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RESUMEN
La motivación (suficiente y debida) de las resoluciones judiciales es un derecho
de orden constitucional consagrado en el inciso 5 del artículo 139 de la
Constitución Política (CP); la razón para ello es que si éstas no se motivaran
serían resoluciones arbitrarias o caprichosas, y no responderían a un proceso
lógico basado en los hechos y en el derecho aplicable al caso, haciendo
imposible el debido proceso. De ahí la necesidad de motivarlas.
ABSTRACT
The motivation (sufficient and due) of the judicial resolutions is a right of
constitutional order enshrined in subsection 5 of article 139 of the Political
Constitution (CP); The reason for this is that if these were not motivated they
would be arbitrary or capricious resolutions, and they would not respond to a
logical process based on the facts and the law applicable to the case, making
due process impossible. Hence the need to motivate them.
1. INTRODUCCIÓN.
Como dije en el Resumen que antecede, la motivación (suficiente y debida) de
las resoluciones judiciales es un derecho de orden constitucional consagrado en
el inciso 5 del artículo 139 de la Constitución Política (CP); la razón para ello es
que si éstas no se motivaran serían resoluciones arbitrarias o caprichosas, y no
responderían a un proceso lógico basado en los hechos y en el derecho aplicable
al caso, haciendo imposible el debido proceso. De ahí la necesidad de
motivarlas.
Artículo 139.-
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5. La motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias,
excepto los decretos de mero trámite, con mención expresa de la ley aplicable y
de los fundamentos de hecho en que se sustentan.
Por su lado, el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, haciéndose eco
de esa garantía constitucional, dice así:
Todas las resoluciones, con exclusión de las de mero trámite, son motivadas,
bajo responsabilidad, con expresión de los fundamentos en que se sustentan.
Esta disposición alcanza a los órganos jurisdiccionales de segunda instancia que
absuelven el grado, en cuyo caso, la reproducción de los fundamentos de la
resolución recurrida, no constituye motivación suficiente.
Finalmente, el inciso 3 del artículo 122 del Código Procesal Civil (CPC) también
establece la necesidad de motivar las resoluciones en estos términos:
Art. 121
…………….
3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución con las
consideraciones, en orden numérico correlativo, de los fundamentos de hecho
que sustentan la decisión, y los respectivos de derecho con la cita de la norma o
normas aplicables en cada punto, según el mérito de lo actuado.
2. EL RECURSO DE CASACIÓN.
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2.1 Una de las principales modificaciones introducidas al recurso por la ley 29364
consiste en establecer que los fines de la casación (art. 384) son la adecuada
aplicación del derecho objetivo al caso concreto (lo que se conoce como función
“dikelógica”), y la uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema
de Justicia. Quedó en segundo plano la función “nomofiláctica” de la casación,
lo que es un craso error, pues esa es la finalidad esencial del recurso en su
concepción.
Esta modificación sobre las nuevas finalidades del recurso (vale la pena señalar,
de paso, que no es buena técnica legislativa definir ni las instituciones ni los fines
de éstas, porque a la larga eso impide el desarrollo doctrinario y jurisprudencial
de las mismas) amplía la perspectiva de los fines del recurso, lo que se traduce
en la relativización de las formalidades y tecnicismos en el análisis de la
procedencia y el fondo del recurso, a fin de resolver en justicia el conflicto
individualizado, para lo cual además es necesario analizar los hechos y quizá,
incluso, revisar el material probatorio, lo que, en substancia, no lo distinguiría de
una tercera instancia. Como es sabido, la diferencia entre instancias de mérito y
la casación radica en que el órgano jurisdiccional que conoce como instancia de
mérito está autorizado para conocer los hechos y el derecho, en tanto que el
órgano casatorio únicamente puede conocer el derecho, esto es, sólo puede
corregir errores de derecho -de iure-, lo que realiza a partir de los hechos
valorados (dados por probados y no probados) por las instancias inferiores (esto
es así aún en los casos en que actúa -revocando la resolución recurrida- en
sede de instancia, porque tampoco en estos casos actúa como instancia de
mérito, sino meramente como instancia, porque se limita a hacer un juicio de
derecho basado en los hechos ya evaluados por los jueces de mérito, hechos
que no puede revalorar el juez de la casación).
Aquí debo destacar algo que muchas veces no se entiende debidamente cuando
se trata del recurso de casación: la “verdad” de los hechos se establece, en un
primer momento, por el juez de la primera instancia de mérito, que es el primer
juzgador que resuelve el caso a través de una sentencia estimatoria o
desestimatoria, pero la “verdad” final y última que debe tomarse en cuenta por
los jueces que resuelven el recurso de casación la establece el juez o tribunal de
segunda instancia, por simple adecuación lógica del caso a la verticalidad propia
de los estamentos que integran el Poder Judicial, en el cual la “verdad” será sólo
la que declare el último juzgador (conf. Adolfo Alvarado Velloso: El debido
proceso); de este modo, el juez de la casación, que en nuestro país es la Sala
de la Corte Suprema especializada en la materia, no puede pretender establecer
otra “verdad” distinta a la del segundo y último juzgador de mérito, porque no
siendo instancia de mérito tiene vedado revalorar los hechos que fueron ya
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valorados por las dos instancias de mérito, de modo tal que tiene que considerar
que la “verdad” de los hechos es la que estableció como tal el segundo juzgador.
