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presentado por:
71.1 Cuando una norma atribuya a una entidad alguna competencia o facultad
sin especificar qué órgano a su interior debe ejercerla, debe entenderse que
corresponde al órgano de inferior jerarquía de función más similar vinculada a
ella en razón de la materia y de territorio, y, en caso de existir varios órganos
posibles, al superior jerárquico común.
71.2 Particularmente compete a estos órganos resolver los asuntos que consistan
en la simple confrontación de hechos con normas expresas o asuntos tales como:
certificaciones, inscripciones, remisiones al archivo, notificaciones, expedición de
copias certificadas de documentos, comunicaciones o la devolución de
documentos.
71.3 Cada entidad es competente para realizar tareas materiales internas
necesarias para el eficiente cumplimiento de su misión y objetivos.
Comentario
La administracion tradicional conceptuada que toda organización publica parte
bajo el principio de concentración funcional , según el cual todos los poderes que
el ordenamiento atribuye al organismo s congregan en el nivel jerárquico
relacionados con la razón de ser de la institución emanan el titular,
correspondiendo a los órganos restantes a efectuar meramente las acciones
técnicas de preparación, tramite o ejecución de tales decisiones.
Esta tesis es acompañada de la idea de que solo a partir del desarrollo legal e
institucional posterior aparece la atribución de competencias originarias,(por ley
de organización o de los sistemas administrativos)y luego, La distribución
mediante delegación a los niveles inferiores de la entidad. Precisamente frente
aquel modelo tradicional es que surge la disposición.
Cuando se puede apreciar la disposición precisamente consagra la regla contraria
de modo tal que a partir de su vigencia de cualquier disposición que adicione
competencias a un órgano prexistente , se entenderá via esta presunción . que
las nuevas atribuciones a funciones corresponden directa o originariamente a los
niveles inferiores de la entidad y no del superior. La regla tiene varias
consecuencias directas pero dos son las mas importantes.
Importa una desconcentración automática dispuesta a partir de la propia
ley, que no queda librada a ninguna decisión administrativa especifica. por
ello, también se le menciona a esta presunción, como una forma de
determinación especifica de competencias, porque mediante ella , se logra
la asignación de tareas no obstante que las normas establecen atribuciones
sin mayor detalle de concreción.
Imprime mayor celeridad a la gestión, desde que, atribuida la función, el
órgano inferior en que radique competencia en función d a reglas
establecidas es responsable de actuar inmediatamente, sin esperar alguna
asignación adicional, documento de gestión o similares.
Comentario
La Ley establece la posibilidad que las propias autoridades de las entidades
públicas, las transfieran a otras entidades o a sus órganos inferiores, aunque no
sean jerárquicamente dependientes.
La delegación, es una técnica de transferencia de competencias, autorizada por
ley, en virtud de la cual un órgano denominado delegante se desprende de una
parte de la competencia que tiene atribuida y la transfiere a otro órgano -
delegatario al cual esa competencia no le había sido asignada. Por ello, se dota
al órgano receptor de facultades decisivas que serán ejercidas en exclusiva, en
tanto no sean revocadas o avocadas por el superior. Como posteriormente se
apreciará, la transferencia de competencias no es absoluta sino relativa, puesto
que el delegante mantiene algunas potestades aun operada la delegación.
Las características de esta delegación son las siguientes:
Ponderación de causas por el delegante
La posibilidad de delegar facultades no es discrecional para la autoridad, ya que
para otorgarla ha de fundamentarla en razones de índole económica, social,
territorial y técnica, que la hagan aconsejable.
Taxatividad de las facultades delegadas
No toda función o atribución original de las entidades pueden ser delegadas, sino
aquellas consideradas periféricas de las entidades. Exige limitación legal expresa
para poder delegar las siguientes atribuciones: a) aquellas que justifican su
existencia, esto son, las funciones esenciales o que califican la identidad de la
entidad; b) las potestades normativas y reglamentarias de su nivel; c) la potestad
de revisión de actos administrativos emitidos por subordinados; y, d) las
atribuciones que, a su vez, le hubiesen sido delegadas.
Temporalidad de la delegación
La delegación se diferencia de la reasignación de funciones en que, es esencial-
mente temporal y no definitiva. Si bien la delegación no siempre se establece
hasta una fecha fija o durante un lapso determinado, siempre será revocable o
cancelable mediante la avocación, por el superior.
