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INTRODUCCIÓN

Una de las innovaciones más importantes que ha traído consigo el nuevo Código
Penal promulgado en nuestro medio en el año de 1991, ha sido la incorporación en
su título sexto de los denominados “delitos contra la confianza y la buena fe en los
negocios”.

Aunque es cierto que en términos de rigurosidad y sistemática los delitos que


aparecen en este capítulo no necesariamente guardan relación con los
fundamentos establecidos para la configuración de los llamados “delitos
económicos”, conforme las distintas definiciones y conceptos que señalan tanto la
doctrina como la legislación penal comparada. En efecto, el denominador común de
las diversas figuras delictivas que se enmarcan dentro del título de los delitos
contra la confianza y la buena fe en los negocios, radicaría en que todos estos
delitos, se cometen normalmente en el tráfico económico y patrimonial, es decir los
negocios.

En todo caso, Bramont-Arias Torres sistematiza los delitos contra la confianza y la


buena fe en los negocios en dos grandes grupos básicamente atendiendo más que
todo a su ejecución: por un lado, estarían los delitos que penalizan las conductas
defraudadoras que van en perjuicio de los acreedores, como serían los casos de
los atentados contra el sistema crediticio y el delito de libramiento y cobro indebido;
y por otro lado, estarían los delitos que configuran el abuso de posición de dominio,
como sería el caso del delito de usura.

En efecto, desde una perspectiva estrictamente penal-económica conforme a los


bienes jurídicos que son objeto de protección, y teniendo en cuenta los criterios que
se consideran para hablar de una “criminalidad económica”, los conceptos y
fundamentos que prevalecieron en el legislador del Código Penal de 1991
relacionados a los “atentados que podían ir en contra de la confianza y la buena fe
en los negocios”, pudieron haber hecho pensar de que se estaba frente a hechos
delictivos que altera el tráfico normal de las relaciones económicas y patrimoniales,
entendidas estas como un conjunto de derechos patrimoniales que aparecían
afectados.
IMPORTANCIA EN EL ORDEN ECONOMICO
DELITOS CONTRA LA CONFIANZA Y LA BUENA FE EN LOS
NEGOCIOS
1) Atentados contra el sistema crediticio
El artículo 209 del código penal peruano protege penalmente ‘’El
sistema crediticio’’, como integrante del orden económico. El debate
principal gira en torno al carácter patrimonial o socioeconómico de
estos delitos, como un objeto jurídico colectivo a favor de la
sociedad.
Se trata de proteger el orden económico general y la funcionalidad
del sistema crediticio en particular. Su importancia se manifiesta en
la protección de un interés individual en la que los deudores cuya
conducta resulte fraudulenta en el cumplimiento de la obligación de
pago, son castigados y sancionados.
Genera gran importancia dentro del orden económico porque es
visto como una concepción central para la delimitación de los
comportamientos criminalizados por parte de los encargados para
llevar a cabo el proceso de insolvencia de una sociedad.
Gira en torno a una perspectiva patrimonialista donde se reconoce
el derecho del acreedor como la satisfacción de su crédito con el
patrimonio del deudor, dentro de todos los bienes presentes y
futuros del deudor.
El perjuicio que suele generar se basa en conductas que afectan
directamente a los acreedores dentro del orden económico como el
generar obligaciones, destinados a pagar a varios acreedores,
preferentes o no, posponiendo el pago del resto de acreedores,
creando desequilibrio patrimonial entre sus miembros.
Se sostiene que es un delito contra la economía pública, partiendo
de la idea de que al alterarse los compromisos contraídos, se
perturba el calendario de compromisos de sus acreedores y todo
ello repercute negativamente en la economía.

