
1 3 Encuesta CASEN p3_percap 4: Primer Quintil
Pensando en el total del 0: Nos alcanza bien,
2 ingreso familiar ¿Cuál de podemos ahorrar.
22 las siguientes frases p22_ingfam 1: Nos alcanza justo, sin
70
representa mejor la grandes dificultades.
situación de su hogar? 3: No nos alcanza,
tenemos algunas
dificultades.
5: No nos alcanza,
tenemos grandes
dificultades.
2: Mi pareja solamente /
¿Quién o quiénes son Otro
la/as persona/as que más 0: Yo y mi pareja u otro
contribuyen con ingresos integrante por igual
23 económicos en su hogar? p23_contri 1: Yo solamente
p251_casa 0: suma de deudas = 0
p252_disp 1: suma de deudas>=1 &
p253_tienda <3
p254_estud 3: suma de deudas >=3 &
p255_debe <5
¿Qué tipo de deuda tiene p256_pres 5: suma de deudas >=5 &
25 actualmente? p257_otro <=7
0: No
26 ¿Está usted en DICOM? p26_dicom 4: Sí
71
Figura 13: Distribución del índice de situación financiera
.2
.15
Density
.1.05
0
0 5 10 15 20
indice_financiero
72
Agrupación según cuartil de puntaje:
73
4: Ocasional, sólo algunas
veces por semana o al mes /
Nunca he trabajado
Missing: Otro
0: 0 mes
Durante los últimos 12 meses (1 año),
1: 1-2 meses
¿Estuvo alguna vez desempleado/a?
p16_tiempo 3: 3-5 meses
5: 6-7 meses
¿Cuánto tiempo en total?
7: 8 meses o más
0 10 20 30
indice_laboral
74
Si bien es cierto, la distribución presenta una estructura que difiere de una distribución
normal, tanto las medidas de tendencia central como de dispersión, presentan valores
adecuados para observar diferencias individuales
Número
de Descripción
Apartado Pregunta de Pregunta Variable Escalas (puntajes)
0: Departamento / Casa
3: Mediagua / Pieza dentro de la
vivienda / Residencial, pensión,
El Tipo de hostal
Vivienda de 5: Hospedería / Choza, rancho,
el/la ruca
1 1 usuario(a) es: p1_tipo_viv 7: Caleta o punto de calle
0: Vivienda propia
1: Vivienda arrendada /
Vivienda de tus padres
5: Allegado
7: Sin lugar donde vivir / En
¿Actualmente situación de calle
2 27 vives en? p27_vives Missing: Otra situación
Escala de
percepción p282_basic
de la a Suma de escala de percepción
2 28 vivienda p87_gusBa de vivienda
75
Escala de Percepción de Muy en En De Muy de
Vivienda desacuerdo desacuerdo acuerdo acuerdo
(2) La vivienda en la que vivo
tiene los elementos básicos
para satisfacer las
necesidades de la vida
cotidiana, tanto mías como
de todos las personas que la
habitan (lugar para dormir;
lugar para cocinar; lugar
para asearse; otros). 3 2 1 0
(3) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio que
cuenta con espacios para la
recreación y/o para el
deporte. 3 2 1 0
(4) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio que
ayuda a mi proceso de
rehabilitación. 3 2 1 0
(5) La vivienda en la que vivo
se encuentra en un barrio
fácil de llegar en transporte
público. 3 2 1 0
(6) Me gusta la vivienda en la
que vivo. 3 2 1 0
(7) Me gusta el barrio en el
que vivo. 3 2 1 0
76
Figura 15: Distribución del índice de precariedad de la vivienda.
.1
.08
.06
Density
.04
.02
0
0 5 10 15 20 25
indice_vivienda
Este índice presenta una distribución aproximada a la normal con un leve sesgo a la
izquierda. Las medidas de tendencia central y dispersión son adecuadas para la
observación de diferencias individuales.
