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La Dedicación de un Templo

Como seguidores del Señor, consideramos que un edificio es un elemento secundario para la
iglesia del Señor. Sin embargo, en agradecimiento a las muchas bendiciones del Señor, es
recomendable dedicar el edificio al Señor y a su servicio como testimonio a los no creyentes
de nuestra fe en Él, y como un recurso adicional para la evangelización de la comunidad.
Los Preparativos
Los primero que se debe hacer es la preparación del culto, teniendo en cuenta quiénes serán
los participantes principales y cómo será la invitación general al pueblo. Se debe tener en
cuenta:
 Misioneros involucrados en la construcción.
 El maestro de obras y los trabajadores.
 Las hermanas que participaron en las diferentes labores.
 Iglesias vecinas que pudieran ser invitadas.
 Los vecinos más cercanos al lugar de reunión.
 El predicador
Durante el culto se deben elegir himnos apropiados, presentar al constructor y felicitar a todos
los que trabajaron en la obra. El predicador puede ser un pastor invitado o un misionero.
Las lecturas bíblicas
Entre las lecturas recomendadas, podemos elegir entre estas:
 2º Crónicas 5:13-14.
 Salmo 100
 Salmo 122
La duración de la actividad
La actividad puede ser de 3 horas, terminando con un refrigerio. El orden del servicio sería
aproximadamente como el siguiente:
Primera Parte
1. Apertura del Servicio con una Oración por parte del Pastor.
2. Lectura Bíblica sobre la dedicación del Templo.
3. Bienvenida a todos los concurrentes y presentación de la iglesia.
4. Tres himnos congregacionales seguidos.
5. Actividades programadas.
6. Tres himnos congregacionales seguidos.
7. Recolección de la Ofrenda de Acción de Gracias.
8. Un Himno congregacional.
9. Predicación por parte del invitado.
Segunda Parte
El Pastor pasa y eleva a Dios una oración de Acción de Gracias.
Luego, el pastor da una palabras de agradecimiento al constructor y los involucrados.
Seguidamente se consagra el templo.
Se termina con una oración e himno congregacional.
La Consagración
El pastor, frente al púlpito dirá:
"Gracias te damos, oh Señor, por tus inmensurables misericordias y tu grande bondad, al
recibir de tu mano todas estas bendiciones que vemos hoy en esta construcción. Este edificio,
construido por tu misericordia y tu gracia, lo dedicamos para tu gloria, para la alabanza de tu
Nombre y para la manifestación de tu Palabra a todos aquellos que aman tu Nombre.
Te dedicamos a Ti, bendito Salvador, este templo temporal para la gloria de tu Nombre,
porque eres el Dador de toda cosa buena, agradable y perfecta. De Ti proceden la luz y la
santidad; y de ti viene la prosperidad eterna por la salvación de Jesucristo. De lo mucho que
recibimos de tu mano, de eso te damos, y te ofrecemos humildes, sencillos, humillados ante
tu presencia, este humilde templo para tu gloria y majestad.
No permitiremos actividad o predicación contraria a tu Evangelio en este lugar, ni le daremos
cabida a las diversiones mundanas de nuestros días. Sino que lo consagramos a la predicación
y exponencia del Evangelio de tu Amado Hijo Jesús, nuestro Dios y Salvador.
Que todo aquel que está peregrinando en este mundo sin esperanza y sin Dios, haye en este
templo un refugio y una protección ante el mundo desolador, y pueda decidir, con todos los
que invocan tu Nombre, por Jesús, nuestro Señor.
Elevaremos a Ti alabanzas, un incienso que glorificará tu Nombre, en melódicas tonadas
dirigidas por tu Espíritu Santo. Cada alabanza, cada canto, cada adoración dirigida a Ti, solo
a Ti, quién eres el Creador y Dador de la vida.
Rogámoste, oh Dios, que no permitas que la ira del hombre interfiera en el propósito de este
santo lugar con discusiones o expresiones que no glorifican tu Sagrado Nombre. Evita que el
orgullo, propio del corazón humano, no surja en medio de este templo, ni que los ministros
se encumbren altaneramente en contra de sus hermanos y consiervos.
Oh Dios, Tu que habitas en el corazón de cada redimido, haznos comprender que tu Templo
no es este edificio, sino que este edificio es el lugar donde se reúne tu santo templo.
Ejercitados en la piedad, que tu pueblo redimido alce su voz y te adore dándote las gracias
que merece tu Nombre.
Que desde este púlpito se eleve cada himno, cada alabanza en un gozoso sonar de gratitud de
parte de tus hijos, de los que aman tu Nombre. Que podamos preparar y capacitar a cada
creyente a ser un edificio santo al Señor, y que puedan ir do quiera con el mensaje redentor
de nuestro Salvador.
A Ti Jehová, Dios de los Ejércitos, Potente Guerrero, Defensor Nuestro y Legislador
Perfecto, rendimos la más sencilla y humilde adoración en reconocimiento de tu infinita
grandeza e infita sabiduría; a Ti Jesús, el Hijo de Dios, el Verbo hecho carne, Dios
manifestado en carne, Redentor de nuestras almas y Dueño de nuestras vidas, te damos
gracias y te adoramos por los dones concedidos y las gracias dadas por medio tuyo; a Ti,
Espíritu Santo, Regenerador de nuestras almas, bautizador de cada creyente, preservador de
la salvación, honramos con nuestra adoración tu grandeza y majestad.
Así, delante de Ti, Dios Trino y Uno, damos la gloria y dedicamos este templo para tu
alabanza y adoración. En el Nombre sobre todo Nombre, el de Jesús el Señor, te decimos
Gracias. Amén.
Ordenación del anciano local. La elección de una persona para el cargo de anciano, por sí
sola, no lo califica para actuar como anciano. Se requiere la ordenación como anciano antes