Constancia de la delegación en el acto administrativo dictado por el delegado
La autoridad delegada debe permanentemente exteriorizar a los administrados
que actúa en vía de delegación y no competencia propia.
Finalmente, es bueno precisar que la opción del legislador ha sido la de acoger la
delegación interorgánica, es decir, entre distintos organismos de la
Administración Pública, y no la delegación al interior de una misma entidad.
Comentario
potencia que solo alcanza a las actuaciones materiales, técnico o de servicios, y
no a actuaciones jurídicamente relevantes o decisorias, manteniendo el órgano
encargante la responsabilidad y titularidad de la competencia. Son ejemplos de
estos encargos, los acuerdos para que una entidad reciba los escritos dirigidos al
encargante, o efectúe las notificaciones que les corresponden.
Como se puede apreciar con nitidez, esta figura a la vez que es una técnica de
traslación de acciones materiales, importa una forma de colaboración entre
entidades públicas.
Lo que diferencia a la encomienda de la delegación es que la primera se refiere a
un objeto definido (ejecución de actuaciones materiales, técnicas, o servicios)
mientras que la delegación importa una dimensión jurídieo-format integral; y por
otra parte, la parte encargante a diferencia del delegante, mantiene competencia
para adoptar cuantas decisiones sean necesarias para el mejor desempeño del
encargo, el deber de supervisión del encargo, entre otras expresiones de la
retención de la competencia originaria.
Conforme al texto de este artículo existen dos clases de encargos:
a. Encargo de gestión interadministrativo
Una de las manifestaciones de la relación de colaboración es el encargo de gestión
interadministrativo, que constituye una modalidad limitada de traslación
competencial a través de la cual una actividad compleja (aquella que requiera un
conjunto de decisiones formales y actividades materiales de gestión) Pueda ser
escindida entre dos órganos o entes, de manera que el titular de la misma retenga
los aspectos jurídicos y formales de su ejercicio, pero encargue o encomiende al
otro la realización de los aspectos meramente materiales o técnicos
Subcapítulo III
Colaboración entre entidades
85.1 Las relaciones entre las entidades se rigen por el criterio de colaboración,
sin que ello importe renuncia a la competencia propia señalada por ley.
85.2 En atención al criterio de colaboración las entidades deben:
85.2.1 Respetar el ejercicio de competencia de otras entidades, sin
cuestionamientos fuera de los niveles institucionales.
85.2.2 Proporcionar directamente los datos e información que posean, sea cual
fuere su naturaleza jurídica o posición institucional, a través de cualquier medio,
sin más limitación que la establecida por la Constitución o la ley, para lo cual se
propenderá a la interconexión de equipos de procesamiento electrónico de
información, u otros medios similares.
85.2.3 Prestar en el ámbito propio la cooperación y asistencia activa que otras
entidades puedan necesitar para el cumplimiento de sus propias funciones, salvo
que les ocasione gastos elevados o ponga en peligro el cumplimiento de sus
propias funciones.
85.2.4 Facilitar a las entidades los medios de prueba que se encuentren en su
poder, cuando les sean solicitados para el mejor cumplimiento de sus deberes,
salvo disposición legal en contrario.
85.2.5 Brindar una respuesta de manera gratuita y oportuna a las solicitudes de
información formuladas por otra entidad pública en ejercicio de sus funciones.
85.3 En los procedimientos sujetos a silencio administrativo positivo el plazo para
resolver quedará suspendido cuando una entidad requiera la colaboración de otra
para que le proporcione la información prevista en los numerales 85.2.3 y 85.2.4,
siempre que ésta sea indispensable para la resolución del procedimiento
administrativo. El plazo de suspensión no podrá exceder el plazo dispuesto en el
numeral 3 del artículo 141 de la presente Ley.
85.4 Cuando una entidad solicite la colaboración de otra entidad deberá notificar
al administrado dentro de los 3 días siguientes de requerida la información.
