EDICIÓN CHILENA
PROPUESTA PARA LA TRANSICIÓN POR
LA CONSTRUCCIÓN DE UN RÉGIMEN
AUTÉNTICAMENTE DEMOCRÁTICO.
IZQUIERDA UNIDA DE CHILE
(Segunda parte y final)
¡viene del reverso de la contraportada/
mocracia. Doblemente discriminada y explo-
tada, segregada y oprimida, en los ámbitos
legal, político, institucional, laboral, social y
cultural. Los cambios democráticos que en
Chile se impulsen, deben apuntar a terminar
con esta situación. Promovemos una política
que permita alcanzar la igualdad de derechos
y oportunidades para el hombre y la mujer,
por crear una legislación no discriminatoria
que no invalide a la mujer como un ser hu-
mano pleno de derechos. Una política de ple-
na incorporación de la mujer a la vida so-
cial, promoviendo su ingreso al proceso pro-
ductivo, premisa material de su auténtica
igualdad de derechos. Se deben crear condi-
ciones para su acceso a la cultura y al arte,
la igualdad efectiva en los salarios y remu-
neraciones, el respeto al fuero maternal, la
protección de los hijos y el acceso a las sa-
las cunas y jardines infantiles.
En resumen, el pueblo a través de su pro-
pia experiencia política desarrolla su con-
ciencia, unidad y organización lo que permi-
tirá dotarse de una nueva estructura organi-
zativa, tanto comunal, regional como nacio-
nal, a través de las organizaciones más re-
presentativas, transformándose en un sujeto
real de la democratización y en la columna
vertebral sobre la que repose su profundiza-
ción en un sentido progresista.
revista
RNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA IM° 6 JUNIO 1989
CONCLUSIÓN IMPERATIVOS HUMANITARIOS DEL MUNDO ACTUAL
Formulamos estas proposiciones convenci-
dos de que la reconstrucción democrática del
GENERAL NORIEGA: "LA DIGNIDAD DEL PAÍS NO SE VENDE NI SE
país depende del concurso de todas las fuer- NEGOCIA"
zas democráticas y populares, sin exclusio-
nes. Un arco de fuerzas de tal naturaleza y EL MUNDO DEL TRABAJO EN LA ÉPOCA DE LOS ORDENADORES
magnitud está en condiciones de derrotar
efectivamente el plan de retorno al poder STALINISMO: UN DIALOGO SIN TAPUJOS
del pinochetismo, así como de emprender
sobre una base sólida la compleja y arilu.-i
labor de restauración democrática del país.
Nuestro proyecto de democratización r;i
dical de la sociedad chilena se entronca con
el proyecto socialista que anima a las f u e r
zas sociales y políticas que respaldan .1 l.i
Izquierda Unida. La experiencia reciente h.i
demostrado una y otra vez que es el cnpli.i
lismo el que en determinado momento ln;.
tórico se vuelve en contra de la demornn M.
aplastándola. Nuestra perspectiva es d e l r n
der la democracia, profundizarla y hacer!,i
irreversible por la vía de la gravitación piv
ponderante que tenga el pueblo organi/.adu
en sus instituciones representativas y en el
conjunto del aparato del Estado. De ese nm
do se crearán las condiciones para un c.iin
bio mucho más profundo de las ustructuí .1 ,
sociales y económicas anacrónicas, i U n d i -
avanzar, desde la democracia Inicia i m . i
ciedad definitivamente justa y l i b e r i a r h i
COMITÉ POLÍTICO I Z q U I K K D A U N I D A

PROPUESTA PARA
LA TRANSICIÓN
POR LA
CONSTRUCCIÓN
DE UN RÉGIMEN
AUTÉNTICAMENTE
DEMOCRÁTICO.
IZQUIERDA UNIDA
DE CHILE
(Segunda parte y final)
LA POLÍTICA EXTERIOR
La política exterior deberá recuperar el
prestigio e influencia internacional de Chile
basándose en una política de respeto a la
dignidad de las personas y de las naciones,
promoviendo la paz, el desarme y la convi-
vencia armónica entre los pueblos, especial-
mente entre las naciones latinoamericanas.
En síntesis, proponemos reafirmar vigorosa-
mente los siguientes principios en la política
exterior de Chile democrático:
La autodeterminación de los pueblos; la
no intervención en los asuntos internos; la
solución pacífica y jurídica de las controver-
sias, el respeto a los tratados y al derecho
internacional, el pluralismo ideológico en las
relaciones estatales, el no alineamiento y el
apoyo a la lucha justa de los pueblos del
mundo. El rechazo a toda forma de racismo,
colonialismo e imperialismo.
EL PROTAGONISMO POPULAR
Pilar fundamental de la transición deberá
ser la más amplia y profunda participación
Foto de la portada: La población de La Victoria,
una de las más aguerridas y golpeadas por la dicta-
dura, celebra su aniversario.
popular, que sea un bastión insalvable para gg íeáea íes gaísss, unió si
las pretensiones regresivas y se erija en el
dinamizador principal de la recuperación
democrática, con vistas a la creación de un
poder que se constituya en la columna ver-
tebral de un nuevo régimen democrático.
1. Deberá ponerse un especial énfasis en
producir un rápido incremento de los niveles
de organización de los trabajadores, con vis-
tas a hacer posible la efectiva defensa de
REVISTA
sus intereses clasistas, frente al despojo y
la superexplotación vigentes. Se requerirá
de un fuerte y riguroso impulso a la sindica-
lización de los trabajadores, tanto de la ciu-
dad como del campo, derogándose la legisla-
IHTERNACIONA
(Problemas de la P.at y "del 'Socialismo'),
ción actual que sólo beneficia los intereses
empresariales. La dignificación del trabajo
y del papel de la clase obrera y del conjunto
6
PUBLICACIÓN
de los trabajadores serán tareas que cobrarán TEÓRICA E INFORMATIVA
una nueva dimensión bajo un Chile democrá- DE LOS P A R T I D O S (370)
tico. Ello deberá conducir a la reconquista COMUNISTAS Y OBREROS
de condiciones de vida decorosas y dignas JUNIO
como corresponde a quienes generan con
1989
su esfuerzo y rol en la producción social,
la parte decisiva de la riqueza nacional. APARECE DESDE 1958
2. Hacia los pobladores tendrá que formu-
larse una política de emergencia que genere,
en primer lugar, cientos de miles de nuevos
empleos con el fin de enfrentar a fondo la
cesantía y el subempleo que arroja día a día
a la desesperación a cientos de miles de
nuestros compatriotas. Asimismo, en las po-
blaciones, villas y barrios populares habita
un gran contingente de las capas medias,
de sectores profesionales e intelectuales que
también sufren en carne propia las conse-
cuencias del modelo económico de super- FORMAN PARTE DEL COLEGIO Y DEL CONSEJO DE REDACCIÓN DE
explotación. Nos proponemos contribuir a su «REVISTA INTERNACIONAL» REPRESENTANTES DE LOS PARTIDOS
organización con el fin de aportarles a la DE ARABIA SAUDITA, ARGELIA, ARGENTINA, AUSTRIA, BÉLGICA,
lucha por sus propias reivindicaciones. Las BOLIVIA, BRASIL, BULGARIA, CANADÁ, COLOMBIA, COSTA RICA,
Juntas de Vecinos tendrán que democratizar- CUBA, CHECOSLOVAQUIA, CHILE, CHIPRE. DINAMARCA, ECUA-
se y, a través de ellas, avanzar asimismo ha- DOR, EGIPTO, EL SALVADOR, ESPAÑA, EE.UU., FILIPINAS, FINLAN-
cia la democratización de las Municipalida- DIA, FRANCIA, GRAN BRETAÑA, GRECIA, GUATEMALA, GUYANA,
des, restableciéndose su dependencia de la HONDURAS, HUNGRÍA, INDIA, INDONESIA, IRAK, IRÁN, IRLANDA,
ISRAEL, JAMAICA, JAPÓN, JORDANIA, LESOTHO, LÍBANO, LUXEM-
elección popular e incorporando organizada-
mente las organizaciones de la comunidad BURGO, MARRUECOS, MÉXICO, MONGOLIA, PALESTINA, PANA-
MÁ, PARAGUAY, PERÚ, POLONIA, PORTUGAL, RDA, REPÚBLICA
a la toma de decisiones.
DOMINICANA, RDPY, RFA, RPDC, RSA, RUMANIA, SENEGAL, SIRIA,
SRI LANKA, SUDAN, SUECIA, SUIZA, TURQUÍA, URSS, URUGUAY,
(sigue en el reverso de la contraportada/
VENEZUELA Y VIETNAM.
 SÜM&BíO
EL MUNDO EN LOS UMBRALES
DEL SIGLO XXI
A. DANSOKHO (SenegalJ. La liberación nacional y la
seguridad universal
A. KIREEV (URSS). Transformar las espadas en ara-
dos. La reconversión en la URSS
H. L. PARSONS (EE.UU.). Los imperativos humanistas
da nuestra época
POR LA SENDA DEL DESARROLLO
11
DEL SOCIALISMO
8. ZHIVANOV (Yugoslavia). La reestructuración es un
proceso de renovación
ENCUESTA DE «REVISTA INTERNACIONAL». S. SU-
RENZHAV, A. ZUMAA, U. AVARZED (Mongolia). Idea-
les del socialismo: opiniones individuales
W. LORANC (Polonia). El Estado y la Iglesia en Po-
lonia
M. OLABOUNE (Laos). Nuevas realidades en Laos
VIDA DE LOS PARTIDOS
MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL. S. A. MA-
NIK (Bangladesh). La democracia es el objetivo de
nuestra lucha 28
LOS COMUNISTAS EN LOS AYUNTAMIENTOS. EXPE-
RIENCIAS, PROBLEMAS, PERSPECTIVAS. Simposio in-
ternacional en Viena 32
E. DEUBER-PAULI (Suiza). ¿Por qué estoy con los
comunistas? 37
DE LA PRENSA. El PCUS a través de las estadísticas 40
INFORMACIÓN: R I presenta... • Notas breves 31, 41
TRIBUNA DE DISCUSIÓN
EL STALINISMO, LA VERDAD SIN ADJETIVOS.
I. NÜRLUND (Dinamarca), D. PRETEL (España) y
R. MEDVEDEV (URSS) 42
R. SAMHOUN (Líbano). Una interdependencia contra-
Dirección de la Redacción y la Editorial: ThSkurova 3, Praga 6, Checoslovaquia.
Teléfono 331-51-11, télex 123 542 WMR.
Firmado para la edición el 28 de abril de 1989.
Talleres gráficos de la Editorial Rudé pravo.
Toda, reproducción de los materiales de esta publicación debe hacerse señalándose como fuente Revista Internacional.
dictoria. ¿Qué promete el futuro?
INSISTIENDO EN EL TEMA. Dos puntos de vista sobre
la «crisis» del marxismo
D. LINDOSO (Brasil). Los interrogantes ateos de nues-
3 tra época
7 PAÍSES • ACONTECIMIENTOS •
APRECIACIONES
REFORMAS Y PROGRESO SOCIAL. H. PETERSSON
(Suecia). Un instrumento para transformar la sociedad
J. HENDY (Gran Bretaña). El garrote legislativo de los
tories
G. OMAR (Yemen del Norte). Yemen del Norte: sin
cesar la lucha
S. SUDIMAN. (Indonesia). Vida de prestado o
14 «Pakdes-24»
A. SOBARZO (México). «El respeto al derecho ajeno
es la paz»
18 M. A. NORIEGA (Panamá). «La dignidad de un país
no se vende ni negocia»
21 B. BATARCHUK. El robot contra Mario
25
PANORAMA BIBLIOGRÁFICO
TIENE LA PALABRA EL AUTOR. Z. HRABICA, V. AN-
DRIANOV. «No olvidéis ni a los buenos ni a los ma-
los»
H. SCHMIEDBAUER. Cómo queremos trabajar mañana
S. SANEAUX. Cuando los ricos se hacen aún más ricos
M. GÓMEZ. Las causas de la violencia en el Perú
INFORMACIÓN • AGENDA •
CORRESPONDENCIA
E. FISCHER. Treinta kilómetros en estanterías de libros
EN EL 50 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA SE-
GUNDA GUERRA MUNDIAL. U. PERZINGER. Los he-
chos históricos a través del prisma de los tiempos
LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE REDACCIÓN RES-
PONDEN A LOS LECTORES. A. MALKI. Nueva Consti-
tución de Argelia: hacia un Estado de Derecho
EN MEMORIA DE HORST SCHMITT
VÍNCULOS DE NUESTRA REVISTA
;E^MUNDP EN LOS UMBRALES PEL SIGLO xxi
50
55
58
LA LIBERACIÓN NACIONAL
62 Y LA SEGURIDAD UNIVERSAL
65
6P
73
73
7$
79
EN LAS CONDICIONES ACTUALES, ante los comu-
nistas y todos los partidos y movimientos progresis-
tas se plantean cuestiones de principio: ¿cuáles son
las prioridades en su lucha? ¿Cómo articularlas?
84 Y entre las más importantes figuran la correlación
86
e interconexión de los procesos de liberación nacio-
86 nal, la lucha por la paz y la seguridad global. Per-
87
sonalmente, no considero que en un artículo se po-
dría tratar exhaustivamente el tema abordado. Tan
sólo procuraré esbozar lo que a mí, como marxista
africano, me parece lo más esencial.
89 LA LUCHA DE LIBERACIÓN NACIONAL siempre
está dirigida contra el imperialismo: el principal
culpable de la opresión colonial y la expoliación.
91 Las guerras más devastadoras del siglo fueron desen-
cadenadas o utilizadas por el imperialismo. En otras
palabras, él es el principal enemigo común de la paz,
94 la seguridad y la liberación nacional.
96 Quisiera destacar otro aspecto: la calda de los im-
96 perios coloniales a fines de los años 50 y principios
de los 60 se operó en un contexto de atenuación de
Amath Dansokho (n. en 1937), a los veinte años de edad
ingresó en el partido, cinco años después fue elegido miembro
de su Comité Central. Durante varios años, ocupó cargos diri-
gentes en el partido; de 1966 a 1978, lo represente en «Revista
Internacional». En 1984, fue elegido Secretario General del CC
del PITS. Es autor de varios artículos sobra el movimiento
revolucionario internacional.
AMATH DANSOKHO,
Secretario General del CC del Partí/la de la índegendenclt
y del Trabajo de Senegal
la tensión Internacional, y el progreso ulterior en la
lucha de liberación nacional se obtuvo, sin lugar a
dudas, gracias a la influencia directa de los éxitos
alcanzados por la causa de la paz.
Cabe destacar que los círculos imperialistas llega-
ron también a la conclusión de que existía este víncu-
lo, pero, por así decirlo, en un sentido inverso: si
no se recurría a una política de tensión, la revolución
triunfaría en los países del Tercer Mundo. Por eso,
el imperialismo hizo todo lo posible para provocar
conflictos nacionales y regionales. Así ocurrió en
Kampuchea, Afganistán, Etiopía, Angola y Mozambi-
que, pese a que las situaciones concretas eran dife-
rentes en muchos aspectos. La política subversiva
del imperialismo se implementaba en un contexto
que se caracterizaba por el agravamiento de la ten-
sión internacional y la creciente confrontación entre
los países socialistas y el imperialismo, entre la URSS
y los EE.UU. Todo ello costó caro a los pueblos que
batallan por su liberación nacional.
Los llamados conflictos «locales» o «de baja inten-
sidad» son extremadamente destructivos para los jó-
venes Estados todavía poco desarrollados. Baste men-
cionar el caso de Afganistán, donde continúa pere-
ciendo la gente, mientras muchos se ven forzados a
emigrar y vivir en condiciones terribles. Igual suerte
corren miles de africanos que, a veces, se hacen una
pregunta- «¿qué diferencia hay, en suma, entre todos
estos horrores y una guerra nuclear^».
 Centenares de millones de personas en los países
eubdesarrollados viven en condiciones trágicas. Para
cambiar esta situación se requiere la paz en tanto
que requisito principal del desarrollo y la indepen-
dencia. Pero al mismo tiempo es necesario combatir
la política de agresión del imperialismo. La solución
de todo el conjunto de problemas extremadamente
complejos de los pueblos de Asia, África y América
Latina, va a favorecer, sin lugar a dudas, el avance
hacia una paz sólida. Huelga decir que el subdesa-
rrollo y la dependencia no dejan de generar tensio-
nes políticas y sociales, que obstaculizan la creación
de un sistema de seguridad global. En otras palabras,
las dos cuestiones claves de la época actual están
relacionadas dialécticamente: la paz es el factor más
importante para el desarrollo independiente y los
éxitos en la lucha por la paz limitan las posibilidades
del imperialismo, restringiendo su campo de acción
y sus posibilidades de agresión. No voy a analizar
más a fondo este nexo, pues considero que este tema
merece un estudio especial y el examen de otros
autores.
A la luz de la nueva mentalidad política revalora-
mos muchas enseñanzas de la lucha de liberación
nacional. La conciencia planetaria, que se abre ca-
mino, ayuda a determinar el lugar de los procesos de
liberación en el orden mundial en desarrollo.
Desde mi punto de vista, una de las paradojas his-
tóricas consiste en que la victoria en la lucha por la
Independencia política no significaba, en absoluto,
una ruptura cardinal y automática con el capitalis-
mo ni con el sistema mundial (me referiré más tarde
al menosprecio de este hecho). Pero, en el contexto
de la transnacionalización creciente de la economía
capitalista y la profundización del abismo que separa
el mundo desarrollado y las zonas subdesarrolladas,
las contradicciones originadas por el imperialismo,
y que se exacerban sin cesar en los países de esta
zona, no tienen solución en una perspectiva capita-
lista. Baste mencionar el caso de Senegal, donde la
burguesía nacional es incapaz de aplicar con efica-
cia la variante capitalista de desarrollo y, para man-
tenerse «a flote», se ve obligada a recurrir a la asis-
tencia urgente del Fondo Monetario Internacional y
el Banco Mundial.
La vía capitalista no asegura el progreso en la
superación de problemas tan acuciantes para los pue-
blos del Tercer Mundo como son el hambre, las en-
fermedades, la miseria y la destrucción del medio
ambiente. Y eso en el momento en que prácticamente
todos los países desarrollados se enfrentan, hoy en
día, a las manifestaciones extremas de los peligros
globales, engendrados por el mecanismo de la explo-
tación capitalista. Como resultado, en nuestra socie-
dad, incluso las capas medias se pronuncian cada
vez con mayor energía por resolver las contradiccio-
nes existentes por la vía revolucionaria. Así va acu-
mulándose el potencial anticapitalista de la lucha
de liberación nacional.
En la etapa actual, los pueblos son cada vez más
conscientes de la necesidad de tener libertad para
escoger su propia vía de desarrollo. Se acrecienta
asimismo (a escala global) la importancia de la de-
mocracia en tanto que imperativo que determina toda
política. Las fuerzas revolucionarlas deben tomar en
consideración esto, porque la violación de los dere-
chos democráticos y las libertades amenaza no sólo
la estabilidad Interna, sino también la paz mundial
y la seguridad universal. Al mismo tiempo, los secto-
res gobernantes en Occidente llegan a la conclusión
de que los regímenes dictatoriales, que favorecen el
dominio imperialista mundial, son precarios y no
garantizan un desarrollo seguro y duradero.
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS, se observa un interés y
una simpatía crecientes de la población de las poten-
cias industrializadas hacia los países del Tercer Mun-
do. Guiados por diversas consideraciones de carácter
ideológico, religioso o humanitario, millones de hom-
bres hacen grandes esfuerzos por aliviar las condi-
ciones de miseria en que vivimos. Es indudable la
sinceridad de las motivaciones y, en ciertos casos,
la eficacia de las acciones que ayudan a subsistir a
las víctimas de la sequía o de otras calamidades en
el continente africano. En este plano, es cada vez
más tangible la ayuda de las organizaciones no gu-
bernamentales que suministran alimentos y artículos
de primera necesidad a estos países y les prestan
asistencia en la esfera de la salud pública y la edu-
cación.
Los marxistas no pueden menos que saludar todas
las manifestaciones de buena voluntad y caridad que
atestiguan el creciente afán de la opinión mundial
de combatir el subdesarrollo, plasmando en la vida
los más elementales postulados del humanismo. Tam-
bién veo en esto la protesta de nuevos grupos y ca-
pas de la sociedad occidental contra las consecuen-
cias nocivas del dominio imperialista y la explota-
ción de los pueblos. Se concientiza cada vez más
claramente que las estructuras neocoloniales, fragua-
das por el imperialismo, no garantizan una ayuda
real al desarrollo. La opinión pública del Occidente
comienza a utilizar nuevos métodos para promover
la causa de la paz y la liberación nacional. Quisiera
subrayar que no se trata simplemente de una acción
de caridad, sino de la comprensión de que la seguri-
dad de miles de millones de personas depende de la
solución de los problemas del Tercer Mundo.
La formación de una conciencia universal respecto
a los procesos de liberación nacional se ve confirma-
da al menos por dos ejemplos harto elocuentes. El
primero es la solidaridad internacional sin preceden-
tes con la población negra de África del Sur (es per-
tinente recordar aquí el fantástico concierto de soli-
daridad que en mayo de 1988 se celebró simultánea-
mente en Dakar, Londres y Washington, y congregó
a hombres y mujeres distantes, a menudo, de los mo-
vimientos sociales). La opinión mundial, comprendida
la de Occidente, respalda a quienes luchan contra
el odioso régimen de Sudáfrica que ha legitimado
la desigualdad racial de los ciudadanos. El hecho de
que en diversas partes del mundo vaya ganando te-
rreno la comprensión de que el apartheid es incom-
patible con los valores humanos generales y con las
normas de la vida civilizada, anuncia —con tanta
mayor razón tras la derrota de la soldadesca racista
en Angola— la ruina inevitable del apartheid en un
futuro inmediato.
El segundo ejemplo es el problema palestino. Per-
tenecen ya al pasado las trágicas confusiones engen-
dradas por los desórdenes dentro del propio mundo
árabe, así como por los llamamientos lanzados por
varios Estados que prometían demasiadas cosas en
medio de las luchas intestinas y la competición irra-
cional en rel Oriente Próximo. Hoy día en ninguna
parte, comprendidos los centros del mundo capita-
lista, la opinión pública sigue considerando que la
Organización para la Liberación de Palestina es una
organización terrorista. Al contrario estima que su
lucha por los derechos de la nación es absolutamente
legítima (según lo confirma la reacción positiva a la
proclamación del Estado Palestino) y llega a la con-
vicción cada vez más evidente de que el terrorismo
se encarna más bien en la política de Israel.
Si antes se conseguía inculcar en vasta escala a la
gente la idea de que la lucha de liberación nacional
era el origen principal del terrorismo, ahora, si se
trata de Namibia, África del Sur o Palestina, los sec-
tores reaccionarios, en primer lugar los norteameri-
canos, corren el riesgo de enfrentarse a toda la co-
munidad internacional.
Sobre el transfondo de cambios tan patentes en la
conciencia de las masas, e incluso en la política, los
enemigos de los procesos de liberación buscan por
todos los medios mantener y hasta atizar la tensión,
utilizando ampliamente la demagogia y calumnia.
Por consiguiente, las fuerzas de liberación nacio-
nal deben avanzar plataformas realistas y lúcidas,
capaces de hacer que los procesos no sean llevados
a un atolladero y que la opinión nacional e interna-
cional se identifique cada vez menos con la lógica
del militarismo. Esto presupone, desde luego, un aná-
lisis profundo del problema anunciado al comienzo
del artículo, esto es: la correlación entre los procesos
de liberación nacional y la evolución del capitalismo
mundial.
Me atrevería a afirmar que la colonización, pese a
ser una cosa monstruosa y pese a las gravísimas con-
secuencias que dejó a los pueblos del Tercer Mundo,
vertebró objetivamente relaciones especiales entre
las colonias y la metrópoli, lo cual ha de tenerse
en cuenta. Como ha demostrado la práctica, en los
países emancipados, cuyos gobiernos progresistas
partían de valoraciones erróneas de los lazos históri-
cos, esto ha incidido negativamente en el nivel de
vida de la población. En definitiva, los errores con-
dujeron al aislamiento del poder revolucionario, am-
pliándose las posibilidades de maniobra del imperia-
lismo y la reacción local. (Así lo prueba la experien-
cia de algunos países de África.) Sin embargo, nos
damos cuenta claramente de que tomar en considera-
ción este factor en modo alguno significa menoscabar
el derecho soberano de cada pueblo a escoger la
orientación política, el derecho al progreso social y
económico independiente.
EN EL DESARROLLO de la nueva mentalidad desem-
peña un papel importantísimo la interdependencia
de los problemas globales que enfrenta la humani-
dad. Y, entre ellos, el principal es, desde luego, la
garantía de la paz universal y la seguridad. Voy a
hacer hincapié en otras cuestiones de alcance mun-
dial, que determinan en muchos aspectos el futuro
de las zonas de liberación nacional.
La protección del medio ambiente tiene enorme
importancia para los pueblos del Tercer Mundo. En
el contexto de las contradicciones internas e inter-
estatales no solventadas, las calamidades naturales
—sequías, avance de desiertos, plagas de langostas,
erosión del terreno, huracanes, Inundaciones, conta-
minación y desequilibrio climático—- provocan mayor
hambre y miseria, lo que inevitablemente pone al
rojo vivo la situación social.
En lo que respecta a África, su naturaleza es muy
frágil y aquí surgen con frecuencia las dificultades
ecológicas. Sin embargo, la opinión de muchos paí-
ses no reacciona adecuadamente a estos problemas.
Incluso de los recientes intentos de las transnacíona-
les de enterrar residuos tóxicos en la costa y el te-
rritorio de algunos países de África Occidental nos
salvamos sólo gracias a la protesta de la opinión
pública de otros continentes. La solución de los pro-
blemas ecológicos requiere una amplía colaboración
y los esfuerzos concertados de todos los pueblos,
gobiernos y organizaciones. Es lógico que hoy día
miremos con esperanza a las organizaciones interna-
cionales y, en primer lugar, a la ONU, el Movimiento
de los No Alineados, la Organización de la Unidad
Africana.
Actualmente, para los países en vías de desarrollo
la deuda externa es el problema más candente, pues
genera nuevas contradicciones internacionales y na-
cionales, perjudicando la estabilidad económica. Se
pone de manifiesto la relación directa que existe
entre la deuda, la seguridad y la liberación nacional.
Al hablar del dogal de la deuda considero necesa-
rio destacar que éste se va apretando debido, entre
otras cosas, a los gastos en armamentos, cuyo por-
centaje en los gastos de ciertos Estados —incluso si
se los oculta cuidadosamente en los rubros presu-
puestarios— llega a ser preponderante. El complejo
militar-industrial fabrica y vende armas a los países
del Tercer Mundo, atizando la confrontación entre
ellos y la tensión global, ahondando los desequilibrios
en el desarrollo.
Nadie sabe qué calamidades podrían traer los pro-
blemas no resueltos, que engendran y acumulan nue-
vas contradicciones, y exacerban las existentes. Me
parece que valdría la pena prestar oído a la adver-
tencia formulada en su tiempo por Enrico Berlínguer:
en el contexto de los peligros globales en modo algur,
no se excluyen nuevas barbaries que pueden tener
las más graves e inesperadas consecuencias para toda
la humanidad. Por esta razón, prevenir dichas ame-
nazas es, a nuestro entender, la tarea prioritaria glo-
bal que debemos solventar conjuntamente.
¿COMO LA ESTRUCTURACIÓN de la seguridad Uni-
versal incide en los procesos de liberación nacional
y en el desarrollo libre e independiente? A este res-
pecto no podemos menos que saludar la insistencia
con que Mijaíl Gorbachov avanza y fundamenta sus
propuestas de paz. Diría que esta línea política activa
comenzó con la conocida Declaración de enero de
1986, que lanzó un reto a la era nuclear. La posición
programática de la URSS ayudó a las gentes a com-
prender mejor la relación entre el despilfarro escan-
daloso (en forma de gastos militares) de los recursos
y la dramática situación de la población de los Esta-
dos en desarrollo. Seamos realistas: nadie en el Norte
ni tampoco en los países socialistas aceptará por
principio que su propia situación sea menoscabada o
empeore. Debemos batallar por que los recursos des-
pilfarrados en vano, en primer lugar en armamentos,
sirvan para elevar el bienestar de los pueblos del
 Norte á ayudar a la vez a la solución de los graves
problemas de desarrollo en el Sur.
La interrelación de los problemas de la paz, la se-
guridad, la liberación nacional y el progreso social
hace que una gran responsabilidad recaiga en las
fuerzas revolucionarias, en nuestros partidos marxis-
tas. Se trata de la necesidad de defender el derecho
soberano de los pueblos a elegir su propio destino y,
simultáneamente, de poner fin a los conflictos regio-
nales y nacionales. Cualesquiera que sean sus causas,
estos conflictos no fortalecerán la paz, ni la seguri-
dad, ni el prestigio de las partes implicadas —inclu-
so el de los movimientos y partidos más progresis-
tas—, pero en cambio sí sumirán a los países de po-
cos recursos en la dispendiosa carrera de los arma-
mentos, llevarán a la limitación de las libertades
democráticas, socavarán el potencial del desarrollo
y, por último, servirán de pretexto para nuevas pre-
siones e injerencias del imperialismo.
Desde luego, la situación se determina en muchos
aspectos en función del clima internacional: su sanea-
miento favorece sustancialmente el arreglo de mu-
chas contradicciones regionales. En este sentido, el
mejoramiento de las relaciones entre los Estados
Unidos y la URSS desembocó en una reducción de la
tensión internacional, todavía frágil pero promete-
dora, y abrió vías para la solución de varios conflic-
tos armados. Sin la distensión no se habría puesto
fin a la guerra irano-iraquí, ni habría sido posible
la política de reconciliación nacional en Afganistán
(aunque es de lamentar que Paquistán y varias po-
tencias occidentales traten de impedir el arreglo de-
finitivo). Nosotros, en la zona de liberación nacio-
nal, también debemos hacer todo lo que esté a nues-
tro alcance para conseguir cierta «paz interior».
¿Qué significa la «paz interior» en las condiciones,
digamos, de África? En los países de nuestro conti-
nente, las guerras intestinas jamás han resuelto nin-
gún problema. Cuando se habla de las guerras civiles
en Rusia, Francia o Estados Unidos, es de dominio
público que allí existía una clara división en dos
campos opuestos. En el contexto africano, la gente
se identifica a través de nociones tradicionales (o sea,
étnicas), sin pensar en términos de confrontación
de clases. En este caso, las nociones se complican,
apareciendo nuevos parámetros, que es necesario
concientizar de nuevo. Y si se intenta resolver los
problemas con medios militares, esto lleva a la de-
vastación, el desastre o, tal vez, el caos. En los jó-
venes Estados, donde existen numerosos factores es-
pecíficos en la formación de estructura social, donde
las tribus se compenetran mutuamente y no ha habido
ni hay una conciencia proletaria que guíe a los obre-
ros independientemente de sus diferencias étnicas,
es muy difícil trazar una línea de demarcación entre
una guerra justa y una guerra injusta. Los criterios
subjetivos, que nada tienen en común con la con-
ciencia de clase, parecen borrar los límites entre las
fuerzas en pugna.
Alcanzar la paz en el marco regional por medio
del arreglo político de los conflictos es ya un obje-
tivo real, como ocurrió entre Marruecos y Argelia
o entre Etiopía y Somalia. Esta manera de arreglar
las controversias constituye, en nuestra opinión, un
modelo de la transición necesaria de la confronta-
ción a la paz. Es inapreciable el valor de tales solu-
ciones en la zona de los países en desarrollo. Pienso
que las fuerzas de liberación nacional deben plan-
tearse la tarea de elaborar un programa de acciones
políticas efectivas y acertadas que favorezcan la so-
lución pacifica de las contradicciones más agudas.
Todas las fuerzas democráticas y revolucionarias
de los países de África, Asia y América Latina deben
emprender una labor tenaz y prolongada en el seno
de las masas, elevando el nivel de su conciencia
política, con el objeto de explicar y difundir las nue-
vas ideas sobre la integridad del mundo y la garantía
del desarrollo libre y digno de los pueblos. Los revo-
lucionarios estamos obligados a encontrar ahora for-
mas apropiadas de trabajo que respondan a las reali-
dades concretas y a las exigencias de la época. Es
evidente que si seguimos con el discurso ritual y re-
petimos los eslóganes válidos en otras condiciones
y en otros continentes, nadie nos entenderá y, aún
más, correremos el riesgo de ofender los sentimientos
nacionales de las masas.
Sin embargo, los esfuerzos emprendidos en esta
dirección son aún demasiado ineficaces, porque, en
primer término, tenemos que enfrentarnos a los pro-
blemas cotidianos, a las «pequeñas» cuestiones pen-
dientes. Además, a diferencia de la población euro-
pea, los pueblos no tienen —y me refiero a los afri-
canos— una conciencia antibélica formada por la
experiencia de las guerras mundiales y por la lucha
contra ellas (aunque ambas contiendas mundiales sí
tocaron a mi patria y a varios otros países africanos,
y soldados senegaleses participaron en importantes
operaciones militares). El nivel cultural relativamen-
te bajo y las tendencias nacionalistas impiden a los
pueblos de los países en desarrollo comprender las
dimensiones verdaderas y la profundidad de la inter-
dependencia de la paz, la seguridad y la liberación
nacional.
ESTOY CONVENCIDO DE que la revisión de viejos
estereotipos ideológicos y el desarrollo de la nueva
conciencia social en la zona de la lucha de libera-
ción darán un impulso a todo el movimiento. Es im-
portante comprender que eZ proceso de liberación
nacional no es una consecuencia de la lucha entre
el socialismo y el capitalismo, sino una colisión de
las fuerzas de la opresión y de la libertad, indepen-
dientemente de la opción ideológica o política res-
pecto a uno de los sistemas sociales. La tesis de la
integridad dialéctica del mundo va adquiriendo mayor
reconocimiento. Está quedando paulatinamente en el
pasado la concepción «negro-blanco», de la división
bipolar del mundo, según la cual cada una de las dos
superpotencias manipula ya sea a la reacción ya sea
a la lucha de liberación.
A mi parecer, los prejuicios y las consignas de la
guerra ideológica van a desaparecer cada vez más
rápidamente. Hacen pensar en ello el enfoque inno-
vador de la URSS de los problemas y las relaciones
internacionales, los acuerdos concluidos entre las
dos superpotencias mundiales sobre la reducción de
los armamentos nucleares, la formación de la con-
ciencia planetaria en la lucha por resolver los pro-
blemas globales, por afirmar la seguridad universal
garantizada. Las nuevas tendencias progresistas en
la política mundial y la conciencia social son el me-
jor aliado del movimiento de liberación nacional.
TRANSFORMAR LAS ESPADAS
ENARADOS.
LA RECONVERSIÓN EN LA URSS
VOTKINSK... Pequeña ciudad a orillas del río
Votka. Patria chica del gran músico ruso, Piotr Ilich
Chaikovski, y de... los cohetes de alcance medio
RSD-10, o SS-20, como los denominan en Occidente,
cuya producción fue discontinuada dando cumpli-
miento al Acuerdo sobre Fuerzas Nucleares Inter-
medias (INF), firmado por la URSS y los EE.UU. La
fábrica está siendo reconvertida para fines pacíficos,
proceso que origina muchas dificultades. Y no es
para menos: la ciudad estaba acostumbrada a vivir
como un pariente pobre, con la mano extendida y a
merced de la voluntad del opulento departamento
militar. La imagen de la ciudad estaba determinada,
en muchos aspectos, por el tipo de producción, muy
cara, que fabricaban sus plantas. Hoy día, en cam-
bio, ya se registra un atraso, con respecto a «las
cifras de control del desarrollo» que asciende a varias
decenas de millones de rublos. Cae el salario de obre-
ros y empleados; se reducen las asignaciones para
fines sociales. ¿Qué deparará el futuro?
El iniciado proceso de desarme ha planteado el
problema de la reconversión de la industria militar,
es decir, reorientar las fuerzas de la sociedad ocupa-
das en la esfera de la defensa nacional hacia la con-
secución de nuevos objetivos de paz y creación. A tí-
tulo de experimento, la Unión Soviética resolvió con-
feccionar, durante el año 1989, planes para el reequi-
pamiento civil de dos o tres empresas de la industria
de la defensa y divulgar los resultados de la reubica-
ción de los especialistas de esta industria, así como
de la utilización de los equipos e instalaciones co-
rrespondientes en ramas no militares.
En su discurso, pronunciado en la ONU, Mljaíl Gor-
bachov planteó como tarea de palpitante actualidad
el paso de la economía de los armamentos a la del
desarme y propuso que todos los Estados, en primer
término las mayores potencias militares, elaboren
sendos planes nacionales de reconversión. Sobre la
base de estos planes, un equipo internacional de cien-
tíficos podría redactar el informe correspondiente al
Secretario General de la ONU para que el tema sea
ALEXEI KIREEV,
economista soviético
analizado posteriormente en un periodo de sesiones
de la Asamblea General de este organismo.
La puesta en práctica de un programa tan vasto
en plazos reducidos requiere que todas las partes
interesadas emprendan acciones decididas y que se
tome en consideración la experiencia acumulada en
este campo.
LA HISTORIA DE LA RECONVERSIÓN EN LA URSS
está vinculada al paso de la economía a cauces pa-
cíficos en el período de la posguerra y a las medidas
que se adoptaron después en el plano del desarme
unilateral y bilateral. Esta práctica, tanto histórica
como contemporánea, tiene sin duda un gran interés.
El 18 de marzo de 1943, en plena Segunda Guerra
Mundial, el Gobierno soviético tomó la decisión de,
elaborar medidas encaminadas a restaurar la produc-
ción de maquinaria agrícola. Al entonces Comisariado
del Pueblo para Armamento se le encomendó entre-
gar 11 mil toneladas de laminado a las ramas civiles.
Varias fábricas militares recibieron la orden de in-
crementar la producción de tractores y motores para
las cosechadoras de trigo.
Así comenzaba la reconversión, es decir, el retorno
de la economía a sus estructuras prebélicas. Al con-
cluir este proceso, en 1948, el volumen de la produc-
ción civil había rebasado el de 1940, habiendo encon-
trado empleo 8,5 millones de militares licenciados
del ejército y 4,5 millones de repatriados. Las cues-
tiones pertinentes a la desmilitarización postbélica
de nuestra economía se resolvieron con bastante ra-
pidez y sin mayores complicaciones sociales y eco-
nómicas. Por regla general, las medidas se adopta-
ban sobre la base de la planificación centralizada,
en las condiciones de los enormes daños, causados
por la guerra a la economía nacional, y la falta de
la mayor parte de mercancías, lo cual ampliaba las
posibilidades de utilizar la mano de obra libre.
En este mismo período se elaboraron programas
concretos de reconversión a nivel de empresas. Por
ejemplo, ya en 1944, en la empresa productora de
 tanques «Uralmash» se constituyó un grupo de tra-
bajo encargado de estudiar una cuestión: cómo utili-
zar el potencial productivo después de la guerra. El
grupo propuso que, en vez del amplio surtido de mer-
cancías que se fabricaba antes, el esfuerzo se con-
centrara en algunos artículos clave. Se preveía susti-
tuir una gran parte de los equipos y recapacitar a
los trabajadores. Habiendo planificado su reconver-
sión con tiempo, la empresa pudo pasar sin tropiezos
a la producción civil.
Como una medida de desarme unilateral la recon-
versión tuvo lugar desde mediados de la década de
los 50 hasta comienzos de los años 60. En 1955, las
Fuerzas Armadas de la URSS fueron reducidas uni-
lateralmente en 640 mil hombres; en 1956, en 1,84
millones, y en 1960, en 1,2 millones. Al mismo tiem-
po, se suprimieron varias empresas militares y una
parte del material de guerra, que bien se lo reducía
a chatarra o bien se lo entregaba al sector civil.
Se elaboró entonces un conjunto de medidas que
permitieron a muchos militares licenciados pasar sin
problemas al trabajo pacífico. Se preveía que a los
soldados y oficiales, licenciados de las Fuerzas Ar-
madas, se les conseguiría trabajo en un plazo no
mayor de un mes desde el momento en que llegaran
a su nuevo lugar de residencia; se les concedería
facilidades para su recapacitación profesional, al
tiempo que percibirían un estipendio durante el pe-
ríodo de enseñanza; se les proporcionaría préstamos
para la construcción de viviendas individuales y la
adquisición de enseres domésticos, así como otras
ventajas.
Los grandes proyectos de construcción de vivien-
das, roturación de las tierras vírgenes y potenciación
de los recursos naturales de Siberia y el Lejano
Oriente permitieron dar empleo al contingente que
salía del ejército. La afluencia de mano de obra per-
mitió duplicar los ritmos de construcción de vivien-
das, cultivar grandes extensiones de tierras no uti-
lizadas y reducir la jornada laboral, sin que ello
afectara los niveles alcanzados de producción.
La experiencia de la reconversión en el período
de posguerra fue generalizada en un documento so-
viético que se presentó en la ONU y trataba sobre
las consecuencias económicas y sociales del desarme.
Ahí se destacaba, en particular, que al realizar la
reconversión en muchos casos sería conveniente no
cerrar las empresas y las numerosas organizaciones
militares, sino adecuar a fines prácticos tanto los
equipos como el personal de las m¡smas. En estos
casos la reconversión podría hacerse con relativa
rapidez y sin detener la producción en las empresas
y organizaciones afectadas.
ACTUALMENTE, se van acumulando nuevas expe-
riencias en la esfera de la reconversión, al empezar
a materializarse el Tratado soviético-norteamericano
sobre los cohetes de medio y corto alcance (INF). La
URSS ha cesado la producción de esta clase de misi-
les, de sus rampas de lanzamiento y equipos acceso-
rios. Una parte de estos cohetes se destruye, mien-
tras otra pasa a la economía civil para ser usada con
fines pacíficos. El importe total de los componentes
que no serán eliminados pasa de los 150 -millones
de rublos y, de éstos, unos cincuenta millones co-
rresponden a remolcadores de gran potencia que pa-
sarán al parque de empresas civiles.
Esta reconversión se desarrolla sobre una base
bilateral, si bien no es simétrica: hay una diferencia
sustancial, numérica y estructural, entre las empresas
militares y los armamentos soviéticos y norteameri-
canos contemplados en el Tratado.
La URSS ha hecho pública su decisión de producir,
en vez de cohetes, equipos de perforación, máquinas
herramientas, instalaciones para procesar productos
agrícolas, artículos de amplio consumo. Las medidas
que se adoptan son planeadas de tal manera que no
sólo se recupere lo invertido, sino que, además, que-
den recursos disponibles para cubrir las necesidades
sociales y económicas. Con sólo reorientar la pro-
ducción de las fábricas de cohetes, la economía na-
cional recibió adicionalmeite en 1938 decenas de
millones de rublos. Además, trescientos millones de
rublos que antes se destinaban a fines militares fue-
ron entregados a la esfera social.
El proceso de reducción de los misiles planteó la
necesidad de modificar el carácter de una serie de
organismos e instituciones. Por ejemplo, la oficina
de diseño que proyectó el cohete RSD-10 trabaja ac-
tualmente en la creación de un vector para usos me-
teorológicos.
El Tratado INF, además de la Unión Soviética, afec-
ta también a la RDA y Checoslovaquia, en cuyo te-
rritorio estaban estacionados nuestros misiles. Aun-
que éstos fueron retirados de allí, la reorientación
pacífica de las antiguas bases coheteriles requirió
ciertos gastos adicionales. Así, la instalación militar
de Waren Miiritz, en la RDA, fue entregada a la con-
federación de Sindicatos Libres Alemanes. Termina-
das las obras de reequipamiento, allí se inauguró una
casa de descanso para setecientas personas, donde
los trabajadores de la república podrán descansar
junto con sus familias.
La proporción de los armamentos eliminados toda-
vía es bastante reducida, razón por la cual los pro-
blemas de dar empleo a los efectivos licenciados
tienen soluciones fáciles. Los soldados en servicio
activo, que han cumplido su plazo, pasan a la reserva;
de acuerdo con los derechos establecidos para la jubi-
lación con las bonificaciones previstas para estos ca-
sos, muchos oficiales también se licencian o jubilan;
el resto del personal militar es transferido a otras
unidades.
LA FIRMA DEL TRATADO SOVIÉTICO-NORTEAME-
RICANO abrió perspectivas más amplias para la re-
conversión. Como señalan los científicos, las ojivas
nucleares pueden ser transformadas en combustible
para reactores atómicos. El uranio-325 y el plutonio
de 10 mil cabezas nucleares pueden alimentar cua-
renta unidades energéticas de un millón de kilovatios
cada una. El combustible nuclear puede ser utilizado
también en las instalaciones energéticas de los rom-
pehielos atómicos.
Es conveniente destruir las cabezas nucleares bajo
tierra, aprovechando la explosión para crear depósi-
tos de petróleo y gas de alta fiabilidad, y elevar el
rendimiento de los yacimientos. No se descarta, en
perspectiva, la posibilidad de utilizar el átomo «li-
cenciado» para crear plantas geotermales.
La economía nacional puede utilizar muchos otros
componentes de los cohetes. En cierto momento, la
parte soviética no aceptó la propuesta norteamerica-
na de cortar a lo largo del eje los chasis de los co-
hetes y reducirlos a chatarra. Los remolcadores serán
reequipados para poder utilizarlos exclusivamente con
fines pacíficos, por ejemplo, el transporte de tubos
de gran diámetro, torres de líneas eléctricas y tron-
cos de árboles seculares.
La compañía germanooccidental Liebherr y la Aso-
ciación Productora de Grúas Pesadas, de Odesa, en
1988 crearon en la URSS una empresa conjunta para
montar sobre los remolcadores de los cohetes SS-20
unas grúas telescópicas especiales, que serán em-
pleadas en la construcción de viviendas y el tendido
de caminos, en la industria química, en las refine-
rías de petróleo y en la construcción de centrales
eléctricas.
En el correspondiente protocolo del Tratado INF
se estipula que los equipos de lanzamiento y los
equipos auxiliares de los cohetes son eliminados, re-
duciéndolos a un estado que los haga inutilizables co-
mo material de guerra. En vista de ello, los tanques
de combustible fijos y transportables de nuestros mi-
siles P-12 son retirados del área de lanzamiento para
poderlos utilizar también en la economía nacional.
Un cohete con su dispositivo lanzador es, por así
decirlo, un sistema listo para suministrar el agua.
Así, por ejemplo, dos cohetes de largo alcance, en-
tregados a la Cooperativa Hortícola Kommunar, de
la región de Jarkov, fueron transformados en tanques
de agua. La instalación de cada uno de estos cohetes
ha costado tan sólo quinientos rublos, lo cual signi-
fica más de veinte mil rublos de ahorro. Algunos sis-
temas de las instalaciones coheteriles pueden ser uti-
lizados para la calefacción de garajes públicos o de-
pósitos de hortalizas. En otras palabras, el costo de
los cohetes puede ser cubierto parcialmente de dife-
rentes maneras.
No es tan difícil, en nuestra opinión, solucionar el
problema de la reconversión civil de las empresas
que actualmente producen material bélico destinado
a ser eliminado. En la URSS, las fábricas afectadas
por este proceso están ubicadas en las ciudades de
Votkinsk, Volgogrado, Petropavlovsk y Sverdlovsk
Aunque el Tratado INF no prohibe emplear sus ca-
pacidades para producir otros tipos de armamentos,
dichas empresas ya están entregando al mercado ar-
tículos de uso civil. Así, por ejemplo, la fábrica de
construcción de maquinaria de Votkinsk ha puesto
en servicio una línea automatizada de ensamblaje
de máquinas herramientas de alta precisión con con-
trol digital. También produce equipos para la indus-
tria lechera, sistemas de alimentación para las ins-
talaciones de perforación y de sondeo subacuático,
piezas y bloques para automóviles y lavadoras eléc-
tricas. La experiencia acumulada hace posible, en
este caso, terminar la reconversión en plazos muy
breves.
En el proceso de la actual reestructuración del sis-
tema de dirección de la industria, se encomienda a
las ramas de la defensa la modernización técnica y
el reequipamiento de las empresas civiles. Se decidió
que 250 fábricas militares produzcan equipos para
procesar materia prima agrícola. Más de doscientos
institutos de investigación y oficinas de diseño de
las ramas de defensa nacional trabajarán en la reali-
zación de estos planes.
Ya ahora la industria de la defensa fabrica cerca
de dos mil artículos, que se uti'izan en la economía
nacional y la vida cotidiana. En esta rama, la produc-
ción civil equivale casi a la mitad del volumen total.
Sólo en 1988, produjo casi 10 millones de televisores,
el 95% de todas las neveras de fabricación nacional,
el 62% de las lavadoras y el 69% de las aspiradoras.
Está previsto que la industria militar empiece a pro-
ducir en los próximos años más de 140 tipos de equi-
pos domésticos de alta tecnología, incluidos tocadis-
cos digitales a láser, videocámaras, relojes de bolsillo
con sintetizador lingüístico, videograbadoras, ordena-
dores personales, etc.
EN ENERO PASADO, la Unión Soviética declaró
que reduciría sus FF.AA. en el 12%; su presupuesto
militar, en el 14,2%, y la producción de armamentos
y otro material de guerra, en el 19,5%. Se abre una
nueva etapa en la reconversión. ¿Cómo realizarla del
modo más racional?
Como primer paso, el Ministerio de Defensa ela-
boró una lista de recursos materiales, por un monto
superior a 500 millones de rublos, cuya comercializa-
ción entre la población, las cooperativas y otras or-
ganizaciones se hará a través de las empresas terri-
toriales del sistema estatal de abastecimientos. La
lista incluye diferentes instrumentos, equipos e in-
cluso embarcaciones auxiliares de la Marina de Gue-
rra, más de 20 mil unidades automotrices destinadas
a la agricultura, cisternas, medios de transporte,
equipos de bombeo de combustibles y lubricantes,
así como un amplio surtido de equipos de radio.
Pero, seamos francos: aún no disponemos de sufi-
ciente información acerca de los gastos militares, la
magnitud, la estructura geográfica y mercantil de la
industria de la defensa, así como del número de tra-
bajadores empleados en ella, para entrar en una dis-
cusión argumentada y global sobre este particular.
El acceso a esta información facilitaría el debate
público y la búsqueda de las vías más acertadas para
la reconversión, haría posible la comparación de nues-
tros planes con la experiencia similar de Occidente.
A nuestro parecer, los modelos nacionales de re-
conversión, elaborados en EE.UU., Suecia, Noruega y
algunos otros países, tienen en este sentido deter-
minado interés para nosotros. Muchos analistas norte-
americanos sostienen, con toda razón, que la recon-
versión será eficiente si la hacen tanto «desde arriba»,
a través de los órganos del poder central, como en
el plano local, a través de los subcontratistas milita-
res. Las empresas saben mejor que nadie qué artícu-
los pueden fabricar con sus equipos. A mi entender,
es justa la afirmación de que la reconversión tiene
que ser un proceso ininterrumpido —los programas
correspondientes pueden confeccionarse cada dos o
tres años, debido a la rapidez con que cambian las
tecnologías— y debe contar con el necesario apoyo
financiero por parte de las autoridades, especialmen-
te en las etapas iniciales.
También es aleccionadora la experiencia de otros
países. Puede servir como ejemplo la exitosa recon-
versión realizada en la compañía inglesa de Lucus
Airospace. A comienzos de la década del 70, algunas
de sus empresas, que producían equipos militares,
estuvieron a punto de cerrar. Entonces, por iniciativa
de los sindicatos se constituyó un comité interfabril
que elaboró y envió a todos los obreros, ingenieros
y técnicos unos cuestionarios para recoger sus opi-
niones sobre los productos alternativos que ellos
creían conveniente fabricar. Se compuso una lista
de 150 artículos que, pese a la competencia, tuvieron
demanda en el mercado civil.
 r
¿"QUE TESTIMONIA la práctica de la reconversión
planificada? En primer lugar, que los planes deben
hacerse con tiempo. Por eso, en la Unión Soviética
ya ahora se piensa en comenzar la elaboración de
un vasto programa socio-económico de desarme para
complementar el programa de carácter político-militar
presentado por Mijaíl Gorbachov en su Declaración
del 15 de enero de 1986 y refrendado en los materiales
del XXVII Congreso del PCUS. Esto permitiría valorar
en términos económicos las grandes medidas que se
propone realizar: la reducción del 50% de los arma-
mentos estratégicos ofensivos, la convención que
proscriba las armas químicas, la reducción de armas
convencionales en Europa, etc.
Los planes de reconversión presuponen diferentes
niveles en su realización práctica: estatal, sectorial,
regional y empresarial. Creemos que sería convenien-
te que estos planes fueran parte integrante de los
programas de desarrollo económico a todos los nive-
les señalados. A más de demostrar la voluntad de
emprender una desmilitarización fundamental de las
fuerzas productivas, tal enfoque ofrecería a los tra-
bajadores del sector de la defensa garantías sociales
al reorientar la producción para fines pacíficos.
Teniendo en cuenta el déficit de gran número de
mercancías, el problema de la comercialización es
menos agudo para las industrias que pasan a produ-
cir artículos de uso civil en la Unión Soviética, que
para las empresas similares de Occidente. Pero es
muy probable que surjan otros problemas, especial-
mente en lo que se refiere a la creación de empleos
para la mano de obra sobrante. Por eso es muy im-
portante que los planes de reconversión sean inte-
grales y comprendan los objetivos de importancia
estatal y los mecanismos para su consecución, la
fundamentación técnico-económica para suspender o
transformar las producciones militares, medidas com-
pensatorias en la esfera ocupacional y también el
apoyo a las actividades propuestas por parte de los
medios de información y propaganda.
Otro gran reto, en las circunstancias actuales, con-
siste en propiciar la adaptación de la economía so-
viética al proceso de desarme que se ha iniciado,
pues la reconversión práctica va algo por delante
—por no decirlo en términos más fuertes— de la in-
vestigación científica en este terreno. De hecho,
aquélla ya ha comenzado. En primer término, se trata
de garantizar un proceso sin pérdidas económicas.
Los cálculos realizados en distintos países testimonian
cuan costoso resulta no sólo armarse, sino también
desarmarse. Convertir las industrias militares, elimi-
nar o adaptar a objetivos civiles el material de gue-
rra, ya pagado, buscar empleo para los militares reti-
rados y recapacitar a una parte del personal de las
empresas de la defensa, todo ello requiere bastantes
gastos adicionales.
Existen, a mi juicio, tres variantes que se podrían
proponer para el empleo razonable de los recursos
10
que quedan disponibles, tras la reducción del presu-
puesto militar soviético:
— Los recursos economizados servirían para cubrir
el déficit presupuestario que, como se sabe, es una
de las causas principales de nuestras dificultades
económicas;
— A cuenta de la reducción de los gastos militares
se financiaría la producción de los artículos de am-
plio consumo más deficitarios;
— Las fábricas militares pasarían a producir ar-
tículos civiles que requieren altas tecnologías (orde-
nadores personales, equipos de vídeo, automóviles)
y los correspondientes niveles mundiales de calidad.
¿Cuál de las soluciones es preferible?
La primera atrae por su sencillez, pero es difícil
que sea aceptable porque esta manera de cubrir el
déficit no elimina las causas que lo originan.
La segunda variante parece, a todas luces, más
racional. El incremento de la producción de artículos
de amplio consumo en las empresas reconvertidas,
permitiría aumentar la oferta de estas mercancías
en el mercado, satisfacer más plenamente la deman-
da y reducir en parte, la masa de dinero en circula-
ción. Pero esta variante es buena sólo a condición
de que el rendimiento económico de las empresas
de la defensa, como mínimo, no se contraiga después
de la reconversión. Que esto sucederá así, no lo po-
demos asegurar con plena certeza. La reconversión
sólo será positiva y útil si el rublo liberado de los
renglones militares del presupuesto rinda dos o más
en la producción civil.
De ello se infiere que el mejor uso que se puede
dar a las empresas militares reconvertidas para los
fines civiles es saturar el mercado con maquinarias
y equipos de calidad mundial, con un mínimo de gas-
tos adicionales. En este caso la reconversión, lejos
de neutralizar su propio efecto, contribuirá a crear
la base material necesaria para solventar muchos
problemas socio-económicos. Y, dentro de éstos, los
de la ciudad de Votkinsk, con cuyo ejemplo empeza-
mos el artículo. De ahí que la tercera de las variantes
propuestas me parece que es la preferible.
UNA ARGUMENTACIÓN CIENTÍFICA clara de todas
las medidas previstas en el terreno del desarme es
ya un imperativo del momento actual. A este respec-
to, merece atención especial una nueva corriente en
la ciencia económica: la economía del desarme, que
se dedicaría a estudiar justamente las posibilidades
del paso del tradicional y ya periclitado modelo de
desarrollo socio-económico militarizado, a un • nuevo
modelo, no militarizado, el más prometedor de todos.
Esta vertiente científica podría fundamentar el meca-
nismo económico de la desmilitarización como un
importante punto de referencia en la actividad anti-
bélica. Con el esfuerzo de todos se podrá romper de-
finitivamente la lógica absurda del armamentismo.
LOS IMPERATIVOS HUMANISTAS
DE NUESTRA ÉPOCA
EL HUMANISMO es una doctrina y una práctica
que pone la vida humana por encima de todos los
demás valores. Nacidas con la sociedad, las ideas
humanistas han ido enriqueciéndose en el curso del
proceso histórico. Sí bien en forma algo inesperada,
nuestra época vio cumplirse el sueño de Prometeo
sobre la omnipotencia del hombre. Al crear armas
capaces de aniquilar la vida en la Tierra, los hom-
bres adquirieron un poder apocalíptico. En aras de
nuestra propia supervivencia tenemos que aprender
a interpretar correctamente el sentido ético de los
acontecimientos, de los cuales somos partícipes.
Y esto sólo es posible sobre la base del humanismo.
Los valores universales
y la crisis del humanismo
La mayoría absoluta de la gente en todo el mundo
comparte hoy día los criterios humanistas. Muchas
concepciones sociopolíticas contemporáneas apelan
a los «principios humanistas», a la «dignidad y los
derechos del hombre». Las ideas del humanismo son
inherentes, en una u otra forma, a las diversas ideo-
logías religiosas, socialistas y, en general,, democrá-
ticas. Sólo algunas teorías abiertamente reaccionarias
—neofascistas, neocolonialistas, militaristas y auto-
ritarias— constituyen la excepción. A ellas cabe
agregar también las ideas del elitismo, el fatalismo
y el nihilismo. Sin embargo, estas tendencias no tie-
nen gravitación en las masas. Si los valores domi-
nantes, la mentalidad y la situación que hoy existen
en los diferentes países del mundo se comparan con
los de la primera mitad del siglo XX, será evidente
el auge que ha experimentado la influencia del hu-
manismo. La actividad que ha venido desarrollando
últimamente la Organización de las Naciones Unidas,
además de un importante indicador, constituye un
estímulo para el desarrollo del humanismo.
Es comprensible que las ideas humanistas tengan
formas y contenidos diferentes. En algunas personas
HOWARD L PARSONS,
Profesor de Filosofía,
Universidad de Bridgegprt
se combinan con actitudes políticas moderadas y con-
servadoras o con una cosmovisión idealista. Pero,
cualquiera que sea la corriente humanista, sus expo-
nentes aceptan la tesis fundamental de que la vida
es un valor por sí misma. Todos coinciden en recha-
zar las condiciones que esclavizan al hombre y me-
noscaban la personalidad humana.
El desarrollo espiritual se ve obstaculizado por la
ignorancia, las ideas falsas, los prejuicios, el dogma-
tismo, el irrespeto hacia los demás, las diferentes
manifestaciones de superioridad (nacionalista, racis-
ta, étnica, sexista), el fanatismo y la intransigencia
hacia los criterios opuestos. Las condiciones materia-
les y políticas adversas —la pobreza, la falta de vi-
vienda, la proliferación de las enfermedades, el atra-
so económico de países y continentes enteros, las
tiranías abiertas y camufladas, la violencia— son
factores que complican el libre desarrollo del indi-
viduo.
El humanista tiene el compromiso de erradicar to-
das estas formas de opresión espiritual y física.
Afirma los valores de la paz entre los pueblos; la
comprensión mutua y la cooperación; la ausencia del
temor; la libertad de conocimiento y de participa-
ción en la toma de decisiones democráticas y la cons-
trucción social; la igualdad ante la sociedad y la ley;
las condiciones iguales para vivir y desarrollarse en
aras de la plena realización personal.
Pese a su avance, el humanismo ha entrado en la
más profunda crisis de toda su historia. Todos so-
mos, por así decirlo, rehenes de las 60.000 cabezas
nucleares que existen en el mundo. Cada día en el
mundo mueren 40.000 niños. Más de 3 mil millones
de personas viven en los países subdesarrollados,
donde el ingreso per cápita es diez veces menor que
en el área del capitalismo desarrollado. De !os casi
cinco mil millones de habitantes del planeta, mil
millones sufren de desnutrición y la mitad de ellos
pasa hambre. Dos mil millones de personas carecen
da agua potable, 800 mil son analfabetos y casi una
11
tercera parte de la población apta para el trabajo
está desempleada.
La dependencia imperialista y neocolonialista man-
tiene a la mayoría de los países en vías de desarrollo
atados de pies y manos. Su deuda externa, contraída
principalmente con las grandes potencias capitalistas
y, ante todo, con EE.UU., ya es muy superior a una
cifra, ya de por sí fantástica: un billón de dólares.
El pesado fardo de los servicios de la deuda reduce
las ganancias por las exportaciones, frena la acumu-
lación del capital y retrasa el crecimiento económi-
co. La expansión de las corporaciones transnaciona-
les mina la independencia de los Estados del Tercer
Mundo. La mayoría de las transnacionales son em-
presas norteamericanas, cuyas transacciones en .el
exterior totalizan casi el 40% de las mercancías y
los servicios generados por la economía estadouni-
dense. Las fuerzas armadas del imperialismo se en-
cuentran estacionadas en 119 naciones. Muchos regí-
menes dependientes o gobiernos-socios, controlados
por ellas, aplican respecto a sus pueblos una política
represiva feroz. Esta situación se agrava con la hege-
monía informativa que mantienen las potencias ca-
pitalistas industrializadas.
Al hablar de la crisis del humanismo, es imposible
pasar por alto la creciente amenaza de una catástrofe
ecológica. No hay una sola persona en la Tierra que
no se encuentre afectada por el desequilibrio y la
degradación de la biosfera. Me refiero a la contami-
nación de los suelos, el agua, la atmósfera y los ali-
mentos, al efecto de invernadero, a la erosión de la
capa de ozono, al trastorno de los ciclos ecológicos
producto de la actividad industrial, agraria y militar,
así como a otras intervenciones mal meditadas en el
entorno humano en busca de ganancias o de la satis-
facción de ambiciones fútiles.
En este contexto, ¿qué ocurre con los grandes va-
lores humanistas, tanto con los que ya existen, como
con aquellos a los que propendemos?
Sobre ellos se cierne una amenaza cierta, pues la
actual crisis no tiene precedentes. Como resultado
de sólo una guerra «limitada» con armas de destruc-
ción en masa, o de un desastre ecológico o una pan-
demia, podemos perder la mayor parte de la especie
humana. Por primera vez en la historia, el futuro de
la humanidad depende de nuestra prudencia y de
nuestra capacidad de colaborar.
La humanidad debe sobrevivir
Las opciones que se planteaban en épocas anterio-
res nunca constituyeron una dicotomía. Las guerras,
la esclavitud, el hambre, las enfermedades, las devas-
taciones y otras calamidades no eran catástrofes ab-
solutas ni males sin remedio. Pero ahora, la situación
ha cambiado radicalmente.
Por eso, a la humanidad no le queda otra alterna-
tiva que sobrevivir. Fero no en el sentido tradicional.
Ya en el siglo XIX, Marx y Engels señalaban con
mucho acierto que «el hombre necesita, en primer
lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes
de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.»1.
1
F. Engels. Discurso ante la tumba de Marx. C. Marx y F. En-
gels. Obras Escogidas, Editorial Progreso, Moscú, 1974, t. III,
p. 171.
12
Hasta el 6 de agosto de 1945, fecha en que empezó
la era nuclear, la lucha por esos elementos vitales
de la supervivencia humana encarnaba el principal
imperativo de la vida. La importancia de estos ele-
mentos se mantiene, pero, desde aquel día fatal, la
situación se hizo más compleja.
Ahora no sólo es la lucha individual, social, nacio-
nal y clasista que se libra por la satisfacción de las
necesidades humanas. Su carácter ahora es global
y abarca cada vez más a la mayor parte de la pobla-
ción del planeta. El objetivo principal consiste en
asegurar la supervivencia. De aquí que se trate de
un movimiento hacia la comunidad universal que
transfigura al individuo y su carácter, humanizando
las relaciones entre las personas y los pueblos de
los diversos sistemas sociales. Para preservar la civi-
lización de la muerte debemos modificar el modo de
vida que engendra el mal.
Se dice que nuevas circunstancias presuponen nue-
vos deberes: el desarrollo da forma a nuevas emo-
ciones, energías, valores, objetivos y, también, a la
nueva mentalidad. Y por ésta yo entiendo, ante todo,
el rechazo a los viejos patrones y esquemas contra-
producentes; al egocentrismo y las pretensiones eli-
tistas por parte de individuos, sistemas sociales o
ideologías; a la relación irracional y prejuiciada con
la gente. Y, también: el abandono de los diferentes
tipos de fanatismo, prepotencia, tiranía, hegemonis-
mo, chovinismo nacional y agresión. Por último, el
rechazo a] uso de la fuerza para solucionar los con-
flictos.
¿Significa la nueva mentalidad debilitamiento o
cese de la lucha de clases? De ninguna manera. Las
clases y la lucha de clases son hechos irrefutables
de la historia contemporánea. Pero hoy en día las
relaciones entre las clases se sitúan a un nuevo ni-
vel. Para bien o para mal, los factores económicos,
tecnológicos, políticos y de otra índole, así como el
desarrollo de la esfera militar, la ecología, las co-
municaciones y la informática aproximan cada vez
más a países y pueblos. Debido a su creciente inter-
dependencia, los problemas comunes a la humanidad
rebasan los marcos de las clases, los sistemas eco-
nómicos, las naciones, las culturas, las religiones y
las ideologías. Luchar por los intereses de la clase
obrera no sólo es aspirar a mejores salarios y con-
diciones de trabajo. Adquieren cada vez mayor im-
portancia las relaciones internacionales de paz, la
abolición del racismo y el apartheid, las libertades
políticas en casa y en el extranjero, la lucha por un
entorno armonioso.
Es natural que cada sociedad tenga características
esencialmente distintas. Pero, con el devenir del tiem-
po, las personas que viven en los diferentes países
llegan inevitablemente a comprender que el mundo
es uno solo para todos, que los problemas son idén-
ticos y que habrán de compartir un futuro común.
En el transcurso de la evolución —estoy seguro de
eso— se perfilará la conciencia universal de que Zas
prioridades humanas generales no anulan ni minimi-
zan el papel de las clases. Continuará la competición
entre los sistemas económicos y se mantendrán las
diferencias básicas que existen entre ellos. La tarea
consiste en contener los antagonismos, solucionán-
dolos no con la fuerza, sino con la sabiduría de un
movimiento mundial unido.
La dialéctica de la lucha por la paz
Y el progreso social
Uno de los imperativos humanistas de hoy consiste
en aumentar el carácter creador del trabajo, en ha-
cer posible que todos participen en la producción
y distribución de los bienes, en la toma de decisiones
y en la solución de los problemas de orden, demo-
crático de la sociedad.
El factor subjetivo desempeña en el desarrollo de
la producción moderna un papel completamente nue-
vo. Pero las clases gobernantes de las potencias ca-
pitalistas reaccionan ante las nuevas tecnologías con
medidas sutiles que incrementan la explotación y
la opresión de los trabajadores. Manipulando con la
coyuntura de los mercados, las corporaciones trans-
nacionales de EE.UU. no hicieron sino agravar la
miseria y el desempleo en el interior del país y em-
peorar la ya desesperada situación de los pobres del
mundo. La oposición de las clases se acentuó, exten-
diéndose hasta las regiones más remotas del planeta.
¿Qué hacer? Tanto desde el punto de vista de toda
la humanidad como desde el punto de vista de clase,
es muy importante que los trabajadores tomen con-
ciencia de sus potencialidades y de su poderío. Esta
comprensión surge gracias a la educación, el amplio
trabajo .propagandístico, la participación en las ma-
nifestaciones, los mítines y la lucha reivindicativa.
Sólo a través de la vida, el estudio y la acción se
comprende la esencia del momento actual, sus cau-
sas y consecuencias, y las vías para mejorar la situa-
ción. Sólo entonces se revela palmariamente que la
lucha por la seguridad, la independencia nacional,
la igualdad de las razas y los sexos, la libertad eco-
nómica, la autonomía política y la justicia social son
elementos inseparables en la lucha común de todos
los trabajadores por la paz y la igualdad.
La supervivencia en tanto que prevención del ho-
locausto nuclear es el mínimo absoluto. El movimien-
to por la paz, durante más de cuarenta años, desem-
peña un papel vital en la consecución de este obje-
tivo. A comienzos de los años setenta la opinión pú-
blica en EE.UU. ayudó a poner fin a la guerra de
Vietnam, desbrozando el camino a la distensión. Des-
pués de que el Presidente Cárter suspendiera su
apoyo a los Acuerdos SALT-II y el Presidente Reagan
intentara reeditar la «guerra fría», en los años ochen-
ta, el movimiento en defensa de la paz estadouniden-
se y europeo, a la par con otros factores, contribuyó
a que la Administración norteamericana entablara
conversaciones con la Unión Soviética y facilitó la
celebración de los encuentros en la cumbre.
Y, sin embargo, hay que presionar más activamente
a los gobiernos para que lleguen al acuerdo de pro-
hibir los er. ayos nucleares, limitar drásticamente
los armamentos nucleares estratégicos, liquidar otros
tipos de armas de exterminio en masa y reducir los
armamentos convencionales, con el objetivo de cons-
truir, para el año 2000 un mundo libre de armas nu-
cleares. La creación de un clima político de buena
voluntad, diálogo, confianza y negociación podría
impulsar cambios decisivos en el avance hacia la
seguridad universal.
Este proceso de supervivencia tiene que significar
asimismo una vida digna de ser vivida. La seguridad,
sí; pero también el progreso social. El verdadero pro-
greso fomenta la paz y salva a la vida para que ésta
pueda continuar. Una paz genuina no puede ser al-
canzada sino a través del progreso en la reafirma-
ción de la vida humana. ¿Cuál es la lógica del tra-*
bajo por la paz? Frenar y revertir el proceso arma"
mentista. Y esto requiere la comprensión y la coope-
ración multifacética de los países y los pueblos en
la solución de sus problemas. Y que todos los recur-
sos que hasta ahora se han destinado a armamentos,
sean desviados a sus verdaderos creadores y dueños.
En este sentido, creo que los norteamericanos ne-
cesitamos sobre todo de una perspectiva internacional
y una convicción de que nuestra propia seguridad y
nuestra prosperidad están intervinculadas a la segu-
ridad y el florecimiento del resto de los pueblos.
Mientras las clases gobernantes del mundo del capi-
tal impongan la fuerza y la violencia institucionali-
zadas contra los pobres de sus propios países y re-
curran a la intervención armada para aplastar a las
fuerzas progresistas en otros países, mientras EE.UU.
se oponga a cuanto amenaza la hegemonía real o
imaginaria de los que ejercen el poder, ¿cómo puede
sentirse seguro el americano medio? El crimen, la
drogadicción, las enfermedades y la alienación pe-
netran cada vez más en nuestras ciudades y barrios,
en nuestras escuelas. Las inversiones incontenibles
y los impuestos que hay que pagar para mantener
los ejércitos imperiales en el extranjero consumen
los ingresos, dejan a la gente sin trabajo y amena-
zan con quitarle la vivienda y dejar a toda la familia
en la calle.
El movimiento por la paz y el desarrollo, por la
seguridad, el progreso y la justicia debe, en nuestra
opinión, unir a todas las fuerzas que comparten estos
objetivos y luchan por ellos. Ya es hora de
que abandonemos las concepciones divisionistas, so-
bre todo, el anticomunismo y el antisovietismo que
envenena a parte del movimiento de la paz en EE.UU.
La ultraderecha trata de difundir una visión pesi-
mista, sembrando entre la gente la apatía y la aliena-
ción frente a los destinos de la sociedad y su futuro.
Rechazamos decididamente tales criterios, al igual
que las fantasías ultraizquierdistas, anarquistas e in-
dividualistas, completamente infundadas e impregna-
das de desesperación. También repudiamos a los sec-
tarios que consideran el humanismo como una «dulce
ideología mezquina» y proclaman su «antihumanismo
revolucionario», insistiendo en que sólo su camino
es el justo.
Quisiera señalar que en los medios académicos, en
los mass media y en la arena política de EE.UU. to-
davía es muy poderosa la influencia que ejercen los
caballeros de la «guerra fría», los partidarios de las
armas nucleares, los chovinistas.
