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Los derechos civiles y políticos son una categoría especial del Derecho I
nternacional de los Derechos Humanos. Este plexo normativo, que se incorpora al
Derecho Internacional a partir de 1948, incluye además los llamados derechos
económicos, sociales y culturales Desde un punto de vista doctrinario –aunque no
normativo– puede decirse que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos
se integra además con los llamados “derechos de tercera generación” (derecho al
desarrollo, a un medio ambiente sano, a la paz), derechos eminentemente
colectivos que no tienen por ahora consagración en instrumentos obligatorios, como
sí la tienen las dos categorías previamente mencionadas, en tratados multilaterales
que gozan de amplia adhesión por la comunidad de naciones2.
Notas distintivas
A menudo se menciona que los derechos civiles y políticos son “de primera
generación”, mientras que los económicos, sociales y culturales son “de segunda
generación”. Esta distinción es históricamente correcta sólo en términos
doctrinarios, ya que los primeros corresponden a las ideas del liberalismo y de la
lucha contra el absolutismo y el despotismo, mientras que los segundos
corresponden históricamente a la irrupción de las ideas sociales, a fines del siglo
XIX y primera mitad del siglo XX. En términos de derecho internacional, lo cierto es
que ambas categorías irrumpen en este ámbito en forma simultánea. Antes de 1945
no se puede hablar de un derecho internacional de los derechos humanos, y la
Declaración Universal ya mencionada incluye normas de una y otra categoría.
Un poco más precisa es la distinción que afirma que los derechos civiles y políticos
son los derechos “de la libertad”, mientras los económicos, sociales y culturales son
“de la igualdad”. En rigor, los derechos civiles y políticos implican restricciones a la
acción del Estado, destinadas a proteger una esfera de autonomía individual para
las personas y las colectividades. Desde el punto de vista del Estado, implican en
general obligaciones de no hacer (no torturar, no sancionar sin juicio previo, no
censurar publicaciones). Los derechos económicos, sociales y culturales pretenden
establecer condiciones materiales mínimas en las cuales cada persona puede
desarrollar su potencial humano y ejercer efectivamente sus derechos. Implican
para el Estado una serie de obligaciones afirmativas, de hacer (construir escuelas,
brindar servicios de salud, organizar la seguridad social). Sin embargo, no es
necesariamente cierto que los derechos civiles y políticos no implican decisiones de
inversión, mientras que los DESC dependen de los recursos disponibles: para
garantizar juicio justo a todos los ciudadanos, por ejemplo, es imprescindible invertir
en un Poder Judicial imparcial, independiente y eficaz. Mientras tanto, ciertas
obligaciones de los DESC, como la no discriminación en la distribución de ciertos
beneficios, se pueden cumplir aun con recursos muy limitados.
Por último, es necesario señalar que hay algunos derechos que entran en ambas
categorías y se repiten en sus instrumentos respectivos. El derecho a la asociación
es eminentemente civil y político, pero cuando lo ejercen sindicatos de trabajadores
y gremios empresarios, por su vinculación directa con la economía, es considerado
un derecho primordial entre los DESC. El derecho a gozar de todos los derechos y
beneficios sin discriminación por motivos de raza, religión, género o sexo, origen
nacional o pertenencia a un grupo social determinado es un derecho que participa
de ambas categorías.
La suspensión de garantías sólo puede imponerse cuando las condiciones son tan
graves que representan un peligro para “la vida de la Nación”12. Además, las
medidas que se tomen en orden a superar la emergencia están estrictamente
limitadas por las exigencias de la situación. Por último, ciertos derechos y las
garantías necesarias para su ejercicio no pueden ser objeto de suspensión ni aun
en estados de emergencia13.
IV. Enumeración
ESTUDIANTES:
ESTEFANY YADIRA CEBALLOS AVILA