Comentario
Para el cumplimiento de sus finalidades, la Administración Pública genera multi-
plicidad de formas organizacionales y personas jurídicas a las cuales asigna
compe-tencias, responsabilidades y medios para el cumplimiento de sus
cometidos institucionales. Como bien expresa SANTAMARÍA PASTOR, con la
“distribución de funciones y potestades entre las administraciones públicas y los
órganos que las componen se cubre una primera y muy importante etapa en el
proceso de estructuración del sistema administrativo. Pero esta distribución
funcional origina problemas característicos, como es la tendencia a la actuación
independiente y descoordinada de cada una de las unidades, consecuencia de la
hipervaloración del propio trabajo y de los intereses cuya satisfacción se
encomienda”* *. Por ello, es que constituye de interés público, afrontar esta
tendencia insular de las entidades -que luego distorsiona en relaciones
conflictivas- mediante la adopción de determinadas técnicas organizacionales que
permitan dar coherencia a la actuación de diversas entidades públicas.
Ahora bien, en su desarrollo operativo tales entidades asumen diversas relaciones
ínteradministrativas como por ejemplo, la autonomía, la tutela sectorial, la
descentralización funcional u operativa, de control, de controversias
competenciales, etc. Pero la relación que promueve con mayor eficiencia la
coherencia en la actuación de diversas entidades públicas es la de colaboración o
cooperación interadministrativa, que hemos tenido ocasión de definir como la
“(...) conducta activa de las entidades públicas ten-dente a facilitar las
actuaciones de autoridades ajenas o a realizar acciones conjuntas y
voluntariamente aceptadas para la consecución de sus fines de interés público”.
La relación de colaboración refleja la necesidad del interés público que las
entidades administrativas actúen de manera coordinada en aquellos asuntos de
su competencia material en los cuales mantengan afinidad o cercanía funcional.
No obstante, esta
relación de colaboración no está sujeta a la espontaneidad de las autoridades de
turno sino que ha sido calificada por el Tribunal Constitucional como un principio
implícito en nuestro ordenamiento constitucional derivado del sistema de
equilibrio de poderes que como tal, es necesario observar por todas las
autoridades administrativas. En efecto, podemos apreciar esta afirmación
constitucional a continuación:
“Sin embargo, la separación de poderes que configura nuestra Constitución no es
absoluta, porque de la estructura y funciones de los poderes del Estado re-
gulados por la Norma Suprema, también se desprende el principio de
colaboración de poderes” . ,
Conforme a dicho marco legal, para el mejor logro de los cometidos públicos, las
entidades se encuentran sujetas al deber de colaborar recíprocamente para
apoyar la gestión de las otras entidades, y además, para darle estabilidad a dicha
colaboración, mediante la suscripción de convenios obligatorios bilaterales o
plurilaterales. Como re-conoce la doctrina estos convenios “(...) están regidos por
el principio de voluntariedad y libre consentimiento de las administraciones que
deciden ejercitar sus competencias de común acuerdo. Sistemáticamente se
ubican en la teoría de la organización administrativa; de esta manera se
encuentran excluidos del ámbito de la Ley 13/1995a:del 18 de mayo, de
Contratos de las Administraciones Públicas. Pero, a pesar de no tratarse de un
contrato, no suponen la mera aplicación de efectos legales, sino que descansan
en la autonomía de la voluntad administrativa ejercida en el marco del
ordenamiento jurídico. Crean ex voluntad derechos y obligaciones que afectan al
ejercicio de las competencias, no a la titularidad de estas”.
Decíamos en la Comisión12351 que considerábamos necesario incorporar las
relaciones de colaboración entre las entidades públicas, porque cuando nuestra
legislación se refiere a las relaciones entre autoridades solo concibe a la relación
conflictual, como sí el único supuesto de relacionamiento fuera el conflicto. Se
propuso balancear el esquema de relaciones interadministrativas. El mensaje es:
en caso de controversias o situaciones divergentes, procedan a la labor de
colaboración.
La cooperación o colaboración, implica una conducta activa de la entidad pública
tendente a facilitar las actuaciones de autoridades ajenas o a realizar acciones
conjuntas y voluntariamente aceptadas para la consecución de sus fines de
interés común. En todo caso, la cooperación o colaboración interadministrativa
es un principio implícito e inherente al Estado de derecho, que no hubiese sido
necesario justificar en preceptos concretos, sino fuere porque nuestra realidad
administrativa precisamente ha sido pródiga en ejemplos de conductas adversas
a este deber, e incluso con clara conciencia que con ello se satisface el interés
público confiado en desmedro de otra entidad. Recuérdese los casos de las
entidades públicas ventilando diferencias a través de los medios de prensa, los
sendos comunicados condenatorios entre entidades públicas, las acciones
judiciales entre ellas, las competencias entre autoridades para ejecutar
determinadas acciones por separado, entre otros enojosos casos de anti
colaboración pública.