de que la persona tenga autoridad para actuar como tal. En el intervalo entre la elección y la
ordenación, el anciano elegido puede actuar como líder de la iglesia, pero no puede
administrar los ritos de la iglesia. El servicio de ordenación debe realizarse únicamente por
un ministro ordenado que tenga credenciales emitidas por la Asociación local. Por cortesía,
un pastor ordenado que esté de visita puede ser invitado a ayudar en el servicio de ordenación.
Sin embargo, y como excepción, un pastor ordenado visitante o un pastor ordenado jubilado
puede dirigir el servicio de ordenación por pedido específico de los administradores de la
Asociación. El rito sagrado de la ordenación de ancianos debe realizarse con sencillez, en
presencia de la iglesia, y puede incluir una breve descripción del cargo de anciano, de las
cualidades requeridas para ocuparlo y de los principales deberes que la iglesia le autoriza
realizar. Después de la exhortación, el ministro oficiante, auxiliado por los demás ministros
y ancianos locales ordenados que participen, ordenarán al anciano mediante la oración y la
imposición de las manos (véase la p. 38). Luego de ordenar a una persona como anciano de
iglesia, no es necesario que se la vuelva a ordenar cuando sea reelegida, o cuando sea
nombrada por otra iglesia como anciano, siempre que se haya mantenido en plena comunión
con la iglesia. También está calificada para servir posteriormente como diácono.
Los diáconos deben ser ordenados. El diácono nombrado como tal por primera vez no puede
desempeñar sus funciones hasta ser ordenado por un pastor ordenado que tenga credenciales
actualizadas, expedidas por la Asociación. El rito sagrado de la ordenación debe realizarse
con sencillez, en presencia de la iglesia, por un pastor ordenado, y puede consistir en una
breve referencia al cargo de diácono, a las cualidades requeridas de estos servidores de la
iglesia y a los deberes principales que estarán autorizados a realizar en beneficio de la iglesia.
Tras presentar una breve exhortación a la fidelidad en el servicio, el pastor, asistido por un
anciano, cuando ello sea aconsejable, ordena al diácono mediante una oración y la imposición
de manos (véase la p. 38). Si alguna vez en el pasado fue ordenado como diácono, y se
mantuvo en plena comunión con la iglesia, no es necesario ordenarlo nuevamente, aunque se
haya trasladado a otra iglesia. Si al terminar el año eclesiástico la iglesia desea que continúe
sirviendo como diácono, deberá reelegirlo. Si alguien ordenado anteriormente como anciano
es posteriormente elegido como diácono, no se necesita ordenarlo como diácono, porque su
ordenación como anciano cubre esta función.
Servicio de ordenación de las diaconisas. Este servicio debería ser llevado a cabo por un
pastor ordenado que tenga credenciales actualizadas, expedidas por la Asociación. El rito de
ordenación debe realizarse con sencillez, en presencia de la iglesia. LOS DIRIGENTES Y
LAS ORGANIZACIONES... 79 Si alguna vez en el pasado fue ordenada como diaconisa, y
se mantuvo en plena comunión con la iglesia, no es necesario ordenarla nuevamente, aunque
se haya trasladado a otra iglesia. Si al terminar el año eclesiástico la iglesia desea que
continúe sirviendo como diaconisa, deberá reelegirla.
Los pastores ordenados. Los pastores ordenados, nombrados por la Junta Directiva de la
Asociación para actuar como pastores de las iglesias o directores de distrito, no reemplazan
al presidente en las iglesias o en los distritos en que les toca actuar; no están dotados de
facultades administrativas, como el presidente, sino que cooperan con él en la ejecución de
los planes y en el cumplimiento de todos los reglamentos de la Asociación. Al ser asignado
a una iglesia local, el pastor ordenado es asistido por los ancianos locales. El pastor está, en
virtud de su ordenación al ministerio, calificado para oficiar en todos los ritos y las
ceremonias de la iglesia. Debe ser el líder espiritual y consejero de la iglesia, instruir a los
oficiales de la iglesia en sus deberes, y planear con ellos todas las áreas del trabajo y la
actividad de la iglesia. El pastor es miembro de la Junta Directiva de la iglesia y actúa como
su presidente. En caso de que el pastor prefiera ser dispensado de la responsabilidad de actuar
como presidente de la Junta Directiva de la iglesia, un anciano servirá como presidente, en
cooperación con el pastor (véase la p. 72). El pastor, con la ayuda de los ancianos, debe
planificar y dirigir todos los servicios espirituales de la iglesia, tales como el culto regular
del sábado de mañana y la reunión de oración, y oficiar tanto en el servicio de Comunión
como en el bautismo. No debe rodearse de un cuerpo especial de consejeros de su propia
elección, sino trabajar siempre en cooperación con los oficiales de la iglesia debidamente
elegidos. Cuando se le pide a un evangelista que conduzca un ciclo de evangelización en una
localidad o en una ciudad donde hay una iglesia con un pastor a su cargo, la Asociación debe
invitar al pastor a ayudar al evangelista, dándole así la oportunidad de familiarizase con los
miembros en perspectiva. A los pastores o a los pastores asociados no los nombra ni los elige
para esos cargos la iglesia local. Están conectados con la iglesia local en virtud del
nombramiento de la Junta Directiva de la Asociación, y estos nombramientos pueden ser
modificados en cualquier momento (véase la p. 73). Un ministro puede ser destituido de su
cargo ministerial por una resolución 34 MANUAL DE LA IGLESIA de la Junta Directiva