77
Agrupación según cuartil de puntaje:
Para este efecto se valoró con 1 punto si el sujeto presentaba cualquier opción en
la que no tuviese pareja (categorías 2, 4, 5 y 6). Las otras categorías registraban 0
puntos.
o Severidad del trastorno del consumo de drogas. En este caso, también se puntuó
de manera continua de 1 a 7 puntos de acuerdo a las 7 categorías de severidad:
78
(1) Consumo perjudicial
El mayor puntaje (7) fue concedido a “consumo perjudicial” y el más bajo (1) a
“en la actualidad abstinencia”.
o Situación penal actual del usuario. Este indicador presentaba las siguientes
categorías y fue ponderado como sigue:
(1) Ha cumplido condenas anteriores por hechos delictivos, los cuales aparecen
actualmente en el certificado de antecedentes = 3 puntos.
(3) Ha cometido hechos delictivos, los cuales no han sido penalizados = 1 punto
79
o Conocimiento y participación en políticas estatales. Esta variable apunta a evaluar
la red estatal de apoyo con el que puede contar el participante. La ponderación
propuesta, fue la siguiente:
(2) Conoce las políticas estatales, pero no sabe cómo participar = 2 Puntos.
Nota: La variable considerada para este ítem fue la pregunta 40 del Apartado II.
o Último curso aprobado por el usuario. En relación a este indicador se dispuso que
para enseñanza básica completa o incompleta, el puntaje asignado fuera de 3
puntos, seguido de educación media incompleta con 2 puntos, media completa 1
punto y sobre educación media (técnica , profesional o universitaria) 0 punto.
o Estado de salud física y mental. En estos dos indicadores, frente a la opción “Muy
mala” o “Mala”, era asignado 1 punto y “Buena” o “Muy buena”, 0 punto.
Nota: Dado que ciertas variables presentan un número importante de valores perdidos
en la base de datos, se procedió a la imputación lineal, considerando determinantes que
pudieran generar una aproximación de esta información.
80
Figura 16: Estadísticas y distribución del indicador final de exclusión social.
.2
.15
Density
.1.05
0
10 15 20 25
indice_final
Rango de la escala 0 - 46
81
Análisis de conglomerado
Una vez calculada toda las variables de interés del instrumento, se dispuso de la técnica
de “análisis de conglomerado” (“cluster analysis”) con el fin de hacer emerger la
taxonomía natural de los datos en función de grupos subyacentes diferenciados por la
combinación de las variables de interés: Locus de control interno, Locus de control
externo dado por el azar, Locus de control externo dado por razones poderosas, Escala de
autoeficacia general, Estilo de enfrentamiento evasivo, Estilo de enfrentamiento de
distanciamiento, Estilo de enfrentamiento de reevaluación positiva, Estilo de
enfrentamiento análisis cognitivo-reflexivo, Apoyo social global, Escala de Estilo
Cultural del Consumo Problemático y Puntaje de exclusión social. La técnica empleada
se basó en la clasificación jerárquica utilizando el método de conglomeración de Ward,
con intervalo de distancia euclídea al cuadrado. El Dendograma presentado sugiere el
número de grupos naturales subyacentes del conjunto de datos.
82
Figura 17: Dendograma para el conjunto de variables de integración social
Leyenda
Conglomerado 4 grupos
Conglomerado 3 grupos
Congremerado 2 grupos
Al trazar la línea para determinar el número de conglomerados, se pueden distinguir 4, 3 y 2 grupos en la medida que se va
ascendiendo en la línea divisoria. Para el presente trabajo se ha optado por 3 categorías, previamente revisando las diferencias
presentes en las escala de interés, y considerando que la distinción entre cada grupo puede ser más bien sutil dado que el grupo
con el cual se trabaja en sí mismo ya pertenece a un extremo de la población (mayor exclusión social).
A continuación, se realizará un análisis discriminante con la finalidad de obtener las ecuaciones entre los 3 clusters, con la
finalidad de contar con un método de clasificación en el futuro al utilizar la pauta de integración social.
82
Análisis de funciones discriminantes multigrupo (ADM)
Lambda de Wilks
Contraste de las Lambda de Chi-
funciones Wilks cuadrado gl Sig.
1 a la 2 ,107 220,997 26 ,000
2 ,458 77,272 12 ,000
Al observar la matriz de estructura obtenida (Tabla 14), es posible apreciar que las
mayores cargas en la función discriminante 1 fueron básicamente Estilo Cultural del
Consumo Problemático (λ = .78) y, someramente, apoyo afectivo (λ = -.14). En cambio, en
la función 2, el mayor peso se lo lleva el índice de exclusión social (λ = .85) y, ligeramente,
Estilo de enfrentamiento de distanciamiento (λ = -.18).