La doctrina es clara en establecer que, la actividad administrativa de cooperación
no precisa de una habilitación legal expresa para concretarse, ni ha de ceñirse
obligatoriamente a fórmulas tasadas y legalmente previstas. Por ello, es que esta
sección cumple un rol de orientador y de fijación de deberes negativos y positivos
por los que las entidades deben transitar necesariamente, aunque sin posibilidad
de coerción, bastando el sentido político de la crítica pública y el control
parlamentario o ciudadano sobre este cumplimiento. En este artículo se
encuentran enumeradas como deberes las principales técnicas de cooperación
entre entidades públicas, pero que no excluyen algunas otras que las entidades
puedan hacer ingresar dentro del criterio marco de la colaboración administrativa.
a. La primera técnica consiste en el deber negativo de respetar el ejercicio
legítimo de las competencias de otras entidades. Se estima que la primera
aproximación a esta colaboración, implica que las entidades no contiendan por
alcanzar alguna actividad por separado, no efectúen críticas por fuera de los
cánones formales del procedimiento de conflicto de competencias entre las
entidades públicas, entre otras acciones. Los debates y críticas deben realizarse
dentro de los canales oficiales, y dentro de los niveles de coordinación que se
pudieren haber establecido entre ellos (por ejemplo, el Consejo de Ministros, para
los conflictos entres entidades del Poder Ejecutivo).
b. La segunda técnica consiste de alguna manera la base o el presupuesto previo
de todas las variantes de cooperación entre entidades, es el intercambio de
informa-ciones. Constituye un deber general de todas las entidades para con las
demás, facilitar la información sobre su propia gestión que estas precisen para el
adecua¬do ejercicio de sus cometidos. Si la exigencia es eventual, ella podrá
ejecutarse también eventualmente, mas si la necesidad fuere continuada, se
tenderá a la interconexión permanente de sistemas informáticos. La información
que posee una entidad pública, no es para ella, ni si quiera para su sector, sino
configura el gran conjunto del servicio, que todas las demás entidades también
deben servir.
c. Otros mecanismos, es la asistencia o auxilio administrativo, que hoy también
constituye un deber general, con las mismas consecuencias y los mismos límites
del deber de facilitar información, ya examinado. Pero más que este deber
general, importa señalar las modalidades de asistencia previstas por el
ordenamiento.
Esta asistencia puede ser puramente jurídica (por ejemplo, para la ejecución de
los actos de una Administración que ha de realizarse fuera del ámbito de sus
compe¬tencias, embargos, notificaciones, actuaciones probatorias, etc.); puede
consistir en una asistencia técnica (por ejemplo, mediante el destaque o
intercambio de personal, equipos o de medios técnicos de una entidad a otra, o
mediante el asesoramiento jurídico, económico o técnico, o mediante la ejecución
de obras o la instalación de servicios para otras autoridades).
En palabras de PARADA, la asistencia requerida en los anteriores supuestos cons-
tituye “un deber jurídico, pues solo podrá negarse cuando el ente del que se
solicita no está facultado jurídicamente para prestarla, cuando, de hacerlo,
causara un perjuicio grave a sus intereses o al cumplimiento de sus propias
funciones, o cuando no tuviera medios suficientes para ello. La negativa de
prestar asistencia se comunicará motiva- damente a la Administración
solicitante’’*236’.
En ese mismo sentido, se señalan como características esenciales del principio de
cooperación que el mismo “tiene como límite la titularidad de las respectivas
competencias’’ y “no necesita de invocación expresa’’*2371. A mayor
abundamiento, GARRIDO FALLA precisa -citando las Sentencias del Tribunal
Constitucional Español 18/1982 y 76/1983- que el intercambio de información
entre entidades administrativas constituye un elemento del principio de
cooperación o deber de colaboración, el cual implica “la obligación recíproca de
suministrar información”
Como consecuencia, podemos afirmar que el criterio de colaboración que rige las
relaciones de las entidades integrantes de la Administración Pública implica la
existencia de un deber recíproco de cargo de las entidades administrativas de
proporcionar, suministrar o facilitar a otras instituciones públicas que lo necesiten
la información y documentación que posean, administren, produzcan o generen
como consecuencia del ejercicio y desarrollo de las funciones y actividades que
le corresponden por atribución expresa del ordenamiento jurídico vigente. En
buena cuenta, consideramos que una entidad administrativa se encontrará
obligada a proporcionar la información solicitada por otra institución pública,
siempre que la misma no resulte pasible de ser calificada como una contravención
a las limitaciones, restricciones o prohibiciones previstas sobre el particular por
el ordenamiento jurídico vigente (por ejemplo: secreto tributario, industrial,
etc.); y que la posesión, administración, producción o generación de la referida
información se enmarque dentro del ámbito de competencias legalmente
reconocido a la entidad administrativa a quien fue dirigida la solicitud respectiva.