2) USURA
El delito se Usura se encuentra tipificado en el artículo 214 del
Código Penal Peruano, tratándose de un delito autónomo y bilateral
el cual se enmarca dentro del orden económico como la posibilidad
que el Estado pueda intervenir en la economía en virtud a su Ius
Imperium con el objetivo de equilibrar la balanza frente a quién
ejerza poder económico.
El perjuicio que genera enfatiza un bien contemporáneamente y en
el marco de las sociedades capitalistas, como un interés que no
constituye una justa retribución para quién presta su dinero a otro,
forma parte de las expresiones de rechazo hacia el
aprovechamiento económico de quien tiene fondos a costa de quien
carece de ellos. En el sentido más generalizado, la usura es
sinónimo de alto interés, de un interés desproporcionado y
excesivo.
3) LIBRAMIENTO Y COBRO INDEBIDO
El delito de Libramiento y cobro Indebido se encuentra tipificado
en el Capítulo III del Código Penal Peruano, su presupuesto
fundamental dentro del orden económico se basa en la
materialización de un delito contra la administración pública,
consistente en exigir o hacer pagar contribuciones que excede a
la tarifa legal o en relación a una acción que carece de fondos y
que además no cuenta con la autorización del banco para que se
materialice el hecho punible.
Su importancia se basa en proteger el titulo valor destinado a la
circulación cuando se de una falta de fondos o frustración del
mismo, el cual generaría un punto de quiebre en el tráfico
mercantil, buscando la protección de la dinamicidad del
comercio.
El perjuicio que genera dentro del ordenamiento económico se
basa en el desequilibrio de la confianza y buena fe de la persona
en los negocios, es decir, cuando se gira un cheque sin provisión
de fondos o autorización para sobregirar la cuenta corriente,
genera un gran malestar entre las empresas yconsecuentemente
una restricción de la economía.
CONCLUSIONES
 Una de las conclusiones principales del Delito Contra la Confianza y Buena
Fe en los Negocios, se basa en la protección penal del derecho de los
acreedores a la satisfacción de sus créditos se convierte, por vía indirecta,
en la protección del derecho al ordenado pago de los mismos.
Como señala Bajo Fernández, el significado directo de esta conducta es el
de infracción por parte del deudor del deber de conservación del propio
patrimonio, es decir de la capacidad de pago.
 El capítulo I del código penal peruano establece los ‘’Atentados Contra el
Sistema Crediticio’’ señala que estamos frente un delito de deber propio, por
lo tanto el deudor titular de los bienes o derechos es el obligado principal
podrá cometer las conductas de insolvencia fraudulenta. También se podrá
considerar a quien actúe en su nombre como sujeto activo.

 El delito de insolvencia fraudulenta presenta la característica primera de


tratarse de una infracción que está ligada en términos más precisos a la
alteración que se suscita en el tráfico-económico ante un conjunto o
pluralidad de derechos patrimoniales afectados, aunque cuando hay quienes
manifiestan que esta forma de criminalidad afecta no solo a los acreedores
sino una multiplicidad de bienes.

 El delito de libramiento indebido se encuentra tipificado en el artículo 215°,


Señala que la doctrina más moderna lo identifica como una íntima relación
con la confianza pública. Al respecto, señala que “se protege la confianza
en el cheque como instrumento de valor y medio de pago, considerando el
interés público de la circulación fiduciaria del mismo.

 El bien jurídico tutelado por esta infracción es el de “la confianza en


instrumentos de valor pecuniario a los cuales debe ir unida la más estrecha
garantía de inmediata realización”. Resalta que la ley protege al cheque
como una especie de documento caracterizada.

 En nuestra doctrina se expresa que “se tutela la fe pública entendida como


confianza y buena fe, aspectos primordiales en lo que se asientan las
transacciones comerciales en la sociedad moderna. Nadie duda que
eventualmente puede haber una afectación al patrimonio del sujeto pasivo,
pero de modo principal, se destaca la lesión o puesta en peligro de la buena
fe en los negocios, y con ello la deslegitimación del cheque, pues ante su
repetible incumplimiento ya nadie va a aceptarlo como orden de pago”

 Con respecto al delito de usura se sostiene que la razón que impulsó a


muchos legisladores a la incriminación de la usura se encuentra más en el
ámbito social y ético, que un auténtico desvalor de la acción, sobre todo, si
se tiene en cuenta que en este tipo de supuestos media siempre o casi
siempre, el consentimiento de la víctima; este dato, de otro lado, se
convierte en el principal problema y solución para determinar el exacto
contenido del bien jurídico protegido en este delito.
 Esta teoría considera que de lo que se trata es proteger el aspecto
patrimonial, partiendo de la premisa de que se trata de intereses de tal
naturaleza que se ven afectados por el incumplimiento de su pago completo
y regular.

 Es así que existen delitos de naturaleza patrimonial, en que el núcleo


esencial de la conducta típica está constituido por la frustración de las
legítimas expectativas de un acreedor respecto del cumplimiento de una
obligación por parte del deudor.

 Entre estos últimos años deben situarse las distintas formas de insolvencia
punible. Desde esta perspectiva, es fundamental que el acreedor tenga
garantizada la posibilidad, de exigir en caso de incumplimiento, la
satisfacción de su crédito con el patrimonio del deudor.

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