de la Asociación, sin que eso afecte su situación como miembro de iglesia. Pero, cuando un
ministro es separado de la membresía de la iglesia y más tarde es reintegrado a ella como
miembro, no por ello recupera su posición de ministro.
Curso prematrimonial
El noviazgo y el casamiento El noviazgo es un período preparatorio durante la cual un
hombre y NORMAS DE VIDA CRISTIANA 185 una mujer, que ya se sienten atraídos
mutuamente, llegan a conocerse mejor, preparándose así para el futuro matrimonio. El
matrimonio cristiano es una unión divinamente instituida entre un hombre creyente y una
mujer creyente para satisfacer su amor mutuo, apoyarse mutuamente, compartir la felicidad,
y para la procreación y educación de los hijos que a su vez llegarán a ser cristianos. De
acuerdo con los designios de Dios, esta unión dura hasta que se disuelva por la muerte de
uno de los contrayentes. El matrimonio es el fundamento de la sociedad humana, y el
verdadero afecto entre el hombre y la mujer tiene su origen en Dios. “Los que piensan en
casarse deben pesar cada sentimiento y cada manifestación del carácter de la persona con
quien se proponen unir su suerte. Cada paso dado hacia el matrimonio debe ser acompañado
de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y honrar a Dios.
El matrimonio afecta la vida ulterior en este mundo y en el venidero. El cristiano sincero no
hará planes que Dios no pueda aprobar” (El ministerio de curación, pág. 277). No seguir estos
principios en el noviazgo cristiano puede conducir a la tragedia. La unidad del esposo y la
esposa en sus ideales y propósitos es un requisito para un hogar feliz y de éxito. Las Escrituras
aconsejan: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos” (2 Cor. 6:14). Las diferencias
con respecto a la religión a menudo echan a perder la felicidad de los hogares donde los
cónyuges tienen creencias religiosas diferentes, y producen confusión, perplejidad y fracaso
en la educación de los hijos. “El vínculo de la familia es el más estrecho, el más tierno y
sagrado de la tierra. Estaba destinado a ser una bendición para la humanidad. Y lo es siempre
que el pacto matrimonial sea sellado con inteligencia, en el temor de Dios, y con la debida
consideración de sus responsabilidades” (El hogar cristiano/El hogar adventista, p. 14; El
ministerio de curación, p. 275). La adoración de Dios, la observancia del sábado, la
recreación, el compañerismo, el uso de los recursos financieros, y la educación de los hijos
son componentes responsables por las relaciones familiares felices. Pero como las
divergencias en esos asuntos pueden llevar frecuentemente al deterioro de esas relaciones, al
desánimo, e incluso a la pérdida completa de la experiencia cristiana, una preparación
adecuada para el casamiento debe incluir el aconsejamiento pastoral prematrimonial en
dichos asuntos. “ ‘¿Andarán dos juntos si no estuvieren de acuerdo?’ (Amós 3:3). La felicidad
y la prosperidad del matrimonio dependen de la unidad que haya entre los esposos; pero entre
el creyente y el incrédulo hay una diferencia radical de gustos, inclinaciones y propósitos.
Sirven a dos señores, entre los cuales la concordia es imposible. Por puros y rectos que sean
los princi186 MANUAL DE LA IGLESIA pios de una persona, la influencia de un cónyuge
incrédulo tenderá a apartarla de Dios” (Patriarcas y profetas, p. 172). El Espíritu de Profecía
nos aconseja consistentemente contra el matrimonio entre “los creyentes y los no creyentes”,
y añade otras advertencias contra la unión con otros cristianos que no han “aceptado la verdad
para este tiempo” (Joyas de los testimonios, t. 2. p. 121; Testimonios para la iglesia, t. 5, p.
342). Es más probable que el matrimonio perdure y que la vida familiar cumpla el plan divino,
si el esposo y la esposa están unidos y vinculados por los mismos valores espirituales y estilos
de vida. Por estas razones, la Iglesia Adventista del Séptimo Día desaconseja enérgicamente
el casamiento entre un adventista y un no adventista, y exhorta firmemente a los ministros
adventistas a no oficiar en tales ceremonias matrimoniales. La iglesia reconoce que es
prerrogativa de la persona tomar la decisión final en cuanto a la elección del futuro cónyuge.
Sin embargo, la iglesia espera que, si el miembro de iglesia elige como consorte una persona
que no es miembro de la iglesia, ambos comprendan que un pastor adventista del séptimo
día, que asumió el compromiso de sostener los principios arriba señalados, no puede realizar
un casamiento tal. Si, a pesar de todo, un miembro de la iglesia decide entrar en un convenio
matrimonial de ese tipo, la iglesia debe demostrarle amor e interés con el objeto de animar a
la pareja a llegar a la completa unidad en Cristo. (Para mayor información sobre el tema del
matrimonio, véase el capítulo 15: “Matrimonio, divorcio y nuevo casamiento”.) Conclusión
Rodeados por los peligros de los últimos días, teniendo la responsabilidad de pregonar
rápidamente el último ofrecimiento de salvación al mundo, y enfrentando el juicio que
culminará con el establecimiento de la justicia universal, consagrémonos de todo corazón a
Dios, en cuerpo, alma y espíritu, decididos a sostener las altas normas de vida que deben
caracterizar a los que esperan el regreso de su Señor.
Como organizar una boda
El programa para la ceremonia puede tener partes tradicionales, pero en algunas ocasiones esto
puede variar, ya que actualmente se han anexado algunos momento emotivos e importantes. Todo
dependerá de lo que tú elijas para tu boda.