Subcapítulo IV
Conflictos de competencia y abstención
90.1 La incompetencia puede ser declarada de oficio, una vez apreciada conforme
al artículo anterior o a instancia de los administrados, por el órgano que conoce
del asunto o por el superior jerárquico.
90.2 En ningún caso, los niveles inferiores pueden sostener competencia con un
superior debiéndole, en todo caso, exponer las razones para su discrepancia.
Comentario
Los conflictos de competencia resultan cuando dos órganos administrativos se
atribuyen, positiva o negativamente competencia para conocer un mismo asunto.
Como tales no son cuestiones entre partes, sino entre órganos al interior de la
administración. La afirmación de un órgano de que es competente o incompetente
es un presupuesto de la cuestión de competencia y no la cuestión de competencia
en sí, la cual solamente se producirá si el órgano a quien se considera competente
reafirma o niega su competencia.
La incompetencia de un organismo puede ser declarada de la siguiente manera:
Por la autoridad superior, de oficio.
Por la propia autoridad que efectuando el control de su competencia llega
al con-vencimiento que carece de ella.
pedido de alguno de los administrados, quien activa algunos de los dos
supuestos anteriores.
La autoridad que tenga facultad resolutiva o cuyas opiniones sobre el fondo del
procedimiento puedan influir en el sentido de la resolución, debe abstenerse de
participar en los asuntos cuya competencia le esté atribuida, en los siguientes
casos:
1. Si es cónyuge, conviviente, pariente dentro del cuarto grado de consanguinidad
o segundo de afinidad, con cualquiera de los administrados o con sus
representantes, mandatarios, con los administradores de sus empresas, o con
quienes les presten servicios.
2. Si ha tenido intervención como asesor, perito o testigo en el mismo
procedimiento, o si como autoridad hubiere manifestado previamente su parecer
sobre el mismo, de modo que pudiera entenderse que se ha pronunciado sobre
el asunto, salvo la rectificación de errores o la decisión del recurso de
reconsideración.
3. Si personalmente, o bien su cónyuge, conviviente o algún pariente dentro del
cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, tuviere interés en el
asunto de que se trate o en otro semejante, cuya resolución pueda influir en la
situación de aquel.
4. Cuando tuviere amistad íntima, enemistad manifiesta o conflicto de intereses
objetivo con cualquiera de los administrados intervinientes en el procedimiento,
que se hagan patentes mediante actitudes o hechos evidentes en el
procedimiento.
5. Cuando tuviere o hubiese tenido en los últimos doce (12) meses, relación de
servicio o de subordinación con cualquiera de los administrados o terceros
directamente interesados en el asunto, o si tuviera en proyecto una concertación
de negocios con alguna de las partes, aun cuando no se concrete posteriormente.
No se aplica lo establecido en el presente numeral en los casos de contratos para
la prestación de servicios públicos o, que versen sobre operaciones que
normalmente realice el administrado-persona jurídica con terceros y, siempre que
se acuerden en las condiciones ofrecidas a otros consumidores o usuarios.
6. Cuando se presenten motivos que perturben la función de la autoridad, esta,
por decoro, puede abstenerse mediante resolución debidamente fundamentada.
Para ello, se debe tener en consideración las siguientes reglas:
a) En caso que la autoridad integre un órgano colegiado, este último debe aceptar
o denegar la solicitud.
b) En caso que la autoridad sea un órgano unipersonal, su superior jerárquico
debe emitir una resolución aceptando o denegando la solicitud.
Comentario
El principio de imparcialidad de las autoridades y la buena fe de las partes son
asegurados a través de la figura administrativa de la abstención, de oficio o a
pedido de parte. En el ámbito procedimental, la abstención constituye un
supuesto de auto separación, apartamiento, o excusa de la autoridad que
intervienen en la resolución de la controversia, en tanto existan causales que
atenten contra la imparcialidad e independencia de su actuación, en desmedro
de la imagen de imparcialidad que debe ser principio de la actuación pública.