83
Tabla 14: Matriz de estructura
Matriz de estructura
Función
1 2
Escala de Estilo Cultural del Consumo ,799* -,257
Problemático
Apoyo afectivo -,142* -,119
Escala de autoeficacia general -,131* -,025
Estilo de enfrentamiento evasivo ,096* ,012
Locus de control externo, dado por el azar ,096* -,077
Indice de exclusión social (SENDA) ,361 ,849*
Estilo de enfrentamiento de distanciamiento -,096 -,184*
Estilo de enfrentamiento análisis cognitivo- ,136 -,143*
reflexivo
Interacción social positiva -,124 -,142*
Locus de control interno ,023 -,122*
Locus de control externo, dado por razones ,098 -,108*
poderosas
Apoyo emocional -,092 -,105*
Apoyo instrumental -,058 -,084*
Correlaciones intra-grupo combinadas entre las variables discriminantes y las funciones
discriminantes canónicas tipificadas.
Variables ordenadas por el tamaño de la correlación con la función.
* Mayor correlación absoluta entre cada variable y cualquier función discriminante.
Sobre la base de la información previa, se decidió trabajar tan solo con las dos
variables que presentaban las cargas más altas para cada función discriminante y,
de esta forma, proponer las ecuaciones finales de clasificación.
84
Análisis discriminante para cluster de 3 grupos, pero sólo con dos predictores
(incorporados conjuntamente de manera independiente); “índice de exclusión social” y
“escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”.
Lambda de Wilks
Contraste de las Lambda de Chi-
funciones Wilks cuadrado gl Sig.
1 a la 2 ,150 198,193 4 ,000
2 ,502 71,923 1 ,000
Al observar la matriz de estructura obtenida (Tabla 16), es posible apreciar que la carga
en la función discriminante 1 para Estilo Cultural del Consumo Problemático fue alta (λ =
.93). En cambio, en la función 2, el peso para el índice de exclusión social fue deλ = .89.).
Matriz de estructura
Función
1 2
Escala de Estilo Cultural del ,930* -,367
Consumo Problemático
Índice de exclusión social (SENDA) ,461 ,887*
Correlaciones intra-grupo combinadas entre las variables
discriminantes y las funciones discriminantes canónicas
tipificadas
Variables ordenadas por el tamaño de la correlación con la
función.
* Mayor correlación absoluta entre cada variable y cualquier
función discriminante.
85
La Tabla de clasificación (Tabla 17) presenta la capacidad de predicción de cada caso en
función a la pertenencia de su grupo, basado en las funciones discriminantes. La
capacidad de clasificación global llega a un 97% (igual porcentaje para validación
cruzada). El gráfico de discriminación se observa en la figura 18.
Resultados de la clasificaciónb,c
Grupo de pertenencia
Ward pronosticado
Method 1 2 3 Total
Original Recuento 1 53 0 1 54
2 2 30 0 32
3 0 0 22 22
% 1 98,1 ,0 1,9 100,0
2 6,3 93,8 ,0 100,0
3 ,0 ,0 100,0 100,0
Validación Recuento 1 53 0 1 54
cruzadaa 2 2 30 0 32
3 0 0 22 22
% 1 98,1 ,0 1,9 100,0
2 6,3 93,8 ,0 100,0
3 ,0 ,0 100,0 100,0
a. La validación cruzada sólo se aplica a los casos del análisis. En la validación cruzada,
cada caso se clasifica mediante las funciones derivadas a partir del resto de los casos.
b. Clasificados correctamente el 97,2% de los casos agrupados originales.
c. Clasificados correctamente el 97,2% de los casos agrupados validados mediante
validación cruzada.
86
Figura 18: Funciones discriminantes canónicas.