En nuestra lucha ideológica contra los exponentos
de todas estas corrientes hacemos hincapié en el ob-
jetivo central: formar una poderosa coalición de to-
das las fuerzas de la razón y el progreso. La unidad
entre los hombres de buena voluntad: he aquí la llave
que cerrará para siempre la puerta del pasado, de
la miseria y la opresión. Con la misma llave se abrirá
la puerta del futuro, hacia un nuevo día de prosperi-
dad, libertad y paz para la humanidad.
13
 POR L/V SENtóV SEy¿DESARROlLd DEL SOCIALISMO
LA REESTRUCTURACIÓN
ES UN PROCESO
DE RENOVACIÓN
SAVA ZHIVANOV,
Projesor de la Facultad de Ciencias Políticas
de la Universidad de Belgrado (Yugoslavia)
LA EVOLUCIÓN y los destinos de la Humanidad
plantean hoy en día ante los marxistes numerosos
y complejos problemas, cuya solución es imposible
si no se concientizan profundamente las nuevas ten-
dencias y realidades mundiales, su naturaleza y sus
contradicciones, la manera de eliminar los fenóme-
nos que constituyen un peligro a escala global.
Así lo exige, en primer término, la creciente de-
gradación del medio ambiente, que ya ahora está
llegando a cotas críticas y amenaza con una catás-
trofe universal en un futuro no lejano. Hay que re-
conocer que tanto los países capitalistas industriali-
zados como los Estados socialistas no están prepara-
dos para prevenir una amenaza ecológica universal.
Otra realidad que los ha sorprendido es la ralentiza-
ción de los ritmos de crecimiento económico. Al mis-
mo tiempo, la actual etapa del progreso tecnocientí-
fico que se desarrolla intensamente en las principa-
les potencias capitalistas, cambia asimismo las anti-
guas nociones acerca de las posibilidades de la evo-
lución del capitalismo, que han resultado menos es-
trechas de lo que suponían hasta hace poco muchos
marxistas. No se excluye que estas posibilidades pue-
dan ser aprovechadas para detener el creciente des-
fase entre los países industrializados y los países
14
' Situación de precrisis
en desarrollo, que constituye una amenaza para todo
el mundo. Ahora, el Occidente se enfrenta no sólo
a la necesidad de modernizar su propia base tecno-
lógica y aliviar la presión que ésta ejerce sobre la
Naturaleza, sino también al problema de evitar la
quiebra de la economía mundial y crear los corres-
pondientes mecanismos de arreglo. .
Tareas similares se plantean con igual agudeza
ante el socialismo, y esto se traduce en las ideas de
la nueva mentalidad política, en la búsqueda de vías
que llevan a la supervivencia de la humanidad, lo
cual exige desarrollar la teoría marxista. Es necesa-
rio encontrar las posibilidades de renovación tanto
del mundo en su conjunto, como del socialismo en
particular, de llevarlo a un nivel que permita resolver
los problemas tanto actuales como futuros.
Para varios países socialistas los años 80 han cons-
tituido una etapa crucial en su desarrollo. Tiene lugar
una reestructuración que abarca todos los dominios
de la vida de la sociedad. Se desmontan las viejas
y obsoletas estructuras anticuadas y se crean otras
nuevas. Este proceso engendra muchas dificultades y
problemas. Pero, al mismo tiempo, se concientizan
críticamente tanto las experiencias pasadas, como la
praxis actual del proceso transformador. En otras
palabras, estamos frente a un fenómeno revoluciona-
rio por su esencia y su significación histórica. Quizás
esta tesis parezca poco usual y recuerde más bien
el deseo de dar una explicación metafórica de lo que
ocurre. Con este argumento se puede estar de acuer-
do, pero sólo en parte. Sí, es una metáfora, pero úni-
camente en el sentido de que en plena medida toda-
vía no se ha elaborado una concepción rigurosamente
teórica de un proceso revolucionario de tipo singular,
inherente a la dinámica del desarrollo socialista.
Como es natural no se podía esperar otra cosa, pues
se trata de procesos que están lejos de haber con-
cluido, que cobran fuerza y transcurren en las con-
diciones históricas concretas más variadas, y en di-
versos contextos nacionales y regionales. De allí que
sean tan contradictorios los enfoques y las estimacio-
nes. Pero lo importante es ver ese denominador co-
mún que nos permita avanzar en la elaboración con-
ceptual de los problemas de nuevo tipo que plantean
las transformaciones revolucionarias que actualmente
tienen lugar en varios países socialistas.
Entre las diversas causas que han llevado a los
países socialistas a acometer la reestructuración, qui-
siera destacar dos grupos de factores: las premisas
internas y externas de los cambios que estaban ma-
durando. El análisis de los factores internos demues-
tra que los modelos existentes de socialismo no im-
pulsaban el autodesarrollo. La reproducción amplia-
da, basada en estos modelos, tropieza cada vez con
mayor frecuencia con sus propias limitaciones. La
soc'edad no sólo resulta incapaz de asegurar el avan-
ce hacia las metas proclamadas por su fuerza polí-
tica rectora, sino entra en una fase de crisis o pre-
crisis, que se caracteriza por la estagnación y el
«desgaste» de sus recursos. Esto se manifiesta en
cada país de manera diferente tanto por la intensi-
dad, como por la magnitud con que se ven afectadas
las esferas sociales (producción, servicios, política,
ideología, moral). Las causas de tal estado de cosas
también pueden ser distintas.
Por ejemplo, en China y, tal vez en otros países
socialistas poco desarrollados, la crisis fue conse-
cuencia del rumbo voluntarista de la dirigencia polí-
tica que quiso «imponer el socialismo» y sacar el
país del atraso, soslayando una serie de etapas en
el desarrollo de la sociedad. Se pensaba llegar al
socialismo, incluso a su forma superior —las rela-
ciones comunistas— mediante la divinización del lí-
der, la fe en la omnipotencia de sus decretos y en
su cumplimiento obligatorio, lo cual, prácticamente
adquiría las formas de «comunismo cuartelero» y
desmedulaba las ideas socialistas. Esta política se
traducía en el estrechamiento de la base económica,
en la primitivización de la economía y de las nece-
sidades del individuo, en el aislamiento de la socie-
dad respecto al desarrollo mundial.
Como escriben, por ejemplo, los estudiosos sovié-
ticos, las causas de la situación de precrisis en algu-
nos países socialistas europeos, entre ellos la URSS,
fueron otras. En lo fundamental radican en la resis-
tencia de la burocracia conservadora a todo lo nuevo,
en el apego al viejo sistema administrativo de ordeno
y mando que se ha convertido en un mecanismo de
freno para las reformas y los cambios que requiere
la sociedad. En los países en los que las reformas
empezaron primero y se han logrado ciertos éxitos,
el proceso de reestructuraciones ha sido y es frenado
por la lentitud, la inconsecuencia y la indecisión en
el cumplimiento de las medidas. Esto no permite pro-
fundizar la experiencia positiva acumulada y levanta
obstáculos adicionales en el camino de la renova-
ción, retardando la solución de impostergables tareas
económicas y sociales.
En cuanto a Yugoslavia, los síntomas negativos en
la economía fueron precedidos, en algunos casos, por
apresuramientos innecesarios («economía de contra-
to» 1 ), o, en otros, por actitudes pasivas, por procedi-
mientos tradicionalistas que excluyen el riesgo y la
innovación y suponen el abandono del progreso téc-
noc; mtífico. Según se dijo en la Conferencia de la
Liga de los Comunistas de Yugoslavia, celebrada del
29 al 31 de mayo de 1988 en Belgrado, en la econo-
mía nacional prosigue el estancamiento, decae la
* Actividad económica que se basa en los acuerdos recíprocos
entre los sujetos económicos y cuya finalidad es atenuar las
tendencias negativas del mercado. — N. de la Red.
productividad fleí trabajo, la modernización tecn3*
científica se introduce con lentitud. Se han estan-
cado las relaciones entre las regiones autónomas, lo
que va acompañado del predominio de la burocracia,
el debilitamiento de la influencia de la clase obrera
en la solución de los problemas económicos, despla-
zándose a un segundo plano los intereses cotidiano»
y duraderos del conjunto de los ciudadanos.
Parece que hay razones sobradas para emprender
reformas profundas que deben abarcar todos los as-
pectos de la sociedad socialista. Sin embargo, con-
sidero que en algunos países estas reformas no se
hubieran emprendido y en otros se las hubiera aban-
donado o cumplido a medias, de no haber surgido nue-
vas circunstancias de carácter internacional que ejer-
cieron un efecto combinado y acentuaron la necesi-
dad de la perestroika.
¿De qué se trata? Ante todo, me refiero al conti-
nuo retraso de los países socialistas en lo que con-
cierne al perfeccionamiento de su potencial produc-
tivo y los parámetros cualitativos del crecimiento
económico que determinan hoy día la dinámica de la
productividad del trabajo. Claro que en este plano
hay diferencias según los países, pero un análisis
comparativo demuestra que en estos indicadores los
países socialistas de Asía van a la zaga de sus veci-
nos —los nuevos Estados industriales, como Corea
del Sur, Talwán, Malasia, Slngapur— y los países
de Europa del Este, respecto a los de Europa Occi-
dental. Por la productividad social del trabajo la
Unión Soviética está notablemente por detrás de Es-
tados Unidos, su principal competidor y socio en los
asuntos internacionales. En los últimos tres decenios
y medio el mundo socialista no ha podido reducir
la brecha en este indicador frente a los países capi-
talistas industriales (véase el cuadro).
NIVELES DE LA PRODUCTIVIDAD SOCIAL
DEL TRABAJO -
(datos referentes al año 1986;
el 100% es el indicador promedio relativo
a todos los países capitalistas industriales)
Toda Industria Agricultura
la economía
18 48 7
Todo 61 mundo
Estados Unidos 145 130 200
Europa Occidental 80 95 100
Japón 85 90 37
Países socialistas 13 34 5
Países miembros del CAME 36 52 15
URSS 41 58 20
Países europeos del CAME 42 50
Cuba y países asiáticos
del CAME 5 13
China 4 15 3
Ambos grupos de factores —internos y externos—
constituyen una premisa, una base y un imperativo
para proceder a la reestructuración en los países so-
cialistas, ya que la vida ha comprobado que los «mo-
delos» existentes pierden su eficiencia tanto en el
plano de un desarrollo nacional estable, como en el
de las nuevas realidades tecnocientífícas en los pal-
2
tos datos se han tomado de la revista Mírovaya Ekonórnica
y mezhdunaródníye otnoshenia (Economía mundial y relaciones
Internacionales), Ns 12 de 1987, pp. 144-148.
15
ses del capitalismo Industrial. Lo último repercute,
lógicamente, en la fuerza de atracción del socialis-
mo y, lo que es más, en su capacidad de renovar el
mundo y resolver las tareas concernientes al futuro
de la Humanidad. Todo esto destaca tanto las pecu-
liaridades de la situación de crisis o precrisis, como
el carácter de las medidas que han de tomarse para
superar esta situación. A la orden del día están me-
didas urgentes y profundas, revolucionarias por su
contenido y los plazos de su cumplimiento.
Del dicho al hecho hay mucho trecho
Cualesquiera que hayan sido las causas, el carác-
ter y las formas de la crisis, sus consecuencias ne-
gativas siempre han ido mermando la confianza en
la política que es capaz de conducir a tales fenóme-
nos. Como resultado, se erosionaba el prestigio de
los partidos gobernantes y en la conciencia de las
masas se cristalizaba la necesidad de cambios radica-
les en el sistema social. Los ánimos críticos de la
gente empujaban a la dirigencia política a una inte-
lección crítica de las nuevas realidades. Claro que
en ciertos casos la iniciativa provenía de la propia
dirigencia. Pero esto era sólo un primer paso. El si-
guiente era formar la voluntad política necesaria
para poder llevar a cabo profundas transformaciones,
romper los mecanismos y las estructuras vigentes.
Este segundo paso incluía una fundamentación teó-
rica, la intelección ideológica de las concepciones
de las reformas, lo mismo que su materialización
en la forma de una eficiente estrategia de reestruc-
turación.
En unos países, este proceso adoptaba la forma de
discusiones agudas y abiertas. En otros, esto trans-
curría como una lucha encubierta entre quienes te-
mían asumir la responsabilidad de la situación crea-
da y quienes veían más allá. En fin de cuentas, la
dirigencia política de la mayoría de los países socia-
listas se mostró dispuesta a adoptar nuevas pautas
de dirección. Este proceso tuvo su mayor desarrollo
en los países en que los partidos gobernantes no ac-
túan desde las posiciones del poder, sino como la
fuerza política e ideológica de la perestroika.
Pero no vamos a anticipar los acontecimientos.
Tanto la fase de revaluación crítica del pasado, de
reconocimiento de los errores cometidos y detección
de las causas de los fenómenos de crisis, como la
fase de formación de la voluntad política, de ruptura
con las nociones dogmáticas sobre los mecanismos
del sistema, se destacan en cada país por su propia
especificidad y requieren un análisis polifacético,
que dé conclusiones prácticas que permitan definir
las perspectivas de la reestructuración. A mi juicio,
cuanto más exitosa sea la labor en cada fase tanto
mayores serán las posibilidades para emprender las
reformas. Como nos enseña la experiencia, las re-
formas no deben aplazarse. De lo contrario, surgen
motivos para la agudización de las contradicciones
y la profundización de los fenómenos de crisis, apa-
recen problemas apremiantes que imposibilitan con-
centrar la energía en. las vertientes decisivas y a
largo plazo de las transformaciones sociales.
Un criterio importante que nos permite juzgar so-
bre la intensidad del período preparatorio de las
16
transformaciones es el análisis de los instrumentes
ideológicos y teóricos utilizados en la elaboración
de los fundamentos conceptuales de la perestroika
y de la influencia de éstos en la conciencia de la
sociedad. En suma, se plantean muchas cuestiones
nuevas en la teoría y la práctica vinculadas tanto
a la concreción de los proyectos como a la búsqueda
de las vías para materializarlos. A mi modo de ver,
entre estas cuestiones, las de mayor significación
son las siguientes:
Primero, determinar la esencia del socialismo, de
las vías y etapas de su desarrollo. ¿Qué se tiene en
cuenta? La purificación del marxismo-leninismo de
las vulgarizaciones esíalinistas, maoístas y de otra
índole que se manifiestan en los conceptos acientí-
ficos y simplistas del socialismo. Es necesario un
retorno a los clásicos del marxismo, con una com-
prensión creadora de los modernos logros de la Hu-
manidad, pero de tal manera que la teoría del so-
cialismo se vea enriquecida con nuevos valores hu-
manistas y democráticos y sea un medio fiable de
la reestructuración.
Segundo, revelar y concientizar más a fondo los
criterios del socialismo planificado de mercado; de-
mostrar en qué consiste el vínculo orgánico entre
las distintas formas de propiedad y de qué modo
se debe, en el contexto de la etapa actual de la revo-
lución científico-técnica, gestionar la reproducción
ampliada cuando se abandonan los métodos de ordeno
y mando en la dirección de la economía.
Tercero, elaborar los principios de la organización
democrática de un sistema político representativo,
de una vida social autogéstionada; dar un panorama
más amplio de los derechos colectivos e individuales
de los ciudadanos que garanticen un desarrollo so-
cialista dinámico y la desaparición paulatina del
Estado.
Cuarto, ubicar el lugar y el papel del partido co-
munista en la estrategia de la renovación, profundi-
zar en los aspectos de la organización intrapartidaria
que está llamada a asegurar la política de reformas
y formar un sistema eficiente de autodirección.
Quinto, ensanchar los conceptos relativos a la par-
ticipación del socialismo en los procesos globales
de carácter económico, tecnológico, científico y cul-
tural en este mundo único, contradictorio e ínterde-
pendiente.
Podemos constatar que hay muchos problemas teó-
ricos pendientes de solución, pero faltan respuestas
prácticas. No obstante, la vida las demanda con in-
sistencia porque sin ello es imposible realizar trans-
formaciones inaplazables, es imposible ponerse a la
altura de las tareas que la historia contemporánea
plantea. Estas respuestas tienen que diferenciarse
cualitativamente de lo que antes se vinculaba al so-
cialismo. Sólo así sus ideas cobrarán una vida nueva
y tendrán un efecto movilizador.
Un momento decisivo
Tal vez esto sea discutible, pero estimo que los
países socialistas que han comenzado la reestructura-
ción están ahora en una fase crucial y decisiva de
las reformas. ¿Cómo se puede comprobar esta tesis?
Ante todo, lo confirma el hecho de que las transfor-
maciones han abarcado el campo económico. La vida
enseña que su realización conlleva cambios funda-
mentales también en otras esferas, la eliminación
de barreras que se interponen en las vías de las trans-
formaciones económicas, la combinación orgánica de
las nuevas condiciones sociales con la marcha de la
revolución científico-técnica. De la práctica de las
transformaciones se desprende que la conjugación
de la reforma económica con la política es la llave
maestra de la renovación revolucionaria del socia-
lismo. Las profundas transformaciones en la econo-
mía nacional tienen su continuación objetiva en el
terreno de la organización política y gracias a ello
•se convierten en una reforma estructural general.
De lo contrario el proceso queda inconcluso peligran-
do los destinos de la perestroika. Me parece que en
esta fase crítica, que se caracteriza por ser un pecu-
liar híbrido de lo viejo y lo nuevo, se encuentran
ahora varios países que tratan de renovar sus socie-
dades.
¿Por qué ocurre esto algunas veces? Los cambios
revolucionarios tropiezan con la resistencia no sólo
de las fuerzas del «estancamiento», sino también con
la de un círculo más amplio de gente. Afectan la
prosperidad de los sectores vinculados al sistema
administrativo de ordeno y mando, los intereses de
otros sectores de la población. Los efectos tempora-
les adversos de una reforma (alza de precios, despi-
dos de personal, etc.) suelen aparecer antes de que
se den las consecuencias positivas a largo plazo.
Surgen factores que constituyen un freno. Mientras
tanto, aún no existen los necesarios mecanismos po-
líticos para neutralizar estos factores, mecanismos
que junto con el partido podrían servir de agente
orgánico de la renovación democrática del socialis-
mo en todos los «pisos» y niveles de la organización
social.
La peculiaridad de tal enfoque del problema con-
siste en que los intentos de crear un apoyo a la rees-
tructuración fuera de los partidos gobernantes lian
resultado poco eficientes. Ellos favorecen la* cohe-
sión de las fuerzas conservadoras anti-perestroika
(en el aparato estatal y otros eslabones), temerosas
de la actividad de los «elementos antisocialistas». Es
obvio que esto no contribuye a la implementación
dé los planes. Más aún, en muchos casos la política
de la renovación adopta la forma de una revolución
«desde arriba», lo que provoca la necesidad de me-
didas especiales, capaces de canalizar la energía de
todas las capas de trabajadores, incluidos los inte-
lectuales, a las tareas de la reestructuración. Entre
estas medidas figuran la glasnost, el derecho del pue-
blo a la autoorganización y el autogobierno, la reno-
vación de la vida espirituaL
Queda por aclarar la cuestión de cómo imprimir
un nuevo contenido al papel de vanguardia del par-
tido, de conjugar su actividad con las instituciones
del pluralismo, la democracia representativa y el
autogobierno. Muchos investigadores de este proble-
ma indican que a más de la descentralización del po-
der y el derecho a la autonomía, adquirido por las
colectividades laborales y otros colectivos, nosotros
también necesitamos un sujeto político de la reestruc-
turación, prestigioso pero no autoritario. En todo
caso, conviene partir del conocido postulado de Lenin
de que la historia de las revoluciones es siempre más
rica en contenido, más «astuta» de lo que se imagi-
nan las vanguardias más conscientes. Y esto es com-
prensible, pues las mejores vanguardias expresan la
conciencia, la voluntad, la pasión y la fantasía de
determinada parte de hombres, mientras que la revo-
lución la hacen millones3.
Las masas, su actitud ante la reestructuración y,
lo que es fundamental, su aporte real a ésta, son el
factor decisivo. En este camino hay ciertas dificulta-
des: los trabajadores han de soportar los «costes»
de la reestructuración. Pero, aquí hay también un
momento positivo: sí no se está enterado de las pér-
didas y adquisiciones, no es fácil emprender el ca-
mino de autogobierno social e instituir un nuevo tipo
de pensamiento revolucionario.
Estoy de acuerdo en que es difícil la marcha de
los procesos de la perestroika y que no se puede pre-
decir con certeza los resultados de ella en uno u
otro país. Sin embargo, hay razones para aseverar
que estos procesos van a profundizarse, puesto que,
objetivamente, son irreversibles, y los éxitos en unos
países socialistas influirán en las transformaciones
que se realizan en otros. Resumiendo, el socialismo
puede demostrar hoy día que es capaz de resolver
las tareas de superar el atraso y avanzar rápidamen-
te en las nuevas condiciones del progreso tecnocien-
tífico. Creo que ésta es la esencia del momento de-
cisivo de las reestructuraciones, éste es el contenido
de la misión revolucionaria del socialismo, de su
desarrollo y su impacto en la historia universal con-
temporánea.
3
. Véase: V. I. Lenin. Obras Completas. Ed. Progreso, t. tí,
p. 83.
17
 ENCUESTA DE «REVISTA INTERNACIONAL»
IDEALES DEL SOCIALISMO:
OPINIONES INDIVIDUALES
— ¿En cuál de las realidades de su país ve Va. el valor supremo y cuáles de ellas no le satisfacen?
— ¿Qué problemas de actualidad se habrán de resolver en su país, según su opinión, en un futuro inmediato?
— ¿Qué significa para Ud. personalmente el hecho de pertenecer su país al mundo del socialismo? ¿Existe la posibi-
lidad de participar directamente en la realización de objetivos e intereses comunes? ¿Cuáles son sus proposiciones
y pronósticos con respecto al desarrollo de la colaboración entre los países del socialismo?
En este número damos a conocer las respuestas llegadas desde Mongolia.
NO QUIERO SER UN
«INTELECTUAL MEDIO»
SHARAVYN SURENZHAV,
poeta
PIENSO que el valor supremo del socialismo es
. se conoce es verdadero». Por eso considero que la
el acceso a los conocimientos, el derecho dé cada
uno a estudiar y recibir enseñanza. Si yo, siendo
hijo de un arat (pastor), he podido llegar a ser un
intelectual, esto se debe a que nuestra realidad so-
cial ha desbrozado el camino tanto para mí como
para muchos de mis compatriotas.
Lo que más me desagrada es la indiferencia y el
nihilismo que se observan con frecuencia respecto a
los intelectuales. La expresión de uso corriente «in-
telectualidad trabajadora» parece limitar la actividad
intelectual. A mi parecer, tal vez de ahí proviene la
noción humillante de «intelectual medio». ¿Tal vez
de ahí no surja también cierta nivelación infundada
de todos los intelectuales, suprimiendo —¡de manera
antinatural!— la diferencia entre un hombre de ta-
lento y otro ordinario y de pocas luces?
Este enfoque es anticientífico e ilógico. Veo sus
raíces en la época del culto a la personalidad de
Choibalsán', cuando el diktat y la represión causa-
ron un daño irreparable al potencial moral e inte-
lectual de la sociedad mongola. No obstante las es-
peranzas, el período posterior, que duró aproximada-
mente hasta mediados de los años 80, tampoco li-
beró espiritualmente a nuestras fuerzas creativas.
La atmósfera de desconfianza y suspicacia respecto
a la intelectualidad, que existió durante décadas, con-
dajo prácticamente al estancamiento espiritual y a
la devaluación de los valores morales.
A mí me alegra sinceramente y me infunda ánimos
la renovación integral que acaba de empezar en
nuestro país. Y uno de los signos notables de este
proceso es el reconocimiento del enorme papel que
Las respuestas a esta encuesta internacional, provenientes
de la Unión Soviética y Bulgaria se publicaron en los .VrXs 1 y 3.
1
Jorlogiyn Choibalsán (1895-1952), dirigente del partido y del
Estado. De 1939 a 1952, Primer Ministro de la República Popular
Mongola. — N. de la Red.
18
desempeña la personalidad creadora, es la reestruc-
turación por el partido de los lazos con la intelec-
tualidad.
Nos damos cuenta claramente de que en el país
existía un enfoque erróneo de la cultura nacional,
de la historia y la idiosincrasia del pueblo. Pero, el
fresco viento de la reestructuración y la renovación
hacen nacer la esperanza en que la realidad cambie
para mejor. En el Oriente suelen decir: «sólo lo que
meta del socialismo estriba en descubrir la verdad,
en decir la verad y, valiéndose de ella, dar auténtica
libertad a la gente.
No cabe duda de que el desarrollo de la economía
de Mongolia es la tarea inmediata. Al propio tiempo,
es necesario conceder importancia primordial a los
problemas sociales e incorporar efectivamente al
pueblo a la dirección .de la sociedad. Pienso que si
logramos hacer realidad esto sin demoras, se ace-
lerará considerablemente el desarrollo del país.
Considero que para mejorar el suministro de ali-
mentos y los servicios a la población en las esferas
del comercio y la cultura, es necesario favorecer por
todos los medios el trabajo a contrata y las coope-
rativas, que contribuyen a elevar el interés económi-
co de los trabajadores.
Hemos de aprender a dar pruebas de la máxima
responsabilidad al solucionar toda cuestión que atañe
a la sociedad en su conjunto. Si hay que aprovechar
la experiencia ajena, debemos hacerlo juiciosamente
y en bien de la causa, evitando toda imitación. Te-
nemos que librarnos de la costumbre de estar a la
expectativa de que nos den una orden «desde arriba».
Como decía el gran Suje Bator 2 , lo esencial es plan-
tear un objetivo común y aunar las fuerzas.
Mongolia forma parte del mundo socialista, y esto
nos da enormes ventajas en lo que respecta a garan-
tizar la seguridad nacional y la independencia, la
labor pacífica creadora, el desarrollo del comercio
mutuamente beneficioso, el intercambio cultural, y
una amplia implantación de la ciencia y la técnica
en la economía nacional. El hecho de que Mongolia
pertenezca a la comunidad socialista me permite a
mí y a mis compatriotas vivir al nivel contemporáneo
y satisfacer más plenamente las necesidades espiri-
J
Suje Bator (1893-1923), fundador del Partido Revolucionario-
Popular Mongol y del Estado popular mongol. —A', de la Red.
tuales. Pienso que en este plano tiene una particular
importancia el mejoramiento de las relaciones entre
nuestros vecinos del Norte y del Sur, esto es, entre
la URSS y China.
Tengo la oportunidad y el deseo de conocer más
a fondo libros de autores soviéticos y, en general,
obras de la literatura progresista, que ejerce una
enorme influencia en la cultura mundial. Sin em-
bargo, nosotros, los escritores mongoles, práctica-
mente no vamos al extranjero, excepto a los países
socialistas. Quisiéramos ver con nuestros propios ojos
todo el planeta.
Resumiendo, considero que convendría desarrollar
y ahondar aún más la amistad con los pueblos her-
manos, pues estamos llamados a completar lo que
nos hace falta como miembros de una misma familia.
La cooperación es un proceso vivo, que no se puede
reglamentar. Debe realizarse libremente y para ello
es importante, por nuestra parte, liberarnos del buro-
cratismo y el formalismo. Soy partidario de desa-
rrollar por todos los medios los contactos directos
y los vínculos entre los individuos y los colectivos
laborales. Estoy convencido de que ésta es la base
de la consolidación de la comunidad socialista, que
desbroza el camino hacia la fraternidad y hacia las
realizaciones comunes.
LOS VÍNCULOS DIRECTOS
SON UN CAMINO SEGURO
AYUSHIYN ZUMAA,
directora de la 2a fábrica de artículos de punto
(Ulan Bator]
CONSIDERO que el logro más valioso del socia-
lismo en Mongolia es la creación del Estado popu-
lar, la entrega de los medios de producción en pro-
piedad social y la concesión a los ciudadanos de la
posibilidad de disponer de los resultados de su pro-
pio trabajo.
Como mujer (nosotras constituimos más de la mi-
tad de los trabajadores del país), quisiera destacar
lo siguiente: veo en la emancipación femenina, tanto
en la sociedad como en la familia, una ventaja in-
discutible de nuestro régimen. Así lo testimonia, en
particular, mi propia vida. Soy hija de un arat, recibí
enseñanza media en mi patria, al igual que muchas
de mis coetáneas. Más tarde, en 1968, terminé el
Instituto Textil de Leningrado y empecé a trabajar
en una fábrica de artículos de punto en Ulan Bator.
De contramaestre de turno he llegado a ser directora
de la empresa. Durante este tiempo, he visitado mu-
chos países socialistas y algunos capitalistas, fami-
liarizándome con el nivel de desarrollo técnico y la
vida de los trabajadores. No me quejo de mi destino.
Al decir todo esto, no pretendo afirmar que la cues-
tión femenina ya está completamente resuelta en
Mongolia. Sentimos la necesidad acuciante de seguir
mejorando las condiciones sociales y de vida de la
mujer, de seguir desarrollando el proceso de eman-
cipación.
Las cosas no son tan simples como parecen. To-
davía tenemos grandes contrastes en la calidad del
trabajo realizado, ya que no todos se sienten dueños
de su país. El salario no constituye un estímulo para
que la gente eleve su nivel profesional o la calidad
de su trabajo, ni tampoco para que desarrolle una
actitud innovadora. Por eso, a veces, «no funciona»
el principio socialista de distribución. De allí que
cierta parte de la población sea social y políticamen-
te pasiva, y se guíe por la psicología pancista: «Ha-
cer menos y recibir más».
Respaldo plenamente las medidas adoptadas por
el Partido y el Gobierno en los últimos tiempos.
Nuestra democracia avanza, se profundiza la trans-
parencia informativa, se amplían los derechos y la
independencia de las empresas y las organizaciones
económicas. Ya hay cambios, pero, a mi parecer, la
renovación en Mongolia marcha con lentitud.
La sociedad socialista es un organismo autoorgani-
zado, y por eso debemos empeñarnos en que cada
ciudadano sea activo socialmente, dé prueba de ini-
ciativa creadora, fortalezca la disciplina y el orden.
También nos queda mucho por hacer en lo que se
refiere a perfeccionar el aparato administrativo.
Uno de los rasgos específicos de Mongolia consiste
en que la clase obrera de nuestro país se formó sólo
en la época de la revolución popular. Por eso, hace
falta prestar mayor atención, en comparación con
los demás países, a la tarea de inculcarle aquellas
extraordinarias cualidades que el proletariado inter-
nacional adquirió en la lucha de clases. Aspiramos
a conseguir el objetivo supremo del socialismo: el
bienestar para todos y cada uno, la formación de
mujeres y hombres de vasta cultura, elevada moral
y desarrollo físico armonioso.
¿Cuáles son para nosotros los problemas de mayor
actualidad? En la época del progreso científico-téc-
nico se plantea como una tarea primordial el desa-
rrollo intensivo de la agricultura y la industria. Es
urgente industrializar y electrificar el agro. De esto
depende el aceleramiento de los ritmos de desarrollo.
Mi aspiración consiste en ver que las riquezas natu-
rales de la nuestra Madre Tierra sean utilizadas ra-
cionalmente, sobre la base de conocimientos precisos
y tomando en consideración las perspectivas.
Nosotros, los mongoles, y en particular, la inte-
lectualidad técnica, subestimamos nuestras experien-
cia, fuerzas y potencialidades, desconfiamos de nos-
otros mismos y con demasiada frecuencia nos fiamos
en la habilidad ajena y en el trabajo de otros. Creo
que es importante erradicar lo más pronto posible
esta actitud, apreciar en su justo valor a los cuadros
nacionales, inculcándoles el espíritu de iniciativa,
y divulgar los conocimientos tecnológicos entre las
masas. Acelerar la industrialización significa implan-
tar la automatización y la computerización, preparar
a profesionales altamente competentes, desarrollar la
mentalidad técnica desde la niñez.
Pienso que en la comunidad socialista hay que
ampliar sustancialmente los vínculos directos entre
las empresas afines, así como la práctica del trabajo
conjunto. En el pasado, al cooperar en el marco
del CAME, estudiábamos la experiencia avanzada,
elevábamos la capacitación profesional e intercam-
biábamos proyectos tecnológicos o grupos de trabajo.
Ahora, establecemos contactos con algunas empresas
de la Unión Soviética, Checoslovaquia y Bulgaria. Asi-
milamos nuevas formas de cooperación tanto en la
fabricación de artículos de cuero, de lana y de punto,
como en los suministros mutuos. Como resultado, h«-
19
mos logrado elevar la productividad del trabajo, me-
jorar la calidad de la producción, ampliando su sur-
tido, y elevar la eficacia de la producción.
Al igual que mis compañeros de trabajo, yo deseo
participar en la realización práctica de la perestroika,
que se abre paso en muchos países de la comunidad
socialista. Estoy segura de que hoy en día los con-
tactos personales entre los ciudadanos del mundo
nuevo tienen una importancia excepcional. Por ejem-
plo, es necesario que sea una práctica común los
viajes al extranjero por invitación personal.
EL MUNDO ES ANCHO
COMO LA ESTEPA
ULEMZHIYN AVARZED,
presidente del combinado agrícola «Badral»,
de la región de Zagan Ulasamon-Jubsugul
MONGOLIA ha conseguido mucho en el curso de
la construcción socialista, pero lo más importante,
desde mi punto de vista, es la libertad política, el
haberse liberado del opio de la religión budista y
del subdesarrollo, la afirmación de la nueva cultura.
Nuestro Estado es hoy socio de pleno derecho en
los asuntos mundiales. No me aflige el hecho de que
en su desarrollo Mongolia marche por ahora a la
zaga de los demás países socialistas. Al contrario,
me enorgullezco de que haya sabido alcanzar las cotas
de hoy, porque al triunfar, nuestra revolución heredó
del feudalismo pobreza, analfabetismo, rebaños de
ganado y numerosos monasterios (aunque estoy lejos
de negar la rica herencia cultural creada por nues-
tros antepasados en el curso de los siglos).
Hemos recorrido un largo camino, pero quisiera
que mi país avanzara más rápida y firmemente. Con-
sidero que los más nobles y supremos objetivos del
socialismo son, en primer lugar, prevenir una guerra
termonuclear mundial, satisfacer lo más plenamente
posible y en un período relativamente breve las de-
mandas materiales y espirituales de los pueblos fra-
ternos, y favorecer el desarrollo integral del indivi-
duo a través del trabajo.
En Mongolia tenemos no pocos problemas pendien-
tes, que deben ser resueltos. A mí me preocupa, en
especial, cómo hacer más rentables los principales
eslabones de la economía: ganadería, agricultura e
industria.
¿Qué puedo decir de las condiciones de vida y el
nivel cultural de quienes vivimos en el agro? Nos
faltan, desde luego, recursos materiales y financieros,
y lo que ha sido edificado no siempre se utiliza co-
mo es debido. Esto se debe, a mi juicio, al viejo sis-
tema de gestión, porque los métodos coercitivos de
administración aún predominan, ahogando toda ini-
ciativa o acción independiente. Por eso creo que lo
primordial es liberar la energía creativa y la imagi-
nación de nuestros hombres y mujeres.
Pienso que las posibilidades de la economía so-
cialista pueden revelarse plenamente sólo si se pro-
fundiza la reforma económica iniciada en el país.
Todo lo creado por manos humanas debe servir
a la prosperidad del país y a su embellecimiento.
No puedo menos que mencionar el estado deplorable
20
de nuestro medio ambiente: se pisotea la vegetación,
hay menos peces en los ríos y lagos, a menudo esta-
llan incendios en bosques y estepas, que exterminan
los pastos y las áreas verdes, los ríos bajan de nivel
y demoran los trabajos de recultivación. Esto es mo-
tivo de preocupación para los mongoles, para quienes
la tierra natal y su naturaleza son parte entrañable
de ellos. Por eso pienso que es deber de cada uno
de nosotros no dejar de preocuparnos por preservar
nuestro entorno.
Un proverbio mongol dice: para quien tiene mu-
chos amigos, el mundo es ancho como la estepa y
para quien no los tiene, el mundo es tan estrecho
como la palma de la mano. Pienso que para nuestro
país, con sus dos millones de habitantes, es una gran
felicidad y un destino digno de envidia el formar
parte de la familia del socialismo. De haber estado
solos, hace ya tiempo habríamos sido subyugados por
el neocolonialismo de las potencias imperialistas. En
lo que atañe a mí, personalmente, con toda probabi-
lidad sería un lama o el sirviente de algún ricachón,
o quizás, habría muerto de niño (la antigua Mongolia
se iba despoblando).
Por supuesto, tengo el deseo y la voluntad de parti-
cipar en la realización de los objetivos intemaciona-
listas comunes: soy comunista y he jurado no esca-
timar mi vida luchando por la causa del socialismo.
Miro el futuro con optimismo porque se fortalecen
la amistad y la cooperación entre los países socia-
listas. Los pueblos hermanos, nuestra amiga más cer-
cana, la Unión Soviética, conocen bien la situación
en Mongolia y su desarrollo por ahora lento, pero
tengo fe en que nuestros planes comunes se harán
realidad. Pero, antes, nosotros, los mongoles, debe-
mos pensar detenidamente cada uno de nuestros pa-
sos y trabajar con tenacidad. Por ejemplo, a mí me
gustaría que la república deje de vender ganado y
materias primas pecuarias, reorientando su actividad
a la comercialización de productos procesados. Para
ello hay que construir combinados cárnicos, especial-
mente en las áreas centrales y sureñas, y salir más
activamente al mercado mundial. Hay otro problema:
debido al clima, Mongolia tiene bajas cosechas de
cereales, patatas y legumbres. La cosa tampoco anda
bien con la avicultura y cría de cerdos. La salida es
crear, junto con otros países socialistas, granjas mo-
dernas. Además, a decir verdad, me parece que los
precios de nuestros productos de exportación son
más bajos que los mundiales.
Difícilmente se podría apreciar todo lo que han
hecho por nosotros los pueblos hermanos. Sin em-
bargo, me preocupan ciertas cosas. ¿Acaso no es
de lamentar que las fábricas de cuero y calzado,
construidas 10 ó 15 años atrás con el concurso de
nuestros amigos, produzcan artículos de baja calidad?
Estas mercancías no las queremos comprar nosotros
mismos, para no hablar del extranjero. No cabe duda
que todo depende, en primer lugar, de cómo trabajan
nuestros cuadros y de las posibilidades de nuestra
economía. Pero, ¿por qué no podemos reunimos con
los expertos del CAME a fin de ver la forma de mo-
dernizar -nuestras empresas? Estoy seguro de que
toda la comunidad, lo mismo que nosotros, está in-
teresada en elevar la rentabilidad de la producción
mongola e impulsar el desarrollo de nuestro comercio.
Seguimos con suma atención la perestroika en la
Unión Soviética. Para nosotros es un ejemplo vivo.
EL ESTADO Y LA IGLESIA
EN POLONIA
WtADYStAW .LORANC,
mlnistro-jeje del Departamento para los Asuntos de la Fe
adjunto al Consejo de Ministros de la RPP
EN POLONIA existen hoy 42 asociaciones religio-
sas, que se distinguen por sus tradiciones, el enfoque
que tienen de lo que es la fe verdadera, el número
de adeptos, la actitud ante otras religiones, así como
hacia quienes administran su propia vida espiritual y
social sin ayuda de las Iglesias.
La Iglesia Católica ejerce influencia en la menta-
lidad y el modo de vida del 90% de la población de
Polonia, que es de 38 millones. En cuanto a otras re-
ligiones, la ortodoxa tiene alrededor de 850 mil adep-
tos; la asociación evangélica Confesión de Augsburgo
y la evangélico-reformista, más de 110 mil; la orga-
nización todavía no legalizada Testigos de Jehová,
80 mil; la unión religiosa musulmana, cerca de 2 mil;
las sectas mesiánicas, aproximadamente 1.800, y las
comunidades budistas, más de 900.
La tradición multisecular de respeto a la libertad
de conciencia se formó hace mucho y continúa exis-
tiendo en nuestro país. Hay menos tolerancia con
respecto a los ateos y a los que son indiferentes en
general ante los problemas de la fe.
En la primera Constitución del Estado burgués po-
laco que se formó en 1918, o sea, 123 años después
del reparto de Polonia entre la Rusia zarista, Prusia
y Austria, quedó refrendado que la Iglesia Católica
Romana «ocupa la posición primordial entre otras
creencias, que tienen iguales derechos». La Ley Fun-
damental de la Polonia socialista, aprobada en 1952,
resolvió los problemas de la religión sobre la base
de tres principios democráticos: la igualdad de los
ciudadanos independientemente de su creencia o sus
convicciones; la separación de la Iglesia respecto
del Estado, garantizando a cada Iglesia la libertad
de culto; la igualdad de todas las creencias ante
la ley.
El reconocimiento de la justedad de estos postula-
dos no suscita serias divergencias. Lo más difícil es,
tal vez, lograr que se respeten en la práctica, así
como la unanimidad en la evaluación de la actividad
de los servidores del culto y de la conducta de los
creyentes. Pero, a pesar de todo, el partido está bus-
cando consecuentemente y con insistencia las vías
de consolidar la sociedad.
Por el diálogo con la Iglesia
Las relaciones entre el Estado socialista y las reli-
giones existentes en el país tienen su propia historia.
El lugar más importante ocupa en ésta el diálogo
con la Iglesia Católica, al frente de la cual está en
el Vaticano, durante ya más de diez años, el Papa
polaco Juan Pablo II.
La actividad de la Iglesia Católica en Polonia en
el pasado no se valora de manera unilateral. En el
siglo XVII, en los tiempos de la Contrarreforma y en
el período de decadencia de la Rzecz Pospolita',
a fines del siglo XVIII, la jerarquía eclesiástica de-
sempeñó un papel negativo para los destinos del país.
Sin embargo, en los tiempos de la división de Polonia
y en los años de la ocupación hitleriana, el clero
expresó y apoyó los ánimos patrióticos, contribuyó
a la salvaguardia de la autoconciencia nacional y la
cultura polaca, así como al desarrollo del movimiento
por la independencia del Estado. Esta última circuns-
tancia debilitó en la sociedad las prevenciones contra
la «casa de Dios» originadas por el egoísmo social
de sus servidores, por su influencia reaccionaria en
la vida intelectual, por su alianza con los terrate-
nientes en el pasado.
La peculiaridad más importante de las actuales re-
laciones entre el Estado y la Iglesia Católica reside
en que éstas tienen carácter político. En Polonia y
en el exterior, sobre todo a partir de agosto de 1980,
los elementos antisocialistas y los centros occidenta-
les se dedican a un juego enmarañado intentando
arrastrar a los círculos religiosos a la confrontación
con las fuerzas de izquierda agrupadas en torno al
POUP, contraponer la Iglesia al poder popular. Mucho
se habla acerca de que los obreros vinculan sus es-
peranzas con la Iglesia. En tanto que el Estado es
calificado de ateo, y no de obrero-campesino o so-
cialista.
Los partidarios del desmontaje del sistema socia-
lista no lograron viabilizar sus planes gracias a la
política resuelta del Gobierno y la posición sensata
que mantuvo la mayoría de la jerarquía eclesiástica,
No obstante, los intentos de imprimir una orientación
antisocialista a la actividad de los sacerdotes con'
tinúan.
En este complicado contexto, la tarea principal y,
al mismo tiempo, la más difícil es la de integrar a
la sociedad polaca, la de cohesionar a todas las fuer"
zas patrióticas. Es necesario lograr a toda costa la
estabilidad política, eliminar la tensión en la econo«
mía, aliviar la vida cotidiana de la gente.
A este objetivo están subordinadas la política del
POUP y del Gobierno de la República, así como las
acciones prácticas de las organizaciones del partido
y de las instituciones públicas respecto a las asocia-
ciones religiosas. Nosotros partimos de que el desa-
rrollo social condiciona cambios considerables, y con
frecuencia positivos, también en el seno de toda
religión. Así lo demuestra el análisis marxista del
contenido y de la función de la religión. Ese conte-
nido y esa función se distinguen de aquellos que ha-
bían sido estudiados y criticados por los fundadores
del comunismo científico. No se debe menospreciar
esta circunstancia, así como tampoco la experiencia
histórica.
1
Nombre del Estado polaco en los siglos XV—XVIII y en los
gños 1918-1939. —W. de la Red.
21
 Bajo la influencia de los movimientos obrero y de
liberación nacional, la Iglesia en muchos países aflo-
jó sus nexos con las clases pudientes, no apoya con
la evidencia de antes las ambiciones neocoloniales.
Ciertos grupos del clero manifiestan una actitud sim-
patizante hacia los procesos democráticos, abrazan
las posiciones de la Teología de la Liberación2. Son
sintomáticos también los intentos de la Iglesia Cató-
lica polaca de modernizar sus puntos de vista sobre
el trabajo y los problemas de su organización social.
Los eclesiásticos declaran su disposición a tomar
parte en la solución de los problemas sociales, cri-
tican el carácter no equitativo de las relaciones eco-
nómicas internacionales.
Teniendo en cuenta todo ello, el X Congreso del
POUP elaboró una posición que se basa en el hecho
de que en nuestra sociedad existen y se mantienen
serias diferencias conceptuales que son lógicas e ine-
vitables. Empero, con ellas no se agotan todos los
problemas en las relaciones entre el Estado y la
Iglesia. Es imprescindible en este caso continuar res-
petando el principio de la coexistencia.
En cuanto a los sacerdotes católicos, esperamos
de ellos por lo menos neutralidad política. Además,
a nuestro juicio, muchos de ellos tendrían que renun-
ciar a la falsa idea de que el socialismo en Polonia
es un episodio histórico pasajero. Al propio tiempo,
vemos posibles y necesarias las acciones conjuntas
con el clero en la resolución de muchas cuestiones
de la vida de la sociedad, que tienen significación
esencial para todos los ciudadanos. Se trata, por
ejemplo, de inculcar el amor al trabajo como un
criterio importante en la evaluación de la moral de
un hombre. Se podría luchar juntamente por fortale-
cer la familia, contra el alcoholismo, la drogadicción,
la patología social y moral; velar por la protección
del entorno, de los monumentos de la cultura, por el
desarrollo de la sanidad; actuar en interés del des-
arme general, de la seguridad y la paz.
El aspecto jurídico de las relaciones
con la Iglesia
La eficacia de la política de interacción con la
Iglesia depende de muchos factores tanto de carácter
interno como internacional. Entre los más importan-
tes figuran el arreglo jurídico de las relaciones entre
el Estado y la Iglesia, así como la normalización de
los nexos entre Polonia y el Vaticano.
Hablando de la primera circunstancia se debe se-
ñalar que en los últimos cuarenta años no siempre
se han respetado en el país las condiciones que ga-
rantizan la libertad de conciencia, puesto que en un
pasado reciente el clero ha sido utilizado con fre-
cuencia en la lucha contra el régimen socialista. El
Estado, por su parte, a veces recurría a medidas re-
presivas guiándose por la falsa teoría de la extinción
acelerada de la religión. No obstante, el diálogo en-
tre las autoridades y todas las confesiones es hoy
más amplio y más profundo de lo que está previsto
por las leyes, muchas de las cuales se pusieron en
vigencia hace más de cincuenta años. Las causas de
* Véase S. Mámontov. Un preso político llamado Cristo, en
Revista Internacional, JA 9 de 1988. —¿V. de la Red.
22
ello son diversas. La principal reside en el hecho de
que han crecido las demandas democráticas de la
sociedad, siendo reforzadas por la política oficial de
renovación socialista y de reformas. Aspirando a una
normalización de las relaciones con la Iglesia Ca-
tólica polaca, queremos refrendar lo que ya ha sido
I lugar, que las condiciones que se están creando dos difíciles, predominan tendencias que son positi-
alcanzado, asentando estas relaciones sobre una base
jurídica.
No todos saben por qué hasta hoy no ha sido arre-
glado el aspecto jurídico de los nexos de nuestro
país con el Vaticano. Esta situación se mantiene des-
de 1945 cuando el Gobierno Provisional de la Unidad
Nacional proclamó que el concordato suscrito en 1925
con el Vaticano había perdido su fuerza jurídica de-
bido a las disposiciones de la Curia Romana aproba-
das en el otoño de 1939 en un espíritu hostil hacia
Polonia, supeditando los territorios ocupados a la
jurisdicción de los obispos de la Alemania hitleriana.
El proceso de reanudación de los vínculos diplomá-
ticos con el Vaticano empezó después de junio de
1972, año en que los límites de las diócesis del Oeste
y el Norte del país fueron puestos en correspondencia
con las fronteras estatales de la nueva Polonia. Al
arreglo de los contactos contribuyó también el hecho
de que en la capital apostólica se eliminara, en oc-
tubre del mismo año, la misión —artificialmente man-
tenida— del gobierno burgués polaco en el exilio,
con sede en Londres. En 1974, Polonia y el Vaticano
suscribieron un protocolo que preveía la creación
de grupos de contactos permanentes de trabajo. En
junio de 1987, las partes señalaron que el nivel de
los nexos era a todas luces insuficiente, carecía de
la debida base jurídica y no respondía a los intereses
de las partes. Se decidió enviar a un embajador ex-
traordinario y plenipotenciario por parte de Polonia,
y a un nuncio o un pronuncio por parte del Vaticano.
Se acordó que el documento que regulara las rela-
ciones debería ser una convención en lugar del con-
cordato, ya que esto correspondería más a la esencia
del régimen existente en Polonia.
Por encargo de la Comisión Conjunta del Gobierno
y el Obispado, que existe desde hace más de cuarenta
años, el proyecto de convención lo está preparando
un grupo conjunto. La parte fundamental del trabajo
ya culminó, y en junio de 1988 el documento fue en-
tregado al nuncio encargado de asuntos especiales
en Varsovia. La variante definitiva se discutirá y se
redactará en el curso de las conversaciones previstas
especialmente para este fin.
Se está elaborando el proyecto de ley «Sobre la
actitud del Estado hacia la Iglesia Católica». La re-
dacción de la ley «Sobre las garantías de la libertad
de conciencia y de religión» está por concluir. Con-
juntamente con el Gobierno la están preparando las
Iglesias que forman parte del Consejo Ecuménico
Polaco. Esta ley deberá servir de base para la regula-
ción del status de todas las asociaciones y comuni-
dades religiosas. Se supone que este año los men-
cionados documentos serán presentados para su apro-
bación por la Dieta 3 .
El proceso de normalización de los nexos con la
Iglesia Católica puede ejercer considerable influen-
cia en la vida interna del país. Esperamos, en primer
> Las leyes arriba mencionadas ya se han aprobado por la
Dieta. —N. de la Red,
ahora, permitirán lo siguiente: vas en su conjunto. Nos parecen muy valiosos, por
— extender la base social de la política del par- ejemplo, la diligencia de los protestantes en el tra-
tido y del Gobierno, atraer a nuevas fuerzas de entre bajo; el respeto a las diversas culturas nacionales
los creyentes, ante todo a los católicos, para la rea- demostrado por los ortodoxos; la experiencia práctica
lización de las reformas políticas y económicas; de los adventistas acumulada en la superación de
— atenuar la incidencia destructiva en la opinión las consecuencias de los desastres sociales. Además,
pública por parte de los adversarios del régimen las minorías nacionales se pronuncian por mantener
el carácter laico del Estado y de sus instituciones
socialista;
— demostrar la inconsistencia de las afirmaciones educacionales. Su posición testimonia que no existe
acerca de que las actuales buenas relaciones entre una contradicción insuperable entre la religiosidad y
el Estado y la Iglesia Católica se deben, supuesta- la tolerancia, la capacidad de respetar las posiciones
mente, a circunstancias pasajeras y no se derivan conceptuales de otros. Por lo demás, las pequeñas
de la voluntad firme y estable de las autoridades; congregaciones realizan contactos internacionales en
— determinar los límites de la influencia de la pro de los intereses de Polonia.
Iglesia en las diversas esferas de la vida social y La existencia y las actividades de diversas asocia-
política del país. ciones religiosas en el país contribuyen a superar
Nuestra fórmula para la normalización de las rela- los estereotipos que son dañinos desde los puntos
ciones con la Iglesia Católica es la siguiente: dado de vista político y ético y que tergiversan la historia
que hoy es imposible pretender que ella participe y la vida actual de nuestro pueblo. Se tiene en cuen-
en las transformaciones socialistas, por lo menos se ta, ante todo, la falsa consigna de «ser polaco signi-
podría levantar barreras ante los intentos de contra- fica ser católico».
ponerla a nuestros objetivos, a los principios y la Los principios de la coexistencia en las relaciones
práctica socialistas, ante la intención de convertirla entre el Estado y todas las Iglesias se van comple-
en un «Estado dentro del Estado». mentando paulatinamente con la práctica de la in-
Al tratar de establecer el diálogo con la Iglesia, teracción. Las partes están aprendiendo a enfocar
nosotros, lógicamente, pensamos en la resonancia de modo nuevo los aspectos teóricos y prácticos de
internacional. Creemos que las consecuencias podrían la edificación del socialismo en una sociedad, que
ser las siguientes: estuvo, está y estará ligada en un futuro visible a la
— en la opinión pública mundial se afirmará la religión. Siendo de señalar que los rasgos generales
imagen de Polonia como un país donde los ciudada- y específicos propios de las partes siguen existien-
nos tienen garantizada la libertad de conciencia, de do. Este desarrollo ha merecido la aprobación de las
religión y de culto, donde la Iglesia no tiene obstácu- principales fuerzas sociales y políticas, de las pro-
los para efectuar sus funciones. Esto respondería al pias asociaciones y comunidades religiosas y, lo que
espíritu de los documentos internacionales reconoci- es importante, de los creyentes. Evaluamos este pro-
dos por nosotros, en particular, a los que fueron ela- ceso como un proceso positivo y estable, lo cual no
borados por iniciativa de la ONU; significa, empero, que no le amenaza nada. Igual que
— se fortalecerían los vínculos de la emigración antes, diversas fuerzas políticas de Occidente tienen
polaca con la patria; el inmenso deseo de suplantar el diálogo por la con-
— nuestra experiencia podría ser utilizada en uno frontación. Los partidarios de esta política tampoco
u otro grado por los países socialistas que están so- faltan en la propia Iglesia Católica. Nos oponemos
lucionando problemas similares. enérgicamente a estas tendencias.
Comprendemos perfectamente bien que las rela-
ciones entre el Estado y la Iglesia tienen un carácter
específico. Por esta razón, obramos abiertamente, es- Marxismo y religión
cribimos y hablamos en detalle de todos los proble-
mas que surgen en esta esfera, lo cual nos permite La solución de los problemas que se examinan en
ver con una óptica crítica nuestras propias posiciones este artículo depende, a nuestro juicio, de la habi-
antes de adoptar tal o cual decisión. En nuestras ac- lidad de enfocar de manera nueva una cuestión de
ciones nada hay de enigmático ni de secreto. El par- tanta importancia como es la actitud del marxismo
tido considera su deber aprovechar con sensatez y hacia la religión. Sin un análisis profundo y exhausti-
eficacia toda posibilidad para fortalecer el proceso vo es imposible estimular las tendencias positivas en
de renovación socialista y contribuir por todos los el diálogo entre el Estado y la Iglesia, tendencias
medios a la unificación de las fuerzas patrióticas que hoy tienen una expresión en la práctica.
de la sociedad, que todavía sufre las consecuencias En Polonia, el marxismo ya es un componente del
de la situación conflictiva de los años 1980-1981. pensamiento social. Muchas de sus tesis teóricas in-
fluyen en uno u otro grado en la cosmovisión de la
gente. Incluso en los documentos oficiales de la Igle-
Las minorías confesionales en la sociedad sia Católica polaca se puede encontrar fácilmente las
huellas de un estudio atento de las obras de los fon-
El hecho de que la mayoría de los polacos declare dadores del comunismo científico. Todo ello permite
su adhesión a la religión católica romana no mini- sacar conclusiones optimistas en cuanto a los cam-
miza, en modo alguno, la importancia que tienen las bios en la conciencia social. Sin embargo, esto en-
iglesias y las comunidades no católicas para la vida traña también un peligro bastante serio. Pues, en
social. Pese a que en la historia de sus relaciones lugar del profundo análisis teórico de los procesos
con el Estado socialista más de una vez hubo perío- sociales, que Marx, Engels y Lenin hicieron en su
23
época, hoy se recurre con frecuencia a la vulgariza-
ción de algunos de sus pensamientos. Entre éstos es
conocido el de que «la religión es el opio del pue-
blo». Opinamos, sin embargo, que este pensamiento,
aunque fuera formulado en el contexto de la teoría
marxista, en modo alguno es el más importante para
comprender la esencia de la doctrina materialista
sobre las creencias. En esta tesis lo principal es que
la forma religiosa de la conciencia social refleja la
realidad de manera invertida, niega la posibilidad de
que el hombre conozca las fuerzas de la naturaleza
y la sociedad, lo hace dependiente de éstas.
La religión es también un intento peculiar de hacer
que el hombre recupere su capacidad de influir en
el mundo circundante, siendo a la vez artífice y es-
clavo del mismo. Sobre esta dependencia pensó ante
todo Marx cuando escribió que exigir que uno rechace
las ilusiones de su situación, significa exigir que uno
rechace a una situación que necesita de las ilusio-
nes 4. Así es el opio, que puede ser un medicamento
o un narcótico que paraliza la voluntad del hombre.
Ludwig Feuerbach formuló un pensamiento que le
gustó mucho a Marx: Dios fue creado por el hombre.
Ahora bien, no se puede darle una interpretación su-
perficial. En los estudios teóricos se señalan con
mayor frecuencia cuatro causas del surgimiento de
la religión:
— los hombres han creído y creen en Dios, porque
carecen de instrucción o ésta es insuficiente;
— los hombres creen en Dios porque una minoría
rica les impone la religión, empleando la fuerza de
su poder, para así controlar a la mayoría;
— los hombres creen en Dios por cuanto la so-
ciedad se guía a menudo por las leyes de la lucha,
y no por los principios de la ayuda mutua;
— los hombres creen en Dios haciendo una con-
cesión a su propia conciencia que no desea recon-
ciliarse con el hecho de que ella es tan mortal como
el cuerpo.
Cada una de estas tesis es correcta, y es fácil de-
mostrarlo. Pero enumeremos otras causas:
— los hombres creen en Dios porque dependen
de la historia, están agobiados por ella y no pueden
renunciar a ella ni a las costumbres que llegaron
a ser un componente importante de la historia;
— los hombres creen en Dios porque no están se-
guros de su propio futuro o simplemente del día de
mañana, creen, dejándose dominar por una esperan-
za intuitiva, que es posible influir de alguna manera
en el destino;
— los hombres creen en Dios pdrque la existencia
hipotética de Dios convierte al Universo en sencillo
y comprensible.
Todo lo que acabamos de decir se podría formular
en una sola frase: los hombres creen en Dios porque
el reconocimiento de Dios justifica su propia debili-
dad, que tiene tantas formas concretas cuantos peli-
gros amenazan al hombre. Así que la presencia ac-
tual y futura de la religión en la vida del individuo
y de la sociedad no convendría tratarla como un pro-
blema teórico susceptible de ser resuelto exclusiva-
* Véase: C. Marx. Crítica a la filosofía del Derecho de Hegel.
24
mente a través de incidir con eficacia en la concien-
cia. La última palabra en este caso la tiene ante
todo la praxis social. Siendo de señalar que es im-
portante revisar los puntos de vista sobre la religión
y su futuro que, como se ha pensado durante largo
tiempo, está determinado tan sólo por el nivel de
instrucción general y por la cuestión de saber a
quién pertenecen los medios de producción.
Una política estable y de principios
Es cierto que tienen mucha importancia nuestros
conocimientos y juicios mar.ástas sobre el mundo,
pero todo lo decide la experiencia acumulada en el
curso de las transformaciones sociales. Si menospre-
ciamos esta dependencia e intentamos resolver por
otra vía las cuestiones relacionadas con la religión,
correremos de nuevo el riesgo de cometer un error
serio del que advirtió Engels al analizar la experien-
cia de la Comuna de París: «.. .las persecuciones son-
el mejor medio para afirmar las conv'cciones inde-
seables. Una cesa está clara: el único servicio que
en nuestros días se puede todavía prestar a Dios es
proclamar el ate'smo como símbolo de fe coercitivo
y sobrepasar las leyes anticlericales de Bismarck
acerca de 5la Kulturkampf, prohibiendo la religión
en general» .
Nosotros lo tenemos presente al elaborar nuestra
polít'ca respecto a la relig'ón. Desde luego, no se
puede cerrar los ojos ante el hecho de que la religión
continúe prestando servicio a las demandas Ideoló-
gicas de las corrientes y puntos de vista políticos
conservadores o francamente reaccionarios. Pero
nuestra actitud ante el clero y ante los creyentes
no debe descender a una reacción simpl'sta frente a
la política de la Iglesia o de un Estado teocrático.
La pos'ción que mantenemos no es, ni mucho me-
nos, un método táctico, sino una consecuencia de la
profunda convicción de que la Ig^es'a Católica polaca
está buscando activamente las vías para adaptarse a
los cambios positivos que se están produciendo en
el mundo pero que aún infunden serios recelos.
Los marxistas de Polonia no tenemos fundamentos
para afirmar que el socialismo construido con ayuda
de los cristianos, especialmente de los católicos, será
menos sólido o menos marxista. Pero su edificación
llevará más tiempo y se realizará de manera distinta
a la que se suponía en el empalme de los siglos XIX
y XX. Estamos convencidos de ello, y por ello re-
chazamos las acusaciones de que nuestra posición
en las cuestiones de la religión tiene un carácter
coyuntural. No, es una política estable y de princi-
pios, es un componente de la estrategia de renova-
ción del socialismo que se ha convertido en un sis-
tema mundial.
5
C. Marx, F. Engels. Obras Escogidas. Eá. Progreso, Moscú,
1973, t. II, p. 405. La Kulturkampf (Lucha por la cultura], deno-
minación dada a las medidas adoptadas por el Gobierno pru-
siano de Otto Bismarck en los aflos 70 del siglo XIX contra
la Iglesia Católica que apoyaba las tendencias separatistas
antiprusianas. — N. de ¡a Red.
NUEVAS REALIDADES
EN LAOS
MOUNKEO OLABOUNE
Vice-redactor en Jefe de la revista «Aloanvan May»,
órgano teórico y político del CC
del Partido Revolucionario Popular de Laos (PRPL]
EL PUEBLO de Laos, saliendo de su atraso secular,
va promoviendo cambios positivos en el terreno so-
cial, económico y cultural. En los Plenos del CC del
Partido Revolucionario Popular de Laos, convocados
en .1988, se analizó minuciosamente la situación eco-
nómica y se trazaron las vías para su desarrollo.
A petición de RI, Mounkeo OLABOUNE contestó a
varias preguntas relativas a su país.
• Laos ha comenzado a crear las bases de la nueva
sociedad, soslayando la fase capitalista. ¿Cuáles han
sido las dificultades de este período?
— Recuérdese que el Congreso Nacional de Repre-
sentantes Populares abolió la monarquía en diciem-
bre de 1975 (el rey abdicó) y proclamó la República
Democrática Popular de Laos. Con ello culminó, por
la vía pacífica y sin derramamiento de sangre, la
revolución democrática nacional acometida bajo la
dirección del PRPL, un partido afincado en las posi-
ciones del marxismo-leninismo y el internacionalismo
proletario.
Hemos optado por el socialismo, la vía de desa-
rrollo más progresista, porque a nuestro entender
responde a los intereses y las aspiraciones de nues-
tro pueblo.
La devastadora guerra librada durante treinta años,
primero, por los colonialistas franceses y, después,
por los imperialistas norteamericanos, causó un gra-
ve daño a Laos. Una cuarta parte de la población
quedó sin hogar y pasó a engrosar las filas de los
refugiados. Cerca de medio millón de funcionarios,
militares, policías y sus familiares no participaban
en el trabajo productivo, viviendo una existencia pa-
rasitaria. Escaseaban los víveres, pero al mismo
tiempo permanecían ociosas dos quintas partes de
las áreas de labor, conservándose a veces formas
prefeudales de tenencia de la tierra.
En el país predominaba la pequeña industria. Ta-
baco, cigarrillos, refrescos, calzado, muebles y fós-
foros, eso era todo lo que Laos producía en ese en-
tonces. Todo lo demás era importado, fenómeno que
iba acrecentando el déficit del comercio exterior.
A ello hay que agregar que los países occidentales
—me refiero, por supuesto, a los capitalistas— ce-
saron su ayuda a nuestro país después de estable-
cido el poder de los trabajadores.
Por tanto, nos tocaba crearlo todo: las fuerzas pro-
ductivas y las relaciones de producción, la base y
la superestructura. Además, había que tener presen-
tes también los rasgos específicos —históricos y na-
cionales— de nuestro pueblo. En Laos, con una po-
blación de 3,6 millones de personas, habitan unas
70 etnias y tribus, parte de las cuales se halla en
etapas tempranas de la formación de las comuni-
dades étnicas.
• ¿A qué tareas se dio prioridad después de abolida
la monarquía?
— El mismo día en que se proclamó la indepen-
dencia, el Gobierno aprobó un programa de acción
que estipulaba reestructurar la economía; nacionali-
zar la banca; confiscar los bienes de la burguesía
compradora, los capitalistas y demás elementos reac-
cionarios que habían colaborado con los imperialis-
tas norteamericanos; fomentar gradualmente la pro-
piedad social, y robustecer el sector estatal. En Ru-
sia, como se sabe, estas tareas fueron acometidas
en el curso de la Revolución de Octubre. En nuestro
país, sin embargo, se dejó en algunas ramas —allí
donde era necesario— empresas privadas controla-
das por el Estado.
Había que proveer inmediatamente a la población
de artículos de primera necesidad. En este plano ya
teníamos cierta experiencia: en las zonas del país
liberadas mucho antes de 1975 funcionaban peque-
ñas industrias y se iba implantando un sistema agrí-
cola progresista. Tomando en consideración esta ex-
periencia, en otras áreas de Laos se llegó a organi-
zar, con suficiente rapidez, talleres de reparación de
tractores y maquinaria, así como de producción de
repuestos y diversos aperos. Estábamos conscientes
también de cuan importante era construir, en el fu-
turo, empresas estatales en las industrias minera,
química, metalúrgica e hidroenergética.
Los comités revolucionarios —en representación
de los obreros y empleados— tomaron en sus manos
la administración de las empresas cuyos venales due-
ños habían huido al extranjero. En algunas se optó
por establecer una administración mixta: estatal-pri-
vada.
Siguiendo el ejemplo de los primeros años del Po-
der soviético, se comenzaron a crear cooperativas en
la agricultura, la artesanía y el comercio. Junto con
la formación de empresas estatales, esta vía con-
tinúa ofreciendo en la actualidad bastantes perspec-
tivas. Así resulta más fácil introducir maquinaria y
tecnologías modernas, organizar las compras de pro-
ductos de origen agropecuario y crear reservas de
comestibles. En toda esta labor, nuestro partido se
guiaba por la experiencia de los hermanos Estados
socialistas y por las tesis de Lenin relativas al ca-
rácter del movimiento cooperativista. Gracias a las
medidas adoptadas, ya en 1980 se logró resolver en
lo fundamental el problema del autoabastecimiento
alimentario de Laos. Huelga decir cuan importante
fue aquello para un país que, cinco años antes, vi-
vía sumido en el hambre y la desolación.
Para cuando se celebró el III Congreso del PRPL
(1982) en la República ya existía el sector estatal
de la economía y estaban nacionalizados la banca,
las empresas, el transporte y las comunicaciones.
• ¿Podría referir con más detalle los logros alcan-
zados por Laos en los años transcurridos?
— Lo más convincente en este plano son los nú-
meros. Pues bien, en el IV Congreso del partido (año
1986) se señaló que la producción industrial global
había aumentado en 4,4 veces durante el decenio
anterior, al tiempo que se habían construido o mo-
dernizado decenas de empresas. En la actualidad, el
sector estatal tiene unas cuatrocientas, muchas de
las cuales han sido erigidas con asistencia de los
países socialistas. A ellas les corresponde hasta la
mitad del producto nacional bruto.
25

También se desarrolla la agricultura, la principal
rama de nuestra economía nacional. Lamentable-
mente, el cultivo del arroz se realiza todavía con
técnicas primitivas y en grandes extensiones de tie-
rra. Se queman grandes extensiones de bosques (unas
300 mil hectáreas anualmente), y los campos son
labrados con aperos primitivos apenas durante al-
gunos años, hasta que el suelo se agota. Pero ya se
están tendiendo sistemas de irrigación: sólo en el
último quinquenio se han habilitado 130 mil hectá-
reas (en el actual, este índice habrá de triplicarse),
y aumentan las áreas en que se llegan a obtener dos
cosechas al año. El arroz es conocido como el «pan
de Asia», y por eso prestamos mucha atención a
este cultivo y estudiamos la experiencia de vanguar-
dia en diversas provincias de nuestro país y en el
exterior. Las haciendas estatales y las cooperativas
están desplegando una emulación con el objeto de
producir anualmente un promedio de 400 kg de
arroz per cápita.
En Laos existen en la actualidad unas treinta ha-
ciendas agrícolas estatales y cerca de cuatro mil
cooperativas. Estas últimas agrupan —sobre la base
de la voluntariedad— a más de la mitad de las pro-
piedades campesinas, correspondiéndoles más del 50%
del total de arrozales. Durante el quinquenio pasa-
do su producción aumentó en un tercio, lo que cons-
tituye más del doble de lo cosechado en 1976. Tam-
bién la ganadería se desarrolla a ritmos acelerados.
En cuanto a los indicadores globales, cabe apuntar
que en los años transcurridos desde el triunfo de la
revolución el producto social bruto se ha duplicado,
mientras que los ingresos per cápita han aumentado
en el 60%.
• El IV Congreso del partido constató que los resul-
tados alcanzados habrían sido mejores, si se hubiera
logrado un nivel más alto en la gestión administra-
tiva de la economía nacional. ¿Qué medidas se están
tomando en este sentido?
— Tal como se dijo en este Congreso, nuestra so-
ciedad es distinta a cómo era en el momento de em-
prender la senda del socialismo. Pero sería erróneo
afirmar que ya es completamente socialista, por
cuanto la economía de subsistencia todavía sigue de-
sempeñando un papel importante. No se aprovechan
como es debido las reservas de desarrollo disponi-
bles y avanzan con lentitud los procesos de división
social del trabajo y eliminación de los métodos de
gestión burocráticos. La eficiencia de la producción
crece a ritmos muy bajos.
Guiándonos por la teoría marxista-leninista, vamos
delineando con criterios científicos las vías de desa-
rrollo económico. Lo hacemos .con flexibilidad, de
manera que reaccionamos con prontitud ante los
cambios que se operan en la realidad. La experien-
cia atesorada por el partido durante la edificación
socialista ha cobrado cuerpo en las decisiones toma-
das en el IV Congreso y en los Plenos posteriores
del CC, así como en las resoluciones aprobadas acer-
ca de diversas cuestiones de la actividad financiera
y económica. Me parece que dichos documentos es-
tán en consonancia con los procesos de reestructu-
ración en la URSS y en algunos otros países socia-
listas. Nuestros cambios tienen como base la correcta
aplicación —en la situación socio-económica de
Laos— de las ideas de Lenin sobre la Nueva Polí-
tica Económica.
26
La creación de un mecanismo progresista de ges-
tión administrativa, adecuado a las demandas reales
del país, es una condición importantísima para poder
encauzar las empresas por el camino de la produc-
ción socialista, señaló Kaysone Phomvihane, Secreta-
rio General del CC del PRPL y Presidente del Con-
sejo de Ministros de la RDPL. Para incentivar ésta
y promover en gran escala el comercio estatal con-
sideramos importante aprovechar las relaciones mo-
netario-mercantiles y formar una estructura racional
de la economía nacional. Así lo plantean, también,
las resoluciones aprobadas en el V Pleno del CC
(enero de 1988).
Un sesenta por ciento de la totalidad de empre-
sas del país se ha acogido al sistema de autofinan-
ciamiento y autogestión, goza de plena libertad de
acción y tiene como tarea fundamental incrementar
la producción y las utilidades. Esto da buenos resul-
tados, pues, una vez descontados los impuestos, to-
dos los fondos restantes quedan en poder de las em-
presas, que los utilizan para sus necesidades pro-
pias, incluidas las sociales. Rige un sistema de pre-
cios único, puesto en vigencia a fin de disminuir
las subvenciones estatales.
Se van perfeccionando, asimismo, las actividades
económicas exteriores. Las provincias ahora comer-
cian directamente con las firmas extranjeras. Unas
cien compañías administradas por el gobierno, las
provincias, las cooperativas, así como diversas em-
presas mixtas, compiten entre sí. Gracias a ello han
aumentado las exportaciones, siendo posible, ade-
más, abastecer mejor el mercado interno.
En nuestro país, el sector privado funciona, en fun-
damental, en la esfera del comercio minorista y los
servicios. No nos proponemos eliminarlo, sino, por
el contrario, procuramos utilizar en mayor escala
sus recursos para satisfacer las necesidades del país.
En las proximidades de Vientiane, por ejemplo, ha
entrado en servicio una fábrica de calzado de goma.
Una quinta parte de su paquete de acciones perte-
nece al Estado, mientras que el resto está en manos
de particulares.