El efecto directo de esta figura consiste en sustituir al órgano-persona que ha de
prestar su voluntad en lugar del que se considera inhabilitado para intervenir en
el caso específico, pero con la misma competencia del órgano institución en
cuestión. No desplaza la competencia del órgano que está entendiendo, sino solo
a la persona que lo representa.
Autoridades comprendidas en su alcance
El deber de abstención alcanza a quienes participan en el procedimiento como
autoridad con facultad resolutiva (instructor), de origen electoral o designado, en
carrera pública o no; y también a las autoridades con facultad asesora (asesor
legal, técnico o autoridad dictaminadora) puesto que todas las autoridades están
vinculadas al deber de imparcialidad.
Se encuentra incluida también cualquier autoridad individualmente considerada
que conforma un órgano colegiado de tipo decisor o asesor. La situación de una
autoridad que aparece en el procedimiento como perito, testigo o declarante no
se encuentra sujeto a estas causales de abstención, sino sujeto a las reglas de
su propia función.
Causales
Para que proceda la abstención es necesario que concurra alguna de las causas
que se enumeran taxativamente en la Ley. En ese sentido, debe tenerse presente
que teniendo por efecto natural la dispensa de la obligatoriedad de ejercer la
competencia, su interpretación debe ser necesariamente restrictiva, de modo que
los hechos se en-cuentren debidamente probado e incursos en los supuestos
expresamente previstos como causales.
Con la finalidad de evitar que puedan emplearse abusivamente las abstenciones
sea para demorar el trámite o para evadir el compromiso de atender procesos
complicados, la ley disciplina la forma, oportunidades, trámites y motivos tasados
por lo cuales se puede producir el apartamiento de la competencia de una
autoridad.
Las causales se pueden clasificar según GONZALES PÉREZ , en relación con los
sujetos o con el objeto del procedimiento:
1. En relación con los sujetos
A su vez pueden clasificarse en dos grupos, según que se basen en la unión o
dis-tancia entre el interesado y la autoridad o funcionario que intervenga en el
procedimiento. También se le denominan reflejas porque no están dadas en
función de la condición intrínseca de la persona, sino por establecerse una
relación determinada con alguna de las partes del procedimiento, de modo tal
que si esa relación no existiera, o fuera otro el administrado, la causal
desaparecería. De otro lado, es conveniente precisar que todas las condiciones
que se mencionan como causales de apartamiento deben ser precedentes al
conocimiento del procedimiento, porque si fueran posteriores a ello, estaremos
frente a otras figuras de responsabilidad funcionarial, tal como sucede si iniciado
un procedimiento, la autoridad ingresa a tener tratos lucrativos con esta misma
parte o sus representantes.
Por vinculación o unión
Las causales fundadas en una excesiva unión del funcionario o autoridad con los
interesados pueden dividirse en dos grupos, según social o jurídica la índole de
la relación.
Unión jurídica
Nos referimos a los supuestos del inciso primero, referidos al parentesco civil o
legal establecido conforme a las reglas del Código Civil:
'SSP
• Parentesco (4o consanguinidad o 2o afinidad) con los administrados.
• Parentesco (4o consanguinidad o 2o afinidad) con los representantes o
mandatarios de los administrados.
• Parentesco (4o consanguinidad o 2o afinidad) con los administradores de
las em-presas de los administrados.
• Parentesco (4o consanguinidad o 2o afinidad) con quienes prestan servicios
a los administrados.
También se encuentran aquí los casos del inciso 5, que versan sobre relaciones
jurídicas de incidencia lucrativa entre la autoridad y alguno de los administrados,
consistentes en:
• Tener o haber tenido, durante los últimos dos años, relación de servicio con
cual-quiera de los administrados o terceros interesados en el asunto. La relación
de servicios debe entenderse no solo restringido a la relación civil sino cualquiera
que puede implicar una actividad servicial entre ambos: relación comercial,
laboral, servicio público, etc.
• Tener o haber tenido, durante los últimos dos años, relación de
subordinación con cualquiera de los administrados o terceros interesados en el
asunto.
• Tener en proyecto alguna concertación de negocios con alguna de las
partes, aun cuando no se concrete posteriormente.