Como mencionamos anteriormente, se aconseja que este programa no dure mas de una hora.
Pero muchos se preguntaran, ¿Qué orden debo de seguir en la ceremonia? Nosotros te ayudaremos
un poco y aquí te compartimos un ejemplo de un programa de ceremonia.

1. Entrada de los invitados. Se espera que para iniciar la ceremonia, todos los invitados estén en sus
lugares ya que hacerlo déspues puede causar molestias e interrupciones.

2. Bienvenida a los invitados. Para este momento se le puede pedir al primer anciano de la iglesia o
el pastor de distrito (en caso de que no sea él quien impartirá el tema) que dirija unas palabras de
bienvenida a los presentes.

3. Reseña de los novios. También el anciano o pastor, podrá hacer una breve reseña de como se
conocieron y su historia de amor, la cual los ha llevado a desear estar juntos para siempre.

4. Oración. Esta será pidiendo la dirección de Dios en el programa a realizarse.

5. Entrada de la corte. Como se menciono en el post pasado. Entraran todos los miembros de la
corte en un orden especifico. Se espera que haya una música instrumental en este momento.

6. Encendido de las velas. En caso de usar las velas al ingresar cada una de las mamás prendera las
velas de los extremos, dejando solamente la central apagada.

7. Entrada la novia acompañada de su papá. Es uno de los momentos más importantes, por lo que se
espera que se disfrute, tratando de caminar lo más lento posible, la novia siempre irá del lado
izquierdo del padre.

8. Entrega de la novia. Para este momento el pastor pregunta. ¿Quién entrega a esta joven? A lo que
el padre responde: “Yo su padre”. Acto seguido el padre entrega a la novia a su novio. Algunos
padres optan por decir algunas palabras al novio o hacer una oración antes de entregarles a su hija.

9. Canto especial. Este puede ser un canto relacionado con el amor, el matrimonio o la union de la
pareja. Para esto debes previamente acordarlo con quien sera el cantante ese día.

10. Mensaje a los casándose. La parte centrar es aquí en donde el pastor dará el mensaje. Se debe
procurar que sea breve y al punto. Ustedes pueden ponerse de acuerdo con su pastor respecto a
esto.
11. Votos matrimoniales. Estos pueden ser dichos por el pastor como tradicionalmente se hace.
Algunos novios optan por ellos mismo escribir los votos y decirlos a su pareja. En caso de que
decidan realizar sus propios votos, coméntalo con tu pastor.

12. Padrinos de cojines. Pasaran los padrinos y colocan los cojines para que los novios se coloquen
en ellos para hacer la oración de rodillas.

13. Oración de rodillas. En esta oración el pastor pedirá la bendición de Dios por el nuevo
matrimonio.

14. Un canto especial. Generalmente se canta El Padre Nuestro.

15. Cambio de ramo. La dama de honor hace el cambio con la novia el ramo artificial por el natural.

16. Entrega de la Biblia. El pastor hace la entrega de la Biblia la cual sera una guía importante para
los novios en la formación de su nuevo hogar.

17. Velas de unidad. Cada uno de los novios toma una vela, enciende la vela central y apaga su
propia vela. Si utilizarán arena, agua o algún otro elemento, solo tendrán que unirlos.

18. El beso. Este es considerado por algunos como un pacto. Solo te recordamos que debes de tomar
en cuenta del lugar en donde te encuentras por lo que el beso debe ser sencillo y con modestia.
Ustedes eligen si es en la mejilla, en la frente o en la boca.

19. La presentación del nuevo matrimonio. Se hace la presentación oficial a los presentes de los
recién casados como una nueva familia.

20. Salida de los novios. En el post anterior les comentamos un poco sobre el orden en que saldrán
del lugar. Les invitamos a leerlo, para aclarar este punto.

* Anuncios. En caso de tener algún anuncio como recordar la hora de la recepción, el lugar o algún
otro, es recomendable hacerlo tan pronto salgan los novios a fin de que todos los presentes puedan
escucharlos.

Algunas observaciones que podemos realizar referentes a este tema:


En algunas ocasiones nos han preguntado si es obligatorio estar parados durante todo el programa o
pueden sentarse. Nosotros creemos que esa es una decisión personal, sin embargo será más cómodo
el estar sentados ya que el programa puede tardar más de lo previsto y puede resultar cansado.

Si ustedes no saben por que pastor decidirse ya que tiene varias opciones, pueden elegir a 2 de ellos.
Uno puede impartir el mensaje mientras el otro puede realizar la oración de rodillas. Esta es una
opción que pueden considerar.