Para entender mejor la función de los jueces de mérito en este aspecto, hay que
recordar que la valoración de los hechos a cargo de las instancias de mérito
consiste en dar por probados o por no probados los hechos invocados por las
partes que constituyen lo que se llama el thema probandi; que son los hechos
que van a ser materia de prueba. Esta valoración debe hacerse en forma
conjunta y utilizando el juez su apreciación razonada, tal como manda el artículo
197 del CPC.
- Aplicación indebida del control difuso (que también daba lugar a una
sentencia casatoria rescindente)..
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- Infracción normativa que incida directamente sobre la decisión contenida
en la resolución impugnada, o
En el nuevo texto del artículo 386, la infracción normativa puede estar referida
tanto a normas de derecho material como de derecho procesal, de modo abierto
y general. En cambio, antes se exigía que, en cuanto a las normas procesales
infringidas, éstas debieran ser las que garanticen el derecho al debido proceso,
o las que contemplaran alguna formalidad esencial para la validez de los actos
procesales. De este modo, actualmente el recurso de casación procede ante
cualquier infracción normativa, con lo cual existe el riesgo de que deje de
constituir un recurso extraordinario para convertirse en una instancia más, dado
que la finalidad de la casación se centra ahora en la adecuada aplicación del
derecho objetivo al caso concreto (función dikelógica del recurso).
También hay que señalar que el texto modificado del artículo 388 establece que
el pedido casatorio, es decir la pretensión impugnativa (y no “impugnatoria”, que
no es palabra castellana), sigue siendo anulatorio o revocatorio. El primero
procede ante una infracción al debido proceso y/o a la tutela jurisdiccional
efectiva en el procedimiento, ante el cual, de ser fundado, se decreta la nulidad
de lo actuado y se reenvía el proceso al órgano que cometió el vicio. El segundo
procede ante una infracción a normas materiales o procesales que hayan sido
objeto de la decisión, la cual es subsanada por la propia Corte Suprema (de
acuerdo al texto actual del artículo 396). Si la pretensión impugnativa contiene
ambos pedidos, se entiende que es anulatorio el principal y subordinado el
revocatorio, conforme al artículo 388.
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Por último, se ha incorporado una nueva causal consistente en el apartamiento
inmotivado del precedente judicial que, de acuerdo con el nuevo texto del
artículo 400, supone una decisión jurisdiccional tomada a instancias de la Sala
Suprema Civil por el pleno de los magistrados supremos. Por otro lado, se señala
que la vinculación de los órganos jurisdiccionales con el precedente judicial
establecido según el mecanismo del actual artículo 400 puede ser descartada en
la medida que su apartamiento se motive.
2.3. Antes de finalizar esta reseña, creo importante mencionar que esta
modificación del recurso, inicialmente se basó en un proyecto que incluía “filtros”
para limitar el uso indiscriminado del mismo, como el principio de doble
conformidad (o “doble conforme”, que importa que las decisiones de primera y
segunda instancia coincidan en su sentido, en cuyo caso la última no es
recurrible), y que la interposición del recurso no suspenda la ejecución de la
resolución impugnada (en aras del plazo razonable y a efectos de evitar el uso
abusivo de este recurso como un medio de dilatar el proceso). Ambos controles
(que constituían reformas fundamentales del recurso) se dejaron de lado en la
ley aprobada, así como también se desecharon las modificaciones que se
habían propuesto para restringir su uso en función al tipo de proceso –
sumarísimo, abreviado, de conocimiento, de ejecución-, por lo que al no haberse
acogido esta propuesta, persiste el problema cuantitativo, que pudo haberse
reducido con estas modificaciones cualitativas, sobre todo teniendo en cuenta la
novedad introducida ahora por artículo 392-A (una suerte de certiorari), conforme
al cual la Sala Suprema puede elegir de modo excepcional el proceso que encaje
en la finalidad de la casación y, así, conceder el recurso aún en casos en que no
se cumplieran todos los requisitos de procedibilidad.
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3.1 Hemos visto al comienzo que es una garantía de orden constitucional el
derecho de los justiciables a la motivación (suficiente y debida) de las
resoluciones judiciales en todas las instancias, con mayor razón cuando de
sentencias se trata, pues son las resoluciones que ponen fin a la instancia y, de
no ser inhibitorias, resuelven el caso sometido a la decisión del juez.
La motivación exige del juez que la resolución que dicte no sea solo lógica (lo
que tiene que ver con la logicidad y con el error in cogitando, que la destruye)
sino también congruente, cosas que se comprueban con el test de logicidad y
con el de congruencia, respectivamente, de manera tal que al momento de
resolver el petitorio debe el juez cumplir con dichos parámetros; caso contrario
se afecta el derecho constitucional a motivar las resoluciones judiciales, dando
lugar a que la sentencia así dictada pueda ser anulada en sede casatoria por
causa de ese vicio.