Unión social
Nos referimos a las relaciones de vinculación social preexistentes entre la
autoridad y algunas de las partes, y que es el supuesto de tener amistad íntima
con cualquiera de los administrados ¡ntervinientes en el proceso, que se haga
patente mediante actitudes o hechos evidentes en el procedimiento (inciso 4).
Se trata de una circunstancia que requiere la confluencia de una amistad íntima
(no cualquier amistad ocasional, profesional o eventual) sino una vinculación
estrecha, y, además, una plasmación de esa situación en acciones u omisiones
patentes o evidentes en el procedimiento, mediante preferencias a esa parte o
discriminaciones a la otra.
Por distancia o lejanía con la parte
Los motivos fundantes de esta causal son aquellos que consisten en el distancia-
miento personal entre la autoridad y algunos de los administrados. Se concreta
en las causales de:
Comentario
Tratándose de un tema que debe ser resulto por el superior jerárquico, este puede
decidir la abstención de oficio a propia iniciativa (abstención forzosa) o cuando el
inferior revela la causal que afecta su competencia (abstención), o conociendo de
un escrito de los administrados (petición de abstención).
Los efectos sustitutivos de la autoridad que producen la abstención deben ser
establecidos mediante decisión motivada de la autoridad superior inmediata, que
es a quien compete conocer del asunto, comprobar la causal y decidir el tema.
La única excepción, es tratándose de la abstención de integrantes de órganos
colegiados, cuya decisión compete al pleno (art. 89.1).
La superioridad puede decidir desestimando la solicitud de abstención, con lo cual
se mantiene la autoridad recusada en la instrucción y conocimiento del
expediente; o por el contrario, puede admitir la solicitud. En este último caso, la
decisión debe contemplar simultáneamente:
a. La abstención de la autoridad.
b. La designación del competente para proseguir el trámite (de preferencia
una autoridad de la misma jerarquía, en su defecto, alguna otra autoridad apta;
y a falta de ambas, habilitará a una autoridad ad hoc o disponer que la autoridad
abstenida resuelva el tema bajo su directa supervisión. Tales situaciones
extremas se presen-tan en organizaciones administrativas muy pequeñas o
donde no se reconozcan autoridades superiores (ej. municipios distritales) o en
los niveles más altos de la administración donde no exista situación jerárquica
superior (Ej.. Ministros, titulares de organismos autónomos, etc.). Esta radicación
de competencia sustitutiva es definitiva, aunque posteriormente desaparezcan
las causas que motivaron el cambio de autoridad.
Subcapítulo V
Órganos colegiados
Comentario
109.1 Los acuerdos son adoptados por los votos de la mayoría de asistentes al
tiempo de la votación en la sesión respectiva, salvo que la ley expresamente
establezca una regla distinta; correspondiendo a la Presidencia voto dirimente en
caso de empate.
109.2 Los miembros del órgano colegiado que expresen votación distinta a la
mayoría deben hacer constar en acta su posición y los motivos que la justifiquen.
El Secretario hará constar este voto en el acta junto con la decisión adoptada.
109.3 En caso de órganos colegiados consultivos o informantes, al acuerdo
mayoritario se acompaña el voto singular que hubiere.
Comentario
El régimen de adopción de acuerdo se rige por el principio de la mayoría simple
de los asistentes. Tiene el presidente el voto de carácter dirimente de los empates
de votación.
Las posibilidades del deber de votar son las siguientes:
a) Votar con la mayoría, a favor o en contra de la propuesta sometida a
consideración, de forma que se produzca acuerdo con este voto. Votar en
este sentido es responsabilizarse por el acuerdo adoptado, pues la voluntad
del órgano colegiado es la suma de todas las personas que forman la
voluntad del colegiado para formar decisión.
b) Votar en contra de la mayoría que forma acuerdo, o comúnmente
denominado “voto singular". En este caso, la motivación resulta
trascendente, para efectos de la eventual responsabilidad por la decisión
adoptada, por lo que incluso el artículo 97.3, la fundamentación puede
realizarse en el mismo acto de modo verbal, o por escrito hasta el día
siguiente. Normalmente los votos singulares se registran en el acta de la
sesión, sin embargo, cuando el colectivo constituye un ente consultivo o
informativo, resulta
1C necesario que al acuerdo mayoritario se alcance los votos singulares que se
hubieren producido, a efecto que la instancia decisoria pueda contar con los
mayores elementos _ posibles para cumplir su función.
Artículo 110.- Obligatoriedad del voto