Ward Method
1 2 3
Índice de exclusión social 2,696 2,316 1,599
(SENDA)
Escala Estilo Cultural del 3,710 1,668 3,353
Consumo Problemático
(Constante) -46,233 -24,038 -26,468
87
Coeficientes de la función de clasificación
Ward Method
1 2 3
Índice de exclusión social 2,696 2,316 1,599
(SENDA)
Escala Estilo Cultural del 3,710 1,668 3,353
Consumo Problemático
(Constante) -46,233 -24,038 -26,468
La Tabla 18 presenta las funciones de clasificación para generar las predicciones a partir
de las variables de interés seleccionadas por la función discriminante en sujetos futuros,
y basados en esta población normativa. La fórmula es una función lineal simple en la que
se calcula a cada sujeto un puntaje por categoría, clasificándose en aquel en que el valor
sea más alto (en sí mismo, el número no tiene ningún significado directo). Las variables
que fueron seleccionadas y que han quedado en la ecuación son “Índice de exclusión
social” y “Escala de Estilo Cultural del Consumo Problemático”. Las funciones quedan de
la siguiente manera, de acuerdo al nivel de integración social, dada por el análisis de
conglomerados.
En síntesis, cuando se calcule un puntaje por individuo para cada una de las posibles
categorías a la cual podría pertenecer, el mayor puntaje obtenido debe ser asociado a la
categoría a clasificar.
Finalmente, con la finalidad de evaluar la magnitud de las diferencias entre los grupos
obtenido mediante los clusters, se empleó prueba t (dos colas), para evaluar posibles
88
diferencias entre las variables de interés. Aquellas que fueron pesquisadas, se observan
en la figura 19.
Figura 19: Diferencias entre los grupos obtenido mediante los clusters.
Diferencias con p < .05; * Diferencias con p < .06; * *Diferencias con p < .095
Las diferencias observadas son algo más sutiles y requiere de mayor esfuerzo
interpretativo. No obstante, en general, se mueven en la dirección esperada.
Con el fin de explorar algunos resultados, se realizó un ANOVA de una vía entre todos
los predictores de integración social por región. Se pudo observar que solo se encontró
diferencias estadísticamente significativas para “Locus de control externo, dado por el
azar” y “Locus de control externo, dado por razones poderosas”; F (2, 152) = 3.44, p < .05,
y F (2, 152) = 7.06 p < .01 respectivamente. En la Tabla 19 se pueden observar sus
intervalos y medias.
89
Tabla 19: Descriptivos para las variables de interés, según región.
Intervalo de
confianza para la
media al 95%
Desviación Error Límite Límite
N Media típica típico inferior superior Mínimo Máximo
Locus de Antofagasta 30 2,986 1,1388 ,2079 2,560 3,411 1,0 5,1
control Región 70 3,165 1,0141 ,1212 2,923 3,406 1,3 5,7
externo, Metropolitana
dado por el Bío Bío 55 3,556 1,0661 ,1438 3,268 3,844 1,0 5,6
azar
Total 155 3,269 1,0740 ,0863 3,098 3,439 1,0 5,7
Locus de Antofagasta 30 2,481 1,0209 ,1864 2,100 2,862 1,1 4,3
control Región 70 3,069 1,2155 ,1453 2,780 3,359 1,0 5,7
externo, Metropolitana
dado por
Bío Bío 55 3,469 1,1604 ,1565 3,155 3,783 1,0 5,7
razones
Total 155 3,097 1,2058 ,0969 2,906 3,289 1,0 5,7
poderosas
Usando pruebas post hoc (Tukey Test), tanto en el caso de locus de control externo, dado
por el azar como por razones poderosas, las diferencias solo se dieron entre Antofagasta
versus Bío Bío, donde el locus externo es mayor en la VIII región.
90
Diferencias por sexo
Igualmente, al relacionar todas las variables de interés respecto a integración social por
sexo –usando prueba t– se encontraron diferencias significativas para las variables “locus
de control externo, dado por razones poderosas”; “estilo de enfrentamiento de
distanciamiento” y “exclusión social”; t (153) = 2.10, p < .05; t (152) = 2.55, p < .05; t (153) = -
2.48, p < .05 respectivamente.
De acuerdo a los descriptivos de la Tabla 21, se puede apreciar que niveles de locus de
control externo se asocian mayormente a hombres, en cambio, los niveles de exclusión
social están más asociados a mujeres.
91
Diferencias según tipo de tratamiento ambulatorio o residencial
Tabla 23: Descriptivos para las variables de interés, según tipo de tratamiento.
