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MECANISMOS, FISIOPATOLOGÍA Y MANEJO DE LA OBESIDAD

Steven B. Heymsfield y Thomas A. Wadden:

El artículo de revisión de Heymsfield y Wadden es valioso con respecto al


manejo clínico de la obesidad, pero no se incluye información sobre la
contribución de los genes mitocondriales a la obesidad. La disfunción
mitocondrial se asocia con una acumulación de grasa que puede ocurrir
durante el envejecimiento y en pacientes con obesidad, síndrome metabólico
o diabetes mellitus.

Zheng encontró que los participantes obesos con una puntuación alta del
síndrome metabólico han aumentado la metilación del ADN en los genes
mitocondriales MT-CO1 y MT-ND6 y en el gen nuclear relacionado con la
mitocondria PPARGC1A. Flaquer, realizó un estudio utilizando muestras
obtenidas de 6528 participantes en los estudios KORA (Cooperative Health
Research en la Región de Augsburgo) y descubrieron que dos polimorfismos
de nucleénidos mitocondriales (SNP) ubicados en los genes de la subunidad
oxidasa del citocromo c (MT-CO1) y MT-CO3) y tres SNP mitocondriales
localizados en los genes de la subunidad NADH deshidrogenasa (MT-ND1,
MT-ND2 y MT-ND4L) se asociaron significativamente con un mayor índice de
masa corporal (IMC). Latorre-Pellicer caracterizaron sistemáticamente a los
ratones conplásicos (ratones en los que el genoma nuclear de un ratón se
retrocruza en el citoplasma de otro, de modo que los genes nucleares y los
genes mitocondriales son de diferentes padres) a lo largo de su vida.
Encontraron que el haplotipo de ADN mitocondrial influye profundamente en
la proteostasis mitocondrial y la generación de especies reactivas de
oxígeno, la señalización de la insulina, el acortamiento de los telómeros, el
desarrollo de la obesidad y la disfunción mitocondrial. Estos hallazgos
resaltan la importancia de la contribución de las variantes genéticas
mitocondriales al riesgo de un IMC alto.

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Charles H. Hennekens:

Heymsfield y Wadden identifican los factores ambientales y genéticos, así


como la desregulación del balance energético como los principales
mecanismos de la obesidad, y describen los cambios terapéuticos en el estilo
de vida, la farmacoterapia adyuvante y la cirugía bariátrica como las
principales estrategias de tratamiento para esta afección. Nos gustaría
señalar que los factores emocionales pueden influir en la sobrealimentación
que resulta en sobrepeso y obesidad. Los datos emergentes sugieren que
comer en exceso de forma adictiva es una experiencia común en personas
obesas. En un ensayo aleatorio, las madres tuvieron reducciones de peso
significativas y clínicamente importantes cuando a sus hijos en edad escolar
se les enseñó sobre nutrición e influyeron en los hábitos dietéticos y de
actividad física de la familia. Creemos que una investigación más profunda
sobre estos temas sería importante y oportuna. Los hallazgos futuros con
respecto a los factores emocionales, en general, y los atracones, en
particular, pueden llevar a importantes medidas clínicas y de salud pública
para combatir la creciente pandemia de obesidad que es un importante
contribuyente al surgimiento de la enfermedad cardiovascular como la
principal causa de muerte en todo el mundo.

Florian L. Stigler, Robert H. Lustig, Janet I. Ma:

Desafiamos la recomendación de Heymsfield y Wadden de que las personas


con sobrepeso u obesas pierdan peso con una dieta baja en calorías. Esta
recomendación supone que la obesidad es la causa de la disfunción
metabólica y que la pérdida de peso es la cura para la disfunción metabólica.
Argumentamos más bien que la obesidad es un marcador de la disfunción
metabólica, y la "comida real" es su cura. Si las recomendaciones para
perder peso con el uso de una dieta restringida en calorías fueran un
medicamento, probablemente no recibirían la aprobación de la FDA. Los
estudios presentados por los autores indican que incluso las intervenciones
de pérdida de peso de alta intensidad son ineficaces a largo plazo y son

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comunes los efectos adversos, como la estigmatización y el sesgo contra las


personas obesas. No es sorprendente que muchos médicos y pacientes se
sientan frustrados por este enfoque. La recomendación de mejorar la salud
metabólica no relacionada con la pérdida de peso puede mejorar los puntos
finales clínicos (por ejemplo, una dieta mediterránea reduce la mortalidad por
enfermedad cardiovascular y es más sostenible que otros enfoques).
Finalmente, los médicos necesitamos usar nuestra posición social para
abogar por el cambio de entornos obesogénicos cargados de alimentos ricos
en azúcar y bajos en fibra hacia entornos que hacen que la opción saludable
sea la opción más fácil.