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En cuarto y último término, la sentencia “citra petita”, llamada también sentencia
omisiva o ex silentio, que se produce al omitir la decisión de un asunto cuya
resolución formó parte de la contienda.
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sólo procede cuando se ha solicitado una cantidad determinada y no otra, y se
concede menos de lo pedido. No es el caso de la sentencia que concede menos
de lo exigido como monto de los daños y perjuicios en responsabilidad civil, por
ejemplo.
Desde luego, no solo la infracción de estos principios que he citado son errores
in cogitando; hay muchos más, pero el error de razonamiento, en todo caso, se
detecta a través del test de logicidad, de manera que bien ejecutado dicho test,
el resultado debe ser el correlato necesario del mismo.
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manera: a) falta de motivación; y b) defectuosa motivación. Y dentro de la
«defectuosa motivación», se pueden distinguir tres agravios: a) aparente
motivación; b) insuficiente motivación, y c) defectuosa motivación propiamente
dicha.
3.3.2 Fuera de ese caso, en extremo patológico y rarísimo, están las otras tres
subdivisiones de la motivación defectuosa que hemos señalado arriba y que
pasamos a analizar brevemente:
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afirmar y negar juntamente una misma cosa de un mismo sujeto. Va de suyo que
la imposibilidad lógica se encuentra basada en la imposibilidad ontológica. El
adverbio juntamente tiene un significado temporal cuando hablamos de cosas
contingentes. Con ello queremos expresar que, en lugar de decir «juntamente»,
podríamos manifestar lo dicho utilizando la expresión «al mismo tiempo» y «en
el mismo sentido», según sea el caso. Como ejemplo, podemos citar el
consabido juicio: «todos los hombres son mortales», que tiene su contradictorio
en el que dice «algunos hombres son no-mortales».
PRIMERO: …omissis…
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TERCERO: Sin embargo, en la motivación de las resoluciones judiciales pueden
presentarse vicios, que pueden ser objeto de control casatorio, estos son: 1) la
falta de motivación; y, 2) la defectuosa motivación; la misma que se divide en
tres agravios: a) motivación aparente; b) motivación insuficiente; y c) motivación
defectuosa en sentido estricto; siendo ello así, la doctrina señala, según Olsen
Ghirardi, que existen hasta tres tipos de vicios vinculados a la motivación, a
saber, la motivación aparente, la cual se da cuando la decisión se basa en
pruebas no actuadas o en hechos no ocurridos; la motivación insuficiente,
que se presenta cuando vulnera el principio de la razón suficiente y la motivación
propiamente defectuosa, la cual se da cuando el razonamiento del juez viola los
principios lógicos y las reglas de la experiencia . Los vicios o errores en el
razonamiento del juzgador son denominados en la doctrina como “errores in
cogitando”.
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errores denunciados por el recurrente y advertidos y acogidos por aquella para
casar el fallo. A diferencia del anterior, a este mecanismo de actuación de la
Corte de casación se le llama de “jurisdicción positiva”, precisamente porque no
se limita a anular el fallo recurrido, sino que lo sustituye por uno nuevo.
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Si se declara fundado el recurso por apartamiento inmotivado del precedente
judicial, la Corte procederá conforme a lo indicado en el párrafo anterior, según
corresponda a la naturaleza material o procesal de este.
3. anula la resolución apelada y ordena al juez de primer grado que expida otra;
o
Hay que aclarar, sin embargo, que en opinión del Dr. Manuel Sánchez Palacios
Paiva, eminente jurista y exVocal de la Corte Suprema, “…en caso de reenvío,
los jueces de la instancia quedan obligados a cumplir con el mandato de la Corte
de Casación, referido a cuestiones procesales, y en ningún caso sobre el fondo”.
Esto reviste la mayor importancia, porque establece cuáles son los límites del
reenvío para el juez inferior, que solo queda obligado a subsanar el defecto
procesal advertido por la Corte, pero que no está compelido a sentenciar (juzgar)
de manera distinta o diferente, lo que no le impide que, advertido de su error,
esto puede llevarlo a cambiar el sentido de la sentencia.
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Por ejemplo, cuando la parte resolutiva del fallo no guarda relación lógica con la
parte considerativa, caso típico del error de logicidad, y el juez del fallo rescindido
por la Corte debe rehacerlo, no es infrecuente que al razonarlo nuevamente
llegue a una conclusión distinta a la que llegó al dictar el primer fallo, y se vea en
la necesidad de modificar su sentencia hasta el punto de cambiar el sentido de
la misma.
“En el Derecho Procesal Civil, tanto el acto nulo como el anulable requieren de
ser declarados y mientras tanto producen efectos, pudiendo ser convalidados
por renuncia expresa o tácita de aquél a quien perjudica.”
En buena cuenta, la diferencia del acto procesal nulo y anulable con el acto
jurídico nulo y el anulable es que en los primeros la parte afectada puede
convalidarlos expresa o tácitamente, mientras que en los segundos el acto nulo
no puede ser validado como sí puede serlo el anulable.
Pero esto será materia de otro artículo dedicado a examinar los actos procesales
nulos y anulables.
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