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DOCENTE: BACHILLERES:
BARINAS, ABRIL-2018
INDRODUCCIÓN:
El embarazo es la etapa que ocurre entre la implantación del cigoto en el útero, hasta el
instante del parto, en cuanto a los reveladores cambios fisiológicos, metabólicos e incluso
morfológicos que se originan en la mujer orientados a proteger, nutrir y permitir el
desarrollo del feto, como la interrupción de los ciclos menstruales, o el aumento del tamaño
de las mamas para preparar la lactancia. Para que le proceso del embarazo evolucione
correctamente debe de haber; un crecimiento es el incremento en el peso seco o en el
volumen de un organismo gracias a la división celular o al crecimiento de ésta; un
desarrollo se refiere al proceso de cambio; y crecimiento relacionado con una situación,
individuo u objeto determinado y una maduración que es cuando el feto que ha alcanzado
la aptitud funcional de sus órganos para la vida extrauterina sin necesidad de cuidados
especiales, en lo contrario ocurriría un aborto espontaneo que sucede cuando el bebé muere
en la matriz antes de las 20 semanas de embarazo. Algunas mujeres tienen un aborto
espontáneo antes de saber que está embarazada.
Además el embrión debe poseer los factores fetales que es la capacidad de sí mismo para
utilizar los nutrientes que recibe. En cuanto a sus etapas de crecimiento, en el primer mes su
sistema nervioso comienza a formarse el corazón comienza a tomar forma y a latir, en su
segundo mes comienza la formación del cerebro, en el tercer mes puede realizar
movimientos y se reconoce su sexo, en su cuarto mes su sistema circulatorio ha terminado,
el esqueleto empieza a organizarse, en el quinto mes termina la maduración de sistema
nervioso, en el sexto mes los bronquios y pulmones casi han madurado, en el séptimo mes
ya posee los órganos necesarios para vivir fuera del útero materno, en el octavo y noveno
mes el feto completa su desarrollo
Intrauterino Se refiere de un tejido que está ubicado, situado, localizado o lo que está en la
parte interina o interior de un órgano femenino llamado útero y aplicado también a la
matriz. Sustantivo masculino. Artefacto anticonceptivo que se pone en la parte interna del
útero y obstaculiza la anidación del óvulo fecundado, se le conoce como dispositivo
intrauterino.
Uno de los principales objetivos del desarrollo humano, es poder brindarle a la persona la
oportunidad de escoger el proyecto de vida que más le convenga para su existencia. Cada
persona está en la capacidad de poder elegir cómo vivir, cual trabajo realizar, como
constituir una familia, que religión profesar, etc.
Maduración Se define como maduro al feto que ha alcanzado la aptitud funcional de sus
órganos para la vida extrauterina sin necesidad de cuidados especiales.
Ante la imposibilidad de determinar antes del parto el grado de madurez fetal por sí misma,
se recurre a un conjunto de exámenes clínicos o paraclínicos que recogen características del
final de la gestación o de la madurez de algún órgano fetal, siendo el pulmón el más
importante de éstos, pues es indispensable para realizar la hematosis.
Tras la implantación, se produce la gastrulación. Las células del epiblasto se van dividiendo
hasta formar células de tres tipos distintos, que en el futuro serán el tejido del bebé.
También se generan las células del mesodermo y la notocorda, que actuará de columna
vertebral hasta que ésta se forme. El embrión tiene un tamaño tan pequeño que todavía no
se puede apreciar ni en una ecografía.
A partir de este mes, finaliza el periodo de embrión y éste pasa a denominarse feto. En el
tercer mes de embarazo, el futuro bebé ya tiene desarrollados todos sus órganos, aunque,
por el momento, no están formados del todo. Falta que maduren y acaben de evolucionar
correctamente. A pesar de que se irán definiendo también los genitales, aún es pronto para
poder determinar con exactitud el sexo del bebé.
A lo largo de estas 4 semanas, el feto crece hasta los 7 cm y llegará a pesar unos 15-20
gramos aproximadamente. Es habitual que empieces a engordar. En este 3er mes, el
aumento de peso equivale a aproximadamente un 10% del total de peso que ganarás durante
todo el embarazo.
El movimiento del futuro bebé a lo largo de este mes es bastante intenso: dobla los dedos,
frunce el ceño, patalea, aprieta los labios, etc. Es importante conocer esta inquietud del feto
para no alarmarse cuando los movimientos se intensifiquen. No es motivo de preocupación,
sino más bien al contrario: esta movilidad que expresa el bebé es una prueba más de que
está vivo y de que todo evoluciona correctamente.