La unción
El autor(a) Luis A. Amador Morales, al momento de redactar este trabajo era estudiante del
Seminario Teológico Adventista de Cuba.
Categoría: Artículos, Estudios, Investigaciones
¿Debe ser ungida una persona que esté en estado de coma? ¿Se debe realizar en estado de
inconsciencia? Esta revisión bibliográfica se propone la búsqueda de un fundamento acertado,
para tomar también una decisión acertada y ética frente a una disyuntiva así.
El término ungir aparece con frecuencia en las Escrituras con el sentido de “derramar sobre algo
o alguien aceite o alguna otra sustancia oleosa”. Uno de los usos de la unción, desde el punto de
vista terapéutico, consiste en aplicar directamente el aceite. En la Palestina antigua era común
que se usara aceite de oliva como medicina (Lucas 10:34). Otro de los usos dados a la unción es
en el sentido simbólico, hay ejemplo de esto en Marcos 6:13 y Santiago 5:14-15, donde el
término ungir proviene del griego aléifos. El uso literal del aceite como medicina puede haber
sido la base para su posterior y actual uso simbólico.
Es evidente que la iglesia primitiva no atribuía ninguna eficacia sacramental a la ceremonia del
ungimiento, aunque posteriormente la iglesia empleó lo que se suponía era “óleo santo”, con el
propósito de curar a los enfermos. Alrededor del siglo VIII ya se utilizaba el pasaje de Santiago
5:14 como fundamento para la práctica de lo que los católicos llaman Extremaunción, el último
rito para los moribundos. El Concilio de Trento, en su Decimocuarta Sesión en 1551 d.C., declaró
oficialmente que Santiago enseña aquí la eficacia sacramental del aceite.
Sin embargo, notemos que en el mencionado pasaje de Santiago, el paciente está consciente: él
debe llamar a los ancianos de la iglesia; la unción podría realizarse mientras se eleva la oración.
Debemos animar al enfermo a examinar su vida antes del ungimiento. Una forma excelente de
hacerlo consiste en que el mismo estudie el capítulo “La Oración por los Enfermos” en el libro “El
Ministerio de Curación”.
Hay algunas consideraciones que debemos tener presentes en relación con el ungimiento, lo que
nos dará una visión más real y acabada acerca del rito, pues en algunos lugares ha perdido
buena parte de su significado debido a las tradiciones de algunas denominaciones no
adventistas que lo usan como si fuera el último rito que se le administra a un creyente.
El ungimiento es un rito, algo simbólico. El poder sanador no estaba en el aceite, sino que éste
simbolizaba al Espíritu Santo en su ministerio de sanidad (1 Corintios 12:9), es una imagen del
poder suavizador y sanador del Espíritu de Dios. El ungimiento no es el que sana al enfermo,
Jesús es el que sana. La Hna. White fue llamada a menudo a orar por los enfermos, y a ungirlos
con aceite en el nombre del Señor Jesús, y ella pidió para ellos el cumplimiento de la promesa,
“la oración de fe sanará al enfermo”. Ningún poder humano puede salvar al enfermo, pero por
medio de la oración de fe, el Poderoso Salvador ha cumplido su promesa en favor de aquellos
que han invocado su nombre. Ningún poder humano puede salvar o perdonar al pecador. Nadie
puede hacerlo fuera de Cristo, el misericordioso médico del cuerpo y del alma.
El ungimiento debe ser ofrecido normalmente sólo a los que guardan los Mandamientos. Dios me
ha mostrado - dice la Señora White - que quienes guardan los mandamientos no deben tener
nada que ver (en el ungimiento y la oración especial) con aquellos enfermos que diariamente
están pisoteándolos, a menos que sea un caso especial en el que las almas han sido
convencidas de la verdad y están decididas a aceptarla. Se debe mantener una pared de
separación entre los que guardan los mandamientos y los que los pisotean.
Debe emplearse en enfermedades significativas aunque no extremas. El servicio formal de
ungimiento queda reservado específicamente para los que están enfermos físicamente. No
debería usarse para cada enfermedad física insignificante. Debería preservarse para una
enfermedad seria, pero no precisamente para una enfermedad fatal.
El ungimiento puede ser en más de una ocasión. Los primeros líderes de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día usaron el rito. La Sierva de Dios y su familia fueron ungidos un cierto número de
veces debido a ciertas clases de dolencias. El ungimiento era la práctica más bien que la
excepción.
El ungimiento es algo voluntario. No hay que olvidar que el ungimiento se realiza cuando el
enfermo lo solicita; no debe imponerse a nadie. Además, no interrumpe el tratamiento médico.
Dios obra de muchas maneras, y dicho tratamiento puede ser un medio para el restablecimiento
del enfermo. El ungimiento tiene un propósito definido. Es para sanar al que vive, no para
bendecir al que está muriendo. Es para reconocer la existencia de un grave problema físico e ir a
su encuentro colocando nuestra entera confianza en Dios aún antes de buscar los recursos
humanos. Es buscar a Dios al principio y no precisamente al final. Tiene el propósito de acercar
al enfermo en una comunión más íntima con Dios, y es una expresión de fe de que el enfermo se
somete completamente a la voluntad de Dios, poniendo su vida en las manos del Señor.
Podemos notar que la unción es un rito simbólico, donde la persona ministrada se requiere que
esté consciente. Por tanto, de la misma manera que en la Santa Cena una persona consciente
es quien come el pan, símbolo del cuerpo de Jesús, y toma el vino, símbolo de la sangre de
Jesús; y es también una persona consciente quien toma el bautismo (no así un bebé), símbolo
de la resurrección de Cristo, así también una persona consciente es quien debe recibir la unción.
El que esté en estado de coma, inconsciente, no debiera recibirla, pues le es incomprensible en
la dimensión intelectual y espiritual.

Bibliografía consultada
1. Fowler, John M. Guía de Procedimientos para Ministros. Asociación Publicadora de
Interamérica. 1995. Págs. 317-18.
2. Guthrie, D. Nuevo Comentario Bíblico. Casa Bautista de Publicaciones. 1997. Pág. 917.
3. Horn, Siegfried H. Diccionario Bíblico Adventista. Asociación Casa Editora Sudamericana.
1995. Págs. 1181-82.
4. Juárez, Armando. Para Líderes Emergentes. Litograña Magno Graf, SA. 1989. Pág. 69.
5. MacDonald, William. Comentario al Nuevo Testamento. Editorial Clie. 1995. Págs. 179,
1249.
6. Nichol, Francis D. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día. Pacific Press Publishing
Association. 1987. Tomo 5, pág. 600. Tomo 7, pág. 557.
7. White, Elena G de. El Ministerio Pastoral. Asociación Ministerial de la Asociación General
de los Adventistas del Séptimo Día. 1997. Pág. 266-67.

