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Dispepsia intestinal
La existencia de dispepsias intestinales funcionales no es aceptada por la mayoría de los autores médicos. Todo
el problema se debe a prejuicios o preconceptos médicos de las diferentes corrientes médicas científicas. Los
viejos clínicos postularon la dispepsia intestinal por la mera observación de cuadros que no tenían otra
explicación etiológica y, según Cossio, esta patología es aceptada sin reparos por la escuela alemana. Sin
embargo, autores como Farreras-Rozman consideran que son criterios anacrónicos. De nuestra parte
pensamos, como lo observa Katz y colaboradores, se puede arribar al conocimiento de una patología por dos
medios:
O por la mera observación empírica de los cuadros, como ha ocurrido en muchas patologías médicas
advertidas por investigadores médicos mediante la simple observación y el cúmulo casuístico.
Es probable que la dispepsia intestinal funcional sea una de esas patologías detectables empíricamente y por
casuística. Adherimos a esta última concepción, pues es innegable que adosadas, o no, a patologías gástrica y
biliares, existen cuadros autónomos de dispepsia intestinal observados en la práctica médica habitual.
Debemos tener en cuenta que la digestión abarca a todo el proceso de alimentos que se realiza en el tubo
digestivo (boca, esófago, estómago e intestinos) y especialmente el intestino en la etapa final de la digestión,
pues en este órgano tenemos una rica flora que lleva a cabo el procesamiento digestivo final de grasas,
carbohidratos y proteínas que produce los nutrientes finales simples que son absorbidos por la mucosa
intestinal (ácidos grasos, glucosa, aminoácidos). Esta delicada función de llevar los alimentos a sus expresiones
moleculares últimas que permitan a través del intestino ingresar a la sangre para cumplir la etapa de
metabolismo, cuando se altera, por sí, es causa de alteraciones patológicas, exclusivas del intestino. La mayoría
de las veces, estas alteraciones intestinales están relacionadas con otras dispepsias funcionales gástricas,
biliares o pancreáticas. Pero el bolo alimenticio, por sí, puede ser digerido normalmente en el estómago y ser
sometido a la secreción biliar y pancreática también normal, pero, no obstante, produce alteraciones
intestinales que dependen de la calidad y cantidad de comida digerida. Precisamente, esta condición de los
alimentos es la que prevalece en la observación de las dispepsias intestinales y es probable que esté ligado a
disbacteriosis de la flora intestinal que resulta insuficiente o se ve alterada frente a cantidades inusitadas de
determinados alimentos, debido a que dicha flora se define en dos grandes vertientes de acciones: proteolítica
y sacarolítica. La ausencia de enzimas o bacterias para determinadas fibras, el exceso de estas fibras en el bolo
alimentario intestinal, provoca disfunción intestinal. Por ejemplo, el aparato digestivo de animales herbívoros
tiene en su intestino enzima para la celulosa de alimentos vegetales: una enzima llamada celulasa, pero el
aparato digestivo humano carece de ella por lo que le es imposible digerir alimentos con celulosa a los que
expulsa en las heces sin digerir. El ser humano, por ser omnívoro, ingiere vegetales ricos en celulosa y cuando
lo hace en cantidades suficientes para una sobrecarga de esta fibra, el intestino padece alteraciones en su
contenido, que conforman una especie de dispepsia intestinal para celulosa y fibras vegetales similares. Tan
importante es la celulosa que Cossio la alude puntualmente al referirse a la dispepsia fermentativa: “una
perturbación de la digestión intestinal caracterizada por una fermentación anormal de los hidratos de carbono,
especialmente celulosa”
Como antes dijimos, las dietas en que prevalecen alimentos proteicos conllevan un tipo determinado de
descomposición intestinal que se denomina putrefacción y la dieta rica en carbohidratos produce un proceso
de fermentación. La falla de estos procesos frente a una demanda exagerada de alimentos con prevalencia de
nutrientes proteicos o de nutrientes carbohidratados, es la que desencadenan dos tipos de dispepsias
intestinales:
1. Dispepsia fermentativa (sacarolítica)