A final de este mes, se reducen los molestos síntomas causados por la hormona beta-hCG,
como las náuseas o vómitos, pues los niveles de esta hormona se estabilizan. Este mes
ofrece calma y tranquilidad a los futuros padres, puesto que pasados los tres meses se
considera superado el riesgo de aborto natural. A partir de ahora, no deberían surgir
problemas alarmantes.
En esta fase, se intensifican todavía más las conexiones entre madre y feto, hecho que
aumenta la atención que se le presta a la alimentación y el estilo de vida, ya que todo esto
afectará directamente al futuro ser.
En este mes, el feto se cubre de lanugo, un vello muy fino que recubre la piel cuando el
cuerpo no tiene suficiente grasa, de modo que actúa de conservador del calor corporal. Se
forman las cuerdas vocales, aunque éstas no serán utilizadas por el bebé hasta su
nacimiento, de ahí que al nacer los niños lloren, e incluso se les provoque llorar, para
comprobar que las cuerdas vocales funcionan y que el recién nacido responde a los
estímulos
En esta fase, los ojos del feto son particularmente grandes, aunque los mantiene cerrados.
Están muy separados entre sí, pero la cara ya está bien definida y se puede distinguir
perfectamente el cuello que separa la cabeza del resto del cuerpo. Los dientes empiezan a
brotar, aunque es solo el principio de este proceso. El oído externo se desplaza hacia arriba.
Además, en este mes, el bebé empieza a expulsar orina, la cual se entremezcla con el
líquido amniótico. Las funciones de sus glándulas sudoríparas y sebáceas empiezan a
desarrollarse. El intestino comienza a llenarse de una sustancia espesa secretada por el
hígado y denominada meconio. El volumen de tu vientre seguirá aumentando, así como tu
peso corporal. Notar al bebé es algo ya habitual en este mes, pues por su tamaño y
desarrollo, sus movimientos son frecuentes.
Las cavidades cardíacas están delimitadas y el corazón ya late con fuerza. Otros cambios
importantes también se dan en este período, en el que se desarrollan los sentidos, como el
gusto, a raíz del desarrollo de las papilas gustativas. Además, empieza a percibir sonidos y
luces. Al final de este mes, el bebé puede llegar hasta los 22-25 centímetros
aproximadamente.
Notarás que, cuando te tumbas, el feto se mueve mucho más y con más energía. Esto se
debe a que el bebé se encaja mejor en la pelvis cuando estás de pie. Por esta razón, sentirás
como si estuviese dormido, porque sus movimientos disminuyen considerablemente,
mientras que aumentan cuando estás en posición horizontal.
En las últimas semanas de este quinto mes de embarazo, se crea la segunda capa de dientes.
Los dientes de leche ya se han formado dentro de los alvéolos dentarios. En el cerebro, se
crean millones de neuronas y éste ya es prácticamente igual a como será cuando se
complete su formación y una vez haya nacido.
Puede que tu ombligo se aplane o empiece a salirse hacia afuera. En este caso, volverá al
sitio después de dar a luz. El útero se desplazará hasta subir por encima de la altura del
ombligo. Este proceso hace que tu silueta se desvirtúe por completo y pierdas las curvas de
la cintura.
Ya no sientes náuseas ni tienes vómitos, aunque puede que tengas otro tipo de molestias,
tales como ardores de estómago o congestión nasal. Esto se debe a que tu digestión se
ralentiza, además de los cambios de posición del bebé y la presión que ejerce contra ti.
Respecto al pelo del futuro bebé, se le han creado ya las cejas, el cabello y las pestañas.
También se le forman los músculos y, gracias a eso y a la longitud del cordón umbilical,
puede moverse con más energía que hasta el momento. Además, al reconocer los sonidos
claramente, responde perfectamente a los estímulos, como por ejemplo la música. Si
quieres hacer la prueba, comprobarás como el feto se mueve cuando le pones música como
respuesta al estímulo sonoro que está recibiendo.
El bebé sigue perdiendo el lanugo y aumentando de peso y tamaño, por lo que también se
siguen limitando sus movimientos y, al mismo tiempo, no deja de presionar, cada vez más,
tu vejiga. A lo largo de este mes, alcanzará cerca del 50% del peso total que alcanza en todo
el embarazo.
Los pulmones del bebé están casi desarrollados y eso también implica que ocupen más
espacio, por lo que, además de sentirte pesada, también lo notarás a la hora de irte a la
cama. Será normal que te cueste más dormir, ya que tus movimientos, al igual que los del
bebé, empezarán a ser más limitados y difíciles.
Además de la luz y el sonido, que ya se habían desarrollado, a lo largo de este mes se crean
también las neuronas olfativas, signo de que el cerebro tampoco deja de evolucionar.