Song J. Lee y Sang W. Shin:

Aunque discuten los mecanismos y las características fisiopatológicas de la


obesidad, Heymsfield y Wadden no enfatizan el papel de la insulina, una
hormona metabólicamente importante. Los altos niveles de insulina inhiben la
lipólisis y suprimen la producción de glucosa hepática. Como consecuencia,
los niveles de ácidos grasos y glucosa plasmáticos se reducen. La
deficiencia de combustible en la sangre induce un hambre intensa y debilidad
fisiológica, que a su vez probablemente induzca sobrealimentación e
inactividad física, lo que lleva a un equilibrio energético positivo y eventual
obesidad. La hiperinsulinemia basal es inducida por una dieta rica en
carbohidratos. Esta es la razón por la cual una dieta con carbohidratos
generalmente es mucho más obesogénica que una dieta rica en grasas, que
es más probable que induzca hipoinsulinemia basal. La dieta es tan
importante como factores ambientales o genéticos en inducir la obesidad.

Steven B. Heymsfield y Thomas A. Wadden:

Agradecemos a Sheu y sus colegas por ampliar nuestra discusión sobre el


papel desempeñado por las mitocondrias en la patogénesis y el tratamiento
de la obesidad. Los mecanismos mitocondriales están directamente

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implicados en la producción de energía celular y se reconoce cada vez más


que desempeñan un papel en el control del equilibrio energético. Un estudio
del ADN mitocondrial también ha identificado variantes genéticas
relacionadas con exceso de adiposidad y trastornos metabólicos. Estamos
de acuerdo con Andreotti que los factores emocionales juegan un papel
importante en la génesis del sobrepeso y la obesidad y que estos efectos
deberían ser el centro de una investigación adicional. En apoyo de este
punto de vista, los estudios longitudinales muestran que la depresión, la
ansiedad y el estrés en la vida aumentan las probabilidades de aumento de
peso con el desarrollo de sobrepeso y obesidad a través de mecanismos
múltiples aún no establecidos. Estos efectos son bidireccionales, con la
obesidad aumentando el riesgo de depresion y ansiedad. El trastorno del
atracón compulsivo, que se caracteriza por el consumo de una cantidad
objetivamente grande de alimentos y la pérdida de control sobre la
alimentación, se produce solo en un pequeño porcentaje de personas obesas
que también pueden estar en mayor riesgo de depresión y ansiedad.
Actualmente se están realizando estudios para examinar si el concepto de
adicción a los alimentos contribuye a nuestra comprensión y tratamiento de
las conductas alimentarias perturbadas y los atracones. Apoyamos el
llamado de Stigler y sus colegas a los médicos para que actúen como
promotores del cambio en el ambiente alimentario obesogénico de la nación
a favor de uno que ponga verduras y frutas frescas a disposición de todos los
ciudadanos. También creemos que faltan datos sobre los posibles beneficios
para la salud, independientemente de la pérdida de peso, de las dietas con
diversas composiciones de macronutrientes alineadas con las necesidades
nutricionales de los pacientes con enfermedades crónicas relacionadas con
el peso. A diferencia de Stigler et al., Creemos que los datos muestran que
las intervenciones de estilo de vida de alta intensidad, que incluyen
restricción calórica, reducen los riesgos a corto y largo plazo de la diabetes
tipo 2 y otras complicaciones de salud, incluso cuando la pérdida de peso se
recupera parcialmente. Lee y Shin enfatizan el importante papel
desempeñado por la insulina en la patogénesis de la obesidad y las dietas
ricas en carbohidratos en el tratamiento de esta condición. Corea del Sur, el

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país de origen de Lee y Shin, tiene una larga historia de alto consumo de
carbohidratos a partir de vegetales y frutas frescas, aunque las tasas de
obesidad son bajas. Estamos de acuerdo en que el exceso de azúcares
"agregados", particularmente aquellos en bebidas endulzadas, contribuye a
la patogénesis de la obesidad y que la reducción de la ingesta de estos
carbohidratos "gratuitos" debería ser un componente de los esfuerzos para
controlar el peso.

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