Tipo de tratamiento,
según si es residencial Desviación Error típ. de
o ambulatorio N Media típ. la media
Locus de control Plan ambulatorio, 101 3,431 1,0907 ,1085
externo, dado por el básico, intensivo
azar Plan residencial 51 2,919 ,9886 ,1384
Locus de control Plan ambulatorio, 101 3,298 1,1673 ,1161
externo, dado por básico, intensivo
razones poderosas Plan residencial 51 2,685 1,2186 ,1706
Estilo de Plan ambulatorio, 100 3,506 ,9186 ,0919
enfrentamiento de básico, intensivo
distanciamiento Plan residencial 51 3,048 1,1460 ,1605
Puntaje de exclusión Plan ambulatorio, 101 13,1188 5,05230 ,50272
social (a mayor básico, intensivo
puntaje, mayor Plan residencial 51 15,0000 4,74552 ,66451
vulnerabilidad)
En general, mayores niveles de locus externo están puestos en personas que se
encuentran en planes de tratamiento ambulatorio. Igualmente, también se observa un
mayor estilo de distanciamiento para este grupo, pero el puntaje mayor de exclusión
social se relaciona al plan residencial.
Finalmente, al revisar posibles asociaciones por tipo de tratamiento en relación al nivel de
severidad de la integración social, no se encontraron diferencias estadísticamente
significativas; χ2(4, N=108) = 2.56, ns (p=.28). En la Tabla 24 se puede apreciar que el
nivel de severidad en integración social es relativamente homogéneo según tipo de
tratamiento, aunque descriptivamente se aprecia un cierto nivel mayor de severidad en
planes residenciales (60,6%).
92
Tabla 24: Proporción de nivel de severidad de integración social, según tipo de
tratamiento.
93
CONCLUSIONES Y DISCUSIÓN:
En este sentido, el discurso del crimen asociado a las drogas ilícitas, tiene un fuerte
componente ideológico y produce un efecto de rechazo social basado en la suposición
de peligrosidad de estas personas. En la misma línea, expertos en tratamiento e
integración social de los usuarios de los centros de tratamiento del país7, sostienen que
una de las barreras que observan para la integración social de los usuarios es la
discriminación y estigmas asociados a los mismos, tales como ser delincuentes, sucios,
flojos, entre otros, los cuales generan una serie de resistencias por parte de los
7Para la evaluación del Modelo de Integración Social construido se consultó la opinión experta de integrantes
de equipos de tratamiento de las regiones de Antofagasta, Bio Bío y Metropolitana, en la modalidad de grupo
focal.
94
servicios de salud y todos los actores que se ven involucrados en los procesos de
integración social.
95
tratamiento y encargados de SENDA nacional y regionales, haciendo uso de la técnica de
grupos focales en las regiones de Antofagasta, Metropolitana y Bio Bío. A partir de ello,
se efectuaron las modificaciones pertinentes al Modelo de Integración Social,
determinando las dimensiones que fueron incorporadas al instrumento que permitió
evaluar el nivel de integración social de los usuarios de las regiones antes mencionadas.
8Costa Rica, Brasil, Argentina, Chile, Canadá, Australia, España y Reino Unido.
9Incorporando elementos centrales del Enfoque de Capital de Recuperación (base en la Estrategia Nacional
de Drogas y Alcohol 2011-2014), de Recuperación Sustentable y Cuidados Orientados a la Recuperación.
96
De este modo, los actores principales en los procesos de integración social son el Estado,
como transformador de cambios en el contexto; el Usuario, como foco y centro del
proceso de integración social; los Equipos de Tratamiento, como mediadores y
facilitadores de cambios en el usuario. Y, en menor medida, los privados como
generadores de espacios de integración social.