El VI Pleno del CC (junio de 1988) destacó que,
al proveer de alimentos al país, la agricultura y la
silvicultura constituyen —en las condiciones actua-
les— la base necesaria para el progreso de nuestra
industria nacional, llamada a coadyuvar a la forma-
ción de una nueva estructura económica. Tenemos
planeado que, para 1990, la producción de cereales
alcanzará de 2 a 2,2 millones de TM, correspondién-
dole al arroz unos 1,8 millones, lo cual representa
430 kg per cápita.
Al mismo tiempo, se prevé que la producción in-
dustrial bruta se incrementará, durante el quinquenio
en curso, en el 90%, y la renta nacional en el 60%.
• ¿Cuáles son los resultados y las perspectivas de
la colaboración entre Laos y los hermanos países so-
cialistas?
— Ante todo, me detendré en las relaciones lao-
siano-soviéticas. Nuestro pueblo agradece sincera-
mente a la URSS por su fraternal ayuda. Ya en 1976
se suscribieron varios acuerdos que contemplaban el
desarrollo de los vínculos económico-comerciales en-
tre ambos países. Con la asistencia soviética se han
construido, después del triunfo de la revolución, puen-
tes, carreteras, clínicas, talleres de reparación de
maquinaria agrícola y automóviles, granjas estata-
les, un gran depósito de petróleo y otras obras. Se
ha hecho mucho, asimismo, para crear y reforzar la
base técnica y material del transporte, el sector de
la construcción, la agricultura, así como para pro-
mover el aprovechamiento de las riquezas naturales
y habilitar toda una red de vías de comunicación.
En 1981 empezó a funcionar una estación de trans-
misión vía satélite, del sistema Intersputník, que
asegura el servicio de teléfono y telégrafo, así como
la recepción de programas de TV- de la URSS y otros
países socialistas. Nuestro comercio mutuo tiene un
desarrollo dinámico: suministramos a la URSS café,
estaño, derivados de la industria forestal, artículos
de artesanía y otras mercancías, recibiendo a cam-
bio máquinas herramienta, bienes de equipo, com-
bustibles, lubricantes, materiales de construcción y
medicamentos. En el presente quinquenio, nuestro
intercambio comercial se incrementará en el 50%.
Recibimos un gran apoyo del hermano Vietnam,
país vecino con el cual nos unen estrechos lazos de
alianza. Con el concurso de Vietnam en nuestro país
se han construido o encuentran en construcción unas
doscientas obras, importantes para nuestra econo-
mía nacional.
También otros países del CAME participan activa-
mente en el desarrollo de nuestra República. Con el
concurso de especialistas búlgaros, húngaros, cuba-
nos y mongoles han entrado en funcionamiento gran-
jas estatales, factorías avícolas, un complejo pecua-
rio, una granja ovina, escuelas y hospitales. La RDA
nos ayuda en la creación de cafetales e imprentas;
Polonia, en el sector del transporte; Checoslovaquia,
al igual que otros países, nos suministra equipos va-
rios, incluidos los destinados a pequeñas centrales
hidroeléctricas. En otras palabras, todos son los ami-
gos fieles, sin cuya ayuda a Laos le resultaría difícil
salir adelante.
• ¿Están mejorando el bienestar y el nivel cultural
de los trabajadores laosianos?
— A este objetivo responden todas las transforma-
ciones que hemos acometido. Como ya se ha dicho,
a la población se le proporciona suficiente cantidad
de arroz y otros alimentos. Cada año se incrementa
la circulación de mercancías en el comercio mino-
rista, poniéndose a la venta más cantidades de azú-
car, sal, carne, pescado, tejidos, ropa, papel de escri-
bir, artículos de uso hogareño, diversos utensilios y
bicicletas. Pasan de mil las tiendas estatales o coope-
rativas, donde las mercancías se venden a precios
fijos.
El paso de las empresas al sistema de autofinan-
ciamiento y autogestión ha permitido distribuir los
salarios según el trabajo realizado. En varias fábri-
cas los salarios se han duplicado, sobrepasando no-
tablemente los sueldos de empleados estatales, maes-
tros, trabajadores de la salud pública y militares.
En el Laos colonial, más del noventa por ciento
de la población no sabía leer ni escribir, y por eso
no era casual que el país figurara entre los más
atrasados. Hoy, hemos erradicado prácticamente el
analfabetismo. Es obligatoria la enseñanza primaria
para todas las etnias del país. Hace poco no tenía-
mos un solo instituto de enseñanza superior, mientras
que ahora ya son seis, más, decenas de institutos
de nivel medio. Más de siete mil laosianos tienen
enseñanza superior. Muchos de ellos estudiaron sus
carreras en la URSS, Vietnam y otros países socia-
listas, convirtiéndose en competentes especialistas
en sus respectivas ramas. Al presente, en centros uni-
versitarios soviéticos hay más de tres mil laosianos.
Ahora estudia uno de cada cuatro habitantes de nues-
tro país.
Unas palabras sobre la salud pública. En los tiem-
pos coloniales existían en Laos seis hospitales y
unos cuarenta dispensarios médicos. En los años de
la lucha por la independencia funcionaban —tan sólo
en las zonas liberadas— unos cien grandes hospi-
tales y clínicas. En los años del poder popular, su
número se ha duplicado. Actualmente, nuestra Re-
pública cuenta con diez mil trabajadores de la me-
dicina, mientras que antes del triunfo de la revolu-
ción había sólo ochenta médicos. Desde 1976, la
asistencia médica es gratuita. Hemos erradicado en-
fermedades tan peligrosas como la viruela, el cólera,
la tracoma y la lepra. En los últimos años ha dis-
minuido apreciablemente el índice de la mortalidad.
Hacia fines del presente quinquenio, el personal mé-
dico aumentará en más del 50% y, el número de
ambulatorios y enfermerías, en dos veces.
• ¿Cuáles son las tareas fundamentales del PRPL
hoy en día?
— Ante todo, consideramos como una tarea prio-
ritaria mejorar el funcionamiento de los organismos
del partido y el Estado a todos los niveles, así como
proporcionarles cuadros competentes y leales a la
patria. En fin de cuentas, son ellos precisamente
quienes determinan en grado considerable la victo-
ria de la causa revolucionaria. Es de lamentar que
a veces sean militantes del partido los que infrin-
gen las normas éticas, contra lo cual, estamos libran-
do una lucha intransigente. El partido necesita, des-
de luego, que se incorporen a él fuerzas nuevas,
frescas, pero también hace falta expulsar de sus filas
a cuantos no justifiquen la confianza depositada. Es-
tamos esforzándonos por que cada militante se con-
vierta en propagandista y movilice a la gente al cum-
plimiento de las decisiones del PRPL.
El IV Congreso del PRPL recalcó que se debía ele-
var el papel rector del partido, elaborar oportuna-
mente y perfeccionar de continuo el rumbo político,
luchar por aplicarlo consecuentemente en la prác-
tica, conocer correctamente las leyes objetivas de
la edificación socialista y aprovecharlas de un modo
creador. En esto radica, a nuestro parecer, la fuerza
del partido gobernante al tiempo que su estrecha
vinculación con el pueblo garantiza la realización
de la estrategia que ha trazado.
Por supuesto, prestamos una gran atención a la
labor ideológica y teórica, correspondiendo en este
plano un importante espacio a la revista Alounvan
May (Nuevo Amanecer), que tiene una tirada de dos
mil ejemplares. La anterior revista del partido sa-
lió hasta 1975, difundiéndose en las zonas liberadas
de Laos. Más tarde su edición cesó debido a varios
factores económicos y organizativos. El nuevo órga-
no del CC del PRPL apareció sólo en 1985. El come-
tido principal de Alounvan May consiste en divulgar
las ideas marxistes-leninistas. Publicamos tanto tra-
bajos teóricos como artículos referentes a la expe-
riencia de los Estados socialistas. A los comunistas
laosianos, que hace poco comenzaron a edificar la
nueva sociedad, les resulta en extremo provechoso
estar informados tanto de los éxitos como de las
dificultades que surgen en este camino.
27

VIDA DE LOS PARTIDOS
MOVIMIENTO COMUNISTA INTERNACIONAL
LA DEMOCRACIA
ES EL OBJETIVO
DE NUESTRA LUCHA
SAIFUDDIN AHMED MANIK,
Secretario General del CC
del Partido Comunista de Bangladesh (PCB)
El movimiento comunista se encuentra ante una divisoria
histórica, cuya superación depende en mucho de la capa-
cidad de cada partido para valorar con un espíritu nuevo
la realidad nacional e internacional en rápido cambio. En
el articulo «Ante las nuevas realidades»1, el Secretario
General del CC del Partido Progresista del Pueblo Traba-
jador de Chipre I AREL), Dimitris Clmstofias, propuso que
los partidos hermanos, que actúan en las condiciones más
diversas, hablen en las páginas de «Revista Internacional»
acerca de los nuevos aspectos que han aparecido en su
trabaja teórico y práctico, así como en la manera en que
comprenden y afirman su papel a nivel nacional e inter-
nacional.
A este llamamiento respondieron los dirigentes de varios
partidos -. A continuación insertamos el texto de la res-
puesta del cantarada Manik, líder de los comunistas de
Bangladesh, apuntado por un colaborador de R I .
LA PALABRA RUSA «glasnost» na entrado ya en
todos los idiomas y el principio de la nueva menta-
lidad abarca diversas esferas no sólo de las relacio-
nes internacionales, sino también de la vida interna
de muchos de los partidos fraternos que componen
el movimiento comunista. Este espíritu anima asimis-
iJ Revista Internacional, NS12 de 1988.
Véase, por ejemplo, K. P. Silva (Sri Lanka). «En el espí-
ritu de la apertura, la transparencia informativa y el realismo»,
en Ri, tte 1 de 1989. — N, üe la Red.
28
mo los vivos debates que tienen lugar entre los co-
munistas y otras fuerzas de izquierda en Bangladesh.
Nos esforzamos por analizar en profundidad la rea-
lidad actual y evaluar con un espíritu nuevo —pese
a los estereotipos arraigados— la situación existente
en el mundo, en la región y en nuestro propio país,
para formular con mayor claridad nuestro papel y
nuestras tareas.
Tareas cíe la etapa actual
El Programa del PCB adoptado en 1980, en su III
Congreso,, se llama «El camino de Bangladesh hacia
el socialismo». El IV Congreso, celebrado en abril
de 1987, aprobó la nueva versión del Programa del
partido, en el que se plantea la necesidad de luchar
por el renacimiento nacional a través de una revo-
lución democrática nacional con orientación socia-
lista. Ahora estamos precisando nuestros enfoques
teóricos acerca de la vía ulterior de desarrollo de
nuestro país, tomando en consideración nías riguro-
samente los factores objetivos internos y externos
que .contribuyen al logro de uno u otro objetivo.
Bangladesh es uno de los países que la ONU ha
clasificado entre los más pobres del mundo. Y esto
es verdad. 110 millones de habitantes que viven en
un territorio relativamente pequeño con un clima que
está lejos de ser favorable, más el atraso y una mi-
seria indignante, herencia del pasado colonial, son
fenómenos que justifican las dudas que se expresan
en ciertos círculos acerca de nuestra viabilidad comu
nación. Añadiremos a lo dicho que en el sector ca-
pitalista subdesarrollado predomina la burguesía com-
pradora parasitaria que intenta subordinarlo todo a
su propio lucro. Por último, nuestro país depende
totalmente de la ayuda exterior.
Debemos señalar que todos los intentos del régi-
men gobernante de imponer un capitalismo «próspero»
desde arriba, con el apoyo de las fuerzas imperialis-
tas externas, han fracasado. Tampoco han conducido
a nada bueno la reprivatización de los sectores na-
cionalizados después de la independencia, en 1971,
ni las constantes inyecciones financieras masivas pro-
venientes del extranjero. Un puñado de especuladores
vinculados al régimen continúa enriqueciéndose, en
tanto que la abrumadora mayoría de la población vive
cada vez peor. Aumenta el abismo entre la camarilla
gobernante y el pueblo, y se agudizan las contradic-
ciones internas, que el actual régimen militar del
general Ershad es incapaz de resolver.
Al mismo tiempo, el análisis de la realidad nacio-
nal nos ha permitido concluir que existen dos rasgos
específicos en las condiciones actuales de Bangladesh.
Primero, el problema de la unidad nacional frente a
la amenaza de fragmentación del país. El ano pasa-
do, el parlamento, presionado por el Gobierno, pro-
clamó el Islam como religión del Estado. Se ha in-
tensificado el descontento entre las minorías étnicas
de Bangladesh (más de 10 millones), que profesan
otras religiones y ahora se sienten marginadas. Está
ganando terreno la idea de un Estado separado para
la minoría hindú. Nuestro pueblo teme que surja un
conflicto similar al que estalló entre los cingaleses
y los tamiles en Sri Lanka.
Segundo, el problsma de la supervivencia, agravado
por varias inundaciones que han sucedido en los últi-
mos años. La última fue particularmente desastrosa,
pues se inundó más de la mitad del territorio del
país. Los cultivos sufrieron daños enormes, se perdió
la mayor parte de la cosecha y no se sabe si se lo-
grará compensar las pérdidas con las nuevas siem-
bras. Se hizo aún más apremiante la necesidad de
ayuda alimentaria: necesitamos importar millones de
toneladas de trigo para evitar la muerte por hambre 3 .
Tendremos que abordar todas las dificultades men-
cionadas y muchas más, lo cual es un asunto nada
fácil. Los graves problemas que enfrentan con fre-
cuencia los países de orientación socialista también
inducen a reflexionar. Tenemos que ser realistas: el
87% de las asignaciones presupuestarias llegan al
país del exterior, siendo concedidas por diversos go-
biernos, bancos y fundaciones. Bangladesh depende
por entero del mercado capitalista mundial tanto en
cuanto a las importaciones como a las exportaciones.
Existe una serie de factores que frenan el progreso
socio-económico.
La cooperación regional en el Asia del Sur tiene
mucha importancia para nosotros. Nuestros socios
son los gobiernos burgueses de la India y de otros
países vecinos que se orientan al capitalismo. Ade-
más de los intereses imperialistas y regionales, hay
también el factor islámico, el apoyo financiero y
cierta influencia ideológica y política de las monar-
quías petroleras del Golfo Pérsico.
No quisiera crear la impresión de que la situación
no tiene salida. Al contrario, el clima internacional
suscita optimismo. Hablando en un sentido amplio
se trata, ante todo, de la resonancia que continúa
teniendo el discurso que Mijaíl Gorbachov pronunció
el año pasado en la ONU. La parte dedicada a la
reestructuración de las relaciones económicas entre
los Estados desarrollados y los países económicamen-
te atrasados, abre la perspectiva de una ayuda más
eficaz y menos politizada para los países más pobres.
A nivel regional infunde esperanzas el ahondamiento
de los vínculos soviético-indios.
Consideramos que en los próximos años la rees-
tructuración que tiene lugar en la URSS y algunos
otros países socialistas dará mayor fuerza de atrac-
ción al socialismo ante los ojos de los pueblos y
5 seamos una especie de pastor que reúne a las ovejas
Para más detalles véase el artículo de A. Roy Cuando la
«revolución verde» no consigue su objetivo, en Rl, Ña 12 da 1988.
—W. de la Red.
estimulará, en los planos moral y material, la lucha
por las transformaciones sociales en los países sub-
desarrollados.
En suma, teniendo en cuenta el conjunto de las
condiciones objetivas tanto internas como externas
en las que hoy vive Bangladesh, hemos llegado a la
conclusión de que son necesarios e inevitables pro-
fundos cambios en la sociedad, por cuanto los de
arriba no pueden gobernar como antes y los de abajo
ya no quieren seguir tolerando esa forma de gobier-
no. En este contexto, y teniendo en cuenta el alinea-
miento actual de fuerzas, es real una alternativa de-
mocrática al actual régimen militar autocrático, que
se apoya en la burguesía compradora y en el imperia-
lismo.
En el marco del modo capitalista de producción,
un régimen democrático podría contribuir, en la prác-
tica, a sanear la situación política, sobre la base de
una amplia democracia, y a impulsar el avance eco-
nómico gradual mediante la utilización racional de
los recursos internos laborales y naturales, así como
de la ayuda externa que hoy es administrada inefi-
cazmente o malversada por la burocracia gobernante.
El pueblo anhela la alternativa que mencionamos,
alternativa que conducirá a la consolidación de las
fuerzas sociales y, con el tiempo, colocará al país al
margen de los ordenamientos capitalistas.
Ser catalizador de la unidad patriótica
Más de veinte partidos políticos de Bangladesh se
oponen actualmente al régimen militar. Los integran
las fuerzas más heterogéneas: desde antiguos maoís-
tas hasta nacionalistas burgueses e incluso fundamen-
talistas religiosos. No exageraremos al decir que el
Partido Comunista ocupa entre ellos un lugar des-
tacado, que ha merecido el reconocimiento de los
trabajadores y hasta de los círculos burgueses. La
influencia del PCB es bastante grande y sigue cre-
ciendo.
El año pasado hemos entrado en la quinta década
de nuestra historia. No es fácil ser comunista en Ban-
gladesh. Tuvimos que trabajar en la clandestinidad
en el período anterior a la independencia. Después
del golpe militar de 1975, el partido ha sido prohibido
más de una vez y muchos de sus activistas han su-
frido cárcel. Empero, los nexos constantes y cada
vez más estrechos entre el partido y las masas no
han permitido a las autoridades acabar con los co-
munistas y apartarlos del escenario político nacional.
Por paradójico que parezca, la represión hizo crecer
el prestigio del PCB. La gente no puede dejar de res-
petar a quienes están dispuestos a sacrificar su vida
en aras de los intereses del pueblo y de la patria.
Al mismo tiempo, nos damos cuenta perfectamente
de que hoy el pueblo no ve a los comunistas como
una alternativa potencial al actual gobierno, pese a
la evidente impotencia de los partidos burgueses y su
incapacidad para dar solución a los problemas can-
dentes del país. El pueblo espera de nosotros una
contribución efectiva a la cohesión de todos cuantos
están dispuestos a hacer algo por él y aliviar de al-
guna manera su desesperada situación. Quiere que
o, más exactamente, un catalizador de la unidad de
las fuerzas democráticas, incluyendo a la burguesía
29
nacional y hasta a cierta parte de la burguesía in-
termediaria que se opone al régimen.
Estamos listos a justificar las esperanzas del pue-
blo. Pero no solos, sino junto con otros partidos y
organizaciones, que están a la izquierda de la escena
política. Y no son pocos: incluso los antiguos maoís-
tas nos reconocen hoy como el principal partido de
la izquierda. Esto no es casual. En sus pocos años de
vida legal, el PCB ha triplicado sus filas; ahora tiene
1.600 células en casi todas las comarcas del país;
mantiene firmes posiciones en el movimiento sindical
y en las organizaciones de masas de campesinos y
obreros agrícolas, y está representado en los orga-
nismos locales de poder 4 .
Nos enorgullecemos de nuestros éxitos, pero esta-
mos lejos de sentirnos eufóricos y no proclamamos
la vanguardia en el sentido tradicional que esta pala-
bra tuvo durante decenios, sentido que, lamentable-
mente, con frecuencia carecía de sentido. Aceptamos
el papel de catalizador y hasta el de fuerza motriz
de los procesos positivos, pero no el de una vanguar-
dia que está encima de los demás. Y no lo hacemos
por consideraciones tácticas, sino porque, en realidad,
no nos consideramos los únicos que luchamos por el
progreso del país y tenemos el privilegio exclusivo
de saber lo que es bueno o lo que es malo para él.
Los comunistas de Bangladesh siempre procuramos
aconsejarnos con el pueblo. Por ejemplo, en vísperas
del último congreso divulgamos ampliamente los
proyectos de documentos entre los no afiliados, in-
dagamos la opinión de obreros, campesinos e intelec-
tuales, de todos cuantos estaban dispuestos a sugerir-
nos las mejores soluciones. Esto hace que la gente
busque al partido, acuda a nuestras células y comités
en busca de apoyo y se interese por la opinión que
tienen los comunistas respecto de uno u otro proble-
ma y las medidas que proponen.
Los cambios positivos que se operan en la vida
interna del partido también contribuyen al crecimiento
de su prestigio. A mi entender, ahora lo principal
es más democracia interna en el partido. Ya en el
III Congreso, muchos candidatos al Comité Central
fueron nominados directamente por la sala y, des-
pués, elegidos en votación secreta. Así ocurrió tam-
bién en 1987. Este procedimiento de votación se in-
troduce cada vez más ampliamente en la práctica
de las diversas instancias partidistas.
'Ahora bien, no se reduce a esto la democratización
del partido. Creo que es muy importante superar en
nuestras filas el sentimiento de inseguridad, e incluso
de temor, que se fue acumulando durante años. Ocu-
rría que el comunista de filas guardaba silencio pese
a estar en desacuerdo en algo. ¿Por qué? Porque no
creía que su opinión se tendría en cuenta, o bien
porque no quería caer en desgracia ante los cama-
radas de los escalones superiores. Hemos puesto coto
a este fenómeno con toda energía.
Es sumamente importante crear un clima abierto y
creador en el partido, así como establecer un diálogo
constante a todos los niveles. Una responsabilidad
particular recae en los dirigentes, ya que de su com-
prensión del papel que les corresponde depende el
* El PCB, junto con otros partidos oposicionistas, boicoteó
las últimas elecciones legislativas de 1988, En el parlamento
anterior tuvo cinco diputados (más detalles en el artículo de
Sh. Basu «Contra un régimen autoritario», en Rl, te 10 de 1988).
-A!, de ¡a Red.
30
activismo de las masas comunistas al debatir cualquier
problema. No deseamos que las decisiones sean im-
puestas a los militantes y consideramos que, antes
de que los organismos superiores las adopten defini-
tivamente, en cada caso concreto es necesario debáta-
los problemas entre quienes están directamente inte-
resados en ellos y son competentes en la materia:
Por ejemplo, cuando invitamos a Dacca a todos
los camaradas elegidos por el pueblo a los organismos
locales de poder, a fin de que participasen en una
conferencia partidista de tres días, no lo hicimos
para transmitirles las instrucciones del Comité Cen-
tral. Los reunidos debatieron abiertamente y sin in-
jerencias de nadie los problemas que les preocupan
y que ellos conocen, e incluso hicieron críticas a la
dirección del partido y formularon nuevas tareas. En
definitiva, el CC adoptó la decisión correspondiente
sin hacer ninguna enmienda, y esa decisión resultó
ser más viable y útil en la práctica.
Otro ejemplo. En el orden del día de una confe-
rencia que reunió a los comunistas de diversas aso-
ciaciones culturales del país, se planteó una cuestión
importante: elaborar la política del partido en la es-
fera sumamente delicada de las relaciones con la
intelectualidad. Algunos pensaron que por cuanto
estaba presente el Secretario General, él haría uso
de la palabra, después habría una breve discusión y
el asunto concluiría. Sin embargo, no hubo discursos
ni observaciones aleccionadoras, sino una discusión
libre, constructiva y muy útil para todos, incluyendo,
a los dirigentes del partido.
Debo subrayar que la atmósfera de apertura y la
más amplia democracia en el partido están cambian-
do rápidamente, y para mejor, su imagen ante los
ojos de nuestros aliados actuales y potenciales, de
todos los ciudadanos. Ellos ven que mantienen con-
tactos no con una estructura rígidamente programa-
da, no con un partido en el que, cual dictador, do-
mina el Secretario General, subordinando a todos y
a todo a su poder unipersonal, sino con una organi-
zación auténticamente democrática. Se van disipando
los temores de que los comunistas pretenden tener
metidos en un puño a los demás, amordazar a quie-
nes no están de acuerdo con ellos y establecer su
dictadura dondequiera que penetren. Y este hecho
nos inspira.
Más transparencia, más pluralismo
La nueva mentalidad en todos los problemas y a
todos los niveles, así entendemos hoy el principio
de la actividad de nuestro partido tanto dentro del
país como en el ámbito internacional. Desearíamos
que este principio sea aplicable al movimiento co-
munista en su conjunto, a sus elaboraciones teóricas,
a su trabajo práctico, a las normas de cooperación
entre los partidos y a las relaciones con otras fuer-
zas progresistas y democráticas de nuestra época.
En el espíritu de la plena transparencia debo re-
conocer que, aunque en nuestro movimiento hace ya
mucho que no se habla de un centro o de un partido-
líder, para los comunistas de Bangladesh siempre ha
sido determinante la influencia del PCUS. Más aún,
nos hemos acostumbrado a considerar como invaria-
blemente correcto todo cuanto decide o hace el PCUS.
Ahora, en la URSS se producen profundas trans-
formaciones, y también cambian los criterios de los
comunistas soviéticos respecto a muchos aconteci-
mientos del pasado. Quisiera subrayar un rasgo muy
importante de los nuevos tiempos, que tiene su ori-
gen en el XXVII Congreso del PCUS: cada partido es
responsable plenamente ante su propio pueblo y ante
el mundo tanto por sus posiciones políticas como por
sus acciones prácticas. Esto significa que siempre es
necesario actuar con independencia.
Me parece que precisamente estas actitudes se van
propagando cada vez más en el movimiento comu-
nista internacional. En él se va afianzando, una at-
mósfera de genuina cooperación en la diversidad.
Antes no ocurría así. Predominaban determinados
estereotipos. Alguna cosa era declarada como verdad
absoluta, y muchos comunistas, teniendo su propio
punto de vista al respecto, no siempre consideraban
necesario expresarlo abiertamente.
Aplicada a nuestro movimiento, la nueva mentali-
dad significa más pluralismo. Debemos reconocer en
la práctica que cada país tiene sus propios rasgos
específicos y sus propias peculiaridades de desarrollo,
que los comunistas deben tener en cuenta. La inde-
pendencia, la diversidad y el intercambio de expe-
riencias son factores que nos ayudarán a avanzar,
El principio de la transparencia informativa permite
profundizar considerablemente este intercambio y co-
nocer mejor todo cuanto hay de útil en la práctica
y en los estudios teóricos realizados por otros parti-
dos, incluidos los hechos por científicos marxistes
de los países socialistas.
Creo que estamos en deuda con nuestros propios
pueblos en cuanto al desarrollo de la teoría. Ese pe-
ríodo en el que unos u otros postulados se afirmaban
como verdades absolutas nos condujo a que nos reza-
gáramos con respecto a la realidad. Ahora y, no sólo
en nuestra región, los comunistas deben reflexionar
más a fondo acerca de fenómenos como el creci-
miento impetuoso del poderío económico no sólo de
Japón, sino también de Corea del Sur, los países de
la ASEAN, y, en general, acerca del creciente papel
Rl PRESENTA...
PATRICIO ECHEGARAY,
SECRETARIO GENERAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA ARGENTINA
Reunido en sesión plenaria,
el Comité Central del Partido
Comunista de la Argentina
eligid como sn Secretario Ge-
neral a Patricio Echegaray,
en reemplazo de Athos Pava,
quien en esa misma oportu-
nidad fue designado Presiden-
de Asia en la comunidad mundial, a lo cual se refirió
el camarada Gorbachov.
Nosotros consideramos y lo recalcamos invariable-
mente, que los comunistas son los luchadores más
consecuentes por la causa popular. Por eso atribuí-
mos gran importancia al fortalecimiento de la unidad
de nuestro movimiento. Es mucho lo que depende
de su capacidad para coordinar sus enfoques de los
principales problemas del mundo contemporáneo. Es
también evidente que han quedado en el pasado los
tiempos en que se elaboraban y se adoptaban docu-
mentos globales y obligatorios para todos. Esto es
simplemente Imposible dada la actual diversidad de
criterios y de posiciones.
A nuestro juicio son muy productivos los contactos
entre los comunistas a nivel regional. Por ejemplo,
en el Asia del Sur, estamos interesados en que se
discutan los problemas relacionados con el comuna-
lismo y el fundamentalismo religioso, que amenazan
a los países de nuestra región. Se podría pensar tam-
bién en encuentros internacionales más amplios, pero
dedicados a cuestiones concretas, tales como la paz,
la ecología, la superación del subdesarrollo. En este
caso es posible elaborar una estrategia común.
La unidad comunista, en su interpretación moder-
na, no debe ser mecánica, como antaño. El camino
hacia ella pasa por debates y discusiones, por la libre
expresión de opiniones y el deseo de ponerse de
acuerdo a los niveles y en torno a los problemas, que
hacen posibles y necesarias las acciones mancomu-
nadas. Y esto quiere decir, una y otra vez, que se
requiere más pluralismo y más transparencia.
Los principios mencionados tienen un particular
valor de actualidad en las relaciones con nuestros
aliados, con las fuerzas democráticas, progresistas
y amantes a la paz que están al margen de la ten-
dencia tnarxista. Pienso que en este caso es muy im-
portante renunciar, de una vez y para siempre, a la
pretensión de que por el solo hecho de estar pertre-
chados con la teoría avanzada del marxismo-leninis-
mo damos invariablemente respuestas acertadas a to-
das las cuestiones. Tenemos que acostumbrarnos a
pensar que los otros también pueden tener razón. Así
lo ha confirmado la experiencia de nuestro partido.
Comité Central de la Federa-
ción Juvenil Comunista de la
Argentina desde 1970 y su Se-
cretario General a partir de
1380.
En junio de 1981 pasó a
te del PCA. Patricio Echega- Formar parte del CC y de la
ray nació en la ciudad de Comisión Política del CC del
San Juan, en 1946. Se graduú PCA. Fue Director del sema-
de maestro de escuela. Tra- naria de las comunistas ar-
bajó varios años en los sin- gentinas Q u é p a s a . Desde
dicatos. En 1962 ingresfi en mayo de 1986, miembro del
la Juventud Comunista y, en Secretariado del CC del PCA
1965, en el PCA. Miembro del y Secretario General Adjunto.
31
 ' En países como Perú son frecuentes los asesinatos blo, es decir a manos de los comunistas y otras fuer-

LOS COMUNISTAS EN LOS AYUNTAMIENTOS de autoridades locales que no son del agrado de las
fuerzas reaccionarias. En la ciudad de Huancayo
(Andes Centrales), de la que fui alcalde, relata Juan
zas de izquierda,, cuyo éxito depende, por supuesto,
de las condiciones y del nivel de desarrollo del mo-
vimiento de masas de cada país.
Tutuy, mí predecesor, un hombre de izquierdas, fue Mas, independientemente de todo esto, los comu-

EXPERIENCIAS, PROBLEMAS, PERSPECTIVAS asesinado en su propio despacho. En Colombia, la

llamada «guerra sucia» contra los comunistas y otras
fuerzas de izquierda adquiere en muchos lugares
nistas, como se señaló en el simposio, se esfuerzan,
dondequiera que se hallen, por oponerse a los ata-
ques de la reacción y del gran capital, por conquis-
formas de violencia sangrienta, cuyas víctimas son, tar nuevas posiciones en los órganos de la adminis-
SIMPOSIO INTERNACIONAL EN VIENA en primer término, los alcaldes y concejales. En tración local, por convertirlos en baluartes de la lu-
Ecuador, al igual que en otros países latinoamerica- cha democrática, antiimperialista y anticapitalista,
nos, constituyen un grave problema las actividades incluso en cuestiones que rebasen la esfera de lo
de las mafias de narcotraficantes, que disponen de puramente municipal. Se trata de movilizar a las
enormes recursos y son capaces de financiar costo- fuerzas populares para dar solución a problemas
¿Pueden los ayuntamientos de los países capitalistas llegar a convertirse en órganos de autogobierno popular? ¿Qué sas campañas electorales y sobornar incluso a in- concretos, para combatir todo acto de injusticia o
hacen para conseguirlo los comunistas, cómo combinan la lucha por la solución de los problemas locales con la apli- fluyentes políticos y magistrados. Los narcotrafican- ilegalidad. Así, por ejemplo, en un supermercado
cación de la estrategia política general del partido? ¿Qué posibilidades brinda el trabajo de los comunistas en los tes y sus protectores tratan de controlar los órganos griego, la administración despidió a un obrero que
ayuntamientos a la creación, con otras fuerzas de izquierda y democráticas, de alianzas políticas beneficiosas para de poder, para ponerlos al servicio de sus intereses. no pudo solicitar la protección del sindicato por no
los intereses de los trabajadores, para la causa de la paz y del progreso social? A despecho de las maquinaciones del gran capital estar afiliado a él. Entonces, por iniciativa de los
Tales han sido las cuestiones examinadas por los participantes en el simposio internacional «Los comunistas en los y la reacción, los comunistas intensifican su activi- concejales comunistas, el ayuntamiento exhortó a las
órganos locales de poder», celebrado en Viena por el CC del Partido Comunista de Austria y «Revista Internacional».
En los debates participaron: Herbert STIEFVATER, miembro de la Dirección del Partido Comunista Alemán, concejal dad en los ayuntamientos, conscientes de que un organizaciones femeninas de masas del distrito a de-
del ayuntamiento de Nuremberg; Franz HACER, miembro del Buró Político del CC del Partido Comunista de Austria, poder local democrático sirve para inculcar a las clarar el boicot a dicho supermercado en señal de
y Eva WAGNER colaboradora de la sección de política municipal de dicho partido; Gerry van HOUTEN, miembro del masas hábitos de participación en la administración protesta. Al día siguiente, el director tuvo que read-
CC del Partido Comunista del Canadá; José ARIZALA, miembro del CC del Partido Comunista Colombiano; José REGATO, y contribuye a preparar a los trabajadores para re- mitir al trabajador ilegalmente despedido.
miembro del CC del Partido Comunista del Ecuador; Dimitrios SARAFOGLU, miembro suplente del CC del Partido Co- solver por su cuenta importantes problemas sociales Allí donde las condiciones reaccionarias consti-
munista de Grecia y Alcalde de la ciudad de Karatsini; Kellawan LAtl., miembro del Comité Ejecutivo del CC del y superar los prejuicios anticomunistas. El trabajo tuyen un obstáculo para esta lucha, las fuerzas de
Partido Progresista Popular de Guyana; Juan TUTUY, miembro del CC del Partido Comunista Peruano; Serguei de los comunistas en los órganos locales se realiza izquierda trabajan sin hacer caso de dicha situación.
KASOV Doctor en Ciencias Históricas y Secretario de Redacción de «Revista Internacional». a la vista de la población, que puede persuadirse en En Grecia, dijo Dimitrios Sarafoglu, actuamos a ve-
Por encareo de la Comisión para problemas del movimiento comunista internacional y el intercambio de experiencias la práctica de que el carácter y los métodos de ac- ces pasando por alto la legislación reaccionaria,
del trabajo partidista, Aris Papantimos, redactor de la revista y miembro del Partido Comunista de Grecia, se encargo
tuación de .los comunistas no tienen nada que ver apoyándonos en todo momento en el amplio respaldo
de hacer el resumen de los debates del simposio. con las afirmaciones de sus enemigos. de las masas. Esto es lo que hacemos, por ejemplo,
Atendido esto, la reacción no cesa en sus conjuras cuando ocupamos tierras pertenecientes a los ban-
contra las administraciones democráticas locales, tra- cos, a la Iglesia o a organizaciones privadas, para
tando de minar sus bases o, por lo menos, de redu- crear parques o campos de deportes para el pueblo.
están llamados a demostrar con su actividad a nivel cir su importancia. Los comunistas austríacos se dan
A PESAR DE LAS DISTANCIAS GEOGRÁFICAS, las cuenta de que una política, una ideología y una teo-
particularidades nacionales y las tradiciones cultura- local que son capaces de gobernar en el plano na-
ría que se limiten en lo fundamental a desempeñar «¡Más oxígeno!»
les e históricas de los países representados en el cional. unas funciones defensivas difícilmente podrán con-
simposio, los participantes pusieron de manifiesto la ducir alguna vez al éxito. Incluso cuando es preciso Los recursos financieros son, cabe decir, el oxígeno
coincidencia de muchos elementos en la política mu- pasar a la defensiva frente a las agresiones del ca- de los ayuntamientos. Las autoridades centrales, que
nicipal de los comunistas. En los últimos años, la Falta de democracia pital, es preciso asestar golpes sensibles al adversa- se dan perfecta cuenta de ello, mantienen a los ayun-
importancia de esta política se ha acrecentado con- rio mediante la promoción de programas concretos tamientos en una situación de permanente esca-
siderablemente, por lo que muchos partidos herma- En muchos países, la administración local —dije- y la lucha por su aplicación, mediante el estudio, el
ron los participantes en el simposio— es una impor- sez de recursos, situación que en muchos países del
nos tienen que irse desembarazando de la antes di- esclarecimiento y la explicación de los problemas mundo capitalista impide a las administraciones loca-
fundida idea de que su trabajo en los ayuntamientos tante conquista del movimiento obrero y democrá- explosivos de la vida social, señaló Franz Hager. ' les satisfacer las necesidades más elementales de
es una especie de sector secundario del enfrenta- tico de sus respectivos países. La clase dominante del la población. Se observa además una tendencia gene-
mundo capitalista considera los órganos de poder Los materiales del simposio muestran el afán de
miento entre las clases. local como un apéndice del aparato estatal y pro- los círculos democráticos de izquierda de conseguir ral a seguir reduciendo, allí donde todavía existe,
cura por todos los medios, restringir sus atribucio- que los órganos de la administración local tengan la financiación estatal y a sustituirla por impuestos
Los organismos municipales pueden llegar a ser amplias atribuciones y dispongan de una base jurí- municipales.
auténticos bastiones en la lucha por las transforma- nes El aumento del prestigio de los ayuntamientos
es visto por la burguesía como un peligro real para dica, económica y administrativa que les permita Las autoridades centrales quisieran transformar
ciones de signo progresista y verdaderas escuelas de mejorar realmente la infraestructura social de las las administraciones locales en recaudadores de gra-
democracia para las grandes masas. Si bien en los sus propios privilegios. No es casual que el meca-
nismo burocrático del Estado intensifique su presión ciudades y aldeas (abastecimiento de agua, alcanta- vámenes injustos y dirigir así la indignación de la
países con regímenes reaccionarios su actividad rillado, viviendas, escuelas, transporte público), ase- población contra los ayuntamientos. Ahora bien, cabe
transcurre en condiciones sumamente difíciles. La sobre la administración local en todos los países
donde domina el capital. gurar el empleo, desarrollar la cultura, proteger el preguntar si vale la pena que los comunistas par-
tesis de que la participación de los comunistas en medio ambiente, impulsar la lucha por la paz, los ticipen en la labor de tales organismos y si al hacerlo
ellos ayuda a la burguesía a suavizar las contradic- Esta presión se ejerce recurriendo a la reprivatiza- derechos humanos, etc. no perjudican su propia reputación.
ciones sociales y las consecuencias de la crisis y ción de la propiedad municipal, a reformas estructu-
rales beneficiosas para los monopolios, a distintas Al mismo tiempo, los partidos hermanos valoran Los asistentes al simposio llegaron a la conclu-
estabilizar así el sistema dominante, no se confirma, con realismo la situación y no abrigan demasiadas
en general, por la experiencia de los partidos repre- argucias jurídicas al objeto de promulgar leyes que sión de que, cualesquiera que sean las condiciones,
recorten las prerrogativas de los organismos locales ilusiones. Sería una ingenuidad suponer que con un es importante que los comunistas amplíen su presen-
sentados en el simposio. Al contrario, los comunistas régimen político burgués podrán llegar a ser los cia en los órganos locales de gobierno. Como regla
conquistadas mediante una lucha enconada por los
trabajadores, por todas las fuerzas democráticas. La ayuntamientos unos órganos de auténtico autogobier- general, su labor se distingue por la honestidad, el
jaita de democracia en las relaciones entre los po- no local popular, dijo José Arizala. Ello sólo es po- desinterés y la fidelidad a la causa, así como por su
deres centrales y municipales se manifiesta en di- sible en el caso de que el movimiento popular sea competencia. Los ayuntamientos en los que tienen
El simposio fue precedido de una serie de artículos de la
versas formas.. capaz de conseguir cambios estructurales progresis- mayoría suelen resolver los problemas con mayor
revista sobre la actividad de los comunistas en los árganos tas en la sociedad capitalista, sólo si el poder polí- rapidez y eficacia y con una amplia participación
locales de gobierno de países no socialistas como Suiza, Espa- Por ejemplo, en Grecia, se procesa a los alcaldes
ña, Austria, Italia, Portugal, Reunifin, Chipre Suecia, Francia comunistas por crear parques en tierras apropiadas tico pasa a manos de quienes consideran que los de la población, rindiendo siempre cuentas de su
e Israel (Véase «Revista Internacional», J*J* 7 y 8 de 1985, II ilege1 ~iente por grandes terratenientes. ayuntamientos son la base de la soberanía del pue- actividad ante el pueblo. Los concejales comunistas
y 12 de 1986, 2, 3, 5, 6 y 10 de 1987 y 9 de 1988.)
33
32
y progresistas de izquierda insisten en que se ali-
vien las cargas fiscales que pesan, sobre los trabaja-
dores, en que se perfeccione el sistema de recauda-
ción de impuestos para impedir los fraudes fiscales
de los grandes monopolios. Todas estas son medidas
que se granjean la simpatía de las masas.
Otra actividad a la que los partidos hermanos de-
dican gran atención es el aprovechamiento racional
de los recursos financieros, incluso por parte de los
organismos del poder local en los que las fuerzas
de izquierda se encuentran en la oposición. Si en
tales casos, dijo Kellawan Lall, los dirigentes de la
izquierda no quieren o no pueden salir al encuentro
de los intereses de la población, el Partido Progre-
s'sta Popular de Guyana organiza protestas públicas:
manifestaciones, piquetes, huelgas, etc., al objeto de
presionar a las autoridades. Como resultado, el par-
tido conquista la confianza de las masas y refuta
las aseveraciones de que su participación en los ór-
ganos locales de poder sirve a la estabilización del
sistema.
Según muestra la experiencia, los ayuntamientos
controlados por la izquierda, al gastar racionalmente
sus recursos, aunque éstos sean limitados, se encuen-
tran en mejor situación que los ayuntamientos enca-
bezados por las fuerzas de derecha, en los que son
frecuentes los manejos financieros en beneficio de
funcionarios y de compañías que realizan obras mu-
nicipales aplicando tarifas abusivas. Cuando se deci-
día la cuestión del abastecimiento de agua de la ciu-
dad ecuatoriana de Guayaquil, dijo José Regato, los
comunistas llegaron a la conclusión de que las obras
podrían realizarse a un coste equivalente al 30 por
ciento del presupuesto del más barato de los proyec-
tos presentados.
En su lucha por «más oxígeno», algunos organis-
mos de la administración local recurren a la crea-
ción de empresas municipales. Pero conseguir que
éstas sean rentables bajo el sistema capitalista no es
tarea fácil. En el simposio se llegó a la conclusión
de que la esperanza de que los ayuntamientos pue-
dan, en condiciones de dominio del gran capital,
alcanzar una plena independencia económica es cuan-
do menos ilusoria.
No obstante, pese a la extrema escasez de recursos
y a la gran dependencia respecto de las autoridades
centrales, los comunistas se esfuerzan en los órganos
de la administración municipal por ayudar a los de-
sempleados y a las familias necesitadas. En Nurem-
berg, señaló Berberí Stiefvater, 20.000 personas per-
ciben asistencia social. Los concejales comunistas,
ampliamente respaldados por todos los sectores in-
teresados de la población, han llevado a la práctica
en esta ciudad un conjunto de medidas para adaptar
las escuelas técnicas de capacitación profesional a
las exigencias de la revolución tecnocientífica. La
creación de un centro para el estudio de las cuestio-
nes relacionadas con el trabajo, la técnica y el me-
dio ambiente, la reforma del sistema de capacitación
del personal docente en consonancia con las nuevas
tecnologías, la realización de un proyecto de «pre-
paración de las muchachas para las profesiones de
futuro»: tal es la contribución que en el plano mu-
nicipal hace el PCA a la modernización de la socie-
dad. La concepción de esta modernización ha sido
expuesta por el partido en el proyecto de su docu-
mento «La RFA en el año 2000».
34
Una preocupación permanente de las autoridades
locales, sobre todo en los países industrializados, es
la protección del medio ambiente. A invitación de las
autoridades municipales de Zwentendorf, los partici-
pantes en el simposio visitaron una gran central
termoeléctrica que utiliza carbón como combustible
y está equipada con las instalaciones más eficaces
de Europa para depurar las emanaciones, eliminando
el polvo y los perjudiciales productos sulfurosos y
nitrogenados. Dichas instalaciones han sido creadas
gracias a la perseverante labor de los concejales so-
cialistas y comunistas, como relataron a los visitan-
tes el vicealcalde y el director de la central, ambos
miembros del Partido Socialista de Austria.
Las quejas de los empresarios y de los ministros
burgueses por el enorme coste de las instalaciones
depuradoras y la falta de dinero para ellas carecen
de todo fundamento. Los misiles nucleares, los bom-
barderos, los submarinos y otros tipos de armamento
resultan mucho más caros. Tal es la razón de que el
movimiento ecológico y el movimiento de la paz sean
las dos caras de una misma medalla. Los comunistas
movilizan a las masas para desplegar acciones con-
cretas contra la carrera armamentista, por el des-
arme y la protección del medio ambiente. En torno
a estas cuestiones se está articulando a nivel muni-
cipal el consenso de un amplio abanico de fuerzas
políticas.
La organización del partido en la que milito, dijo
Gerry van Houten, fue la primera en presentar en
Canadá la demanda de que uno de los distritos de
la ciudad de Toronto se convirtiera en zona desnu-
clearizada Los comunistas desplegaron una campaña
de presión en este sentido sobre las administracio-
nes locales de todo el país. En la actualidad, más
de 100 consejos municipales de ciudades pequeñas
y grandes, incluidas Toronto y Vancouver, se han
proclamado zonas libres de armas nucleares. Lo mis-
mo se ha hecho en las provincias de Manitoba y On-
tario.
¿Cómo pueden superarse las desviaciones?
El éxito de la labor desarrollada por los comunis-
tas en los organismos de la administración local de-
pende en gran medida del nivel de la dirección par-
tidaria, así como también del grado y la calidad de
su cooperación con las organizaciones territoriales,
fabriles y sectoriales del partido. La coordinación
de estas actividades reviste diversas formas.
En Guyana, los camaradas que trabajan en los con-
sejos regionales y en los ayuntara 1 entos forman parte,
por lo general, de los órganos de dirección del parti-
do, son presidentes o secretarios de los correspon-
dientes comités del partido. Coordinan sus activida-
des con la población a través de amplias consultas
populares.
La actividad municipal de los comunistas en la
RFA es discutida y coordinada a nivel de las direc-
ciones distritales del partido. Participan en esta labor
los consejos urbanos y los grupos de partido de las
empresas y lugares de residencia.
En Grecia, el PCG está organizando grandes grupos
de partido en los consejos municipales, grupos que
responden de la aplicación de la política del partido
en el plano local. La dirección general corre a cargo
de una sección especial del CC.
Pero la coordinación del trabajo de los comunistas
en los ayuntamientos y del conjunto de las organiza-
ciones del partido, como se destacó en el simposio,
no siempre responde a las exigencias del momento
actual, lo que tiene consecuencias negativas para el
desarrollo de la lucha de masas. Los comunistas co-
lombianos elegidos a los organismos de la adminis-
tración local, dijo José Arizala, han dado, por lo ge-
neral, un gran impulso a la lucha, aunque algunos
de ellos no han concertado a veces su actuación con
las organizaciones del partido.
Hay parlamentarios y concejales que se limitan a
plantear cuestiones generales en los correspondien-
tes organismos representativos y en las organizacio-
nes sociales, olvidándose de la posibilidad de dar
solución a los problemas acuciantes con ayuda de
las masas.
En una serie de casos, los problemas surgen por
falta de una relación dialéctica entre el trabajo par-
tidario destinado a solucionar los problemas de orden
local y la línea política general del partido. Así, al-
gunos comunistas dedicados exclusivamente en los
ayuntamientos a cuestiones parciales, olvidan que
el objetivo principal es el cumplimiento de las ta-
reas estratégicas. Otros, por el contrario, ignoran
totalmente los problemas locales por considerarlos
indignos de que se les preste seria atención.
Los participantes en el simposio se mostraron uná-
nimes en destacar la necesidad de conjugar orgáni-
camente la solución de las más minúsculas cuestiones
locales con las tareas duraderas de carácter antiimpe-
rialista y democrático y, a largo plazo, de carácter
socialista. A través de los ayuntamientos, los comu-
nistas entran en contacto con los problemas de la vi-
da internacional: el desarme y la seguridad, la soli-
daridad con los pueblos en lucha, el apoyo a las ini-
ciativas de paz de los países socialistas, etc. Lamen-
tablemente, como se indicó en el curso del encuentro,
las posibilidades de incrementar y extender la in-
fluencia política de los comunistas en esta esfera
con frecuencia se desaprovechan.
Ante los partidos hermanos que participaron en el
simposio se plantea en términos de gran agudeza el
problema de capacitar y preparar especialistas en
trabajo municipal. El partido que no dispone en el
plano local de suficientes cuadros preparados profe-
sional e ideológicamente no puede pretender con-
quistar el poder político a escala nacional.
Para salir de la situación creada es importante ele-
var la calidad de la labor de capacitación en el seno
;
del partido. Se están creando grupos de estudio y
centros científicos marxistas encargados de estudiar
'los problemas locales en conexión con la situación
general del país. De este modo se resuelven dos pro-
blemas: el de la preparación de cuadros y el del es-
tudio de propuestas concretas de significado local y
de proyección más amplia.
Los alcaldes y los concejales comunistas son los
llamados en primer término a popularizar en el pla-
''no local estos proyectos y propuestas, así como el
'• programa y la línea política general del partido. To-
dos los alcaldes y concejales, dijo Juan Tutuy, son,
ante todo, tribunos del pueblo, exponentes de los in-
tereses no sólo de la clase obrera, sino también de
todos los medios sociales.
El desempleo, las cuestiones ecológicas y los pro-
blemas de la vivienda preocupan hoy a la gente en
todas partes. Por eso, los comunistas intensifican su
labor tanto en las empresas como en los lugares de
residencia. En Austria, señaló Eva Wagner, se esfuer-
zan por abordar con más frecuencia y amplitud los
problemas de la vida urbana en los periódicos de
fábrica; otro tanto procuran hacer con los problemas
de la producción en la prensa local. La determina-
ción colectiva de las posiciones del PCA, la infor-
mación regular acerca de los debates en los consejos
municipales y el esclarecimiento permanente de la
política del partido constituyen las premisas del éxi-
to de la labor de los comunistas en el plano local.
Mas poco es lo que pueden hacer los alcaldes o
concejales comunistas en los ayuntamientos sin una
estrecha cooperación con los grupos locales del par-
tido y el cuerpo social. A la eficacia de su actividad
contribuyen la rendición obligatoria de cuentas ante
los grupos del partido, en tanto que militantes, y ante
las organizaciones de masas del distrito, en tanto
que representantes elegidos por el pueblo. La ex-
periencia demuestra que los cuadros que proceden
de este modo se granjean el respeto de la población,
que les presta su apoyo en las elecciones municipa-
les y parlamentarias.
Así es como se constituye el frente de izquierdas
Muchos de los problemas a los que se enfrentan
los comunistas en la administración local, tienen un
carácter democrático general. Tal es la razón de que
los ayuntamientos ofrezcan una posibilidad única en
su género de lograr un acercamiento entre distintos
puntos de vista y de conseguir acciones conjuntas
de las fuerzas progresistas. Es más, pueden ser el
lugar donde se forje y fortalezca un frente de iz-
quierdas que aspire a conquistar el poder en el ám-
bito nacional.
En el simposio se señaló que en torno a preocupa-
ciones comunes a todo el género humano, como son
la lucha por la paz, el desarme, la protección del en-
torno natural, la elevación del nivel de vida de los
trabajadores y otras, resulta realmente posible una
amplia alianza de fuerzas locales y de sus dirigen-
tes políticos y sindicales. El peligro ecológico, el
desempleo, la carencia de vivienda, el hambre y la
drogadicción no dividen a los hombres en «rojos»,
«blancos» o «verdes», cualesquiera que sean sus con-
vicciones políticas, ideológicas o religiosas. Para dar
solución a estos problemas, los- comunistas cooperan,
sobre la base de compromisos razonables, incluso
con políticos conservadores y de derecha, y lo hacen
sin plantear condiciones previas, pero sin concesio-
nes en el plano ideológico.
Últimamente se ha perfilado en una serie de paí-
ses un acercamiento entre las posiciones de los nue-
vos movimientos sociales [como el de los «verdes»)
y los comunistas. Estos movimientos, según Franz
Hager, son expresión de la protesta contra los as-
pectos más repelentes del sistema vigente: la arbi-
trariedad, las penalidades y restricciones que son
consideradas como algo antidemocrático. Las fuerzas
integrantes de tales movimientos recurren a nuevas
formas de lucha y con frecuencia se niegan a acep-
tar las «reglas de juego» usuales en la sociedad bur-
guesa. La motivación más profunda de sus acciones
radica en las contradicciones del capitalismo mono-
35

polista de Estado, por lo que gran parte de los nue-
vos movimientos está dispuesta objetivamente a esta-
blecer alianzas con los comunistas en torno a dife-
rentes cuestiones o incluso en torno a un vasto círcu-
lo de problemas que afectan a los intereses populares.
Pero los camaradas austríacos consideran difícil-
mente posibles tales relaciones de alianza sin pro-
ceder a una discusión y a una confrontación de opi-
niones. Los «verdes», por ejemplo, al abordar la po-
lítica de desarme, sitúan a los países capitalistas y
socialistas en un mismo plano. Pero los marxistes,
como es natural, muestran quién aplica una política
consecuente de paz. En la política municipal y en
la política de alianzas, subrayó Herbert Stiefvater,
los comunistas no pueden alcanzar éxitos serios sí
no defienden sus principios y no mantienen su iden-
tidad. Por su parte, los representantes de los Parti-
dos Comunistas de Perú, Ecuador y Colombia se pro-
nunciaron en favor de la más amplia y abierta polí-
tica de alianzas, a despecho de todas las dificultades,
pues para estos partidos no existe otro camino. En
Colombia, por ejemplo, la Unión Patriótica, de la cual
hace parte el PCC, en 1988, contribuyó junto con
otras fuerzas a elegir 105 de los 1.009 alcaldes del
país.
Los participantes en el simposio manifestaron par-
ticular interés por la experiencia de elaboración de
programas unitarios que prevén radicales transfor-
maciones sociales. En torno a tales programas se
unen las fuerzas más avanzadas, que en el curso de
las luchas cotidianas por la solución de los proble-
mas locales, nacionales y humanos se van conven-
ciendo por experiencia propia de que tal solución
es imposible si no se producen profundos cambios
en la sociedad.
La práctica de la mayoría de los países represen-
tados en el encuentro demuestra que, por regla ge-
neral, el frente de izquierdas comienza a formarse
en el plano local, municipal, para extenderse des-
pués al ámbito nacional. Suele ocurrir que los comu-
nistas de filas y los militantes de base de otros par-
tidos y organizaciones de izquierda se entienden más
fácilmente que sus dirigentes. Sin embargo, en Guya-
na, por ejemplo, esa colaboración se desarrolla pre-
ferentemente a nivel nacional, puesto que la posición
de los aliados locales del PPP es demasiado débil.
La creación de un frente de esta naturaleza no es
tarea fácil. La unidad en el contexto concreto de la
política de alianzas requiere un determinado nivel
de cultura, de preparación; exige saber llegar a com-
promisos y hacer concesiones mutuas. La unión de
las fuerzas de izquierda se asienta ante todo en la
coincidencia de programas, no en las diferencias que
existen y que, de una forma u otra, habrán de seguir
existiendo.
Los comunistas procuran mantener contacto con
los representantes de los partidos burgueses en lo
que atañe a cuestiones concretas de la vida munici-
pal, actúan con paciencia y flexibilidad. Cuando sur-
gen cuestiones litigiosas proponen que la discusión
prosiga hasta llegar a soluciones aceptables para to-
dos, aunque al propio tiempo defienden sus posicio-
nes, por lo menos en lo fundamental.
Han pasado los tiempos, dijo José Regato, en que
teníamos la pretensión de detentar la verdad supre-
ma. Hemos aprendido a prestar oído a la opinión de
36
nuestros aliados, gracias a lo cual hemos conseguido
avanzar. La política de alianzas es el arte de estable-
cer una posición única común.
Un instrumento para acrecentar la influencia
El intercambio de información y de experiencias
de trabajo de los partidos hermanos en el plano mu-
nicipal, subrayó al cerrar el debate Serguéi Tsukásov,
ha mostrado que las cuestiones relacionadas con la
participación en la administración local han sido,
a lo largo de toda la historia del movimiento obrero,
abordadas de forma fundamentalmente distinta por
las fuerzas reformistas y revolucionarias. Los refor-
mistas consideran la municipalización como un obje-
tivo en sí y proclaman que tal es poco menos que
el camino fundamental para transformar la sociedad
y mejorar el nivel de vida de los trabajadores.
Sin embargo, como se señaló en el simposio, la mu-
nicipalización en las condiciones del régimen bur-
gués y sin proceder a una reestructuración cardinal
de la sociedad no puede conducir a una materializa-
ción de los ideales de la clase obrera. La creencia en
esta posibilidad es, cuando menos, para decirlo con
palabras de Lenin, sueño de «paz social»'.
El simposio puso de manifiesto que si en los órga-
nos locales de poder se actúa con espíritu de inicia-
tiva y en el estilo marxista, organizando la presión
de las masas sobre ellos, los comunistas fortalecen
y desarrollan las tendencias democráticas en la labor
de los ayuntamientos, procuran ampliar sus derechos
autónomos y mejorar su situación financiera, con lo
que van dominando el arte de gobernar y pasan por
una especie de escuela de temple social. Atendido
esto, los partidos hermanos consideran la labor mu-
nicipal como uno de los instrumentos clave para
acrecentar la influencia de los comunistas entre las
masas y sobre la política nacional, como un terreno
de lucha por una perspectiva socialista.
Los participantes en el encuentro destacaron de
manera particular que los órganos locales de poder
constituyen un campo prometedor para la aplicación
de una fecunda política de alianzas, para unir a las
fuerzas democráticas en torno a tareas progresistas,
cuyo cumplimiento responde a los intereses de los
trabajadores. Los nuevos enfoques que se están per-
filando entre los socialdemócratas, los socialistas y
otras organizaciones de izquierda en lo que atañe a
la colaboración con los comunistas en los ayunta-
mientos pueden allanar el terreno para una coopera-
ción más estrecha de los principales destacamentos
del movimiento obrero contemporáneo, para la for-
mación de amplias coaliciones, con el fin de modifi-
car la correlación de fuerzas en el seno del sistema
estatal-monopolista.
La principal conclusión a la que se llegó en el
curso del debate fue la necesidad de seguir fortale-
ciendo las posiciones de los comunistas en los ayun-
tamientos, de politizar toda su labor municipal. De
esa manera, consideran los partidos hermanos repre-
sentados en el simposio de Viena, ellos podrán im-
primir a la acción de los órganos de la administra-
ción local la orientación que mejor responda a las
aspiraciones y esperanzas de la población trabajadora
y fortalecer sus propios vínculos con las masas.
i Véase V. I. Lenin, Obras Completas, Ed. Progreso, Moscú,
t. 16, f . 359.
¿POR QUE ESTOY
CON LOS COMUNISTAS?
ERICA DEUBER-PAULI,
Diputada del Parlamento Cantonal de Ginebra
por el Partido Suizo del Trabajo (PST)
• En Suiza hay muchos partidos y movimientos de
izquierda: socialistas, ecologistas, antinucleares, etc.
¿Por qué Ud., una mujer de vasta cultura, vinculó
su destino político a un partido que, según la prensa
burguesa, no responde al desafío de la época, ha en-
vejecido y está en crisis?
— Para comenzar, le diré que no considero la exis-
tencia de los partidos políticos de manera ahistórica,
y que si el PST, como formación histórica, debe
desaparecer, desaparecerá. Pero, en cambio, las ideas
que lo animan, sobrevivirán, porque una formación
social nueva, similar o tal vez diferente, las hará
suyas. No soy profeta para predecirlo. Pero no estoy
segura de que otros partidos no pasen por la misma
crisis, de la que tanto se habla, aunque es verdad
que, numéricamente, el PST ha caído de manera pe-
ligrosa.
Las causas de esta declinación son bien conocidas.
En el contexto internacional, están vinculadas al fin
de la guerra de Vietnam y a los nuevos tipos de
conflictos que surgieron en el mundo en los años
posteriores. Pero también dependen de un factor in-
terno: una parte considerable de la mano de obra
asalariada la constituyen en Suiza los trabajadores
extranjeros privados de derechos políticos, que no
participan en las elecciones ni, en general, en el
proceso democrático. Por consiguiente, no se trata
de un desafecto particular al comunismo y al partido
comunista.
No creo que me corresponda a mí juzgar de la suer-
te histórica del partido comunista. Pienso que las razo"
nes de existir de muchos otros partidos ya no corres-
ponden a los problemas concretos que se plantean
ante la población de nuestro país. Sin embargo, debo
señalar que algunos de ellos han sido capaces de
asumir ciertos problemas concretos, discutirlos y de-
finir su propia posición al respecto.
Es el caso, ante todo, del Partido Socialista que,
a diferencia de los comunistas, es más abierto, no
mantiene posiciones tan radicales y aborda más di-
rectamente los problemas de la calidad de la vida
y su evolución en una sociedad capitalista avanzada.
Ahora bien, todos los partidos están perdiendo veló-
la entrevista fue concedida a nd colaborador ile «Revista
Internacional».
cidad. Es suficiente ver cuánta gente acude a vota~r
y participa en las asambleas de los partidos, para
darse cuenta que existe todo un movimiento social
contestatario, que no se identifica con la lucha de
los partidos políticos.
• Entonces, ¿por qué se adhirió Ud. al partido coi
munista en estas condiciones?,
—• Creo que este hecho está ligado a la suerte de
mi generación, que arribó a la edad adulta a fines
de los años 50 y comienzos de los 60, es decir, en el
momento culminante de la descolonización, que exi-
gía nuevas actitudes hacia los pueblos que llamamos
del Tercer Mundo. La juventud es por definición el
momento en el que se determinan las grandes op-
ciones morales de nuestra existencia, nuestra orien-
tación en la vida. Nos entusiasmaron las ideas del
establecimiento de un orden mundial basado en los
principios de la independencia nacional, las luchas
de Argelia, Vietnam y Palestina, los combates de to-
dos los países africanos.
La adhesión que habíamos manifestado a estos mo-
vimientos de liberación nacional, a través de grupos
de solidaridad y asociaciones de amistad, nos apartó
en cierto momento del partido comunista que en aquel
entonces se ocupaba secundariamente de estos pro-
blemas. A fines de los años 50, los comunistas aún
no estaban preparados para aceptar plenamente esta
reivindicación. Baste recordar el problema que surgió
entre los combatientes por la independencia de Arge-
lia y el Partido Comunista Francés. Esto contribuyó
a que me apartara del partido comunista.
Sin embargo, mi formación intelectual es marxista.
Y esto no me fue dado por la escuela ni por la uni-
versidad, sino por mis lecturas. Decidí estudiar hu-
manidades, aunque procedo de un medio rural, extre-
mamente modesto, de origen suizo-alemán, sin víncu*
los con la cultura francófona local. No fue una op-
ción fácil. Mis padres habían llegado al Cantón de
Ginebra (donde yo nací) de la Suiza de habla ale-
mana, mi padre como obrero agrícola y mi madre,
como empleada doméstica.
Ingresé en la Universidad de Ginebra, que en loa
años 60 era una universidad archiburguesa, con tra«
diciones muy antiguas que se remontan a la Reforma
y se transmiten de generación en generación por los
portadores de la cultura tradicional, es decir, poi?
los herederos de las familias de la oligarquía bur«
guesa y por los pocos que más tarde se adhirieron
a ella. La educación en la Universidad era totalmente
acrítica, esquemática, y me satisfacía poco. Fuera
de la Universidad tuve que buscar respuestas a las
principales cuestiones que me preocupaban, esencial-
mente de orden cultural.
Fuera de la Universidad tuve la suerte de conocer
a grandes escritores, pensadores, antropólogos y etnó-
logos, pude conocer el marxismo, que es insustituible
cuando uno se ocupa de estas cuestiones, y, final-
mente, toda la teoría crítica de la cosmovisión mar-
xista. Más tarde, al ser nombrada asistente de la
Universidad en 1968, tuve la oportunidad de encon-
trarme con marxistas universitarios. Mi especialidad
—historia social del arte— me permite conservar mis
enfoques críticos y utilizar buenos instrumentos de
aprehensión del mundo cultural en que vivimos.
37
• Así, pues, a la protesta política puramente emo-
tiva se añadió algo más profundo...
— Ese «algo» fue el deseo de luchar en el frente
cultural, tanto teórica como concretamente, a través
de la participación en movimientos de diversa orien-
tación. Por ejemplo, fui miembro del comité de una
asociación de amistad con China en 1965 y cofun-
dadora del Comité Suiza-Palestina, también colaboré
con diversas asociaciones de defensa del patrimonio
arquitectónico de la ciudad de Ginebra, amenazado
por las inversiones inmobiliarias del gran capital.
Promoví encuentros regulares entre especialistas mar-
xistas de diferentes disciplinas para discutir proble-
mas teóricos del arte y la cultura, participé en la
organización de exposiciones y proyección de filmes.
Estas diversas actividades no eran remuneradas,
pero mi trabajo en la Universidad me dejaba tiempo
suficiente para dedicarme a este tipo de acción mi-
litante. Por eso, jamás me sentí verdaderamente ale-
jada del partido comunista y siempre colaboré con
los camaradas del PST, especialmente en el plano de
la cultura y la solidaridad internacional.
Al mismo tiempo se planteó ante mí el problema
del desarrollo de la industria nuclear. Por una razón
muy simple y, diría, casual. Vivo en una comuna,
a una docena de kilómetros de Ginebra, en la que
a principios de los años 70 se decidió instalar una
central nuclear, a orillas del Ródano. El proyecto
recibió una primera autorización de las autoridades
federales en 1974. En aquel momento toda la villa
se movilizó, creándose una organización local de
protesta a la que ingresé, no tanto por una convic-
ción ecológica firme, cuanto por una suerte de pre-
vención crítica, pues me preocupaba más el fenóme-
no económico y la manera política con que se im-
ponía a la región un proyecto de Berna, sin evaluar
las necesidades, sin estudiar el impacto que podría
.tener en la población, por complacer a quienes esta-
ban interesados en la producción de electricidad.
Me encontré a la cabeza de esta organización fron-
dista, con burgueses, con ecologistas, con gente de
izquierda, a los que ella unió a nivel de pueblo y de
región. De hecho, participé progresivamente en la
coordinación nacional del movimiento antinuclear.
Avanzamos una iniciativa popular que planteaba el
control democrático de la energía nuclear y exigía
que la construcción de una central nuclear debía ser
autorizada por el voto de los habitantes de la corres-
pondiente región.
En esos momentos, como es lógico, buscamos el
apoyo de las organizaciones políticas existentes. Se
debe decir que en los años 70, al comienzo de
nuestra batalla, el apoyo del partido comunista nos
fue negado. En aquellos tiempos existía la convic- •
clun, en el PST y en el movimiento internacional del
comunismo a escala planetaria, de que oponerse al
desarrollo de la tecnología revelaba una actitud irra-
cional, de que se podía comprender las preocupacio-
nes de tipo democrático, pero en ningún caso había
que adherirse al campo de los antinucleares radica-
les. De esta manera, me aparté, una vez más, del
partido comunista, el diálogo quedó roto.
• Resulta así que en cierto momento los comunistas
te quedaron al margen de la lucha..,
38
— Sí. Pero, a medida que se aproximaba esa fa-
mosa votación federal sobre la democratización del
proceso de decisión en materia nuclear, el PST cam-
bió su punto de vista, porque se trataba de una cues-
tión política concerniente a los derechos populares
en un campo extremamente importante de la eco-
nomía. Bajo la presión interna de la juventud y, tam-
bién, de algunos líderes, por ejemplo de Armand
Magnin, antiguo Secretario General, el partido evaluó
de manera nueva la situación. Me acuerdo del histó-
rico discurso que pronunció en el Parlamento Fede-
ral el entonces Presidente del PST, Jean Vincent,
quien, en contra de su propia convicción, respaldó
nuestra iniciativa porque la había apoyado la base.
Esta fue, evidentemente, una época de apertura, de
democratización de los mecanismos del partido. Des-
de ese instante sentí de nuevo mi vinculación con él.
Durante las últimas elecciones cantonales, en 1985,
para evitar una nueva baja del electorado comunista,
los dirigentes del partido propusieron que, como en
el pasado, la lista del PST estuviera abierta para
algunos no comunistas, que no estaban muy lejos de
él. Me pidieron que mi nombre figurara en esta lista.
Esta propuesta no me planteó problemas porque des-
de hace ya tiempo yo compartía la mayoría de las
luchas del partido. Para mí esto significó la posibi-
lidad de obtener un nuevo apoyo en mi actividad
política habitual, conservando plena libertad de con-
ciencia. Así fui elegida al Consejo Cantonal de Gi-
nebra.
Entonces dije: estoy a disposición del partido y si
el partido lo considera necesario ingresaré en él,
pero personalmente pienso que sería útil no hacerlo,
durante uno o dos años, para procurar atraer a al-
gunos discípulos que seguirían mi ejemplo y, al co-
mienzo, colaborarían a nivel de las comisiones del
partido o a nivel de ciertas actividades del PST, y
más tarde podrían afiliarse a él. Yo tenía en cuenta,
sobre todo, a los intelectuales que tanta falta le ha-
cen al partido, porque a los que habían ingresado
en diferentes épocas —después de la guerra, a fina-
les de los años 60 o más recientemente—, se les man-
tenía un poco marginados debido al punto de vista
obrerista, entonces predominante.
• Resulta difícil creer que los intelectuales quieren
ingresar en el partido pero éste los rechaza...
— Las cosas son más complicadas de lo que pare-
cen. Está claro que la función principal de un inte-
lectual, sea sociólogo, historiador, economista, etc.,
es analizar la realidad a través del prisma de sus
propios puntos de vista y actuar según sus propias
convicciones. Con frecuencia esto le hace cuestionar
ciertas decisiones que son producto de viejas acti-
tudes o incluso de la devoción a los dogmas. Por esta
razón en los años 50 muchos intelectuales —y entre
ellos en las filas del PST habían figuras muy desta-
cadas— se vieron en relaciones difíciles con el par-
tido.
A fines de los años 60 y comienzos de los 70, un
grupo de intelectuales con formación marxista, que
había participado en las rebeliones juveniles de 1968,
entró en el PST. Pero actuaron de tal manera que
pusieron en peligro la estabilidad del partido, cuya
formación teórica no era muy elevada y cuya base
era obrera. Cuando se trata de una organización pe-
queña y hay poco espacio para maniobrar, es difícil
llegar a un acuerdo, tanto más que en las discusio-
nes y en las decisiones cotidianas chocan concepcio-
nes e intereses diferentes.
En consecuencia, esta irrupción de intelectuales
en el partido no duró mucho, unos fueron excluidos,
otros lo abandonaron por su propia voluntad, y des-
de entonces no hubo más ingresos masivos de intelec-
tuales. Yo diría que ahora hay muy pocos intelectua-
les en el PST, pero pienso que actualmente las con-
diciones son excelentes para su adhesión. Muchas
personas a las que conocí en los últimos tiempos,
me dicen que están interesadas en la evolución de
sus relaciones con el partido, en participar en cier-
tas actividades de sus comisiones, pero todavía dudan
en cuanto al ingreso, y en este caso hacen falta es-
fuerzos particulares por nuestra parte.
• ¿Por qué piensa Ud. que ahora la situación es fa-
vorable para la adhesión de los intelectuales? ¿El
partido ha cambiado? ¿O ha cambiado el mundo?
— El mundo ha cambiado. Cuando acepté presen-
tarme como candidata en las filas del PST, sabía
que eso afectaría en parte mi crédito profesional,
pero sabía también que tendría cierto apoyo en ciei'-
tas luchas, porque el partido me apoyaría. Me alegra
que se vayan debilitando, si no desapareciendo, los
factores de crispación en la izquierda mundial, por
ejemplo, el conflicto chino-soviético, que aparezcan
mayores posibilidades de afrontar los grandes pro-
blemas de este fin de siglo: la penuria, el rearme,
la amenaza para la paz en el mundo, la ofensiva de
la derecha e incluso de la extrema derecha en nues-
tro caso, el endurecimiento de las relaciones Norte—
Sur.
Todas estas razones me empujaron a elegir mi ca-
mino para contribuir a la cohesión de la izquierda
—comunistas, socialistas, ecologistas—, a fin de en-
contrar solución a estos problemas. Con este espíritu,
aunque con todas las reservas del caso, me decidí
a dar este paso, aunque no estoy segura de que lo
hubiera hecho hace unos diez años, cuando habla una
hermeticidad absoluta por parte de todos.
Por lo que se refiere al partido, en todo caso a sus
instancias dirigentes, ahora hay mucha mayor aper-
tura respecto a los problemas internacionales, así
como a los del medio ambiente. La mayoría de las
cuestiones que me interesan justamente en esta últi-
ma esfera, los comunistas la abordan mucho más a
fondo que los ecologistas, con un análisis global de
los mecanismos sociales, económicos y políticos de
nuestra sociedad.
