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Cada vez que se enfrenta a una situación diferente a lo usual en su vida tanto
positiva como negativa automáticamente su memoria fija esos recuerdos y esas
tantas cosas que aprendió.
vez que llega a la escuela a compartir con su profesora y amigos, ese dolor se
esfuma momentáneamente. El dolor se diluye entre risas y la alegría que la
profesora le inyecta a cada día. El tiempo pasa, los años corren y aunque el dolor
de la partida de su padre se mantiene, se convierte en un dolor soportable,
sentimiento que enfoca desde otra mirada, gracias a ese espíritu de aprender con
alegría que su profesora le enseñó, ese sentimiento y esa actitud quedaron
plasmados en su mente y en su corazón. Así continúa su proceso educativo
durante la primaria, sobrellevando la ausencia de su padre y enriqueciéndose con
conocimientos por medio de una enseñanza basada en el amor y la alegría.
Termina la primaria e inicia la etapa de la adolescencia, su adolescencia la vive
pretendiendo enseñar y transmitir aquellas cosas que aprendió de esas
situaciones dolorosas lideradas por la violencia que experimento a tan corta edad.
Culmina la etapa de su bachillerato pedagógico, con una mentalidad rebosante de
conocimientos y deseos por compartirlos y con la idea siempre presente de
educarse, con el objetivo de que esta educación le suministre herramientas que le
permitan participar e intervenir para lograr de alguna manera una trasformación
del ambiente de violencia que le ha tocado vivir. Ese recuerdo que se mantiene
en su mente sobre aquella profesora que le enseño desde el inicio de su vida
escolar, contribuyó a orientar su vida hacia la docencia, pues la docencia más que
ser una profesión, se convirtió para ella en una vocación de servicio y ayuda con
amor y dedicación. Con un espíritu habido de más aprendizaje, con el ánimo de
perfeccionar lo que ha aprendido y recordando una y otra vez las palabras sabias
de su madre cuando decía: “que el adquirir conocimientos le auguraría un gran
futuro” termina el bachillerato y decide iniciar los estudios universitarios en la
docencia. Inicia entonces un gran periodo, donde pone en práctica los
conocimientos obtenidos de la poca experiencia que tiene; en este camino se
enfrenta de nuevo otra situación sumamente difícil, situación que le hizo sentir
derrumbada por completo: la muerte violenta de su único hermano varón. Fue un
fuerte impacto que la sacude y la obliga a cuestionarse reflexionando sobre cómo
puede utilizar los elementos adquiridos mediante su experiencia personal y su
proceso educativo, para enfrentar los escenarios de violencia y como desde su
labor docente puede aportar elementos en la formación de los estudiantes frente a
las situaciones de violencia. Se cuestiona sobre si el recibir educación es garantía
que proporcione al ser humano una mentalidad diferente abasteciéndolo de
herramientas que encausen su comportamiento y le suministren mecanismos que
proporcionen el desarrollo de competencias como la empatía, toma de perspectiva
o pensamiento crítico que faciliten la comprensión de la realidad social y los aleje
de los escenarios de violencia. Con esos cuestionamientos en mente finaliza la
universidad y emprende su labor como docente en colegio público. En el
Maestría en Educación
Escuela de Ciencias de la Educación