Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Joseph B. Wirthlin
Of the Quorum of the Twelve Apostles
Jesucristo es nuestro gran ejemplo; lo rodeaban multitudes y habló a miles, sin embargo siempre se
preocupaba por la persona en particular.
Agradezco la oportunidad de estar con ustedes hoy en este magnífico Centro de Conferencias. Pese al
tamaño de esta congregación, es sobrecogedor darse cuenta de que sólo es una fracción de los millones
que van a ver, escuchar y leer las palabras que se hablarán en esta gran conferencia.
Por supuesto, echaremos de menos a nuestro amado presidente Gordon B. Hinckley; sin embargo,
debido a su influencia, todos somos mejores y, gracias a su guía, la Iglesia es más fuerte; de hecho, el
mundo es un lugar mejor porque hubo un gran líder como el presidente Gordon B. Hinckley.
“¡No lo toquen!”, les dije. “¡Dejen de burlarse de él! ¡Sean amables! ¡Es un hijo de Dios!”
“¿No hemos de seguir adelante en una causa tan grande? Avanzad, en vez de retroceder. ¡Valor,
hermanos; e id adelante, adelante a la victoria! ¡Regocíjense vuestros corazones y llenaos de alegría!
¡Prorrumpa la tierra en canto!
“…¡Alaben al Señor los bosques y todos los árboles… y den voces de alegría todos los hijos de Dios!”5.
A ustedes, miembros de la Iglesia, que vacilan a causa de sentimientos de ineptitud, les suplico que
den un paso adelante, pongan su hombro a la lid y empujen; aun cuando sientan que sus fuerzas
aportan poco, la Iglesia los necesita; el Señor los necesita. Recuerden que el Señor a menudo escoge lo
débil del mundo para lograr Sus propósitos6.
A todos aquellos que estén cansados, dejen que las palabras del Salvador los consuelen: “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”7. Confiemos en esa promesa; el
poder de Dios puede infundir energía y vigor en nuestro cuerpo y espíritu. Les exhorto a que busquen
esa bendición del Señor.
Acérquense a Él y Él se acercará a ustedes porque Él ha prometido que: “…los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y
no se fatigarán”8.
Cuando demostramos preocupación por aquellos que están cansados, “socorr[emos] a los débiles,
levant[amos] las manos caídas y fortale[cemos] las rodillas debilitadas”9. Los considerados líderes de
la Iglesia son conscientes de las limitaciones de las personas; sin embargo, están ansiosos por recurrir
a los miembros de la Iglesia al grado que lo permitan las fuerzas y habilidades de dichos miembros.
Los líderes enseñan y apoyan, pero no presionan para que alguien “corra más aprisa ni trabaje más
de lo que [sus] fuerzas” le permitan10.
Recuerden: a veces, aquellos que empiezan más despacio, llegan más lejos.
Algunos se extravían porque se han apartado. Con la excepción del Señor, todos hemos cometido
errores. La pregunta no es si tropezaremos y caeremos, sino ¿cómo responderemos a ello? Algunos,
luego de cometer errores, se apartan del rebaño. Eso es lamentable. ¿Acaso no saben que la Iglesia es
un lugar para que las personas imperfectas se reúnan, aun con sus debilidades mortales, y lleguen a
ser mejores? Todos los domingos, en cada uno de los centros de reuniones del mundo, hallamos a
hombres, mujeres y niños, terrenales e imperfectos, que se reúnen en hermandad y caridad, tratando
de ser mejores personas, de aprender del Espíritu y de brindar ánimo y apoyo a los demás. No sé de
ningún cartel a la entrada de los centros de reuniones que diga: “Entrada restringida— Sólo para
gente perfecta”.
Debido a nuestras imperfecciones, necesitamos la Iglesia del Señor. Es allí donde se enseñan Sus
doctrinas redentoras y se administran Sus ordenanzas salvadoras. La Iglesia nos anima y motiva a ser
personas mejores y más felices; también es un lugar en el que podemos perdernos en el servicio a los
demás.
El Señor sabe que cometeremos errores y por eso sufrió por nuestros pecados: Él desea que lo
intentemos una vez más y que nos esforcemos por mejorar. Hay regocijo en la presencia de los ángeles
de Dios cuando un pecador se arrepiente.
A ustedes que se han apartado porque se les ofendió, ¿no pueden dejar de lado su dolor y enojo?, ¿no
pueden llenar su corazón de amor? Hay un lugar para ustedes aquí. Vengan, únanse al rebaño,
consagren sus habilidades, talentos y destrezas; serán mejores por ello y su ejemplo bendecirá a otras
personas.
A quienes se hayan apartado por asuntos doctrinales, no podemos disculparnos por la verdad; no
podemos negar la doctrina que el Señor mismo nos dio; en ese principio, no podemos ceder.
Entiendo que a veces la gente no está de acuerdo con la doctrina, hasta llegan a llamarla insensata;
pero me hago eco de las palabras del apóstol Pablo, quien dijo que las cosas espirituales parecen
insensatez al hombre; sin embargo, “lo insensato de Dios… es más sabio que los hombres”11.
En verdad, las cosas del Espíritu se revelan por medio del Espíritu; “…el hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente”12.
Testificamos que el evangelio de Jesucristo está hoy aquí en la tierra. Él enseñó la doctrina de Su
Padre: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por
mi propia cuenta”13.
Sé que cada uno de ustedes está preocupado por un ser querido: bríndenle ánimo, servicio y apoyo;
ámenlo; sean bondadosos con él o ella. En algunos casos, esa persona volverá; en otros, no; pero, en
todos los casos, seamos dignos del nombre que tomamos sobre nosotros, es decir, el de Jesucristo.
A todos los que habitan esta hermosa tierra: ¡Elevo mi voz y comparto solemne testimonio de que Dos
vive y de que Jesús es el Cristo, nuestro Salvador y Rey! Él restauró Su verdad y Su Evangelio por
medio del profeta José Smith. Él habla con Sus profetas y apóstoles. El presidente Thomas S. Monson
es el ungido del Señor y hoy guía Su Iglesia; de ello testifico en el nombre de Jesucristo. Amén.
Ocultar las referencias
Mateo 18:11. Lucas 15:4. 2 Nefi 26:33. Isaías 40:29. D. y C. 128:22–23 D. y C. 1:19.
Mateo 11:28. Isaías 40:31. D. y C. 81:5. D. y C. 10:4. 1 Corintios 1: 25; véase también el
versículo 18. 1 Corintios 2:14. Juan 7:17.