• ¿Qué piensa Ud. acerca de la socialdemocracia
en Suiza? ¿Sobre los socialistas de izquierda, en par-
ticular?
— Es una cuestión que me han planteado muchas
veces: ¿por qué no me adherí al partido socialista?
Algunos intelectuales que militan en este partido ac-
túan con abnegación, se puede decir que con heroís-
mo. ¿Por qué entonces no estoy con el partido socia-
lista? Porque la experiencia de mis contactos con
este partido no me incitó a hacerlo, aunque entre sus
militantes hay mucha gente muy buena.
"¿Qué tengo en cuenta? En nuestro cantón de Gi-
nebra ellos realizan un excelente trabajo en el do-
minio de la educación, la salud pública, los servicios
públicos, la lucha contra los abusos del capitalismo.
Cuando un magistrado socialista está a la cabeza de
un departamento local, puede decirse que el progreso
está asegurado. El grupo socialista, que es muy im-
portante en el parlamento local, hizo aprobar algu-
nas leyes junto con los comunistas y, a veces, con
los ecologistas. Sin embargo, hubo cuestiones más
radicales en las que el partido socialista capituló
ante las tendencias derechistas, prosionistas y opor-
tunistas.
El poder permite colocar a «los suyos» en diferen-
tes cargos del Estado. Por eso mucha gente se adhi-
rió al partido socialista para sacar tajada, y esa es
una práctica socialista bastante desagradable. Mu-
chos oportunistas ingresaron en el partido, obtuvieron
un puesto, pero se mostraron ineficaces en sus fun-
ciones.
Esta es una cosa con la que no puedo estar de
acuerdo, porque militar en un partido significa mos-
trar cierta solidaridad. Esto no sucede en el PST.
El Partido del Trabajo es un partido extremamente
honrado.
• Ahora que Ud. está en las filas del PST, '¿cuál es,
a su juicio, el papel y el lugar del partido en la vida
cantonal y nacional, cuáles son sus perspectivas?^
— En la vida nacional, el PST juega un papel muy
débil. Y no puede ser de otra manera, porque la re-
presentación del partido es muy limitada para jugar
un papel importante. Yo diría que el PST tiene un
rol testimonial, y ésta fue la razón por la que me
adherí a él. En el desierto de egoísmo que es la so-
ciedad capitalista, en la que la existencia del hombre
se reduce a las relaciones de compra y venta, es ne-
cesario que alguien actúe con decencia, exprese la
conciencia social revolucionaria. El Secretario Gene-
ral del PST, Jean Spielmann, habla por la radio, apa-
rece de tiempo en tiempo en la prensa burguesa, par-
ticipa en los debates televisados en vísperas de elec-
ciones. Desde luego, esto es poco, pero es suficiente
para hacer oír la voz de la conciencia.
A nivel internacional, el papel del PST es mucho
más importante, porque lo amplían los vínculos que
los partidos comunistas y obreros mantienen entre
ellos. Por último, en el plano cantonal la influencia
del PST es nada desdeñable. Lo apoya el 8% del elec-
torado, está muy abierto a todos los movimientos
sociales —solidaridad con los pueblos en lucha, pro-
tección del habitat, defensa de los derechos de los
inquilinos, etc.— y, por cierto, como en el pasado,
defiende a los más desposeídos. En una palabra, el
PST está presente y su presencia es indispensable.
Debo decir que si incluso fracasamos en la mayoría
de los casos, al no poder hacer que nuestras inicia-
tivas y proyectos de ley sean aprobados en el parla-
mento o entre la población, los temas que contienen,
reaparecen en una u otra forma en las decisiones,
menos avanzadas, que proponen los socialistas e in-
cluso los partidos burgueses que interpretan a su ma-
nera nuestras propuestas.
En los años 50, nuestro partido tenía varios dipu-
tados en el parlamento, ahora, en cambio, su influen-
39
cía ha disminuido. Sin embargo, las personalidades
que dirigen el partido gozan actualmente de una gran
estima. En el contexto internacional actual, en el
que la Unión Soviética pierde su carácter de «mons-
truo» en la opinión de la mayoría burguesa de nues-
tro país, desaparece el terreno para manipular el
manido tema de los derechos humanos, los presos
políticos, el rearme, la amenaza a Europa, etc. Argu-
mentos que ya no es tan fácil utilizar contra nosotros.
DE LA PRENSA
EL PCUS A TRAVÉS
DE LAS ESTADÍSTICAS
En la revista Izvestia TsK
KPSS (Boletín del CC del
PCUS), N°2 de 1989, se pu-
plicaron datos estadísticos
sobre el partido de los co-
munistas soviéticos. En par-
ticular, estos datos revelan
que después del XXVII Con-
greso del PCUS el creci-
miento anual del partido
fue dos veces menor que
en los años que antecedie-
ron a este congreso. Esto
significa que en el partido
tienen lugar notables cam-
bios internos.
En el partido, lo mismo
que en toda la sociedad so-
viética, van cobrando fuerza
los procesos de perestroika
y renovación.
En los tres primeros años
transcurridos después del
XXVII Congreso del PCUS,
el número de militantes au-
mentó en 483 mil, totalizan-
do 19.487.822. El incremen-
to anual de las filas parti-
darias en el lapso 1986-1989
fue de 0,8%, frente al 1,7%
anual entre el XXVI y el
XXVII Congresos del PCUS.
Si en 1985 ingresaron
609.927 personas, en 1988
lo hicieron 522.884. Esta vi-
sible disminución es conse-
cuencia, ante todo, de las
mayores exigencias que se
presentan a los aspirantes.
Gracias a la supresión de
los llamados «cupos», ahora
es algo distinta la compo-
sición de quienes ingresan
en las filas del PCUS. Por
ejemplo, entre ellos, el nú-
mero de obreros se redujo
del 59,4% (en el período
que media entre el XXVI y
el XXVII Congresos del
PCUS) al 56,4% (en los
años 1986-1988). Al mismo
tiempo, el número de inge-
nieros, técnicos, agrónomos,
científicos, maestros, médi-
cos y otros especialistas ad-
mitidos al partido aumentó
en el mismo período del
26,1 al 28,5%.
En general, se puede afir-
mar que entre los nuevos
militantes predominan las
personas ocupadas en la
producción. En 1388, ios
obreros y koljosianos cons-
tituyeron el 61,2% de los
aspirantes a miembros del
partido. En 1985-1988 dis-
minuyó la cantidad de miem-
bros del partido proceden-
tes del Komsomol —del 71,6
al 61,2%—, lo que se debió
a un mayor ingreso de per-
sonas de edad madura y al
abandono de la práctica de
aumentar, a menudo artifi-
cialmente, la proporción de
jóvenes entre los nuevos
miembros del PCUS.
En cuanto a la posición
social de sus militantes, la
estructura del PCUS ofrece
el siguiente cuadro (datos
correspondientes al 1 de
enero de 1989): obreros,
45,4% (en 1981, 43,4%);
. Parece. que surge una nueva ola de simpatía hacia
nosotros de parte de los viejos izquierdistas de 68,
de otros carneradas que siempre han gravitado en la
órbita del partido sin estar en sus filas. Pero el PST
rio es un conjunto homogéneo, sin conflictos, y en su
seno hay una fuerte resistencia a aceptar nuevas ad-
hesiones. Aunque no se hable de ello directamente,
me percato de que las cosas no son tan simples, que
éste es un asunto que requiere tiempo.
campesinos (koljosianos),
11,4% (en 1981, 12,8%);
empleados, 43,2% (en 1981,
43,8%). En ese mismo pe-
ríodo (entre 1981 y 1989)
el número de mujeres en el
PCUS aumentó del 25,6 al
29,9%. Actualmente, el par-
tido reúne en sus filas a
representantes de más de
cien nacionalidades y et-
nias.
También ofrecen interés
los datos relativos a la
campaña de rendición de
cuentas y elecciones del
año 1988, que se celebró
bajo el impacto de las ideas
y las resoluciones de la
XIX Conferencia Nacional
del PCUS y afectó práctica-
mente a todos los eslabones
de la estructura partidista,
a excepción de los comités
de República. En suma se
trata del activismo, de las
tendencias de renovación y
de los resultados obtenidos.
Por ejemplo, durante las
elecciones en las organiza-
ciones de base fueron sus-
tituidos más de 160,6 mil
secretarios, de ellos 2,3 mil
no obtuvieron los votos ne-
cesarios. Esto representa
respectivamente, el 37,2 y
el 1,5%, frente al 25,4 y el
0,1% de la campaña de
1985.
En lo que atañe a los
órganos del partido en los
distritos, las ciudades y las
comarcas, el 62% de los ele-
gidos no formaba parte de
los comités salientes. Para
las regiones y territorios,
este índice fue del 58,6%.
En las asambleas, confe-
rencias y plenos de los co-
mités del partido se afirmó
la práctica de elegir entre
dos o más candidatos. Así
se eligió cada tercer secre-
tario de grupo, la mitad de
los secretarios de las orga-
nizaciones de base o de
sección, 1.117 secretarios de
comités distritales y urba-
nos (incluidos 269 primeros
secretarios), ocho secreta-
rios de comités regionales
y territoriales.
Las tendencias renovado-
ras van acompañadas de
una reorganización del apa-
rato del partido. El apara-
to del CC del PCUS ha sido
reducido, aproximadsmsnte,
en un 40%; el de los CC
de Repúblicas, en un 30%;
el de los comités regionales
y territoriales, también en
un 30%; la plantilla de los
comités urbanos en ciuda-
des con varios distritos ha
disminuido de un 10 a un
20%.
Estos datos y otra infor-
mación estadística, prepara-
dos por el Departamento de
Construcción Partidaria y de
Cuadros del CC del PCUS,
constituyen una manifesta-
ción elocuente de un pro-
ceso real: el partido reali-
za activamente la perestroi-'
ka de sí mismo, de su vida
interna.
NOTAS BREVES
ROA
En una reunión celebrada
en Berlín, los dirigentes de
los centros de investigación
científica de los partidos co-
munistas y obreros de 18 paí-
ses prestaron especial aten-
ción al imperativo de elabo-
rar una concepción moderna
del socialismo, que tome en
consideración los principios
generales, así como la diver-
sidad de condiciones y la ex-
periencia de cada país y par-
tido. Se subrayó el significa-
do de la nueva mentalidad
política, la prioridad de los
intereses humanos generales
y la importancia de la lucha
contra el militarismo, por el
desarme nuclear, el afianza-
miento de la paz y la segu-
ridad internacional.
BÉLGICA
Desde ahora el Partido Co-
munista llevará el nombre de
Unión de los Comunistas de
Bélgica. Ya en su congreso
extraordinario, celebrado en
mayo de 1988, los comunistas
belgas decidieron que el par-
tido estaría estructurado por
tres componentes: el de la
zona valona francófona, el de
Flandes y el de Bruselas, don-
de residen representantes de
ambas comunidades. Se deci-
dió, asimismo, que cada com-
ponente del PCB eligirla sus
organismos dirigentes y deter-
minaría de manera indepen-
diente la política a seguir en
sus respectivas regiones. Al
mismo tiempo, el partido man-
tiene sus órganos únicos, que
según los nuevos Estatutos,
son el Consejo General de la
Unión, elegido por el Congre-
so nacional, y el Buró de la
Unión. Las enmiendas a los
Estatutos fueron aprobados
por el XXVI Congreso celebra-
do en marzo del año en curso.
BRASIL
En Belo Horizonte, capital
del Estado de Minas Gerais, se
celebró el festival de Voz da
Unidade. En los últimos años,
el PCB trabaja en la legali-
dad y la fiesta del periódico
de los comunistas ya se ha
hecho tradicional. El festival
refleja la influencia y el pres-
tigio crecientes del partido,
que el año pasado registró un
importante crecimiento de sus
filas: de 20 mil a 130 mil mi-
litantes. Para las próximas
elecciones generales, que se
celebrarán en noviembre del
año en curso, los comunistas
han presentado cgmo candi-
dato a la primera magistratu-
ra a Roberto Freiré, líder del
grupo parlamentario del PCB
en el Congreso Nacional.
CUBA
En La Habana tuvo lugar
una conferencia de los direc-
tores de los órganos centrales
de prensa de los fraternos
partidos comunistas y obreros
de los países socialistas, a la
que asistieron como Invitados
representantes de la prensa
angolana y nicaragüense. Los
participantes en el encuentro
discutieron cuestiones atinen-
tes al papel que desempeña
en las condiciones actuales la
prensa partidista y sus tareas
en el contexto de los procesos
de reestructuración y renova-
ción que se desarrollan en
varios países socialistas.
RP de CHINA
Durante una entrevista con
Harilaos Florakis, Secretarlo
General del CC del Partido
Comunista de Grecia, que se
encontraba de visita en China,
Zhao Ziyang, Secretario Ge-
neral del CC del PCCh, valo-
ró altamente el nivel alcan-
zado en las relaciones entre
ambos partidos después de su
normalización en 1987. Ambos
dirigentes coincidieron en que
las reformas que se realizan
en los países socialistas, en-
tre ellos en la RPCh, mues-
tran fehacientemente el po-
tencial del socialismo.
GRAN BRETAÑA
Durante la visita oficial de
Mijaíl Gorbachov a Gran Bre-
taña, él y Alexandr Yákovlev,
miembro 'del Buró Político del
CC del PCUS, se entrevista-
ron con Gordon McLennan,
Secretario General del Partido
Comunista de Gran Bretaña,
y Gerry Pocock, miembro de
la Comisión Política del Co-
mité Ejecutivo del PCGB. Se
destacó la identidad de crite-
rios del PCUS y el PCGB so-
bre los problemas del desarme
nuclear y se analizaron algu-
nos acontecimientos Interna-
cionales, en particular, el
arreglo en Namibia. Los par-
ticipantes en el encuentro
acordaron -intensificar los con-
tactos entre los partidos y
constataron que la tendencia
hacía la comprensión mutua y
la aproximación se acrecien-
ta en el movimiento obrero
y la Izquierda.
RP de HUNGRÍA
En los documentos del ple-
no del CC del POSH, celebra-
do en marzo de 1989, se se-
ñala que los cambios en el
sistema de las instituciones
políticas son condición nece-
saria para hacer realidad la
reforma económica en el país.
Los comunistas consideran
que el ejercicio del poder de-
be estar bajo el control de la
sociedad, en el contexto de
la democracia representativa
y sobre la base del pluripartl-
dismo. El POSH está dispues-
to a dialogar acerca de estas
cuestiones con todas las or-
ganizaciones que actúen en el
marco de la legalidad y reco-
nozcan el camino socialista
de desarrollo social y los
compromisos internacionales
del país que se derivan de
sus alianzas. Los documentos
del pleno destacan la impor-
tancia de los esfuerzos con-
secuentes que se hacen para
renovar el propio partido.
En otoño de 1987, el POSH
tenia cerca de 880.000 militan-
tes y, en abril de 1989, 780.000.
Una parte (el 12%) abandonó
el partido por motivos políti-
cos: está en desacuerdo con
la política del pluripartldis-
mo y la reestructuración de
las instituciones políticas; el
45% no explica su decisión.
También ha cambiado la es-
tructura social del POSH. Los
obreros constituyen el 39% de
los militantes; los cooperati-
vistas, el 7%, y, los intelec-
tuales, el 53%. En 1988, entre
los nuevos ingresos se redu-
jo el número de obreros del
43 al 36%, mientras que los
Intelectuales aumentaron del
33 al 40%. En los primeros
tres meses de 1989, dos mil
personas se afiliaron al par-
tido. Para ser admitido en el
POSH, lo principal es la acep-
tación por el aspirante de las
proyecciones y los objetivos
de renovación formulados por
el partido.
RUMANIA
Et Comité Ejecutivo Político
del CC del PC Rumano exa-
minó y aprobó las medidas
adoptadas con miras a pre-
parar el XIV Congreso ordi-
nario de la organización. Se
propuso convocarlo en la se-
gunda quincena de novíembrs
de 1989.
SRI LANKA
Una delegación del Partido
del Trabajó de Corea visitó
Sri Lanka. Durante las con-
versaciones con la dirigencia
del Partido Comunista de Sri
Lanka se analizaron diversas
medidas orientadas a consoli-
dar y desarrollar las relacio-
nes entre los dos partidos,
asi como problemas actuales
de la política internacional,
comprendidas las cuestiones
de la paz y la estabilidad en
la reglón de Asia y el Paci-
fico.
URSS
Durante su encuentro en
Moscú, Károly Grósz, Secreta-
rio General del Partido Obre-
ro Socialista Húngaro, y Mi-
jall Gorbachov subrayaron que
en el momento actual, cuan-
do los países socialistas bus-
can vías para renovar la so-
ciedad y ensayan nuevas for-
mas económicas e institucio-
nes políticas, son particular-
mente oportunos tanto el in-
tercambio de opiniones y ex-
periencias, como los contac-
tos personales a todos los ni-
veles. Se destacó que existen
condiciones favorables para
profundizar el diálogo polí-
tico y dar mayor envergadura
y nueva calidad a la colabo-
ración económica y humanita-
ria entre todos los países de
Europa.
Durante una entrevista con
Hans-Johen Vogel, Presidente
del Partido Socialdemócrata
de Alemania, Mljall Gorbachov
dijo que en las relaciones en-
tre el PCUS y el PSDA se ha
recorrido un gran camino:
desde los primeros contactos
sobre el arreglo de postguerra
y, luego, sobre cuestiones ex-
clusivamente internacionales,
hasta la situación actual, en la
que se contrastan las Ideas
y todo problema es discutido
en un ambiente de confianza
y con un alto grado de com-
prensión mutua. El encuentro
reflejó el dinamismo y las
perspectivas de los lazos ln-
terpartidistas. También se in-
tercambiaron opiniones res-
pecto a las posibles activida-
des conjuntas a realizarse en
el marco del movimiento obre-
ro internacional y con motivo
del Centenario de la II Inter-
nacional y e! 125 aniversario
de la I Internacional.
 entre la palabra y los hechos es, en mi opinión, -el
elemento más importante del stalinismo, .
TRIBUNA DE DISCUSIÓN En cierta ocasión, un grupo dé escritores preguntó
a Stalin: ¿sobre qué deben escribir en primer término
los literatos soviéticos? El respondió: «Escriban la
verdad». Stalin decía que al soviético hay que pro-
tegerlo y cuidarlo, así como un hortelano cultiva un
árbol frutal. También aseveraba: los cuadros lo re-
suelven todo, por eso es preciso preocuparse de ellos.
Al tiempo que arrancaba de raíz la guardia leninista,
Stalin jamás llamó a eliminar a los mejores cuadros.
Nunca propuso revisar la doctrina de Lenin sobre
el partido, pero en la práctica lo hizo, convirtiéndolo,
a semejanza de una orden secreta medieval, en una
organización que se regía por leyes no escritas y en
EL STALINISMO, LA VERDAD la que como principal virtud se reconocía la subor-
dinación absoluta al «maestre».
Poco a poco el stalinismo se fue transformando en
una práctica completa que contradecía totalmente
todas las tesis del leninismo. Era la praxis del gobier-
SIN ADJETIVOS no dictatorial de la sociedad, de una autocracia aún
más omnipotente que bajo el régimen zarista. Stalin
necesitaba no sólo un partido dócil, sino también un
pueblo sumiso. De ahí el terror que cayó sobre la
población del país, abarcando a la intelectualidad,
el campesinado y la clase obrera. Entre las víctimas
del stalinismo se encuentran las personas que caye-
Stalin... Por lo visto, es difícil imaginarse una personalidad histórica alrededor de cuyo nombre, obras y palabras ron bajo la represión, pero también la gente que mu-
se hayan roto tantas lanzas polémicas en el movimiento comunista internacional. El Informe Secreto * de Nikita Jrn-
schov, presentado en el XX Congreso del FCUS y que fuera ampliamente difundido en Occidente, provocó en una se- rió durante la terrible hambruna de 1932-33, las fa-
rie de partidos comunistas un estado de shock, conmoción y perplejidad, pero, al mismo tiempo, despertó un imperiosa milias de los kulaks expropiados, los pueblos depor-
deseo de comprender las causas de los crímenes cometidos por Stalin, de llegar al fondo del fenómeno Stalin. Sin tados del Cáucaso y las regiones del Medio y el Bajo
embargo, en aquel entonces el pensamiento marxista no pudo o, mejor dicho, no tuvo tiempo para dar una respuesta Volga, los tártaros de Crimea, los alemanes soviéti-
fehaciente a muchas cuestiones cardinales. En mucho, el fracaso se explica por lo efímero del «deshielo» jruschovia- cos. ..
no, que no tuvo continuación ni desarrollo. Ahora, en el contexto de los procesos de democratización, transparencia En mis libros afirmo que la historia del stalinismo
informativa y resurgimiento del espíritu creador del leninismo, que se despliegan en la Unión Soviética, los proble-
es la historia de una enfermedad de la sociedad so-
mas de la experiencia histórica se encuentran nuevamen te en el epicentro de la discusión de los comunistas. Se en- viética. De esta manera, como stalinismo yo com-
tablan debates acalorados y se plantean cuestiones que, apenas ayer, no era habitual analizar, como se dice, a plena
voz:
prendo el conjunto de aberraciones de la doctrina
— ¿cuáles son las raíces políticas, socio-económicas y doctrinarias del stalinismo? marxista-leninista, de deformaciones del ideal y de
— ¿hay interrelación entre el stalinismo, el marxismo y el leninismo? la praxis socialistas, que iban plasmando en la reali-
— ¿condenar el stalinismo significa también negar el papel y e! aporte personal de Stalin a las conquistas históricas dad a pesar de lo que se afirmaba en la propaganda.
del socialismo? Nórlund. Los argumentos presentados son un testi-
— ¿habría sido posible evitar deformaciones tan serias en la edificación del socialismo en la URSS? monio en favor de mi criterio de que el término de
Al análisis de estas cuestiones estuvo dedicado un encuentro que sostuvieron en Moscú Ib Nórlund, miembro del Buró
Político y secretario del CC del Partido Comunista de Dinamarca, y Damián Pretel, miembro del CC del Partido Co- stalinismo no es del todo exacto. Más aún, de que su
munista de España, con el historiador soviético Roy Medvédev, autor de AI j u i c i o de la h i s t o r i a , libro sobre utilización provoca confusión en la gente. En mi opi-
Stalin y e) stalinismo que ha sido reeditado varias veces en diversos países. nión, todos los conceptos terminados en «ismo» ha-
Ofrecemos al lector una versión abreviada de la entrevista. cen referencia a un determinado sistema de criterios
teóricos estructurados lógicamente y que pertenecen
a un determinado científico. En el caso dado, esto no
se observa. Y, hasta donde yo sé, no soy el único en
pensar así: algunos años atrás, Mijaíl Gorbachov, en
Stalinismo, ¿es preciso el término tal es que el stalinismo no es una ideología ni una una entrevista al periódico 1'Humanité, se expresó
teoría, sino, ante todo, una praxis y, además, secreta contra el empleo del stalinismo como un término.
y qué significa?
y envuelta en frases rimbombantes. Durante mucho Para los comunistas hoy día es muy importante no
tiempo, nosotros erróneamente negábamos este tér- ponerse etiquetas entre sí, ni acusar a los oponentes
Medvédev. ¿Qué entiendo por este término que uti- mino, por cuanto lo percibíamos de manera análoga
lizo desde hace años, desde que comencé a trabajar de stalinismo o antistalinismo. Hace ya tiempo que
a los conceptos marxismo y leninismo. Empero Stalin, debíamos habernos curado de ese hábito tan nefasto.
en la historia del régimen de Stalin? Lo fundamen- a diferencia de Marx o Lenin, no creó una teoría
El problema de los «ismrs», no es, sin embargo, una
propia, sino que siempre se encubría bajo el nombre cuestión puramente teórica, sino que tiene una im-
Ib Nürlimci, naciú en 1917, tísico atómico, autor de varios
libros sobre la historia del movimiento obrero danés y cuestio- de Lenin, de quien se decía su discípulo. Si se anali- portancia práctica bastante grande, por lo menos en
nes de la solidaridad internacionalista. zan todos los 13 tomos de las obras de Stalin, en ellos un país como Dinamarca. Y precisamente porque esta
Damián Pretel, naciú en 1930, a la edad de ocho años fue no se hallarán muchas tesis nuevas —por supuesto, cuestión es muy contradictoria, debemos resolverla
llevado de España, en plena Guerra Civil, a la URSS, donde se puede hablar de las simplificaciones de Stalin, del
vivió, estudió y trabajó hasta 1964; es Doctor en Filosofía, con empeños mancomunados, evitando una agudiza-
Profesar de la Universidad de Granada y autor de varios tra- esquematismo con que comprendía el leninismo—, ción ulterior de las divergencias.
bajos sobre filosofía. que no correspondan a la doctrina de Lenin. Pero, Pretel. Yo mantengo un tercer punto de vista. Estoy
Roy Medvédev, nació en 1925, filósofa y escritor, sus libros Stalin decía una cosa y hacía otra. Y este desfase
se han editado en más de 20 países. En este año, en la URSS, convencido de que el stalinismo hay que verlo más
seis revistas literarias editan simultáneamente varias de sus * En la Unión Soviética íue publicado en Izvestía TsK KPSS ampliamente que lo que lo hace el camarada Medvé-
abras. Fue elegida Diputado Popular de la URSS. (Boletín del CC del PCUS), en marzo de 1989.
42
dev. A mi entender, es necesario hablar de un nuevo
sistema político creado por Stalin, que negaba por
completo el espíritu democrático del sistema que
había surgido en el país después de la Gran Revolu-
ción Socialista de Octubre, se apoyaba en los Soviets
y partía de la idea del papel dirigente, y no del papel
de mando del partido en la sociedad. El stalinismo
es subjetivismo y voluntarismo en economía, nega-
ción del carácter objetivo de las leyes económicas y
dirección de la economía nacional con los métodos
de ordeno y mando.
Además, el stalinismo es un enfoque singular de
la cultura que niega la libertad de creación, convir-
tiendo determinadas concepciones —por ejemplo, el
realismo socialista— en una política estatal que se
impone a la sociedad con la fuerza del poder.
Pienso que el stalinismo es también una ideología,
que no simplemente sistematizó y simplificó, sino
también deformó profundamente la esencia del mar-
xismo y el leninismo. No sería una exageración decir
que si el stalinismo es marxismo, entonces nosotros
no seríamos marxistes. El desmedulamiento de la
doctrina de Marx y Lenin se manifestó, ante todo,
en elementos tan importantes de ella como las tesis
sobre la revolución, el Estado y las alianzas políti-
cas en la lucha de clases. Por consiguiente, en mi
opinión, el stalinismo es la deformación de la pro-
pia esencia del marxismo y el leninismo, como resul-
tado de lo cual surgió una nueva teoría, diferente a
la que habían creado Marx, Engels y Lenin.
Medvédev. Debo decir que en muchos aspectos estoy
de acuerdo con mis dos oponentes. Por supuesto, el
término «stalinismo» no es del todo acertado. En la
URSS se ha hablado mucho de que, por cuanto el
sufijo «ismo» se utiliza para significar diversos tipos
de doctrina, lo mejor sería utilizar el concepto de
«stalinato». Pero un término, ya arraigado en la con-
ciencia, la práctica y la literatura, no desaparece
por más que nos empeñemos en ello. Se ha arraigado
ya el término «stalinismo», aunque es posible, como
dice Gorbachov, que lo hayan acuñado los ideólogos
burgueses. Y pese a que el término no es del todo
exacto, ya lo han adoptado los científicos soviéticos,
a él se vincula una amplia historiografía y, por últi-
mo, la conciencia de la gente que luchó contra el
stalinismo. Y nosotros debemos tener en cuenta esto.
En lo que respecta a su posición, camarada Pretel,
me parece que no es del todo precisa, pues en la
Unión Soviética no hubo un sistema político demo-
crático que se opusiera al stalinismo. Lenin planteó
la cuestión de la democracia como un ideal, pero
no alcanzó a crear una sociedad democrática cohe-
rente. En las condiciones de la guerra civil, la socie-
dad soviética no pudo ser democrática. Negaba la
existencia de otros partidos, se apoyaba en la dicta-
dura del proletariado y recurría ampliamente a la
violencia. Las leyes y disposiciones jurídicas del nue-
vo Estado eran formuladas de manera tan amplia
que admitían los más diversos abusos del poder. Por
esta razón el stalinismo no fue la negación completa
de todo aquello que se había formando en el período
precedente Stalin utilizó muchas estructuras e insti-
tuciones creadas ya antes. Precisamente entonces
surgió la Cheka', una organización totalmente no ju-
1
Comisión Extraordinaria de Rusia. Fue constituida en di-
ciembre de 1917 como un organismo especial de lucha contra
el sabotaje y la contrarrevolución. — N. de la Red.
43
rídicá, que conjugaba las funciones de investigación
y castigo. Stalin «lo único» que hizo fue conferirle
envergadura a las actividades de esta organización,
convirtiéndola en la principal institución del país e,
incluso, poniéndola por encima del partido. Y sólo
Nikita Jruschov puso fin a esta situación.
Ahora, a propósito del stalinismo como una ideo-
logía coherente. No puedo estar de acuerdo comple-
tamente con este criterio. Stalin fue un divulgador
del leninismo, pero no creó una teoría propia. Lo
que él creó fue el Breve curso de historia del Partido
Comunista (bolchevique} de la Unión Soviética, la
Biblia del socialismo, en la que, entremezclados con
monstruosas falsificaciones de la historia del partido,
se exponen de manera primitiva algunos fundamentos
de la filosofía marxista, la economía política y el
socialismo científico. La teoría le sirvió a Stalin tari
sólo como un medio auxiliar para conquistar y man-
tener el poder. Puede decirse que el stalinismo in-
cluye un modelo simplificado y deformado del leni-
nismo, adaptado a una praxis criminal.
Así, pues, resumiendo, se puede decir que Stalin
no tuvo que romper el mecanismo político, cuyas ba-
ses fueron puestas a comienzos de los años 20. Por
eso no es un subversor de fundamentos. Pero, en cam-
bio, sí reparó en lo peor que había en el sistema y
era llevado a la práctica, y lo apoyó y desarrolló.
En este sentido estoy de acuerdo en que el stalinis-
mo se lo puede interpretar de una manera más am-
plia.
Norlund. Todos somos unánimes en nuestra conde-
na de los burdos errores y de los crímenes cometidos
por Stalin. Pero, esto no nos da derecho a menospre-
ciar el análisis dialéctico de las circunstancias en
las cuales él actuó. Es necesario elaborar una com-
prensión única de todas estas complejísimas cuestio-
nes, cosa que no han logrado hacerlo muchas discu-
siones anteriores. A mi juicio, lo dicho por el cama-
rada Medvédev crea los fundamentos para compren-
der que nosotros no propugnamos la negación total
de todo cuanto fue alcanzado por el pueblo soviético
de 1929 a 1953. Siempre me ha parecido algo raro,
e incluso extraño, oír que todo lo que acaeció en la
época de Stalin fue en extremo negativo. Para res-
tablecer la verdad se requiere un análisis concreto
de situaciones concretas.
Por ejemplo, en ningún caso se debe olvidar que
a la Rusia revolucionaria le amenazaba el peligro de
ser ahogada en su cuna. Tales circunstancias como la
agresión foránea, el terror «blanco» y el sabotaje
económico provocaban, de manera completamente
natural, una respuesta del poder revolucionario.
Muchos de aquellos a quienes han inspirado la
Gran Revolución de Octubre y los éxitos en la edi-
ficación del socialismo en la URSS, sencillamente
no nos comprenderán si de pronto comenzamos a
negar todo cuanto fue hecho en aquella época. Al
hablar de esto, tengo en cuenta ambos períodos: el
de Lenin y el de Stalin. Y me parece que el Informe
de Gorbachov con motivo del 70 aniversario de la
Revolución de Octubre contiene un enfoque muy co-
rrecto de este problema.
PreteL Desearla volver a los argumentos sobre mi
comprensión del stalinismo. Es verdad, camarada
Medvédev, que Stalin jamás pretendió haber creado
una teoría propia, recurriendo con habilidad al leni-
nismo. Pero, con todo, considero .que el stalinismo
44
no es una mera simplificación del leninismo y el
marxismo, sino una nueva interpretación de ellos.
También es cierto que el sistema político creado
en la época de Lenin no era perfecto y adolecía de
limitaciones de la democracia, provocadas, ante todo,
por la guerra civil. Pero, en mi opinión, no se puede
aseverar que la democracia en Lenin es simplemente
un ideal. ¿Cómo puede ser? Pues, en la época de
Lenin se pusieron los fundamentos del sistema polí-
tico soviético, que por su esencia era profundamente
democrático. Y precisamente este potencial democrá-
tico del sistema fue completamente aniquilado por
el stalinismo, que no tan sólo esquematizó el régimen
soviético, sino que lo deformó hasta tal punto que
surgió un sistema político monstruoso, totalitario,
dictatorial y antipartido, que permitió desatar un ge-
nocidio contra su propio pueblo. Por eso se debe ha-
blar del régimen político stalinista, que sustituyó al
sistema político creado en la época de Lenin.
Medvédev. El stalinismo es un fenómeno que na-
ció en las entrañas de nuestra sociedad, de nuestro
país, de nuestro sistema, y, por eso, es imposible
separar totalmente aquello que ocurrió bajo Stalin
de lo que aconteció en la época de Lenin. Una gran
cantidad de hilos vinculan la revolución y el tiempo
de Stalin. Toda revolución crea varias posibilidades,
alternativas o variantes de desarrollo, y una de ellas
fue plasmada en el stalinismo.
Hay que ver dialécticamente —y en esto, en efecto,
tiene razón el camarada Norlund—, la interrelación
de las épocas de Lenin y Stalin. No hay una ruptura
absoluta, pero tampoco liay una unidad total: el sta-
linismo se apoya no sólo en lo que hubo en los años
de Lenin o durante la revolución. En realidad, el sta-
linismo se apoyó en toda la herencia del atraso socio-
económico de la Rusia zarista, que la revolución sim-
plemente no pudo destruir de un solo golpe. Tengo
en cuenta el analfabetismo y la ignorancia de parte
considerable de la población, y la ausencia de tradi-
ciones democráticas. Stalin utilizó todo esto al crear
su terrible sistema.
Sin embargo, no se debe percibir la sociedad sovié-
tica de la época del «guía de los pueblos» como en-
teramente stalinista. En esto radica la dialéctica. Mis
contemporáneos y mis amigos crecieron en ese mis-
mo período, pero yo no considero nuestra generación
stalinista. Nosotros creíamos en los ideales del so-
cialismo, pojrque toda la propaganda, la labor de agi-
tación, la cultura e, incluso, todas las palabras de
Stalin hablaban, en fin de cuentas, del socialismo.
Stalin nos engañaba, y nosotros creíamos en la pro-
paganda.
No me refiero a la generación de militantes del
partido que se forjaron en vida de Lenin. Tal vez la
más fuerte y capaz, pero que fue aniquilada total-
mente por Stalin. La generación de los años 20 y 30
era gente profundamente entregada al socialismo.
Ardía en deseos de ayudar con abnegación al nuevo
régimen, estudiaba no por miedo, sino por un deber
de conciencia, trabajaba con entusiasmo en las obras
de los primeros quinquenios y, cuando fue necesario,
no escatimó su vida en defensa de la patria socia-
lista. Por último, precisamente en esa generación se
apoyó en gran medida Jruschov, al intervenir con su
conocido informe en el XX Congreso del PCUS.
En los años, a los cuales nos estamos refiriendo,
coexistían las más diversas formaciones sociales y
socio-económicas. Dominaba, por supuesto, el stali-
nismo, o, por decirlo así, el seudosocialismo. Pero,
en realidad, también se mantenía el feudalismo: el
campesinado sin derechos, reunido y asentado por
la fuerza en los koljoses. Incluso había elementos
del régimen esclavista, encubierto bajo letreros so-
cialistas: las condiciones de existencia y trabajo de
millones de reclusos, en los campamentos de trabajos
forzados desperdigados por todo el país, en muy poco
se diferenciaban de las de los esclavos.
Al propio tiempo, había indudablemente el elemen-
to socialista, que existía en la práctica de nuestra
vida, así como en la teoría y la educación. Desde el
primer grado nos enseñaban socialismo, marxismo,
y leíamos a Lenin en sus fuentes originales. Yo, por
ejemplo, conocí marxismo y leninismo no sólo en
la exposición primitiva de Stalin, sino también leyen-
do todas las obras editadas en ese entonces.
Por tal razón, por una parte, no es posible suponer
ingenuamente que vivíamos en una sociedad demo-
crática, como repetían Stalin y la propaganda oficial,
pero, por otro, no se puede reducir todo al terror
stalinista. Si se afirma, como hacen algunos de nues-
tros historiadores, que en general no hubo socialis-
mo, entonces, ¿de qué nos estamos apartando ahora,
al reestructurar la sociedad?
PreteL Comprendo que no se puede separar el sta-
linismo de todo cuanto acaeció en el país después
de la Revolución de Octubre: la guerra civil, el co-
munismo de guerra, las serias limitaciones de la de-
mocracia. Pero, desde mi punto de vista, decir que
el stalinismo parte del leninismo —y esta idea tam-
bién existe en España— me parece un error. En la
época de Lenin las limitaciones de la democracia
íueron temporales y tenían una justificación objetiva.
¿Puede separarse a Stalin de las conquistas
del socialismo?
Norlund. Al hacer el análisis crítico del pasado,
a veces involuntariamente, como se dice, junto con
el agua sucia se bota también al niño. En lo que res-
pecta a nuestra conversación yo plantearía la necesi-
dad de dar una valoración honrada y realista del
aporte personal de Stalin a la edificación del socia-
lismo y las conquistas del pueblo soviético' en aquel
período.
Medvédev. La complejidad de la respuesta radica
en que existían, podríamos decir, dos Stalin: uno real
y otro mítico. Es bien conocido, a través de la histo-
ria de la civilización, que los mitos, por ejemplo, en
una envoltura religiosa, son capaces de dominar a
las masas, ponerlas en movimiento y, como resulta-
do, cambiar la fisonomía de la sociedad. Recordemos
aunque no sea más que la historia del Irán contem-
poráneo. Así, pues, en nuestro país existía, por una
parte, el Stalin real, que cometía en secreto críme-
nes terribles, y, por otro, el mito de Stalin como el
guía que día y noche trabajaba en el Kremlin, se
preocupaba de la gente sencilla y pensaba sólo en
el bienestar de la sociedad. El mito de Stalin tenía
un efecto positivo: cohesionaba al pueblo, fortalecía
al ejército y la sociedad.
Este mito desempeñó también un gran papel posi-
tivo en los años de la Gran Guerra Patria. No sólo
el genio militar de Gueorgul Zhúkov y el heroísmo
de las tropas, sino también su fe en el jefe detuvie-
ron a los ejércitos hitlerianos en las cercanías de
Moscú y en Stalingrado, La victoria que alcanzamos
en la guerra es un gran triunfo del pueblo, pero pu-
dimos haberla obtenido con menos derramamiento
de sangre. Según datos de la ciencia militar, no sólo
en la retirada de 1941-42, sino también durante la
ofensiva, nuestras pérdidas con respecto a las ale-
manas eran aproximadamente de 4:1. Una de las
explicaciones es el método de hacer la guerra de
Stalin: no escatimar soldados, no escatimar gente.
La gente creía en Stalin y no podía ni quería vincu-
lar su nombre a los hechos negros y los crímenes
que tenían lugar en el país. Millones de cartas eran
dirigidas a él, rogándole protección frente a las per-
secuciones y la represión. Por ejemplo, cuando arres-
taron a mi padre —era Comisario de Brigada y Pro-
fesor de la Academia Político-Militar—, escribimos
a Stalin, pidiéndole que restableciera la justicia.
Pero, sólo los viejos bolcheviques sobrevivientes, que
temían expresar sus pensamientos en voz alta, sa-
bían que la represión partía de Stalin.
En pocas palabras, es muy complejo explicar este
fenómeno sicológico de la doble personalidad de
Stalin. Pero, la paradoja radica en que al Stalin real
no se le puede separar de todo lo positivo que acon-
tecía en el país. Por cuanto Stalin, como jefe de una
potencia, no estaba interesado, por supuesto, en crear
un Estado débil, una sociedad aislada y un partido
sin voluntad. Como es natural, tampoco quería per-
der la guerra y, al concertar el pacto con Hitler, pen-
saba engañarlo, ganar tiempo y tener mejores condi-
ciones a fin de que la Unión Soviética se preparara
para la guerra que se aproximaba. Otra cosa es que
en este camino se cometieran graves errores y, en
fin de cuentas, Hitler engañara a Stalin.
PreteL Me gustaría plantear otra cuestión. Entre
los miembros del PCE hay quienes creen —y no son
pocos— que los métodos de Stalin, que el stalinismo
con sus errores y crímenes, fueron necesarios para,
a fines de los años 20 y comienzos de los 30, dar
un salto económico y poner los fundamentos de un
Estado industrializado. De esa manera se justifican
los métodos administrativos de ordeno y mando; la
colectivización forzada, con sus millones de vícti-
mas y, también, con la hambruna de comienzos de
los años 30, y el abandono de la nueva política eco-
nómica de Lenin. En mi opinión semejante criterio
es absolutamente erróneo. Pero, desearía escuchar
la opinión que tiene Ud. al respecto, camarada Med-
védev.
Medvédev. El stalinismo con sus métodos de ges-
tión no constituía, desde luego, un fenómeno histó-
ricamente predeterminado. Hubiera sido posible cons-
truir una economía de avanzada con mucho menores
sacrificios y sin una tensión de fuerzas tan excesiva.
Norlund. Pero, con todo, le pueden objetar, dicien-
do que la mayoría del pueblo apoyaba a Stalin.
Medvédev. Es cierto, así fue antes y después de
la guerra. Incluso unas elecciones democráticas gene-
rales —imaginémonos esa situación hipotética— le
hubieran dado la mayoría a Stalin. Tal cosa ocurría,
primero, porque el pueblo, que nada sospechaba,
creía en Stalin. A través de la propaganda, la ense-
ñanza, el arte y la ciencia, a la gente se le conven-
cía de la genialidad, la sabiduría y el humanitarismo
del jefe. A él se le atribuían todas las victorias y to-
dos los éxitos. Hasta la población no llegaba una in-
formación verídica sobre la situación en el país. Por
ejemplo, al informar al Pleno del CC sobre el núme-
ro de personas que habían sido expulsadas de las
regiones de colectivización completa, Stalin redujo
en cinco veces el número de kulaks expropiados.
Estaba categóricamente prohibido hablar y escribir
sobre el hambre en Ucrania, y quienes rompían la
orden eran arrestados por «calumnia». En los he-
chos, el país nada'conocía sobre estos terribles acon-
tecimientos. Segundo, funcionaba un sistema de vio-
lencia muy ramificado y que penetraba en todas par-
tes. De esta manera, la gente estaba asustada y en-
gañada. Y precisamente esta conjugación de presión
y engaño, de demagogia y violencia garantizó du-
rante muchos años el apoyo masivo a Stalin. Hubo
una pequeña minoría que, conscientemente, estaba
contra él, pero esta gente, en lo fundamental, se
encontraba en los campos de concentración.
El hecho de que la mayoría aprobaba y apoyaba a
Stalin, no se lo puede utilizar para justificar el sta-
linismo. La historia de la humanidad conoce los nom-
bres de muchos demagogos que, con engaños, du-
rante algún tiempo lograron atraer a su lado a las
masas. También Hitler supo llevar tras de sí, si no
a la mayoría, en todo caso, a parte significativa no
sólo de la burguesía, sino también de la clase obrera
y el campesinado alemanes. Pero esto tampoco pue-
de servir de justificación al hitlerismo. No se puede
justificar con nada el engaño al pueblo, la violencia
ejercida contra él y el partido, la profanación de los
auténticos valores revolucionarios.
Pretel. ¿Qué vías y qué métodos tiene Ud. en cuen-
ta, al hablar de que la industrialización y la colec-
tivización de la agricultura podrían haber sido reali-
zadas sin recurrir a la coacción ni al empleo de la
violencia?
Medvédev. Economistas soviéticos han demostrado
fehacientemente, fundamentándose en documentos y
cifras, que Stalin engañó al partido y al pueblo, al
declarar que las tareas del primer quinquenio se ha-
bían cumplido con antelación. Resultó que llegar a
los indicadores socio-económicos fijados en él no
pudimos hacerlo incluso ni siquiera en el segundo
quinquenio 2 . Habría sido posible alcanzar resulta-
dos significativamente mayores, continuando y desa-
rrollando la nueva política económica, es decir,
creando una economía mixta y conjugando diversos
sectores de la economía (socialista, cooperativo e
individual). Las posibilidades de la economía indivi-
dual estaban lejos de haberse agotado. En este pla-
no, a propósito sea dicho, incidió también un error
doctrinal, por cuanto el marxismo y el leninismo
habían subestimado las grandes posibilidades del tra-
bajo individual. Nuestros economistas también están
llegando a la conclusión de que la línea de la NEP,
pese a sus insuficiencias y contradicciones, pudo ha-
ber sido la fundamental en el desarrollo de la eco-
2
Como demuestra un análisis de los resultados del primer
quinquenio, publicado en la revista Kommunist (tís 18 de 1987),
no se cumplieron las tareas del plan en todos los tipos más
Importantes de producción (energía eléctrica, carbón, petróleo,
hierro, acero, fertilizantes minerales, etc.). Esto no impidió,
sin embargo, que en enero de 1933 Stalin declarara que el
quinquenio se había cumplido con antelación: en 4 años y 3
meses. — N. de la Rfd.
46
nomía en los años 30. Y, además, el resultado no
habría sido menor que el que tuvimos antes de la
guerra, pero sin pagar por él tan terrible precio.
Pretel. ¿Podría decirse que el culto a la persona-
lidad del dirigente del Estado y el partido es un
atributo del socialismo?
Medvédev. En virtud de una serie de causas, el
culto a la personalidad es muy posible en los países
subdesarrollados que han emprendido el camino de
la edificación del socialismo. Pero, por supuesto, no
es un fenómeno inevitable. Y, además, el propio culto
a la personalidad no siempre, ni mucho menos, debe
llevar al crimen. Nosotros tuvimos elementos del
culto a la personalidad de Jruschov y hubo intentos
de crear el culto de Brézhnev, lo que, en ningún ca-.
so, estuvo vinculado al terror o la represión. Además,
yo considero que se puede llamar culto a la perso-
nalidad a un determinado estado anímico del ser hu-
mano, de la sociedad. Digamos, en el pueblo jamás
hubo culto a la personalidad de Brézhnev. Ni siquiera
se puede hablar de que en vida de Lenin haya exis-
tido culto a su persona, aunque el jefe de la Revolu-
ción de Octubre gozaba de enorme prestigio. Elemen-
tos de culto a Lenin surgieron más tarde, bajo Stalin,
como un sostén de su propio poder. Pero, repito, se-
mejante desarrollo de los acontecimientos no está
predeterminado para ningún pueblo.
Pretel. Al referirse a la NEP, Ud. dijo que el mar-
xismo no había ahondado lo suficiente en el análisis
de la economía individual. ¿Seria interesante saber
si la primera revolución socialista no reveló otras
debilidades de la doctrina y cómo esto se reflejó
en los destinos del país?
Medvédev. Sí, la revolución descubrió también al-
gunas otras insuficiencias en la doctrina, que en
cierta medida «abrieron las esclusas» a las deforma-
ciones de nuestra sociedad. Por lo demás, esto nada
tiene de extraño: una cosa es poner los fundamen-
tos de la teoría y, otra muy distinta, plasmarlos en
la realidad. La práctica demostró que era necesario
revisar una serie de postulados que habían sido plan-
teados antes de la revolución y formaban parte del
marxismo y el leninismo como elementos de la doc-
trina. Por ejemplo, los prejuicios hacia las relacio-
nes monetario-mercantiles desempeñaron un papel
bastante triste en los primeros meses del Poder So-
viético, en la primavera de 1918, cuando el Gobierno
trató de pasar al intercambio directo de productos
con el agro y eliminar el libre comercio. Aquello,
a lo que Lenin llegó en 1921, después de las duras
lecciones de la guerra civil, habría sido posible ha-
cerlo en 1918, pero la doctrina decía que las relacio-
nes monetario-mercantiles son el primer indicio de
capitalismo.
Por otro lado se daba un sentido erróneo a concep-
tos como la guerra civil y la violencia. Desde la altu-
ra de la experiencia actual vemos que no se debía
repetir, sin reservas, las palabras de Marx de que
el proletariado necesita treinta o cincuenta años de
guerra civil para librarse de sus imperfecciones y
defectos. La guerra civil, por supuesto, libró al pro-
letariado de una serie de defectos, pero, por otra
parte, aniquiló a lo mejor de él y, al mismo tiempo,
formó a una numerosa capa de cuadros del partido
que se acostumbró a resolver todas las cuestiones
por medio de la violencia. Y no decenios, sino ape-
nas tres años de guerra civil, dejaron una impronta
dramática en el período posterior del desarrollo de
nuestra sociedad. La experiencia demostró, asimismo,
que no se debe idealizar la violencia y dar preferen-
cia a la fuerza del revólver en las transformaciones
socialistas.
Ejemplos hay más que suficientes. Todo esto nos
dice tan sólo una cosa: la teoría debe desarrollarse
Ininterrumpidamente, apoyándose en la vida y com-
probando en la práctica sus pronósticos y 'conclu-
siones.
Sólo la mentira nos causa daño
Ndrlund. Los comunistas daneses admiran al pue-
blo soviético, que soportó sobre sus hombros todo
el fardo de los graves errores y equivocaciones de
Stalin. Nosotros estamos por una discusión y por un
análisis objetivo de la historia que no les hagan el
juego a nuestros adversarios ideológicos. Pero, tam-
bién estamos interesados en que en este análisis sé
promuevan a primer plano los grandes logros que
tuvieron lugar en la vida del pueblo soviético duran-
te el régimen de Stalin. Pues, precisamente los éxi-
tos inspiran a la lucha.
Digamos, ¿qué ha sido siempre para nosotros la
Revolución de Octubre? El comienzo de un grandio*
so cambio social, que demostró la propia posibilidad
del triunfo sobre el capitalismo y de la edificación
de la sociedad socialista. Me refiero a esto porque
nosotros ya hemos vivido una ola de autocrítica en
la Unión Soviética. Yo saludo también la crítica y la
autocrítica argumentadas pero, con todo, no debemos
olvidar que no vivimos en el vacío y que aún no han
desaparecido los adversarios de los comunistas. Por
ejemplo, en el PCD nos desconcertó mucho, simple-
mente nos descorazonó el hecho de que en un artícu-
lo dé Literaturnaya Gazeta3 el Pacto de No Agresión
con Alemania fuera calificado, sin fundamento al-
guno, de gran error. ¡En cambio la propaganda bur-
guesa no cabía en sí de gozo!
Pretel. Pienso que todos estarán de acuerdo con
sus tesis, camarada Ndrlund, sobre el interés de los
comunistas en el estudio argumentado de los pro*
blemas del socialismo. Pero, yo no me limitaría a
ello. Estoy convencido de que nosotros, en Occiden-
te, no lograremos avanzar si no conocemos toda la
verdad, por más amarga que a veces ella sea. Los
comunistas españoles, como, por otra parte, también
los daneses, no tenemos capitales ni bancos. Nuestra
única y principal fuerza es la fuerza de la verdad.
Por eso es tan importante restablecer toda la verdad
histórica sobre la base de hechos comprobados, fuen-
tes originales, documentos y materiales, hasta ahora
desconocidos, y las memorias de la gente que de
una u otra manera fue víctima del stalinismo. Sin
esto, lo repito, no podrán avanzar ni los países so-
cialistas, ni el movimiento comunista y obrero.
Si nosotros, por ejemplo, no decimos toda la ver-
dad sobre el stalinismo en España, nos será difícil
demostrar que en nuestro país el socialismo es po-
sible sin él, pues en el transcurso de casi cuarenta
años la propaganda franquista afirmaba tozudamen-
te lo contrario, y esta idea ha penetrado profunda-
3 Comunista de España. Hasta hace poco dirigió la Fundación
Literaturnaya Gazeta (La Gaceta Literaria) es órgano de la
Dirección de la Unión de Escritores de la URSS. —N. cié la Red.
mente en la conciencia de ciertos sectores de la po-
blación. Me parece, por la misma razón, que no se
puede en el más mínimo grado justificar, perdonar
y, mucho menos, vindicar el stalinismo.
Yo tampoco comparto los criterios mencionados
de algunos historiadores soviéticos o, digamos, de
Claudín 4 , que aseveran que bajo Stalin en la URSS
no hubo socialismo. Pero, en mi opinión, hay que
hablar de un socialismo primitivo o seudosocialismo,
utilizando el término de Medvédev. Con reservas
pienso que incluso se puede admitir que en la Unión
Soviética existió un socialismo feudal. Si reconoce-
mos tal cosa, entonces los fenómenos positivos en
la vida de la sociedad soviética de aquellos años se
manifestarán con mayor claridad. Nadie está en con-
diciones de negar los importantísimos éxitos alcan-
zados en el desarrollo de las fuerzas productivas, la
economía y la cultura, así como el significado mun-
dial del aporte de la URSS a la victoria sobre el
fascismo.
Y el hecho de que los soviéticos, pese a todas las
pruebas, hayan conservado su fidelidad a los ideales
del socialismo, es una hazaña que tiene importancia
para cada partido comunista. Y esto hay que decirlo
con toda franqueza, porque sólo así se puede com-
prender profundamente esa enorme tarea que ahora
se ha planteado ante sí el pueblo soviético. Por últi-
mo, sólo así se puede comprender por qué la peres-
troika es la continuación de la revolución socialista.
Medvédev. Yo, por supuesto, estoy completamente
de acuerdo en que se necesita toda la verdad. Pero,
debo agregar que la verdad no aparece por sí sola,
sin discusiones ni análisis. Al camarada Norlund le
asombró y afligió el artículo de Literaturnaya Gazeta,
dedicado al pacto de Stalin con Hitler. Pero dicho
material es también un elemento del debate que esta-
mos desplegando, al analizar todos los aspectos de
la política interna y externa de Stalin. La cuestión
radica en que los errores en política exterior cuestan
muy caro al pueblo soviético. Por eso, en el curso
de la discusión, estudiamos también los problemas
vinculados al pacto de 1939, las circunstancias de «
cuya concertación y cuyo contenido provocan serias
contradicciones entre la población de algunas repú-
blicas, sobre todo, las del Báltico. Yo, personalmente,
creo que el pacto soviético-germano, suscrito en
agosto de 1939, fue necesario. La dirección stalinista
cometió, en cambio, un error imperdonable, en sep-
tiembre del mismo año, cuando firmó el tratado de
amistad con Hitler. Con frecuencia confunden estos
dos acontecimientos. Pero, además, no fue el pacto
soviético-germano, sino el pacto de Munich el que
dio luz verde a la segunda guerra mundial. Pero, al
estudiar esta cuestión es necesario contrastar las di-
ferentes posiciones. La verdad no nos viene de lo
alto, sino que es fruto de un debate prolongarlo y,
posiblemente, muy agudo, en el curso del cual los
oponentes expondrán posiciones correctas y erró-
neas. La democracia, como se sabe, presupone un
intercambio libre de opiniones acerca de cualesquie-
ra cuestiones.
Es posible que se esté formando la impresión de
que la propaganda soviética ahora pone el acento
* Fernando Claudín, político español, fue miembro do] Partido
Pablo Iglesias, que funciona bajo los auspicios del Partido
Socialista Obrero Español. —W. de la Red.
Blas bien en los fenómenos negativos. Esto se debe
a que durante demasiado tiempo —y bajo Stalin y
bajo Brézhnev— nos educaron exclusivamente en los
ejemplos positivos, calificando de denigrante todo
lo demás. Aunque los defectos y las insuficiencias
eran muchos, los ocultaban del pueblo. Y ahora la
gente quiere ver no sólo los aspectos luminosos del
pasado de su país. Quiere saber toda la verdad. Y por
eso lee con avidez y después discute artículos sobre
Rykov, Bujarin o Radek, sobre el asesinato de Trotski,
etc. Para muchos, todo esto era totalmente descono-
cido. Pero, sin embargo, es errónea la impresión de
que nuestra prensa publica más materiales negativos.
En realidad, proporciona una visión sopesada de las
cosas, apoyándose, ante todo, en la experiencia po-
sitiva.
Norlund. No todos conocen, posiblemente, los me-
dios a los que recurre la propaganda burguesa para
desacreditar el socialismo y como utiliza la ola de
materiales, preferentemente negativos, que se pu-
blican en la prensa soviética. Por eso, pienso que es
muy importante encontrar el modo de enfocar dia-
lécticamente el pasado del socialismo y sus realida-
des, tanto en la prensa como en las discusiones. De
lo contrario temo que pueda crearse la impresión
de que el socialismo es una sociedad en la que se
cometen gravísimos errores sociales y de que en la
URSS, simplemente, reina el caos.
Medvédev. Lamentablemente, no podemos cambiar
la propaganda burguesa, que siempre estará bus-
cando en la prensa soviética, ante todo, los hechos
negativos. Y es ingenuo pensar que la propaganda
burguesa condescenderá a informar objetiva y so-
pesadamente acerca de nuestra vida. Esto debemos
hacerlo nosotros en la propaganda soviética, que
hasta un pasado reciente, lamentablemente, también
informaba muy unilateralmente acerca de los acon-
tecimientos en el mundo capitalista.
Lejos de mí el pensamiento de enseñar a alguien,
pero me parece que nuestros amigos de la Unión
Soviética en otros países no deben tener una actitud
apologética hacia nuestras cosas, pues mucho de lo
que ha ocurrido y ocurre entre nosotros no merece
ninguna apología. Sí, la sociedad soviética se apoya
en unas bases sanas, que son las que nutren su capa-
cidad vital y su fortaleza, pero estas bases sanas por
sí mismas no curan de insuficiencias, enfermedades
y vicios. Y para superar todo esto ahora se trabaja
en la creación de un Estado socialista de derecho,
auténticamente democrático. Hay que ver nuestra
sociedad con realismo, como una sociedad que pue-
de servir de ejemplo y de anti-ejemplo, utilizando
en algo la experiencia acumulada y rechazando de
inmediato lo que sea inútil y nocivo.
El stalinismo y el movimiento comunista
internacional
Pretel. Teniendo en cuenta el carácter específico
de Revista Internacional, me gustaría plantear, aun-
que sea en un plano general, la cuestión relativa a
la influencia del stalinismo en los partidos comu-
nistas. Cuanto más que el proceso de depuración
resultó no sólo doloroso —recordemos cómo reaccio-
nó el mundo comunista en 1956 ante el discurso de
Jruschov—, sino también prolongado. Y parece que
en mucnos partidos aún no ha concluido hasta la
fecha.
Nórlund. Sí, todo lo que salió a la superficie des-
pués del XX Congreso del PCUS, provocó en nuestro
partido un fuertísimo shock. Durante decenios nos-
otros no conocíamos de ningún crimen. Por eso, con
gran dolor en el corazón recibimos el Informe de
Jruschov. Para el PCD fue una época muy amarga,
una época de desilusiones, dudas y búsqueda de res-
puestas a cuestiones muy complejas. ¿Será posible
—nos preguntábamos unos a otros— que nuestro
partido tantos años haya marchado por una vía in-
correcta? ¿Significa esto que la Revolución de Oc-
tubre no abrió el camino de la edificación del so-
cialismo? ¿Será verdad que el socialismo no es libre
de las contradicciones inherentes al capitalismo?
La tarea consistía, ante todo, en contrarrestar de
alguna manera esta reacción y superar las dudas
respecto al significado de la Revolución de Octubre,
el papel de la Unión Soviética en la historia mundial
y las perspectivas del socialismo. La lucha se des-
plegaba literalmente por cada comunista. Demostrá-
bamos incansablemente que las revelaciones del XX
Congreso no justificaban las dudas en la necesidad
de la lucha por el socialismo. En mi opinión, es im-
portante utilizar sensatamente en la situación actual
la experiencia de aquel entonces, pero, como es na-
tural, en interés y no contra la perestroika, que tam-
bién fortalece el prestigio de nuestro partido.
Medvédev. Yo sé, por supuesto, que después de la
publicación en Occidente del Informe de Jruschov,
muchos abandonaron las filas de los partidos comu-
nistas. ¿Por qué? Pienso que, ante todo, porque ellos
creían en la mentira que Stalin había implantado en
el movimiento comunista, creían en la imagen des-
figurada y tergiversada de la Unión Soviética. Y este
Informe les quitó la venda de los ojos y abrió un
cuadro abrumador, que provocó un profundo shock
sicológico. Pero, noten ustedes que dentro de la Unión
Soviética la reacción fue totalmente otra. Aunque
el estado de ánimo era penoso, muchos, sobre todo
entre los jóvenes, comprendieron que el partido em-
prendía el camino de la rectificación, de la creación
de una sociedad democrática.
Yo, por ejemplo, decidí ingresar en el partido pre-
cisamente después del XX Congreso. Incluso surgió
toda una generación, a la que nosotros llamamos del
XX Congreso, y que es justamente la que se encuen-
tra a la cabeza de la perestroika. Estoy profunda-
mente convencido que en la cosmovisión de Gorba-
chov influyó de manera decisiva la circunstancia ds
que el primer congreso al que asistió en calidad de
delegado, fue el XXII Congreso del PCUS. Cabe re-
cordar que en éste se habló con mayor claridad de
los crímenes de Stalin y se resolvió retirar su cuerpo
del Mausoleo. El XX y el XXII Congreso contribuye-
ron sustancialmente a la renovación de la sociedad
y del partido, y dejaron tal huella en la vida del país,
que no pudo ser borrada por el posterior período
de estancamiento.
Pretel. En el pasado, eran muchos los que en nues-
tro partido estaban en contra de la denuncia del
culto a la personalidad de Stalin, considerando cue
era necesario corregir en silencio los errores, sin
descubrirlos ante la sociedad. Incluso ahora hay co-
munistas españoles que prefieren no saber nada y
no recordar los crímenes de Stalin.-Pero, considero
que no se puede ser comunistas viviendo con los
ojos vendados. Y no ver, por lo tanto, que el stali-
nismo está muy lejos de haber sido erradicado, pues
se manifiesta en la cosmovisión y en los hábitos de
algunos camarades, y deja su huella en la política
actual del PCE. Por ejemplo, ¿de dónde procede esa
actitud, que todavía se encuentra en él, de descon-
fianza hacia la conquista del poder en España si-
guiendo una vía democrática, pacífica? O, ¿cómo
explicar el menosprecio a las reformas, sobre todo si
por tales se entiende no la táctica, sino la estrategia
de nuestro avance al socialismo? Por último, ¿por
qué hasta el presente hay quienes ven a los socia-
listas como enemigos políticos? Todo esto viene de
nuestro común pasado stalinista. Por esta razón me
referí a la influencia del stalinismo en el movimien-
to comunista.
Medvédev. Por supuesto, es evidente lo nefasto de
tal influencia, y también es cierto que no ha sido
totalmente superada. Pero, me parece que, a veces,
pasamos por alto una circunstancia: no en última
instancia esa influencia en su época fue posible de-
bido a las insuficiencias y debilidades del propio
movimiento comunista. A los partidos comunistas les
faltaba madurez teórica para encontrar respuesta a
los problemas nacionales. Lo que les inmovilizaba
era la actitud religiosa y apologética hacia la ex-
periencia soviética. A propósito sea dicho, según lo
que pude observar; mientras más serena era la opi-
nión que uno u otro partido tenía de nuestras reali-
dades, con tanta mayor rapidez se recuperaba de las
denuncias del stalinismo. Con otras palabras, mien-
tras más sólidamente un partido se encontraba afin-
cado en la realidad nacional, tanto más seguro era
su desarrollo. En la época de la Internacional Comu-
nista, los partidos comunistas eran vistos, lamenta-
blemente, tan sólo como retoños de un solo árbol,
que crecía en la URSS.
Siempre me he preguntado: ¿cuál es la causa de
la larga y sólida influencia del Partido Comunista
Italiano? Quizás me equivoque, pero veo dos causas
principales. La primera radica en que el PCI ha te-
nido una actitud prudente y crítica hacia todo cuan-
to ocurría en la Unión Soviética. La segunda, en que
tiene su propia base ideológica, formada por la doc-
trina de Gramsci y los análisis de Togliatti y Berlin-
guer. Es muy importante el hecho de que el PCI no
se haya desarrollado a través de la negación de su
experiencia anterior, sino conservando la continuidad.
Por desgracia, en la URSS la situación se fue con-
formando de manera diferente. Stalin tergiversó en
la práctica mucho de la herencia leninista. Jruschov
negó todo cuanto se hizo bajo Stalin. Brézhnev bo-
rró la experiencia de Jruschov. Ahora, nosotros esta-
mos barriendo todo lo que aconteció en la época
de Brézhnev. Pero, ¡en cada una de estas etapas se
acumuló también una experiencia positival
En mi opinión, las consecuencias de la denuncia
del stalinismo no habrían sido tan graves, si el
movimiento comunista se hubiera desarrollado no
como un partido mundial único, con su centro en
la URSS, sino como un conjunto de organizaciones
independientes con sólidas raíces nacionales. Stalin,
dicho sea de paso, temía el surgimiento de fuertes
centros independientes en el movimiento comunista.
Pero, este es un aspecto de la cuestión. El otro
consiste, creo yo, en que hasta el presente muchos
partidos siguen viendo a la URSS a la manera anti-
gua, considerando que su experiencia es un modelo
y, su política, casi en todos los casos, correcta. Este
déficit de independencia también es una confirma-
ción de la vitalidad del stalinismo.
Norlund. En modo alguno puedo estar de acuerdo
con semejante versión del desarrollo del movimiento
comunista después de la disolución de la Comintern,
ni puedo apoyar la tesis del «déficit de independen-
cia». En lo que se refiere a nuestro partido, jamás
fuimos presionados ni constreñidos por el PCUS. El
apoyo de los comunistas daneses a la política exte-
rior de la URSS no sólo es una manifestación de in-
ternacionalismo, sino que refleja también nuestro
profundo interés en la eliminación de la amenaza
de una guerra y en la consolidación de la seguridad.
Pretel. Desde mi punto de vista, el camarada Med-
védev tiene razón, al vincular la nefasta influencia
del stalinismo en los partidos comunistas con su de-
bilidad teórica y política. Sin embargo, también es
cierto que sobre nosotros se ejercía una determinada
presión, a veces encubierta, para obligarnos a revisar
nuestros criterios. Por ejemplo, cuando el PCE co-
menzó a elaborar la vía española de lucha por la
democracia y el socialismo en nuestro país, esto pro-
vocó un enfriamiento en las relaciones con el PCUS,
que se agudizó sobre todo después de los aconteci-
mientos checoslovacos de 1968. En el transcurso de
los años 60, 70 y comienzos de los 80, en la práctica
se daba la siguiente situación: el PCUS debía con-
siderarse como un partido que todos los demás de-
bían tener muy en cuenta. Y las cosas llegaban ,al
extremo de que el PCUS apoyaba, en forma directa
o indirecta, a grupos o tendencias dentro de algunos
partidos, utilizándolos para que se opusieran a direc-
ciones que no eran de su agrado. Esto influyó, en
particular, en la división de nuestro partido...
Sin embargo, en los últimos años muchas cosas
han cambiado positivamente en la vida del movi-
miento comunista. Estos cambios han transcurrido en
gran medida gracias a la influencia saludable de la
perestroika en la URSS. Ahora, literalmente ante
nuestros ojos, se va configurando en nuestro movi-
miento una nueva situación, honrada, abierta y ca-
maraderil, que, estoy convencido, ayudará en un bre-
ve lapso a eliminar todas las consecuencias del sta-
linismo en la ideología, la política y la práctica de
los comunistas.
49
 COLOQUIOS TEÓRICOS: LAS IDEAS Y LA VIDA
UNA INTERDEPENDENCIA
CONTRADICTORIA.
¿QUE PROMETE EL FUTURO?
«El mundo Interdependiente» es una noción a par-
tir de la cual empieza la concepción de la nueva
mentalidad política Sin embargo, la «interdependen-
cia» no sólo es el comienzo de esta concepción sino
también el núcleo de nuevos enfoques y fórmulas
teóricas, en el que las realidades contradictorias de
la época contemporánea se han reflejado con mayor
plenitud y relieve y en su forma más concentrada.
Sí, ésta es una categoría nueva de nuestra teoría.
Y al mismo tiempo, una categoría en modo alguno
inesperada para el marxismo.
Es sabido que la nueva mentalidad política que
se basa en la idea de un «mundo interdependiente»,
les parece a ciertos teóricos una revisión y un aban-
dono del marxismo, y apenas que una traición a él.
Es un enfoque muy erróneo. A juzgar por todo, estos
teóricos están presos de una idea unilateral sobre
la división antagónica del mundo, sobre la confronta-
ción total e irreconciliable como tendencia dominante
del desarrollo social mundial. Entretanto, los funda-
dores del marxismo atribuían inmensa importancia
al factor de «interdependencia» de los países y pue-
blos, y consideraban que es imposible elaborar una
teoría revolucionaria sin tener en cuenta este factor
en todos sus aspectos.
Carlos Marx y Federico Engels, todavía en La ideo-
logía alemana, una de sus primeras obras, fijaron la
atención en una peculiaridad sumamente importante
del desarrollo mundial: la «dependencia total», gra-
cias a la cual los individuos pertenecientes a diferen-
tes naciones «.. .se ponen en contacto práctico con
la producción (incluyendo la eapiritual) del mundo
entero y se colocan en condiciones de adquirir la
capacidad necesaria para poder disfrutar esta multi-
forme y completa producción de toda la tierra (las
creaciones de los hombres)» 1 . No fue un pensamien-
to expresado por casualidad. Marx y Engels lo desa-
rrollaron hasta formar una concepción integral. De-
terminan los límites históricos de la «dependencia
total», de la «historia universal», subrayando que es-
tos límites no existían siempre, que el «espíritu uni-
versal» no fue un estado natural de la humanidad
sino un resultado: el «aislamiento» primitivo de las
diferentes naciones se suplanta por la «dependencia
1
C. Marx, F. Engels. La ideología alemana. Ed. Pueblos Uni-
dos, Montevideo, 1968, p. 39.
50
total» solamente bajo el capitalismo. Revelan la base
económica de este fenómeno: «.. .la gran industria
unlversalizó la competencia.., creó los medios de
comunicación y el moderno mercado mundial»,
«creó... la historia universal, haciendo que toda na-
ción civilizada y todo individuo, dentro de ella, de-
pendiera del mundo entero para la satisfacción de
sus necesidades y acabando con el exclusivismo na-
tural y primitivo de naciones aisladas, que hasta
entonces existía»2.
Esta interpretación materialista del proceso de es-
tablecimiento de la interdependencia mundial fue de-
sarrollada en el Manifiesto del Partido Comunista
que contiene una importante conclusión de principios:
«En lugar del antiguo aislamiento de las regiones y
naciones que se bastaban a sí mismas, se establece
un intercambio universal, una interdependencia uni-
versal de las naciones»3.
Por ende, se refieren al futuro de la «historia uni-
versal» y su importancia para la teoría y la práctica
revolucionarias: «La dependencia total, forma natural
de la cooperación histórico-universal de los indivi-
duos, se convierte, gracias a la revolución comunista,
en el control y la dominación consciente sobre estos
poderes, que, nacidos de la acción de unos hombres
sobre otros, hasta ahora han venido imponiéndose
a ellos, aterrándolos y dominándolos, como poten-
cias absolutamente extrañas» 4 .
La interdependencia del mundo fue uno de los te-
mas más importantes en la actividad teórica de Le-
nin. Una de las tesis básicas de su teoría revolucio-
naria reza que «.. .vivimos no sólo en Estados se-
parados, sino también en determinado sistema de
Estados.. .»6 y, por consiguiente, tenemos que pensar
desde el principio a partir de las magnitudes de este
sistema. Además, Lenin veía el «fin principal» de su
obra clave sobre la economía política —El imperia-
lismo, fase superior del capitalismo— en mostrar un
cuadro de conjunto de la economía mundial capita-
2 Ibidem, pp. 68-69.
3
C. Marx, F. Engels. Manifiesto del Partido Comunista, en
Obras Escogidas en dos tomos, Ed. en lenguas extranjeras,
Moscú, t. 1, pp. 25-26.
4
C. Marx, F. Engels. La ideología alemana. Ed. Pueblos Uni-
dos, Montevideo, 1968, p. 39.