Empiezan los primeros hipos del bebé. La causa es que está tragando líquido amniótico,
algo que al mismo tiempo provoca como consecuencia movimientos espasmódicos. Es
posible que sientas algo de acidez o que estés estreñida durante esta fase. Todos estos
síntomas son muy habituales y se deben al aumento de progesterona en tu cuerpo. No tienes
por qué alarmarte. Se recomienda tomar mucho calcio, hierro, ácido fólico, proteínas y
vitamina C. Tu estado de gestación es muy avanzado, así que debes cuidarte mucho, pero
sin dejar de hacer tu vida.
El cansancio durante este último período también es bastante normal. Esto ocurre no solo
por el aumento de peso, que suele fatigar mucho, sino porque tu útero se ha ensanchado de
tal manera que te presiona el costado y esto dificulta la respiración.
Como hemos comentado, desde hace ya algunas semanas, los movimientos son menores
debido al aumento del tamaño y el peso del feto, pero esto no significa que no sientas la
presencia de tu futuro hijo. De hecho, no debe pasar ni un solo día sin que lo sientas, lo cual
significará que todo marcha bien. Al finalizar este mes, el feto debe medir cerca de 43 cm y
su peso aumenta en este periodo desde alrededor de 1.980 g hasta unos 2.730 g de media.
Ahora sientes los movimientos más bruscos, como si fuesen patadas, ya que el bebé tiene
muy poco espacio para moverse. La cabeza se desplazará durante estas semanas hacia
abajo, preparándose para el parto, y podrás distinguir perfectamente entre un pie, la espalda
o una mano. Las uñas ya han crecido hasta cubrir la totalidad de sus dedos. El bebé es
capaz de respirar y realizar los movimientos de succión y deglución al mismo tiempo, lo
que le permitirá alimentarse de la leche materna cuando nazca. También empieza a fabricar
su propia sangre.
Este mes es especialmente largo y preocupante para la madre, aunque lo vive con mucha
ilusión: el parto se acerca y son muchas las ganas de verle la carita al futuro hijo. En este
enlace, puedes descubrir más datos de lo que ocurre durante este mes: Nueve meses de
embarazo.
En esta última etapa del periodo de gestación, el bebé tiene las uñas más largas incluso de
lo que miden sus deditos, tanto de las manos como de los pies, por lo que puede rascarse e
incluso arañarse a sí mismo.
Sus órganos son completamente autónomos y está listo para salir de la placenta y del
vientre de su madre. El útero será el encargado de ejercer la fuerza y presión necesarias
para que se produzca el parto. El bebé mide entre 45 cm y 55 cm, y pesa una media de entre
2.520 y 3.670 g.
No existe un indicador que pueda utilizarse por sí solo para caracterizar el desarrollo
insuficiente y, por tanto, la magnitud de la carga de retraso del desarrollo fetal. Dado que
probablemente no haya una relación firme entre el peso al nacer y resultados sanitarios tales
como la mortalidad en menores de un año, o muchos aspectos del desarrollo fetal
insuficiente que guardan relación con el riesgo de múltiples consecuencias adversas en
etapas posteriores de la vida, es evidente que el peso al nacer, por sí solo, es un indicador
insuficiente.
Sin embargo, hay razones convincentes para seguir recopilando datos de buena calidad
sobre el peso al nacer, y es que, pese a sus limitaciones, sí representa un indicador
claramente cuantificable de algunos aspectos del desarrollo fetal (aunque no de todos). Por
tanto, han de ponerse los medios para que se pese a todos los niños de la forma más fiable
posible al nacer.
El peso al nacer está estrechamente relacionado con la talla materna. Las mujeres de baja
estatura tienen niños más pequeños, lo cual no puede explicarse sólo por factores genéticos
reconocidos; se puede mejorar el peso de sus neonatos si ellas son capaces de ganar peso
durante el embarazo. Aun así, no existe una relación simple entre el consumo de alimentos
de la madre y el tamaño al nacer. La mayoría de los estudios en los que se han administrado
suplementos de un solo nutriente durante el embarazo para mejorar el crecimiento fetal no
han tenido éxito, y en algunas circunstancias incluso se han señalado consecuencias
adversas. Lo que los estudios han confirmado es que las mujeres con un mejor estado
nutricional en el momento de concebir son más capaces de cubrir las necesidades que
impone el embarazo y tienden a tener mejores resultados gestacionales. Se debe obrar con
cautela al intentar incrementar el peso medio al nacer en una población, dada la posibilidad
de que aumente la incidencia de desproporción fetopélvica y, en consecuencia, también lo
haga el riesgo obstétrico para la madre y el niño.