Cena del señor

8. La Cena del Señor es la participación de los emblemas del cuerpo y la


sangre de Jesús como una expresión de fe en él, nuestro Señor y Salvador.
En esta experiencia de comunión, Cristo está presente para encontrarse
con su pueblo y fortalecerlo. Al participar, proclamamos gozosos la
muerte del Señor hasta que vuelva, la preparación para la Cena incluye el
examen de uno mismo, el arrepentimiento y la confesión. El Maestro
ordenó el servicio del lavamiento de los pies para simbolizar la
purificación renovada, para expresar el deseo de servirnos los unos a los
otros en humildad cristiana, y para unir nuestros corazones en amor. El
servicio de la Comunión está abierto para todos los cristianos creyentes.
9.
10. Lucas 22: 7-23; Mateo 26: 17-29; Marcos 14:12-25; 1Corintios
11: 23-60
11. Las ordenanzas del lavamiento de los pies y la Cena del Señor
constituyen el servicio de la Comunión. Así, Cristo instituyó ambas
ordenanzas con el fin de ayudarnos a entrar en comunión con él.
12.
13. La Ordenanza del Lavamiento de los Pies:
14.
15. La ordenanza requería que al celebrar la Pascua, las familias de
Israel quitaran toda la levadura –símbolo del pecado- que hubiera en sus
hogares antes del primer día de la Semana del Pan sin Levadura o fiesta de
los ázimos (Ex.12: 15,19,20) Así también los creyentes deben confesar
todo pecado y arrepentirse de él, incluyendo el orgullo, las rivalidades, los
celos, los resentimientos y el egoísmo, antes de poder estar en el espíritu
adecuado para gozar de comunión con Cristo en este nivel más profundo.
16.
17. Con este propósito, Cristo instituyó la ordenanza del lavamiento
de los pies. No sólo estableció un ejemplo, sino también declaró que los
discípulos debían hacer lo mismo, y les prometió una bendición. (Jn.13:
17) Esta ordenanza que precede a la Cena del Señor, cumple el mandato
según el cual todos deben examinarse a sí mismos para no participar en el
rito “indignamente” (1Cor.11: 27-29)
18.
19. El significado de la ordenanza: Esta ordenanza revela características
tanto de la misión de Cristo como de la experiencia del participante.
20.
21. 1. Un recuerdo de la condescendencia de Cristo: Esta ordenanza es un
monumento a la condescendencia de Cristo revelada en su encarnación y
su vida de servicio. Aunque moraba con el Padre en la gloria celestial,
Cristo se despojó a sí mismo. (Fil.2: 7) Cristo vivió una vida de servicio
abnegado. (Matl20: 28) Al seguir a Cristo en el lavamiento de los pies,
profesamos su espíritu. (Gál.5: 13) Si bien la participación en este servicio
produce humillación, está lejos de ser degradante. (Mat.25: 40)
22. 2. Tipifica una purificación mayor: El lavamiento hizo más que limpiar
los pies de los discípulos. Representa una purificación más profunda, la
renovación del mismo corazón. (Jn.13: 10) El que está lavado es limpio.
Sin embargo, los pies calzados con sandalias abiertas pronto se
empolvaban y necesitaban volver a lavarse. Así sucedía con los discípulos.
Sus pecados habían sido lavados por el bautismo, pero la tentación los
había llevado a albergar orgullo, celos y maldad en sus corazones. Como
discípulos cuando hemos aceptado a Cristo y sido bautizados, hemos sido
limpiados con su sangre. Pero a medida que caminamos por la senda
cristiana, cometemos errores. Nuestros pies se empolvan. Debemos venir
nuevamente a Cristo, y permitir que su gracia purificadora quite de
nosotros la contaminación, sin embargo no necesitamos bautizarnos
nuevamente (Jn.13:10) La ordenanza del lavamiento de los pies nos
recuerda que necesitamos constantemente ser limpiados, y que
dependemos completamente de la sangre de Cristo.
23. 3. Comunión en el perdón: La actitud perdonadora entre los
participantes indica que la limpieza que este servicio simboliza ha hecho
su efecto. (Mat.6: 14) El permitir que otro lave nuestros pies, demuestra
nuestra necesidad de ayuda espiritual.
24. 4. Comunión con Cristo y con los creyentes: El servicio del lavamiento
de los pies demuestra el amor que Cristo tuvo por sus seguidores “hasta el
fin” (Jn.13: 1) Sin lavamiento no hay comunión (Jn.13: 8) los que desean
continuar manteniendo su comunión con Cristo, participarán de esta
ordenanza. Más tarde Jesús enseñó. (Jn.13: 34; Gál.5: 13; Fil.2: 3) La
esencia del cristianismo se la puede hallar en este servicio.
25.
26. La Celebración de la Cena del Señor
27.
28. La cena del Señor debe ser una ocasión de gozo y no de tristeza.
El servicio de humildad que lo precede, provee la oportunidad de realizar
un auto examen, confesar los pecados, reconciliar las diferencias y
perdonarse mutuamente las ofensas. Habiendo recibido la certidumbre de
la purificación por la sangre del Salvador, los creyentes se hallan listos
para entrar en una comunión especial con su Señor.
29.
30. Significado de la Cena del Señor: La Cena del Señor reemplaza a la
Pascua. La Pascua se cumplió cuando Cristo, el Cordero pascual, entregó
su vida.
31.
32. 1. Conmemoración de la libertada del pecado: Tal como la Pascua
conmemoraba la liberación de la esclavitud de Egipto, la Cena conmemora
la liberación del pecado. Los creyentes son salvos al participar del cuerpo
y la sangre de Cristo (Jn.6: 54)
33. a. El pan y el fruto de la vid: Juan 6: 32-35 Cristo ofreció su cuerpo y su
sangre para satisfacer el hambre y la sed que producen nuestras
necesidades y deseos más profundos (Jn.6: 50-54) Unicamente el pan sin
levadura, podía simbolizar el cuerpo inmaculado de Cristo. Del mismo
modo tan sólo el fruto intacto de la vid –el vino sin fermentar- simboliza
apropiadamente la inmaculada perfección de la sangre purificadora de
Cristo.
34. b. El acto de comer y beber: Juan 6: 53,54 El comer la carne de Cristo y
beber su sangre, es lenguaje simbólico que representa la asimilación de la
Palabra de Dios, a través de la cual los creyentes mantienen la comunión
con el cielo y reciben la vida espiritual. (Jn.6: 63; Mat.4: 4)
35. 2. La comunión colectiva con Cristo: En este mundo, lleno de
divisiones y conflictos, nuestra participación colectiva en estas
celebraciones contribuye a la unidad y estabilidad de la iglesia,
demostrando verdadera comunión con Cristo y con los hermanos
(1Cor.10: 16,17) Se alude aquí al hecho de que el pan de la comunión se
parte en muchos pedazos, los cuales comen los creyentes, y así como todos
los pedazos vienen del mismo pan, también todos los creyentes que
participan del servicio de comunión se unen en Cristo, cuyo cuerpo
quebrantado está simbolizado por el pan partido. Al participar juntos de
esta ordenanza, los cristianos demuestran públicamente que están unidos
entre sí, y que pertenecen a una gran familia, cuya cabeza es Cristo.
36. 3. Anticipación de la segunda venida: 1Corintios 11: 26 El servicio de
la Comunión abarca el tiempo que transcurre entre el Calvario y la
Segunda Venida. Vincula la cruz con el reino. Une el “ya” y el “no
todavía”, que constituyen la esencia de la visión mundial del NT.
Mantiene unidos el sacrificio del Salvador y su segunda venida: salvación
provista y salvación consumada. Proclama que Cristo está presente por
medio del Espíritu hasta que venga en forma visible.
37.
38. Requisitos para la participación: Dos grandes ordenanzas sirven a la fe
cristiana: el bautismo y la Cena del Señor. El primero es la puerta de
entrada a la iglesia, y la última beneficia a los miembros. Jesús administró
la Comunión únicamente a sus seguidores profesos. El servicio de
Comunión, por lo tanto, es para los cristianos creyentes. Los niños no
participan generalmente de esta ordenanza, a menos que hayan sido
bautizados. Se debe celebrar con la debida reverencia al Señor (1Cor.11:
27,28)
39.
40. Pablo aconseja “pruébese cada uno a sí mismo”. Cristo, rechazó
la exclusividad en la Cena. Si bien el pecado abierto excluye a los
individuos de participar (1Cor.5: 11), el mismo Jesús compartió la Cena
con Judas, que exteriormente era un seguidor profeso, pero que en lo
interior era ladrón y traidor. Lo que decide, entonces, quiénes son idóneos
para participar, es la condición del corazón: una entrega completa a Cristo
y fe en su sacrificio; no la calidad de miembros de una iglesia particular.
En consecuencia, los cristianos creyentes de todas las denominaciones
pueden tomar parte de la Cena del Señor. Todos están invitados a celebrar
a menudo este gran festival del nuevo pacto, y por medio de su
participación, dar testimonio de que han aceptado a Cristo como su
Salvador personal.