*> V. I. Lenin. Obras Completas, Ed. Cartago, Buenos Aires,
1972, t. 40, p. 18.
lista a comienzos del siglo XX. Y no solamente dio es decir, la «interdependencia», en un sentido, se
la fórmula general de la interdependencia del mun- compagina de manera contradictoria con la «depen-
do, sino que mostró la estructura de esta interdepen- dencia», en el otro. Para mí es indudable que la
dencia, caracterizó en detalle los elementos que la «dependencia», precisamente, es hoy el aspecto do-
componen y la conexión entre ellos °, lo cual es, a minante de relaciones entre la periferia y el centro.
propósito, una importante lección metodológica que
enseña la profundidad con que se debe penetrar en • Cuáles son, a su juicio, las formas y orientaciones
el entrelazamiento complejo y contradictorio de los principales de la «dependencia»?
elementos del desarrollo integral del mundo-. ' — A ello sirven ante todo múltiples palancas eco-
As!, pues, los teóricos de la nueva mentalidad nómicas disimuladas que poseen las fuerzas todopo-
no construyen en el vacío sus concepciones. Tras ellos derosas personificadas por los centros financieros
está una tradición marxista-leninista sólida y dura- mundiales y las corporaciones transnacionales. El
dera. Pero, desde luego, las formas concretas de la
interdependencia contemporánea, sus elementos y su recurso a estas palancas les permite mantener el
«fraccionamiento» de los Estados del Tercer Mundo,
interconexión contradictoria tienen hoy un contenido determinar la orientación, el ritmo y el nivel de
distinto que el de los tiempos de Marx y Lenin. Hoy, desarrollo de. sus economías, controlar las riquezas
la concepción de «un mundo interdependiente y con- ajenas. Y, por consiguiente, mantener la dependencia
tradictorio» incluye el análisis de la coexistencia de o, si se quiere, una interdependencia no equitativa.
los dos sistemas político-sociales en el contexto de Lo demuestra también el hecho de que el imperialis-
la existencia de los problemas globales cuya solución mo suele recurrir a los medios de «disuasión» mili-
sólo es posible con los esfuerzos conjuntos de la hu- tares y otros, tan pronto aparezca en el horizonte
manidad, ante todo el problema del peligro de ca- la posibilidad —solamente la posibilidad— de rebe-
tástrofe nuclear y ecológica, una especie de crisis lión contra su política en este u otro país, en tal o
de nuestra civilización. Al mismo tiempo, nuestra cual región.
agitada época, el impetuoso desarrollo de la revolu-
ción científico-técnica y el factor de la perestroika, • Ud. ha caracterizado la situación de hoy. Pero,
todo ello requiere seguir profundizando en esta con- ¿cuál es, en su opinión, la tendencia del desarrollo?
cepción. Se plantea la tarea de buscar y comprender
¿El crecimiento de la dependencia de la periferia
científicamente no sólo las vías para eliminar la con- respecto
de los centros (y la agudización de la lucha
tradicción en la «historia mundial», que entraña la sobre esta base], o el incremento de la interdepen-
desaparición de la civilización, sino también métodos dencia (y, por consiguiente, el fortalecimiento de la
eficaces para promover procesos integracionistas eco- cooperación]?
nómicos, políticos y culturales, cualitativamente nue-
vos, entre el Este y el Oeste, entre el Norte y el Sur,
entre todas las regiones del planeta. — Evocaré la historia. Todavía Marx subrayó* al
Las relaciones entre los países del «centro capita- hablar de la acumulación primitiva del capital, que
lista» y los de la «periferia en desarrollo» ocupan un este proceso se había iniciado a partir de un saqueo
lugar importante entre estos problemas. A ellos se descarado de las colonias. Y es que hoy el abismo
ha referido en una conversación Rafic S AM H O U N, entre los centros capitalistas y la periferia se am-
plía cada vez más y la dependencia crece como re-
miembro del Buró Político del Partido Comunista Li- sultado
banes. de la larga explotación de los países del Ter-
' cer Mundo. Verdad es que no faltan teóricos que
consideran posible superar este abismo, en el marco'
La dependencia ayer y hoy del sistema capitalista, con la sola industrialización.
• ¿En qué grado la noción de «mundo interdepen- Esto no es cierto, porque el atraso tiene el carácter
diente» refleja correctamente el carácter y el conte- no solamente cuantitativo sino también cualitativo.
nido de los nexos entre los centros y la periferia del Desde un punto de vista histórico, ello se debe ante
capitalismo? ¿Se puede aplicarla para evaluarlos? todo a la fuerte deformación de las economías de
— Sí. La noción «interdependencia» es aplicable los países en desarrollo. El ritmo, el volumen y la
en cierto sentido a las relaciones entre los centros ron orientación de la producción desde el principio fue-
capitalistas y los países en desarrollo, en primer lu- mente, determinados allí por los monopolios y, lógica-
gar, siempre que se trate de la búsqueda por la hu- pueblos éstos no se guiaban por los intereses de los
dependientes. Como resultado, los regímenes
manidad de vías de supervivencia de la civilización,
de frenar la carrera armamentista, de impedir una económicos de la mayoría de países periféricos tu-
catástrofe ecológica, de hallar solución a los conflic- vieron por muchos años una orientación unilateral.
Mencionaré otra diferencia cualitativa importante
tos regionales que amenazan a todo el mundo. Estas entre
los centros y la periferia: en el proceso de la
cuestiones requieren una elaboración teórica seria, revolución industrial surgió de las ruinas del feuda-
que los marxistas hemos tardado un poco en hacer
Sin embargo, creo también que esta noción no revela ella no pudo«burguesía
lismo una pura», por así decirlo; pero
desarrollarse normalmente en las anti-
toda la complejidad de relaciones entre los países guas
colonias, el proceso de su formación adquirió
capitalistas y el Tercer Mundo. Allí donde se trata un carácter deformado y correspondió a la estruc-
del desarrollo económico y político, el crecimiento de tura deformada
de la economía. En muchos países del
la «interdependencia» (relacionado principalmente Tercer Mundo, la clase gobernante fue una especie
con la necesidad de solventar los problemas globales) de simbiosis de señores feudales y empresarios, pero
se entrelaza con la creciente «dependencia» de la éstos últimos, es decir los
periferia respecto de los centros del imperialismo, de burguesía intermediaria, burgueses, eran del tipo
lo cual le convenía por
1
Ibidem, Ed. Progreso, Moscú, t. 27, pp. 317, 396-403. completo al Occidente.
51
 Con ello quiero recalcar que con este bagaje his-
tórico es imposible superar el abismo ni vencer rá-
pidamente la distancia de atraso, y tanto menos al-
canzar a las potencias industrializadas. Siendo de se-
ñalar que este abismo continúa aumentando no en
simple progresión aritmética sino en progresión geo-
métrica.
• Sí, no pocos hechos pueden confirmar su tesis.
A pesar de ello, ¿acaso el torrente de progreso social
no se haya extendido a los países de la periferia,
aunque sea en forma contradictoria y no unívoca?
¿No obliga esta circunstancia a plantear los proble-
mas del desarrollo de estos países de una manera
distinta de la de ayer? ¿Es legítimo decir que el
abismo entre los centros y la periferia crece en pro-
gresión geométrica en las nuevas condiciones de
avance de la «historia universal»?
— Desde luego, la división internacional del tra-
bajo, que se impuso antaño a los países dependien-
tes, no es la de antes. El capitalismo reacciona con
bastante rapidez a los cambios que se están operan-
do, se adapta a ellos, y esto ocurre espontáneamente,
por fuerza de su propia naturaleza. Sin embargo, las
antiguas metrópolis aplicaron también una estrategia
profundamente meditada en aquella situación que
había surgido después del «crac» del sistema colonial.
Es esta estrategia que permite hablar de una segunda
división del trabajo: en los países en desarrollo em-
pezaron a crearse determinadas ramas industriales,
pero solamente aquellas cuya producción era necesa-
ria para los centros, o sea, la industria extractora y
petroquímica, Con todo y ello no se puede decir que
esto haya modificado sustancialmente las relaciones
entre los centros y el Tercer Mundo.
Hoy, estas relaciones vienen determinadas en pri-
mer lugar por la política expansionista de las trans-
nacionales, para las cuales es más ventajoso ubicar
en la periferia tipos determinados de producción, in-
cluyendo la industrial. Esto se debe a hechos tales
como la carestía de la fuerza de trabajo en los países
industrializados en comparación con la mano de obra
barata en los países en desarrollo, la aparición ajlí
de nuevos mercados de venta, así como la situación
ecológica en los centros capitalistas que intentan
trasladar de su territorio las ramas «contaminado-
ras», tales como las industrias de aluminio, de acero,
etc.
• Al mismo tiempo, la historia está demostrando el
fenómeno de aparición de nuevos Estados industria-
les, que difícilmente podrían figurar entre los atrasa-
dos debido a toda una serie de parámetros. Ante ellos
se abrieron determinadas perspectivas, y este progre-
so se atribuye a menudo a la actividad de las trans-
nacionales. ¿Qué opina Ud. sobre las afirmaciones
de que el papel jugado por estas corporaciones no
es unívoco? ¿Tal vez éstas no solamente son un me-
dio utilizado por los centros capitalistas para conti-
nuar aumentando su dominación sobre la periferia,
sino también un instrumento (aunque preñado de
contradicciones y de agudos conflictos! para incor-
porarla al sistema de economía mundial, un canal
de transferencia de tecnologías, de información y de
experiencias industriales y organizativas avanzadas?
— Enfocándolo en el marco de la nueva división
Internacional del trabajo, para mí es obvio lo síguien-
52
te: las ramas Industriales que trabajan para la ex-
portación lo hacen guiándose por las condiciones de
los principales mercados capitalistas, en tanto que
el desarrollo de las producciones nacionales cuyos
productos deben sustituir a los que antes se impor-
taban, continúa estando supeditado a la política de
los monopolios internacionales y depende de los em-
préstitos extranjeros, las tecnologías importadas y las
experiencias del exterior. Por eso los países en de-
sarrollo se ven obligados a abrir sus puertas ante
las transnacionales y aceptar su participación, in-
cluso bajo condiciones desventajosas, en las inver-
siones y en la «organización» del mercado local, la
política de exportación, etc.
Sí, ramas industriales modernas se han creado en
algunos países en desarrollo, pero no son indepen-
dientes ni se basan en su propio potencial. Por ejem-
plo, la industrialización de Arabia Saudita, uno de
los países árabes más ricos, está supeditada por com-
pleto a los planes de las transnacionales. Ellas deter-
minan los volúmenes de incremento de las potencias
industriales, el nivel de la tecnología otorgada, los
tipos de producción, su política de ventas, etc. Así,
pues, quiero subrayar que las corporaciones occiden-
tales subordinan por entero a sus propios intereses
el proceso de industrialización en el Tercer Mundo y
lo controlan permanentemente.
No niego que allí han aparecido nuevas tendencias
debidas a la lógica del desarrollo de la economía
mundial, a la revolución científico-técnica y la lucha
de los países en desarrollo por un nuevo orden eco-
nómico. Cambios económicos positivos efectivamente
se observan en varios países pero, en conjunto, la de-
pendencia crece y se expresa más palpablemente en
el catastrófico incremento del endeudamiento. Le re-
cordaré que en 1982 el total de la deuda externa de
los países en desarrollo fue de 626.000 millones de
dólares y por su servicio se pagaba anualmente
131.000 millones. En la actualidad, la deuda es de un
billón de dólares y los gastos por su servicio casi se
han duplicado. La conclusión es la siguiente: en de-
finitiva, incluso todos los ingresos provenientes de
la actividad económica del Tercer Mundo son insufi-
cientes para pagar el servicio de la deuda externa.
Ud. ha preguntado sobre las perspectivas de los
«nuevos países industriales», por ejemplo, Brasil, Mé-
xico, etc. Claro que allí el tipo de desarrollo se dis-
tinguía del de la mayoría de Estados periféricos por
múltiples razones de carácter histórico. No obstante,
no me atrevería a exagerar las dimensiones y el
significado de algunos éxitos logrados por ellos. No
creo que estos países hayan abrazado un camino
fundamentalmente distinto en el marco del proceso
histórico. Todos ellos son víctimas de un solo meca-
nismo de dependencia y de las palancas que utilizan
las transnacionales y los centros financieros inter-
nacionales. El problema de la deuda externa y sus
consecuencias son cada vez más graves no solamente
para los países atrasados sino también para los más
industrializados del Tercer Mundo. El resultado es
uno solo: parte considerable del plusproducto del
Tercer Mundo se transvasa a los centros capitalistas,
independientemente de si los créditos obtenidos se
invierten en el desarrollo de Estados «no industria-
les» o «semi-industriales», de las producciones que
trabajan para la exportación o para sustituir las im-
portaciones.
Dinámica de las tendencias
• Pero, ¿son las deudas una esclavitud siempre y
exclusivamente? Pues, las tienen no sólo los países
de la «periferia». Los EE.UU. son los que tienen la
mayor deuda del mundo. Desde luego, los motivos
y el fardo de esta dolencia que infectó a la economía
mundial no son iguales en el caso de los países de-
sarrollados y en desarrollo: en unos casos', la deuda
es resultado de la carrera armamentista y en otros,
del empeoramiento de la coyuntura económica mun-
dial y la negligencia de los círculos gobernantes.
Unos países recurrieron a los empréstitos para sobre-
vivir; otros, para intentar alcanzar a los demás, y al-
gunos de ellos, para tratar de avanzar aún más. En
otras palabras, el problema de las deudas puede ser
un fenómeno más complejo que la sola materializa-
ción de las relaciones de «esclavitud».
— Acepto que el problema de las deudas mundiales
es complejo y no unívoco. Y, desde luego, se requiere
un análisis especial para clasificar la deuda contraí-
da por tal o cual país, porque, efectivamente, no cada
deuda es una esclavitud. Pero en el caso de los países
en desarrollo es posible una sola clasificación: es
un dogal para ellos.
Creo que la deuda de un rico no se puede com-
parar con la de un pobre. Son, por así decirlo, deu-
das de distinta cualidad: no son una molestia para
el primero, pero arruinarán al segundo. Cuando el
curso de cambio del dólar y las tasas de interés ba-
jan, la capacidad competitiva de las mercancías norte-
americanas se incrementa, en tanto que los depósi-
tos en los bancos de EE.UU. (por ejemplo, de los
Estados árabes productores de petróleo) se desvalo-
rizan en cierto grado. Los países en desarrollo deu-
dores salen ganando de la reducción de los gastos
para el servicio de la deuda, pero al mismo tiempo
sufren pérdidas debido al descenso de los precios
de sus exportaciones. En 1986, por ejemplo, estos
países ganaron 5.500 millones de dólares, pero per-
dieron 43.000 millones, es decir, una suma ocho veces
mayor. Cuando el curso de cambio del dólar y las
tasas de interés aumentan, la producción norteame-
ricana va perdiendo su capacidad competitiva, las
balanzas comercial y de pagos de EE.UU. se empeo-
ran, pero al mismo tiempo crece la impotencia de
los deudores de los bancos norteamericanos, porque
se ven obligados a recurrir a nuevos empréstitos, más
caros, para poder amortizar sus deudas. Como resul-
tado, su dependencia se intensifica, pero la afluencia
de capitales a Estados Unidos aumenta. Estos capita-
les se utilizan en nuevos proyectos inversionistas que
refuerzan las posiciones de EE.UU. en su competen
cía con otros países capitalistas desarrollados.
Ascenso y descenso del curso de cambio no son
procesos homogéneos, pero en definitiva sale ganan-
do quien adopta decisiones sobre la devaluación y la
Devaluación. El dólar, por su parte, continúa siendo
la principal divisa mundial.
Me preocupa aún más el hecho de que el endeuda
miento de los países del Tercer Mundo se asemeje
a una nueva forma de intercambio inequwalente. Al
arsenal de los medios de saqueo se ha añadido otro
nuevo: se van intensificando las consecuencias ne-
gativas de las «tijeras de precios» de las mercancías
del centro y de la periferia, es decir, de un intercam-
bio no equivalente entre ellos.
• Ud. afirma que el intercambio inequivalente se
intensifica. Pero varios científicos marxistas, entre
ellos soviéticos, consideran que esta afirmación es
discutible. Es cierto, alegan ellos, que los precios de
la nueva tecnología crecen, en tanto que los de ma-
terias primas rebajan. Es la lógica de la revolución
científico-técnica. Pero el intercambio de estos tipos
de productos cualitativamente diferentes transcurre,
en su conjunto, sobre la base de los costos sociales
mundiales de producción. Por consiguiente, si se to-
ma el intercambio como tal, no hay ningún «saqueo»
de la periferia. ¿Qué opina Ud. al respecto?
— Sea como fuera, las relaciones comerciales no
equitativas existen. Por ejemplo, el proteccionismo
de Occidente, víctima del cual es el Tercer Mundo.
Quiero señalarle también la dependencia tecnoló-
gica. En 1975, los países industriales poseían el 94%
de todas las patentes de invención, y solamente el
6% correspondía a la periferia. Pero el 85% de ellas
estaba controlado por las transnacionales. Siendo de
señalar que la utilización de las patentes que ad-
quieren los países en desarrollo se limita por un
sinnúmero de reservas. Entre ellas, la esfera de apli-
cación, plazos de vigencia, etc. Hay que añadir a
ello la «fuga de cerebros». La periferia pierde anual-
mente más de 25 mil especialistas.
• En relación con esto, ¿cuál es su actitud ante el
hecho de que un individuo de talento quiera, lógica-
mente, trabajar allí donde tenga más posibilidades
para materializar su tálenlo? En el Tercer Mundo
las hay aún mucho menos, y por eso la humanidad,
tal vez, salga ganando más de esta migración de
cerebros que del hecho de que estos potenciales in-
telectuales no sean utilizados. ¿No le parece?
- Afirmaciones de este tipo he visto en los escri-
tos occidentales, pero creo que los que salen ganan-
do de esta «migración» de los cerebros son los círcu-
los dominantes del capital internacional, y no la
«humanidad». En los países en desarrollo, cada In-
telectual cuenta. Sí, ahora ellos tienen más posibili-
dades en los centros capitalistas, pero ¿significa esto
que debemos admitirlo una vez y para siempre? Pues,
tales actitudes serían un reconocimiento de que la
superioridad tecnológica de Occidente es insuperable
y que, por consiguiente, es inevitable una larga situa-
ción dependiente de la periferia. Precisamente para
perpetuar tal situación las potencias occidentales lu-
chan a muerte, sin reparar en medios. Se sabe, por
ejemplo, la influencia que los centros financieros in-
ternacionales ejercen en la vida económica del Ter-
cer Mundo. Antes de otorgar créditos, hacen un «le-
vantamiento del terreno económico» de tal o cual
país: de la política en la esfera financiera, del co-
mercio, de salarios e impuestos, de la actividad de
los sectores público y privado, etc. La decisión de
otorgar créditos o no, se toma después de esto. La
conclusión puede ser una sola: Zos países en desa-
rrollo se van supeditando aún más a las necesidades
económicas de los centros capitalistas. Y el «saqueo»
de cerebros es una forma de la política rapaz que
prosiguen estos centros respecto a la periferia.
En otras palabras, no tengo la menor gana de re-
flexionar sobre ciertos pluses microscópicos que su-
puestamente puede tener la política de opresión de
53
 los pueblos que aplica el capital internacional de hoy.
Por ejemplo, no acepto categóricamente las afirma-
ciones de algunos autores de Occidente que sostienen
que, ayudando al rearme de los países en desarrollo,
los centros capitalistas contribuyen así a la defensa
de su soberanía nacional, que los nexos económicos
de las firmas de las transnacionales, ubicadas en los
países en desarrollo, ayudan al acercamiento de éstos,
y así por el estilo. Es una propaganda, pero los he-
chos son testarudos.
Solamente los países del Golfo Pérsico en los últi-
mos años gastaron en armamentos 400.000 millones
de dólares. Sin embargo, a pesar de estos gastos fan-
tásticos, ninguno de ellos puede garantizar siquiera
la seguridad de sus fronteras nacionales. ¿Por qué,
entonces, se gastaron enormes recursos en compra
de «metal» innecesario y no para fines de un verda-
dero desarrollo? El motivo es sencillo y reside en
que los centros capitalistas y las autoridades de los
países mencionados tienen intereses comunes. El Oc-
cidente se lucra con suministros de armas, en tanto
que las autoridades locales las adquieren para forta-
lecer su propio régimen que conviene también a es-
tos centros. La política de esta laya no conduce a la
cohesión de los países vecinos sino que, por el con-
trario, ahonda las contradicciones entre ellos, agu-
diza los conflictos de carácter étnico, religioso y fron-
terizo impidiendo incluso la más mínima coordina-
ción de acciones políticas y económicas, con ayuda
de las cuales se podría obtener éxitos concretos en
el desarrollo.
Hacia una cooperación en pie de igualdad
• Uno de los problemas clave es el de cómo impe-
dir la militarización de la periferia, reducir el merca-
do mundial de armas y lograr una interdependencia
más estrecha de los países en desarrollo. Difícilmente
se puede imaginar un futuro seguro de la humanidad
sin solventar este problema. ¿Cuál puede ser, en su
opinión, un camino que conduzca a ello?
— Existen dos tipos de desarrollo. El primero es
la creación de una economía nacional independiente,
de uña reestructuración racional de las estructuras
sociales y económicas. Tengo en cuenta una econo-
mía que, por supuesto, no se creará en una «isla»
inhabitada ni podrá dejar de ser dependiente de fac-
tores externos, es decir, aislarse de los procesos mun-
diales. Se trata de una economía nacional que, desde
luego, sería en tal o cual forma un componente del
«mundo interdependiente», pero esta interdependen-
cia se deberá asentar en unos principios más demo-
cráticos, más justos y más equitativos.
Otro tipo del desarrollo, que es inherente al actual
mundo integral, se distingue radicalmente del pri-
mero. Se tienen en cuenta los modelos de la econo-
mía que depende de los centros capitalistas. Pero
este camino entraña muchos peligros y conduce a
unas consecuencias susceptibles de amenazar no so-
lamente al Tercer Mundo, sino a toda la humanidad,
porque el abismo entre los centros y la periferia con-
tinuará ahondándose catastróficamente. En otras pa-
labras, creo que el segundo tipo del desarrollo carece
de perspectivas.
¿Qué camino conduce, en mi opinión, a la creación
de una economía nacional independiente? Los su-
mandos de este camino son los siguientes: primero, dera democracia en las relaciones en y entre los par-
mente más complicado si hoy no se halla una solu-
una revisión radical de todo el conjunto de relacio- ción. Pues, cuanto más se perfecciona la producción tidos, que represente a obreros, campesinos y la bur-
nes económicas existentes, lo cual exigirá una lucha guesía mediana y pequeña, es decir, a la mayoría
militar, tanto más difícil es orientarla a la produc-
dura por un nuevo orden económico internacional; ción con fines de paz. Muchos especialistas dicen de la población que es víctima de la política orien-
segundo, una lucha no menos dura por el «desarme tada a un desarrollo dependiente. Son estas fuerzas
con razón que, tal vez, se puede convertir un avión
en aras del desarrollo»; tercero, una modificación de combate en civil, pero ¿cómo transformar una las que pueden hacer realidad la consigna de «Des-
radical de la naturaleza de los regímenes existentes arme en aras del desarrollo».
instalación de láser para «guerras de las galaxias»
en la mayoría de los países en desarrollo establecien- o un submarino atómico? Por esta razón, creo que
do allí un poder democrático que expresaría los in- • ¿Cuál es su opinión respecto a las hipótesis pro-
las fuerzas del progreso social, tanto en los centros
tereses de la mayoría del pueblo y le garantizaría como en la periferia, tienen que luchar por que la gramáticas que recientemente ha avanzado la izquier-
la participación en el proceso de adopción y realiza- da oesteeuropea preocupada de los destinos del Ter-
reconversión se realice ya hoy, en lugar de elaborarla
ción de las decisiones. Un poder popular de este tipo teóricamente en aras de un futuro lejano. Esto be- cer Mundo? ¿Piensa Ud. que sus ideas son construc-
sería capaz de controlar los procesos de acumulación tivas para poder erradicar el egoísmo de las relacio-
neficiaría a todos a excepción, lógicamente, del com-
y consumo internos, administrar los recursos, forta- plejo militar-industrial. nes internacionales, imprimir una orientación ética
lecer el sector público sobre una base nueva y, en al desarrollo de la economía' mundial y crear un nue-
El éxito del proceso de reconversión, del empleo
definitiva, poner fin a la dependencia del país. de los medios liberados en interés de los trabajado- vo clima social en el planeta?
res, de la superación del atraso, etc. dependerá
• Me parece que alguien le podría objetar que la en muchos aspectos de cuáles serán las fuerzas que — No cabe duda de que es difícil imaginarse una
orientación a una «economía nacional independiente»
dirigirán su realización y la utilización de los recur- transición a la cooperación equitativa sin una am-
es cosa del pasado. Las economías nacionales se sos ahorrados. La experiencia ha demostrado que la plia alianza de las fuerzas progresistas tradicionales,
hacen cada vez más interdependientes en las condi-
burguesía nacional es incapaz de conducir a los paí- sin nuevos movimientos democráticos y alternativos
ciones de hoy, dada la necesidad de crear una eco- ses periféricos a un camino de desarrollo económico
nomía global de supervivencia, es decir, de reestruc- en todas las regiones del planeta, sin que la nueva
independiente. Incluso los regímenes que subieron mentalidad se arraigue en la práctica internacional.
turar radicalmente toda la base tecnológica mundial. al poder en estos países con apoyo de la burguesía
Y otro interrogante: ¿no le parece que el debilita- Es necesaria una interacción multilateral en un «mun-
mediana y pequeña y que deseaban al principio po- do interdependiente». La base de ello es precisamente
miento de las posiciones del sector estatal en una ner fin al atraso, al poco tiempo renunciaron a sus la nueva mentalidad política, que permite eliminar
serie de países es un fenómeno nada casual? Pues,
planes iniciales y se convirtieron en una capa inter- los problemas que hasta hace muy poco parecían ser
la revolución científico-técnica brinda nuevas posi- mediaria que en la práctica depende por completo
bilidades de administrar la economía, poniendo de irresolubles.
del capital extranjero.
relieve la estrechez de los métodos estatales de di- (Las preguntas y la nota introductoria fueron preparadas
rección económica. Las lecciones del pasado han confirmado también por Vladímir Gavrílov, colaborador de R I )
que ningún partido puede solo realizar las tareas de
la actual etapa de desarrollo. Garantizarlo es ca- la Comisión de problemas teóricos generales y globales pro-
— Yo he señalado, al referirme a la vía de desa- seguirá en los números posteriores de la revista la discusión
rrollo nacional independiente, que ésta se inscribe paz solamente una amplia alianza de las fuerzas de del tema: la concepción marxista-leninlsta del «carácter uni-
en el marco de los procesos mundiales globales. Pero clase basada en un pluralismo real y en una verda* versal e interdependiente de la historia» y la contemporaneidad.
esta vía es incompatible con relaciones de dependen-
cia y de desigualdad y, por consiguiente, exige su
eliminación, y debe ser integrada en un sistema de
un mundo integral más justo. Se abrirán amplias po- INSISTIENDO EN EL TEMA
sibilidades ante el establecimiento de un nuevo orden
económico si el «desarme en aras del desarrollo» minología marxista la tan cerlo así, es obvio que no
tiene un carácter estable. Sin embargo, difícilmente
se puede imaginarlo sin la construcción de unas eco-
DOS PUNTOS DE VISTA SOBRE manoseada fórmula de la
crisis de nuestra doctrina.
debe debatirse no se sabe
qué «crisis» o «falla» del
nomías nacionales independientes, y es esto precisa-
mente lo que yo enfatizaría hoy.
LA «CRISIS» DEL MARXISMO El autor debe conocer, se-
guramente, que está toma-
marxismo, sino la necesi-
dad de desarrollarlo con
da de la ciencia burguesa espíritu creador y aplicarlo
En cuanto al sector estatal, la experiencia ha de- que, a lo largo de ya más en unas condiciones de lu-
mostrado que el quid del problema está en el hecho En los dos primeros números de «Revista Internacional», de un siglo, prosigue en los cha que han cambiado sus-
de quién lo controla. Este sector puede funcionar correspondientes al año en curso, se publicaron, en la empeños de interpretar, con tancialmente. Tomemos co-
con eficiencia sólo a partir de una base verdade- rúbrica «Tribuna de discusión» los artículos de Damián e;l espíritu que le es inhe- mo ejemplo una sola cues-
ramente democrática, que garantice el control por Fretel, «La filosofía de Marx: de la interpretación dogmá- rente, el desarrollo de la tión, quizás, la. esencial: la
parte de las masas trabajadoras. tica al desarrollo creador» ( N ° l ) , y de Sentón, Pathé epistemología en el marco interdependencia entre la
Gueyé, «Mito y realidad de la "crisis del marxismo"» de la teoría científica del lucha por la paz y la lu-
( N ° 2 ) . Cada uno de estos trabajos ha suscitado muchos movimiento obrero revolu- cha por el progreso so-
• Ud. ha subrayado que la reestructuración de las cionario, eso es, primero, cial. Ante la amenaza de
relaciones económicas internacionales y su democra- comentarios entre nuestros lectores, que expresan sus cri-
desde posiciones anticomu- una hecatombe nuclear, este
tización se hallan estrechamente vinculadas al pro- terios, a menudo opuestos, sobre las cuestiones actuales nistas y, luego, antisoviéti- problema no sólo se plan-
ceso de desarme, a la reconversión de la producción del desarrollo del pensamiento marxista. cas. Es lógico que todas las tea dé manera nueva sino
militar, ante todo en los países industriales. Pero, «crisis» y «lacras» del mar- que, en diversas etapas, se
como se sabe, este problema es nada fácil. La recon- xismo, inventadas con este vincula a la solución de ta-
versión exige nuevas inversiones, plantea el proble- EL PROBLEMA NO ES LA CIENCIA, fin, hayan sido rechazadas reas específicas que corres-
ma de una utilización eficaz de éstas. De lo contra- por la propia vida. ponden a las condiciones
SINO SUS REPRESENTANTES históricas concretas de ca-
rio, el «desarme en aras del desarrollo» puede no Si se pierde de vista el da país. Sería absurdo bus-
llegar a serlo. ¿Cree Ud. que las formas y métodos Queridos cantaradas: confundió, ante todo, por- tema mismo de la discu- car respuestas a las nuevas
concretos de esta transición están elaborados sufi- Me sentí sumamente per- que no es constructivo y en sión es poco productivo dis- interrogantes en las recetas
cientemente? plejo al leer en el N° 2 do poco ayuda a la discusión cutir en torno a los térmi- del pasado. Pero, a mi en-
RI, del presente año, un del problema planteado, por nos. Quien no quiera ser tender, sería el colmo del
— Desde luego, el problema de la reconversión artículo cíe Semou Pathé cuanto, en esencia, el au- víctima de manipulaciones disparate renunciar también
tiene múltiples aspectos. Pero será inconmensurable- Gueye sobre la «crisis del tor, quiéralo o no, se limi- semánticas, debe estudiar el al fundamento teórico y
marxismo». Este trabajo me ta a introducir en la ter- problema a fondo. De ha- echar por la borda la me-
55
 todología marxista-leninista
al analizar estos problemas.
Si ocurre algo similar, en-
tonces hay que hablar sen-
cillamente no de crisis si-
no de desviación del mar-
xismo.
En lo que atañe a la men-
cionada interdependencia
entre la lucha por la paz y
la lucha por el progreso
social, fueron justamente los
marxistas —y eso puede
probarse con los hechos en
la mano— quienes centra-
ron la atención de la comu-
nidad mundial en este pro-
blema. En concreto, ellos
promovieron la iniciativa de
darle prioridad en las in-
vestigaciones cientííicas ac-
tuales. Baste recordar nu-
merosas actividades organi-
zadas en los años 70, en el
marco de la UNESCO, o la
importante conferencia in-
ternacional «Carlos Marx y
nuestra época: la lucha por
la paz y el progreso social»,
que se celebró en Berlín
en abril de 1983 y a la que
asistieron representantes de
partidos comunistas y obre-
ros, socialistas y socialde-
mócratas, así como de mo-
vimientos nacional-revolu-
cionarios y de liberación.
Esta conferencia patentizó
la invencible fuerza vital y
el dinamismo del marxismo-
leninismo. En sus interven-
ciones, muchos oradores se-
ñalaron que, en su aspecto
teórico, la doctrina de Marx,
Engels y Lenin responde a
las exigencias de nuestra
época. SI se quiere com-
prender a fondo esta cues-
tión tan importante para la
humanidad será necesario
releer los documentos de
este foro, pues desde aquel
entonces los acontecimien-
tos se han desarrollado jus-
tamente como lo previeron
sus participantes.
Igual cosa ocurre con
otros problemas trascenden-
tales de la época actual,
que han sido planteados y
a los que se ha dado deter-
minadas respuestas en los
documentos de los partidos
''comunistas y obreros. ¿Qué
falta hacen, entonces, todas
esas elucubraciones sobre la
crisis, si no hay un análisis
constructivo de las cuestio-
nes teóricas, políticas y prác-
ticas que plantea la propia
vida? El marxismo-leninismo
es una doctrina creadora y
en proceso de desarrollo.
Quien no puede comprender
esto, no debe hacer pasar
56
su incomprensión por crisis
de la teoría. ¡El problema
no es la ciencia marxista,
sino sus representantes! Si
las apreciaciones de los
científicos son incorrectas
y ellos fracasan en sus ex-
perimentos prácticos, ¿aca-
so por eso se puede «abo-
lir» una u otra esfera de
los conocimientos humanos?
A propósito sea dicho, la
crítica implacable que hace
el PCUS de sus propios
errores es la respuesta más
fehaciente a la pregunta
planteada. Yo considero
este proceso como un re-
torno al marxismo, como
una prueba de su fuerza vi-
tal y su actualidad.
Hoy en día, la ciencia
marxista-leninista es blanco
de ataques especialmente
violentos de sus enemigos.
Los ideólogos burgueses
concentran sus esfuerzos y
no sólo cuestionan el mar-
xismo-leninismo en general,
sino también cada uno de
sus postulados básicos. Así,
ahora los falsificadores de
Occidente procuran conven-
cer a las masas de que la
lucha de clases ha perdido
su valor. Ante los proble-
mas globales —en primer
lugar, la necesidad de con-
jurar una catástrofe nu-
clear— ella pasa supuesta-
mente a un segundo plano
y, en general, es considera-
EL DESARROLLO, COMO MEDIO
DE EXISTENCIA
Tenemos una contradic-
ción a primera vista muy
extraña. Hace poco, el so-
ciólogo norteamericano Neil
Smelser realizó un sondeo
para determinar qué teoría
social ha gozado de mayor
prestigio en los últimos
veinte años. Cerca del 80%
de los encuestados contes-
taron: el marxismo. Entre-
tanto, una conocida figura
del movimiento comunista,
Semou Pathé Gueye, miem-
bro del Buró Político y se-
cretario del CC del Partido
de la Independencia y del
Trabajo de Senegal, plantea
la «crisis» del pensamiento
marxista contemporáneo.
Pero, creo que la contra-
dicción es aparente. Justa-
mente porque los marxistas
son muy críticos consigo
mismos > con el estado ac-
tual de su teoría, hablan
abierta y mordazmente de
que es inadmisible que ella
da un anacronismo. Algunos
de nuestros contemporáneos
pican este anzuelo al afir-
mar que los intereses uni-
versales y de clase se su-
bordinan mutuamente. Sí,
es verdad que los proble-
mas globales afectan a to-
dos los seres humanos en
el planeta, con independen-
cia de su origen social. Pe-
ro sería un autoengaño pe-
ligroso sacar por ello la
conclusión de que dichos
problemas son neutrales
desde un punto de vista cla-
sista.
Tomemos otra cuestión.
Cuando el autor del artícu-
lo habla sin fundamento al-
guno del «atraso del pen-
samiento marxista contem-
poráneo», pienso que no ha
comprendido como es debi-
do este problema. Desde
luego, se puede aceptar su
constatación de que «no hay
fundamento alguno para
mostrarse muy complacien-
te» y de que debemos estar
dispuestos a «ver la verdad
de frente». Pero no debe-
mos verla con prejuicios
subjetivistas. Nuestro análi-
sis debe ayudar a compren-
der las verdaderas realida-
des.
Heinrich OPITZ,
Doctor en Filosofía,
Berlín, RDA
se rezague con respecto a
la vida. De allí, a mi enten-
der, el prestigio del mar-
xismo en el mundo de la
ciencia.
Aplaudo el valiente y
constructivo artículo del ca-
marada Gueye. Sí, en los
artículos de investigadores
burgueses hemos leído mu-
cho, y con frecuencia, so-
bre la «crisis del marxis-
mo», a la que presentan
como un atolladero, como
una situación sin salida,
como el «ocaso» de la doc-
trina marxista. Es bien co-
nocida la declaración de
Zbigniew Brzezinski de que
el marxismo ha revelado su
incapacidad orgánica de en-
frentar los problemas so-
ciales de la segunda mitad
del siglo XX. Sin embargo,
Gueye no se solidariza en
lo más mínimo con él o
sus semejantes. Con viru-
lencia escribe sobra los
ideólogos burgueses que se
preparan a pronunciar «una
oración fúnebre» a las obras
de Marx. En opinión de
Semou Pathé Gueye en el
marxismo tenemos «una teo-
ría irremplazable que se de-
sarrolla creadoramente y
nos permitirá cumplir la mi-
sión que nos incumbe a to-
dos los comunistas», y por
esta razón, todo su trabajo
está lleno, como él mismo
escribe, de optimismo, pues
del marxismo es posible ha-
blar «entonando una suerte
de himno a la renovación,
semejante a la novena sin-
fonía de Beethoven». Para
Pathé Guaye, la «situa-
ción de crisis» en la teoría
no es ningún augurio de
bancarrota y descomposi-
ción, sino, al contrario, la
víspera de su ascenso a un
nuevo peldaño de desarro-
llo, la víspera de su renova-
ción.
Uno puede preguntarse:
¿no sería más conveniente,
quizás, que el autor no fue-
ra tan mordaz en el uso
de la terminología y se li-
mitara a reflexiones del si-
guiente tipo: la teoría mar-
xista se encuentra en vís-
peras de una nueva espiral
de su desarrollo, es nece-
sario dar este paso, etc.,
etc.? Estoy convencido de
que tono «narrativo» tan
moderado no expresaría la
esencia de la situación que
vivimos, cuando muchos vie-
jos postulados de nuestra
teoría no pueden aplicarse
directamente a la realidad
actual y resultan insuficien-
tes para comprenderla y,
por consiguiente, para trans-
formarla con miras al pro-
greso social. Creo que el
mérito de Pathé Gueye
consiste en que con su
planteamiento agudo del
problema señala el atraso
del pensamiento teórico mar-
xista con respecto a las
tareas de nuestra época y
estimula la búsqueda común
de respuestas a las nuevas
realidades.
En el fondo, él escribe
sobre un momento crucial
en el desarrollo de la teo-
ría marxista: si no damos
la alarma con motivo de su
distanciamiento de la vida,
podremos causar un daño
irreparable a la lucha por
el progreso social. Creo que
él ve correctamente que el
atraso de la teoría marxis-
ta se explica por la falta
de un análisis exhaustivo
de las situaciones de «cri-
sis» y «precrisis» en varios
Estados socialistas y por
las serias dificultades con
que choca el movimiento
comunista en los países ca-
pitalistas. Me agrada su lla-
mamiento a «ver la verdad
de frente y hacer todo lo
necesario para renovar nues-
tras concepciones teóricas
y nuestro accionar políti-
co». Por mi parte, yo en-
fatizaría aún más en la idea
de que el desarrollo del
marxi:mo no puede reali-
zare exclusivamente gra-
cias a sus, por así decirlo,
propios «recursos internos»,
sobre la base del «autode-
sarrollo as las ideas» y la
deducción lógica de sus ca-
tegorías. La doctrina de
Marx avanza, ante todo,
gracias a un estudio escru-
puloso de la vida misma,
sobre la base de las genera-
lizaciones que se realizan a
partir de la práctica. Saría
de desear que RI, siguiendo
por este camino, el del plan-
teamiento metodológico de
las cuestiones que está pre-
sente en los artículos de
Pathé Gueye' y de Pretel,
publicara más trabajos que
permitan al lector conocer
las evaluaciones contempo-
ráneas que hacen los mar-
xistas de la nueva realidad
social.
No es ningún secreto que
en el último tercio del siglo
XX, el marxismo se enfren-
ta a grandes y complicados
problemas. ¿Cómo explicar
que los países socialistas,
que se desarrollan bajo las
banderas del marxismo,
hayan comenzado a reza-
garse sensiblemente de los
Estados capitalistas en cuan-
to al desarrollo industrial,
el crecimiento de la pro-
ductividad del trabajo y el
nivel de vida? El ideal
socialista ha comenzado a
perder su valor ante los
ojos de la gente.
El marxismo choca asimis-
mo con otra dificultad. ¿Se
puede explicar ahora con
bastante claridad por qué
ese mismo capitalismo, al
que representábamos inva-
riablemente como .un régi-
men podrido y en descom-
posición, que avanzaba ha-
cia su hundimiento inevita-
ble, resultó excepcionalmen-
te vital, impulsó el desa-
rrollo de las fuerzas pro-
ductivas y cosechó impor-
tantes triunfos en el pro-
greso de la ciencia y la
técnica? Cabe señalar al
respecto que para Lenin la
crisis del capitalismo jamás
fue sinónimo de estagna-
ción. «Sería un error creer
—escribía— que esta ten-
dencia a la descomposición
descarta el rápido creci-
miento del capitalismo...
En su conjunto, el capita-
lismo crece con una rapidez
incomparablemente mayor
que antes»1.
Son importantes y, yo
agregaría, muy complicados,
los problemas de las rela-
ciones entre las dos forma-
ciones socio-políticas opues-
tas en el contexto de la
creciente interdependencia
mundial. Para resolver es-
tos problemas, hace falta no
sólo analizar cuidadosamen-
te las cuestiones actuales
del mundo contemporáneo,
sino también redescubrir en
muchos aspectos la inmen-
sa riqueza teórica que guar-
da el arsenal creador del
leninismo. Así, al guiarse
por la dialéctica materia-
lista al elaborar la concep-
ción del socialismo en las
postrimerías del siglo XX,
hay que ver no sólo los
1
V. I. Lenln. Oirás Com-
pletas, Moscú, Progreso, t. 27,
p. 444.
contrarios, sino también los
nexos, la continuidad, entre
las formaciones sociales.
Lenin subrayaba que los
contrarios de la contradic-
ción dialéctica tanto se ex-
cluyen como se penetran
mutuamente. Esto se refie-
re también a las formacio-
nes sociales que, al negarse
mutuamente, también se pe-
netran recíprocamente. El
dogmatismo de ultraizquier-
da sólo ve las contradiccio-
nes entre ellas. En cambio
Marx y Lenin consideran
«el comunismo como algo
que se 2desarrolla del capi-
talismo» .
El socialismo hereda y
hace suyo, reelabora con
espíritu crítico y llena de
nuevo contenido todo lo
progresista de las formacio-
nes precedentes. Lenin cri-
ticó a quienes se limitaban
«a una contraposición abs-
tracta del "capitalismo" y vida de la sociedad en el
el "socialismo"»3 y no que-
rían ni sabían poner las
conquistas de aquél al ser-
vicio de la nueva sociedad.
Escribía: «"Nosotros" seguí-
mos diciendo muchas veces
que el "capitalismo es una
calamidad y el socialismo
es una bendición". Pero este
razonamiento es erróneo» 4 .
En la afirmación y el de-
sarrollo de la nueva socie-
dad, Lenin concedía gran
importancia a la fusión
consciente de tales contra-
rios como socialismo y ca-
pitalismo, socialismo y co-
mercio. Y todo ello se ex-
plica por el hecho de que
las partes contrarias, en
virtud de su propia contra-
dicción interna y su hete-
2
Ibídem, Buenos Aires, Car-
tago, t. XXVII, p. 106.
3
Ibídem, Moscú, Progreso,
t. 436, p. 310.
Ibídem, Buenos Aires, Car-
tago, t. XXXV, p. 224.
rogeneidad, contienen com-
ponentes que actúan y obran
objetivamente en un solo
sentido, que coinciden tem-
poralmente entre sí. Por
ejemplo, el capitalismo de
Estado y el socialismo, sien-
do contrarios, tienen como
base la gran producción,
los métodos avanzados de
organización del trabajo y
el empleo de nuevas tecno-
logías. Lenin partía de que
era necesidad obligar a tra-
bajar para el socialismo a
los métodos y formas capi-
talistas de producción. El
capitalismo de Estado bajo
el Poder soviético, escribía,
«es la antesala del socialis-
mo, una condición de la
firme victoria del socialis-
mo»5.
.. .SI, vivimos en un perío-
do «crucial», independiente-
mente de si se trata de la
planeta, de la situación en
los países socialistas, los
Estados capitalistas o el
Tercer Mundo. Un reconoci-
miento sincero de este he-
cho y la movilización de to-
dos los recursos teóricos
para efectuar una investiga-
ción seria y profunda de los
problemas modernos son
una premisa para que el
marxismo siga siendo una
de las fuerzas intelectuales
y políticas más grandes del
mundo actual. Estoy con-
vencido de que la concepj
ción de la perestroika y la
nueva mentalidad política
constituyen un importantísi^
mo exponente del desamé
lio creador contemporáneo
del marxismo.
Profesor A. KOSICHEV,
/e/e de cátedra
de la Facultad de Filosofía
de la Universidad de Moscú
s
Ibídem, Moscú, Progreso,
t. 36, p. 321,
57

LOS INTERROGANTES ATEOS
DE NUESTRA ÉPOCA
Profesor DIRCEU UNDOSO,
(Brasil)
En América latina, la participación de los creyentes en
las luchas revolucionarias ha sido tan amplia y tan evi-
dente en los últimos decsnios («la protesta política con
ropaje religioso», según V. I. Lenin) 1 , que ha surgido la
necesidad de someter a un análisis imparcial algunos de
los estereotipos terminológico-conceptuales en uso. El
ateísmo convertido en dogma humillante para los creyen-
tes constituye a menudo uno de los obstáculos que se
interponen en el camino de la nnfdad combativa de los
trabajadores. Dirceu Lindoso, filósofo comunista brasileño
y renombrado especialista en cuestiones de religión, se
basa en los enunciados de Carlos Marx para ofrecer nue-
vos enfoques de los problemas de la fe y la irreligión.
Su artículo enriquece la discusión que se lleva a cabo
en nuestras páginas.
EL ATEÍSMO, como concepción filosófica y postura
ética, no pasa de ser la fase inicial de un sistema
ético-filosófico más amplio: la irreligión. Lo que se
entiende hoy por ateísmo es fundamentalmente la
negación de la divinidad y la crítica negativa de Dios.
Tales actitudes determinan a menudo el desarrollo
del pensamiento teórico. ¿Es posible, entonces, redu-
cir el marxismo creador a un ateísmo ideológico?
La práctica revolucionaria parece indicar que la iden-
tificación del marxismo con el ateísmo no resuelve,
ni mucho menos, el problema de la relación entre
marxismo y religión.
La experiencia política enseña que semejante iden-
tificación suele conducir a un atolladero. La propia
historia lo ha probado: el ateísmo de los anarquistas,
por ejemplo, resultó estéril precisamente por su ac-
titud intolerante hacia todas las formas religiosas.
En cambio, el movimiento de liberación ofrece en
algunos países ejemplos convincentes de cooperación
entre comunistas y creyentes. Es Importante que ten-
gamos en cuenta este nuevo fenómeno.
La crítica de la religión por los marxistas estuvo
dirigida principalmente contra las prácticas religio-
sas y las teologías tradicionales. Sin duda, sería un
error limitarse a repetir lo que decíamos antes sin
tomar en consideración que en el cristianismo sur-
gen prácticas religiosas y nuevas teologías que se
encuentran en oposición a las viejas prácticas pasto-
rales y a la teología tradicional. El análisis del con-
tenido de las nuevas teologías y de las nuevas ma-
i V. I. tenin. Obras Completas. Editorial Progreso, Moscú,
1981, t 4, p. 243.
58
nifestaciones religiosas, vinculadas a ellas, es fun-
damental para una comprensión correcta de la rela-
ción que existe entre marxismo y religión. Marx, en
su Crítica del Programa de Gotha, al mismo tiempo
que defiende a los católicos alemanes de la intole-
rancia luterana expresada en las leyes anticatólicas
de Bismarck, no deja de criticar el «fantasma reli-
gioso». Dicho de otra forma, a la vez que hacía la
crítica de la religión, Marx defendía las comunidades
católicas alemanas que luchaban por preservar sus
condiciones de supervivencia.
El ateísmo no es, en modo alguno, un rasgo espe-
cífico del marxismo, sino que proviene de la concep-
ción materialista doblemente aplicada a la Historia
y a la Naturaleza. La tradición del materialismo es
antigua, y en la cultura europea del siglo XVIII flo-
reció en las obras de los filósofos materialistas bur-
gueses, como Holbach, La Mettrie y Helvetius. Era
un materialismo que, según el revolucionario ruso
Plejánov, sirvió a los intereses de la burguesía revo-
lucionaria francesa de aquella época. El pensamiento
revolucionario burgués se caracterizaba a la sazón
por la prédica del anticlericalismo, el antimonarquis-
mo y el antifeudalismo. No obstante, el ateísmo de
aquel siglo no ponía en duda los fundamentos del
orden económico que surgía sobre los escombros del
antiguo régimen. Al contrario, justificaba los cam-
bios. Los pensadores burgueses del siglo XVIII no
transformaron la crítica de la religión en la crítica
del derecho burgués, sino que lo fundamentaron.
El ateísmo tiene contenidos históricos diversos.
Existe el ateísmo antiguo, de naturaleza cosmológica,
como el del filósofo griego Demócrito de Abdera
(460-370 a.n.e.), quien afirmaba que las sensaciones
son provocadas por imágenes materiales, negaba la
existencia de los dioses y decía que no hay ningún
«ser supremo» (Theos) de naturaleza inmortal. Hay
el ateísmo del siglo XVIII, mantenido, como ya se
ha dicho, por los filósofos revolucionarios burgueses.
Existe, por último, el ateísmo científico de los siglos
XIX y XX_ Se impone una pregunta: ¿debe el mar-
xismo, en la etapa actual, identificarse con todas las
formas anteriores de ateísmo o, superando esta pos-
tura, hablar simplemente de irreligión o de la liber-
tad respecto a toda religión?
He aquí dos enfoques que requieren, indudable-
mente, una reflexión desde el marxismo. El primero
es el ateísmo tradicional, cuya substancia es la crí-
tica negativa de Dios. El segundo defiende la irreli-
gión y supera la crítica negativa de Dios. No contra-
dice los fundamentos epistemológicos de la crítica
científica de las formas religiosas y sus contenidos,
pero al mismo tiempo reconoce la legitimidad de las
comunidades religiosas, la existencia de una convi-
vencia entre religiosos y no religiosos basada, ante
todo, en el proyecto común de emancipación del ser
humano de las fuerzas que le son adversas.
La práctica demuestra que no pocas categorías
del marxismo no son exclusivas de éste, sino que
pueden ser utilizadas en el contexto teórico religio-
so, como ocurre en algunos exponentes de la Teolo-
gía de la Liberación". Por su parte, la teoría marxista
heredó ciertas conductas ateístas, propias de los pen-
sadores del pasado que criticaban la religión. Ade-
más, por su contenido teórico y su praxis el ateísmo
* Para mis detalles véase: S. Mámontov. Un preso político
llamado Cristo, en Revista Internacional, K¡ 9 de 1988.
tiene una profunda naturaleza agresiva. Olvida que
las formas religiosas se fundamentan en hechos de
la cultura, que el homo religiosus es también, como
el resto de los individuos, hombre social y político,
cuya supervivencia depende de las mismas condi-
ciones materiales. Pero hay más: la irreligiosidad ab-
soluta no puede reducirse a la negación de la fe,
pues ésta sería una postura poco constructiva. Y esto
ya antes de los marxistas lo hizo con singular maes-
tría el filósofo alemán Ludwig Feuerbach.
Como categoría ética la irreligiosidad tiene, a di-
ferencia del ateísmo, un contenido humanista: re-
conoce que el creyente, siendo un vehículo de lo es-
piritual en la sociedad y un defensor de lo sagrado,
también participa, como trabajador, en la producción
de la riqueza social. Las grandes masas religiosas,
en las ciudades y el campo, están formadas por obre-
ros y campesinos pobres. La conciencia de la explo-
tación del hombre por el hombre y el deseo de eman-
cipación social surgen, muchas veces, a partir de
una reflexión sobre la miseria religiosa de esa enor-
me e infortunada parte de la población. Las ideas
liberadoras pueden adquirir, en su proceso de desa-
rrollo, formas religiosas de lucha contra la explota-
ción capitalista en las ciudades y contra los latifun-
dios en el campo.
Esa es una de las razones del éxito de la Teología
de la Liberación en América Latina. En sus prácticas
pastorales sus seguidores parten, precisamente, de
las necesidades concretas de las masas explotadas,
imponiendo sus condiciones de lucha a partir de las
comunidades eclesiales de base, politizándolas por
medio de un discurso que opera, a menudo, con ca-
tegorías marxistas básicas. Las religiones pueden te-
ner componentes reaccionarios, pero esto no signi-
fica que las masas religiosas sean forzosamente reac-
cionarias. El ateísmo militante prefiere desconocer
estas verdades, que nos parecen fundamentales para
establecer un entendimiento entre marxistas y cris-
tianos en el proceso de las luchas sociales y la revo-
lución.
Pensamos que el marxismo está en vías de superar
este ateísmo agresivo y de crear —en la teoría y la
práctica— nuevas premisas de entendimiento entre
la religión y el humanismo de su irreligión. Los co-
munistas, por supuesto, hacemos la crítica científica
de las formas y contenidos religiosos que son alienan-
tes en el plano social, sin desconocer que el creyen-
te es un receptáculo social de la religión, en la que
deposita como premisa fundamental la esperanza.
Sin la esperanza no puede existir la religión y, mu-
cho menos, el socialismo.
Lo que hoy día une, a nivel mundial, a religiosos
y no religiosos es justamente la conciencia de saber
que el destino de la humanidad depende de ese en-
tendimiento, pues una hecatombe nuclear mundial
eliminaría tanto a los creyentes como a los que no
lo son. La lucha por la emancipación social, contra
la explotación del trabajo y las miserias del capita-
lismo interesa tanto a un teórico marxista como a
un teólogo cristiano de la nueva generación. La lu-
cha por la paz y por el socialismo no sólo es una
bandera marxista. Está en juego la supervivencia de
nuestra humanidad común, tanto de los hombres re-
ligiosos, como de los hombres irreligiosos o los ateos.
El humanismo de la irreligión marxista consiste fun-
damentalmente en la conciencia de que la vida es
un bien único y de que ella debe ser preservada de
una destrucción nuclear. Navegamos en una misma
nave por los espacios inexplorados del Cosmos, y las
armas nucleares no hacen distinción entre marxistas,
ateos y religiosos. Esa es la conciencia fundamental
de nuestra época: estamos todos en una misma nave.
La irreligión y la crítica de la religión por el mar-
xismo tienen raíces en el ateísmo de Ludwig Feuer-
bach, uno de los exponentes de la llamada «izquierda
hegeliana». En su obra La esencia del cristianismo
(1841), Feuerbach establece los principios de una
crítica de la religión, basada en la teoría de Hegel,
pero desde posiciones ateístas y materialistas. La
tarea de Feuerbach consistió en hacer una reducción
de la teología en una antropología. Mas este reduc-
cionismo no implica un corte epistemológico —diría-
mos, una ruptura— con la religión. Lo que hizo fue
establecer una negación recíproca entre religión y
conocimiento. Al transformar los símbolos religiosos
del cristianismo en una antropología de los hechos
simbólicos, Feuerbach desarrolla una actitud teórica
que conduce a la negación de los mitos religiosos
como algo trascendental. De modo que la mitología
religiosa adquiere en él rasgos laicos, mientras los
dioses y los santos se convierten en personajes his-
tóricos. Negando el culto religioso, Feuerbach le con-
trapone el culto al hombre envuelto en el ropaje
religioso de su deificación. El filósofo alemán se li-
mita a substituir un «dios» por otro, el hombre, pero
al mismo tiempo abre un espacio de negatividad reli-
giosa. Su ateísmo, por tanto, no fue una ruptura sino
una negación.
Al contrario de Feuerbach, la crítica de la religión
en Marx no se contenta con establecer una negación,
ro se limita al ateísmo, sino aue va más allá, muda
de terreno, proponiendo como categoría central de
la irreligión el «mundo humano» nara usar la imagen
eme aparece en su texto de 18443/. Dicho de otro
modo, la Irreligión de Marx tiene como categoría
fundamental el Anthrovos, el hombre, en tanto aue
el ateísmo de Feuerbach se basa en la categoría del
dios-hombre, o sea, el Theoanfhropos («Dios es el
hombre y el hombre es Dios»). Por consiguiente, cuan-
do Marx analiza las premisas de una irreligión ra-
dical, esto significa que cambia de terreno, que no
se contenta con una postura teórica reduccionista.
Su crítica de la religión rompe definitivamente con
la «felicidad ilusoria» y rechaza el «aroma espiritual»
de la religiosidad y del ateísmo.
En este texto, literariamente tan bello, Marx dice
que la religión es un sol ilusorio que gira en torno
al hombre hasta que éste comienza a girar en torno
de sí mismo. De este modo, al abandonar el «sol ilu-
sorio» de la religión, el fundador del marxismo rea-
liza la crítica de la miseria religiosa de su época,
viendo detrás de ella la miseria real de las socieda-
des de clases. No discute la religión mediante la ne-
gación religiosa, revirtiendo los contenidos míticos
a una antropología de signos y hechos simbólicos,
sino mediante la irreligión. Su posición teórica no
parte del hecho religioso ni del ateísmo de su nega-
ción. Lo primero constituiría una hermenéutica reli-
3
C. Marx. Manuscritos económicos y filosóficos de 1844.
Editora Política, La Habana, 1965, p. 159.
59
 giosa y, lo segundo, una hermenéutica ateísta. La
crítica de la religión en Marx se separa de ambos
terrenos, porque tanto el primer enfoque como el
segundo no llegan a eliminar la religión como tal.
El método de Feuerbach se expone de modo con-
ciso en el prefacio a la segunda edición de La esen-
cia del cristianismo, donde aparece la expresión «re-
velar la existencia contradictoria y falaz de la teo-
logía». En la primera edición, de 1841, el autor re-
conocía que la reducción de la teología a una antro-
pología hacía de aquella un objeto de conciencia, al
cual el método de Hegel podía ser aplicado de un
modo perfectamente justo e históricamente fundado.
Hablaba de la objetividad de su método, comparable
al de la química analítica. Con la aplicación de su
método, Feuerbach procuraba hacer inteligible la len-
gua de las imágenes orientales de la religión cris-
tiana.
AI criticar la religión, el filósofo se basa en un
tipo de análisis que él califica, en el prefacio de
1843, de empírico-filosófico o histórico-filosófico.
Feuerbach parte, en su análisis de los hechos reli-
giosos, del objeto de investigación, que no de la es-
peculación intelectual. El escribía que su objeto prin-
cipal era el cristianismo, la religión, o el estado del
objeto inmediato, de la esencia inmediata del hombre.
De ahí que, considerándose ateo, no se consideraba
anticristiano. Definía la religión como un fenómeno
natural, y no como un fenómeno sobrenatural. Para
él el ateísmo revelaba los «mitos» de la religión, el
hecho de que ésta —no en su exterior, sino en su
fondo; no por su opinión y su imaginación, sino en
su corazón, en su verdadera esencia— no cree en
nada, sino en la verdad y la divinidad del ser huma-
no. Reducía la Trinidad y la Palabra de Dios a la
nada, pues eran forjadas por el «autoengañó del
hombre» y por la «ilusión de teología».
De estas expresiones proviene el concepto de «ilu-
sión religiosa» y «miseria religiosa» en los textos
de Marx. El contenido conceptual de esta última no-
ción es mucho más profundo que en Feuerbach. En-
tre ambos no media una diferencia de matices, sino
una ruptura de naturaleza epistemológica. ¿En qué
consiste ésta?
Feuerbach nos enseña que el hombre religioso es
portador del genus religiosum; pero, aunque religio-
so, no deja de ser un ser consciente. Hecho éste que
diferencia al hombre del animal, que es incapaz de
tener percepciones religiosas. Con esta postura teó-
rica, el filósofo restituye al hombre el contenido real
de su horizonte ideológico. De ese modo, desarrolla
su discurso filosófico sobre la esencia del cristianis-
mo, cambiando la posición tradicional de la filosofía
con respecto a la religión y aboliendo la ilusión del
teólogo y el filósofo. La ilusión del teólogo, según
Feuerbach, es pensar que la apariencia de la reli-
gión constituye la realidad misma; la ilusión del fi-
lósofo es buscar el objeto de su análisis dentro de
su cabeza. De ahí saca Feuerbach dos conclusiones:
en cuanto a la religión, su punto culminante será
cuando ella se transforme en su contrario, en la ne-
: gación de la religión; y en cuanto a la filosofía, su
punto culminante será cuando su esencia se trans-
; forme en la negación de la filosofía. Marx critica
esta posición contemplativa en su famosa tesis XI:
«&o§ filósofos no han hecho más que interpretar de
60
diversos modos el mundo, pero de lo que se trata La fe en la divinidad es ajena al marxismo y a la análisis marxista aplicado al contexto de la nueva
es de transformarlo»*. concepción del mundo del proletariado revoluciona- teología que se revelan los múltiples hechos de con-
El núcleo del ateísmo es la fe negativa. Permane- rio. Sin embargo, las grandes masas de trabajadores tradicción que contienen las sociedades de clases.
ciendo en el espacio de la negación de la religión, llevan en su conciencia social componentes de reli- Las categorías marxistas ya no asustan a los teólo-
los ateos no llegan a superar del todo los conteni- giosidad, lo cual no impide que emprendan el cami- gos de la liberación. Al contrario: los capacitan en
no revolucionario. Las propias prácticas revoluciona- sus análisis de la situación de la conciencia religiosa
dos de carácter religioso. La fe negativa no equivale,
de por sí, a la irreligión. El ateísmo lleva una clara rias se encargan de encaminarlas hacia la tarea his- en las sociedades de explotación y de sumisión so-
tórica de su emancipación social. Y sólo a través de cial de las masas trabajadoras. Operando con las ca-
impronta de la autoconciencía religiosa. En cambio,
la irreligión no se reduce a un simple ateísmo, por- esta lucha una gran parte de las masas trabajadoras, tegorías del marxismo, los teólogos de la liberación
influida por la conciencia religiosa, puede adquirir no sólo ponen en evidencia las contradicciones y
que la negación de Dios no es su componente único.
La religiosidad transferida a otro objeto [es decir, una vis'ón del mundo que la conducirá al camino de antagonismos del sistema de explotación y la estruc-
la construcción del socialismo. De ese modo, parti- tura social del capitalismo, sino que perciben las
al hombre —N. de la Red.) y expresada por medio
de la fe negativa, es la esencia de su postura crítica. ciparán de la ideología del proletariado revolucio- contradicciones y antagonismos estructurales de sus
nario. Descubrirán que su fe subjetiva no es suficien- iglesias. Su participación en las luchas populares
Al ateísmo no le basta abolir o disolver el carác-
ter trascendental de la religión. Restablece la fe an- te para abrir el camino a su verdadera emancipación. crea una nueva conciencia que, como dijera Marx,
Al marxismo le cabe actualmente ofrecer a las ma- hace la opresión real más opresiva, acrecentando la
tropológica como la forma única de una negación
de la divinidad, tan sólo substituyendo, en nuestra sas de creyentes los instrumentos teóricos para ma- conciencia de la opresión, haciendo la infamia más
nejar las realidades e intervenir activamente en la infame al pregonarla6.
realidad, al «Dios vivo» del cristianismo por el Dios
muerto del ateísmo. Historia. Sólo organizados en la lucha política por Los propósitos y los objetivos de la revolución son
Al contrario de esta posición, la tarea actual del la emancipación social pueden los creyentes, a pesar comunes a religiosos y no religiosos, a cristianos y
marxismo y del proletariado contemporáneo es, por del subjetivismo de su concepción del mundo, cum- marxistas: esa es la nueva realidad. Cada uno se con-
lo visto, la de instituir las condiciones teóricas y plir debidamente con su misión histórica. Marx con- ducirá con su ética: los marxistas, con su ética pro-
prácticas ds la irreligión, sin que se establezca a la sidera la historia como una de las ciencias más im- letaria y revolucionaria; los cristianos, con su ética
vez ninguna discriminación contra las comunidades portantes. Cuando las masas religiosas se incorporen religiosa al servicio de la revolución. Y ambas en
religiosas. Las metas de la clase obrera revoluciona- a la práctica revolucionaria, serán copartícipes del muchos aspectos convergentes. Y si la construcción
ria se fundamentan en la concepción dialéctico-mate- proletariado revolucionario en el cumplimiento de de una sociedad socialista es de interés de muchos
rialista aplicada a la sociedad, la naturaleza y la his- una tarea común: la de avanzar hacia el socialismo. religiosos cristianos, al igual que lo es de nosotros,
toria. El hombre del futuro, impulsado sólo por su Dejarán, por tanto, de ser masas religiosas contem- los comunistas, esto significa una gran victoria para
esencia humana y sin ningún tipo de propaganda plativas, transformando su nueva conciencia en una nuestra causa revolucionaria. En este sentido, sólo
ateísta, estará libre de todo tipo de prejuicios reli- fuerza material. nos resta agradecer a los nuevos cristianos y sus
giosos o de otra índole. A este respecto, en los ya Esta ha sido la causa principal que ha motivado teólogos esa nueva conciencia de vanguardia que
mencionados manuscritos de 1844, Marx expresó que el surgimiento y la difusión de la Teología de la Libe- parte de sus iglesias y de sus fieles.
en el socialismo «la existencia real del hombre y la ración en América Latina. Los teólogos de la libera- A partir de ahora, marxistas y creyentes estamos
naturaleza» se hace «práctica sensorial y percepti- ción teorizan sobre las necesidades reales de los tra- ¡untos en la tarea histórica fundamental de nuestra
ble», lo cual, a su vez, hace «imposible en la prác- bajadores del campo y la ciudad, de las minorías ex- época: luchar contra las miserias y desigualdades
tica» la cuestión de «un ser por encima de la natu- plotadas de negros e indios, considerando como ins- sociales, construir la nueva sociedad socialista y ga-
raleza y del hombre —una cuestión que admite la trumento inadecuado los viejos dogmas de las teo- rantizar la paz mundial, para el bien de nuestra su-
insubstancialidad de la naturaleza y del hombre—...». logías tradicionales. Son las categorías básicas del pervivencia como especie humana. El socialismo, en
«El ateísmo, en cuanto a negación de esta insubstan- materialismo histórico las que suplen las necesida- última instancia, significa la garantía de que nues-
cialidad —decía Marx—, no tiene ya sentido alguno, des teórico-analíticas de la nueva teología, mostrán- tra civilización planetaria continuará existiendo.
porque el ateísmo es la negación de Dios y postula dole el auténtico cuadro de la explotación del tra-
la existencia del hombre a través de esta negación; bajo en las sociedades de clases. Es por medio del • Véase: C. Marx. Crítica de la jilosojla del Derecho de Hegel.
pero el socialismo como tal, no tiene necesidad de
esta mediación»5.
Lo que se destaca en la crítica de la religión de
Ludwig Feuerbach es la fe positiva del hombre reli-
gioso, considerada como una inmensa satisfacción
subjetiva, como la felicidad del creyente. El poder
de su fe se revela como la fe en un poder que tras-
ciende al creyente y libera su subjetividad de las
trabas objetivas. Esto le da felicidad porque es un
sentimiento profundo en los poderes de su subjetivi-
dad. Un auténtico marxista considera la fe positiva
del creyente como un sentimiento humano natural,
aunque no olvida los fundamentos alienantes de la
fe. Siendo una forma solipsista de creer, la fe no
se limita a la subjetividad individual del creyente,
porque su base social es colectiva: la comunidad de
creyentes. En esta comunidad se revela el sentimien-
to colectivo de felicidad y satisfacción religiosa. Las
comunidades de creyentes son los soportes sociales
donde se estructuran las culturas religiosas o las
formas religiosas de culturas laicas.
* C. Marx y F. Engels. Obras Escogidas, Editorial Progreso,
Moscú, 1973, p. 10.
5
C. Marx. Manuscritos económicos y filosóficos de Í8SÍ.
Editpra Solític*. La Habana, 1965, p, 120.
61

A<íQNTECIIVIIENT^S^APREGI ACIONES
REFORMAS Y PROGRESO SOCIAL
HANS PETERSSON,
miembro de la Dirección
del Partido de Izquierda-Comunistas de Suecia ¡PI-CS)
y Diputado del Riksdag * (Parlamento)
¿QUE PAPEL corresponde al movimiento obrero
organizado en las reformas que se realizan bajo el
capitalismo? Esta cuestión nos interesa mucho a nos-
otros, que actuamos en un país con un nivel de vida
relativamente alto y una tasa de desempleo com-
parativamente baja.
El análisis de la importancia de las reformas per
mite rectificar la imagen de la sociedad proyectada
por el Partido Socialdemócrata, que está en el podei
en Suecia y defiende el régimen existente. Esta ima-
gen nos presenta una sociedad casi ideal en la que,
con el consentimiento de los propietarios del capital,
se van eliminando de un modo gradual las pequeñas
«imperfecciones» en una economía de mercado alta-
mente desarrollada.
La evaluación del papel de las reformas en la vida
económica y política de Suecia demuestra que han
tenido lugar cambios verdaderamente significativos:
se ha reducido la semana laboral, ha disminuido la
edad de la jubilación, han aumentado las vacaciones
y se han establecido determinadas garantías contra
los despidos arbitrarios. Una de las conquistas más
importantes de los trabajadores es la implantación
* Continuamos publicando materiales sobre el lugar y el
papel de las reformas en la política de los partidos comunistas
y de otras fuerzas democráticas en la lucha por el progreso
social (véase «Revista Internacional», J6.V« 11, 12 de 1988; Na 2
de 1989).
62
de la pensión general por años de trabajo. Se ha
creado un amplio sistema de seguridad social que
prevé toda clase de subsidios, inclusive para la in-
fancia. Estas reformas han elevado sustancialmente
el nivel de vida de los trabajadores, sin perjudicar
para nada a los capitalistas, pues se han realizado
en las condiciones impuestas por ellos. Pese al medio
siglo de gobierno de la socialdemocracia sueca (si
exceptuamos el intervalo relativamente breve de seis
años que va de 1976 a 1982), el capital supo utilizar
los resultados de las reformas para incrementar su
poder en la sociedad y su dominio en la industria,
así como para conquistar sólidas posiciones fuera
del país.
El creciente grado de organización de la clase obre-
ra y las actividades desarrolladas por los partidos
políticos y los sindicatos tuvieron gran importancia
para materializar las demandas de los trabajadores.
Si la clase obrera hubiera permanecido débil y di-
vidida, estos cambios habrían sido imposibles. Sin
embargo, pese a mantener diferentes posiciones de
clase y argumentos aparentemente opuestos, la bur-
guesía y la socialdemocracia perseguían, con esa po-
lítica de reformas, idénticos objetivos.
El capital tiene a su disposición una mano de obra
muy instruida y profesionalmente capacitada. Al mis-
mo tiempo, han mejorado de manera gradual las
condiciones de vida de los trabajadores y la seguri-
dad social. Gracias a ello, tras la cortina de humo
del reformismo se han perdido de vista los objetivos
iniciales y de largo alcance del movimiento obrero:
la conquista del poder y el derecho de determinar
el desarrollo de la sociedad.
Por su lado, la socialdemocracia ha obtenido la
posibilidad de aducir los indiscutibles éxitos de su
política de reformas, lo que le ha permitido mantener
la dirección política del país durante un período bas-
tante prolongado. En los años 80, la socialdemocracia
sueca prosiguió su escoramiento ideológico a la de-
recha, lo que condujo a un empleo más Intensivo de
los instrumentos de la economía de mercado.
EN LA SEGUNDA MITAD del siglo XIX, Bismarck
realizó en Alemania las primeras reformas en favor
de los obreros. Los dirigentes del Estado compren-
dían que la ausencia de condiciones para la reproduc-
ción normal de la mano de obra en una sociedad
industrial podría costar muy caro: resultaba más ven-
tajoso tener una clase obrera mejor alimentada, Ins-
truida y poco exigente. Desde entonces, los gobiernos
burgueses y los capitalistas han consentido en las
reformas, pero en ciertos límites y en el marco del
sistema existente. Esto corresponde a las teorías de
Eduard Bernstein y al proceso de transformación de
los partidos socialdemócratas en partidos que abogan
por las reformas, pero se oponen a cualquier cambio
radical en la sociedad.
En nuestros días, la aceptación de las reformas
por parte de la burguesía adquiere una forma tan
singular como la oferta a los obreros y empleados
de comprar, individualmente o por medio de los sin-
dicatos, «obligaciones convertibles» para cambiarlas
luego por acciones. Semejante «participación» per-
mite distraer la atención de los sindicatos de la lu-
cha por aumentos salariales y el desarrollo de la
democracia en la producción, haciendo que los obre-
ros se interesen, en primer lugar, por el incremento
de las ganancias. Pero, al mismo tiempo, la posesión
«conjunta» de la propiedad se mantiene a un nivel
que no ofrece peligro.