Factores fetales: es la capacidad del feto para utilizar los nutrientes que recibe. Existen dos
factores relacionados con el desarrollo del feto: las hormonas de origen fetal y, más
importantes, los factores genéticos o la provisión genética del feto.
Los factores genéticos del feto son responsables de alrededor del 15% de las variaciones del
peso al nacer, siendo significativamente menos importantes que los factores maternos. El
crecimiento del niño y el tamaño de adulto, están determinados genéticamente por los
progenitores. En el crecimiento fetal, los genes maternos adquieren mayor importancia que
los paternos. Existen algunas patologías cromosómicas se asocian a retraso del crecimiento
uterino (las trisomías 21, 18 y 13) y anormalidades de los cromosomas sexuales (el
síndrome de Turner).
Factores placentarios
La causa más común es un problema en el funcionamiento de la placenta, que es el tejido
que transporta el alimento y el oxígeno al bebé. la placenta va a ser el modulador de los
factores que van a determinar el grado de desarrollo fetal: aporta nutrientes y oxígeno,
regula la difusión en la circulación materno de los productos del metabolismo fetal, actúa
como órgano endocrino produciendo hormonas (lactógeno placentario), factores de
crecimiento, neuropéptidos y citocinas.
Factores no nutricionales de la madre parecen explicar del 20% a 50% de la variación del
peso al nacer. La somatomedina materna (factor de crecimiento de insulina tipo I o IGF-I),
si está produciendo cantidades anormales de la hormona de crecimiento, estaría asociada
con el peso de nacimiento.
Factores ambientales
Estos factores se hallan relacionados con los anteriores: los factores ambientales que
pueden influir de la madre (nefropatías, hipertensión, cardiopatía, colestasia, uso de drogas,
exceso de alcohol, infecciones urinarias...), en el feto (causando anomalías genéticas,
cromosómicas, infecciones) o placentarias (envejecimiento, infartos e insuficiencia
placentaria).
Otros factores de crecimiento fetal
Existen otros factores que pueden explicar un retraso en el crecimiento uterino, como una
infección congénita (responsables del 5% de los retrasos) o un embarazo múltiple, aunque
en este caso el mayor riesgo está condicionado por la mayor incidencia de hipertensión
inducida por la gestación, mayor incidencia de mal formaciones congénitas, síndrome de
transfusión feto-fetal, y por la incapacidad materna para cumplir con las exigencias
nutricionales generadas por la gestación múltiple.
Atención prenatal: ocurre en determinadas situaciones que hay mujeres que, bien sea por
desconocimiento o por opinión personal, no usan los servicios de asistencia sanitaria
prenatal. Esta falta de atención prenatal puede ocasionar un mayor riesgo de que se rompan
antes de tiempo las membranas amnióticas, dando lugar a un bebé prematuro y de bajo peso
al nacer.
Salud y nutrición de la madre: ambos aspectos tienen efectos considerables la salud del
bebé (por ejemplo, una dieta rica en grasas y baja en proteínas puede provocar
enfermedades cardiovasculares en el bebé). Una vitamina importante que la madre debe
añadir en su dieta como suplemento alimenticio, principalmente durante el primer trimestre
de la gestación, es el ácido fólico, ya que puede reducir la incidencia de un tipo de defecto
como es la espina bífida.
Consumo de tabaco, alcohol u otras drogas durante el embarazo: el tabaco es el factor
de riesgo más importante para que el bebé tenga bajo peso al nacer, y aunque no está
asociado con malformaciones importantes del feto, si que existe relación entre el consumo
de tabaco por parte de las madres gestantes y un aumento del número de abortos y
mortalidad perinatal, además de alteraciones del crecimiento, de la capacidad cognitiva y
del desarrollo pulmonar del bebé. Por otra parte, el consumo excesivo de alcohol durante el
embarazo puede dar lugar al llamado Síndrome Alcohólico fetal, que se caracteriza por una
serie de alteraciones en el bebé tales como bajo peso al nacer, defectos en el corazón o
microcefalia, entre otros. Finalmente, el consumo de drogas (como la cocaína y la
metanfetamina) por parte de la mujer embarazada, también se asocia con problemas en el
desarrollo del bebé, como pueden ser bajo peso al nacer o un menor perímetro craneal y
tamaño del bebé. Puede ocurrir que también se den ciertas anomalías neurológicas o
urogenitales, así como a nivel de la conducta.
3)Cunningham G, MacDonald MD, Gant, Norman MD. Williams Obstetrics. 4ta Edición.
Masson S.A. México 1996.