El Bautismo
Los Adventistas del 7º Día creen que por el bautismo confesamos nuestra fe en la muerte
y resurrección de Jesucristo, y testificamos de nuestra muerte al pecado y de nuestro
propósito de caminar en novedad de vida. De este modo reconocemos que Cristo es
nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser pueblo, y somos recibidos como miembros por
su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, el perdón de nuestros
pecados y nuestra recepción del Espíritu Santo. Se efectúa por inmersión en el agua, y
depende de nuestra afirmación de fe en Jesús y evidencia de arrepentimiento del pecado.
Sigue a la instrucción a las Sagradas Escrituras y la aceptación de sus enseñanzas.

¿Cuán importante es el Bautismo?

La salvación, ¿depende de sí somos o no bautizados?

El ejemplo de Jesús: Jesús pidió ser bautizado (Mat.3: 13-15), su bautismo impartió a
esta ordenanza para siempre la aprobación divina (Mat.3: 13-17; 21:25)

El mandamiento de Jesús: Mateo 28: 18-20 En esta comisión, Cristo dejó en claro que él
requiere el bautismo de los que desean llegar a ser parte de su iglesia, su reino espiritual.
El bautismo demostrará que el creyente ha entrado en una relación personal con Cristo y
que está decidido a vivir en armonía con los principios de su reino de gracia. Después de
su ascensión, los apóstoles proclamaron la necesidad y urgencia del bautismo (Hech.2: 38;
10: 48; 22: 16) En respuesta multitudes fueron bautizados. (Hech.2:41,47; 8: 12)

El Bautismo y la salvación: Marcos 16: 16 En la iglesia apostólica, el bautismo seguía


automáticamente a la aceptación de Cristo. (Hech. 8: 12; 16: 30-34)

Pedro usó la experiencia de Noé durante el diluvio para ilustrar la relación que
existe entre el bautismo y la salvación (1Ped.3: 20,21) somos salvados por el bautismo así
como Noé y su familia fueron salvados por medio del agua. Por supuesto, fue Dios y no
las aguas del Diluvio, el que salvó a Noé. Por analogía, es la sangre de Cristo y no el agua
del bautismo lo que quita el pecado del creyente. Sin embargo, si bien el bautismo se halla
unido vitalmente a la salvación, no la garantiza. Pablo considera que la experiencia de
Israel en el Éxodo era una representación simbólica. (1Cor.10: 1-5; 11,12)

“Un Bautismo”

La administración del bautismo en el mundo cristiano varía. Algunos usan


la inmersión, es decir, se sumergen; otros la aspersión, o rociamiento; y aún otros,
el derramamiento. Característica de la unidad que el Espíritu produce en la iglesia de Dios
es la práctica de “un bautismo” (Efe.4: 6)

El significado de la palabra “bautizar”: Del griego baptizo, el cual implica inmersión,


ya deriva del verbo bapto que “significa sumergir en algo”. Cuando el verbo bautizar se
refiere al bautismo en agua, implica la idea de inmersión, es decir, el acto de sumergir a
una persona bajo el agua. En el NT el verbo bautizar se usa:

1. Para referirse al bautismo por agua (Mat.3: 6; Mar.1: 9; Hech.2: 41)


2. Como una metáfora de los sufrimientos y muerte de Cristo. (Mat.20: 22,23;
Mar.10: 38,39; Luc.12:50)
3. A la venida del Espíritu Santo. (Mat.3:11; Mar.1:8; Luc.3:16; Jn.1:33; Hech.1:5;
11:16)
4. Para las abluciones o el lavamiento ritual de las manos. (Mar.7:3,4; Luc.11:38.

Este cuarto uso simplemente denota los lavamientos destinados a limpiar de impurezas
ceremoniales, y no legitimiza el bautismo por derramamiento. La Escritura usa el
sustantivo bautismo tanto para referirse al bautismo por agua como a la muerte de Cristo.
(Mat.3:7; 20:22)

El bautismo en el NT: Los incidentes de bautismo por agua que presenta el NT, requerían
de inmersión. Mateo 3:6; Marcos 1:5; Juan 3:23. Únicamente la inmersión requiere
muchas aguas. Hech.8:38,39

El bautismo en la historia: Antes de la era cristiana, los judíos bautizaban a sus


prosélitos por inmersión. Los esenios de Qumran seguían la práctica de sumergir tanto a
los miembros como a los conversos.

La evidencia que se ha acumulado proveniente de las escenas pintadas en


catacumbas e iglesias, de los mosaicos de pisos, paredes y cielos rasos, de esculturas en
relieve y de ilustraciones provenientes de antiguos Nuevos Testamentos “provee un
testimonio abrumador de que la inmersión constituía el modo normal de bautismo en la
iglesia cristiana durante los primeros diez o catorce siglos”. Los bautisterios que perduran
en las antiguas catedrales, iglesias y ruinas de África del Norte, Turquía, Italia, Francia y
otros lugares, aún testifican respecto de la antigüedad de esta práctica.