Desde luego, los comunistas siempre hemos aboga-
do por mejorar la vida de las masas, aunque hemos
comprendido muy bien que tales reformas no trans-
forman radicalmente la sociedad. En cambio, la so-
cialdemocracia en este camino ha perdido los obje-
tivos de gran alcance. La expresión de Bernstein,
«El movimiento es todo, el objetivo final no es na-
da», muestra con nitidez de qué se trata. Como re-
sultado vemos que, pese al prolongado gobierno de
la socialdemocracia, la sociedad sueca se ha alejado
del objetivo de cambiar sus fundamentos. Se ha pro-
ducido una fusión gradual de los intereses de la di-
rección política del Estado con los del capital. Una
prueba fehaciente de ello nos ofrece la política gu-
bernamental en los años 80, que busca estimular las
ganancias y oponerse a las reivindicaciones salaria-
les de los trabajadores. Es igualmente ilustrativo el
rumbo de los gobiernos socialdemócratas que han
beneficiado al complejo militar-industrial y contri-
buido a transnacionalizar la economía. Como ya di-
jimos, el cuadro general en Suecia se ve completado
con el empleo más intensivo de los Instrumentos de
la economía de mercado. Tampoco se descarta la
posibilidad de una mayor privatización del sector pú-
blico. La ambición de obtener máximos beneficios y
las miras en la rentabilidad comienzan a penetrar
en esferas que afectan a la justicia social. La lucha
colectiva de los trabajadores se ve socavada por la
división de las operaciones y la individualización del
trabajo en la producción.
Sería una simplificación plantear un interrogante
en general: ¿se resiste o no el capital a las reformas?
Es mucho más productivo analizar qué reivindica-
ciones provocan su resistencia, cuáles se aceptan,
quién está a favor y quién en contra.
Es obvio que se ofrece la mayor oposición a las
reformas que amenazan al capitalismo o que consti-
tuyen el primer paso hacia la transformación de la
sociedad. Por cuanto la socialdemocracia sueca ya
no se plantea este objetivo, suele actuar, junto con
el capital y los partidos burgueses, en la lucha con-
tra las exigencias de gran alcance presentadas por
los comunistas en la esfera de la democratización y
los cambios sociales.
EN LO QUE SE REFIERE a nuestro partido, apoya
aquellas reformas que contribuyen a elevar el nivel
de vida de los trabajadores y benefician a la clase
obrera. Al mismo tiempo, es imposible lograr un me-
joramiento de las condiciones materiales sin defen-
der posiciones ideológicas claras. En caso contrarío,
se mantendrán el régimen y el poder vigentes, que
se ven legitimados por la política de reformas basa-
da en la renuncia del movimiento obrero a sus obje-
tivos de largo alcance. El capital se vale de los éxi-
tos económicos ofreciendo a las masas «migajas de
la mesa de los ricos». De este modo, la cuestión rela-
tiva a los cambios sociales urgentes es desplazada
de la agenda política.
Durante toda su historia, el Partido de Izquierda-
Comunistas de Suecia ha procurado combinar la lu-
cha económica con la ideológica. Hoy día, cuando
en Suecia el viento hincha las velas de la economía
de mercado, es de lamentar que los comunistas con
demasiada frecuencia se vean obligados a esforzarse
por proteger las reformas anteriores y oponerse a su
desmedulación. Tienen que defender los resultados
alcanzados y, paralelamente, trazar objetivos de
mayor alcance. Tal es la doble tarea planteada en
los documentos programáticos del PI-CS y presente
siempre en sus actividades diarias.
EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO CONTEMPO-
RÁNEO hace más perentoria la necesidad de trans-
formar la sociedad. Se trata del crecimiento econó-
mico en el futuro y de su contenido. La implantación
intensiva de los nuevos equipos y tecnologías en la
producción y la rápida urbanización tienen diverso
impacto —y no siempre positivo— en el estado del
entorno y en las condiciones de trabajo y de vida
de la gente. Para la clase obrera y sus representan-
tes hoy es más importante que nunca utilizar la po-
lítica de reformas para lograr objetivos de gran al-
cance. No basta con lograr que mejore la situación
cotidiana de los trabajadores, sin echar a la vez los
cimientos para una vida mejor. Por consiguiente, se
trata de utilizar la política de reformas como un ins-'
truniento para cambiar la sociedad.
Es evidente que no siempre las condiciones de vida
pueden medirse con raseros del bienestar material.
Hay valores que no se puede adquirir a cambio de
dinero. Por ejemplo, la sociedad industrial moderna
devora a ritmo vertiginoso recursos naturales irre-
cuperables y destruye el entorno a nivel nacional
y planetario. Y este caso concreto exige sentido de
responsabilidad por parte de todos cuantos desean
elevar su nivel de vida. Hoy es más fácil inculcar
en la gente este sentido de responsabilidad y escla-
recer la necesidad de cambiar unas relaciones socia-
les, que permiten explotar tan despiadadamente al
ser humano y a la naturaleza.
Los partidos y organizaciones comunistas y socia-
listas se enfrentan a grandes tareas en la esfera
ecológica, pero cuentan también con grandes posibi-
lidades para cumplirlas. Los grupos independientes
supieron a tiempo pronunciarse en defensa del me-
dio ambiente y protestar contra su destrucción. En
cambio, para los partidos tradicionales de Suecia,
que hacían hincapié en el mejoramiento de los fac-
tores económicos, fue más complicado sentir el nue-
yo y explosivo material social.
Esto se refiere, en particular, a los socialdemócra-
63
tas, que durante largo tiempo han adecuado sus pla-
nes de reformas al desarrollo económico en el marco
del capitalismo y en sus condiciones. Ellos, al igual
que liberales y neoliberales fueron calificados du-
rante los debates políticos de «partidos de hormi-
gón», por su incapacidad de pensar de manera nueva
y adaptarse con rapidez a los problemas que surgen
en la sociedad contemporánea.
La realidad es tal que, en el capitalismo o en el
socialismo, las posibilidades y las formas del ulterior
crecimiento económico dependen en mucho del ca-
rácter y la magnitud en que los recursos naturales
son utilizados, asi como del daño potencial ocasio-
nado al entorno. En las últimas elecciones parlamen-
tarias en Suecia (otoño de 1988), los «partidos de
hormigón» perdieron escalos, m'eitras que los ga-
naron los partidos que la prensa y la opinión pública
denominan «blandos». Entre éstos figuran también
los comunistas que han cuestionado seriamente el
propio contenido del crecimiento económico, así co-
mo el costo ecológico y social que los trabajadores
han tenido que pagar por el mejoram'ento de su si-
tuación material. Se promovió a primer plano la lu-
cha ideológica, por cuanto era preciso impedir que
los partidos burgueses canalizaran en provecho suyo
la nueva protesta ecológica del electorado contra el
régimen existente. La burguesía procura desviar esta
protesta, de manera que no se enfile contra el capi-
talismo, y utilizarla en interés propio. Los importan-
tes problemas ecológicos que enfrentan varios países
socialistas también plantean ante nosotros tareas
nada fáciles.
¿SE FORTALECE O DEBILITA el capitalismo al
aplicar reformas sociales y económicas? Basándose
en la experiencia sueca, puede afirmarse que el ca-
pitalismo se ha fortalecido. Y lo fundamental no sólo
radica en las reformas, que han garantizado a la
clase obrera un nivel de vida más elevado. Se ha de-
jado sentir asimismo la prolongada influencia de la
ideología burguesa, que ha penetrado en el proleta-
riado y se ha visto fortalecida por el hecho de que
la socialdemocracia, en el poder, seguía en lo fun-
damental una política burguesa y la defendía con
argumentos burgueses. Es conocido que la nacionali-
zación de algunas empresas capitalistas aún no abre
automáticamente las perspectivas socialistas. Lo esen-
cial es cómo se utiliza el poder en la sociedad y en
la producción, lo cual a su vez depende de las con-
cepciones ideológicas de quienes gobiernan el país
y, desde luego, de la convicción de los trabajadores
de que es necesario adoptar reformas progresistas.
Y éstas serán irrealizables y no tendrán la aproba-
ción del Riksdag mientras que no se deje sentir con
fuerza la presión de las masas.
En el caso de Suecia se manifiesta claramente el
rumbo neoliberal en el campo económico. Se debilita
el control sobre las operaciones cambiarías y el nivel
de los ingresos, y se lanzan a la Bolsa acciones de
las empresas públicas como un primer paso antes
de su privatización. Las empresas totalmente estata-
les funcionan de acuerdo con las leyes del mercado.
Su propia presencia en modo alguno contribuye a
redistribuir el poder en la economía'. Con su polí-
tica de austeridad y su enfoque de las empresas pú-
» A mediados de la década del 80, cerca del 4% de las per-
sonas más adineradas del país poseía aproximadamente el 80%
da toda la riqueza de las familias sueca». —N. da la Red.
64
blicas, la socialdemocracia prepara el camino a una
Ola de privatizaciones que podrá desatarse cuando los
grupos acomodados de la población exijan aún mayo-
res concesiones.
Pese a todo ello, comunistas y soctaldemócratas
tienen un denominador común en la esfera de las
reformas: su responsabilidad social y la necesidad
de defender los intereses de la clase obrera y de los
trabajadores en general. Aunque la socialdemocracia
sueca aboga por la economía de mercado y está dis-
puesta a seguir desarrollándola, actúa en nombre
de hombre medio. Y justamente aquí se perfila cierta
identidad entre socialdemócratas y comunistas. Am-
bos partidos salieron de las entrañas de la clase
obrera y se apoyan en ella. Sin embargo, difieren
mucho en sus criterios respecto a las posibilidades
del capitalismo y la necesidad de emprender trans-
formaciones sociales cardinales para avanzar hacia
el socialismo. Los comunistas se oponen solos a un
frente único formado por la socialdemocracia y el
capital. Es cierto que el Partido del Centro y los Ver-
des tienen elementos de crítica anticapitalista, pero
esto aún no se ha reflejado en sus documentos pro-
gramáticos.
No obstante, no cejamos en nuestros empeños por
impulsar la cooperación. En muchas esferas, Social-
demócratas y comunistas pueden y deben actuar jun-
tos y, más aún, junto con determinados sectores de
los liberales, lo's democristianos y los Verdes. Esto
se refiere, en primer término, a la lucha por la paz
y el desarme, en la que las diferencias ideológicas
son relegadas a un segundo plano y se desarrolla
una labor constructiva en aras de objetivos comunes.
Aquí, comunistas, creyentes y diferentes grupos «li-
bres» actúan con libertad y encuentran con mayor
facilidad un lenguaje común. En vista de su número
y de gran capacidad organizativa, los socialdemócra-
tas prefieren celebrar sus propios actos y manifesta-
ciones. Sus consideraciones de orden táctico se im-
ponen con mucha frecuencia, y así se bloquean accio-
nes unitarias que cuentan con todas las posibilidades
para su realización.
La experiencia testimonia que la cooperación es
mucho más difícil cuando las cuestiones planteadas
se refieren a momentos cruciales en la vida del país
o, más aún, constituyen una amenaza para el domi-
nio del capital. Mientras en Suecia los socialdemó-
cratas sigan en el poder, el entrelazamiento de los
intereses del Estado y del capital hace casi imposible
que podamos emprender con ellos acciones unitarias
que afecten las raíces de la injusticia social o eco-
nómica. Sin embargo, nosotros consideramos que el
valor de la cooperación con la socialdemocracia ra-
dica en que puede desbrozar el camino hacia un diá-
logo que permita revalorar muchas ideas en la so-
ciedad.
En general, está claro que en su forma actual la
política de reformas que se aplica en el país no
amenaza al capitalismo. Los límites de ella están
determinados por la fuerza y la conciencia de la
clase obrera y de sus organizaciones. Por esta razón,
además de pronunciarnos por reformas que garanti-
cen una mayor justicia social, nuestro partido pro-
cura desplegar la lucha ideológica en defensa de los
derechos y los intereses fundamentales de los traba-
jadores, por una perspectiva de profundas transfor-
maciones sociales.
EL GARROTE LEGISLATIVO
DE LOS TORIES
Abogado JOHN HENDY,
Secretario del Comité para la Legislación Laboral
de la Sociedad de Abogados Socialistas (Gran Bretaña)
EL GOBIERNO CONSERVADOR, elegido en 1979 y
reelegido dos veces, ha realizado la más radical re-
forma de la legislación laboral, desarrollando paso
a paso una amplia ofensiva contra los derechos de
las trade uniones y diferentes sectores de los traba-
;adores '. Los numerosos cambios legislativos tienen
dos funciones: la primera y más obvia, limitar direc-
tamente la actividad de las trade uniones a través de
la imposición de multas legales; la segunda es in-
fluir en las actitudes y la mentalidad de los traba-
jadores para debilitar ¡a resistencia a la política anti-
obrera de los conservadores.
El derecho a la huelga no está refrendado en la
legislación británica, pero a lo largo de muchos años
existía la inmunidad de acción legal. Ahora, la situa-
ción ha cambiado sustancialmente para peor. Toda
forma de lucha huelguística no precedida por una
votación obligatoria en favor de la huelga por parte
del colectivo obrero se considera ilegal, con todas
las consecuencias graves para los sindicatos y los
trabajadores. El propio procedimiento de votación es
muy complicado, pues en ella debe participar no
menos del 70% del total de los miembros del deter-
minado sindicato. Cualquiera de éstos puede ahora
apelar al tribunal exigiendo la prohibición de la huel-
ga si ésta no ha sido votada. Ello abre vastas opor-
tunidades para los esquiroles. La ley prohibe toda
forma de solidaridad con los huelguistas. Los pique-
tes pierden toda inmunidad si no se organizan cerca
de la empresa donde se ha declarado una huelga.
Se han introducido mayores restricciones al dere-
cho de empleo preferente de los que están organiza-
dos en un sindicato. Los miembros del mismo pueden
apelar al tribunal contra su propio sindicato so pre-
texto de abusos en los gastos de sus recursos: cada
miembro es autorizado a inspeccionar las cuentas al
respecto. El aparente «democratismo» de estas reglas
facilita de hecho los ataques contra los sindicatos.
No en vano la legislación laboral prevé el nombra-
miento por las autoridades de un «comisionado para
proteger los derechos de los miembros de los sin-
dicatos» en calidad de asesor durante un litigio de
este tipo.
El papel que estos cambios de la legislación laboral
1
los principales cambios fueron introducidos por las leyes
sobre el empleo de 1980, 1982 y 1988 y por la Ley sobre las
Trade Uniones de 1984. Ahora se presentó en el Parlamento
otro proyecto al respecto: «El empleo en los .años 90».
juegan en la guerra de ideas, a través de la cual los
tories paulatinamente realizan su objetivo de rees-
tructurar la sociedad británica, se subestima con fre-'
cuencia. La hábil utilización del aspecto ideológico
de la ley, de la mitología que implica esta noción,
se ha convertido en un arma poderosa de los con-,
servadores. El Gobierno Thatcher explota la imagen
de la ley con el fin de intensificar el control político
y económico de los trabajadores. Ello tuvo remarca-
bles efectos en la esfera de las relaciones laborales.
El avance de la guerra de ideas que sostienen los
conservadores es facilitado, desde luego, por el ra-
mificado aparato de la propaganda burguesa: perió-
dicos populares, radio y televisión controlados por
el Gobierno.
Por razones históricas, los británicos respetan pro-
fundamente la ley y el Derecho, perciben y aceptan
a sus representantes —jueces y abogados— como
portadores de la suprema autoridad. Todo ello originó
mitos ideológicos, y los tories se valen con éxito de
éstos.
La ley es enfocada como lo esencial para la pre-
servación del orden, para proteger a los débiles fren-
te a los fuertes, para salvarnos de la anarquía y el
caos. Esta idea sirve para justificar la política anti-
tradeunionista de los conservadores. Se sugiere que
sin la intervención legislativa los sindicatos, supues-
tamente, no pueden ser democráticos ni reflejar los
deseos de su membresía.
El segundo mito pretende que la ley y el sistema
legal son inherentemente justos e imparciales. Pero
esta pretensión es impugnada tanto por decisiones
judiciales políticamente arbitrarias tomadas en el
curso de pleitos laborales particulares, como por la
experiencia de trato violento de los trabajadores por
parte de corruptos policías. La incursión de los jue-
ces (que debido a su educación y selección apoyan
por regla a los círculos gobernantes), es estimulada
por los tories en todos los aspectos de las relaciones
laborales, cuando el activismo de la clase obrera debe
ser cortado.
Solamente raras veces la gente supera su tradicio-'
nal respeto a la ley ignorando su autoridad. Un ejem-
plo de ello fue la desobediencia a las sentencias del
tribunal durante la huelga de los mineros de 1984-
1985. Pero más usualmente el mito prevalece: la ina-
decuada movilización contra la detención de Michael
Hick (uno de los líderes de la huelga de los traba-
jadores de las imprentas en 1986-1987) no fue sino
uno de los diversos e incontables ejemplos al respecto.
Los mass media de Gran Bretaña siempre se han
esforzado asiduamente por mantener la fe en la im-
parcialidad y la dignidad de la ley y el sistema legal.
Al mismo tiempo, por ejemplo, las «acciones ilega-
les», supuestamente, que tuvieron lugar durante «el
invierno de descontento de 1979»2 (pura ficción de
los mass media], se utilizaron para crear a los ojos
de la opinión pública la imagen de unos sindicatos
irreflexivos, no democráticos, autoritarios y todopo-
derosos, los cuales requerían la disciplina impuesta
por la Ley sobre el Empleo de 1980. Y, al contrario,
* La subida al poder de los conservadores en mayo de 1979
condujo a recortes de los gastos sociales, a la elevación de
los impuestos indirectos y los precios, a la desnacionalización
de empresas públicas. Las crecientes contradicciones sociales
lian intensificado la lucha huelguística de los trabajadores y
los sindicatos, cuyas magnitudes exceden considerablemente el
nivel del año pasado, —N. de la Red.
65
los Violentos excesos de la policía contra los pique-
tes durante la huelga de los mineros fueron glorifi-
cados o presentados como una aberración ocasional
de algunos oficiales, «provocada» por los huelguistas.
La yuxtaposición del individuo y el colectivo tiene
un rol especial en la guerra de ideas de los tories.
El derecho inglés es fundamentalmente individua-
lista. Los derechos y las libertades colectivos son li-
mitados si no ignorados. En el vocabulario jurídico
no existe, lógicamente, ninguna definición de «ac-
ciones clasistas». El «derecho común», particularmen-
te en la esfera del empleo, se basa en las relaciones
individuales entre el obrero y el patrono. Claro está
que el concepto de contrato individual de empleo,
basado en un acuerdo libremente negociado entre in-
dividuos iguales en derechos, es cabalmente una fic-
ción legal. Ello ha permitido a los tories fortalecer
jurídicamente la posición legal de los obreros disi-
dentes a expensas de sus colegas y del colectivo en
su conjunto. A la luz de esto se debe enfocar la pro-
tección a los esquiroles frente a la disciplina «injus-
tificable» de los sindicatos, así como la revocación
de la protección a los huelguistas contra los despi-
dos injustos.
Los derechos colectivos de los obreros, que prevén
el empleo preferente de los que están organizados
en sindicatos, son minados por el derecho individual
del empresario a contratar a los que le complacen.
En tanto que la renuncia de un empresario a pagar
salario a todo el colectivo de obreros, puede ser cues-
tionada legalmente sólo sobre una base individual.
La insistencia de los tories en los derechos indi-
viduales y su desprecio a los derechos colectivos no
solamente se inscriben en el sistema existente de leyes
laborales y corresponden a las actitudes tradicionales
de los jueces, sino que hacen desplazar los debates
públicos en torno a la legislación laboral, del terreno
de los derechos colectivos al de los derechos indivi-
duales. El énfasis puesto en los derechos individua-
lizados ha aportado tanto éxito que muchos en el
movimiento tradeunionista creen que el hacer hinca-
pié en la extensión de los derechos colectivos (por
ejemplo, a la huelga o al empleo preferente de los
sindicalizados) puede apartar al electorado potencial
de los laboristas. Procurando individualizar las rela-
ciones laborales, los conservadores quieren de esta
manera minar el colectivismo tradicional y la solida-
ridad de los trabajadores.
He señalado anteriormente que la votación obliga
toria a la hora de decidir una huelga es una de las
principales innovaciones anti-sindicales de los tories.
Habiendo sido exigida por ellos en 1971 y entonces
fracasada, esta ley fue introducida en 1984 y su fin
fue crear una imagen de los sindicatos como organi-
zaciones no democráticas, que menosprecian la opi-
nión de sus miembros en lugar de consultarla, y cuyos
líderes extremistas —si no se previene— pueden con-
ducir dictatorialmente a los trabajadores a las huel-
gas, las cuales hacen daño a ellos mismos, a las em-
presas y a toda la sociedad. El Gobierno Thatcher
promulgó esta ley bajo la consigna de «Devolver los
sindicatos a sus miembros».
La idea de que el Gobierno está interesado en el
fortalecimiento de la democracia en la producción
es impugnada por el hecho de que, según Ja Ley so-
bre el Empleo de 1988, un esquirol no puede ser dis-
66
ciplinado por el sindicato Incluso si una huelga ha
sido legítima y precedida por la votación obligatoria
durante la cual este esquirol la votó junto con la
mayoría. Pero si la democracia no significa la subor-
dinación de la minoría a la decisión de la mayoría,
ella no significa nada. Además, la decisión del colec-
tivo en favor de la huelga no entraña ningunos com-
promisos para el empresario. En cambio, si no hubo
votación, éste puede apelar al tribunal contra el sin-
dicato. De esta manera, la desigualdad en el trato
entre el capital y el trabajo se enmascara por la sim-
ple aceptación de la legitimidad de una intervención
legislativa. Esta práctica incluso les hace olvidar a
los líderes sindicales el valor fundamental de la auto-
nomía institucional de los sindicatos y el requeri-
miento internacionalmente reconocido (y refrendado
en las Convenciones de la OIT NaNa 87 y 98] de que el
Estado debe abstenerse de interlerir en el funciona-
miento de los sindicatos.
Los pronunciamientos judiciales respecto a la le-
galidad de tal o cual huelga concreta y las decisio-
nes prohibitivas del tribunal son poderosas armas en
manos de las autoridades y los empresarios. La mayor
parte de las 30 sentencias del tribunal contra el sin-
dicato de los mineros durante su huelga de 1984-
1985, siempre comenzaban con la negación de reco-
nocerla como «oficial». Se intentó convencer al am-
plio público de que esta huelga no merecía apoyo,
que ella era contraria a los intereses de la gente
común y corriente y amenazaba la propia estructura
de la sociedad.
Los tories han alzado el hacha contra un derecho
tan tradicional de los sindicatos como es su «inmu-
nidad». En Gran Bretaña, las sentencias de los tri-
bunales dictadas a lo largo de los últimos cien años
contra los sindicatos, crearon todo un sistema de
leyes, pero, en cambio, los derechos sindicales esta-
blecidos por el Parlamento bajo la presión del electo-
rado de la clase obrera en mejores climas económi-
cos, crearon cierta forma de «inmunidad» contra va-
rias leyes impuestas por los tribunales. La campaña
de los tories contra esta forma legal de «inmunidad»
fue particularmente fuerte en el período de sus es-
fuerzos por hacer pasar las leyes anti-obreras en 1980-
1984, cuando los tories continuamente ponían énfa-
sis en la sugerencia de que los sindicatos «están por
encima de la ley» y «tienen privilegios legales» que
dañaban a terceras personas inocentes (es decir, a
todos menos a los empresarios y a los miembros de
los sindicatos) en los litigios industriales. La restric-
ción de tales prerrogativas ha sido presentada como
una medida justificada para proteger los intereses
de la sociedad en su conjunto.
La propia forma legal de los documentos jurídicos
fue explotada en el lenguaje de las leyes de los to-
ries. Lord Denning, Presidente de la Corte de Apela-
ción, describió una parte de la Ley sobre el Empleo
de 1980 (referida a los piquetes) como «el más tor-
tuoso apartado de los que he visto alguna vez». Esta
incomprensible complejidad no fue incorporada por
casualidad ni se debió al inevitable lenguaje amane-
rado de los juristas. El apartado relacionado con la
legalidad de una acción industrial fue redactado de
manera deliberadamente obscura para confundir y
hacer que no estuviese claro si esta acción es legal
o no. Si incluso el Presidente de la Corte de Apela-
ción lo consideró tortuoso, fácilmente se puede Ima- La estrategia que ha de adoptar el movimiento
ginar la absoluta incapacidad de un responsable sin- obrero debe basarse en estas premisas. Es también
dical de un taller para contestar en un mitin de masas vital que no nos dejemos deprimir por las leyes anti-
si los piquetes que propone organizar son legales obreras descritas anteriormente. La desmoralización
o no. no sólo disminuye la capacidad de lucha de los tra-
Debido a las medidas legislativas de los tories, que bajadores, sino que es también injustificada en el
han extendido extraordinariamente la esfera de in- sentido de que desde el punto de vista jurídico la
jerencia jurídica en las relaciones entre el trabajo y legislación laboral es mucho más favorable de lo que
el capital, la resistencia de los trabajadores a los fue en los tiempos de nuestros antepasados hace más
empresarios puede ser castigada como ilegal y peli- de cien años.
grosa y que no merece apoyo por parte de respeta-
bles ciudadanos honestos ni de los propios tradeunio- UNO DE LOS PRIMEROS ELEMENTOS en toda es-
trategia debe ser la mayor atención hacia la legisla-
nistas. Así, en las relaciones industriales británicas
de hoy es ahora una norma que un empresario puede ción laboral en la política del movimiento laborista.
Al luchar contra las leyes tories, que retornan a la
lograr sanciones legales contra los sindicatos y sus
líderes en cualquier litigio, porque los legisladores sociedad no a los «valores Victorianos» 3 sino a las
condiciones victorianas de trabajo y dependencia,
son la mano derecha de los empresarios. La utiliza-
ción de las sanciones para intimidar a los obreros nosotros podemos y debemos respaldarnos en nuestra
propia y rica historia de resistencia a las leyes in-
y minar el apoyo por parte de la opinión pública y
las uniones sindicales es ahora la principal arma justas. Esta historia abarca un largo período: desde
las acciones de los sastres de Cambridge en 1725
del capital en la lucha de clases. hasta la huelga mencionada de los mineros.
La tarea más importante consiste en hallar las po-
NO CABE DUDA de que el movimiento obrero ha
fallado en resistir tanto a la legislación laboral de sibilidades
nueve y
para explicar las leyes laborales a los
medio millones de miembros de las trade
los conservadores como a su impacto ideológico. La uniones en el país, a toda la clase obrera, a la opinión
resolución del Congreso de las Trade Uniones Britá- pública. Tenemos revistas sindicales que son accesi-
nicas contra estas leyes adoptada en 1980 no tuvo bles para millones de lectores. Tenemos centenares
efecto y quedó sepultada en el olvido. Más aún, en de miles de activistas que mantienen estrechos,con-
1987 el CTU acordó aceptar la intervención legisla- tactos con los trabajadores. El movimiento sindical
tiva en el procedimiento de votación en los sindica-
tos. Esta postura es un marcado contraste a la resis- puede utilizar más eficazmente que antes los cono-
cimientos de un número considerable de juristas de
tencia opuesta a la Ley de Relaciones Industriales ánimos progresistas. El Congreso de las Trade Unio-
de 1971, resistencia que condujo a la amenaza de nes Británicas
huelga general y a la caída del Gobierno tory. no tiene sección jurídica, por eso la
formación de
Las razones de la presente falta de resistencia pue- una especie de trustun instituto de los derechos laborales,
den ser enumeradas así: de cerebros al servicio de los
a) El debilitamiento de la posición económica de sindicatos, sería un paso útil hacia adelante.
las trade uniones y sus activistas se debe a un cre- Finalmente, pero no por ello en último lugar, es
cimiento crónico del desempleo masivo; tiene lugar crucial elaborar una política para el futuro, determi-
cierta desmoralización después de las tres derrotas nar en concreto las leyes que los sindicatos necesi-
electorales de los laboristas. tan. Y también basarlas en los argumentos tomando
b) La falta de acceso a los mass media para con- en consideración los factores económicos, sociales e
trarrestar la influencia ideológica conservadora. históricos, los anhelos de los trabajadores, así coma
los conceptos fundamentales de justicia y de dere-
c) Algunos aspectos de la ideología tory han sido chos humanos. Esto significa que los sindicatos no
ampliamente aceptados entre las trade uniones, tales pueden fiarse exclusivamente del Partido Laborista,
como la necesidad de votar huelgas.
sino que deben formular su propia Carta Obrera. Los
d) El hecho de que los cambios del derecho labo- debates en torno a una Carta de este tipo deben ser
ral han sido introducidos por partes, y no como un. amplios, sobrepasando el marco de las relaciones me-
Código global en el cual sería más fácil centrar la ramente laborales, teniendo en cuenta asuntos tales
atención de los trabajadores. como la democratización del sistema de organismos
e) La influencia de todos los medios de propaganda judiciales, tal vez a través de la elección de los jue-
fue suficientemente fuerte para que la opinión pú- ces que más simpatizan con los trabajadores. Merecen
blica aceptara sin resistencia cada ronda de cambios. consideración los problemas del control de las aso-
La cosa más fundamental que se debe reconocer ciaciones de los empresarios, los de la seguridad
es el hecho constatado por el famoso jurista y lucha- social, de subsidios estatales, de educación y capa-
dor por los derechos humanos, Dennis Pritt, de que citación profesional, de provisión de establecimien-
el estado de la legislación en una sociedad capita- tos infantiles, etc.
lista es un reflejo de la habilidad de la clase obrera Estoy convencido de que un programa como éste
para organizarse contra aquélla. La ley refleja el ba- será comprendido y saludado por los trabajadores
lance existente en cualquier momento entre el poder corrientes, por mucho que intenten distorsionarlo los
del capital y el poder organizado del trabajo. Esto mass media burgueses. El movimiento obrero necesita
supone que solamente la resistencia puede impedir en la esfera de la legislación laboral sus propias prio-
las ulteriores depredaciones y que solamente la pre- ridades dictadas por los intereses de las masas tra-
sión puede mejorar la situación. Las concesiones y bajadoras.
la capitulación sólo pueden estimular los sucesivos 3
La historiografía burguesa describe el largo reinado de
ataques legales e ideológicos, como lo pudimos ver Victoria I en el siglo XIX como los tiempos de una sociedad
en estos diez años últimos. estable y de la prosperidad de los británicos. —W. de la Red.
67

YEMEN DEL NORTE:
SIN CESAR LA LUCHA
GARALLA OMAR,
Primer Secretarlo del Partido Yemenl de Unidad Popular
de la República Árabe del Yemen (PYUP/1
LA SITUACIÓN política en la República Árabe del
Yemen es determinada en gran medida por el alinea-
miento de las fuerzas en los escalones superiores
del poder. Después del golpe de Estado, del 5 de no-
viembre de 19672, la vida política en el país es con-
trolada por una coalición relativamente amplia don-
de marca la pauta la burocracia militar y civil. Asi-
mismo forman parte de ella los círculos compradores
que dominan importantísimas ramas de la economía
y la burguesía industrial. También los feudales y la
aristocracia tribal ejercen fuerte influencia dentro
de esa coalición.
El funcionamiento del sistema político no sólo de-
pende de los factores internos, sino de los externos
también: el Estado se ve obligado a confiar mucho
en la ayuda extranjera que se destina, no tanto para
fines del desarrollo, sino más bien" para mantener el
aparato burocrático que crece cada año.
El atraso general del país condiciona objetivamen-
te la correlación de las fuerzas. El proceso de for-
mación de la estructura de la sociedad yemení aún
no está completado ni tenemos claros límites entre
diversas clases y capas, hecho resaltado por la hete-
rogeneidad de los círculos gobernantes. Un destaca-
do lugar en todo ello corresponde a los religiosos
extremistas que participan activamente en la elabo-
ración de las decisiones políticas. Representantes de
la pequeña burguesía, capas medias y patrióticas,
«septembristas»3, liberales y nacionalistas ejercen
cierta influencia, aunque disímil, sobre la vida polí-
tica.
En el Informe Político presentado a la Conferencia
Nacional del PYUP (segunda mitad de 1987) se seña-
la en esta conexión que «la actitud de varias fuerzas
patrióticas ante la alianza gobernante difería por
etapas. En dependencia de la gravedad de las contra-
dicciones, bien se acercaban o bien se distanciaban
de la misma... En un contexto del crecimiento de
la ola del extremismo reaccionario, estas fuerzas se
portaban con sumisión y resignación, pero, cuando
1 Fundado en 1979 a raíz de la fusión de varios partidos y
organizaciones revolucionarias del Yemen del Norte, proclama
su2 adhesión a las ideas del socialismo científico. —W. de la Red.
Aquel día subieron al poder los conservadores, entre los
que figuraban también representantes de la oposición monár-
quica. —W de la Red.
3
Se refiere a los militares, intelectuales y representantes de
tribus que respaldaron a la Revolución del 26 de septiembre
de 1962, hecho que llevó a la instauración de la República en
•1 Yemen del Norte. —W. de la Red.
68
en el seno de la cúspide gobernante arreciaban dis-
crepancias intestinas, ocupaban una posición activa»4.
Al aprobar en general la política exterior del go-
bierno, los representantes de los partidos nacionalis-
tas y algunos patriotas independientes no están de
acuerdo del todo con la política interna y tienen
sus propios programas alternativos, pero consideran
que aún no ha llegado el tiempo para ponerlos en
conocimiento de la opinión pública.
Dentro de la propia dirección se destacan dos alas
fundamentales entre las que se ha establecido un
equilibrio relativo y la unidad en torno a los prin-
cipales puntos. Se trata de la conservación del régi-
men existente, de la actitud hacia la oposición, es-
pecialmente hacia el Frente Democrático Nacional 5 ,
los naseristas y el PYUP. Al mismo tiempo, estos
círculos gobernantes divergen mucho, particularmen-
te, en torno a la definición de las tendencias del de-
sarrollo de la sociedad, las relaciones con Arabia
Saudí, la demarcación de las fronteras, el sentido y
el contenido de la política de la neutralidad.
El ala derecha de los círculos gobernantes está
representada por los Hermanos Musulmanes, algunos
clanes feudales y la burguesía parasitaria. Al obstacu-
lizar la renovación socioeconómica del país, exhor-
tan a recrudecer represalias contra la oposición y a
empeorar las relaciones con el régimen democrático-
nacional de la República Popular Democrática del
Yemen.
El ala inspirada en tendencias liberal-reformistas,
promueve planes de modernización de la RAY según
el modelo capitalista, aboga por una equilibrada po-
lítica exterior orientada a cierta independencia y
neutralidad, lo que siempre distinguía en uno u otro
grado a la política exterior del país. En sus relacio-
nes con la oposición, recurre a todo un arsenal de
medios, desde represalias policíacas, chantaje y so-
borno hasta el coqueteo con algunos políticos. El
bloque liberal propone una línea de emulación pací-
fica con el régimen revolucionario del Yemen del
Sur, esforzándose por torpedearlo en el aspecto po-
lítico y económico.
El régimen y la oposición
Indecisos frente a la poderosa ofensiva de la dere-
cha, los partidarios de la modernización no pudieron
abandonar las consignas que proclaman la libertad
de acción para sí mismos y exigir las libertades y el
pluralismo en la vida política del país en conjunto.
El mayor peligro consiste en que los moderados se
valen de las acciones extremistas para chantajear a
la oposición democrática a la cual quieren «diluir»
por fuerza y colocar bajo las banderas del régimen
existente. El carácter inconsecuente y ecléctico del
pensamiento de los apologetas de la modernización
se revela más que nada en la esfera legislativa don-
de se adaptan a la política de los reaccionarios, so-
metiéndose, en definitiva, a ellos. Así, con el bene-
plácito de los moderados, fue creada una especie de
Parlamento —Asamblea Constituyente Popular—, ór-
* Informe Político a la Conferencia Nacional del PYUP. Se-
gunda
5
mitad de 1987, p. 2, en árabe.
Formado en febrero de 1976, integra a varios partidos y
organizaciones incluidos también los partidos que se constituye-
ron luego en el PYUP. — N. de la Red.
gano que defiende los intereses de la cúpula gober-
nante. Los adeptos de la modernización no lograron
defender sus posiciones, adoptar leyes democráticas
y poner fin a los casos de corrupción y soborno den-
tro del aparato estatal.
La política de la alianza gobernante sintoniza bien
con tendencias dominantes hoy en el mundo árabe,
tendencias que obedecen a la degradación y el estan-
camiento a raíz de la derrota de los árabes en la
guerra de 1967 y del fiasco del experimento naserista
en Egipto cuando comenzó un período de retroceso
político, social y nacional en varios países árabes.
Sobre los derechos civiles y la democracia
En el Yemen del Norte esto resalta sobre todo en
la esfera de las libertades civiles y la democracia.
La vida política actual de la RAY abunda en violacio-
nes escandalosas de leyes. Es uno de los pocos países
en que la disidencia es aprovechada como un pre-
texto para pisotear brutalmente los derechos huma-
nos. La Constitución prohibe la actividad política or-
ganizada y considera la militancia en partidos de
oposición como un crimen que conlleva las sancio-
nes más severas, hasta la pena capital.
En el país se desenvuelven más de 40 órganos gu-
bernamentales y no gubernamentales que practican
detenciones y registros a su albedrío. Los servicios
de seguridad, los gobernadores provinciales y feuda-
les locales pueden privar de libertad, por muchos
años, a cualquier persona sin presentarle siquiera
ninguna acusación. Los presos políticos se ven some-
tidos a torturas morales y físicas. La actividad de los
órganos punitivos es incontrolable. Los servicios
secretos pueden intervenir en la vida personal de
los individuos e imponer interdicciones profesiona-
les. Los ciudadanos noryemenitas no se admiten en
el trabajo' sin correspondientes certificados de lealtad.
Los últimos años, el gobierno dio nuevos pasos
que amenazan en serio los derechos humanos: creó
grupos secretos especiales para ensañarse con la
oposición, recurriendo incluso al exterminio físico
de sus líderes. En un documento publicado por la
Organización Árabe por Derechos Humanos se citan
cerca de 200 nombres de los miembros del Frente
Democrático Nacional y de los simpatizantes de esta
organización que sucumbieron en 1982-1986 a manos
de agentes de los servicios de seguridad. Todos ellos
desaparecieron sin dejar huella. En esta lista figuran
el coronel Sultán Amin al-Kyrshi, 6ex ministro en el
gobierno del Presidente Al Hamdi , conocidos polí-
ticos como Abdel Wareth Abdel Kerim, Ali Muthanna
Djubran, Ali Khan, Ahmed Ali Zeid, ingenieros Mo-
liammed Abdalla Abdel Qahir y Yahya Mohammed
Saleh al-Khazindar, ambos miembros del CC del PYUP.
Notable papel en el caldeamiento del ambiente de
terror intelectual corresponde a las organizaciones
de los Hermanos Musulmanes y Wahabitas que in-
culpan de ateísmo a los científicos y periodistas. Vea-
mos un ejemplo ilustrativo al respecto. En enero de
1985, el Profesor de la Universidad capitalina, el
6
El coronel Mohammed Ibrahim al-Hamdi que en verano de
1974 encabezó el Consejo del Alto Mando de la RAY, fue ase-
slnado por personas desconocidas en Sana en otoño de 1977.
—N. de la. Red.
Doctor Hamoud al-Awdl compareció ante el Tribunal
confesional de Sana. Los Hermanos Musulmanes ex-
presaron su descontento con algunos postulados que
contenían sus libros sobre sociología. Este tribunal
le acusó de apostasía, condenándole a la pena capi-
tal con entrega de sus libros a las llamas. El veri-
dicto habría sido ejecutado si Hamoud al-Awdi no
hubiese logrado huir del país. El caso de este Pro-
fesor tuvo amplia resonancia en la RAY y en el mun-
do árabe. Centenares de científicos, escritores y pe-
riodistas han censurado estos actos inquisitoriales,
cursando al Presidente del Yemen del Norte telegra-
mas de protesta contra el oscurantismo desenfrenado,
las persecuciones de los intelectuales y la falta de
la libertad de palabra y conciencia.
Esta política de las autoridades prueba que fun-
ciona todo un sistema de sojuzgamiento ideológico,
cultural e informativo a que se ven sometidas las
fuerzas patriótico-nacionales y democráticas.
Últimamente se nota mayor rigidez de la censura
en su control sobre la prensa. Se decretó el cierre
de varios periódicos, en particular, de Al-Amal que
no quería «cantar al unísono» con los medios de co-
municación oficiales. Este acto fue precedido por
el arresto de su director, Said al-Djanani, quien de-
nunciaba las actividades de los Hermanos Musulma-
nes y su diktat en la esfera de enseñanza, y también
publicaba materiales sobre las escuelas confesionales.
Se le incriminaron decenas de acusaciones falsifica-
das; hasta la ínfima parte de éstas bastaría para
sentenciarle a la pena capital.
Entre todas las organizaciones políticas, sólo las
instituciones religiosas disfrutan de derechos políti-
cos y editan en Sana un semanario y una revista
mensual, en los que predican sin ninguna censura
las ideas de los Hermanos Musulmanes.
Una seria amenaza para la democracia proviene
de las actividades de los extremistas religiosos agru-
pados en el Congreso General del Pueblo 7 y de su
creciente influjo en los sectores gobernantes. Todo
ello provoca el descontento de los liberales, incluso •
en el gobierno. Sin embargo, temerosos de conver-
tirse en blanco de los ataques de los reaccionarios
que acusan a todos sus oponentes de ateísmo y de
apoyar al comunismo, no dan una réplica decidida
a los grupos religiosos. La situación se ve agravada
también por la posición de Arabia Saudí que presio-
na sobre los liberales e interviene de continuo en
los asuntos internos del Yemen del Norte.
Reacción a los cambios
La agravada situación política en la región y el
descenso del movimiento nacional-liberador en los
países árabes complican sin duda la lucha de la opo-
sición democrática. Obra también un factor subjetivo:
su debilidad y dispersión, la falta de flexibilidad e
iniciativa y la incapacidad de reaccionar a tiempo
a la luz de los cambios.
En el centro de las acciones cotidianas de las fuer-
zas patriótico-nacionales y democráticas está la lu-
' Organización política del régimen que agrupa prioritaria-
mente a las personas leales al gobierno. Gran parte de los
congresistas se adhiere a los Hermanos Musulmanes y a otros
grupos religiosos. —Ai. de la Red.
69
cha por satisfacer las exigencias Inmediatas de las
masas populares: mejorar las condiciones de vida,
acabar con la miseria, la carestía y la desigualdad.
Y en la esfera de la política exterior sus objetivos
son: fortalecer la soberanía, la Independencia y la
integridad territorial del país y cesar la injerencia
desde fuera. Reviste particular importancia crear
premisas para una estable coexistencia de las dos
partes del Yemen, conjurar la amenaza de.conflictos
militares entre ellas en el marco de preparativos
para reunificar por vía democrática y pacífica la
Patria a base de los objetivos de las Revoluciones
de Septiembre y de Octubre 8 .
En este contexto se puede hablar de dos tareas
ínterdependientes: crear una alianza patriótico-nacio-
nal, o sea un amplio frente nacional, y conquistar la
democracia. Los sectores nacionales y patrióticos
persisten en amalgamar tal alianza mediante la su-
peración de la herencia del pasado: sospechas y des-
confianzas mutuas y esfuerzos de ciertos grupos por
implantar su hegemonía. Esto puede lograrse ex-
clusivamente reconociendo el derecho legítimo de
todos a tener un programa político independiente y
conservar la autonomía en la esfera organizativa e
ideológica, así como renunciando a las negociacio-
nes separatistas con el régimen gobernante. En el
pasado, en varias ocasiones, las relaciones entre los
partidos y organizaciones progresistas se vieron en-
sombrecidas porque algunos de ellos intentaron im-
poner a otros su voluntad, sus enfoques de unos u
otros problemas y sus postulados ideológicos. Todo
ello motivó a menudo conflictos y confrontaciones
directas entre ellos. Los círculos gobernantes, los
reaccionarios de toda laya no escatiman esfuerzos
para agravar las contradicciones en las filas de la
oposición y se empeñan por dividirla para aprove-
charse de la situación creada con el fin de asestarle
un golpe demoledor, desmoralizarla por completo,
privarla de la capacidad de actuar y obligarla, en
definitiva, a la capitulación.
Últimamente, se vislumbran ya algunos cambios
positivos en el desarrollo de la situación política. El
verano de 1988 se celebraron las primeras elecciones
8
Se alude a la revolución antimonárquica del 26 de septiem-
bre de 1962 en el Yemen del Norte y al comienzo de la lucha
armada contra los colonizadores británicos el 14 de octubre
de 1963 en el Yemen del Sur. — N. de la Red.
70
al Consejo Consultivo, cuyos resultados fueron valo-
rados positivamente por nuestro partido, ya que en
el curso de esta campaña se deslindaron las posicio-
nes de la burguesía nacional y los Hermanos Musul-
manes respaldados por la ultrarreacción. Los funda-
mentalistas obtuvieron el 26% de los escaños, pero
se les opone la aplastante mayoría de los miembros
del Consejo Consultivo (partidarios del Presidente,
representantes de las fuerzas patriótico-nacionales y
democráticas, así como de otros sectores). Se nota
ya cierto acercamiento en determinadas cuestiones
entre el grupo del Presidente y los independientes.
Esto se manifestó con meridiana claridad durante
las elecciones de los speakers y del Secretario Ge-
neral del Consejo Consultivo. El gobierno se aseguró
así una mayoría «útil», que puede oponer tanto a sus
enemigos de izquierda como al ala ultraderechista,
para tomar decisiones políticas que le son conve-
nientes. Pero esta mayoría es poco estable y su com-
posición cambia en dependencia del carácter de los
problemas debatidos. Hablando sucintamente, aunque
la ultraderecha ha sufrido una relativa derrota en
las batallas electorales, esto aún no significa que
haya perdido toda su influencia política. Sus posicio-
nes dentro y fuera del Consejo Consultivo siguen
siendo bastante fuertes.
A pesar de la demagogia del gobierno y la reac-
ción, las grandes masas populares siguen confiando
en las organizaciones patriótico-nacionales y demo-
cráticas. Se muestran dispuestas a aplaudir su agru-
pación y a cohesionarse en su torno. La creación de
una amplia alianza de todas las fuerzas progresistas
ha sido y continúa siendo el importantísimo impera-
tivo del presente momento.
EL LOGRO de los objetivos de la revolución demo-
crático-nacional, proclamados en el Programa del Par-
tido Yemení de Unidad Popular exigirá grandes sacri-
ficios. La democracia y la libertad no son ninguna
donación, se conquistan a través de luchas tenaces
y duras. Comprendemos perfectamente que el atraso
y la situación política en el país complican en gran
medida nuestra tarea, pero para iniciar cualquier ca-
mino hay que dar el primer paso. Vamos a actuar
sin ilusión alguna, partiendo de la realidad objetiva.
¡Lo más importante es no cesar las luchas!
VIDA DE PRESTADO
O «PAKDES-24»
SATIADJAYA SUDIMAN,
miembro de la Directiva
del Partido Comunista de Indonesia,
representante del PCI en «Revista Internacional»
LA CRISIS en que se halla sumida la economía de
Indonesia se debe a varias causas: la caída de los
precios del petróleo (renglón básico de las exporta-
ciones nacionales) en el mercado internacional; el
descenso general de las recaudaciones por concepto
de las exportaciones y el aumento de las importa-
ciones, en vista de la baja de la cotización del dólar,
y la necesidad de pagar los empréstitos externos.
Los ingresos obtenidos en 1988-1989 por la venta de
petróleo y gas totalizarán más de 8,8 billones de ru-
pias, mientras que el pago del servicio de la deuda
y el principal sumarán 10,6 billones de rupias. (Un
dólar USA equivale a cerca de 1.760 rupias indone-
sias. —N. de la Red.) El déficit es cubierto por las
utilidades obtenidas por las empresas estatales.
AL VERSE en semejante situación, el régimen del
«nuevo orden» (así llama Suharto a su gobierno)
adoptó varias medidas «de urgencia»: devaluó la ru-
pia, autorizó el despido de obreros, recurrió a nuevos
créditos externos y recortó los fondos asignados al
desarrollo de varias ramas de la economía y a la
ejecución de una serie de proyectos. En particular,
la reducción de fondos del programa de transmigra-
ción (reasentamiento de familias indonesias en zo-
nas subdesarrolladas) lo ha condenado al fracaso.
La situación resulta tanto más grave por cuanto en
dicho programa ya se habían invertido cuantiosos
recursos y miles de personas se hablan trasladado
ya a los nuevos lugares de asentamiento.
La brusca disminución de las entradas provenien-
tes de la venta de hidrocarburos obligó a recurrir
a la política de «desregulación y desburocratización»,
para poder estimular la producción y la exportación
de mercancías no tradicionales. Se planeó incremen-
tar el monto total de las exportaciones, gracias a este
grupo de mercancías, de 9 mil 54 millones de dóla-
res, en 1987-1988, a 11 mil 345 millones, en 1988-1989.
Se prevé que, en 1990, la economía indonesia por
primera vez no dependerá de las ventas de petróleo
y gas. Para ello se ha elaborado un conjunto de me-
didas, llamado el «paquete del 24 de diciembre» o
«Pakdes-24». Aunque estimula la exportación de los
renglones no petroleros, dicho «paquete» no contem-
Continuamos publicando materiales sobre la economía de los
países en desarrollo (véase: Haled Hammam!. «Siria: ¿cómo
salir de la crisis?», en R I, Na 5 de 1988).
pía el avance de la producción en general, ni tam-
poco cambios en el sistema bancario (con su elevado
interés sobre los empréstitos), ni en la esfera de
servicios. Sin embargo, la solución de problemas del
desarrollo nacional debe ir vinculada no sólo a la
obtención de divisas, sino también al progreso eco-
nómico, la reactivación del mercado interno, el au-
mento de los puestos de trabajo y el mejoramiento
del nivel de vida del pueblo.
El éxito del comercio exterior .depende del dina-
mismo de las ramas productoras. La experiencia en-
seña que cuando el aumento de las exportaciones no
va acompañado de una elevación de la tasa de cre-
cimiento de la producción, el desarrollo del país de-
clina, por cuanto la mayor parte de las mercancías
producidas es enviada al exterior. Los intereses ban-
carios muy altos tampoco contribuyen a reanimar
la economía nacional. Los cambios que podrían in-
fluir considerablemente en la producción de mercan-
cías del grupo no petrolero, no han afectado la es-
tructura de las inversiones foráneas. Mientras en paí-
ses vecinos como Tailandia, Singapur y Corea del
Sur, así como en Hong Kong y Taiwán, los capitales
japoneses se invierten en ramas que trabajan para
la exportación, en Indonesia estimulan las importa-
ciones. Así, pues, se sigue considerando a nuestra
república como un lugar donde se invierten capitales
para el consumo de mercancías extranjeras.
Otros factores atenían también contra el desarrollo
económico de Indonesia, en particular las adversas
condiciones existentes en el mercado capitalista mun-
dial. Los cálculos demuestran que si en los cinco
próximos años el sistema financiero y la política eco-
nómica no llegan a viabilizar la estabilidad estructu-
ral de la economía nacional, y la coyuntura en el
mercado no propicie las exportaciones, se detendrá
el aumento de las exportaciones no petroleras, sur-
giendo la amenaza de una nueva crisis económica.
Además, la promoción de mercancías indonesias se
ve entorpecida seriamente por la inestabilidad de la
cotización de las divisas extranjeras, el aumento de
la deuda externa, las barreras aduaneras, las cuotas
y otras medidas proteccionistas utilizadas en el co-
mercio internacional.
LA DEUDA EXTERNA de Indonesia es un tema apar-
te. Para el gobierno, pedir prestado es la manera
más fácil de ayudar al instante a la economía na-
cional. Pero la creciente deuda del país (en la ac-
tualidad rebasa ya los 40 mil millones de dólares)
representa un pesado fardo para la presente y las
futuras generaciones.
La caída del dólar ha incrementado en 3 mil mi-
llones la deuda externa indonesia, que continúa au-
mentando. Casi la mitad del presupuesto nacional se
destina al pago del principal y el servicio de la deu-
da. Está claro que los enormes empréstitos, lejos de
ayudar a superar las dificultades económicas, crean
nuevos problemas, haciendo que Indonesia dependa
aún más de sus acreedores. Esto ha provocado un
gran descontento en las vastas capas de la sociedad
y en el parlamento.
Para salir de tal situación se exige modificar a
fondo el sistema crediticio internacional, a fin de
que no agudice sino que contribuya a resolver los
problemas de los países deudores.
71
 Por ello es comprensible la calurosa aprobación
que han recibido en el mundo en desarrollo las pro-
puestas formuladas por Mijaíl Corbachov durante su
intervención en la ONU, en diciembre de 1988. En
particular, dijo lo siguiente: «La Unión Soviética está
dispuesta a declarar una moratoria a largo plazo,
hasta 100 años, sobre el pago de la deuda de los
países menos desarrollados, y en algunos casos,
a condonarla.
«En lo que se refiere a oíros países en vías de desa-
rrollo, proponemos considerar lo siguiente:
— restringir el, pago de la deuda oficial, de acuer-
do con los indicadores de desarrollo económico de
cada país deudor o prorrogar a largo plazo el pago
de buena parte de la deuda;
— apoyar a la UNCTAD, que llama a reducir la
deuda contraída con los bancos comerciales;
— garantizar el apoyo gubernamental a los meca-
nismos de mercado para el arreglo de la deuda, in-
cluida la fundación de una organización internacio-
nal especializada que se encargue de comprar los
títulos de la deuda a precios rebajados.
«La URSS se pronuncia por una discusión construc-
tiva de las vías para llegar al arreglo de la crisis
de la deuda, en diferentes foros pluripartitos, inclui-
das las consultas que bajo los auspicios de la ONU
celebran los jefes de gobierno de países acreedores
y deudores».
Los círculos reaccionarios en Indonesia todavía se
aferran a la vieja política económica, provechosa no
sólo para el imperialismo, sino también para ellos.
Se sabe que el 30% del total de los empréstitos ob-
tenidos en el exterior ha ido a parar a los bolsillos
de funcionarios corruptos de elevada jerarquía. Sin
embargo, en la sociedad indonesia no faltan patrio-
tas que en verdad aspiran a librar a la economía
nacional y la política estatal de la deuda externa y,
al pueblo, de la pobreza, el hambre y la injusticia
social, que ansian elevar el nivel de vida de las
masas laboriosas y encauzar el país por el camino
del progreso. En estas fuerzas ciframos precisamente
nuestras esperanzas, ahora que las condiciones socio-
económicas continúan empeorando.
NUESTRA PATRIA es un país agrícola: el 80% de
su población reside fuera de las ciudades y el 70%
está empleada en el sector agrario. Existen las pre-
misas necesarias para el autoabastecimiento en víve-
res, incluido el arroz, nuestro principal alimento. El
año pasado, el gobierno aseguraba que se iba cum-
pliendo felizmente el programa de autoabasteci-
miento de arroz. Los hechos, sin embargo, prueban
lo contrario: pasan hambre 22 mil personas en la
región de Belu (provincia de Nusa Oriental Tenggara)
y faltan alimentos en siete regiones de la provincia
de Java Oriental, oficialmente proclamada como
«próspera». Se podría proseguir esta relación, tras
la cual se oculta un hecho: siendo la tasa de creci-
miento demográfico igual a 2,32%, la producción na-
cional de arroz disminuye anualmente en 984 mil TM.
Por cuanto los cálculos oficiales no contemplan las
pérdidas durante el transporte y el almacenamiento
(del 10 al 15% de la cosecha), la disminución real
pasa del millón de toneladas. A juzgar por todo, los
factores fundamentales que impiden que Indonesia
se autembastezca de arroz perdurarán por muchos
años. Entre ellos cabe señalar el atraso y la desigual-
72
dad social en el campo, donde todavía existen rela-
ciones feudales y semifeudales, el despotismo de las
autoridades locales y una legislación agraria que
defiende los intereses de la clase explotadora y me-
nosprecia los anhelos de la mayoría del campesinado.
A causa de la crisis y las presiones del capital
foráneo aumenta el número de quiebras de empresas
nacionales, inclusive las pertenecientes al sector
estatal, quedando en la calle decenas de miles de
trabajadores. Por ejemplo, en algunas zonas de la
provincia de Java Central hay 162 aspirantes por
cada puesto de trabajo vacante'. De los 63,5 millo-
nes de personas económicamente activas (la pobla-
ción del país es aproximadamente de 170 millones)
no tienen trabajo 21,2 millones, al tiempo que unos
25 millones están semidesempleados.
La seguridad laboral en la producción ofrece un
estado deplorable: sólo un 30% de las empresas
cuenta con equipos que garantizan la seguridad en
los puestos de trabajo. Aumenta el traumatismo en
la producción: en 1984-1985 ocurrieron 6.298 acciden-
tes de trabajo; mientras que en 1987-1988 su número
pasó de diez mil.
Nuestro país dispone de fértiles tierras y enormes
reservas de minerales, pero la mayoría de la pobla-
ción, especialmente los obreros, tiene un nivel de vi-
da muy bajo. Por eso se llama a Indonesia el país
más «rico» en pobres entre todas las naciones de la
ASEAN. Al señalar que en nuestra república se está
operando una «depauperación en masa», el periódico
Merdeka2 subrayaba que esto se explicaba por el
creciente desnivel entre los altos precios de las mer-
cancías de primera necesidad y los bajos ingresos
de millones de indonesios. Este proceso prosigue
hasta en el presente. Por ejemplo, en la región de
Wahai, en el Norte de la isla de Ceram, el precio
de la copra (renglón básico de la producción local) ha
bajado a menos de cien rupias por kilo. A título de
ejemplo apuntemos que un kilo de azúcar cuesta mil
rupias y, el de arroz, 600. La situación sigue empeo-
rando.
Así lo reconoce el propio Presidente Suharto. «La
situación existente a fines de 1988 —declaró— mues-
tra que los horizontes de nuestra economía nacional
no están tan despejados que digamos». Advirtió, asi-
mismo, que «todo el pueblo debe prepararse para
una nueva conmoción económica global, cuyo impacto
le tocará experimentar en toda su magnitud»3.
PARA SUPERAR LA CRISIS hay que acometer trans-
formaciones radicales, por cuanto las estructuras
políticas y el rumbo del régimen actual se oponen a
las iniciativas dirigidas a promover el progreso socio-
económico. En primer término, se trata de propor-
cionar a todos los grupos y estratos de la población,
así como a los exponentes de las diversas vertientes
ideológicas, políticas y religiosas, la libertad y la
posibilidad de participar activamente en el progreso
del país. La hora actual demanda imperiosamente
cambios democráticos capaces de propiciar una po-
lítica exterior neutral y nexos y colaboración am-
plios en el ámbito de la economía, el comercio y la
cultura con todos los Estados, en beneficio del pro-
greso social y la paz.
1 no y en el ámbito internacional. En una frase bien
Rompas, 30 November, 1988.
2
Merdeka, 12 September, 1986.
3
lempo, 7 Januari, 1989.
«EL RESPETO AL DERECHO
AJENO ES LA PAZ»
ALEJANDRO SOBARZO,
Vicepresidente de la Asociación Mexicana
de Estudios Internacionales
Durante ya más de 60 años, la politica exterior mexi-
cana, que se ha granjeado gran prestigio internacional,
es dirigida por el Partido Revolucionario Institucional, que
se encuentra ininterrumpidamente en el podar desde 1929.
México fue el primer país de América Launa que estable-
ció relaciones diplomáticas con la URSS (1324), y el úni-
co que no rompió relaciones con Cuba revolucionaria.
Nuestro colaborador, Esteban OÑA, se entrevistó con Ale-
jandro SOBARZO, destacada figura del PRI y Profesor de
Derecho Internacional, a quien pidió que se refiriera a las
peculiaridades que caracterizan la posición de México en
la arena internacional. A renglón seguido insertamos el
texto de la conversación.
Esteban Oña. En la comunidad mundial es bien co-
nocida la política internacional, dinámica y abierta,
que siguen los Estados Unidos Mexicanos. ¿Podría
Ud. definir, en forma sucinta, sus principios y orí-
genes?
Alejando Sobarzo. La política internacional de Mé-
xico tiene,una larga tradición, y se ha afianzado tan-
to en la conciencia jurídica del pueblo mexicano que
es lo que menos suscita diferencias en nuestro país.
Es más, en la Cámara de Diputados, donde hay diver-
sos partidos representados, el tema que menos sus-
cita diferencias de opinión es el vinculado con la po-
lítica exterior. ¿Y por qué es esto? Porque los mexi-
canos estamos plenamente convencidos de que la au-
todeterminación de los pueblos, la no intervención,
la solución pacífica de las controversias, la coopera-
ción internacional para el desarrollo y la lucha por
la paz y la distensión en el ámbito mundial, son prin-
cipios absolutamente indispensables para la sana con-
vivencia internacional. Y esto no es algo nuevo. Hay
una famosa frase de Benito Juárez que realmente sin-
tetiza lo que debe ser la relación en el ámbito inter-
conocida, dice: «Entre los individuos como entre las
naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz». Es
Increíble cómo esta máxima ha sido tan aceptada en
nuestro país.
Todos los mexicanos están de acuerdo en que este
postulado no solamente es fundamental para la sana
convivencia interna, sino también para la sana con-
vivencia internacional.
E. O. ¿Cómo se ha plasmado el legado de Juárez en
la historia de la política exterior mexicana?
A. S. Ha habido casos en que la postura de Méxi-
co, el empeño de nuestro país por defender estos
principios nos ha dejado solos en algunos foros in-
ternacionales. Pero, hemos defendido estos principios;
y el reconocimiento de las demás repúblicas, ya sean
de nuestra región o de otros ámbitos, se ha puesto
de manifiesto. Si en un momento dado ha podido
haberse atacado la postura de mi país, después ha
venido el reconocimiento, porque lo único que hemos
hecho ha sido defender un principio. A nosotros no
nos interesa quién ha sido el país interventor o quién
el país intervenido. Nos hemos empeñado en defen-
der el principio de no intervención. Es que este prin-
cipio en América Latina, como en ninguna otra parte,
ha tenido un desarrollo verdaderamente extraordi-
nario.
E. O. Hablando en concreto, ¿cómo ha ido cobrando
fuerza en el continente el principio de no interven-
ción?
A. S. En 1928, en La Habana, en una conferencia
regional, hubo un primer intento. Más tarde, en 1933,
en Montevideo, hubo un segundo intento, que más o
menos tuvo cierta aceptación, aunque fue aceptado
con reservas por uno o dos países del continente.
Pasados muchos años, en Buenos Aires, en la Con-
ferencia de Consolidación de la Paz, el principio fue
aceptado sin reservas por todos los países del con-
tinente '. Y esto, debo decirlo, gracias a los esfuer-
zos de México, o, al menos, en buena parte a los es«-
fuerzos de México. Ha sido en nuestro continente,
donde este principio ha cobrado especial relieve, ya
que hace posible un principio clave de las relaciones
internacionales, que es el de la autodeterminación
de los pueblos.
Hace poco, en el ámbito de nuestro organismo re-
gional —la Organización de los Estados Americanos
(OEA)— se aceptó otro principio fundamental, que
tiende a reformar la propia Carta de la Organización:
se trata de incorporar en ella el principio del plura-
lismo ideológico. México ha venido sosteniendo desde
hace años la imperiosa necesidad de hacerlo. ¿Qué
es el pluralismo ideológico? Es simplemente la mani-
festación del principio de autodeterminación: que ca-
da país busque su camino hacia el desarrollo econó-
mico y social, que esto no sea dictado de ninguna
manera desde fuera, que esto sea efectivamente mo-
tivado por el pueblo mismo. Se logró un avance en
la Asamblea General de la OEA reunida en Cartagena
de Indias en 1985, al aceptarse estas reformas a la.
Carta de la organización. Ahora esperamos las rati-
ficaciones necesarias. El reconocimiento por América
Latina de este postulado, fundamental para las sanas
relaciones ínterestatales, puede ser un digno ejemplo
para muchos países del mundo.
1
Se tienen en cuenta las 6a, 7a Conferencias, y la 3a Con-
terencia Extraordinaria Interamericanas (1967). —N, de la Redi,
73
 E. O. ¿Comidera Ud. que el pluralismo ideológico
«n la política externa es continuación del reconoci-
miento del mismo principio en la vida interna de los
países?
A. S. Absolutamente, así es. Ha habido casos en
que un cierto pluralismo en el ámbito interno no se
transmite al ámbito internacional, y viceversa. En-
tonces, lo que hay que buscar es un equilibrio apro-
piado, o sea, en ambos casos observar el famoso afo-
rismo juarista. Es decir, tenemos que saber respetar
las diversas formas de pensar, no solamente en el
ámbito interno, sino también en el internacional.
E. O. ¿Se podría considerar, en este sentido, que
México es uno de los países que han conseguido una
armonía necesaria entre el pluralismo interno y el
externo? ¿Cuan imparcial y estable es su política en
nuestro mundo que cambia sin cesar?
A. S. México pertenece indudablemente a los Esta-
dos, cuya política en lo internacional no diverge del
carácter de su vida interna. No hace mucho, me pre-
guntaba alguien si sería igual la política internacio-
nal del país con el nuevo Presidente. Y yo le dije
que la política sería, sin lugar a dudas, exactamente
la misma. Y expliqué el porqué. En primer lugar, por-
que el licenciado Salinas de Gortari, como candidato,
hizo varias referencias específicas a cuál sería su
política internacional; además, porque sus conviccio-
nes están firmemente afianzadas en la larga tradi-
ción de México en cuanto a política exterior. En se-
gundo lugar, debido a las reformas recientes a nues-
tra Constitución Política. Hace dos años, México adop-
tó unas reformas a su Constitución, que establecen
la obligación del Ejecutivo de conducir su política
exterior basándose en una serie de lineamientos fun-
damentales, entre ellos: la autodeterminación de los
pueblos, la no intervención, la solución pacífica de
las controversias, la cooperación internacional para
el desarrollo y la lucha por la paz y la seguridad
internacional. Además de que la tradición impone
a nuestro Ejecutivo seguir observando estos linea-
mientos, ahora, hay una disposición constitucional
que lo establece de manera expresa. Así, pues, no
hay duda alguna de que el nuevo Presidente de Mé-
xico observará de manera clara, precisa y destacada
estos lineamientos.
E. O. El reconocimiento de ciertos principios gene-
rales no descarta las inevitables diferencias en la
actitud concreta de la política exterior mexicana
frente a ciertos grupos de países o a ciertos países
concretos que, en el transcurso de la historia, han
tenido diferentes relaciones y hasta choques con Mé-
xico. En este sentido quisiera que me conteste a la
pregunta siguiente: ¿Hay alguna diferencia entre las
relaciones que mantiene México con las hermanas
repúblicas latinoamericanas, de una parte, y su polí-
tica respecto del «gran vecino del Norte», los EE.UU.,
que arrebataron a México casi la mitad de su territo-
rio nacional?
A. S. Creo que no hay diferencias porque nosotros,
en realidad, no defendemos relaciones específicas
con determinados países. Claro, los hermanos latino-
americanos siempre tendrán una preferencia especí-
fica, por hermandad de sangre y por nuestra comu-
74
nidad de origen, etc., pero, es otra cosa. Reitero que
en realidad nosotros defendemos principios, no de-
fendemos países o grupos de países.
E. O. ¿Y en cuanto a los casos, digamos, patológi-
cos, como el del régimen de Pinochet?
A. S. El pueblo chileno es muy querido para mí,
pero circunstancias especiales nos llevaron a suspen-
der las relaciones con el gobierno chileno. Esto ha
sido una cosa circunstancial que no afecta nuestros
lazos afectuosos con el pueblo de Chile. Hay otro
ejemplo: a través de los años hemos mantenido una
relación muy estrecha, de verdadera hermandad, con
España. Sin embargo, durante casi 30 aaos sostuvi-
mos relaciones no con el régimen que estaba de he-
cho gobernando el país —con el franquismo—, sino
con la República española. Y, claro, esto de ninguna
manera nos alejó del pueblo español: las relaciones
cordiales, afectuosas en todo sentido con el pueblo
español permanecieron, pero nosotros no tuvimos
relaciones con el régimen franquista.
E. O. Si le he comprendido bien, el principio de la
actitud igual e imparcial se refiere a los pueblos so-
beranos y no a los gobiernos, que se caracterizan,
digamos, por sus formas dictatoriales, su crueldad e,
incluso, sus crímenes. En otras palabras, ¿considera
Ud. que las relaciones con los pueblos son una cosa,
mientras que las relaciones con los regímenes que no
se adecúan a las normas de la comunidad internacio-
nal, son otra cosa?
A. S. Usted lo dice muy bien. Exactamente así es.
Y aún más, ha sucedido algo muy curioso: cuando ya
han pasado los regímenes dictatoriales, como en el
caso de España, las relaciones —que, repito, con el
pueblo nunca se habían visto afectadas— cobran aún
mayor envergadura. Pero, después, con aquellos pe-
queños grupos que se sentían, quizás, aislados de las
relaciones, porque ellos habían sido gobiernistas, la
relación ha sido estupenda. Ellos mismos han reco-
nocido después la postura de México. Y nos sentimos
tan hermanos como siempre.
E. O. Se sabe que México ha sido tradicionalmente
uno de los países latinoamericanos donde se refugia
una numerosa emigración, que viene de países polí-
ticamente inestables de la región y de otras partes
del mundo. ¿Podría comentar Ud. este hecho histó-
rico bien conocido?
A. S. La respuesta es tan evidente, que no requiere
ningún comentario. Baste mencionar el caso de Es-
paña, con su emigración, que tuvo gran envergadura.
Fue algo verdaderamente excepcional. Entre 1938 y
1939 llegó a México, procedente de España, una can-
tidad muy destacada de pensadores, de maestros, de
universitarios, que tuvieron una influencia muy im-
portante en el pensamiento mexicano. Hubo juristas,
hubo médicos, hubo ingenieros, que contribuyeron
extraordinariamente a fortalecer nuestras institucio-
nes universitarias en las distintas áreas; gente que
se asimiló, pero de manera cabal, a nuestra sociedad.
Y que ahora son mexicanos ciento por ciento, sin
dejar de reconocer sus raíces, su cariño y su entu-
siasmo marcado por todo lo que es español. Pero,
hay una convivencia ahí, pues, diría yo, trascendente,
que a nosotros nos benefició de manera extraordina-
ria. Yo, inclusive, tuve maestros de entre los exilia- algunos países con los cuales no tenemos una rela-
dos españoles, que han dejado huellas profundas en ción a nivel de embajadores, lo que es otra cosa. En
nuestras instituciones universitarias. el ámbito de las relaciones diplomáticas el caso de
Chile es el más destacado.
México ha recibido después al exilio chileno. He-
mos tenido con ellos una gran convivencia; con gen- Ahora, debo decir que México no está de acuerdo
con la postura de reconocimientos de gobiernos; nos-
tes como los senadores de la Unidad Popular Ansel-
mo Sule, Hugo Miranda y otros. Hemos tenido una otros no reconocemos o desconocemos gobiernos. Se
trata de una postura de los años treinta, de nuestro
gran relación de afectos, hemos platicado mucho con
Hortensia Bussi de Allende. Y esos chilenos han sido país, conocida con el nombre de Doctrina Estrada2,
según la cual México no reconoce o desconoce go-
algo un poco similar, si no en esa escala, a la emigra-
ción española de los años treinta. Inclusive, de entre biernos, simplemente, retira a su embajador en deter-
minado país. Esta posición tiene su objetivo y fina-
estos chilenos se ve el caso de hijos casados con
mexicanas, hay ya muchos nietos de chilenos en nues- lidad. Durante mucho tiempo, el reconocimiento de
gobiernos fue, en realidad, motivo de chantaje. Se
tro país. Y se ha dado una situación especial después
del plebiscito del 5 de octubre de 1988, pues algunos reconocía o no se reconocía un gobierno dependien-
do de determinadas condiciones de negociación. A
de los chilenos-mexicanos ya no saben si regresar
a Chile. Los jala, obviamente, ese gran afecto por el nosotros, los mexicanos, nos pareció que esto era
intervenir en cosas exclusivamente del ámbito in-
país, el gran afecto de los amigos y familiares, pero,
ahora, tienen hijos casados en México y nietos na- terno de un país. ¿Por qué uno va a decir: «tu gobier-
no es legítimo o no es legítimo»? Este juicio implica
cidos en nuestro país. Así, pues, algunos, quizás, se
queden en México. una política intervencionista. México suele no emitir
sus juicios, sino que retira a su embajador, pidiéndole
que rompa las relaciones. No somos quienes debemos
E. O. En resumen se podría decir que esta política enjuiciar a un gobierno ajeno. Desde hace muchísi-
exterior de México, abierta y democrática, ha contri- mos años seguimos esta línea con respecto a los paí-
buido en el último medio siglo a su propio enrique- ses de nuestra región y al resto de los países del
cimiento espiritual e intelectual, en primer lugar, mundo. Creo que la Doctrina Estrada tiene un gran
gracias al exilio español y chileno. ¿Qué otros grupos fondo en cuanto al respeto que se debe guardar a los
nacionales de inmigrados han hecho su aporte al de- otros miembros de la comunidad internacional.
sarrollo de la cultura mexicana y del pensamiento
social? ¿Qué podría decir sobre la emigración de E. O. Bueno, desearía pasar a otro problema de
antes de la revolución de 1910-1917? actualidad. Se sabe que durante los últimos años, a
partir del XXVll Congreso del PCUS, han mejorado
A. S. Antes de la revolución, en México nunca hu- considerablemente las relaciones entre las dos gran-
bo, en realidad, una manifestación definida de in- des potencias del mundo, la Unión Soviética y los
migración extranjera. Principalmente, por limitacio- Estados Unidos. En este plano, ¿podría Ud. como un
nes en el mismo país, tanto en la época de la Colonia dirigente del partido en el gobierno comentar este
como después. Entre los grupos nacionales relativa- hecho?
mente importantes que residen en México menciona-
ría, tal vez, a los italianos. A. S. Creo que esto es altamente positivo para la .