Una vez construido el Modelo de Integración Social, en una tercera fase, se dio inicio a la
generación de un sistema de evaluación de integración social, mediante el ensamblaje y
adaptación de escalas, además de la incorporación de ítems construidos por el equipo de
integración de SENDA nacional y el equipo de la Universidad Diego Portales. De este
modo, se generó un Protocolo de Integración Social estructurado en dos apartados. El
primero, constituyó una Ficha de Integración Social, que evaluaba variables reportables por
los equipos de tratamiento de los centros de rehabilitación; el segundo, fue un
Cuestionario de Integración Social, que consideró variables reportadas por los propios
usuarios, ligadas a percepciones y componentes subjetivos del proceso de integración
social. Este protocolo fue aplicado a 155 usuarios de los centros de tratamiento de las
regiones de Antofagasta, Metropolitana y Bio Bío con el objetivo de evaluar los niveles de
integración social y definir las dimensiones que discriminan de mejor forma entre los
distintos perfiles de integración social.
97
situación penal, el 60% no presentaba historia de conflicto con la justicia versus el 40%
que sí la habían tenido, siendo un 16% quienes habían cumplido condena.
Un resultado importante de observar fue que sólo el 10% de los usuarios indicaron
participar regularmente en algún beneficio del Estado, versus un 52% que no conoce o no
sabe cómo participar en dichos beneficios, resultados que relevan la importancia de
contar con un sistema de gestión de redes que permita a los usuarios sostener su
recuperación en el tiempo e integrarse socialmente.
El análisis inferencial, se efectuó a partir de tres procesos: correlación entre las variables
psicológicas de interés, la exploración de grupos naturales que componen la población,
basado en los datos de los diversos instrumentos empleados para medir integración
social y criterios de expertos (profesionales de los centros). A partir de este
procedimiento, el análisis inferencial arrojó en primer lugar que la población estudiada
presenta cierta diversidad en relación a las dimensiones consideradas en los procesos de
integración social, característica que implica una estructura factorial de más de un
componente. En segundo lugar, se observó un fuerte sesgo por parte de los centros al
momento de clasificar a los usuarios en los perfiles de integración social, existiendo una
alta tendencia a clasificar a los usuarios en nivel medio de integración social (99 sujetos
versus 31 en nivel bajo y 24 en alto). Situación que, de acuerdo a reportes en terreno,
responde a la dificultad, por parte de los equipos de tratamiento, en categorizar a sus
usuarios. Esto implicó que frente a la duda, los equipos generalmente optaran por el nivel
medio de integración.
10Locus de control interno, Locus de control externo dado por el azar, Locus de control externo dado por
razones poderosas, Escala de autoeficacia general, Estilo de enfrentamiento evasivo, Estilo de enfrentamiento
de distanciamiento, Estilo de enfrentamiento de reevaluación positiva, Estilo de enfrentamiento análisis
cognitivo-reflexivo, Apoyo social global, Escala de cultura de adicción y Puntaje de exclusión social
98
integración social) fueron el Índice de Exclusión Social y la Escala de Estilos Culturales
del Consumo Problemático.
99
D. El trabajo en integración social, necesita considerar las expectativas de los propios
usuarios, con el objetivo de realizar un trabajo individual sobre la base de
itinerarios personalizados.
100
RECOMENDACIONES
A la luz de los resultados antes expuestos y con el objetivo de viabilizar y garantizar los
elementos necesarios para su adecuada implementación se recomienda:
• Contar – en los equipos de los centros de tratamiento del país– con profesionales a
cargo de la implementación del área de integración social. Esto se vuelve
indispensable para establecer itinerarios personalizados de integración social.
• Fortalecer el rol rector del área de integración social a nivel nacional de SENDA en
la entrega de soporte, lineamientos, directrices y normas técnicas a los equipos de
los centros de tratamiento.
101
• Planificar una estrategia de transferencia de capacidades (capacitación,
entrenamiento y actualización permanente) a los equipos de los centros de
tratamiento, siendo el nivel central con su representación regional quienes
debiesen asumir esta tarea.
102
REFERENCIAS
(1) Dulzaides Iglesias, María Elinor Y Molina Gomez, Ana María. (2004). Análisis
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108
ÍNDICE DE TABLAS Y FIGURAS
54
Tabla 4: Edad y sexo de la población de estudio, según tipo de plan de tratamiento
Tabla 7: Situación actual con servicios otorgados por el Estado, según edad y sexo
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87
Figura 19: Diferencias entre los grupos obtenido mediante los clusters
89
90
90
91
91
Tabla 23: Descriptivos para las variables de interés, según tipo de tratamiento
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112