El significado del Bautismo


El pleno significado del bautismo se advierte únicamente cuando se lo
administra por inmersión.

Símbolo de la muerte y resurrección de Cristo: De la manera como el ser cubierto por


el agua simbolizaba dificultades y aflicciones abrumadoras (Sal.42:7; 69:2; 124:4,5), así
también el bautismo por agua de Jesús representaba una profecía de sus sufrimientos,
muerte y sepultura (Mar.10:38; Luc.12:50) y su salida del agua representaba su
resurrección subsiguiente (Rom.6:3-5) El argumento más firme a favor del bautismo por
inmersión es de índole teológica.

Símbolo de estar muerto al pecado y vivo para Dios: Romanos 6:3,4 ¿Qué implica la
idea de que el creyente entra en la pasión de nuestro Señor?

1. Muerte al Pecado: Rom.6:5; Gál.2:20; Rom.6:6-8; 2Cor.5:17; Col.2:12. En el


bautismo los creyentes renuncian al mundo (2Cor.6:17) En la iglesia apostólica, el
llamado al arrepentimiento incluía el llamado al bautismo (Hech.2:38) Así pues, el
bautismo también es evidencia del verdadero arrepentimiento.
2. Vivos para Dios: El poder que Cristo tiene de resucitar, actúa en nuestras vidas.
Nos capacita para caminar en novedad de vida (Rom.6:4,11) esta nueva vida nos
eleva a un nivel mayor de experiencia humana, concediéndonos nuevos valores,
aspiraciones y deseos, centrados en nuestra entrega a Jesucristo. Somos nuevos
discípulos de nuestro Salvador, y el bautismo es la señal de nuestro discipulado.

Símbolo de una relación contractual: En los tiempos del AT la circuncisión marcaba la


relación contractual existente entre Dios y Abrahán (Gén.17:1-7) Pero la circuncisión sola
no garantizaba la entrada a la verdadera dimensión espiritual del contrato. (Deut.10:16;
30:6; Jer.4:4; 9:25,26)

El bautismo la señal de que se ha establecido una relación salvadora con Jesús,


representa la circuncisión espiritual. (Col2:11,12; Gál.3:27-29; Jer.31:33)

Símbolo de consagración al servicio de Cristo: A su bautismo Jesús recibió un


derramamiento especial del Espíritu Santo, el cual significaba su ungimiento o dedicación
a la misión que su Padre le había asignado (Mat.3:13-17; Hech.10:38). Un bautismo
desprovisto de la recepción del Espíritu Santo es incompleto. Cuando somos bautizados en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo somos dedicados, consagrados y unidos
con los tres grandes poderes del cielo, y a la predicación del evangelio
eterno. (Hech.1:5,8; Mat.24:14; Apoc.14:6)

Símbolo de entrada a la iglesia: Juan 3:3,5 También marca la entrada del creyente al
reino espiritual de Cristo (Hech.2:41,47; 1Cor.12:13. Uno no puede ser bautizado sin
unirse a la familia de la iglesia.

Requisitos para el Bautismo


Fe: En que el sacrificio expiatorio de Cristo constituye el único medio de salvación del
pecado. (Mar.16:16; Hech.12:36,37; 18:8) La instrucción es una parte esencial de la
preparación bautismal (Rom.10:17; Mat.28:19,20) El proceso de convertir en discípulo
implica instrucción minuciosa.

Arrepentimiento: Hechos 2:28 La instrucción en la Palabra produce no sólo fe, sino


también arrepentimiento y conversión. Únicamente por medio del arrepentimiento puede
experimentar la muerte al pecado.

Frutos de Arrepentimiento: Mateo3:8 Al prepararse para el bautismo debieran


abandonar sus creencias y prácticas erróneas. Los frutos del Espíritu que se manifestarán
en sus vidas revelarán que el Señor mora en ellos y ellos en él. (Jn.15:1-8) A menos que
den esta evidencia de su relación con Cristo, todavía no están listos para unirse a la iglesia.

Examen de los candidatos: Cuando un individuo se presenta como candidato a miembro


de la iglesia, debemos examinar el fruto de su vida, y dejar con él mismo la
responsabilidad de su motivo.

¿Debieran ser bautizados los niños y los recién nacidos?: El bautismo incorpora a los
creyentes a la iglesia, su conversión los ha hecho dignos de recibir el bautismo y llegar a
ser miembro de la iglesia. La incorporación tiene lugar en el momento del “nuevo
nacimiento” y no en el nacimiento del infante. Por esto los creyentes eran bautizados
hombres y mujeres (Hech.8: 12,13, 29-38; 9:17; 1Cor.1:14) en ninguna parte del NT se
permite o se manda que se bautice a los infantes. Por cuanto los infantes y los niños
pequeños no pueden experimentar la conversión, no se los puede bautizar. ¿Significa esto
que deberían ser excluidos de la comunidad del nuevo pacto? (Mat.19:14,15) ¿A qué edad
debiera una persona estar lista para el bautismo?

1. Si tienen edad suficiente para comprender el significado del bautismo.


2. Si se han entregado a Cristo y están convertidos.
3. Si comprenden los principios fundamentales del cristianismo.
4. Si entienden el significado de ser miembros de la iglesia.

Una persona hace peligrar su salvación únicamente si al llegar a la edad de la


responsabilidad personal rechaza la influencia del Espíritu Santo.

El Fruto de Bautismo

El fruto preeminente que produce el bautismo es una vida por Cristo. (Col.3:1,2)
El segundo fruto es una vida que se vive en beneficio de la iglesia. (1Ped.22-5;
Efe.4:12,16; 1Cor.12:12-26)

El fruto ulterior es una vida que se vive en el mundo y por el mundo. Hemos
sido llamados a salir del mundo únicamente con el fin de ser preparados en el cuerpo de
Cristo para volver al mundo como siervos, participando en el ministerio salvador de Jesús.
En nuestros días Dios espera ansioso que entremos en la vida abundante que tan
misericordiosamente ha provisto. (Hech.22: 16)

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