En relación al papel que los emigrados han desem- comunidad internacional. Ya en un primer paso ha
peñado en nuestra historia, he de referirme a los conducido a un desarme en cuanto a los proyectiles
cubanos de los años 50 que en México, precisamente, de mediano y corto alcance. No solamente influye en
comenzaron a fraguar un movimiento encabezado por la distensión internacional, gracias a la cual todos
Fidel Castro, que después transformó a Cuba. Estos salimos ganando, sino que, además, conduce a pen-
cubanos recibieron un gran apoyo en México, fueron sar que poco a poco, cuando vaya gastándose menos
gentes muy bien recibidas en los ámbitos universita- en armamentismo nuclear y convencional, esos re-
rios, en ámbitos políticos diversos, o sea, que con- cursos podrán destinarse a la solución de los proble-
quistaron una gran simpatía. Y, pues, Fidel Castro pu- mas gravísimos que afrontan los pueblos del Tercer
do lograr lo que logró gracias al apoyo que recibió Mundo. ¡Qué no haría el Tercer Mundo sí un 10%
en México de diversas personas. de esas enormes cantidades que se destinan al arma-
mentismo se dedica a solucionar problemas vincula-
E. O. Entonces, retomando el tema de la diploma- dos con la educación, la vivienda, el trabajo, la saludl
cia concreta, ¿podría Ud. nombrar países con los cua- Yo pienso que dentro de equis número de años, no
les en los últimos años, o en la actualidad, el gobier- sé cuántos, treinta, cuarenta o más, las generaciones
no mexicano no mantiene, por consideraciones de futuras van a ver como absurdo esto que ahora esta-
principio, relaciones diplomáticas? mos discutiendo, tachándonos un poco de locos. Van
a decir, bueno, ¿y cómo es posible que nuestros an-
A. S. Bueno, el único gobierno con el cual no man- cestros hayan gastado esa cantidad en armamentos
tenemos relaciones diplomáticas, es con el régimen habiendo gente que se moría de hambre?
de Pinochet en Chile. Ahora, con respecto a la perestroika, estoy con-
vencido de que en el ámbito internacional se va a
E. O. ¿Y en otras áreas del mundo? cambiar en un aspecto importante. Para mí, la «co-
existencia» pacifica siempre ha sido absurda. ¿Acaso
A. S. No, no recuerdo ningún otro país con el cual a
no mantengamos relaciones, es decir, pueden haber Genaro Estrada, Secretarlo de Relaciones Exteriores de Mé-
xico a principios de los años 30. —N. de la Red.
75
es posible no «coexistir» viviendo en el mismo pla-
neta? Me parece tan elemental, que a veces me da
Ja impresión que no necesita formulación alguna.
Hay que convivir amistosamente, hay que colaborar,
hay que sentir realmente que vivimos en un mundo
que exige cooperación. Y la postura de «coexistir» me
parece un poco de «perdonavidas». Hay que pasar a
la convivencia internacional, porque hay una inter-
dependencia internacional. Creo que la perestroika
está conduciendo a esto.
E. O. Los encuentros de Mijail Gorbachov y Ronald
Reagan han sido aplaudidos por la mayoría aplastante
de gobiernos, pueblos, grupos políticos y partidos
en el mundo entero. En opinión suya, ¿hay o no al-
gunos grupos o grupúsculos sociales que no ven esto
con muy buenos ojos, que tienen miedo de los con-
tactos Soviética-norteamericanos?
A. S. Creo que todas las medidas trascendentes
siempre suscitan algún grado de oposición. Toda re-
íorma social sería inconcebible sin actitudes de ese
género.
E. O. Concretamente en América Latina, con sus
fuertes tendencias antimperialistas y procesos revo-
lucionarios en marcha, ¿hay adversarios abiertos o
encubiertos de la distensión actual?
A. S. Bueno, no me gustaría señalarles de manera
específica. Pero es curioso como en todos los ámbi-
tos, e incluso en la Unión Soviética, hay gente que
se opone a la perestroika. Pero cuando uno analiza
la perestroika, se dice: bueno, ¿pero qué puede haber
como argumento de peso para oponerse a ella? Yo
no lo comprendo. Puede haber gente que tenga otro
punto de vista, sí, pero yo no lo comprendo. En Mé-
xico no he detectado oposición alguna al movimiento.
Y es que parece tan lógico, tan consistente, tan só-
lido, pues se busca una mayor democratización in-
terna.
E. O. Quisiera precisar un poco la pregunta ante-
rior. ¿Qué piensa Ud. de las nociones políticas como
la ultraizquierda y la ultraderecha? ¿Existen estas
tendencias en general o no son nada más que un
mito, en particular, en América Latina?
A. S. Claro que existen. Ultraderechas y ultraiz-
quierdas, y son precisamente tendencias que vienen
a ser un obstáculo para un sano desarrollo nacional
e internacional. Hay izquierdas y derechas y eso está
bien. Pero los extremos vienen a obstaculizar una se-
rie de tendencias progresistas y valiosas, tanto en lo
interno como en lo internacional. Creo que en el ám-
bito Internacional esa tendencia, que es la perestroika,
va a influir en todos los países del mundo. Va a in-
fluir en Europa Oriental de manera marcada, en al-
gunos países antes, en otros un poco después, como
siempre sucede. Pero también va a influir en Europa
Occidental y en el continente americano. Va a im-
pactar muy favorablemente en el desarrollo de la de-
mocracia y en la iniciativa individual.
76
LA DIGNIDAD DE UN PAÍS
NO SE VENDE NI NEGOCIA
General MANUEL ANTONIO NONECA,
Comandante de las Fuerzas de Defensa de Panamá
La violación de la soberanía del Estado Panameño por
parte de los EE.UU. y las sanciones impuestas a Panamá
convirtieron esta pequeña república centroamericana en
un foco de tensión y desequilibrio militar. La Comisión
para el estudio de los problemas de los países de América
Latina y el Caribe, de «Revista Internacional», se dirigió al
General Manuel Antonio Noriega, pidiéndole que comen-
tara los orígenes de la crisis actual y la influencia que
tiene ésta en los acontecimientos de la región, así como
expresara sus ideas sobre el papel de las Fuerzas Armadas
en la lucha de liberación nacional. Publicamos a renglón
seguido las respuestas anotadas por Ornel Urriola, miem-
bro del Consejo de Redacción.
• ¿Cuáles son las motivaciones reales que subyacen
en el trasmando de la política agresiva 'que Washing-
ton viene realizando en contra del pueblo y Gobierno
de Panamá? ¿Qué influencia ejercen los aconteci-
mientos en torno a Panamá sobre la situación en
Centroamérica y el continente en general?
— Son varias las razones que inducen a los EE.UU.
á mantener la agresión contra Panamá.
En primer lugar, desde el punto de vista estraté-
gico, para el Pentágono es de vital importancia pre-
servar las bases militares acantonadas en el territo-
rio panameño después del 31 de diciembre de 1999,
fecha señalada en los Tratados Torrijos—Cárter'
para la salida de los norteamericanos del territorio
nacional y la transferencia a Panamá de la propie-
dad, el manejo y la defensa del Canal Interoceánico.
Esto es fundamental: la supervivencia del Comando
Sur, que es uno de los comandos estratégicos que
tienen los EE.UU. fuera de su territorio, depende del
cambio que se le pueda dar al espíritu real de estos
General Manuel Antonio Noriega (n. en 1939), correligionario
de Ornar Torrijos; participó activamente en la preparación y
realización del golpe militar del 11 de octubre de 1968. Diri-
gente del G-2 (Seguridad de Estado) durante 12 años. Desde
agosto de 1983, Comandante de la Guardia Nacional, después
de su reorganización, Comandante de las Fuerzas de Defensa
de Panamá.
' Concernientes a la neutralidad permanente y al funciona-
miento del Canal de Panamá, firmados el 7 de noviembre de
1977 por los Presidentes de Panamá y de los EE.UU. — N. de
la Red.
tratados. Hay que tener presente que desde aquí se
manejan los hilos invisibles que se prolongan desde
el Río Grande hasta la Patagonia, fundamentalmente
el área centroamericana que históricamente siempre
ha sido considerada por Washington como su patio
trasero.
En segundo lugar, desde el punto de vista econó-
mico, trasladar toda esta compleja estructura requie-
re más tiempo del plazo de diez años y además re-
sulta muy oneroso. Ya el Congreso norteamericano
tiene que comenzar a discutir las partidas que se
necesitan para esta operación y la suma no es tan
conservadora. Se requieren como mínimo unos 20
mil millones de dólares.
En tercer lugar, desde el punto de vista político,
el Gobierno norteamericano sabe que ningún país
latinoamericano va a ofrecer su territorio para reci-
bir al Comando Sur. Además ninguno de estos países
tiene las características geográficas y geopolíticas
para este fin como las que reúne el nuestro.
Siempre he manifestado que Panamá es un labora-
torio de prueba: lo que sucede aquí puede repercutir
posteriormente en cualquier país de la región que,
en un momento determinado de tiempo y espacio,
no se alinee con la política de Washington.
Finalmente, la política de agresión de los Estados
Unidos contra mi país se desató desde el momento
en que nos negamos a jugar el rol de peones en su
guerra no centroamericana y nos negamos a aban-
donar el Grupo de Contadora. Poindexter 2 en perso-
na pretendió inútilmente convencernos de que de-
bíamos encabezar con nuestras propias Tropas de las
Fuerzas de Defensa, sus esfuerzos de guerra contra
el hermano pueblo de Nicaragua. A Poindexter lo
rechazamos y rechazaremos a todo aquel que pre-
tenda arrastrarnos a esa política estúpida de cerco
y sometimiento contra cualquier nación del Tercer
Mundo. Nosotros estamos por la paz y por la vida.
Estamos contra la guerra y la destrucción, pero no
seremos marionetas de nadie.
• ¿Cómo explica Ud. que Panamá haya podido resis-
tir y sobrevivir al bloqueo, el boicot y todo tipo de
agresiones económicas y políticas impuestas por Esta-
dos Unidos?
— Bien sencillo, nuestro pueblo tiene una historia
muy patriótica. Nuestro pueblo ha sobrevivido a todo
tipo de vejámenes de los EE.UU. desde el primer
momento en que la soldadesca y la marinería norte-
americana pusieron pie en nuestro territorio, allá por
el año de 18483. Hemos sido intervenidos: nos han
explotado, maltratado y hasta masacrado, y a pesar
de estas vicisitudes no nos han intimidado. En pocas
palabras, ya hemos creado el suficiente anticuerpo
para resistir el embate del Imperio.
Esto indica que nuestro pueblo es muy ingenioso:
nos adoptamos a las circunstancias y seguimos la
lucha. Lo importante es sobrevivir y no ceder.
^Poindexter: contralmirante, en los años 1985 y 1986, asesor
del'Presidente de EE.UU. para los asuntos de seguridad nacio-
nal. —N. de la Red.
3
El 12 de noviembre de 1848, los EE.UU. impusieron a Nueva
Granada, de la que en aquella época formaba parte Panamá,
el Tratado de Paz, Amistad, Navegación y Comercio, que permi-
tía, en particular, introducir tropas norteamericanas en el te-
rritorio del país. —N. de ¡a Red.
En conclusión, la agresión que vive hoy Panamá
por parte de los Estados Unidos no es nada nuevo.
La historia se repite y se repite nuevamente nuestra
forma de sobrevivir; lo único diferente son los per-
sonajes y las generaciones que las sufren. El hambre,
la guerra psicológica, la amenaza de intervención
directa no nos intimidan. La gente de mi país, los
patriotas, los soldados, los estudiantes, los intelec-
tuales, jamás nos doblegaremos ni nos pondremos
de rodillas. Es un asunto de dignidad nacional. Y la
dignidad de un país no se vende ni negocia.
• ¿Cuál es su concepción de la oposición panameña
y el papel que desempeñó en el contexto de la ac-
tual crisis, en detrimento del programa de Liberación
Nacional? ¿Son las elecciones el medio más indica-
do para incorporar a todos los sectores de la nación
panameña a dicho programa?
- Siempre he creído que a la oligarquía cuando
se le toca el bolsillo, pone el grito en el cielo. To-
rrijos decía de ella que no tiene nacionalidad y que
lo único que le interesa es el tintinear de las cajas
registradoras. La oposición panameña, más que pre-
ocuparse por los intereses nacionales, busca cómo
lograr acceder al poder para satisfacer sus intereses
personales. Hay que recordar que antes del proceso
que vivió nuestro país a partir del 11 de octubre de
1968, el poder económico de Panamá controlaba el
poder político y el mismo se pasaba de un apellido
a otro. Una vez que la oligarquía lo pierde, se refugia
en sus negocios y logra acumular inmensas fortunas
gracias a la buena voluntad de la Revolución Pana-
meña. Cuando los opositores se ven suficientemente
fortalecidos, pero con pocas posibilidades de impo-
ner al país su proyecto político de corte oligárquico,
se entregan sin desparpajo a la Administración Rea-
gan, la cual, a cambio del compromiso de revisar
los tratados que ponen fin a la presencia colonial
norteamericana, les promete derribar al régimen pro-
gresista y nacionalista y llevarlos al poder, todo en
nombre de la necesidad de una democracia, pero
una democracia al estilo de los EE.UU. Por eso es
que no escatiman esfuerzo en pedir la intervención
del Ejército norteamericano en nuestro territorio.
Creemos en una oposición, pero no en aquélla que
venda al país a cambio de lograr el poder.
En cuanto a las elecciones, sí, consideramos que
son el medio más legítimo para que el pueblo se de-
fina en favor o en contra del proyecto de liberación
nacional. La oposición, por lo menos su sector lúcido,
tendrá que acatar el resultado de las elecciones, que
de seguro ganarán los patriotas, e integrarse a las
tareas de democratización, independencia y progreso
que están planteadas.
• ¿Hasta dónde han logrado plasmar el ideario de
Torrijas en un programa? ¿Cuáles son los aspectos
más sobresalientes del programa torrijista en el cam-
po de la democratización del Estado y la sociedad
panameña?
— Torrijos nos matrimonió con el pueblo. Esta
unión es indisoluble y a ella nos debemos porque
somos parte de ese pueblo; somos pueblo en unifor-
me. Prueba de ello lo vemos en el desarrollo de una
Acción Cívica agresiva hacia los lugares más aparta-
77
dos y necesitados de nuestro país. Las FF.DD. no son
una organización militar que participa en el maratón
armamentista. Todo lo contrario, reemplazamos el
tanque por el tractor; el cañón por el pico y la pala;
el fusil por el machete. Esa es nuestra principal doc-
trina, sin que esto menoscabe nuestras responsabili-
dades con el país tal como lo señala nuestra Carta
Magna y el Tratado del Canal de Panamá. Es por
este accionar que Panamá no ha caído en la vorágine
de la guerra que viven hoy día pueblos hermanos
cercanos.
Creemos en la democracia, pero en una democra-
cia donde la mayoría del pueblo participe en la ges-
tión de Gobierno; en una democracia donde todos,
y no unos pocos privilegiados económicamente, usu-
fructúen de nuestras riquezas; en una democracia
donde el pobre pueda recibir atención médica, edu-
cación; pueda disponer de un hogar donde eduque
a sus hijos como relevos generacionales del 2000.
Esa es la democracia en la que creemos y con la
que estamos comprometidos.
• ¿Cree Ud. que sería factible la integración de los
países de la región para conformar un frente no sólo
respecto a la solución del problema creado por la
deuda, sino también para el establecimiento de un
Nuevo Orden Económico Internacional?
— A pesar de que esta pregunta debería ser con-
testada por nuestros expertos en economía, estoy por
la formación de un Club de países deudores. La deu-
da externa es francamente impagable y un cáncer
que impide el desarrollo de los países subdesarrolla-
dos. Mientras empeñemos los pocos recursos que
acumulamos para pagar la deuda, dejaremos grandes
vacíos en términos de desarrollo social, persistiendo
siempre el estancamiento económico y no el creci-
miento como debe ser. Mientras las relaciones econó-
micas internacionales mantengan el mismo status,
es decir, relaciones desiguales, seguirá profundizán-
dose la grieta que separa a los países ricos de los
pobres. El Nuevo Orden Económico Internacional es
una tarea que todos los países del mundo deben pro-
mover para evitar las amenazas de explosiones so-
ciales en el Tercer Mundo.
• En el plano internacional y particularmente, en
América Latina, se discute mucho acerca de si los
militares históricamente pueden contribuir a la lu-
cha de liberación nacional o, por el contrario, si están
inevitablemente destinados a reprimir dichas luchas.
¿Qué puede decir Ud. sobre este planteamiento?
— Las Fuerzas de Defensa de Panamá son total-
mente diferentes al resto de los Ejércitos de América
Latina. Esa diferencia tiene un fundamento histórico.
Mientras que en los otros países los ejércitos de or-
ganizaciones temporales se convirtieron en institu-
ciones permanentes, en Panamá, su ejército es desa-
parecido de un plumazo. Se crea una policía simbó-
lica, pues el papel real de custodia lo ejercía el ejér-
cito norteamericano destacado 4 en nuestro país.
Cuando se da un golpe militar en 1968, nuestra insti-
• Conforme al Tratado EE.UU.—Panamá, de 1903, a los Esta-
dos Unidos se les concedió el derecho «perpetuo» a ocupar una
partt dé Panamá. —W. de la Red.
78
tución estaba bien desprestigiada ante nuestro pue-
blo, ya que habíamos sido instrumento de la oligar-
quía para reprimirlo.
Con Torrijos ese papel se invierte. La institución
se une en matrimonio a nuestro pueblo. Llegamos a
comprender que la lucha del indio, el estudiante, el
obrero, el maestro, etc. era justa. La oligarquía nos
puso una venda en los ojos que impedía ver esa rea-
lidad.
La doctrina militar de las FF.DD. panamelas está
orientada a contribuir al desarrollo de nuestro pue-
blo. Trabajamos codo a codo con nuestro Gob'erno
para integrarnos como un solo haz de voluntades y
lograr el mejoramiento de las condiciones de vida
de nuestra población. Vislumbrando que teníamos
que reorganizarnos para que no nos invalidaran los
Estados Unidos en cuanto a la capac'dad para defen-
der nuestro territorio y el Canal, comenzamos a pre-
pararnos perfeccionando la organización y la tecno-
logía de las Fuerzas de Defensa, y se ha logrado ya
un gran avance en esta dirección. Tenemos una escue-
la militar de oficiales. Tenemos instalac'ones milita-
res totalmente modernas, y sobre todo tenemos la
nueva mente del soldado que es lo más importante
para las transformaciones futuras. Los ejércitos lati-
noamericanos somos herederos de las más puras tra-
diciones de los prohombres que contribuyeron a lo-
grar la independencia de América Latina, que fue
construida con la sangre y el coraje de líderes mili-
tares: Bolívar, San Martín, O'Higgins, Miranda y mu-
chos otros. Los militares de hoy juegan un rol im-
portante en sus respectivas sociedades y no se les
puede marginar sólo al trabajo en los cuarteles. El
contacto directo con nuestros pueblos nos identifica
más con ellos y de eso aprendemos a entender y ver
sus necesidades reales.
H Hoy día, en el mundo de la política de confronta-
ción entre los dos sistemas se abre camino el diálogo
y la aspiración a resolver los problemas a través de
negociaciones. ¿Cuál es la influencia que estos nue-
vos fenómenos e¡ercen sobre la situación en la re-
gión?
— El diálogo es el camino más adecuado para evi-
tar la confrontación. Si no hay voluntad de las par-
tes para mantener la paz, estaríamos retrotrayéndo-
nos a la época de las cavernas, donde el más fuerte
era el que sobrevivía. Celebramos que las dos gran-
des potencias lleguen a acuerdos comunes alejando
para siempre una posible hecatombe nuclear. Sin
embargo, es bastante problemático que el mejora-
miento actual del clima internacional se refleje en
la política de los EE.UU. respecto a nuestro conti-
nente. Mientras persistan intereses hegemónicos en
el área, la distensión y la paz sólo serán entre los
grandes. Si los países desarrollados persisten en ver-
nos no de igual a igual, es una utopía pensar enton-
ces que resolveremos nuestros problemas. Los cam-
bios en las relaciones internacionales deben ser be-
néficos para toda la comunidad internacional y no
para unos pocos, de los cuales debemos esperar mi-
gajas. La paz es la garantía para hacer frente con
éxito a la miseria, al atraso, al hambre, a la ignoran-
cia y a las enfermedades endémicas de nuestro pue-
blo. Para eso se requiere el concurso serio de todos.
EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL SIGLO
DE LAS COMPUTADORAS
EL ROBOT CONTRA MARIO
«La culpa la tiene el sistema»,
dice un parado italiano
— Ahí tiene Ud. un Alfa...
Poco faltó para que nuestro auto —inmerso en un
torrente de vehículos que de repente se había vuelto
más «espeso»—, chocara contra un maletero platea-
do, adornado con un emblema brillante, familiar a
través de muchos folletos y anuncios de la televisión:
una cruz roja sobre un semicírculo blanco y un dra-
gón verde sobre un semicírculo azul. Enseguida me
vino a la mente una graciosa metáfora: Alfa Romeo
es una costosa gardenia en el respetable traje de la
FIAT.
Mi colega, un periodista romano, y yo nos dirigía-
mos precisamente a la compañía Alfa Romeo, famo-
sa durante decenios por sus automóviles, al borde
de la quiebra hace unos años y ahora otra vez prós-
pera, pero, eso sí en manos de la FIAT: hace dos años
y medio el consorcio adquirió todas las acciones.
«Júbilo con cautela»
El señor Ghidella, muy elegante y diligente, exten-
dió ante nosotros esquemas y diagramas, manejando
con impecable lógica números impresionantes. Sus
explicaciones y el material expuesto testimoniaban
una sola cosa: Alfa Romeo había entrado en una feliz
época de su existencia. Más tarde observamos el mon-
taje de los autos. Los robots funcionaban con destreza
magistral, daba gusto ver los vehículos que salían de
sus manos. Este hecho corroboraba también que la
empresa avanzaba viento en popa...
En ese punto debemos confesar la verdad: no pu-
dimos conversar con Vittorio Ghidella, porque el ge-
rente de la Sección de Automóviles es un hombre
en extremo atareado, ni tampoco visitamos el nuevo
taller de montaje automatizado, pues allí no dejan
entrar a periodistas. Sin embargo, nuestros contra-
tiempos fueron recompensados con creces: el video-
film que nos mostraron en la dirección estaba bien
hecho: todo estaba a la vista y si algo era difícil de
comprender, había a quien preguntárselo. En cam-
bio, si hubiéramos estado en el taller, ¿a quién íba-
mos, a dirigirnos? ¿A los robots? Porque allí práctica-
mente no hay gente. Y, por si fuera poco, tocamos
con nuestras propias manos el nuevo modelo: Alfa-164,
símbolo de la actual prosperidad de la compañía.
Representantes de la dirección nos propusieron ama-
blemente que lo «pusiéramos a prueba», y nosotros
salimos rodando en él por IP.S afueras de Milán. Si
es necesario confirmarlo, diré que sí, que es un auto
muy bueno. Pero, en cuanto a que la compañía ha
entrado en una época feliz, no quisiera apresurarme
a confirmarlo. No todo es tan sencillo como parece.
Hace tres años hubo un gran alboroto en torno a
la Alfa Romeo. La Ford Motor Company pretendió
echarle mano a esa «flor a punto de marchitarse»;
para la FIAT, el triunfo en ese duelo tenía un signi-
ficado especial, pues Alfa Romeo era el .último com-
petidor del consorcio en el mercado italiano del auto-
móvil. Al vencer a su rival de allende el océano, la
FIAT se aseguró el monopolio en el país y una posi-
ción rectora en el mercado europeo. Un periodista
francés comentó ese hecho del siguiente modo:
«Ahora el consorcio tiene un solo problema: no dejar
ver su júbilo».
La ironía nunca está de más, pero hablando en se-
rio debemos constatar que, en efecto, Alfa Romeo se
recuperó en poco tiempo. Pero, ¿salió todo a pedir
de boca? ¿No hubo problemas de ninguna clase? Sí,
los hubo, aunque hay que rendir honor a los ejecu-
tivos del consorcio: no dejaron ver su júbilo, sino
que una vez más pus'eron de manifiesto aquello que
en Italia suelen llamar «estilo FIAT»: exacta puntería
estratégica, habilidad para aprovechar los más recien-
tes logros de la ciencia y la tecnología, perfecto
conocimiento del mercado.
El se Sor Ghidella nos explicaba (desde la pantalla)
cuan racional es la actual estructura del FIAT, enu-
meraba las funciones de sus diversos eslabones autó-
nomos y demostraba los sistemas de información que
se utilizan como base para la gestión administrativa.
«Visitamos» el Centro de Investigaciones del consor-
cio y nos enteramos de que el sector del automóvil
desembolsa anualmente en investigaciones más de
1.000 millones de dólares, cifra que representa el
18,5% del total de recursos que invierte en investi-
gaciones toda la industria del país; de que la FIAT
posee la mitad de los robots que se utilizan en toda
Italia- en la factoría de Cassino, por ejemplo, ya hay
más de cuatrocientos robots, y allí funciona el taller
de carrocerías más moderno del mundo; de que la
factoría de Termoli cuenta con equipos tecnológicos
de tan alta precisión que los motores y las cajas de
velocidades se fabrican sin defectos...
Ahora todo esto es una realidad también para Alfa
Romeo. En suma a la empresa se la está adecuando,
en todos los parámetros, para el año 1992, que ame-
naza con un nuevo brote en la «guerra del automó-
vil», cuyas principales batallas tienen por frente la
calidad de los vehículos. La primacía en este terreno
—según nos explicaron en la dirección— estará del
lado de quienes sepan invertir en el progreso cientí-
fico-técnico. Y la FIAT sabe hacerlo, como lo prueban
no sólo los robots, los láseres y los ordenadores, sino
también la organización del proceso laboral. No bien
Alfa Romeo cayó en manos del consorcio, Cesare
Romiti, su administrador apoderado, declaró que para
renovar la compañía había que realizar una ingente
labor en el campo de la mano de obra.
Precisamente en este punto ya no parece tan In-
discutible el programa puesto en marcha por la ad-
ministración del consorcio. Acude a la mente una
frase de un artículo publicado en II Giornale:
«.. .aparte del estilo FIAT, existe también la osadía
FIAT». El artículo llevaba un título elocuente: «Júbilo,
pero con cautela».
Conocimos a uno de aquellos que experimentan jú-
bilo, pero con cautela. Se llama Ermes Riva y es se-
cretario de la filial urbana del sindicato de metalúr-
gicos, afiliado a la Confederación General Italiana
del Trabajo (CGIL). Tiene 39 años de edad. Terminó
la escuela, hizo su servicio militar y, luego, trabajó
de montador en Alfa Romeo. En la federación nrila-
nesa del Partido Comunista Italiano, Ermes Riva tra-
bajó con los jóvenes comunistas. Durante los diez
79
"últimos años se desempeña como activista sindical.
Nos van a molestar —nos advirtió de entrada Ri-
va—. No tengo horas de atención fijas, de modo que
la gente viene cuando necesita.
La puerta de su despacho estaba abierta de par en
par, a cada rato entraba alguien, a veces varias per-
sonas, unos resolvían sus asuntos urgentes y se mar-
chaban, otros se sentaban, atendían el diálogo y aca-
baban por intervenir en la conversación.
— Nadie se oponía al propósito de restaurar la
fábrica. Otra cosa era el enfoque que se tenía res-
pecto a los obreros y los empleados. Nos percatamos
enseguida de que e] programa de la FIAT contenía
dos puntos esenciales: primero, modificar la organi-
zación del trabajo existente en la empresa y, segun-
do, restringir la influencia de los sindicatos. Antes,
los obreros se organizaban en grupos y se repartían,
ellos mismos, las operaciones a ejecutar en la cade-
na de producción. Así, disminuía la monotonía del
trabajo y resultaba uniforme la carga física a resistir.
Lo importante era que los obreros tenían autonomía,
y ésta, aunque pequeña, les permitía resolver por su
propia cuenta'algunas cosas. En el colectivo laboral
se sentía la solicitud por cada cual... ¿Se da cuenta
Ud. de hacia dónde apuntan las medidas previstas
por la administración? Hacia la escisión del colec-
tivo laboral.
En opinión del secretario del sindicato, la estruc-
tura piramidal de dirección, que excluye todo asomo
de autonomía colectiva, conduce a la esc'sión. Ahora
cada obrero se vuelve obligatoriamente autónomo,
pues «desde arriba» se le asignan las funciones que
debe ejecutar en la cadena de producción.
La siguiente «jugada» de los nuevos patronos fue
el alza selectiva de salarios. En efecto, esta es una
prerrogativa de la administración, pero hay un deta-
lle: han subido los salarios a quienes, «atendiendo
el consejo», han abandonado el sindicato. Y muchos
lo han hecho
Apenas en un año la colectividad laboral se redujo
de 14.500 a 12 mil. Unos se acogieron a la jubilación,
a otros se los ubicó «a la espera de jubilarse», unos
terceros fueron despedidos con el pago de la corres-
pondiente indemnización. Ahora se contrata a nue-
vos obreros (la producción se moderniza y, al mismo
tiempo, se amplía). Edad: 29 años; contrato: sólo
por 2 años. Está claro que cada uno de los nuevos
se esforzará por quedarse en la empresa y, no menos
claro, qué clase de condiciones les plantea la admi-
nistración
— La gente se aparta del sindicato, confiando en
recibir a cambio una situación estable. Pero ni si-
quiera los proyectistas, investigadores o diseñadores
gozan de estabilidad. Incluso ahora, muchos de ellos
no trabajan en su especialidad, sino que hacen lo
que el patrón ordena, por cuanto la FIAT adelanta
en forma centralizada los trabajos de investigación
y proyección. ¿Y qué ofrecerá mañana la administra-
ción a la gente que ha renunciado a la protección
del sindicato? En diez años de robotización, el per-
sonal empleado en el Sector de Automóviles del con-
sorcio ha disminuido a la mitad. Sería ingenuo espe-
rar que Alfa Romeo constituya una excepción de la
regla...
No se puede por menos de convenir con el secreta-
rio del sindicato, que en fin de cuentas tiene toda la
razón. Pero también es cierto que, mientras los acti-
vistas sindicales constatan los hechos y los valoran
correctamente, estos hechos siguen realizándose sin
solución de continuidad. El sindicato no ha opuesto
a la rígida política del consorcio un programa con-
creto. Al mismo tiempo que rechaza la excesiva in-
tensificación del trabajo, el sindicato ha suscrito un
contrato laboral que, de hecho, da plena libertad a
la administración.
— Lo firmamos a regañadientes --explica Ermes
frunciendo el ceño—. Lo hicimos para tratar de pre-
servar la unidad sindical en aquel momento.
Sin embargo, no se llega a viabilizar —a costa
de concesiones y transigencias— la coordinación en-
tre las tres organizaciones sindicales que existen en
la empresa'. Los dirigentes sindicales no supieron
llegar a un acuerdo cuando se debatió el cese del
pago del subsidio de desempleo a varios centenares
de obreros, como resultado de lo cual la administra-
ción impuso sus propias condiciones; la discusión
en torno a los sábados extras también terminó en
favor de la administración, pues tampoco en ese
punto los sindicatos actuaron unidos.
.. .Conversamos con un montador ya entrado en
años. Le preguntamos a qué sindicato estaba afiliado.
— A la Federación de Trabajadores del Metal.
— ¿Cómo dice? .. Pero si la federación ya no exis-
te, en su lugar hay tres sindicatos...
— Exactamente. Milito en una federación que ya
no existe.
Resulta que unos doscientos obreros de la empresa
se consideran miembros del sindicato único que ha-
bía sido disuelto. Por lo visto, de modo tan insólito
patentizaban su actitud hacia los otros tres.
¿De dónde han surgido los COBAS?
La situación en Alfa Romeo refleja los problemas
acuciantes que enfrenta la sociedad italiana. En las
puertas cerradas de una oficina en Roma leímos un
anuncio diciendo que el personal estaba en huelga.
Al pie del anuncio leímos la firma: COBAS. Más tar-
de, escuchamos a menudo este vocablo, antes des-
conocido para nosotros. COBAS significa «comités
de base sindicales», que se han dado a conocer a
través de numerosos paros espontáneos que pusieron
en jaque los transportes, los servicios municipales,
las instituciones del Estado... Los COBAS comenza-
ron a proliferar como hongos después de la lluvia,
en el caldo de cultivo del descontento, por un lado,
con la política económica de las autoridades y, por
otro, con la política sindical de las confederaciones.
Los COBAS aseveran que la CGIL, la CISL y la UIL
han entrado en una época de declinación pues han
dejado de ser organizaciones que expresan la opinión
de los trabajadores.
Tal vez sea un punto de vista extremo. Como con-
trapeso se podría citar un criterio distinto y autori-
zado. En una entrevista, Luciano Lama, quien con-
sagró 40 años de su vida a la Confederación General
Italiana del Trabajo, de la cual fue su Secretario
General, se mostró optimista al valorar las perspec-
tivas de las confederaciones sindicales: «Se las pue-
de comparar a una gata, que siempre cae sobre las
cuatro patas. Puede lastimarse una, cojear, pero siem-
pre acaba por sanar».
1 historia: hijo de un albañil, a los 15 años —después
En Alfa Romeo actúan organizaciones sindicales de las tres
confederaciones italianas: la CGIL, la Confederación Italiana
de Sindicatos de Trabajadores (CISL) y la Unión Italiana del
Trabajo (UIL).
Conversamos con Vareno Cucinl, secretarlo de la
CGIL en la región de Toscana. He aquí su opinión
al respecto:
— Me abstendría de formular definiciones como
«crisis» y mucho menos, «declinación». Pero, la ver-
dad es que la «gata del sindicalismo» ha comenzado
a cojear en serio.
Vareno se convirtió en activista del movimiento
sindical en la época de su gran auge, a principios
de los años 70, cuando los sindicatos Italianos se
anotaban, uno tras otro, importantes triunfos en la
lucha por mejorar las condiciones de trabajo o elevar
los salarios.
— En aquel entonces había pleno acuerdo entre
las confederaciones —recuerda Cucini—. Actuábamos
en un frente único. Por ejemplo, cuando los químicos
teníamos que negociar con los patronos, constituía-
mos una delegación común de los tres sindicatos.
Sabíamos exactamente lo que los obreros deseaban...
Pero en los últimos diez años, la situación ha cam-
biado de manera radical. Han surgido nuevas cate-
gorías profesionales, cada una con sus intereses es-
pecíficos, a menudo opuestos. No supimos avistar a
tiempo estos cambios ni reaccionar debidamente ante
ellos. De ahí, el descontento con las «confederacio-
nes oficiales» y la aparición de nuevos sindicatos.
En la región de Toscana no se percibe todavía una
«sangría» considerable en las filas de la CGIL, pero
los líderes sindicales ven que la Confederación ya
no es capaz de atender todas las demandas de la
gente, y esto puede dejarse sentir, cualquier día, en
el número de sus afiliados. Los sindicatos necesitan
una reestructuración medular, como lo señaló el con-
greso de la CGIL. Cucini, por su parte, considera que
la tarea primordial es llegar hasta los diversos gru-
pos sociales y aprender a representar los intereses
de éstos.
Un Mario nada típico
Mientras revolvía el café de su taza, Mario obser-
vaba a un rapazuelo que, enfrascado en combates
aéreos o navales, echaba, de vez en cuando, mone-
das por la rendija de una máquina de juegos. Luego
de terminar una de esas batallas, el chiquitín sonrió
ampliamente, mirando a Mario. Este le guiñó un ojo.
Parecía que entre ambos de inmediato se había esta-
blecido contacto. Pensé entonces cuan felices crece-
rían los niños al lado del buenazo de Mario. Pero
no tenía hijos. Ni él ni su esposa Antonia se deci-
dieron a tenerlos, aunque lo hablan deseado mucho.
— Estamos rectificando los «errores» de la demo-
grafía —dijo Mario, al tiempo que en su rostro apa-
recía una sonrisa entre tímida y afligida—. Era como
si se sintiese culpable de que, dominados por la eufo-
ria del «milagro económico», los italianos a princi-
pios de la década del 60 comenzaran a procrear a más
de un millón de niños al año, y de que una poderosa
ola demográfica se abatiera sobre el mercado de ma-
no de obra en años recientes. Debido a ello ahora
en el país hay tres millones de desempleados, una
cifra récord que llevó a Italia al primer lugar dentro
de la CEE.
Mario es uno de esos tres millones. He aquí su
de terminar el octavo grado— empezó a trabajar,
temporalmente, en lo que sea. Luego de asistir a un
curso para metalúrgicos obtuvo empleo permanente
en una planta de aluminio. Allí Ingresó en el Partido
Comunista y se hizo activista sindical. Cuando en
la factoría de la FIAT en Cassino comenzaron los
despidos en masa, motivados por la automatización,
el sindicato envió a Mario como representante suyo.
Los obreros montaron piquetes durante 35 días se-
guidos, pero no pudieron lograr nada. Cuando regre-
só a su fábrica, Mario vio allí una copia exacta de lo
que ocurría en Cassino y, al poco tiempo, él mismo
perdió su empleo. Al cabo de dos años terminó el
subsidio de desempleo y, desde entonces, Antonia
y él vienen ganándose la vida —ya por espacio .de
siete años— haciendo trabajos eventuales. Mario está
registrado en la bolsa de trabajo, esperando su turno,
y, si todo sale bien, recibirá empleo en el año 2000...
— Consolarse con semejante perspectiva —dice
Mario— es lo mismo que darle crédito a los econo-
mistas, cuando nos tranquilizan diciendo que la ola
demográfica debe replegarse dentro de poco, y en-
tonces disminuirá la presión sobre el mercado de
mano de obra. ¡Cómo si el desempleo no fuera una
consecuencia del sistema imperante, sino producto
de los fenómenos demográficos! Dicen que los cam-
bios ocurridos en la estructura de la sociedad se
deben a la revolución científico-técnica. Es verdad.
Pero he aquí que ahora me encuentro marginado.
¿A quién debo culpar de eso? ¿Al progreso científico-
técnico? Pues no, la culpa la tiene el sistema, en
cuyo marco todos los problemas objetivos se agravan
y enfilan contra el obrero. ¿Por qué, después que el
empresario ya no me necesita más a mi, tampoco soy
necesario a la sociedad? ¿Acaso la tecnología es
culpable de ello?
Mario calló. En su rostro afloró de nuevo esa pe-
culiarísima sonrisa suya, con la que parecía querer
excusarse por semejante marcha de los acontecimien-
tos, por que ni la demografía ni el progreso cientí-
fico-técnico tienen la culpa de su infortunio, por que
él no encaja en el modelo típico del actual desem-
pleado italiano, estropeando con ello el panorama
general.
En efecto, Mario no encaja en este modelo. El"
desempleado actual —leí en Mondo Económico— es,
en la mayoría de los casos, una persona soltera (tres
cuartas partes del total son jóvenes, muchos de los
cuales buscan su primer empleo en la vida). Pero
se trata de una persona soltera que vive con su fa-
milia, en la que, por lo general, hay varias fuentes
de ingresos. La ayuda de la familia le permite seguir
buscando empleo y conservar, al mismo tiempo, su
nivel de vida.
Mario, tal como ya se ha dicho, está casado (para
Antonia, su esposa, aún es más difícil encontrar tra-
bajo), no tiene parientes adinerados, y aún cuando
los tuviera, él jamás aceptaría —a sus 43 años de
edad— vivir a expensas de nadie. Por eso, los espo-
sos viven de trabajos eventuales, o sea, sin ningunas
garantías en cuanto a la protección laboral, la jubi-
lación y la asistencia médica. A juzgar por las esta-
dísticas oficiales, cientos de miles de italianos se
encuentran en idéntica situación. Y en este punto
llegamos a la siguiente pregunta: ¿Qué relaciones
mantienen los sindicatos con esta categoría de per-
sonas?
— Lo que menos quisiera —responde Mario— es
remitirme a mi propia experiencia, porque en este
plano soy un caso atípico: sigo como activista de la
81
CGIL, aunque llevo muchos años separado de mi
colectividad laboral. El trabajo en el partido y el
sindicato es para mí la única posibilidad de conti-
nuar perteneciendo a mi clase social. Sé que muchos
consideran esta actitud como romántica... Por eso
será que hablemos de la mayoría y no de mí. Es
cierto, el vínculo entre el desempleado y el sindicato
se rompe.
— ¿Por lo visto, esto se debe a que los desemplea-
dos no están organizados y porque el sindicato no
tiene condiciones para mantenerse en contacto con
cada uno de ellos?
— ¿Y por qué ha de «mantener contacto» conmigo
en forma individual? No soy ningún enfermo. Se ne-
cesita otra cosa: que el sindicato represente los in-
tereses de los parados y tenga un programa para
erradicar el desempleo. Hace unos anos, la dirigen-
cia de la CGIL dio un paso en ese sentido, creando
en Roma un comité de lucha de los desempleados,
pero el asunto no pasó de allí. El sindicato no estuvo
dispuesto a rebasar el marco de la empresa. Así,
pues, hay que decirlo abiertamente: la Confederación
ya no representa a personas como yo, ni mucho me-
nos, a los jóvenes que jamás han tenido un trabajo
permanente, y ellos en Italia suman más de dos mi-
llones.
Mario considera que la crisis de las confederacio-
nes sindicales se debe, ante todo, a la súbita reduc-
ción de la clase obrera, proceso que comenzó en los
años 80, después de muchos años de continuo creci-
miento.
— Cuando me vi despedido, mi único pensamiento
era: ¡luchar! Es decir, luchar contra los despidos co-
mo tales. No se me ocurría pensar que en la socie-
dad habían comenzado procesos trascendentales...
Mientras el numero de obreros en las grandes em-
presas industriales, tradicional cantera del sindica-
lismo, disminuía anualmente a un ritmo promedio
del cinco por ciento, crecía el contingente de perso-
nas ocupadas en la esfera del comercio, los servicios,
la artesanía y la pequeña industria. La libre empresa
adquirió tal magnitud, que los comentarios en la
prensa adquirieron un tono realmente solemne: «Ade-
más de ser un pueblo de santos y de navegantes, los
italianos se están convirtiendo en un pueblo de em-
presarios». ,.
Tal vez el mundo empresarial tenga de qué enor-
gullecerse, pero bien se sabe que en muchas fábricas
independientes reina la arbitrariedad, no se respetan
los contratos colectivos concertados a nivel nacional,
se infringen los requisitos de la protección del tra-
bajo y las condiciones de remuneración. Los despidos
prácticamente no se controlan* y cuando una em-
presa de éstas se arruina, los obreros no tienen dere-
cho al correspondiente subsidio. También este con-
tingente de trabajadores ha quedado fuera del campo
visual de los sindicatos.
.. .El chiquillo terminó de ganar todos sus comba-
tes y, al salir del café en pos de su padre, se volvió
para regalarle a Mario una sonrisa de despedida. Mi
interlocutor, mientras tanto seguía revolviendo su
café ya frío, pensando tal vez en mi última pregunta
o reflexionando —posiK amenté no por primera vez—
en el precio que está pagando por la «rectificación»
de los desaciertos de la demografía...
La cuestión no estriba —repuso Mario al fin— en
tratar de devolver a las viejas confederaciones su
82
prestigio o en dar preferencia y conceder todos los
derechos a los COBAS. En mi opinión, se debe plan-
tear la necesidad de vertebrar un movimiento sindical
nuevo, que responda a las reivindicaciones de la so-
ciedad, una sociedad que se ha vuelto —dígase lo que
se diga— más rica, aunque más dividida e individua-
lista.
Cada cual debe aprender a «navegar»
por su propia cuenta
Nuestro Mario estadísticamente atípico ha resulta-
do ser, sin embargo, muy típico en sus juicios y con-
clusiones. De eso me percaté al conversar con di-
versas personas en Milano, Florencia y Roma. Sí, la
sociedad italiana es distinta, de modo que no cabe
aplicar los raseros de ayer a las relaciones laborales
de hoy. Pero, ¿cuáles deben ser entonces los nuevos
enfoques?
Esta interrogante está planteada no sólo ante el
movimiento sindical, y la búsqueda de respuestas a
ella vino a ser parte del trabajo acometido por el
partido comunista en vísperas de su congreso, con
miras a conformar su nuevo rumbo político. Debemos
comprender, dijo Achule Occhetto, secretario general
del PCI, en un pleno del CC y de la Comisión Central
de Control qué ha ocurrido y qué está ocurriendo
en la sociedad italiana y en la política italiana...
Comprender los fenómenos nuevos que —como pro-
ducto de las transformaciones tecnológicas y de la
evolución del modo de pensar— nos impelen a enfo-
car el trabajo como un proceso cada vez más unita-
rio, tanto en el plano objetivo como en el subjetivo,
no obstante la diferenciación, la división y la frag-
mentación que se viene observando en él.
Michele Magno, a la sazón jefe adjunto de la Comi-
sión para Problemas del Trabajo, del CC del PCI, nos
habló de una conferencia organizada por la Comisión,
a la que se invitó a participar a todas las confedera-
ciones sindicales.
— Lo hicimos para promover el diálogo no sólo
con la CGIL, nuestro interlocutor «privilegiado», sino
también con la CISL y la UIL, así como para exponer
nuestros criterios sobre el papel actual de los sin-
dicatos y sus relaciones con el PCI como partido de
los trabajadores.
La política neoliberal del gobierno, explicó Magno,
divide el mercado del trabajo: a un nivel, las condi-
ciones son unas; a otro nivel, otras. No todos tienen
derecho a asistencia médica, no todos perciben sub-
sidios de la caja de integración, no existe igualdad
entre el hombre y la mujer... En fin, está en marcha
la diferenciación, se está articulando una especie
de jerarquía. El partido comunista planteó la tarea
de defender los intereses de todos los trabajadores,
y de lograr derechos únicos para todos.
Pero, «para todos» significa para cada categoría,
para cada grupo social. Ir hacia todos quiere decir
ir hacia cada uno. Y si en el último decenio, el PCI
estuvo vinculado con el movimiento obrero, en grado
considerable a través de la CGIL, y en cierta medida
hasta se vio influenciado por ella al delinear su polí-
tica, ahora, en cambio hace hincapié en la indepen-
dencia: el partido y el sindicato actúan por su cuenta,
utilizando sus métodos propios, específicos. No debe
haber ningún dominio del partido en el sindicato.
De aquí se desprenden dos conclusiones. La pri-
mera se refiere a la CGIL y su estructura.. Los comu-
nistas consideramos que se debe suprimir todo deslin-
en otras confederaciones— que es necesario estruc-
de en las elecciones de dirigentes sindicales: candi- turar un sindicato representativo de toda la diversi-
datos del PCI, candidatos del PSI... Más aún, ahora dad del mundo del trabajo dependiente, así como
cuando la mayoría de los afiliados a la Confedera- llegar a la unidad sindical y no a la de un solo sin-
ción no milita en ninguno de los dos partidos.
dicato. Precisamente en esta Confederación, la solu-
Antes, el PCI enfocaba sus relaciones con los so- ción práctica de los problemas ha adquirido las más
cialistas en el seno de la CGIL teniendo como refe- dramáticas formas. Las discrepancias en la dirigen-
rente la formación de una alternativa política, la cia han llegado al extremo, a la escisión.
posible unidad de ambos partidos en el gobierno del «La gata siempre cae sobre sus cuatro patas...».
país. No renunciamos a la tarea de llegar a la unidad Muchos estiman que la situación actual es idéntica
con los socialistas, puntualizó Magno, pero ya no a la que se dio en los países industrializados hace
creemos correcto evaluar nuestra actitud hacia los unos sesenta años, cuando se introdujeron las nuevas
sindicatos sólo a través de este prisma, restringiendo formas de organización de la producción en serie.
artificialmente nuestros contactos con otras confede- Entonces también se vaticinó la desaparición de los
raciones sindicales y, en general, con el movimiento sindicatos, pero su reforma estructural desembocó
de los trabajadores en el país. a la larga en un pujante crecimiento del movimiento
.. .En Florencia me interesé por la opinión de dos obrero.
activistas sindicales, Roberto Gianetti y Giovanni For- Hasta qué punto están fundamentadas semejantes
coní, sobre los cambios estructurales que se proponen analogías, es un tema aparte. Pero, cualesquiera que
y el reordenamiento de la labor sindical. Ambos sean las conclusiones a las que lleguemos al refle-
apoyaron el punto de vista del PCI: xionar sobre este tema, sigue siendo legítima la duda
— Es necesario abandonar el concepto de «sindi- que surgió en la conversación con Mario el desem-
cato comunista» aplicado a la CGIL. Como es lógico, pleado: ¿Es inevitable que los sindicatos se encuen-
los comunistas afiliados a la Confederación no dejan tren siempre en la condición de quienes corren para
de ser militantes del partido y siguen guiándose por alcanzar el tren? ¿Acaso será ésta una fatalidad
su línea política. Pero, estará usted de acuerdo en suya? Una computadora perfecta le ayuda al señor
que son dos cosas diferentes aplicar la línea del par- Agnelli, presidente de la FIAT, a calcularlo todo con
tido y actuar en cada ocasión obedeciendo las ins- tanta precisión que pueda pasarse sin el trabajo de
trucciones del partido. En cuestiones de táctica, los Mario mañana y pasado mañana. Pero ¿dónde está
comunistas en los sindicatos no pueden estar limita- —se pregunta Mario—, esa «computadora sindical»
dos por las decisiones partidistas. Cada cual —tanto que nos permita asomarnos al futuro y adivinar las
el partido como el sindicato— debe aprender a nave- jugadas de los patronos?
gar por su propia cuenta en nuestra sociedad que «Es necesario dar respuestas a las preguntas, cada
ya ha cambiado. vez más impostergables, que muchos formulan, y so-
La segunda conclusión (volvamos al diálogo con bre todo el gran universo en tumultuosa transforma-
Magno) se refiere al trabajo del partido y sus mé- ción, que es el mundo del trabajo; preguntas relati-
todos. El rumbo hacia la independencia reclama que vas al papel y al lugar del sindicato en el conjunto
el partido esté mejor representado allí donde la gente de las fuerzas sociales y políticas del país. Las res-
trabaje. Últimamente, han surgido más de sesenta puestas también se refieren, en grado considerable,
nuevas células del PCI en grandes empresas indus- a la lucha general por la transformación del país,
triales. Adjunto al CC del partido se instituyó un de su dinámica productiva, social y cultural, de su
Consejo consultivo nacional, formado por delegados propio sistema político»2. Así definió Achule Occhetto,
de las grandes células del partido. Este organismo en vísperas del congreso del PCI, la tarea primordial
viene a ser un espejo, en el que se refleja la reac- de las fuerzas de izquierda y progresistas. Me he
ción de los trabajadores ante la política del partido permitido subrayar en esta cita una sola palabra.
en general. Al mismo tiempo, debatirá y aprobará Borís BATARCHUK,
previamente todas las decisiones importantes. colaborador de «Revista Internacional»
En la CGIL han comprendido —quizás antes que 2 Kinascita, 22 de octubre de 1988.
DEL DOCUMENTO POLÍTICO ocupación, la calidad del tra- mayoría del trabajo depen-
DEL XVIII CONGRESO bajo y el desarrollo, la re- diente, a defender sus idea-
forma del Estado social. les y a desempeñarse no sólo
DEL PARTIDO COMUNISTA ITALIANO El logro de este objetivo como una correa de transmi-
Para superar la crisis de presupone, ante todo, la con- sión entre los diversos grupos
la representación, del rol y
los trabajadores y los sindi-
quista do un poder efectivo de interesas, estriba en en-
catos es objeto de constantes
del programa de los sindica- esfuerzos y de lucha; un fin de representación y de con- contrar los medios y conclen-
tos, éstos deben proponer so- imposible de alcanzar de una cortaclón en el lugar de tra- tizar los fines para restable-
luciones nuevas a los proble- bajo, así como la capacidad cer una solidaridad efectiva
vez y para siempre. La demo-
de los trabajadores y de los de las fuerzas que él repre-
mas de la unidad y la Inde- cracia y la autodeterminación
pendencia. de los trabajadores constituyen sindicatos de gobernar las senta.
Consideramos fundamental un punto de referencia y un transformaciones de relacio- Así pues, la cuestión da la
la lucha por la unidad y la criterio fundamental en esta nes de trabajo para materia- autonomía sindical viene a
autonomía sindical. La bata- lucha. lizar sus derechos y su con- ser, en primer término, nna
lla por la unidad es inaliena- tenido de profesionalidad, se-
ble de la lucha por la auto-
.. .La construcción de nue-
guridad, salud, autoridad y li-
cuestión de autonomía pro-
vos instrumentos da democra- gramática.
nomía. Sin embargo, la posi- cia y participación exige de bertad, conceptos que reflejan
bilidad de la unidad como la esencia de los procesos ac- los sindicatos necesitan una
los sindicatos una nueva ca- visión cultural nueva y dis-
punto de partida no debe es- pacidad para plantear pro- tualmente en marcha.
tinta, que rebase el marco
tar limitada por vetos precon- puestas nuevas y desempeñar- Dicho en otras palabras, el del sistema de referencia pro-
cebidos por parte de n.nguna se como intermediarios en problema de un sindicato que pio de la fase industrial clá-
d« las partes, ta unidad de las cuestione» centrales de la aspira a representar a le gran sica.
83

PANORAMA BIBLIOGRÁFICO
TIENE LA PALABRA EL AUTOR
«NO OLVIDÉIS NI A LOS BUENOS
NI A LOS
Historia de los protagonistas del «Reportaje»,
de Julius Fucik
«REPORTAJE AL PIE DE LA HORCA» es uno de los li-
bros más extraordinarios sobre el heroísmo de los comu-
nistas, un testimonio de su valentía indoblegable, su pre-
sencia de ánimo, de la belleza y la grandeza de su proeza
en la lucha contra el fascismo hitleriano. Publicado por
primera vez en 1945, y hoy famoso en el mundo entero,
el Reportaje ha sido editado más de trescientas veces en
88 idiomas. Su autor, el periodista y escritor Julius Fucik
(1903-1943), Héroe Nacional de Checoslovaquia, y en los
años de la ocupación fascista uno de los organizadores
y miembro de la dirigencia clandestina del PCCh, fue
arrestado por la Gestapo en abril de 1942, y ejecutado en
septiembre de 1943 en la cárcel Plotzensee, en Berlín. Las
notas hechas por Fucik mientras era Investigado en H
cárcel de Pankrac, en Praga, y luego transmitidas clan-
destinamente a la libertad, formaron su libro, que en 1950
recibió el primer Premio Internacional de la Paz.
A principios de los años 80, en Praga, Bratislava y Moscú
salió a la luz una edición singular del Reportaje, en checo,
eslovaca y ruso. El epílogo, escrito por el periodista che-
coslovaco, Zdenek Hrabica, y su colega soviético, Víctor
Andriánov, es, de hecho, otra novela documental. Los au-
tores la titularon Los hombres del «Reportaje», refiriendo
la historia de varios participantes en la Resistencia, men-
cionados por Fucik.
El relato ha suscitado gran interés. En base a él se
filmó en Checoslovaquia un telefilm de 13 series, y a sus
autores se les otorgó el Premio Julius Fucik de la Unión
de Periodistas Je la RSCh. Los periodistas, sin abandonar
}.s .
UNA
sus búsquedas, actualmente están preparando una edición
ampliada del libro.
• ¿Qué nuevos materiales habrá en el libro?
Z. Hrabica. Fucik nombra en las páginas del Reportaje
cerca de cien personas, «amigos y enemigos, figuras y
figurillas», como escribiera él mismo. Hay que señalar
que no son protagonistas inventados, • sino personajes rea-
les. En la primera etapa pudimos seguir el destino de más
de veinte de ellos. Y ahora hemos logrado ampliar con-
siderablemente la lista.
Hablamos, en particular, de Jaroslav Hora, quien pese
a llevar el uniforme de policía, fue un verdadero patriota.
Junto con Adolf Kolinsky, carcelero dé los presos políticos
checos en Pankrac, Hora ayudó a guardar para nosotros
las finas hojas de papel, en las que Fucik escribió su
Reportaje. Medio año después de la ejecución de Fucik,
el policía patriota fue detenido y recluido en el campo
de muerte de Buchenwald. Sólo al término de la guerra
pudo regresar a su patria. Trabajó de conductor de ferro-
carril. Cabe señalar que tanto Hora como Kolinsky tuvie-
ron una vida nada fácil: experimentaron la desconfianza
y el recelo de la gente...
V. Andriánov. Otro ejemplo. Fucik menciona un grupo
encabezado por Jifi Stricker, Arnost Lorenz y Oldricli
Stand. ¿Qué hacia este grupo? Nos enteramos de que
fabricaba explosivos, multicopiaba y distribuía Rudé Pravo,
el periódico clandestino de los comunistas checoslovacos,
publicaba octavillas y editaba su boletín de información
El mundo contra Hitler. En noviembre de 1941 Jifi Stricker,
Otakar Runa, Emil Kobrfe, Bohumil Kuchar, integrantes
del grupo, fueron ejecutados.
En los archivos y en los documentos que conservan los
familiares de los patriotas asesinados encontramos cartas,
fotografías, recuerdos, escritos después de 1945. Nos en-
trevistamos con quienes conocieron a los héroes de la
Resistencia antihitlerlana. Todos ellos, de posición social
diferente (por ejemplo, Stand íue propietario de un ta-
ller, sin partido, igual que el obrero Kobrle; Runa, Inge-
niero, comunista), hombres valientes, maravillosos, soporta-
ron con firmeza las torturas en la Gestapo y no traicio-
naron a sus camaradas.
• ¿Podría hablar más detalladamente de alguno üe ellos?
V. Andriánov. Otakar Runa, por ejemplo, fue el alma y
el cerebro del grupo. Hijo de un ferroviario, antes de la
guerra se graduó en la Escuela Superior Politégnica. Te-
nía disposiciones para la investigación. Le interesaban
muchas cosas, incluso se escribía con Romain Rolland.
Dedicaba mucho tiempo a los jóvenes obreros preparándo-
los en forma completamente desinteresada para los exá-
menes de la escuela secundaria.
Z. Hrabica. Al estudiar las biografías de los protagonis-
tas de Fucik encontramos el siguiente hecho. Resulta que
tanto en la segunda edición del Reportaje como en las
posteriores faltaban varios nombres mencionados en la
primera. Se trata, en particular, de Vaclav Rezek, Josef
Teríngl y Josef Hervida, que actuaron en la clandestinidad.
Se puso en claro que los dos primeros apellidos desapare-
cieron del libro porque más tarde surgieron sospechas
respecto a su trabajo en la clandestinidad, y el nombre
de Servida «se perdió» debido a que era mencionado por
Fucik en la misma frase.
Los documentos testimonian «cuánto» costaban estas
sospechas.
En el pasado, tanto Rezek como Teringl trabajaron en
una fábrica, participaron en huelgas y lucharon por lo
más vital: el derecho al trabajo, al pan de cada día para
sus familias y sus compañeros. «Esto no es una huelga
sino la guerra... —escribía Julius Fucik de los aconteci-
mientos que tuvieron lugar en otoño de 1929, en las minas
de Bohemia del Norte— los mineros están librando una
verdadera lucha sangrienta, acosados por la traición y el
terror y, sin embargo, permanecen firmes, valientes e in-
doblegables». Allí, en los piquetes de mineros que comba-
tían a los esquiroles, Fucik vio por primera vez a Rezek.
En la época de preguerra el líder minero se convirtió en
una importante figura del partido. A fines de 1938, cuan-
do el Partido Comunista ya estaba prohibido, el CC del
PCCh llamó a Rezek a Praga. Se le encomendó el trabajo
clandestino en el distrito capitalino.
La llamada a Praga significaba que Rezek era conside-
rado uno de los colaboradores más próximos al Comité
Central clandestino del PCCh. Bajo la dirección de Jan
Zika, a él le confiaron la formación del aparato clandes-
tino en la región. «El período de Rezek», así tituló Aleña
Hajkova, historiadora de renombre y participante en la
lucha antifascista, uno de los capítulos de su monografía
Praga en la Resistencia comunista. Ella cuenta como
«Novak» (el apodo clandestino de Rezek), «un hombre
audaz y enérgico», se ocupaba de Organizar sabotajes en
las fábricas de la capital y formó una red clandestina de
la prensa partidista.
Fucik volvió a ver a Rezek y Teringl en la Gestapo y
testimonió que ellos se mantuvieron firmes. Pero, después
de la guerra alguien se puso a «corregir» la historia, y los
apellidos de ambos fueron tachados de las nuevas edicio-
nes del Reportaje.
Todos los años de postguerra, tanto Rezek como Teringl
lucharon por restablecer su buen nombre. Narramos acerca
de sus vidas y tenemos la esperanza de que la verdad
histórica vencerá y en las próximas ediciones del Reportaje
se incluirán sus nombres.
V. Andriánov. ¿Por qué decidieron «corregir» el texto
de Fucik? Y, ¿para qué? Hay muchas interrogantes que
no surgieron, desde luego, hoy día. Ya cuando empezamos
nuestro trabajo, hace un poco más de diez años, hablamos
de ello con Gusta Fufiikova, quien decía que el Reportaje
tenía que aparecer como lo escribió FuCik. Sin reducciones
arbitrarias ni correcciones coyunturales que generaron
rumores, infundios y especulaciones políticas.
Z. Hrabica. Actualmente es difícil e imposible restable-
cer quién metió mano en el texto del libro. Pero es im-
prescindible devolver al Reportaje su auténtico faz. Es
nuestro deber ante Fucik, ante sus correligionarios, vivos
o muertos, ante todos aquellos que ven en este libro un
arma en la lucha por un mundo justo.
• ¿Qué les unió a ustedes, un checa y un soviético?
V. Andriánov. Los héroes de la lucha antifascista son
patrimonio no sólo de sus países y partidos, sino de todo
el movimiento obrero y comunista.
• ¿Cómo apareció la idea de escribir este libro?
'¿. Hrabica. Podría decir que la idea fue sugerida por
el propio Fucik, quien dirigiéndose a los descendientes,
escribía: «Sólo pido una cosa: los que sobrevivís a esta
época no olvidéis. No olvidéis ni a los buenos ni a los
malos. Reunid con paciencia los testimonios da los que
han caído por sí y por vosotros.., Los nazis han exter-
minado a familias enteras de héroes. Amad por lo menos
a alguno de ellos, como si fuese un hijo o una hija, y sen-
tios orgullosos de él corno de un gran hombre que ha
vivido para el futuro». El lector se despide de los prota-
gonistas en aquel período de su vida relatado por Fucik.
Cumpliendo su legado, empezamos a estudiar detenida-
mente las biografías de los que habían muerto y los des-
tinos de los que aún vivían...
• Usted, Zdenek, es director de la revista «Svet v obra-
zech«, órgano de la Unión de Periodistas de Checoslova-
quia, y usled, Víctor, ha sido hasta hace poco miembro
del colegio de Redacción de «Sotsialistícheskaya industria»,
periódico del CC del PCUS, y hoy día, funcionarlo del par-
tido. Se supone que cada uno de ustedes tiene mucho tra-
bajo que hacer. ¿Cómo logran ustedes tener tiempo para
realizar estas búsquedas nada fáciles?
Z. Hrabica. Empezamos a colaborar hace diez años,
cuando Víctor fue corresponsal del periódico Komsomóls-
kaya prauda, en Praga. Por lo que se refiere al tiempo,
siempre se puede tenerlo para una cosa que haces con
interés y amor.
V. Andriánov. Las búsquedas han sido difíciles. El tra-
bajo en los archivos, las entrevistas con las gentes, la
comprobación de la verdad, luego de tantos años, todo
eso no es nada fácil. Pero la obra nos cautivó e incluso
apasionó por sentirnos muy de cerca de las biografías de
quienes estuvieron al lado de Fufiik en esos días de duras
pruebas. Este trabajo ocupaba todas nuestras horas libres,
creando ciertos problemas en nuestras familias y priván-
donos de los días de descanso...
• A juzgar por todo, ustedes tienen acumulados muchos
documentos, fotografías i/ cartas. ¿Qué piensan hacer con
ellos?
Z. Hrabica. Sí, tenemos muchos materiales. Al terminar
la primera etapa del trabajo queríamos entregarlos al mu-
seo Julius Fudik, que en ese entonces aún no existía. Se
inauguró en Praga en vísperas del 85 aniversario del na-
cimiento del Héroe Nacional de Checoslovaquia, en fe-
brero de 1988. Acabamos de donar al museo una parte de
lo que hemos recogido y, más tarde, pensamos entregarle
todos nuestros materiales.
85
• ¿Cuándo se podrá esperar la publicación de un nuevo
libro que siga las huellas del «Repórtale» de Fudik?
V. Andriánov. En otoño de este año va a salir en Moscú.
Z. Hrabica. En Praga el levantamiento del texto se de-
morará un poco y el libro aparecerá más o menos dentro
de un año.
MENSCH UND TECHNIK 2000. Frankfurt/Main, Nach-
richten, 1988. 326 pp.
EL LIBRO El hombre y la técnica en el año 2000 trata
de elucidar los interrogantes que hoy se hace probable-
mente cada trabajador en la RFA. ¿Mantendré mi puesto
de trabajo cuando se introduzca la nueva técnica? ¿Ganaré
lo suficiente para vivir bien? ¿Podré soportar el nuevo
régimen de trabajo? Preguntas semejantes se hacen tam-
bién millones de personas en otros países capitalistas in-
dustrializados.
Al análisis de estos problemas candentes estuvo dedi- nica como tal, sino los intereses y la política que motivan
cado el seminario «El hombre y la técnica en el año 2000»,
que en la primavera pasada tuvo lugar en Francfort del
Meno. La recopilación, que lleva el mismo nombre, fue
confeccionada sobre la base de los materiales presenta-
dos, a los que se agregó información adicional. La publi-
cación tiene como tema central las consecuencias socia-
les del progreso científico-técnico y las reivindicaciones
sindicales. El tema es estudiado desde posiciones que bus-
can hacer una generalización científica y analizar concre-
tamente situaciones prácticas.
Los dirigentes del movimiento sindical en el mundo
capitalista no siempre determinan la política de los sin-
dicatos en función de la contradicción fundamental entre
el trabajo y el capital. Prueba de ello, dice el libro, es
la historia de la actitud de los sindicatos hacia la introduc-
ción de las nuevas tecnologías. Es verdad que de un tiem-
po a esta parte, la situación ha ido mejorando, ya que
en el contexto de la crisis y de la ofensiva del capital
contra los salarios y los derechos sociales de los traba- que no se circunscribe al capitalismo. Por esto la recopi-
jadores, el movimiento obrero debe prestar más atención • lación incluye, como parte orgánica, un artículo sobre el
a los problemas que genera la implantación, en gran esca- enfoque y las posiciones de los sindicatos de la RDA en
la, de las nuevas tecnologías. En el seminario este fenó-
meno se caracterizó de la siguiente manera: «atención a
los aspectos sociales» y demandas de «democratización
del trabajo» (véanse p. 82).
En las condiciones de la revolución científico-técnica,
la defensa de los intereses vitales de la clase trabajadora
presupone dar una nueva dimensión a su participación
—directamente o a través de los sindicatos— en la ges-
tión de la producción. Se trata de influir en la economía,
la política en el campo de la técnica, la investigación
científica y la ecología, saliendo del' n'vel de las empresas
y llegando a los consorcios, las ramas y la dirección
estatal. Las asociaciones de empresarios, junto con los
gobiernos burgueses, rechazan, como es natural, este tipo
de democratización por considerarlo «incompatible con
la libre empresa», con lo cual se reafirma que «los inte-
reses onuestos del trabajo y el capital se revelan con
mayoi fuerza en la organización de] trabajo y la técnica».
¿Cómo queramos trabajar y vivir mañana? ¿Qué vamos
a producir? Estas dos preguntas relacionadas entre sí
fueron incluidas en los programas de acciones sindicales pobre», con esta frase, acuñada por la sabiduría popular,
r*
y en las demandas de reformas. Pero, ¿no serán una ilu-
sión? Al desarrollar su idea de un «futuro diferente», los
sindicalistas más combativos procuran partir del puesto
de trabajo como el principal «punto de contacto» entre
el trabajo y el capital, desde el cual se proyectan mejor
tanto los límites del rumbo reformista como sus posibilida-
I Inicia Esteban Rosario su libro ¿os dueños de la República
des (véase p. 241). Para ello, indudablemente, hay que
eliminar de la política sindical un «tabú» que todavía
persiste en esta esfera: el derecho absoluto del empresa-
rio a decidir el carácter de la producción y los procesos
tecnológicos.
Los materiales del libro destruyen la ilusión de que es
posible humanizar el trabajo manteniendo las relaciones
de propiedad. Varios autores coinciden en qua los cam-
bios producidos en la estructura social de la clase obrera,
bajo el impacto de la revolución científico-técnica, abren
nuevas posibilidades para desarrollar los procesos de so-
lidaridad en el movimiento obrero y su politización. Uno
de los puntos claves consiste en incorporar más amplia-
mente a la lucha sindical a la intelectualidad técnica,
gran parte de la cual experimenta una creciente proleta-
rización de su trabajo.
Lo que amenaza a los trabajadores no es la nueva téc-
su introducción. En la recopilación se subraya la idea
de que los sindicatos tienen que superar totalmente su
enfoque nada crítico de las consecuencias sociales del
progreso técnico. Si antes sus posiciones eran predomi-
nantemente defensivas, hoy en día, insiste en las páginas
del libro uno de sus autores, «queremos cuestionar el de-
recho de los empresarios a implantar unilateralmente las
nuevas tecnologías» (p. 287). Se plantean tres exigencias:
— el derecho a rechazar las nuevas tecnologías mien-
tras no se ponga en claro su impacto sobre las conquistas
sociales de los trabajadores;
— el derecho a negarse a trabajar con equipos y ma-
terias que no reúnan los requisitos probados de su ino-
cuidad;
— la prohibición de utilizar medios técnicos destinados
para reunir, acumular y divulgar los datos personales.
El empleo de las nuevas tecnologías y su influencia en
el mundo del trabajo y el habitat es una realidad objetiva
estos problemas, así como sobre las posibilidades de de-
mocratizar el proceso de toma de decisiones en el con-
texto de las relaciones socialistas de producción. Los tra-
bajadores a ambos lados de la frontera sólo salen ganando
con esta comparación.
Hubert SCHMIEDBAÜER,
redactor para asuntos sindicales
del periódico «Volksstimme» (Austria}
CUANDO LOS RICOS SE HACEN
AUN MAS RICOS
E s t e b a n R o s a r i o . LOS DUEÑOS DE LA REPÚ-
BLICA DOMINIO \NA. Santo Domingo, Editora Buho,
1988. 240 pp.
«LA REPÚBLICA DOMINICANA es un país rico de gente
Dominicana. Aunque este «reportaje periodístico», como lo
define el propio autor, adolece de cierto descuido en el
estilo literario y desorden en la representación de los nu-
merosos cuadros, recoge, sin embargo, un copioso material
que elucida las causas de la pobreza de nuestro pueblo.
El libro contiene apreciables informaciones sobre el es-
tado y origen de las principales fortunas del país, aque-
llas 20 familias que determinan su vida económica'. Esteban
Rosario intenta una biografía de estas familias y habln
detalladamente de la imbricación, ya añeja, de sus nego-
cios y los del Estado. Ellas poseen 452 de las más grandes
empresas sobre 1.937 registradas en el país (véase p. 157)
y están presentes en cada uno de los organismos de deci-
sión económica del Estado. Esto es confirmado por nume-
rosos datos y, en particular, por el listado exhaustivo do
los sucesivos miembros de la Junta Monetaria y del Banco
Central, instituciones claves a la hora de fijarse la política
fiscal.
El proceso de control oligárquico comienza a partir de
1961, inmediatamente después de la caída de la dictadura
de Trujillo, quien durante su largo reino de 31 años acu-
muló fabulosos recursos que a su muerte pasaron a manos
del Estado. La oligarquía, «frenada» por el dictador, em-
pezó a penetrar en las principales instituciones oficiales,
afianzando lazos con la alta burocracia y el mando militar,
a la espera de momentos más apropiados para su propio
florecimiento.
Y esa hora llegó. «En 1969, el Estado inició una etapa
de protección a la industria privada» (...) «prestando al
sector industrial, desde 1966 a 1985, un total de 1.291 mi-
llones de pesos»1 (pp. 174 y 176). Sin embargo, señala el
autor, «este tipo de industrialización, basado en lo que se
conoce como proceso de sustitución de importaciones, ha
traído como consecuencia la conformación de un mercado
interno hipertrofiado (...) y creó un tipo de demanda cuya
necesidad debía ser satisfecha con oferta de bienes im-
portados» (p. 176). Sólo entre 1980 y 1986 las importacio-
nes ascendieron a 9.276 millones de dólares, mientras que
las exportaciones apenas llegaban a la mitad.
Dada la creciente dependencia de la economía nacional
respecto de las importaciones, el capital transnacional em-
pieza, lógicamente, a desempeñar un papel cada vez mayor.
Es de lamentar que la vinculación de estos grupos familia-
res con las corporaciones y bancos extranjeros sea tratada
asaz someramente por Rosario, que aporta pocos elementos
a su estudio.
En cambio, es más prolífico en lo que respecta al pro-
blema de la concentración de la tierra. Efectivamente, va-
rios estudiosos han señalado en repetidas ocasiones que
las formas de tenencia de la propiedad de la tierra son
la causa nacional más importante del subdesarrollo latino-
americano. En la República Dominicana durante decenios
se fue desarrollando un proceso de monopolización de la
tierra, tanto la de los pastos como la dedicada a la agri-
cultura. En 1981, menos del 1,3% de los propietarios, o sea,
unas 163 familias, eran dueños del 36% de las mejores
tierras del país (véase p. 90).
Y esto en un país donde 300 mil campesinos carecen de
tierra. Es en el campo dominicano donde con mayor fuerza
se expresa la profundidad de la crisis social y estructural
que afecta al país. Las desigualdades en la propiedad de la
tierra generan el éxodo masivo hacia las ciudades y el
surgimiento de una industria agro-exportadora, estrecha-
mente ligada al capital extranjero, contribuyen al agrava-
1
Hasta mediados de los años 80, 1 peso equivalía a 1 dólar
USA. —N. de la Red,
miento de la situación social. Esto crea un alto nivel de
subempleo —alcanza el 50%—, y al mismo tiempo acelera
el proceso de desabastecimiento del mercado interno.
La naturaleza de las relaciones de propiedad en el agro
dominicano es determinada por el ancestral estado de mi-
seria de la mayoría de sus pobladores. La comercialización
de ciertos productos tradicionales, como el cacao y el café,
sigue estando en manos de los monopolios; mientras el
duro trabajo de los campesinos es mal remunerado. En
suma, los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen
cada vez más pobres.
En su libro, el periodista Rosario no se limita a la esfera
puramente económica y dedica interesantes páginas a la
cuestión del control que ejerce la oligarquía sobre las aso-
ciaciones llamadas «sin fines de lucro» y sobre las univer-
sidades privadas.
Se tiene en cuenta las asociaciones de servicios públi-
cos, dirigidas por un pequeño sector que ha monopolizado
esta esfera. En el libro se pone al descubierto el mecanis-
mo del control: las universidades privadas dependen de
los grupos oligárquicos, que no sólo están presentes en los
consejos directivos de esos centros docentes, sino que ade-
más se hacen apoyar financieramente por instituciones y
fundaciones norteamericanas (véase p. 159). Esta incursión
do la oligarquía en el área de la educación constituye un
mecanismo para reproducir su modelo oligárquico, esto es,
envían a los mejores estudiantes de esos centros a los Es-
tados Unidos para incorporarlos luego a los «intelectuales
orgánicos» al servicio de la oligarquía.
Esteban Rosario abunda sobre el predominio de la oli-
garquía en los medios masivos de transmisión de ideología
en la República Dominicana. Particularmente importante
es el control de la radio, pues el país tiene una alta tasa
do analfabetismo (cerca del 30%). Según datos de 1985,
con 0,5 millones de habitantes, el país poseía 205 radio-
difusoras y 160 aparatos de radio por cada mil familias.
Todas las estadísticas son presentadas sobre el trasfon-
do del descarnado cuadro de la miseria de la mayoría de
los dominicanos, el 36% de los cuales viven por debajo de
la línea de la pobreza absoluta. «Para que la democracia
dominicana pueda mantenerse —resume el autor—, se hace,
necesario redistribuir el ingreso. O, de lo contrario el pue-
blo dominicano buscará nuevos senderos políticos».
Snlly SANEAUX,
representante del Partido Comunista Dominicano
en «Revista Internacional»
LAS CAUSAS DE LA VIOLENCIA
EN EL PERÚ
VIOLENCIA Y CRISIS DE VALORES EN EL PERO.
Pontificia Universidad Católica del Perú. Lima, Fun-
dación Tinker, 1987. 39S pp. '
EN EL PERÚ nunca antes como ahora se hizo más dra-
máticamente evidente una dura verdad: para este país
plurilingüe y multinacional de 22 millones de habitantes
es inviable el modelo del capitalismo dependiente y su
secuela de subdesarrollo y miseria material y espiritual.
87
La crisis estructural afecta a la economía, al Estado y a
casi la totalidad de sus instituciones fundamentales: par-
lamento, fuerzas armadas y policiales, poder judicial, uni-
versidad, etc. Esta crisis va acompañada de una violencia
Jamás vista en el país. La situación sacude y conmueve
a todas las capas de la sociedad.
Los sectores políticos cristianos desempeñan un papel
notable en la vida del Perú. ¿Cómo valoran ellos las causas
de dicha situación? ¿Cómo ven sus probables perspectivas?
A estas interrogantes responde el libro Violencia y crisis
de valores en el Perú, fruto de una investigación multi-
disciplinaria promovida por el Departamento de Humani-
dades de la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Muchos de los problemas actuales del país —se señala
en la obra— tienen su punto de partida en el siglo XVI,
en la conquista de Sudamérica por los europeos. Los con-
quistadores utilizaron para sus fines de dominación co-
lonial las diferencias entre los pueblos indígenas y frac-
turaron tradicionales estructuras sociales, económicas y
demográficas.
Hacia los años 60 del siglo XIX, en la sociedad peruana
se afirmaron la división de clases, la discriminación racial
y la postergación económica de regiones enteras. En el
empalme del siglo XX, el Perú se convirtió en un país
con una economía de enclave del capital foráneo. Poste-
riormente éste, a través del modelo de sustitución de im-
portaciones que parecía impulsar el desarrollo económico,
sometió al país a una dependencia externa aún mayor.
Esto trajo consigo la agudización de las diferencias so-
ciales y una encarnizada confrontación entre la cultura
occidental y la tradicional peruana.
Los peruanos de hoy deben de pagar el precio de la
dominación colonial, llevando en sus corazones frustra-
ción, azoro y rabia contenida. Las tierras de Mariátegui
y Túpac Amaru se han convertido en un volcán en ebulli-
ción, en un país con toda la sintomatologla de una socie-
dad en situación prerrevolucionaria.
El libro se abre con el estudio de la filósofa Rosemary
Rizo Patrón de Lerner, para quien la crisis y violencia
que golpean al Perú se gesta «desde el origen mismo de
la modernidad occidental» que «causó el desmoronamiento
de un cosmos milenario» (el de la cultura andina) y es
responsable del «rechazo y desprecio paulatino de lo au-
tóctono en favor de la "racionalidad" (ratio) europea»
(p. 26).
A continuación el historiador leffrey Klaiber enjuicia
el carácter corporativo de la sociedad colonial y sus ras-
gos inmanentes: autoritarismo, paternalismo y elitismo.
Esto se pone de relieve especialmente sobre el trasfondo
de la creciente pauperización de las masas populares. La
segmentación de la sociedad en razas, clases y estamen-
tos desembocó en el Perú en la formación de una ética
y mentalidad corporativas.
Al desarrollar el tema de las relaciones entre la cultura
occidental y la andina, el filósofo Ludolfo Ojeda y Ojeda
investiga la dinámica del «choque cultural», llegando a
la conclusión de que la violencia es una secuela de ese
choque. Desde la óptica de la historiadora Liliana Rega-
lado, la violencia caracterizará a las relaciones In-lígena-
españoles y marcará una «desyunción entre lo andino y
lo occidental» (véase p. 170).
Clemencia Sarmiento y Marcela Chueca, sociólogas, des-
tacan los factores sociales y económicos como causa de
88
la violencia estructural en el Perú *. El país tiene una
enorme deuda externa, de 17 mil millones de dólares,
y una balanza de pagos negativa. El Gobierno no logra
contener la Inflación. Más del 60% de la población
económicamente activa está subempleada o desempleada.
AGENDA • CORRESPONDENCIA;
Estos y otros factores explican en mucho la explosión
de la violencia en el país. Bandas paramilitares de dere-
cha, el aparato represivo del Estado y Sendero Luminoso
aterrorizan a las fuerzas sanas de la nación.
Un lugar destacado ocupan en el libro los intentos de
trazar las pautas para salir de la situación creada. Por
ejemplo. Rizo Patrón sugiere crear una «ética de la res-
ponsabilidad», o sea, un código de conducta de los perua-
nos. Se plantea que esta ética idealista sería capaz, su-
puestamente, de defender el «derecho a la vida» y una
vida «humanamente digna» (véase p. 86). El filósofo
Hernán Silva Santistebán propone una «ética solidaria»
para superar la lógica de la «voluntad egoísta» que ori-
gina la violencia (véase p. 142). A los dos filósofos men-
cionados les une el candido afán de, apelando a los sen-
timientos nacionales de los peruanos y al precepto evan-
gélico de «ama a tu prójimo», reconciliar a todas las TREINTA KILÓMETROS
clases y capas de la población.
Un enfoque realista del problema caracteriza a otros
estudiosos. En este sentido, la más radical es la posición
de Jeffrey Klaiber, quien cuestiona la legitimidad de la
Eric FISCHER,
prepotencia de los dirigentes sobre el resto de la nación Director del Instituto Internacional
y recomienda reformar la burocracia estatal, cortar de
de Historia Social (11HS)
raíz el mal de la empleomanía y superar las enormes
desigualdades económico-sociales que dividen a los perua-
nos en grupos antagónicos. Todo ello contribuirá a eli-
La capital de Holanda es célebre no sólo por los diaman-
minar la pobreza y el atraso cultural, que son caldo de
tes y los inapreciables cuadros de Rembrandt que guarda
cultivo para la violencia. en sus museos. Entre los tesoros de Amsterdam hay uno
Los científicos destacan que la enseñanza y la educa- que, marginado de los habituales itinerarios de turismo,
ción han de desempeñar un papel activo en la formación se emplaza en Kabelweg, una calle nada notable en un
de la actitud cívica de los peruanos. La psicóloga Fran- industrial suburbio capitalino. Se trata del Instituto Inter-
cisca Bartra propone un tipo de educación para la justicia,
nacional de Historia Social, una de las mayores coleccio-
la paz y la solidaridad que elimine el «espíritu de lucha nes a escala mundial de manuscritos de Carlos Marx, Fe-
y rivalidad que todavía se deja sentir con fuerza en la derico Engels y otras destacadas figuras del movimiento
escuela» (p. 303). Jorge Capella, estudioso de la Pedagogía, obrero. El director del Instituto, el doctor Eric Fischer,
sostiene que la «educación por sí sola no es capaz de cam- recibió a un enviado de R I y le habló de las actividades
biar la sociedad, pero tampoco puede haber un verdadero que esa excepcional institución desarrolla.
cambio de ésta sin el apoyo y el aliento de aquella»
(p. 245). Considera necesario estructurar en el Perú un
sistema de educación en correspondencia con los cambios
• No son pocos en el mun- tro en riqueza bibliográfi-
progresistas en la sociedad y su renovación espiritual. do los institutos científicos ca. Tal vez, sólo el Institu-
que se dedican a estudiar to de Marxismo-Leninismo
Los promotores del libro concluyen con una propuesta
la historia del movimiento adjunto al CC del PCUS, en
lamentablemente inviable desde el punto de vista de los obrero y del pensamiento
comunistas peruanos: reconciliar, valiéndose de una moral Moscú, y el Instituto Hoover
marxista. ¿Qué lugar ocupa de la Guerra, la Revolución
común, a todos los sectores antagónicos en busca de un entre ellos el IIHS y en qué
y la Paz, en California.
nuevo consenso nacional, gracias al cual se podría liqui- se diferencia? Nuestros -archivos de la his-
dar, presuntamente, el terror y la violencia. Este enfoque toria del movimiento obrero
de un problema clave del país trasluce la adhesión de los — Todos los centros aná-
organizado ocupan unos
científicos al cristianismo. Sin embargo, esto no les im- logos al nuestro —ya sean cinco kilómetros de estan-
nacionales o internaciona terías; otros veinticinco ki-
pide presentar un cuadro bastante completo del Perú con-
temporáneo, mostrando el peligro de los «materiales que- les— se hallan ligados de lómetros de estanterías co-
una manera u otra con de- rresponden a la colección
mantes». terminados partidos y sin- de materiales impresos. Con-
Mauro GÓMEZ, dicatos, tanto en el plano
periodista peruano tamos también con medio
orgánico como en el polí- millón de volúmenes en li-
tico. La nuestra, sin embar- bros y folletos, 60 mil re-
1
12 mil actos terroristas fueron cometidos en el país entre go, es una entidad académi-
abril de 1980 y febrero de 1988, según datos del Centro de Es-
vistas, una extensa colec-
ca neutral, aunque su fun- ción de volantes y demás
tudios y Promoción del Desarrollo. — N. de la Red. dador, el Profesor N. W. Pos-
ediciones impresas, graba-
thumus, fue socialdemócra- ciones gramofónicas, cintas
ta holandés. magnetofónicas, pancartas y
Muy pocos institutos pue-
sellos. Poseemos, asimismo,
den compararse con el nues- 30 mil carteles, cien mil va-
1
liosas fotos y unas 12 mil adelantado, en cierto sen-
carica;uras políticas. tido, otro coleccionista muy
Pero, la cuestión no estri- competente: David Riazanov,
ba sólo en parámetros nu- Director del Instituto de
méricos. No venimos colec- Marx y Engels, fundado en
cionando cualquier cosa, in-
Moscú, quien emprendió una
discriminadamente, sino que enérgica búsqueda de mate-
nos hemos especializado en riales relativos a la historia
varias materias fundamenta- del marxismo en toda Eu-
les. Ante todo, documentos ropa. Idéntica labor realiza-
relacionados con el trabajo ba paralelamente con él
de Carlos Marx y Federico Boris Nikolaevski, menchevi-
Engels. Nuestros locales que ruso, emigrado desde
guardan más del 75 por
1922, que actuó como co-
ciento de todos sus escritos. rresponsal extranjero de di*
Poseemos, además, tal vez cho Instituto en 1924-1931.
la mujor colección del mun- Después de que los fascis-
do de fuentes originales re- tas llegaron al poder, Niko-
lacionadas con la historia laevski contribuyó a tras-
del trotsktsmo y el menche- ladar a París el archivo de
vlsmo, y la más complata la socialdemocracia alema-
colección del mundo de ma- na. Entretanto, Posthumus y
teriales sobre el anarquis- su empleada Annie Schel-
mo. El movimiento socialis- tema lograron interesar con^
ta también está representa- sus argumentos al banque-
do en gran escala en nues- ro Nehemia de Líeme, obte-
tros archivos, pues el Insti- niendo de éste recursos ne-
tuto es depositario oficial cesarios para fundar el
de los documentos de la IIHS, en uno de los edifi-
Internacional Socialista. Te- cios escolares facilitado por
nemos un archivo especial el Ayuntamiento, en noviem-
para materiales referentes bre de 1935. Al poco tiempo
al movimiento obrero turco. fue inaugurada en París una
Esto reviste mucha impor- sucursal del Instituto a car-
tancia, dadas las duras re- go de Boris Nikolaevski.
presiones dirigidas contra
Desde entonces se des*
este último por las autori- plegó una enérgica activi-
dades.
dad coleccionista, editorial
e investigativa. Las circuns-
• ¿Cómo todos estos mate- tancias apremiaban, pues
riales han venido a parar desde mediados de los años
aquí, a Amsterdam? 30 comenzaron a empeorar
las condiciones de lucha de
— En este punto cabe re- las organizaciones obreras
ferir brevemente cómo sur- en Europa, por lo que peli-
gió el Instituto. Desde los graban numerosos archivos.
años 20, Posthumus empezó En ocasiones, los actos de
a reunir documentos rela- rescate realizados por el
cionados con la historia de personal de] IIHS parecían
organizaciones obreras, y no episodios de novelas detec-
sólo en Holanda, por cierto. tivescas.
Al principio no tuvo mucho Por ejemplo, luego de la
éxito, porque se 10 tiabía anexión de Austria, hubo
89

qua sacar clandestinamente
de Viena la más valiosa
parte del famoso «Archivo
de Bakunin», reunido por
Max Nettlau, famoso histo-
riador del anarquismo. Lue-
go de numerosas aventuras
vividas en la capital aus-
tríaca ocupada, Annie Schel-
tema supo engañar a tres
policías y trasladó a la em-
bajada de Holanda el resto
de la colección. Gracias a
la ayuda del embajador,
quien tuvo una entusiasta
participación en el asunto,
ella fue llevando por partes
a la embajada una valiosa
colección reunida por el
marxista austríaco Robert
Danneberg, que entonces ya
se hallaba arrestado. Acom-
pañada de la sirvienta de
éste, nuestra empleada re-
corrió cincuenta veces el
trayecto de la casa de Dan-
neberg a la embajada ho-
landesa, transportando en
cada ocasión en dos bolsas
decenas de «peligrosos» vo-
lúmenes. De regreso a Ho-
landa viajó en el Expreso
Oriental. Llevaba escondido
entre sus ropas puestas el
testamento de Bakunin, pe-
ro gracias a los documentos
diplomáticos expedidos a su
favor en la embajada logró
evadir el registro en la
frontera.
En la pre-guerra, muchos
archivos llegaron a nues-
tras manos de manera si-
milar. Pero, a veces, los que
llegaban al Instituto de un
modo del todo ordinario,
digamos, corrían una suerte
imprevista. Por ejemplo, des-
pués de adquirida la famo-
sa «Biblioteca de Kashnor»,
que contenía informaciones
sobre la historia socioeconó-
mica de Inglaterra [más
completas, a veces, que las
del propio Museo Británico),
se produjeron interpelacio-
nes al respecto en la Cá-
mara de los Comunes. Tam-
bién despertó una gran re-
sonancia internacional en
1936 la desaparición en
nuestra sucursal parisina,
de una parte del archivo
de Trotski, depositado allí
por el hijo de éste. El pro-
pio líder de la IV Interna-
cional llamaba esa colec-
ción convencionalmente co-
mo La correspondencia de
lenin y Trotski. Ocurrió
que en la noche del 6 al 7
de marzo de 1936, tres su-
jetos penetraron en la casa
de la calle Michelet y se
Itovaron cincuenta paquetes.
90
calizados en Alemania, Aus- tidos y organizaciones de expresa de quienes hayan pero los manuscritos "de
Puesto que Nikolaevski mis- la historia 'del movimiento izquierda. alemanes. A la hora de ín-«
mo había dicho entonces obrero... tria, Checoslovaquia y Polo- puesto sus colecciones a Marx y Engels se hallan en vitar a alguien a trabajar
Nuestro personal es he- nuestra disposición: algu- bastante buen estado, pues
que esos documentos, «de nia. En 1947 recibimos todo terogéneo en el plano ideo- en el IIHS, no nos guiamos
caer en manos de los ene- — Agregue a esto el ar- lo que hablamos guardado nos, al depositar sus archi- el papel de escribir utiliza- por su nacionalidad o filia-
en Oxford; en 1956, el go- lógico. Los científicos (unos vos en nuestro Instituto, do' por ellos resultó de bue-
migos de Trotski, pueden chivo de Jules Guesde, los 15) son completamente li- especifican en el contrato ción política, sino por su
resultar un arma dirigida materiales de la Comuna de bierno polaco nos devolvió bres en cuanto a sus con- na calidad, al igual que la cualificación profesional co-
contra él mismo», es fácil París, del partido de los 270 cajones con documentos, ciertas restricciones al ac- tinta. Lamentablemente, no mo investigador.
vicciones: unos se conside- ceso a los mismos, digamos puede decirse lo mismo de
de suponer que aquel acto cserlstas, de los menchevi- que habían ido a parar a ran marxistas, otros no. Ca- Nuestro centro sostiene,
fue perpetrado por agentes ques, del Bund, la colección la biblioteca universitaria por un determinado plazo. las publicaciones, especial- desde luego, sólidos víncu-
be afirmar, sin embargo, Segundo, establecemos res- mente los periódicos. Su
de Stalln. de Borls Savinkov .y los do- da Cracovia. Por último, re- qua todos son individuos los con instituciones cientí-
cumentos de los republica- gresó a nuestras manos una tricciones a representantes papel se conserva muy mal ficas comunistas, ante todo
maleta (contenía excepcio- cuyas mundividencias caen de entidades que nos niegan y ocasiona muchos quebra-
nos españoles. Entre 1935 a la izquierda del centro con las radicadas en Moscú
• Nikolai Bujarin intentó y 1940, nuestro personal su- nales documentos del Con- acceso a sus propias colec- deros de cabeza, muy cos- y Berlín. Estos vínculos pre-
adquirir el copioso archivo del espectro político. Entre ciones. tosos, por cierto. Claro, tam-
po rescatar de la destruc- sejo General de la Primera ellos encontrará Ud. a trots- sentan desde los años 60
de Marx y Engels, reunido ción decenas de colecciones Internacional) que había En general, la asequlbüi- bién los manuscritos recla- un desarrollo marcadamente
ahora en el IIHS, y con ese kistas, socialdemócratas, li- dad a cualesquiera archivos man determinadas condicio-
semejantes. permanecido durante la gue- berales. .. intensivo. También mante-
expreso fin visitó varios pal- , rra en la biblioteca del Con- es una cuestión delicada. nes técnicas para su con- nemos relaciones con cen-
ses europeos en la prima- greso de EE.UU.: bastante Ahora, por ejemplo, estamos servación: controlamos ri-
vera de 1936. Dígame, por • En los años de la Segun- • ¿Hay anticomunistas en- observando con sumo inte- tros eurooccidentales: desde
da Guerra Mundial, Holan- maltratada, atada con una tre ellos? gurosamente la temperatura, el Instituto de Estudios Mar-
favor, ¿cómo acabaron por soga, con las cerraduras rés la apertura de los ex- la humedad y la ilumina- xistas en París hasta la
caer en manos de ustedes da estuvo ocupada por los celentes archivos de la Kom-
nazis. ¿Cómo se logró pre- arrancadas... — Creo que no... Desde ción. Todos nuestros loca- Fundación Ebert en la RFA.
todos estos documentos? Muchos materiales valio- intern en Moscú y vemos les cuentan con los aparatos Por conducto del Secreta-
servar los archivos del Ins- luego, algunos socialdemó- que, como siempre, este
tituto? sos habían desaparecido, cratas se oponen activamen- que suelen instalarse en las riado de la Asociación In-
pero lo más sorprendente proceso depende de la so- galerías de pintura. Por to- ternacional de Institutos de
— Bujarin y dos colegas te a los marxistas y el mar- lución de numerosos y com-
suyos de la comisión encar- era lo mucho que se había xismo, pero yo no discuto das partes hay trampas de Historia del Movimiento
— Ya después del Pacto plicados problemas. humo muy sensibles, capa-
gada de comprar el archi- de Munich (septiembre de podido rescatar. con ellos esas cuestiones. Obrero (a propósito, está si-
vo viajaron a Amsterdam y 1938), los dirigentes del Si un individuo es un in- ces de reaccionar hasta an- tuado aquí mismo) estamos
• Los papeles de Marx y te la nubécula de humo pro- en contacto con más de un
Copenhague, sosteniendo ne- IIHS concluyeron que el pe- • Del estudio de los docu- vestigador competente y ho- Engels tienen ya más de cedente de la pipa de un
gociaciones para adquirir ligro de guerra se había mentos del marxismo se nesto, es decir, no se per- cien años. ¿Cómo se logra centenar de instituciones
los manuscritos. Lograron acrecentado en extremo, y ocupan, por lo general, o mite falsificar los materia- fumador, así como bocas de científicas: desde las de ex-
combinar la política de aper- incendio, mangueras... trema izquierda, trotskistas
regatear la rebaja del pre- que Holanda no quedarla sus partidarios (el Instituto les que estudia, sí puede tura de los archivos y la
cio desde 2,5 millones hasta al margen del mismo. Por de Marxismo-Leninismo ad- trabajar en nuestro Instituto. conservación material de va- y anarquistas, hasta las lla-
300 mil guldens. Nikolaevski eso supieron trasladar a Ox- junto al CC del PCUS, por Este status neutral e inde- • ¿Y qué significado entra- madas «centristas».
liosísimos manuscritos? ña el término «Internacio- Se puede afirmar que
actuó entonces como inter- ford (Inglaterra) la parte ejemplo) o sus adversarios pendiente del IIHS se ha
mediario entre la delega- más valiosa de las coleccio- declarados (como el Insti- traducido en la especial nal» que figura en el nom- «nos especializamos en re-
— Todos los manuscritos bre del Instituto? unir a especialistas», pues
ción rusa y los líderes de nes, comprendidos los ma- tuto Hoover). El IIHS, en confianza que nos profesan han sido microfilmados. Só-
la Internacional Socialista nuscritos de Marx y Engels. cambio, pretende seguir un las más variadas vertientes lo en casos especiales per- aquí trabajan científicos
Obrera. Mire lo que escri- Pero, una parte de los do- enfoque independiente e im- del movimiento obrero. Ve- — Primero, internaciona- procedentes de todos los
mitimos utilizar los origina- les son nuestros archivos. confines del mundo: Japón
bió en la carta dirigida a cumentos impresos quedó parcial. ¿Cuál es entonces mos nuestra vocación en ser les, pero jamás entregamos
Friedrich Adler, que guar- aquí y cayó en manos de los la metodología de ustedes? un depositario al alcance Segundo, nuestros trabajado- y EE.UU., RFA y RDA, URSS
completo el documento so- res proceden de diversos y Francia, etc. Cuando se
damos en el Instituto: «Bu- nazis. A poco de ocupada ¿Será factible observar im- de todos: tanto de comu- licitado sino una a una las países: aparte de holande-
jarin y sus colegas habían Amsterdam, las autoridades parcialidad investigativa en nistas como de conservado- páginas especificadas. En lo dirigen a nosotros numero-
ses, hay naturales de Rusia sos estudiantes ávidos da
abusado de sus poderes y alemanas clausuraron el Ins- esta cuestión política? res. Sólo en dos casos ha- demás confiamos en la hon- (de tendencia menchevique,
fueron desautorizados» por tituto y lo pusieron a dispo- cemos excepción de esta radez de los estudiosos. conocer el marxismo, les de-
Moscú, Después de que las sición del reichsleiter Alfred en su mayoría), de países cimos: «Vayan a la biblio-
— Cabe afirmar que la fi- regla. Primero, por voluntad Por extraño que parezca, da Europa oriental, belgas,
negociaciones entre los lí- Rosenberg, ideólogo nazi, nalidad, a la que obedeció teca y lean a Marx».
deres de la socialdemocra- que esperaba aprovechar los la fundación del Instituto,
cia alemana y la delega- materiales ocupados para fue política, pues el fascis-
ción soviética quedaron in- «combatir a los marxistas, mo iba ganando terreno, y
terrumpidas, nuestro Insti- los anarquistas, los judíos, el fundador del IIHS veía
tuto adquirió en 1938 ese los francmasones y demás su misión en impedir que
archivo, que incluía la co- elementos antinacionales». los archivos del movimien- EN EL 50 ANIVERSARIO DEL COMIENZO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
rrespondencia de Marx y En- En este local fue creado el to obrero fueran destruidos
gels, varios millares de car- Museo de la Cultura Viciosa. o utilizados en detrimento
tas dirigidas a ellos y una Hacia los finales de la gue- de personajes y organiza-
serie de manuscritos de rra, cuando quedó claro que ciones concretos. Desde en-
LOS HECHOS HISTÓRICOS A TRAVÉS fno por voluntad propia)
apenas transcurridos cinco
alivio: la batalla contra el
monstruo fascista había con-
Marx sobre cuestiones de Alemania seria derrotada, tonces esa misión «salva-
economía (comprendido El los fondos ocupados fueron dora» del IIHS sigue vi- DEL PRISMA DE LOS TIEMPOS años y medio, después de
que más de 50 millones de
cluido.
¿Quién puso en marcha el
Capital]. Ahí están también evacuados a Polonia y Ale- gente, de modo que actua- hombres habían perecido;
los materiales de Joseph mania Oriental. mos con singular energía Ulrich PERZINGER. de que casi la mitad del mecanismo de esa máquina
Weydemeyer, eminente figu- bélica infernal?
en países donde el movi- miembro del CC del Partido Comunista de Austria mundo había sido arrasada,
ra de la Liga de los Comu- Después de la capitula- miento obrero es víctima de
nistas y del famoso «revi- ción de Alemania, Annie crueles represiones. de que el Führer se había
EL 1 DE SEPTIEMBRE de suicidado y las tropas de CUANDO el valetudinario
sionista» Eduard Bernstein. Scheltema regresó al Insti- Nuestro Instituto, sin em-
to avanzado de los reyes Presidente Hindenburg nom-
Posteriormente, engrosaron tuto y no. encontró nada si- bargo, no es ningún órga-
1939, al irrumpir en Polo- del armamentismo, todos los los Estados de la coalición
esa colección papeles de no locales vacíos. Sólo en nia, los soldados de la Krupp y Thyssen, cuyos re- antihitleriana habían ocupa- bró canciller a Hitler, los
no político, y su razón de
Karl Kautsky y la corres- abril de 1946 se logró locali- ser Wehrmacht no combatieron do Alemania. matones nazis, beodos, mar-
presentantes seguían tras el
pondencia de Wilhelm Lieb- zar el primer lote grande para esel «reunir y conservar
futuro». La máxima por los intereses de su pa- ejército. Más tarde, los con- chando en una procesión
knecht. de nuestros archivos roba- tria ni tampoco por Hitler. El 8 de mayo de 1945, de antorchas bajo la Puerta
dos, escondido en dos bar- por la que nos guiamos, es sorcios alemanes se lucra- por la noche, en Karlshorst, de Brandenburgo, cantaban
cazas fondeadas en la zona la siguiente: el movimiento Se apoderaban de territo- ban con cada metro de te- en el cuartel general del a voz en cuello: «Hoy nos
• Lo enumerado por Ud. de Hannover. Hay fotos obrero es parte de la civi- rios ajenos y sembraban la rritorio ocupado. Los nazis, Comandante en Jefe sovié- pertenece Alemania, maña-
basta con creces para rea- mostrando el deplorable es- lización mundial, por lo que muerte en nombre del gran los generales, los banque- tico, se firmó la capitula-
firmar la fama del IIHS co- tado y el pleno desorden su historia constituye el capital germano. El ejército ros y los industriales desis- ción incondicional de Ale-
na nos pertenecerá el mun-
mo uno de los mayores de- en que se encontraban. Los patrimonio de toda la huma- fascista fuá un destacamen- tieron de sus ambiciones mania. Europa respiró con
do entero». Estas palabras
positarios da documentos de demás materiales fueron lo- nidad y no sólo da los par- no eran simplemente la le-
91
tra de una canción, sino
que resumían el programa
del capital monopolista ger-
mano.
Ahora una cita prosaica
que vierte luz sobre los orí-
genes más remotos de la
guerra mundial, mejor di-
cho, de las dos guerras
mundiales: «Necesitamos te-
ner las manos libres en el
Este y Sudeste a fin de ase-
gurar para la raza germana
condiciones de vida en las
que ella pueda desarrollar
plenamente sus energías y
sus dotes, incluso si des-
pués de ello, los pueblos
interiores como los checos,
los eslovenos y los eslova-
cos, que se empeñan en sus
principios nacionales, so
vean obligados a cesar su
existencia inútil para la ci-
vilización». Este párrafo no
es extraído del Mein Kampf
de Hitler sino de Alldeutsche
Blatter, órgano de prensa
de la Unión Pangermánica '.
Fecha del año 1894.
Al haber llegado con
cierto retraso a la reparti-
ción territorial del mundo
y, por eso, al encontrarse
desprovisto de colonias y
esferas de dominio, el jo-
ven imperialismo germánico
desde comienzo del siglo
XX se mostró particularmen-
te agresivo. En 1914, em-
prendió el primer intento
de rectificar la historia,
«poner orden» en Europa y
más allá de sus fronteras.
Naturalmente, en aquella
época, así como en 1939, la
burguesía monopolista en-
viaba a los soldados alema-
nes a batallas sangrientas
ocultando que esto se ha-
cía para expoliar y conquis-
tar nuevas fuentes de mate-
rias primas y mercados. Va-
liéndose de una gran men-
tira, a las gentes se les in-
culcaba la idea de que la
patria estaba en peligro y
que debían defenderla.
Para ser justos hay que
1
La Unión Pangermánica era
una influyente organización
propagandística de los dueños
de la Industria pesada; fue
formada por Iniciativa del
asesor gubernamental Alfred
Hugenberg, más tarde, presi-
dente del consejo de directo-
res del consorcio Krupp.
92
constatar que los dirigentes
del movimiento obrero ale-
mán y austríaco de aquel
tiempo también picaron el
anzuelo. No estuvieron a la
altura de las circunstancias
y archivaron las resolucio-
nes antibélicas aprobadas
por la II Internacional an-
tes de 1914; concertaron
una «paz civil» con la bur-
guesía, aplastando desde el
comienzo la voluntad de la
clase obrera de oponer re-
sistencia a la guerra impe-
rialista.
Como resultado, en el
curso de la primera guerra
mundial los socialistas con-
secuentes se separaron de
los socialdemócratas y, con
la fundación de los parti-
dos comunistas, volvieron a
la teoría de Marx y Engels,
a la política de lucha ver-
dadera por la paz y el so-
cialismo.
Como se sabe, la guerra
de conquista librada por el
capital germano terminó
con la derrota de 1918. Sin
embargo, los propietarios
de las minas, las fábricas
de fundición de acero y las
de armas —el sector más
agresivo de la burguesía
alemana— no pensaban en
abandonar sus sueños de
revancha. Sin perder de vis-
ta los objetivos anteriores,
los representantes más in-
fluyentes de la industria pe-
sada ya a principios de los
años 30 apostaron por Hitler
y su Partido Nacional-Socia-
lista. Recordemos que en
las elecciones al Reichstag,
celebradas el 14 de septiem-
bre de 1930, el Partido Na-
cional-Socialista consiguió
un éxito sensacional al au-
mentar el número de sus
escaños de 12 a 107. La mi-
seria y el desempleo masi-
vo en las ciudades, la ban-
carrota de muchos peque-
ños industriales, artesanos y
campesinos sumieron en la
desesperación a millones de
personas [en primer lugar,
a la burguesía pequeña y
mediana) haciéndoles pres-
tar oído a la fraseología del
partido fascista que, bajo
cuerda, recibía un creciente
apoyo financiero, político £
organizativo de los grandes
industriales.
Los cheques con su-
mas importantes para la
caja del partido eran firma-
dos por los magnates del
acero Flick, VSgler, Thyssen
y otros. Los recursos para
Hitler afluían también des-
de el extranjero: de Henry
Ford, el rey del automóvil
en los EE.UU.; de Henry
Deterding, jefe del consor-
cio anglo-holandés «Royal
Dutch Shell», quien abriga-
ba la esperanza de recupe-
rar sus antiguas fuentes del
petróleo en el territorio de
la Unión Soviética, y de
otros multimillonarios.
He aquí lo que dijo en
1947 el banquero von Schró-
der, antiguo enlace entre
el partido fascista y los in-
dustriales, en el proceso
contra los principales cri-
minales de guerra, en Nu-
remberg: «Hombres influyen-
tes en la economía encau-
zaban sus esfuerzos a que
llegara al poder en Alema-
nia un führer fuerte que
habría de formar un gobier-
no capaz de mantenerse
largo tiempo... El miedo
ante el bolchevismo era co-
mún. .. Les aunaba asimis-
mo el Interés por realizar
el programa de Hitler...
Pues uno de sus puntos más
importantes preveía la abo-
lición de las cláusulas del
Tratado de Versalles y el
renacimiento de una Alema-
nia fuerte en el aspecto
económico y militar». Este
programa, respaldado por
los capitostes del capital
financiero, significaba que
el país debía prepararse pa-
ra la guerra. El Presidente
del partido Comunista Ale-
mán, Ernst Thairnann advir-
tió en 1932: «Quien vota por
Hitler, vota por la guerra»,
Aquel año, la crisis eco-
nómica mundial acababa de
pasar por su punto más
bajo, y se perfilaba cierta
animación de la coyuntura;
en las elecciones de no-
viembre, los nazis perdieron
dos millones de votos, mien-
tras que los partidos obre-
ros —PSDA y PCA— aumen-
taron el número de sus man-
datos, superando en conjun-
tó los resultados del par->
tido de Hitler. La oligar-
quía financiera tenía que
movilizar toda su influencia
política para llevar a los
fascistas al poder y elimi-
nar la democracia parla-
mentaria burguesa.
El 19 de noviembre de
1932, grandes industriales,
banqueros y terratenientes
enviaron a Híndenburg un
mensaje en el que pedían
que nombrara canciller a
Hitler. La petición surtió
efecto y poco más de dos
meses después a Hitler se
le encomendó formar el Go-
bierno. El 1 de febrero el
Reichstag fue disuelto y,
algunas semanas después,
los fascistas incendiaron su
edificio. Esta provocación
sirvió de motivo para em-
prender una campaña de re-
presión y acciones antide-
mocráticas, dirigidas, ante
todo, contra los comunistas.
Las nuevas elecciones, fija-
das para el 5 de marzo de
1933, no podían ya influir
en la marcha de los aconte-
cimientos: el terror contra
todos los demócratas, espe-
cialmente contra los comu-
nistas, determinó la «cam-
paña electoral». El 24 de
marzo, Hitler consiguió que
los diputados electos apro-
baran la famosa ley sobre
los plenos poderes, la cual
le permitió eliminar a la
oposición democrática y pa-
sar rápidamente a la «dic-
tadura abierta de los secto-
res más reaccionarios, más
chovinistas y más imperia-
listas del capital finan-
ciero»2.
Al hablar ante los repre-
sentantes de la élite finan-
ciero-industrial, Hitler dio a
entender de manera inequí-
voca que su rumbo político
estaba dirigido a preparar
la guerra: «.. .Las medidas
en la esfera laboral hay
que tomarlas sólo desde el
punto de vista de su utili-
dad para nuestra economía
militar».
En julio de 1933 se formó
el Consejo General de la
Economía Alemana. Entre
2 capaces de defender el sis-
Gueorgul Dimitrov definió
asi el fascismo en el VII Con-
greso de U Comíntera.
los 16 miemEros da este
«supergobierno» figuraban
nueve magnates industria-
les, cuatro banqueros y dos
grandes terratenientes. A
partir de diciembre de 1937,
a cuatrocientos altos car-
gos de los principales con-
sorcios se les otorgó el ran-
go de «dirigente de la eco-
nomía militar». A princi-
pios de 1938 se constituyó
el Consejo Económico Mili-
tar, que estaba integrado
en su mayoría por repre-
sentantes del gran capital.
Varías semanas después,
en la noche del 11 al 12
de marzo, las tropas fas-
cistas irrumpieron en Aus-
tria. El establecimiento del
«nuevo orden» en Europa,
siguiendo las pautas del ca-
pital germano, adquiría con-
tornos visibles...
Numerosos documentos
históricos confirman los só-
lidos vínculos que existían
entre el fascismo, el capital
monopolista y la agresivi-
dad. La Segunda Guerra
Mundial fue, en primer lu-
gar, una guerra entre los
monopolios alemanes y sus
rivales imperialistas por las
fuentes de materias primas
y por los mercados. Y sólo
en el caso de la Unión So-
viética se trataba de algo
más que de la hulla de Do-
netsk y el petróleo de Bakú;
da algo más que de expo-
liar la economía y esclavi-
zar a los soviéticos. La me-
ta principal era aniquilar
el primer Estado socialista
en el mundo, eliminar, co-
mo se llamaba en la jerga
nazi, «la conspiración mun-
dial judeo-bolchevique».
¿ERA POSIBLE CONJURAR
la Segunda Guerra Mundial?
Sí, pero sólo en caso de
que se hubiera cerrado el
paso al fascismo tanto den-
tro del país como en las
etapas de su expansión in-
ternacional. Sin embargo,
al analizar la situación de
Alemania en los años 30,
no podemos menos que
constatar que en aquella
época las fuerzas sociales
tema democrático burgués
no actuaron debidamente.
Más aún, Incluso sí cierta
parte de los alemanes tenia
dudas con respecto a los na-
zis, el anticomunismo y el
nacionalismo desenfrenados
lograron eliminar tales du-
das. En este plano, cabría
recordar el papel y la po-
sición que ocupó la Iglesia.
En la primavera de 1933,
cuando el terror fascista
ya era una realidad cotidia-
na, Otto Dibellus, alto dig-
natario protestante, en la
Iglesia de la guarnición de
Potsdam pronunció un ser-
món con motivo del inicio
de las sesiones del Reich-
stag. Oraba por que «la ma-
no misericordiosa del Ser
Supremo erija sobre el edi-
ficio del Estado la bóveda
hacia la que dirija sus mi-
radas el pueblo libre. Ale-
mania de nuevo y para
siempre: un solo Reich, un
solo pueblo, un solo Dios».
Los sacerdotes de las dió-
cesis católicas leyeron des-
de sus pulpitos una homilía
en la que se decía: «A los
católicos nos es muy fácil
exaltar a una nueva auto-
ridad fuerte en el Estado
alemán y ... someternos a
ella».
No sólo a las organizacio-
nes católicas les fue fácil
«someterse», también a los
partidos burgueses, grandes
sectores de los cuales se
pasaron a los fascistas. Des-
pués de votar en el Reich-
stag por la «ley de plenos
poderes», o sea, por la abo-
lición del sistema constitu-
cional democrático, estos
partidos muy pronto se au-
todisolvieron.
En caso de no haberse
dividido el movimiento obre-
ro, hubiera sido el único
que podría haber cerrado
el paso al fascismo.
Investigadores burgueses e
historiadores socialdemócra-
tas hasta la fecha explican
la falta de un frente unido
antifascista de socialdemó-
cratas, comunistas y sindi-
catos, apoyándose solamen-
te en la tesis errónea de
la Comintern sobre el social-
fascísmo 3 . No cabe duda
5
Véase más detalles al res-
pecto, en particular, en to-
que este planteamiento cau-
só no poco daño y obstacu-
lizó la lucha conjunta de
los dos partidos obreros
contra la amenaza parda.
Recordaré que ya en 1924
Stalin declaró que la soclal-
domocracia «representa ob-
jetivamente el ala modera-
(i¡i clt;l fascismo». Sólo en
1935, la Comintern corrigió
nste craso error, en su VII
Congreso, pero ya era tar-
do. Hay que señalar que el
Partido Comunista ya antes
ció la llegada de Hitler al
poder no vinculaba este
planteamiento a su labor
pr,lt:tlca para organizar el
h-nniu antifascista.
Al dirigirse al pueblo con
motivo clrsl fin de la guerra,
H CC del PCA señaló auto-
críticamente: «Nosotros, los
comunistas alemanes, decla-
ramos que nos sentimos
culpables, ya que a pesar
du que perecieron muchos
do nuestros mejores cama-
radas no supimos, debido a
nuestros propios errores,
forjar un frente unido anti-
fascista de los obreros, cam-
pesino» e intelectuales con-
tra el enemigo común» 4 .
Al mismo tiempo, no se
puuda pasar por alto que
la dirección de la social-
democracia estaba en con-
tra de la consolidación del
movimiento obrero. Los he-
chos testimonian que los lí-
deres del PSDA apostaban
por la colaboración con la
burguesía, atribuyendo a la
lucha contra los comunistas
un significado mayor que
a la resistencia al fascismo.
Ya en los años 1918 y 1919
los soclaldemócratas pacta-
ron con la ultrarreacción a
fin de aplastar al movimien-
to revolucionario; en 1931,
en el congreso efectuado en
Leipzig, Otto Wels expresó:
«El bolchevismo y el fas-
cismo son hermanos» 5 . En
vista Internacional, Ns 1 de
1988, pp. 54-55; Grundriss der
Gesclilchto der Deutschen Ar-
beiterbewegung. Berlín, 1963,
S. 149, 157, 174-178. — N. de
la Red.
4
Documente der KPD 1945-
1956. Berlín, 1965, S. 3.
5
Dte Zerstürung der Weí-
marer Republtk. KOln, 1977,
S. 265.
su mensaje electoral 8e la
primavera de 1932, el PSDA
abogaba por cerrar paso a
Hitler respaldando la can-
didatura. .. de Hindenburg
para presidente. Pero pre-
cisamente este último, co-
mo ya queda dicho, designó
canciller a Hitler. Hasta que
los nazis no se adueñaron
del poder, la dirección de
los socialdemócratas recha-
zaba todas las propuestas
de los comunistas para ac-
tuar de consuno. Incluso
después de las elecciones de
marzo de 1933, que queda-
ron signadas por el sangui-
nario terror anticomunista,
Friedrich Stampfer, redac-
tor jefe de Vorwárts, es-
cribía dirigiéndose a los fas-
cistas: «Necesitad sólo lle-
gar a ser un gobierno le-
gal, y nosotros, por supues-
to, seríamos su oposición
legal»6.
Los jefes sindicalistas so-
cialdemócratas, en el memo-
rándum del 20 de marzo tam-
bién patentizaron a Hitler su
lealtad y, un mes después,
exhortaron a sus militantes
a participar en los mítines
del primero de mayo... da
los fascistas fi I). Por últi-
mo, el órgano oficial del
PSD Gewerkschaftszeitung,
del 29 de abril de 1933, de-
cía textualmente: «No debe
ser para nosotros nada "ex-
traordinario" reconocer el
hecho de que la victoria del
nacional-socialismo, pese a
ser alcanzada en lucha con-
tra un partido, que para
nosotros es exponente de
las ideas socialistas, se con-
vierte también en nuestra
victoria».
Huelga decir que seme-
jantes reverencias les fue-
ron muy útiles a los fascis-
tas. Sin embargo, a pesar
de ello, pasados los mítines
demagógicos organizados
por los nazis con motivo
del 1 de Mayo de 1933, las
centrales sindicales fueron
perseguidas y, más tarde,
prohibidas al igual que el
PSDA y el Partido Comu-
nista.
o Josef Schlelfsteln. Dlt
aSoztalfaschlsmus» — These,
Frankfurt/Main, 1980, S. 11.
93
 No se puede callar estos
hechos. No obstante, desde
3a perspectiva de hoy día
no merece la pena enfras-
carse en reflexiones sobre
qué sector del movimiento
obrero fue el más culpable
de que en aquella época no
se hubiera formado un fren-
te antifascista unido. En
este caso quedaría en la
sombra el principal culpa-
ble de la guerra y el fas-
cismo: el capital monopolis-
ta germano. Además, tal
actitud significaría subesti-
mar la valiente lucha que
en el curso de 12 años li-
braron comunistas, social-
demócratas y cristianos con-
tra el nazismo, aun cuando
el pueblo alemán y sobre
todo la clase obrera no fue-
ron capaces de derrocar la
dictadura fascista.
LA COALICIÓN ANTIHIT-
LERIANA liberó al mundo
de la peste parda y puso
fin a la guerra. Aquí cabe
valorar con espíritu crítico
muchas cosas, y no en últi-
ma instancia,, la política del
Gobierno británico que sa-
boteó la creación de un sis-
tema de seguridad colecti-
va para todos los países
amenazados por la agresión
fascista. Cabe señalar que
aún en diciembre de 1933
LOS MIEMBROS DEL CONSEJO DE REDACCIÓN RESPONDEN A LOS LECTORES
NUEVA CONSTITUCIÓN DE ARGELIA:
HACÍA UN ESTADO DE DERECHO
Desearla conocer mas detalles acerca ds la nueva Constitución
de Argelia. ¿Hasta qué punto corresponde a las demandas po-
pulares de democratizar la vida social y política del país ex-
presadas enérgicamente durante las acciones de masas de otoño
del año pasado?
obrero del combinado textil de la ciudad
EL 23 DE FEBRERO de
1989, el 73% de los argeli-
nos que participaron en el
referéndum votaron en fa-
vor de una nueva Constitu-
ción, la tercera Ley Funda-
mental del país desde julio
de 1962, fecha en la que
Argelia recobró su indepen-
dencia nacional.
94
la Unión Soviética promovió
propuestas al respecto y en
el transcurso de muchos
años siguió abogando por
ellas. Sin embargo, el anti-
comunlsmo y el antisovie-
tismo fueron tan fuertes
(o aún más fuertes) que
el miedo ante Hitler. La cú-
pula del capital financiero
británico y francés se orien-
taba en su fuero interno a
la probable «batalla histó-
rica» entre la Alemania fas-
cista y la Unión Soviética,
y abrigaba la esperanza de
desquitarse en el plano so-
cial ya que nunca podía
«perdonar» la Revolución
de Octubre.
Por eso, durante largo
tiempo se siguió respecto a
Hitler la política de «apa-
ciguamiento» y «no inter-
vención», que estimuló, en
particular, su intervención
contra la República espa-
ñola. Nadie, excepto la
URSS, se pronunció contra
la ocupación de Austria. Al
estampar sus firmas bajo el
tratado de Munich, Neville
Chamberlain y Edouard Da-
ladier bendijeron la ocupa-
ción de una parte de Checo-
slovaquia, contribuyendo con
su actitud al rumbo expan-
sionista de Hitler y de sus
patrones encubiertos. En
Atef EI-GUIBALI,
de El Mahalla el Kubra, Egipto
La adopción de la nueva
Constitución fue precedida
por los dolorosos aconteci-
mientos de octubre de
1988'. Después del período
1
El estallido social que se
produjo a principios de octu-
bre de 1988 no ha tenido pre-
cedentes en toda la historia
<is la Argelia Independiente.
otras palabras se huzo to-
do para encauzar la agre-
sión del fascismo germano
hacia el Este.
He aquí la causa princi-
pal de que las potencias oc-
cidentales en 1939 demora-
ron, primero, y sabotearon,
luego, las negociaciones con
el Kremlin sobre el pacto
de ayuda mutua que habría
podido detener a los agre-
sores nazis. Debido a esta
posición, el pacto de no
agresión soviético-alemán,
concertado en agosto de
1939, fue impuesto literal-
mente a la Unión Soviética,
como lo habría de confir-
mar más tarde en sus me-
morias Winston Churchill.
En aquella etapa, ' el País
de los Soviets, tras haber
rechazado el ataque milita-
rista en Lejano Oriente, pro-
curaba asegurar condicio-
nes pacíficas para el desa-
rrollo del socialismo y con-
jurar la agresión de la Ale-
mania hitleriana, que en
aquella época ya se perfi-
laba con claridad.
La historia habría podido
tomar otro rumbo si Gran
Bretaña y Francia, en el
período 1933-1939, hubieran
concertado con la Unión So-
viética un pacto de ayuda
mutua. Al jugar irreflexiva-
de hegemonismo del parti-
do único oficial del Frente
de Liberación Nacional
(PFLN)2, el clima político
Las manifestaciones populares
y los disturbios callejeros
obligaron a las autoridades a
decretar el estado de sitio.
Sólo el llamamiento del Pre-
sidente de la República a la
nación y las promesas de re-
formas políticas ayudaron a
aliviar la tensión que puso el
país al borde de la guerra
civil. —W. de la Red.
2 los promotores directos de
El Frente de Liberación
Nacional (FLN) fue constitui-
do en 1954. En 1964 se trans-
formó en el Partido del FLN,
que hasta la adopción de la
Constitución de 1989 era el
único partido legal en el país.
El VI Congreso, celebrado en
noviembre de 1988, decidió
restituirle su nombre inicial
de Frente de Liberación Na-
cioaal. —W. de la Red.
mente con el fuego, las po-
tencias occidentales favore-
cieron el estallido de la he-
catombe. Sólo al ponerse
de manifiesto que los fas-
cistas alemanes, junto con
sus aliados —Italia y el Ja-
pón— amenazaban directa-
mente a Gran Bretaña y los
EE.UU., se formó la coali-
ción antihitleriana, en el
marco de la cual el pueblo
soviético, sin duda alguna,
hizo la contribución más
importante para liberar a
Europa del fascismo.
ACTUALMENTE, medio si-
glo después del inicio de
la Segunda Guerra Mundial,
el difícil camino que reco-
rrió la coalición antihitleria-
na para su formación, per-
mite formular una conclu-
sión esencial: si a despecho
de todas las diferencias po-
líticas e ideológicas fue po-
sible formar una alianza
común frente a la «amenaza
global» de aquel entonces,
el fascismo, ahora, en un
contexto mucho más favo-
rable, tal opción resulta aún
más viable. Y hay que ha-
cerla realidad a tiempo,
porque nadie sobrevivirá a
una guerra nuclear. Por eso
el imperativo contemporáneo
es más categórico que el
de épocas anteriores.
en el país comenzó a cla-
rificarse. Pero muchos pro-
blemas socio-económicos
importantes y complejos es-
tán pendientes de solución.
El PFLN y otros partidos y
corrientes políticos no ofi-
ciales no han podido dar
respuestas claras y eficien-
tes para superar las difi-
cultades.
Sin embargo, una cosa
está ciará: todas las fuer-
zas sociales, comprendidos
esta Constitución, sienten la
necesidad de ampliar la de-
mocracia, lo que responde
a los intereses de la na-
ción y a las demandas del
progreso social.
Al llamar a votar por el
proyecto de Constitución, el
Partido de la Vanguardia
Socialista de Argelia (PVSAJ
se fundamentaba en una
apreciación objetiva de este
texto fundamental que re-
fleja, hasta un cierto punto,
las realidades económicas
y socio-políticas actuales y
la correlación de fuerzas de
clase en la sociedad arge-
lina. Siendo un compromi-
so relativo entre las dife-
rentes fuerzas políticas, la
nueva Ley Fundamental
crea una base jurídica para
el cumplimiento de las ta-
reas democráticas en la eta-
pa actual, o sea, para el
desarrollo socio-económico,
científico y cultural de la
nación. La nueva Constitu-
ción marca un avance de-
mocrático real.
La nueva Constitución se
distingue por su espíritu
realista. Sus cuatro títulos
y 167 artículos no hacen
ninguna referencia a la
Carta Nacional de 1986, que
era considerada, oficialmen-
te, como la base doctrinal
del PFLN que había sido
impuesta al país y servía
para justificar las acciones
de los círculos gobernan-
tes. Tampoco se hace men-
ción de la opción socialis-
ta s. Esta tesis, que en un
principio atrajo a muchos
partidarios, se convirtió lue-
go en una especie de mis-
tificación, en cuyo nombre
se menoscababan los dere-
chos sociales, democráticos
y económicos de las masas
populares.
La nueva Ley Fundamen-
tal proclama como finalidad
«la protección de las liber-
tades fundamentales del
ciudadano y el florecimien-
to social y cultural de la
nación; la supresión de la
explotación del hombre por
el hombre» (Art, 8). Se con-
cede gran importancia al
cumplimiento de las tareas
democráticas nacionales
concretas y se hace hinca-
pié en la solución pacífica
y no violenta de los con-
flictos en la sociedad en
el marco del correspondien-
te orden legal.
LAS DISPOSICIONES PO-
SITIVAS de la Constitución
desbrozan el camino para
el ejercicio de las liberta-
des fundamentales y, por
consiguiente, para la demo-
cracia, que sigue siendo la
base de la defensa de la
independencia nacional y
' En comparación con la
Constitución de 1976. —N. de
la Sad.
uno de los motores del de-
sarrollo económico. Es muy
importante el hecho de que
el documento refrende los
derechos políticos individua-
les y colectivos. Todos los
ciudadanos son iguales an-
ta la ley, sin discrimina-
ción alguna. La Constitu-
ción garantiza las liberta-
des de opinión, de concien-
cia, de asociación y de re-
unión, establece las moda-
lidades de control de su
aplicación. Asegura el dere-
cho de los ciudadanos a la
protección de su salud, a la
enseñanza, al trabajo, etc.
El Artículo 40 de la Cons-
titución puede ser conside-
rado como la más impor-
tante conquista democráti-
ca: «Se reconoce el dere-
cho a crear asociaciones de
carácter político. Sin em-
bargo, este derecho no pue-
de ser invocado para aten-
tar contra las libertades
fundamentales, contra la
unidad nacional, la integri-
dad territorial, la indepen-
dencia del país y la sobe-
ranía del pueblo». Como po-
demos ver, se trata del plu-
ripartidismo y, por lo tan-
to, del derecho a crear par-
tidos políticos. Es cierto
que una ley sobre las aso-
ciaciones de carácter po-
lítico debe establecer el
marco y las modalidades
de aplicación de este Artícu-
lo de la Constitución, pero
de aquí en adelante se pue-
de decir que el sistema de
partido único, el monopolio
y el hegemonismo político,
que existen en Argelia des-
de 1962, han quedado en el
pasado. Con ello, dicho Ar-
tículo no hace más que re-
flejar las realidades socio-
económicas del país, en el
que, desde hace más de 25
años, el proceso de diferen-
ciación social se ha agudi-
zado continuamente llegan-
do a la cristalización cada
vez más marcada de dife-
rentes clases y capas socia-
les con Intereses divergen-
tes y contradictorios.
Ya se han constituido
«asociaciones de carácter
político», por ejemplo, la
Asamblea para la Cultura y
la Democracia, el Frente
Islámico de Salvación, la
Unión de Fuerzas Democrá-
ticas. Es posible la consti-
tución de otras asociaciones
de este tipo.
El PVSA, que es históri-
camente el heredero del
Partido Comunista Argelino,
fue constituido en enero de
1966. Sin ser reconocido
oficialmente —en virtud del
sistema de partido único—
ha reafirmado constante y
públicamente su carácter de
partido de la clase obrera,
de partido fundado en el
marxísmo-leninismo y el In-
ternacionalismo proletario.
Su legalización y la de su
órgano de prensa Saout el
Chaab (La voz del Pueblo),
que el partido reivindica y
que están conformes con
los intereses nacionales, de-
berían confirmar, por tan-
to, las disposiciones de la
nueva Constitución.
Cabe subrayar asimismo
otro avance en esta Cons-
titución: el reconocimiento
del derecho sindical a to-
dos los ciudadanos y del
derecho de huelga que debe
ejercerse en el marco de la
ley. Es una gran victoria
de los trabajadores. A pesar
de los límites que podría
fijar la ley al derecho de
huelga, se podrá reducirlos
al mínimo. Hace algunos
años los obreros que deser-
taban de los sindicatos ofi-
ciales, rechazaban con ello
sus métodos, porque estos
sindicatos se habían con-
vertido en una simple «co-
rrea de transmisión» bajo
la tutela del partido único.
Ahora se plantea la tarea
de unir a los trabajadores
para hacer realidad sus
nuevos derechos mediante
la creación de un podero-
so sindicato, basado en
principios democráticos y
capaz de defender los inte-
reses de clase.
En lo que se refiere al
Estado y sus instituciones,
la nueva Constitución con-
sagra la separación de los
tres poderes: el ejecutivo,
el legislativo y el judicial,
y reparte de manera relati-
vamente más equilibrada
las prerrogativas respecti-
vas del Presidente de la Re-
pública y del Jefe del Go-
bierno, amplía el papel y
las responsabilidades de la
Asamblea Popular Nacional,
establece la independencia
de la función judicial.
El Presidente de la Repú-
blica mantiene, sin embar-
go, amplios poderes. Es res-
ponsable de la Defensa Na-
cional, define y conduce la
política exterior, nombra al
Jefe del Gobierno y pone
fin a sus funciones, nombra
y revoca a los embajadores,
toma la decisión "da convo-
car referendums, concluye
y ratifica los tratados inter-
nacionales, etc. Desde este
punto de vista, se puede
decir que en el país se man-
tiene el régimen presiden-
clalista. Pero el Jefe del Go-
bierno' tiene también pre-
rrogativas reales, en par-
ticular, definir el programa
del gobierno que somete a
la Asamblea Popular Na-
cional, ante la cual es res-
ponsable.
En cuanto a la Asamblea
Popular Nacional, sus po-
deres han sido ampliados
en los campos legislativo y
del control de las activida-
des del Gobierno que ella
puede censurar, reflejando
el papel más significativo
y la Importancia que debe-
rán tener en lo sucesivo
las elecciones, si ellas son
realmente democratizadas a
todos los niveles.
En la esfera de las ins-
tituciones del Estado, la In-
novación es la creación de
un Consejo Constitucional
encargado de velar por el
respeto de la Constitución,
por la pureza de los refe-
rendums y las elecciones
legislativas, etc. Asimismo,
se ha instituido una Corte
de Cuentas encargada de
controlar, a posteriorl, las
finanzas del Estado, de las
colectividades territoriales y
de los establecimientos pú-
blicos. La Constitución es-
tablece, por fin, las moda-
lidades de funcionamiento
del Estado y de sus institu-
ciones, y las medidas que
se han de tomar en caso de
crisis o de quedar vacante
el poder ejecutivo.
La Constitución establece
los grandes principios de
la política exterior de Arge-
lia: paz, solidaridad, coope-
ración conforme al espíritu
de nuestro tiempo y a las
necesidades actuales da la
humanidad. Estos principios
proclaman la defensa de la
soberanía nacional y la in-
tegridad territorial, así co-
mo la amistad entre los
pueblos, particularmente del
Maghreb árabe. También en
este dominio, la democra-
cia —base de la adhesión
y de la movilización popu-
lares, de la unidad de ac-
ción y de la unión de las
fuerzas patrióticas— es la
prenda del éxito de la rea-
lización de estos principios.
Al lado de estos aspectos
positivos decisivos, la nue-
95
 va Constitución tiene algu- vacíos, particularmente en Para ello hicieron falta mu- forme al espíritu de la de-
nos retrocesos en compara-
ción con la anterior. Así,
Ja propiedad de Estado so-
lo que se refiere a la cues-
tión de la lengua beréber.
De este modo, la nueva
chos años de luchas y gran-
des sacrificios. En varias
ocasiones el país estuvo al
mocracia, el progreso y la
justicia social. Hoy, más que
nunca, es el momento de
PROPUESTA PARA LA TRANSICIÓN POR
Constitución tiende hacia la borde de la desestabiliza- unir y movilizar los esfuer-
bre el patrimonio industrial,
agrícola y de servicios pier-
de todo carácter constitu-
instauración de un Estado
de Derecho en Argelia. Pue-
ción. Hicieron falta la pro-
testa de todo un pueblo y
zos, ya que muchos, dentro
y fuera del país, están in-
LA CONSTRUCCIÓN DE UN RÉGIMEN
cional. Se consagra el aban- de facilitar las luchas por la solidaridad de la opinión teresados en dividir a las
dono por el Estado de al-
gunos dominios sociales.
el cumplimiento de las ta-
reas nacionales democráti-
internacional con el movi-
miento democrático en Ar-
fuerzas patrióticas. Cons-
ciente de este peligro, el
AUTÉNTICAMENTE DEMOCRÁTICO.
cas y refuerza las bases de gaiia. PVSA exhorta a formar un
Por ejemplo, el Ejército Na-
cional Popular, cuyo papel
en la edificación nacional
una amplia alianza demo-
crática en pro de estas mis-
Poro una Constitución,
por más avanzada que sea,
frente democrátiro único,
sobre la base de un progra-
IZQUIERDA UNIDA DE CHILE
- era reconocido, es limitado, mas tareas, lo que puede no vaie sino por la aplica- ma común, con vistas a (Segunda parte y final)
de aquí en adelante, a su facilitar, a su vez, el movi- ción que se hace de ella. cumplir las tareas naciona-
papel clásico de defensa miento hacia la perspectiva Por eso el PVSA ha llamado les dsmocráticas.
nacional. No se hac-3 re£sn- socialista. y ll?ma a los trabajadores,
cia al componente beréber El proceso de democrati- a todas las fuerzas patrióti-
de nuestra personalidad y zación iniciado es una ne- cas y democráticas a estar AH MALKI, (v¡ene del reverso de la portada/
de nuestra cultura naciona- cesidad para las fuerzas so- alerta, a empañarse aún 5. Un rol decisivo en la recuperación de-
les. Se espora que la apli- ciales y políticas que com- más y unirse en la acción representante del Partido
cación de las disposiciones prendan que cada una cíe para que la Constitución u o de la Vanguardia La lucha de los pobladores contra la ce- mocrática corresponderá a la juventud chi-
democráticas de la Consti- ellas no puede, sola, ase- sea deformada, para que Socialista de Argelia lena. En su seno influyen los problemas que
tución permitirá llenar estos gurar el progreso social. las leyes se apliquen con- en «Revista Internacional» santía y los atropellos, por pan, vivienda,
educación y salud convergerá con la lucha afectan a la sociedad en su conjunto. Está
de los trabajadores y de todo el pueblo en allí la cesantía, la superexplotación, la falta
un solo esfuerzo y hacia un mismo objetivo: de oportunidades, los derechos conculcados,
la erradicación de la dictadura y la conquista etc. En ei seno de la juventud estos proble-
mas son angustiantes. La estadística indica
DE HORST SCHIVHTT de un proceso de transición de claro corte
que la drogadicción, el alcoholismo y el
democrático y popular en que la prioridad
suicidio han alcanzado bajo la dictadura
de las transformaciones estructurales e ins-
niveles no conocidos en Chile. La Juventud
titucionales esté del lado de los humildes
y desposeídos. Chilena no se ha quedado cruzada de brazos
Falleció Horst Schmitt, Presidente greso social. La actividad de Horst ante esta realidad. Ha ocupado un lugar re-
del Partida Socialista Unificado de Schmitt como Presidente del PSUBO
Berlín Occidental (PSUBO), quien contribuyó en gran medida a que el 3. El campesinado y artesanado, los pe- levante en la lucha por la democracia y una
consagró toda su vida a lachar por partido aplicara creadoramente los queños y medianos empresarios requerirán
los intereses de los trabajadores, por postulados marxistas-leninistas en el sociedad más justa. La juventud reclama con
la paz, la democracia y el socialismo. contexto de Berlín Occidental. Fiel asimismo de la asistencia y respaldo del Es-
razón una participación en las grandes de-
internacionalista, educado en el es- tado democrático a fin de mantener y acre-
Horst Schmitt nació en Berlín el píritu de Ernst Thaelmann, consideró cisiones. Hay que asegurar su ingreso a la
afio de 1925, en el seno de una fa- vital fortalecer la amistad con el centar su aporte al desarrollo económico y
milia obrera. Ya desde muy joven PCUS y el PSUA, con el país de Lenin educación reduciendo sus costos, ampliando
fue perseguido por los nazis, siendo a la propia construcción de formas de con-
y con el primer Estado socialista en las matrículas y aumentando las becas. Debe
condenado a trabajos forzosos. Des- suelo alemán. vivencia justas y fraternales en sus respec-
pués de la derrota del fascismo se El cantarada Horst Scbmitt colabo- reconocerse su derecho a la organización co-
sumó a la lucha de las fuerzas anti- tivas unidades de producción, servicio o co-
ró activamente con «Revista Inter- mercio. mo estudiantes y trabajadores, y sus organis-
fascistas y democráticas. En 1946 in- nacional», escribiendo para nosotros
gresó en el partido de la clase obre- artículos sobre los problemas palpi- mos representativos, tener acceso a las de-
ra, en el que ocupó cargos de res- tantes del mundo contemporáneo y 4. Asimismo los profesionales, artistas e
ponsabilidad. Desde el I Congreso en respaldo de la «casa europea co- cisiones que afecten su condición de jóvenes
del PSUBO entra a formar parta de intelectuales en sus diversas expresiones,
la Dirección del partido, del que fue mún», y contribuyó al intercambio y de ciudadanos. El Estado democrático al
de experiencias, a la acción unitaria tienen mucho que aportar en la política cul-
elegido Vicepresidente, en 1976, y de los partidos hermanos y al desa- que aspiramos deberá devolver a la juventud
Presidente, en 1978. rrollo del internacionalismo prole- tural y científico-técnica. Los Colegios Pro-
chilena el sitial que la dictadura le arrebató.
Guiándose por la teoría del socia- tario. fesionales deben ser consultados en materias
lismo científico, Horst Schmitt abo- especial atención a las acciones uni- El recuerdo del camarada Horst Nos comprometemos a emplear la influencia
gó consecuentemente por consolidar tarias de la clase obrera y a la am- Schmitt quedará grabado para siem- de su competencia y de interés nacional.
y cohesionar las filas del partido, plia alianza de todos los partidarios pre en el corazón de los comunistas La autonomía de las Universidades es indis- y la fuerza que representamos en función
por acrecentar su influencia. Dedicó de la paz, la democracia y el pro- de diversos países. de lograrlo.
pensable para permitir la participación de
los Académicos en la política educacional y 6. La mujer chilena desde el mismo golpe
reinsertar las más altas casas de Estudios militar se ha convertido en una protagonista
VÍNCULOS DE NUESTRA REVISTA
en el quehacer del conjunto de nuestra so- esencial en la lucha por la libertad y la de-
• Visitó nuestra Redacción Schafik Jorge Handal, Secretarlo les, y a las perspectivas de lucha de los patriotas salvadoreños ciedad.
General del CC del Partido Comunista de El Salvador y miembro en la etapa actual. (sigue a ¡a vuelta/
de la Comandancia General del FMLN. En su Intervención ante • En RI tuvo lugar un encuentro con Abdel Razzak al-Sall,
miembro del Buró Político del CC del Partido Comunista Iraquí,
el Consejo de Redacción, el camarada Handal se refirió a la si- quien habló sobre la situación en el país y las decisiones del
tuación política nacional después da las «lecciones presidencia- pleno del CC del PCI, efectuado ea marzo del presante año.

PROPUESTA PARA LA TRANSICIÓN POR
LA CONSTRUCCIÓN DE UN RÉGIMEN
AUTÉNTICAMENTE DEMOCRÁTICO.
IZQUIERDA UNIDA DE CHILE
(Segunda parte y final)
¡viene del reverso de la contraportada/
mocracia. Doblemente discriminada y explo-
tada, segregada y oprimida, en los ámbitos
legal, político, institucional, laboral, social y
cultural. Los cambios democráticos que en
Chile se impulsen, deben apuntar a terminar
con esta situación. Promovemos una política
que permita alcanzar la igualdad de derechos
y oportunidades para el hombre y la mujer,
por crear una legislación no discriminatoria
que no invalide a la mujer como un ser hu-
mano pleno de derechos. Una política de ple-
na incorporación de la mujer a la vida so-
cial, promoviendo su ingreso al proceso pro-
ductivo, premisa material de su auténtica
igualdad de derechos. Se deben crear condi-
ciones para su acceso a la cultura y al arte,
la igualdad efectiva en los salarios y remu-
neraciones, el respeto al fuero maternal, la
protección de los hijos y el acceso a las sa-
las cunas y jardines infantiles.
En resumen, el pueblo a través de su pro-
pia experiencia política desarrolla su con-
ciencia, unidad y organización lo que permi-
tirá dotarse de una nueva estructura organi-
zativa, tanto comunal, regional como nacio-
nal, a través de las organizaciones más re-
presentativas, transformándose en un sujeto
real de la democratización y en la columna
vertebral sobre la que repose su profundiza-
ción en un sentido progresista.
EDICIÓN CHILENA
revista
RNACIONAL
NUESTRA ÉPOCA IM° 6 JUNIO 1989
CONCLUSIÓN IMPERATIVOS HUMANITARIOS DEL MUNDO ACTUAL
Formulamos estas proposiciones convenci-
dos de que la reconstrucción democrática del
GENERAL NORIEGA: "LA DIGNIDAD DEL PAÍS NO SE VENDE NI SE
país depende del concurso de todas las fuer- NEGOCIA"
zas democráticas y populares, sin exclusio-
nes. Un arco de fuerzas de tal naturaleza y EL MUNDO DEL TRABAJO EN LA ÉPOCA DE LOS ORDENADORES
magnitud está en condiciones de derrotar
efectivamente el plan de retorno al poder STALINISMO: UN DIALOGO SIN TAPUJOS
del pinochetismo, así como de emprender
sobre una base sólida la compleja y arilu.-i
labor de restauración democrática del país.
Nuestro proyecto de democratización r;i
dical de la sociedad chilena se entronca con
el proyecto socialista que anima a las f u e r
zas sociales y políticas que respaldan .1 l.i
Izquierda Unida. La experiencia reciente h.i
demostrado una y otra vez que es el cnpli.i
lismo el que en determinado momento ln;.
tórico se vuelve en contra de la demornn M.
aplastándola. Nuestra perspectiva es d e l r n
der la democracia, profundizarla y hacer!,i
irreversible por la vía de la gravitación piv
ponderante que tenga el pueblo organi/.adu
en sus instituciones representativas y en el
conjunto del aparato del Estado. De ese nm
do se crearán las condiciones para un c.iin
bio mucho más profundo de las ustructuí .1 ,
sociales y económicas anacrónicas, i U n d i -
avanzar, desde la democracia Inicia i m . i
ciedad definitivamente justa y l i b e r i a r h i
COMITÉ POLÍTICO I Z q U I K K D A U N I D A